Hernández, Miguel - Poesias

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  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    ACEITUNEROS

    Andaluces de Jan,aceituneros altivos,decidme en el alma: quin,

    quin levant los olivos?

    No los levant la nada,ni el dinero, ni el seor,sino la tierra callada,el trabajo y el sudor.

    Unidos al agua puray a los planetas unidos,los tres dieron la hermosurade los troncos retorcidos.

    Levntate, olivo cano,dijeron al pie del viento.Y el olivo alz una manopoderosa de cimiento.

    Andaluces de Jan,aceituneros altivos,decidme en el alma: quinamamant los olivos?

    Vuestra sangre, vuestra vida,no la del explotadorque se enriqueci en la heridagenerosa del sudor.

    No la del terratenienteque os sepult en la pobreza,que os pisote la frente,que os redujo la cabeza.

    rboles que vuestro afn

    consagr al centro del daeran principio de un panque slo el otro coma.

    Cuntos siglos de aceituna,los pies y las manos presos,sol a sol y luna a luna,pesan sobre vuestros huesos!

    Andaluces de Jan,aceituneros altivos,pregunta mi alma: de quin,de quin son estos olivos?

    Jan, levntate bravasobre tus piedras lunares,no vayas a ser esclavacon todos tus olivares.

    Dentro de la claridaddel aceite y sus aromas,indican tu libertadla libertad de tus lomas.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    El nio yuntero

    Carne de yugo, ha nacidoms humillado que bello,con el cuello perseguido

    por el yugo para el cuello.

    Nace, como la herramienta,a los golpes destinado,de una tierra descontentay un insatisfecho arado.

    Entre estircol puro y vivode vacas, trae a la vidaun alma color de olivovieja ya y encallecida.

    Empieza a vivir, y empiezaa morir de punta a puntalevantando la cortezade su madre con la yunta.

    Empieza a sentir, y sientela vida como una guerray a dar fatigosamenteen los huesos de la tierra.

    Contar sus aos no sabe,y ya sabe que el sudores una corona gravede sal para el labrador.

    Trabaja, y mientras trabajamasculinamente serio,se unge de lluvia y se alhajade carne de cementerio.

    A fuerza de golpes, fuerte,

    y a fuerza de sol, bruido,con una ambicin de muertedespedaza un pan reido.

    Cada nuevo da esms raz, menos criatura,que escucha bajo sus piesla voz de la sepultura.

    Y como raz se hundeen la tierra lentamentepara que la tierra inundede paz y panes su frente.

    Me duele este nio hambrientocomo una grandiosa espina,y su vivir cenicientoresuelve mi alma de encina.

    Lo veo arar los rastrojos,y devorar un mendrugo,y declarar con los ojosque por qu es carne de yugo.

    Me da su arado en el pecho,y su vida en la garganta,y sufro viendo el barbechotan grande bajo su planta.

    Quin salvar a este chiquillomenor que un grano de avena?De dnde saldr el martilloverdugo de esta cadena?

    Que salga del coraznde los hombres jornaleros,que antes de ser hombres sony han sido nios yunteros.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    Elega a Ramn Sij

    (En Orihuela, su pueblo y el mo, se me hamuerto como el rayo, Ramn Sij, quien tantoquera.)

    Yo quiero ser llorando el hortelanode la tierra que ocupas y estercolas,compaero del alma tan temprano.

    Alimentando lluvias, caracolas,y rganos mi dolor sin instrumentos,a las desalentadas amapolas

    dar tu corazn por alimento.Tanto dolor se agrupa en mi costado,que por doler, me duele hasta el aliento.

    Un manotazo duro, un golpe helado,un hachazo invisible y homicida,un empujn brutal te ha derribado.

    No hay extensin ms grande que mi herida,lloro mi desventura y sus conjuntosy siento ms tu muerte que mi vida.

    Ando sobre rastrojos de difuntos,y sin calor de nadie y sin consuelo voyde mi corazn a mis asuntos.

    Temprano levant la muerte el vuelo,temprano madrug la madrugada,temprano est rodando por el suelo.

    No perdono a la muerte enamorada,no perdono a la vida desatenta,no perdono a la tierra ni a la nada.

    En mis manos levanto una tormentade piedras, rayos y hachas estridentes,sedienta de catstrofes y hambrienta.

    Quiero escarbar la tierra con los dientes,quiero apartar la tierra parte a partea dentelladas secas y calientes.

    Quiero mirar la tierra hasta encontrarte

    y besarte la noble calaveray desamordazarte y regresarte.

    Volvers a mi huerto y a mi higuera,por los altos andamios de las flores

    pajarear tu alma colmenerade angelicales ceras y labores.Volvers al arrullo de las rejasde los enamorados labradores.

    Alegrars la sombra de mis cejasy tu sangre se ir a cada lado,disputando tu novia y las abejas.

    Tu corazn, ya terciopelo ajado,llama a un campo de almendras espumosas,mi avariciosa voz de enamorado.

    A las aladas almas de las rosasdel almendro de nata te requiero,que tenemos que hablar de muchas cosas,compaero del alma, compaero.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    La boca

    Boca que arrastra mi boca,boca que me has arrastrado:boca que vienes de lejos

    a iluminarme de rayos.

    Alba que das a mis nochesun resplandor rojo y blanco.Boca poblada de bocas:pjaro lleno de pjaros.

    Cancin que vuelve las alashacia arriba y hacia abajo.Muerte reducida a besos,a sed de morir despacio,

    das a la grama sangrantedos tremendos aletazos.

    El labio de arriba el cieloy la tierra el otro labio.Beso que rueda en la sombra:beso que viene rodandodesde el primer cementeriohasta los ltimos astros.

    Astro que tiene tu boca

    enmudecido y cerrado,hasta que un roce celestehace que vibren sus prpados.Beso que va a un porvenirde muchachas y muchachos,que no dejarn desiertosni las calles ni los campos.

    Cunta boca ya enterrada,sin boca, desenterramos!

    Bebo en tu boca por ellosbrindo en tu boca por tantosque cayeron sobre el vinode los amorosos vasos.Hoy son recuerdos, recuerdosbesos distantes y amargos.

    Hundo en tu boca mi vida,

    oigo rumores de espacios,y el infinito pareceque sobre m se ha volcado.

    He de volver a besarte,

    he de volver. Hundo, caigo,mientras descienden los sigloshacia los hondos barrancoscomo una febril nevadade besos enamorados.

    Boca que desenterrasteel amanecer ms clarocon tu lengua. Tres palabras,tres fuegos has heredado:vida, muerte, amor. Ah quedanescritos sobre tus labios.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    Menos tu vientre

    Menos tu vientretodo es confuso.Menos tu vientre

    todo es futurofugaz, pasadobaldo, turbio.

    Menos tu vientretodo es oculto,menos tu vientretodo inseguro,todo es postreropolvo sin mundo.

    Menos tu vientretodo es oscuro,menos tu vientreclaro y profundo.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    Nanas de la cebolla

    La cebolla es escarchacerrada y pobre.Escarcha de tus das

    y de mis noches.Hambre y cebolla,hielo negro y escarchagrande y redonda.

    En la cuna del hambremi nio estaba.Con sangre de cebollase amamantaba.Pero tu sangre,escarchada de azcar,

    cebolla y hambre.

    Una mujer morenaresuelta en lunase derrama hilo a hilosobre su cuna.Rete, nio,que te tragas la lunacuando es preciso.

    Alondra de mi casa,

    rete mucho.Es tu risa en los ojosla luz del mundo.Rete tantoque en el alma, al orte,bata el espacio.

    Tu risa me hace libre,me pones alas.Soledades me quita,crcel me arranca.

    Boca que vuela,corazn que en tus labiosrelampaguea.

    Es tu risa la espadams victoriosa,vencedor de las floresy las alondras.

    Rival del sol.Porvenir de mis huesosy de mi amor.

    La carne aleteante,

    sbito el prpado,y el nio como nuncacoloreado.Cunto jilguerose remonta, aletea,desde tu cuerpo!

    Despert de ser nio;nunca despiertes.Triste llevo la boca.Rete siempre.Siempre en la cunadefendiendo la risapluma por pluma.

    Ser de vuelo tan alto,tan extendido,que tu carne parececielo cernido.Si yo pudieraremontarme al origende tu carrera!

    Al octavo mescon cinco azahares.Con cinco diminutasferocidades.Con cinco dientescomo cinco jazminesadolescentes.

    Frontera de los besossern maana,cuando en la dentadurasientas un arma.Sientas un fuegocorrer dientes abajobuscando el centro.

    Vuela nio en la dobleluna del pecho.l, triste de cebolla.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    T, satisfecho.No te derrumbes.No sepas lo que pasani lo que ocurre.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    No cesar este rayo que me

    habita

    No cesar este rayo que me habitael corazn de exasperadas fieras

    y de fraguas colricas y herrerasdonde el metal ms fresco se marchita?

    No cesar esta terca estalactitade cultivar sus duras cabellerascomo espadas y rgidas hoguerashacia mi corazn que muge y grita?

    Este rayo ni cesa ni se agota:de m mismo tom su procedenciay ejercita en m mismo sus furores.

    Esta obstinada piedra de m brotay sobre m dirige la insistenciade sus lluviosos rayos destructores.

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    Rosario, dinamitera

    Rosario, dinamitera,sobre tu mano bonitacelaba la dinamita

    sus atributos de fiera.Nadie al mirarla creyeraque haba en su coraznuna desesperacin,de cristales, de metrallaansiosa de una batalla,sedienta de una explosin.

    Era tu mano derecha,capaz de fundir leones,la flor de las municiones

    y el anhelo de la mecha.Rosario, buena cosecha,alta como un campanariosembrabas al adversariode dinamita furiosay era tu mano una rosaenfurecida, Rosario.

    Buitrago ha sido testigode la condicin de rayode las hazaas que callo

    y de la mano que digo.Bien conoci el enemigola mano de esta doncella,que hoy no es mano porque de ella,que ni un solo dedo agita,se prend la dinamitay la convirti en estrella!

    Rosario, dinamitera,puedes ser varn y eresla nata de las mujeres,

    la espuma de la trinchera.Digna como una banderade triunfos y resplandores,dinamiteros pastores,vedla agitando su alientoy dad las bombas al vientodel alma de los traidores.

    Umbro por la pena, casi

    bruno...

    Umbro por la pena, casi bruno,porque la pena tizna cuando estalla,

    donde yo no me hallo no se hallahombre ms apenado que ninguno.

    Sobre la pena duermo solo y uno,pena en mi paz y pena en mi batalla,perro que ni me deja ni se calla,siempre a su dueo fiel, pero importuno.

    Cardos y penas llevo por corona,cardos y penas siembran sus leopardosy no me dejan bueno hueso alguno.

    No podr con la pena mi personarodeada de penas y de cardos:cunto penar para morirse uno!

  • 8/14/2019 Hernndez, Miguel - Poesias

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    Vientos del pueblo me llevan

    Vientos del pueblo me llevan,vientos del pueblo me arrastran,me esparcen el corazn

    y me aventan la garganta.

    Los bueyes doblan la frente,impotentemente mansa,delante de los castigos:los leones la levantany al mismo tiempo castigancon su clamorosa zarpa.

    No soy un de pueblo de bueyes,que soy de un pueblo que embargan

    yacimientos de leones,desfiladeros de guilasy cordilleras de toroscon el orgullo en el asta.Nunca medraron los bueyesen los pramos de Espaa.

    Quin habl de echar un yugosobre el cuello de esta raza?Quin ha puesto al huracnjams ni yugos ni trabas,

    ni quin al rayo detuvoprisionero en una jaula?

    Asturianos de braveza,vascos de piedra blindada,valencianos de alegray castellanos de alma,labrados como la tierray airosos como las alas;andaluces de relmpagos,nacidos entre guitarras

    y forjados en los yunquestorrenciales de las lgrimas;extremeos de centeno,gallegos de lluvia y calma,catalanes de firmeza,aragoneses de casta,murcianos de dinamitafrutalmente propagada,

    leoneses, navarros, dueosdel hambre, el sudor y el hacha,reyes de la minera,seores de la labranza,hombres que entre las races,

    como races gallardas,vais de la vida a la muerte,vais de la nada a la nada:yugos os quieren ponergentes de la hierba mala,yugos que habis de dejarrotos sobre sus espaldas.

    Crepsculo de los bueyesest despuntando el alba.

    Los bueyes mueren vestidosde humildad y olor de cuadra;las guilas, los leonesy los toros de arrogancia,y detrs de ellos, el cieloni se enturbia ni se acaba.La agona de los bueyestiene pequea la cara,la del animal varntoda la creacin agranda.

    Si me muero, que me mueracon la cabeza muy alta.Muerto y veinte veces muerto,la boca contra la grama,tendr apretados los dientesy decidida la barba.

    Cantando espero a la muerte,que hay ruiseores que cantanencima de los fusilesy en medio de las batallas.