HISTORIA DEL POBLAMIENTO HUMANO - … · inmigrantes, otros hombres y mujeres viajaron, lucha-ron y...

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1. INTRODUCCIÓN Presentamos aquí una breve síntesis del proceso de ocupación humana de la región de Mar Chiquita y los Bañados del río Dulce, en la cual se da énfasis al efec- to que cada una de sus etapas históricas tuvo sobre el medio ambiente, es decir, lo que hoy conocemos co- mo “impronta ambiental” de cada cultura y de cada época. El capítulo está organizado en tres grandes secciones: los pueblos indígenas originarios, el descu- brimiento y la ocupación española y la colonización europea del siglo XIX. La información disponible es relativamente limitada debido, en buena medida, a que hasta finales del si- glo XIX el área estuvo bajo dominio indígena y fue- ra de las principales rutas de comunicación. En la zo- na tampoco hubo asentamientos jesuíticos, cuyos mi- sioneros produjeron crónicas valiosísimas en otras re- giones del Chaco sudamericano. Asimismo, la explo- ración paleontológica y arqueológica está todavía le- jos de haber sido completada. A pesar de estas limi- taciones, existe suficiente material como para recons- truir una visión general del fascinante proceso de ocupación humana en la región de Mar Chiquita y Bañados del río Dulce. En este sentido, es importante entender que la historia del hombre en Mar Chiquita no comienza con la llega- da de los inmigrantes a fines del siglo XIX, como pue- de pensarlo un joven de nuestros días que ve un paisaje agrícola muy distinto del original y ningún sobrevivien- te de los sanavirones que habitaron la región. No debe- mos olvidar, sin embargo, que previo a la llegada de los inmigrantes, otros hombres y mujeres viajaron, lucha- ron y subsistieron en la región, conviviendo con un pai- saje de bosques, ríos y pastizales bastante diferente del actual. Más aún, hasta alcanzaron a convivir con los grandes mamíferos del Pleistoceno, hoy extintos (glip- todontes, megaterios, etc.) que abundaban en esta re- gión. Basta recorrer las playas de Mar Chiquita y las ba- rrancas de sus ríos para percibir la abundancia de los ya- cimientos fosilíferos y arqueológicos que allí se encuen- tran, y así tomar conciencia del significado de la prehis- toria en la región de Mar Chiquita. 301 ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS, CÓRDOBA, ARGENTINA CAPÍTULO 20 HISTORIA DEL POBLAMIENTO HUMANO ENRIQUE H. BUCHER 1* , ALBERTO J. MARCELLINO 2 , CARLOS A. FERREYRA 3 , ANGEL F. MOLLI 4 1 Centro de Zoología Aplicada, Universidad Nacional de Córdoba. C.C. 122. 5000 Córdoba. * E-mail: [email protected] 2 Cátedra de Antropología. Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Universidad Nacional de Córdoba. Avenida Vélez Sársfield 299, 5000 Córdoba. 3 Museo Histórico Municipal La Para, 5137 La Para, Córdoba. 4 Museo Regional Morteros, Sarmiento y Riobamba, 2421 Morteros, Córdoba. Citar como: Bucher E.H., Marcellino A.J., Ferreyra C.A. & Molli A.F. (2006). Historia del poblamiento humano. En: Bañados del río Dulce y Laguna Mar Chiquita (Córdoba, Argentina) (ed. Bucher E.H.), pp. 301-325. Academia Nacional de Ciencias (Córdoba, Argentina).

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1. INTRODUCCIÓNPresentamos aquí una breve síntesis del proceso deocupación humana de la región de Mar Chiquita y losBañados del río Dulce, en la cual se da énfasis al efec-to que cada una de sus etapas históricas tuvo sobre elmedio ambiente, es decir, lo que hoy conocemos co-mo “impronta ambiental” de cada cultura y de cadaépoca. El capítulo está organizado en tres grandessecciones: los pueblos indígenas originarios, el descu-brimiento y la ocupación española y la colonizacióneuropea del siglo XIX.

La información disponible es relativamente limitadadebido, en buena medida, a que hasta finales del si-glo XIX el área estuvo bajo dominio indígena y fue-ra de las principales rutas de comunicación. En la zo-na tampoco hubo asentamientos jesuíticos, cuyos mi-sioneros produjeron crónicas valiosísimas en otras re-giones del Chaco sudamericano. Asimismo, la explo-ración paleontológica y arqueológica está todavía le-jos de haber sido completada. A pesar de estas limi-taciones, existe suficiente material como para recons-

truir una visión general del fascinante proceso deocupación humana en la región de Mar Chiquita yBañados del río Dulce.

En este sentido, es importante entender que la historiadel hombre en Mar Chiquita no comienza con la llega-da de los inmigrantes a fines del siglo XIX, como pue-de pensarlo un joven de nuestros días que ve un paisajeagrícola muy distinto del original y ningún sobrevivien-te de los sanavirones que habitaron la región. No debe-mos olvidar, sin embargo, que previo a la llegada de losinmigrantes, otros hombres y mujeres viajaron, lucha-ron y subsistieron en la región, conviviendo con un pai-saje de bosques, ríos y pastizales bastante diferente delactual. Más aún, hasta alcanzaron a convivir con losgrandes mamíferos del Pleistoceno, hoy extintos (glip-todontes, megaterios, etc.) que abundaban en esta re-gión. Basta recorrer las playas de Mar Chiquita y las ba-rrancas de sus ríos para percibir la abundancia de los ya-cimientos fosilíferos y arqueológicos que allí se encuen-tran, y así tomar conciencia del significado de la prehis-toria en la región de Mar Chiquita.

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ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS, CÓRDOBA, ARGENTINA CAPÍTULO 20

HISTORIA DEL POBLAMIENTO HUMANOENRIQUE H. BUCHER1*, ALBERTO J. MARCELLINO2,

CARLOS A. FERREYRA3, ANGEL F. MOLLI4

1 Centro de Zoología Aplicada, Universidad Nacional de Córdoba. C.C. 122. 5000 Córdoba.* E-mail: [email protected]

2 Cátedra de Antropología. Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. UniversidadNacional de Córdoba. Avenida Vélez Sársfield 299, 5000 Córdoba.

3 Museo Histórico Municipal La Para, 5137 La Para, Córdoba.4 Museo Regional Morteros, Sarmiento y Riobamba, 2421 Morteros, Córdoba.

Citar como: Bucher E.H., Marcellino A.J., Ferreyra C.A. & Molli A.F. (2006). Historia del poblamiento humano. En: Bañados del ríoDulce y Laguna Mar Chiquita (Córdoba, Argentina) (ed. Bucher E.H.), pp. 301-325. Academia Nacional de Ciencias (Córdoba, Argentina).

También es importante entender que las diferenciasen el marco ecológico de la región estructuran la re-lación del hombre con la naturaleza. Las marcadas va-riaciones en suelo, clima e hidrología entre las llanu-ras feraces y ricas del este y del sur –esencialmenteagrícolas–, la región semiárida y boscosa del oeste, ylos extensos pastizales de los Bañados del río Dulce,condicionan las posibilidades de uso, así como las for-mas de vida y hasta la personalidad de los habitantes.

2. LOS PUEBLOS ORIGINARIOSLas evidencias disponibles revelan un rico pasado an-tropológico de la región de Mar Chiquita y los Baña-dos del río Dulce. La fecha de la llegada del hombre ala región es todavía incierta. A partir de la entrada alcontinente americano a través de Alaska, en una fechaque puede estimarse en forma conservadora entre15.000 y 20.000 años, se habría producido un lentodesplazamiento hacia al sur (Salcedo & Mendez 1999).En la llamada “etapa inicial de cazadores-recolectoresdel Holoceno temprano y medio” (Rodríguez & Ceru-ti 1999), los primeros grupos –denominados “paleoa-mericanos”– habrían arribado a Mar Chiquita alrede-dor de 10.000 años antes del presente (AP), a fines delPleistoceno (Rex Gonzalez & Perez 1976; Rodríguez& Ceruti 1999). Es muy probable que se desplazaran alo largo del sistema del río Salí-Dulce o desde las cos-

tas del río Paraná. Estas primeras oleadas humanasestaban conformadas por grupos de cazadores-pescado-res y recolectores, quienes se trasladaron hacia el surdurante la mejora climática del final de la última gla-ciación (Rodríguez & Ceruti 1999). Sin dudas, convi-vieron con los grandes mamíferos que se extinguieronpoco después, incluyendo gliptodontes, megaterios,etc. A partir de entonces, gradualmente fueron apare-ciendo otras entidades culturales y tal vez raciales, loque dio lugar al inicio de la denominada “etapa tem-prana de cazadores-recolectores del Holoceno tempra-no y medio”, de la cual hay evidencias, sobre todo enUruguay, pero no en la región de Mar Chiquita.

Las evidencias disponibles indican que durante estosperíodos vivieron en Mar Chiquita, tanto en formatemporaria como permanente, grupos humanos demuy distintos orígenes. Gran parte de los cráneos ha-llados en el área1, incluyendo al famoso “Hombre deMiramar”, pertenecen al denominado “tipo paleoa-mericano”, caracterizado por dolicocefalia, paredeslaterales cuasi paralelas y la bóveda en carena (a “dosaguas”). Todas las características de estos cráneos an-tiguos difieren de manera radical de aquellas que co-rresponden a los aborígenes agro-alfareros que poste-riormente ocuparon la zona y que se analizan a conti-nuación. También difieren en forma clara de los abo-rígenes del Chaco. Aunque ese tipo racial pudo per-

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El hombre fósil de Miramar

Una prueba muy importante de la antigüedad del hombre en Mar Chiquita es el llamado “hombre fósil deMiramar”; se trata de un esqueleto encontrado en 1957 en un sector de playa cercano a la ciudad de Miramar(Montes 1960). Utilizando un criterio geo-paleontológico, Montes estimó la edad del hombre de Miramar enalrededor de doce mil años. Investigaciones posteriores aconsejaron reducir esta estimación a unos ocho anueve mil años (Zandrino 1959). El hombre de Miramar correspondería, por lo tanto, a las primeras oleadas dehumanos que llegaron a la región. Más aún, habría sido contemporáneo de la megafauna extinta que habitó enla región, ya que sus restos se encontraron en los sedimentos geológicos que contienen huesos de dicha fauna(Mastodon, Equus, Glyptodon, etc.) (Montes 1960).

1 La mayoría de estas piezas están depositadas en el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba y los Museos regionales Aníbal Montes (Miramar),Histórico Municipal La Para y Morteros.

durar hasta tiempos relativamente modernos, hay in-dicaciones de que tienen una antigüedad considera-ble, como la alta mineralización que suelen presentar,los niveles geológicos de los cuales proceden y, encontadas ocasiones, algunos instrumentos que pare-cen estar asociados con ellos.

En una etapa posterior, conocida como “etapa mediade cazadores-recolectores del Holoceno tardío”, apa-rece en la región una entidad cultural conocida como“Esperanza” (Rodríguez & Ceruti 1999). Dicha enti-dad cultural corresponde a pueblos cazadores y reco-lectores alfareros, quienes ocuparon las llanuras cen-trales de Argentina, desde las márgenes del Paranáhasta la cuenca del río Salí-Dulce, las Salinas Grandesy el pie de las Serranías de Córdoba y de San Luis, in-cluidos Mar Chiquita y Bañados del río Dulce. Estospueblos perduraron a lo largo de mucho tiempo, has-ta cuatro mil años en algunos sitios. En Santiago delEstero podrían haber aparecido alrededor del año 500d.C., permaneciendo hasta épocas posthispánicas(Rodríguez & Ceruti 1999).

El grupo cultural Esperanza era probablemente semi-nómada, con itinerarios más o menos fijos, según lasestaciones. Sus principales recursos eran la caza, la re-colección y la pesca costera, sobre todo en los riachospróximos al río Paraná. Es posible que tuvieran un ci-clo anual de explotación de estos recursos que los lle-vaban a realizar migraciones importantes.

Es posible también que durante el invierno se dedi-caran fundamentalmente a la pesca, ya que es la épo-ca cuando los cursos de agua desbordan y generan nu-merosas áreas con lagunas. Debe tenerse en cuentaque existe una vía de comunicación natural hacia elParaná, a través de ambientes acuáticos, que une elnoreste de la depresión de Mar Chiquita con los hu-medales y pastizales de la región de los Bajos subme-ridionales, a través de una cadena de lagunas origina-das probablemente en la antigua conexión del río Sa-lado (Los Porongos, Beltrán, Mojón Colorado, etc.).

Al llegar el verano, es probable que se desplazaran ha-cia el pie de la serranía de Córdoba, con el fin de apro-vechar la algarroba, ya que se han encontrado semillasde algarrobo en sus campamentos. Asimismo, la cazadebe haber sido una actividad permanente. En loscampamentos se recuperaron algunos restos de fauna,entre ellos, huesos de guanaco, venado y peludo, yhuesos y cáscaras de huevo de ñandú (Rodríguez &Ceruti 1999). Una vía natural de comunicación con laregión serrana de Córdoba estaba dada por los ríos Pri-mero y Segundo, fuentes de agua dulce y de peces.

Los campamentos indígenas eran frecuentes en los Ba-ñados del río Dulce. Se cuenta con descripciones deta-lladas de los que fueron encontrados en las localidadesde Pozo de las Ollas y Laguna de la Sal (Oliva 1947),así como en la costa sur de Mar Chiquita (Bonofiglio2004). El material que en ellos se encuentra evidenciala gran movilidad de estos grupos humanos, ya queaparecen utensilios y adornos fabricados con materia-les que no existen en la región, como cerámicas, herra-mientas de piedra y ornamentos de conchillas mari-nas, lo cual denota un intenso intercambio con regio-nes bastante alejadas de Mar Chiquita (Figs. 3 y 4).

Entre los elementos de cerámica, se destacan los de-nominados hornillos, fogones o botijas, posiblemen-te los restos arqueológicos de mayor interés en MarChiquita. Se trata de construcciones globulares con labase más ancha que la boca (Fig. 1 a). Su tamaño pro-medio es de 60 cm de diámetro y 80 cm de altura. Elinterior está revestido de una capa de barro arcillosode 2 a 3 cm de espesor. En el fondo, se observa unalente de tierra más oscura, como teñida por las ceni-zas de un antiguo fogón, aunque nunca se encuentranen ellas restos de carbón (Frenguelli & De Aparicio1932; Frenguelli 1941; Oliva 1947).

Usualmente, los hornillos aparecen cuando el agua delugares inundados desciende y pone al descubiertolos anillos de tierra cocida, de color y textura similara los del ladrillo (Fig. 1 b) (Frenguelli & De Aparicio1932). Algunos de estos hornillos se pudieron obser-

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var intactos en la pared de una cárcava, en las cerca-nías de la localidad de Marull. En ese caso aparecíancerrados por encima, en forma de cúpula (A. Marce-llino, datos no publicados).

La finalidad de los hornillos está todavía en discu-sión. Debido a que en la mayoría de los casos apare-cen abiertos en la parte superior, se pensó que su pro-pósito era el de contener el fuego, de allí su nombre.En un exhaustivo análisis acerca de la antigüedad yfunción de los hornillos, Hierling (1986) enumera lossiguientes usos posibles: a) cocción de alimentos, b)depósito de alimentos, c) urnas para entierros y d)dispositivos para la conservación del fuego. El autorconcluye que habrían sido usados para conservar elfuego en forma económica por períodos relativamen-te cortos. Por otro lado, Frenguelli y De Aparicio(1932) opinan que pudieron haber sido utilizados pa-ra la fabricación de cerámica. Basan su afirmación enque la presencia de gran concentración de estos arte-factos en áreas inhóspitas pero con abundante arcillaideal para la alfarería (como es Mar Chiquita) sólo po-dría explicarse si se la asocia con una intensa produc-ción de cerámica. Otros autores rechazan esta posibi-lidad, teniendo en cuenta que nunca se encuentranrestos de cerámica en su interior (Hierling 1986). Los

hornillos no son exclusivos de la región de Mar Chi-quita, sino que se encuentran en yacimientos arqueo-lógicos distribuidos por el centro del país, en algunoscasos también vinculados a lugares de salinas (Fren-guelli 1941; Hierling 1986).

Otros elementos de cerámica incluyen distintos tiposde vasijas, casi todas lisas, con bases cóncavas o pla-nas, confeccionadas con una pasta base a la que se leagregaba trozos molidos de recipientes rotos. En elárea de Mar Chiquita y los Bañados del río Dulceabundan las cerámicas con impresiones de cestería yredes, originadas en una técnica de fabricación queconsistía en embarrar canastas, que luego eran retira-das o quemadas durante la cocción (Fig. 2) (Rodrí-guez & Ceruti 1999; Bonofiglio 2004).

Los elementos líticos presentes en los asentamientosincluyen piezas pulidas y talladas. Se destacan hachascon surco para el enmangado, piedras de boleadoracon surco o sin él, elementos de molienda y pulidorespara confeccionar artefactos de hueso (Fig. 3). Gene-ralmente, están elaborados en rocas metamórficasprocedentes de las Sierras Pampeanas. Entre dichosobjetos se incluyen raspadores, cuchillos y puntas deproyectil, generalmente con pedúnculo y aletas.

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Figura 1. Hornillos: a) dibujo esquemático, adaptado de Hierling (1986); b) restos de hornillos aflorando en la costa este deMar Chiquita (Foto A. Molli).

a b

2.1. LAS POBLACIONES INDÍGENASDURANTE EL DESCUBRIMIENTO

Se considera que en el momento de la llegada de losespañoles a Córdoba y Santiago del Estero (comienzosdel siglo XVI) la región estaba ocupada por el grupoétnico de los sanavirones, a quienes se suele conside-rar como los habitantes por excelencia del bajo ríoDulce y las márgenes de la laguna Mar Chiquita (Se-rrano 1945). Posiblemente ocupaban la región desdemucho antes de la conquista. Su llegada pudo haberocurrido a partir del año 800 d. C.

La información disponible sobre los sanavirones esmuy escueta. Habitaban, como dijimos, el sur deSantiago del Estero, en la zona del bajo río Dulce,hasta Mar Chiquita y el río Primero, más al sur. Seubicaban al este del área ocupada por los comechin-gones, habitantes de las sierras de Córdoba. Sus casaseran grandes, para varias familias y estaban construi-das de ramas y pajas. Los pueblos eran pequeños, ro-deados de empalizadas de ramas y cardones. Sus ar-mas eran el arco y la flecha (con punta de piedra yhueso), las bolas arrojadizas y las hachas (Fig. 3). Lossanavirones cultivaban maíz y porotos, a la vez querecolectaban algarroba, chañar y mistol. Además,criaban llamas (al menos en la región serrana, no ne-

cesariamente en Mar Chiquita) (Serrano 1945; IbarraGrasso 1981). La cerámica encontrada en territoriosanavirón es muy sencilla. Tiene adornos de motivosgeométricos, puntos, líneas y surcos, e impresionesde cestería y textiles, lo que indica su conexión con lacerámica del litoral. También hay cerámica pintadaen negro y rojo, relacionada con la típica cerámicachaco-santiagueña de más al norte. Se sabe muy pocoacerca de su organización social y su cultura (IbarraGrasso 1981).

La separación entre los sanavirones y los comechin-gones es poco clara. Las crónicas de la primera épo-ca de la ocupación española indican una estrechavinculación entre estos grupos. Ciertamente, la grancantidad de instrumentos líticos encontrados (mor-teros, manos de morteros, etc.) debió provenir de laregión serrana (Frenguelli & De Aparicio 1932). Sinembargo, no se hallaron vestigios que demuestrenen forma fehaciente la presencia de los comechingo-nes en Mar Chiquita. Tal vez esto pueda deberse aque no se conocen elementos físicos o arqueológicos–salvo sus hábitos montañeses– que permitan dife-renciar, en forma inequívoca, “lo comechingón” de“lo sanavirón” (Marcellino & Colantonio 1993; Ber-berian 1999).

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Figura 2. Fragmento de cerámica con la impronta de la cesteríautilizada para su fabricación, característica de la región de Mar Chiqui-ta y Bañados del río Dulce.

Figura 3. Utensilios de piedra (hachas y bolas arrojadizas) utilizadaspor los indígenas de Mar Chiquita (Museo Regional Morteros) (Foto A.Molli).

Resulta también evidente que los sanavirones no fue-ron los únicos en poblar la región. Como ya fue men-cionado, grupos humanos de otras filiaciones y proce-dencias también ocuparon la región –ya sea en formatemporaria o permanente– aun por largos períodos.Por ejemplo, en la laguna Yacumishqui (en quechuasantiagueño, “agua dulce”), ubicada al norte de MarChiquita, se exploró un yacimiento correspondienteal período cultural Sunchituyoj, el cual floreció hacia

el 900 d. C. en la mesopotamia de Santiago del Este-ro (A. Marcellino, datos no publicados). También sedetectó la influencia de grupos procedentes del lito-ral fluvial paranaense, evidenciada por frecuentes yrelativamente abundantes restos de cerámicas simila-res o iguales a la de dicha región. Ello se refleja en latécnica de factura, los motivos ornamentales y la va-riedad de redes y tejidos utilizados para fabricarlas,cuyas improntas se reconocen en las cerámicas que se

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Figura 4. Piezas arqueológicas encontradas en Mar Chiquita, de origen extra región: a) collar de conchillas marinas (Museo Histórico de La Para); b)figura ornitomorfa (6,5 cm de altura) obtenida en la Laguna de Los Porongos, posiblemente producida por las culturas santiagueñas ubicadas al nortede Mar Chiquita (Museo Regional Morteros) (Fotos A. Molli).

a b

Peculiares prácticas indígenasEn los restos de indígenas del área de Mar Chiquita, se encontraron indicios de prácticas culturales que, si bienno son exclusivas de la región, son características y merecen ser descritas. Ellas incluyen signos de canibalis-mo, cráneos trofeo, desfacialización y deformación artificial del cráneo. Montes (1960) sugirió que en el hombrede Miramar hay indicios de canibalismo. Los cráneos trofeo, caracterizados por presentar ablación intencionalde su base, aparecen con llamativa frecuencia en la región de Mar Chiquita (Marcellino & Colantonio 1993; Mar-cellino 1997). La desfacialización consiste en la ablación intencional de toda la porción facial. Muy recientemen-te se comprobó esta práctica en dos cráneos encontrados en las márgenes de Mar Chiquita (A. Marcellino, da-tos no publicados). El hecho de que en la bibliografía antropológica argentina no haya antecedente alguno so-bre esta práctica podría deberse a que correspondería a un pueblo singular y poco conocido. Con respecto a ladeformación intencional del cráneo, los ejemplares hallados en Mar Chiquita se encuentran asociados a elemen-tos culturales del patrimonio “sanavirón”, semejante al que usaban los agro-alfareros de Santiago del Estero(Marcellino 1996). También se describieron en Mar Chiquita cráneos con un tipo deformatorio diferente, aparen-temente muy antiguos (depositados en el Museo Histórico Municipal de La Para) (Marcellino 1997).

hallan en Mar Chiquita (Fig. 2). También se encon-traron cerámicas con probable influencia de la enti-dad cultural Goya-Malabrigo, de los grupos ribere-ños paranaenses (Fig. 4 b).

Asimismo, es posible que aun durante la coloniza-ción europea vivieran tribus aisladas en la región la-custre del delta del río Dulce (Mar Chiquita y LosPorongos). El padre Lozano menciona como losMalquesis y Quelosis a grupos indígenas que, segúnsu descripción, pagaban sus tributos en nutrias (cu-yas crías eran su único alimento), bebían agua salo-bre e “imitaban en todo de tal manera las propiedades ynaturaleza de los aquátiles que más parecían abortadasaves de aquellas lagunas que vivientes humanos” (Loza-no 1754). Lozano también alude a que el Padre Ro-mero predicó entre estos indígenas en 1605 y oyó deellos 2.007 confesiones. Según Rodríguez y Ceruti(1999), estos grupos podrían ser los últimos descen-dientes de la entidad cultural Esperanza, descritapreviamente.

Lamentablemente, hasta la fecha no se han encon-trado yacimientos que permitan establecer secuen-cias crono-culturales suficientemente completas pa-ra dilucidar el significado y las implicancias de losrestos encontrados en la región. Por lo tanto, el co-nocimiento antropológico de la región de Mar Chi-quita continúa siendo insuficiente.

2.2. ARQUEOLOGÍA

La investigación arqueológica en el área es limitada,aunque existe material de gran interés para entenderla relación entre el indígena y el medio ambiente enla región de Mar Chiquita. Entre las investigacionesiniciales puede mencionarse el informe de una visitarealizada por Frenguelli y De Aparicio (1932), quie-nes aportan una interesante descripción de campo ydestacan los aspectos arqueológicos más llamativosde la región.

Dado que los grupos indígenas que habitaron la zonafueron esencialmente cazadores y, probablemente,

pescadores de gran movilidad, aparentemente no de-sarrollaron poblaciones importantes, más allá de al-gunos pocos asentamientos más o menos permanen-tes y muchos otros temporarios.

No obstante, hay numerosos sitios arqueológicos enel área. En particular, la costa sur de Mar Chiquita ysobre todo los alrededores de Miramar, son ricos enmaterial arqueológico. Bonofiglio (2004) aporta in-formación muy detallada sobre los sitios “La Loma”(30° 48’ 50” S, 62° 50’ 0” O) y “La Playa” (30° 48’59” S, 62° 51’ 26” O). También se encontraron yaci-mientos importantes en los Bañados del río Dulce,incluidos la Laguna de Los Porongos (Aparicio1942), y dos más ubicados al oeste de los bañados:Pozo de las Ollas (30° 01’ S, 63° 4’ O) y Laguna Sala-da (30° 03’ S, 63° 16’ O ) (Oliva 1947). La mayor par-te del material colectado está depositado en el Museode la Región de Ansenuza Aníbal Montes de Mira-mar, el Museo Histórico Municipal de La Para y elMuseo Regional de Morteros (Bonofiglio 2004).

2.3. USO DEL RECURSO E IMPRONTA AMBIENTAL

No hay indicaciones de actividad agrícola en el áreade Mar Chiquita, tal como la que practicaban los in-dígenas sobre el río Dulce en Santiago del Estero,donde se desarrollaron grupos que combinaban laagricultura, la pesca y el uso de la fauna silvestre(Ibarra Grasso 1981). El ambiente salino de Mar Chi-quita, sin dudas, imponía una limitación muy severaen las formas de vida viables en la región.

Es muy posible que, como ocurrió en todo el Chaco,los indígenas manejaran el fuego y produjeran incen-dios de pastizales para cazar (ñandúes, ciervos de laspampas) y como arma de guerra, sobre todo en el áreade los pastizales de los Bañados del río Dulce. Estapráctica probablemente incrementaba la frecuencianatural de fuegos, favoreciendo los pastos y eliminan-do la vegetación leñosa (Bucher 1982). Es factibleque el uso del fuego haya sido el disturbio ambientalmás importante generado por la actividad indígenaen el paisaje.

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3. LOS CONQUISTADORES

3.1. EL DESCUBRIMIENTO

La hipótesis más generalizada sobre el descubrimientode la región de Mar Chiquita propone que fueron losespañoles de la expedición de don Diego de Rojas(1543-1546) los primeros en alcanzar dicha región (Se-rrano 1945), aunque no existe acuerdo total al respec-to (Piossek 1995). La expedición, originada en el Perúcon el fin de explorar y anexar tierras en esta parte delcontinente, habría llegado desde el norte, tomando elcurso del río Dulce hasta Mar Chiquita. Los cronistasde la expedición (Pedro González de Prado y DiegoFernández) narran que un grupo de soldados decidióavanzar hacia un área de bañados, guiados por un indí-gena local (excursión descrita como “entrada en las cié-nagas”) donde encontraron un sinnúmero de dificulta-des. Finalmente arribaron a un salitral abierto, desdedonde decidieron regresar (Piossek 1995). La falta demayores detalles en la crónica no permite confirmar siconsiguieron atravesar el área de bañados y alcanzar laribera de la laguna Mar Chiquita (Marcellino 2004).Dicha entrada se llevó a cabo en un año muy lluvioso(1545) y en junio, mes en el que la inundación anual

del río Dulce suele alcanzar su valor máximo. Asimis-mo, es interesante la mención de que los soldados con-siguieron sobrevivir gracias a la gran cantidad de hue-vos de aves acuáticas que encontraron en el área, posi-blemente flamencos (Serrano 1945). Posteriormente,la expedición ingresó en Córdoba por otro rumbo másal oeste, casi con seguridad el de la senda aborigen quecorría entre las sierras de Sumampa y Ambargasta y,desde allí, derivó hacia el sur, hasta las serranías de On-gamira, primero, y hacia el valle de Calamuchita mástarde (Marcellino 2004).

3.2. CARTOGRAFÍA ANTIGUA DE MAR CHIQUITA

A partir del siglo XVII aparecen mapas de Sudaméri-ca que incluyen, con diversos grados de detalles, la re-gión de Mar Chiquita. A través de ellos, se pueden se-guir los cambios en la percepción que se tenía del lu-gar, así como de los distintos nombres que se le fuerondando a la laguna. La región era casi desconocida. Enla mayoría de los mapas de dicho siglo, el río Dulceaparece asociado a una serie de lagunas y conectado conel río Salado en las proximidades de la desembocadurade este último con el Paraná, o también desembocan-do directamente en el Paraná (Fig. 5). Como excep-ción, en el mapa de Lucas de Quirós, de 1618, semuestra por primera vez una laguna sin nombre, en lacual desembocan los ríos Dulce y Primero (Levillier1931). Asimismo, el mapa de los jesuitas del Paraguayde 1645-1649 (Furlong Cardiff 1937) ilustra, posible-mente por primera vez, el final del río Dulce como unsistema lacustre irregular al que denomina “LagunasSaladas” (Levillier 1931).

A partir del siglo XVIII, la denominación “Lagunassaladas de Porongos” o “Laguna de los Porongos” predo-mina en toda la cartografía disponible, incluso en to-dos los mapas elaborados por los jesuitas (FurlongCardiff 1937). Durante todo este período suele repre-sentarse a los ríos Primero y Segundo terminando enbañados o esteros, sin alcanzar la laguna Mar Chiqui-ta (Levillier 1931), lo que sugiere un período seco (vercapítulo 3).

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Figura 5. Fragmento del mapa “Paraguay” de Nicolás Sansón (1683).Se observa que el río Dulce desemboca en el río Salado, cerca de SantaFe. Lo mismo ocurre con el río Primero.

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Figura 6. Mapa del Chaco del Padre Camaño, publicado en Jolis (1789). Aparece el abandono del río Salado Dulce de su antiguo cauce y su nuevocurso que lo lleva a unirse con el Dulce.

Es recién a fines del siglo XVIII y comienzos del XIXcuando aparece la denominación “Mar Chiquita”. Laprimera mención consta en la obra del padre jesuitaJosé Jolís (1789), en la cual se afirma que las lagunasse denominan “de los Porongos” o “Mar Chiquito”. Eneste libro se incluye un mapa muy importante delChaco, elaborado por el padre Camaño2 (Fig. 6).

El nombre de Mar Chiquita aparece, más tarde, en unmapa argentino de 1811, elaborado para el Gral.Martín de Pueyrredón, en el cual se muestran los ca-minos entre Salta y Buenos Aires. En esa época co-mienzan a representarse dos lagunas separadas, la deLos Porongos y la de Mar Chiquita. Pinkerton (1812)las grafica aproximadamente del mismo tamaño,

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BAÑADOS DEL RÍO DULCE Y LAGUNA MAR CHIQUITA - CÓRDOBA - ARGENTINA

Figura 9. Región de Mar Chiquita, según Grigg (1830). La laguna esdenominada “El Mon Chiqueto”. Ni el río Primero ni el Segundo llegana la laguna. El río Salado se une al Dulce, al norte de la Mar Chiquita.

Figura 7. Región de Mar Chiquita, según Pinkerton (1812). Nóteseque ubica a Mar Chiquita separada y muy al sur de Los Porongos, cer-cana a Santa Fe.

Figura 8. La región de Mar Chiquita, según Arrowsmith (1814). Nó-tese que la laguna es denominada “Lag. Saladas de los Porangos” (sic),mientras que Ansenuza aparece indicada como un fortín al este, dondeel río Primero (Pucará en el mapa) se pierde en un bañado terminal, alnorte del Fortín de El Tío.

2 Aunque el apellido real es Camagno (tal como aparece en la referencias de sumapa) es normalmente citado como “Camaño”.

aunque a Mar Chiquita la ubica equivocadamente agran distancia, al sureste de la Laguna de los Poron-gos, cercana a Santa Fe (Fig. 7). Lo mismo aparece enel mapa de Brue de 1815 (en Levillier 1931). Sin em-bargo, otros cartógrafos continuaron usando el nom-bre de “Laguna de los Porongos”, como es el caso deArrowsmith (1814) (Fig. 8).

Uno de los primeros en representar una única gran la-guna en el área, y con el nombre de Mar Chiquita, esGrigg (1830), quien la consigna como “Mon Chique-to” (Fig. 9). Colton (1856) adopta la misma represen-tación. Más tarde, Martín De Moussy (1865) tam-bién ubica una única laguna con el nombre de “lagu-na de los Porongos o Mar Chiquita” (Fig.10).

CAPÍTULO 20 - HISTORIA DEL POBLAMIENTO HUMANO

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Figura 10. Región de Mar Chiquita en el mapa de De Moussy (1865).

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX sur-ge una tendencia a mostrar dos grandes lagos (LosPorongos y Mar Chiquita), separados por una faja detierra firme, por donde pasaba un camino secundarioque unía el área de Morteros con Santiago del Estero(Echenique 1871; Levillier 1931) (Fig. 11).

Una idea de la imprecisión reinante en la cartografíade la región, aun en la segunda mitad del siglo XIX,la proporciona el relato del viajero inglés ThomasHutchinson (Hutchinson 1945), quien recorre el sury oeste de Mar Chiquita en 1863. Menciona que en

la Encrucijada (actual La Posta) le informaron que “envez de estar aislada la laguna de los Porongos, como la re-presentan los mapas, hay tres, casi en la misma dirección, asaber: Porongos, Mar Chiquita y Mistoles”.

Es recién a fines del siglo XIX cuando aparecen losprimeros mapas confeccionados sobre la base de rele-vamientos cartográficos modernos. Todos los mapasanteriores eran inevitablemente imprecisos, inclusoaquellos producidos por los jesuitas (Furlong Cardiff1937). Además de las limitaciones instrumentales ytécnicas de la ciencia topográfica de la época, hay que

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Figura 11. Mar Chiquita, según el mapa de Córdoba de Echenique (1871). En este mapa se señala el caminode Santa Fe a Santiago del Estero (“Camino Antiguo”) que pasa entre las lagunas de Los Porongos y MarChiquita. Al noreste de Morteros se señala el Fortín de La Costa (o Fortín Mar Chiquita).

tener en cuenta las enormes dificultades planteadaspor la extensión de la laguna y sus bañados, la faltade accesos y la hostilidad del indígena. Por lo tanto,las variaciones del tamaño y de la ubicación de las la-gunas en los distintos mapas antiguos no necesaria-mente representan cambios reales, por lo que debenser considerados con cautela.

Es muy probable que el primer relevamiento de la la-guna con instrumental moderno haya sido realizadopor el topógrafo Juan Grumbkow hacia 1890(Grumbkow 1890). El mapa geológico de Luis Brac-kebusch (Brackebusch 1891) posiblemente sea el pri-mero en incorporar estos datos topográficos (Fig. 12).A partir de entonces, la laguna Mar Chiquita apareceen la cartografía como el cuerpo principal del siste-ma, mientras que la laguna de Los Porongos quedareducida a un cuerpo de agua de mucho menor tama-ño, ubicada al noroeste de la anterior.

3.3. EL NOMBRE DE ANSENUZA

Hacia fines del siglo XX, Mar Chiquita es tambiéndenominada “Mar de Ansenuza”, nombre basado enla propuesta de Pablo Cabrera (Cabrera 1931). Tantoel origen del nombre Ansenuza, como las razones pa-ra llamar de esta forma a la laguna, han dado lugar apolémicas, las que se resumen a continuación.

En primer lugar, es importante tener en cuenta que nohay ninguna evidencia de que “Ansenuza” sea un voca-blo indígena. Más bien su grafía se asemeja a una pa-labra española, tal como lo sugiere Alvarez (2005),después de un análisis muy detallado. La primera men-ción de Ansenuza como una región geográfica apareceen la obra del Lic. Juan Matienzo, Juez de la Audien-cia de Charcas (Matienzo 1910; Levillier 1931).

La descripción que hace Matienzo en su obra del sigloXVI sobre la ubicación de Ansenuza es poco clara y hadado lugar a un sinnúmero de interpretaciones (Levi-llier 1931). Más específicamente, en el capítulo XV desu libro, al relatar la expedición de Francisco de Agui-rre de 1566, indica que “el Gobernador iba en seguimiento

de una tierra que se dice Ansenuza, valle de muchos indios quellaman Comechingones”. Más abajo, refiriéndose a Agui-rre, añade: “en Ansenuza quería hacer un pueblo en una is-la que está entre dos ríos, uno del Estero y otro el Río Salado,que se juntan allí en Ansenuza y Curunera, juntos los dos ríoshacen una grande isla que está toda poblada y tiene más deveinte leguas llamase Corunera y los ríos pasan uno para de-bajo de la isla y otro para arriba y ambos en el Río de la Pla-ta más debajo de Gaboto”. Finalmente, aludiendo a San-tiago del Estero, agrega: “de allí sale un río que dicen elEstero [Dulce] que va a meterse en otro río Grande que dicenRío Salado, y en medio de ellos está la provincia de Anzenusaque son los indios que se llaman Comechingones”.

Del análisis de la expedición de Aguirre llevado a ca-bo por Levillier (1931) y Serrano (1945), surgen dosgrandes contradicciones con respecto a la ubicaciónde “Ansenuza”:

1) que los comechingones vivían en una tierra llama-da Ansenuza, en una isla entre los ríos de Estero(Dulce) y Salado, los cuales confluían por entoncescerca de los 30° de latitud sur. Esto implica que laisla estaba aguas arriba de dicha confluencia, es de-cir, en pleno Santiago del Estero y no en Córdoba.

2) que Ansenuza y Curunera estaban contiguas, cuan-do en realidad se considera que “Curunera” es Co-ronda, sobre la costa del Paraná y cerca de la des-embocadura del Salado, mientras que Ansenuza ha-bría estado en el curso inferior del río Primero.

Otras menciones concretas de Ansenuza aparecen enel año 1573, cuando Cabrera da encomienda de indiosen la “región de Ansenuza” a Juan de Villegas y poste-riormente, en 1579, oportunidad en que su sucesor enla gobernación, Gonzalo Abreu de Figueroa, hace lomismo en favor de Bartolomé Jaymes (Montes 1956).Curiosamente, no hay mención de ese nombre en lascrónicas de la expedición de Diego de Rojas, la prime-ra que llegó a la región (Piossek 1995).

El nombre de Ansenuza aparece cartografiado por pri-mera vez en el ya mencionado mapa de Camaño, (Fig.6), designando un fuerte situado sobre un pequeño es-

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tero en el que terminaba el río Pucará o Primero (Ca-magno 1789; Montes 1956). En una posición análogaaparece Ansenuza en los mapas de Arrowsmith(1814), Marzolla et al.(1850), Colton (1856), Garnier(1862) y Echenique (1871) (Fig. 11), además de otrosautores citados en la obra de Levillier (1931). Una li-gera modificación relativa a Ansenuza aparece en elmapa geológico de Brackebusch (1891), en el cual sedenomina “cañada de Ansenuza” a un pequeño cursode agua que une el bañado del río Primero, ya men-cionado, con la laguna de Mar Chiquita (Fig. 12).

Debe notarse que, en todos los mapas señalados ante-riormente, aparecen simultáneamente la denomina-

ción de Ansenuza nombrando un topónimo terrestre,y el nombre de laguna de Los Porongos o Mar Chi-quita para la laguna. En ningun caso se denomina ala laguna con el nombre de Ansenuza. El vocablo An-senuza no aparece en otros mapas de la época, ni si-quiera en una obra tan importante como fue la Geo-grafía de Córdoba, publicada en 1904 (Río & Achá-val 1904).

Serrano (1945: 45) concluye que “la región de Ansenu-za está felizmente señalada en mapas coloniales y mercedesde tierra….Comprendía del curso inferior del río Primero,a uno y otro lado”. Más adelante reitera (:68): “La re-gión de Mar Chiquita y llanos vecinos al Río I, más allá

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BAÑADOS DEL RÍO DULCE Y LAGUNA MAR CHIQUITA - CÓRDOBA - ARGENTINA

Figura 12. La región de Mar Chiquita, según el mapa geológico de Brackebusch (1891).

de Chivaja [proximidades de la localidad de Río Pri-mero] constituía la provincia indígena de Ansenuza de in-dios Sanavirones”. Asimismo, Montes (1956) sostieneque, con posterioridad a 1573, la denominación deAnsenuza se habría utilizado exclusivamente para re-ferirse a las tierras fértiles situadas al oeste y suroestede la laguna Mar Chiquita. Esta es también la posi-ción adoptada por Levillier (1931:62). En resumen,no existen pruebas claras de que la laguna Mar Chi-quita fue alguna vez conocida como Ansenuza, aun-que sí es claro que ese nombre se usaba para denomi-nar el área donde el río Primero se abría en bañadosantes de llegar a la laguna.

3.4. CAMBIOS HISTÓRICOS EN EL CURSO

DE LOS RÍOS TRIBUTARIOS

Sin dudas, una de las contribuciones más significati-vas de la cartografía jesuítica de los siglos XVII yXVIII con relación a Mar Chiquita es el haber docu-mentado los cambios de curso sufridos por el río Sa-lado. Este río se ha comportado a lo largo de la histo-ria como un típico río divagante de llanura, debido ala mínima pendiente por la cual transcurre y a la al-ta carga de sedimentos que transporta, los que blo-quean, en muchos casos, su propio curso (Soldano1947b). Esta es una característica común de los ríosdel Chaco, lo que llevó al cronista colonial Concolor-corvo (1908) a denominarlos “ríos ambulantes”.

Según los documentos jesuíticos, el río Salado aban-dona el cauce que lo llevaba al río Paraná para desviar-se hacia el oeste y unirse al río Dulce en dos períodos:el primero, entre 1647 y 1655, y el segundo, desde al-rededor de 1758 hasta finales de siglo XVIII (Fig. 6)(Jolis 1789; Soldano 1947a; Roverano 1955; Dussel& Herrera 1999).

Durante dichos períodos, Mar Chiquita recibe un in-cremento importante de su aporte hídrico, lo que de-be haber tenido un efecto hidrológico y biológicoconsiderable. Asimismo, el cambio de cauce tieneconsecuencias muy negativas para las poblaciones dela provincia de Santa Fe, ubicadas a lo largo de su an-

tiguo curso, las cuales quedan súbitamente privadasde sus aguas. Esta problemática fue analizada en de-talle por Dussel & Herrera (1999).

El río Dulce también ha sufrido cambios considera-bles a lo largo de la historia. En el verano de 1825, seproducen fuertes crecidas, las cuales provocan la des-trucción de la margen derecha, en proximidad de lalocalidad de Sumamao. Las aguas que irrumpen porla brecha allí formada desarrollan un nuevo cauce quellega hasta las Salinas Grandes. Allí adquiere la deno-minación de Saladillo, nombre con el cual desagua enMar Chiquita. Este cambio deja seco el antiguo cur-so que pasaba por las villas de Atamisqui y Salavina,lo que a su vez determina el despoblamiento de todaesa zona, antes floreciente. En 1878, se inician traba-jos para restablecer las condiciones anteriores. Paraello, se deriva un canal desde la margen izquierda delrío Dulce, a la altura de Tuama (45 km al sur de San-tiago del Estero), el cual sigue en línea recta hasta Lo-reto, donde empalma con el cauce primitivo del río.La construcción de este canal sufre muchas alternati-vas e intermitencias durante casi 20 años, hasta su fi-nalización en 1897. Sin embargo, una crecida extra-ordinaria del río Dulce, en marzo de 1933, que alcan-za el enorme caudal de 2.800 m3/s, restablece su an-tiguo curso principal a través de dicho canal. Desdeentonces, el brazo que pasa por las Salinas (Saladillo)sólo lleva agua en oportunidad de lluvias excepciona-les (Soldano 1947b).

También hubo cambios en el caso del río Primero. Ensu tramo final, el río Primero presenta dos brazos de-nominados Nuevo y Viejo (ver capítulo 1). Este últi-mo llevaba el mayor caudal de agua hasta 1886,cuando crecientes excepcionales desviaron el cursohacia el brazo Nuevo (Bertoldi de Pomar 1953), talcomo lo hace en el presente.

4. LA OCUPACIÓN DEL TERRITORIOEl área de Mar Chiquita es ocupada muy lentamentedespués de su descubrimiento. El hecho de que lasvías de comunicación entre Córdoba y Tucumán se

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establecieran sobre las sierras de Córdoba (el caminoreal al Perú), las dificultades de una región agreste(sobre todo en el área de los Bañados del río Dulce) y,particularmente, el hecho de que Mar Chiquita per-maneciera dentro del territorio indígena hasta bienavanzado el siglo XIX, hace que la región quede fue-ra del proceso principal de ocupación del territorio.El este de la provincia de Córdoba, particularmentelo que hoy es el departamento San Justo, era en esaépoca un alejado confín del Curato del río Segundo,región de bosques de quebrachos blancos y algarro-bos, alternada con bañados y lagunas generadas porlas inundaciones estivales de los ríos Primero y Se-gundo. A comienzos del siglo XVI, el Padre JuanRomero comenta que era “una tierra llena de pantanosy enojosos mosquitos” (Loyola Saumell 2003).

La frontera entre el área dominada por los españolesy la región bajo el poder indígena sufre muchas al-ternativas. A comienzos del siglo XVIII, los aborí-genes chaqueños mocovíes y guaycurúes, plenamen-te adaptados al uso del caballo, incrementan susirrupciones en la llanura del este de Córdoba, utili-zando la región de Mar Chiquita como vía de entra-da y escape. En 1727, el Teniente de GobernadorMatías de Angles dispone erigir un fuerte en el surde la “Gran Laguna”, sobre la margen oeste del ríoSaladillo, nombre con que se conocía el último tra-mo del río Segundo, previo a la desembocadura deese entonces en Mar Chiquita. El fuerte tiene cortavida, ya que desaparece en 1730. En ese año se le-vanta un nuevo fuerte –San Ignacio– ubicado “unpar de leguas” al sur del anterior, el cual es inmedia-tamente atacado y desaparece en 1733. Así, la re-gión queda a merced de los indígenas. En esa época,los malones de mocovíes que ingresan desde el nor-te siguen el curso del río Segundo y llegan a veceshasta el Paso de Ferreira, sobre el río Tercero (Loyo-la Saumell 2003).

En 1750, Rafael de Sobre Monte, gobernador de Cór-doba, dispone reconstruir el fuerte San Ignacio, alque se lo empieza a llamar Presidio de El Tío. Estefuerte será abandonado y rehabilitado varias veces

hasta que, en 1785, Sobre Monte resuelve edificaruna nueva fortificación, varias leguas más al sur deldesaparecido San Ignacio, a la que llama Fuerte deSan Carlos de El Tío, completada en 1790. Asimis-mo, ordena construir un camino de Córdoba a SantaFe que pasaría por Los Ranchos (hoy Villa del Rosa-rio), siguiendo el curso del río hasta el fuerte San Car-los. Este fuerte sobrevive con una pobrísima guarni-ción y en condiciones de extrema debilidad para re-sistir las incursiones indígenas, situación que caracte-riza la historia de las líneas de fronteras argentinas(Carranza & Loyola Saumell 2002). En el mapa delPadre Camaño publicado en 1789 (Fig. 6) se indicatan sólo un “Fortín de Ansenuza”, ubicado cerca de ladesembocadura del río Primero en la laguna. Algomás abajo, entre ese río y el Segundo, aparece otrofuerte identificado como “El Tío” (Jolis 1789).

Después de 1810, la guerra de la Independencia em-pobrece la región y se retiran las fuerzas apostadas, loque deja la frontera desguarnecida. Más aún, el go-bierno nacional disuelve las milicias de Córdoba, porconsiderarlas una amenaza para la revolución. Comoresultado, los indígenas sublevados de las antiguasreducciones también cruzan el río Dulce, incursio-nando en dirección a Sumampa, Salavina, Río Seco,Tulumba y El Tío (Scunio 1972).

La ruta de Córdoba a Santa Fe, frecuentada desde laépoca de la dominación española, es abandonada du-rante las guerras civiles a causa de las invasiones delos indios del norte que pasan el Salado y llegan ensus incursiones hasta el arroyo de Las Tortugas. Des-de Santa Fe hasta El Tío, el camino cruzaba una pam-pa desierta. A partir de allí hasta Córdoba, este cami-no estaba bordeado de estancias (Lopez Ossan 1987).

En 1811, se derrumba toda la línea de defensa, tan-to en Córdoba como en Santa Fe. Plujunta queda co-mo el último lugar fortificado hacia el norte. Comoresultado, en julio de 1814, los guaycurús invadensobre un ancho frente, asolando El Tío, Arroyito,San Francisco (actual Villa de Tránsito), QuebrachoHerrado y una amplia región más al sur. Hacia

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1816, subsisten los fuertes de El Garabato y Trin-chera (Fig. 13), los cuales desaparecen en 1820, jun-to con Las Víboras y Mangrullo (Carranza & LoyolaSaumell 2002).

Hacia 1822, la actual Villa Concepción de El Tío–fundada en 1817 con el nombre de Pueblo de ElTío– constituye el único punto de resistencia de la re-gión, debido a la caída de las defensas en el sector dela provincia de Santa Fe. Otra población importanteen la contención de la frontera noreste de Córdoba es

la Villa de Santa Rosa del Río Primero. El nombreoriginal de la población sugiere su condición: “Capi-lla de Santa Rosa de la Frontera del Río de Córdoba Aba-jo”. Su actividad principal es el comercio de maderas,cueros y otros productos primarios, con la ciudad deCórdoba, y también sirve como punto de resistenciaa los malones.

Hasta aproximadamente 1838, la situación de las fron-teras es particularmente crítica. La comunicación entreCórdoba y Santa Fe por Quebracho Herrado está prác-

Figura 13. Fronteras con el indígena en Mar Chiquita y distribución de los fuertes. Líneacontinua: 1858-1865, línea punteada: 1865-1869 (Punzi 1997).

ticamente interrumpida, así como la ruta que uníaSanta Fe con Santiago del Estero, pasando por Los Po-rongos en Mar Chiquita y la costa del río Dulce (Pun-zi 1997; Carranza & Loyola Saumell 2002). Aún a me-diados del siglo XIX, la frontera continúa siendo vul-nerable, razón por la cual en 1854 el Gobernador deCórdoba, Alejo del Carmen Guzmán, dispone empla-zar una nueva fortificación. Se elige el sitio llamado“Los Morteros”, en los altos, al oriente de la laguna. Elfuerte es completado en 1862 (Grupo Historia 1978).

Después de la fundación del fuerte de Morteros, sedecide construir otra fortificación situada cuatro le-guas y media al oeste y a media legua de la costa deMar Chiquita, cuya ubicación exacta se desconoce.El lugar, que tal vez corresponda al sitio indicado co-mo “La costa” en el mapa de Echenique (1871) (Fig.11), es descrito como “un buen campo de pastos, agua-das y maderas abundantes”. Denominado Fortín de laCosta o de Mar Chiquita, su emplazamiento respon-de a la necesidad de interceptar los malones que in-gresaban a lo largo de la costa oriental de la laguna.De esa forma, la nueva línea de fronteras avanza ha-cia el norte, yendo de Morteros al fuerte de Mar Chi-quita y, de allí, a Paso Beltrán, desde donde continúaa lo largo del río Dulce hasta Fuerte Esperanza, enSantiago del Estero. El fuerte de Mar Chiquita duramuy poco. En 1864, ya había sido abandonado porfalta de hombres y de recursos (Grupo Historia1978). Para esa época, la frontera se desplaza hacia elnorte unos 300 kilómetros, como parte de un pro-grama coordinado de ocupación militar del Chaco(Punzi 1997) (Fig. 13). A partir de entonces, la re-gión de Mar Chiquita queda abierta a la colonizacióneuropea. En 1866, el viajero inglés Thomas Hut-chinson (1945) realiza un periplo alrededor de MarChiquita por las rutas de postas del sur y del oeste,durante el cual recoge información de interés sobrela geografía y las costumbres de la región.

En resumen, la región de Mar Chiquita y los Bañadosdel río Dulce permanece bajo dominio indígena has-ta bien avanzado el siglo XIX, trescientos años des-pués de las primeras entradas españolas. Durante di-

cho período, el área se mantiene aislada del procesode desarrollo que se verifica en regiones vecinas.

El cambio ambiental más importante asociado a laocupación definitiva del territorio indígena, hastafines del siglo XIX, derivó de la expansión de la ga-nadería en un área agreste, montuosa y con abun-dantes bañados. Aunque no existe información alrespecto, es muy posible que el efecto sobre el pai-saje haya sido muy limitado y reducido. El mayorimpacto debió de estar vinculado a la introduccióndel ganado vacuno y caprino, principalmente en lasáreas vecinas a los ríos y aguadas, donde se concen-traba durante la estación seca. El pastoreo debió deseguir el patrón conocido para el Chaco (Morello &Saravia Toledo 1959), alterando el equilibrio de lavegetación natural, al eliminar los pastizales y favo-recer la expansión de la vegetación leñosa.

4.1. LA INMIGRACIÓN EUROPEA DE FINES

DEL SIGLO XIXA partir de 1888, concluido el conflicto indígena, seinicia la radicación masiva de colonias europeas. Elproceso es favorecido por la organización nacional, ladefinición de límites, la apertura de vías ferroviariasy los programas de colonización. En 1901 se publicaun atlas catastral muy completo de Argentina, dondeya se detallan los distintos títulos de propiedad de lastierras que rodean Mar Chiquita (Fig. 14) (De Cha-peaurouge 1901).

La expansión de los colonos en Mar Chiquita se dacon distinto ritmo, dependiendo de las subregiones.Las fronteras sur y este son las primeras en ser ocupa-das, debido a que se trata de tierras altas, con capaci-dad agrícola. En cambio, las fronteras norte y oeste sepueblan más lentamente, ya que presentan condicio-nes mucho más adversas.

La construcción de redes ferroviarias determina el pa-trón de radicación. En primer lugar, se ocupa la cos-ta este, gracias al impulso dado por el Ferrocarril SanFrancisco-Morteros, construido en 1891 (Ferrocarril

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Central Argentino) (Fig. 15), el cual es continuadomás tarde hacia el norte, hasta empalmar con el tra-mo Arrufó-Ceres. A lo largo del riel se generan po-blaciones como Morteros, Brinkmann, Suardi y SanGuillermo (Grupo Historia 1978).

Entre 1911 y 1913, se completa la línea férrea De-án Funes-Laguna Paiva (Ferrocarril Central NorteArgentino). Se fundan las localidades de ObispoTrejo, Marull, Pueblo San José (Estación Balnea-ria), Chipión, La Paquita y Jerónimo Cortés. Estaúltima no prospera, y hoy solo sobreviven las rui-nas de la estación, la cual merecería ser conserva-da. En 1924 se crea Villa Fontana.

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Figura 14. Mapa de catastro de la región de Mar Chiquita, donde aparecen las nuevas colonias ocupadas a fines del siglo XIX (De Chapeaurouge 1901).

Figura 15. El ferrocarril fue clave en la ocupación de la región de MarChiquita. Locomotora a vapor serie 12A (4-6-2) Nº 4664 fabricada porAmerican Locomotives en 1919. Circuló en el tramo Santa Fe-DeánFunes del Ferrocarril Central Norte Argentino (más tarde, General Bel-grano). Conservada en la estación de la ciudad de Balnearia.

Por el oeste, el proceso de ocupación es más lento. En1932 se completa el ramal ferroviario de Sumampa aObispo Trejo (Ferrocarril Central Argentino). Tam-bién se generan nuevas poblaciones, incluidas puebloLa Noria, en 1932 (Estación Diego de Rojas) y LaPosta y El Crispín, ambas fundadas a inicios de la dé-cada de 1930.

Los únicos dos núcleos urbanos del norte de Mar Chi-quita (dentro del área de la Reserva Mar Chiquita) sonColonia 10 de Julio y La Rinconada. La primera esfundada sobre el oriente, a fines del siglo XIX, en elmarco del proceso de fomento a la inmigración. LaRinconada surge en forma espontánea en la década de1930, asociada al crecimiento de la economía ganade-ra de la región.

El desarrollo de poblaciones costeras sobre Mar Chi-quita fue muy limitado. La única localidad que haprosperado es Miramar, la cual se expande al iniciar-se el siglo XX, cuando comienzan a instalarse losprimeros hospedajes para recibir turistas, atraídospor las propiedades curativas del agua y del barro. Surápido crecimiento como destino turístico se ve re-

flejado en el nombre que recibe en 1911 la estaciónde tren más cercana: Balnearia.

Hubo otros intentos de urbanizar la costa sur de MarChiquita –Playa Grande y Villa Mar Chiquita–, que noprosperaron. Playa Grande surge hacia la década de1930, a partir de iniciativas generadas en la comunidadde Marull. Logra una expansión importante en la déca-da de 1970, pero es cubierta por las aguas de la grancrecida de fines de esa década y luego es abandonada.Villa Mar Chiquita fue un intento de urbanización agran escala. Fundada por Pablo Guglieri en 1926, esta-ba organizada alrededor de su gran emprendimiento: elHotel Savoy, ubicado sobre la costa contigua a la Villa.El hotel era de grandes dimensiones y contaba inclusocon un ferrocarril privado de 17 kilómetros que lo co-nectaba con la estación ferroviaria de La Para.

La gran inmigración europea, recibida hacia fines delsiglo XIX y comienzos del siglo XX, tuvo un efectoconsiderable sobre los ambientes naturales de la re-gión. El proceso de cambios ambientales se basa endos etapas bien definidas: deforestación y expansiónganadera y agrícola.

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Figura 16. Obraje en El Mistolar, década de 1940

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La deforestación se inicia en las áreas boscosas del sury del este de la laguna, ocupadas por vegetación de ti-po chaqueño dominada por el quebracho blanco y elalgarrobo (ver capítulo 10). Ese paisaje original, esen-cialmente boscoso –tal como era en 1863 según Hut-chinson (1945)– sufrió un cambio radical. Hacia mi-tad del siglo XX, había obrajes importantes en ElMistolar, en el área que hoy constituye la isla del Mis-tolar, y también en el extremo noreste de la laguna(Establecimiento Quebracho Blanco). Este último ex-plotaba el bosque conocido como Monte Machado, elcual se extendía a lo largo de la barra arenosa alonga-da (tipo restinga), delimitada por las antiguas desem-bocaduras este y oeste del río Dulce (Fig. 16). Estosbosques fueron cubiertos por crecidas de la laguna,que sucedieron a fines de la década de 1950.

El proceso de cambio fue más intenso en zonas consuelos de buena aptitud agrícola. Las áreas deforesta-das fueron aradas y cultivadas, lo que eliminó los pas-tizales naturales. Parte de estas áreas se destinaroninicialmente a la ganadería, sobre todo para produc-ción lechera. Una plaga muy severa que debieron en-frentar los colonizadores hasta mediados del sigloXX fue la langosta (Schistocerca cancellata), cuyasmangas asolaban los cultivos con gran frecuencia(Apaz & Medina 2004). Otro problema crónico en laregión fueron los mosquitos (ver capítulo 19).

La expansión agrícola, a costa de los bosques rema-nentes y de las áreas ganaderas, se intensificó a partirde la década de 1990, debido a un incremento en lapluviosidad que extendió el área cultivable hacia eloeste en forma muy marcada (ver capítulo 1). Encambio, la porción occidental de la laguna y los ba-ñados (bosque chaqueño) permaneció poco alteradadurante bastante tiempo. Recién en la segunda mitaddel siglo XX y, sobre todo, a partir del período llu-vioso iniciado en 1980, se desencadenó un procesomuy intenso de deforestación y expansión de la agri-cultura en la región (Cabido & Zak 1999).

Distinto fue el destino que le cupo al norte de Mar Chi-quita y a los Bañados del río Dulce. Hasta finales del si-

glo XX, su baja aptitud agrícola contribuyó a preservarbuena parte de la biodiversidad original. La región fueocupada por ganaderos trashumantes, quienes aprove-charon los pastizales inundados anualmente por el ríoDulce, así como por pequeños puestos ganaderos desubsistencia y por cazadores de nutria. Esta situaciónestá cambiando en la actualidad, con el ingreso de pro-ductores más tecnificados y la utilización masiva delalambrado, casi inexistente hasta hace poco tiempo.

4.1.1. LAS OBRAS DE INGENIERÍA

La construcción de obras de ingeniería en los ríos tribu-tarios tuvo un efecto más significativo para el sistemade Mar Chiquita y los Bañados del río Dulce, ya quecausan profundos cambios del régimen hídrico de lacuenca. Sobre el río Primero se construyó, a fines del si-glo XIX, el dique San Roque, y sobre el río Segundo,el dique Los Molinos. Más importante aún, sobre el sis-tema de los ríos Salí-Dulce se construyeron los diquesde El Cadillal y Escaba (Tucumán) y, más tarde, el di-que de río Hondo (Santiago del Estero), a los que se aso-ció un complejo sistema de canales de distribución deagua para riego y uso urbano, el cual abastece a grandesciudades como Tucumán y Santiago del Estero.

El curso del río Segundo también sufrió cambios sig-nificativos durante el siglo XX, debido a obras de in-geniería. En 1924, se completó el proyecto denomi-nado “Saneamiento de los bañados de El Tío”, me-diante el cual se derivaron las aguas del río Segundoal arroyo Plujunta (Ninci 1929). Este desvío redujoradicalmente los bañados asociados a la antigua des-embocadura del río Segundo, ubicada en lo que hoyse llama Cañada de Saladillo o de Chipión.

Todas estas obras tienen dos efectos hidrológicos muyimportantes: a) regulan las crecientes de los ríos,amortiguando y hasta eliminando el pulso anual decrecidas, factor esencial para la supervivencia de losBañados del río Dulce y b) resultan en una cada vezmás marcada caída del volumen de agua que alcanzaMar Chiquita (ver capítulo 4). Finalmente, el desa-rrollo de áreas urbanas, industriales y agrícolas en loscursos superiores de los tributarios produce un au-

mento de la contaminación de las aguas, proceso quetiende a incrementarse paralelamente al aumento po-blacional (ver capítulo 21).

4.2. LA GRAN INUNDACIÓN

Dada su poca profundidad y gran extensión, la lagunaha sufrido cambios importantes a lo largo de su histo-ria (ver capítulos 1 y 3). En la segunda mitad del sigloXIX, se dieron situaciones extremas. Hacia fines de ladécada de 1960 y comienzos de la década de 1970, seregistró un período de marcada bajante, lo que llevó aque la playa se alejara de la ribera de Miramar, al pun-to que los hoteles debieron excavar canales y pasarelaspara que los turistas pudieran bañarse (Fig. 17).

Desde finales de la década de 1970, la precipitaciónpluvial de toda la cuenca de Mar Chiquita se acre-cienta notablemente, lo que ocasiona un aumento demás de 9 m desde su nivel de 1972. Este cambio,

aparentemente el de mayor magnitud registrado enla historia de la laguna (ver capítulo 3), produjo mo-dificaciones muy marcadas, no sólo para el ecosiste-ma, sino también en términos socioeconómicos. Losprincipales efectos incluyeron: a) la inundación par-cial de la localidad de Miramar, b) la inundación detierras ganaderas en el área de los bañados, c) el desa-rrollo de la pesca como nueva actividad económica yd) la expansión significativa de la frontera agrícola enlas tierras altas.

4.2.1. INUNDACIÓN DE MIRAMAR

Comenzó hacia 1979. El agua llegó a un pico en1982, declinó levemente y volvió a crecer, hasta al-canzar su nivel máximo en 2003. La localidad per-dió una parte significativa de la planta urbana (Fig.18). Las actividades comerciales y turísticas sufrie-ron un fuerte impacto negativo, lo que llevó a unproceso de emigración que se fue revirtiendo enaños posteriores.

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BAÑADOS DEL RÍO DULCE Y LAGUNA MAR CHIQUITA - CÓRDOBA - ARGENTINA

Figura 17. Pasarelas en las playas de Miramar construidas para alcanzar las aguas, muy alejadas a causa de la gran bajante de la laguna (alrededor de1970) (Foto tomada de Vazquez et al. 1979).

4.2.2. EXPANSIÓN DE LOS BAÑADOS DEL RÍO DULCE

Durante el período de aguas altas, la laguna casi du-plicó su tamaño, alcanzando un máximo de6.000 km2. El área ocupada por las aguas incluyó nu-merosos establecimientos ganaderos que fueron aban-donados. Asimismo, las grandes inundaciones aguasarriba del río Dulce favorecieron, en algunos casos, laproductividad ganadera de las tierras en la parte re-manente del valle de inundación del río Dulce.

4.2.3. DESARROLLO DE LA PESCA COMERCIAL

El marcado incremento del nivel de agua y la caída ensu tenor de salinidad dieron lugar al desarrollo delpejerrey en la laguna, lo que, a su vez, permitió eldesenvolvimiento de una actividad pesquera de im-portancia (ver capítulo 12).

4.2.4. EXPANSIÓN DE LA FRONTERA AGRÍCOLA

El aumento en la precipitación pluvial registradoen la región (ver capítulo 1) llevó a un nuevo im-pulso en la expansión de la agricultura y de las pas-turas implantadas, en reemplazo de la vegetaciónnatural, al sur y oeste de Mar Chiquita. Muchos delos últimos fragmentos de bosque que aún perma-necían en el área desaparecieron (Cabido & Zak1999) y fueron reemplazados por cultivos. Asimis-mo, la productividad agrícola (y, por ende, el valorde las tierras) tuvo un incremento significativo, loque mejoró los ingresos y el nivel de vida de la po-blación local. Desde el año 2003 y hasta la ediciónde este libro (2006), tanto las lluvias en la cuencacomo el nivel de la laguna habían caído en formasignificativa.

CAPÍTULO 20 - HISTORIA DEL POBLAMIENTO HUMANO

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