HAS EL BIEN SIEMPREEl bien que dejes de hacer, pudiendo hacerlo, es un gran mal que haces.

Cuando eres invitado a informar sobre alguien, refiérete a su lado positivo, dando oportunidad al otro para renovar sus paisajes íntimos infelices, sin el pesar de saber que los demás están enterados de sus dificultades.

Si alguien actuara mal con referencia a ti, inútilmente pasarás el acontecimiento adelante.

Mucho ayuda aquel que no divulga las maldades del prójimo.

El hábito saludable que debe imponerse el cristiano para el feliz desiderato, en la comunidad en que realiza sus experiencias evolutivas es: vigilar la palabra.

Infelizmente, la invigilância en relación al verbo ha sido responsable por muchos sinsabores y conflictos que no se justifican. Por cierto, ninguna cosa constituye disculpa honesta para contiendas y perturbaciones.

La civilización y la cultura, engendrando los valores éticos de la educación, constituyen eficientes recursos para que el hombre se libere de las pasiones inferiores que generan venganzas, agresiones, peleas, a través de las cuales resbala, inexorablemente, de retorno a las expresiones primitivas, que ya debería haber superado.

Toda interpelación agresiva, cualquier palabra hiriente, cada reacción violenta constituye ingrediente para la combustión del odio y la siembra nefasta de la amargura.

Es útil como urgente esfuerzo por la preservación de la paz intima, cuando aun mismo seamos incitados al desvarió o directamente llamado a la venganza personal.

De los hábitos mentales – sospecha, celos, envidia, animosidad, fijación -, como de los condicionamientos superiores por el ejercicio del pensamiento- reflexión, oración, humildad, auto-examen – resultan actitudes, cuando se es sorprendido por la agresividad o perseguido por la antipatía espontanea de alguien, en si mismo desdichado.

Reaccionaras siempre, conforme cultives el pensamiento.

Hablarás y actuaras conforme las adquisiciones que almacenaras en los depósitos mentales, a través de las ocurrencias en lo cotidiano.

Siendo así, atenta, cuanto te sea posible, para los valores dignificantes de tu prójimo, ejercitándote en las visiones relevantes y contribuirás con expresivos recursos a favor de la economía de una Tierra feliz porque aspiras en la vivencia continua del bien siempre.