Hacia un inventario provisional de las tendencias en Bibliotecología y Ciencia de la Información

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    Hacia un inventario provisional de

    las tendencias en Bibliotecologa yCiencia de la Informacin

    DEBATE

    " Alejandro E. ParadaInstituto de Investigaciones Bibliotecolgicas INIBI, Universidad de Buenos Aires / [email protected]

    Resumen

    Este trabajo se present como un documento de debate y reexin en las 1 JornadasNacionales de Docentes e Investigadores Universitarios en Ciencia de la Informacin(DUCI), llevadas a cabo el 3 y 4 de septiembre de 2015 en la Biblioteca NacionalMariano Moreno. En el texto se sealan, en forma preliminar y provisional, algunasde las perspectivas ms importantes de la Bibliotecologa y Ciencia de la Informacin(BCI). En este contexto se citan las siguientes: la crisis de la denominacin propia de laidentidad, el papel del liderazgo de la profesin en la Web 2.0, el tpico de la cogestinentre los bibliotecarios y los usuarios, las potencialidades de autorrepresentacin ydeliberacin de las bibliotecas, las dimensiones tecnolgicas, la construccin de lalingstica profesional, la importancia del anlisis de dominio en la web semntica ysus relaciones con el lenguaje, la tendencia a la inclusin, la gestacin de los portalesde acceso abierto, el paradigma de la diversidad polimrca, la dimensin terica y de

    ndole losca, entre otras muchas. Finalmente, se seala la trascendencia de la BCIcomo una disciplina de la pluralidad y diversidad virtual, y como un campo en estadode apertura para que los ciudadanos transformen la informacin en conocimiento.

    Abstract

    Towards a provisional inventory of trends in Library and Information Science. This work was presented as a document for debate and reection in the 1 Jornadas Nacio-nales de Docentes e Investigadores Universitarios en Ciencia de la Informacin (DUCI) held

    on 3rd and 4th September 2015 at the Biblioteca Nacional Mariano Moreno. The textindicates, in preliminary and provisional way, some of the most important perspec-tives of Library and Information Science. In this context, the following perspectivesare mentioned: The crisis of the identity denomination, the role of leadership of the

    Palabras clave

    Bibliotecologa y Ciencia de laInformacinTendencias y perspectivas Aspectos tericos.

    Keywords

    Library and Information ScienceTrendsPerspectivesTheoretical aspects

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    profession in the Web 2.0, the topic of co-management between librarians and users,the potential of self-representation and deliberation in libraries, the technologicaldimensions, the construction of the professional language, the importance of domainanalysis in the semantic web and its relationship with language, the trend towards

    inclusion, the gestation of open access portals, the paradigm of polymorphic diver-sity, the theoretical and philosophical dimension, among many others. Finally, it isstressed the importance of the Library and Information Science as a discipline of virtual plurality and diversity and as an open eld for citizens to transform infor-mation into knowledge.

    Artculo recibido: 04-10-2015. Aceptado: 06-11-2015

    Introduccin

    Siempre resulta azaroso establecer, en una prospectiva de larga duracin, las tenden-cias de una disciplina. El equilibrio entre el pasado reciente, el presente en el cualnos encontramos subsumidos y el futuro como una variable aleatoria e imprevisible,sin duda, manifiestan un escenario de complejidad constante y mudable.

    A ciencia cierta, podemos esbozar, en lneas muy generales, esas perspectivas noexentas de determinadas incertidumbres. Sin embargo, dentro de la dinmica deuna esfera provisional es donde mejor se desarrollan; esto significa un punto departida incuestionable: muchas de las tendencias que trazamos o la mayoraestn fuertemente signadas por lo efmero, lo preliminar y lo transitorio. Porlo tanto, es bajo el imperio de esta ptica donde resumiremos dichas tendencias.

    Por otra parte, es oportuno sealar un vocablo, acaso algo antiguo del punto de vista bibliotecario, que es la palabra inventario. Cmo se desarrollar, pues, esteconcepto? No se realizar un listado o un asiento de bienes u otros elementos sino,por el contrario, se tratar de esbozar una especie de inventarium facetado y abierto sobre algunos de los tpicos o enunciados que estn recongurando a nuestra dis-ciplina en la posmodernidad.

    Inventario provisional de las tendencias en Bibliotecologa y

    Ciencia de la InformacinCon el objeto de articular estas orientaciones es factible agruparlas segn sus dimen-siones. Las dimensiones nos sern de utilidad porque representan ciertos aspectoso facetas de algo o de un ente; adems, una dimensin constituye una especie demagnitud que se encamina en una direccin especca, es decir, en una perspectiva.

    La primera problemtica que se manifiesta en nuestra profesin como una crisisde especificidad es latendencia o dimensin de la denominacin . La crisis (todacrisis es siempre una maravillosa opcin de cambio y crecimiento) se afinca enla accin y el efecto de nombrar plenamente lo que implica nuestro acontecer y,tambin, aquello de lo que hoy se entiende cuando se evoca el sintagma nominal

    de biblioteca.

    La nominacin Bibliotecologa y Ciencia de la Informacin est migrando en supropia forma de calicacin; tal como lo arma Carlos Alberto vila Arujo (2013), el

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    signicado de Ciencia de la Informacin ha sufrido un proceso de alargamiento dendole conceptual; nos referimos a su presencia polimrca en cuanto a sus alcances y diversas acepciones, cuya cambiante aproximacin ha motivado la participacin deautores como Birger Hrland (1998), Rafael Capurro (2007), Michael Buckland (2012),Rendn Rojas (2008, 2009 y 2013), y otros muchos. Adems de la heterogeneidad deprecisar la unicidad etimolgica sobre el nombre de nuestra disciplina, existe unatendencia que gana terreno al sealar, por extensin, a la Ciencia de la Informacincomo un lugar de conuencia y cruces entre la Bibliotecologa, la Archivologa y laMuseologa.

    Por aadidura, las bibliotecas modernas estn dejando de responder al paradigmamaterial y documental; en este marco, se aproximan, en forma acelerada, a la con-ceptuacin digital de inmaterialidad. Las bibliotecas pblicas inauguradas en laplena posmodernidad se caracterizan por ser sitios donde no solo se lee sino que,adems, son mbitos donde el espacio bibliotecario evoluciona hacia un tercerlugar de encuentro (Servet, 2010); un tercer lugar donde es posible realizar una grandiversidad de tareas y ocios que sirvan tanto para el ocio como para creacin y lainsercin laboral ante el desempleo. Las bibliotecas de hoy y de lo inmediato debenresponder a estas nuevas formas de sociabilidad laboral que se imbrica con las formasde interactuar en las redes sociales.

    Al bibliotecario se le impone un desafo profesional: debe asumir un papel de lide-razgo en las redes sociales de la Web 2.0 que se encuentran vinculadas al entorno desu unidad de informacin; esto determina que la biblioteca debe ser el nodo central y activo donde se generen, a travs de dichas redes virtuales, las necesidades de reu-niones presenciales o biolgicas en estas nuevas geografas del dispositivo librarioinserto en el tercer lugar de encuentro.

    La perspectiva profesional gira hacia este enigma de ambivalencias no deterministas:la compresin que el destino de las bibliotecas se juega en los aspectos creativos parainstrumentar la dialctica entre el usuario biolgico y su proceso de mutacin haciael plenamente virtual. Una dialctica signada por peculiaridades de tono hegeliano,pero impulsada por un afn existencial y de supervivencia que la aproxima a lassituaciones lmites de la vida institucional, esto es, a una especie de existencialismo virtual bibliotecario.

    En sentido lato, la palabra biblioteca para muchos bibliotecarios, aunque suenecomo una postura heterodoxa, ya no reproduce el sinfn de actividades que se llevana cabo en el presente en estas instituciones sociales. Acaso el porvenir nos depare

    una ampliacin o un adjetivo nuevo para calicar a la biblioteca que est adviniendo y que ya es una realidad.

    Pero latendencia o dimensin de la denominacin prototpica de la ambivalenciaprofesional actual, es mucha ms amplia y con diferenciaciones en cuanto a sustexturas y turgencias sutiles. No solo se cie a la aparente ambigedad apelativade nuestra disciplina, pues, en lneas generales, cuando enunciamos la Cienciade la Informacin, es posible construir nuestro objeto de estudio; tampoco esun bice para reflexionar que acaso el trmino biblioteca, en la modernidadtarda y en el centro mismo de la explosin capitalista de la globalidad, posee unimpulso y unas caractersticas muy dismiles a las bibliotecas del siglo XIX y delXX. Ciertamente, es fundamental reflexionar como aparentes debilidades pueden

    girar hacia importantes fortalezas, y as definir cules sern las estrategias queen el futuro permitan superar esta crisis de crecimiento y de adaptacin al nombredisciplinar de aquello que hacemos en el concierto de las Ciencias Sociales (Nolin y Astrm, 2010).

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    En realidad, las fructferas races de esta crisis nominativa se visualizan con mayorclaridad cuando, en las realidades bibliotecarias internacionales, emergen los colec-tivos de las comunidades en los procesos de gestin bibliotecaria (Suaiden, 2015).Las bibliotecas del futuro deben trabajar por la ampliacin de los derechos civiles.

    Una forma de alentar el incremento en la construccin de ciudadana se maniesta,pues, en el proceso de concienciacin de los espacios bibliotecarios centrados en lacogestin entre profesionales y ciudadanos.

    Este tpico puede generar en nosotros ciertos pruritos ticos y de celo profesional. Sinembargo, las formas de conquistar el espacio pblico por las personas del anonimatoposeen una largusima y fundada tradicin. Como es bien sabido, esta particularidad yaha sido estudiada por Jrgen Habermas (1981), cuando a mediado del siglo XVIII comenzuna nueva idiosincrasia para el empoderamiento de los territorios pblicos. Sin ir mslejos, la ley 419 de creacin de las bibliotecas populares impulsada por Sarmiento ensetiembre de 1870 constituye, inequvocamente, un notable antecedente de esta perspectivaultra moderna, ya que, de hecho, implicaba un llamado real y no cticio a la participacinde las comunidades en la administracin de las bibliotecas en combinacin con el Estado.

    Entonces la crisis apelativa de lo que entendemos por nuestro quehacer y por ellxico que se encuadra bajo la expresin biblioteca seala, adems, que las insti-tuciones que supervivirn a los nuevos gestos y apropiaciones virtuales, necesitarntener en cuenta el universo de circunstancias contingentes de la co-gobernabilidad.Insistimos en que este aspecto que no se vincula dentro de un perl minimalista odespojado de interpretaciones; al contrario, su densidad lo aproxima a cierto matizneobarroco debido a sus sinuosidades de expresin, pues detrs de la cogestin seencuentra inmersa la autorrepresentacin de las personas en la toma de decisiones y su intensa vinculacin con los aspectos gubernamentales modernos.

    En dicho contexto, hay un margen de posibilidad muy signicativo para que en elfuturo mediato las bibliotecas pblicas puedan migrar desde las gestiones centralis-tas bibliotecarias hacia las potencialidades deliberativas y descentralizadas de unademocracia directa y, de ese modo, se asiente esa direccin en una coparticipacinactiva de las personas con los profesionales de la informacin.

    En consecuencia, esta crisis de transformacin disciplinar que hoy nos acontece enaras de un atributo particular en el momento de nombrarla, es una conmocin alen-tadora que est ms all del mero desencanto; es, en s misma, una extraordinariaocasin para re-signicarnos desde otra alteridad; esto es, reexionar nuestro pen-samiento bibliotecario como un proceso de identicacin, como una perspectiva nica

    e invalorable para buscar una nueva identidad profesional ahora subsumida en elcompostheterclito de la cultura impresa imbricada con la digital.

    En esta instancia se hace ineludible mencionar un segundo tpico determinante: latendencia o dimensin tecnolgica . No vamos a explayarnos sobre un tema que todosconocemos acerca de las nuevas tecnologas y su literatura incontrolable y dispersa.Lo que realmente interesa es un punto capital en su doble vertiente: la capacitacintecnolgica de los bibliotecarios y la imperiosidad de poseer un espritu crtico paraleer de otro modo a los dispositivos tcnicos.

    Existe, en la actualidad, una realidad que se impone con contundencia: el advenimientodel paradigma digital como cambio sistmico abierto y su desarrollo en la creacin

    de bibliotecas digitales de articulacin hbrida. Esto signica, tomando la expresindesarrollada por Nstor Garca Canclini (2012 [2001]), que las bibliotecas de la posmo-dernidad sufren procesos de hibridacin mltiple, es decir, de mixtura y convivencia entrelos materiales impresos y los virtuales.

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    En nuestros repositorios conviven las representaciones propias de los usos tipogr-cos y las digitales puras. Las tecnologas de la informacin impondrn, entonces,la cosmografa digital. Por lo tanto, la educacin bibliotecolgica debe prosperar enun ambiente donde se implemente al mximo la enseanza de dichas tecnologas. LaCiencia de la Informacin que sobrevivir ser aquella que propicie todas las formassosticadas de los ambiente digitales.

    No se trata de formar a un bibliotecario en exclusividad tecnolgica, se trata,debido a que lo real siempre se concreta, de acompaar los cambios sistmicos virtuales, de aprender a construir e interactuar en los diferentes repositoriosdigitales, de poseer las habilidades para evaluar esos repositorios, de gestar lascapacidades para optimizar las bibliotecas en la gestin de los servicios electr-nicos, de crear modelos de anlisis cualitativos que establezcan criterios de com-presin de los usuarios inmateriales, de elaborar patrones para impulsar todaslas formas del aprendizaje en lnea y capacitarnos en las demandas (cada vezmayores) de las complejas formas de e-learning, de establecer en los profesiona-les una conciencia creciente sobre la amplitud decisiva de las migraciones de lossoportes de informacin, de pensar la construccin de la coleccin desde un puntode vista holstico o integral, de especificar la importancia de la administracin enlas redes de consorcio de las revistas y libros electrnicos, de reflexionar sobrelas adquisiciones y su gestin global en una sociedad planetaria y globalizada, ymuchas realidades ms que exceden esta presentacin.

    Esta alfabetizacin tecnolgica digital de los bibliotecarios para comprender y acom-paar a los usuarios en sus propios procesos de alfabetizacin informacional, adems,posee su complemento con una tercera perspectiva de la Ciencia de la Informacin:la tendencia o dimensin del lenguaje .

    Uno de los grandes desafos y tendencias globales bibliotecarias se presenta, en par-ticular, en el campo lolgico y lingstico. Durante el siglo XX los emprendimientosprofesionales se gestaron en torno al control del lenguaje: sistemas de clasicacin,listas de encabezamientos, tesauros, etctera. La normalizacin del lenguaje en losmomentos de clasicar o indizar, garantiza una recuperacin ecaz. No obstante,el arribo de las bsquedas libres en la Web impuls el resurgimiento del lenguajenatural.

    La perspectiva bibliotecaria en este punto es de compleja resolucin, pues hay endicha temtica todo tipo de propuestas. Lo cierto es que la tendencia global, por lomenos en la operatividad de los usuarios y mediacin con los buscadores, se plasma

    en una interrelacin entre el lenguaje natural y el articial. Los bibliotecarios, en esteescenario, sin dejar de emplear las representaciones naturales, cada vez tienden conmayor resolucin a crear estructuras de normalizacin dentro de la fragmentacin dela informacin en la Web (Groys, 2015). El desarrollo de los metadatos y su normativaa travs de etiquetas ( tag) es una prueba de ello.

    La formacin del profesional en informacin, como ya hemos puntualizado, serfundamental para dirimir el futuro y el destino de las bibliotecas. Los bibliotecariostendrn que generar habilidades en el anlisis de dominio especializado para con-gurar las ontologas y las taxonomas de la Web semntica 3.0.

    No alcanzar, pues, en su educacin con un grado y/o posgrado en Bibliotecologa

    y Ciencia de la Informacin . Se necesitarn profesionales capacitados en posgradosrealizados en otras reas para, de este modo, ser interlocutores vlidos en la denicinde los contenidos de dominio. Debemos, en este punto esencial, capacitar profesio-nales para la interoperabilidad de dominio en la Web semntica.

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    Existir una resolucin lingstica o convivencia interactiva y dinmica entre ellenguaje natural y el controlado? La respuesta es una instancia de reexin y con-troversia profesional. En este entorno, cada vez con mayor hincapi, proliferarn losestudios sobre lingstica bibliotecaria. El fenmeno de la Web establece una forma

    paradojal de lingstica plural, de ah, pues, la proliferacin fragmentaria o fractalde los metadatos, marcadores, ontologas, folksonomas y taxonomas.

    Tras haber sobrevivido a numerosos traumas de crecimiento, en este cuadro provisio-nal y apasionante del lenguaje de la Web (porque la Web est sumergida y, a la vez,engendrada en el vrtice de las imbricaciones semnticas), la profesin bibliotecarialatinoamericana (hablamos de un punto de vista centrado en las caractersticas denuestra identidad y no solo en las dominantes en Europa y Amrica del Norte), debemeditar sobre la creacin de un marco terico y prctico para instrumentar los estu-dios tecnolgicos y culturales de anlisis de dominio mediante una agenda trazadapor la Lingstica bibliotecaria o Lingstica de la Ciencia de la Informacin.

    No obstante, luego de sealar la perspectiva del lenguaje que, en lo especco, seencuentra relacionada con el paradigma cognitivo, es necesario rescatar el modelosocial de nuestros procederes. A lo largo de la historia de las bibliotecas, la construc-cin de aquello que se denomina lo social ha sido uno de los vnculos ms fructferosdel despliegue comunitario de los bibliotecarios. No se puede pensar esta institucinfuera de la sociedad y, por ello, su mecanismo de evolucin se desenvuelve con lasprcticas, tanto individuales como gregarias, de apropiacin de los textos por partede los lectores en cada perodo histrico.

    Ahora bien, el paradigma social de nuestra profesin debe tender, con un vigor yun bro ms acentuado, a desembocar en los otros usos de la sociabilidad, pero enrelacin con los nuevos retos de las comunidades posmodernas; colectivos, entonces,inmersos en un contexto de globalidad sin precedentes. En esta interseccin de inte-reses vinculados a pautas sociolgicas, emerge una cuarta orientacin de la Cienciade la Informacin: la tendencia o dimensin de la inclusin .

    Las economas emergentes, las guerras y sus desplazamientos tnicos, la bsquedaen otros pases de horizontes econmicos inaccesibles en los lugares de origen, ladesigualdad en la distribucin de la riqueza, las intolerancias religiosas y sexuales,el auge de la movilidad y del viaje en instancias globales, los traslados inmigratorios,entre muchos otras causas, ha originado una masa de usuarios heterogneos y diversospero signados por una precaria inclusin y su marginalidad creciente.

    Cuando suceden estos hechos en el nivel mundial, pues no existe un rea territorialque no se encuentre exenta de estas miserias, la biblioteca pblica, por ejemplo,constituye una de las agencias ms democrticas para dar una respuesta ecaz a esasencrucijadas. Amrica Latina debe ser un espacio frtil en este tipo de soluciones.Muchas bibliotecas tendrn que construir sus servicios pensando en evitar los con-ictos oclusivos que se maniestan en sus comunidades.

    Es necesario atraer y cautivar a los desclasados y marginados por las dinmicassectarias del capitalismo, integrar a los grupos tnicos trashumantes para que ellosse identiquen con las prcticas bibliotecarias como si fueran propias, dar amparoa las personas cuyo ltimo destino ha sido la migracin interna y su asentamientoen los cordones perifricos de las ciudades, luchar porque los individuos con disca-

    pacidades tengan un pleno acceso a las colecciones impresas y digitales, realizar losesfuerzos necesarios para capacitar en tecnologas de punta a aquellos que no poseenla oportunidad de llevarlo a cabo, cooperar para que los segmentos excluidos por sureligin, eleccin sexual e ideas polticas tengo su voz y sus derechos.

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    Existen, tambin, diversas y modernas modalidades para visibilizar estos anhelossociales. Actualmente, a travs de diversas polticas operativas, muchas bibliotecastrabajan en ello. Cules son estas respuestas a lo largo y lo ancho del mundo? Pode-mos, en esta mecnica de citar ciertas perspectivas, enumerar algunas.

    Un primer acercamiento positivo se centra en tomar la decisin de que la bibliotecaes un lugar para capacitarse, buscar trabajo y aprender un ocio. Un lugar, salvandolas distancias, aunque parezca un remedo desactualizado de las modalidades enciclo-pedistas del siglo XVIII en su culto por los quehaceres operativos, donde los hombres y mujeres aprendan un ocio. Keith Michael Fiels demostr que la crisis econmicade Estados Unidos desencadenada en el 2008 fue superada, en buena medida, porquelas bibliotecas pblicas de ese pas ayudaron a los desocupados a obtener empleo(Fiels, 2011).

    En segundo momento, comprender que los bibliotecarios deben realizarse socialmenteen el lgido y, a veces, turbulento medio comunitario en el cual trabajan y, sin duda,para defender las polticas de inclusin tendrn que ser lderes en la defensa de losderechos humanos (Samek, 2007).

    La tercera instancia esboza un inesperado reto: para interactuar con los sectores des-posedos hay que formar bibliotecarios provenientes de esos sectores. La inclusinser de gran amplitud si los profesionales hablan, piensan y obran en representacinde esos segmentos. Y an otra disyuntiva: que los profesionales que los represententengan cargos de direccin en esas unidades.

    Para que estas decisiones tengan una aplicacin exitosa, hay tres mega-aspectos, entreotros muchos, que se imponen como desfasajes a superar en nuestra formacin dendole tradicional y que debemos perseguir como objetivo nal.

    Primer desfasaje: instrumentar todos los requisitos necesarios (y los que no existan,imaginarlos e intentar imponerlos) para desarrollar en su totalidad las polticas deOpen Access ante la arremetida de las plataformas rentadas y comerciales de lasgrandes editoriales que manejan el mercado de trco de informacin, tanto impresacomo virtual.

    Segundo desfasaje: reexionar sobre un tema tab que, tal como se encuentra en elactual marco legal, es un obstculo tenaz a la libre distribucin de los bienes cultura-les; nos referimos al debate sobre los alcances y lmites de la propiedad intelectual.

    Tercer desfasaje: lograr que los usuarios no solo entren a las bibliotecas para obtenerinformacin sino, ante todo, hacer de ellos productores de informacin y conoci-miento (Rainie, 2010 y Suaiden, 2015).

    As pues, no se incluye mediante una benevolencia impoluta o como una ddivaque es una especie de aplazamiento de las capacidades creativas de cada persona y sociedad. Se incluye cuando las bibliotecas brindan pleno acceso a la gente y asse logra que los individuos sean los gestores de su porvenir. Se incluye cuando losbibliotecarios ayudan a autoconstruir a las comunidades (cualquiera sea el tipode unidad) y esta decisin se puede transformar en un logro libertario de la profe-sin. Se incluye, por sobre todo, cuando los bibliotecarios representan a las minorassociales desclasadas, a las etnias migrantes y a todos aquellos cuya expresin ha sido

    silenciada (Kumaran, 2012).

    Las bibliotecas del futuro, involucradas en esas aproximaciones de la insercin,solo podrn sobrevivir si implementan polticas de inclusin diversas, corales y

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    polimrcas. Desplegndose as un macro-paradigma que excede a lo estrictamen-te social, ya que nos encontramos ante una variedad coral de usuarios, soportes,espacios fsicos y virtuales, representaciones y prcticas de lectura, multiplicidad deaccesos naturales y controlados, que se exhiben como arquitecturas informativas

    cuasi heterodoxas; estamos, en denitiva, ante un macro-modelo de la Ciencia dela Informacin que podramos llamar el paradigma de la diversidad polifnica.

    Por supuesto, muchas bibliotecas podrn perdurar fuera de la inclusin, pero estarnal lmite de su deuda con la sociedad, pues la informacin y el conocimiento soloprosperan en lo plural y diverso. No hay que olvidar que toda entidad que manipulainformacin es una construccin de poder (Castells, 2012). Inequvocamente, su acervomaterial e inmaterial maniesta una concepcin poltica e ideolgica. Es un pecadode inocencia reido con la formacin profesional pensar que las bibliotecas estnfuera de las tensiones del poder y el dominio poltico.

    No es posible enumerar la totalidad y ni siquiera las tendencias ms importantesque estn incidiendo en la Ciencia de la Informacin. El tema de esta exposicin esuna forma de la desmesura bibliotecaria. Sin embargo, antes de abordar la ltimadimensin, es oportuno mencionar una breve seleccin de ellas.

    Entre las orientaciones que mayor presencia poseen en la literatura bibliotecolgicamoderna, sealaremos las siguientes:

    el cambio de las tipologas de bibliotecas, pues los tipos de bibliotecas queconocimos estn perdiendo su homogeneidad tradicional;

    la hibridacin bibliotecaria, como una consecuencia de lo anterior pero, ade-ms, por las nuevas alianzas de las bibliotecas para responder a las comuni-dades de usuarios diversificadas (las alianzas horizontales o de doble uso, lasverticales vinculadas a centros de recursos para el aprendizaje y la investiga-cin, y las agrupaciones en consorcios) (Varela-Orol, 2011; Rodrguez-Parada,2010);

    la compleja aparicin de las Plataformas de servicios bibliotecarios (PSBs),que permiten un enfoque dinmico de la gestin de contenidos y, por otraparte, la migracin de los sistemas de bibliotecas de los servidores locales a loshospedajes de computacin en la nube (cloud computing) (Breeding, 2011);

    la gestacin de las bibliotecas y sus usuarios como residentes activos de unavatar similar a la Second Life, donde los bibliotecarios pueden avanzar en lainstrumentacin de un metarrelato y la biblioteca misma transformarse en unarepresentacin virtual;

    el desafo tecnolgico, por ejemplo, de las RDA (Resource Description andAccess) y su impacto en la catalogacin y, en forma general, muchsimas ms.

    Ciertamente, el profesional del futuro, ante la extraordinaria canibalizacin de lainformacin en la Web y que ha llevado a muchos de sus crticos, como Boris Groys, asostener que Internet es un gran tacho de basura (Fernndez Irusta, 2015), tendrnque lidiar con esta obesidad informativa. El bibliotecario digital deber prepa-rarse para asediar a este mundo desbordado como una persona capaz de evaluar lospaquetes textuales virtuales, de discernir los datos pertinentes de los irrelevantes,de certicar la veracidad del material presentado a sus usuarios, y de organizar deuna manera coherente y sinttica toda inconmensurable masa de informacin yadesmadrada.

    En el momento de emprender esta breve enumeracin de orientaciones en la Bibliote-cologa y Ciencia de la Informacin, intuamos que a pesar del asedio de la tecnologadigital y de las urgentes demandas de los paradigmas cognitivo y social, iba a resultar

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    indispensable reexionar sobre una caracterstica inexcusable en toda disciplina aca-dmica; en este caso particular, nos estamos reriendo a la irrupcin de una quinta ypotente perspectiva: la tendencia o dimensin terica y de ndole losca .

    Qu signica, pues, la presente eyeccin abrupta, en trminos heideggerianos peroindispensable e inevitable de esta tendencia? Expresa que los integrantes del campoque hoy denominamos Ciencia de la Informacin tienen como mandato ineludible,en particular, la necesidad (y tambin la obligacin perentoria) de preguntarse, entreotras cuestiones imprescindibles, sobre los temas fundacionales de nuestra profesin.En denitiva, sobre los asuntos que hacen a nuestra acontecer en tanto bibliotecarios y no otra cosa o entidad. Sobre los tpicos tericos y loscos que ponen entreparntesis porqu somos lo que somos, y no meramente una indiferenciada otredadajena a nosotros mismos.

    La trama, en cuestin de opacidad discursiva, adquiere una urdimbre sustantiva.Cules son, entonces, solo algunos de esos aspectos o matices fundacionales? Laclave de este laberinto estriba en la aspiracin e insistimos, en el mandato de for-mularnos un conjunto de preguntas que debemos, aunque sea preliminar, intentar surespuesta. Del punto de vista terico y losco, es menester enlistar las siguientes:

    qu es la informacin? cmo puede transformarse en conocimiento? cul es el rol del bibliotecario para que la informacin llegue a ser conoci-

    miento? qu es el conocimiento y mediante qu servicios se puede instrumentar? de qu hablamos cuando pensamos en la informacin? qu papel juega el dilogo en la gnesis del conocimiento? cul es el significado de informar por intermedio de la mediacin digital? cul es la relacin entre el dato puro, su comunicacin en paquetes de infor-

    macin y el conocimiento? es posible que la ecuacin dato-informacin-conocimiento sea una matriz

    impuesta por la tradicin cientfica, y tal vez en los requerimientos de informa-cin ya subyace un conocimiento previo como sostienen numerosos autores?

    Y muchas preguntas ms (y como tales, que aspiran a resolverse en proyectos deinvestigacin) que admiten respuestas provisionales desde un pensamiento herme-nutico de nuestra disciplina. Por consiguiente, es oportuno sealar en esta tendenciala importancia de aquello que se entiende por verdad y mtodo en la Ciencia de laInformacin, tal como lo sostiene Hans-Georg Gadamer en su representacin herme-

    nutica de la losofa contempornea (Gadamer, 1984; Geertz, 1990).

    La incursin terica y losca en nuestra rea, adems de su fuerte tonalidad inter-pretativa, debe aspirar a una conceptuacin de naturaleza ontolgica, epistemolgica,tica y fenomenolgica. En los ltimos veinte aos, algunos de los autores ya men-cionados, han reinterpretado estos fundamentos, tal el caso de John M. Budd (2004,2005, 2006, 2008, 2011), Birger Hrland (1998, 2000), Fredrick Kiwuwa Lugya (2014) yMichael Buckland (2012), Rafael Capurro (2005, 2007) entre otros.

    Sin embargo, frente a esta perspectiva se vislumbra una salida: producir textos sobreel Ser y la razn de Ser de la Ciencia de la Informacin (lo ontolgico), sobre suscriterios metodolgicos de carcter cientco y su vocacin de episteme y no de mera

    doxa (lo epistemolgico), sobre sus nalidades de propsito o telos para desplegarsee interpretar la sociedad y el universo cognitivo (lo tico), y la bsqueda continuade sus esencias diferenciadoras e irreductibles en la construccin de su discursodisciplinar (lo fenomenolgico).

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    Esta interiorizacin reexiva nos lleva a un dilema de gran densidad crtica. Y paramuchos tericos, la facultad de la interpretacin requiere de un momento de rea-pertura que necesariamente no est circunscripto al mtodo. A veces, pues, hay queemerger de ese bloqueo pautado por el dominio absoluto de la hermenutica para

    ingresar a un pensamiento, tal como lo sostiene Paul Feyerabend (1986), donde sereconstruya la posibilidad de una teora anarquista del conocimiento, la alternativade lo para-metdico desde el punto de vista de la intuicin y de la imaginacin.

    Invocar a la imaginacin y a los recursos para-metdicos, en una profesin donde laprctica es casi una deicacin, consiste en enriquecer su campo de estudio. Por otraparte, es el umbral que hay que traspasar para comprender la magnitud humana delbibliotecario tecnolgico-digital.

    Un reto que, inequvocamente, ya se maniesta y se extender en nuestro porvenir,es la necesidad de ensamblar an ms nuestra formacin tecnolgica con y desdelas Ciencias Sociales . Cuando Michael Buckland arma que que si la ciencia deinformacin tiene que ver con lo que la gente conoce, entonces es una forma de arti-culacin cultural y, a lo sumo, una ciencia de lo articial (2012, 1:1), lo que trata dedecirnos este importante terico, es que la tecnologa digital siempre debe dirimirseen el terreno de las modalidades y los procedimientos culturales. Lo que implica quela Ciencia de la Informacin que adviene ser intensamente tcnica pero, en unaespiral dialctica, intensamente atravesada por las Ciencias Sociales y su vocacininterdisciplinar (Cronin, 2008; Prebor, 2010).

    En la traccin del pensamiento reexivo, que es un modo de establecer el intenso vnculo entre la teora y la prctica en la profesin, Hrland (2000) nos recuerdaque las perspectivas suelen ser una especie de sinnimos de los paradigmas. La totali-dad, pues, de las tendencias delineadas pueden precipitarse en el ncleo duro de losmodelos paradigmticos.

    Por su especial caracterstica, este acontecimiento se nos presenta con una signica-cin superlativa, ya que refuerza la idea posmoderna de la movilidad y el ujo de losparadigmas en la Ciencia de informacin actual pensemos, tal el caso, en ZygmuntBauman y su concepcin de la modernidad lquida (2003).

    Cierre a modo de conclusin preliminar

    La tendencia de la Ciencia de la Informacin, modelada por las escenicaciones cultu-

    rales posmodernas (Jameson, 2010 [1998]; Bauman, 1999; Castells 2004 [1996] y 2014),por lo menos en el presente, se anca en un archipilago de conceptos y paradigmascambiantes o propicios a la transmigracin.

    Ya no hay paradigmas jos e inmutables, pues la velocidad de los cambios tecnolgicos y virtuales cuestionan, en s mismo, a la dinmica de los procesos paradigmticos, talcomo lo propuso T. S. Kuhn en su clsica La estructura de las revoluciones cientcas (1996[1962]), o el estado ms abierto que expuso Ludwik Fleck en La gnesis y el desarrollode un hecho cientco (1986). Ahora los paradigmas bibliotecarios han entrado en losprocesos de globalizacin y en las interrelaciones de la parcelacin de los saberes, endispositivos y artefactos que hacen de ellos una autorrepresentacin interminable.

    Ese ncleo duro de paradigmas profesionales el material, el cognitivo y el social yano posee, por lo menos como antes, un estilo de contundencia inclume. Como sesealaba en el inicio, este itinerario nos lleva al concepto de crisis. Los sistemasbibliotecarios (una expresin que ya va siendo, con holgura, superada por el tiempo)

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    se basaban en factibilidades deterministas. En la actualidad, las versatilidades de losusuarios y los profesionales de la informacin se estn recongurando, con crecienteaudacia, en mundos fragmentarios e hbridos, luego de ms de dos dcadas de EraDigital.

    Es posible que nos encontremos ante un cambio radical en la mentalidad profesional:el hecho de que exista la certidumbre (que tambin amerita un espacio de zozobra eincertidumbre) de propiciar el surgimiento de los no-sistemas bibliotecarios inde-terministas del futuro, donde circulemos fuera de la tutela de los determinismos delpasado. La feraz y complejsima conuencia del lenguaje natural con el controlado,como hemos visto, es una prueba de ello.

    Asistimos y asistiremos al trnsito de los lugares fsicos a los paisajes cartogrcos y a los mapeos ( mapping) de informaciones inmateriales, ahora mediadas por gestio-nes coordinadas en la nube e incluidas en una macro estructura digital en estado deconstante apertura e intervenidas por los profesionales y, lo que es ms importante,por los usuarios; una zona, entonces, de pluralidad y diversidad virtual, en que lasreescrituras de aquellos que participan, tanto en su localidad como en el rol de visi-tantes, fomentarn la creacin de una realidad bibliotecaria tpicamente holstica dela virtualidad de los registros de informacin.

    Aqu se retoma la duplicidad especular de cmo nombraremos, en un futuro muyprximo, a nuestro quehacer. El logos que evoca el nombre biblioteca, como hemosobservado, puede mudar y permanecer en suspenso ante una nueva denominacin.Esto no lo podemos saber, ni tampoco armarlo, ni es necesario estar de acuerdocon dicha especulacin. Lo nico verdadero es que el confortable mundo pre-digitalha cambiado hacia un cosmos inefable, cuyas sutilezas semnticas, tericas y tec-nolgicas demandarn un esfuerzo maysculo de la profesin.

    En sntesis, un esfuerzo y una tensin emotiva que, sin excusas de ninguna ndole, nosconducir a desarmar lo innominado de la Ciencia de la Informacin para encontrarun renovado sentido a nuestra profesin. Y, en modo muy peculiar, estas Jornadaspueden ser un excelente espacio para iniciar ese camino.

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