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2 - Cuadernos de Ecología Popular Nº 1

Cuadernos de Ecología Popular

Publicación de la Corriente Verde Indígena del

Movimiento Tierra y Libertad

Año 1 - Nº 1 - Febrero 2013

Comité responsable:

David Roca Basadre / Mario Palacios Panéz /

Raquel Neyra (Europa) / Fernando Gutiérrez Delgado /

Marle Livaqui Tacilla (Celendín) / Jorge Chávez Ortiz (Celendín) /

Miryan Parra / Erick Huamán / Paul Escajadillo / Lucho G.

Oficina de redacción:

Av. Canevaro 846, Dpto. 201, Lince

Telf. 4719481

Distribución por demanda:

[email protected]

Nuestro reconocimiento especial a Carlín, el más creativo, valiente y lúcido defensor de las fuentes de vida y los derechos fundamentales de los pueblos del Perú.

Nuestra profunda solidaridad con las víctimas y procesados por defender el agua y la vida.

Nuestros mejores deseos de pronta recuperación para Javier Diez Canseco, afectado por una grave enfermedad. Lima, Perú Álvaro Portales

2 - Cuadernos de Ecología Popular Nº 1

PREFACIO

Los principios definen nuestra visión general del mundo y constituyen a nuestro ideario. Son la perspectiva de interpretación y decodificación de la sociedad de los seres humanos, que asumimos en el contexto complejo del ambiente mayor y los ecosistemas diversos de que somos parte. Al mismo tiempo, organizan las bases doctrinarias de nuestra concepción del debe ser al que aspiramos, para lograr el Buen Vivir para todos y todas.

PRINCIPIOS DE TIERRA Y LIBERTAD

Tierra y Libertad es un partido político ecologista, democrático, libertario, decolonialista, que se afirma en la no violencia activa y que asume como fundamentales los aportes del pensamiento indígena. Por todo ello se afirma asimismo como pluralista, descentralista, integracionista, internacionalista, profundamente ético y de lucha por las libertades de todos y para todos; materialista porque entiende que son las bases materiales de que está hecha la Tierra las que definen los límites y posibilidades de la vida social, la misma que se organiza a partir de su adecuación a los entornos donde transcurre; espiritualista porque valora la necesidad de los humanos de hallar respuestas más allá de las imperfecciones de la razón; militante por los derechos de la naturaleza que se definen como supradere-chos condicionados de todos los componentes de los ecosistemas, lo que incluye también a los derechos humanos tanto individuales como colectivos. Y en tal sentido Tierra y Libertad considera que los derechos humanos no son per se, sino que solo son reales y tangibles en tanto que se cuidan y protegen las bases materiales que los hacen posibles. Se afirma asimismo, y en ese marco, por la equidad de género, como antirracista, por las reivindicaciones de la diversidad afectiva, social, sexual y contra todo tipo de discriminación.

Tierra y Libertad es un movimiento político que promueve la articulación amplia con propuestas afines y diversas en la lucha común por la superación del colonialismo, cuya expresión actual es el capitalismo neocolonialista y cuya percepción cotidiana se traduce en las expresiones y manifestaciones de la avasallante modernidad, expresada en la tríada extractivismo-productivismo-consumismo que lo sustenta. En ese sentido, también asumimos las premisas al-termundialistas y antiglobalización, afirmando consecuentemente que otro mundo es posible, donde las relaciones con el mundo parten de la afirmación en lo local, para desde allí redefinir los términos de una nueva globalización.

Enarbolamos sin vacilación alguna la agenda aún vigente de lucha por justicia social con profunda convicción, entendiendo que ella no es posible de atender con una simple propuesta distribucionista y sin el cuidado de las fuentes materiales de vida. Por ello mismo, rendimos homenaje a los luchadores que se batieron por esos ideales, aprendemos de su experiencia, la ampliamos en su perspectiva y renovamos esa agenda con los actores y factores que brotan de la historia presente.

Pero declaramos también, y tajantemente, que el principio de armonía que rige el equilibrio natural entre los componentes de los ecosistemas con supraderechos condicionados, es un principio orientador para la construcción de la sociedad pluricultural del Buen Vivir que es nuestro objetivo final.

Nos ubicamos resueltamente fuera del espectro político tradicional, entendiendo que se trata de generar el espacio político donde la lucha por la supervivencia de la especie es el eje central de toda propuesta política. En tal sentido, debemos promover una alternativa capaz de cuestionar la raíz misma de la hegemonía occidental sobre el planeta, y no solamente a sus expresiones recientes, contemporáneas. Ello, asumiendo los mejores aportes de esa tradición occidental, como son el respeto a las libertades individuales y colectivas, las más radicales expresiones de la democracia y su capacidad autocrítica, y los recientes aportes teóricos sobre el decrecimiento para los países opulentos y todos los más beneficiados por el sistema mundo imperante.

Asumimos esa tarea en el territorio que nos toca vivir, pero sabedores que la naturaleza no tiene fronteras, que todo está relacionado y que los seres humanos estamos ligados por un destino común, y por ello buscamos la unidad y cooperación entre todos los pueblos.

A partir de todo ello, afirmamos los principios que definen nuestra acción política y por los que rendiremos cuentas ante las mujeres y hombres de todos los pueblos, y entre nuestras compañeras y compañeros.

IdearIo y PrIncIPIos de TIerra y LIberTadPropuesta de la Corriente Verde Indígena de Tierra y Libertad ante el Segundo Congreso Nacional

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I. Una ética para la sustentabilidad de la vida

El universalismo puro, abstracto, aún no existe.

José María Arguedas

1. Afirmamos una nueva ética que emana de una relación armónica con el entorno. El ser humano como parte integral e integrada de la biosfera, está en relación interdependiente y condicionada con todos los componentes orgánicos e inorgánicos de los ecosistemas.

2. La armonía es la esencia del concepto del Buen Vi-vir, y sustenta la calidad y la forma de nuestras rela-ciones con los demás seres humanos y todo lo que nos rodea. Buscamos la armonía en la vida social, que es indesligable del paisaje donde transcurre y del que obtiene su posibilidad de ser.

3. Recuperamos la perspectiva holística, totalizante, del pensamiento indígena al reconocer la comple-jidad del tramado de la vida, y equiparamos el yo individual al yo colectivo como iguales en derechos y deberes.

4. Damos prioridad absoluta a la recuperación del te-rritorio para procesos de vida en común sustenta-bles entre todos los componentes de los diversos ecosistemas, y a una política de reconciliación con la madre tierra, la Pachamama.

5. Asumimos como prioritario un replanteo de toda escala de valores, buscando que nazca de la ade-cuación social armónica de los seres humanos en el lugar en que viven. Lo que convenga para la vida en equidad, desde el interés de todos los componentes de los ecosistemas en función de los supraderechos condicionados que los determinan en conjunto, de-fine las normas de vida deseables. Y en tal sentido, cada proceso social define sus normas allí donde se desarrolla, sobre las bases materiales que las sostie-nen y la hacen deseable y posible.

6. La ética para la sustentabilidad se alimenta de la diversidad de manifestaciones culturales y promue-ve una política de la diferencia. Es una ética radical porque va hasta la raíz de la crisis ambiental para remover todos los cimientos filosóficos, culturales, políticos y sociales de esta civilización hegemónica, homogeneizante, jerárquica, despilfarradora, sojuz-gadora y excluyente. La ética de la sustentabilidad es la ética de la vida y para la vida.

7. Buscamos una sociedad donde el deseo de vida es-timule la imaginación, la creatividad y la capacidad del ser humano para transgredir irracionalidades represivas, para indagar por lo desconocido, para pensar lo impensado, para construir el porvenir de una sociedad convivencial y sustentable, y para avanzar hacia estilos de vida inspirados en la fruga-lidad, el pluralismo y la armonía en la diversidad.

8. La transparencia, el altruismo, la coherencia entre el discurso y la práctica diaria, la igualdad de opor-tunidades en la gestión pública y la rendición opor-tuna de cuentas forman parte de nuestro ejercicio político.

9. El fin no justifica los medios, los medios prefiguran el fin. La acción política y la vida cotidiana se guían

y orientan sobre las mismas bases y orientaciones éticas y de respeto por los derechos de los demás, en la diversidad, convencidos que nuestros actos de hoy marcan la brecha a seguir de quienes vienen detrás.

10. Rechazamos el uso de la política como medio de enriquecimiento, como instrumento para la con-centración arbitraria del poder o como herramienta para el abuso de autoridad y el desconocimiento de los derechos legítimos de los pueblos. En ese senti-do, tenemos un firme compromiso de lucha contra la corrupción y la impunidad que envilecen la políti-ca, que corroen a la sociedad y a la institucionalidad democrática, y que generan más desigualdad.

11. Afirmamos una ética basada en la percepción com-pleja de la vida y rechazamos toda idea de pensa-miento único y unidimensional, que es la que se encuentra en la raíz de la crisis ambiental.

12. Afirmamos una ética que promueve la construc-ción de una racionalidad ambiental fundada en una nueva economía que se sustente sobre todo en las posibilidades reales de las bases materiales inmediatas que la sostienen, como condición para establecer nuevos modos de producción que hagan viables estilos de vida ecológicamente sostenibles y socialmente justos. Rechazamos, por ello, la intro-misión abusiva y no controlada por la misma co-munidad, de la huella ecológica ajena, allí donde vivimos.

«Tierra y Libertad es un partido político ecologista,

democrático, libertario, decolonialista, que se afirma

en la no violencia activa y que asume como fundamentales los aportes del pensamiento

indígena».

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II. Somos ecologistas

Los monocultivos son posibles por la monocultura de la mente.

Vandana Shiva

1. Asumimos como idea central y fundamental que no hay justicia ecológica sin justicia social, ni justicia social sin justicia ecológica.

2. Asumimos que, desde el interés de nuestra espe-cie, la economía no es lo que determina los proce-sos sociales, sino la organización política compleja de los humanos que debemos hacer uso susten-table de los componentes de los ecosistemas que habitamos.

3. Asumimos que la crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo. Que no se trata de una crisis eco-lógica, sino social y civilizatoria. Que es el resultado de una visión mecanicista del mundo que, ignoran-do los límites biofísicos de la naturaleza y los estilos de vida de las diferentes culturas, está acelerando el calentamiento global del planeta que es, por lo tanto, un hecho antrópico y no natural.

4. Afirmamos que la crisis ambiental es una crisis mo-ral de instituciones políticas, de aparatos jurídicos de dominación, de relaciones sociales injustas y de una racionalidad instrumental en conflicto con la trama de la vida.

5. Buscamos el Buen Vivir, alterno a la propuesta de desarrollo que nos fuera impuesta, trazando cami-nos de identificación simbiótica en nuestro territo-rio, reconociéndonos diversos en todas las variables que nos organizan en los ecosistemas que compo-nen el territorio extenso en que vivimos.

6. Rechazamos con fuerza y convicción toda concep-ción de la vida social que considere a los ecosis-temas diversos como simple fuente de recursos o para los llamados “servicios ambientales”. Ello, más aún, en el contexto actual de calentamiento global y cambio climático.

7. Afirmamos que los elementos componentes de los ecosistemas participan de supraderechos condicio-nados y que no existen derechos per se para los hu-manos. Todo derecho está determinado para su real concreción por la preservación de las bases materia-les que los posibilitan, y por ello son y serán derechos ganados, derechos cuidados, derechos conservados. La preservación de la garantía material de tales dere-chos justifica toda movilización y lucha.

8. Afirmamos que el reconocimiento de la finitud de las bases materiales que son fuente de vida cons-tituye el punto de partida para toda propuesta de organización social y política, y nos reafirmamos contra cualquier concepción lineal en todo proceso de construcción social. Por ello, rechazamos al capi-talismo, versión actual de la hegemonía occidental planetaria instalada hace más de quinientos años, como expresión extrema de destrucción y muerte, y portador de cambios drásticos que afectan la soste-nibilidad de la vida en el planeta.

9. Afirmamos que el territorio define a la unión indiso-luble entre la dinámica de los ecosistemas y de los seres humanos reunidos, disolviendo así toda distan-cia entre naturaleza y cultura. Desde esa perspectiva procesamos la necesaria reconciliación con la Pacha-mama, cuyo proceso de destrucción comenzó con la conquista, hace poco más de quinientos años, me-diante la implantación de lógicas ajenas a la organi-zación de sus componentes, lo que trajo disociación, destrucción y muerte, y nos sometió a la tiranía ajena

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en la organización y planificación del uso de la tierra y de nuestros recursos.

10. Afirmamos que la hegemonía de Occidente, desde el momento mismo de su intromisión entre noso-tros hace más de quinientos años, se manifiesta bajo la forma brutal del extractivismo para abaste-cer las demandas de las metrópolis. El extractivismo actual, bajo la égida del liberalismo económico o neoliberalismo y del liberalismo político que se sos-tiene en formalidades democráticas de muy parcial cumplimiento, es su expresión actual y es tan bru-tal como cuando se propició el holocausto de los pueblos originarios mediante muerte, explotación y destrucción de las bases materiales de subsistencia, durante la conquista.

11. Combatimos el extractivismo que responde a las demandas productivistas para atender el consumis-mo de las poblaciones de los países más solventes, es decir los países occidentales y ahora también de los llamados países emergentes; consumismo que es inducido por la publicidad, el crédito y la obso-lescencia programada de los productos que consu-men. Rechazamos, por ello mismo, el consumismo alienante que se instala entre nosotros mediante los mismos recursos de la publicidad, el crédito y la obsolescencia programada, con el agregado de que se siembra espejismos de confort y prosperidad inalcanzables, modos de vida extraños entre las po-blaciones sobre todo urbanas.

12. Rechazamos la pobreza de la educación formal ofi-cial que no ofrece alternativas al sistema hegemó-nico occidental instalado que propicia la pérdida de relación con nuestras bases materiales de sustento de la vida, con los paisajes propios y sus posibilida-des, contribuyendo a sembrar el vacío de anhelos extraños, formas ajenas y lugares comunes masi-ficados, los que son mecanismos de control de las libertades. Y buscamos una educación que parta desde el reconocimiento de nuestras potenciali-dades y el reconocimiento de nuestra tierra, biodi-versa y plural, generando espacios para el ejercicio pleno de la creatividad y las libertades.

13. Rechazamos la dicotomía entre ‘cultura’ y ‘natu-raleza’ y nos situamos como un elemento más del entorno, productor de sus propios mecanismos de respuesta y adecuación al mismo. Aceptamos que somos una especie más de animal con facultades propias que permiten adecuarnos y construir dónde asentarnos, pero de las que es negativo abusar, en el marco general de los supraderechos condiciona-dos. El potencial tecnológico se desarrolla atendien-do a las necesidades de adaptación; pero tal posibi-lidad puede desplegarse al servicio de la pasión de dominar cuando desplaza, por exceso de individua-lismo, al potencial de sabiduría para el Buen Vivir, y declaramos entonces que es imperativo abolir esta posibilidad.

14. Declaramos la prioridad de quebrar las intermedia-ciones subjetivas entre los habitantes de las urbes y las fuentes de aprovisionamiento, como objetivo político prioritario. Así como la imprescindible di-versificación de espacios de intercambio y mecanis-mos de intercambio, al interior de sociedades del Buen Vivir.

III. Somos decolonialistas

No necesitamos tanto comentaristas de los 7 Ensayos, como personas que los repiensen y

reescriban en función de un país que más de cincuenta años después ha sufrido cambios

decisivos.

Alberto Flores Galindo

Todo es político, incluso la filosofía, o las filoso-fías, y la única ‘filosofía’ es la historia en acto,

o sea, la vida misma.

Antonio Gramsci

1. Propugnamos un país y un mundo de pueblos libres de toda forma de explotación económica y de do-minación política o de género y en armonía con el entorno natural del que somos parte y al que nos debemos, afirmando identidades asentadas en pro-cesos propios de relación con el entorno, sobre los que las poblaciones originarias aportan abundan-te sabiduría. Hoy la emancipación social, política y económica, la conquista de las libertades, supone

«Asumimos que, desde el interés de nuestra especie,

la economía no es lo que determina los procesos

sociales, sino la organización política compleja de los humanos que debemos

hacer uso sustentable de los componentes de los

ecosistemas que habitamos».

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esencialmente poner fin a la depredación ambiental y la afirmación en la tierra.

2. Entendemos que toda lucha por las libertades pasa por quebrar el ciclo de dominación colonial, que se afirma hoy en el neocolonialismo de la hegemonía social y económica neoliberal y los sentidos comu-nes con los que prevalece su dominio ideológico, incluyendo a presuntas contradicciones internas fa-vorables al distribucionismo y que en realidad apun-talan el sistema neocolonial, puesto que no cuestio-nan las bases mismas del sistema neocolonial que se expresa paradigmáticamente en el extractivismo al servicio del productivismo-consumismo de los países opulentos y los llamados emergentes.

3. Luchamos por una sociedad y un mundo sin exclu-siones de ningún tipo, que garanticen la inclusión de todos los hombres y mujeres, en pie de equi-dad dentro de la diversidad y el reconocimiento de las diferencias, en el ejercicio de los supraderechos condicionados en los ecosistemas que habitamos, de los que derivan sus derechos ecológicos y de ello sus derechos culturales, políticos, económicos, sociales.

4. Luchamos por un ejercicio pleno de las libertades políticas. No hay libertad política si se mantienen las restricciones propias de la desigualdad social y los perjuicios sociales derivados de la concentración y el descontrol del poder económico. Del mismo modo, no hay igualdad social con libertades enaje-nadas por el poder político arbitrario e ilimitado.

5. Propugnamos un Estado laico, que implica la sepa-ración de política y religión, con plena libertad e igualdad para el ejercicio de las creencias religiosas, pero sin compromisos del Estado que discriminen a unas confesiones y privilegien a otras. La autono-mía de lo político se expresa en políticas públicas aconfesionales.

6. En un país pluricultural y plurilingüe como el nues-tro, apostamos por que todas las manifestaciones culturales sean reconocidas con igual importancia y legitimadas al mismo nivel en actitud dialogante, valorando positivamente la diversidad que compo-ne nuestra existencia social, y el aporte que significa para el avance del conocimiento humano.

«Entendemos que toda lucha por las libertades pasa por

quebrar el ciclo de dominación colonial, que se afirma hoy en el neocolonialismo de la

hegemonía social y económica neoliberal y los sentidos

comunes con los que prevalece su dominio ideológico,

incluyendo a presuntas contradicciones internas

favorables al distribucionismo y que en realidad apuntalan

el sistema neocolonial, puesto que no cuestionan las

bases mismas del sistema neocolonial que se expresa paradigmáticamente en el

extractivismo al servicio del productivismo-consumismo

de los países opulentos y los llamados emergentes».

7. Propugnamos la construcción de sentidos comunes comprometidos con la decolonización y transfor-mación del país, nuevos imaginarios y horizontes compartidos que rechacen el consumismo, el egoís-mo y el individualismo feroz, así como el engaño-so distribucionismo colectivista que no cuestiona la esencia del sistema extractivista y productivista, apostando por la solidaridad, la democracia y au-tonomía asentados en la preservación de las bases materiales de subsistencia, como forma de relacio-narse cotidianamente.

8. Reconocemos el valor del arte no instrumentaliza-do, gratuito y esencialmente creativo, que se mani-fiesta en total libertad y en el máximo de sus posibi-lidades creativas.

9. Nos solidarizamos y compartimos las luchas de los movimientos sociales, indígenas, sindicales, campe-sinos, feministas, movimiento de diversidad sexual e identidades de género, juveniles, estudiantiles, sa-lubristas, anti-racistas y en general de los derechos humanos en tanto que ganados por la preservación de las bases materiales que los hacen posibles en el marco de supraderechos condicionados. Com-batimos con vehemencia todas las discriminaciones que aquejan a la humanidad, sea por distinción de clase, color de piel, diferencia de género, discapaci-dad, edad, credo religioso, diferencias culturales o de preferencia sexual.

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VI. Somos demócratas y libertarios

Somos partidarios de los principios, no de los hombres.

Emiliano Zapata

1. Asumimos los aportes occidentales de valores como libertad, democracia, juicio crítico, incorporando creativamente dichos aportes en la revaloración de las formas tradicionales de organización social originaria, que imponen una justa y equitativa dis-tribución, entre todos, de la producción sustenta-blemente obtenida.

2. En Tierra y Libertad fomentamos los liderazgos múltiples, rechazando todo tipo de caudillismos. El marco de unidad a ser respetado por todos es el de los principios y el programa de la organización y sus normas estatutarias, que asimismo prefiguran nuestra concepción del Estado y del gobierno al que aspiramos.

3. Al interior de nuestra organización política, en sus instancias de decisión, rige el mismo espíritu de-mocrático, dialogante, descentralizado y abierto que reclamamos para el sistema político. No acep-tamos el pensamiento único y valoramos tanto el consenso como el disenso para desarrollar nuestra reflexión y acción política.

4. Reconocemos que la vida interna de nuestra orga-nización política es escuela para la acción política pública. Por ello, la vida política interna se orga-niza eficientemente para educar en la práctica de los principios, los usos y las formas democráticas. Subrayamos el respeto por la pluralidad interna en el marco general de los grandes consensos que sur-gen de debates limpios y abiertos, y que definen la especificidad de Tierra y Libertad.

5. Reclamamos el espíritu y la práctica de la libertad como un derecho indiscutible, asumiendo equita-tivamente los valores de las libertades individuales tanto como el de las libertades colectivas.

6. Reconocemos que en la diversidad que nos cons-tituye como colectividad múltiple, el ejercicio de la

V. Somos partidarios de la no violencia activa

El primer deber de un ser humano es hacer lo que considera justo.

Mahatma Gandhi

1. Creemos firmemente que las acciones no violentas son básicas para el logro de objetivos durables, es-tables, sostenibles.

2. Afirmamos la importancia de las movilizaciones permanentes, creativas y pacíficas para la promo-ción y defensa de lo justo que emana de la voluntad y la necesidad de las mayorías, o de minorías margi-nadas.

3. Rechazamos toda cooperación con la injusticia, con cualquier acción que vaya en contra de los princi-pios por los que luchamos; de darse tal coopera-ción, es condenable sin atenuantes.

4. Afirmamos tajantemente que la desobediencia civil es legítima y hasta necesaria si persigue objetivos de justicia social y ecológica que es necesario resca-tar o afirmar.

5. Sostenemos que la no violencia implica que despre-ciemos la injusticia, los actos negativos y oprobio-sos, pero no a las personas.

6. La verdadera democracia se sustenta en la relación pacífica, equitativa, basada en la reciprocidad y la no violencia entre los seres humanos, que se respe-tan y consideran mutuamente.

7. La no violencia debe ser parte del consenso social, pero debe también ser asumida como principio de vida individual. La violencia equivale al suicidio.

8. Creemos que si hemos sido objeto de agravio, este debe rechazarse sin usar la violencia como respues-ta, pues somos conscientes que la espiral resultante puede terminar acabando con todos.

9. Sostenemos que toda causa, por noble o justa que parezca, pierde legitimidad cuando es defendida por métodos violentos.

10. En paz, por medios no violentos, con imaginación y voluntad, es deber fundamental e ineludible nunca dejar de confrontar a la injusticia, al mal, a la inequidad, a todo acto o circunstancia que comporte la destrucción de las fuentes de vida, de la vida misma.

libertad tiene variadas manifestaciones culturales que dependen de diversas adecuaciones territoria-les necesarias, las que deben respetarse mientras mantengan como prioridad el respeto por la vida.

7. Afirmamos que la verdadera democracia se vive en todo lugar y circunstancia, en cada detalle de la vida y que requiere no solo de consensos sociales o legales para existir, sino que debe ser interiorizado por todos y cada uno de las/los humanos.

8. Recogemos como fundamentales los principios li-bertarios de libre asociación, de autogestión, de participación democrática plena, de descentraliza-ción basada en el fortalecimiento de los procesos locales, para la gestación del Buen Vivir.

«Reconocemos que en la diversidad que nos constituye como colectividad múltiple, el

ejercicio de la libertad tiene variadas manifestaciones culturales que dependen

de diversas adecuaciones territoriales necesarias, las

que deben respetarse mientras mantengan como prioridad el

respeto por la vida».

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VI. Nuestra lucha es por el Buen Vivir

En nuestra cosmovisión hay tres: El cazador-destructor;

el dios creador que da la vida; el cuidador que protege la vida de la muerte

que provoca el cazador. Nosotros somos cuidadores y vamos a dar

nuestra vida luchando contra el destructor.

Dirigente awajún luego de los eventos de Bagua – 2009

1. Anunciamos claramente nuestra voluntad de cons-truir una sociedad del Buen Vivir sustentada en la voluntad social de afirmar la relación armónica en-tre todos los componentes de la biósfera, que com-parten supraderechos condicionados, y el cuidado de las fuentes de vida. Es decir que el Buen Vivir es más que un objetivo, es un camino.

2. No tenemos más consigna política ni modelos que el de la naturaleza y la posibilidad de equilibrio y armonía sostenible, que es posible en los compo-nentes de los ecosistemas proveedores de vida.

3. Afirmamos que es necesario recuperar los aprendi-zajes de miles de años de vida en nuestro territorio de los pueblos originarios, para adaptarlos a la or-ganización social sostenible que queremos legar a las futuras generaciones.

4. Creemos en una democracia ecológica que valora a personas y especies diversas por sí mismas y no por algún potencial económico de apropiación social colectivo y mucho menos privado.

5. Priorizamos una organización social de economía viviente, que se construye sobre todo en economías locales; en una democracia viviente basada en la in-clusión, la solidaridad y donde las decisiones se to-men de abajo hacia arriba con comunidades locales fortalecidas, y donde el apoyo mutuo se reivindique como motor para la vida.

6. Nos afirmamos en el principio de autonomía y de afirmación endógena de desarrollo, con soberanía

alimentaria, energética y de todos los elementos in-dispensables para la vida plena, condicionando la eventual presencia de huella ecológica ajena a la satisfacción de nuestras prioridades.

7. Afirmamos que el Buen Vivir valora al yo colectivo, a hombres y mujeres en el seno de su comunidad y valiosos en sí mismos por esa interdependencia, y rechaza la visión masificadora de las personas y su despersonalización, propios de las concepciones occidentales hegemónicas. El yo colectivo comuni-tario es contrapuesto a la masificación y alienación propias de la vida de las sociedades del progreso lineal inconsciente de la finitud de las fuentes de vida.

8. Reconocemos que el Buen Vivir es un medio, es un objetivo y es también una actitud que presume una relación de reciprocidad entre seres humanos y na-turaleza, en la síntesis de territorio. Ello garantiza la supervivencia y la continuidad, facilitando los enca-denamientos tróficos y el equilibrio.

9. El Buen Vivir rechaza toda pretensión de sostenibi-lidad antropocéntrica y utilitaria, porque define a la vida misma en la complementariedad e interde-pendencia de supraderechos condicionados de los componentes de los ecosistemas, y se define en un ideal de armonía. Y es la armonía el eje central de toda posibilidad de convivencia en justicia, paz y equidad.

«No tenemos más consigna política ni modelos que el de la naturaleza y la posibilidad

de equilibrio y armonía sostenible, que es posible en los componentes de los

ecosistemas proveedores de vida».

Tierra y Libertad ha lanzado, desde las instancias de la Comisión Política Nacional (CPN) y la Comisión Ejecutiva Nacional (CEN), una propuesta de Frente Amplio que prioriza la alianza con los movimientos sociales nacionales, regionales y locales. La misma deberá ser sometida a la aprobación del Segundo Congreso Nacional Ordinario de Tierra y Libertad.

La Corriente Verde Indígena respalda la propuesta y considera que hay que poner todo el énfasis necesario para que la columna vertebral del Frente Amplio esté conformada por las organizaciones y movimientos sociales que están en la primera fila de la lucha contra los megaproyectos extractivistas y la política neoliberal.

El Frente Amplio no es ni puede ser una alianza de partidos políticos. Es por encima de todo un proyecto de carácter estratégico, que trasciende lo electoral y coyuntural porque se dirige a construir una alternativa de gobierno para el cambio, expresión del poder popular, enraizada en la unidad de

todos los pueblos del Perú que se expresan en diversas formas de lucha a nivel local, regional y nacional.

Saludamos por ello que la CPN haya invocado a todas las bases libertarias a promover alianzas con organizaciones sociales de cada lugar, a fin de fortalecer lo que en la práctica es un movimiento amplio por el Perú.

La convocatoria a la unidad de los pueblos lleva implícita la necesidad de reconocer y dar visibilidad a la plurinacionalidad que es la esencia de la que está formada la comunidad de pueblos que habitan nuestro país. Es entonces a un Frente Amplio de los Pueblos del Perú que estamos llamando, a un frente de lucha precursor de un Estado Plurinacional y defensor de las bases materiales de subsistencia y en consecuencia de la garantía del cumplimiento de los derechos fundamentales. Hacia ese frente de lucha se debe ir avanzando, como objetivo central del rediseño general de sociedad que los pueblos reclaman.

Al lograr amalgamar en un Frente Amplio de los Pueblos las luchas diversas de los pueblos en las zonas rurales de costa, sierra y selva con los movimientos urbanos que empiezan a despertar ante situaciones límite que ya se manifiestan, estaremos también diseñando desde ahora el “otro mundo posible” al que aspiramos.

A este proyecto pueden sumarse los grupos políticos que deseen dejar atrás la historia de caudillismos, hegemonismos y acomodos.