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1 Indicadores sociales y vulnerabilidad social: Una mirada a los problemas urbanos en la ciudad de Zacatecas, México Ernesto Menchaca Arredondo Domingo Cervantes Barragán Eramis Bueno Sánchez Resumen Este trabajo se propone analizar y caracterizar la situación actual de la población que prevalece en el municipio de Zacatecas, Zac., México, con respecto a los problemas urbanos y las condiciones de vida actuales que permita la formulación de hipótesis de trabajo en cuanto a la forma e intensidad cómo influyen los indicadores sociales de la población sobre los grados de vulnerabilidad de los hogares y con ello tratar de aportar nuevas formas de abordaje para el análisis de las relaciones estructurales entre vulnerabilidad y desarrollo. Objetivo Analizar y caracterizar la situación actual de la población que prevalece en el municipio de Zacatecas, Zac., México, con respecto a los problemas urbanos y las condiciones de vida actuales que permita la formulación de hipótesis de trabajo en cuanto a la forma e intensidad cómo influyen los indicadores sociales de la población sobre los grados de vulnerabilidad de los individuos, los hogares y la comunidad; para tratar de aportar nuevas formas de abordaje del análisis de las relaciones estructurales entre vulnerabilidad y desarrollo. Métodos La presente investigación es de tipo descriptivo correlacional que busca especificar diversas características generales de la población del municipio y sus heterogéneas relaciones sobre la vulnerabilidad social; así como, medir y recolectar datos sobre diversas variables y dimensiones del desarrollo y grados de vulnerabilidad que permitan prefigurar y mostrar con mayor precisión cómo se correlacionan en el espacio territorial urbano de la ciudad de Zacatecas, México. Se efectuó un muestreo poli-etápico a la población objetivo, a través de un instrumento tipo cuestionario con varias dimensiones que de manera integral visualice las diversas vertientes de los indicadores de desarrollo municipal y su vulnerabilidad social. Trabajo presentado en el IV Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población, realizado en La Habana, Cuba, del 16 al 19 de noviembre de 2010.

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Indicadores sociales y vulnerabilidad social: Una mirada a los problemas urbanos en

la ciudad de Zacatecas, México

Ernesto Menchaca Arredondo

Domingo Cervantes Barragán

Eramis Bueno Sánchez

Resumen

Este trabajo se propone analizar y caracterizar la situación actual de la población que

prevalece en el municipio de Zacatecas, Zac., México, con respecto a los problemas

urbanos y las condiciones de vida actuales que permita la formulación de hipótesis de

trabajo en cuanto a la forma e intensidad cómo influyen los indicadores sociales de la

población sobre los grados de vulnerabilidad de los hogares y con ello tratar de aportar

nuevas formas de abordaje para el análisis de las relaciones estructurales entre

vulnerabilidad y desarrollo.

Objetivo

Analizar y caracterizar la situación actual de la población que prevalece en el municipio de

Zacatecas, Zac., México, con respecto a los problemas urbanos y las condiciones de vida

actuales que permita la formulación de hipótesis de trabajo en cuanto a la forma e

intensidad cómo influyen los indicadores sociales de la población sobre los grados de

vulnerabilidad de los individuos, los hogares y la comunidad; para tratar de aportar nuevas

formas de abordaje del análisis de las relaciones estructurales entre vulnerabilidad y

desarrollo.

Métodos

La presente investigación es de tipo descriptivo correlacional que busca especificar diversas

características generales de la población del municipio y sus heterogéneas relaciones sobre

la vulnerabilidad social; así como, medir y recolectar datos sobre diversas variables y

dimensiones del desarrollo y grados de vulnerabilidad que permitan prefigurar y mostrar

con mayor precisión cómo se correlacionan en el espacio territorial urbano de la ciudad de

Zacatecas, México. Se efectuó un muestreo poli-etápico a la población objetivo, a través de

un instrumento tipo cuestionario con varias dimensiones que de manera integral visualice

las diversas vertientes de los indicadores de desarrollo municipal y su vulnerabilidad social.

Trabajo presentado en el IV Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población, realizado en La

Habana, Cuba, del 16 al 19 de noviembre de 2010.

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Datos y resultados esperados.

En distintos momentos y ámbitos del análisis del desarrollo de las ciudades es necesaria la

definición y medición de aspectos relacionados con el desarrollo, los niveles de vida de la

población, las condiciones sociales y económicas imperantes, la cultura, la salud, etc. Todo

ello con diversas finalidades pero en general para conocer de mejor manera la realidad y

buscar las mejores estrategias para incidir en el mejoramiento de las condiciones de vida de

la población. Con este trabajo se pretende construir una base de datos y un acercamiento al

análisis con información actualizada sobre las condiciones de vulnerabilidad social y sus

relaciones entre diversos indicadores sociales como el Bienestar, Trabajo, Educación,

Salud, Género, Vivienda y servicios básicos, Población y algunos aspectos de la Economía

y sus diversas expresiones en una población urbana.

Indicadores sociales y vulnerabilidad social: Una mirada a los problemas urbanos en la

ciudad de Zacatecas, México.

La forma novedosa de abordar el estudio de la vulnerabilidad resultado de los trabajos de

Caroline Moser (1998) permitió un nuevo marco de trabajo para identificar con mayor

precisión lo que tienen los pobres para distinguir sus activos tangibles e intangibles; dentro

de los primeros incluye aspectos como el trabajo y el capital humano y en los segundos, las

relaciones del hogar y el capital social. Sus aportaciones mostraron con mayor claridad

como los individuos, las familias y en general las comunidades administran estos activos y

esto a su vez afecta la pobreza y la vulnerabilidad.

La reducción de la pobreza como una de las estrategias prioritarias del desarrollo; dentro de

una lógica de deuda, recesión económica y política de ajuste estructural, fomentó la

revisión de los enfoques para su análisis, no sólo desde aspectos metodológicos, sino sobre

todo conceptuales, para tratar de modificar la intervención del estado y la aplicación de

políticas públicas con mayor viabilidad para la reducción de la pobreza en distintos países

del mundo. El trabajo de Moser profundiza sobre estudios previos de Sen (1981), Swift

(1989), Maxwell y Smith (1992), Davies (1993), Davereux (1993) y Putnam (1993) y

categoriza los activos de los individuos urbanos pobres. Además, trata de buscar respuestas

a largo plazo y sobre todo cómo los pobres enfrentan su vida. El estudio vino a

complementar las políticas de reducción de la pobreza implementadas por el Banco

Mundial1 desde los 90s que estaban enfocadas principalmente desde aspectos más tangibles

como el capital humano y el empleo.

1 El Reporte sobre la pobreza del Banco Mundial 1990 perfiló una estrategia para la reducción de la pobreza

fundada en tres componentes: 1) crecimiento económico, usando intensivamente el trabajo del pobre, como su

activo más importante. 2) inversión en salud y educación básica (Capital humano) para habilitar al pobre en el

uso más productivo de su trabajo y 3) suministro de redes de seguridad social, para proteger a grupos

vulnerables y a los muy pobres (citado en, Moser, 1998).

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A pesar de múltiples políticas de atención a la reducción de la pobreza lo cierto hoy es que

el número de pobres sigue en aumento en el mundo. La discusión sobre su medición ha sido

incesante sin embargo es posible, simplificando un poco, señalar que existen de manera

general dos alternativas para la medición de la pobreza que pueden resumirse en: una forma

convencional u objetiva, que trata de identificar el ingreso de los hogares y calcular su

consumo como medida más estable en el tiempo para su cálculo y una forma subjetiva o

participativa que trata de utilizar técnicas de discusiones grupales, ejercicios de

visualización, etc.

Vulnerabilidad por los activos

Encontrar respuestas acerca de las estrategias y formas que utilizan las familias para

enfrentar las crisis económicas va más allá de un análisis dualista sobre la pobreza en virtud

de su complejidad.

El estudio de Moser (1998) realizado en cuatro lugares pobres en los países de Zambia,

Ecuador, Filipinas y Hungría identifico cuatro aspectos de singular importancia:

1. La distinción entre pobreza y vulnerabilidad

Al capturar los diversos aspectos multidimensionales del bienestar de un hogar o

una comunidad, se asocia la pobreza con la vulnerabilidad pero las diferencias son

perceptibles, en particular porque la medida de la pobreza es un concepto más

estático, y en contraste la vulnerabilidad capta mejor los procesos de cambio.

Aunque se asocia por lo general a los más pobres con mayor vulnerabilidad, no

siempre las personas vulnerables son pobres. El crecimiento conceptual de la

vulnerabilidad2, para incluir las percepciones subjetivas de las personas sobre lo que

significa ser pobre (Chambers, 1989), ha redimensionado la forma en que debe

abordarse su estudio, por ello cualquier definición requiere de por lo menos la

identificación de dos dimensiones 1. Su sensibilidad, vista como magnitud de

respuesta ante un evento externo y 2. Su resilencia, como la facilidad o rapidez de

un sistema para recuperarse de una tensión.

El estudio urbano define la vulnerabilidad como inseguridad y sensibilidad en el bienestar

de los individuos, hogares y comunidades frente a un medio ambiente cambiante e

implícitamente en su sensibilidad y resilencia, ante el riesgo que encaran durante tales

cambios negativos (Moser, 1998). Estos cambios incluyen los ambientales que amenazan al

bienestar y pueden ser además ecológicos, económicos, sociales y políticos, que

igualmente; pueden tomar la forma de choques repentinos, tendencias de largo plazo o de

ciclos estacionales. Con estos cambios llegan el riesgo cada vez mayor, la inseguridad y la

disminución de la autoestima.

2 El concepto de vulnerabilidad ha crecido enormemente hasta incluir un rango de elementos y situaciones de

'segura sobrevivencia', incluyendo la exposición al riesgo, el azar, conmociones y tensión, dificultades para

lidiar con las contingencias y ligado a una red de activos (Longhurst 1984, 18) y ahora las percepciones

subjetivas de las personas (Moser, 1998).

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2. Distinción entre vulnerabilidad y capacidades

Al argumentarse que el desarrollo es un proceso a través del cual se aumentan las

capacidades y se reducen las vulnerabilidades de la gente

física/material/social/organizacional y motivacional o actitudinal (Anderson y

Woodrow, 1989), se buscaba considerar a las personas no solo como “victimas

desesperadas” sino que contaban con muchos recursos aún en tiempos de

emergencia, lo cual podría formar la base de la recuperación (Longhurst, 1994,

citado en, Moser, 1998).

Evidentemente los eventos de tensión y de crisis económica intensifican la adversidad al

igual que los choques o desastres repentinos, lo que influye en las perspectivas de las

personas para ganarse la vida y en los efectos sociales y psicológicos de las privaciones o

de la exclusión social.

3. La relación entre vulnerabilidad y la posesión de activos.

El análisis de la vulnerabilidad involucra la identificación no sólo de las amenazas sino de

la resilencia o la capacidad de respuesta, de resistencia o de posibilidades de reaccionar

ante los efectos de un cambio de ambiente negativo. Los medios de resistencia son los

activos de los individuos, hogares o comunidades que pueden movilizar y manejar frente a

la dificultad. Esta relación estrecha permite señalar que la gente que cuente con más activos

será menos vulnerable y de igual forma la mayor erosión de estos activos traerá consigo

mayor inseguridad.

Vulnerabilidad Social

El estudio de la vulnerabilidad social necesariamente reclama el análisis de los factores o

variables sociales que reflejan con mayor precisión el desarrollo de las diversas capacidades

y oportunidades de los individuos, hogares y grupos y cómo se enfrentan los impactos de

diversos eventos que atraviesan su ser y existir; y generalmente se relaciona a los tipos de

políticas sociales que se aplican en los diversos sectores sociales con el impacto, en

términos de mejoramiento o deterioro de las condiciones de existencia de una determinada

población.

La vulnerabilidad social se distingue de la simple exposición a un riesgo en términos de la

existencia de una vulneración de los recursos, activos y capitales con los que cuentan los

individuos, grupos u hogares para enfrentar estos eventos y mantener ciertas capacidades y

oportunidades.

Existen en general dos maneras de analizar la vulnerabilidad social en términos de su

espacialidad; desde un enfoque macro-social que técnicamente se define como la estructura

de las oportunidades y desde uno micro-social; pueden incluirse generalmente en sus

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análisis variables del entorno (en sus componentes físicos, de infraestructura y de

servicios), así como la vivienda, la salud, educación y la generación de ingresos.

La vulnerabilidad definida como “la exposición a contingencias y tensión, y la dificultad

para afrontarlas. La vulnerabilidad tiene por tanto dos partes: una parte externa, de los

riesgos, convulsiones y presión a la cual está sujeto un individuo o familia; y una parte

interna, que es la indefensión, esto es, una falta de medios para afrontar la situación sin

pérdidas perjudiciales” (Chambers, 1989, april).

La vulnerabilidad se puede entender como una función inversa de la capacidad que tienen

los individuos, grupos, hogares y comunidades, de prever, resistir, enfrentar y recuperarse

del impacto o efecto de eventos que implican una pérdida de activos materiales e

inmateriales.

Es también entendida como el “nivel de riesgo que afronta una familia o individuo a perder

la vida, sus bienes y propiedades, y su SISTEMA DE SUSTENTO (esto es, su medio de

vida) ante una posible CATÁSTROFE. Dicho nivel guarda también correspondencia con el

grado de dificultad para recuperarse después de tal catástrofe” (Pérez de Armiño, 2000).

Una de la principales utilidades del concepto de vulnerabilidad podría encontrarse en la

forma de analizar las intervenciones de las políticas sociales; al lograr tener la capacidad

de, no sólo identificar los componentes esenciales de la exposición al riesgo; sino sus

consecuencias a mediano y largo plazo y detectar las estrategias que individuos, grupos y

comunidades utilizan para prevenir, enfrentar y recuperar los efectos e impactos de estos

hechos. He ahí una de sus finalidades, predecir los impactos sociales3, con los mayores

elementos, para su valoración y construir una estimación de los efectos de su impacto.

Esto nos lleva a uno de los principales problemas en este tipo de análisis que aún sigue sin

resolverse a nivel de quienes han trabajado teóricamente el concepto, cómo medir las

dotaciones o activos históricos (en términos de Marx el trabajo objetivizado con

anterioridad), que hace que individuos o grupos reaccionen de manera totalmente diferentes

para enfrentar el mismo tipo de evento y la existencia de diferentes grados de éxito para

enfrentar los desafíos o los problemas.

La vulnerabilidad, según esta perspectiva, está relacionada con el nivel de activos y con las

capacidades de los individuos y de los grupos para lograr y mantener un cierto nivel de

control sobre ellos a lo largo del tiempo. Busca las causas del deterioro de los activos y

también sus impactos (tanto las consecuencias producidas como las estrategias utilizadas)

3 Aquí se podría hablar de una vulnerabilidad potencial que en general es lo que se ha dado en llamar el riesgo

o de una vulnerabilidad que se hace material, real, y que tiene efectos tangibles (Veeduria, 2002).

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lo que incluye indicadores no sólo socioeconómicos sino al mismo tiempo educativos,

culturales, de relaciones interpersonales y las relaciones entre sujetos e instituciones.

En el diagnóstico realizado sobre la vulnerabilidad en Bogotá (Veeduria, 2002) se incluyen,

principalmente para el análisis de la vulnerabilidad desde una perspectiva macro, cinco

tipos de activos: el cuerpo, la vivienda, el ingreso, un entorno saludable y las habilidades

técnicas y cognitivas.

Vulnerabilidad y Pobreza

Desde una perspectiva histórica existe el riesgo de no poder diferenciar los efectos y

contrastes entre la perspectiva del análisis de la vulnerabilidad y el ámbito de los estudios

de la pobreza, sin descartar las interrelaciones y los entramados. Ambos fenómenos sociales

se encuentran estrechamente relacionados, sin embargo cada uno tiene su marco conceptual

y su metodología de investigación como bien se señala en el estudio sobre la vulnerabilidad

en Bogotá (2004, 29 septiembre)“la pobreza define la falta de medios para asegurar un

nivel mínimo de bienestar y, en particular, el acceso a bienes y servicios de carácter

esencial; mientras que la vulnerabilidad social se ocupa de los mecanismos y dinámicas

sociales que determinan la pérdida de recursos o su consumo insostenible y, por ende, la

mayor exposición a una serie de riesgos, como caer en una situación de pobreza”4.

La pobreza ha sido también definida como “falta de medios para garantizar la

supervivencia meramente física, o la satisfacción de las necesidades básicas del ser

humano, pero también como una condición de exclusión y marginalización frente a la

sociedad, y como la imposibilidad de realizar las potencialidades del ser humano mismo”

(Veeduria, 2002, p. 5).

El concepto de vulnerabilidad emerge a mediados de los años 80s en términos de la

percepción que los pobres mismos tienen sobre las implicaciones de la pobreza, y su

conceptualización aún no acabada se ha logrado a través de un proceso de convergencia e

interés de diversas áreas de investigación que como eje común se encuentran atravesadas

por su inconformidad con los diversos abordajes y conceptualizaciones de la pobreza, que

4 Ejemplos que pueden servir para diferenciar estas perspectivas entre el pobre no vulnerable y el no pobre

pero vulnerable. Tomando el ámbito de la generación de sustento, “una familia campesina o urbana que vive

una parte del año por encima de la línea de pobreza y otra parte del año por debajo, de acuerdo con los

cambios que tienen los precios de los alimentos, etc., puede no ser particularmente vulnerable. De hecho, si la

familia dispone de pequeñas reservas que puede reconstituir con relativa facilidad, o de relaciones de apoyo y

solidaridad en tiempo de crisis, puede utilizar estos recursos para enfrentar la parte del año más crítica sin una

pérdida definitiva de sus activos”. En cambio, “la familia de estrato medio-bajo, sin particulares ahorros, la

mujer jefe de hogar con varios hijos, la familia de estrato bajo pero con un trabajo regular en una fábrica y, sin

embargo, todos sin ahorros, ni propiedades, ni una red de apoyo (formal o informal) efectiva en tiempo de

crisis, son ejemplos de situaciones donde no obstante el bienestar relativo, existe un alto potencial de

vulnerabilidad”(Veeduria, 2002).

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efectivamente se ha traducido en el manejo indiscriminado de sus resultados.

Los estudios de este tipo pertenecen a una corriente de pensamiento que afirma la dignidad

de las personas y contribuye a resaltar el papel de los individuos, grupos o comunidades

como actores activos del desarrollo de su realidad, donde se ponen en juego estrategias

complejas para enfrentar las dificultades de su subsistencia.

Este tipo de estudios podrían clasificarse principalmente en tres ramas: Estudios sobre

desastres naturales, estudios sobre la generación y sostenibilidad sobre las prácticas que

caracterizan la vivencia de los pobres, y los análisis enfocados en la pobreza pero desde una

perspectiva asociada a la dimensión de la desigualdad, las dinámicas que generan los

diferentes tipos de pobreza y sus implicaciones en términos de políticas sociales.

En síntesis, como subraya Whitehead (1992), los pobres son aquellos que más limitaciones

tienen en cuanto a opciones en cada campo de la vida. Además, los pobres no sólo se

mueren más (Hardoy y Satterthwaite, 1989), sino que se mueren por un número mayor de

causas. Lo que hace que estén expuestos a un número mayor de riesgos.

El estudio de la vulnerabilidad trata de comprender la dimensión dinámica de la pobreza, al

estudiar la relación entre las causas como parte de la estructura de las oportunidades y

desde sus implicaciones en virtud de la pérdida de activos o recursos como consecuencia de

eventos impactantes sobre las dotaciones (recursos y capacidades) de los individuos,

hogares o grupos. En este sentido se trata de una visión que involucra una comprensión

subjetiva de la pobreza, -por parte de los mismos pobres-, y en el sentido no sólo de una

cuantificación propia del fenómeno sino en la búsqueda de las raíces sociales que la

provocan.

Estructura de Oportunidades

Por estructura de oportunidades, de acuerdo con Filgueira (2001), se entiende el conjunto

de oportunidades que provienen del mercado, del Estado y de la sociedad. Cuando,

conjuntamente al nivel micro del estudio de los impactos de la vulnerabilidad y de las

estrategias de reacción frente a ésta por parte de individuos y hogares, se quiere buscar una

relación de la vulnerabilidad, con el nivel macro representado por la oferta institucional, la

elaboración conceptual que Filgueira plantea acerca de la estructura de las oportunidades

como uno de los elementos que juega un papel importante en la dinámica ´oportunidades,

activos, vulnerabilidad.

Diversos estudios asocian el tipo de activos de los cuales puede disponer un individuo una

familia o una comunidad a la dependencia de la estructura de oportunidades que favorece o

limita a estos grupos o individuos desde su nacimiento y durante el proceso de desarrollo y

socialización y en ausencia de mecanismos sociales de protección y equidad la

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vulnerabilidad se relaciona de manera sobresaliente con el proceso de selección social; que

incluye no sólo la dotación natural inicial sino el acceso a los distintos factores que

modificarán tu inserción en una determinada sociedad; estas dinámicas se pueden

claramente observar en el acceso a la salud, educación y al trabajo de una determinada parte

de la población.

El nivel de la estructura de las oportunidades, “identifica el conjunto de las dotaciones,

accesos y oportunidades ofrecidas en los ámbitos de lo público y lo privado, el mercado y

la articulación de la sociedad civil. Para un análisis más profundo acerca de la dinámica

micro-social de la vulnerabilidad, se necesitan datos que presenten la necesaria

desagregación y asociación entre variables para unidades de análisis y de tiempo

comparables, que permitan una lectura dinámica de los mismos” (Veeduria, 2002, p. 64).

Exclusión social

Cuando una persona no logra relacionarse con los demás ni participar en la vida

comunitaria, puede llegar a empobrecer la propia vida y esta privación de la capacidad de

relacionarse (algunos de manera simplista también lo llaman oportunidad), puede

representar en términos de la vulnerabilidad, la imposibilidad de mantener cierto control

sobre un activo como son las relaciones interpersonales, que sirve de contexto para en

ciertos acontecimientos de crisis enfrentar con mayor éxito cualquier amenaza a la persona,

al hogar u comunidad.

Este concepto, de exclusión social, puede analizarse desde una perspectiva o dimensión

política que la enmarca por lo menos en una polémica: incluidos y excluidos, dentro de una

cierta dinámica social mayoritaria en una perspectiva relacional. Aquí la conexión con el

concepto de vulnerabilidad consiste en lograr ver el entramado y los procesos que se

generan entre los niveles micro y meso de la vulnerabilidad y la dinámica social de una

determinada población; una comparación preliminar de ambos conceptos nos llevaría de

inmediato a correlacionar los grupos o comunidades más vulnerables serán los que sean

más excluidos socialmente, incluida la fragmentación de los mismos grupos así por

ejemplo; al analizar grupos sociales específicos se puede observar esa tendencia en los

grupos de ancianos, mujeres, enfermos, etc.

Necesidades Básicas Insatisfechas

Determinar estas necesidades cuando se trabaja en la línea del análisis de la pobreza hace

tomar sólo los datos descriptivos del fenómeno en análisis a diferencia de lo que podría

hacerse desde la perspectiva de la vulnerabilidad que permite tomar en cuenta la capacidad

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de explicación de los mismos afectados5.

Como es señalado en el estudio sobre la vulnerabilidad en Bogotá; los hechos de

enfermarse, de tener vivienda rentada o ser de su propiedad, haber llegado a tener

determinado nivel de estudios (estudios de primaria o haber llegado a tener estudios de

maestría o doctorado), deben encontrarse enmarcados en un modelo analítico que permita

entender qué peso pueden tener estos factores en relación con el riesgo y la exposición a

ello, es decir su vulnerabilidad.

Indicadores sociales y Vulnerabilidad social

La vulnerabilidad social vista como “la falta de activos para enfrentar de manera sostenible

los eventos de la vida, y la vejez misma, puede ser considerada como tal” (Veeduria, p.7)

También es claro que existe una relación entre vulnerabilidad y segregación socio-espacial

o territorial, lo que hace ver el aumento en la complejidad del concepto de vulnerabilidad al

existir una relación con su entorno6 para reconfigurar su apertura a diversos factores que

constituyen ciertos indicadores fundamentales que construyen un entramado de relaciones

que apoyan o desprotegen a los grupos, comunidades e individuos para reubicar su

vulnerabilidad. Esta relación ha mostrado en algunos estudios la concentración espacial de

la pobreza, la asociación entre pobreza y mayor presencia de grupos que requieren apoyo

para su desarrollo, limitaciones en el acceso a la infraestructura y menor cobertura

educativa. Además el concepto se encuentra asociado a otros factores como la salud, la

existencia de servicios y los niveles de protección frente a fenómenos o eventos

catastróficos naturales como pueden ser inundaciones o sismos; en los cuales los grupos

con menor acceso a los recursos resultan ser los más vulnerables.

En otro aspecto del análisis que incluye la intervención de políticas sociales como los

planes de reordenamiento territorial, que regularmente consideran tres categorías de

amenazas: alta, media y baja, en términos de la probabilidad de ocurrencia de un

determinado evento adverso. Se le otorga sentido a ligar el análisis de la vulnerabilidad a un

nivel micro-social espacial y territorial de los diversos sectores de una determinada

población –el no abordarla desde esta mirada es una de las principales razones de la

invisibilidad de la vulnerabilidad -, para poder identificar con mayor claridad la

5 Esta es una de las principales diferencias con respecto a los estudios tradicionales de la pobreza y de la

focalización de los grupos en riesgo, la conceptualización que a su vez determina las formas de análisis de la

información y el procesamiento de las variables. 6 Por entorno entendemos el conjunto de factores que de manera estructural interactúan con la generación,

conservación y multiplicación de activos y recursos en las áreas de vivienda, salud, educación e ingreso

(Veeduría, 2002 p. 18). El entorno es considerado aquí como un conjunto de factores que son tanto físicos

(por ejemplo, la tipología de las viviendas y las condiciones de la malla vial), naturales (la presencia de ríos o

quebradas, de zonas montañosas o sujetas a inundaciones), como relacionados con la infraestructura (la

presencia de servicios y su calidad para la alimentación, la compra de bienes, la salud, etc.).

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disminución, perdida o aumento de los recursos y activos de los individuos, grupos o

comunidades.

Vulnerabilidad y Salud

El proceso dinámico de la vulnerabilidad caracterizado por la pérdida o el uso no sostenible

de activos o recursos implica asumir la salud7 de las personas como un evento primordial y

tratar de descubrir las estrategias que utilizan los grupos sociales y los individuos para

enfrentar, prevenir, reaccionar y algunas formas de recuperación frente a un evento de

enfermedad.

Para comprender la vulnerabilidad dentro del proceso de urbanización en las ciudades, se

requiere reconocer los principales factores que se relacionan con las políticas públicas de

salud. Algunos de los factores a considerar son:

1. Origen socioeconómico: nivel de ingreso, nivel educativo, tipo de alimentación,

hacinamiento en la vivienda y condiciones sanitarias.

2. Factores Medio Ambientales: Nivel de industrialización, tráfico vehicular, estrés y

Alienación.

3. Factores de inestabilidad e inseguridad social: promiscuidad, alcoholismo,

drogadicción y prostitución.

Las causas principales por las cuales los grupos sociales en pobreza se encuentran afectados

por la polarización, -según algunos estudios-, se originan principalmente en las precarias

condiciones del entorno, el acceso a los servicios y bajos niveles en la calidad de vida en lo

concerniente a enfermedades infecciosas, también a la adopción de estilos de vida y de

consumo, así como la presión a imitar los comportamientos socialmente dominantes.

La escasa desagregación de los datos en los análisis de la vulnerabilidad es una de las

principales razones para su invisibilidad.

El enfoque de la enfermedad en la población desde la vulnerabilidad implica conocer la

percepción del enfermo y lo que la enfermedad implica para esta persona al encontrar la

relación entre la enfermedad y las dinámicas sociales, aspecto que actualmente se deja de

lado, asumiéndose sólo desde un punto de vista biológico.

7 Efectivamente como es señalado en el estudio de la vulnerabilidad en Bogotá “la consecuencia más

importante del factor salud de la vulnerabilidad, representativa de lo que la crisis genera en los hogares, es

una carga notable de enfermedad mental, de disturbios y alteraciones en las relaciones y de sobrecarga

psicológica y física para las mujeres. A pesar de que los datos no permiten medir directamente estos

fenómenos, porque los entrevistados, por obvias razones, expresan sus disturbios, como depresión, mal genio

y amargura, sabemos que bajo estas palabras de carácter neutral se esconden muchas veces la violencia

intrafamiliar, el alcoholismo, el maltrato, la violencia psicológica, y las situaciones más complejas y tensas a

nivel de relaciones entre parejas y parientes” (Veeduria, 2002, p. 50).

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Hipótesis sobre la vulnerabilidad

Se retoma la idea central de la hipótesis formulada en el estudio de la vulnerabilidad en

Bogotá, de que existe una vulnerabilidad invisible debido a la incapacidad institucional y la

existencia de una metodología incapaz de obtener los datos que muestren la realidad con

respecto a los diferenciales intra-urbanos en salud con respecto a la relación estrecha

existente con las condiciones de exclusión social y la obtención de oportunidades en la

generación de ingresos (Veeduria, 2002, p. 34).

Algunos de los indicadores más reconocidos que representan la ausencia o presencia de

pobreza en una población son: el ingreso (y su distribución) y el consumo.

El estudio de la vulnerabilidad a nivel micro-social permite desarrollar un análisis más

cercano a las dinámicas que afectan los individuos y los hogares y, más allá de un estudio

de los factores de riesgo, identificar en relación con qué tipo de eventos de vida se da una

mayor pérdida de activos o recursos. Es solamente a este nivel micro-social del análisis que

lo que acontece a los individuos, a los hogares, a las comunidades y a los grupos sociales,

puede ser relacionado a lo que hemos llamado estructura de oportunidades y, por tanto,

comprender cómo las dos dimensiones interactúan de manera que haya pérdida insostenible

de activos y/o recursos o, al contrario, una capacidad parcial o total de enfrentar los eventos

sin mayores impactos (Veeduria, 2002, p. 48).

Una mirada a la ciudad: Diversidad y urbanización.

La urbanización y los procesos de cambio social, económico y cultural que este proceso

conlleva generan vulnerabilidad social en la dimensión micro-social y en la estructura de

las oportunidades y este proceso evidentemente está ligado a las políticas públicas y a las

instituciones que las promueven. Sin olvidar que la dinámica de las ciudades está

franqueada por los procesos de globalización económica y cultural, entre cuyos efectos de

desestructuración social incluye el aumento de la inseguridad y la incertidumbre,

especialmente donde colisionan los cambios de modos de producción y la construcción de

estrategias de desafío de estos eventos por parte de los grupos sociales y los individuos.

Las ciudades no pueden ser pensadas como un conjunto uniforme y homogéneo, en virtud

de que su ambiente está compuesto de diversidad. Y la mirada de quienes administran y

ejecutan políticas públicas está invadida del error de abrogarse el derecho de pensar según

su propia representación de los otros.

En el caso de la ciudad de Bogotá se muestra como “las localidades de mayor

concentración de pobreza, marginalidad y exclusión social, son también aquellas donde el

problema del entorno (falta de infraestructura adecuada, falta de acceso a servicios básicos,

amenazas naturales, y contaminación alrededor de las viviendas) se vuelve un factor de alta

generación de vulnerabilidad, en cuanto al riesgo constante se une la incapacidad de

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enfrentarlo de manera eficaz, debido a la falta de acceso a servicios y control sobre recursos

económicos y físicos que permitan incidir sobre el contexto. Los hogares se encuentran

atrapados en una dinámica enfocada en la supervivencia material, y no tienen la capacidad

suficiente para poner en marcha ni siquiera soluciones de auto-ayuda” (Veeduria, 2002, p.

68).

En algunos estudios se ha mostrado como las altas tasas de dependencia económica

relacionada con los niveles bajos de logro educativo, están fuertemente asociados a los

profundos impactos de los eventos de vida que golpean a los pobres en particular en las

áreas económicas y de salud. Estos eventos traen consigo consecuencias como la reducción

del consumo y altas cargas de estrés laboral, físico y psicológico, que se traducen a largo

plazo en un cerco o renuncia frente al mundo social y económico que los rodea y del cual

quedan excluidos.

La forma tradicional de abordar las políticas públicas implica la realización de un

diagnóstico o el estudio del perfil de los grupos y, por el otro, el análisis de las políticas

existentes para estos mismos grupos en cuanto a supuestas necesidades para individuar

carencias generales en la oferta de servicios.

Una de las principales conclusiones del estudio de la vulnerabilidad desde la estructura de

las oportunidades y sus efectos sobre la vulnerabilidad social, y el discurso sobre la

participación ciudadana, es que una acción de fundamental importancia es devolver a los

ciudadanos el control sobre las decisiones macro que los afectan. Allí está el verdadero

significado de las metodologías y prácticas de planeación participativa, que se han diseñado

como esenciales para el diagnóstico y el planteamiento de soluciones.

Indicadores sociales

En distintos momentos y ámbitos del análisis del desarrollo de los municipios es necesaria

la definición y medición de aspectos relacionados con el desarrollo, los niveles de vida de

la población, las condiciones sociales y económicas imperantes, la cultura, la salud, etc.

Todo ello con diversas finalidades pero en general para conocer de mejor manera la

realidad y buscar las mejores estrategias para incidir en el mejoramiento de las condiciones

de vida de la población. Y precisamente esta finalidad motivó la aparición desde los años

70s de diversos programas de medición de indicadores sociales y económicos elaborados en

diversos países y por organismos internacionales. Los cuales se han venido desarrollando,

transformando y se han mantenido en una permanente discusión, lo que ha generado una

variada gama de propuestas y mecanismos de medición, entre los cuales se pueden

encontrar: los Índices de desarrollo humano, la marginación, los diversos análisis sobre la

medición de la pobreza, los determinantes sociales, los relacionados con reordenamientos

territoriales, indicadores de concentración como el de GINI, cálculos de las necesidades

básicas insatisfechas (NBI) y los actuales referentes sobre los temas de Vulnerabilidad, sin

13

olvidar por supuesto todos los esfuerzos orientados en los censos y conteos poblacionales y

encuestas nacionales sobre una gran diversidad de tópicos como; adicciones, violencia,

empleo, hogares, cultura, etc. Los censos en general se han vuelto en la práctica los

principales referentes de medición por excelencia, pero que sin embargo, por su dificultad

operacional y económica se realizan en periodos muy largos de tiempo, lo que abre la

posibilidad de encontrar nuevos mecanismos de investigación e información actual y

oportuna, que permita la toma de decisiones con mayor prontitud y con mayor objetividad

si realmente se quieren mejorar los indicadores sociales y la calidad de vida de la

población.

La construcción de un sistema de indicadores

La pretensión de construir un consenso en torno a un sistema de indicadores que apoye la

toma de decisiones y le dé seguimiento al desarrollo social ha sido una tarea inacabada que

han emprendido distintos organismos, entre ellos, la propuesta preparada por Simone

Cecchino (CEPAL, 2005) en la división de estadística y proyecciones económicas de la

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)8 dentro del proyecto de la

Red de Instituciones y Expertos en Estadísticas Sociales y de Medio Ambiente (REDESA),

coordinado por Juan Carlos Feres, en la unidad de Estadísticas Sociales, contribuye a ésta

búsqueda de consensos internacionales con respecto a un conjunto de indicadores que

puedan ser comparables internacionalmente.

Ciertamente es casi imposible lograr un sistema de indicadores que abarque todos los

aspectos de la vida de las personas, que lograra integrar de igual manera aspectos sociales,

culturales, económicos y políticos; por su naturaleza de complejidad en la que se enmarca

el ámbito humano. Sin embargo, existen aspectos de innegable importancia que se vuelven

fundamentales para cualquier análisis que pretenda explicar las condiciones de vida de las

personas de un determinado país, zona o región. Para ello, regularmente es necesario

utilizar un gran número de indicadores que midan la multiplicidad dimensional del ser

humano y junto a ello una gran cantidad de variables para cada dimensión; bienestar,

trabajo, educación, salud, género, vivienda y servicios básicos, población, economía,

cultura, adicciones, alimentación, transporte, etc.9 En la integración de indicadores sociales

se reconoce la necesidad de una mirada más amplia e integral, que permita constituir el

marco general para la formulación de políticas de desarrollo. Esta propuesta10

, del

8 El estudio se basa en otros documentos del mismo proyecto, entre ellos “Hacia un Sistema Latinoamericano

de Indicadores Sociales” (autoría de Guillermo García-Huidobro) e “Indicadores Sociales en América Latina

y el Caribe” (de la serie estudios estadísticos y prospectivos No 34). 9 En Latinoamérica, se están generando indicadores en áreas “emergentes” como la cohesión y exclusión

social, la gobernabilidad, la sociedad de la información, la cultura, la violencia intrafamiliar o la situación de

los discapacitados, que son de gran importancia y en las cuales se necesita avanzar en la obtención y

generación de herramientas de medición. 10

Los conjuntos de referencia para este compendio de indicadores sociales son: los ODM, el marco de

indicadores del sistema de Evaluación Común para los Países (ECP o CCA, Common Country Assessment,

14

compendio de indicadores, presenta 105 indicadores agrupados en ocho subtemas, de ellos

50 básicos y 55 recomendados para la mayoría de los países, que pueden ser comparables a

nivel internacional, en su gran mayoría los indicadores básicos forman parte de los

Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), acordados en la Cumbre del Milenio de las

Naciones Unidas de septiembre del 2000, con el objetivo de combatir la pobreza, el

hambre, el analfabetismo, la discriminación contra la mujer, las enfermedades y la

degradación del ambiente.

Cuadro 1. Áreas y sub-áreas temáticas del compendio de indicadores sociales

Área temática Sub-área temática

1. Bienestar 1.1 Pobreza

1.2 Distribución del ingreso

1.3 Hambre y desnutrición

2. Trabajo 2.1 Empleo, desempleo y subempleo

2.2 Remuneraciones y calidad del empleo

3. Educación

3.1 Cobertura

3.2 Impacto y rendimiento

3.3 Recursos

4. Salud 4.1 Mortalidad

4.2 Fecundidad, salud reproductiva y lactancia materna

4.3 Morbilidad

4.4 Cobertura

4.5 Recursos

5. Género 5.1 Participación en la actividad económica

5.2 La mujer y la pobreza

5.3 Educación y capacitación de la mujer

5.4 Participación política de la mujer

5.5 Violencia contra la mujer

6. Vivienda y servicios básicos 6.1 Tenencia y tipos de vivienda

6.2 Servicios básicos

7. Población 7.1 Tamaño, estructura y distribución geográfica de la

población

7.2 Crecimiento de la población

7.3 Migración

7.4 Familias

8. Economía 8.1 Producto

8.2 Precios

8.3 Gasto público social

8.4 Deuda

Fuente: (CEPAL, 2005, p. 16)

en inglés); el conjunto mínimo de datos sociales nacionales (CMDSN); los indicadores de desarrollo

sostenible, los indicadores para el seguimiento de las metas consensuadas en la Conferencia Internacional

sobre Población y el Desarrollo y el Caribe y en la Plataforma de Acción de Beijing; el Programa regional de

indicadores educativos (PRIE); los indicadores de la Iniciativa Regional de Datos Básicos de Salud y Perfiles

de País; y los indicadores de la Agenda Hábitat. Las publicaciones de referencia son el Panorama Social y el

Anuario Estadístico de la CEPAL, así como el Panorama Laboral de América Latina y el Caribe y el Anuario

de Estadísticas del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (CEPAL, 2005, p. 12).

15

El bienestar

Medir el bienestar de una persona o de una familia siempre encuentra dificultades y es

motivo de amplios debates, debido a su naturaleza y a las distintas concepciones que

existen sobre el bienestar. Convencionalmente diversos estudios optan por tomar como

medida del bienestar, la cantidad de bienes materiales y servicios útiles producidos por un

país, dividido entre el número de sus habitantes, que viene a ser lo que se conoce como PIB

per cápita o alguna medida directamente relacionada o equiparable, pero existen otras

medidas alternativas que permiten trazar un cierto nivel de bienestar social de una

determinada población. Algunos aspectos que se consideran en este aspecto son: tener

educación y disfrutar de una vida decente, así como llevar una vida larga y saludable y

algunos aspectos como la libertad política, el respeto a los derechos humanos, la seguridad

personal, el acceso al trabajo productivo y bien remunerado y la participación en la vida

comunitaria (CEPAL, 2005, p. 17).

Sin embargo, en varios aspectos subjetivos de la condición de bienestar existen enormes

dificultades para su medición; por ello, regularmente se restringe a una medición de los

elementos cuantificables, regularmente relacionados a conceptos o elementos sobre el nivel

de vida. Una medida de la cantidad de bienestar subjetivo –referida a la cantidad de

bienestar que dicen tener las personas de un determinado lugar-, es el índice de bienestar

subjetivo, que se elabora calculando los porcentajes de personas que se consideran “felices”

o “muy felices” menos el porcentaje de las que se consideran “no muy felices” o

“infelices”11

. Estas últimas características han llevado a la realización de estudios en el

ámbito subjetivo como la Encuesta Mundial de Valores12

que sirve de base documental

para la realización del Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.

La importancia del bienestar es indudable, el hecho de ser un fenómeno de múltiples

dimensiones que se correlaciona directamente con la pobreza, la cual a su vez esta

intrínsecamente relacionada con casi todos los indicadores sociales, y muestra por ejemplo

que la insuficiencia en áreas de salud y alimentación afectan directamente a la población

indigente y se traducen en desnutrición, mortalidad infantil, mortalidad materna y una alta

incidencia de enfermedades como el VIH/SIDA, así también, la falta de educación, el no

tener acceso a agua potable en la vivienda y habitar en lugares inapropiados o en tugurios

11

La encuesta mundial de valores de 1990 mostró que este índice variaba desde -2% para Bulgaria hasta el

90% para Islandia. Se observó al igual que sucede con la esperanza de vida, que para niveles de renta baja

existe una correlación más alta entre bienestar subjetivo y PIB per cápita. Para el 2004, nuestro planeta y sus

habitantes no soportan un ritmo de crecimiento desenfrenado que no solo pone en riesgo la salud del planeta,

sino que ensancha la brecha que separa al 28% pudiente de la población mundial de las otras tres cuartas

partes cuyo máximo objetivo es sobrevivir (Feijóo, 2004). 12

Realizada por el Worldwatch Institute, organización de investigación independiente, reconocida en el

mundo por su acceso y el análisis basado en los hechos de los temas globales críticos. Los informes anuales

muestran investigaciones interdisciplinarias del Instituto centrada en los desafíos que el cambio climático, la

degradación de recursos y el crecimiento de la población plantean para satisfacer las necesidades humanas en

el siglo XXI (Institute, 2009).

16

constituyen graves obstáculos para el desarrollo de las capacidades de las personas

(CEPAL, 2005, p. 17).

Existen, como ya hemos visto factores objetivos y subjetivos del bienestar dentro de los

cuales es más común la medición de los aspectos mejor cuantificables, como pueden ser los

aspectos materiales y existen algunos intentos por medir aspectos subjetivos que de acuerdo

al contexto en que se realicen experimentan variantes que reconfiguran la determinación

social del bienestar. Así, es posible que personas que cuentan materialmente con pocos

recursos disponibles a su alcance, subjetivamente señalen estar en otra condición social y a

la inversa, de ahí la importancia de su estudio y análisis dentro de los indicadores sociales

indispensables para el desarrollo de una determinada sociedad.

Corrientes del pensamiento de la Economía del Desarrollo.

Las tres corrientes de pensamiento de la Economía del Desarrollo que, a nuestro juicio,

siguen activas en la actualidad, a saber la neoliberal, la estructuralista y la alternativa,

entendiendo que la teoría de la modernización desapareció en los años setenta y que la

teoría neomarxista del desarrollo no ha realizado aportaciones significativas durante los

noventa (Hidalgo Capitán, 2000).

No obstante, cada corriente utiliza expresiones diferentes para referirse a lo mismo, al

cambio estructural; así, los neoliberales hablan de estabilización, ajuste estructural y

reformas; los neoestructuralistas de transformación productiva con equidad; y los

pensadores alternativos de ajuste con rostro humano y desarrollo humano.

Como veremos al final, a pesar de defender cada corriente un modelo diferente, en los

últimos años se ha venido produciendo una cierta convergencia de las posiciones político-

ideológicas hacia una nueva que integra elementos de cada una de ellas.

Desarrollo

Por otro lado, el desarrollo puede ser entendido como el proceso mediante el cual un

sistema mejora su capacidad para satisfacer las necesidades de su población, es decir, se

hace más eficiente en la consecución de su finalidad. Este concepto puede ser aplicado

tanto a sistemas socioeconómicos subdesarrollados como a sistemas desarrollados; en

nuestro caso nos interesa referido a los primeros.

Economía del Desarrollo

Por Economía del Desarrollo se conoce como parte de la subdisciplina científica que se

ocupa del estudio de las economías de los países menos desarrollados, es decir, de las

condiciones, características y políticas de desarrollo económico de dichos países. Esta

17

especialidad académica de la ciencia económica surgió como subdisciplina científica a

partir de la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, la concepción más aceptada de Economía del Desarrollo es la de Hirschman,

basada en dos elementos definidores, el rechazo de la pretensión monoeconómica y la

afirmación de la pretensión del beneficio mutuo; es decir, esta subdisciplina se caracteriza

por rechazar la monoeconomía (la aplicación de un mismo análisis económico a realidades

radicalmente distintas) y defender la necesidad de reformular dicho análisis económico para

que resulte aplicable a los países subdesarrollados; la segunda característica sería la

afirmación de que las relaciones entre países desarrollados y subdesarrollados generan

ventajas recíprocas (Bustelo, 1989, pp. 69-76).

Desde nuestro punto de vista, la concepción de Hirschman si bien es aplicable a los

primeros estudios de desarrollo, casi todos pertenecientes a la teoría de la modernización, a

medida que la heterogeneidad de la subdisciplina aumenta, las diferentes subcorrientes se

desmarcan de estos elementos definidores; así las teorías estructuralista y neomarxista

rechazan claramente el beneficio mutuo, mientras que las teorías neoliberal y neomarxista

aceptan la monoeconomía.

El ajuste con rostro humano.

El pensamiento alternativo sobre desarrollo emanado de la relatoría de Uppsala se vio

fortalecido a finales de los ochenta con la propuesta del Ajuste con rostro humano de la

UNICEF, publicada en 1987. Dicho informe supuso la más elaborada alternativa a las

recomendaciones de estabilización y ajuste estructural propugnadas por el FMI y el Banco

Mundial desde los años setenta.

En este documento se defendía la necesidad de una estabilización económica (ajuste

ortodoxo, preconizado por el FMI) y de un ajuste estructural (ajuste orientado hacia el

crecimiento, preconizado por el Banco Mundial), pero se iba más allá defendiendo que

dicho ajuste habría de hacerse garantizando la protección de los grupos vulnerables, es

decir, que toda la población viese cubiertas sus necesidades básicas de nutrición, salud y

educación (Cornia et al., 1987, vol. 1, pp. 163-166).

La forma de conseguir un ajuste con rostro humano supondría la aplicación de una serie de

medidas concretas dependiendo de cada país, pero que habrían de corresponderse con los

principales elementos del enfoque, que eran los siguientes (Cornia et al., 1987, vol. 1, pp.

166-173):

a) Macropolíticas expansivas graduales, destinadas a conseguir la estabilización.

b) Mesopolíticas selectivas, que garantizasen la satisfacción de las necesidades básicas

y promoviesen el desarrollo económico.

18

c) Políticas sectoriales de reestructuración del sector productivo, priorizando las

actividades de pequeña escala.

d) Políticas destinadas a incrementar la equidad y eficiencia del sector social.

e) Programas compensatorios, para proteger los niveles básicos de vida, salud y

nutrición, antes que los efectos positivos del crecimiento generado llegasen a los

grupos vulnerables.

f) Seguimiento regular de los niveles de vida, salud y nutrición de los grupos

vulnerables durante el ajuste.

El equilibrio de los presupuestos habría de realizarse por la vía del aumento de los ingresos

fiscales y no tanto por la vía de la reducción del gasto, ya que existirían algunas prioridades

que serían responsabilidades del sector público y que no deberían dejarse de atender, tal es

el caso de la atención primaria en salud, la educación primaria, el saneamiento, la

infraestructura económica, etc.; en muchos casos incluso sería necesario un aumento del

gasto en estos sectores. Los ingresos podrían aumentarse mejorando la eficacia recaudatoria

y/o aumentando la base imponible y los tipos impositivos.

La ayuda, por medio de la financiación externa, aunque no imprescindible, sí resultaría

importante; gracias a dicha financiación, en forma de créditos, de ayuda al desarrollo, o de

aplazamiento en el pago de la deuda, se podrían obtener recursos para la inversión sin

necesidad de contraer el consumo y sin incrementar el desempleo, además podría permitir

que se mantuviesen los niveles de gasto público; esta inyección de recursos externos en las

economías podría suponer una más lenta reducción de los desequilibrios pero al mismo

tiempo podría significar un menor impacto negativo sobre los grupos vulnerables (Cornia et

al., 1987, vol. 1, pp. 186-189).

La justificación de un ajuste alternativo al ajuste ortodoxo no sólo se encontraría en razones

de justicia social, sino que habría razones económicas a favor de dotar de rostro humano al

ajuste: la mayor productividad de las explotaciones agrarias pequeñas; las mayores tasas

sociales de rendimiento de las pequeñas empresas industriales; los altos coeficientes

coste/beneficio de las inversiones en obras públicas; la correlación entre los bajos niveles

de productividad y los bajos niveles de nutrición; la menor productividad de los adultos con

retraso en el crecimiento consecuencia de una desnutrición infantil; las altas tasas de

rendimiento de la inversión en educación primaria frente a la realizada en educación

secundaria o superior o capital físico; la relación entre las tasas de crecimiento y el nivel de

alfabetización, etc. (Cornia et al., 1987, vol. 1, pp. 176-177).

El Consenso de Washington.

Tres son los elementos centrales del citado consenso: el diagnóstico de la crisis de los

países latinoamericanos, que habían aplicado las políticas de industrialización por

19

sustitución de importaciones, las recomendaciones de políticas económicas a aplicar a corto

plazo y las recomendaciones de políticas de reforma estructural.

Por lo que se refiere al diagnóstico de la crisis, las causas que los neoliberales encontraron

fueron esencialmente dos. La primera, el excesivo crecimiento del Estado, del

proteccionismo, de la regulación y del peso de las empresas públicas, numerosas e

ineficientes. La segunda, el llamado populismo económico, consistente en la incapacidad de

los gobiernos para controlar tanto el déficit público como las demandas de aumentos

salariales del sector público y del sector privado (Williamson, 1990, pp. 7-20).

El Consenso de Washington y el modelo reformista de desarrollo derivado de él, asumen

que, una vez que las economías sean estabilizadas, liberalizadas y privatizadas, éstas

retomarán la senda del desarrollo; dicho desarrollo vendría dado por la restauración de un

crecimiento sostenido, cuyos efectos se irían distribuyendo por toda la economía y por toda

la sociedad, mejorando el nivel y la calidad de vida de la población.

El desarrollo humano

En 1990 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó

Desarrollo Humano. Informe 1990; dicho documento, que recogía las ideas básicas del

Ajuste con rostro humano, marcó el inicio de una nueva etapa en la estrategia de desarrollo

de las Naciones Unidas.

Según del PNUD, el objetivo central del desarrollo humano sería el ser humano, ya que

dicho desarrollo sería un proceso por el cual se ampliarían las oportunidades de éste; dichas

oportunidades, en principio podrían ser infinitas y cambiar con el tiempo; sin embargo, las

tres oportunidades más esenciales serían disfrutar de una vida prolongada y saludable,

adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para poder lograr un nivel

de vida decente. Si no se poseen estas oportunidades esenciales, otras resultarían

inaccesibles (PNUD, 1990-c, pp. 8-12). Pero el desarrollo humano comprendería otras

muchas dimensiones tales como la libertad política, económica y social, la posibilidad de

ser creativo y productivo, respetarse a sí mismo y disfrutar de la garantía de los derechos

humanos.

El desarrollo humano tendría además dos aspectos distintos, la formación de las

capacidades humanas (mejor estado de salud, conocimiento y destreza) y el uso que la

población hace de las capacidades adquiridas (descanso, producción y actividades

culturales, sociales y políticas). Si el desarrollo humano no consiguiese equilibrar los dos

aspectos podría generar una gran frustración humana.

Los informes posteriores han seguido utilizando la misma metodología que el de 1990,

aunque se han centrado en temáticas concretas (1992, desigualdad; 1993, sociedad civil;

20

1994, Cumbre Social; 1995, género; 1996, crecimiento; 1997, pobreza; 1998, consumo;

1999, mundialización).

El informe de 1997 merecería una especial atención por cuanto identificaba el desarrollo

humano como la negación de la pobreza, enlazando de forma inequívoca con el mensaje del

Relatorio de Uppsala. Este informe definía la pobreza como la denegación de opciones y

oportunidades básica para el desarrollo humano, vivir una vida larga, sana, creativa y

disfrutar de un nivel decente de vida, libertad, dignidad y respeto por sí mismo y de los

demás (PNUD, 1997, pp. 2-14). Además, señalaba la multidimensionalidad de la pobreza,

destacando entre las principales dimensiones, la vida breve, el analfabetismo, la exclusión

social y la falta de medios materiales.

El Desarrollo sustentable

El desarrollo sustentable ha sido otro de los aspectos del desarrollo de la transformación

productiva con equidad, donde ésta se puso en relación con el medio ambiente (CEPAL,

1993-c). Una estrategia de crecimiento basada en la exportación de los recursos naturales,

manufacturados o no, no podría ser sostenible y esa competitividad espuria se iría

erosionando en poco tiempo, a la vez que iría empeorando la calidad de vida de la

población. Por tanto, la conservación del medio ambiente sería un elemento más de la

estrategia de desarrollo, una vez superada la falaz dicotomía entre medio ambiente y

desarrollo.

Para incorporar la dimensión ambiental en el proceso de desarrollo la actividad prioritaria

debería ser la formulación de políticas nacionales de educación y comunicación, al objeto

de aumentar la conciencia pública sobre el problema de sustentabilidad del desarrollo.

El neoestructuralismo y la transformación productiva con equidad

El pensamiento estructuralista consiguió salir de la travesía del desierto que supuso la

década pérdida del desarrollo, los ochenta, y ello gracias a una profunda renovación

ideológica liderada por Fernando Fajnzylber y que dio pie al llamado neoestructuralismo.

A partir del trabajo de Fernando Fajnzylber, en el seno de la CEPAL se fue elaborando un

diagnóstico alternativo de la crisis de los países latinoamericanos, al del Consenso de

Washington; según el diagnóstico cepalino las causas de la crisis estaban ligadas al carácter

rentista del modelo de desarrollo latinoamericano.

Apoyándose en lo anterior, en 1990 la CEPAL publicó un informe titulado Transformación

productiva con equidad; la tarea prioritaria de América Latina y el Caribe en los años

noventa. Dicho informe, además de presentar un diagnóstico alternativo al neoliberal, sobre

la situación de subdesarrollo de los países que habían aplicado la industrialización por

sustitución de importaciones, recogía un conjunto de recomendaciones de política

económica que obedecían a una concepción neoestructuralista del problema del

21

subdesarrollo latinoamericano y a las enseñanzas que había dejado la crisis de los años

ochenta.

De las tres políticas que contribuyen a la equidad, empleo productivo, inversión en recursos

humanos y transferencias, sólo la última no favorece el crecimiento. En este sentido, la

CEPAL apoyaba su estrategia en el progreso técnico, el empleo productivo y la inversión

en recursos humanos, para tratar que los pobres acumulasen el capital necesario para salir

de su situación de pobreza; las políticas asistenciales perderían relevancia frente a las

políticas productivistas. El capital acumulado por los pobres, bien utilizado en promover la

competitividad, implicaría mayor crecimiento, al igual que economías abiertas con

equilibrios macroeconómicos y equilibrio social reforzarían la competitividad, con lo que la

equidad y el desarrollo pasarían a ser complementarios en lugar de competitivos.

Para fomentar la relación entre competitividad y equidad se precisaría de la formación de

los recursos humanos (capacitación, educación, ciencia y tecnología), por lo que la

educación y el conocimiento se convertirían en un eje de la transformación productiva con

equidad; este aspecto fue recogido en el documento (CEPAL, 1992-c) así denominado en

cuya elaboración participó junto a la CEPAL, la UNESCO.

El pensamiento alternativo y el desarrollo con rostro humano

El pensamiento alternativo surgido del Relatorio de Uppsala ha tenido entre sus más

importantes manifestaciones desde finales de los años ochenta el ajuste con rostro humano

de la UNICEF y el desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo (PNUD); en ambos se recoge una versión actualizada de la concepción del

desarrollo como negación de la pobreza.

Estudios del desarrollo

Parece que se abren las puertas a la refundación de una nueva Economía del Desarrollo en

el seno de la Economía Política, donde factores externos e internos, económicos y no

económicos, estructurales y coyunturales, históricos y corrientes, otorguen de nuevo a la

subdisciplina la categoría de especialidad abierta y la conduzcan a lo que Seers (1979)

llamó Estudios de Desarrollo, para referirse a la comunión de las distintas disciplinas que se

ocupan del desarrollo. En el campo de la economía se hace necesaria la constitución de una

Economía Política del Desarrollo, donde el análisis económico y la economía aplicada se

complementen y favorezcan el acercamiento a otras disciplinas.

Finalidad del sistema socioeconómico

La finalidad que persigue el sistema socioeconómico, esto es, la satisfacción de las

necesidades de la población; sin embargo, la combinación de los conceptos de satisfacción,

necesidades y población abre las puertas para la discusión política, pues no todos los

agentes del sistema entenderán de la misma forma dichos conceptos, generándose así

22

ideologías alternativas, cada una de las cuales defenderá un genotipo político-ideológico

diferente para alcanzar la citada finalidad y preferirá un modelo de desarrollo diferente e,

incluso, un creodo político-institucional diferente.

Hacia una convergencia de las corrientes.

Las aportaciones de la estrategia orientada al mercado y la consolidación de las reformas,

vienen a significar una cierta convergencia del pensamiento neoliberal hacia las

recomendaciones neoestructuralistas y alternativas, donde el papel activo del Estado es

incuestionable y donde la reforma de las instituciones es un elemento imprescindible, sin el

cual la estrategia de desarrollo neoliberal es inviable; por tanto, se observa una cierta

convergencia moderadora y homogeneizadora entre las diferentes Economías del

Desarrollo.

Los neoliberales han conseguido que se acepte de forma generalizada la necesidad de una

estabilización y de un ajuste estructural que oriente las economías hacia el exterior con el

fin de aprovechar las ventajas que ofrece un entorno internacional globalizado.

Los neoestructuralistas han conseguido que se acepte que el papel del Estado es esencial en

el proceso de desarrollo y que éste debe seguir interviniendo en la economía, aunque si bien

con un nuevo enfoque. Los alternativos han conseguido que las cuestiones sociales y,

particularmente, la lucha contra la pobreza ocupen un lugar prioritario en las estrategias de

desarrollo, evitando que dichas cuestionen queden reducidas al efecto cascada del

crecimiento económico.

La consolidación de las reformas.

Pero no quedó aquí la moderación ideológica del pensamiento neoliberal y así, tras la

revuelta zapatista y la crisis cambiaria mexicana en 1994, algunos analistas comenzaron a

percibir que el hecho de haber reformado con éxito la economía no era condición suficiente

para un desarrollo sostenible y equitativo, por lo que se hacía necesaria una serie de

medidas para consolidar dichas reformas; uno de estos analistas fue el chileno Sebastián

Edwards, un destacado economista del Banco Mundial que en 1995 publica Crisis y

reforma en América Latina.

Este autor afirmaba (Edwards, 1997 [1995], pp. 373-391) que la consolidación de las

reformas pasaba por el establecimiento de un amplio y estable consenso entre las fuerzas

políticas y por el convencimiento de la mayoría de la población de las bondades de las

políticas reformistas; para ello, sería preciso mantener la estabilidad macroeconómica,

generar un crecimiento rápido y sostenido, mejorar las condiciones sociales y reducir o

eliminar la corrupción, la violencia y el crimen.

23

El nuevo consenso político debería permitir la discusión, pero salvaguardando los pilares

esenciales del reformismo, a saber, la estabilidad, la apertura, la orientación al mercado y el

alivio de la pobreza. Estos dos últimos pilares supondrían la necesidad de reconstruir el

Estado, de forma que éste sólo se encargaría: de aquellas actividades productivas en las que

la iniciativa privada dudase o fracasase, para concentrase en la provisión de servicios

sociales para los pobres, de una educación de calidad y de una infraestructura básica; de

garantizar un sistema normativo estable y un entorno macroeconómico que permitiese la

expansión de las exportaciones; y de la protección del medio ambiente.

El tercer eje los constituirían los programas sociales para tratar de reducir la desigualdad y

aliviar la pobreza, ya que esto no sólo mejoraría las condiciones de vida de la población,

sino que daría mayor estabilidad al nuevo sistema económico y a la democracia.

Dos líneas prioritarias destacarían en el desarrollo de las reformas, el aumento de la eficacia

y la productividad y la creación de instituciones que fortaleciesen el nuevo Estado. Entre

las áreas principales del desarrollo de las reformas destacarían el mercado de trabajo, la

educación, la privatización y desregulación, la función pública (o servicio civil) y la

consolidación de la apertura.

El segundo de los ejes de la consolidación sería el propio desarrollo de las reformas

estructurales e institucionales, al entenderse que las reformas parciales e incompletas

obstaculizarían un proceso de crecimiento autosostenido al restar credibilidad y generar

aplazamientos, mientras que las reformas de base amplia generarían una sinergia positiva.

Las líneas de actuación para la consolidación de las reformas serían tres, una

administración macroeconómica prudente, una serie de reformas estructurales e

institucionales que permitiesen el aumento de la productividad y un conjunto de programas

sociales que redujesen la desigualdad y aliviasen la pobreza.

Por lo que se refiere a la primera de las líneas de actuación, lo esencial sería mantener la

disciplina fiscal, pero junto a ello habría que: elaborar políticas que fomentasen el ahorro

privado; aumentar la inversión en infraestructura; desarrollar instituciones que añadiesen

transparencia a la política macroeconómica y la aislasen de la presiones políticas; vigilar

los movimientos de capitales; y evitar el endeudamiento excesivo, la apreciación del tipo de

cambio real, la pérdida de competitividad y el declive del dinamismo de las exportaciones.

Por último, cabe señalar que los tres ejes de la consolidación de las reformas se reforzarían

mutuamente; por ejemplo, el control de la inflación beneficiaría el mantenimiento del poder

adquisitivo de los pobres y las reformas en la seguridad social aumentarían la eficacia del

mercado de trabajo y la productividad, al tiempo que mejorarían las finanzas del sector

público y el equilibrio macroeconómico global.

La estrategia de la intervención orientada al mercado.

24

Así, en 1991, el Banco Mundial en su Informe sobre el desarrollo mundial propuso la

denominada estrategia de intervención orientada al mercado, sobre la que profundizó en

otra publicación de 1993, El milagro de Asia oriental. Crecimiento económico y política

pública. Dicha estrategia se basaba en un estudio del proceso de desarrollo de los países del

sudeste asiático y rompía con la idea de que este proceso había sido fruto de la aplicación

de políticas neoliberales por medio de las cuales el Estado se había abstenido de intervenir.

El Banco Mundial aceptaba, por tanto, que la intervención del Estado podría ser un

importante factor de desarrollo, pero siempre que tratase de apoyar y no de sustituir al

mercado, es decir, que se tratase de una intervención del Estado a favor del mercado.

Regionalismo abierto

En el plano de la inserción internacional, la CEPAL elaboró su propuesta de Regionalismo

abierto (CEPAL, 1994-c), con la que trataba de compatibilizar la liberalización de las

relaciones económicas exteriores (comerciales y financieras) en el ámbito internacional con

los acuerdos de integración regional. La propuesta se basaba en modelos de integración más

liberalizadores que las tendencias internacionales, por ejemplo, una reducción arancelaria

generalizada de mayor intensidad dentro del área de integración. Con esta estrategia se

contribuiría a elevar la competitividad internacional, por la vía de la liberalización, sin

perjudicar la integración regional e incluso hemisférica, donde el ingrediente preferencial se

considera esencial.

Subdesarrollo

Así, el subdesarrollo puede ser entendido como la situación de estabilidad (estancamiento

económico) caracterizada por una estructura socioeconómica donde las relaciones de

interdependencia interna son débiles (desarticulación interna) mientras que las relaciones

con otros sistemas socioeconómicos son fuertes (extraversión), lo que a su vez es

consecuencia del seguimiento de creodos ineficientes en la consecución de la finalidad,

pero eficaces en el mantenimiento de la estabilidad estructural. Es precisamente la

desarticulación interna, combinada con la extraversión, la que genera el estancamiento

económico, ya que los recursos generados por el sistema y que podrían ser útiles en la

satisfacción de las necesidades de la población, son enviados al exterior en lugar de ser

distribuidos por la estructura socioeconómica en virtud de las relaciones de

interdependencia. Desarticulación, extraversión e ineficiencia son los elementos que

caracterizan estructuralmente una situación de subdesarrollo.

La transformación productiva con equidad planteaba la necesidad de generar un círculo

virtuoso entre crecimiento, competitividad, progreso técnico y equidad, al igual que

hicieron otros países de industrialización tardía. La equidad favorecería el crecimiento,

pues permitiría la existencia de un patrón de consumo compatible con una mayor inversión

y promovería patrones de comportamiento, de valorización social y de liderazgo favorables

al crecimiento. Además, la equidad reforzaría la competitividad auténtica (basada en el

25

progreso técnico), ya que favorecería la difusión, asimilación progresiva y adaptación de

patrones tecnológicos adecuados, la homogeneización de productividades y de patrones de

comportamiento y, de esta forma, la capacidad de inserción internacional.

Resultados

26

27

Primeras conclusiones:

1. El gráfico número uno sintetiza los niveles de confianza de la población de la

Ciudad de Zacatecas respecto a las instituciones y la personalización de algunas

instituciones sociales y los niveles de confianza, esperados se tornaron desconfianza

por las instituciones sociales, políticas, económicas y educativas que dice tener la

ciudadanía encuestada, pues al agregar nada y poca confianza resulta que existe una

desconfianza mayor al 80% de los sujetos e instituciones siguientes: La

Gobernadora, los agentes del ministerio público, los partidos políticos, los policías

municipales, los agentes de tránsito y los diputados.

Con desconfianza de parte de la ciudadanía de la Ciudad de Zacatecas, superior al

70% además de los anteriores, resultó el conjunto siguiente: El presidente de la

República, el presidente municipal, el rector de la Universidad Autónoma de

Zacatecas, los jueces, los empresarios, los sindicatos, las organizaciones

campesinas, las asociaciones civiles, la policía ministerial, los regidores y el

presidente de la colonia. Con desconfianza superior al 60% a todos los anteriores se

suman los maestros del magisterio y los directores de las escuelas primarias.

2. El gráfico número dos resume la disposición ciudadana mostrada para ayudar a las

personas vulnerables en la Ciudad de Zacatecas. Resultó que más del 80% no

ayudarían o le ayudaría poco a una persona con creencias religiosas distintas a las

suyas, ni se ayudaría a una persona con preferencias políticas diferentes a las suyas,

así mismo tampoco le ayudaría o le ayudaría poco a una persona con tatuajes o con

pearsing. Adicionalmente más del 60% no ayudarían o le ayudaría poco a una

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persona homosexual, a una persona adicta, a una persona enferma de SIDA/VIH, a

una persona de clase social distinta a la suya ni a un extranjero.

3. El gráfico número tres califica la calidad de la educación y se asocian los promedios

de calificaciones de con los niveles del sistema educativo, con 8.15 se califica a los

posgrados; con 8.12 a las licenciaturas con 7.67 a los carreras técnicas; con la

calificación promedio de 7.58 los Kinders; reciben calificación de 7.55 las

primarias; las escuelas preparatorias son calificadas con 7.47 y en seguida con 7.33

a las secundarias. La educación privada en general recibe calificación de 7.41 en

cambio la educación pública en general es calificada con 7.24.

4. El gráfico número cuatro muestra la afiliación a régimen de seguridad social de la

población del municipio de Zacatecas; el 54.1% de la población encuestada dice

estar en el régimen del Instituto Mexicano del Seguro Social y el 18.5 % se afilia al

Instituto de Servicios de Salud para Trabajadores del Estado; las otras alternativas

tienen menores porcentajes, como los Servicios de Salud de Zacatecas, con menos

de un décimo de punto porcentual y el Seguro Popular con el 3.2%.

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