HISTORIA DE LOS AZARES Y LAS PARADOJAS EN LA DIFUSiÓN...

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LA HISTORIA DE LOS AZARES Y LAS PARADOJAS EN LA DIFUSiÓN DE SU OBRA

NOS PERMITEN ACERCARNOS AL JESUITA R. J . BOSCOVICH (DUBROVNIK, 171 1-

MILÁN, 1787), FIGURA DE LA CIENCIA DE LA COMPAÑíA DE JESÚS DURANTE EL

SIGLO DE LAS LUCES. ESTAS PÁGINAS, QUE ABREN LA INVESTIGACiÓN QUE UGO

BALDINI LE HA CONSAGRADO, NOS OFRECEN UN ACCESO PRIVILEGIADO A LA DISCU-

SIÓN CONTEMPORÁNEA EN TORNO A UNA OBRA QUE ENCARNA TODAS LAS RIQUEZAS

y COMPLEJIDADES DE UNA ACTIVIDAD CIENTíFICA QUE ASPIRABA A AFRONTAR CON

IGUAL ENTUSIASMO LOS ENIGMAS DE LA FE Y LOS DE LA RAZÓN CIENTíFICA, Y A

CONECTAR CIENCIA, METAFíSICA Y TEOLOGíA.

Ugo Baldini

L a teoda de una fuma de at .. cdón-<epul- vich abrió el camino para la teoría de los

campos de Faraday y sus sucesores. Así, ese

producto colateral de la ciencia newtoniana

ofreció un marco conceptual alternativo al

marco mecanicista prevaleciente, que se

consideraba el único heredero legítimo de

esa ciencia.

~----.~~~~~~

Estas páginas:

LlÍIIlÚ¡aS del libro de R. J Boscovich

De Lunae Atmosphaera ...

Impreso ell Roma en 1753.

Pondo reservado.

Biblio/eca Nacional, F.HU.

sión producida en todos los fenómenos fí-

sicos fue apareciendo progresivamente en

ciertas obras de Rogelio José Boscovich,

S.J. (1711-1787): De viribus vivis (1745), De

lumine (1748), De continuatis lege (1754),

De lege virium in natura existentium (1755),

las notas a la Philosophia recentior de B.

Stay, De materiae divisibilitate et princi­

piis corporum (1757) y Philosophiae natu­

ralis theoria (1758) , que llevan títulos algo

distintos en ediciones posteriores. La teo-

ría de Boscovich se puede observar de dos

maneras: una "técnica" y la otra "institu­

cional" y "fIlosófIca", es decir, con un enfo­

que en la metafísica y los objetivos "ideoló­

gicos" del cuerpo del que Boscovich era

miembro: la Compañía de Jesús.

lHs La teoría asumía que las diversas fuer­

zas naturales se deben a una sola fuerza

general, y que las leyes que las gobiernan

se derivan -dadas ciertas restricciones es­

peciales- de la ley general, como se asienta

en el título de la principal obra de Bosco­

vich, Naturalis philosophiae theoria... re­

dacta ad unicam legem virium in natura

existentium. Boscovich generalizó la ley

de Newton sobre la atracción gravitacional

y la hizo capaz de dar cuenta de hechos

aparentemente no mecánicos. Al tiempo

que utilizaba un lenguaje materia-espacio

(mecanicista), introdujo la noción de pun-

tos-fuerza infmitesimales que se atraen o

se repelen como función de distancias.

Hay quienes dicen que la teoría de Bosco-

lHs De acuerdo con el primer punto de vista,

la teoría fue obra de un científico que era

jesuita. Respecto al segundo, fue el intento

de un jesuita, que era científIco, de estable­

cer un acuerdo entre la ciencia contempo­

ránea y la teología natural. Los escritos de

científICOS jesuitas posteriores también pre­

sentan estos dos aspectos (consideremos la

paleontología de Teilhard de Chardin y su

"teoría del punto omega"). Sin embargo,

Boscovich los combinó en una teoría unifI­

cada, de manera que el segundo elemento (a

menudo descalifIcado como anticientífIco

o no científICO) influyó sobre el primero.

Mantuvo la idea escolástica de un conoci­

miento "total" que incluye la teología, la

metafísica y la física, mediante el intento

de probar que el progreso de la tercera no

excluye la legitimidad de la primera y la

segunda. La matriz conceptual que ofrece

conserva, sin duda, ciertos aspectos de la

cosmología escolástica y también de la on­

tología física (que había sido abandonada

por las nuevas ciencias al ser considerada

como no científICa o incluso carente de sig­

nifIcado), con lo que los "extiende" en la

misma forma en que lo hacen actualmente

ciertos físicos teóricos y cosmólogos.

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Microscopios y objelos

microscópicos.

Lá"'úlll de la Uni\'crsal

~Iagazine, ¡7¡iO,

();;{ord StienteA rthirp.

IHS Independientemente de su verdad, la teo­

ría fue el intento más osado dentro de la fí­

sica teórica en cuanto que buscaba explicar

toda la realidad física como producto de una

sola fuerza, regida por una ley representada

en forma gráfica. Fue lo bastante ajena a la

física académica y la philosophia naturalis

tradicional como para suscitar la reacción,

entre perpleja y hostil, de muchos represen­

tantes de ambas disciplinas. Aquellos del

primer grupo que se oponían a la metafísica

y eran agnósticos o ateos la descalificaron

como no cientÍfica; los que pertenecían al

segundo grupo, que incluía a varios jesui­

tas, percibían esa reconfiguración radical de

viejas doctrinas como una abdicación de sus

objetivos. Muchos consideraban absurda la

teoría porque ponía en tela de juicio ciertas

apariencias cotidianas (como el contacto de

los cuerpos). Hay que tomar en considera­

ción estas fuentes de resistencia para expli­

car las peculiaridades de la recepción de

esta teoría, que tiene pocos parangones, si es

que existe alguno, en la historia de la cien­

cia. Baste aquí con describir brevemente las

características de dicha recepción:

I!<; A) El trabajo científico "normal" de Bos­

covich tenía mucho prestigio; conocía a al-

gunos de los mejores cientÍficos de su época,

y sus escritos y protocolos eran aceptados y

publicados por importantes academias cientí­

flCas. Sin embargo, en la Europa continental

no hubo científico prominente que dedicara

un estudio a lo que Boscovich consideraba

su mayor contribución; además, ésta no fue

discutida en trabajos científicos avanzados, ni

enseñada en universidad alguna (salvo unas

pocas universidades jesuitas), y ninguna aca­

demia, incluso aquellas de las que Boscovich

formaba parte, promovió su discusión. Las

publicaciones eruditas como las Mémoires

de Trévoux y los Acta eruditorum reseñaron

parte de sus trabajos, pero no la Naturalis

philosophiae theoria; una reseña de ésta en el

Journal des savants no produjo debate públi­

co. Ello no se debió a la falta de información,

pues Boscovich hizo todo lo posible por hacer

circular la obra y varios científicos y filósofos

ya la habían leído.

I!<; Bl En cambio, en Gran Bretaña su teoría

pronto fue discutida por los científlCos, al­

gunos de los cuales la aceptaron de diversas

formas; incluso llegó a las universidades, so­

bre todo en Escocia. Aún más: casi todos los

científicos que después la mencionarían co­

mo fuente de inspiración fueron británicos.

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Portada del libro de R. J. Boscomch

De Lunae A tmospbaera. ..

Fondo reservado.

Biblioteca Nacional, UNAN.

i,pt'llOIGBiUO JOSEPHO

g C) La difusión de la teoría no siguió el

patrón típico de la ciencia moderna. Duran­

te cuarenta años no inspiró trabajos nota­

bles; esto vendría después de 1800, dentro

de un panorama científico distinto. Ade­

más, tal recuperación de su teoría no fue

resultado de una tradición duradera, pues

se dio cuando ya habían desaparecido sus

últimos defensores.

D) En términos estrictos, no existió una

"escuela de Boscovich", Sus partidarios no

controlaban cátedras importantes en los

principales colegios o universidades jesui­

tas de Italia, ni había entre ellos algún

científico original o que hubiese agregado

algo realmente nuevo a sus ideas. A partir

de 1757 Boscovich no estuvo adscrito en

forma permanente en institución alguna,

por lo que sus seguidores carecieron de un

punto de referencia oficial, y no tuvo suce­

sor. No existió una segunda generación de

seguidores, y el resultado fue que para 1800,

en Italia, el "boscovichianismo" era ya un

mero hecho histórico.

"" E) La teoría fue el producto científico

más refinado que haya sido logrado por

un sacerdote católico a mediados del si­

glo XVIII y ofreció una nueva manera de

conectar la ciencia, la metafísica y la

teología. Sin embargo, no se convirtió en

moneda corriente entre los científicos y

filósofos católicos, ni fue adoptada como

paradigma en las principales escuelas de

la Europa católica.

¿Puede darse cuenta de estos hechos

simplemente afirmando que, dado que la

teoría era obraede un jesuita, su fracaso

fue consecuencia del derrumbe de la Com­

pañía? Hay que establecer ciertos matices.

La teoría era ''jesuita'' en el sentido trivial

de que el propio autor lo era. Pero no fue

una. resultante directa del conocimiento de

la Compañía, y no fue generalmente acep­

tada dentro de ella. Sin embargo, fuejesui­

ta en más de un sentido:

1) Apareció en un espacio típico del discur­

so jesuita: las disertaciones de los colegios,

"" 2) De 1750 a 1758 fue conocida y discu­

tida principalmente en círculos jesuitas,

IHS 3) Encontró oposición en los dirigentes

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de la Compañía en Roma y los viejos profe­

sores, aunque fue defendida por algunos

de lós más jóvenes.

"" 4) De manera elaborada y a veces subrep­

ticia, tiene resonancias de ciertos rasgos

conceptuales y terminológicos de la filoso­

fía natural y la teología natural jesuitas.

Como la Compañía de Jesús fue expulsa­

da de la mayoría de los países europeos en­

tre 1759 y 1768, el principal público para la

teoría muy pronto se vio limitado a algunas

partes de Italia y de lo que fuera el Imperio

Romano y, después de la supresión qe la or­

den en 1773, desapareció por completo. Las

vicisitudes de Boscovich, las personales o

aquellas relacionadas con su identidad co­

mo jesuita, no sirvieron para conferir a su

teoría una presencia sólida en las discusio­

nes científicas. De hecho, la supresión de la

Compañía redujo el apoyo a las tradiciona­

les tesis que proponían una integración ra­

cional entre la ciencia y la teología, pers­

pectiva que Boscovich había conservado, y

que lo colocaba al margen de las discusio­

nes científicas, en cuyo centro estaban en­

tonces las interpretaciones mecanicistas-la­

placianas de una ciencia newtoniana. El

destino inmediato de sus ideas fue determi­

nado, pues, por una mezcla de factores

científicos, ideológicos e institucionales.

Aunque estas ideas hubiesen sido verdade­

ras e independientes de los asuntos metafí­

sicos, dichos factores habrían sido determi­

nantes, como también lo hubiera sido el

apoyo de la orden, Pero, como las cosas fue­

ron distintas, la teoría de Boscovich llegó al

siglo XIX como algo complicado, esotérico y

diferente de la ciencia "normal". Traducción de

María Palomar . •••

UGO BALDINI. Historiador italiano que fue convo­

cado por el Vaticano para encabezar una investiga­

ción sobre los archivos de la Santa Sede hasta el si­

glo XIX. SU trabajo más conocido es una colección de

ensayos sobre diversos aspectos de ciencia jesuita:

Legem impone subactis. Studi su filosofia e scienza

dei Gesuiti in Italia, 1540-1632. Ha participado en

numerosas publicaciones, entre las que destacan Je­

suit Science and the Republic 01 Letters y The Jesuits

JI: Cultures, Sciences and the Arts.

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elarmino y Galileo

l ° Me parece que V. R. y el señor. Galileo obran

con prudencia al hablar ex suppositione y

no absolute, como yo siempre he creído que

hablaba Copérnico. Porque al decir que la

tierra se mueve y el sol está quieto, se salvan

las apariencias mejor que con las excéntricas

y los epiciclos, no hay nada que objetar. Yesto

basta al matemático. Pero afirmar que el sol

est á realmente en el centro del mundo y sólo

gira sobre sí mismo sin moverse de oriente

a occidente y que la tierra está en el tercer

cielo y gira con gran velocidad en torno a l

sol, es cosa muy peligrosa por irritar a todos

los filósofos y teólogos escolásticos y también

por ir contra la Santa Fe , haciendo fal sas

las Sagradas Escrituras. Porq ue V. R. ha

expuesto bien los muchos modos de explicar

las E scrituras, pero no los ha aplicado en

todos los casos.

2° Como usted sabe, el Concilio prohíbe

interpretarlas contra el común sentir de los

Sa.ntos Padres; y, si lee no sólo a los padres sino

a los comentaristas modernos, encontrará que

todos convienen en exponer ad litteram que el

sol está en el cielo y gira en torno a la tierra y

que la tierra está lejos del cielo y en el centro

del mundo e inmóvil. Considere usted con su

prudencia todo esto ... Ni se puede responder

que esto no sea materia de fe; lo que es ex parte

Dos de los seis diagramas

de los sistemas del universo:

a la izqu ¡erdll, el planteado

por Ptolomeo y a la derecha,

el propuesto por Copémico.

Lánl'ir/(ls tomadas del I ter

Extaticum Coeleste . . .

Fondo reservado.

Biblioteca Nacional, USA.lt.

Páginllllnterior:

Re/rato del ClIrdenal Roberto

Belannino, por Andrell Pozzo, S.J

Iglesill de Scm Ignacio, [lonZ{¡.

dicentis: sería hereje quien dijese que Abraham

no había tenido dos hijos ...

3° Cuando hubiese demostración verdadera

de que el sol está en el centro del mundo y

la tierra en el tercer cielo , que el sol no gira

en torno a la tierra sino la tierra en torno al

sol, entonces habría que andar con mucho

cuidado al explicar las E scrituras, que

parecen contrarias, y decir más bien que

no las entendemos, que decir que es fal so

aquello que se demuestra . Pero no creeré

qu e exista la tal demostración hasta que

se me muestre. No es lo mismo salvar las

apari encias que dar una demostración .

Porque de lo primero no t engo duda, pero de

lo segundo la tengo gra ndísima. Y en caso

de duda no se debe deja r la interpretación,

dada por los Padres, de la Escritura Santa . . .

Todos corregimos el error cuando creemos

que una playa se a leja de nosotros. Pero

ningún sabio corrige el error de la tierra y

el sol, porque experimenta que el ojo no se

engaña ... y esto basta por ahora.

Fragmento de la carta del cardenal Roberto

Belarmino, S. J.) al carmelita Paolo Foscarini)

tomado del texto ({Galileo científico y procesado ):

de Carmelo Oñate Guillén) publicado en la

revista Letras de Deusto) en 1997.