Hacia Un Heidegger Rortyano

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Universidad Nacional Maestría en filosofía Pragmatismo Sebastián Domínguez Hacia un Heidegger rortyano Del pragmatismo y otras versiones Para la historia de la filosofía, resulta bastante sugerente que uno de los pragmatistas más radicales, como lo es Rorty, se haya comprometido en estudiar a fondo, tomando el papel de difusor, a uno de los pensadores alemanes, y en general en la historia de la filosofía, más radicalmente opuesto a las corrientes pragmáticas, científicas y lógicas, y que ha sido catalogado como un pensador esotérico, metafísico, al que, además, se le señaló como error metódico la lectura del mismo dentro de la tradición a la que pertenece Rorty. Cierto que Rorty no puede ser, por definición, un heideggeriano. Esto, no obstante, no es una barrera para la labor interpretativa que pretende llevar a cabo el pensador norteamericano, arrancar todas las posibilidades pragmáticas de la filosofía Heideggeriana, sin detenerse por el temido Khere heideggeriano. De hecho, se puede establecer una analogía entre el precepto latino Traducere Traditere, y como Rorty entiende la interpretación filosófica. Así, toda interpretación pasa por el filtro previo de lo que se quiere encontrar. Al final de su artículo intitulado «Heidegger, contingencia y pragmatismo» 1 , dice: “En este 1 Richard RORTY. HEIDEGGER, CONTINGENCIA Y PRAGMATISMO En Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. Paidós, Barcelona, 1993, pp. 49-77.

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Pragamatismo y metafísica. Estudios de la filosofía práctica sobre lo que somos y lo podemos ser.

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Universidad NacionalMaestra en filosofaPragmatismo

Sebastin Domnguez

Hacia un Heidegger rortyanoDel pragmatismo y otras versiones

Para la historia de la filosofa, resulta bastante sugerente que uno de los pragmatistas ms radicales, como lo es Rorty, se haya comprometido en estudiar a fondo, tomando el papel de difusor, a uno de los pensadores alemanes, y en general en la historia de la filosofa, ms radicalmente opuesto a las corrientes pragmticas, cientficas y lgicas, y que ha sido catalogado como un pensador esotrico, metafsico, al que, adems, se le seal como error metdico la lectura del mismo dentro de la tradicin a la que pertenece Rorty. Cierto que Rorty no puede ser, por definicin, un heideggeriano. Esto, no obstante, no es una barrera para la labor interpretativa que pretende llevar a cabo el pensador norteamericano, arrancar todas las posibilidades pragmticas de la filosofa Heideggeriana, sin detenerse por el temido Khere heideggeriano. De hecho, se puede establecer una analoga entre el precepto latino Traducere Traditere, y como Rorty entiende la interpretacin filosfica. As, toda interpretacin pasa por el filtro previo de lo que se quiere encontrar. Al final de su artculo intitulado Heidegger, contingencia y pragmatismo[footnoteRef:1], dice: En este artculo he ledo a Heidegger segn mi propia perspectiva, de tendencia deweyana. Pero leer a Heidegger de este modo no es ms que hacerle lo que l hizo a todos los dems, y hacer lo que no puede dejar de hacer ningn lector de nadie[footnoteRef:2]. Con esto dilapida por completo la acusacin de una mala lectura, lo que no impide que nos preguntemos por la posibilidad de encontrar un Heidegger pragmtico. Queremos hacer un esfuerzo concienzudo de reconstruir lo que sera una propuesta de una filosofa pragmtica heideggeriana en un claro paralelo con la interpretacin llevada a cabo por Rorty. Se utilizarn bsicamente los artculos de Rorty: Heidegger, contingencia y pragmatismo, y Wittgenstein, Heidegger y la reificacin del lenguaje. [1: Richard RORTY. HEIDEGGER, CONTINGENCIA Y PRAGMATISMO EnEnsayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporneos. Paids, Barcelona, 1993, pp. 49-77.] [2: Ibd. p. 77.]

Como medida propedutica, diremos que Rorty no es para nada un ingenuo, y no pretende a su vez pasar por erudito. Sabe muy bien lo que hace y sabe tambin sus limitaciones. Constantemente seala donde su interpretacin no alcanza, o donde sabe que sobrepasa las posibilidades dadas. Ahora bien, Rorty fija su interpretacin dentro de cuatro parmetros, que sern directriz de la perspectiva pragmtica que construir para unas especficas premisas fundamentales de Heidegger. Rorty parte de la necesidad de una crtica al ideal de certeza absoluta verificable gestado en el seno de la filosofa griega, protagnico en la historia de la filosofa; lo que lo lleva a considerar, en segunda instancia, el problema del dominio y el poder nsito a la idea de certeza, y por tanto la bsqueda de una nica verdad. Aparece entonces el tercer elemento, a saber, la contingencia, que funciona como detractor de esa bsqueda de dominancia que supone la idea de una verdad nica. El ltimo de los cuatro puntos podra enunciarse como la historicidad del filosofar, o en otras palabras, la filosofa como voz de su tiempo que busca los problemas de su tiempo, o por lo menos los resuelve de acuerdo a este, lo que va en pro de la anulacin de una filosofa atemporal. La pregunta en este punto es necesaria: es posible entender la filosofa de Heidegger desde estas cuatro perspectivas? Ciertamente hay que reconocer que un eco de estas ideas se puede encontrar en el pensador alemn. Lo que debe preocuparnos es si ese eco tiene un asidero firme, o si en referencia al corpus general de la obra de Heidegger, no hay lugar para tales posibilidades. A lo largo del presente trabajo las distintas posibilidades interpretativas fungirn como ejes expositivos, sin hacerse demasiado explcitas.Un punto interesante que cabe resaltar al inicio de nuestra investigacin, y que muestra la lectura concienzuda de Heidegger por parte de Rorty, es el reconocimiento de la relacin necesaria entre los dos momentos del pensamiento de Heidegger. Es costumbre de la historia actual de la filosofa hablar de dos Heidegger, donde queda que el primer Heidegger, presentado sobre todo por Ser y tiempo es uno centrado dentro de los cnones filosficos y la tradicin filosfica, y que el segundo Heidegger, que opera ms o menos a partir de los aos treinta, traslada la filosofa a un terreno esotrico e incomprensible. A pesar de esto, Rorty escribe: cuanto ms se releen los escritos de Heidegger de los aos veinte a la luz de sus ensayos posteriores, ms se advierte que cuando escribiSer y Tiempoya tena en mente el relato histrico que cont en los aos treinta. Hacemos incapi en este punto, no solo para mostrar una lectura apropiada, sino porque resulta bastante curioso que Rorty exalte algo que podra sin ms echar abajo su pretendida interpretacin pragmatista. Lo que dice en la cita anterior podra resumirse de este modo: El Heidegger esotrico, el Heidegger de la verdad del ser, de la historia del ser, el Heidegger de la escucha de la palabra del ser y de la cuaternidad, ese que podra citarse como el ms metafsico de todos (desde ciertas perspectivas filosficas), ya estaba irremediablemente presente en Ser y tiempo, y esto porque las posturas propuestas en este libro conducen irremediablemente a esa bsqueda posterior de Heidegger. Ahora bien, puede este Heidegger ser pragmatista desde alguna perspectiva? La respuesta a esa pregunta que da Rorty es un definitivo si, y esto porque para l leer a Heidegger en clave pragmtica debe implicar tambin asumir la historia del ser desde esa misma perspectiva. Lo que hace con mucha habilidad, de modo que ms all de todo, como veremos, logra penetrar hasta cierto punto dentro de la estructura argumentativa de Heidegger. Heidegger escribe en la conferencia El fin de la filosofa y la tarea del pensar que toda la filosofa es platonismo, lo que significa que ella es enteramente metafsica[footnoteRef:3]. Ante esto, proclama el agotamiento de sus posibilidades con el surgimiento de la ciencia, y la necesidad de encontrar otro camino para la reflexin filosfica, a lo que l llama pensar. El agotamiento de la filosofa sucede de acuerdo al ideal que debe guiar la investigacin filosfica, a saber, la certeza como conocimiento, lo que culmina en el nacimiento de las ciencias en el seno de la filosofa como perfeccionamiento del mtodo de conocimiento, y abarcan los campos a los que se refera la filosofa. Por lo que, dentro de este panorama, a la filosofa le queda ser una protociencia, esto es, una suerte de fundamentadora de las ciencias, como si estas tuvieran necesidad de ser fundamentadas filosficamente. Para Heidegger este tipo de empresas representan solamente el ltimo estertor de la filosofa que puede prolongarse indefinidamente, pero que no tiene ya lugar dentro de nuestro tiempo. [3: Cfr. Martin HEIDEGGER. El fin de la filosofa y la tarea del pensar en: Kierkegaard vivo. Alianza editorial. Madrid. 1980.]

Ahora bien, aquello que caracteriza a la tradicin filosfica (que en todas sus facetas Heidegger concibe invariablemente como metafsica), como tambin a la ciencia que inevitablemente surge de ella, es el olvido del ser. Tenemos pues dos elementos que Rorty no dejar de lado, a saber, la certidumbre y el problema del ser. De qu sirve a una visin pragmtica de Heidegger, el problema del olvido del ser, si precisamente es el problema menos pragmtico de los problemas? Rorty toma, no obstante, el problema del ser, no la ciencia con toda su pragmaticidad, como una declaracin en contra del ideal de conocimiento propuesto por la tradicin. Dice Rorty: creo que Heidegger aborda una y otra vez la cuestin del Ser sin responderla nunca, porque Ser es un buen ejemplo de algo para responder a cuestiones sobre lo cual carecemos de criterios. Es un buen ejemplo sobre lo que no tenemos asidero alguno, instrumento alguno para manipular -algo que se resiste a la interpretacin tcnica del pensar. Definitivamente limitar el problema del ser a ser un mero ejemplo, resulta en la filosofa de Heidegger empobrecedor, sobre todo, si se lo mira desde aquellos alegricos nombres como pastor del ser u otro semejante. No obstante, no resulta de esto que no pueda concebirse plausible dicha interpretacin como una de las posibilidades. De todos modos, si nos detenemos un poco sobre la crtica a la concepcin tradicional de verdad hecha por Heidegger, la que no es otra cosa que uno de los modos de revisin de la historia de la filosofa en el camino a hacer patente el olvido del ser (mejor llamada destruccin de la ontologa), encontramos constantes ecos de un pragmatismo taimado. En su ensayo titulado la esencia de la verdad[footnoteRef:4] Heidegger intenta hacerse a la visin corriente (consuetudinaria) de verdad, lo que va ms all de definirla como adecuacin. De hecho, para Heidegger es propsito pensar en qu sentido hablamos de la verdad como adecuacin. La formulacin cannica dice: veritas est adaequatio rei et intellectus. Hablamos pues de concordancia, y decimos que solo es verdadero aquello que concuerda. La pregunta es inminente: qu concuerda con qu en esta concepcin ordinaria de la verdad? La cosa con el intelecto o el intelecto con la cosa? Es necesario que de dicho enunciado se derive que a la verdad le es nsita la concordancia desde ambas perspectivas. Por eso dice Heidegger: Lo verdadero, ya sea una cosa verdadera o una proposicin verdadera, es aquello que concuerda, lo concordante. Ser verdadero y verdad significan aqu concordar en un doble sentido: por un lado como concordancia de una cosa con lo que previamente se entiende por ella, y, por otro, como coincidencia de lo dicho en el enunciado con la cosa[footnoteRef:5]. Ahora bien, hablamos de la verdad del enunciado como concordancia con la cosa, y as situamos la verdad a un nivel judicativo, a ser la verdad del enunciado, en donde, de una forma u otra se trata de que concuerde lo verbal con la cosa, y en esa concordancia, que se torna siempre en concordancia de del enunciado consigno mismo, se vislumbra una cara de la verdad. Y as, este es el modo ms autorizado en el que hablamos de verdad. Preguntamos cmo puede entonces funcionar esto si invertimos la relacin, toda vez que se supone que es el mundo el que dona la objetividad? Sobre el problema de la objetividad del mundo hablaremos ms adelante, pero baste aadir aqu que en el mundo para Heidegger nunca hay cosas brutas, que aparecen con su verdad, sino que en principio mundo menciona apertura, apertura que realiza el Dasein, donde los entes aparecen siempre ya interpretados. Lo que luego de Ser y Tiempo conllevar el hecho de que el hombre devela la realidad desde una perspectiva, la que asegura a los entes un fundamento, que en todo caso poco podra valernos como objetividad, siempre que entendamos por objetividad esa garanta que ofrecen las cosas en su patente esencia nica y racional. [4: Martin HEIDEGGER, De la esencia de la verdad enhitos, alianza, madrid, 2000, pp. 151-171.] [5: Ibd. p. 153.]

Procedamos con la verdad como adecuacin de la cosa con el intelecto. Heidegger nos dona un ejemplo donde es la cosa la que debe concordar con el intelecto, lo que lleva al problema de la verdad a un nivel ms primario. Si nos detenemos a pensar en el carcter de verdadero que le acaece a una sortija de oro en contraste con una de oro falso, vemos como la autenticidad o inautenticidad del oro aqu derivan no de la realidad de ambas cosas, puesto que ambas son igualmente reales, sino de una comprensin previa, esto es, a fin de cuentas, del intellectus. De modo que la adecuacin aqu es de la cosa con el intelecto; y bien que la verdad fundada sobre esta adecuacin no es algo as como necesaria, sino claramente contingente. Pero no hablemos de contingencia, no an. Pensemos ms bien, qu condiciones debe cumplir este tipo de concordancia para que se hable de una verdad nica y cierta, y (solo desde la modernidad) verificable. Esta concepcin de verdad tiene sus antecedentes en Platn, pero su formulacin proviene del Medioevo. Ambos antecedentes si bien guardan semejanzas esenciales parten de fundamentos distintos. Toda concordancia de la cosa con el intelecto, es siempre concordancia del ens creatun con el intellectus divinum. En el intelecto divino yace toda verdad a partir de la cual se juzga como verdad la concordancia entre cosa e intelecto. En la modernidad, donde se gesta a su modo un abandono de la teologa, resulta necesaria una suplantacin que no pasa de ser un modo sutil de cambiar para seguir igual: se cambia a Dios, por el imperio de la razn que mediante su proceder lgico asegura la objetividad a travs de una comprensin que se ajusta con la necesidad nsita en una esencia racional de las cosas. Dice Heidegger: la verdad enunciada siempre significa la coincidencia de la cosa presente con el concepto racional de su esencia[footnoteRef:6]. [6: Ibd. p. 154. ]

Ya es presumiblemente comprensible desde qu perspectiva est pensando Rorty derivar una conclusin pragmtica. Efectivamente falta aqu la crtica especfica de Heidegger a este concepto de verdad que hemos descrito someramente. Pero ya en lo que hemos hecho resulta patente como una crtica a esta comprensin de la verdad, que ponga el fundamento de la misma en algo distinto, derrumba el slido monolito de la verdad nica y atemporal, tesoro de las arcas de nuestra tradicin filosfica. Solo mediante un nuevo fundamento puede escaparse a esa concepcin de verdad. Pero por qu escapar? Lo dice Rorty, pero tambin Heidegger: el problema de esta concepcin de verdad es que arriba en el problema de la dominacin. Y para Heidegger esta dominacin va ms all de la mera dominacin poltica o social, se trata pues de la imposicin de un modo de concebir la realidad, en la que se impone a sta un modo de ser muy especfico. Bien conocidos son los trminos pensar tcnico, poca tnica, dominacin tcnica. En La pregunta por la tcnica, Heidegger presenta la interpretacin tcnica del pensar como fundamento para la percepcin y disposicin de la naturaleza como fuente de energa. El ro es encausado para una hidroelctrica, el bosque es una cantera. Estos ejemplos que citamos tienen para Heidegger una importancia singular, y apuntan sobre todo a dos problemas especficos: a cmo altera el fundamento desde el cual develamos la realidad (histricamente segn la historia del ser); y a cmo en nuestro tiempo ha terminado por imponer a la naturaleza ser recursos para el progreso, y los hombres cada vez se ven ms atravesados por estas concepciones tcnicas y tecnolgicas donde se pierde la humanidad del hombre. Dice Rorty interpretando a Heidegger: el Ser, que Platn concibi como algo ms grande y fuerte que nosotros, est ah slo en tanto en cuanto nosotros estamos ah. Las relaciones entre ello y nosotros no son relaciones de poder.La relacin entreSeinyDaseines como la relacin entre dubitativos amantes; no se plantean cuestiones acerca de la fuerza y debilidad relativas[footnoteRef:7]. Ser y verdad son rtulos que Heidegger ya en Ser y tiempo limita al Dasein (el ser que somos en cada caso nosotros mismos), bien que ese limita tiene en Heidegger un sentido bastante especfico. A Rorty le parece encontrar en tal lmite la posibilidad de una relativizacin de la verdad, y soporta su percepcin en una confusa mxima de Heidegger. Dice Heidegger: Ser no entes- slo lo hay hasta donde la verdad es. Y la verdad slo es, hasta donde y mientras el Dasein es[footnoteRef:8]. Se deriva necesariamente de la afirmacin de Heidegger un relativismo? Una mejor pregunta sera: Qu nos quiere dice Heidegger? El Dasein bien lo decamos arriba es el ser descubridor, el que tiene consigo el estado de apertura y abre por tanto el mundo. Es ese abrir el mundo para que los entes se hagan patentes lo que Heidegger entiende como verdad, esa posibilidad del Dasein de hacer patentes los entes en su ser, posibilidad que solo est mediante el Dasein, por lo que de un modo u otro, sin Dasein no hay verdad, ni ser; as como tampoco hay mundo, ni lenguaje. De esto no se deriva que el Dasein sea el fundamento, el coregrafo, al estilo del sujeto moderno. Pero en la estructura de su ser, esa que nombra el ttulo Dasein, est la posibilidad de toda de verdad y de ser. [7: Richard RORTY. HEIDEGGER, CONTINGENCIA Y PRAGMATISMO EnEnsayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporneos. Paids, Barcelona, 1993, p. 55.] [8: Martin HEIDEGGER. Ser y tiempo. FCE, Bogot, 1993, p.251]

Ahora bien, Rorty sabe esto, y no espera encontrar un relativismo como tal en Heidegger, pero firme en su propsito de leer en clave pragmtica a Heidegger, agrega un elemento ms a la discusin, toda vez que all piensa afianzar la posibilidad de esa aniquilacin de la verdad, ya no heideggeriana, pero si con fundamentos en su filosofa. Los planteamientos de Ser y Tiempo se extendern hasta el concepto de historia del ser y el primer verso del poema Aus der Erfahrung des Denkens. Nos adentramos as en el segundo Heidegger, de modo que ya no leemos argumentos basados en la firme tradicin, sino un discurso que fcilmente pasa del pensar al poetizar. No por nada se abandona este Heidegger a los terrenos oscuros y se le acusa de esoterismo. Pero Rorty no se detiene. El verso del poema que menciona Rorty tiene una especial utilidad para inmiscuirnos en el concepto de la historia del ser, desde una perspectiva pragmtica, por ms extrao que suene esto. Dicho verso dice: El poema del Ser, slo comenzado, es el hombre[footnoteRef:9]. Aqu la poesa al servicio del pensar ofrece un sentido que Rorty capta muy inteligentemente: Al hombre no le corresponde ser el poseedor del ser, ni tampoco su conocimiento pleno. No pasa, nos dice Rorty, que entonces al ser le sea dado el papel de coregrafo de esa historia del ser, sino que el hombre la ha escrito en la medida en que ste ha llegado a comprender el ser de acuerdo a su momento histrico y le ha asignado un nombre[footnoteRef:10]. [9: Martin HEIDEGGER. Pensamientos poticos, Ed. Herder, Barcelona, 2010. Trad. de Alberto Ciria. ] [10: Cfr. Richard RORTY. HEIDEGGER, CONTINGENCIA Y PRAGMATISMO EnEnsayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporneos. Paids, Barcelona, 1993, 49. Rorty cita la lista de nombres del ser que escribe Heidegger en el Nietzsche. Vale la pena repasar dichos nombres para ver como la historia de la filosofa funciona a la vez como historia de las comprensiones del ser, segn Rorty comprende a Heidegger, y como olvido del ser, segn Heidegger. ]

La historia del ser que en el primer verso es el hombre, es para Heidegger la historia del olvido del ser. Ahora bien, olvido no dice en Heidegger ignorancia. De hecho, l se esfuerza en hacer una historia de la filosofa para hacer patente esas comprensiones del ser que de uno u otro modo apuntan al sentido del ser. El hombre ha comprendido el ser desde distintos puntos de vista segn la historia, y esto quiere decir, que su conocimiento sobre el ser es contingente, apegado a un contexto. Y todas las comprensiones del ser han trado consigo comprensiones del ente y de la realidad en general. Si vemos el problema de este modo y hasta este punto, podemos entonces seguir hablando con Rorty y defender que la explicitacin de una historia del ser tiene por consecuencia la anulacin de la verdad como un fenmeno nico. Esto porque a fin de cuentas, aquello que nos es posible comprender y conocer (de modo general) no lo es de acuerdo a una naturaleza racional, ni a un principio de relacin divina, sino cada vez en relacin a nosotros mismos y a las perspectivas que imperan histricamente, perspectivas que pueden ser explicitadas en esa historia del ser, y que funcionan de manera general en los distintos momentos histricos. No tiene otra consecuencia seguir los planteamientos de Heidegger sobre la historia del ser, puesto que, por ejemplo, el modo como los griegos se relacionaban con lo real, no es igual al de los medievales ni tampoco al de los modernos. Detrs de cada uno de esos modos de relacin (a lo que Heidegger llama modos del develar), est un fundamento que todo el tiempo est marcando el modo de develar, pero que cambia en la historia del hombre, marcando as los distintos momentos histricos. Para dar ejemplos, que en tanto ejemplos son imperfectos, podemos entender la diferencia radical entre el Medioevo direccionado hacia el conocimiento de la entidad mxima que por su naturaleza es puramente metafsica, y la modernidad donde aparece el ideal de las ciencias experimentales de la mano de Francis Bacon, esto es, el conocimiento de las causas para producir los efectos, superar a la naturaleza obedecindola. Lo que por un lado se convirti en una erudicin encerrada en monasterios, por el otro pas a ser en la aparicin de la maquina y la tecnologa. Y esto en relacin sobre todo con el fundamento que direcciona el conocimiento.Bien podramos sealar que no obstante pueda hasta aqu concebirse una suerte de contingencia propia a nuestra verdad, la historia del ser tal y como la entiende Heidegger bien si podra concebirse ms all de la capacidad del hombre, esto es, contada a modo de destino que se cumple y que de un modo u otro es el mismo ser el que ha hablado al hombre, al modo que le ha dado el fundamento. Pero estos argumentos, aunque con algn asidero, no son definitivos en cuanto a interpretacin de la perspectiva heideggeriana. Y ms an, a nuestro parecer, concebir de ese modo la historia del ser, no necesariamente niega la contingencia del conocimiento, a menos que se suponga que hay un conocimiento ltimo y verdadero del ser. De hecho en Heidegger hay, como bien lo anota Rorty, una suerte de nostalgia. La nostalgia que corresponde a ese olvido. Sin embargo, incluso si tal suposicin es vlida, ante la gran imposibilidad del hombre por alcanzar el sentido del ser, que habla por fuera de la razn y que siempre est en el rayo y en la tormenta, velado; pareciera que el hombre por todos lados se encuentra errante en la contingencia, contingencia que a su vez se deriva de una historicidad del filosofar que para Heidegger es patente mediante esa descripcin de la historia del ser. Y ms an cuando Heidegger, al momento de concebir su obra completa, decidiera llamarla Wege: nicht werke. Caminos, as como los caminos de bosque, caminos que no llevan a ninguna parte, que se pierden en el bosque, que llevan de pronto e inesperadamente a un claro, pero que tan pronto est el bosque de nuevo. Hemos pues hasta ahora dado vueltas en la filosofa Heideggeriana a la luz de una posible visin pragmatista que intenta promover Rorty. Los resultados no se han hecho esperar: siempre por un lado avanzamos hacia ese pragmatismo y por otro aparecen caminos que nos dicen que es claro que Heidegger no piensa en ese como un camino para su filosofa. Muchos son los intentos que hace Rorty por convalidar aquellas posturas de Heidegger que van contra esa perspectiva pragmtica, entre esas la ms importante, la nostalgia, la nostalgia por una mejor manera de comprender el ser, mejor manera que trae consigo la verdad nica y el poder. Pero Rorty quiere incluso ver all la posibilidad de un pragmatismo, y nos sugiere entonces que la mejor manera de comprender el ser es aquella que se sabe contingente as en una historia del ser avanza. Nadie puede negar lo forzado que puede llegar a sonar dicha interpretacin. Pese a esto, resulta innegable que muchas son las conclusiones pragmticas que se pueden derivar de la filosofa Heideggeriana, como bien lo hemos intentado mostrar a lo largo del trabajo, intentando por medios ms heideggerianos que rortyanos, hacer patente esa pragmaticidad que permanece nsita en los planteamientos investigados. Para nosotros resulta legtima una lectura como la ha presentado Rorty, una lectura que no pretende de modo alguno hacer de Heidegger un pragmatista, pero a su vez, quiere hacer de su filosofa un fundamento para tal postura filosfica, siempre que se lo sepa leer. Heidegger puede quizs pensarse rortyano, pero vale siempre la pena avanzar con cautela.