~IMBOLOS PATRIO~ - SNTE - Sindicato Nacional … Símbolos Patrios" dirigido a alumnos de...

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ZONA 02J ............ ALUMNOS

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~IMBOLOS PATRIO~ ~---:::::.o! .

ZONA 02J ~SECUNDARIAS ............

ALUMNOS ·~·

ANTOLOGIA

, DE EXPRESION LITERARIA DE

SÍMBOLOS PATRIOS

HECHA POR ALUMNOS DE LA ZONA 023

DE SECUNDARIAS CICLO ESCOLAR

2012-2013.

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INTRODUCCIÓN

Todo lo que nos rodea visual y auditivamente ha sido hecho por el género humano y como consecuencia nos induce a seguir construyen­do, es por ello, que la escuela es el espacio más propicio para construir y desarrollar las habilidades intelectuales.

En educación básica, los adolescentes van desarrollando su habilidad para comuni­carse verbalmente y por escrito, es así como la zona escolar 023 por cuarto año consecuti­vo, realiza el concurso de "Expresión Literaria Sobre Símbolos Patrios" dirigido a alumnos de secundaria, en los géneros de cuento, le­yenda y relato.

Como resultado de este concurso, se presen­ta esta antología que contiene 28 trabajos de los participantes, quienes con entusiasmo han mejorando su redacción; dan a conocer sus sentimientos hacia los símbolos patrios en un sentido amplio de identidad nacional y, promueven la cultura de la lectura de textos cortos.

Así mismo, se destaca la participación de los

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profesores de las 11 escuelas que han cola­

borado con sus orientaciones para que alum­

nos disfruten cada línea que escriben y al mismo tiempo, inducir a los alumnos a la au­tocrítica y la apertura para corregir sus pro­pios escritos.

Nuestro agradecimiento más sincero a la Es­

critora Guadalupe Martínez Galindo, por su

apoyo y acompañamiento a lo largo de estos años y por la realización de este proyecto. De igual modo, agradecemos a la Mtra. Candela­ria López Martínez, Directora de la Secunda­ria del Colegio Unión y Progreso, por las facili­

dades que nos brindó para la realización del

Concurso de Expresión Literaria sobre los

Símbolos Patrios y al inapreciable trabajo de

revisión tipográfica de la competente maestra Juanita Reyes Ramírez de la Escuela "Áivaro Obregón" de Cuapiaxtla de Madero, Pue.

También nuestro reconocimiento a los profe­

sores y profesoras jurados del evento, por el

tiempo y la dedicación que han invertido en

la revisión de escritos, que ya forman parte de una herencia cultural.

Se espera que la antología sea conocida por

5

autoridades oficiales, locales, alumnos y pro­

fesores de las escuelas de esta Entidad Fede­

rativa y sociedad en general. Seguiremos cul­

tivando y difundiendo esta rica actividad de la escritura en las aulas.

i Formemos Escritores en las aulas!

Mtra. Oiga Moreno Salas

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1 N D 1 CE

Jenifer Marín Domínguez

Escuela "Cuitláhuac"

Título "El garabato azteca"

PRIMER LUGAR ..... ..... ..... ............................ l3

Gilberto Chávez Pérez. Escuela "José María La Fragua"

Título "Nuestros colores"

7

SEGUNDO LUGAR ....... ... ..... ................... ...... 18

Esmeralda Antonia Vázquez Luna.

Escuela "Cuauhtémoc"

Título "Escudo Nacional" TERCER LUGAR ........................ ............. .. ... .. 21

Estefanía Reyes Cervantes. Escuela "Instituto Atenas"

Título "Pueblo Mágico" ....... ....... .. ...... ... ... .... 25

Raúl Vargas Luna.

Escuela "Profr. Francisco Javier Badillo Aguilar" Título "El milagro del águila" ........................ 28

8

Alejandra Da niela Aguilar Monterrosas

Escuela "Miguel Salas Anzures"

Título: "El diálogo" ...................................... 33

Alejandro Ulises Robles Gutiérrez.

Escuela "Áivaro Obregón"

Título "El amor a nuestra bandera" ............ 36

Daniel Osorio Flores

Escuela "Nicolás Bravo"

Título "El Patriota" ....................... ............... .40

Guadalupe Rojas Alvarado.

Escuela "Unión y Progreso"

Título: "El gran cuento del abuelo" ... .......... .45

GÉNERO LITERARIO LEYENDA.

Rosita Rodríguez Flores Escuela "Cuauhtémoc" Título "Una historia inimaginable" PRIMER LUGAR ............................................ 49

Modesta Ríos Estrada

Escuela "Nicolás Bravo"

Título "El alma de la Bandera Nacional"

SEGUNDO LUGAR ......................................... 53

Guadalupe López Alberto Escuela uProfr. Francisco Javier

Badillo Aguilar" Título I(Nació Tonalí y la Bandera Nacional"

9

TERCER LUGAR ................... ..... ........ ..... ....... 57

Fernando Toral Rojas

Escuela ulnstituto Atenas"

Título uEntre sueños" .............. .................... 64

Vanessa Michelle Peña Rafael Escuela uUnión y Progreso" Título "La Leyenda del Águila" .... ... .... .......... 67

Daniel Sánchez Salas

Escuela I(Áivaro Obregón"

Título I(La leyenda de

México-Tenochtitlán" ................................. 71

Yazmín Morales Pérez Escuela "José María La Fragua"

Título I(La unión de un pueblo" .. ................. 75

Mayra Palafox Herrera

Escuela I(Cuitláhuac"

Título "Leyenda de la Bandera y el Escudo Nacional" ..... .... .... .. .... .. .............. 80

10

Juan Carlos Cruz Domínguez,

Escuela "Miguel Salas Anzures"

Título "Leyenda del Pueblo Azteca" .......... 85

GENERO LITERARIO.- RELATO

Alumna María Dolores Vázquez Estrada,

Escuela "Nicolás Bravo"

Título "El Escudo, esperanza

de nuestra nación"

PRIMER LUGAR ........................................... 89

Sinaí Gómez Orea

Escuela "Miguel Salas Anzures"

Título "Orgullo Nacional"

SEGUNDO LUGAR ........................................ 93

María del Sol Rosas Ulloa.

Escuela: "Áivaro Obregón"

Título "Mi himno inspirador"

TERCER LUGAR ............................................. 98

Amairani Gómez Rodríguez

Escuela "Instituto Atenas"

Título "El baúl de los recuerdos" ................. 102

Guillermo Melina Fernández Escuela 11 Profr. Francisco Javier Badillo Aguilar".

Título 11Águila y Sol" ................................. lOS

Daniela Valeriana Martinez

Escuela 11 Unión y Progreso"

11

Título 11 Es de lo que estoy orgulloso" ....... 110

Mayra Urrieta Jiménez

Escuela 1115 de Mayo" Título 11 EI Himno Nacional" ....................... 113

Perla Emilia Marín Román. Escuela uCuitláhuac" Título 11 Bandera mía" ... ... ........................... llS

Guísela Rodríguez Castillo Escuela 11José María La Fragua" Título 11 Un glorioso canto" ........................ 117

José María Velázquez Cerrillo Escuela 11 María Teresa López

Viuda de Téllez. Título 11Himno Nacional Mexicano" ............ 123

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GÉNERO LITERARIO CUENTO.

Jenifer Marín Domínguez

Escuela 11Cuitláhuac" Título 11 EI garabato azteca" PRIMER LUGAR.

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Había una vez un niño llamado Lucio que le

encantaba dibujar en cualquier papel que ca­

yera en sus manos, lo llenaba de figuras fan­tásticas: monstruos llenos de pelos, fantas­mas de colores que no asustaban a nadie, lu­ciérnagas bailarinas. A veces no se entendía lo que dibujaba y tenía que explicarlo. En­tonces decía muy serio lino es un árbol, ma­

má, es una bruja que busca su escoba que

perdió"; lino es un monstruo, es un auto de

cuatro ojos"; lino es una jirafa, es un dragón que tiene frío"; 11

nO es un ratón, es una abeja buscando miel".

En una ocasión cuando tenía cuatro año no encontró ningún papel en que manifestar su

inquietud artística, entonces dibujó en la pa­

red de su habitación un garabato muy simpá­

tico que recordó haber visto en un sueño que había tenido la noche anterior, donde le de­cían lo importante que era eso para él por ser

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parte de su nae~on. Era un águila sobre un nopal devorando una serpiente, la cual debía ser conocida por todos y darle la importancia adecuada. Lucio lo llamó garabato azteca.

Al ver la pared, la mamá de Lucio se enojó mucho, como una bruja fea y gruñona o co­mo un león furioso que es peor, que daba miedo con solo verla y aunque Lucio le expli­có que el garabato era su amigo y lo que sig­nificaba no pareció justificar el extraño dibu­

jo. Su papá pintó la pared con una brocha gorda y dos litros de pintura. Lucio no quiso

volver a dibujar nunca más, todo le recordaba a su amigo el garabato azteca.

Cuando cumplió doce años su abuela le rega­ló una caja de acuarelas muy grande y ocho marcadores muy padres. Lucio volvió a dibu­jar. Hacía unos dibujos preciosos que ya no tenía que explicar lo que eran porque todos los comprendían. Una noche oyó un ruido en la pared de su cuarto. Se quedó en silencio, ya no escuchó nada y apagó la luz. Al poco rato volvió a oír un ruido. Prendió la luz asus­tado pensando que podría ser un ratón. Era extraño, lo que escuchaba parecía venir de dentro del muro de su cuarto, se acercó de

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puntitas y apoyó la oreja contra la pared.

-Lucio ... soy yo ... -le dijo una voz finita- tu ami­go, el garabato azteca, ¿podrías ayudarme a salir de la pared?

-Pero ¿co ... co ... cómo? -tartamudeó Lucio-

-iAh! no sé -le contestó el garabato­¡

Lucio pensó y pensó, por fin apoyó un papel

sobre la pared, suavemente para no lastimar­lo, pasó un marcador por encima de donde recordaba haberlo dibujado hacía años. Cuando el niño dibujó la boca del garabato azteca, este emitió un suspiro.

-i iAI fin!! estaba tan apretado adentro y tenía tanto calor, gracias por liberarme, le dijo el garabato azteca.

-Yo no sabía que aún estabas ahí -le dijo el niño- creí que te habías ...

-Los dibujos no desaparecemos y mucho me­nos de alguien como yo, que pertenezco a un mundo diferente creado por tus antepasados -repuso el garabato azteca-

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-Y ¿cómo es eso? -preguntó Lucio-

-Mira -le dijo- hace muchos años los aztecas me encontraron porque un Dios les envió en mi búsqueda, pero al hallarme sucedió algo inesperado, cada uno de ellos tuvo intereses

diferentes, me ignoraron y perdieron el res­

peto por mí, olvidaron lo que significo y prin­

cipalmente el amor a su Patria . Pero tuve la

suerte de encontrarte, eres de buen corazón, me quieres y me escuchas, se que me ayuda­rás, como lo has hecho al sacarme de la pa­red.

-Dime qué debo hacer -le dijo Lucio- que ya

entendía lo que era y lo que significaba.

Hicieron un acuerdo, el chico lo daría a cono­cer a todos, pero antes, decidieron jugar y di­vertirse al máximo. Jugaron mucho, esa no­che Lucio y su amigo el garabato azteca, lo coloreó, le dibujó amigos y muchas cosas más. Al cabo de un rato, ya cansados, el niño

se quedó dormido.

A la mañana siguiente, cuando la mamá de Lucio fue a despertarlo encontró la habita­ción llena de dibujos.

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-¿Y esta mancha en la almohada? -¿le pre­

guntó a su hijo?

-iNo te preocupes mamá, esta mancha sale!

Años después, Lucio realizó lo que el garaba­to le había pedido y ese garabato se convirtió

en el escudo de la Nación.

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Gilberto Chávez Pérez. Escuela "José María La Fragua" Título "Nuestros colores"

SEGUNDO LUGAR.

En un pueblo muy humilde vivía una familia

formada por Jesús, Jacqueline y sus papás

don Joel y doña Dolores. Un día, los señores salieron al campo a cuidar su ganado; mien­

tras tanto sus hijos se quedaron en la casa a

realizar las labores domésticas.

La noche llegó y los papás de los niños no re­

gresaban por lo que ellos empezaron a preo­

cuparse. Al día siguiente apenas aclaró la au­rora salieron en su busca y encontraron a su mamá llorando junto al cuerpo de su papá que yacía en el suelo.

-¿Qué tienes? -le preguntó Jesús- ¿Qué te

pasa? ¿Por qué lloras?

-Tu papá fue picado por una víbora -le con­

testó ella- y murió en el transcurso de la no­che, fue una gran desgracia, no sé qué hacer.

Los niños ayudaron a su madre a llevar el

cuerpo a su casa para velarlo, sin embargo

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algo sorprende"nte sucedió; al llegar a su casa observaron que en el vestido blanco que la niña llevaba puesto se había dibujado de ma­nera sorprendente e inexplicable una ser­piente en el centro, justo a la altura de su es­tomago y alrededor tenía colores rojo y ver­de. El rojo de la sangre derramada por su pa­dre y el verde de las hojas grandes y espino­sas que había en el camino que al pasar a ro­sarse con ellas lo habían teñido. 1

La más asustada ante la aparición de esta imagen era por su edad la misma niña, quien

se quitó el vestido y lo guardó; sería un re­cuerdo muy valioso para toda la familia del día que había muerto su padre, pero al día siguiente que fue a sacarlo queriendo verlo de nuevo ya no lo encontró en el lugar donde lo había puesto y todos empezaron a buscar­lo.

Pasaron los días y no lo encontraron, eso los preocupó. Jesús intranquilo se fue al río y se encontró con algo sorprendente, en una de las orillas estaba extendido el vestido y un águila estaba encima. ¿Cómo había llegado hasta ahí? nadie lo sabía. El chico pensando que la gran ave podía atacarlo, le lanzó un cu-

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chillo con mucho tino y la mató, acercándose

a recuperar el vestido que tanto habían bus­cado.

Al recogerlo se dio cuenta que también la imagen del águila había quedado impresa y

aparecía en actitud de devorar a la serpiente .

Era sorprendente ver ese espectáculo, pero a

la vez tan impactante que emocionado y con

un poco de miedo empezó a llorar. Enseguida corrió a contarles lo sucedido a su mamá y a su hermana. Decidieron llevar ese atuendo al Museo del pueblo para que toda la gente lo viera y supiera lo sucedido.

Para Jesús y su familia representaba la ima­

gen del símbolo patrio que los hacía sentirse orgullosos de su nación y reforzaba su identi­dad ya que en lo sucesivo amarían más a su pueblo por tres razones:

Por su padre. Por su familia.

Por hacerlos sentirse y ser "mexicanos".

Esmeralda Antonia Vázquez Luna.

Escuela "Cuauhtémoc" Título "Escudo Nacional" TERCER LUGAR.

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Hace muchos años México no tenía Escudo

Nacional, así que comenzaron a buscar algo

que representara a nuestro país, como una

nación fuerte, llena de vida y paz. 1

El emperador Moctezuma tenía muchos ani­males reunidos en el zoológico de Chapulte­pec, de todas clases y tamaños, pero con la particularidad que todos vivían juntos respe­tándose y manteniendo una coexistencia ar­

mónica. El rey de ellos era un hermoso león,

grande y fuerte que siempre los protegía, los

cuidaba de los humanos a quienes no ataca­ba, sólo defendía a sus animales, les daba de comer, jugaba con ellos, era un gran rey.

Los años pasaron y fue envejeciendo, una vez no salió en todo el día de su cueva, preocu­

pando a todos sus súbditos. Mandó llamar a la jirafa y mandó con ella un recado para to­

dos los animales:

"No se preocupen, sólo estoy cansado por mi

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edad, he pensado en elegir a uno de ustedes para que sea el nuevo rey, quien aspire a ello tlene tres días para demostrar que tlene los méritos suficientes para hacerse cargo de es­te hermoso lugar".

La jirafa reunió a todos los animales y les hizo saber la voluntad del viejo león . Todos se es­forzaron por hacer las cosas bien los siguien­tes tres días, concluido el término, sólo tres animales fueron seleccionados: una serpien­

te, un águila y una zorra.

El león se dio cuenta del lado oscuro de la serpiente, así que les concedió tres días más para demostrar sus cualidades que los hicie­ran dignos de recibir el trono.

La serpiente ya estaba ansiosa de quedarse a cargo, pero al darse cuenta de que el león se había dado cuenta de su ambición, decidió matarlo y proclamarse reina . El anciano so­berano ya estaba viejo y cansado, no le iba a costar trabajo deshacerse de él. En la madru­gada del segundo día, cuando aún no se des­pertaba ninguno de los animales ni habían abierto el zoológico, la serpiente se arrastró hasta la cueva del león, iba con mucha caute-

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la para que nadie la descubriera, pero el águi­la se despertó y la siguió.

Cuando la serpiente ya estaba dentro de la cueva del león y se disponía a atacarlo ... el águila apareció aprisionándola entre sus ga­rras. Los ruidos de la lucha despertaron a to­dos que fueron hasta ese lugar preguntando qué ocurría . Todo pasó tan rápido que ni el mismo león se dio cuenta de in ediato que estaba pasando.

El águila voló sobre toda el área con la ser­

piente sujeta entre sus garras, hasta que deci­dió posarse sobre un nopal verde lleno de frutos rojos y blancos y comenzó a devorar a su presa. En ese momento el zoológico abrió sus puertas y el encargado de darles de co­mer a los animales percibió el acto. Todos corrieron a ver que pasaba y uno de ellos di­jo:

-Presiento que este acto es por algo bueno y hermoso, simboliza la fidelidad, la paz y el amor fraternal.

El león estaba feliz. Ya había escogido al he­redero del trono: sería el águila. Explicó a to-

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dos lo sucedido y estuvieron de acuerdo en

que había probado su lealtad y lo merecía. Los animales hicieron una gran fiesta y el em­perador Moctezuma, decidió que ante tal su­ceso, el escudo de México fuera representa­do por el águila devorando la serpiente.

Estefanía Reyes Cervantes.

Escuela 111nstituto Atenas" Título "Pueblo Mágico"

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Erase una vez un pueblo mágico llamado Te­nochtitlán, rico en flora y fauna, habitado por personas muy inteligentes.

Los moradores de este pueblo creían en va­

rios dioses, principalmente relacionados con los fenómenos naturales por medio de los cuales, creían que se manifestaban a ellos.

Xoltoloyac, era un apuesto joven de los que ahí vivían, trabajaba en sus campos cultivan­

do maíz, era muy respetuoso de las tradicio­

nes y cuando cosechaba entregaba tributo, por lo que era muy apreciado y consentido por el gran Tlatoani su gobernante.

Tenía un gran amor por los animales, creía que al igual que los humanos, ellos tenían su propia forma de ser, su personalidad, el león era salvaje, el perro pasivo, el gato desconfia­do, el halcón traicionero y así sucesivamente

calificaba a todos de acuerdo con su actitud. Había participado además en algunas batallas contra enemigos de su pueblo y tenía la in-

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quietud de encontrar algo que los representa­ra . No sería trabajo fácil, tenía que ser algo muy especial que inspirara gallardía, firmeza, confianza y además abarcara a todos en su diversidad para que se sintieran unidos e identificados.

Un día salió a recolectar algunos frutos y des­cubrió en un sembradío de nopal, posada so­bre una de las más grandes y frondosas plan­

tas una hermosa águila, con un aspecto muy especial que llamaba la atención, se quedó

impresionado. Esa tarde hubo una reunión

de habitantes de su pueblo y el Tlatoani les dijo que era necesario que tuvieran un sím­bolo que los representara y los distinguiera de los otros pueblos.

A la mañana siguiente Xoltoloyac volvió al si­tio donde había visto la víspera a la extraordi­naria águila, ahí estaba nuevamente la majes­tuosa ave; él se acercó lentamente, pero ella levantó el vuelo. Esa misma tarde sucedió algo inesperado, los guerreros del pueblo ve­cino los atacaron con el fin de despojarlos de sus bienes y quedarse con su territorio. Rápi­damente contestaron el ataque, la lucha era muy fuerte porque el ataque había sido sor-

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presivo, pero cu·ando sentían que las fuerzas los abandonaban y la derrota parecía inmi­nente, apareció en los cielos la gran águila que volando a baja altura con actitud de ata­que descontroló a los enemigos y los pertur­bó haciéndoles huir.

Los guerreros del pueblo de Xoltoloyac resul­taron triunfantes y el Tlatoani volvió a insistir para que entre todos buscaran un símbolo para que los representara. El valiente guerre­ro les habló del águila y les dijo que él sabía dónde podían encontrarla. Los llevó hasta la gran nopalera y ahí la encontraron nueva­mente sobre el nopal, pero esta vez devoraba una serpiente. Sorprendidos ante la singular imagen, fueron a decir al Tlatoani lo que ha­bían visto. Él los acompañó de regreso al lu­gar y les dijo que ese sería su símbolo en ade­lante.

Ordenó a sus artesanos y orfebres que fueran a verla para que la representaran en todo lo que fuera posible del pueblo, la estamparon en la fachada de sus edificios, en sus estan­dartes, vestimentas, etc., habían encontrado al fin el símbolo adecuado que los represen­taría como un pueblo gallardo y fuerte.

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Raúl Vargas Luna.

Escuela "Profr. Francisco Javier Badillo Aguilar" Título "El milagro del águila"

Erase una vez un pequeño pueblo donde vivía

un humilde niño triste y decepcionado, ya

que su familia sufría hambre, sus padres pe­

leaban por esa razón y él se sentía cada vez

más mal y con menos deseos de vivir, pues en aquella época había también muy crueles guerra y los soldados eran muy malos con la gente que se oponía a lo que ellos querían hacer.

Desesperado, una madrugada salió de su casa

y empezó a caminar sin rumbo fijo, pensando

que así disiparía su frustración y su enojo, pero cuando amaneció y pensó regresar a su casa ya no pudo hacerlo, estaba perdido, to­do a su alrededor era un mismo paisaje y no sabía cuál era la dirección correcta que debía tomar.

Pensando en la miseria de su familia, sus

constantes peleas y lo descuidado que lo te­nían se dijo: "seguro ni se han dado cuenta que no estoy en casa" su corazón se llenó de

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desconcierto, ~u ánimo se derrumbo y cayó al

suelo invadido por la tristeza, de pronto un terrible pensamiento lo asaltó: ¿qué pasaría si sus padres no existieran o se murieran?

De repente escuchó una voz que le decía: "No estás solo, tus padres te esperan en casa, a

mi me encomendaron la misión de cuidarte y

cumplir los deseos que hay en tu l orazón"

-¿Quién eres tú? -dijo el niño levantando la cabeza buscando a quien había dicho estas palabras-si es verdad lo que has dicho, demuéstrame­lo. La voz volvió a resonar dentro de él di­

ciéndole:

-Sígueme.

El niño caminó mecánicamente sin saber adónde iba, ni siquiera si era real o no lo que había oído, pero no tenía opción, continuó su marcha atravesando montes y desiertos, pa­saban las horas y los días, pero su destino es­taba cerca. De repente llegó a un terreno

baldío enorme en donde en un abrir y cerrar de ojos apareció milagrosamente un hermoso y esplendoroso palacio. Para el niño eso era

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inexplicable, pues nunca había visto algo si­milar.

La gran puerta se abrió por sí sola, dentro ha­bía grandes riquezas, vestimentas elegantes, instrumentos musicales de oro y en el centro de una gran sala un inmaculado lienzo trico­lor. El niño quedó prendado de lo que sus ojos veían; al entrar empezó a escuchar una música muy bella, ese lugar lo llenaba de

tranquilidad. El pequeño preguntó, ¿Por qué me han traído hasta este lugar? ¿por qué ha­biendo tanta pobreza entre la gente, no se

reparte todo lo que hay aquí?

-Eso es lo que he tratado de decirte -le res­pondió la voz misteriosa-

-Has sido elegido para que tu gente no siga sufriendo, si todos trabajan unidos, sin gue­rra, el progreso pronto vendrá

-¿Cómo es que yo lo haré si soy tan peque­ño? -repuso el niño preocupado-

-Por esa razón fuiste elegido -le dijo la voz-

El niño se acercó a la bandera y la vio ondear,

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su corazón fue conquistado y lleno de valor, lo que veía era más que una simple riqueza, sus relucientes colores, llenaban de gozo y

tranquilidad a su impaciente espíritu. La ima­gen de lucha que observaba entre el águila y la serpiente fortaleció sus deseos de supera­ción y con un entusiasmo renovado preguntó ansioso ¿qué debo hacer? Toma este inma­culado lienzo, ve y muéstraselo 4 tu gente, verás que pronto la guerra terminará, se uni­rán, los hombres empezarán a trabajar la tie­rra, los niños estudiarán, los gobernantes de­fenderán los derechos de todos. No olvides que es el símbolo de identidad nacional.

El niño la tomó entre sus brazos, comprendió que la voz lo guiaría para volver al lado de su gente, emprendió el camino y avanzó y avan­zó hasta llegar a lo más alto de un monte donde se encontró con más de cuatro mil personas armadas, que inmediatamente le apuntaron con sus armas para matarlo.

Cuando lo tuvieron más cerca y vieron lo que llevaba, dijeron: "este es nuestro Salvador, el que mencionó la enigmática voz. El niño que­dó asombrado y estupefacto y les dijo:

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-Yo también he escuchado la voz, busco a mi

familia y temo que antes de encontrarla sea

asesinado por un cruel y despiadado ejército, que tal vez no sepa ni la razón de su lucha. Aquella voz me ha dicho que debemos unir­nos, trabajar la tierra, estudiar y prepararnos

para progresar; también me ha entregado es­

te símbolo de unidad. Estoy dispuesto a mos­

trar este gran tesoro a toda la Nación.

Los soldados le respondieron, nosotros tam­bién tenemos esa misma ilusión, estamos dis­puestos a trabajar y prepararnos, queremos vivir en paz, disfrutar a nuestras familias y

olvidarnos que la guerra existe.

Todos emocionados y alegres volvieron a los campos, construyeron escuelas y los gober­nantes defendían los derechos de todos. La gente comprendió que el trabajo, la unidad y

el honor a la Patria, traería bienestar y pro­greso sin distinción de color de piel, género o

preparación. Para que nadie lo olvide, una

hermosa bandera ondea en lo alto de un pe­

destal que diario les recuerda también el va­

lor de la unidad familiar y nacional.

Alejandra Daniela Aguilar Monterrosas

Escuela "Miguel Salas Anzures" Título: "El diálogo"

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Había una vez un pueblito muy lejano llama­do Río Colores, alrededor había muchas al­

deas, en una de ellas vivía una familia de no­

tas musicales, las cuales cantaban mucho, to­

dos los días disfrutaban unas de ov as. Un día

muy nublado llegaron hasta ahí unas perso­nas a pedir ayuda, pues estaban invadiendo su pueblo.

El presidente municipal hizo un llamado a los más valientes hombres de ese lugar para ver

quien estaba dispuesto a ir en auxilio de los

habitantes de Río Aventura que estaban en peligro. Manta venía al mando de ellos: ver­de, blanca y roja. El grupo que se ofreció a ir a ayudarlos partió con ellos hasta el lugar donde se haría la confrontación; tenían la es­peranza de resolver el problema por la vía del diálogo.

Al llegar al lugar, se dieron cuenta que los ata­

cantes que venían de Río Tenebroso eran mu­chos, así que su autoestima comenzó a bajar, lo único que les restaba era tratar de conven-

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cerlos con palabras sin tener que llegar a la violencia, querían solucionar en paz el con­flicto, pero no entendieron sus buenas razo­

nes. Comenzaron a sacar palas, piedras y ma­chetes, se escucharon gritos y ofensas, el am­biente se lleno de tristeza y desesperanza.

De pronto, del cielo descendió una luz tan bonita y brillante que al reflejarse en las per­sonas de uno y otro bando quedaron asusta­

dos, no podían abrir los ojos por su luminosi­dad. La tierra retumbó y el ruido cesó, todos quedaron pensativos y alarmados.

Del horizonte se fueron acercando a ellos grandes ángeles, los cuales no se sabía de dónde habían salido, empezaron a lanzar so­bre ellos polvos mágicos para que dejaran de pelear los habitantes de los diferentes ríos. Manta preguntó ¿quién los ha enviado? pero los ángeles no le respondieron.

Viendo su angustia, uno de ellos, Escudo le dijo:

-Venimos a ayudarlos para que resuelvan sus problemas de manera pasiva. Al terminar la tempestad se dieron cuenta de que Escudo

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estaba muy agotado y se desmayó. Lo recos­taron en una roca que estaba cerca mientras pedían ayuda, al ver que tardaban mucho la Manta lo recogió en sus brazos. Escudo no soportó el dolor y murió.

Algo asombroso pasó en ese instante. Escu­do quedó impregnado en el centro de la Manta. Al enterarse las notas del

1 triste suce­

so decidieron componer una canción que re­cordara por siempre esos hechos que habían protagonizado los que habían salvado a esos pueblos.

Pasaron algunos años y manta murió. Los ha­bitantes de los dos ríos se reunieron y la colo­caron en un asta para ser respetada y valora­da por todo su gran significado. Cada vez que llegaba la fecha en que se conmemora­ban esos acontecimientos, la familia de notas musicales entonaba con júbilo el Himno Na­cional, nombre que se le asignó a esa can­ción.

36

Alejandro Ulises Robles Gutiérrez.

Escuela "Áivaro Obregón"

Título "El amor a nuestra bandera 11

Esta historia se desarrolla en un lugar campi­

rano, lleno de todas las bondades que el me­

dio rural nos ofrece, llamado Magdalena de

Juárez, pequeño pueblecito ubicado en la Sie­

rra Norte. Trata de tres niños llenos de amor y esperanza, dispuestos a luchar por realizar sus sueños.

Pepe y Chucho tuvieron la oportunidad de

ingresar a la escuela; ellos asistieron llenos de

entusiasmo porque deseaban aprender a leer

y escribir para vivir mejor. Fue ahí donde co­nocieron a Efraín, hijo de un general de ran­go, que prestaba sus servicios en ese lugar. Efraín era un niño muy hábil e inteligente, le gustaban las armas y poseía un gran sentido patriótico, ya que su padre se lo había incul­cado desde pequeño.

Los tres muchachos se hicieron muy buenos

amigos; juntos soñaban con su futuro en el que se veían como poetas, músicos y milita­res.

37

C:fraín platicaba con gran entusiasmo a sus

3migos de los valores patrióticos, de cómo los mexicanos debían honrar y respetar a la bandera al grado de dar la vida por ella antes de permitir que nadie la mancillara, como ocurrió con los niños héroes de Chapultepec.

Poco a poco el gran entusiasmo de Efraín se

le contagió a Pepe y a Chucho.

! Un buen día los niños comentaron que uno

de sus grandes sueños sería realizar una ha­zaña patriótica, llena de valor, para poder ser recordados toda la vida en los libros y por muchas generaciones.

Una calurosa tarde de primavera, el pasto se­

co de un llano cercano se prendió, provocan­do un terrible incendio, las llamas alcanzaron la escuela amenazando alcanzar a la bande­ra. Todo el pueblo se apresuró a ir a apagar el fuego, pero era tan fuerte que no lograban su propósito.

Cuando los tres chicos se dieron cuenta de lo

que sucedía, corrieron a la escuela a ayudar,

sin pensar en lo peligroso que sería. Cuando llegaron, el fuego se había extendido y devo­raba todo lo que hallaba a su paso. De pron-

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to Efraín gritó desesperado: ¡la bandera! iSaque la bandera! pero nadie lo escuchó.

El angustiado recordaba todo lo que su padre y su maestro le habían enseñado, que debía defenderla aún a costa de su propia vida si fuera necesario. Corrió entonces hacia la cor­tina de fuego seguido por sus amigos Pepe y Chucho.

Su maestro trató de detenerlos, pero fueron más rápidos que él, perdiéndose entre el hu­mo espeso que producía la madera vieja de la

estructura, la gente que los vio les gritaba que se detuvieran, pero sin resultado. Sólo llevaban en su mente un solo pensamiento: ¡salvar a su bandera! querían a toda costa rescatarla de entre las llamas.

Cuando el incendio terminó y se dieron a la búsqueda de los tres muchachos, quedaron sorprendidos ante un hallazgo increíble e in­sólito: encontraron a los tres pequeños calci­nados, abrazados uno con otro y al separarlos descubrieron en medio de ellos la bandera intacta, sin ninguna quemadura, pareciera que el cuerpo de los pequeños la había prote­gido con tal amor y respeto que ni el mismo

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fuego pudo alcanzarla.

Después de los hechos lamentables, se reali­zó una ceremonia especial con los cuerpos presentes de los tres niños. El lienzo tricolor ondeó con orgullo dando un ejemplo vivo de que los valores y el respeto hacia él deben inculcarse en el ser humano desde la niñez, ya que sólo un alma pura de ser timientos, libre de corrupción y cobardía aprecia en to­da su magnitud a la bandera y a la Patria.

Desde ese día en la comunidad se conmemo­

ra cada año la hazaña de estos chicos a quie­nes no les importó dar la vida por su bandera, que será recordada de generación en genera­ción, como en un momento de exaltado pa­triotismo, como ellos lo habían deseado.

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Daniel Osario Flores

Escuela "Nicolás Bravo" Título "El Patriota"

Había una vez un chico güero de ojos verdes,

estatura media, travieso y rebelde, su nom­

bre era Valentín. Pertenecía a una familia hu­

milde dedicada al campo, vivía con sus padres y un hermano al que le faltaba un brazo y cu­yo carácter era lo contrario al de Valentín, pues era comprensivo, respetuoso y tranqui­lo.

Valentín era conocido en la escuela como un

alumno de mal comportamiento, como de

costumbre cada lunes llevaba su gorrita y se la ponía durante la ceremonia de honores a la bandera, como una falta de respeto a fin de llamar la atención.

En una ocasión el Director lo mandó llamar

para cuestionarlo de por qué no modificaba

su actitud, el chico le dijo que la bandera era

solamente un pedazo de tela y que no tenía por qué respetarla porque a él no lo respeta­ban por ser pobre y que en el país había pro­blemas de interés mayor como la pobreza, el

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hambre y la delincuencia y altos precios en

todo. El director no logró hacerlo cambiar de opinión.

Cada tarde Valentín tenía que ir a la parcela familiar a vigilar el cultivo de cebollas que de­

bían estar en perfectas condiciones para po­

der venderlas y sobrevivir.

¡

Al pasar el tiempo, cuando Valentín cumplió 19 años, cansado de vivir en la pobreza tras las constantes pérdidas de sus cosechas, pro­blemas en casa y falta de trabajo, llegó un día en que decidió irse de forma intempestiva a

los Estados Unidos con la ilusión de mejorar

su forma de vida. Antes de irse, recordó que

una vez había encontrado una vieja bandera, la fue a sacar de donde la había guardado, le dio un beso, la puso en su maleta y juró re­gresar a su país para ayudar a su familia.

Esperó que pasara por su pueblo "la bestia" un viejo tren de carga que iba rumbo al norte,

subió a bordo junto con otros trescientos

compatriotas más o menos que iban también ilusionados a la aventura. Ya en el tren co­menzaron a platicar y a conocerse, ahí en­contró a un antiguo amigo llamado Chabela,

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iban felices pensando en todo lo que les es­

peraba: idolarúcos! ihot dogs! ¡hamburgue­

sas! y sobre todo imás dinero!.

Durmiendo a ratos, al cabo de unos días lle­

garon a su destino. "La bestia" se detuvo, ha­

bía llegado a la frontera y todos se pregunta­

ban ¿cómo pasar? Los contactó un "pollera"

ofreciéndoles el traslado y conseguirles tra­

bajo. Todos pagaron la cuota. Lograron pasar

a Estados Unidos y los llevaron a una fábrica

de hilados y tejidos. Diariamente Valentin

trabajaba doce horas por un sueldo mínimo.

Así estuvo un año, buscando un nuevo em­

pleo con mejor salario pero no tuvo éxito.

Por fin se convenció de que su viaje había lle­

gado a su fin, saco de su maleta la vieja ban­dera y recordó con inmensa melancolía su

país, su familia, su gente.

Cerró su maleta con sus pocas pertenencias,

pero al emprender el camino de regreso lo

detuvo la "migra"; lo trataron con violencia,

desprecio y arrogancia, lo empujaron a un au­

tobús que lo llevó a la línea divisoria y lo lan­

zaron una madrugada a territorio mexicano.

Cuando amaneció abrió los ojos y lo primero

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que vio fue una bandera monumental que con la brisa matinal ondeaba mostrando con orgullo sus colores verde, blanco y rojo, en medio el escudo con el águila devorando la serpiente. Aquella imagen lo hizo suspirar feliz sintiéndose de nuevo en su Patria.

Después de muchas dificultades logró llegar a su casa, muy cansado pero entlljsiasmado por ver nuevamente a su familia después de un largo tiempo de ausencia. Entró a la vi­vienda de sus padres pero no encontró a na­die, así que prendió la televisión y se llevó

una grata sorpresa al ver que estaban trasmi­tiendo una competencia paralímpica de nata­ción donde participaba su hermano quien ha­bía terminado en la primera posición.

Le pasaron el micrófono para que expresara algunas palabras. Habló sobre la grandeza de este país y mencionó que la medalla se la de­dicaba a su hermano Valentín que se encon­traba muy lejos. Valentín lloró muy conmovi­do cuando tocaron el Himno Nacional y ob­servó como se elevaba la Bandera Mexicana. Una gran emoción le invadió y cantó fuerte­mente el himno, ese canto que de niño no se sabía y ahora salía del fondo de su alma.

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Su familia regresó, les platicó todo lo que vi­vió y con el apoyo de sus padres decidió in­gresar de nuevo a la escuela y estudiar para maestro. Al cabo de los años se graduó y se convirtió en un maestro muy reconocido que

mereció que llamaran el "Patriota" porque

impartía con gran pasión educación, amor y

respeto hacia los símbolos patrios.

Guadalupe Rojas Alvarado. Escuela 11 Unión y Progreso" Título: fiEl gran cuento del abuelo"

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A lo lejos, en la montaña, vivía una dulce niña llamada Lupita, con frecuencia recordaba a su

abuelito. iAy mi abuelito! tan loco y testaru­

do, aún tengo presente su risa, su gesto, su

voz y como olvidar su ingenio 1al contarme

cuentos y anécdotas. Lo siento tanto que me parece estar escuchándole contarme mi his­toria favorita "Yo inventé los símbolos pa­trios" ...

-iHola abuelito! -dijo la niña dulcemente,

mientras lo miraba y abrazaba cariñosamente

-iHola hijita! ¿cómo has estado? -contestó el abuelito acariciándose una mejilla- me has tenido muy olvidado, haber dime ¿por qué no has venido?

-Es que mi mamá ha tenido mucho trabajo,

pero ya me tienes aquí y te quiero pedir un

favor, quiero que me expliques ¿qué son los símbolos patrios?

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-i Uy hijita! eso está muy fácil, te voy a contar un hermoso cuento que yo viví. No me lo vas a creer pero yo hice la Campana de Dolores,

pinté el Escudo Nacional en nuestra Bandera y además compuse el Himno Nacional.

-¿Es verdad eso abuelito? ¡Qué padre!. .. sigue contándome.

-Bueno hijita, cuando yo no era tan viejito y

tenía todavía el pelo negro, ni tu mamita ha­bía nacido, hace como 200 años, ja ... ja ... ja ... , no teníamos ningún símbolo patrio.

-¿Apoco abuelito, estás tan viejito qué tienes más de 200 años?

-Jo ... jo ... jo ... , no me interrumpas y recuerda que tu viejo abuelito es inmortal. Es más has­ta conocí a Cristóbal Colón, pero esa es otra historia que un día te contaré.

-Bueno ... ¿en qué me quedé? ia, sí, ya me acordé! le iba diciendo a todos los mexicanos que acabábamos de independizarnos, nadie nos gobernaba, no teníamos idea que hacer, así que me puse a trabajar ... a pensar ... a inspi­rarme, pero por más que lo intentaba no lo-

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graba hacer a'lgo de provecho; entonces fue cuando decidí darle forma a mi propia inspi­ración, la cual fue tener una bella familia y al tiempo una bella nietecita que me abrazara mucho.

-Abuelito ¿yo soy esa nieta? porque soy quien más te quiere y te abraza.

-iAh, si, ciertamente! eres mi rema, tu eres esa inspiración que tanto anhelaba. Gracias a ese amor compuse el Himno Nacional, para que todo el país de alguna manera ame a nuestra nación y al mismo tiempo lo entone con ternura y devoción. También logré plas­mar en un lienzo tricolor, todo lo que nuestro país ha tenido que sufrir, para ser la gran na­ción que hoy es y todo eso mi hijita lo verás reflejado en tu Bandera Nacional.

-Con la que marcho, abuelito, en la escuela.

-Si hijita, jesa mera! A poco no te gustan sus colore y el águila sobre el nopal devorando la serpiente.

-Si abuelito, me gusta mucho marchar, lleván­dola a ella.

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-Y ¿qué me dices de la campana, hijita? cuan­

do la hacen sonar el 15 de Septiembre, su sonido también es estruendoso y todos gritan iViva México!, sólo para recordarnos que nuestro país vive y que gracias a nuestros símbolos patrios será recordado por una eter­

nidad.

-j Qué bonita historia, abuelito!

Pero ahora ... él se había ido para no volver. Ya no escucharé su bella risa, ni esos cuentos tan hermosos. Hace ya seis años que partió y aún resuenan en mi memoria los cuentos de

mi abuelo.

GÉNERO HTERARIO LEYENDA.

Rosita Rodríguez Flores

Escuela "Cuauhtémoc" Título "Una historia inimaginable" PRIMER LUGAR.

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En sus inicios, México no tenía un símbolo

que lo representara como país -dijo mi abue­

lo- y para que esto cambiara tuvieron que su­

ceder muchas cosas, unas buenas y otras ma­las, unas tristes y otras alegres, las cuales se hacen presentes en las leyendas y esta que

les voy a contar, habla de nuestro Escudo Na­cional.

Una noche estaban reunidos los dioses en la

ciudad sagrada de Tenochtitlán, todos discu­tían si es que alguno de ellos merecía estar como emblema de esa gran nación y no llega­ban a ningún acuerdo; todos argumentaban algo en su favor, la discusión se volvía cada vez más acalorada.

Llegó el amanecer, las aves cantaban y el sol

estaba hermoso y radiante, así que los dioses dejaron de discutir y empezaron a caminar por el campo, contemplando los sembradíos

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de maíz, frijol, chile, etc. que los dejaron ma­ravillados al contemplar tanta belleza y así, llegaron frente a un hermoso lago, se senta­ron frente a él para disfrutarlo por largo rato; de repente, de la nada apareció volando una hermosa águila real mexicana, altiva y ele­gante. Ante tanta belleza quedaron fascina­dos.

Los dioses regresaron a Tenochtitlán muy contentos y más tranquilos, así que dejaron atrás la discusión sobre el emblema de nues­

tro país.

Noches después, se reunieron alrededor de

una gran fogata, pero una mujer llamada Cihuacóatl "mujer serpiente" comenzó a me­ter cizaña entre ellos, llenándoles la cabeza de malas ideas para que se obstinaran en que cada uno de ellos merecía ser nuestro emble­ma. Logró que todos se pusieran molestos, cuando de pronto nuevamente apareció el águila, sobrevolando al grupo y emitiendo fuertes graznidos que los hizo quedar calla­

dos mientras volteaban a verla.

Ante tal acontecimiento Quetzalcóatl se acer­có al águila y le preguntó:

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-¿Qué haces en ~ste lugar?

-Alguien está sembrando discordia entre us­tedes -respondió el ave- y eso no los llevará a nada bueno.

Quetzalcóatl comprendió, se acercó a los de­más y les dijo lo que estaba sucediendo.

Los dioses se dieron cuenta de las tnalas in­tenciones de Cihuacátl, que era la que sem­braba la discordia, así que decidieron termi­nar con ella, la mandaron traer y la querían encarcelar. Ella se rebeló, se convirtió en ser­

piente y comenzó a atacarlos sin piedad, así que Tláloc hizo descender una fuerte lluvia para ahogarla, pero como era muy astuta se subió a la copa de un árbol. Ehecátl hizo que el viento soplara con fuerza para tirarla pero no lo logró.

Todos los dioses hicieron uso de sus dones para exterminarla pero ninguno lo consiguió, se sentían frustrados y derrotados ante su aparente fracaso; de la nada surgió nueva­mente el águila, se le acercó velozmente y la aprisionó con una de sus garras, se elevó por los aires con ella y la llevó a un islote que es-

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taba en el centro del gran lago, en él crecía

una gran mata de nopales, se paró sobre ella

y comenzó a devorarla.

Los dioses se admiraron tanto ante el inespe­rado suceso que en ese momento se pusieron

de acuerdo en que esa imagen sería nuestro

escudo y desde entonces es que México lo

tiene como emblema: un águila devorando

una serpiente, demostrando así que los mexi­canos somos gente unida, de bien, de paz y con grandes deseos de lucha por superarnos.

Modesta Ríos Estrada

Escuela "Nicolás Bravo"

Título "El alma de la Bandera Nacional"

SEGUNDO LUGAR.

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Existe una leyenda que se cuenta desde hace

años en la región de Xochicalco que nos narra

que era habitada por una población que aun­

que no tenía riquezas vivía felizhlente por ser

un pueblo muy organizado.

Algunas familias se dedicaban a la siembra,

otras a la pesca, otras a la caza y así todas te­nían una actividad productiva que les permi­

tía salir adelante día a día. Una vez a la sema­

na llevaban sus productos para intercambiar­

los con los de otros pueblos en las llamadas ((plazas de trueque" para obtener lo que les era necesario y no producían en su comuni­dad.

Poseían grandes valores como la solidaridad,

respeto, honestidad y lealtad. Si alguien se

encontraba en problemas ningún ikniujtli

(hermano) como entre ellos se decían, duda­ba en ayudarlo, siempre se protegían unos a otros. Así vivieron mucho tiempo rodeados

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de paz y tranquilidad, hasta que cierto día en medio de una tarde nublada, llegaron unos invasores con la mala intención de apoderar­se de su territorio, de aquello que tanto les había costado construir, de su hogar. Los enemigos llegaron con armas de fuego des­pertando el terror y la angustia entre la gen­te.

Por un momento se sintieron acorralados, pe­ro Citlali, la jefa del pueblo que era una mu­jer muy valiente, cabal y audaz no se dejó in­timidar reunió a los habitantes y lucharon por defender lo suyo.

Sin embargo, aunque pelearon con gran fuer­za y coraje, no lograron detener a los agreso­res que invadieron sus tierras. Ella fue hecha prisionera junto con sus hombres de confian­za. Siguieron tiempos difíciles, los vencidos fueron sometidos a trabajos forzados, mu­chas familias se desintegraron, empezó la es­casez, el hambre, las enfermedades y con ello la angustia y la desesperación.

Cuenta la leyenda, que Citlali al ver a su pue­blo sumido en la desgracia, buscó la manera de escaparse y se refugió en una cueva que

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se encontraba en los límites de la región. Ahí suplicó a sus dioses que la iluminaran para poder rescatar a su gente de la situación que les aquejaba. Pronto tuvo respuesta, pues sin saber de dónde apareció un lienzo resplande­ciente de tres colores singulares, verde, blan­co y rojo, mientras un águila sosteniendo en­tre sus garras a una serpiente entró en la cue­va y su imagen quedó plasmada en una de las paredes, apareciendo un nopa f donde el ave se posaba.

Dicen que Citlali impresionada ante ese acon­tecimiento, tocó suavemente la imagen ilumi­nada del águila y al darse cuenta de que esta se desprendía al tacto, la tomó entre sus ma­nos y la colocó en el centro del lienzo. Supo entonces que ese emblema era su fuerza, ya que cada color reflejaba las cualidades de sus habitantes: el verde representaba la lealtad, el blanco la esperanza y el rojo la unión, por último el águila devorando la serpiente la for­taleza. Después de esa revelación, Citlali pidió ayuda a algunas aldeas lejanas cuyos jefes eran sus amigos, diseñaron juntos estrategias de de­fensa y volvió a rescatar a su pueblo, llevando a su lado el estandarte tricolor. La población

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se reveló contra sus conquistadores y se

desató la lucha, pero esta vez no hubo derro­ta, pelearon con decisión hasta la muerte, las ganas de recuperar su identidad superaron cualquier miedo.

Al siguiente amanecer, los enemigos cayeron

abatidos y los pocos sobrevivientes fueron

inmediatamente expulsados de esa tierra sa­

grada. Después del triunfo, Citlali reunió a su

pueblo y le expresó su gratitud y el reconoci ­miento a su entereza para salir adelante ante cualquier desafío de la vida. Les dejó claro que esta prueba los había unido más que nunca y que el lienzo tricolor había sido la in­

signia para despertar el coraje necesario y po­

der liberarse, decretando que desde ese mo­

mento sería su Bandera Nacional.

Dicho esto, se fue a la cueva donde había per­manecido escondida y en medio de emociones encontradas de alegría y melancolía, abrazó fuertemente la bandera y jamás se volvió a saber

nada de ella. Algunos dicen que se fusionaron

para representar el espíritu de su pueblo y que

resguardan al pueblo de Xochicalco para prote­gerlo contra cualquier enemigo que intente ata­carlo o mancillar su símbolo patrio.

Guadalupe _ópez Alberto

Escuela uProfr. Francisco Javier

Badillo Aguilar"

Título "Nació Tonalí y la Bandera Nacional" TERCER LUGAR.

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Cuenta la leyenda que Tonalí nació en lo más

alejado a lo que pudiera ser una civilización,

pues vivía en una hermosa serr~ nía verdosa y

colorida.

Sus padres habían esperado con gran fervor la llegada de su pequeño, aunque en ocasio­nes la comida era muy escasa y no tenían mu­

chos recursos para subsistir ya que era muy

difícil encontrar un trabajo donde tener un

salario seguro, pero eso no había sido un im­

pedimento para que sus padres desearan de todo corazón la llegada de su hijo, habían de­cidido seguir adelante y a pesar de los obs­táculos tenían fe en que la situación mejora­ría.

Sus padres como toda su comunidad, venera­

ban con gran fervor al Dios de la Lluvia, Tlá­loc, creían que gracias a la humedad que ha­cía caer desde el cielo sus cosechas serían

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más abundantes y que con sus productos se ayudarían a sobrevivir. La madre de aquel fu­turo niño oraba porque su hijo creciera en

mejores condiciones por eso siempre ofrecía el fruto de su vientre al Dios de la Lluvia im­plorándole que guiara a su hijo. Llegó el día del alumbramiento tan esperado por todos en que el niño nació, le escogieron un nom­bre muy especial Tonalí que significa Día.

Todo fue extraordinario durante todo el día y

la noche en que llegó al mundo llovió sin ce­sar, los campos quedaron totalmente rega­

dos, la gente estaba admirada con lo sucedi­do, al día siguiente se fueron felices a trabajar

en sus cultivos.

Ese año la cosecha fue la mejor que habían tenido en mucho tiempo. Al terminar ese año una sequía se abatió sobre sus terrenos, al principio nadie le dio mucha importancia y siguieron su vida normal, pero al ver que pa­saban los días y la situación se iba agravando cada vez más, hasta llegar al punto de perder todas sus siembras que presagiaban un año de gran escasez y pobreza.

Los padres de Tonalí, preocupados por su

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situación, habían olvidado su promesa de ofrendar a su hijo al Dios Tláloc. Decidieron marcharse de su aldea, tomaron algunas de sus pertenencias junto con el niño y se mar­charon a otra comunidad, pero durante su marcha una tormenta los sorprendió, se refu­giaron en una cueva y el pequeño comenzó a tener fiebre. Los padres estremecidos no sa­bían qué hacer, de momento un hombre des­conocido se les apareció entrel los rayos, to­mó al niño y les dijo:

-Ustedes no pueden llevárselo, su futuro no está fuera de este lugar. Él tiene un deber en la vida y debe cumplirlo en el sitio donde ha nacido, debe trabajar por el futuro de su gen­te.

Entregó el pequeño a la madre y la fiebre ya había desaparecido, dejó de llover y vieron que había unos alimentos a su lado. Se ali­meP.ta ron, atemorizados abrazaron al niño y decidieron regresar, durante el camino su hijo les comenzó a contar un hermoso sueño que había tenido que era la promesa de un hom­bre para el bien de su pueblo, lo único que tenía que hacer era encontrar un hermoso tesoro. Sus padres de inmediato pensaron

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que ese sueño tenía mucho que ver con el

hombre que les había hablado en la cueva.

Cuando llegaron a su lugar de origen, se die­ron cuenta que la gente intentaban salir ade­lante con todo su empeño, amaban su t1erra y aspiraban a progresar.

Los padres se sintieron avergonzados por su

acto de cobardía, vieron que la misma pobre­za empezaba a tener sent1do, el sueño del chiquillo tenía que ver con el progreso. A part1r de entonces el niño empezó a tener frecuentes sueños relacionados con el Dios de la Lluvia y ese míst1co hombre que había

impedido su huída, además los sueños de To­

nalí hablaban también de una riqueza.

Decidieron ayudar a su hijo a cumplir con su misión, se empeñaron en buscar el tesoro que se les había anunciado. Un día casi de madrugada salieron en su busca, pensaron en joyas, el trayecto fue largo, después de un par

de días llegaron al sit1o soñado en lo más alto

de un cerro, observaron un iris formado por

el rocío de la mañana y los rayos del sol, era una vista hermosa.

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Al llegar Tonalí lo invadió una rara sensación y

empezó a cavar con sus propias manos, con la ayuda de sus padres en la profundidad en­

contró un baúl extraño y desgastado. Con una piedra intentaron romper la cerradura sin conseguirlo, era imposible, el baúl no se abría.

Cansados de sus intentos infructuosos deci­

dieron esperar. De pronto un ayo de luz se

posó sobre el baúl y éste se abrió solo. Se acercaron y la madre temerosa introdujo sus manos dentro, un poco desanimada tomó un lienzo blanco que encontró y lo dio a su hijo. Comenzaron el viaje de regreso en silencio, el

padre mostraba un aparente entusiasmo y el

niño realmente emocionado por el hallazgo

comenzó a caminar con una satisfacción

enorme reflejada en el rostro.

Ninguno de los tres sabía la forma en que ese inmaculado lienzo podría sacarlos de la po­breza. De pronto el extraño hombre apare­ció diciéndoles:

-Tonalí se convertirá en el guardián del pue­blo y para que no lo olviden y lo respeten ha­brá un convenio entre los hombres y Dios, se-

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rá un pacto de honor. El lienzo blanco se vol­verá de tres colores: verde en señal de la pro­ductividad de los campos, blanco como sím­bolo de la verdad y rojo como el color de la sangre de la hermandad; en ese momento Tonalí se convirtió en un águila, quedando plasmada su imagen en el centro del lienzo tricolor, estaba posada sobre un nopal devo­rando una serpiente. El hombre explicó que la serpiente era el símbolo de la pobreza y el hambre que serían derrotadas.

Por fin todo tuvo sentido, aquel niño no era

como cualquier otro, era muy especial, tenía una misión en la vida y en su tierra. Desde en­tonces la madre convenció a toda la comuni­dad de que gracias a ese lienzo tricolor no morirían de hambre y saldrían adelante con excelentes cosechas. El pueblo convencido decidió tomar aquel lienzo como símbolo de su comunidad y ondearlo con gran devoción, así desde entonces se convirtió en su bande­ra.

Como la situación era cada vez mejor, busca­ron salir de su comunidad para compartir con otros su abundante riqueza en trabajo y ali­mentos para todos, ofreciendo a toda la na-

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ción una mejor vida y difundiendo el amor a ese hermoso pabellón. La gente del pueblo entusiasmada, contaba a todos la historia de sus penalidades y su resurgimiento, lo hacían tan convencidos que todos los que lo escu­chaban lo creían y se llenaban de gozo, pero cuando veían el bello lienzo quedaban impac­tados, era lo más sublime que pudieran haber visto jamás. Todos quedaban¡ extasiados, emocionados, por la belleza y sentido que da­ba a sus vidas.

La fueron presentando con orgullo como su

bandera y tantos supieron su leyenda que no tardo en ser adoptada como bandera oficial de todo aquel país, aunque sufrió algunos cambios y transformaciones fue conocida fi­nalmente como la Bandera de México.

El progreso no está en la riqueza económica, sino en la fortaleza humana cuando se des­cubre el verdadero amor a la Patria y el es­fuerzo para honrarla con identidad nacional, sólo así la riqueza cultural impregna el espíri­tu de cada mexicano para sostener una lucha por la unión fraternal.

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Fernando Toral Rojas

Escuela "Instituto Atenas"

Título "Entre sueños"

Cuenta la leyenda que hubo una vez un hom­bre llamado Daniel, que aparentaría ser co­mún, pero no era así, era diferente, era único.

Las personas que lo rodeaban también esta­

ban convencidas que era singular, algunos

decían que estaba loco, que tenía problemas

mentales, pero él no los tomaba en cuenta. A lo largo de su vida había tenido sueños muy extraños, cuando era niño no prestaba mucha atención a ellos le parecían algo común. Con­forme creció se dio cuenta de que uno de

ellos era muy recurrente y lo era cada vez

más y más.

En este sueño al principio todo era alegre y colorido, podía volar y caminar entre las nu­bes que estaban hechas de algodón de azúcar de las que cuando llovía en lugar de gotas de lluvia caían pequeños caramelos, mentas, chispas de chocolate y muchas dulzuras más,

todo esto caía del cielo. Daniel vio también

en su sueño varios animales hermosos que no conocía y los árboles tenían hojas de dis­tintos colores.

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La luz del 'Sol iluminaba hasta el más mínimo

espacio de ese maravilloso mundo, al atarde­

cer el cielo se teñía de muchos colores, na­ranja, rosa, rojo, blanco, morado en un enor­me lienzo, en ese momento en perfecta sin­cronía las aves entonaban la más hermosa melodía.

Todo en el sueño era hermoso, pero cuando

el sol caía completamente Daniel sabía que

tenía que despertar, no todo lo bueno es para siempre y este sueño no era la excepción. Al caer la noche una bestia aparecía y comenza­ba a gemir, su gemido era el más aberrante y desolador que jamás hubiera oído, era enton­

ces cuando Daniel se despertaba para comen­

zar su día.

Así fue cada día de su vida, pero harto de esa situación, una noche Daniel tenía un propó­sito que cumplir y estaba decidido a no dejar­lo, la bestia comenzó a gemir, él la escucha­ba cada vez más fuerte y cercano, tenía los ojos bien cerrados, de pronto quedó en si­lencio.

-Jaime -susurró la bestia al oído de Daniel­Ese era el nombre de su padre, abrió los ojos

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y vio a la bestia por primera vez a pesar de que había sido su temor por años. i Era una serpiente! el miedo lo invadió, quedó parali­zado, apenas movió sus pupilas hacia la altura porque le pareció percibir un aleteo, era un águila que en veloz picada aprisionó entre sus

garras a la serpiente, sin soltarla fue a posar­se en un nopal cercano donde la devoró.

Vanessa Michelle Peña Rafael Escuela {(Unión y Progreso" Título {(La Leyenda del Águila".

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Cuenta la leyenda que corría el año de 1824 y nuestro país parecía haber encontrado la for­ma más conveniente de gobernarse, estaba terminando el período presidencial de Gua­dalupe Victoria, un presidenfe que no le dio mucho a su gente, pero que realizó obras que ayudarían al progreso del país.

Santa Anna con el Plan de la Acordada impu­so a Vicente Guerrero un gran gabinete y en­

tre las personas que lo conformaban se en­contraba uno de mis antepasados, hombre con gran amor y admiración para su Patria. De él nació la inquietud y deseo de encontrar un símbolo de identidad que mucha falta le hacía a nuestra Bandera Nacional, un escudo donde se representara la valentía, el coraje y ei orgullo de ser mexicanos. Y es aquí en don­de se inicia esta leyenda:

Cuenta mi padre que el abuelo de mi abuelo, salió una tarde a caminar y a tomar aire fres­co, cuando de repente una gran sombra pasó

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sobre de él, levantó su mirada y vio una enor­

me águila que volaba con sus bellas alas ex­tendidas, al verla tan cerca le causó una gran impresión, tanto que decidió seguirla sin im­portarle nada, caminó, corrió, saltó y atravesó zonas peligrosas, encontrando a su paso ani­

males venenosos de toda especie, hasta que

llegó a un lugar desértico donde ya no logra­

ba escucharla ni verla, le había perdido el

rastro, pero al darse media vuelta para em­prender el regreso, se llevó una gran sorpre­sa .

Había una nopalera con pencas que tenían

grandes espinas y de ella salía un sonido ex­

traño, siseaba una enorme serpiente que es­

taba decidida a atacarlo y en ese momento apareció el águila y con un sagaz ataque la tomó por la cabeza y empezó a devorarla; se quedo estupefacto ante aquella insólita esce­na .

De vuelta a casa no dejó de pensar en lo su­

cedido, se preguntaba miles de cosas y llegó a

la conclusión de que ese tipo de cosas no pa­

san cotidianamente y que ésa era una señal, así que decidió que al día siguiente le conta­ría todo lo sucedido al gabinete.

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Tal como lo había pensado, les narró los he­

chos del día anterior, todos coincidieron en que debían plasmar ese gran momento sobre el lienzo tricolor, porque no era una casuali­dad, así que acordaron que a partir de ese momento quedaría plasmado como el Escudo

Nacional Mexicano.

Así fue como mi abuelo cumplió su lgran sue­

ño, él sabía perfectamente que cada mexi­cano al mirar su escudo, se sentiría alentado ante cualquier adversidad que tuviera que enfrentar y que al igual que el águila, debería abrir sus alas y enfrentar la lucha con coraje,

valentía y corazón.

Conforme pasaban los días, nuestro Escudo Nacional se tomó más tiempo del que se ha­bía planeado, pero con el entusiasmo de mi abuelo pronto pudimos verlo impreso en un lienzo. Al gabinete en pleno no le pareció del todo bien, dijeron que le faltaba algo, él se

puso a pensar que podría ser y una noche

que no podía dormir sintió que había descu­

bierto que era:

-iCiaro! -gritó- la Bandera del Ejército Triga­rante, será una combinación perfecta con sus

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tres colores lucirá y representará los va-lores de la nación y se verá hermosa. Ya com­pleta la presentó de nuevo al gabinete y por fin, después de tanto esfuerzo, trabajo y dedi­cación quedó aceptada lo que hoy es la Ban­dera Nacional.

Daniel Sánchez Salas Escuela "Áivaro Obregón" Título "La leyenda de México-Tenochtitlán".

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Sólo el tiempo puede enseñarnos lo que es verdad y lo que es leyenda, algunas verdades no sobreviven al paso del tiempo, pero la que a continuación les escribo, e~istirá por siempre.

Cuando el hambre y la desesperación se apo­deraron del pueblo náhuatl, el Dios Hutzilo­pochtli les hizo saber a sus sacerdotes que tendrían que emigrar hacia otras tierras ricas y fértiles, para que su pueblo no desaparecie­ra, fue así como los mexicas, procedentes de Aztlán, salieron en busca de una nueva tierra donde fundar su imperio.

Su guía un valiente guerrero llamado Tenoch encabezaba la peregrinación, muchos fueron sus esfuerzos y su lucha por conseguir una buena tierra, pero el camino se hacía largo y las fuerzas se acortaban, poco a poco su pue­blo se desvanecía. Tenoch se sintió derrota­do y en un momento de desesperación huyó abandonando a su pueblo. Los mexicas que-

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daron a la deriva, solos sin su guía.

Falto de voluntad tanto física como espiritual, Tenoch se adentró en un bosque húmedo a buscar alimento, ahí cortó algunos hongos de colores muy llamativos para comerlos, igno­

rando que eran venenosos, todavía no termi­

naba de consumirlos cuando el veneno se

apoderó de su esencia conduciéndolo a un

terrible trance que lo hizo perder la concien­cia.

De pronto en medio del delirio y la alucina­ción ocasionados por los hongos ingeridos. Tenoch distinguió al Dios Huitzilopochtli, cayó

postrado a sus pies y escuchó que le decía:

-Tenoch, tú has sido formado de la misma manera como se formó el metal precioso, eres dueño del saber, del consejo y de la sa­biduría, regresa con tu pueblo, tu eres su guía, ellos esperan por ti, no permitas que la incertidumbre invada tu corazón, tu guiarás a

tu pueblo a una nueva vida y lograrás el mila­

gro de un renacer, yo te daré la señal para

que puedas encontrar la tierra elegida para tu pueblo, deberás hallar un islote en cuyo cen­tro crezca un nopal de gran altura, sobre él

73

verán un águila posada devorando una ser­

piente, a lo que Tenoch le contestó:

- Mi Dios y Señor, tu corazón me ha dado sa­biduría, me arrepiento de haber abandonado a mi pueblo, si tú me das la oportunidad re­

gresaré con ellos y los guiaré al lugar que me

han indicado.

En ese momento Hutzilopochtli colocó sus manos sobre el pecho de Tenoch y automáti­camente todos los malos humores de los hongos salieron pulverizándose en el aire. Él salió del trance en el que se encontraba con

el corazón henchido de amor y esperanza.

Fue en busca de su pueblo para cumplir la

promesa que le había hecho a su Dios.

iCuál no sería su sorpresa al ver que en esos momentos su pueblo se debatía en un brutal combate con un jaguar! llenos de debilidad por el hambre y la desolación parecían perder

la batalla, cuando la bestia se creía triunfado­ra, Tenoch se levantó contra ella arrebatándo­

le la vida de un certero golpe dado con todas sus fuerzas. No conforme le arrancó el cora­zón, el animal sangraba a chorros y con esa sangre se marcó un sendero que llegaba has-

74

ta el horizonte y se perdía en la lejanía hasta que la bestia murió.

Los mexicas al ver que su líder había regresa­do, daban gritos de júbilo y emoción. De in­mediato lo acogieron entre ellos. Al día si­guiente, todos quedaron maravillados al ver que en el sendero que se había formado con l_a sangre del jaguar, florecían rosas doradas, tan brillantes que deslumbraban como el mis­mo sol. Tenoch reunió al pueblo y juntos reiniciaron la peregrinación, siguiendo por el sendero resplandeciente, ante el asombro de

todos, al final del camino se hacía presente el islote anunciado con las características que les había dado su Dios.

Fue así como se realizó el milagro y se inició un nuevo renacer para los mexicas, fundando un nuevo imperio, no sólo en el corazón de

México-Tenochtitlán, sino en el corazón de cada uno de los seres que lucharon llenos de fe hasta ver cumplida la profecía, creado así nuestro Escudo Nacional Mexicano.

Yazmín Morales Pérez Escuela "José María La Fragua" Título "La unión de un pueblo"

75

Hace mucho tiempo en un pueblo llamado Hueypoxtla, un lugar hermoso por su varie­dad de paisajes, se encontraban reunidos al­gunos dioses, eran: Huehueteotl "Dios del esplendor" el cual representaba al color del fuego, con la cara negra, un tocado de plumas verdes y en la espalda tenía plasmada una imagen que representaba a la naturaleza; Tlá­loc el "Dios del agua" con el rostro pintado de varios colores, la cabeza tocada por un pena­cho grande y hermoso y Tepeyollotl el "Dios Jaguar" que representaba el corazón de la montaña.

Estos dioses realizaban diversas actividades enfocadas a mejorar a su pueblo y cierto día en una de sus pláticas Huehueteotl les dijo: hay que buscar algo que sea propio, que re­presente a nuestro pueblo, genere su identi­dad y lo una para alcanzar paz y prosperidad. Tláloc le dijo:

-¿Cómo lo conseguiremos? su mente sólo es-

76

tá ocupada en pelear y defender su territoric

para que no los invadan. Tepeyollotl sugirió:

-Claro que no va a ser fácil, pero tampoco im· posible, ya encontraremos algo, vean hay mu· chos objetos, diferentes actividades que é

diario se realizan y que nos pueden ayudar é

descubrir lo que deseamos. Huehueteotl dije

entonces:

-Exacto, busquemos por todos lados, hasta e último rincón si es necesario para encontra1 lo que deseamos.

Fue así como cada uno de ellos se dedicó a le

búsqueda de una razón por todo el pueblo

Desesperados y angustiados, vieron pasar lo~

días sin que descubrieran nada, decepciona· dos se retiraron a sus chozas a descansar.

Cierta noche en sus caminatas nocturnas Tlá loe y Tepeyollotl se acercaron a un lago, le sorprendente es que había gente y ambos sE

preguntaron ¿qué estaría pasando?, se acer

caron y distinguieron a Huehueteotl que a

parecer ya había descubierto algo importantE e interesante. Ellos no lograron ver que era no supieron por qué, tal vez por su increduli

77

dad, por lo que decidieron retirarse e ir hasta

su santuario.

Al poco rato llegó Huehuetéotl y le pregunta­ron de manera un poco despreocupada pero con el interés de saber que había hallado que

ellos no habían podido ver.

-¿Qué es lo que viste?

-Un águila devorando una serpiente posada sobre un nopal -les contestó tranquilo, pero alegre y feliz- en sus palabras estaba la moti­vación de una chispa de amor y felicidad .

Era un ave diferente a todas las demás con un

brillo resplandeciente, al verla a la luz de la luna en aquel lago, tuve una mirada de temor muy grande y a la vez sentí tanta alegría, fue un hecho insólito que llegó en el momento más querido para mí, pues así lo deseaba y se cumplió lo que pedí de corazón, por eso ¿qué les parece si esa imagen la tomamos como insignia que represente a nuestro pueblo?

Los otros dos aceptaron.

Entonces reunieron a la gente de su pueblo que no tardó en reunirse en la cima de una

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montaña, atentos para saber lo que sus dio­ses tenían que decirles. Ellos les explicaron paso a paso los hechos con tanta elocuencia que no tardaron en convencerlos, porque la defendían como su verdad. Uno de los hom­

bres principales del pueblo dijo:

-Yo les daré todo cuanto necesiten para ela­borarlo, ya sea en una pintura, en un tejido o en lo que deseen.

Agradecidos los dioses ante tal ofrecimiento

se sintieron felices.

Dioses y pueblo moldearon con emoción su nueva insignia que quedó plasmada en tela, era una unión de colores hermosos, la técni­ca de su elaboración se apreciaba tanto por su imaginación e inteligencia al realizarlo que era igual a la que se había visto esa noche en el centro del lago. Al tenerla terminada la on­dearon ante la comunidad. La gente se emo­cionó tanto que no podía creer en lo que es­taba viendo.

Quién iba a pensar que a pesar de las diferen· cias que había entre los dioses en algún mo·

mento, habían determinado unirse y todo~

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venerarían el mismo pedazo de tela donde estaba impreso su Escudo y era impensable suponer que en un futuro no muy lejano lle­garía a representar a la nación completa, co­mo símbolo de fuerza, unión, valentía, orgullo y que esa nación se llamaría México.

80

Mayra Palafox Herrera

Escuela "Cuitláhuac" Título {/Leyenda de la Bandera

y el Escudo Nacional"

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo

existía un pueblo en el cual habitaban perso­

nas que no creían en nada, carecían de valo­

res, vivían en una inmensa soledad y una gran

confusión, de hecho nadie sabía que existian, pero en toda esa gran multitud sobresalía un anciano sabio (tlatoani) y un joven llamado

Moctezuma.

Cierta noche, al anciano en sueños se le hizo

presente un Dios llamado Huitzilopochtli di­

ciéndole:

-Moctezuma es el elegido para ir en busca del gran tesoro que te he prometido para tu pue­blo, tendrá que salir y en el camino encontra­rá un lienzo de tres colores verde, blanco y

rojo, dile que lo levante y lo traiga, después

todos lo seguirán para que los lleve a un lugar

en el que encontrarán lo necesario para so­brevivir; ahí vivirán e iniciarán la construcción de una nueva ciudad a la que pondrán el

81

nombre de México-Tenochtitlán; encontrarán

una laguna enorme en la cual estará un águi­la sobre un nopal devorando una serpiente. Esa será la señal para que ahí tu pueblo inicie una nueva vida. Anda, no pierdas el tiempo, busca a Moctezuma, e inicien su camino.

El anciano obedeció, llamó al joven Moctezu­

ma, le dio detalles de la revelación de su Dios! en el sueño. Moctezuma inició su camino ha­cia la dirección señalada y efectivamente en­contró un lienzo de tres colores, verde, blan­co y rojo, el joven lo levantó y lo llevó a su pueblo. Llegó hasta donde estaba el anciano

y se lo dio, entonces él le dijo:

-Ven conmigo, llamaremos a los demás para explicarles lo que sucederá. Con el sonido de un caracol grande convocó al pueblo y les dijo lo que harían, la gente lo escuchó pero no estaba convencida del todo, del cielo bro­taron unos rayos luminosos y se escuchó una voz diciéndoles:

-Yo soy su Dios Huitzilopochtli, hagan caso al anciano tlatoani y al joven Moctezuma. Los ancianos hicieron caso al Dios, tomaron sus pertenencias y a sus familias y emprendieron

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el camino, pero no fue fácil, estaban agota­dos, se les terminó el agua y la poca comida que llevaban. Moctezuma ordenó que des­cansaran un poco en lo que él iba a buscar agua y víveres.

De pronto del cielo volvieron a surgir los ra­yos luminosos, pero esta vez con ellos se for­mó la silueta de un hombre que era el Dios Huitzilopochtli, su vestimenta estaba llena de lentejuela la cual brillaba como un diamante esplendoroso, su corona llena de pedreríc: preciosa y en su mano tenía un cetro lumino· so. El Dios se volvió a la gente y les dijo :

-Vean la grandeza de su Dios, con cetro er mano hizo que apareciera la laguna que le~

había mencionado y sobre ella un nopal, vol vió su cetro hacia la tierra y apareció una ser piente, nuevamente dirigió su cetro adondE estaban las montañas y salió volando un águi la que se dirigió veloz adonde estaba la ser piente y la aprisionó con una de sus garras ' fue entonces a posarse sobre un nopal par¡ devorarla .

Tomó entonces el lienzo de tres colores qw Moctezuma llevaba en las manos, lo alzó a

83

cielo y el viento lo hizo ondear y sus tres colo­res brillaron intensamente, volvió su cetro ha­cia el nopal y pareció atraer la imagen del águila y la imprimió sobre la franja central •• blanca del lienzo quedando como el Escudo, luego les dijo:

-De hoy en adelante este será su tesoro, le pondrán por nombre Bandera Nacional, la cual muestra colores importantes: el verde representa la esperanza, el blanco la unidad que deben tener todos los mexicanos y el ro­jo la sangre que a través del tiempo será de- ,

rramada por los héroes nacionales para con­solidar la Patria y la Libertad.

Quedó así el águila devorando la serpiente como el Escudo Nacional que simboliza las raíces del pueblo. A la nueva ciudad que van a fundar le pondrán por nombre Tenochtitlán, ahí las tierras serán fértiles y sus cosechas abundantes, ya no tendrán escasez de agua y podrán criar animales domésticos para sus­tentarse por siempre. Moctezuma será su emperador y gobernará bien a su pueblo.

Escuchado esto, la multitud se inclinó ante su Dios y ante su nuevo emperador Moctezuma.

84

A ese hermoso lago le llamaron Texcoco y junto a él comenzaron entusiasmados a hacer

sus primeras construcciones.

Fue así como hasta hoy en día ese lienzo tri­color nos identifica como mexicanos con el nombre de Bandera Nacional al igual que el

Escudo del águila sobre el nopal devorando la

serpiente. Esa águila, un ser extraordinario

ha sido el símbolo de la identidad mexicana,

representando los ideales y valores que nos sustentan.

Juan Carlos Cruz Domínguez,

Escuela "Miguel Salas Anzures" Título "Leyenda del Pueblo Azteca"

85

Cuenta la leyenda que existió una diosa lla­

mada Tonantzin quien estuvo presente en

muchas guerras. Una historia llena de triste­

zas, lágrimas, felicid~d, alegrías, desilusiones,

engaños ... ella fue la única que estuvo presen­te en todo momento, con muchos cambios en colores, formas y figuras a través del tiempo, pero siempre representándonos a pesar de los desafíos, siempre respaldó y protegió a su pueblo mexicano.

Esta historia comienza con unas personas que pusieron cadenas de represión a todo el pue­blo azteca y un valeroso guerrero que fue ca­paz de crear el Escudo para salvarnos de la esclavitud. La niña Tonantzin que comenzó la lucha que la hizo más valiosa y apreciada por todos los mexicanos y con la ayuda del Escu­do y del Himno Nacional, el país pudo lograr

ver nuevamente la luz de la libertad después de aquellas nubes frías y oscuras de tristeza y sufrimiento.

86

Poco a poco la pequeña Tonantzin fue cre­

ciendo y tomando experiencia de la vida, se

le agradeció tanto que se hizo un homenaje y

comenzaron a llegar muchas personas de to­

das las edades y todo fue alegría, todos

aplaudían, reían e intercambiaban buenos

deseos unos con otros.

De repente se acercó un caballero, abrió su

corazón y dedicó sus más bellas palabras para

ella que fue el Himno Nacional Mexicano, el

hermoso canto de la vida en su ser; así, entre

aplausos, salió Tonantzin, toda una señorita

que cambió la vida de todos y agradeció por

todo y juró que estaría con ellos en todos los

momentos que fuera necesario y no defrau­

daría a su pueblo mexicano. Se puso de pie y

se dirigió a su hermoso nicho lleno de péta­

los.

Más sin embargo, no todo fue siempre felici­

dad, pues poco a poco fueron cegados por la

ambición de lo más insignificante de la vida

"el poder" que provocó muchos desconten­

tos entre ellos mismos y fue la causa de mu­

chos enfrentamientos que a Tonantzin entris­

tecieron. Ella sólo observaba como en su

pueblo se iba dando el gran cambio y no de-

87

cía nada, solo esperaba a que la dejaran salir. Mientras miraba, los hipócritas que no se mostraban con el corazón bañado en luz pues estaban cegados por el mundo del poder.

De repente salió y casi nadie le dio la impor­tancia que merecía, así que decidió que todos debían comenzar a leer primeramente la his­toria de su país, para ~ ue supieran la historia de su libertad y le dieran el valor adecuado a tanto que se ha luchado por ella y no sólo se quedaran callados.

Tonantzin comenzó a observar que primero fue un ideal de libertad y de apoyo para to­dos los mexicanos y después pasó a ser lo más repugnante del hombre, el abuso del po­der de uno sobre otro, aún siendo de la mis­ma raza ya que se aprovechan de las condi­ciones en que viven.

Consumir más que una persona normal, aún sabiendo que todos somos eso: personas y no hay ninguna mejor ni otra peor, ya que el poder es sólo el valor que nosotros le damos a la hipocresía y que no es nada si no están todos en una misma clase social. La del ser

humano capaz de sentir al resto de las persa-

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nas con un verdadero sentido de justicia.

Tonantzin aún está en espera de que en la si­

guiente lucha en la que estará presente sea­mos sinceros, busquemos lo justo sin tener que derramar la sangre de inocentes ni tener que hacer sonar los cañones. Ella está espe­

rando y sólo busca el respeto merecido.

GENERO LITERARIO.- RELATO

Alumna María Dolores Vázquez Estrada, Escuela 11 Nicolás Bravo" Título "El Escudo, esperanza de nuestra nación"

PRIMER LUGAR.

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Terminaron las vacacion~s, me divertí muchí­

simo, pues estuve con la familia y comparti­mos momentos muy especiales. Fuimos a va­rios lugares, pero sin duda el que más me agradó fue uno llamado "Al final de la Sen­da". Es un bosque en donde hay una reserva de venados y tiene cabañas para hospedar a

los visitantes. Durante el día jugamos, les di­

mos de comer a los animales e hicimos reco­

rridos a caballo. Cuando se hizo de noche, mi papá encendió una fogata, desde luego con todas las precauciones recomendadas por los guardianes. Alrededor del fuego, asamos bombones y contamos historias inolvidables.

Cada uno fue contando la suya, mi papá nos

narró una acerca del Escudo Nacional, la cual

me pareció muy interesante, adquirí al escu­charla, conocimientos nuevos, les compartiré ese maravilloso relato.

90

Todo m1c1a en la inspiración de la leyenda fundadora del estado Mexica, que dice que un grupo de indígenas de esa tribu llegó has­ta la orilla de una gran laguna, encontrando que al centro tenía un islote donde crecía un enorme nopal sobre el que estaba posada un águila devorando una serpiente. Este hecho señaló donde se había de construir la ciudad del Anáhuac y fue desde entonces su escudo. Al consumarse la conquista, los pobladores seguían utilizando el mismo escudo de la an­tigüedad, pero enmarcado en pencas de no­pal que simbolizan a reyes indígenas venci­dos.

Nos comentó mi padre que durante la lucha de Independencia en 1811, la Suprema Junta Nacional establecida en Zitácuaro, Mich., uti­lizó como sello en su documentación oficial el águila mexicana. En 1821 Agustín de lturbide añadió una corona real sobre la cabeza del águila y la colocó de frente como símbolo de su imperio, posteriormente se le agregaron ramos de encino y laurel.

Tiempo después durante el gobierno de Don Guadalupe Victoria que fue el primer presi­dente de México, se emitió una moneda con

91

el Escudo Nacional Mexicano en la misma for­ma y ¿qué creen? fue hasta el Porfiriato cuan­do se le hicieron cambios al águila, pues se­guía de frente y con las alas extendidas.

Yo le dije a mi familia, que en la escuela me había contado mi maestro que en 1916, el presidente Venustiano Carranza realizó modi­ficaciones al Escudo, retomando algunos sím­bolos aztecas originp les. La serpiente de agua fue sustituida por una serpiente de cas­cabel y el águila se colocó de lado sobre el nopal que crecía en una peña sobre un lago y tenía en su base dos ramas.

Mi papá prosiguió con su relato, expresando que en Septiembre de 1966, el Congreso quedó facultado para legislar sobre las carac­terísticas y uso de los símbolos patrios y fue en 1968 el presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz quien promulgó la ley correspondiente indi­cando que el Escudo Nacional está constitui­do por un águila mexicana de perfil izquierdo, las alas ligeramente desplegadas en actitud de combate, posada sobre su garra izquierda en un nopal florecido nacido en una peña que emerge de un lago con el pico en actitud de devorar una serpiente que aprisiona con la

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garra derecha y dos ramas formando un semi­

círculo en su base, una de encino y una de

laurel, unidas por un listón dividido en tres franjas con los colores de la Bandera Nacio­nal.

Yo pregunté los motivos de tantas variaciones

hechas al Escudo, a lo que mi padre me res­

pondió que a lo largo de la historia surgieron

acontecimientos sociales, culturales y políti­

cos que llevaron a los distintos presidentes a realizar transformaciones como reflejo de los cambios del país, pero aunque el Escudo, así como los otros símbolos patrios hayan tenido modificaciones, lo primordial es rescatar su

esencia que es la base de nuestros valores cí­vicos, que prevalezcan siempre el respeto, to­

lerancia, equidad y amor entre los mexicanos,

recordando siempre que somos un país libre, independiente, dispuesto a defender nuestra identidad, tradiciones y costumbres, dejando como herencia a las nuevas generaciones ejercer con orgullo su sentido patriótico, con­viviendo como hermanos, nunca como

enemigos, porque las actitudes positivas ase­

guran un México mejor.

Sinaí Gómez Orea

Escuela "Miguel Salas Anzures"

Título "Orgullo Nacional"

SEGUNDO LUGAR

93

El día en que me encontré aquella bandera

toda manchada de lodo, pero completa, fue

el descubrimiento más grande de mi corta vi­

da. La Bandera de mi país, México. Fue a

principios de Septiembrt el mes patrio; más

tarde visité la Biblioteca Palafoxiana en la que en el primer pasillo encontré un grande y poi­vaso libro rojo que tenía como nombre "Orgullo Nacional" y decía así:

El movimiento independentista mexicano, tie­

ne como marco la ilustración y las revolucio­

nes liberales de la última parte del siglo XVIII. Por aquella época, la élite ilustrada empezaba a reflexionar acerca de las relaciones entre España y sus colonias. Los cambios en la es­tructura social y política derivadas de las re­formas borbónicas a los que se sumó una

gran crisis económica en Nueva España, tam­

bién generaron un malestar entre algunos

segmentos de la población, la ocupación fran­cesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en

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Nueva España una crisis política que desem­bocó en el movimiento armado.

En ese año los reyes Carlos IV y Fernando VIl

abdicaron a favor de Napoleón Bonaparte que dejó la corona de España a su hermano

José Bonaparte.

Como respuesta, el ayuntamiento de México -con el apoyo del virrey José de lturrigaray­reclamó la soberanía en ausencia del rey legí­timo; la reacción condujo a un golpe de esta­do contra el virrey y llevó a la cárcel a los ca­

becillas del movimiento.

A pesar de la derrota de los criollos en 1808, surgieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayunta­miento de México; tal fue el caso de Vallado­lid descubierto en 1809, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero al verse descubiertos op­taron por tomar las armas la madrugada del 16 de Septiembre de 1810 en compañía de los habitantes indígenas del pueblo de Dolo­res Hidalgo, Guanajuato, convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla .

95

A par?r de 1810 el movimiento independen­

tista pasó por varias etapas, pues líderes fue­

ron a prisión o perecieron ejecutados por las

fuerzas leales a España. Algunos de ellos ha­

bían adoptado posturas más radicales como

la abolición de la esclavitud. José María Mo­

relos y Pavón, convocó al Congreso de

Anáhuac que dotó al movimiento insurgente

de un marco legal propio. Tras la derrota de

Morelos el movimiento se redujo a una gue-rra de guerrillas. l

En 1820 sólo quedaban algunos núcleos re­

beldes sobre todo en la Sierra Madre del Sur

y en Veracruz. Al ver afectados sus intereses,

los criollos monarquistas decidieron apoyar la

Independencia de la Nueva España, buscando

aliarse con la resistencia insurgente. Agustín

de lturbide proclamó el Plan de Iguala que unió a todas las facciones insurgentes y contó

con el apoyo de la aristocracia y el clero de la

Nueva España. Finalmente la Independencia

de México se consumó el 27 de Septiembre

de 1821.

Tras esto, Nueva España se convirtió en el Im­

perio Mexicano una efímera monarquía cató­

lica que dio paso a una república federal en

96

1823 entre conflictos internos y la separación

de la América Central. Después de algunos

intentos de reconquista incluyendo la expe­

dición de Isidro Barradas en 1829, España re­conoció la Independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando VIl.

Tan concentrada estaba en la lectura de las

grandes maravillas de la historia de mi país,

que me asusté cuando la señorita que estaba de encargada me dijo que ya tenía que reti­rarme de la biblioteca porque iban a cerrar, entonces se me ocurrió decirle que si me po­día prestar el gran libro rojo que estaba en el

estante número seis, la señorita se dirigió a

su escritorio y me dio una ficha para que me

lo pudiera llevar a mi casa y por ratos lo fui

leyendo en todos los días que restaban de la semana y por fin lo terminé de leer.

Al día siguiente lo llevé de nuevo a la Biblio­teca . Estoy orgullosa ahora de haber apren­dido tanto de la historia de mi Patria y com­

probar que a pesar de las grandes crisis, los

mexicanos y mexicanas hemos sabido salir

adelante, gracias a los valores que representa nuestra Patria y la Enseña Nacional con los

colores que la forman: rojo, la sangre de los valientes campesinos al luchar; verde, la na­turaleza, los pastos originarios de esta región y blanco, la pureza de los mexicanos que cada uno representa. Así, ¡orgullosamente mexi­canos!

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María del Sol Rosas Ulloa. Escuela: "Áivaro Obregón" Título "Mi himno inspirador" TERCER LUGAR

Hoy quiero compartirles una historia que me sucedió apenas, hace poquito tiempo, en mi escuela se lanzó una convocatoria para escri­bir la letra de nuestro himno escolar. El maestro de música se encargaría de musicali­zar la letra ganadora. Yo estaba muy emocio­

nada, al llegar a casa le platiqué a mi mamá y

ella apoyándome como siempre, compartió

mi emoción y me dijo:

-Tú no te preocupes, concéntrate en escribir, mientras yo atenderé al gato, al perro y a tus

hermanitos, para que no te hagan ruido.

Me encerré en mi pequeña habitación e in­

tenté escribir, pero no lograba concentrarme, no me venía la inspiración, pasé la noche en­tera tratando de escribir pero nada. A la ma­ñana siguiente cuando mi mamá me llamó a desayunar me preguntó:

-¿Cómo vas?-

99

-No he podido escribir nada -le contesté- no me ll~ga la inspiración. Mi mamá me tomó de la mano y me dijo:

- No te preocupes, para poder escribir debes estar relajada y enfocar en tu mente una fuente de inspiración, mira, te voy a platicar una historia que se parece mucho a la que te está sucediendo.

Me explicó que en el ai)o de 1849 la Acade­mia de Letrán convocó a un concurso litera­rio pero sin éxito. Posteriormente el presi­dente Santa Anna por medio de su Ministro de Fomento que en ese entonces era Lerdo

de Tejada, declaró que deseaba que hubiera un canto verdaderamente patriótico que adoptado por el supremo gobierno fuera nuestro Himno Nacional. De esta manera se convocaba a un nuevo certamen, ofreciendo un premio para la mejor composición.

Fue entonces cuando la señorita Guadalupe González del Pino y Villalpando, mejor cono­cida como "Eiisa" alentó a su novio, un joven potosino llamado Francisco González Bocane­gra a participar en dicho concurso. Pero al ver que sus súplicas y ternuras no lo conven-

100

cían, decidió amenazarlo y encerrarlo bajo

llave en una habitación de su propia casa, di­

ciéndole:

-No te dejaré salir de ahí hasta que escribas, sin excusa ninguna, la letra de nuestro himno patrio y la coloques en mis manos.

De nada sirvieron las súplicas ni los argumen­

tos de Panchito diciéndole a su novia que te­

nía otros asuntos urgentes que atender, pues

Elisa había dado ya un fallo inapelable. Resig­nado, le llegó la inspiración basada en sus ideales, su vida, su Patria y por supuesto su bella amada, le fueron brotando de la mente las ardientes y hermosas estrofas del Himno

Nacional.

A las seis de la tarde del mismo día termino con su trabajo de redacción, le entregó la le­tra a Elisa y ella emocionada recitó cada una de las estrofas que habían germinado en el corazón de su amado.

Me relata mi mamá que el 15 de Septiembre

de 1854, el Himno Nacional se cantó por pri­

mera vez frente al presidente Antonio López

de Santa Anna, interpretado por el tenor Lo-

101

renzo Salvi y la magnífica soprano Claudia Flo­

renti. Desde entonces México contó con su

Himn'o. Además me dijo que el texto y la mú­

sica del Himno Nacional permanecen deposi­

tados por mandato constitucional en el Ar­chivo General de la Nación y en el Museo Na­cional de Historia.

Cuando mamá terminó de narrarme esta be­

llísima historia, comprendí que esa sería mi

fuente de inspiración, desayuné con ella y me

encerré en mi cuarto cd>n el corazón ilumina­

do, escribí el himno a mi escuela, gané el concurso y ahora lo canto en todas las cere­monias escolares junto con nuestro Himno Nacional Mexicano y me llenan de entusias­mo, porque esos bellos cantos me inspiran a

luchar día con día para ser una mejor mexica­

na.

102

Amairani Gómez Rodríguez Escuela ~~Instituto Atenas" Título 11 EI baúl de los recuerdos"

Al abrir un viejo baúl que perteneció a mi

abuelo, me encontré con varias reliquias su­yas y de sus antepasados: una vieja carabina, algunas fotografías que no sabía de quien eran e incluso unas viejas cartas en papel amaríllenlo cuyo contenido me dio mucha cu­riosidad conocer.

Mamá nunca me dijo nada respecto a si po­

día o no leerlas -pensé al tiempo que sacaba

el paquete- comencé con la que parecía más reciente ... no decía nada importante. Seguí con la más antigua esperando encontrarme de nuevo con algo incomprensible, pero que equivocada estaba. Escrita en una muy boni­ta caligrafía de la que ahora sólo hacen las imprentas, pero con un significado difícil de comprender. Decía más o menos así:

11Muy estimado capitán:

Siguiendo vuestro consejo, he entablado con­versaciones con los indígenas nativos tal co-

103

mo vos me habéis aconsejado. Debéis saber, que aún no comprendo del todo su lengua pero lo que he entendido bien es que tienen una leyenda acerca de la fundación de su ciu­dad a la que llaman Tenochtitlán. Cuenta que los antiguos mexicas emprendieron la bús­

queda de una señal dada por su Dios. Aque­lla señal era que debían encontrar un águila sobre un nopal devorando una serpiente.

1

Es igual que nuestro Escudo -pensé- mientras

guardaba la carta, pues el amarillento y viejo papel no me permitía leer más.

Abrí la última carta, pero no era lo que espe­

raba, tenía fecha de 1920, creo que en ese año se instauró nuestra bandera -pensé- se entiende que según la leyenda este era nues­tro Escudo, la Bandera Tricolor la llevaría en el centro y ....

-No deberías estar haciendo eso. Son cosas muy antiguas y no son tuyas -dijo mamá des­de la puerta- ¿de quién son? le pregunté.

-No son de tu abuelo, debes saber que uno de sus antepasados fue un capitán muy im­portante que vivió en tiempo de la conquista.

104

Ese baúl ha pasado por varias generaciones

en nuestra familia. Es 1960 y aún no tienen

un gran valor monetario, pero algún día lo

tendrán. Vámonos de aquí, te llevaré con tu abuelo y él te contará las aventuras de su va­leroso antepasado.

Guillermo Molina Fernández

Escuela "Profr. Francisco Javier

Badillo Aguilar".

Título "Águila y Sol"

105

Un hombre se considera campesino cuando es dueño de su amor por la tierra que lo vio

nacer, cuando trabaja la tierra bajo los ardien­

tes rayos del sol, cuando su cuerpo cansado

se esfuerza por la prdducción del terreno,

para él no hay hora de entrada ni de salida.

La tierra mexicana -nuestra tierra- puede ser muy variada de acuerdo a la región pero eso no detiene al productor, hay regiones muy

áridas que producen nopales y tunas; las tie­

rras húmedas son buenas paras cosechar

verduras, legumbres y frutas, pero el consu­midor no paga el esfuerzo, sólo paga el pro­ducto y entre más barato mejor.

El espíritu del campesino se va desvanecien­do en la medida que aumenta su hambre y las necesidades de su familia. Guillermo un

noble y tenaz joven, entusiasta y trabajador,

con muchas ilusiones, hijo de humildes cam­

pesinos que luchan por lograr un mínimo de

106

bienestar, dejó de estudiar a muy corta edad, aprendió a uncir la yunta, a regar el campo, a labrar los surcos. La primavera es la mejor época para sembrar en algunas de las regio­nes del Estado de Puebla, la vegetación es

muy variada gracias al clima.

Guillermo y sus padres viven de lo que cose­

chan, él como todo joven tiene muchos ami­gos, todos con ambiciones diferentes entre ellos, hay un joven que siempre presume de la gente que conoce en los Estados Unidos de Norteamérica, cuenta de grandes riquezas y de un fácil progreso. El pobre Guillermo ilusa­

mente piensa que puede alcanzar ese bienes­

tar para dar alguna comodidad a sus padres y hermanos.

Entusiasmado le cuenta a sus papás sus in­tenciones de irse al norte, les habla entusias­mado del progreso que podría tener para be­neficio de todos, les describe su fantasía con tanto ánimo que los convence de que acce­dan a su deseo y le permitan ausentarse y además ponen en sus manos todos sus aho­rros para facilitarle el inicio de la aventura.

Llega el día de la partida, Guillermo con la es-

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peranza de ver mejor a los suyos decide emi­grar. · No fue fácil cruzar la frontera, pues el desierto es terreno inhóspito y caluroso que en nada se parecía a la tierra que él conocía, sino un lugar semejante a la antesala del in­

fierno.

En su sufrimiento, aquel delirante joven re­

cordaba su hermosa bandera, la frescura de su tierra, el hermoso color verde de los cam­pos. Su debilidad le hizq caer varias veces pa­ra besar aquella diferente y ardiente arena con cuya bondad tanto soñó.

Evocando a su generoso territorio que lo vio

nacer se retorcía como una serpiente entre las garras de la imperiosa águila, pero el arrepentimiento no le servía de nada, sentía que las fuerzas lo abandonaban, pero el re­cuerdo de su Patria lo sostuvo en la lucha contra el sol que poco a poco penetraba en su cuerpo.

No podía darse por vencido, en casa lo espe­raban unos padres amorosos y unos herma­nos que pusieron sus esperanzas en él, el jo­ven poblano caminó sin sentir, hasta ver el fin de aquel inmenso llano. Con ayuda, Guiller-

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mo logró cruzar la frontera.

Llegando a territorio americano, buscó al fa­miliar de su amigo y le pidió un lugar para vi­vir, buscó un trabajo y lo consiguió de campe­sino. En ese trabajo se dio cuenta de muchas injusticias, después de algunos días intentó

regresar a México, pero no pudo, porque

donde trabajaba no lo dejaban salir, se resig­

nó a quedarse. Un día se comunicó con su fa­

milia y les dijo que ya no volvería porque

donde trabajaba lo tenían como esclavo, pero que los seguiría apoyando para que nada les faltara. Trabajaba de sol a sol ganando un sa­lario mínimo.

Un día cansado de tanto maltrato, convocó a

todos los mexicanos que trabajaban en ese

lugar para protestar contra el patrón y en lo más alto de un árbol colocó la Bandera de México que comenzó a ondear con el viento, al verla, sintió una profunda emoción. Los mexicanos unidos protestaron airadamente, se dirigieron a la Casa Blanca gritando iViva

México! y cantando el Himno Nacional Mexi­

cano, marcharon para hacer valer sus dere­

chos. Al ir pasando por otras poblaciones se les iban uniendo más y más mexicanos hasta formar un gran contingente.

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Llegando a la Casa Blanca, Guillermo el joven

más decidido y valiente clavó el asta de la

bandera, reanimando a todos sus compatrio­tas. Se entrevistaron con el presidente de los Estados Unidos para pedirle que se respeta­ran sus derechos como ciudadanos. El presi­

dente pidió una entrevista con el presidente

de México para llegar a un acuerdo, juntos

establecieron de la mejdr manera los dere­

chos de los emigrantes para que recibieran un trato justo, un salario digno. El acuerdo entre ambos países llegó a feliz término.

Aprobada la Ley, Guillermo el mexicano que

tuvo el valor de luchar por sus derechos y los

de sus compatriotas obtuvo un mejor trato y salario, años después volvió a México con su

familia. Después de esta protesta avalada por los derechos humanos México y Estados Uni­dos mantienen una relación laboral que toda­vía tiene muchas lagunas que habrá que ir lle­nando con el tiempo.

Y tú, joven mexicano, tienes la decisión para

lograr mejores resultados.

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Daniela Valeriana Martínez Escuela "Unión y Progreso" Título "Es de lo que estoy orgulloso"

A lo largo de toda mi vida siempre me he sen­tido solo, hasta que de repente llegó alguien y lo cambió todo. Valentina es una persona que ha compartido y vivido junto conmigo este proceso tan difícil para mí, eso me dice ella, porque yo no logro recordar absoluta­mente nada.

A veces me desespero y me harta esta situa­

ción. Estoy cansado de cerrar los ojos por las noches y despertar en las madrugadas por la misma pesadilla. Una y otra vez veo la sangre derramada por mis hermanos defendiendo nuestra Bandera.

Si pudiera decir que sólo es una pesadilla me sentiría mejor, pero yo sé que no fue así, por­que heme aquí perdido sin recordar realmen­te quien soy. Si no fuera por Valentina que me cuenta diariamente la misma histo­ria ... dice que soy Vicente Suárez que a la edad de 14 años perdí la memoria porque ex­plotó cerca de mí una granada, también me dice que no me debo sentir mal, la perdí con

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gran orgullo ... por mi Patria. Además me ha dicho que yo no era un niño como todos, que jugaba como los demás y ¿qué tal un helado? No gracias, mejor luego, que en realidad no me llamaban la atención esas cosas de niños, yo prefería leer en mi habitación un libro en silencio. Así era mi forma de ser.

Según Valentina, esto EfS lo que sucedió: una mañana de Septiembre todo comenzó en for­ma muy extraña, incluso el astro sol se ocultó entre las nubes muy temprano, poco a poco fue empeorando el tiempo, los hombres uni­

formados empezaron a disparar a diestra y siniestra, mientras que nosotros nos encon­trábamos en clase y que mi primera reacción fue· tirarme al suelo cubriéndome la cabeza con las manos, en ese momento mi mente pudo haber imaginado un millón de cosas, sólo se escuchaban los gritos de la gente ante la situación que empeoraba a su alrededor.

Mi maestro que era militar entró al salón un poco alterado, avisándonos que habían entra­do a robar nuestra Bandera y que era de vital importancia defenderla aún a costa de nues­tra propia vida. De repente un silencio fugaz envolvió todo el salón, por unos segundos ha-

...

11 2

blé en voz baja, me dije: -Yo daría todo lo que soy por salvar a mi Ban­dera y en mi mente comencé a idear un plan para llevar a cabo mi propósito, haber hecho eso es de lo que hoy me siento orgulloso.

Me puse de pie sigilosamente, me acerqué a

mi maestro y le dije sin titubear: Yo lo ayudo.

Al parecer no era el único que pensaba de esta manera, otros compañeros se levantaron di­ciendo lo mismo. Él de inmediato nos dio al­gunas instrucciones y salimos del salón con el corazón de un guerrero, dispuestos a defender

nuestra Bandera Tricolor, es todo lo que me ha

podido decir Valentina.

Ahora cada vez que visito el atrio de la escue­la ... me quedo paralizado frente a las escaleras que conducen a la torre mayor, me lleno de orgullo y valentía para seguir luchando. Y en ese lugar me veo pensando, subiendo las escaleras, tratando de defender mi Bandera y es ahí cuando mi pesadilla

comienza, me disparan en una pierna y ruedo es­

calones abajo, trato de levantarme y una bala roza

mi cabeza. Días después recupero la conciencia y alguien me dice: lo logramos.

Mayra Urrieta Jiménez Escuela "15 de Mayo" Título "El Himno Nacional"

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El 12 de Noviembre de 1853, el Ministerio de

Fomento, Colonización, Industria y Comercio,

convocó a un concur~o para escribir la letra de un himno que honrara a la nación mexica­na. La convocatoria apareció en el Diario Ofi­cial y fue firmada por Miguel Lerdo de Tejada, Oficial Mayor de Fomento. El Jurado Califica­dor estuvo integrado por José Bernardo Cou­

to como presidente, Manuel Carpio y José

Joaquín Pesado como vocales.

El S de febrero de 1854 se emitió el dictamen del Jurado Calificador a favor del poeta Fran­cisco González Bocanegra. Más tarde se con­vocó al concurso para componer la música. El jurado estaba formado por los músicos José

Antonio Gómez, Tomás León y Agustín Balde­

ras. El certamen fue ganado por el composi­

tor español Jaime Nunó.

Fue cantado la noche del 15 de Septiembre de 1854 por el célebre tenor Salvi quien dejó oír por primera vez las vibrantes notas del

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himno. Las pasiones políticas de la época sin embargo, hicieron que al triunfar la revolución de Ayutla se relegara el Himno Nacio­

nal. .. pasaron 8 largos años para que sus acor­des volvieran a escucharse, fue hasta el 5 de Mayo de 1862, cuando las tropas mexicanas del General Ignacio Zaragoza se cubrían de glo­ria luchando en Puebla contra los invasores franceses. El Himno volvió a escucharse opa­cando las notas de la "Marsellesa" que los sol­

dados napoleónicos cantaban con ardor.

Desde entonces México cuenta con un Himno que

todos sus hijos no pueden dejar de cantar al hacer honores al Lábaro Patrio, sintiendo un estremeci­miento indescriptible, como si cada nota fuese un grito de rebeldía, como si cada estrofa tocara las fibras más sensibles de nuestro corazón.

Junto con la Bandera y el Escudo Nacional, nuestro Himno es símbolo de nuestra vida so­berana, ajena por lo mismo a cualquier influen­cia extranjera. En nuestros días sigue siendo arenga libertaria que nos define como un pue­blo que ama y defiende su independencia, sig­nifica también por lo mismo, el reconocimiento al derecho que los demás pueblos tienen de vivir en libertad.

Perla Emilia Marín Román.

Escuela "Cuitláhuac" Título "Bandera mía"

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Es hermoso saber que tengo la Bandera más bella como símbolo patrio, tiene tres colores que representan nuE)stras esencias y raíces como mexicanos que somos.

El verde representa el campo donde encon­tramos el maíz sustento alimenticio básico de

nosotros en este país y también la flora de

esta tierra mexicana. El blanco representa la pureza y la bondad de cada uno de nosotros, fe y esperanza de ser mejores cada día, el rojo representa la fuerza, el coraje y energía de lucha incansable en cada una de sus bata­llas, guerras y enfrentamientos a través de la historia.

México ha pasado por una conquista, una co­lonización, una independencia, una reforma, una revolución todas ellas llenas de sucesos que han dejado huella imborrable, un sello que sin duda alguna lleva nuestra Bandera .

i Qué bello y hermoso es portar la Bandera en cada ceremonia! más aún cuando la vemos ondear con orgullo y pasión, recordando en

~··

11 6

ese momento todos los momentos especiales donde ha estado presente, uno sólo de ellos bastaría para llenarnos de orgullo y satisfacción por tenerla.

Recuerdo a mi maestro de Historia cuando nos

contaba que al inicio de la Independencia el

Cura Hidalgo tomó un estandarte de su parro­quia, para que todos se unieran en torno a él. Lo mismo sucedió al consumarse la Indepen­dencia once años después cuando el ejército insurgente era encabezado por la Bandera de las Tres Garantías. En el Imperio de lturbide,

en la Reforma con Juárez en la Revolución Me­

xicana y hasta nuestros días, siempre te lleva­

ron en alto Bandera mía para mostrar que Mé­xico era un país que iba hacia adelante.

Hoy siento mucha tristeza por aquellos que no te honran, no te saludan en cada homenaje co­mo tú lo mereces, pero te prometo que seré yo

quien siempre ponga ejemplo de ser mejor ca­

da día y lo haré con gran empeño y esfuerzo

como estudiante que soy. Te respetaré y canta­ré nuestro Himno Nacional con toda mi energía y sentimiento porque me siento orgullosa de ser parte de ti, de tu gente y de tu historia Ban­dera mía.

Guísela Rodríguez Castillo Escuela "José María La Fragua" Título "Un glorioso canto"

Mexicanos al grito de guerra,

el acero aprestad y el pridón ...

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Así inicia el Himno Nacional Mexicano pero ... ¿por qué cantamos así? preguntábamos mis compañeros y yo cuando íbamos en tercero de primaria.

Teresita decía que no le entendía y que por

qué cuando se hacía la ceremonia los lunes o

en fechas especiales como el16 de Septiem­

bre o 20 de Noviembre debíamos cantarlo, lamentablemente nadie nos explicaba por qué.

Al pasar el tiempo cuando estábamos en sex­

to grado, un día nos dijo el Director y nuestro

profesor que debíamos participar en un con­

curso que se realizaría pronto. Antes de que

ellos terminaran de hablar, Juan ya había le­vantado la mano para preguntar:

-¿Qué tenemos que hacer?

~··

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-Espera Juan -le dijo el profesor- eso es lo

que les voy a explicar. El concurso se trata de nuestro maravilloso Himno Nacional Mexi­

cano, levanten la mano quienes quieran parti­cipar, pues debemos realizar una selección de las mejores voces, para así conformar el coro, que represente a toda nuestra institución, pa­ra que así los demás grupos de sexto año también participen.

Varios levantamos la mano entre ellos Rosa,

Angélica, Jorge, Ricardo y yo que estaba segu­

ra que quería participar, aunque no sabía có­

mo cantar si no entendía claramente el signi­ficado del Himno, por eso me decidí y al ter­minar la clase le dije a mi profesor:

-Maestro, ¿qué significa el Himno Nacional Mexicano?

No me respondió en ese momento y observé que se había quedado muy pensativo.

Al día siguiente lo primero que os dijo fue:

-Hoy vamos a platicar de un tema muy impor­

tante, por eso quiero que escuchen y si tie­nen alguna duda me pregunten. Se hizo un

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silencio general en el salón y entonces el

maestro dijo:

-Hace años, para ser exactos en 1853 el go­bierno mexicano encabezado por el presiden­te Antonio López de Santa Anna convocó a un concurso para escribir ta letra de un Himno a la Patria, una composición poética que refle­

jara el verdadero sentido patriótico. Aunque varias personas participaron fue un talentoso

poeta llamado Francisco González Bocanegra

quien ganó dicha competencia, siendo anun­

ciado su triunfo hasta febrero de 1854. Por cierto, fue en ese mismo año en el que se cantó por primera vez.

La música fue compuesta por un señor llama­do Jaime Nunó, director de orquesta, quien a pesar de ser de origen español, supo plas­mar para nuestro Himno Nacional, tonos de música que hacen vibrar a quien los escucha. Rápidamente levanté la mano y pregunté:

-Usted nos dijo que nos diría su significado. Entonces el profesor comentó:

-Es que quiero que conozcan el origen del Himno para que puedan comprenderlo mejor.

..

120

Haber Luis, sabes ¿cuántas estrofas tiene el Himno Nacional? Mi compañero se quedó pensando y contestó : -Pues creo que cinco o seis, a lo que el maes­tro le dijo:

-Verán, muchas personas no saben que son

diez estrofas, más un verso llamado Coro, de­

bido a que el himno se ha recortado, reali­zándose una versión oficial actual que es la que escuchamos cada vez que lo cantamos. Pero vamos a la primera estrofa:

Ciña ioh Patria! tus sienes de oliva

de la paz el arcángel divino,

que en el cielo tu eterno destino por el dedo de Dios se escribió.

Mas si osare un extraño enemigo ...

De esta forma inició explicándonos que era

tan importante amar y defender a nuestra Pa­

tria, que si fuera necesario cada uno de no­

sotros deberíamos convertirnos en soldados con tal de defenderla. Seguimos escuchando atentos y hasta nos aclaró cuáles eran las es­trofas que íbamos a cantar en el concurso co­mo la de:

iGuerra, guerra sin tregua, al que intente de la Patria manchar los blasones!. ..

Y también:

Antes Patria, que inermes tus hijos

bajo el yugo su cuello db bleguen ...

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Una por una nos fue explicando el significado de las estrofas así como del coro y para q

ue entendiéramos mejor fuimos cono­ciendo la definición de las palabras que las

formaban que muchos no sabíamos y que

realmente eran varias. En consecuencia las

estrofas las relacionaba con nuestra historia nacional y de pronto, todos nos transportába­mos con la imaginación a esos acontecimien­tos que forjaron al México que conocemos. La mañana transcurrió sin darnos cuenta; al final nos comentó que era una lástima que

algunos mexicanos olvidaran la importancia

del Himno Nacional Mexicano y que hasta la

tomaron a juego.

Fue entonces cuando comprendí que la letra representaba a nuestros héroes y no sólo a los más renombrados, sino hasta aquellas personas que de forma anónima han entrega-

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do su vida por nuestra nación y que además es el símbolo de nuestra identidad mexicana pues nos anima a la unidad nacional. Que or­gullosa me sentí de ser mexicana.

-Gracias profesor -le dije- ahora ya sé el signi­ficado del Himno Nacional Mexicano, además del respeto con que debemos cantarlo.

Aunque ya han pasado algunos años desde aquella mañana, ahora que me encuentro en Tercer Año de Secundaria, cuando canto el Himno Nacional Mexicano, no puedo dejar de sentir mucho orgullo y comprendo por qué está considerado entre los tres himnos más gloriosos de nuestro planeta.

José María Velázquez Cerrillo

Escuela "María Teresa López

Viuda de Téllez. Título "Himno Nacional Mexicano"

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Al finalizar la independ~ncia de México, el país pasó por diferentes cambios, se vivieron

y formaron nuevas cosas, algunos aconteci­mientos cambiaron a nuestra Patria, se to­

maron nuevas reformas y después de un

tiempo se escogió a un presidente. Todo pa­

recía estar bien, pero después de un tiempo una noticia provocó confusión y nos prepará­ramos para otra batalla, contra la "intervención francesa", había que defender de nuevo a la Patria.

Pero por aquellos años, dos personas realiza­ban un gran trabajo Francisco González Boca­negra y Jaime Nunó, elaborando un himno para nuestra nación, en este se mencionaban las primeras batallas de nuestro país, pero no sabían cómo darlo a conocer, ni la forma co­mo iba a ser tocado, así que en 1854 decidie­

ron esperar hasta tener una idea.

Un año más tarde se anunció que los trance-

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ses venían en camino, las tropas ya estaban preparadas para su llegada, así que se orga­nizaron para poder tener todo listo, estas tro­pas estaban al mando del general Ignacio Za­

ragoza y aunque no fuera grande la tropa, es­

taba dispuesta a dar todo por su Patria.

Como los franceses debían pasar por la ciu­dad de Puebla, los mexicanos los esperaron ahí listos para darles la batalla . El tres de ma­yo de 1862 por la noche el general Zaragoza llegó a Puebla y estableció su cuartel a unos metros de la línea de batalla y organizó estra­

tégicamente otros puntos de defensa. El 4 de

Mayo los exploradores mexicanos regresaron

con noticias de los franceses que ya estaban a pocos kilómetros de ahí. El 5 de Mayo lastro­pas francesas aparecieron en el horizonte avanzando a donde se encontraban las tropas mexicanas.

La batalla comenzó por la mañana, anuncián­

dose con un cañonazo desde los fuertes de

Loreto y Guadalupe, a medida que pasaba el tiempo la lucha se hacía intensa, después de un largo tiempo de combate las tropas mexi­canas comenzaron a perder la esperanza y las fuerzas se iban acabando, de repente se escu-

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charon las notas del Himno Nacional Mexi­cano que Bocanegra y Nunó habían compues­to, el sonido parecía bajar del cielo.

Las tropas se animaron y recuperaron sus

fuerzas, con esperanza 1e ilusión volvieron al

campo de batalla y empezaron a ganar. Mien­tras tanto en el Palacio Nacional se vivía un ambiente de tensa espera, pero de pronto una paloma blanca llevó noticias del frente de batalla y nadie podía creer lo sucedido. Méxi­co había vencido.

El 6 de Mayo se dio a conocer el saldo final de

la batalla y se pidió a Bocanegra y a Nunó presentar las notas del Himno Nacional que estaba compuesto por diez estrofas y un coro, oficialmente quedó este himno, pero años después fue modificada la letra por órdenes del presidente Manuel Ávila Camacho en un

decreto impreso de la Federación, nunca se

supo cómo fue que este himno

fue presentado por seres maravillosos y que los autores hicieran una letra y una música tan magnífica como la que tiene. En el segun­do capítulo de la Ley sobre la Bandera, el Escudo y el Himno Nacional se habla de toda

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su historia.

Tiempo después México volvió a enfrentarse a la intervención ahora norteamericana, el país estaba desmoralizado y dividido debido a la pérdida de aproximadamente la mitad del territorio y muchos conflictos internos. Al es­cuchar y cantar el himno, se hace caso omiso de cualquier problema o división y se fortale­ce la unidad nacional.

En la ciudad de México y en otras muchas partes del territorio hubo situaciones difíci­les, pero el Himno Nacional Mexicano pronto se cantó a nivel nacional y ayudó al país a sa­lir adelante. Hoy lo cantan inclusive personas en otras naciones como en las oficinas diplo­máticas o donde se pueden encontrar mexi­canos.

El Himno Nacional Mexicano ha sido descrito como uno de los principales símbolos de nuestra identidad mexicana y se han pregun­tado ¿cómo lo sé?, simplemente no se puede olvidar lo que se vive, como olvidar tantos momentos de gloria y dolor, como olvidar nunca a mi Himno Nacional Mexicano.

TEMA: Simbolos patrios

SECCIÓN: 51 TÍTULO: ANTOLOGIA 2013 SI M BOLOS PATRIOS ALUMNOS

CLASIFICACIÓN: 03

BLOQUE 7 NÚM. 125

Las escuelas de enseñanza media afrontan

un gran reto, además de optimizar la prepara- . ción en todos los campos que cubre su pro- ' grama de enseñanza, inculcar a sus alumnos valores cívicos y éticos así como trasmitir el conocimiento del significado, origen e histo­ria de los Símbolos Patrios: la Bandera, el Es­cudo y el Himno Nacional. Las autoridades educativas cada año convocan a los alumnos

y maestros a redactar, composiciones litera­rias en diferentes estilos.

La Zona Escolar 023, por tercer año consecu­tivo edita los trabajos recibidos de sus alum­. nos a fin de ir formando un archivo histórico que conserve su sentir en este mundo de cambios vertiainosos.

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Tema: L, -\--c n?\-\-uro\ . Sección: S L Entidad: ~~\?>¡ e