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Índice Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capítulo 6
Próximo libro
Agradecimientos
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Sinopsis atalia Moore es la nueva chica en la Preparatoria Santa Anna, y
todo lo que ella quiere es estar bajo el radar —llegar a sus clases,
conocer nuevos amigos, y tratar de no hacer el ridículo total ella
misma cada media hora. Pero el apuesto y popular Elliot Campbell decide
a su manera, ser amable con la chica nueva. Tirando el plan de Natalia,
de ir desapercibida, por la ventana.
Cam es sexy, pero está completamente fuera de los límites. Raine Marsden,
la chica más popular y mala de la escuela, ha tenido sus ojos puestos en él
desde el verano. Y a Raine no le gusta la competencia.
Cuando Cam invita a Natalia a la fiesta de fin de semana exclusiva en la
casa de Raine, Raine coloca su mirada sobre su nueva víctima. Pero lo que
Natalia no sabe, es que Raine y sus amigas no son chicas malas ordinarias.
Tienen poderes que la mayoría de las personas solo pueden soñar con
tener, y nadie se interpondrá en el camino de lo que ellas quieren.
Y lo que Raine quiere es a Cam.
Tercer libro de la exitosa saga Brujas de Santa Anna.
N
4
Capítulo 1
Natalia Traducido por Im_Rachell
Corregido por Julieta_arg
erek mira a Cam como si no pudiera creerlo. Honestamente, no
puedo creerlo tampoco.
Quiero decir, Cam actuando como si yo fuera su propiedad o algo,
diciéndole a Derek que no puede hablar conmigo. Lo cual es ridículo
dada la gran pelea que Cam y yo acabamos de tener.
Bueno, si cuentas a Cam tratando de hablar conmigo y yo diciéndole
déjame sola una gran pelea, la cual yo sí hago.
—¿Quién dice que no puedo hablar con ella? —pregunta Derek,
acercándose a Cam.
—Yo lo hago —dice Cam. Y luego da otro paso.
—Tranquilo, amigo —dice Derek, sosteniendo sus manos en un gesto de
rendición—. Sólo quiero tener una conversación con ella, eso es todo.
—Bien —dice Cam sarcásticamente—. Ella me contó sobre la mierda que
hiciste. Ahora lárgate de aquí.
—No des la cara por mí —le digo a Cam—. No lo necesito. —Por mucho
que no quiera hablar con Derek, después de lo que Cam me hizo, besarme
el sábado, luego textearme anoche diciéndome lo mucho que le gustaba
y como se haría cargo de todo con Brody y Raine, entonces volver
totalmente en él hoy, no tiene el derecho de dar la cara por mí. Es tan
malo como Derek.
Cam se vuelve y me mira, sus ojos heridos, pero no dice nada.
D
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—Ya la oíste, hombre —dice Derek—. No te necesita.
Cam da un vistazo a él y luego de vuelta a mí. Todavía se ve herido, y por
un segundo, quiero que dé la cara por mí. Quiero que me tire cerca, que
me guíe a su coche, que me lleve lejos y me bese como lo hizo en la
noche del sábado.
—Natalia —dice—. No voy a dejarte sola con este tipo.
Mi corazón se siente como si estuviera siendo rasgado en dos. Por mucho
que quiera que se quede, sé que cuando llegue el momento, pensando
que puedo depender de Cam sólo va a doler más.
—Deberías irte, Cam —digo manteniendo mi barbilla en al aire—. Esto no
es asunto tuyo. —Él mantiene su mirada en mí durante un largo rato, y
toma todo mi autocontrol para no decirle que se quedara. Pero me
mantengo firme en mi lugar, y antes de que pueda cambiar de opinión, se
da la vuelta y se aleja. No mira hacia atrás. No dice nada. Solo sigue
caminando a través del estacionamiento, dejándome sola con Derek.
—¿Ese es tu novio? —pregunta Derek, recostándose contra mi coche.
—No.
—¿Ese otro chico lo era? ¿Del fin de semana? ¿Brody Imbécil el Quinto o lo
que sea?
—No.
—Escucha —dice—, no he venido aquí para ser un imbécil.
—¿En serio? —digo—. Porque presentarse en la escuela de alguien y
acosarlo en el aparcamiento parece bastante imbécil para mí.
—Natalia —dice—. Quiero decirte que lo siento. Lo que hice, eso fue... —Él
calla, como si quisiera que yo dijera algo, pero no lo hago. No le digo que
lo que hizo no fue tan malo, no le digo que lo perdono, no le digo que sólo
fue mierda estúpida de la escuela secundaria. De hecho, quiero oírle decir
lo horrible que fue. Quiero que asuma la responsabilidad por lo que hizo.
Pero antes de que pueda, la voz de Raine llega vibrando a través del
estacionamiento.
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—¡Ahí estás! —Becca y Teri se están quedando detrás de ella, su
aburrimiento habitual se ve reemplazado por otro que se encuentran a
medio camino entre el aburrimiento y el fastidio.
—Dijimos encontrarse en frente de la...
Se detiene cuando ve a Derek.
—Ewww —dice—. ¿Qué está haciendo él aquí?
—Vine a hablar con Natalia —dice. La mira de arriba abajo—. Bonitos
zapatos.
Los ojos de Raine se estrechan en dos pequeñas aberturas.
—Estos zapatos —susurra—, son Christian Louboutins. Aunque no esperaría
que alguien como tú entendiera lo que eso significa.
—Resérvatelo —dice, sacudiendo la cabeza como si no pudiera creer lo
ridícula que ella es.
—Natalia, ¿podemos salir de aquí? ¿Ir a tomar un café o algo? ¿Por favor?
Necesitamos hablar.
Raine se acerca y arroja su brazo sobre mi hombro. Becca viene a pararse
al otro lado de mí, y Teri se coloca al otro lado de Raine.
—¿Natalia? —suplica Derek.
—No puedo —digo—. Tengo planes.
—Ella tiene planes —repite Raine, que habla en la misma voz lenta que usó
el otro día en el restaurante cuando me preguntó si Brody me había
besado—. Y no quiere hablar contigo. Así que ahora camina lejos y déjala
en paz.
Derek abre su boca, como si fuera a decir algo, pero luego se calla.
—Bien —dice. Y luego se da media vuelta y camina lejos.
—Vaya —digo impresionada—. ¿Cómo hiciste eso?
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—Realmente no me gusta ese chico —dice Raine, ignorando mi pregunta.
Se estremece.
—¿Él es, como, tu acosador? —pregunta Becca.
—Me gusta su tatuaje —añade Teri—. Es un poco sexy.
Raine la fulmina con la mirada.
—Vamos —nos dice—. Llegaremos tarde para nuestras citas.
***
El spa resulta ser igual a como lo había imaginado, con un montón de
paredes blancas y espacios abiertos. Arte moderno en sombras de
turquesa y verde adornan las paredes, y enormes jarrones blancos llenos
de orquídeas púrpuras están sobre mesas de vidrio. Una mujer con suave
cabello negro y perfecta piel ni siquiera pregunta quiénes somos cuando
Raine le dice que empezaremos con pedicuras, sólo nos lleva rápidamente
de nuevo a una habitación privada donde hay cuatro sillones de masaje
establecidos en un círculo. Todas nos sentamos, y dos guapísimas mujeres
con el mismo suave cabello y perfecta piel ponen en marcha los baños de
pies giratorios, añadiendo sales y pociones para el agua. Deslizo mis pies
dentro de las burbujas calientes, deliciosas, haciéndoles remolino sobre mi
piel. Una revista es deslizada en mis manos, un vaso de agua con pepino
ubicado sobre la mesa al lado mío.
Cada cosa se siente tan bien que estoy empezando a pensar que puede
merezca estar aquí, incluso si significa gastar mí tiempo con la Tríada.
—Así que, ¿por qué ese chico continúa siguiéndote? —pregunta Raine,
ojeando a través de una US Weekly—. Está, él, como, ¿enamorado de ti o
algo?
—Debes ser realmente buena en la cama —dice Teri, riendo tontamente.
Siento mi cara teñirse de rojo, y me encojo de hombros.
—Es sólo un ex novio —digo—. Era un imbécil, y cuando rompí con él, no
pudo manejarlo.
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—Ugh, odio cuando se ponen así —dice Becca, asintiendo—. El año
pasado, casi tuve que conseguir una orden de restricción para este
estudiante de último año, quién, como que no entendía la indirecta.
—Él probablemente tuvo un tiempo difícil captando la indirecta luego de
que le dieras una mamada en el vestuario durante el gimnasio —dice Teri,
intercambiando una mirada con Raine. Ambas sonríen abiertamente.
—¡Teri! —Becca tira su revista hacia ella—. ¡No lo hice!
—Simplemente admítelo —dice Raine, rodando sus ojos—. Así que lo
mamaste. ¿A quién le importa?
—A mí, ¡porque no lo hice!
—Estoy tan harta de todos avergonzándose sobre cosas como esa —dice
Raine, que sigue hojeando las páginas de su revista—. ¿No lo estás,
Natalia?
—Um, ¿cosas como qué? —pregunto, no exactamente segura de dónde
está yendo con esta conversación, pero de algún modo sintiendo la
necesidad de estar en guardia.
—Cosas de sexo —dice. Agarra el vaso de agua en la mesa junto a ella, y
toma un sorbo lento—. Como cuando te pregunté sobre el beso de Brody y
no quisiste decirme.
—No lo sé —digo, moviéndome en mi silla, de repente muy incómoda—.
Supongo que es sólo una de esas cosas que piensas que realmente no
deberías hablar.
—¿Por qué no? —pregunta Raine—. Ya lo creo que los chicos están
hablando de ello. —Coloca su revista abajo, y me mira fijamente—. ¿Es
debido a Cam?
—¿Cam? —digo. De repente, tengo calor. El agua en mi baño de pies se
siente como si estuviera quemando, y resisto el impulso de sacar mi pie.
Detente, me digo a mí misma, es sólo un ataque de pánico.
Estás bien. Trato de concentrarme tomando respiraciones profundas.
—Sí —dice Raine—. Cam. —Ella está hablando con su voz lenta.
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—¿Te gusta? —pregunta Becca. Me está mirando ahora, también. De
hecho, todas están mirándome con esa mirada fija, esa mirada
penetrante, sus revistas olvidadas.
—No —digo, forzando una risa—. Por supuesto que no.
—Estás mintiendo —dice Raine.
—Ella definitivamente está mintiendo —dice Teri—. A ella le gusta. ¿O no
Natalia?
—¡No! —digo— No. —Apenas puedo oír ahora, por el zumbido en los oídos.
Es el mismo sonido que estaba en mi cabeza ese día en casa de Raine,
justo después de Brody me besó.
—Natalia —dice Raine. Y cuando tiro mi mirada hacia ella, es como si
bloqueara mis ojos y no puedo apartar la mirada—. Sé que te gusta Cam.
—Nunca dije eso —digo, pero el silbido de sonido es más fuerte ahora,
como que todos los baños de pies han sido puesto en alto, y están
haciendo eco en mi cabeza. Y ahora estoy confundida.
¿Le dije a Raine que me gusta Cam?
—Sé que te gusta Cam —repite—. Y no podemos permitir eso. Él es mío,
¿está bien, Natalia? Deberías estar con Brody. Brody sabe lo que es mejor
para ti.
No sé por qué, pero ahora su rostro empieza a desdibujarse un poco, y por
alguna razón, una mariposa baila delante de sus ojos. Parpadeo duro un
par de veces, y estoy a punto de decirle que está bien, que tiene razón,
que me gusta Brody. Me gusta Brody, es lindo y bonito y elegante y me
besó. Pero Cam... Oh, Dios, Cam...
Besar a Cam era como nada que haya sentido alguna vez, y recuerdo la
forma en que sus manos se sentían en mi cara y en mi piel, sus labios
suavemente rozando los míos, suave al principio y luego más insistente.
No sé qué me pasa, y abro la boca para decirle a Natalia que me gusta
Cam, no Brody, pero el remolino no se detendrá. Por qué no va a parar de
gustarme Cam y debería decirle.
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—No me gusta Brody —le digo, y sale más agudo de lo que pretendía.
Y ahí fue cuando las luces se apagan.
Hay un sonido como de un tapón siendo tirado, la oscuridad y finalmente,
el sonido del agua girando se detiene.
Becca grita y estoy respirando con dificultad, y ahí está el arrastre de pies y
está completamente negro.
Desde algún lugar en el pasillo oigo voces bajas, y entonces siento el roce
de algo blando que se siente como alas, como alas de mariposa pero eso
no tiene sentido, contra mi mejilla, y la empujo con el dorso de mi mano.
Las luces aparecen de nuevo. Parpadeo, sintiendo como que estoy con
resaca.
—Oh mi Dios —dice Teri. Está hojeando la revista como si nada.
—Eso fue taaaan raro. Y ridículo que la energía podría irse de un lugar
como este, ¿no han hecho, como generadores de copia de seguridad, o
algo así?
—Deberías hablar con tu tía sobre eso —dice Raine, asintiendo en
acuerdo.
—Por supuesto.
—Eh, ¿chicas? —dice Becca. Su tono es urgente, y me vuelvo a mirarla,
tratando de evitar la sensación extraña aturdida que me viene. Becca está
apretando su mejilla, y cuando tira de su mano hacia abajo, hay un
rasguño rojo feo en su cara, zigzagueando furiosamente a través de su piel.
—¡Oh mi Dios, Becca! —grita Raine—. ¿Qué diablos te pasó en la cara?
—Natalia —dice Becca, levantando su dedo para señalarme, con los ojos
brillantes por las lágrimas—. Natalia lo hizo.
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Capítulo 2
Traducido por Im_Rachell
Corregido por bibliotecaria70
oy al entrenamiento de fútbol y actúo como si todo estuviera
totalmente genial. Brody y yo hemos vuelto a ser camaradas y
trato de tirar un par de chistes para que no se percate de que
estoy en uno de los peores estados de ánimo de mi vida.
Ayuda mucho poner un par de golpes importantes en la gente durante un
rápido partido de entrenamiento entre la ofensa y la defensa.
Pero todo el tiempo, sigo repitiendo la forma en que Natalia habló
conmigo antes, las cosas que ella dijo. “Deberías irte.” Mientras yo estaba
tratando de protegerla de ese tipo raro que supuestamente ella odia. "Esto
no es asunto tuyo."
¿No es asunto mío que algún acosador loco quien dijiste mintió sobre ti y
difundió rumores, se acercó a molestarte mientras yo estaba allí? ¿Y se
supone que sólo te deje a solas con él?
Me imagino a mí mismo diciéndole todo esto a ella. No puedo creer que
me trató así cuando todo lo que he tratado de hacer desde el primer día
es ser amable con ella. Cuidar de ella.
Ella es la que estaba hablando con la Tríada esta mañana. Y ni siquiera me
dio la oportunidad de explicarle sobre Brody y yo.
Después del entrenamiento conduje alrededor por un tiempo y traté
calmarme. Pero no ayuda realmente. Mi mandíbula está tan apretada que
se siente como que voy a reducir los dientes a polvo.
Por último, no puedo conducir por siempre, así que me dirijo a casa. A
medida me estoy girando en mi calle, me doy cuenta de que Aiden está
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en la calzada lanzando canastas. Me ve, hace un intento. Pelota en el
aire.
Me subo a la acera y salgo. —¿Puedes enseñarme a jugar como tú? —
digo con una sonrisa.
—Amable. Realmente divertido. No te molestes en tratar de fingir que
seguimos siendo amigos —dice Aiden mientras va a recoger la pelota.
—Vamos, hermano, dije que lo sentía. —Me acerco a donde él está
parado con la pelota bajo el brazo. No está actuando como él. Aiden
siempre haciendo el tonto, nunca tomando nada en serio.
—Realmente no me importa. Hermano. —Resopla y niega con la cabeza.
Dribla un par de veces y lanza la pelota de nuevo. Esta vez la pelota se
balancea contra el tablero.
—Tienes que doblar más las piernas, y seguir a través de…
—¿Siempre has sido este gran imbécil? —dice, recogiendo el rebote.
—Tal vez.
Esta vez, cuando va a hacer una bandeja (con el pie equivocado),
bloqueo el tiro y me aferro a la pelota.
— ¡Idiota, devuélvemela!
Me mantengo fuera de su alcance. Parece como que quiere lanzarme un
puñetazo.
—Aiden. Sabes que volveremos a ser amigos otra vez en algún momento,
así que ¿podríamos solo omitir las peleas y hacer las paces ya?
—Has cambiado —dice. Sus ojos parecen realmente un poco llorosos, pero
no digo nada al respecto. No me di cuenta de que estaba realmente
molesto.
—Yo no he cambiado. Sigo siendo la misma persona que era antes de la
fiesta en la casa de Raine Marsden.
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—Eso no es lo que quiero decir. —Agarra la pelota fuera de mis manos. La
aprieta y luego la tira con fuerza contra la puerta del garaje de su casa.
Hace un ruido enorme.
— ¿Qué demonios? ¿Cuál es tu problema?
— Tú y yo solíamos estar unidos —dice—. Hacíamos todo junto, íbamos
juntos a todas partes. Y entonces te hiciste más grande que yo. Eres como
el doble de mi tamaño. Es como si fueras mi hermano mayor o algo.
—No es mi culpa haber tenido un crecimiento repentino, tío.
—Juegas fútbol. Las chicas te aman. Y ahora estás realmente empezando
a olvidarte de mí.
—Olvidé recogerte. Una vez.
—Esa chica nueva. Ella es la única que realmente lo arruinó todo. Desde
que llegó aquí, es como si no pudieras pensar en otra cosa.
—No es cierto.
Me mira desafiante. —Te conozco, Cam. Mejor que nadie. Realmente te
gusta, ¿no?
No respondo. Ahora mismo siento como que la odio. Pero no puedo decir
eso. Porque en el fondo, sé que tiene razón.
—Escucha, prometo que seré un mejor amigo —le digo—. A partir de
ahora.
Aiden suspira. Se acerca y coge la pelota de la calzada. —Lo siento, me
asusté. Debes pensar que he perdido los estribos, ¿no?
—Naciste sin estribos, hermano. Eso es lo que me gusta de ti.
Él sonríe. Le paso la pelota—. Vamos, por el 4º cuarto. Dos minutos para el
final, los Celtics arriba por dos. Empezamos a jugar.
Después de una hora de quedarme con Aiden, me voy a casa. Está oscuro
afuera y mi madre está en su oficina, haciendo algún tipo de basura
financiera. Rellenando formularios o algo así. Paso el rato alrededor de la
casa, como, viendo algo de TV. Sigo teniendo ganas de llamar a Natalia.
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Trato de averiguar lo que salió mal. Pero entonces lo recuerdo. Ella se está
moviendo hacia adelante. Acercándose a Raine y la Tríada. Hablar con su
ex. Diciéndome que me pierda.
Llamar no es realmente una opción. Mi estómago tiene un gran nudo en él
toda la noche, pero de alguna manera me las arreglo para conciliar el
sueño, probablemente porque tuve un entrenamiento muy duro. Pero
mantengo mi teléfono cerca sólo por si ELLA me llama.
Tengo otro sueño. En éste, estoy siendo presionando por esas cadenas
pesadas.
Estoy acostado en alguna mesa de piedra y estas cadenas son como miles
de kilos. Me siento totalmente débil e impotente. Sé que tengo que
levantarme porque Natalia está en problemas. Ella me necesita. Pero no
me puedo mover. Me pongo a chillar por ella, gritando hasta que mi
garganta está áspera y…
Me despierto por un zumbido fuerte. Me siento en la cama, mi respiración
profunda y pesada, como si estuviera jadeando. Mi teléfono.
Lo compruebo. Raine.
Ella me llama ¿a media noche...?
Me aclaro la garganta y luego respondo. —Hey. ¿Qué hay de nuevo?
—¿Te he despertado?
—Más o menos. Pero estoy despierto ahora. ¿Está todo bien?
—Quiero verte. —Su voz es baja y sexy.
Me froto los ojos. —Yo quiero... —empiezo a decirle que la quiero ver
también, pero entonces pienso— ¿lo hago? ¿De verdad?
—¿Cam? ¿Estás ahí?
—Sí. Lo siento, estoy cansado eso es todo.
—Quiero que vengas y verte.
—¿Qué? ¿Ésta noche? ¿Ahora?
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—Sí.
—No lo sé. Probablemente no es una buena idea. Mi madre enloquecería.
—Puedo manejar a tu madre. —Ella es insistente.
—No lo sé, Raine.
—Me quieres Cam. Me quieres para que venga.
De repente, siento esta debilidad en los brazos y una sensación de luz, un
poco de vértigo y efervescencia en mi cabeza. Su voz parece más fuerte
de alguna manera. —Esto no puede ser tan malo —digo finalmente. Es
como si mi boca simplemente se mueve por sí misma.
—Estoy fuera. Déjame entrar por la puerta trasera —dice ella.
La sensación efervescente en mi cabeza se hace más fuerte. Todo parece
confuso. Pero ella está aquí. Y yo la quiero aquí, me doy cuenta. Yo quiero
estar con Raine.
—Estoy bajando — le digo.
Y entonces me levanto y la dejo entrar por la puerta trasera.
Ella lleva una falda negra súper corta, tacones negros y un top blanco sin
sujetador debajo. —Whoa... —doy unos pasos hacia atrás.
Ella se ríe, me agarra de la mano. —¿Dónde está tu habitación?
—Escaleras arriba, pero...
—Vamos. Muéstrame.
Mis piernas están un poco gelatinosas, como si estuviera borracho. Me río
de lo ridículo que debo parecer, caminando como un marinero en un
barco en medio del océano. Si Raine lo nota, no lo dice.
Una vez que llegamos al interior de mi habitación, ella empieza a besarme.
Es mejor que antes, no es tan inepta. Pero aún no se siente como lo hace
conmigo y Natalia.
Ella rompe el beso y me mira fijamente en la penumbra. —¿La amas?
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—¿A quién? —Mi boca se siente lechada.
—Natalia. ¿Lo haces?
Lamo mis labios. —Me siento raro.
Ella me empuja hacia la cama. Caigo en ella. Se siente suave y cálida.
Raine se pone encima de mí. Me mira y sus ojos casi parecen agujeros
negros con la sombra sobre su rostro. —Dime, Cam.
—Decirte...
—¿La amas?
—No lo sé.
—Bueno, no la amarás —dice inclinándose y besando mi boca,
presionando sus labios en los míos. Siento que mi respiración está siendo
absorbida. Como si no pudiera recibir aire. Como si me estuviera
ahogando. Trato de decirle que me estoy ahogando, me estoy muriendo.
El sueño vuelve a mí. El que estaba teniendo cuando me despertó. Es
como si me hubiera metido en ese sueño. No puedo moverme, no puedo
hablar. Ella me besa y me besa. Finalmente, se detiene y sale fuera de mí.
Puedo volver a respirar. Levanto la vista hacia ella y es como si ella
estuviera brillando en la oscuridad de mi habitación, pero sé que eso no
puede ser cierto. Debe ser la luz reflejada por la ventana.
—Tú me amas, Cam. ¿Lo haces?
Es verdad, me doy cuenta. La amo. Ella es hermosa, la cosa más bonita
que he visto en mi vida. —Te amo.
—Y harías cualquier cosa por mí, lo que sea para protegerme, ¿no?
—Sí.
Me doy cuenta de que estoy totalmente agotado. Apenas puedo
mantener los ojos abiertos ahora. —Raine, creo que... debo ir a dormir.
—Puedo llevarme afuera, no te preocupes —ella ríe—. Duerme bien, Cam.
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Y luego se desvanece todo. Estoy dormido antes de que ella salga de la
habitación.
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Capítulo 3
Natalia Traducido por Josez57
Corregido por Onnanohino Gin
o que pasa con los rumores es que las personas quieren creerlos. No
importa si el rumor no tiene sentido, si es completamente imposible, o
si el instinto dice que no hay manera de que pueda ser verdad.
Es por eso que cuando Brody viene a verme a mi taquilla el martes por la
mañana y me dice que la Tríada está en pie de guerra, esparciendo el
rumor acerca de cómo Becca me atacó en el spa, sé que todo el mundo
se lo va a creer.
—No me lo puedo creer —digo, guardando los libros en la taquilla, uno por
uno. Slam. Slam. Slam. Mi libro de química se está llevando la peor parte de
mi ira.
—Wow —dice Brody mirándome—, no sabía que fueses tan violenta.
—Sólo cuando estoy enojada —digo. Dejo los libros y empiezo con los
cuadernos.
—Estar enojada con la Tríada es una pérdida de tiempo —dice Brody—. No
les importa. No tienen conciencia. No les afecta.
—No estoy enojada con ellas —digo—. Estoy enojada conmigo misma.
Slam. Slam. Slam.
—¿Tú misma? ¿Por qué?
—Porque yo debería haberlo sabido. —Ya había metido todas las cosas en
la taquilla y ahora estaba sacando el par de libros que necesitaba para las
clases de la mañana, los metí en el bolso, y luego cerré la taquilla con un
buen portazo.
L
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—Vaya, —dice Brody, interponiéndose entre mí y la taquilla. Apoyó sus
manos sobre mis brazos—. Cálmate, Rocky, no podemos destruir la sala
junior.
—No puedo creer que me dejara engañar —digo—. Ya sé que las chicas
como ellas son un problema. Ni siquiera quería ir al estúpido spa, pero
entonces... —me perdí en mis pensamientos, pensando en lo de ayer, en la
pelea con Cam en el estacionamiento y en Raine salvándome de Derek.
—Entonces, ¿qué? —pregunta Brody.
—Nada. —Suspiro—. Es frustrante que la gente sea tan molesta todo el
tiempo.
—Definitivamente—dice él, asintiendo con la cabeza. Se inclina hacia mí, y
puedo oler su colonia de afeitar, algo dulce, picante y delicioso—. ¿Así
que todo es mentira?
—¿Qué es mentira?
—Todo lo que están diciendo. Que tú golpeaste a Becca porque te gusta
Cam.
—¿Están diciendo que le di un puñetazo? ¡La chica tiene un arañazo en la
cara!
—¿Así que la arañaste? —pregunta, sonriendo.
—¡No! Estábamos en el spa, haciéndonos la pedicura, y las luces se
apagaron. Una especie de corte de luz o algo así. —No mencioné las
cosas espeluznantes que ocurrieron, la forma en que me miraban antes de
que ocurriera, el sonido chirriante que no podía sacarme de la cabeza, o
el hecho de que seguía viendo y sintiendo mariposas—. Y cuando las luces
volvieron a encenderse, Becca dijo que la había arañado.
—Bueno, se transformó en golpe —dice Brody, ensanchando su sonrisa—.
Se rumorea que tienes un gancho derecho bastante bueno.
—Genial —Suspiro—. Ahora estoy deseando haberla golpeado. Al menos
así me merecería algo de esto.
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—No —dice, eres una amante, no una luchadora.
—¿Cómo lo sabes?
Se encoge de hombros.
—Sólo lo sé. Pero ¿qué pasa con la otra parte?
—¿Qué otra parte?
—La parte de que te gusta Cam. ¿Es eso cierto?
La pregunta me encuentra con la guardia baja. Miro a Brody. Brody me
mira, cualquier signo de estar bromeando desaparece de su rostro.
—No —digo—. No, no me gusta Cam. —Tan sólo al decir su nombre, mi
corazón da un salto. Pero él hizo su elección. Raine. No yo.
—Bueno —dice Brody, asintiendo con satisfacción. Toma mi bolso y
empieza a caminar conmigo hacia el aula—. Entonces, ¿eso significa que
vas a salir conmigo después de clase?
—Depende —digo—.¿Vas a llevarme a un spa?
—No.
—¿Vas a inventar un rumor sobre que te pegué?
—No —Se queda pensando—. ¿Vas a pegarme?
—Sólo si intentas hacer algo raro.
—Bueno, eso no puedo prometerlo.
Entonces suena el timbre y me entrega mi bolso.
—¿Nos vemos en el almuerzo?
—Nos vemos en el almuerzo —digo. Y luego entro al aula antes de que
aparezca la Tríada.
***
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En el almuerzo me siento con Adrianna y Chelsey. Han escuchado el rumor
acerca de Becca y yo, por supuesto, pero son lo suficientemente
agradables para no mencionar que trataron de advertirme acerca de
Raine Marsden. Brody se sienta con nosotras, dando la espalda a su mesa
de siempre, lo que me hace sentir aun mejor. Cam se sienta con Raine y el
resto de la Tríada, sin molestarse en mirar hacia mí ni una vez. Durante el
tiempo de estudio, me meto en la biblioteca para no tener que verlo. En el
momento en que suena la campana final, me siento agotada. El día ha
acabado con mi reserva de energía, así que cuando Brody viene detrás
de mí, pone sus manos sobre mis ojos y dice:
—¿Adivina quién soy? —Estoy tentada a decirle que no puedo salir
después de todo. Pero antes de que lo haga, él toma mi mano y tira de mí
por el pasillo hacia el estacionamiento.
Es un día caluroso, llegando a los 30º, por eso él conduce hasta Harvard
Square. Pedimos café helado en Crema Café y paseamos un rato,
hurgando en las tiendas y curioseando en la librería Harvard.
—No puedo creer que haya gente que entienda estas cosas —dice Brody,
tomando un libro titulado Leyes y hojeándolo.
—Bueno, han tenido como tres años para aprender —digo—. Y están
constantemente estudiando.
—Aun así… —Niega con la cabeza y dirige su mirada hacia la base de la
página—. Pegado a estos libros, aprendiendo toda esta información inútil...
¡Qué pérdida de tiempo!
—¿Tu familia no espera que hagas lo mismo? —digo tomándole el pelo. De
acuerdo con Adrianna y Chelsey, Brody proviene de una larga línea de
banqueros exitosos. En su familia, parece que se espera que él haga dos
cosas: o ser abogado, o estudiar finanzas.
—Sí—dice, poniendo el libro en el estante—. Pero eso no significa que
tenga que escucharlos.
—¿Así que tu familia te permite hacer lo que quieras?
—Bueno, no les va a gustar —dice—, pero al final van a apoyarme.
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—Eso está bien. Mi mamá es abogada, pero ella piensa de la misma
manera. No le importa lo que haga.
—¿Qué quieres ser?
Pienso en ello.
—Ni idea —digo, recorriendo el lomo de los libros de leyes con la mano—.
Tal vez algo relacionado con niños, como un psicólogo infantil.
Él asiente con la cabeza.
—Serías muy buena en eso —dice, sin embargo, no suena como si
estuviera diciéndolo sólo por educación—. Eso... o sea, ¿quieres hacer
psicología por algo en concreto?
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, la forma en que te asustaste, el otro día —dice—. ¿En la casa de
Raine? ¿Después de que te besara? Pensaba que tal vez... tuvieses algo
de experiencia en esa área.
—¿Estás preguntando si voy a terapia?
—Siéntete libre para decirme que me vaya a la mierda.
Sonrío.
—Vete a la mierda.
Él me devuelve la sonrisa.
—Muy bien.
—No —digo—, no estoy en terapia. Ya no. Quiero decir que realmente
nunca fui; empecé a tener ataques de pánico el año pasado, por eso mi
mamá me hizo ir a ver a una mujer un par de veces para que pudiera
aprender a lidiar con ellos. —Me encogí de hombros—. No es gran cosa.
Brody asiente.
—Es bueno que tengas alguien con quien hablar. Creo...
23
—¿Brody? —Una voz de niña sale del fondo del pasillo, y Brody se vuelve.
—¿Kaci?
—Eh.
Es pequeña, bajita aún y muy delgada, con el pelo rubio tan claro que es
casi blanco. Lleva un par de pantalones vaqueros y una sudadera holgada
que absorbe su estructura. Un enorme par de gafas de sol negras se alzan
sobre su cabeza.
—Yo sólo... eh, estaba de paso.
—Esta es Natalia—dice Brody, dando un paso atrás—. Natalia, ella es mi
hermana, Kaci.
—Hola—dice con una sonrisa, y se la devuelvo, sosteniendo mi mano en
alto. Ella vacila, luego la toma. Cuando las estrechamos, puedo sentir
cada hueso de sus dedos. Y entonces recuerdo que Raine me habló de la
hermana de Brody, que estaba en rehabilitación.
—Natalia—dice Brody—, ¿Puedes darnos un segundo?
—Oh—digo—,por supuesto. Claro.—Me dirijo a Kaci con otra sonrisa—Fue
un placer conocerte, Kaci.
Camino alrededor de la tienda de libros durante unos minutos, eligiendo un
par de libros de algodón de azúcar rosa de las estanterías de libros de
bolsillo para leer por diversión. Añadí unos pocos libros de zombies para
completar la pila. Puedo pagar mis compras y luego volver a los libros de
derecho donde dejé a Brody con su hermana.
A medida que me acerco, escucho voces. Discutiendo.
—Basta —dice Kaci—. No sabes de lo que estás hablando.
—Sí sé de lo que estoy hablando —dice Brody—. Y va a suceder.
Cruza los brazos sobre el pecho.
—Entonces será mejor que pases por encima de él.
24
Él sacude la cabeza y se ríe con incredulidad.
—Lo que sea, Kaci —dice—. Vas a tener que confiar en mí.
Él se aleja de ella por el pasillo, y yo rápidamente hago marcha atrás y
luego giro la cabeza hacia él, desde otro pasillo, así que no sabe lo que oí.
—Hey —dice cuando me ve. Con una gran sonrisa, mira mi bolsa.
—¿Conseguiste algo bueno?
—Sí—digo—. Nada de libros de leyes. ¿Todo bien?
—Sí—dice—. Kaci, eh… ella está en la Clínica de Trastornos de
Alimentación de Cambridge. Y tenía un pase durante un par de horas.
—Lo siento—digo, sintiéndome incómoda.
—Realmente no quiero hablar de eso—dice—. Entonces, ¿te gustaría ir a
tomar un helado?
—Me encantaría un helado —digo.
Pero el brillante estado de ánimo que tuvimos durante la tarde se había
esfumado, y para cuando terminamos con nuestros helados, los dos
estábamos listos para ir a casa. Brody parecía tranquilo durante el
trayecto, y yo seguía su ejemplo, mirando por la ventanilla,
preguntándome sobre qué estaría discutiendo con su hermana. Al salir de
su camioneta me di cuenta de que durante todo el tiempo que estuve
con Brody, no pensé ni una vez en Cam.
25
Capítulo 4
Traducido por Caro_Chan
Corregido por Onnanohino Gin
stoy exhausto. Como si hubiera estado despierto durante cien horas
seguidas y después me hubiera quedado dormido por haber
tomado pastillas para dormir. Así es como me sentía al final de la
jornada escolar.
Tuve que ir al baño unas cuantas veces durante las clases para lavarme la
cara con agua fría en un intento de despertar. Ayudaba durante tres
minutos. Por lo cual estoy de vuelta en el baño en este momento,
lavándome la cara con agua todavía más fría. Tengo entrenamiento
dentro de unos veinte minutos y preferiría no parecer un zombie en la
cancha.
—Oye, te he estado buscando.
La voz sale de detrás de mí, mientras presiono la rugosa y dura toalla de
papel contra mi cara mojada. Abro los ojos y veo a Aiden parado en la
entrada del baño. Parece nervioso.
—¿Qué pasa? —digo, tratando de encontrar algo de energía, pero mi voz
suena ronca.
Hago una bola con la toalla de papel y luego la lanzo a la basura. Ni
siquiera se acerca al blanco.
—Suenas como si te fuera a dar un resfriado —dice.
—Me siento como si me hubieran drogado.
—Tal vez lo han hecho.—Sonríe sin ganas.
E
26
—No seas ridículo. Entonces, ¿por qué me estabas buscando?
Aiden mira alrededor, como si pudiese haber alguien escuchando.
Yo resoplo.
—Tío, estamos en el baño de hombres y no hay nadie. ¿Qué piensas que el
FBI está oyéndonos o qué? ¿Seguridad Nacional?
—No tiene gracia. Estoy un poco asustado.
—Sólo dilo. Estoy cansado, y tengo que ir al entrenamiento. —Mi teléfono
móvil empieza a vibrar mientras digo esto, lo saco.
Aiden me mira divertido.
—Déjame adivinar, ¿Raine?
—¿Y qué si es ella? Primero no te gustaba Natalia. ¿Ahora tienes un
problema con Raine? Tal vez simplemente me quieras sólo para ti.
—Vete a la mierda, tío.—Aiden se gira para marcharse. Agarro su hombro.
—Oye, oye. Perdón, perdón. En este momento no soy yo mismo.
Aiden se da la vuelta y se cruza de brazos.
—Tienes suerte de que sea un buen chico.
—Sí. Eres un gran amigo. Ahora dime qué es lo que has venido a contarme.
—Está bien. Pero créeme, sé que suena como una locura.
—Seguramente. Dime.
—Sabes que tengo clase de cocina con la Tríada ¿Cierto?
—Ahora que me lo recuerdas… sí.
—Bueno. Y como tú, no tienen idea de que existo. Normalmente estoy en
la mesa que hay detrás de ellas.
—Por razones obvias —río.
27
—Lo que sea. Estoy siempre atrás de ellas, y casi nunca dicen nada
interesante. Solo las mismas tonterías de tipos apuestos, chicas que odian, y
cosas así.—Él agitó su mano—. Pero hoy, estábamos cocinando con
vinagre de vino tinto y empezaron a hacer bromas. Al principio no sabía de
quien estaban hablando, pero estoy bastante seguro de que era de ti.
—¿Qué clase de bromas?
Suspiró.
—No lo sé. Por ejemplo, Raine vertió algo de vinagre en un vaso y Becca
dijo: “Parece sangre.” Luego Teri dijo: “¿Qué es eso Raine? ¿Tú escondite
personal de CAMERADE?” Y todas rieron, Raine les dijo que se callaran.
Siento un escalofrío.
—Como sea, son sólo chicas estúpidas.
—No era sólo eso, tío. Era la forma en que actuaban. La forma en que
Raine se ve hoy. ¿La viste anoche?
Asiento.
—Sí, ella vino conmigo ¿Y?
—Ella se fue contigo, y ahora mírate.
—No seas tonto. Lo que estuvieran diciendo, son sólo estupideces. Nadie
me hizo nada. Sólo tengo baja el azúcar o algo por el estilo. Necesito un
caramelo.
—Necesitas ser más cuidadoso. —Estira los brazos y empieza a caminar
hacia atrás—. No digas que no te lo advertí.—Luego abre la puerta y se
va.
Después de la rara conversación, sigo cansado y también estoy distraído.
No era una buena mezcla si quería ser un ejemplo a seguir para mi equipo
de futbol en el entrenamiento. Cuando pierdo mi tercer tackle del día, el
entrenador Brown corre por la cancha, gritando.
—¿Qué en nombre de Dios está mal contigo? —grita. Escupe, ¿Tal vez un
pedazo de chicle sale de su boca?
28
—No lo sé, me siento un poco cansado —digo, encogiéndome de
hombros.
—¿Un poco cansado? ¿Estás metido en asuntos de drogas? ¿Tu cerebro se
está convirtiendo en avena?—Su cara era de color rojo brillante. Los otros
jugadores y los entrenadores asistentes estaban de pie atemorizados, no se
atrevían a decir una palabra ni a mover un músculo.
Nunca lo había visto tan molesto. Es decir, sé que tiene mal carácter, pero
esto estaba fuera de sus límites.
—Tengo un mal día, supongo.
Me agarra del casco y me empuja hacia él:
—¿Qué te dije? ¿Qué te acabo de decir sobre que vigilaras los pases de
pantalla?
—Sí.
—¿Y qué es lo que acaban de hacer?
—Un pase de pantalla.
—Correcto. Un maldito pase de pantalla. ¿Y dónde estabas?
—No estaba prestando atención a la jugada, señor.
—Te dije que te concentraras en el juego. Te lo dije y tú de todas formas
lanzaste y fallaste el tackle. Otro tackle perdido. Eres nuestro capitán,
nuestro líder defensivo, y estás dejando pasar tackles como un novato de
tercera línea.
—Lo siento.
—No me importan tus malditas disculpas, Elliot. Este viernes tenemos un
juego contra el equipo más fuerte de toda la división y lo estás arruinando
todo. Inaceptable. Totalmente inaceptable. Sentaré tu trasero en la banca
si esto sigue así. Lo digo enserio.
Suelta mi casco y se va de nuevo hacía la línea de banda donde él y sus
entrenadores asistentes empiezan a hablar, probablemente de la
porquería en que me he convertido.
29
Camino de regreso al corrillo de jugadores, veo que todos me están
mirando como si el entrenador les acabara de decir que tengo una
enfermedad contagiosa y letal. Tal vez la tenga, por la forma en que me
siento ahora mismo. Débil.
Demasiado débil para estar enojado con el entrenador por haberme
regañado de esa forma enfrente de todo el equipo. Por ni siquiera
mencionar la ética de mi trabajo, ya que el otro capitán del equipo, Brody,
se había saltado la práctica entera. Mientras tanto me siento como si me
estuviese muriendo y sigo aquí, con una patada en el culo. Por suerte, la
práctica termina poco después de eso. Me cambio y voy hacia mi coche.
Estoy tan cansado.
Sólo son diez minutos hasta mi casa y estoy literalmente durmiéndome al
volante. En algún momento me despierto sobresaltado en un semáforo por
alguien tocando el claxon frenéticamente detrás de mí.
Es extraño. La noche pasada resulta vaga en mi memoria. ¿Será porque
Raine me despertó de un profundo sueño, por lo cual apenas recuerdo
qué ocurrió? Eso me asustaba un poco. Es decir, incluso las veces que me
bebía un paquete de doce cervezas, nunca había sido un borracho
olvidadizo.
De todas formas, no había bebido la noche anterior. Pero recuerdo
tropezar por la casa, mareado, diciendo cosas sin sentido. Recuerdo a
Raine riéndose de mí, besándome, de la forma en la que sentía que no
podía respirar.
Pero todo eso parecía haber pasado hace años. Fragmentos de
conversación, como flashes, una recolección parpadeante de momentos
que parecían desconectados entre sí y borrosos, ahora que lo pensaba.
Con los pocos recuerdos que tenía, de todas formas, era suficiente para
excitarme por completo. La forma en que Raine sonreía, su perfume, la
forma en que se veía con ese pequeño top que me dejaba ver… bueno…
todo. La forma en que su cuerpo se presionaba contra el mío.
Me sacó de mi ensoñación y me di cuenta de que no estaba poniendo ni
un poco de atención a la carretera. Un niño en una bicicleta apareció
repentinamente en frente de mí, tuve que virar para esquivarlo, casi fallo, y
mi coche se subió a la acera y colisionó con la estilizada pared de arbustos
de mi vecino.
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—Jesús —susurro, dándome cuenta de lo cerca que estuve de golpear a
ese niño. Mientras tanto él ya estaba dando la vuelta a la esquina, ni
siquiera se dio cuenta de que estuve a punto de matarlo.
Saco mi coche de los arbustos hacia la calle. Después salgo y evalúo los
daños. Los arbustos están bien, tal vez un poco aplastados, pero parte del
césped está dañado y se pueden ver las líneas de los neumáticos. Sacudo
la cabeza. De todas formas, pudo haber sido peor.
Voy hacia la puerta y toco el timbre. El Señor Nance abre la puerta y le
explico lo que ocurrió. Es un buen tipo, muy comprensivo, me dice que no
hay problema. Pero prometo volver y trabajar en su jardín este fin de
semana para reparar el daño.
La conversación es corta y me desea buena suerte para el partido del
viernes por la noche. La voy a necesitar, por la forma en que me estoy
comportando últimamente.
Cuando llego a casa, le digo a mi mamá que estoy cansado por la
práctica y voy a mi cuarto, a acostarme en la cama; trato de pensar si hay
algo de verdad en lo que dijo Aiden, si tal vez debería tener miedo de
Raine Marsden. Pero la verdad es que estoy muy cansado como para que
me importe.
31
Capítulo 5 Natalia
Traducido por val_277
Corregido por bibliotecaria70
amá llego temprano del trabajo a casa, tan pronto como dejo
a Brody, ella salta.
—¿Quién es el chico? —Ella está sentada en la mesa de la
cocina, su ordenador portátil abierto y papeles extendidos en frente de
ella.
—Nadie —digo, encogiéndome de hombros—. Sólo un chico del instituto.
—Es lindo.
—Ni siquiera lo viste.
—Lo hice, lo vi por la ventana. Bonito camión, también. —Ella duda—. Sólo
se cuidadosa.
—Mamá —digo, abriendo el refrigerador y estudiando los contenidos—.
No tienes que preocuparte de nada. No es más que un amigo. —Un
amigo. No es una mentira. ¿O lo es? Quiero decir, yo y Brody somos
amigos. Aunque él me bese. Todavía no hemos hablado de verdad y eso.
Y no estoy segura de si debo decirle que besé a Cam o no. Cam. Ugh.
Golpeo la puerta del refrigerador, de repente de mal humor—. No hay
comida en esta casa.
—Lo sé —dice mi madre alegre—, iba a ir al supermercado más tarde.
¿Quieres ir a cenar?
—¿Comida Thai? —pregunto esperanzada—. ¿En ese lugar en el mal?
M
32
Una hora y media más tarde, estoy llena de pollo pad thai y albóndigas de
camarón y de mucho mejor humor.
—¿Te importa si nos detenemos y miramos algunas lámparas en Pottery
Barn? —Mi madre me pregunta después de que paga la cuenta. Arrugo la
nariz. Mi madre es, como, obsesionada con Pottery Barn, por alguna razón.
No es que haya nada malo en Pottery Barn (aunque me quedo con una
mirada más ecléctica, todo en PB se ve exactamente igual), pero es que
una vez que mi madre entra, nunca puede salir. En serio, puede pasar una
hora en decidir entre dos de las mismas lámparas en diferentes tonos de
marrón.
—¿Y te encontraré después? —digo, aunque sé que cuando llegue allí ella
sólo estará empezando—. Voy a pasear un poco.
Hacemos planes para reunirnos en una hora, subo por las escaleras
mecánicas y entro en ICING, mi tienda de accesorios baratos favorita.
Navego por un rato y luego compro un par de enormes aros de plata que
probablemente se romperán en unas tres semanas, pero valen totalmente
la pena, ya que cuestan sólo cinco dólares.
Al salir, me paso a la tienda COACH, los hermosas bolsos brillan bajo las
luces de la ventana. Suspiro, con ganas de entrar, pero sabiendo que es
inútil, ya que no puedo comprar cualquier cosa. Pero luego pienso, ¿por
qué no? Explorar todavía puede ser divertido. Al menos más divertido que
mi madre alrededor de Pottery Barn.
Una vez que estoy en la tienda, que es, obviamente, claro que no voy a
comprar nada, ya que ninguno de los vendedores se me acerca. Lo cual
está bien. No quiero tener que lidiar con los vendedores molestos. Pasé
unos minutos mirando los bolsos, al cuero y tela, un olor fresco y nuevo. Sé
que es ridículo gastar ochocientos dólares en un bolso. Pero son una
preciosidad.
Estoy debatiendo sí sería totalmente inapropiado poner una sobre mi
hombro y probarlo, cuando una voz inconfundible va haciendo eco a
través de la tienda.
—Estoy buscando la pulsera de lentejuelas amapola —dice Raine—. En
plata.
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—Por ahí, —escucho a uno de los vendedores decir. Rápidamente puse el
bolso que estaba deteniendo en el estante, pero es demasiado tarde. Ella
me vio.
—Oh — dice ella—. Hola, Natalia.
Teri y Becca están detrás suyo, por supuesto, y estrechan sus ojos en mí.
La mano de Becca sube a su cara, creo que sobre el punto en el que
supuestamente le di un puñetazo.
Sé que debería dejarlas, e ir a buscar alrededor en el GAP, tal vez comprar
un suéter o un nuevo maquillaje para animarme. Pero ahora, con la tríada
justo en frente de mí, no me puedo resistir.
—Entonces, ¿cuál es el problema? —pregunto—. ¿Vosotras pensáis que
podéis hacer las cosas por mí? ¿Creéis que está bien? ¿Por qué? ¿Porque
Cam me invitó a tu estúpida fiesta?
Raine suspira y mira sus pulseras, pasando los dedos sobre las lentejuelas
que forman una. —Oh, Natalia —dice—, no puedo creer que vayas a
hacer esto.
—¿Hacer qué?
—Pretender que no pasó nada.
—¿Disculpa?
—Tú me golpeaste, con tubos de Becca arriba.
—¿Oh, en serio? —digo—. Porque ayer me dijiste que te arañe. Y puedes
por favor explicarme ¿cómo me puse de pie y te di un puñetazo sin que
nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando? ¿Sin que nadie
escuchara algo?
—Lo escuché —dice Teri—. La has atacado.
—Por favor —digo. Estoy tan enojada ahora que realmente podría golpear
a una de ellas en la cara.
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Yo empezaría con Raine, ya que es el la peor de todas, para luego pasar a
Becca, ya que afirma que la lastime, podría ser real y así hacerlo.
—Ya sabes, Natalia —dice Raine, sus ojos evitando los míos. Ella sigue
mirando hacia abajo, sólo que ahora trasladó su atención a una fila de
carteras— debes ser capaz de reconocer cuando has hecho algo mal. No
puedes ir por ahí pretendiendo que nunca sucedió o tratando de negarlo.
Así es cómo la gente consigue un montón de problemas. —Ella me mira,
entonces, sus ojos serios y su mirada penetrante.
—Pero yo no hice nada —digo—. Así que no hay nada que confesar.
Ella me da una leve sonrisa, como si fuera una niña a la que está tratando
de enseñar. —Voy a ir primero —dice— dejé una nota en tu casillero el
primer día que estuviste aquí, que dice que te mantengas alejada de
Cam. No me gustó el hecho de que él te haya invitado a mi casa y pensé
que una nota te asustaría.
Becca resopla. —Obviamente no.
—Sí —dice Raine—. Es evidente que no. Decidiste que querías aprender la
lección de la manera más difícil.
La miro boquiabierta. —¿Me estás amenazando?
—Yo no tengo que amenazar —dice Raine.
—Esto es ridículo —digo—, me estoy yendo.
No necesito ni un segundo más de esto. La Tríada obviamente está loca,
chicas malas de la época. Ellas no están jugando con una baraja
completa y no tengo que lidiar con eso.
Me doy la vuelta y camino rápidamente fuera de la tienda, pero las tres
me siguen.
—No seas así, Natalia —dice Raine—. Sólo admite lo que hiciste. —Ella
pone su mano en mi brazo y gira a mí alrededor. Sus uñas se clavan en mi
piel a través del jersey que llevo—. Le pegaste a Becca. Sólo dime que le
diste un puñetazo.
—Yo no la golpee —siseo, tirándome lejos de su alcance.
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Una mujer pasa, se detiene y nos mira.
—¿Se encuentra bien, señorita? —Me pregunta.
—Está bien —dice Raine, la mujer asiente y sigue caminando.
Las empujo a las tres, caminando rápidamente hacia la escalera
mecánica. Estoy un poco asustada, porque por primera vez, estoy
empezando a tener la sensación de que Raine es peligrosa.
Doy un paso hacia la escalera mecánica, por un momento, temo que las
tres vayan a pisarla después de mí. Estoy mentalmente preparándome
para llegar a Pottery Barn, sabiendo que si puedo llegar a mamá, voy a
estar segura. Pero cuando miro por encima del hombro, no están en la
escalera mecánica. Ellas están de pie, todos ellas, inclinadas sobre la
barandilla frente a la tienda de Coach, mirándome.
Respiro profundamente, tratando de calmarme, pero no funciona. Mi
corazón está como en una carrera y mis piernas están nerviosas, cuando
voy a bajar la escalera, mis pies se enredan debajo de mí. Los pies se
siguen moviendo, trato de bajar de nuevo, pero lo siguiente que sé, es que
me estoy cayendo. Me sorprendo a mí misma con mis manos, pero no
antes de que mis rodillas se raspen contra el borde dentado de la parte
inferior de la escalera mecánica. El dolor se irradia a través de mi pierna.
Me levanto, jurando en voz baja, ya viendo la pequeña mancha de
sangre que está empezando a filtrarse a través de mi pantalón. Un grupo
de adolescentes está subiendo por la escalera, riendo.
Otro despegue de risas viene de arriba y miró. Raine, Teri, y Becca.
—Nos vemos mañana en el instituto, Natalia —dice Raine. Ellas mueven sus
dedos hacia mí y luego se van.
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Capítulo 6
Traducido por Onnanohino Gin
Corregido por Bibliotecaria70
e desperté de un sueño irregular, recordando a medias lo que
había soñado, y miré mi reloj. Eran más de las diez y por un
segundo me pregunté si había dormido toda la noche, hasta
que vi la oscuridad a través de las cortinas de la ventana de mi habitación.
Nop. No había dormido toda la noche, sólo unas pocas horas. Y finalmente
me sentía un poco más despierto y alerta. ¿Esto es lo que se tarda en
recuperarse de estar con Raine? Me pregunté. Habían sido casi
veinticuatro horas. Un día entero.
No seas imbécil. ¿Iba a escuchar a Aiden? Una vez intentó convencerme
de que su tío tenía una colección de cabezas encogidas genuinas que
había traído de las selvas de América del Sur. El chico era muy presumido.
Y ahora estaba discutiendo conmigo mismo.
Sacudí la cabeza y me levanté de la cama, estirándome. Se sentía bien ser
una persona tan ingeniosa, incluso si también era un paranoico.
Cualquiera estaría paranoico después de las cosas que dijo Aiden.
Bajé las escaleras de puntillas hasta el primer piso. La casa estaba
tranquila. Mamá ya se debía de haber ido a la cama.
Holgazaneando por la cocina, me preparé un sándwich de pavo y me
senté en la mesa de la cocina, me lo comí en menos de dos minutos. A lo
mejor tenía que poner a prueba lo que dijo Aiden. Agarré los trozos de
pavo que quedaban en el plato y me los metí en la boca mientras
cavilaba sobre eso. Como si estuviese en clase de ciencia. Cuando tienes
una hipótesis y diseñas un experimento para ponerla a prueba. Eso es lo
M
37
que hacen los científicos. Ahora mismo la teoría es que Raine me está
haciendo algo. Poniéndome bajo algún tipo de conjuro, o como se
llamase. De alguna manera, ella me estaba debilitando.
Así que necesitaba ponerlo a prueba. Ir a verla y después prestar atención
para saber si me sentía mal. Después de todo, ahora me encontraba al
cien por cien. ¿Qué mejor momento para ver si lo que Aiden me había
contado era real o no?
No era real. No podía ser real. Cosas como esas no pasaban en la vida
real, sólo en las películas.
Saqué el móvil y le escribí un mensaje a Raine.
¿Puedo ir a verte esta noche?
Esperé su respuesta.
Me quedé sentado en la mesa mirando el teléfono y no pasó nada. El
tiempo avanzaba lentamente. Me sentía ansioso.
A la mierda. Me levanté, me guardé el móvil en el bolsillo, metí el plato en
el lavadero y salí de casa silenciosamente por la puerta de atrás.
De camino a lo de Raine intenté pensar en qué iba a decir para explicarle
mi visita inesperada a estas horas de la noche. Sus padres no deberían
preocuparme, teniendo en cuenta la forma en que los había manejado la
última vez (Por cierto, ¿eso no había sido un poco raro?), pero a lo mejor le
molestaba.
Nunca se podía adivinar de qué forma iba a reaccionar Raine.
Cuando finalmente llegué a la acera de delante de su enorme mansión,
reconocí el coche de Becca en el aparcamiento. Mierda. Eso realmente
me frenaba.
Me debatí entre dar la vuelta y volver conduciendo a casa. Habría otras
ocasiones de poner a prueba la hipótesis de Aiden, no tenía que ser justo
ahora. Pero algo me decía que me quedara.
En lugar de estacionar justo en frente, seguí bajando por la calle y aparqué
bajo la sombra de un árbol que ocultaba mi coche. Entonces volví
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cortando camino por el patio de los vecinos de Raine, regresándome y
metiéndome entre los árboles.
Me sentía como un idiota corriendo por ahí, escondiéndome, como si fuera
un pervertido espiando o lo que sea. Pero es que no quería tocar el timbre
para que la Tríada supiera que estaba aquí. Quería espiarlas. ¿Pero por
qué? ¿Qué podían estar haciendo?
No tenía la respuesta, tan solo una corazonada. Así que recorrí todo el
camino entre los árboles y arbustos, hasta que divisé la piscina familiar de
tamaño olímpico y el jacuzzi del patio trasero. El patio estaba iluminado por
unos proyectores muy potentes.
Escuché risas y voces flotando cerca de mí, así que continué avanzando,
queriendo acercarme tanto como fuese posible sin ser visto u oído.
Me arrastré más cerca, los latidos de mi corazón empezaban a acelerarse
un poco mientras llegaba al final de la arboleda que bordeaba su patio. Y
ahora podía ver a la tríada claramente desde mi ventajosa posición detrás
de la larga y podada fila de arbustos.
―…ridículo, ella pensaba que tenía una oportunidad. Esa mirada en su
cara no tiene precio, Raine. En serio.
Esa era Becca hablando. Se reía.
Las tres estaban sentadas en las lujosas sillas del salón y parecía que
estaban bebiendo vino o algo. A lo mejor hasta estaban borrachas.
―Sólo es el principio. ―Escuché que decía Raine―. No tiene ni idea de la
pedazo de tormenta que pienso desatar sobre ella.
―Sin juego de palabras ―dijo Teri.
―Ja. Joder. Ja. ―A Raine no parecen gustarle las bromas a su costa, ni
siquiera las inofensivas.
―Sólo estaba bromeando.
―Como sea. Natalia no es nada. Es muy poca cosa, la aplastaré a su
debido momento y lo disfrutaré.
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―Como, ¿aplastarla de verdad?
―No literalmente, idiota.
―Ya sé que no es literalmente, pero…
―¿Pero qué?
Hubo un silencio prolongado.
―Como, tú sabes… ¿acabar con ella? ―preguntó Teri.
―Lo que sea más fácil. Realmente no me importa. Pero Cam, por otro
lado…
Las tres se empezaron a reír por alguna razón, como si tuviesen algún tipo
de broma secreta, y me dieron escalofríos. Mi cuerpo estaba petrificado,
sentía como si un millón de hormigas estuviesen recorriéndome los brazos.
―Es dulce.
―Suculento ―dijo Becca, con una risita.
―¡Y tiene tanta energía! Nunca había sentido nada como eso, lo digo en
serio ―dijo Raine, levantándose y sirviéndose un poco más de vino―. Hay
algo especial en él. Me siento más poderosa de lo que me he sentido en
toda mi vida.
―Pruébalo ―dijo Becca.
―¿Probarlo?
―¡Sí! ―dijo Teri, aplaudiendo―. ¡Pruébalo! Enséñanos tu poder.
―No tengo que probar nada, imbéciles.
―¿Asustada? ―dijo Becca.
Y entonces de repente explotó uno de los proyectores. Podía oírlo
rompiéndose en pedazos por todas partes, aunque la mitad del patio
ahora estaba a oscuras. Las chicas silbaron y vitorearon.
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―¿Es lo suficientemente bueno? ―preguntó Raine, su voz sonaba
malvada―. ¿O queréis más?
Pero yo ya estaba arrastrándome hacia atrás, intentando no hacer ningún
sonido que pudiesen oír. Mi corazón latía en serio ahora. No podía creer lo
que había visto y oído. Mi mente me decía que me lo debía de estar
imaginando, Porque la gente no puede hacer esas cosas. No pueden
hacer que un foco de luz explote con su mente.
Eso era ciencia ficción. No era real.
Debía haber sido una coincidencia. Tenía que serlo.
Y cuando estuve en el coche conduciendo, al principio no sabía a dónde
ir. ¿A la casa de Aiden para contárselo todo? No. Definitivamente no. Él no
podría manejar la verdad. Ni siquiera estaba seguro de que realmente
creyera lo que me había contado. Y definitivamente no con Brody. No
podía confiar ni remotamente en ese chico.
Pero entonces me di cuenta de a donde tenía que ir.
Tenía que advertir a Natalia.
41
Continúa en…
Próximo libro
Saga Brujas de Santa Anna #4
Hushed
42
Agradecimientos
Moderación
ALexiia_Rms & Josez57
Traducción
Caro_Chan
Im_Rachell
Josez57
Onnanohino Gin
PeRiTa_D
val_277
Corrección
Bibliotecaria70
Julieta_arg
Onnanohino Gin
Diseño
Hanna Marl
43
Traducido, Corregido y Diseñado en
¡Visítanos!
Te esperamos…
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