Hermanos Grimm Tomo II

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Tomo número I de los clásicos cuentos de los Hermanos Grimm, elaborado en formato de escritura PDF.

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Cuentos de nios y del hogar J. W. Grimm Traduccin: Mara Antonia Seijo Castroviejo Ilustracin: Max Adamo, Theodor Hosemann, Egon N. Neureuther, Franz Pocci, Hermann Scherenberg, Oswald Sickert y Ludwig Voltz EDICIONES GENERALES ANAYA La presente obra es traduccin directa e Integra de la sptima edicin completa de los Cuentos de nios y del hogar, Berln, 1857. Las ilustraciones de este volumen corresponden a los siguientes ilustradores del siglo XIX: Franz Pocci (1807-1886): El rey Pico de Tordo; Theodor Hosemann (18071875): Blancanieves; Egon N. Neureuther (1806-1882): El Enano Saltarn; Ludwig Voltz (1825-0): Juan el de la Suerte; Oswald Sickert (1828-0): La nia de los gansos; Max Adamo (1837-1901): El pobre aprendiz de molinero y la gatita, y Hermann Scherenberg (1826-1897): El judo en el espino. Cubierta: Jos Mara Ponce Grabado de los autores: Ludwig Emil Grimm Ttulo original: Kinder- and Hausmrchen, Berln, 1812-1857 Ed. castellana: Ediciones Generales Anaya, S. A., Madrid, 1985 Villafranca. 22. 28028 Madrid 1.3 edicin, diciembre 1985 ISBN: 84-7525-302-4 (Obra completa) ISBN: 84-7525-319-9 (Volumen II) Depsito Legal: M. 42269/1985 Impreso en Josmar, S. A. Artesana, 17 Polgono Industrial de Coslada (Madrid) Printed in Spain Queda prohibida la reproduccin total o parcial de la presente obra, bajo cualquiera de sus formas, grfica o audiovisual, sin la autorizacin previa y escrita del editor, excepto citas en revistas, diarios o libros, siempre que se mencione la procedencia de las mismas

ndice 5 El rey Pico de Tordo (Knig Drosselbart) Blancanieves (Sneewittchen) El morral, el sombrerillo y el cuerno (Der Ranzen, das Htlein und das Hrnlein) El Enano Saltarn (Rumpelstilzchen) El bienamado Rolando (Der Liebste Roland) _ El pjaro de oro (Der goldene Vogel) El perro y el gorrin (Der Hund und der Sperling) Federico y Catalinita (Der Frieder und das Katherlieschen) Los dos hermanos (Die zwei Brder) El Campesinillo (Das Barle) La reina de las abejas (Die Bienenknigin) Las tres plumas (Die drei Federn) El ganso de oro (Die goldene Gans) Toda-clase-de-pieles (Allerleirauh) La novia del conejito (Hasichenbraut) Los doce cazadores (Die zwlf Jager) El brujo y su maestro (De Gaudeif un sien Meester) Jorinde y Joringel (Jorinde und Joringel) Los tres nios de la suerte (Die drei Glckskinder) Seis salen adelante en el mundo (Sechse kommen durch die ganze Welt) El lobo y el hombre (Der Wolf und der Mensch) El lobo y el zorro (Der Wolf und der Fuchs) El zorro y la seora comadre (Der Fuchs und die Frau Gevatterin) El zorro y el gato (Der Fuchs und die Katze) El clavel (Die Nelke) Gretel, la lista (Das kluge Gretel) El abuelo y el nieto (Der alte Grossvater und der Enkel) La ondina (Die Wassernixe) La muerte de la gallinita (Von dem Tode des Flhnchens) Hermann Chistoso (Bruder Lstig) Juanito Jugador (De Spielhansl) Juan el de la Suerte (Hans im Glck) Juan se casa (Hans heiratet) Los nios de oro (Die Goldkinder) El zorro y los gansos (Der Fuchs und die Ganse) El pobre y el rico (Der Arme und der Reiche) La alondra de len cantarina y saltarina (Das singende springende Lweneckerchen) La nia de los gansos (Die Gansemagd) El joven gigante (Der junge Riese) El duendecillo de la tierra (Dat Erdmanneken) El rey de la montaa de oro (Der Knig vom goldenen Berg) El cuervo (Die Rabe) La inteligente hija del campesino (Die kluge Bauerntochter) El viejo Hildebrando (Der alte Hildebrand) Los tres pajaritos (De drei Vgelkens) El agua de la vida (Das Wasser des Lebens) El doctor Sabelotodo (Doktor Allwissend)

El espritu de la botella (Der Geist im Glas) El hermano tiznado del diablo (Des Teufels russiger Bruder) Piel de Oso (Der Barenhauter) El reyezuelo y el oso (Der Zaunknig und der Bar) La papilla dulce (Der ssse Brei) Cuentos de nios y del hogar La gente astuta (Die klugen Leute) Cuentos del sapo (Marchen von der Unke) El pobre aprendiz de molinero y la gatita (Der arme Mllerbursch and das Katzchen) Los dos caminantes (Die beiden Wanderer) Juan, mi erizo (Hans mein Igel) La mortajita (Das Totenhemdchen) El judo en el espino (Der Jude im Dorn) El cazador de oficio (Der geiernte Jager) El trillo del cielo (Der Dreschflegel vom Himmel) Los dos prncipes (De beiden Kilinigeskinner) El sastrecillo avispado (Vom klugen Schneiderlein) El sol brillante lo sacar a la luz del da (Die klare Sonne bringts an den Tag) La luz azul (Das blaue Licht) El nio testarudo (Das eigensinnige Kind) Los tres barberos (Die drei Feldscherer) Vocabulario * Barbero: Aqu tiene el sentido medieval de .cirujano. Los cirujanos barberos se ocupaban, sobre todo, de efectuar las sangras. Brabante: Bolsa hecha con lienzo fabricado en el territorio del mismo nombre. Brabante fue una regin histrica, hoy repartida entre Blgica y los Pases Bajos, clebre por la famosa leyenda de Santa Genoveva de Brabante. Carbunclo: Rub. Se le dio este nombre suponiendo que luca en la oscuridad como un carbn encendido. Carpe: Ojaranzo, variedad de jara de hojas acorazonadas, grandes y lampias. Celemn: Antigua medida para ridos que en Castilla equivala a una doceava parte de la fanega. Cerncalo: Ave rapaz, de la familia del halcn, de cabeza grande y plumaje rojizo manchado de negro. Cruzado: Moneda antigua con una cruz en el anverso. Destazamiento: Accin y efecto de destazar o despedazar las reses destinadas a carne. Ducado: Moneda de oro del imperio Austro-Hngaro. Espetn: Hierro largo y delgado en que se ensarta la carne que se va a asar. Esteva: Pieza corva y trasera del arado, sobre la cual Ileva la mano el que ara para dirigir la reja y apretarla contra la tierra. Fanega: Medida de capacidad para ridos que en Castilla tena doce celemines y equivala a cincuenta y cinco litros y medio. Feldespato: Silicato de aluminio y de calcio, sodio o potasio, o mezcla de estas bases, que forma parte de muchas rocas.

Filloa: Especie de tortilla que se hace con harina, yemas de huevo batidas y un poco de leche. El nombre elegido para la traduccin corresponde a una especialidad culinaria gallega. Grifo: Pjaro fabuloso con el cuerpo de tem, y garras, alas y cabeza de guila. En la mitologa griega acompaaba a Apolo como animal sagrado. Hohenfuerth: Ciudad checoslovaca de Bohemia del Sur, situada en el Moldava. Lpulo: Planta cannabcea, perenne y trepadora, de tallo largo (de dos a cinco metros) anguloso y piloso y hojas en forma de corazn de tres a cinco Noval: Tierra que se cultiva por primera vez. Perifollo: Planta anual, de la familia de as umbelferas, con tallos finos, estriados, hojas recortadas y flores pequeas. Prtigo: Lanza del carro. Reyezuelo: Pjaro de pequeo tamao y forma redonda, de pico corto y delgado y plumaje verde olivceo con franjas blancas en las alas. Stromberg: Puede referirse a una ciudad de Renania-Palatinado, donde existen las ruinas de un castillo. lero: Antigua moneda de plata. Weser: Ro que baa el norte de Alemania y desemboca en el Mar del Norte. Yugada: Espacio de tierra de labor que puede arar una yunta en un da. En este vocabulario figuran las palabras que en el texto aparecen con asterisco.

El rey Pico de Tordo Un rey tena una hija hermosa sobremanera, pero tan orgullosa y soberbia al mismo tiempo que ningn pretendiente le pareca bien. Despreciaba a uno tras otro y encima haca mofa de ellos. Una vez dio el rey una gran fiesta e invit a todos los hombres, de lejos y de cerca, con ganas de casarse. Todos fueron colocados en fila, segn su rango: primero vinieron los reyes, luego los duques, los prncipes, condes y barones y, finalmente, los nobles. La hija del rey recorri la fila, pero a cada uno tena una pega que ponerle. Uno le pareca demasiado gordo: Vaya tonel! se deca; el otro demasiado alto: .Alto y largo, maldito lo que valgo; el tercero, demasiado bajo: Vaya retaco!; el cuarto, muy plido:ah va la plida muerte!; el quinto, demasiado colorado: Anda el coloretes!; el sexto no andaba

demasiado derecho: Ms torcido que un cayado, y as a cada uno le sacaba una falta, pero especialmente se ri de un buen rey que estaba a la cabeza de la fila y cuya barbilla le haba crecido un poco torcida: Huy! y se ri. Ese tiene una barbilla como el pico de un tordo. Y desde ese momento se qued con el nombre de Pico de Tordo. El anciano rey, cuando vio que su hija no haca ms que burlarse de la gente y que despreciaba a todos los pretendientes, estall en clera y jur) que se la dara por marido al primer pordiosero que llegara a su puerta. Unos das ms tarde, un msico empez a cantar debajo de la ventana para ganarse con ello una limosna escasa. Cuando el rey le oy, dijo: Hacedle subir. Entr el msico con sus vestidos sucios y andrajosos, cant ante el rey y su hija, y pidi, cuando haba terminado, que le dieran un pequeo donativo. El rey dijo: Tu canto me ha gustado tanto, que te dar a mi hija por esposa. La hija del rey se asust, pero el rey dijo: He hecho el juramento de entregarte al primer pordiosero. y quiero cumplirlo. No vali que protestara; llamaron al prroco y tuvo que casarse inmediatamente con el msico. Una vez hecho esto. dijo el rey: No es conveniente ahora que t, siendo la mujer de un pordiosero, vivas por ms tiempo en palacio. As que ya te puedes ir con tu marido. El pobre la sac; de all cogida de la mano y tuvo que marcharse a pie con el. Cuando llegaron a un gran bosque, ella pregunt: De quin es este gran bosque tan hermoso? Es del rey Pico de Tordo que quiso hacerse tu esposo. Ay de m, pobre doncella, ojal su esposa fuera! Ms tarde llegaron a una pradera, y ella volvi a preguntar:

De quin es esta pradera tan hermosa? Es del rey Pico de Tordo que quiso hacerte su esposa. Ay de m, pobre doncella, ojal mi esposo fuera! A continuacin pasaron por una gran ciudad, y ella volvi a preguntar: De quin es esta ciudad tan hermosa? Es del rey Pico de Tordo que quiso hacerte su esposa. Ay de m, pobre doncella, ojal mi esposo fuera! No me gusta nada dijo el msico que siempre ests deseando a otro

por marido. Acaso no soy suficientemente bueno para ti? Finalmente llegaron a una casita pequesima, y entonces dijo ella: Ay, Dios, qu casa tan chica, y tan extraa! De quin ser esta cabaa? El msico contest Es tu casa y mi casa, y aqu viviremos juntos. Ella tuvo que agacharse para poder entrar por la pequea puerta. Dnde estn tus servidores? dijo la hija del rey. Qu servidores? contest el pobre. Tu misma tendrs que hacer lo que quieras que se haga. Enciende rpidamente el fuego y pon agua para hacer la comida, que estoy muy cansado! La hija del rey no tena ni idea de encender el fuego ni de cocinar, y el pobre tuvo que echar una mano para que todo saliera aceptablemente. Cuando hubieron comido la escasa cena se acostaron. Pero a la maana siguiente la sac muy temprano de la cama para que se ocupara de la casa. Durante algunos das vivieron de esta manera, con esfuerzo y comiendo de las provisiones que haba. Una vez dijo el marido: Mujer, esto no puede seguir as mucho tiempo: comemos y no ganamos nada. Tendrs que ponerte a tejer cestos. El se march, cort mimbres y los trajo a casa. Ella comenz a tejer, pero los duros juncos la lastimaban pinchndole sus delicadas manos. Ya veo dijo el hombre que esto no marcha; ser mejor que hiles, quiz lo sepas hacer con ms facilidad. Ella se sent e intent hilar, pero el rudo hilo le cort los blandos dedos, de manera que la sangre le manaba de ellos. Ves? dijo el hombre. No sirves para hacer ningn trabajo, no he tenido mucha suerte contigo. Intentar negociar con ollas y vasijas de barro: t irs al mercado y pondrs la mercanca a la venta. Ay! pens ella. Si llega gente del reino de mi padre al mercado y me ven all sentada vendiendo, cmo se van a burlar de m... Pero no le sirvi de nada lamentarse y tuvo que obedecer. si no quera morirse de hambre. La primera vez todo sali bien, pues la gente compraba gustosamente a la mujer, porque era hermosa, y le pagaban lo que peda, e incluso muchos le daban el dinero y le dejaban las ollas. En lo sucesivo

vivieron de lo que ella haba conseguido mientras les dur. Luego el marido volvi a comprar una tanda de cacharros de cocina. Ella se sent en un rincn de la venta. Pero de pronto pas como un rayo un hsar borracho, cabalgando precisamente por encima de las ollas, de tal manera que todas saltaron en miles de aicos. Ella empez a llorar y no saba qu hacer del miedo que tena. Ay, qu me pasar! gritaba ella. Que va a decir a esto mi marido? Volvi corriendo a casa y le cont la desgracia. quin se le ocurre sentarse en un rincn del mercado con una batera as? dijo el marido. Deja de llorar, ya me doy cuenta de sobra: a ti no se te puede utilizar para ningn trabajo decente. He ido al palacio de nuestro rey y he preguntado si necesitaban una moza que ayude en la cocina, y me han prometido que te emplearn. A cambio recibirs comida gratis. Pues bien, ahora la hija del rey era un pinche de cocina, tena que ayudar al cocinero y hacer el trabajo ms ingrato. Se at a ambos bolsillos una ollita con una cuerda y en ellas traa a casa lo que le corresponda de las sobras y con eso se alimentaban. Aconteci que se celebr la boda del hijo mayor del rey, y entonces la pobre mujer subi, se coloc ante la puerta del saln y quiso mirar. Cuando las luces estaban encendidas y todo brillaba de lujo y magnificencia, y entraba cada vez un invitado ms hermoso que el otro, record su suerte con corazn pesaroso, y maldijo su orgullo y soberbia que la haban denigrado y la haban hecho caer en aquel estado de pobreza. De las exquisitas viandas que eran llevadas y sacadas de all y cuyo olor llegaba hasta ella, le lanzaban los sirvientes a veces unos cuantos trozos, que ella meta en sus ollitas para llevrselas a casa. De pronto apareci el prncipe, que iba vestido de terciopelo y seda, con cadenas de oro alrededor del cuello, y que cuando vio a la hermosa mujer en la puerta, la cogi de la mano y quiso bailar con ella, pero ella se neg y se asust, pues vio que era el rey Pico de Tordo, que la haba cortejado y que ella haba rechazado. Su resistencia no le sirvi de mucha ayuda; l la arrastr hasta la sala, pero en aquel momento se rompi la cuerda de los bolsillos, y las ollas se cayeron al suelo, de tal manera que se derram la sopa y saltaron los pedazos de comida. Cuando la gente vio esto se origin una risa y burla general, y ella sinti tal vergenza que hubiera querido que se la tragase la tierra. Sali corriendo por la puerta y quiso huir, pero en la escalera la detuvo un hombre y la volvi a llevar al saln y, cuando ella mir, vio que era otra vez el rey Pico de Tordo. El, sin embargo, le habl afablemente: No temas, yo y el msico que ha vivido contigo en la casucha miserable somos la misma persona; por amor a ti me disfrac de esa manera, y el hsar que te rompi los cacharros tambin fui yo. Hice todo eso para vencer tu orgullo y castigarte por la soberbia con que te burlaste de m. A continuacin ella llor amargamente y dijo: He cometido una gran injusticia y no soy digna de ser tu mujer. El, sin embargo, dijo: Consulate, los malos tragos han pasado ya; ahora celebraremos nuestra boda. A esto llegaron las camareras y la vistieron con los trajes ms lujosos, y vino su padre y toda la corte le dese mucha felicidad en su boda con el rey Pico de Tordo, y la alegra comenz a reinar en aquel momento. Me hubiera gustado que t y yo tambin hubiramos

estado all.

Blancanieves Una vez en medio del invierno, cuando los copos de nieve caan como plumas, estaba sentada una reina cosiendo junto a una ventana que tena un marco de negra caoba. Y mientras estaba cosiendo y miraba la nieve se pinch con la aguja en el dedo y cayeron tres gotas de sangre en la nieve. Como el rojo estaba tan hermoso en la nieve pens para s: 0jal tuviera yo una hija tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera del marco! Poco despus tuvo una hijita tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y de cabellos tan negros como la caoba, y por eso la llam Blancanieves. Despus de nacer la nia, muri la reina. Transcurrido un ao, el rey volvi a tomar otra esposa. Era una bella mujer, pero tan orgullosa y soberbia, que no poda aguantar que nadie la superara en belleza. Tena un espejito mgico, y cuando se colocaba ante l y se miraba deca: Espejito, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa? El espejo contestaba as: Reina y seora, vos sois de estos contornos la ms hermosa. Y ella se senta feliz, pues sabia que el espejo deca la verdad. Blancanieves, sin embargo, creci y cada vez se volva ms hermosa, y cuando tena siete aos lo era tanto como una maana de mayo, y superaba en hermosura a la reina. Esta un da pregunt al espejo: Espejito, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa? Y l contest de esta manera: La ms bella erais, reina, vos hasta ahora. Pero ya Blancanieves es ms hermosa. La reina se asust y se puso amarilla y verde de envidia. Desde ese momento cada vez que vea a Blancanieves se pona enferma de lo mucho que la odiaba. Y la envidia y la soberbia crecan como mala hierba en su corazn cada vez ms, de tal manera que no encontraba descanso ni de da ni de noche. Entonces hizo llamar a un cazador y dijo:

Llvate la nia al bosque, no quiero verla nunca ms ante mis ojos. Mtala, y como prueba treme los pulmones y el hgado. El cazador obedeci y se la llev de all, y cuando ya haba sacado el cuchillo de monte y quera agujerear con l el inocente corazn de Blancanieves, sta comenz a llorar y prometi: Ay, querido cazador, yo me internar corriendo en el bosque salvaje y no regresar nunca ms a casa! Como era tan hermosa, el cazador se compadeci y dijo: Est bien, vete, pobre nia. Pronto sers pasto de las alimaas, pens y sinti como si le hubieran quitado un gran peso de encima, porque no necesitaba matarla. Y cuando pas por all saltando un jabato, lo mat y le sac los pulmones y el hgado, y se los llev a la reina como prueba. El cocinero tuvo que cocerlos con sal, y la malvada mujer se los comi pensando que se haba comido los pulmones y el hgado de Blancanieves. Ahora estaba la pobre nia en medio del bosque totalmente sola y tena tanto miedo que miraba todas las hojas de los rboles atentamente y no saba que hacer. Entonces comenz a correr y corri por los puntiagudos peascos y entre los espinos, y los animales salvajes pasaban a su lado, pero sin hacerle nada. Corri tanto como se lo permitieron sus pies, hasta que pronto se hizo de noche; en ese momento vio una casita y entr en ella para descansar. En la casita todo era pequeo, pero tan gracioso, y estaba tan limpio que no se puede ni decir. All haba una mesita con un mantel blanco y siete platitos, cada platito con su cucharita, adems de siete cuchillitos, siete tenedorcitos y siete vasitos. En la pared haba siete camitas colocadas una detrs de otra y cubiertas con siete sbanas blancas como la nieve. Blancanieves, como estaba muerta de hambre y sed, comi de cada platito un poco de legumbre y pan y bebi de cada vaso una gota de vino, pues no quera comerse todo lo de uno. Luego, como estaba cansada, se ech en una camita, pero ninguna le serva: una era muy grande, la otra muy pequea, hasta que finalmente la sptima fue la justa y all se tumb se encomend a Dios y se durmi. Cuando se hizo totalmente de noche, llegaron los amos de la casita; eran los siete enanos que picaban en las montaas buscando minerales. Encendieron sus siete lamparitas y al iluminarse la casa vieron que alguien haba esto all dentro, pues no estaba todo en el orden en que ellos lo haban dejado. El primero dijo: Quin se ha sentado en mi sillita? El segundo: Quin ha comido de mi platito? El tercero: Quin ha cogido de mi pan? El cuarto: Quin ha comido de mis legumbres? El quinto: Quin ha pinchado con mi tenedorcito? El sexto: Quin ha cortado con mi cuchillito? El sptimo: Entonces se volvi el primero y vio que en su cama haba un pequeo hoyo, y exclam:

Quin se ha subido a mi camita? Los dems se acercaron corriendo y gritaron: En la ma ha estado tambin alguien! El sptimo, sin embargo, al mirar su cama, descubri a Blancanieves, que estaba echada en ella y dorma. Entonces llam a los otros, que cogieron sus siete lamparitas y alumbraron a Blancanieves. Huy, Dios mo, huy, huy, Dios mo! exclamaron. Que hermosura de nia! Y tuvieron tal alegra que no despertaron a la nia, sino que la dejaron seguir durmiendo. El sptimo enano durmi con sus camaradas, con cada uno una hora, y as se pas la noche. Cuando a la maana siguiente despert Blancanieves y vio a los siete enanos, se asust. Ellos fueron, sin embargo, amables y le preguntaron: Cmo te llamas? Me llamo Blancanieves contest. Cmo has llegado a nuestra casa? siguieron preguntando los enanos. Ella les cont que su madrastra la haba querido matar, que el cazador le haba perdonado la vida, y que haba estado andando todo el da hasta que encontr la casa. Los enanos dijeron: Si te quieres ocupar de nuestra casa, cocinar, hacer las camas. lavar, coser y tejer y tenerlo todo en orden y limpio, te puedes quedar con nosotros y no te faltar nada. Si dijo Blancanieves, con mucho gusto y se qued con ellos. Ella mantena la casa en orden. Por la maana ellos se iban a las montaas y buscaban cobre y oro, por la tarde regresaban y tena que estar preparada la comida. Por el da estaba la muchacha sola; los buenos enanos la haban puesto en guardia diciendo: Ten cuidado con tu madrastra; pronto sabr que ests aqu. No dejes entrar a nadie. La reina, despus de haberse comido los pulmones y el hgado de Blancanieves, slo pensaba en que ella era, de nuevo, la primera y la ms hermosa. Se puso delante de su espejo y dijo: Espejo, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa?

El espejo respondi: La ms bella de aqu sois vos, seora, pero an Blancanieves es ms hermosa. Vive all abajo, cuidando la casita de los enanos. Se asust ante esto, pues saba que el espejo no deca mentiras, y se dio cuenta de que el cazador la haba engaado y que Blancanieves estaba viva todava. Entonces se puso a reflexionar largamente en cmo poda matarla, pues mientras ella no fuera la ms hermosa del pas la envidia no la dejaba vivir. Y cuando finalmente hubo decidido algo, se pint la cara, se visti como una vieja buhonera y qued irreconocible. As se fue por los siete montes a casa de los siete enanos, y llam a la puerta gritando: Buena mercanca a la venta! Blancanieves se asom a la ventana y dijo:

Buena mujer, que trais para vender? Buena y hermosa mercanca: cordones de todos los colores y sac uno que estaba tejido con una seda polcroma. A esta honrada mujer la puedo dejar entrar, pens Blancanieves, descorri el cerrojo y se compr los bonitos cordones. Nia dijo la vieja, qu bien te sientan! te voy a ceir el corpio con ellos. Blancanieves, sin sospechar nada, se coloc ante ella y se dej ceir el corpio con los cordones nuevos, pero la vieja se los at tan rpidamente y tan fuerte, que Blancanieves perdi la respiracin y cay como muerta. Ahora ya has dejado de ser la ms hermosa dijo la vieja, y se march apresuradamente. Poco despus, a la cada de la tarde, regresaron los siete enanos a casa y se asustaron cuando vieron a su querida Blancanieves tumbada en el suelo, inmvil como si estuviera muerta. La levantaron y, como vieron que estaba atada con tal fuerza, le cortaron en dos los cordones. Entonces comenz a respirar poco a poco y fue volviendo a la vida progresivamente. Cuando los enanos oyeron lo que haba pasado, dijeron: Esa vieja no era otra que la impa reina. Ten cuidado y no dejes entrar a nadie si no estamos contigo. La malvada mujer, sin embargo, cuando lleg a casa, se puso ante el espejo y pregunt: Espejito, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa? El contest, como las otras veces: La ms bella de aqu sois vos, seora, pero an Blancanieves es ms hermosa. Vive all abajo,

cuidando la casita de los enanos. Cuando oy esto se le subi toda la sangre a la cabeza, y se asust, pues vio que Blancanieves haba recobrado la vida de nuevo. Bien dijo, ahora voy a pensar algo que acabe contigo. Y con las artes de bruja que ella conoca hizo un peine envenenado. Luego se disfraz y tom la apariencia de otra anciana. Camin por los siete montes a casa de los siete enanos, y llam a la puerta gritando: Buena mercanca a la venta, a la venta! Blancanieves se asom y le dijo: Sigue tu camino, no puedo dejar entrar a nadie. Pero mirar te estar permitido dijo la vieja. Sac el peine envenenado y lo mantuvo en alto. A la nia le gust tanto, que se dej seducir y abri la puerta. Cuando se haban puesto de acuerdo en la compra, dijo la vieja: Bueno, ahora te voy a peinar como es debido. La pobre Blancanieves no pens en nada malo y dej hacer a la vieja, pero apenas le haba metido el peine en el pelo, cuando el veneno hizo su efecto, y la muchacha cay sin sentido al suelo dechado de belleza dijo la malvada mujer, ahora ya te has muerto y se march Por suerte pronto se hizo de noche y los siete enanitos regresaron a casa. Cuando vieron a Blancanieves tumbada en el suelo como muerta, sospecharon rpidamente de la madrastra y buscaron hasta encontrar el peine envenenado, y apenas lo sacaron, volvi Blancanieves en s y cont lo que haba pasado. De nuevo le dijeron que estuviera alerta, que tuviera cuidado y que no abriera la puerta a nadie. La reina se coloc en casa ante el espejo y dijo: Espejito, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa? El contest como lo haba hecho antes: La ms bella de aqu sois vos, seora, pero an Blancanieves es ms hermosa. Vive abajo, cuidando la casita de los enanos. Cuando oy hablar as al espejo, se puso a temblar de ira: Blancanieves tiene que morir grit, aunque me cueste la vida! Despus de esto se fue a una cmara escondida y solitaria, donde no poda entrar nadie, y prepar una manzana envenenada. Externamente tena un aspecto muy hermoso, con una parte blanca y otra roja, de tal manera que a todo el que la viera le apetecera, pero tan pronto como comiera un trocito morira. Cuando estuvo lista la manzana, se pint la cara y se disfraz de campesina y fue por los siete montes a casa de los siete enanos. Llam, y Blancanieves, que asom la cabeza por la ventana, dijo: No puedo dejar entrar a nadie, los enanos me lo han prohibido. Me parece bien dijo la campesina, pero yo quiero librarme de mis manzanas. Toma, te voy a regalar una. No dijo Blancanieves, no puedo aceptar nada. Temes que este envenenada? Dijo la vieja. Mira la cort en dos pedazos. T te comes la parte roja y yo me como la blanca. La manzana estaba tan bien preparada que solamente la parte roja era la

envenenada. A Blancanieves le apeteci, y cuando vio que la campesina coma de ella, no pudo resistir durante mucho tiempo la tentacin, sac la mano y cogi la mitad envenenada. Apenas haba dado un bocado, cay muerta al suelo. La reina la contempl con una mirada espeluznante y, rindose en voz alta, dijo: Blanca como la nieve, roja como la sangre y negra como la caoba, esta vez no te podrn despertar los enanos! Y cuando estuvo en casa, le pregunt al espejo: Espejito, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa? El espejo le contest por fin:

--Reina y seora, vos sois de estos contornos la ms hermosa. Su envidioso corazn encontr la calma en la medida en que la puede encontrar un corazn envidioso. Los enanitos, al llegar a casa, se encontraron a Blancanieves tirada en el suelo y de su boca no sala el menor aliento y estaba muerta. La levantaron y buscaron para ver si encontraban algo venenoso, le desabrocharon el corpio, la peinaron y la lavaron con agua y vino, pero no sirvi de nada. La querida nia estaba muerta y permaneci muerta. Entonces la pusieron en unas angarillas y se colocaron a su lado los siete, y lloraron y lloraron durante tres das. Luego quisieron enterrarla, pero tena la misma apariencia que una persona viva, y conservaba todava sus hermosas mejillas rojas. Dijeron: No podemos meterla en la negra tierra. Y construyeron un atad de vidrio, y con letras doradas escribieron su nombre, y que era una princesa. Colocaron el atad en la montaa y uno de ellos permaneca all siempre de guardia. Los animales vinieron y lloraron tambin a Blancanieves, primero una lechuza, luego un cuervo y por ltimo una palomita. Durante mucho tiempo estuvo Blancanieves en el atad sin descomponerse;

pareca que estaba durmiendo, pues todava era

Blancanieves tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y con los cabellos tan negros como la caoba. Sucedi que un prncipe vino a parar al bosque y lleg hasta la casa de los enanos para pasar all la noche. Vio el atad en la montaa y a la hermosa Blancanieves en el y ley lo que estaba escrito en letras de oro. Entonces dijo a los enanos: Dejadme el atad, y os dar lo que pidis por el. Pero los enanos dijeron: No lo damos por todo el oro del mundo. A esto dijo l: Regaldmelo entonces; no puedo vivir ya ms sin ver a Blancanieves; la respetar y honrar como lo ms querido. Cuando habl as., los enanos sintieron compasin y le dieron el atad. El prncipe hizo que lo llevaran sus sirvientes a cuestas. Entonces acaeci que tropezaron con un arbusto, y por la sacudida, se sali de la garganta el trozo de manzana envenenada que haba mordido Blancanieves. Poco despus abri los ojos, levant la tapa del atad, y se enderez. Haba recobrado nuevamente la vida. Ay, Dios mo! dijo. Dnde estoy? El prncipe, lleno de gozo, dijo: Te quiero por encima de todas las cosas. Ven conmigo al palacio de mi padre, y sers mi mujer.

A Blancanieves le pareci bien y se fue con l, y su boda fue celebrada grandiosamente. A la fiesta fue invitada la horrible madrastra de Blancanieves. Cuando ya se haba puesto sus hermosas vestiduras, se acerc al espejo y dijo: Espejito, espejito, dime una cosa: Quin es de estos contornos la ms hermosa? El espejo respondi: La ms bella de aqu sois vos, seora, pero la joven reina

es ms hermosa. La malvada mujer solt una maldicin y tuvo tanto, tanto miedo que no pudo dominarse. No quiso asistir a la boda, pero no consegua estar tranquila, y se decidi a ir a ver a la joven reina. Y cuando entr, reconoci a Blancanieves, y de miedo y horror se qued quieta sin moverse. Pero ya haban sido colocadas al fuego unas sandalias de hierro y se las trajeron con tenazas y las pusieron ante ella. Tuvo que ponerse los zapatos ardiendo como brasas y bailar hasta que cay muerta al suelo.

El morral, el sombrerillo y el cuerno Hubo una vez tres hermanos. Haban llegado a ser tan pobres, y finalmente la necesidad fue tan grande, que empezaron a pasar hambre y llegaron a no tener nada que llevarse a la boca. Entonces dijeron: Esto no puede seguir as: es mejor que salgamos al mundo a probar fortuna. Se pusieron en marcha y anduvieron por muchos caminos y campos sin tropezar con la fortuna. Un buen da llegaron a un gran bosque en cuyo centro haba una montaa, y al acercarse vieron que la montaa estaba llena de plata. A esto habl el mayor: Bien, ya he encontrado la fortuna soada y no exijo ninguna otra mayor. Cogi tanta plata como pudo llevar, se dio la vuelta y regres a su casa. Los otros dos dijeron: Nosotros exigimos de la fortuna algo ms que simple plata. No la tocaron y continuaron su camino. Despus de haber andado unos cuantos das, llegaron a un monte lleno de oro. El segundo hermano se para., medit y dud Qu debo hacer? dijo. Debo coger el oro suficiente para toda mi vida, o debo seguir? Finalmente tom una decisin, llen sus bolsillos con todo lo que le caba en ellos, le dijo a su hermano adis y regres a casa. El tercero, sin embargo, pens: Plata y oro no me emocionan; no quiero renunciar a mi suerte, a lo mejor me est reservado algo mejor. Sigui andando y, tres das despus, lleg a un bosque ms grande que los

anteriores y que pareca no tener fin. Como no encontr comida ni bebida, estuvo casi a punto de perecer. Se subi entonces a un alto rbol para ver si desde la copa poda ver el final del bosque, pero en lo que le alcanzaba su vista no divis ms que copas de rboles; se dispuso a bajarse de nuevo, pero el hambre le martirizaba tanto que pens Si pudiera saciar mi cuerpo, aunque fuera solamente una vez... Cuando lleg abajo, vio con gran asombro bajo el rbol una mesa que estaba abundantemente cubierta de viandas cuyo olor llegaba hasta l. Esta vez se dijo veo cumplido mi deseo en el momento oportuno, y sin preguntar quin haba trado la comida y quin la haba hecho, se acerc a la mesa y comi con apetito hasta que hubo calmado su hambre. Cuando termin, pens: Sera una pena que la buena mesita se estropeara en el bosque. La dobl cuidadosamente y se la guard Despus sigui andando, y por la tarde, cuando le acuciaba el hambre de nuevo, quiso someter a su mesita a prueba, la extendi y dijo: Deseo que nuevamente te llenes de buenas viandas. Apenas haba formulado su deseo cuando aparecieron tantas fuentes como caban, con las ms ricas comidas. Ahora entiendo dijo para s en qu cocina me hacen la comida; t eres mejor para m que montes de plata y oro, pues vio que era una mesita mgica. Pero la mesa no era lo suficientemente buena para que l descansara y quiso seguir recorriendo mundo y probar fortuna. Una tarde encontr en un bosque solitario a un carbonero, todo tiznado, que estaba quemando carbones. Sobre ellos haba colocado patatas y con eso iba a hacer su comida: Buenas tardes, renegrido, qu tal en tu soledad? Un da igual que el otro respondi el carbonero y todas las cenas con patatas. Si te gustan, puedes ser mi husped. Muchas gracias contest el viajero. No te quiero quitar tu poca comida, t no contabas con un husped; pero si me quieres hacer feliz, te invitar yo. Quin te lo va a preparar? dijo el carbonero. Veo que no traes nada contigo y en cien millas a la redonda no encontrars a nadie que te d algo. Y, sin embargo contest, ser una comida tan buena, tan buena, como no la has comido nunca. Despus de esto sac su mesita de la mochila, la extendi sobre el suelo y dijo: llnate! Y rpidamente aparecieron los asados y estofados tan calientes como si vinieran directamente de la cocina. El carbonero puso cara de asombro, pero no se hizo de rogar mucho tiempo, sino que se sirvi inmediatamente y cada vez se meta trozos mayores en su negra boca. Cuando terminaron de comer, el carbonero sonri satisfecho y dijo: Oye, tu mesita merece mi aprobacin; sera algo bueno para m en el bosque, donde nunca tengo a nadie que me prepare cosas ricas. Te voy a proponer un cambio: all en la esquina hay un morral de soldado, viejo e insignificante, pero en l se esconden fuerzas maravillosas. Como yo no lo necesito, te lo dar a cambio de tu mesita. Primero tengo que saber qu clase de fuerzas maravillosas son contest Te las dir respondi el carbonero. Si das con la mano encima, aparece

cada vez un cabo con seis hombres armados, y todo lo que mandes lo realizarn. Por m dijo, si no hay otra cosa, haremos el cambio. Y le dio al carbonero la mesita, cogi el morral del gancho, se lo colg y se fue. Cuando haba recorrido un trozo de camino, quiso probar las fuerzas maravillosas de su morral y le golpe encima. Rpidamente aparecieron ante l siete hroes de guerra, y el cabo dijo: Qu quiere mi amo y seor? Marchad a paso ligero junto al carbonero y exigidle que me devuelva mi mesita! Dieron la vuelta a la izquierda y poco tiempo despus trajeron lo exigido: se lo haban quitado al carbonero sin demasiadas contemplaciones. Les hizo retirarse, y sigui su camino, esperando que la suerte le sonreira todava ms. A la puesta del sol lleg junto a otro carbonero que junto al fuego preparaba su comida. Quieres comer conmigo? dijo el tiznado compaero. Patatas con sal pero sin manteca; sintate aqu conmigo. No contest l, por esta vez sers t mi invitado. Y puso su mesa, que rpidamente se cubri de las ms ricas comidas. Comieron y bebieron de buen humor. Despus de la comida dijo el carbonero: Ah arriba en el banco tengo un viejo sombrerillo manoseado, que tiene extraas cualidades: si uno se lo pone y le da la vuelta en la cabeza, aparecen doce caones, uno al lado del otro, como si estuvieran alineados, y disparan hasta que nadie puede luchar contra ellos. A m no me sirve para nada el sombrerillo y lo cambiara con gusto por t mesita. Bueno, est bien contest, cogi el sombrerillo, se lo puso y dej su mesa. Apenas haba andado un trozo de camino, golpe su morral y sus soldados le trajeron de nuevo la mesa. .Una cosa viene detrs de la otra se dijo y a m me pasa como si la suerte no tuviera fin. Sus pensamientos tampoco se haban engaado. Despus de haber estado andando un da entero, lleg junto a otro carbonero que no le invit ms que a patatas sin manteca como el anterior. Le hizo comer de su mesa maravillosa, y al carbonero le gust tanto que le ofreci, a cambio de ella, un cuerno pequeo, que tena otras cualidades distintas al sombrerillo. Cuando se soplaba por l, se derrumbaban todos los muros y las obras de fortificacin, y finalmente yacan las ciudades y los pueblos en escombros. El le dio al carbonero la mesa a cambio, despus hizo que se la trajera de nuevo su compaa, de manera que al final tena el morral, el sombrerillo y el cuerno. .Ahora pens soy un hombre hecho y derecho y ya es hora de que regrese a casa y vea cmo les va a mis hermanos. Cuando lleg a su casa, sus hermanos se haban hecho una casa de plata y oro y vivan a todo tren. Se dirigi a ellos, pero como iba con una chaqueta medio rada, un sombrerillo deslucido en la cabeza y un viejo morral a la espalda, no quisieron reconocerlo como su hermano, se rieron de l y dijeron: T quieres hacerte pasar por nuestro hermano, que despreci el oro y la plata y pidi para s una suerte mejor. Si viniera lo hara lleno de lujo como un rey poderoso, no como un pordiosero y le echaron de la puerta. Entonces se enfureci y golpe tanto tiempo en su morral que consigui

ante s ciento cincuenta hombres en formacin. Les orden rodear la casa de sus hermanos. Dos de ellos deberan coger dos varas de avellano y azotar a los soberbios durante el tiempo necesario hasta que supieran quin era l. Se produjo un gran alboroto, la gente se congreg y quiso ayudar a los dos en el momento de apuro, pero no pudieron nada contra los soldados. Finalmente se inform al rey, que se indign e hizo marchar a un capitn con su compaa para echar a los alborotadores de la ciudad, pero el hombre del morral pronto tuvo una compaa mucho ms grande, que hizo retroceder al capitn con su gente, de manera que tuvieron que irse con las narices sangrando. El rey dijo: Hay que dominar a ese vagabundo! Y al da siguiente mand una tropa todava mucho mayor contra l, pero todava pudieron lograr menos. Cada vez colocaba ms hombres en contra, y para terminar cuanto antes, dio la vuelta al sombrerillo dos veces alrededor de la cabeza y entonces comenz a funcionar el can pesado y la gente del rey fue vencida y puesta en fuga. Ahora no firmo la paz dijo l hasta que el rey no me entregue a su hija por esposa y gobierne yo en su nombre todo el reino. Se lo hizo saber al rey y ste dijo: La necesidad es un hueso duro de roer, pero no me queda otra salida que hacer lo que me pide. Si quiero tener paz y conservar la corona sobre mi cabeza, tengo que obedecerle. Se celebr la boda, pero la hija del rey estaba contrariada de que su marido fuera un hombre vulgar que llevara un sombrerillo deslucido y un viejo morral al hombro. Con gusto se librara de l, y pensaba da y noche cmo lograrlo: Entonces se dijo: Estarn sus fuerzas maravillosas en el morral? Fingi entonces, y le acarici hasta que le abland el corazn. Si quisieras prescindir de t viejo morral... Te afea tanto que me avergenzo de ti. Querida nia dijo l, este morral es mi gran tesoro. Mientras lo tenga, no temo a ninguna fuerza en el mundo. Y le descubri las fuerzas maravillosas de que estaba dotado. Entonces se le ech al cuello como si quisiera besarlo, pero le cogi con destreza el morral de la espalda y se alej corriendo. Cuando estuvo sola, lo golpe y mand a los guerreros que prendieran a su anterior seor y se lo llevaran del palacio real. Ellos obedecieron y la falsa esposa hizo que saliera ms gente detrs de l para que lo expulsaran fuera del pas. Hubiera estado perdido si no hubiese tenido el sombrerillo. Apenas dispuso de las manos libres, lo hizo girar dos veces: rpidamente empez el can a sonar y destroz todo, de tal manera que tuvo que venir la misma hija del rey a pedir piedad. Como lo hizo de forma tan conmovedora y prometi corregirse, l se dej convencer y le concedi la paz. La esposa se port amablemente con l, hizo como si le quisiera mucho y le supo engaar durante algn tiempo, de tal manera que l le confi que, aunque alguno tuviera el morral en su poder, no poda lograr nada contra l mientras el sombrerillo siguiera siendo suyo. Cuando supo el secreto, esper hasta que se hubo dormido y, entonces, le quit el sombrerillo y lo arroj a la calle. Pero todava le quedaba el cuerno y con gran rabia lo sopl a todo pulmn. Todo se desmoron rpidamente: muros, fortificaciones, ciudades y pueblos, y mataron al rey y a la hija del rey. Y si no hubiera dejado de soplar y hubiera seguido soplando slo un poco de tiempo ms,

todo se hubiera derrumbado en ruinas y no hubiese quedado piedra sobre piedra. A consecuencia de esto nadie se opuso a l ya ms y se hizo el rey de todo el pas. El Enano Saltarn rase una vez un molinero pobre que tena una hermosa hija. Sucedi entonces que tuvo que hablar con el rey, y para darse importancia le dijo: Yo tengo una hija que puede hilar paja en oro. El rey le dijo al molinero: Es un arte que me gusta. Si t hija es tan hbil como dices, tremela maana a palacio para hacer la prueba. Cuando la muchacha fue conducida a su presencia, la llev a una cmara que estaba llena de paja, le dio la rueca y la devanadera y dijo: Ponte ahora al trabajo y, si de esta noche a maana no has hilado esta paja en oro, morirs. Luego cerr l mismo la cmara y la joven se qued sola dentro. All sentada estaba la pobre hija del molinero sin saber qu hacer; no tena la menor idea de cmo iba a hilar paja en oro, y su miedo se haca cada vez mayor, terminando por llorar. A esto se abri la puerta y apareci un pequeo hombrecillo que le dijo: Buenas tardes, doncella molinera. Por qu lloras tanto? Ay! contest la muchacha. Tengo que hilar paja en oro y no lo se hacer. El hombrecillo dijo: Qu me dars si te la hilo yo? Mi collar dijo la muchacha. El hombrecillo cogi el collar, se sent ante la ruedecilla y tris, tras, tris, tras, tris, tras, estirando tres veces se llen la canilla. Luego cogi una nueva y tris, tras, tris, tras, tris, tras, estirando tres veces llen tambin la segunda, y as sigui hasta la maana siguiente en que toda la paja estaba hilada y todas las canillas llenas de oro. A la salida del sol apareci el rey y, cuando vio todo el oro, se asombr y se puso contento, pero su corazn segua ambicionando ms oro. Hizo llevar a la hija del molinero a otra cmara llena de paja, que todava era mayor, y le orden que la hilara tambin en una noche si apreciaba en algo su vida. La muchacha no supo qu hacer y llor, pero de nuevo se abri la puerta y apareci el pequeo hombrecillo diciendo: Qu me das, si te hilo la paja en oro? El anillo de mi dedo contest la muchacha. El hombrecillo cogi el anillo y empez de nuevo a chirriar la

rueda y a la maana siguiente haba tejido toda la paja en resplandeciente oro. El rey se alegr sobremanera ante la vista de esto, pero todava no se haba cansado del oro, sino que hizo que llevaran a la muchacha a una cmara todava ms grande llena de paja y dijo: - Todo esto tiene que estar hilado esta noche. Si lo consigues, te convertirs en mi esposa. Aunque sea hija de un molinero pens 61, mujer ms rica no encontrar en este mundo. Cuando la muchacha estaba sola, apareci el hombrecillo por tercera vez y dijo: Qu me das si te vuelvo a hilar la paja? No tengo nada ms que pueda darte contest la muchacha. Entonces promteme, cuando seas reina, a tu primer hijo. Sabe lo que puede pasar?, pens la hija del molinero, y en su necesidad no supo encontrar solucin mejor; le prometi al hombrecillo lo que exiga y el hombrecillo hil, por tercera vez, la paja en oro. Y cuando a la maana siguiente lleg el rey y encontr todo como lo haba deseado, se cas con ella y la hermosa hija del molinero se convirti en reina. Despus de transcurrido un ao trajo un hermoso nio al mundo y no se acordaba ya para nada del hombrecillo, cuando este entr de pronto en su habitacin y dijo: Bien, ahora dame lo que me has prometido. La reina se asust y le ofreci todas las riquezas del reino si le dejaba a su hijo, pero el hombrecillo dijo: Prefiero algo vivo a todas las riquezas del mundo. La reina comenz a lamentarse y a llorar, de tal manera que el hombrecillo sinti lstima de ella. Te dar tres das de plazo dijo: si entonces sabes cul es mi nombre, podrs conservar a tu hijo. Durante toda la noche medit sobre todos los nombres que ella haba odo alguna vez y mand a un mensajero por todo el pas a informarse en todos los sitios de qu nombres haba. Cuando al da siguiente lleg el hombrecillo, comenz ella con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, y dijo todos los nombres que saba, uno tras otro, pero a cada uno deca el hombrecillo: As no me llamo. El segundo da hizo preguntar por toda la vecindad cmo se llamaba la gente, y le dijo al hombrecillo los nombres ms extraos y raros: Te llamas acaso Bicho Famlico, Pantorrilla de Carnero o Pata de Alambre? Pero el contestaba cada vez: As no me llamo. Al da siguiente regres el mensajero y dijo: Nombres nuevos no he hallado ninguno, llegu a un alto monte en el recodo del bosque, donde suelen encontrarse y decirse buenas noches

el Zorro y la Liebre, all vi una pequea casa y ante la casa arda un fuego y alrededor del fuego danzaba un hombrecillo ridculo que saltaba en una pierna y gritaba: Hoy amaso, maana hago cerveza, y pasado le quito el pequen a la reina. Qu bien que nadie sepa que me llamo el Enano Saltarn! Podis imaginaros lo contenta que se puso la reina cuando oy el nombre, y en cuanto entr de nuevo el hombrecillo y pre- gunt: bien, seora reina, cmo me llamo?, ella empez preguntando. Te llamas Conrado? No. Te llamas Enrique? No. Te llamas quiz Enano Saltarn? Esto te lo ha dicho el diablo, te lo ha dicho el diablo! grit el hombrecillo y pate con tal fuerza con el pie derecho en el sue- lo que se hundi hasta la cintura. Y luego en su ira cogi el pie izquierdo con las dos manos y se parti a s mismo en dos. El bienamado Rolando rase una vez una mujer que era una verdadera bruja y tena dos hijas, una mala y fea, a la que quera porque era su hija verdadera, y otra hermosa y buena, a la que odiaba, porque era su hijastra. Tena la hijastra un hermoso delantal, que le gustaba mucho a la otra, de tal manera que sinti envidia y le exigi a su madre el delantal: Estate tranquila, mi nia dijo la vieja, lo tendrs sin duda. Tu hermana se ha merecido hace ya mucho tiempo la muerte; hoy por la noche, mientras est durmiendo, ir y le cortar la cabeza. Cuida solamente de estar echada en la parte de atrs de la cama y empjala a ella hacia delante. La pobre muchacha hubiera muerto si no hubiese estado precisamente entonces en un rincn y lo hubiera odo todo. No pudo salir en todo el da por la puerta y, cuando lleg la hora de irse a dormir, tuvo que meterse la primera en la cama para que la otra se colocara detrs, pero cuando se hubo dormido, entonces empuj a su hermana prudentemente hasta delante y se acomod junto g la pared. Por la noche lleg la vieja sigilosamente, llevando en la mano derecha un hacha; con la izquierda palp primero para ver si haba alguien delante y luego cogi el hacha con las dos manos y le cort a su hija la cabeza. Cuando se hubo marchado, se levant la muchacha y fue a ver a su amado, que se llamaba Rolando, y llam a su puerta. Cuando el sali le dijo: Oye, querido Rolando, tenemos que huir rpidamente. La madrastra me ha querido matar, pero ha asesinado a su propia hija. Cuando se haga de da y vea lo que ha hecho, estamos perdidos. Bien le dijo Rolando, pero yo te aconsejo que antes le quites la varita mgica; si no, no nos podremos salvar cuando vaya detrs de

nosotros persiguindonos. La muchacha le quit la varita mgica y cogi luego la cabeza de la muerta, dejando caer tres gotas de sangre en el suelo; una ante la cama, otra en la cocina y otra en la escalera. Luego se fue corriendo con su amado Rolando. Cuando a la maana siguiente se levant la bruja, llam a su hija y quiso darle el delantal, pero ella no vino. Entonces grit Dnde ests? Aqu en la escalera! Estoy barriendo contest una de las gotas de sangre. La vieja sali, pero no vio a nadie en la escalera, y dijo de nuevo: Dnde ests? Aqu en la cocina! Me estoy calentando grit la segunda gota de sangre. Fue a la cocina pero no encontr a nadie. Volvi a gritar de nuevo: Dnde ests? Aqu en la cama! Estoy durmiendo! Fue al dormitorio y qu vio? A su propia hija que nadaba en su sangre y a la que ella misma haba cortado la cabeza. La bruja mont en clera, salt a la ventana y, como poda ver a gran distancia en el mundo, vio a su hijastra que corra con su amado Rolando. No os servir de nada! grit. Aunque estis ya muy lejos, no os libraris de m. Se puso las botas de siete leguas, con las que haca una Nora a cada paso, y no transcurri mucho tiempo, cuando ya los haba alcanzado. Pero la muchacha, cuando vio aproximarse a la bruja, transform con la varita mgica a su amado Rolando en un lago y a ella misma en un pato que nadaba por el lago. La bruja se coloc en la orilla, lanzaba migas de pan esforzndose por atraer al pato, pero el pato no se dejaba atraer y la vieja tuvo que regresar por la tarde a su casa con las manos vacas. Luego la muchacha y su amado Rolando recobraron su figura natural y siguieron andando toda la noche hasta la salida del sol. La muchacha se transform entonces en una hermosa flor que estaba en medio de un seto de espinos y a su amado Rolando en un violinista. No mucho ms tarde lleg la bruja y le dijo al msico: Querido msico, puedo cortar la flor? Oh, s! contest. Yo tocar al mismo tiempo. Cuando ella trep a toda prisa por el seto y quiso cortar la flor, pues saba muy bien quin era, l comenz a tocar, y ella quisiera o no, tuvo que bailar, pues era un baile mgico. Cuanto ms rpido tocaba, ms violentamente se vela obligada a saltar, y las espinas le arrancaron los vestidos del cuerpo, y al pincharla le hicieron heridas por las que sangraba, y como l no dejaba de tocar, tuvo que bailar durante tanto tiempo que cay muerta. Cuando ambos estaban liberados, dijo Rolando:

Ahora quiero ir a ver a mi padre y preparar la boda. Yo me quedar mientras tanto aqu dijo la muchacha. Te esperar y, para que nadie me reconozca, me transformar en feldespato * rojo. Rolando parti y la muchacha se qued como piedra roja en el campo esperando a su amado. Cuando Rolando lleg a casa, cay en las redes de otra, de tal manera que se olvid de la muchacha. La pobre muchacha permaneci all mucho tiempo, pero al fin, viendo que no regresaba, se puso triste, se transform en flor y pens