Historia de Fantasmas

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HISTORIA DE FANTASMAS MARIE LOURTIES

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HISTORIA DE FANTASMAS MARIE LOURTIES Prólogo.- Oscuro. Luz. Al día siguiente: Historias de fantasmas…. Teatro de sombras…. El fantasma o la herencia ineludible. La sombra o la proyección necesaria. Dice Marie: Creo que hay que partir de ahí, de esa nada. Y de esa crueldad. * * * Y ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?

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HISTORIA DE FANTASMASMARIE LOURTIES

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Prólogo.-

Hamlet, acto I, escena 1.- Elsinor, explanada delante del castillo.Marcelo: ¡Hola, Bernardo!Bernardo: ¡Digo! ¿Está ahí Horacio?Horacio: Un pedazo de él.Bernardo: ¡Bien venido, Horacio! ¡Bien venido, querido Marcelo!Marcelo: Y qué, ¿se ha vuelto a aparecer eso esta noche?Bernardo: Yo no he visto nada.Marcelo: Horacio dice que todo es pura ilusión nuestra, y no quiere creer lo referente a esa espantosa aparición que hemos visto ya en dos ocasiones. Le he rogado, por tanto, que venga con nosotros a velar toda la noche, para que si vuelve a salir ese fantasma, pueda dar crédito a nuestros ojos y hablarle.Horacio: ¡Quita, quita! ¡Qué ha de salir!Bernardo: Sentémonos un rato, y dejad que asaltemos nuevamente vuestros oídos, tan inexpugnables contra la narración del suceso que hemos presenciado ya dos noches.Horacio: Vaya, pues sentémonos, y a ver qué nos cuenta de eso Bernardo.Bernardo: La noche pasada, cuando esa misma estrella que se ve al occidente del polo había hecho su curso hasta iluminar la parte del cielo en que ahora brilla, Marcelo y yo, a tiempo que el reloj daba la una…Entra la Sombra.Marcelo: ¡Silencio! ¡Detente! ¡Mírale por dónde viene otra vez!...Bernardo: ¡En la misma figura, semejante al rey difunto!Marcelo: Háblale, Horacio, tú que eres hombre de letras!Bernardo: ¿No se parece en todo al rey? ¡Fíjate, Horacio!Horacio: ¡Exactamente! ¡Me estremece de asombro y de terror!Bernardo: Querrá que le hablen.

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Marcelo: ¡Pregúntale, Horacio!Horacio: ¿Quién eres tú, que así usurpas esta hora a la noche, a la vez que esa noble y guerrera presencia con que en otro tiempo solía marchar al frente de los ejércitos la majestad del sepultado dinamarqués? ¡Por el Cielo, te conjuro! ¡Habla!Marcelo: ¡Está enojado!Bernardo: ¡Mira, se aleja altivo!Horacio: ¡Detente! ¡Habla! ¡Habla! ¡Te conjuro a que hables!Sale la Sombra.

Historias de fantasmas…. Teatro de sombras…. El fantasma o la herencia ineludible. La sombra o la proyección necesaria.

* * *

Dice Marie: ¿Qué significa Simone de Beauvoir para ti?Dice Magali: Nada.Dice Magali:- ah, ahora me acuerdo, en el instituto, sí, alguna vez se habló de Simone de Beauvoir… alguien dijo que era la chica de Sartre.Cruel, muy cruel, dice Marie.

Oscuro.Luz.Al día siguiente:

Dice Marie: Creo que hay que partir de ahí, de esa nada. Y de esa crueldad.

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Se supone que estoy escribiendo un texto para la conmemoración de los cien años del nacimiento de Simone de Beauvoir. Para empezar, estoy hasta la coronilla de esa manía conmemorativa. Nada más este año estamos conmemorando:1- los 200 años del levantamiento del pueblo de Madrid contra los ejércitos franceses; (como dice un amigo mío, me encantaría que me lo presentasen, el pueblo, dice. Ah, hola señor Pueblo, encantado de conocerle. Porque, a decir verdad, no sé quién es ni qué es, el pueblo. Historias de fantasmas, historias de usurpación, historias de conjuro. Te lo conjuro: juro contigo, prometo, me comprometo, me meto en un compromiso, adquiero un compromiso; y también te lo pido, te lo ordeno, te intimo, te ruego íntimamente, por lo que más quieras, ¡dime quién eres!)2- los cien años del nacimiento de Simone de Beauvoir;(desde luego, el registro del estado-civil da fe del nacimiento de una niña, el 9 de enero de 1908, en París, de madre y padre conocidos, ambos inscritos en el registro del estado-civil y así… no sucesivamente sino, al inversa, antecedentemente, nombres y apellidos, fechas y lugares quedan fehacientemente documentados hasta donde la eficacia burocrática del estado francés alcance. No hay problema A pesar de que ¿es esa bebita la Simone de Beauvoir cuyo nacimiento estamos celebrando hoy? O, dicho de otra manera ¿de quién o de qué estamos celebrando el nacimiento?)3- los 40 años de mayo 68…( y eso ¿cómo se come? Una fecha, vale. Si digo, 14 de julio de 1789, todo el mundo _o mucha gente por lo menos_ sabe que se trata de la toma de la Bastilla, que la Historia, con mayúscula, ha fijado como inicio de la Revolución Francesa, todo con mayúsculas. Si digo, 18 de julio de 1936, todo el mundo, _o mucha gente por lo menos_, sabe que se trata del alzamiento militar contra la II República Española, que la Historia, con mayúscula, ha fijado como inicio de la Guerra Civil, con mayúsculas. Pero ¿mayo del 68? resulta sorprendente y llamativo que lo que pudo suceder durante el mes de mayo de 1968 siga sin tener nombre, tan sólo una fecha. "Eso", "esa cosa", ¿un fantasma tal vez?

Y ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?

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Según cómo se mire. Se puede decir, por ejemplo, el que haya franceses metidos en las tres conmemoraciones. Vale. Luego, que les une el hilo conductor de la búsqueda de la libertad. Un fantasma, según Buñuel. El fantasma de la libertad. La película comienza con un pelotón de fusilamiento.¡Vaya!Casi una reproducción del cuadro de Goya. Soldados vestidos de tricolor _los llamados de la libertad… pues sí, recuerden, eran soldados que iban por el mundo ayudar a los pueblos a sacudir el yugo del absolutismo. Soldados en misión de paz se diría hoy. Soldados, pues, apuntando a unos cuantos descamisados que mueren con el puño en alto gritando ¡abajo la libertad!De acuerdo con Esperanza Aguirre, dicho sea de paso, para quien el 2 de mayo nunca fue un grito de libertad sino uno de identidad nacional. España despertó como nación frente al ocupante extranjero. Siempre la vieja historia del otro. Del otro constitutivo del uno _ platónico, cartesiano, hegeliano_ el sujeto de la historia, mito fundador de nuestra querida y maravillosa civilización, el primero entre sus productos de exportación, desgraciadamente muy por delante del vino y del jamón.Mito desde luego compartido por nuestra Simone quien, textes à l'appui _esto es, cargada de la razón documental_ puede escribir: "Elle se détermine et se différencie par rapport à l'homme et non celui-ci par rapport à elle; elle est l'inessentiel en face de l'essentiel. Il est le sujet, il est l'Absolu: elle est l'Autre." Aquí, la traducción tropieza. L'Autre… ¿lo Otro?, ¿el Otro?, ¿la Otra?En todo caso, la que así se determina es ella. Ella es la otra y la otra es ella. Siempre ella y sólo ella. No yo o tú, no. Ella sólo aparece en tercera persona. Como un fantasma. Intrusa, usurpadora, inquietante, seductora, temible… Ella, el otro absoluto y universal. De los varones. Y también de las mujeres. De Simone de Beauvoir, desde luego, quien, queriendo hablar de sí-misma cae en la cuenta de que le toca describir la condición femenina. Entonces, exit por el foro el "yo" de las memorias. Y aparece "Ella".

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Ricardo III, acto I, escena 2.- Entran el cadáver del Rey Enrique VI, conducido en su ataúd descubierto. Caballeros con alabardas le custodian y Lady Ana figura como doliente.Ana.- ¡A tierra, a tierra vuestra honorable carga (si el honor puede ser amortajado en un féretro), mientras prodigo un instante mis fúnebres lamentos por la caída prematura del virtuoso Lancaster! ¡Pobre imagen helada de un santo rey! ¡Pálidas cenizas de la casa de Lancaster! ¡Restos sin sangre de esta sangre real! ¡Séame permitido evocar tu espectro, para que escuche los gemidos de la pobre Ana, esposa de Eduardo, de tu hijo asesinado, muerto a puñaladas por la misma mano que te ha inferido estas heridas! ¡Mira! ¡En esas ventanas, por donde se escapó tu existencia, vierte el bálsamo sin esperanza de mis tristes ojos! ¡Oh! ¡Maldita sea la mano que te hizo esas aberturas! ¡Maldito el corazón que tuvo corazón para realizarlo! ¡Maldita la sangre que aquí dejó esta sangre! ¡Caigan sobre el odioso miserable, que con tu muerte causa nuestra miseria, más horrendas desgracias que pueda yo desear a las serpientes, arañas, sapos y todos los reptiles venenosos que se arrastran por el mundo! ¡Que si tuviese un hijo, sea abortivo, monstruoso y dado a luz antes de tiempo, cuyo aspecto contranatural y horrible espante las esperanzas de su madre, y sea esa la herencia de su poder malhechor! ¡Que si tuviera esposa, sea más desgraciada por su muerte que lo soy yo por la de mi joven señor y la tuya!... Venid ahora a Chertsey con vuestra sagrada carga, tomada en San Pablo, para ser inhumada allí, y a medida que os fatiguéis del peso, descansad, en tanto sigo llorando sobre el cuerpo del rey Enrique.Los conductores levantan el cadáver y prosiguen su marcha.Entra Gloster.Gloster.- ¡Deteneos los que lleváis el cadáver y dejadlo en tierra!Ana.- ¿Qué negro nigromante ha evocado a este demonio para impedir las obras piadosas de caridad?Gloster.- ¡Villanos, a tierra el cadáver, o, por San Pablo, que haré otro tal del que desobedezca!Caballero 1º.- ¡Milord, apartaos y dejad pasar el féretro!Gloster.- ¡Perro descortés, detente cuando yo lo mande! ¡Quita tu alabarda de encima de mi pecho, o, por San Pablo, caerás a mis pies y te pisotearé por tu atrevimiento, mendigo!

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Los conductores colocan el féretro en tierra.Ana.- ¡Cómo! ¡Tembláis! ¿Tenéis todos miedo? ¡Ay! ¡No os culpo, pues sois mortales, y los ojos mortales no pueden resistir la mirada del demonio! ¡Atrás, repugnante ministro del infierno! ¡Tú no tenías poder sino sobre su cuerpo mortal, no sobre su alma! ¡Aléjate, por tanto!Gloster.- ¡Dulce santa, por caridad, no estéis malhumorada!Ana,- ¡Horrible demonio, en nombre de Dios, vete y no nos conturbes jamás! ¡Porque has hecho tu infierno de esta dichosa tierra, llenándola de imprecaciones y gritos de maldición! ¡Si gozas al contemplar tus viles acciones, ve aquí el modelo de tus carnicerías! ¡Oh, caballeros! ¡Mirad, mirad! ¡Las heridas de Enrique muerto abren sus bocas congeladas y sangran otra vez! ¡Avergüénzate, avergüénzate, montón de deformidades! ¡Porque es tu presencia la que hace exhalar la sangre de esas venas vacías y heladas, donde ni sangre queda ya! ¡Tu acción inhumana y contra natura provoca este diluvio contranatural! ¡Oh Dios, que has formado esta sangre, venga su muerte! ¡Oh tierra, que has bebido esta sangre, venga su muerte! ¡Cielos, destruid con centellas al criminal; o bien, tierra, abre tu boca profunda y trágale vivo, como devoras la sangre de este buen rey, a quien asesinó su brazo, guiado por el infierno!Gloster.- Señora, ignoráis las reglas de la caridad, que exigen devolver bien por mal y bendecir a los que nos maldicen.Ana.- ¡Villano, tú no conoces leyes divinas ni humanas, porque no existe bestia tan feroz que no sienta alguna piedad!Gloster.- Yo no siento ninguna; luego, no soy tal bestia.Ana.- ¡Oh asombro! ¡El diablo diciendo la verdad!Gloster.- ¡Todavía es más asombroso ver ángeles tan coléricos! Permitid, divina perfección de mujer, que me justifique en esta ocasión de tantos supuestos crímenes.Ana.- ¡Permite, monstruo infecto de hombre, que te maldiga en esta ocasión por tantos crímenes comprobados!Gloster.- ¡Mujer bellísima, cuya hermosura no es posible expresar, concédeme pacientemente algunos instantes para excusarme!

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Ana.- ¡Infame asesino, cuyo odio no puede concebirse, para ti no hay otra excusa sino que te ahorques!Gloster.- ¡Por semejante desesperación me acusaría!Ana.- ¡Y por la desesperación podrías excusarte haciendo contigo mismo justa venganza de la injusta carnicería que has hecho en los demás!Gloster.- ¿Y si yo no los hubiera matado?Ana.- ¡Entonces, no habrían muerto; pero lo están por ti, diabólico miserable!Gloster.- Yo no he asesinado a vuestro marido.Ana.- Pues qué, ¿vive entonces?Gloster.- ¡No, ha muerto, y lo ha sido a manos de Eduardo!Ana.- ¡Mientes por tu infame boca! ¡La reina Margarita ha visto tu corva espada asesina, humeante de sangre, que ya dirigías contra ella misma, de no haber desviado tus hermanos la punta!Gloster.- ¡Fui provocado por su lengua calumniadora, que cargaba los crímenes de ellos sobre mis hombros inocentes!Ana.- ¡Lo fuiste por tu alma sanguinaria, que nunca ha soñado más que en sangre y carnicería! Con que ¿no mataste al rey?Gloster.- Os lo concedo.Ana.- ¿Me lo concedes, puerco espín? Entonces, ¡que Dios te conceda también que seas condenado por esta acción maldita! ¡Oh! Era gentil, dulce y virtuoso.Gloster.- ¡El elegido para el rey del cielo, que lo conserve!Ana.- ¡Está en el cielo, adonde tú no irás nunca!Gloster.- ¡Que me agradezca, pues, el haberle enviado! ¡Había nacido para esa mansión más que para la tierra!Ana.- ¡Y tú no has nacido para otra sino para el infierno!Gloster.- O para un lugar bien distinto, si queréis que os lo diga.Ana.- ¡Algún calabozo!Gloster.- Para el lecho de vuestra alcoba.

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Ana.- ¡Que el insomnio habite la alcoba donde reposes!Gloster.- Así será, señora, hasta que repose con vos.Ana.- Lo creo.Gloster.- Y yo lo tengo por seguro… Pero, gentil Lady Ana, acabemos este agudo asalto de nuestras inteligencias y discutamos de una manera más reposada. El causante de la prematura muerte de esos Plantagenet, Enrique y Eduardo, ¿no es tan censurable como su ejecutor?Ana.- Tú has sido la causa y el efecto maldito.Gloster.- ¡Vuestra belleza fue la causa y el efecto! ¡Vuestra belleza, que me incitó en el sueño a emprender la destrucción del género humano con tal de poder vivir una hora en vuestro seno encantador!Ana.- ¡Si creyera eso, homicida, te juro que estas uñas desgarrarían la belleza de mis mejillas!Gloster.- ¡Jamás soportarían mis ojos ese atentado a la hermosura! ¡No la ultrajéis mientras yo esté presente! ¡Me ilumina, como el sol ilumina el mundo entero! ¡Es mi día, mi vida!Ana.- ¡Que una negra noche entenebrezca tu día, y la muerte tu vida!Gloster.- ¡No blasfemes contra ti misma, bella criatura! ¡Tú eres mi día y mi vida!Ana.- ¡Quisiera serlo para vengarme de ti!Gloster.- ¡Es una injusta contienda el querer vengarte de quien te adora!Ana.- ¡Es contienda justa y razonable quererme vengar de quién mató a mi esposo!Gloster.- ¡El que te privó de tu esposo quiere procurarte otro mejor, señora!Ana.- ¡Otro mejor no respira sobre la tierra!Gloster.- ¡Vive y te ama con exceso!Ana.- ¡Su nombre!Gloster.- Plantagenet.Ana.- ¡Claro, ese era él!Gloster.- ¡Uno del mismo nombre, pero preferible por naturaleza!Ana.- ¿Dónde está?Gloster.- ¡Aquí!

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Lady Ana le escupe al rostro.Gloster.- ¿Por qué me escupes? Ana.- ¡Ojalá fuera para ti mortal veneno?Gloster.- ¡Jamás saldría veneno de sitio tan encantador!Ana.- ¡Jamás caería sobre más inmundo sapo! ¡Fuera de mi vista! 1Inficionas mis ojos!Gloster.- ¡Tus ojos, dulce señora, han inficionado los míos!Ana.- ¡Así fueran basiliscos, para darte la muerte!Gloster.- ¡Yo también lo quisiera, para morir de una vez, pues ahora me matan con una muerte vivificante! ¡Tus ojos han hecho brotar de los míos amargas lágrimas, humillando sus miradas con abundantes gotas infantiles! ¡Estos ojos que nunca vertieron una lágrima de piedad, ni cuando Cork, mi padre, y Eduardo, lloraron al oír los gritos desgarradores de Rutland, atravesado por la espada del horrible Clifford! ¡Ni cuando tu valeroso padre narraba como un niño la triste historia de la muerte del mío, y se detenía veinte veces para gemir y sollozar, hasta el punto de que los que le escuchaban tenían mojadas sus mejillas como árboles empapados por la lluvia! ¡En estos tristes momentos, mis ojos varoniles desdeñaban una humilde lágrima! ¡Pues lo que esos pesares no pudieron hacer brotar entonces, lo ha realizado tu belleza, y mis ojos se ciegan de llanto!... ¡No he suplicado jamás ni a amigo ni a enemigo! ¡Jamás mi lengua logró aprender una dulce palabra de afecto! ¡Pero hoy, que tu hermosura es el precio de todo, mi orgulloso corazón suplica y mi lengua me obliga a hablar!Lady Ana le contempla con desprecio.Gloster.- ¡No muestres en tus labios ese desprecio, señora, pues se han hecho para el beso y no para el desdén! ¡Si tu vengativo corazón no puede perdonar, mira, aquí te entrego esta espada de acerada punta! ¡Si te place hundirla en mi sincero corazón y hacer salir el alma que te adora, ofrezco mi seno desnudo al golpe mortal, y humildemente te pido de rodillas que me des la muerte!Gloster descubre su pecho. Ana le amenaza con la espada.Gloster.- ¡No, no te detengas! ¡Yo he matado al rey Enrique!... ¡Pero fue tu belleza la que me impulsó! ¡Anda, decídete ahora! ¡Yo apuñalé al joven Eduardo…!Ana dirige de nuevo la espada contra el pecho de Gloster.

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Gloster.- ¡Pero fue tu cara celestial la que me guió!Ana deja caer la espada.Gloster.- ¡Alza otra vez la espada, o álzame del suelo!Ana.- ¡En pie, hipócrita! ¡Aunque deseo tu muerte, no quisiera ser tu verdugo!Gloster.- ¡Pues mándame matarme, y te obedeceré!Ana.- ¡Ya te lo he dicho!Gloster.- ¡Eso fue en tu cólera! ¡Dímelo de nuevo, y, acto seguido, esta mano, que por tu amor mató a tu amor, matará por amor tuyo a un amante más sincero! ¡Tú serás cómplice de la muerte de ambos!Ana.- ¿Quién conociera tu corazón?Gloster.- ¡En mi lengua está representado!Ana.- ¡Me temo que uno y otra sean falsos!Gloster.- Entonces, ¡no hubo nunca un hombre sincero!Ana.- Bien, bien; ceñíos vuestra espada.Gloster.- ¿Hacemos, pues, las paces?Ana.- Eso lo sabrás más tarde.Gloster.- Pero ¿puedo vivir en la esperanza?Ana.- Los humanos viven de esperanzas.Gloster.- Dignaos aceptar este anillo.Ana.- Recibir no es conceder.Se pone el anillo.Gloster.- ¡Mira como se ciñe mi anillo a tu dedo! ¡Así está circundado en tu seno mi pobre corazón! ¡Usa de ambos, pues los dos son para ti! Y si tu pobre y devoto servidor puede solicitar aun un favor de tu graciosa mano, habrás confirmado su dicha para siempre.Ana.- ¿Qué es ello?Gloster.- Que tengáis a bien dejar estos tristes cuidados a quien esté más indicado para doliente, y os encaminéis a descansar a Crosby Place, donde después de que yo haya sepultado solemnemente a este rey en el monasterio de Chertsey y regado su tumba con mis lágrimas de arrepentimiento, iré

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con toda diligencia a ofreceros mis respetos. Por varias razones que ignoráis, os suplico me concedáis esta gracia.Ana.- De todo corazón, y me alegro mucho también de veros arrepentido. ¡Tressel, y vos, Berkley, acompañadme!Gloster.- Dadme vuestro adiós.Ana.- Es más de lo que merecéis. Pero puesto que me enseñéis de tal modo a adular, imaginaos que os lo he dado ya.Salen Lady Ana, Tressel y Berkeley.

5 minutos de descanso, esta escena es muy fuerte. La madre de todas.De todas las escenas que se agolpan en la memoria. Escritas, filmadas, contadas, bailadas, cantadas: óperas y culebrones, flamenco y petits pas, pasarelas y reinas de belleza, grandes hermanos y operaciones triunfo, reality shows, rock y rap… Victime de la mode, tel est mon nom de code…

Código y número ¡faltaba más!Mira, llevo uno justo entre mi camiseta y el elástico de mi tanga, un código de barra, con estrellas, sí, el sello a la salida del super, ¡dos por uno! Grabaré su nombre en japonés junto a mi coño, ¡dos por uno!, no lo olvide ¿te gusta, te pone, te excita? Mira que a ti te metería de todo menos miedo. Y ¿por qué? Si a mí lo que más me gusta es el miedo, tener miedo de ti, de mí y de todo.

¡- Es que me quería violar!Ante mí, una boca y unos ojos abiertos de par en par, labios temblorosos y cejas enarcadas, un cuerpecillo grácil y delgado de adolescente ligeramente inclinado hacia delante, como empujado por el peso de una magnífica masa de rizos pelirrojos. Los hombros levantados, los brazos separados y las manos trémulas parecen querer trazar en el aire un sinfín de puntos exclamativos. El grito es potente,

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exasperado, más aún quizás por mi falta de reacción. Un rumor de bronca desvía mi mirada más allá del grito, hacia los dos hombres. El muchacho, tomando poses de karateka, dispara dos puñetazos y una patada. El mulato alto, fornido, permanece inmóvil, la mirada ausente y los brazos colgando. - ¡Me quería violar !Le désir, le désir de violence, le désir sexuel, les filles qui excitent leur mec, le petit mec qui hésite à provoquer le nègre qui est beauoup plus grand et fort que lui, les cris des filles, leur impuissance physique, c'est à dire l'impression qu'elles donnent d'être des poupées de son, dont seul le visage de porcelaine est achevé, prêt pour la vie. Cet élan à déléguer leurs désirs de corps-à-corps à leur compagnon. L'îvresse qui les saisit, la puissance de leurs voix, de leurs cris, l'extrême rapidité du débit, l'agilité de la parole et la mollesse du corps: seul le visage est animé, les bras pendent sans énergie, les mains battent un peu l'air mais retombent vite, le dos est déjà légèrement voûté, plié vers l'avant en tous cas. Toute leur énergie, leur activité se concentrent dans le cri, l'encouragement. Elles tremblent de peur, d'excitation. Mais elles ne feront rien d'autre que crier, hurler, à gorge déployée, a voz en cuello. Je me rappelle du hululement des femmes algériennes, elles aussi excitant leurs hommes contre le blanc. Et un immense découragement me saisit. Ça, c'était il y a plus de 40 ans maintenant. Et je pense aussitôt aux vierges-suicides d'aujourd'hui, ces jeunes palestiniennes qui ne veulent plus se contenter de hurler ou d'enterrer leurs morts. Non, elles veulent agir elles aussi. Et elles se font sauter en l'air, le corps, cette fois ci, non plus ouvert à un sexe, mais bien cadenassé et bardé de dynamite. C'est ça, le destin des femmes ? Se faire sauter ou se faire sauter ? Plus haut ! Toujours plus haut ! ordonne Monsieur Loyal au milieu des claquements de son fouet. Et Lola grimpe, de passerelle en perchoir, de perchoir en trapèze, jusqu'au plongeon suprême. Et ce cirque recommence tous les soirs.

Escena 1.- Sarah Bernhardt, 80 años, invita a comer a Colette, 50 años. El relato es de Colette."À quelques semaines près, Sarah Bernhardt fût morte sans que je l'eusse approchée. Elle ne m'aurait laissé que les cent visages qu'elle a effeuillés sur les foules, que les détails de ses parures, ses robes

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incrustées de faux joyaux, ses ceintures nouées trés bas, la courte perruque de Lorenzo, taillée à la malcontent et qui lui faisait les yeux si pâles... Je n'aurais gardé d'elle que le souvenir de ses moments inoubliables, ses moments chuchoteurs et intenses, Hamlet, Lorenzaccio... J'aurais conservé aussi l'image d'une Sarah frivole, en robe rose, d'un miracle de grâce moderne et d'aisance auquel elle se plût, pendant une heure, pour honorer la représentation d'adieux d'un camarade...Mais elle en décida autrement, et je reçus d'elle une invitation qui ressemblait à un ordre : « Madame Sarah Bernhardt vous attend, tel jour, à déjeuner .»Je ne l'avais jamais vue d'aussi près. Au bout d'une longue galerie, elle était le terme et la raison d'être d'un musée, un peu funéraire, de palmes, de gerbes séchées, de plaques et d'hommages commémoratifs. Son corps amputé ne comptait plus, ensaché d'une étoffe sombre à grands plis. Mais le blanc visage, mais les petites mains brillaient encore comme des fleurs froissées. Je ne me lassais pas de contempler le bleu de ses yeux, qui changeait selon les mouvements, si vifs encore, de la tête impérieuse et petite.Juste avant le déjeuner, Sarah disparût, enlevée par une machinerie théâtrale, ou simplement par des bras fidèles, et nous la retrouvâmes à l'étage supérieur, attablée dans sa cathèdre gothique. Elle mangea, ou parût manger. Elle s'anima chaque fois que la conversation aborda le théâtre. L'esprit critique était extraordinairement présent dans ses jugements, dans ses paroles. Elle fût gaiement sévère pour une artiste qui venait de s'essayer dans L'Aiglon : « Cette pauvre personne qui n'est ni assez homme pour nous faire oublier le travesti, ni assez femme pour le rendre séduisant... »Elle ne cessa de parler de théâtre que pour donner ses soins à une grosse cafetière de terre brune, qu'on lui apporta sur la table. Elle dosa le café moulu, le mouilla d'eau bouillante, emplit nos tasses, attendit des louanges méritées :- Est-ce que je fais le café aussi bien que Catulle Mendès ?Elle se penchait vers moi du haut de sa cathèdre... Je consigne ici, avec respect, une des dernières attitudes de la tragédienne tantôt octogénaire : main délicate et fanée offrant la tasse pleine, azur floral des yeux, si jeunes dans un lacis de rides ; coquetterie interrogative et riante de la tête inclinée, et ce sousi irréductible de plaire, de plaire encore, de plaire jusqu'aux portes de la mort ».

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Escena 2.- Simone de Beauvoir, 45 años, visita a Colette, 80 años. El relato es de Simone de Beauvoir."Simone Berriau m'emmena chez Colette qu'elle connaissait trés bien. Jeune fille, Colette m'avait fascinée. Comme tout le monde, je prenais plaisir à son langage, et j'aimais beaucoup trois ou quatre de ses livres. « C'est dommage qu'elle n'aime pas les bêtes » nous avait dit Cocteau un jour ; il est vrai que parlant de chiens ou de chats, elle ne parlait que d'elle et je la préférais quand elle le fasait franchement ; l'amour, les coulisses de music-hall, la Provence lui convenaient bien mieux que les animaux. Sa complaisance à soi-même, son mépris des autres femmes, son respect des valeurs sûres ne m'étaient pas sympathiques. Mais elle avait vécu, elle avait travaillé et sa tête me revenait. On m'avait dit qu'elle était peu aimable avec les femmes de mon âge et elle me reçût froidement. « Aimez-vous les bêtes ? –Non » dis-je. Elle me toisa d'un oeil olympien. Ça m'était égal. Je ne m'étais attendue à aucun contact entre nous. Il me suffisait de la contempler. Percluse, les cheveux fous, violemment maquillée, l'âge donnait à son visage aigu, à ses yeux bleus, un foudroyant éclat : entre sa collection de presse-papiers et les jardins encadrés dans sa fenêtre, elle m'apparût, paralysée et souveraine, comme une formidable Déesse-Mère. »Días más tarde.« Quand nous dinâmes avec elle et Cocteau chez Simone Berriau, Sartre aussi eût l'impression d'aborder un « monstre sacré ». Elle s'était dérangée, en grande parte par curiosité, pour le voir, et en sachant qu'elle était pour lui l'attraction de la soirée : elle assuma ce rôle avec une impériale bonhomie. Elle raconta des anecdotes sur sa vie, sur des gens ; la rondeur bourguignonne de sa voiz n'émoussait pas l'acuité de ses mots. Chez elle, la parole coulait de source et, comparés à ce naturel de grande classe, les brillants de Cocteau semblaient travaillés ».

Escena 3.- Simone de Beauvoir, 80 años, invita a comer a…

No lo sé. La escena no existe. No quiero decir que Simone de Beauvoir no invitara a comer. Digo que ninguna invitada lo haya

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relatado. No hay huellas. ¿Tal vez porque no hubiera nada que contar? ¿Tal vez porque ya no fuera un acontecimiento?

La primera escena se ubica a pocos años de la 1ª guerra mundial; la segunda, a pocos años de la 2ª guerra mundial; la tercera, la que no existe, a pocos años de mayo del 68. Fechas memorables para las mujeres.

En la primera, la primera guerra y la primera escena, se han cortado el pelo, han tirado corsés y fajas, han acortado las faldas, se han puesto pantalones; han sido enfermeras, camioneras, ambulancieras, han ocupado los puestos de trabajo que sus maridos, padres, hermanos habían dejado vacantes para ir a la guerra.En la segunda, segunda guerra y segunda escena, han entrado en la política porque la política ha entrado brutalmente en sus vidas. Han palpado, tocado, experimentado hasta donde la política construye o destroza sus vidas; así, han ocupado el espacio del ágora, clandestinamente por supuesto, pero no menos que sus compañeros.En la tercera, escena, esa de la que no hay relato, esta vez no hay guerra pero ha habido un movimiento, aquél con fecha pero sin nombre. Seguido de otro sin fecha pero con muchos nombres: mujeres en movimiento, liberación de, emancipación de, libertad e igualdad para las mujeres del mundo entero, por el derecho a la diferencia, aborto libre y gratuito, por el derecho a la contracepción, feministas y/o femeninas, y muchos más que he olvidado. Demasiados nombres equivale a no tener ninguno. Así y todo, pelo largo, pelo corto; faldas largas, faldas cortas; pantalones largos, pantalones cortos; con o sin sujetador _¡qué palabra más fea!_ , calzadas con zapatillas o subidas sobre plataformas; en el mayor desorden, sin ton ni son al decir de los comentaristas de la época, las mujeres, masivamente, ocupan las calles, se reúnen en cualquier sitio y en todas partes… y hablan, hablan, hablan; escriben, publican, fundan revistas, confeccionan banderolas, carteles, montan numeritos, happenings para decirlo fino o performances o, incluso, instalaciones...

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Tal vez sea éste el acontecimiento que le haya quitado … eso mismo, carácter de acontecimiento, a una posible invitación a comer por parte de Simone de Beauvoir a otra mujer, más joven que ella pero ya famosilla, como ocurriera en las escenas anteriores.

Pues, ya no se trata de ir hilvanando una tapicería compuesta de una que otra gran figura, destacada, que redima la oscuridad de todas las demás mujeres en la historia. En los años 70, y desde ahí en adelante, somos todas y cada una, protagonistas. Protagonistas, sí. Todas, sí. Nosotras, sí.Pero no de igual manera. Hay las poderosas, las que ocupan puestos en diversos campos: político, económico, académico, mediático. Y las que ocupan las páginas de sucesos: las víctimas, las maltratadas, las fibuladas, las veladas, las prostituidas _que no prostitutas_. Y las "nos" estudian, atienden, defienden, protegen a las "otras". Y yo ¿dónde está "yo"? Entre las "nos" y las "otras", no quepo. Y tú tampoco, por lo pronto. No quiero ser princesa, ni ministra, tampoco víctima ni madre patria. ¡Barrigas altas! ¡Tropas: adelante!Mais elle, elles, ne veut pas sauter, même pas en entendre parler. Alors, elle, elles, cherche finalement de quoi devenir lourde, trés lourde, si lourde que tout saut devienne impossible. Impossible d'y songer même. Tout à fait impossible. Elle, elles, se remplit le ventre ; elle, elles, s'accrochent aux oreilles, aux bras, au cou, aux mains, au sein, au flanc, au dos, des enfants et des bijoux, des nourrissons et de l'or, des pierres _précieuses comme la vie même qu'elle fait semblant de donner pour sauver la sienne. Ou encore elle, elles, se gave de tout et n'importe quoi, des sucreries plutôt, des douceurs, des choses qui fondent dans la bouche, qui glissent sans effort le long du gosier et vont s'empiler au coeur... tiens

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tiens... au coeur du corps. Et le voilà qui s'épaissit ce corps, qui prend de l'embonpoint, quel joli mot pour une si vilaine chose, la curvita de la felicidad dit-on aussi ¿será ? De la felicidad, no lo sé, pero del goce sí, seguro que sí. Gozar de lo mío. Y ¿cómo sé que lo es, es decir, mío? Pues, porque lo puedo gozar, precisamente. Y ¿cómo sé que lo gozo? Pues, porque es mío y muy mío, esto es, que de nadie más. O sea que goce y celos son una sola y misma cosa ¡vaya!Yo nunca he deseado ser madre. Tampoco era que me negara de plano. No, simplemente lo dejaba para mañana, para cuando tenga tiempo… pues no me cabía duda de que tenía cosas mucho más divertidas, urgentes, necesarias, apropiadas, que hacer antes. Andando el tiempo, seguía sin entender qué empujaba la mayoría de mis amigas a embarazarse. Hasta que una me dio una pista: la recuerdo claramente. Sentada en sastre en el sofá, rodeada de tres o cuatro amigas, llevaba en brazos su recién nacida hija y le estaba dando de mamar… La niña chupaba afanosamente y, de pronto, vi una sonrisa extática iluminar el rostro de mi amiga al tiempo que exhalaba en un suspiro un "qué rico" que me dejó patidifusa. El goce, así de sencillo y así de claro. Y recuerdo a otra, un día, que teniendo un hijo que, ya grandecito, comenzaba a esquivar los achuchones maternos, se exclamó "¿y para qué tener un hijo en casa si no se le puede dar de besos?"Y ahora me acuerdo de una señora oída hace poco en la radio. Ella cuenta que ha votado a Sarkozy "porque le cae bien, dice, en primer lugar es pequeñito pero tiene mucho carácter". Sí pienso, al igual que Aznar y Berlusconi… Mientras oigo en su voz… el goce, el mismo goce del de otra amiga cuyas manos entran en acción, revolotean, se estremecen sólo en pensar en un bebito a su alcance.

Cette petite fille qui pleurait l'autre jour, traînée par sa mère ou peut-être quelqu'un d'autre, je n'en sais rien, pourquoi aussitôt j'écris que c'était sa mère cette jeune femme qui la tenait court, mon dieu, quelle envie, se laisser aller comme ça, laisser se défaire la position verticale, laisser couler, ouvrir les orifices, laisser l'air faire vibrer les cordes vocales sans aucun contrôle, ni de la langue, ni des lèvres, ni des mâchoires, quel soulagement ! Qui es-tu, toi, ma mère, qui m'a enseigné à parler, ce soir où j'ai envie d'écrire dans cette langue qui est ma maternelle, pas dans l'autre, dans celle que j'ai apprise plus tard, celle que tu n'aimes pas, que tu trouves vulgaire et bruyante, celle de mes amoureux, de

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mes amours, de ma liberté d'écrire, justement, puisque c'est avec celle là même que j'ai écrit pour-de-vrai, c'est à dire publié, celle donc d'une liberté enfin permise, un territoire que je pouvais explorer sans crainte, crainte de quoi ? de te trahir, de te décevoir, peut-être aussi, mais encore peur, certitude que tu allais me trahir, me décevoir, changer de langue pour masquer le desencuentro, tiens tiens, la voilà, voilà que c'est ce mot qui est venu sous mes doigts, trop douloureux de le dire dans dans ta langue, j'ai mal, j'ai mal à en hurler alors je chante, je chante comme toi tu chantais, j'aimais tellement t'entendre chanter, je t'aimais tellement.

Cette petite fille qui pleure à gorge déployée, renversée, les pieds touchant à peine terre, entraînée, portée, par la main de fer gantée de velours qui serre son poignet, elle hurle, mais elle ne résiste pas beaucoup. Comment résister au velours ? C'est si doux. Comme le petit garçon gavé qui détournait la tête, recrachait, mais n'essayait pas de défaire l'étau de linge dans lequel sa mère le serrait comme dans une camisole de force, entouré qu'il était de quatre paires d'yeux brillants, quatre bouches encourageantes et quatre douces et joyeuses voix qui proféraient des oh ! et des ah ! admiratifs à chaque bouchée que sa mère, lui pinçant le nez pour qu'il ouvrît la bouche, lui enfournait. Comment résister au plaisir de recevoir autant d'approbation, d'applaudissements, de caresses ? La clé du monde, ma chérie, c'est de déchaîner leur désir. Ámame, átame, mátame. Te amo, te ato, te mato. Amador, matador, quels jolis mots, scintillants, chatoyants. Mais c'est je te veux qu'on dit le plus souvent en espagnol, et le plus naturellement du monde. Et j'aime cette crudité. Yo lo tengo muy claro, dit mon amie Carmen, yo prefiero mil veces que me torturen a aburrirme. Je suis fascinée par cette audace. Et cette dévastation. Cet acharnement au drame. Au mélodrame. Je me demande alors c'est quoi ce mélo accroché au drame comme un wagon à sa locomotive, qui à la fois en fait un superlatif et le rend dérisoire. Le drame, on n'y échappe pas comme ça, ça vous saisit, vous entraîne, ça vous cogne à la gueule, on en prend plein les yeux qui alors déversent abondamment ce trop plein _ «el otro trae la tribulación y con ella, para que beba, trae el agua del corazón a los ojos y de los ojos a la boca »_ et on savoure, on se pourlèche les babines, oh, qui dira le plaisir de sentir cette eau tiède et salée glisser sur la joue dans la pénombre des salles obscures... Mais avec du mélo devant, voilà

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que ça peut devenir drôle, cocasse, ridicule, comique enfin. On peut, mais oui, rire et même, oh suprême délice, sourire. C'est la liberté enfin retrouvée, l'air qui se remet à circuler, le jeu dans les rouages. Échapper au drame par le mélo. Le méli mélo. Cher désordre !

"Vivo sin vivir en mí". Lo dijo Teresa, la de Ávila, en el siglo XVII. Pero, en los años 70 del siglo XX, miles y miles y miles de mujeres se ponen a gritar, bailar, cantar, escribir, actuar, filmar, pintar, que de eso, ¡basta! De mil maneras, en la calle, en los teatros, en la soledad de un estudio, de un taller, en las oficinas y en las cocinas, en los barrios, en comités, en grupos, ellas ponen de manifiesto la vanidad de construcciones dadas por inmanentes, eternas sin principio ni fin. Construcciones que aparecen ahora claramente por lo que son: aleatorias, movedizas, movibles y movidas, cuya solidez se resquebraja, cuya naturalidad se vuelve máscara. "Time is out of join" dice Hamlet. El tiempo está desquiciado, descoyuntado.Sí. Descoyunta que abre el espacio de la creación, de la invención, de la libertad."Words, words…" dice también Hamlet. Palabras, palabras… Palabras dichas, escritas, cantadas, gritadas, susurradas; Que corren, saltan, bailan, que salen a borbotones o se articulan trabajosamente; Palabras envolventes, silbantes, punzantes, arrolladoras, arrulladoras, palabras que hacen y deshacen la cruz en que, dice Teresa,... está la vidaY el consuelo,Y ella sola es el caminoPara el cielo .

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Estoy triste, llueve ¡cuéntame un cuento!Tengo fiebre, me duele ¡cuéntame un cuento!Tengo miedo, tengo frío ¡cuéntame un cuento!Me siento bien, qué dulzura ¡cuéntame un cuento!Quiero dormir, no tengo sueño ¡cuéntame un cuento!Quiero vivir, quiero gozar ¡cuéntame un cuento!

Epílogo.-Diario de Simone de Beauvoir. "Le soir, j'ai dîné avec Han Suyin, trés séduisante. Je l'ai retrouvée au Pont-Royal : tailleur clair, longue, mince, le visage à peine asiatique, belle pour ses quarante ans. La fille, de père chinois, est nettement asiatique ; elle ne sait pas un mot de français et elle a dü bien s'ennuyer. Nous avons dîné chez Beulemans. Han Suyin est intéressante. Elle a décidé trés jeune d'assumer sa condition de métisse: elle a choisi de ne pas choisir; elle se sent aussi occidentale qu'asiatique, dit-elle, mais tout son coeur est à l'Asie. Elle vit à Singapour et de neuf heures du matin à cinq heures du soir, chaque jour, elle soigne des femmes chinoises (elle est médcin-gynécologue) ; puis elle rentre en auto chez elle et elle écrit. Depuis 52, elle va tous les ans en Chine ; elle admire énormément les dirigeants et les cadres ; ce sont des saints, dit-elle. Elle me raconte qu'à Singapour et même à Canton, malgré le régime, il y a encore des communautés de femmes (trente mille environ à Canton) qui sont des lesbiennes reconnues ; elles se marient entre elles et adoptent des enfants. Elles peuvent sortir de la communanté et épouser un homme. Alors, elles se coupent les cheveux. Elles ont leur déesse, leurs cérémonies, etc. Elle dit que le puritanisme chinois est vraiment suffocant, que les Russes qu début ont fait scandale parce qu'ils essayaient de flirter avec les Chinoises. Elle pense que, pendant cinq ans au moins, ça continuera d'être dur pour les intellectuels chinois ».

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