Ideas para el gobierno del agua

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Elaboró:

Autor: Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones de Colombia –ANDESCO- y Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental -ACODAL;

Adaptación del Documento hecho para ANDESCO por parte de Ernesto Guhl y trabajos del Grupo de Estudios de ACODAL.

Adaptación hecha por Ing. Mauricio López González- Director Técnico de ANDESCO

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RESUMEN

El agua por sus funciones como articuladora de los procesos naturales, del funcionamiento de los ecosistemas y de las actividades socioeconómicas, es una sustancia de carácter vital, e insustituible. Su condición particular, estratégica y esencial, la diferencian de los bienes netamente económicos. Por estas razones su conservación, aprovechamiento racional y disfrute se ubican más allá de los instrumentos de la economía de mercado y su manejo sostenible se torna complejo.

La degradación de los ecosistemas, la contaminación del recurso y el cambio climático, entre otros aspectos generan una gran incertidumbre sobre la disponibilidad de agua en el futuro tanto en términos de cantidad como de calidad. Para afrontar dicha incertidumbre es esencial que los países cuenten con una Gestión Integral del Recurso Hídrico, con sistema administrativo proactivo, capaz de preverlas, planificarlas y manejarlas.

Debido al carácter vital del agua contar con sistemas de administración eficientes, efectivos y eficaces es el factor con mayor prioridad para cumplir con los Objetivos del Milenio en lo relacionado con el agua, el medio ambiente y con la disminución de la pobreza.

Sin duda, hay una gran complejidad en la capacidad de una sociedad para la gestión del agua, debido a que depende de muchos factores, tales como: su capacidad de gobierno y administración; de los factores naturales; tecnología disponible; grados de desarrollo; interacción con el medio ambiente. También depende de la capacidad financiera y de otros factores de carácter social como los patrones de consumo, la disponibilidad de mano de obra preparada y de los niveles de corrupción que la afecten. El análisis conjunto de todos estos factores permite establecer que tan avanzada está una sociedad para lograr un buen gobierno del agua.

En ese orden de ideas, la gestión integrada de recursos hídricos es un proceso sistemático para el desarrollo, asignación y monitoreo de los usos del agua, de acuerdo con objetivos sociales, económicos y ambientales que buscan el desarrollo sostenible.

Como premisa para una propuesta de BUEN GOBIERNO DEL AGUA tiene que enfatizarse en promover un cambio cultural que establezca una nueva relación entre la sociedad y el agua. La palabra esencial es el aprovechamiento sostenible del recurso hídrico, a partir de la inclusión, la participación. El agua debe ser el motor del progreso con bienestar y equidad.

Las políticas públicas y los planes y acciones deben estimular las distintas posibilidades de uso y manejo del recurso para generar desarrollo con sostenibilidad, en equilibrio entre lo ambiental, lo económico y lo social.

Para cumplir con la visión y los propósitos que buscan convertir la abundancia de agua en un factor de progreso, bienestar y equidad mediante la aplicación eficaz y eficiente de la GIRH, viviendo con el agua y no contra ella, es necesario contar con un arreglo institucional que pueda convertirlos en realidad.

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INTRODUCCIÓN

Sin duda, el agua es una sustancia de carácter vital, e insustituible; sus funciones como articuladora de los procesos naturales de funcionamiento de los ecosistemas y de las actividades socioeconómicas, le confieren una condición particular estratégica y esencial, que la diferencian de los bienes netamente económicos. Por esta razón su conservación, aprovechamiento y disfrute se ubican más allá de los instrumentos que ofrece la economía de mercado y su manejo sostenible pertenece al campo de la complejidad.

1. SITUACIÓN

1.1 El agua en el mundo, en la región andina y en Colombia cada día se observa en la mayoría de los países del mundo una creciente falta de agua disponible, ocasionando un deterioro en la calidad de vida y un vector para el atraso y la pobreza.

En la figura No.1, se presenta la tendencia en la disponibilidad de agua per cápita entre 1970 y 2025, donde se evidencia la reducción significativa del recurso. En ese orden de ideas, en menos de dos décadas, alrededor de tres mil millones de personas podrán sufrir insuficiencia de agua. La causa efectiva está en el aumento de la demanda por agua debida tanto al incremento de la población, como a mayores exigencias del recurso en los procesos de desarrollo y a la tala indiscriminada de los bosques, verdaderos amortiguadores del agua.

Figura No.1. Disponibilidad de agua dulce per cápita

Fuente: (Shiklomanov, 2003)

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En la región andina, el panorama de disponibilidad es mejor que el promedio mundial. Lo anterior, no quiere decir entonces que hay una capacidad para el abuso y el derroche del recurso. Esta afirmación parcialmente es cierta, ya que si se tiene en cuenta la localización de la población en estos países, hay una mayor presión por el recurso en donde no necesariamente hay una mayor abundancia. Por ejemplo, en Colombia, la mayor disponibilidad está en la cuenca Pacífica y en la Orinoquia y Amazonia, en donde no hay una mayor concentración de la población. De todas maneras, es dable afirmar que aún en las zonas más secas, la disponibilidad natural de agua está por encima de los valores que amenazan la calidad de vida y el desarrollo.

Este panorama de abundancia se ve amenazado también por el Cambio Climático y los fenómenos de El Niño/ La Niña. Estos complejos y graves fenómenos afectan la oferta de agua de manera incierta. Los resultados de los modelos predictivos utilizados para tratar de anticipar los efectos del cambio climático, señalan hacía la desaparición de ecosistemas fundamentales para el agua como los nevados y los páramos y la modificación o transformación de ecosistemas por el aumento de la temperatura y al aumento del nivel del mar. Igualmente indican la concentración y el fortalecimiento de los períodos de lluvia y de sequía, generando una mayor probabilidad de riesgos de origen hídrico. También se deduce una tendencia hacia que los fenómenos de El Niño/ La Niña sean más frecuentes, con los efectos de alteración de los patrones de lluvia y de sequía que producen.

1.2 Usos del agua y utilización del potencial hídrico.

Es evidente que hay un desconocimiento general por parte de la población de los denominados consumos “implícitos” de agua que se requieren para producir elementos y productos de uso corriente y que forman parte de la denominada “huella del agua”. Solo hay una conciencia parcial del consumo habitual para la supervivencia. Por su posición privilegiada, los países andinos utilizan apenas el 0.98% del agua de que disponen. En el caso de Colombia se estima una utilización de apenas el 0.5 %, del total disponible.

La distribución del consumo del agua, según la información disponible, se presenta en la Tabla No. 1.

Tabla No. 1. Consumo sectorial de agua, 2005

Fuente: World Resources Institute, 2005

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1.3 Contaminación, desregulación y alteración de ciclos.

En la región latinoamericana el problema principal del recurso hídrico de debe en buena parte a su utilización no sostenible, donde los usuarios del agua (domésticos, agrícolas e industriales) la devuelven, después de usarla, sin tratar la contaminación que los procesos tienen, generando que la calidad del recurso para el que tenga que usarla aguas abajo sea inferior y habrá, en consecuencia, una mayor exigencia técnica para su uso.

Los esfuerzos normativos son nuevos y apenas están en procesos de consolidación; igual sucede con los instrumentos económicos y financieros para abocar esta situación.

Llama la atención también actividades que tienen impactos importantes sobre el recurso y que no siempre se realizan en condiciones adecuadas para mitigar las consecuencias; esto es especialmente evidente en minería, (especialmente la ilegal) y en la agricultura, por el uso excesivo e incontrolado de fertilizantes y pesticidas.

De otro lado, el mal manejo de las cuencas y en especial su deforestación y el cambio de uso del suelo en las rondas de los ríos, han hecho que la capacidad de las coberturas vegetales para regular los flujos de agua se pierda, por lo que los ríos y quebradas van perdiendo su carácter de corrientes de flujo permanente y continuo, con la paradoja de grandes crecientes de corta duración y largos periodos de caudal ínfimo o nulo.

La región Andina es la mayor en el mundo con páramos. La ocupación acelerada de los páramos en las últimas décadas para el desarrollo de actividades mineras y agrícolas afectan su carácter regulador. Si a esto se le suma, la vulnerabilidad por los efectos del Cambio Climático, hay gran riesgo para una disminución efectiva del agua disponible. En Colombia, la importancia de los páramos desde el punto de vista del suministro de agua es tal, que aunque en ellos se produce apenas el 3% de la oferta hídrica, el 70% de la población nacional depende de ellos como fuente de abastecimiento.

1.4 Visión del agua.

Paradójicamente, la relativa “abundancia del agua” en nuestra región, no ha permitido que haya una cultura para su cuidado y manejo racional. Como cada vez es más común las crecientes y las sequías, se percibe el agua como un problema de infraestructura, nada más. Es evidente que hay una deficiencia en el manejo de las variaciones de la oferta hídrica.

Incluso, no se ven las oportunidades de un adecuado uso del recurso hídrico; hay deficiencia en el transporte fluvial, en vez de modernizarlo; ni que decir de la inadecuada explotación pesquera; o la desecación de humedales y rondas para facilitar la potrerización o la urbanización.

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2. LA ADMINISTRACIÓN DEL AGUA

2.1 La necesidad de un buen gobierno del agua

Sin duda, hay una gran complejidad en la capacidad de una sociedad para la gestión del agua, debido a que depende de muchos factores, tales como: las características como su capacidad de gobierno y administración; de los factores naturales; tecnología disponible; grados de desarrollo; interacción con el medio ambiente. También depende de la capacidad financiera y de otros factores de carácter social como los patrones de consumo, la disponibilidad de mano de obra preparada y de los niveles de corrupción que la afecten. El análisis conjunto de todos estos factores permite establecer que tan avanzada está una sociedad para lograr un buen gobierno del agua.

Con frecuencia, en América Latina, se observa que frente al abastecimiento de agua potable y el adecuado manejo de aguas residuales, la dificultad mayor se encuentra en una deficiente gestión empresarial en muchas localidades. Si a esto se aúna la problemática de no gestión integrada del recurso hídrico, por no tener en cuenta la gestión ambiental, se ve agravada la situación.

La calidad del agua también puede sufrir grandes impactos como resultado de los nuevos fenómenos que marcan el panorama económico y social de los países debido a la urbanización, a la expansión de cultivos agroindustriales intensivos en el uso de agroquímicos como el caso de los agrocombustibles, o el avance de la minería de gran escala y otros macrovectores del desarrollo basados en la explotación de los recursos naturales.

En consecuencia, hay un panorama de incertidumbre sobre la disponibilidad del agua tanto en cantidad como en calidad, que impone contar con una institucionalidad proactiva, con capacidad de previsión, planificación y manejo. Esto es lo que se llama en este documento “El buen gobierno del agua”.

2.2 La gestión tradicional del agua

La gestión del agua en la región ha estado generalmente bajo la responsabilidad de diversas y numerosas instituciones del estado que dependen de diferentes ministerios y niveles. Esto trae consigo, una visión compartimentada y no una visión integral. Incluso, la descoordinación institucional aparece frecuentemente Estas diversas entidades actúan de forma aislada y descoordinada, de acuerdo con sus propias metas e intereses, dejando de lado los conceptos de competencia y complementariedad entre los diversos usos del agua y la satisfacción de las demandas para estos de acuerdo con un orden de prioridades, sobre todo en zonas o épocas en que el recurso disponible es insuficiente.

Incluso, en la región latinoamericana tradicionalmente la gestión del recurso ha estado centrada en maximizar la oferta del mismo mediante obras de ingeniería, sin tener en cuenta las posibilidades de su manejo con base en la demanda, ni sus características y límites naturales y por tanto mediante una gestión que ignora la consideración integral del ciclo hidrológico.

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Frente a la normativa, hay generalmente una legislación abundante pero confusa, muchas veces con dificultades de aplicación por conflictos de competencia entre las autoridades.

Igualmente, no siempre se ha logrado una adaptación de las normas que se han venido tomando de otros países sin tener en cuenta las condiciones propias de cada país.

Por otra parte, se torna frecuenta que las decisiones frente al recurso tengan un altísimo componente político y unilateral, sin tener en cuenta la participación de las comunidades y grupos de interés. También existe por lo general, debilidad técnica en las instituciones que deben tomar las decisiones correspondientes y hacer los seguimientos respectivos.

La aplicación de los instrumentos económicos para la gestión del agua ha sido poco generalizada y poco eficaz cuando se ha utilizado. Además, cuando se utilizan, su espíritu como herramientas para racionalizar los comportamientos de los usuarios del agua se ha desvirtuado, transformándose principalmente en instrumentos financieros con el fin de captar recursos por parte de las instituciones reguladoras y los operadores de los servicios.

En lo que respecta al agua potable y el saneamiento básico, el interés de los gobiernos de ha centrado en el primero, reduciendo a un tono menor los esfuerzos para tratar las aguas residuales.

La planificación y la gestión del agua tomando como base la cuenca hidrográfica tampoco están muy desarrolladas y el enfoque administrativo tiene fundamentalmente un carácter de comando y control, sin considerar la integralidad territorial de la cuenca, ni las interacciones entre los diversos usuarios del agua en función de la utilización que hacen del recurso.

La tecnología para el manejo del agua ha sido tomada en forma muy directa de los países en donde se ha desarrollado, sin dar la consideración adecuada a las condiciones socioeconómicas y culturales de los usuarios. Igualmente, hay esfuerzos dispersos en investigación y las que se hacen, se trabajan con muy pocos recursos.

Todos estos elementos traen como consecuencia que la prioridad del manejo del recurso se ha centrado en una administración débil de su uso, sin tener en cuenta como está el recurso como tal, tanto en cantidad como en calidad. Igualmente, las acciones que se hacen frente a la gestión del recurso hídrico generalmente no son producto de planeaciones detalladas y debidamente analizadas y concertadas, sino más bien resultado de los aspectos coyunturales y de emergencia.

2.3 Una aproximación a la Gestión Integrada del Recurso Hídrico – GIRH

Es importante presentar el concepto de lo que es la Gestión Integrada del Recurso Hídrico – GIRH-, para lo cual se ha tomado la definición del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-.

En ese orden de ideas, la gestión integrada de recursos hídricos es un proceso sistemático para el desarrollo, asignación y monitoreo de los usos del agua, de acuerdo con objetivos sociales,

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económicos y ambientales que buscan el desarrollo sostenible.

La GIRH es un concepto basado en la idea de que los diferentes usos del recurso son interdependientes. Por ejemplo, la gran demanda de agua para riego y la escorrentía agrícola implican menos agua dulce para beber o para usos industriales. De igual manera, los vertimientos de aguas residuales domésticas e industriales sin tratamiento, contaminan los ríos, amenazan el bienestar de las poblaciones y los ecosistemas y elevan los costos de tratamiento aguas abajo. Además, las decisiones sobre la cantidad y la calidad de agua que se debe dejar en un río para proteger su fauna y su flora y los ecosistemas adyacentes, puede limitar la disponibilidad de ésta para satisfacer los requerimientos de los agroecosistemas. La GIRH, para tener éxito, también debe involucrar las visiones y valores culturales y los usos tradicionales existentes en una región determinada.

Desde el punto de vista de la unidad espacial de planeación para la GIRH, se ha adoptado por amplio consenso de que debe realizarse a nivel de cuenca, ya que surge con claridad como la unidad lógica para planificar y ejecutar la gestión integrada del recurso.

En la región Andina, se ha adoptado una definición para la GIRH: “Un proceso que promueve el desarrollo y la gestión coordinados del agua, del suelo y de los recursos relacionados a fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa y sin comprometer la sustentabilidad de ecosistemas vitales”. Naturalmente esta definición debe incluir las especificidades culturales y ecológicas tan propias de los ecosistemas andinos, para complementarla con criterios y elementos que permitan aplicarla de la manera más coherente con la realidad de la región.

Por supuesto, la GIRH es todavía un concepto en desarrollo, que tiene tres principios centrales que están de una u otra manera en todas sus definiciones: equidad, eficacia y sostenibilidad.

De igual manera, se tienen objetivos comunes a su implantación como son los siguientes:

• Promover el acceso más equitativo a los recursos hídricos y a los beneficios que se derivan del agua como medio para enfrentar la pobreza.

• Asegurar que el agua escasa se use con eficacia y para el beneficio del mayor número de personas.

• Lograr la utilización más sostenible del agua, incluyendo el uso para un mejor medio ambiente.

Igualmente, dentro de los Principios Generales de la GIRH se destacan:

• El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para mantener la vida, el desarrollo y el medio ambiente.

• El desarrollo del recurso hídrico y su gestión debe basarse en un enfoque participativo, involucrando a los planificadores y a los legisladores en todos los niveles.

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• La mujer juega un papel primordial en el suministro, administración y salva guarda del agua.

• El agua tiene un valor económico en todos sus usos competitivos y debe ser reconocida como un bien económico.

2.4 Elementos para el gobierno del recurso en la GIRH

Sin duda la creación de UNA CULTURA DEL AGUA impone una visión integral y contemplar dimensiones políticas, ambientales, sociales y económicas, bajo postulados de igualdad de oportunidades, uso sostenible, equidad en el acceso y uso del recurso y la eficiencia.

Figura 2. Dimensiones del gobierno adecuado para el agua en el marco de la GIRH

Fuente: Tropp,2005 en (UNESCO, 2006)

Los criterios esenciales para u adecuado gobierno del agua en el marco de la GIRH, están basados en los siguientes principios1:

• Participación: Todos los ciudadanos, hombres y mujeres, deben tener la posibilidad de expresarse bien sea de manera directa o por medio de organizaciones que representen sus intereses, en el proceso de adopción de políticas y toma de decisiones, con criterios de inclusión.

• Transparencia: La información debe circular libremente en la sociedad. Los interesados deben poder acceder directamente a los procesos, las instituciones y a la información.

• Equidad: Todos los grupos sociales, hombres y mujeres, deben tener las oportunidades para mejorar su bienestar.

• Eficacia y eficiencia: Los resultados de los procesos y de las instituciones deben satisfacer las necesidades de la población haciendo el mejor uso de los recursos.

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• Legalidad: Las estructuras normativas deben ser justas y aplicarse imparcialmente, en especial las relativas a los derechos humanos.

Confiabilidad: Los gobiernos, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil deben tener la confianza del público y actuar en desarrollo de los intereses que representan.

• Coherencia: Dada la complejidad de los temas relacionados con el agua las políticas y acciones para abordarlos deben ser coherentes, consistentes y fácilmente comprensibles.

• Flexibilidad: Las instituciones y los procesos deben servir a todas las partes interesadas y responder adecuadamente a los cambios en las demandas o en las preferencias y a otras nuevas circunstancias.

• Integralidad: El gobierno del agua debe estimular y promover las aproximaciones holísticas e integradoras.

• Ética: El gobierno del agua debe basarse en los principios éticos de la sociedad en la que opere, por ejemplo respetando los derechos tradicionales sobre el recurso.

La implantación de la GIRH supone por tanto pasar de una visión lineal e institucionalizada hacia una visión compleja e incluyente.

2.5 Desempeño funcional para aplicar la GIRH.

En primer lugar para una aplicación exitosa de la GIRH es indispensable que sus principios generales sean contrastados y complementados con otros específicos que tiene cada región y su población.

Es importante mencionar que en 2010, en Colombia se formuló la Política Nacional para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico, la cual contempla 19 estrategias y 63 líneas de acción para desarrollarlas.

3. IDEAS PARA EL BUEN GOBIERNO DEL AGUA

3.1 Desde lo conceptual

Como premisa para una propuesta de BUEN GOBIERNO DEL AGUA tiene que enfatizarse en promover un cambio cultural que establezca una nueva relación entre la sociedad y el agua. La palabra esencial es el aprovechamiento sostenible del recurso hídrico, a partir de la inclusión, la participación. El agua debe ser el motor del progreso con bienestar y equidad.

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Las políticas públicas y los planes y acciones deben estimular las distintas posibilidades de uso y manejo del recurso para generar desarrollo con sostenibilidad, en equilibrio entre lo ambiental, lo económico y lo social.

Con respecto a mejorar la calidad de vida se deben:

• Satisfacer las necesidades básicas en materia de agua potable y saneamiento básico de la población urbana y rural.

• Mejorar la salubridad pública en lo que se refiere al control de las enfermedades de origen hídrico, incentivando el tratamiento de las aguas.

• Fomentar la recreación y el ecoturismo.

Con respecto a programas que generen empleo y riqueza hay que aprovechar la abundancia de los recursos naturales que en América Latina es mayor que en otras partes del mundo, como por ejemplo:

• Desarrollo del potencial hidroeléctrico.

• Transporte Fluvial.

• Pesca y acuacultura.

• Conservación y aprovechamiento de humedales.

• Manejo sostenible de las cuencas.

• Comercio internacional del agua. Vale la pena mencionar que hoy en día el comercio de agua embotellada se estima en 89.000 millones de litros con un valor del orden de USD 22.000 millones. La materialización de esta posibilidad debe hacerse de forma muy cuidadosa, mediante la creación de empresas nacionales que pudieran exportar a granel los excedentes de agua con la debida supervisión y control del estado, indispensables por tratarse de un bien público y vital.

Con respecto a programas relativos al conocimiento hay que:

• Promover la investigación científica y desarrollo tecnológico, en temas como el funcionamiento de los ecosistemas productores y protectores del agua y su restauración y conservación se consideran esenciales para su administración y manejo, teniendo en cuenta incluso las variables del Cambio Climático; valoración de los bienes y servicios ambientales y el desarrollo de sistemas de tratamiento de aguas, reuso y aprovechamiento de aguas servidas, entre otros.

Con respecto a la Conservación y producción de servicios ecosistémicos, es importante:

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• Tener conciencia que se han debilitado los ecosistemas naturales, alternando significativamente su extensión y capacidad de generar los servicios ecositémicos que sirven de soporte a la salud del planeta y a las actividades humanas. Estos servicios entendidos como los beneficios que la sociedad recibe de la naturaleza, tales como regulación del clima, oferta y purificación del agua y del aire, polinización de las plantas, producción de madera y fibra, recreación y valores estéticos y simbólicos, se vuelven cada día más escasos y más valiosos.

En el caso del agua, la conservación de los ecosistemas productores, protectores y reguladores de la oferta, es crucial para mantenerla con la calidad y la cantidad adecuada para satisfacer la demanda para los diversos usos, que van desde los caudales ecológicos que requiere la naturaleza para su adecuado funcionamiento, hasta los que corresponden a las diversas actividades humanas. La región puede convertirse en un proveedor de servicios ecosistémicos a nivel nacional, regional y global, requiere lograr que la comunidad internacional reconozca el valor de los servicios ambientales y se creen los mecanismos de pago correspondientes, como ha sucedido en alguna medida con los bonos por pago de carbono.

Con respecto a la integración regional, en necesario:

• Reconocer que los temas ambientales se han convertido en un campo fundamental en los procesos de integración regional. Nuestros países tienen muchas cuencas compartidas y en Suramérica, comparten muchos la Gran Cuenca Amazónica, reserva de la humanidad. El manejo armónico de estos espacios binacionales o multinacionales ofrece posibilidades de fomentar la integración con los países vecinos en el marco de las comisiones de vecindad, de la CAN, MERCOSUR, UNASUR, SICA, Acuerdo Puebla-Panamá, entre otros.

3.2 Desde lo institucional

Dada la importancia que ha cobrado la gestión del agua en el mundo, en diversos países se ha avanzado en la creación de institucionalidad que la administre con base en la GIRH. Si se da una mirada a lo sucedido en los países vecinos, es claro que han iniciado recientemente este proceso de creación y ajuste institucional. Así encontramos que en el Ecuador se creó una Secretaría del Agua, con rango ministerial, en el Perú se crearon el Ministerio de Ambiente y la Agencia Nacional de Agua adscrita al Ministerio de Agricultura, lo cual le confiere un carácter sectorial que no es aconsejable. En Bolivia existe el Ministerio del Agua y en el Brasil la Agencia Nacional del Agua adscrita al Ministerio del Medio Ambiente. En Colombia está por tenerse nuevamente el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, como rector de la política ambiental y con las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible dentro de la estructura de lo que se ha denominado el Sistema Nacional Ambiental.

Naturalmente todas estas instituciones han sido creadas de acuerdo con las características y posibilidades que cada país tiene en materia de la normatividad que los rige y el aparato institucional existente y responden a visiones y metas que ellos tienen con respecto al agua y su papel en la sociedad.

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Para cumplir con la visión y los propósitos descritos que buscan convertir nuestra abundancia de agua en un factor de progreso, bienestar y equidad mediante la aplicación eficaz y eficiente de la GIRH, viviendo con el agua y no contra ella, es necesario contar con un arreglo institucional que pueda convertirlos en realidad.

A continuación se formulan un conjunto de principios orientadores, una propuesta de objetivos generales y específicos, un listado de las funciones principales que debería desarrollar y las características principales que debería tener para poder cumplir con efectividad su cometido.

3.2.1 Principios Orientadores

En la región Andina y de Colombia en particular se deben complementar los principios anteriores con aquellos que corresponden a la interpretación de la relación agua-sociedad, siguiendo la problemática del agua y su percepción cultural.2, los cuales se indican a continuación

• Considerar el agua como Bien de Dominio Público y como Patrimonio Común.

• Considerar el agua como un bien vital y estratégico y no simplemente una mercancía.

• Basar la gestión en el ciclo hidrológico completo.

2 Documentos “La Visión Andina del Agua” y “La Visión Social del Agua en los Andes”- CAN

• Abarcar el agua en todos los estados y localizaciones. Superficial, subterránea, marina, entre otras

• Contar con políticas para el manejo del agua focalizadas y priorizadas.

• Adoptar la cuenca como unidad de planeación y de gestión.

• Contar con una institucionalidad, coordinada, participativa y con control social.

• Contar con espacios y mecanismos de gestión integrales y participativos.

• Generar conocimiento e información sobre el agua para racionalizar su gestión y uso.

• Revalorizar los saberes y tecnologías ancestrales y campesinas sobre la gestión del agua.

• Contar con políticas económicas y tarifarias económicas, social y ambientalmente adecuadas.

• Sustraer el agua de los tratados de libre comercio.

• Otorgar derechos específicos a las comunidades rurales sobre el agua en sus territorios.

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3.2.2 Elementos Funcionales

Es necesario entonces contar con una institucionalidad que permita articular las intervenciones y procesos que se programen y ejecuten para hacer efectiva, eficiente, eficaz y sostenible la Política de Manejo Integral del Recurso Hídrico en concordancia con los objetivos del desarrollo social y económico. En ese orden de ideas, la institucionalidad debe:

• Coordinar la ejecución de la Política de Manejo Integral del Recurso Hídrico y evaluar sus avances y resultados.

• Establecer los principios y criterios para la planificación de las zonas hidrográficas definidas en cada región.

• Coordinar las acciones de las instituciones del nivel nacional y regional públicas y privadas que diseñan y/o gestionan y/o realizan programas de recuperación, conservación, uso y aprovechamiento del recurso hídrico.

• Diseñar y poner en funcionamiento mecanismos de concertación, socialización, participación y control social para el planeamiento, diseño, ejecución y operación de programas y proyectos de recuperación, conservación, uso y aprovechamiento del recurso hídrico.

• Promover la constitución de Consejos de Cuenca, con sus respectivos registros y garantía de representatividad democrática.

• Ser buen componedor en la resolución de conflictos por el agua.

• Integrar los distintos sistemas de información del recurso hídrico y consolidarla con el fin de tener información confiable y pública.

• Definir los indicadores para el seguimiento, evaluación y análisis de impacto de los programas y proyectos orientados a la recuperación, conservación, uso y aprovechamiento del recurso hídrico, el ordenamiento y manejo de cuencas y recibir de las entidades los datos para su alimentación.

• Mantener actualizado un inventario de buenas prácticas, saberes y tecnologías y del impacto de los proyectos existentes que incidan en la recuperación, conservación, uso y aprovechamiento del recurso hídrico y socializar y divulgar esta información con el ánimo de generar una “educación y cultura del agua”.

• Coordinar los programas y proyectos de asistencia técnica a las entidades, empresas, organizaciones comunitarias, comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes y demás personas jurídicas que adelanten programas y proyectos para la recuperación, conservación, uso y aprovechamiento del recurso hídrico.

• Dar asistencia técnica a otras entidades públicas para la realización y mantenimiento de los proyectos que utilicen el recurso hídrico.

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• Gestionar y administrar los recursos obtenidos de la cooperación internacional y de la banca multilateral destinados a programas y proyectos multisectoriales orientados a la gestión y manejo del recurso hídrico.

• Coordinar y dirigir estudios sobre la vulnerabilidad y los riesgos derivados del cambio climático sobre el agua y los ecosistemas productores y protectores y prever los riesgos de carácter hidrometeorológico derivados del mismo para la población