Historia Argentina de La Vda de Interès Social_Parte 1 1916-1943

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Historia Argentina de la Vivienda de Interés Social la Parte 1916-1943 Arqta. Mónica Buchler Arqto. Carlos Etchevest Arqto. Daniel Giglio Arqta. Liliana Langone ,__::--;_ Arqta. Marina Medina Arqto. Miguel Ortemberg Manuel Argueta Silvia Bojer Aldo Chierzi Claudio Frassinelli María lder Trouboul Hoy la vivienda de interés social es un hecho del pasado. No existe en ejecución_planificación alguna tendiente a resolver los acuc/ontes problemas que se derivan de un déficiz de más de dos millones y medio de viviendas, agravado por una ley de alquileres que oficializa la injusticia. Déficit Inexplicable si se tiene en cuenta que en la Argentina sobran materiales, profesionales capacitados y mano de obra experimentada. Esto inscripto en un panorama de absoluto paralización de la construcción en todos los órdenes. Frente a esta situación, no son pocos los profesionales sumidos en una profunda crisis personal, que, obligados a abandonar el ejerci'cio profesional para sostener a sus familias, se plantean como alternativa válida dejar el país. Otro tonto sucede a nivel estudiantil, pues si bien existen miles de jóvenes que están viviendo la "estudiantina adolescente", ajenos a las necesida· des materiales y espirituales de su pueblo, también son miles los que debido a su sensibilidad las reconocen, o los que teniendo carga de familia traba- jan para pagarse los estudios, asumiendo diariamente un alto sacrificio personal. En este difícil contexto producimos el presente trabajo, aporte que, mas allá de su valor documental o científico, configura un testimonio y ratifica un compromiso: el de cultivar nuestra profesión de arquitectos hoy más que nunca. 17 ,/

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Anàlisis històrico de la vivienda de interès social en la Argentina desde la creaciòn de la Comisiòn de Casas Baratas hasta el primer gobierno peronista

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Historia Argentina de la Vivienda de Interés Social la Parte 1916-1943

Arqta. Mónica Buchler Arqto. Carlos Etchevest Arqto. Daniel Giglio Arqta. Liliana Langone

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Arqta. Marina Medina Arqto. Miguel Ortemberg Manuel Argueta Silvia Bojer

Aldo Chierzi Claudio Frassinelli María lder Trouboul

Hoy la vivienda de interés social es un hecho del pasado. No existe en ejecución_planificación alguna tendiente a resolver los acuc/ontes problemas que se derivan de un déficiz de más de dos millones y medio de viviendas, agravado por una ley de alquileres que oficializa la injusticia.

Déficit Inexplicable si se tiene en cuenta que en la Argentina sobran materiales, profesionales capacitados y mano de obra experimentada. Esto inscripto en un panorama de absoluto paralización de la construcción en todos los órdenes. Frente a esta situación, no son pocos los profesionales sumidos en una profunda crisis personal, que, obligados a abandonar el ejerci'cio profesional

para sostener a sus familias, se plantean como alternativa válida dejar el país. Otro tonto sucede a nivel estudiantil, pues si bien existen miles de jóvenes que están viviendo la "estudiantina adolescente", ajenos a las necesida·

des materiales y espirituales de su pueblo, también son miles los que debido a su sensibilidad las reconocen, o los que teniendo carga de familia traba­jan para pagarse los estudios, asumiendo diariamente un alto sacrificio personal.

En este difícil contexto producimos el presente trabajo, aporte que, mas allá de su valor documental o científico, configura un testimonio y ratifica un compromiso: el de cultivar nuestra profesión de arquitectos hoy más que nunca.

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CON SI DERACION ES METODOLOGICAS

Cuando constituimos el grupo de trabajo sobre hi~storia de la vivienda de interés social, no éramos concientes de la comple-jidad del tema planteado. "

Luego de muchas horas de discusión empezaron a aparecer los problemas fundamentales que debíamos respondernos para poder encarar con alguna rigurosidad la investigación.

En el caso que nos ocupa, la "forma final construida" resulta de gran cantidad de condicionantes. Por un lado, la voluntad poi ítica e ideológica del gobierno; por el otro, las circunstancias económicas y técnicas y por último, la calidad de las propuestas profesionales.

El primer problema era: lcómo hacer para realizar GRUPALMENTE el trabajo? Pues éste suponía emitir juicios sobre hechos, acontecimientos y obras efectivamente construidas que fueron realizadas en situaciones muy disímiles.

lCómo hacer para distinguir buenos gobiernos de malos gobiernos?, lplanificaciones concebidas para el bien de la comunidad de otras realizadas para el enriquecimiento de unos pocos?

lCon qué parámetros juzgar la calidad urbanística y arquitectónica de las obras analizadas?, y mucho más, lcon qué criterios juzgar el trabajo profesional de hombres que produjeron desde supuestos políticos, estéticos y técnicos que en muchos casos des­conocemos en absoluto?

Fue aUí donde tomamos concienciá de dos cuestiones fundamentales. Primero, de que se necesitaba, con una alta dosis de hu­mildad encarar un estudio lo más riguroso posible, antes de emitir juicio crítico alguno. Y segundo, de que "ir a la historia" o "re­currir a la historia" de algo no configuraba una operación simple y poco riesgosa. Pues podrían plantearse las preguntas: lQuién o quiénes cuentan la historia?, ldesde qué posición política y profesional lo hacen y en función de demostrar qué tesis fundamen­tales?, ya en lo histórico político, ya en lo urbanístico, ya en lo arquitectónico.

Intentaremos entonces hacer explícitos en todo momento dichos supuestos, en función de que pueda juzgarse la coherencia intrínseca del trabajo, pues no pretendemos darle validez "universal" a cuanto en él afirmamos o negamos.

Metodológicamente, abordaremos primero el conocimiento de la situación histórica y de la planificación que en esa situación dio cada gobierno, en lo general y en el ár"'a "vivienda" específicamente, para luego conocer y abrir juicio crítico sobre las respues­tas que los arquitectos dieron a esa planificación.

Esto desde el punto de vista de la "génesis de la forma", o sea, del estudio de aquellos elementos que hacen que las obras sean de tal o cual manera.

Pero simultáneamente intentaremos verificar la "permanencia" de la forma, la relación viva, histórica de cada hecho construi­do con su destinatario final: la concreta comunidad que lo habita.

Por último, sintetizaremos en las conclusiones finales de cada período los distintos niveles de estudio. Dentro de la definición "vivienda de interés social" podemos englobar desde la típica casa cajón, construida a partir de la dé­

cada del cuarenta sobre la base de los créditqs del Banco Hipotecario Nacional, hasta conjuntos como Lugano 1 y 11, que por su magnitud plantean problemas de urbanismo de cierta envergadura.

Abordar el estudio de escalas muy distintas nos plantea desde el vamos, la necesidad de utilizar herramientas de análisis efica­ces en cada dimensión.

Podríamos, decir sintéticamente, que estas herramientas son: una visión ejemplar de la ciudad, una visión de lo que debe ser la arquitectura argentina y una visión de la técnica.

Basta leer a Chueca Goitía para poder verificar que, form~lmente, la génesis de las ciudades es la resultante del accionar de to­da una cultura durante cientos de años.

Modernamente este tema tiene sus antecedentes en el urbanismo de los utopistas, a fines del siglo pasado, y es retomado cla­ramente por el movimiento moderno a partir de la Carta de Atenas.

Pero para nosotros, la cuestión no es simplemente determinar qué es la ciudad, sino qué es la ciudad argentina, o qué concep­to de ciudad debe tener aquel que pretenda ejercer la arquitectura desde una óptica nacional.

Nos parece importante entonces, transcribir de aquí en más algunos párrafos de la "Declaración de San Juan y Boedo", dada a conocer en 19&3 y firmada por los arquitectos Mario Sabugo,R. Doberti, R. Iglesia, entre otros.

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-La ciudad propiamente dicha es la asociación humana constituida por los ciudadanos. La urbe es el conjunto de los espacios y construcciones que se disponen para el alojamiento de la ciudad. -La Ciudad (la asociación humana de los ciudadanos) se manifiesta bajo la forma de Instituciones que llevan a cabo las Actividades Rituales fundadas en los mitos, las tradiciones y las creencias colectivas. El resto de las actividades urbanas son los servicios, que están subordinados a las Actividades Rituales. -Los espacios y construcciones -que constituyen la Urbe- son instrumentos materiales de las Actividades Rituales y de los servicios. -La Ciudad tiende, en general, a la permanencia. Su dimensión específica es la memoria histórica. La formación de la Ciudad se basa en la relación del hombre con la cvmunidad. -La urbe tiende, en general, a la transformación. Sus dimensiones específicas son el espacio y el tiempo. La formación de la urbe se base en las relaciones del hombre y la comunidad con el territorio y los materiales. -Disponernos de una herencia ciudadana y urbanística que proviene de la cultura greco-romana, la que -embrionariamente­contenía todos los caminos evolutivos. Ya Hippodamos de Mileto comprendía la correlación entre la forma social y la forma física de la ciudad. Viejas verdades que nos llegan en su vertiente hispano-islámica y en las regulaciones de Indias. -A diferencia de los "técnicos" y "especialistas, son los hombres sabios, los artistas y los poetas, aquellos que han compren­dido y expresado una visión integral de la ciudad, sintetizando $U sentido profundo y su forma visible. Cada ciudad tiene su propio Orden como realización o como posibilidad que resulta de la manera particular en que se combinan su forma institu­cional con su forma física.

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Las ya tradicionales oposiciones ·entre "Racionalismo -Pintoresquis":Jo", "Estilo californiano- Estilo Moderno", "Techo inclinado símbolo de casa -Techo plano", etc ... , no han aportado nada significativo a la enseñanza de lo que debe ser la arquitec­tura argentina, y mucho menos a la comprensión profunda de lo que se ha generado arquitectónicamente en las últimas décadas.

Más bien, estas discusiones aparecen, desde el presente, como el resultado de una larga etapa donde la producción intelectual y artística estuvo signada por la "lucha poi ítica".

De allí que los "criterios de verdad" en los iuicios artísticosocientíficosestuviesen ordenados a la eficiencia en el accionar político de los diversos grupos profesionales.

Si no vamos a recorrer, caminos ya agotados, ¿cómo reconoceremos una buena obra de arquitectura en un contexto como el nuestro y en materia de vivienda de interés social?.

Reflexionar juntos sobre esta pregunta se torna imprescindible, si pretendemos abordar desde una postura claramente nacio­nal, pero sin prejuicios políticos, ideológicos o estilísticos el tema en cuestión.

La arquitectura debe proteger física y psicológicamente al hombre, cobijarlo, darle escala y, por lo tanto, dominio físico y psicológico.

Una buena obra de arquitectura se realiza con los materiales adecuados a la escalá y a las exigencias de confort, y con una técnica constructiva coherente con el material elegido y con el contexto económico y social del cual emerge.

Aunque todo esto parezca obvio, en nuestro país no siempre ocurrió así: muchas veces, grandes obras de arquitectura fraca­saron por una elección incorrecta e incluso "interesada" de una "técnica constructiva".

Debemos tener en claro que la elección de una técnica constructiva se relaciona con la forma como se producen los objetos en una comunidad.

Una obra donde las familias que viven en ella sufren frío y humedades en el invierno, calores sofocantes e·n el verano y falta de elementos mínimos de confort está lejos de ser una "buena obra de arquitectura", y esto es apriorístico a la valoración de la "genialidad espacial del partido ar~uitectónico", al estilo de sus fachadas o al grado de inclinación de sus techos.

Pues los conjuntos habitacionales -aunque a muchos colegas les pese-, son viviendas para seres humanos y no meros juegos plásticos y volumétricos.

Pero también puede ser que una obra de arquitectura prr. teja físicamente en forma correcta y permanente a sus habitantes, pero que sus espacios interiores y exteriores estén mal concebidos; que en vez de sugerir y promover el encuentro y la vida comu­nitaria, generen aislamiento y enemistad.

En ese sentido, a lo largo del trabajo intentaremos mostrar obras excelentemente constru ídas y que proponen espacios de una gran riqueza para la vida comunitaria.

Sin embargo, los arquitectura no sólo debe proteger al hombre y ofrecerle ámbitos ordenados a sus necesidades físicas y es­pirituales, sino que también le debe permitir vivenciar la belleza del bien que contiene. Es misión de la buena arquitectura,expresar, anunciar armónicamente su contenido. Aunque parezca obvio, una casa debe parecer lo que es.

En este orden, el del sentido y significado que las formas arquitectónicas proponen, diremos que "los arquitectos deberán concebir las formas no sólo en función de su sentir, sino del sentimiento colectivo que perdura entre todos y permite reconocer lo que es de todos". (1)

Entonces, en la crítica arquitectónica será nuestra intención, humildemente, la de reconocer las cualidades básicas de la buena arquitectura: la nobleza de sus materiales, la elección correcta de la técnica constructiva, la riqueza de sus espacios interiores y urba­nos y la potencia simbólica de las formas expresando armónicamente su contenido.

Por último diremos que negar la existencia de nuestra arquitectura argentina supone por inclusión, negar la realidad de un arte nacional, pues siendo la arquitectura y el arte en general, tan sólo una parte del obrar de nuestro pueblo, es de hecho negar la exis­tencia de la cultura nacional.

En nuestro país, la "cultura académica" desde siempre "consumió" formas traídas de otras cultur'8.s, pero eso no nos permite afirmar "livianamente" que la historia de nuestra arquitectura sea una mera copia de modelos ajenos o extraños. Pues mucho de lo construido evidencia una clara intención de responder a nuestro paisaje.

Y esto último configura en nosotros una "idea-fuerza". Intentaremos demostrar que, a lo largo de nuestra historia, los mejores arquitectos argentinos, incorporando lo mejor de lo que se producía internacionalmente, demostraron poseer la fuerza creativa y la sensibilidad suficientes como para dar respuestas coherentes a lo que su concreta cultura les proponía.

La historia de nuestra cultura arquitectónica, lejos de ser la "historia de la dependencia", es la historia de la construcción de una vigorosa cultura nacional, que, "abierta al mundo;'se ha demostrado capaz hasta el presente de no perder su contenido esencial.

NOTA: A los efectos metodológicos y para acotar el amplio campo sobre el tema, limitaremos el estudio a Capital Federal y Gran Buenos Aires.

(1) Ramón Carrillo. "La Teoría del hospital".

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SINTESIS HISTORICA 1880-1943

LA GENERACION DEL OCHENTA

Los prigwros proyectos que plantean una "cierta idea de nación" aparecen lue• go de las luchas por la emancipación.

Uno de ellos procura establecer víncu­los con las grandes potencias hegemónicas, en la medida en que se consolide un or­den interno que garantice la continuidad de nuestra cultura. Es el Federalismo de Dorrego y otros, que conduce política­mente Juan Manuel de Rosas.

El otro proyecto es el promovido por min-orías unitarias, que ponen el acento en la necesidad de acceder al mundo del "progreso" de la ciencia y de la técnica y la ciencia europeas, pero que, debido al apresuramiento con que quieren lograr­lo, no toman en cuenta la realidad de la comunidad donde se encuentran.

El primero en intentarlo es Rivadavia, que tiene que dejarlo en manos militares, -Lavalle Paz-, debido a que es inoperan­te para contener la reacción popular que ha generado. La colisión de ambos pro­yectos produce largos. años de luchas in­testinas: es la etapa de las guerras civiles.

Juan Manuel de Rosas es el verdadero organizador de la integración naéional, pero la instancia institucional va a quedar a cargo de los unitarios.

La prueba más clara de ello es que la Constitución Federal, por la que Rosas luchó toda su vida, fue puesta en vigen­cia por los unitarios en 1853.

El proceso que lleva a la práctica la propuesta unitaria se conoce como el Pro­yecto Liberal de la Generación del Ochen­ta. A través de él se incorpora el país al mercado mundial y se consolida definiti­vamente su institucionalización.

En lo cultural, el proyecto quiebra con la tradición hispánica representada por el caudillismo para tomar como modelo la cultura europea, bajo su forma anglo-fran­cesa. Recién con Ricardo Rojas y luego con el Revisionismo histórico, empieza la revalorización de la hispanidad, de los caudillos, etc ...

A poco de andar el proyecto degenera en una gigantesca crisis, la del noventa, que marca el momento en que los hom­bres más preclaros de la generación plan­tean la rectificación del rumbo extraviado.

Esta rectificación será encabezada fi­nalmente por el Dr. Hipólito Yrigoyen.

Habitualmente suelen confundirse los hombres de la generación del '37, Echeve­rría, Alberdi, Gutiérrez, Sarmiento, Mitre,

(2) Fernando Suárez. Curso de Historia Argentina.

con la generación del '80, de la que, entre sus más destacados integrantes podemos nombrar a Eduardo Wilde, Lucio Y. López, Lucio V. Mansilla, Miguel Cané, Miguel Angel Carcano, José Sixto Alvarez, Carlos Pellegrini, julio A. Roca, José Ma­nuel Estrada, Pedro Goyena, etc ...

LA UNION CIVICA RADICAL­EL YRIGOYENISMO

El Yrigoyenismo no plantea una idea de nación contraria o esencialmente dis­tinta de la concebida por la generación del '80; más bien se inscribe dentro de ella y representa a sectores sociales y poi í­ticos que surgieron como consecuencia di­recta de ese proyecto .. Pero su poi ítica de Democracia, de voto mayoritario y secre­to, indica claramente que el Yrigoyenis­mo representa una corrección sustancial del proyecto elitista y autocrático liberal.

Y si decimos que esa correccion es sus­tancial, es porque el acceso a la participa­ción poi ítica de las masas plantea los dos problemas fundamentales que siguen vi­gentes hasta _nuestros días: por un lado, el de la cultura nacional, y por el otro, el de la justa distribución de la riqueza, el problema de la justicia social.

Estos dos problemas poi íticos van a estar representados intelectualmente en esa época por el nacionalismo y por el movimiento socialista.

"El Radicalismo significaría la integra­ción de lo nuevo que había producido la política de la generación del '80 (la in­mensa masa inmigratoria europea) a la vi­da social y poi ítica del país." (2)

La promulgación de la Ley Saénz Peña expresa institucionalmente esa integra­ción.

LA PRIMERA PRESIDENCIA DE YRIGOYEN

El Yrigoyenismo, primer movimiento nacional contemporáneo, accede demo­cráticamente al gobierno en 1916.

En cuanto a poi ítica exterior, la Ar­gentina ocupa un lugar en el mundo, al que ofrece una propuesta.

La neutralidad en la primera guerra mundial y el no plegamiento al tramposo "Panamericanismo" de los EE.UU., son una prueba de ello.

Yrigoyen plantea así un proyecto de nación independiente que cuenta con el apoyo entusiasta del pueblo.

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Orientados desde este proy,ecto de Na­ción, la obra del gobierno en lo cultural, político, social y económic::o será tras­cendente.

Nos parece oportuno citar textualmen­te algunas palabras de Yrigoyen referidas al problema de la vivienda: "Subsiste una situación de inferioridad notoria en las condiciones de habitación, impuestas a los trabajadores por el desarrollo crecien­te de las ciudades en toda la República, en forma que el conventillo antihigiénico, y en general foco de enfermedades, sigue siendo la única habitación a su alcance, dentro de los recursos de su reducido presupuesto.

A salvar esta situación de verdadero desmedro para los trabajadores que con tan justo título pueden aspirar a gozar de una vivienda sana y hasta cierto punto confortable, tienden los proyectos que hoy, más que nunca, son de imposterga­ble realización".

En esta línea de pensamiento se pro­mulga en 1916 la Ley Cafferata, que "crea la Comisión Nacional de Casas Baratas, primer organismo estatal cuya acción es­taba orientada a la provisión de viviendas al trabajador.

LA CRISIS DEL TREINTA

Terminado el período presidencial en 1922, Yrigoyen no designa sucesor como era "costumbre" de los gobiernos anterio­res, y el comité de la U.C.R. designa a Marcelo Torcuato de Alvear.

En las elecciones nacionales· triunfa el Radicalismo.

Una vez en el gobierno, Alvear abando­na la poi ítica exterior independiente, ali­neándose a los EE.UU. En el ámbito in­terno continúa con la costumbre de la oli­garquía de formar un gobierno de "nota­bles", hombres de prestigio intelectual, pero sin autoridad poi ítica.

Esta postura indign¡ a las bases radica-· les, que, fieles a la conducción de Yrigo­yen, lo reeligen como candidato presiden­cial para las elecciones de 1927.

Es en este momento cuando Europa vi­ve la llamada "Crisis financiera de los años treinta" que va repercutir en nuestro país, gobernado por Yrigoyen nuevamen­te, quien había triunfado con el 68% de los votos.

Las causas de la crisis se pueden ras­trear hacia 1880, cuando en el marco de la economía liberal, las industrias euro­peas y· norteamericanas compiten entre sí.

Para abaratar costos amplían las indus­trias, requiriendo más capital financiero: "Se produce más de lo que se consume. Las empresas ineficientes cierran, se ge­nera desoéfJpación y, por lo tanto, cada vez se consume menos, los bancos no re­cuperan los créditos porque las fábricas cierran y el sistema se derrumba en todas las naciones". {3)

Esto trae aparejado una gran concen­tración de capital y de allí en más, 1<~: li" bre competencia entre industrias será reemplazada por la planificación; muere el liberalismo clásico. Si no planifican los estados. lo hará el capital financiero por ellos". (3)

El concepto aún no había sido aplica­do por los estados en la estructura econó­mica liberal capitalista; recién luego de la crisis del treinta, las potencias europeas comienzan a planificar sus economías, tal como lo había hecho Stalin en la U RSS. El Nacionalsocialismo alemán y el Fascismo italiano utilizan este modelo. En los EE.UU. Roosevelt oa a conocer el New Deal, con el cual el capitalismo anár­quico cede lugar a un capitalismo de rigu­rosa planificación, nunca más abandonada desde entonces.

En nuestro país, para resolver los pro­blemas originados por la crisis, se debe contar con los funcionarios técnicamente más capaces. Todos ellos están del lado Afvearista, e Yrigoyen debe formar un gabinete de hombres inexpertos. La pre­sión de la crisis agrava los problemas y el gobierno, sin solucionarlos, se ve inmerso

. en una momentánea parálisis. La situación es aprovechada por un

sector de las fuerzas armadas, que al man­do del Gral. Uriburu dan el golpe militar del 6 de setiembre de 1930.

LA DECADA INFAME

El lapso que media entre el seis de se­tiembre de mil novecientos treinta. y el cuatro de junio de mil novecientos cua­renta y tres, se conoce como "la década infame".

Dos elementos definen esta época: La actitud de los gobiernos de acomodar la política interna a la planificación de los grandes centros de poder y la proscrip- ' ción del pueblo en el ejercicio de la de­mocracia política, a través del fraude electoral.

Queda claro que en un país sin un plan propio y con el pueblo sin partici­par de las decisiones de gobierno, están

(3) Curso de Historia Argentina. lng. Carlos Gianella.

Don Hipó/ita Yrigoyen

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dadas las condiciones ideales para que se lleve adelante la pianificación de los imperialismos.

Dividiremos esta etapa en tres perío­dos:

a) El gobierno de Uriburu Uriburu pretende ganar el consenso del

pueblo mediante una administración efi­ciente por parte de los hombres más capa­ces. Convencido de que ganaría la con­fianza de la gente, llama a elecciones pilo­to en la Provincia de Buenos Aires, y a último momento permite que se presen­te el Yrigoyenismo. Pero el pueblo ha sabido mantener una tradición de lealtad forjada en cincuenta años de luchas polí­ticas y elige a los candidatos de Yrigoyen.

Ante esta "anormal" situación, el go­bierno anula las elecciones "por decreto". Este error le cuesta la pérdida de todo prestigio y credibilidad. Así, un sector de las Fuerzas Armadas, ideológicamente Ji. beral, conducido por el Gral. Justo, ocupa el vacío de poder. Plantea una salida elec­toral (con el vrigoyenismo oroscrioto) y mediante un evidente manipuleo de las urnas, catapulta al gobierno la fórmula Justo-Roca.

b) El gobierno de Justo-Roca

De aquí en más la oolítica externa de la nación sólo persigue acomodarse a las reglas impuestas por las potencias domi­nantes.

Esta "infame" situación se institucio· naliza al poco tiempo, cuando los gobier­nos argentino y británico firman el Trata­do Roca-Runciman. En él se acomoda la riqueza agrícola-ganadera argentina a la planificación del imperio inglés: ex­portamos carne e importamos produc­tos industrializados del centro imperial, además de entregar el control de los trans­portes y de las inversiones financieras. Para esto fue creado el Banco Central, presidido por un funcionario inglés.

En Enero de 1935, la Convención Na­cional de la Unión CÍvica Radical (con­ducida por el Alvearismo) levanta la "abs­tención revolucionaria" sumándose al Fraude Patriótico y en 1937 participa de la Concordancia, de donde surge el gobierno de Ortiz-Castillo.

La concordancia marca la "Traición manifiesta" del Radicalismo Alvearista a las banderas Nacionales y Democráti­cas lideradas por Yrigoyen.

Frente a esta situación los sectores intelectuales más jóvenes del Radica-

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lismo que habían fundado "Continui­dad Jurídica" y la "Juventud del Sur" en el año 1930, dan a luz el 29 de Junio de 1935 FORJA: Fuerza de Orientación Radicattde la Joven Argentina.

Estableciendo de esa manera un hilo conductor desde el Yrigoyenismo hasta el surgimiento del Justicialismo en 1945.

Sus integrantes más destacados fueron: Jauretche, Dellepiane, Juan Al varado, Juan Molesteran, Conrado Miguez, Fleitas, Sanchez Uncal, Raúl Scalabrini Ortiz, Homero Manzione, etc.

Todos hombres del Radicalismo perso­nalista, que ante la claudicación de su propio partido inician una lucha ideoló­gica de indudable trascendencia para la Argentina.

"En cierta manera yo diría que la obra fundamental de Forja tiene cierta simili­tud con el Mitrismo, pero de signo inverso. Forja, que no se logró como formación poi ítica, triunfó -como aquel en el pen­samiento de una época perimida-, en el pensamiento de un nuevo país.

EJ. enfrentamiento actual entre el pensamiento nacional y el de las minorías, al que concurrieron hombres y fuerzas

Conventillo suburbano: mistongómetro porteño, filomishio del ensueño, y el amor a contramano, colmena, nudo gordiano de cien insólitas vidas, club de las patrias perdidas, reópolis nacional, y auténtica sucursal de las Naciones Unidas.

O. M. Punzi

de distinto origen y procedencia, tuvo en Forja el instrumento centralizador y sin­tetizador". (Arturo Jauretche)

e) Gobierno de Ortiz-Castillo

Cuando en el año 1939 se inicia la 2da. guerra mundial, Ortiz propone decidida­mente aliarse a los EE.UU. y romper rela­ciones con el eje Roma-Berlín-Tokio.

El vicepresidente Castillo se opone, porque considera que el negocio de carnes con Inglaterra corre peligro dada la pre­sencia de submarinos alemanes que hun­den buques aliados.

Se hacen públicas las discrepancias y un .hecho fortuito determina los aconteci­mientos: Ortiz queda ciego y muere al poco tiempo.

Ya en ejercicio de la presidencia Castillo persiste en su neutralidad.

En 1943, ante el inminente acto elec­toral, Castillo decide "designar sucesor". Elige a Robustiano Patrón Costa, caudillo salteño famoso por la injusticia social que reinaba en sus ingenios del norte. Este he­cho termina por indignar a la gente, y en este clima propicio, el 4 de Junio de 1943, las fuerzas armadas derrocan al gobierno de Castillo.

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LA ARQUITECTURA

SITUACION URBANA EN BUENOS AIRES

Si consideramos que la relación entre el hombre y su circunstancia es análoga a la que une a la arquitectura con su situa­ción y su momento, deberíamos hacer una salvedad en lo que ocurrió en Argen­tina a fines·del siglo pasado y principios del actual, fundamentalmente respecto del tema habitación para la gran masa de trabajadores e inmigrantes.

Ya sea por errores de previsión o por impotencia de la arquitectura de la época, el quehacer arquitectónico respondía al país ideal, antes que a la preocupación por resolver los problemas del país real. Los grupos que conducían la Nación li­mitaron sus programas a las obras de re­creación y habitación de la élite, a las de administración del Estado y trabajo y a las de circulación y depósito de los pro­ductos de importación.

El proyecto liberal tenía como uno de sus objetivos básicos fomentar la in­migración europea, pero ésta, lejos de "poblar el desierto" tendió a superpo­blar la ciudad, que naturalmente ofrecía las mejores posibilidades habitacionales -en términos de vivienda, servicios pú­blicos, transporte, trabajo y recreación­tanto para los extranjeros como, aunque en menor medida, para los llegados del interior.

La Buenos Aires de los años ochenta (lo que actualmente es el centro) estaba conformada por las parroquias de Cate­dral, Montserrat, San Miguel, San Nicolás y Piedad, con arrabales que se extendían hacia el norte y el sur abarcando San Cristóbal, Balvanera, Corrales, Socorro, Pilar, Palermo, San Telmo, Concepción, San Juan Evangelista y Santa Lucía. En este marco urbano de caserones coloniales y quintas criollas comenzaron a estructu­rarse los fenómenos culturales, poi íticos, sociales y económicos que configurarían la nueva imagen urbana argentina.

De la Gran Aldea se pasa al mundo moderno, con el entusiasmo propio de un progreso sin pausa.

Surge la gran ciudad y con ella el alza vertiginosa del valor de la tierra urbana. Comienza el parcelamiento indiscrimina­do y la colocación de lotes al mejor pos­tor. La fragmentación de la cuadra es lle­vada a su máxima expresión en los lotes de 1 O varas (8,66 m.) de frente.

Como ejemplo de la partición es­peculativa de la tierra encontramos la casa

"chorizo", cuyo origen se remonta a la di­visión por el eje central de la vieja casa colonial de tres patios.

El litoral agreoexportador argentino conoce esta-.etapa de crecimiento demo­gráfico urbano entre 1880 y 191 O, pero estos fenómenos ocurren con anterioridad al proceso de industrialización como con­secuencia de la sustitución de importacio­nes. Como ejemplo pueden citarse a Ro­sario y Buenos Aires, aunque en el caso de esta última debe agregarse la instala­ción en ella del gobierno central como factor de crecimiento.

La particular génesis de nuestras ciudades está determinada, entre otras causas, por el papel asignado a nuestro país dentro de la división internacional del trabajo, al cual adhirió entusiasta­mente la élite dominante. Así, los nuevos temas en arquitectura surgen de la singu­lar visión de la realidad que tenía el libe­ralismo.

La élite, como grupo institucionaliza­do en el poder, formula sus programas atendiendo más a valores de referencia que a exigencias funcionales. Se recrean los temas europeos: el palacio, el club, el teatro, la residencia de veraneo, la sede del diario, etc ...

El Estado realiza las obras que afirmen en el espacio los principios que la Consti­tución refiere en el papel: Casa de gobier­no, la legislatura, los tribunales, la munici­palidad, la biblioteca, el hospital, la escue­la, el puerto, etc ...

Pero la inmigración reclama el tema universal, inmediato e indispensable, la vi­vienda. La multiplicación de las casas "chorizo", las viviendas de chapa de la Boca (resultado del esfuerzo propio del inmigrante) e incluso la casa de renta, no dan respuesta suficiente. El arquitecto está ausente, el gobierno apenas se ocupa del problema. Es entonces cuando surge ese peculiar producto cultural y socioeco­nómico: el legendario conventillo porteño con su antesala, el célebre hotel de inmi­grantes.

Año Cantidad de Cantidad de conventillos habitaciones

1880 1.770 24.023 1883 1.868 24.465 1887 2.835 -1890 2.249 37.603 1898 1.914 1904 2.462 43.873

LA HABIT ACION POPULAR - EL CONVENTILLO

El conventillo es un tema absoluta­mente concreto y estrictamente racional, ya que surge como subdil(isión de la típi­ca casa colonial hacia mediados de siglo XIX. Pero lo definimos como "producto cultural", porque por enCima de cualquier análisis técnico o arquitectónico que nos propusiéramos, emergerían valores como la solidaridad, que de un modo u otro estructura la idiosincrasia común de sus habitantes y además, caracteriza sus espacios.

También acompañaron al conventillo las casas de renta. Estas construcciones, destinadas a los sectores medios de la po­blación, denotan la intervención del ar­quitecto en las elaboradas y casi siempre presuntuosas fachadas, pero sin que esto implique una mejor solución de sus espa­cios internos. Estas casas eran construidas por capital privado con el fin de alquilar­las, sin inscribirse dentro de un plan general.

En cuanto a los nativos llegados del in­terior, podemos decir que fueron los ran­chos de la periferia de la ciudad, ubicados en las zonas bajas e inundables, su forma de asentamiento más frecuente.

Pero es el conventillo el que más auge tiene desde que se convierte en un nego­cio que deja excelentes ganancias, y al que forzosamente tiene que acudir el in­migrante de menores recursos como res­puesta a su urgente necesidad de techo. En este aspecto es importante señalar que ninguna ley protegía a los locatarios, quienes pagaban casi un tercio de su sala­rio por el alquiler de una habitación.

Una prueba elocuente de la importan­cia del conventillo como solución a la masiva demanda de vivienda y como de­terminante, en gran medida, de nuestra fisonomía urbana, lo da el siguiente cuadro de la situación poblacional en Buenos Aires: (4)

Cantidad de Población total habitantes de la ciudad

51.915 286.700 61.156

116.167 437.875 97.743

138.188 950.891

(4) Guillermo Rawson. "Escritos y Discursos". Estadísticas Municipales. Censo de 1904.

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ANTECEDENTES LEGALES Y ARQUI· TECTONICOS DE LA VIVIENDA DE INTERES SOCIAL

Hacia fines del siglo pasado, el grave fenómeno de concentración urbana expe­rimentado en la ciudad y la existencia de insalubres conventillos, generó una situa­ción de peligro desde el punto de vista de la salud pública.

En este contexto, no resulta casual que fueran Jos higienistas -al igual que en Europa- Jos primeros en preocuparse por el problema de la vivienda obrera en Bue­nos Aires. Como ejemplo pueden citarse los escritos de Samuel Gache, Guillermo Rawson y Eduardo Wilde, quienes se la· mentan de las malas condiciones sanita· rías y morales de Jos habitantes de con· ventillos y barrios marginales.

Pero detrás de sus ideas humanitarias, puede advertirse también el temor que representaba la existencia de focos de epidemia que podían difundirse a toda la población, afectando inclusive a las clases dominantes.

Por estos motivos llaman la atención de Jos poderes públicos para que interven· gan en favor de Jos desposeídos; aunque la ideología liberal de la generación del '80 se había pronunciado contra la me· diación del Estado en materia habita· cional.

El único antecedente previo al fin de siglo fue un conjunto de 60 unidades de viviendas para obreros que construyó la Municipalidad por iniciativa de Torcuato de Alvear. Pero esta propuesta no cum­plió su cometido, ya que por el elevado precio del alquiler sólo estuvo al alean· ce de empleados de ingresos medios. Par· te de este barrio, el primero de viviendas económicas, se conserva detrás de la ac· tual Facultad de Ingeniería.

En 1905 se sanciona la primera Ley Nacional referida a la vivienda, según la cual se autoriza al Municipio de Buenos Aires a emitir títulos para la construcción de casas para obreros en terrenos fiscales.

Como resultado de la aplicación de es· ta ley se construyen dos barrios: el llamado "Barrio Bu teJer" (1907) y el barrio "Pa· tricios" (191 0). El primero de ellos, ubicado en la manzana de Cabo, Senillo· sa, Zelarrayán y Av. La Plata, cons· taba de b4 viviendas individuales. El se· gundo, ubicado entre las calles Cachi, Arena, Aconcagt,~a y San Francisco, se implantó sobre terrenos de propiedad mu-

nicipal y comprendía 116 viviendas indi· viduales. Estos barrios representan las pri· meras realizaciones del Estado en materia de vivienda popular, concretados a través de la ácción municipal.

También la Municipalidad firma en 1913 el primer contrato con la Compañía de Construcciones Modernas, según el cual debían construirse un total de 10.000 casas para ser vendidas a "empleados", obreros argentinos y obreros extranjeros".

La base del convenio estaba dada por la supresión de impuestos aduaneros para Jos materiales de construcción y por los préstamos otorgados por la Municipalidad.

Sin embargo, el Convenio no dio resul­tados concretos por incumplimiento de la Compañía, que sólo construyó 5.000 viviendas. (5)

Por otra parte, es importante mencio· nar la acc:ión de fomento a la construc­ción, desarrollada a través del Banco Hi· potecario Nacional. Esta se concreta a partir de la reforma a la Carta Orgánica, instituyéndose préstamos especiales de edificación para la construcción de vivien· das obreras. Los créditos fueron otorga· dos hasta 1915, momento en que las per· turbaciones económicas y financieras ori· ginadas por la 1 ra. guerra mundial, signi· ficaron la paralización de las actividades del banco.

Todos estos intentos aislados no re­suelven integralmente el problema de la habitación popular, y por lo _tanto, resul­tan tímidas reformas frente a las luchas de Jos sectores obreros, que comienzan a incluir la vivienda como una más entre sus reinvindicaciones.

LA LEY CAFFERATA

En este contexto, surge la oportuna Ley Nacional de Casas Baratas, promulga· da en 1917, y puesta en vigencia en mo­mentos de verdadera crisis de vivienda en el país, debida a su insuficiencia, a la ca· restía de la construcción y a la despreo­cupación pública por el tema.

La ley, originada en un proyecto del diputado católico Juan Cafferata, es clara en sus objetivos: dotar al obrero, al em­pleado y a Jos hombres de escasos recur­sos de una vivienda cómoda e higiénica, financiándoles un alquiler barato y aún la posible adquisición de la misma.

Sintetizando, el espíritu de la ley apun­ta a la dignificación de la familia, asegu-

randa a sus miembros un sano ambiente moral y físico como contrapartida a la vi· da en tugurios y conventillos.

La Ley Cafferata, en su 1er. artículo, establece la creación de la "Comisión de Casas Baratas", primer organismo oficial encargado de solucionar el problema de la vivienda popular.

Antes de explicar Jos alcances de esta ley, es necesario citar la definición que es· tablece su artículo 9: "Serán consideradas casas baratas a Jos fines de la ley 9.677, las casas individuales o independientes y las casas colectivas o departamentos que construya la Comisión Nacional de Casas B¡tratas o que se construyan por su orden, de acuerdo con las prescripciones de la ley 9.677 y de sus reglamentaciones" ...

Pero también la ley considera dentro de esta definición a las casas construídas por particulares o empresas que reúnan ciertas condiciones: que estén situadas en parajes cercanos o de fácil acceso a lu· gares de concentración obrera; que sean destinadas, alquiladas o vendidas a persa· nas establecidas por la ley; que el precio de venta o alquiler esté dentro del 1 ímite que fije la Comisión y, finalmente, que encuadren dentro de las prescripciones generales en cuanto a su construcción y explotación.

A este respecto, se establecen clara· mente en su articulado las características constructivas que deben reunir estas casas, puntualizando además la preferen· cia de emplazamiento en zonas provistas de la infraestructura necesaria (red cloaca! y aguas corrientes). En Jos casos en que dichos servicios no existan previamente, la ley especifica que deben realizarse a tal efecto.

La preocupación por determinar mate· riales, aislaciones, alturas y dimensiones mínimas, normas de ventilación e ilumi· nación convenientes nos remite a Jos prin· cipios higienistas europeos de siglo XIX y a la necesidad de implementar una edifica· ción barata, pero que responda satisfacto· riamente a dichos principios.

Podemos sintetizar las dos líneas de ac· cción previstas de la siguiente forma:

a) La acción directa, a través de la inver· sión de Jos fondos propios de la Comisión, destinados a la construcción de viviendas para ser vendidas ó alquiladas a "obreros, jornaleros y empleados de pequeños sueldos". (6) b} El estímulo a la iniciativa privada, a través de créditos y liberaciones impositi·

(5) Entre estas viviendas encontramos las de los barrios Segurola, Nazca, Tellier · Liniers, Parque Chacabuco, y Bonorino. Cuando en 1929 se rescinde el contrato entre la Compañía y la Municipalidad, estos barrios pasan a propiedad de esta ultima, directa ejecutora en materia de vivienda popular. Las viviendas de estos barrios hoy son conocidas, genéricamente, como "casas municipales".

(6) En este sentido, es importante remarcar las facilidades otorgadas a los interesados: la deuda se cancelaba en 23 años y 2 meses, es decir, 278 cuotas.

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vas, siempre que se ajustaran y contribu­yeran a los fines'de la ley.

Los fondos con que contaba la Comi­sión para la realización de las obras pro­venían de los ingresos recaudados en las corridas de los días jueves en los hipódro­mos. La otra fuente de ingresos, el pre­supuesto nacional que debía ajustarse anualmente, resultó verdaderamente in­suficiente.

Por este motivo, hacia 1923 los fondos propios de la Comisión se habían agotado con la construcción de los primeros con­juntos de viviendas: el barrio Cafferata y dos casas colectivas, Valentín Alsina y Bernardino Rivadavia.

Posteriormente, la acción de la Comi­sión Nacional de Casas Baratas siguió en un nivel de actividad mínimo y sin dota­ción de fondos para su desenvolvimiento.

Entre 1915 y 1943 había construido sólo 972 unidades, entre casas indivi­duales y departamentos, además de las 5.000 viviendas municipales que se aco­gen al régimen de la ley 9.677.

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CUADRO SINTETICO DE LAS OBRAS REALIZADAS

OBRAS DE LA COM ISION DE CASAS BARATAS

Nombre de la obra Tipo de vivienda Ubicación

Casa Vaf~tín Alsina Colectiva Caseros y 24 de Noviembre

2 Barrio Juan Cafferata Individual José M. Moreno, Estrada y Riglos

3 Casa B. Rivadavia Colectiva Defensa 767

4 Barrio M. T. de Alvear Individual Juan B. Alberdi, Directorio, Colectiva Lacarra y Olivera.

S Barrio G. Rawson Individual Tinogasta, Espinosa y Zamudio. Colectiva

6 Casa América Colectiva San Juan 270

7 Casa Patricios Colectiva 24 de Noviembre 2240

8 Casa M. Rodríguez Colectiva M. Rodríguez y Pedro de Men-doza.

OBRAS DE LA COMPAÑIA DE CONSTRUCCIONES MODERNAS

9 Barrio Emilio Mitre

1 O Barrio Varela-Bonorino

11 Barrio Tellier-Lin iers

12 Barrio Nazca

13 Barrio Segurola

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E. Mitre, Asamblea, Centenera y Zuviría.

Bonorino, Av. del Trabajo, Nep­per, Santander, Navarro VioJa, Asamblea, Av. Varela, Renan, Av. del Trabajo, Pedernera, Ri­vera lndarte, Av. F. Bilbao y Espartaco.

Tellier, Falcón, El Mirasol, Pal­mer, Moreno, León Suárez y Boquerón.

Nazca, Jonte, J. A. García y Cuenca.

Segurola, César Díaz, San Bias, Sanabria y M. Cervantes.

OBRAS DE LA MUNICIPALIDAD

14 Barrio Los Andes Colectiva Leiva, Rodney, Concepción Are­nal y Guzmán.

OBRAS DE ENTIDADES PRIVADAS

15 Barrio Arzobispo Espinosa (Acción Católica Argentina}

Colectiva Barrio de Barracas (Cap. Fed.}

16 Casa Colectiva en Flores Colectiva Gavilán y Verbal (Acción Católica Argentina)

17 Barrrio en Quilmes Individual Quilmes Pcia. de Bs. As. (Cervecería Quilmes}

18 Barrio en Remedios de Escalada Individual Remedios de Escalada Pdo. de (Ferrocarril del Sur} Lanús. Pcia. de Bs. As.

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Vista parcial de la fachada sobre A venida Caseros, con el arco monumental qúe enfatiza el acceso.

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o El esquema de partido en planta muestra

la imagen de la casa romana de dos patios. Estos últimos, no se hallan vinculados

visualmente, por lo que se observa la inexistencia de fluidez espacial.

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En este esquema de planta se verifica un eje de composición (pero no de simetría), que remata en la fachado principal de la escuela.

Aqul se observo la disposición de los viviendas y el remate del pasaje en lo fachado principal de lo escuela.

INTRODUCCION AL ANALISIS DE LAS OBRAS DEL PERIODO

CASA VALENTIN ALSINA (1919)

Es una vivienda colectiva de planta baja y 3 pisos altos con un total de 67 unidades e infraestructura comercial en el basamento.

Está implantada como un edificio exento con una. lectura de manzana independiente.

La planta ·responde al esquema tradi­cional de casa de dos patios, evidente­mente extraído del catálogo tipológico de los manuales de la Academia.

Los enormes patios están concebidos con la proporción del edificio y sus sola­dos son utilizables, en gran medida, para actividades recreativas y comunitarias.

La majestuosidad del acceso, la sime­tría: que ordena compositivamente el par­tido y la aplicación del repertorio de los órdenes clásicos, emparenta!) esta obra con la corriente eclecticista europea, in­troducida en nuestro país por la Genera­ción del '80. Estas características hacen que la imagen se asocie a la del edificio público y hoy resulte difícil reconocerla como vivienda.

BARRIO JUAN F. CAFFERATA (1921)

Ubicado en el barrio de Parque Chaca­buco, está delimitado por las calles Asam­blea, José M. M.oreno, Riglos y Estrada. Es obra del Arq. Pirovano. Consta de 160 viviendas individuales, implantadas en loteos tradicionales.

El centro de la composición es una manzana ovalada donde predomina el ver­de y se ubica una escuela, construída en la misma época que las viviendas.

La Unidad de vivienda es de gran su­perficie propia. Está resuelta en dos plan­tas con tejados a varias aguas, jardines y fachadas que, en conjunto, refieren es­til ísticamente al chalet de tipo inglés o normando, como imagen, casi obligada en aquella época, de lo que "debía ser" una casa digna.

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CASA BERNARDINO RIV ADAVIA · (1922)

Es una casa colectiva de 41 departa­mento distribuídos en planta baja y tres pisos altos. La planta se desarrolla en tres bloques entre medianeras separados por exiguos patios de aire y luz.

Se detecta la intención de resolver cuantitativamente el problema de la vi­vienda de interés social: bloques compac­tos y escasas expansiones con el objetivo de lograr un mayor aprovechamiento del terreno.

La fachada, conformada por elementos del lenguaje académico, está resuelta com­positivamente como basamento, desarro­llo y remate.

BARRIO MARCELO T. DE ALVEAR (1923-1940)

Consta de 127 viviendas individuales, constru ídas entre 1923 y 1926, y de vi­viendas colectivas con 128 departamentos constru ídos entre 1939 y 1940.

Viviendas individuales: se trata de un conjunto de "chalets" implantados sobre un loteo tradicional. En él se diferencia netamente lo público (calle) de lo privado (fondo del lote); no existen espacios de orden comunitario. La configuración de las manzanas recuerda los planteos pinto­resquistas ingleses.

Viviendas colectivas: Son bloques de planta baja y dos pisos altos reunidos en torno de un espacio semiprivado. Este espacio central posee una abundante y cuidada vegetación con lugares de estar y un tendedero común a todos los depar­tamentos, que funciona como el corazón del conjunto.

Los bloques recuerdan estil ísticamente el premodernismo europeo, pero poseen detalles formales inéditos, como por ejemplo el tratamiento de las escaleras de acceso a los pisos superiores.

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Se verifico lo propuesto académico al destocarse el basamento comercial con un olmohodil/odo,

el desarrollo con tres niveles de viviendo y el remate con cornisas y frontis.

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Esto obro del Arq. Piro vano, construido en dos etapas, denoto lo variación del criterio urbanístico en lo disposición en tiro de los viviendas colectivos.

Izq. Lo unidad logrado está dado por los retiros uniformes de los cosos alineados. A su vez, lo diversidad es consecuencia del carácter propio otorgado por cado familia o su viviendo. Der. Visto de los fachados de lo viviendo colectivo, donde se denoto el carácter austero de los mismos.

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Arriba. Detalle de un pasaje donde aún se observan algunas viviendas originales.

Der. Detalle desde la pérgola hacia uno de los patios, al fondo un sector de las viviendas.

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2. Colectivas

r-Vl(Ci.U 8 C OM U N 1 CAcn1litE~-La planta sugiere un planteo pintoresquista. Los límites del terreno determinan que las calles no tengan salida, lo que da al barrio condición de estanco. Nótese la disposición en tira de las viviendas colectivas.

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Izq. Detalle de vivienda individual en esquina donde se destaca el carácter suburbano dado por los jardines a la calle.

Der. Bloque de viviendas colectivas.

A la izquierda el tanque de agua que

alimenta el conjunto.

BARRIOS DE VIVIENDAS INDIVIDUA­LES DE LA COMP Al'iliA DE CONS­TRUCCIONES MODERNAS (1920-1930)

Están ubicados en diferentes lugares de la Capital Federal. En todos ellos se repi­te la misma tipología de vivienda, con­formando manzanas tipo "tallarín" y ori­ginando una particular fisonomía úrbana.

a) BARRIO TELLIER-LINIERS b) .BARRIO NAZCA. e) BARRIO V ARE LA BONORINO. d) BARRIO EMILIO MITRE. e) BARRIO SEGUROLA.

(En las sigyientes páginas de este trabajo se estudiará en profundidad esta tipología urbana en uno de los barrios detallados, análisis que se hará extensivo a los otros, ya que poseen similares características.)

BARRIO PARQUE LOS ANDES (1928)

(páginas más adelante se encarará el análi­sis .de este barrio en forma amplia y de­tallada.).

BARRIO GUILLERMO RAWSON (1928-1934)

Ubicado en el barrio de Agronomía, está delimitado por las calles Tinogasta, Espinosa y Zamudio. Es un barrio de 1 04 viviendas individuales construídas entre 1928 y 1933 y bloques de viviendas ~o­lectivas que totalizan 72 departamentos que datan de 1934.

La forma de las manzanas y la traza de las calles recuerdan también los esque­mas pintoresquistas.

La viviendas individuales se resuelven en planta baja y un piso alto con techos a varias aguas, en clara alusión al "chalet" tipo inglés.

Los bloques de unidades colectivas son de formas cúbicas netas, con el acceso y un cuerpo saliente como centro de la composición de fachada.

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CASA AMERICA (1937)

Es una vivienda colectiva de 95 unida­des que presenta un partido simétrico clá­sico en forma de U abierta hacia la Avda. San Juan, siguiendo las líneas municipales y tomando las esquinas.

El espacio central que contiene los accesos a las vivie11das está parquizado y es como una prolongación del espacio ur­bano público en el interior del conjunto.

El criterio compositivo es académico {acceso principal en el eje de simetría) pero el lenguaje está emparentado con el expresionismo alemán, una de las corrien­tes que . dió origen al Movimiento Mo­derno.

CASA MARTIN RODRIGUEZ (1942)

Es una vivienda colectiva de 141 uni­dades en planta baja y 5 pisos altos con ascensor a partir del 1 o piso.

Presenta un partido de bloques "en peine" que da lugar a patios orientados al Noreste, donde se ubican los accesos.

Tiene departamentos amplios y en ge­neral bien iluminados. El lenguaje es pro­pio del Movimiento Moderno pero la for­ma en que el edificio se inserta en laman­zana respetando sus 1 ímites, no coincide con los postulados urbanísticos de esta corriente arquitectónica.

Hasta aquí hemos abarcado muy sin­téticamente la descripción e interpreta­ción de la mayoría de las viviendas de in­terés social construídas en Buenos Aires en este período.

Pero para establecer en forma más cla­ra la visualización de los supuestos que nutren este trabajo, resulta indispensable profundizar en algunos de los ejemplos antes mencionados.

Elegimos entonces dos obras significa­tivas: el Barrio Segurola, como ejemplo de agrupación de viviendas individuales en una tipología urbana que está diseminada por toda la Capital Federal; y el Barrio Parque Los Andes, donde la resolución de una vivienda colectiva conlleva una interesante propuesta urbana y una parti­cular creación arquitectónica.

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una zona donde no se detectan espacios verdes.

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Los Patios no se comunican entre sí y conforman espacios estancos.

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una imagen homogénea.

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A la izquierda, planta de ubicación donde se observa la inserción del barrio en el damero de Bs. As.

Abajo. Planta de techos de la manzana original dividida en 4 tiras típicas de viviendas apareadas.

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Se observa aquí la lectura de "calle corredor" y la "humanizada" escalo peatonal.

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BARRIO SEGUROLA:

El conjunto Segurola, ubicado en el barrio de Floresta, está delimitado por la Avda. Segurola y las calles César Díaz, Mercedes, San Bias, Sanabria y Magariños Cervantes.

Consta de aproximadamente 680 vi­viendas individuales de PB y 1 o Piso, que se repiten indiferentemente a_ lo largo de la cuadra e inclusive en los remates de es­quina. Los lotes poseen una superficie de 75 m2. y 95 m2. en mitad de cuadra y esquina, respectivamente. Fue construído alrededor de 1926 por la Compañía de Construcciones Modernas, desconocién­dose el/los profesionales intervinientes en el proyecto.

- Las dimensiones de los lotes son con-secuencia de la partición pragmática de la manzana tradicional de Bs. As. (6) con el solo objetivo de lograr un alto aprovechamiento del terreno en viviendas individuales.

Resultan entonces predios de 8,66 x 8,66 mts., alineados y separados también por la misma distancia entre ambas líneas municipales.

La yuxtaposición de las viviendas que conforman tiras, y la particular relación ancho - alto del espacio urbano (7) públi­co originan la configuración de la"calle corredor': donde las hileras de árboles que otorgan escala peatonal y el perfil de fachada ordenado y continuo colabora a definir esta imagen. Creemos que esta ca­racterización espacial no ha sido propues­ta como pauta de diseño por los proyec­tistas.

La calle es protagonista de la vida co­munitaria, no por vía de la propuesta pro­yectual, sino porque las actividades socia­les y recreativas se dan de hecho en ese lugar.

(6) La tradición de la trama urbana de Buenos Aires se remonta a las ciudades diseñadas por Hippodamos de Mileto en el siglo V A.C. para las colonias griegas del Asia Menor, pa­sando por el esquema axial de los Castro Romanos (Cardo y Decumano) que, intro­ducido en España, llega a nuestras tierras a través de la reglamentación de las Leyes de Indias.

(7) Desde el punto de visto físico, entendemos al espacio urbano como el espacio libre con­tenido entre volúmenes edificados, ya sea éste público (en la calle) o privado (en el lote).

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'Este protagonismo también es explica· ble si se tiene en cuenta la carencia do espacios apropiados para uso recreativo en el propio lote, ya que los patios del contrafrente, por su función, son sólo asi• milables a los .contemporáneos "aire Y luz" (estos patios significaron una impor· tante mejora en la calidad de vida, si los comparamos con las que ofrecían las ca• sas de rentas o los conventillos).

Este bar;rio, como otros similares, se integran paulatinamente al carácter de la ciudéld que va rodeándolo.

La aparición del automóvil con su car­ga de ruidos y contaminación no lo per­turba, pues la estrechez de las calles y su condición de "cortac'as" reducen la velo­cidad de tránsito. Los colectivos no po· seen paradas en los pasajes, ni existen ac· tividades comerciales.

Por lo tanto, en la actualidad, el redu· cido flujo vehicular y peatonal ocasiona· do por las condiciones descriptivas no modifican ese clima tranquilo original, propio para el desarrollo de las relaciones comunitarias.

La armónica insen;ión en la trama y. e! tejido de Bs. As. y la recreación de la "calle corredor"'como características des­tacadas de estos barrios, están dando res­puestas acertadas a nuestra particular for­ma de concebir el espacio urbano. Cree­mos que ésta es la razón que explica su vigencia actual.

La unidad de vivienda se repite cuatro veces mediante 2 operaciones geométricas: 1 o, por simetría especular y 2° por traslcr­ción. La macrocélula resultante vuelve a· trasladarse sobre un eje y desarrolla la tira de manzana. Los espácios urbanos internos que se generan son los patios de aire y luz, materializados por el aporte de los peque­ños patios de cada. una de las unidades.

El agrupamiento de viviendas se perci­be desde la calle como una sucesión de llenos y vacíos qlle reconstituyen virtual­mente la tira.

Este ritmo es consecuencia de una in­tención de diferenciación volumétrica se­gún una escala de valores. En la composi­ción ctásica, los espacios se jerarquizan in­terna y externamente según su importan­cia significativa, por eso las zonas sirvien­tes (baño, cocina, habitación de servicio) poseen menos altura· y están retrasadas respecto a fa línea municipal, mientras que las zonas servidas (habitaciones) apa­recen avanzando hasta la vereda y desta­cándose por su mayor altura y proporción.

Arriba. Apareamiento de 2 viviendas en esquino

Con sólo un giro de 9()1> respecto o Jos unidades de mitad de cuadro se

logro un aceptable remate de manzano.

Der. En lo viviendo se aprecio lo diferenciación

volumétrica entre espacias de uso y espacios de

servicio.

Abajo. Vista dr: lo calle Sanabria. 51! percibe Jo

rítmico secuencio volumétrico y lo

recomposición virtual del plano de fachado

sobre L.M.

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Vista parcial de la fachada donde se verifica el lenguaje austero_ que se ha utilizado.

Detalle de las rejas y la puerta de hierro forjado.

Viviendas en las que se han operado acentuados cambios estilísticos.

32

El volumen de habitaciones presenta diversos remates que, tímidamente, inten­tan distinguir y otorgar identidad a cada vivienda.

Frontis o cornisas clásicas, barrocas, medievales, etc. que, conjuntamente con la incorporación de otros elementos como verjas, muros sobre L.M. etc., configuran un universo de formas y recursos que ofrecen referencias culturales tanto al por porteño como al extranjero integrante de la gran masa inmigratoria absorbida por la Argentina.

El lenguaje determinado por la utiliza­ción de técnicas y materiales está fuerte­mente condicionado por la reglamenta­ción de la Ley Cafferata como respuesta a requerimientos de economía y sencillez constructiva. Se trata entonces de la im­plementación de un lenguaje de fachadas lisas, sin ornato y de volumetrías netas, ligado a la arquitectura utilitaria y empa­rentado a la práctica ingenieril.

No se evidencian dementas ni reglas propias de la composición clásica. (8)

La imagen de las casas se ha visto mo­dificada en el tiempo por dos razones fun­damentales: la primera es la consecuencia a nivel de la fachada de los cambios fun­cionales introducidos en el interior, y la segunda es la necesidad significativa de los sectores intermedios de la comunidad que van accediendo a la propiedad de unida­des en este barrio.

Por esto último, encontramos materia­les que aluden a cierto "prestigio" social. Ladrillo visto, piedra y maderas lustradas, se combinan recreando estilos "mediterrá­neos", "ingleses", "coloniales", o "mo­dernos".

Pero, ya sea en la vivienda original o con modificaciones, no se ha alterado la imagen frente al tema. A ningún transeún­te, pretérito o presente, se le ocurriría pensar que estas construcciones no sean otra cosa que viviendas.

( 8) Por ej.: era norma en la composición clási­ca el uso de la simetría: Ubicado el acceso enfáticamente en el centro de la fachada el resto de los elementos se subordinaba a él.

( 9) Ley de Casas Baratas. Art. 10, Inciso 7: "La altura de los pisos será como mínimo 3,00 m, en los pisos altos. Los pisos bajos tendrán como mínimo 3,60 mts., en las ca­sas colectivas y 3 mts. en las individuales." Art. 10, inciso 8: "las dimensiones de las habitaciones se determinarán sobre la base mínima de 6 m2. por cada persona adulta y 3 m2. por cada niño menor de 12 años que los ocupen, pero en ningún caso la su­perficie de cada habitación podrá ser in­ferior a 9 m2.

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Las dimensiones de los locales, las su­perficies y las alturas libres están regla­mentadas por la Ley Cafferata (9) en fun­ción de establecer las condiciones míni­mas para una vivienda digna e higiénica.

Ese esquema funcional de la vivienda se estructura sobre la base de una espina central circulatoria que sirve a locales yuxtapuestos ubicados a ambos lados de ella.

Permanecen aún las puertas entre loca­les, como opción de paso directo que prescinde de la circulación exterior a las habitaciones.

La existencia de la cocina y el baño en el interior de la vivienda sólo es posible gracias a la incorporación en la construc­ción de los avances científicos logrados entre fines de siglo XIX y comienzos del XX, en materia de mecánica de los fluí­dos, electricidad y química aplicada (apa­rición de inodoros sifónicos, calentadores eléctricos, etc.).

La flexibilidad funcional, debida a las importantes dimensiones de los locales y a la gran altura interna aprovechable, hace que una tipología de vivienda que data de otro tiempo y probablemente de otro medio, haya podido adaptarse a nuestros usos y costumbres. (10)

Los cambios y mejoras más usuales se pueden clasificar en: a) Cambios por reinterpretación de uso:

ampliación de la cocina para posibili­tar que se coma en ella, no sólo se co­cine, fusión del estar comedor en un solo espacio, incorporación de un baño en planta alta donde existía un pasillo, etc.

b} Cambios por crecimiento. Ampliación de la pequeña habitación del entrepiso; construcción de balcones y terrazas; ubicaCión de una escalera exterior para destinar cada piso a una vivienda inde­pendiente (2 familias) etc.

(1 O) Creemos que la cultura, en el ámbito espe­, cífico de los usos y costumbres, debe cali­ficar y definir las dimensiones y relaciones entre los ambientes. Podremos acceder al diseño de cualquier espacio habitable des­de la determinación científica de las medi­das y superficies necesarias. En este cam­po contamos con útiles ciencias auxiliares como la ergonomía y la ergonometría. Pe­

·ro lo funcional, lo físico, no "es" en sí mismo, sino que está subordinado al orden cultural. Por eso, sólo la correcta interpretación de un modo de vida va a garantizar un óptimo resultado desde el punto de vista de la co­modidad y la funcionalidad.

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Planto baja del paquete de 4 unidades de vivienda. La unidad de abajo izquierda es original. En la de arriba derecha se han ejemplificado los cambios más difundidos.

Planta alta. Abajo izquierda es original. Arriba derecha es modificada.

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Como ya dijimos, el Barrio Segurola forma parte de un conjunto de 5 barrios con la misma tipología de vivienda y un mismo sistema constructivo: el tradicional.

Hay un primer intento, entonces, de aplicar una cierta racionalización al siste­ma constructivo tradicional, ya que el elevado número de viviendas hace posi­ble la estandarización de elementos cons­tructivos, logrando que el costo real sea consecuente con lo exigido por la Ley de Casas Baratas .

Se verifica esta intención en la elección de sólo dos modelos de carpínterías de ma­dera, una exterior y otra interior, la adop­ción de perfiles 1 para las bovedillas en longitudes constantes, la repetición de estructuras de sostén para los solados de pinotea, las chapas de la cubierta, etc.

Además, el hecho de agrupar 4 unida­des de vivienda en un solo paquete cons­tructivo permite el aprovechamiento com­partido de los muros.

En la vivienda, baño y cocina forman parte de un solo núcleo húmedo que con­templa el conjunto de instalaciones de de­sagües cloacales, pluviales y de provisión de agua fría.

Sin la red de infraestructura de servi­cios urbana no hubiese sido posible plan­tear un uso intensivo del suelo sin caer en problemas de falta de higiene o de conta­minación.

A diferencia de barrios construídos en períodos más cercanos a nosotros la eco­nomía de medios y la fabricación seriada de elementos constructivos no van en de­trimento de las condiciones de habitabili­dad sino que, por el contrario, han mejo­rado la calidad de vida de quienes habitan el conjunto.

Corte constructivo de la fachada de una de las viviendas mostrando variantes del sistema constructivo tradicional. Este "modo de construir" respondió a los materiales existentes con costos accesibles y perduró en el tiempo con algunos cambios. Ha llegado a nuestros días como una respuesta válida y vigente en la resolución de obras concretas.

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BARRIO "LOS ANDES"

La Casa Colectiva Parque Los Andes, inaugurada a fines del año 1928, fue el único conjunto que llegó a construirse de los tres concursos municipales realizados entre los años 1924 y 1925 y ganados por el arquitecto Fermín Bereterbide. (11).

La obra se levantó en el barrio de la Chacarita, en una manzana de 13.188 me­tros cuadrados que lindaba originalmente con una planta incineradora de basura, frente a una enorme plaza que había ser­vido como cementerio durante la epide­mia de fiebre amarilla de 1872.

El barrio, emplazado en una zona casi rural que carecía de bordes residenciales, está hoy delimitado por las calles Leiva, Rodney, Concepción Arenal y Guzmán. Consta de doce cuerpos de planta baja y tres pisos, con un total de 130 departa­mentos (de 3, 4' y 5 habitaciones), cómo así también de 23 locáles comerciales, dos salones de fiestas, biblioteca, hemeroteca y auditorio, que configuran un basamento.

El planteo urbanístico responde al tra­zado en damero de la ciudad, ya que Bereterbide respeta la manzana como uni­dad básica de nuestro tejido. Es por esta causa que reconstruye la línea municipal por medio de la edificación· y materializa sus cuatro ochavas, dándole finalmente una forma y un carácter igual a cualquier otra manzana de Buenos Aires.

Esta primera decisión toma real impor­tancia si aceptamos que e1 modelo de 1 í­neas municipales continuas, determinadas por elementos arquitectónicos (muros, verjas, etc.), fachadas como telón (12) y fondos de manzana con patios y árboles constituye la matriz espacial tradicional de nuestro tejido urbano.·

Pero si bien Berterbide resuelve el edi­ficio partiendo de ese esquema (bastante usual, por cierto, en esa época), es impor­tante' destacar que su planteo no se agota en el respeto por una tradición urbanísti­ca. Existe además una inédita propuesta cuyo punto destacable es la particular re­solución del centro de manzana, lugar que Bereterbide concibe como el gran espacio abierto de uso comunitario.

(11) Los otros dos barrios estaban ubicados en el bajo Flores, cerca de la quema, y en el barrio Las Cañitas, de Palermo. Todos res­pondían al mismo partido arquitectónico, con los ajustes correspondientes a cada emplazamiento y programa en particular.

(12) Se denomina "fachada telón" a la fachada continua y sin. resaltos, donde todos los paramentos llegan a línea municipal con­servando. generalmente, alturas uniformes.

A la derecha, planta de ubicación del barrio con su

entorno inmedii:Jto.

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Abtljo. Planta de techos. Se aprecia claramente el partido

arquitectónico, con sus tr.es patios ordenados

secuencilllmente según un eje l S . compositivo. • lrno

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Vista de una de los esquinas, donde se observa la continuidad de fachada.

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Planto boja. 1- Patio central. 2- Fuente. 3- Pérgola. 4- Deportes. 5- Tendederos. 6- Locales- 7- Auditorio.

Planta alto. 1 -Circulación vertical. 2- Terrazas con pérgolas. 3- Unidad de 3 ambientes. 4 - Unidad de 4 ambientes. 5- Unidad de 5 ambientes.

0

5 25 50 m

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El conjunto responde a un esquema simétrico, cuyo eje principal (el N.E.) re­mata en una gran pérgola sobreelevada con respecto al nivel de la calle. Es a tra­vés de este elemento que Bereterbide rela­ciona el espacio colectivo del edificio con el Parque Los Andes que está enfrente. Este lado del conjunto no tiene salida por lo que la referencia es únicamente visual, ya que el basamento se mantiene a lo lar­go de todo el perímetro.

Aunque reconocemos la adhesión en Bereterbide, a la aplicación de algunos principios neoclásicos, fruto de su forma­ción académica, podemos verificar que utiliza esas leyes simplemente como una herramienta para ordenar la composición.

Los diez accesos que posee el conjun­to están distribuidos en su contorno y ninguno de ellos coincide, con el eje cen­tral de simetría. Por lo tanto, al no operar académicamente disponiendo una fachada principal, una de fondo y dos laterales, consigue que el edificio se inserte con na­turalidad, manteniendo la misma secuen­cia urbana muro-portal presente en cual­quier calle de la ciudad.

La simpleza formal de su· volumetría está enfatizada por la fachada continua que lo envuelve tanto hacia el exterior co­mo hacia el espacio interior del conjunto.

Si bien podemos advertir un orden de­cididamente clásico (13) en la composi­ción de la fachada, que se materializa a partir de un basamento uniforme de ladri­llo a la vista, un desarrollo definido por muros lisos, ritmados con vanos de pro­porciones verticales, y un remate consti­tuído por el tejado superior, el lenguaje utilizado no es precisamente académico.

Las rejas de los balcones, los aleros y las verjas que definen los accesos, los te­chos de tejas y los materiales empleados están ligados sin duda a nuestra tradición constructiva.

La imagen clara, perfectamente asocia­ble al tema vivienda, hace que los habitan­tes se identifiquen con el barrio, y ésta es una de las causas del actual estado de con­servación después de más de 50 años de vida útil.

Actualmente sólo algunos de los co­mercios de la planta baja están funcionan­do. Como no fueron planteados para el abastecimiento específico del barrio, al crecer la ciudad, la avenida Corrientes prácticamente absorbió toda la actividad comercial. Hoy podemos comprobar que los propietarios están "refuncionalizán­dolos" para transformarlos en viviendas.

(13) En la composición clásica la fachada debía presentar tres elementos: un basamento, de textura fuerte y maciza, un desarrollo, de menor peso visual; y un remate, culmi­nación liviana de formas más libres. El ejemplo tradicional lo constituyen las fa­chadas de los palacios del Renacimiento italiano.

Arriba. El conjunto se abre hacia el Parque Los Andes, denotando una

clara intención de recuperar visualmente este espacio desde las

viviendas.

Vista desde Leiva. La homogeneidad formal del conjunto está enriquecida

por una sucesión de llenos y vacíos que configuran un ritmo, y por la utilización de un lenguaje directo

y contundente. El basamento oscuro de ladrillo marca la escala peatonal

y otorga tec tonicidad a la composición.

Abajo. En la composición de los accesos se verifican premisas

fundamentales de diseño. Por un lado, las pérgolas que

reconstituyen virtualmente el volumen actúan como transición

volumétrica entre el acceso propiamente dicho y los bloques edificados. En segundo lugar este escalonamiento permite una gran

apertura visual, y por último, se debe remarcar la escala controlada del

acceso.

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Visto del patio que se obre hacia lo plazo, destinado o juegos y deportes.

Patio central. Lo fuente, ubicado en el centro geométrico del conjunto, lo arboledo y el equipamiento definen un lugar acorde paro el encuentro comunitario.

Visto del tercer patio, con los tendederos de uso común delimitados por un cerco de vegetación.

Abajo izq. Pérgola frente al porque. Uno reminiscencia romántico en un elemento de gran valor plástico.

Abajo der. Acceso a los viviendas desde el patio interior.

El centro de manzana del Conjunto Los Andes está conformado por una serie de tres patios enmarcados por la volume­tría construída y ligados a través de un sistema de veredas. La presencia de árbo­les geometricamente dispuestos, que van estableciendo la escala peatonal en todo el recorrido, la mayor proporción de so­lado frente a los canteros verdes y, sobre todo, la ubicación en el interior de los ac­cesos a las viviendas verifican la intención de re-crear dentro del conjunto la situa­ción de espacio urbano público. Pero esta vez sin los inconvenientes propios de la calle: "Los centros de nuestras manzanas cuadradas sirven inmejorablemente para plazas de juegos infantiles .... ; a cuántos niños les costó la vida jugar en el único lugar posible: la calle" (F. Bereterbide)

El mayor acierto de este pulmón radi­ca en la propuesta comunitaria que con­lleva y que refleja la actitud social de Be­reterbide: el reconocimiento del espacio­patio como elemento de nuestro patri­monio arquitectónico, pero no encerrado en la individualidad de cada vivienda, sino común a todos sus habitantes.

Los patios están diseñados y equipa­dos en función de un uso real, concreto, que posibilita el desarrollo de actividades colectivas diferentes. En el más asoleado orientado al N.E., juegos y deportes; en el central (definido por la plazoleta con la fuente) encuentro y reposo; y en el del fondo, principalmente funciones de ser­vicio.

Cada uno posee su individualidad, aun­que podemos decir que la característica que los enlaza es promover la comunica­ción. Casilleros postales, tendederos, pér­golas, fuente, rincones con asientos, están colocados alternativamente en uno y otro patio, proponiendo el uso total del espa­cio y, en última instancia, el encuentro de sus habitantes.

Aunque en los últimos años se fueron perdiendo algunas costumbres, en sus orígenes, el patio de "La Colectiva" (14) era un verdadero lugar de reunión vecinal, donde frecuentemente se realizaban bai­les y fiestas.

Por todo lo antedicho, no resulta difí­cil reconocer que la calidad lograda en es­te centro de manzana sólo fue posible a partir de considerar el espacio comunita­rio como protagonista del conjunto, y no como residuo del espacio privado.

(14) Conversando con sus ocupantes en nuestras visitas al barrio, notamos que familiarmen­te se lo conoce como·"t..a Colectiva".

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Los cuerpos de viviendas están resuel­tos mediante un esquema lineal con doble orientación, que posibilita la ventilación cruzada de las unidades.

Sus espaciosos cuartos poseen una al­tura uniforme de 3 metros {establecida en las bases del concurso) y dimensiones proporcionadas que le otorgan una escala apropiada. Podemos decir que está am­pliamente estudiado el volumen que debe tener cada habitación para que no le falte el aire y la luz, principios básioos del programa y de toda la arquitectura higienista que Beterbide representa.

La primitiva indefinición funcional de los locales fue asumida por los propieta­rios, quienes equiparon los departamentos de acuerdo con sus necesidades particula­res.

Actualmente podemos notar que, en general, las modificaciones interiores no afectaron esencialmente la estructura fun­cional (15) de la vivienda; siendo las más usuales el cerramiento del lavadero·y la eliminación de muros interiores con el .fin de ampliar ambientes.

Constructivamente, el conjunto fue re­suelto con materiales y técnicas tradicio­nales (muros portantes de ladrillo, cubier­ta de tejas, fundaciones de mampostería, etc.) que no insumieron altos costos de construcción. Pero además, se advierte la aplicación de criterios racionales en el sis­tema constructivo empleado.

Un claro ejemplo es la utilización de losa cerámica nervurada, que permitió, en aquel momento, resolver los entrepisos a pie de obra, sin necesidad de recurrir a la importación de perfiles (16) de uso obligado en las bovedillas.

La adopción de baldosas de gres cerá­mico de iguales dimensiones y color tanto para el núcleo húmedo de los departamen­tos (cocina-lav-baño) como para las vere­das y patios interiores, verifican nueva­mente la aplicación de criterios de norma­lización.

La actitud clásica del arquitecto res­pecto de las instalaciones se verifica en dos detalles importantes que evidencian el sentido plástico con que fueron proyecta­das: la ubicación de los tanques de reserva y la resolución de las canaletas de desagües pluviales. Los primeros quedan ocultos entre la losa del último entrepiso y el te­cho de tejas. En cuanto a las canaletas, si bien son exteriores, penetran en el muro a la altura de planta baja para no interrum­pir la continuidad del basamento de ladri­llo, y por ende, la lectura uniforme de la fachada.

·Por último podemos destacar la proli­jidad de las terminaciones manifiesta so­bre todo en la excelente resolución de los detalles.

(1 S) La disposición de las habitaciones nos re­cuerda la estructura funcional de la casa chorizo, fundamentalmente en las unida­des de más de 2 ambientes.

(16) Recordemos que en aquella época no exis­tía una industria nacional, por lo tanto, la mayoría de los componentes constructivos como chapas de acero, hierro en barras, cerámicas, etc. deberían importarse de Europa.

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Pkmtrl or/g/ntll de una unidad de v/vlendll de 5 ambientes en esquino. En la actualidad

se ha cerrado el balcón del lavadero en algunos cosos yfo demolido uno pared

intermedio poro obtener un estor comedor más amplio.

Otro de Jos accesos interiores. En estos se ha considerado el sentido de lo

individuai.Treilloges, rejos, muros bajos, coadyuvan o lograr la identidad particular

de codo vivienda.

Abajo izq. Aproximación o uno de Jos entrados al conjunto, donde se

observan los materiales empleados: ladrillos visto con junto enrasado, tejos

coloniales, etc .•.

Der. Visto del interior de los patios. Se evidencio lo calidez y riqueza de Jo

arquitectura factibles o partir del amor y cuidado que lo gente les dedico.

HABITACION

HAIITACION HABITACION

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CONCLUSIONES Los comienzos del período estudiado (1916-1930) están determinados políticamente por el primer Movimiento Nacional con­

temporáneo, encarnado en el Dr. Hipólito Yrigoyen y expresado en la consigna de la Democracia Política. En la acción del Estado se instrumentan efectivamente medidas de gobierno en el ámbito social y económico que dan cuenta

de las necesidades concretas de la comunidad, soslayadas hasta ese momento por el liberalismo. Recordemos que es en 1917 cuando se concibe la Ley Cafferata que, de una u otra forma, va a influir sobre todas !as obras en

materia de vivienda de interés social durante casi treinta años. La segunda etapa, O 930-1943), está caracterizada por gobiernos subordinados al poder internacional, en una Nación que pier­

de su independencia económica y su soberanía política. Poco se puede decir sobre iniciativas de índole social en estos últimos años. Desde el punto de vista de los logros en política habitacional, diremos que sus resultados cuantitativos son magros, pero que

cualitativamente algunos ejemplos deberían ser seriamentes reconsiderados desde el presente. La accesibilidad a la adjudicación de una propiedad se limita a los solicitantes con un empleo estable -condición poco frecuen­

te en la época- y por lo tanto, los beneficiarios real~ de esta acción son, en su gran mayoría, empleados públicos y obreros califica­dos. Es por este motivo, quizás, que no se verifique una marcada reducción del número de habitantes de los conventillos, quienes cons­tituyen el sector más afectado del problema.

Si bien la intervención del Estado implica un evidente progreso, se carece todavía de una planificación a escala nacional ten­diente a resolver la aguda crisis habitacional del período.

Debemos recordar que el déficit habitacional no es tan sólo un problema urbano sino también un problema rural. Es en este nivel que encontramos una ausencia totai de propuestas en el mencionado período.

Las obras desarrolladas entre 1916 y 1943 poseen como factor común el uso del sistema constructivo tradicional. La prédica del higienismo se hace presente en la vivienda a través de eficaces sistemas de provisión de agua, red cloacal y desa­

gües, y en seguros sistemas eléctricos de iluminación y energía ad-hoc. (Barrios Segurola, Tellier, Nazca, etc.}. En la Argentina de 1920-30, con una industrialización incipiente, es común adquirir en Europa perfiles de acero, cerámicos,

chapas, etc. Este hecho no es de ninguna manera compatible económicamente con la intención de construir viviendas baratas a gran escala.

En otro orden, diremos que recién sobre fines del período se desarrolla en el país la técnica del hormigón armado, que hubiese permitido la ejecución de obras en altura de gran densidad.

Ambos factores coartan notablemente la posibilidad de la producción masiva de viviendas. Es evidente entonces que no hay ·resolución técnica totalizadora al problema de la vivienda de interés social. Será recién a me­

diados de la década del '40 cuando comiencen a aplicarse los conceptos de racionalización funcional y constructiva.

En las obras estudiadas se reconocen fundamentalmente criterios de composición clásica entre los elementos arquitectónicos. Esto es verificable en las plantas, por el empleo de ejes compositivos y tipologías geométricas predeterminadas. (Casas Valen­

tín Alsina, B. Rivadavia, América, etc.) En los esquemas funcionales aún no se detecta la incorporación del concepto de diseño mecá­nico o industrial propio del Racionalismo.

Recién en las fachadas de las últimas obras del período (Casa América, M. Rodríguez) aparecen algunos elementos utilizados por esa corriente arquitectónica, pero sin que ésto tenga consecuencias directas en la forma de concebir los espacios.

Conviven entonces dos posturas; por un lado la académica, retórica e inmutable, y por el otro una más racional y científica identificada con los postulados del Movimiento Moderno, que va ganando rápidamente adeptos.

En esta etapa, la influencia de la producción arquitectónica internacional es evidente en nuestro medio. Sin embargo en muchos casos las propuestas no se trasladan literalmente.

En algunos ejemplos existe una transcripción casi textual, (Casa Valentín Alsina) mientras que en otros se incorporan elemen­tos que nos hablan de una sana digestión, con la consecuente readaptación a nuestro contexto físico y cultural como el Barrio Parque Los Andes.

Dentro del conjunto de las obras del período, pueden establecerse algunos elementos comunes en cuanto a su resolución dentro del ámbito de la ciudad.

Se pueden distinguir, según la escala respectiva, dos formas de relación con el medio. En las casas, se verifica una inserción en la manzana tradicional a través de una actitud "neoclási.ca" dado que sus volumetrías tienden a recomponer virtual o concretamente la línea municipal, a la vez que materializan y enfatizan la situación de esquina (Casa Alsina, América, Martín Rodríguez).

En los barrios desarrollados en una o más manzanas, la postura es integrarse a la trama urbana existente y tomar como referen­cia las vías circulatorias predominantes. (Barrios Nazca, Segurola, Tellier, Los Andes, Rawson, Cafferata)

El espacio urbano presenta variadas situaciones. La calle corredor (Barrios Segurola, Nazca, Varela, etc.), espacios parquizados centrales, (Casa América, Barrio M. T. de Alvear) o los patios (Casa M. Rodríguez, V. Al si na, l-os Andes) configuran diversas formas de definir espacios controlados por la arquitectura, de uso frecuente cuando se trata de dar un marco propicio para las actividades comu­nitarias. En este contexto, se pueden encontrar distintos grados de calidad resolutiva. Estos van desde la tímida propuesta de la Casa Martín Rodríguez, pasando por la más elaborada de la Casa América, hasta el diseño altamente integrado de Bereterbide para el Barrio Parque Los Andes. .

Quizás la conclusión más importante es que, en la mayoría de los casos, el espacio urbano no es considerado como remanente del espacio arquitectónico por los proyectistas. Su tratamiento evidencia una clara intención de diseño, donde lo público ordena Jo privado y lo comunitario a lo individual.

BIBLIOGRAFIA

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