In Memoriam José Antonio Romillo

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[7] Gac Med Bilbao. 2005; 102: 23 23 EDITORIAL De los años 1958 en adelante, en los locales de la Academia en General Concha, nos reuníamos al atardecer un grupo de amigos: Begoña Arrilucea, Secretaria, el padre jesuita José Luis Alonso, Ramón Armentia, José Antonio Romillo y quien redacta esta nota. Ese fue el inicio de una amistad que ha durado casi cincuenta años, no ha sufrido el más mínimo deterioro y me ha permitido conocer a una de las personas mejores y que ahora se nos ha ido de forma inopinada. Me refiero a José Antonio Romillo Martínez. Haber tenido con él un trato fluido, duradero, sincero me permite analizar varias facetas de su vida, a mi parecer importantes: la Profesional, su vinculación a la Academia de Ciencias Médicas y su trayectoria personal. En los años en que hablo, cuando los Laboratorios Arístegui eran referentes con su Broncosolvente y su Pulmolino, sus Jefes, conscientes de la valía e integridad de Romillo, le tenían por la persona idónea para “estudios de mercado”, por decirlo de alguna forma. Y así estuvo en Lisboa, Málaga, Sevilla, Cataluña, donde siempre tuvo amigos y allí se recetaban sus productos con generosidad, porque un laboratorio que tuviese Romillo en plantilla no podía dar gato por liebre. Fue un excelente profesional en su trabajo de Visitador – Delegado Médico, cuando la visita médica descansaba en la amistad y no la dádiva como ahora. “Josean” podría haber contado vida y milagros de muchísimos médicos, académicos o no, por sus excelentes relaciones en base a su tarea de Visitador y de Gestor en la Academia. Nunca le oí decir una palabra inadecuada sobre nadie. Era hermético y ético en grado sumo, cosa que con frecuencia se suele olvidar. Una razón más entre tantas, para que todos confiásemos en él. En la Academia, desde su fundación en 1895 hasta ahora, cada Presidente habrá dejado su impronta, mayor o menor, en la historia de la Institución; y como ellos, las Junta y los Académicos. Pero nadie, ni durante tantos años, hemos podido igualar la dedicación, el desinterés y la honradez de José Antonio, en su labor minuciosa, impecable, “de llevar las cuentas”. Detrás de cualquier informe de Tesorería, subyacía el trabajo de Romillo: suscripciones a revistas, encartes de los Laboratorios en la Gaceta Médica de Bilbao, sueldos, agua, luz, lo que fuese. Todo anotado, justificado y aprobado. Si los Presidente, muchos, tenemos una fotografía que recuerda nuestro paso. José Antonio y quiero se tenga en cuenta, merece un obelisco, al margen de que ya sea Académico de Honor. Parodiando la frase de Churchill en la batalla de Inglaterra: “Nunca tantos debemos tantísimo a uno sólo”. Romillo, y con él, Begoña Arrilucea, Montse, Merche y Ane han llevado la Academia; nosotros la hemos representado. Es un deber reconocerlo. Su tercera faceta, la personal, es digna de reflexión. Profundamente bueno, honesto a carta cabal, religioso sin estridencias. La bonhomía de “Josean” no se limitó a su relación con la Academia y los Académicos y con muchísimos médicos, como yo. Era con todo el mundo. Durante muchos años vivió gran parte del año en Laredo, en la misma urbanización que yo, donde siguió siendo ejemplar y amigo de todos. Todo lo hizo igual de bien; ser Presidente, organizar festejos, escuchar a unos y a otros. Sus hijos y sus nietos pueden dar fe de lo que digo. - Los “Arístegui”, veían por sus ojos y nunca les falló - Los presidente y los Académicos aceptábamos sus cuentas y sugerencias y nunca nos falló. - En mi relación amistosa de casi cincuenta años, tengo nítidas pruebas de afecto mutuo y nunca me falló Hombres como “JOSEAN ROMILLO” merecen que su paso por la vida sea conocido y respetado. Que Julita, su mujer, sus hijos y sus nietos sepan que pueden ir con la cabeza muy alta por haber tenido un esposo, padre y abuelo irrepetible. Con profundo dolor, rara vez suelo llorar, hoy lo he hecho, te doy las gracias por tus constantes pruebas de amistad y respeto. Bilbao. 4 de febrero de 2005 Isaac Fernández Martín-Granizo Académia de Ciencias Médicas de Bilbao Correo electrónico: [email protected] In Memoriam José Antonio Romillo In Memoriam José Antonio Romillo EDITORIAL

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[7] Gac Med Bilbao. 2005; 102: 23 23

EDITORIAL

De los años 1958 en adelante, en los locales de laAcademia en General Concha, nos reuníamos alatardecer un grupo de amigos: Begoña Arrilucea,Secretaria, el padre jesuita José Luis Alonso, RamónArmentia, José Antonio Romillo y quien redacta estanota. Ese fue el inicio de una amistad que ha duradocasi cincuenta años, no ha sufrido el más mínimodeterioro y me ha permitido conocer a una de laspersonas mejores y que ahora se nos ha ido de formainopinada. Me refiero a José Antonio Romillo Martínez.Haber tenido con él un trato fluido, duradero, sincerome permite analizar varias facetas de su vida, a miparecer importantes: la Profesional, su vinculación ala Academia de Ciencias Médicas y su trayectoriapersonal.En los años en que hablo, cuando los LaboratoriosArístegui eran referentes con su Broncosolvente y suPulmolino, sus Jefes, conscientes de la valía eintegridad de Romillo, le tenían por la persona idóneapara “estudios de mercado”, por decirlo de algunaforma. Y así estuvo en Lisboa, Málaga, Sevilla,Cataluña, donde siempre tuvo amigos y allí serecetaban sus productos con generosidad, porque unlaboratorio que tuviese Romillo en plantilla no podíadar gato por liebre.Fue un excelente profesional en su trabajo deVisitador – Delegado Médico, cuando la visita médicadescansaba en la amistad y no la dádiva como ahora.“Josean” podría haber contado vida y milagros demuchísimos médicos, académicos o no, por susexcelentes relaciones en base a su tarea de Visitadory de Gestor en la Academia. Nunca le oí decir unapalabra inadecuada sobre nadie. Era hermético y éticoen grado sumo, cosa que con frecuencia se sueleolvidar. Una razón más entre tantas, para que todosconfiásemos en él.En la Academia, desde su fundación en 1895 hastaahora, cada Presidente habrá dejado su impronta,

mayor o menor, en la historia de la Institución; y comoellos, las Junta y los Académicos. Pero nadie, nidurante tantos años, hemos podido igualar ladedicación, el desinterés y la honradez de JoséAntonio, en su labor minuciosa, impecable, “de llevarlas cuentas”. Detrás de cualquier informe deTesorería, subyacía el trabajo de Romillo:suscripciones a revistas, encartes de los Laboratoriosen la Gaceta Médica de Bilbao, sueldos, agua, luz, loque fuese. Todo anotado, justificado y aprobado.Si los Presidente, muchos, tenemos una fotografíaque recuerda nuestro paso. José Antonio y quiero setenga en cuenta, merece un obelisco, al margen deque ya sea Académico de Honor. Parodiando la frasede Churchill en la batalla de Inglaterra: “Nunca tantosdebemos tantísimo a uno sólo”.Romillo, y con él, Begoña Arrilucea, Montse, Merche yAne han llevado la Academia; nosotros la hemosrepresentado. Es un deber reconocerlo.Su tercera faceta, la personal, es digna de reflexión.Profundamente bueno, honesto a carta cabal, religiososin estridencias. La bonhomía de “Josean” no selimitó a su relación con la Academia y los Académicosy con muchísimos médicos, como yo. Era con todo elmundo. Durante muchos años vivió gran parte del añoen Laredo, en la misma urbanización que yo, dondesiguió siendo ejemplar y amigo de todos. Todo lo hizoigual de bien; ser Presidente, organizar festejos,escuchar a unos y a otros. Sus hijos y sus nietospueden dar fe de lo que digo.- Los “Arístegui”, veían por sus ojos y nunca les falló- Los presidente y los Académicos aceptábamos suscuentas y sugerencias y nunca nos falló.- En mi relación amistosa de casi cincuenta años,tengo nítidas pruebas de afecto mutuo y nunca mefallóHombres como “JOSEAN ROMILLO” merecen que supaso por la vida sea conocido y respetado.Que Julita, su mujer, sus hijos y sus nietos sepan quepueden ir con la cabeza muy alta por haber tenido unesposo, padre y abuelo irrepetible.Con profundo dolor, rara vez suelo llorar, hoy lo hehecho, te doy las gracias por tus constantes pruebasde amistad y respeto.Bilbao. 4 de febrero de 2005

Isaac Fernández Martín-GranizoAcadémia de Ciencias Médicas de Bilbao

Correo electrónico: [email protected]

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