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Resumen El objetivo del presente artículo consiste en dar cuenta de la trayectoria intelectual del joven Friedrich Engels. En un primer momento se ubica al pensador oriundo de Barmen‐Elberfeld en las coordenadas del movimiento de los jóvenes hegelianos para, a continuación, examinar los textos sobre Schelling de 1841‐1842 y, finalmente, analizar los trabajos escritos durante 1843‐1845 en donde la concepción materialista de la histo‐ ria encontró su primera condición de posibilidad. S ANTIAGO M. ROGGERONE. EL JOVEN ENGELS Y EL COMIENZO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 15 El joven Engels y el comienzo del materialismo histórico Santiago M. Roggerone IIGG-FSOC-UBA/ CONICET [email protected]

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Hic Rodhus 5-2

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  • Resumen

    El objetivo del presente artculo consiste en dar cuenta de la trayectoria intelectual deljoven Friedrich Engels. En un primer momento se ubica al pensador oriundo deBarmenElberfeld en las coordenadas del movimiento de los jvenes hegelianos para, acontinuacin, examinar los textos sobre Schelling de 18411842 y, finalmente, analizarlos trabajos escritos durante 18431845 en donde la concepcin materialista de la historia encontr su primera condicin de posibilidad.

    SA N T I AG O M. RO G G E RO N E. EL J OV E N EN G E L S Y E L C O M I E N Z O D E L M AT E R I A L I S M O H I S T R I C O

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    El joven Engels y el comienzodel materialismo histricoSantiago M. RoggeroneIIGG-FSOC-UBA/ [email protected]

  • El da de la gran decisin, de labatalla de los pueblos, se acerca, y la

    victoria, pese a todo, ser nuestra!

    Friedrich Engels

    En uno de sus tantos escritos, el filsofo esloveno Slavoj iek ha sealado que unade las ms arteras trampas que acechan a los marxistas es la bsqueda del momento dela Cada, cuando las cosas se torcieron en la historia del marxismo (2010: 5). En elmarco de esta peculiar bsqueda, la figura de Friedrich Engels ha sabido ser objeto deseveros cuestionamientos. Identificado como mecanicista, positivista, adialctico o antihumanista, a Engels particularmente a aquel Engels que suele vilipendiarse como unviejo Engels se lo ha acusado de ser el artfice del revisionismo socialdemcrata y hastael principal culpable de que los procesos revolucionarios que durante el siglo XX parieron los primeros estados obreros de la historia terminaran degenerndose burocrticamente;1 las infamias y las calumnias han ido tan lejos que, como comenta Tristram Hunten su estudio biogrfico sobre el autor del AntiDhring, a Engels ha llegado a endilgrsele la responsabilidad de los terribles excesos del marxismoleninsmo que tuvieronlugar en la URSS, China y el Sudeste Asitico (2011: 15). Es en este sentido que cabra almenos, como bien propuso E. P. Thompson en Miseria de la teora, negarse resueltamente a aceptar los alegatos que siempre encuentran inocentes a Marx y a Lenin y dejan aEngels solo en el banquillo de los acusados (citado en Hunt, 2011: 16).

    Como sugiere iek, el tipo de crticas de las que Engels suele ser objeto debe rechazarse resueltamente:

    aqu no hay oposicin, la Cada ha de inscribirse en los mismos orgenes [] Lo que esto quieredecir es que, aun si o, mejor, especialmente si uno somete el pasado marxista a una crtica implacable, primero tiene que reconocerlo como propio de uno, asumiendo la plena responsabilidad porl, no desentenderse cmodamente del mal giro de las cosas atribuyndolo a un intruso externo(2010: 6).

    Al tanto de esto, una redencin de la figura de Engels debera al menos enfatizar quesi bien es cierto que los esfuerzos intelectuales de sus ltimos aos estuvieron dirigidosa sistematizar y divulgar al marxismo como un sistema terico capaz de explicar de unavez y para siempre la historia, la naturaleza, la economa y la poltica, fue sobre todo atravs de la acuacin filosfica del trmino materialismo dialctico promovida a instancias de Georgi Plejnov acuacin filosfica, vale recordar, a la que hasta el propioLenin se mantuvo fiel que dichos esfuerzos intelectuales se metamorfosearon en undogma estril. No es necesario explayarse sobre el hecho de que bajo la gida del estalinismo, este dogma estril transform los matices y las complejidades de la filosofamarxista en una rgida ortodoxia que infectaba a casi todos los elementos de la vida cultural, cientfica, poltica y privada de Rusia (Hunt, 2011: 359) y que gracias entre otrascosas a la accin de la Komintern, lo propio sucedera en la China de Mao, la Camboyade Pol Pot, etc.

    Pero, a decir verdad, tal vez esta redencin no sea suficiente. Lo que quizs sera necesario, entonces, consistira en atender a lo que un poco brutalmente podra conceptualizarse como la otra cara de Engels es decir, aquella otra faceta del pensador oriundo deBarmenElberfeld que fue responsable de que el materialismo histrico adquiriera suprimera fisonoma. En el presente artculo se pretende atender a la obra de juventud de

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  • Engels que suele pasar desapercibida y hasta ser obliterada por textos tardos comoDialctica de la naturaleza. Lo que se espera con esto es echar algo de luz a aquello sobrelo que Marx llam la atencin en ms de una ocasin (considrese, por ejemplo, lo vertido en el prefacio a su Contribucin a la crtica de la economa poltica): el decisivo papelque Engels jug en el contexto del surgimiento de la concepcin materialista de la historia.2

    La conviccin que acompaa a lo que sigue es que la etapa intelectual temprana deuna figura como la de Engels puede y debe ser abordada en todo su esplendor sin adherir a algo as como a la tesis de una ruptura epistemolgica que divide el pensamientode Marx en dos grandes perodos esenciales: el perodo todava ideolgico, anterior a laruptura de 1845, y el perodo cientfico posterior a la ruptura de 1845 (Althusser, 2004:25); asimismo, puede y debe ser abordada sorteando los inconvenientes asociados conlas lecturas que resisten todo tipo de delimitacin temtica (Lwith, 2007: 78).3 En lofundamental, lo que sigue constituye un intento por recorrer el itinerario intelectual deEngels que va de 1841 a 1845, evitando los problemas que se hallan supuestos en las tesisque postulan que en su perodo de juventud se encuentra ya todo Engels o que sostienenque la fase del pensamiento temprano del revolucionario alemn es inmadura y portanto ideolgica, acientfica, etc. Al igual que la de Marx, lo que la obra de FriedrichEngels reclama de la actualidad es ser afrontada en sus propios trminos, es decir, serleda en su propia letra. En pocas palabras, si una tarea ha de imponrsele al lector contemporneo de los textos clsicos del marxismo, ella es la de recorrerlos prestandoexclusiva atencin a lo que los mismos dicen, intentando desligarse de todo aquello queotros necesariamente slo pudieron decir despus.

    Un movimiento de la derrota

    Hacia 1841, Engels se encuentra en Berln, donde cumple con su servicio militar. No obstante, pasa ms tiempo en las aulas universitarias donde tiene como compaeros aJacob Burckhardt, Sren Kierkegaard y Mikhail Bakunin que en las barracas militares.Por entonces, comienza a trabar relacin con el crculo de los jvenes hegelianos y tiene,como lecturas de cabecera, La vida de Jess, de David F. Strauss y La esencia del cristianismo, de Ludwig A. Feuerbach.

    Esto ltimo reviste central importancia, puesto que si del joven Engels se trata, lo queante todo es menester sealar es su condicin de joven hegeliano. Tras la muerte delmaestro en 1831, la escuela hegeliana se dividi en un ala derecha cuyos representantes ms destacados eran Eduard Gans, Karl F. Gschel, Johann P. Gabler, Karl L.Michelet, Johann K. F. Rosenkraz y Johann E. Edrmann y un ala izquierda entre laque se encontraban August von Cieszkowski, Karl Kppen, Bruno Bauer, Edgar Bauer,Max Stirner y Arnold Ruge conocida como Die Freien o Der Doktorklub. Ambas tendencias cerraron filas a la hora de desmembrar el clebre lema de Hegel lo que es racionales real, y lo que es real es racional (2004: 18) para as, con ello, poder tomar caminosopuestos en lo que concerna a la interpretacin de la religin, la historia o la poltica. Silos viejos hegelianos se preocuparon por conservar el modo de pensar histrico deHegel, segn maneras en cada caso particulares y sin atenerse al sentido literal(Lwith, 2008: 81), los jvenes hegelianos que eran tanto una escuela filosfica, comoun partido poltico y [] una bohemia periodstica (Renault, 2009: 34) se caracterizaron por dividir en provincias el reino del maestro, destruir su sistema y llevarlo alplano de la eficacia histrica; los ltimos eran, fundamentalmente, hombres de cultu

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  • ra descarriada y existencias fracasadas que traducan sus doctos conocimientos enestilo periodstico, cuyos escritos constituan manifiestos, programas y tesis, y no untodo en s mismo pleno de contenido (Lwith, 2008: 96 98).

    La figura central del jovenhegelianismo fue la de Feuerbach, pues con y contra ellatuvieron lugar diversas rupturas y reagrupamientos al interior del movimiento. Comosealara Marx por aquel entonces, Feuerbach era el Arroyo de Fuego (1982a: 148) delidealismo alemn que necesariamente haba que cruzar. A entender del propio Engels,quien a la distancia de 1888 se prestaba a saldar una deuda de honor, el pensador deBruckberg era quien haba ejercido influencia sobre l y Marx ms que ningn otro filsofo poshegeliano. El problema es que en lo fundamental, Feuerbach, quien estabacien codos por encima de todos los dems, no haba conseguido romper con Hegel. Enefecto, su materialismo antropolgico era sumamente abstracto, tosco; su doctrina delamor continuaba colando el idealismo por la ventana. Era como si el retiro del campo(2006: 8, 26), al que Feuerbach se haba conminado tras ser marginado de la vida universitaria, lo privara de advertir la base filosfica que l mismo haba dado al socialismo (Marx, 1969: 20).4 Como seala Engels, el final de Feuerbach y por tanto el de lafilosofa clsica alemana tendra lugar en 1848, con la irrupcin poltica de las masasy el movimiento obrero. Feuerbach no lograra comprender el significado de ese ao;para l, las revoluciones de 1848 no representaran ms que la ruptura definitiva con elmundo real, el retiro a la soledad. El paso que el filsofo de Bruckberg no pudo dar,sustituir el culto del hombre abstracto [] por la ciencia del hombre real y de su desenvolvimiento histrico (2006: 36) sera dado por Marx y Engels en La sagrada familia yen La ideologa alemana.

    Como es sabido, la derrota que seguira a las revoluciones de 1848 sign el destino dela trayectoria polticointelectual ulterior de Marx y Engels. Ahora bien, la derrota fueuna circunstancia por la que desde el vamos los jvenes hegelianos estuvieron determinados. En trminos generales, podra incluso decirse que el jovenhegelianismo constituy en s un movimiento de la derrota. Una mirada retrospectiva al itinerario de B. Bauero Stirner, marca vvidamente la pauta de ello.

    5En Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa

    clsica alemana, Engels se refiri a esta cuestin:

    Strauss, Bauer, Feuerbach, eran todos, en la medida que se mantenan dentro del terreno filosfico,retoos de la filosofa hegeliana. Despus de su Vida de Jess y de su Dogmtica, Strauss slo cultiva ya una especie de amena literatura filosfica e histricoeclesistica, a lo Renn; Bauer slo aport algo en el campo de la historia de los orgenes del cristianismo, pero en este terreno sus investigaciones tienen poca importancia; Stirner sigui siendo una curiosidad, aun despus que Bakunin loamalgam con Proudhon y bautiz este acoplamiento con el nombre de anarquismo. Feuerbachera el nico que tena importancia como filsofo. Pero la filosofa, esa supuesta ciencia de las ciencias que parece flotar sobre todas las dems ciencias especficas y las resume y sintetiza, no slosigui siendo para l un lmite infranqueable, algo sagrado e intangible, sino que, adems, como filsofo, Feuerbach se qued a mitad de camino, por abajo era materialista y por arriba idealista, noliquid crticamente a Hegel, sino que se limit a echarlo a un lado como inservible, mientras que,frente a la riqueza enciclopdica del sistema hegeliano, no supo aportar nada positivo, ms que unaampulosa religin del amor y una moral pobre e impotente (2006: 37).

    El mayor mrito de Marx y Engels consiste tal vez en haber sabido hacer algo con laderrota que, en tanto jvenes hegelianos, portaban en sus genes. Tras la clausura de laRheinische Zeitung, Marx, harto de la hipocresa, de la estupidez, de la autoridad brutal, en suma, de las disputas con palabras, de falsea[rse] a s mismo (citado en:Bensad, 2011: 1112), se dispuso a emprender el arduo camino del exilio. Por enton

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  • ces, se encontraba alejndose del liberalismo y entregndose de lleno a lo que MiguelAbensour, siguiendo a John G. A. Pocock, ha definido como un momento maquiaveliano(1998: 18) es decir, como un momento marcado a fuego por lo poltico.6 En este contexto, empezando a dar forma al proyecto de los DeutschFranzsische Jahrbcher, en carta aRuge, planteaba:

    Estoy viajando por Holanda. Por lo que leo en los peridicos del pas y en los franceses, veo queAlemania est y seguir estando cada vez ms hundida en el bochorno. Le aseguro a usted que, sidisto mucho de sentir ningn orgullo nacional, siento, sin embargo, la vergenza nacional, inclusoen Holanda. Hasta el ms pequeo holands, comparado con el ms grande de los alemanes, es unciudadano de su Estado. Y no hablemos de los juicios extranjeros acerca del gobierno prusiano!Reina una aterradora coincidencia y nadie se engaa ya acerca del sistema y de su naturaleza tansimple. De algo ha servido, pues, la nueva escuela. Ha cado el ostentoso manto del liberalismo y elms odioso de los despotismos se ha desnudado ante los ojos del mundo. Es tambin una revelacin, aunque invertida. Es una verdad que, por lo menos, no ensea a conocerla vaciedad de nuestro patriotismo y el carcter antinatural de nuestro Estado y a encubrir nuestrorostro. Me mirar usted sonriendo, y me preguntar: Y qu salimos ganando con ello? Con la vergenza solamente no se hace ninguna revolucin. A lo que respondo: La vergenza es ya una revolucin; fue realmente el triunfo de la revolucin francesa sobre el patriotismo alemn, lo que laderrot en 1813. La vergenza es una especie de clera replegada sobre s misma. Y si realmente seavergonzara una nacin entera, sera como el len que se dispone a dar el salto (Marx, 1982b: 441).

    Lo que se deja entrever aqu es que, en un momento clave de su biografa, Marx advirti que lo necesario era agazaparse; la vergenza que le produca su condicin de alemn, la humillacin a la que lo haban empujado los censores prusianos, deba replegarse internamente en una ira revolucionaria que posibilitara el salto al vaco. Como hasealado recientemente Bruno Bosteels, la vergenza es la rabia de la derrota puesta alservicio de una nueva lucidez filosfica (2013: 74). Ciertamente, esta constatacin apropsito del carcter revolucionario que posee la vergenza que sigue a toda derrota,acompaara a Marx durante toda su vida e incluso signara el destino del marxismo.Efectivamente, si por algo se ha caracterizado ese pensamiento de la crisis que es el marxismo,7 es por haber desarrollado un saber de la derrota; cmo persistir en la adversidad,cmo sobreponerse a la debacle, cmo sacar las lecciones que posibiliten el fortalecimiento, han sido habilidades tericoprcticas, filosficopolticas, que el marxismo haelaborado con tenacidad desde los tiempos en que Marx supiera distinguir las revoluciones burguesas que van de xito en xito de las proletarias cuyo axioma es el deHic Rhodus, hic salta!8

    La mirada sobre Engels que suele prevalecer parecera tender a desligar a ste dedicho saber de la derrota que constituye el ncleo secreto del marxismo. Mediante la consideracin de dos de los textos tempranos del joven Engeles uno de 1841, el otro de1842, a continuacin se pondr a prueba este desligamiento. En lo fundamental, setrata de dos trabajos periodsticos que fueron escritos en el contexto de la primera derrota que a Engels se le infligira durante su vida: la coaccin exitosa por parte de suspadres para que se convierta en un hombre de negocios.

    Schelling

    Hacia fines de 1842, Engels se encuentra a punto de trasladarse a Manchester, dondecompletara su formacin comercial en la sucursal inglesa de la empresa familiar. Antesde arribar a la megalpolis industrial britnica, pasa por Colonia, donde Moses Hess loconvierte al comunismo y, asimismo, tiene lugar un fro encuentro con el Dr. Marx,

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  • quien por entonces desde las pginas de la Rheinische Zeitung mantena una frrea disputa con la censura prusiana.

    Del perodo previo a la llegada a Inglaterra, se destacan dos escritos sobre FriedrichW. J. von Schelling uno aparecido en el Telegraph fr Deutschland, el otro publicado enforma de folleto en Leipzig, a cuyas clases en la Universidad de Berln Engels habaasistido en calidad de oyente en 1841. Por entonces, para Engels era claro que lapalestra en la que se pelea[ba] por la hegemona sobre la opinin pblica de Alemaniaen materia de poltica y religin, no era otra que la Universidad [], concretamente,el auditorio nmero 6, donde Schelling sustenta[ba] su curso sobre la Filosofa de laRevelacin (1982a: 41).

    Como si se tratara de un san Jorge que vena a abatir al dragn del hegelianismo,Schelling lleg a Berln en 1841 a llevar a cabo lo que Gans, Michelet y Rosenkraz porms fieles que fueran a las autoridades prusianas no estaban en condiciones de lograresto es, poner su sistema a la disposicin del rey de Prusia (Engels, 1982b: 49, 54).El artfice del arribo del filsofo de Wrttemberg no fue otro que Friedrich Wilhelm IV,quien estaba totalmente dispuesto a erradicar el legado de una filosofa que en manosde jvenes radicales como Engels se estaba tornando cada vez ms peligrosa.

    En este contexto, Engels se encontrara con un pensador preocupado exclusivamentepor desmontar la filosofa hegeliana insistiendo en el poder directo de lo divino en lahistoria (Hunt, 2011: 54). El combate que le tocaba presenciar era sumamente peculiar:

    Dos viejos amigos de los aos mozos, compaeros de cuarto en la Fundacin de Tubinga, vuelven aencontrarse al cabo de cuarenta aos, pero como enemigos; uno de ellos muerto desde hace diezaos, pero ms vivo que nunca en sus discpulos; el otro, segn dicen stos, espiritualmente muertodesde hace tres decenios, pero que aparece de pronto reivindicando para s solo la vida, una vidallena de vigor y vigencia (Engels, 1982a: 41).

    Como seala Lwith, Schelling propugnaba la diferenciacin entre una filosofapositiva y otra negativa, pero no volviendo a Kant, sino sobrepasando a Hegel. Elgran filsofo alemn se haba deshecho de lo emprico y contingente y lo haba sustituido por el concepto lgico, al que hipostasi del modo ms extrao, atribuyndole unmovimiento que no tiene. En otras palabras, encerrada en el plano de la negatividad,la filosofa hegeliana era incapaz de concebir aquello por lo cual algo es, o sea, el enteverdaderamente positivo, que contiene en s mismo a lo negativo (2008: 158160). Eldesacierto de Hegel haba sido el de convertir las relaciones lgicas en relaciones reales;la tesis sobre la racionalidad de lo real y la realidad de lo racional era una completafarsa, pues lo racional slo era posible en determinadas circunstancias y lo real slo aveces poda ser racional. A propsito, Engels sealaba:

    Hasta ahora, toda filosofa se ha propuesto como tarea el comprender el mundo como algo racional.Y claro est que lo que es racional tambin es necesario, as como lo necesario tiene que ser real o,por lo menos, llegar a serlo. Tal es el puente por el que se llega a los grandes resultados prcticos dela moderna filosofa. Y, como Schelling no reconoce estos resultados, es consecuente, al negar tambin el carcter racional del mudo. Sin embargo, no se ha atrevido a proclamarlo sin rodeos, sino queha preferido negar el carcter racional de la filosofa. De este modo, se desliza entre la razn y la sinrazn por el camino ms sinuoso posible, llama a lo racional lo inteligible a priori, a lo irracional lointeligible a posteriori y atribuye lo primero a la ciencia pura de la razn o filosofa negativa y losegundo a la filosofa positiva, que se trata de fundamentar como algo nuevo (Engels, 1982b: 55).

    Ciertamente, el diagnstico de Schelling a propsito de la ausencia de referencia a laexistencia real y a la intuicin (Lwith, 2008: 162) que se haca presente en la ontologa

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  • de Hegel, era compartido por los jvenes hegelianos. Al igual que Schelling, el alaizquierda de los herederos de Hegel quera dar a luz a una filosofa positiva en estesentido, resulta ms que evidente que el filsofo predilecto de Friedrich Wilhelm IVayud a los hegelianos a ver claro acerca de s mismos (Engels, 1982b: 51). Lo que diferenciaba a Strauss, Feuerbach y los dems de Schelling, era la tenaz conviccin de quedicha filosofa positiva slo poda ser engendrada bajo la luz del sistema hegeliano. Eneste marco, lo que se propuso Engels, en tanto joven radical, consisti en sacar las consecuencias que Schelling silencia[ba] para as salir en defensa del gran muerto(1982a: 44).

    Ante Schelling, la banda hegeliana no tena por qu ocultar que no poda ni quera considerar ya al cristianismo como su frontera; los principios fundamentales delcristianismo, se haban venido a tierra ante la inexorable crtica de la razn. Schellingtergiversaba de un modo [] vacuo el principio de la dialctica hegeliana y abogabapor que la filosofa se asimilara al cristianismo. Si en vez de machacar con su filosofapositiva hubiera aportado una refutacin de la Vida de Jess de Strauss, de la Esencia delcristianismo de Feuerbach, etc., Schelling habra podido conseguir algo. A causa de suineptitud para ello, los jvenes hegelianos rehusaron a entregarse a l sin condiciones y decidieron continuar en su atolladero filosfico. La revelacin de los jveneshegelianos, mediante la cual se haca palpable que el da de la gran decisin, de la batalla de los pueblos, se acerca[ba], se encontraba en otra parte.

    Hegel es el hombre que ha abierto una nueva era en la conciencia, poniendo fin a la anterior. Y esmuy caracterstico que este pensador se vea ahora atacado por dos flancos, en uno por su predecesor Schelling y en el otro por su ms joven continuador, Feuerbach. Si ste reprocha a Hegel el quese halla todava profundamente sumido en lo viejo, debiera pararse a pensar que la conciencia entorno a lo viejo es ya cabalmente lo nuevo, que lo viejo entra precisamente en la historia cuando serevela plenamente a la conciencia. Y as, Hegel, es, ciertamente, lo nuevo en cuanto viejo y lo viejoen cuanto nuevo. Del mismo modo que la crtica del cristianismo de Feuerbach constituye el complemento necesario de la teora especulativa de la religin fundada por Hegel. Esta doctrina haencontrado su punto culminante en Strauss, y el dogma se disuelve objetivamente por su propia historia en el pensamiento filosfico. Al mismo tiempo, Feuerbach reduce las determinaciones religiosas a relaciones humanas subjetivas y, con ello, no slo no cancela los resultados a que llega Strauss,sino que, lejos de ello, los contrasta, del mismo modo que ambos llegan a la conclusin de que elsecreto de la teologa se esconde en la antropologa (Engels, 1982b: 52, 65, 72, 8992).

    El comienzo del materialismo histrico

    El funcionamiento despiadado del capitalismo que Engels pudo presenciar directamente, por primera mano, en las calles de Manchester, ofrecera un contenido sustancialpara su abstracto comunismo hessiano; varios aos ms tarde, precisamente en relacina esto, recordara:

    En Manchester observ de manera tangible que los hechos econmicos que hasta ahora no han tenido importancia, o que slo han tenido un peso desdeable en la historiografa, son, al menos en elmundo moderno, una fuerza histrica decisiva. Aprend que los factores econmicos eran la causafundamental de la colisin entre las clases sociales. Y me di cuenta de que en un pas altamenteindustrializado como Inglaterra, la colisin de las clases sociales est en la raz misma de la rivalidad entre las partes y de que tena una importancia crucial a la hora de rastrear el curso de la historia poltica moderna (citado en: Hunt, 2011: 84).

    Toda la serie de contactos que Engels ira estableciendo durante su estada enManchester, sera decisiva. De John Watts a quien conoci en el owenista Hall of

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  • Science, tomara la crtica ejercida a la economa poltica de Adam Smith y RobertMalthus; de los cartistas George Julian Harney y James Leach, la aproximacin al incipiente movimiento obrero organizado; de Thomas Carlyle, la denuncia a la edad mecnica. Pero sera sobre todo de la obrera irlandesa Mary Burns de quien Engels obtendralas mayores enseanzas; pues adems de en breve convertirse en la compaera de todauna vida, ella lo guiara a travs de los tugurios de Manchester y constituira un informante clave para efectuar el trabajo emprico que nutrira las pginas de La situacin dela clase obrera en Inglaterra.

    En lo fundamental, esta obra constitua un ejemplar trabajo etnogrfico de observacin participante, donde mediante una prosa lacerante se expona sin obviar un solodetalle, la terrible situacin que padeca el proletariado de la Inglaterra victoriana.Mediante un exhaustivo trabajo emprico y terico, en La situacin de la clase obrera enInglaterra Engels denunciaba la explotacin y los crmenes sociales que la burguesacometa diariamente contra la clase obrera; daba cuenta de los accidentes, enfermedades, adicciones y problemas habitacionales a los que eran susceptibles los trabajadores;se refera a cuestiones urbansticas y a los problemas de la inmigracin y la prostitucin.Ciertamente, se trat de un texto pionero de la concepcin materialista de la historia algo que hasta el propio Marx reconoci abiertamente en ms de una ocasin, que llegara a constituir, de hecho, una fuente crucial para El capital en este sentido, resultaasombrosa la afinidad o similitud existente entre la introduccin del libro que Engelsescribi contando con tan slo veinticinco aos de edad y el captulo XXIV de la obramaestra de su amigo, que giraba en torno a la llamada acumulacin originaria. No esexagerado decir entonces que si con Feuerbach la filosofa clsica alemana lleg a su fin,con Engels comenz el materialismo histrico. Pues, en efecto, tal como el oriundo deBarmenElberfeld lo afirmaba en el prefacio escrito el 15 de marzo de 1845, el mayormrito de La situacin de la clase obrera en Inglaterra consista en otorgar algo as como unabase real al comunismo.

    Particularmente para Alemania, la exposicin de las condiciones de la clase proletaria del imperiobritnico y especialmente en el momento presente tiene gran importancia. El socialismo y elcomunismo alemanes han nacido, ms que de otra cosa, de hiptesis tericas; nuestros tericos alemanes conocan todava muy poco del mundo real, para saber que estas condiciones reales habrandebido empujarnos directamente hacia la reforma de esta desgraciada realidad. Al menos, de losconocidos representantes de tales reformas, no se ha llegado al comunismo sino a travs de la disolucin de la especulacin hegeliana, cumplida por obra de Feuerbach. Las verdaderas condicionesde vida del proletariado son tan poco conocidas entre nosotros, que an las bien intencionadasSociedades por el mejoramiento de la clase trabajadora, en las cuales nuestra burguesa maltratala cuestin social, continuamente ponen en circulacin las ms ridculas y absurdas opiniones sobrelas condiciones de vida de los trabajadores. Para nosotros, los alemanes, es necesario ante todo, elconocimiento de los hechos en tal cuestin. Aunque las condiciones del proletariado alemn no seantan clsicas como las inglesas, todava tenemos como base el mismo orden social, que podr, enbreve o a la larga, ser empujado al mismo punto culminante a que ha llegado del otro lado del Mardel Norte, a menos que, a tiempo, la prudencia de la nacin tome medidas que den a todo el sistema social una nueva base. Las mismas causas fundamentales que en Inglaterra han determinado lamiseria y la opresin del proletariado, existen tambin en Alemania y deben dar con el tiempo igualfruto. Pero, entretanto, la manifiesta miseria inglesa nos ofrecer una ocasin para comprobar nuestra miseria alemana, y una pauta para que podamos calcular su extensin y la importancia puesta en evidencia en los desrdenes de la Silesia y Bohemia del peligro que amenaza en esta parte laquietud de la Germania (1946: 2324).

    Antes de publicar este libro, Engels pasara por Pars. En febrero de 1844, en losDuetschFrazsische Jahrbcher que conjuntamente editaron Ruge y Marx, apareceran

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  • dos artculos suyos: una resea de un libro de Carlyle y unos Esbozos para la crtica de laeconoma poltica. La importancia de este segundo texto para Marx quien a la distanciade 1859 segua recordndolo como un genial bosquejo sobre la crtica de las categoraseconmicas (1974: 9) sera categrica, pues a partir del preciso momento en que loley y hasta el final de su vida, se dedicara casi exclusivamente a la crtica de la economa poltica hecho que quedara registrado en la inmediata redaccin de losManuscritos econmicofilosficos de 1844, a la que por entonces el pensador oriundo deTrveris se volcara9.

    Tras la aparicin de los Esbozos en los DeutschFrazsische Jahrbcher publicacin queinclua tambin a Sobre la cuestin juda y Crtica de la filosofa del derecho de Hegel.Introduccin, se dara el segundo encuentro entre Engels y Marx. Por aquel entonces,el pensador de BarmenElberfeld contaba con lo que Marx precisamente no: toda unaserie de experiencias concretas que lo haban conducido a investigar la estructura econmicosocial en donde se haba formado el proletariado. Antes que Marx, Engels haballegado a la conclusin de que la economa poltica inglesa representaba una justificacin del capitalismo, pues parta de lo que deba explicar, todo en ella se encontrabainvertido el influjo que ejerca Feuerbach en este sentido, era explcito. No por nadaMarx sealara en 1859 que, por distintos caminos, l y Engels haban llegado al mismoresultado, pues si el primero arrib a una concepcin materialista de la historia trasobservar durante la poca de la Rheinische Zeitung que en la prctica el Estado poco tenaque ver con lo que Hegel planteaba en la teora y, en funcin de ello, tras emprenderuna feroz revisin crtica (1974: 9, 6) de los Principios de la filosofa del derecho y tomarcontacto con los crculos socialistas parisinos, el segundo lo hizo luego de advertir queen la prctica el funcionamiento del capitalismo poco tena que ver con lo que la economa poltica inglesa planteaba en la teora y, en funcin de ello, tras emprender unaferoz revisin crtica de la misma y tematizar la verdadera situacin a la que el proletariado se encontraba encadenado.

    En s, los Esbozos constituan una discusin de las categoras centrales de la economapoltica, tal como se manifestaba en las obras de Malthus, Smith, Ricardo, MacCulloch,Mill y Say. Empleando un incisivo tono de denuncia moral, el texto atacaba de plano ala economa poltica, afirmando fuertemente que la misma representaba un sistema delengao permitido, una completa ciencia del enriquecimiento en fin, el egosmo msrepulsivo. Pero adems de indignarse, denunciar y criticar, en los Esbozos Engels propona que los hombres se hicieran de su propio destino y as lograran extirpar la contingencia y el azar que mediaban las relaciones sociales.

    Si los productores, como tales, supieran cunto necesitan los consumidores; si organizaran la produccin; si se la repartieran entre s, entonces la oscilacin de la competencia y su tendencia a la crisis seran imposibles. Produzcan con conciencia, como hombres, no como tomos desparramados,sin conciencia genrica, y pnganse por encima de todos estos contrarios artificiales e insostenibles.Pero mientras ustedes continen produciendo como en la actualidad, de forma inconsciente e irreflexiva, abandonada al dominio de la casualidad; mientras las crisis comerciales permanezcan y cadauna deba ser ms universal y, por lo tanto, peor que la precedente, debe empobrecerse una mayorcantidad de pequeos capitalistas y aumentar en relacin creciente el nmero de la clase que vivesolo del trabajo; en suma, debe ampliarse da a da la masa del trabajo del que hay que ocuparse, elproblema principal de nuestros economistas y, finalmente, debe provocarse una revolucin socialcomo el dogmatismo de los economistas no puede soar (2004a: 3, 3, 2526).

    Es interesante advertir que, sin saberlo, en estas lneas Engels se encontraba empleando dos trminos a los que por entonces Marx tambin apelaba en sus contribuciones alos DeutschFrazsische Jahrbcher justamente a esta situacin era a la que el segundo

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  • se refera en 1859, cuando sealaba que los distintos senderos de ambos en este momento se encontraban confluyendo. El primero de estos trminos el de conciencia genrica, trataba de un concepto netamente feuerbachiano y hay que decir en este sentidoque los DeutschFrazsische Jahrbcher eran en s una publicacin feuerbachiana, pues sunombre aluda a una de las Tesis provisionales para la reforma de la filosofa en donde el pensador de Bruckberg afirmaba que el filsofo verdadero, el filsofo idntico a la vida y alhombre deba ser de estirpe galogermnica (Feuerbach, 1969: 42), vale decir, poseeruna cabeza alemana y un corazn francs, unir el arma de la crtica [] a la crtica delas armas (Marx, 2004: 61), para decirlo en las palabras que por entonces eran empleadas por Marx. Respecto al segundo de los trminos el de revolucin, hay que sealar que mientras Marx haba llegado a l por medio de los contactos con PierreJosephProudhon y Flora Tristn que se haban materializado luego de advertir que los hombres deban reconocer y organizar sus forces propres como fuerzas sociales (Marx, 2011:87) e intensificado tras la polmica con Ruge que tuvo lugar en Vorwrtz como consecuencia de la rebelin de los hilanderos silesianos, Engels lo haba hecho al inferir quela situacin en la que se encontraba el proletariado no poda durar por mucho ms tiempo ms tarde o ms temprano, la misma deba trastocarse radicalmente10.

    El derrotero que sigui al establecimiento en Bruselas y a la redaccin de La sagradafamilia y La ideologa alemana, es harto conocido. La intervencin en la Liga de losComunistas, llevara a los amigos en 1848 a redactar conjuntamente un Manifiesto y aparticipar activamente Marx a travs de las pginas de la Neue Rheinische Zeitung yEngels mediante la agitacin desperdigada en las barricadas en las jornadas revolucionarias alemanas. La derrota de 1848 y el reflujo que sigui a sta, obligara a Marx yEngels a emigrar nuevamente. El destino sera Inglaterra, donde durante las prximasdos dcadas Engels sacrificara los mejores aos de su vida para que su camarada escribiera El capital. Durante ese tiempo, Engels se alej del mundo intelectual y se dedic delleno a la actividad industrial algodonera. Sus siguientes trabajos de importancia Dialctica de la naturaleza, el AntiDhring, El origen de la familia, de la propiedad privada ydel estado, etc., recin comenzaran a ver la luz hacia el final de la dcada de 1870.

    ***

    Como comenta Hunt, tras la muerte de Marx en 1883 Friedrich Engels se convirti enel primer violn (2011: 317). Por entonces, empezaron a ser esgrimidos los primerosalegatos mediante los cuales se denunciaba que era poco lo que este Engels tena que vercon un joven y clido Marx, eminentemente dialctico y humanista. En lo fundamental,se trataba de un viejo Engels, responsable del enfriamiento, vulgarizacin, desdialectizacin y deshumanizacin del marxismo. Estas denuncias tomaron su mayor cariz en occidente tras la estalinizacin del proceso revolucionario sovitico y a partir de entonces,dominaron durante prcticamente todo el siglo XX. El presente artculo, en donde se haintentado abordar la otra cara de Engels patentemente expresada en una serie de textosde juventud pero que, ciertamente, jams consigui ser eclipsada a travs de algntipo de maduracin o (peor an) envejecimiento, ha constituido un intento por dar pasosprecisos en una direccin contraria.

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  • Notas

    1 Las iniciativas que han abogado por igualar a Engels con Eduard Bernstein o incluso con Stalin, se han caracterizado por efectuar una lectura como mnimo exagerada de textos como el de la introduccin a Las luchas de clasesen Francia, en donde es cierto el revolucionario alemn afirmaba que el parlamento era una tribuna y queera preciso revisar la vieja tctica insurreccional. No obstante, la tctica electoral para Engels nunca dej de estaral servicio de una estrategia revolucionaria; siempre, para l, la participacin legislativa fue una fuerza de choque que era preciso conservar intacta hasta el da decisivo (2005: 112, 117, 119).2 Fue el propio Engels quien breg por ocultar el rol desempeado por l para que la teora marxista consiguiesenacer; el siguiente pasaje de Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana obra de 1888, donde aparecieron por primera vez las Tesis sobre Feuerbach de Marx y el captulo primero de La ideologa alemana, da cuenta deello del modo ms vivido: ltimamente se ha aludido con insistencia a mi participacin en esta teora [el marxismo]; no puedo, pues, por menos de decir aqu algunas palabras para poner en claro este punto. Que antes ydurante los cuarenta aos de mi colaboracin con Marx tuve una cierta parte independiente en la fundamentacin, y sobre todo en la elaboracin de la teora, es cosa que ni yo mismo puedo negar. Pero la parte ms considerable de las principales ideas directrices, particularmente en el terreno econmico e histrico, y en especial su formulacin ntida y definitiva, corresponden a Marx. Lo que yo aport si se excepta, todo lo ms, dos o tresramas especiales pudo haberlo aportado tambin Marx aun sin m. En cambio, yo no hubiera conseguido jamslo que Marx alcanz. Marx tena ms talla, vea ms lejos, atalayaba ms y con mayor rapidez que todos nosotrosjuntos. Marx era un genio; nosotros, los dems, a lo sumo, hombres de talento. Sin l la teora no sera hoy, ni conmucho, lo que es. Por eso ostenta legtimamente su nombre (Engels, 2006: 37).3 Diametralmente opuestas a la interpretacin althusseriana de Marx, esta clase de lecturas se caracterizan porhallar en germen la totalidad del pensamiento marxiano en textos como el del artculo del robo de lea de 1842.As, para Karl Lwith, por ejemplo, la delimitacin temtica de un perodo marxiano de juventud y otro de madurez no significa, sin embargo, que pueda separarse al joven Marx del posterior, para dejar a ste a la filosofamarxista y a aquel a la burguesa. Ms an son y permanecen fundamentales los escritos del joven Marx tambinpara El capital; y si el primer captulo de El capital de 1867 es un resultado, entonces la tendencia viviente de la cualresulta se encuentra ya en un debate de la Gaceta Renana de 1842 (2007: 78).4 Es importante retener que todava hacia 1844, Marx y Engels confiaban en que Feuerbach poda an abandonarel aislamiento y sumarse a la cruzada tericoprctica de ellos. A este respecto, considrese por ejemplo la cartadonde Marx le hablaba sobre el incipiente movimiento obrero organizado: Hubiera usted tenido que asistir a unade las reuniones de los ouvriers franceses para persuadirse de la virginal lozana y generosidad de esta genteextenuada por el trabajo. El proletariado ingls alcanza tambin gigantescos xitos, pero le falta la cultura inherente a los franceses. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar los mritos tericos de los artesanos alemanesresidentes en Suiza, Londres y Pars, aunque es de rigor declarar que los artesanos alemanes son todava demasiados artesanos. Mas, en todo caso, la historia prepara a esos brbaros de nuestra sociedad civilizada, como elelemento prctico para la emancipacin del hombre (Marx, 1969: 2021).5 Al igual que Feuerbach, tras ser apartado del mundo acadmico, Bauer se recluy en el aislamiento. Por su parte,hacia comienzos de la dcada de 1860 Hess se alej de toda forma de radicalismo poltico y se convirti en uno delos fundadores del sionismo. Stirner, finalmente, luego de escribir El nico y su propiedad se dedic a la actividadcomercial, terminando en la crcel y la indigencia. Para ampliar, vase especialmente McLellan (1969).6 Siguiendo a Emmanuel Renault, podran al menos identificarse cuatro etapas en el pensamiento del joven Marx:el liberalismo de la Gazzette Rhnane, el democratismo del Manuscrito de Kreuznach, el socialismo de losAnnales francoallemandes (un socialismo definido en oposicin al comunismo en la Carta a Ruge de septiembrede 1843, luego asociado con el tema de una alianza de la filosofa con el proletariado en la Introduccin) y elcomunismo, que est marcado por la atribucin de una cierta forma de autonoma al proletariado en la polmica con Ruge y por la distincin de las diferentes formas de comunismo que se encuentran al comienzo del tercermanuscrito (2009: 2829).7 No es exagerado decir que cualquier historia de las crisis del marxismo se identifica, sin ms, con la historiadel mismo marxismo, pues una y otra son coextensivas y complementarias: la unidad incuestionada de un marxismo carente de tensiones no puede existir sino como un paradigma evanescente (Sazbn, 2002: 5253).8 Las revoluciones burguesas [] avanzan aceleradamente de xito en xito, sus efectos dramticos se precipitan unos sobre otros, los hombres y las cosas parecen prendidos en un deslumbrante fuego, el xtasis es el espritu cotidiano; pero son efmeras, alcanzan pronto su clmax y entonces una profunda depresin asola a la sociedadantes de haber aprendido a apropiarse discretamente de los resultados de su perodo de Sturm und Drang. En cambio, las revoluciones proletarias [] se critican continuamente a s mismas, interrumpen sin cesar su propia tra

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  • yectoria, vuelven sobre lo aparentemente ya realizado para emprenderlo de nuevo, desprecian con radical crueldad las medias tintas, las debilidades, las miserias de sus primeros intentos, parecen derribar slo a su adversario para que sorba nuevas fuerzas de la tierra y se erija de nuevo, ms gigantesco, contra ellas, retroceden una yotra vez ante lo nuevo, ante la incierta enormidad de sus propios fines, hasta que surge la situacin que imposibilita cualquier retorno y las propias condiciones claman: Hic Rhodus, hic salta! (Marx, 2003: 3839).9 Tal como Engels coment en el prlogo a la cuarta edicin alemana de El capital, es de destacar que en este perodo Marx an no entenda el ingls [cosa que Engels s haca] y lea a los economistas ingleses en versiones francesas (2004b: 34). Junto al influjo que Engels ejerci sobre Marx, vale la pena destacar la importancia que revisti para l el trabajo de Hess. En efecto, Engels y Hess; uno y otro englobaban en un mismo movimiento la crtica de las prcticas y las instituciones econmicas, y la de los tericos de la economa poltica. De Engels [] conserva la idea de que la propiedad privada es la categora principal de la economa poltica y el origen de todaslas contradicciones, inversiones y de todos los conflictos que caracterizan a la economa moderna (y las contradicciones, inversiones y conflictos que caracterizan la relacin del capital y el trabajo); del segundo, conserva en primer lugar la idea de que la separacin real del individuo y del gnero no slo se inscribe en una oposicin de lasociedad civil y el Estado, sino que se reproduce dentro de la sociedad civil a travs de la oposicin de las fuerzas productivas del individuo y del dinero [] y, en segundo lugar, el principio crtico segn el cual la economa,al igual que la teologa, no se ocupa del hombre (Renault, 2009: 19).10 En este sentido, no fue un hecho meramente fortuito que, tras el encuentro de ambos pensadores en Pars y elposterior establecimiento mutuo en Bruselas, aquellas obras que escribieron conjuntamente La sagrada familia yLa ideologa alemana se distinguieran por mantener un profundo respeto por las figuras de Proudhon yFeuerbach; en efecto: en tanto en La sagrada familia se reivindicaba el punto de vista del obrero francs para denostar a unos crticoscrticos hermanos Bauer, en La ideologa alemana si bien delimitndose de su materialismo secerraba filas con el pensador de Bruckberg para atacar a Stirner y al resto de las tendencias que formaban partedel movimiento jovenhegeliano. Ahora bien, hay que decir que al menos algo de este respeto se perdi con laferoz y en parte injusta crtica que Marx lanz al autor de Qu es la propiedad? en Miseria de la filosofa cosa queno puede decirse que haya sucedido en la misma medida con el autor de La esencia del cristianismo, como quedaclaro al leer lo vertido en Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana.

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