Hacia la otra España deljoven Maeztu · winismo social norteamericano: William Graham Sumner....

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Hacia la otra España del joven Maeztu Secundino VALLADARES Departamento de Antropología Social Universidad Complutense de Madrid «Estamos hartos de oír las letanías de los tullidos cuando van por la calle con su eterno: “abran paso, señores, que todos somos hermanos . Basta, basta de la moral de los tullidos... En los pue- blos sanos surge de propio impulso la moral de los fuertes.» Ramiro de Maeztu. Hacia Otra España, 1899 RESUMEN Hacia Otra España de Maeztu es un libro susceptible de múltiples lecturas. So- bre su joven autor, en el momento de su escritura, gravitan influencias diversas, re- sultado de una intensa familiaridad con pensadores tan distintos como Marx, Nietzsche o Spencer Sin desdeñar cualquier otra influencia, este artículo se limi- ta a repasar la dimensión socialista de la obra del joven Maeztu para luego cen- trarse detenidamente en la impronta darwinista social, que preside toda su primera y única obra de juventud. Tras un breve desglose de las condiciones de vida que, tal vez, llevaron al joven Maeztu a adoptar el paradigma del darwinismo social, el artículo traza una serie de paralelismos entre algunos de los desarrollos del primer Maeztu y los planteamientos de uno de los más significativos exponentes del dar- winismo social norteamericano: William Graham Sumner. Desde el punto de vista temático, este artículo centra su mirada en la coloni- zación de las mesetas interiores de España por palie del litoral per~fféríco, uno de tantos argumentos que cruzan por las páginas de una obra escasamente articula- da como es Hacia Otra España. En torno a este argumento, se exponen tangen- cialmente los encuentros y desencuentros del joven Maeztu con algunos compa- neros de generacióncomo Azorín, Unamuno, Costa y Ganivet. Tanto en situaciones de coincidencia como de discrepancia, este artículo resalta no tanto la perspectiva culturalista sino el pensamiento crítico de estos autores sobre lo que en aquellos tiempos de regeneracionismo se llamaba el problema de España. Revista de Antropología Social, n. 0 7. Servicio de Publicaciones. 1KM, i998

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Hacia la otra EspañadeljovenMaeztu

SecundinoVALLADARES

Departamento de Antropología SocialUniversidadComplutensede Madrid

«Estamos hartos de oír las letanías de los tullidos cuando vanpor la calle con su eterno: “abran paso, señores, que todos somoshermanos . Basta, basta de la moral de los tullidos... En los pue-blos sanos surge de propio impulso la moral de los fuertes.»

Ramiro de Maeztu. Hacia Otra España, 1899

RESUMEN

Hacia Otra EspañadeMaeztues un libro susceptible de múltiples lecturas. So-bre su joven autor, en elmomento de su escritura, gravitan influencias diversas, re-sultado de una intensa familiaridad con pensadores tan distintos como Marx,Nietzsche o Spencer Sin desdeñar cualquier otra influencia, este artículo se limi-ta a repasar la dimensión socialista de la obra del joven Maeztu para luego cen-trarse detenidamente en la impronta darwinista social, que preside toda su primeray única obra de juventud. Tras un breve desglose de las condiciones de vida que,tal vez, llevaron aljoven Maeztu a adoptar elparadigma del darwinismo social, elartículo traza una serie de paralelismos entre algunos de los desarrollos del primerMaeztu y losplanteamientos de uno de los más significativos exponentes del dar-winismo social norteamericano: William Graham Sumner.

Desde el punto de vista temático, este artículo centra su mirada en la coloni-zación de las mesetas interiores de Españapor palie del litoral per~fféríco, uno detantos argumentos que cruzan por laspáginas de una obra escasamente articula-da como es Hacia Otra España.En torno a este argumento, se exponen tangen-cialmente los encuentros y desencuentros del joven Maeztu con algunos compa-neros de generacióncomo Azorín, Unamuno, Costa y Ganivet. Tanto ensituaciones de coincidencia como de discrepancia, este artículo resalta no tanto laperspectiva culturalista sino elpensamiento crítico de estos autores sobre lo queen aquellos tiempos de regeneracionismo se llamaba elproblema de España.

RevistadeAntropologíaSocial, n.0 7. ServiciodePublicaciones.1KM, i998

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INTRODUCCIÓN

De mocosoy darwinistarabiosocalificabaaRamirito, el chico de ElPorvenir, ValentínHernández,a la sazóndirectorde laLa Lucha de Clases,órganodel socialismobilbaíno,allá por los años 1894 y 1896. El mismoRamiritoque,ya trasplantadoaMadrid y conel desenfadopropiode laju-ventud(habíanacido en 1874), escribíaen El Socialista de Madrid en1899 queen España«acasono hayanleído atentamentea Marxmásdetresescritoresprofesionales».Y se aventurabaa citanospor susnombres:PiMargall,Unamunoy Clarín.

Traigo estosdos testimonios,de entrada,aducidosporJavierVarelayBlanco Aguinaga,respectivamente,porqueambosrepresentangráfica-mentelos dospoíosdel pensamientodel primer Maeztucuandoredactalosapasiondadosartículosperiodísticosquehabríande componersuúnicolibrodejuventudHacia Otra España, aparecidoen Bilbao en 1899.Por el pen-samientode Maeztudesfilanmúltipleslecturas.El mismonoshablade ladeudacontraídacon los grandesmaestrosdel momento:Marx, Spencer,Nietzsche,Shopenhauer.En sucabezaconvivenen provisionalarmoníadi-ferenteslegadosqueva aplicandosobrelamarchasegúnlas circunstanciaslo demandan,no sin anteshaberbarridoafondoel viejo imaginario inser-vivible. En artículodedicadoal señorNakens,Maeztu(1997:207)le confíaabiertamentecómolos nuevospensadoreshanllegado a trabajarcomotra-bajan: «Yo tambiénhe sido víctima intelectualde la nociónde justicia...Advertí luego quela vida no esjustani injusta...Desdela teocraciaal co-munismoha recorridomi pensamientotodaslas farmacopeas.»

Nos hallamos,pues,anteun Maeztuqueha experimentadounaprime-ra catarsisintelectual(la propiamentereligiosallegaríamástardey com-portaríaunasegunday definitivareconversiónintelectual)y que, despoja-do de los viejos códigoséticos y demásreferentesnormativos,especialmentelos políticos,sedisponea analizarla realidaddeEspaña,nodesdemarcosnormativos,sino desdela fría lógica de los hechos,sumer-giéndoseparaello en lo queél llamarepetidamente«el movimientode lascosas».Paraello, recurre,a mi entendery sin desdeñarlas influenciasdeNietzschey Shopenhauer,al paradigmadominantedel fin desiglo, estoes,al evolucionismoclásicodecimonónicoen susversionescontrapuestasdeldarwinismosocialy del materialismohistóricodialéctico.

CarlosBlancoAguinaga,en su excelentetrabajosobrelaJuventud del98, superandoviejos tópicosen el tratamientode la generación,nos des-cribe lacarasocialistade Maeztutal comoapareceen su libro dejuventud

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Hacia Otra España. SegúnAguinaga,Maeztuparticipadel impulsorege-neracionistadel98, perono desdelaperspectivaculturalistatancomunen-tre los restantesmiembrosdel grupo, sino desdeel pensamientocriticoquese alimentadelos postuladosmarxistas.Dehecho,J. J. Morato (1918)incluye a Maeztuen su historiade El Partido Socialista Español y razonesno le faltabanparaello. De hecho,Hacia Otra España va dedicadoa JoséVerdesMontenegro,uno de los mássólidos puntalesdel PSOEde aqueltiempo. Es más,el propio Maeztu,pasadoyael meridianode la juventud,en cartadirigida a Ortegahacia1910,sereclamasocialista(Blanco,1970:186): «Me hablaustedde socialismo.Yo tambiénsoysocialista..Hacemasde dos añosqueno he publicadounasolalíneaqueno seaestrictay rigu-rosamentesocialista.»

TrasunalecturaatentadeHacia Otra España, sigopensandoqueel li-bro de BlancoAguinagarepresentaunaaportaciónoriginal parainterpretaral primerMaeztu.No obstante,creoqueambosparadigmas,el socialismomarxistaasícomoel darwinismosocial spenceriano,convivenen lacabezajuvenil de Maeztuy que asícomohay datostextualesque inclinan a unalecturamarxistadeestaobradejuventud,hay tambiéndatosquefavorecenmasunalecturaen clavespenceriana.Es más,algunosde los textosaduci-dospor Aguinagacomonetamentesocialistascontienenalusiones,giros yexpresionessólo entendiblesdesdelos presupuestosde un marcodarwinistasocial.A pesarde lo queMaeztuafirma en la mencionadacartaa Ortega,no creoqueestaconvivenciade ambosesquemasobedezcaa unaestrategiade simulacióno disfrazporpartedel autor.En palabrasde Ortega,habríaque decirque en el horizontecultural de su generaciónMaeztuheredaoasumelas conviccionesquemejorexplicansu circunstancia.Y es evidentequehaceun usomanifiestode amboslegados.

UNA APROXIMACIÓN SINGULAR A ESPAÑA

Es ya un lugarcomúnrecordarqueMaeztu,junto conAzorín y Baroja,los tresprocedentesde la periferiaespañola,constituyenel grupode «lostres»,el núcleo fundadordel 98. Discusionesapartey sin ánimodeentraren(os ríos detintaocasionadosporla convenienciao no de aplicarla categoríageneracionalal grupodelos así llamadosdel 98, es evidentequeestostresautorescumplenlas condicionesmínimasque Ortega(1996: 86) exigieraparaaplicarel conceptodegeneraciónconrigor suficiente:soncoetáneosyno sólo contemporáneos,estáninmersosen idéntico horizontecultural al

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tiempo que respondenadaptafivamentea los mismosretosdel territorioque habitan. Los tres participande la críticaal orden establecido,los tresprofesanun individualismoradicalrayanoen el anarquismo,queBarojapro-longaríahastasusúltimos aflosmientrasAzorín lo sacudióel mismodíaquedecidió ingresaren las filas de la sociedadbienpensante;y, finalmente,lostres sesintieronimbuidosde unamisiónregeneradoraqueconferíaa suac-tividad intelectualy política un cierto caráctercorporativode gentecom-prometidacon la cosapública.El famosopifostioen quequedóconvertidoel estrenode Electra en 1901,con lasconsiguientesescarificacionesabasede paraguazos,fuecomoun rito iniciático quedividió las aguasde los queestabana favorde Galdós,de la modernidady de unaElectrainmersaenels!glo frente a aquéllosqueestabana favor de Echegaray,de la EspañadeTrentoy de unaElectrarecluidaenclausura.Se dice,y Varelalo recuerda,queel grito de «¡Abajo los jesuitas!»arrancóde nuestrojovenMaeztu,

Masdichoesto,hayquereconocerqueMaeztuarremeteconsu objetode estudiocon unadeterminacióndistmteañosluz de las ensoñacionesmis-ticasy guerrerasde algunosde suscoetáneos.En un gestodeautenticidad,Maeztutirade la vendade los falsosidealesquecubrenel rostrodel país ylo colocadespiadadamentefrenteal espejo(1997: 109):

Este paí~ de obispos gordos, de generales tontos, de políticosusureros, enredadores y analfabetos, no quiere verse en esas yermasllanuras.., donde viven vida animal doce millones de gusanos, quedoblan el cuerpo, al surcar la tierra con aquel arado que importaronlos árabes...

No se ve en esas provincias.., despobladas como estepas rusas.No se ve en esas Jábricas catalanas, edificadas en el aire, sin

materia prima....No se ve en esas minas de Vizcaya de donde sale¡¡ toneladas de

hierro, que pagan los ingleses a cuatro o cinco duros, para devolvér-no,slas en máquinas, cuyas toneladas pagamos nosotros en miliares depesetas.

No se ve en esas ciudades agonizantes.No se ve en esas universidades de projésores infrrinos; en este

Madrid hambriento; en esa prensa de palabras hueras.Mirase siempre en la leyenda, donde se encuenhra grande y aprie-

ta los párpados para no verse tan pequeña.

Y no esqueAzorín o Barojano nos brindencuadrosde la Españane-gra. De Azorín se ha extremadotanto aquellode «los primoresde lo vul-

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gar».con ocasiónde su homenajeen Aranjuez,quetodasu producciónhaquedadohipostasiadacomounaprimorosacopadefresóncon nata.Sin en>-bargo,y a fuer de serhonrados,se ha de reconocerquepocaspáginashaytandramáticascomolas escritaspor Azorín sobrelos pueblosde la Anda-lucía Trágica. Sin ir máslejos, en 1903 llega Azorín aTorrijos y entrare-sueltamenteen la Posadadel Norte. La mesonerale ponesobrela mesaunaoscurafritangay un acedobrebajequepasapor vino. Cansadode comercarnefrita, Azorín llamaa la mesonera(1991:216):

me da usted nada más? —le pregunto—. Y ella se me quedamirando, extrañada, sonriendopor mi exigencia estupenda, y exclama.

—~Qué más quiere usted?Ev verdad. Me olvido de que estoy en la meseta y soy un hombre

del litoral. Yo no debo, en Torrijos, querer más cosas.

Torrijoses uno detantospuebloscastellanosmuertos,y resaltaAzorínla enormedistanciaentreestoshombresdel centro,ininteligentesy tardos,y los del litoral, vivos y comprensores.Ante la escasezde aguaparaloshuertos,haceconstarAzorín (1991:2(8) comoquien levantaacta:

El agua —me dicen—~ se come mucho las tierras. El riego pideabono; el abono cuesta dinero; cuanto menos se riegue, menos segasta. Jovellanos ya notó esta opinión de los labradores meseteños deque «el riego esteriliza las tierras».

Y termina Azorín advirtiendo cómo hay arrrendatarios con dos caba-llenasque,en lugarde dedicaríasa la noriaparamantenersustierrasbienregadas,prefierenalquilaríaspor tres realesdiarios a las almazarasentiempode moliendade aceituna.Es asícomoel agricultorespañolde men-talidadarcaicapierdelo más,lejanoy trabajoso,por obtenerlo menos,pre-sentey momentáneo.

Esteesel Azorin a pie deobra. NuncaMaeztuestarátanatentoal paisa-je y al paisanajesemiurbanode la meseta.Lacargadoctrinalquele embargano le permitedarcuentade estasincidenciasetnográficasqueconstituyenlaesenciadel trabajode Azorín. Alienta en Maeztuun granproyectode mo-dernidadparala mesetainteriorde Españaqueseha de cumplir inexorable-mentepor «el movimientouniversalde las cosas»,léasecapitalmástecno-logía, y no paramientesen los desarrollospaniculares,casimicroscópicos,de eseprocesotransformador.VeamoscómoadvierteAzonínesospequeñossaltosmodernizantesque vienendadospor incrementostecnológicosen la

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culturamaterialy quemarcanla diferenciaentreel desarrollodel litoral y elestancamientode la meseta,un tematancrucialparaMaeztu.

En su trabajode campo,Azorín visita las almazarasdeTorrijos y com-pruebala diferenteeficienciatecnológicaentrelas vigas de maderay lasprensasde hierro.Las vigas,nosdice,sonenormespalancasdemaderaqueoprimenla pastade aceitunamolida. Medianteesteprocedimiento,la ex-traccióndel aceitese prolongael doble del tiempoque se tardaríacon laprensade hierro, estoes,desdediciembrehastafinalesdeabril. Resultadode estadilación esel fermentode la aceitunadesdefebrero,en que sere-colectala última, hastamayoen queseterminade triturar. Además,la pas-ta comprimidapor las prensasquedaexhaustadel todo mientrasquela queseretira de las vigascontieneunaparteimportantedeaceitequeno esuti-lizado. Porsupuesto,enlas almazarasdeTorrijos las vigas sonmayoríay elaceiteseextraecomohacetrescientosaños.Y en confirmaciónde su tesis,se desplazaAzorin unospocoskilómetrosal interior y muestrael casodeMaqueda«quetambiénhe visitado»,nosdice, comoun acuciosoetnógrafoqtie registratodo lo que ve en su cuadernode campo.En Maqueda,al pa-recer,la rutinareinasoberana.Con 250 hectáreasde olivares,todala cose-chadel pueblosemueleen unaalmazarade unasolaviga, siendoel aceiteextraídode tanbajacalidadque sólo sevendea lasjabonerías.No le queda,pues,aAzorín sino resaltarel otro extremode la comparación,el litoral, ysacarlasdebidasconclusiones(1991: 223):

«Observad ahora el litoral: en la región alicantina más olivera,lasprensas de madera y las vigas hace tiempo que han desaparecidopor completo; todas las prensas son de hierro. Y si nos internamos enEspaña, veremos cómo a medida que nos acercamos al centro, los vie-jos artejáctos aparecen y cómo van aumentando hasta dominar en ab-soluto. En algunos puntos la lucha es empeñada y los vetustos apara-tos están a punto de ser derrotados por los nuevos. Todo un curvo decivilizacióny de historia nacional se puede estudiar en estos detalles,alparecen insignificantes.»

La distanciaentreAzorín y Maeztuespatente.Mientrasuno semueveen el granescenarionacionalde un paísqueha de entraren la moderniza-ción mediantela conjunciónindustrial y financierade la periferiay el cen-tro, el otro atiendea esosdetalles,al parecer,insignificantes,queconstitu-yen la urdimbredel mismo proceso.Pero a pesarde estadiferenciadenivelesen el tratamientodel procesoindustrializadordel país,es clara lasintoníade ambosautoresen la necesidadqueambossientendequeel me-

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dio, seentiendeel medio artificial, seunifiqueparareducirel contrasteen-tre unosy otrosmoradoresde España.Ya que el mediohaceal hombre,dice Azorín, y no podránpensary sentirdel mismo modo unoshombresalegresquecultivan intensamentesus tierrasy otroshombresmelancólicosquevivenen llanurasáridas,rudimentariamenteexplotadas.

En el trabajode AzorínsobreTorrijos, hayun diálogoqueconfirmaestaíntima afinidadcon Maeztuy querespondea la preguntacrucialqueambossehacen:¿Quiénha de llevar a cabola modernizacióndel país?En elco-medordela PosadadelNorte, Azorín comparteunasórdidae indigestaco-mida, servidacon exasperantelentidudenvajilla desconchaday sucia,conun señorsilenciosoy grave.Azorín sabequesetratadel presidentedel Cír-culo Industrialde Madrid, reputadocomo «unode los hombresmásenér-gicosy emprendedoresde la Españalaboriosa».Ambostratandecomerensilencio.Pero,al momentodel postre,Azorín rompeel densosilenciodiri-giéndoleasu comensalun comentariosobrela diferenciaentrelos pueblosinactivosde la mesetay los pueblosvivos del Levante.A lo queel presi-dentedel Circulo responde(1991: 222):

«¡Como que son das nacionalidades distintas y antagónicas.’ Le-vante es una región que se ha desenvuelto y ha progresado por su pro-pia vitalidad interna, mientras que el centro permanece inmóvil, ruti-aúno, cerrado al progreso, lo mismo ahora que hace cuatro siglos...Observe usted los detalles de la vida doméstica; vea usted losproce-dimientos agrícolas, estudie usted las costumbres del pueblo... Las di-ferencias entre los españoles del centro y los de las costas saltan a lavista. Yo soy del centro y, sin embargo, lo reconozco sinceramente. Elproblema catalanista, en eljóndo, no es más que la lucha de un pueblofuerte y animoso con otro pueblo débil y pobre, al cual se encuentraunido por vínculos acaso transitorios...»

Vuelve el silencioy Azorín, igual queMaeztu,siguepensandoquelosesfuerzosporregenerarlasmesetasseránbaldíosmientraslos camposme-setariosno dispongande agua,de abonosy de máquinasque realicenvi-gorosamenteel trabajodelas industriasderivadasde la agricultura.

EL OLVIDADO SEÑORRAVENTOS

En un libro sin articulacióninternacomoesHacia Otra España,com-puestode retazosperiodísticos,resultaaventuradoidentificarlosnúcleoste-

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máticossobrelos quegravitael pensamientodel autor.A pesardeello y ariesgo de imponeruna lecturasesgadadel libro, hay tres epígrafesqueconstituyentresimágenesen basealascualessepuedeurdir un argumento,tresquiciossobrelos cualessepuedehacergirarel pensameintodel primerMaeztu.Estastresimágenessonlasdel señorRaventós,la de Bilbao y la dela mesetacastellana.Se diría queen el diseñoregeneracionistade Maeztuvan obligadamentetrabadaslas tres,porquelas tresse necesitan.En otraspalabras,no sepuedeentenderla mesetadel interior sin recurriral litoral yésteno tienehorizonteo viabilidadsin el concursode las mesetas.

El señorRaventóses unametáforadelo queen esemomentoes el pen-samientodoctrinariode Maeztu.El señorRaventósesun pequeñopropie-tario catalán,un labriegohonradoy trabajadorqueviajaa la Corte,casiporsu cuentay riesgo,paragestionarla supresióndel recargodel 30 porcien-to sobrela contribuciónrústicay pecuaria.En palabrasliteralesdeMaeztu(1997: 65): «El señorRaventósno espolítico, ni torero,ni actorenchiconien grande,ni criminal,ni siquieracomandantede unaescuadrayanqui. ElseñorRaventósesun labriegohonradoy trabajador.»Estaidentificaciónencascadatraea la memoriaaquellaotracon la queWilliam GrahamSumner(1963:132), paladíndel darwinismosocial norteamericano,definía, unadécadaantes,al quellamabatheforgotten man, el hombreolvidado:

El hombre olvidado trabaja, vota, por lo común reza, pero siem-pre paga, sobre todo, paga. No busca un puesto en la administración,su nombre no aparece en los periódicos excepto cuando se casa o semuere. Es asiduo al trabajo. Es halagado en tiempo de elecciones y sesiente patriota. Se acude a él siempre que hay que hacer un trabajo.Puede que levante la voz a su mujer y jómilia, pero no es un bocazasde taberna. Consiguientemente, es un hombre olvidado, un don nadie.

No da problemas, no provoca admiración. No es un héroe, nitampoco un problema como los marginados. No es famoso como loscriminales ni digno de compasión corno los pobres. No es una cargacomo los sin techo, ni objeto de protección como esos animales entrance de extinción, ni un indivuo que requiere los servicios de un pro-fesional como losanalfabetos, ni alguien sobre quien los economistasy lospolíticospueden verter sus nobles sentimientos como los viertensobre los parados. Consiguientemente, es un hombre olvidado, undon nadie sobre el que caen todas las cargas del Estado.

Si no fueraporla manifiestacargadarwinista,diríamosque setratadeunaradiografíadela sociedadcivil frenteal Estado.Estoeslo quesignifi-

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cael señorRaventósparaMaeztu.Un hombrequeconocesu oficio en unaEspañadondesonpocoslos quelo conocen,un hombrequevive de su tra-bajoy no de recomendaciones,un hombrequealimentalas arcasdel Esta-do porencimade susobligacionesy que,por eso,sesienteagraviadoy tie-nela osadíadeacudira laCorte sin el menorrespaldoo solidaridadde suslugareños.

Curiosamente,estosgravámenesexcesivosde las personasanónimasque sostienenlas cargasdel Estadoesun temacentralen el desarrollodeSumnersobreel forgottenman.Nosadviertequeno sólo los hombresestánrelegadosa esacondiciónde olvido, sino tambiénlas mujeresquetrabajancomocosturerasen la industriatextil del Estede los EstadosUnidos.En ladécadade los 80 del pasadosiglo, unamujerganaba50 céntimospor docehorasde trabajo,perodebíaabastecersede hilo. Cadaovillo de hilo estabagravadocon un céntimode impuestos,lo que significabaque cadamujerentregabaal díaun cuartode hora de su trabajoparasostenerla gran in-dustria textil del Este norteamericano,que en el año 1882 pagabadivi-dendosdel 95 porcientoa susaccionistas.

Estáclaro que,tantoparaSumnercomoparaMaeztu,esoshombresymujeresolvidadosformanel núcleode la sociedad.Pero,en lugarde serte-nidosen cuenta,sonsistemáticamentepreteridospor los polfticosdeturno.Sin embargo,cualquierimpulsoregeneradordebecomenzarpor eliminarmuchasde las cargasimpositivasquepesansobreel hombreolvidado. El esel motordel sistemaproductivoy no sele puedeignorarimpunemente.Vol-viendoal casoRaventós,Maeztuadoptaunadrásticaconclusiónvertidaenun lenguajebiologicista manifiestamentedarwinistay con resonanciasnietzscheanas(1997: 67):

Creemos que no hay más que dos razas de hombres: la de loshombres que conocen su oficio, raza superior que encuentra en eltrabajo su placer y vive segura de símisma y del porvenir, en un pre-sente que mejora de día en día, y la raza de los hombres desconoce-dores de su oficio, raza deleznable que se arrastra penosamente por lavida, condenada a subsistir a fuerza de engaños o a merced de lapiedad de los demás.

Es fácil colegir que paraMaeztuel sistemaespañolde corrupción,derecomendacionesy expedienteoha contravenidola ley naturalde laselec-ción de los mejoresy ha erigido como élite dominantey directoraa larazade los inútiles, de los ociosos,de los hombresdeengañoy de discurso

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sobrela de los hombresde acción, de pensamientoy de trabajo. Así escomo el casoRaventósse convierteparaMaeztuen un símbolodel pro-Nemade España.

UN CANTO A BILBAO

ParaMaeztu,Bilbao esel buqueinsigniade su marcharegeneradoraha-cia la otraEspaña.Sucabezaestáhabitadaporla imagenvibrantede ciu-dadescomo Chicago,Nueva York, embarcadasen una loca carreradetransformaciónindustrial; y el Bilbao de su juventudse incorporaimpe-tuosoa esagranmarchahaciala modernización.Bilbao contiene,a peque-ña escala,los trazosde lo queha de serla transformacionde todoel país.

No quedalugar,pues,en el joven Maeztuparala nostalgiade la vie-ja España.Los pueblosy paisajesde Castillale traenal pairo,los hidal-gosespañolessonseñoritosarcaicosen trancede extinción;don Quijote,un prototipo de decadenciaqueentretienelas horasmuertasde viejoscasimuertos.Y cuandohablade la mesetacastellana,no tieneotraexpresiónquelade«páramohorriblepobladopor gentesqueodianel aguay el ár-bol». En estesentido,tienerazónJavierVarelacuandoafirma queHaciaOtra España no es un texto típicamentenoventayochista,siemprequeconvengamosquela producciónliteraria del restodel grupodel 98 sere-ducea unameyaensoñacióndel mito de Castilla, a la invenciónsubli-madade un paisajeterreroo a la visión fantasmalde personajesmísticos.Creo que los trabajosde Unamunosobrederechoconsuetudinarioy eco-nomíarural de Vizcayay, en parte,de Castilla,asícomolos de Azorínsobrecultura materialy formascomparadasde modosproductivosde lasdistintasregionesespañolas,o la novelísticade Barojasobreel entornosuburbialmadrileño,no adolecende estascaracterísticasy respondenaun pensamientocrítico, acertadoo no, distantede cualquierveleidadculturalista.

Ciertamente,lo queseparaal jovenMaeztude suscompañerosde ge-neraciónessu proyectode modernizaciónasícomoel aparatodoctrinalqueutiliza parajustificarlo. Puesbien, Bilbao es un caso punterode esepro-yecto.MaeztuestáfascinadoconeseBilbao finiseculary selo quiereven-der al restode España.Admira la grandiosidadde suspuentessobreel Ner-vión, los modernoschaletsquemirana la ría y esaschimeneasque,en lugarde funcionarcomoinmensostubosde escapecontaminantes,sonenhiestospebeterosde inciensoque embalsamanla insondableinfinitud del cielo

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azul. No hay dudaque la pasiónle nublabala vista al joven Ramirito.Peroes cierto que el dinamismoindustrial de la villa del Nervión asom-brabaal forastero,máximesi proveníadel interior del país.La esplendidezdel Ensanche,la canalizacióndel Nervión, laescrupulosapulcritudde callesy paseosatiborradosde genteatareadahabríande dejarboquiabiertosaaquellosemigrantesqueacudíana las minasde Gallartaparaprobarfortu-na. Boquiabiertosy con ojos deplato, tal comolos pintaraBaudelaireen suSpleen de París.

En la décadade 1860,mientrasBaudelairetrabajaen suSpleen deParís,Haussman,prefectodeParisy aledaños,armadodeun mandatoimperialdeNapoleónIII, abríaunavastared de bulevaresenel corazóndela vieja ciu-dad medieval.Aquella revolucionariatransformaciónespacial,nos diceBerman(1991: 15 1), alteróla vida de las gentesconsagrando,porejemplo,la intimidaden público delos amantesdelas terrazasalumbradascon gasypermitiendola epifaníade la pobrezaque,de serun misterio, seconvirtióen un hecho,un simplehechodispersopordoquier.Los pobres,libres ya delas barrerasdel gueto,ocupabanlos anchosbulevarescomounamanchane-gra. ¿Eraestaimpúdicaexhibiciónde pobrezalo quetanto le repugnabaaUnamunode los bulevares?

Maeztu no dice nadadel costesocial del Ensanchebilbaíno, no dicedóndeserefugiaronlos habitantesde las casumbasderribadasy convertidasen solar paraacogera los palaciosdel Ensanche.No dice cómo eranlosojos de los pobresemigrantesque mirabaninsistentementelas regiasfa-chadasrefulgentesbajo los farolesde gas.No dicenadaporquesu menteestabacon los fuertes,con los mejores,los nuevoscapitanesde industriacomo MartínezRivas, Víctor Chávarri, CosmeEchavarrieta.Todos elloseran el resultadode un laboriosoprocesode selecciónnatural y en sumanoguardabanel don de la modernidadasícomo el ominosopoderdeconvertir enproletariosde levita, así los llamabaUnamuno,a las profesio-nesliberalesdela clasemedia.Con gráficaimagen,constatael ManifiestoComunista (Berman1991:157):

La burguesía ha despojado de su aureolo a todas las profesionesque hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso res-peto. Al médico, aljurisconsulto, al sacerdote, alpoeta, al sabio, losha con vertido en sus servidores asalariados.

El periodistaMaeztufue uno de tantosprofesionalesdespojadode suaureolaprofesionaly convertidoen portavozy correveidilede unode esos

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capitanesde industria. El, quehabíanacidoparaburguéscapitalista,poruno de esosgolpesde fortuna,pasóaservir a uno de esoscapitanesde in-dustriaatravésde la páginasde El Porvenir Vascongado. Servicioy des-pojode aureolaquemarcaríanel destinode su vida. El era conscientedeello pero no se quejaba.El periodismo,diría Maeztu (1997: 153), comocualquierotro tipo de empresa,pasadesdeel taller embrionario,cuyosproductosdependenen 511 calidadde la exclusivahabilidaddel operario,ala manufactura,dondeel éxito de la empresaya no sedebea la habilidadtécnicadecadaobrero,sino al acoplamientodela tareaencomun; parapa-sarluegoal maquinismode las grandesfábricas,el j¿ictoiy system, dondeapareceeljornalerocompletamenteextrañoa la cosacreaday convenidoensiervode la máquinacreadora.

El Maeztuasalariadoy, consiguientemente,extrañadono sequejapor-que los hijos de esatierra férreaqueesBilbao hanaceptadola ineludibleley del trabajo.Y aquíradica el secretodel progresomodernizadorde laVi-lía. Nadade su esplendor,ni minas,ni fábricas,ni palacios,resistiríael em-batedel tiempo si no fuerapor la íntimasy latentesenergíasde la raza,quesemanifiestanen la salvajetenacidadbilbaínay en esaintensafiebredelnegocio.De nuevo acudeMaeztual densolenguajebiologicista parare-cordarnosque,en la luchapor la existenciacontrala naturaleza,la raza delos bilbaínos seencuentraen los primerospuestos.Así pues,nadatienedeextrañoqueestacargade voluntarismodarwinistahagareplicara Baroja,el15 de marzode 1899,en la Revista Nueva:

Maeztu nos trae sus entusiasmos anglosajones y nietzscheanospor la fuerza, por cloro, por la higiene pública, por las calles tiradasa cordel; y a nosotros nos enternece la debilidad, la pobreza y las ca-llejuelas tortuosas y oscuras y en pendiente. Nos canta a Bilbao a no-sotros que no pensamos más que en Toledo o Granada, que preferimosel pueblo que duerme alpueblo que vela.

IMPRONTAANGLOSAJONA

Naturalmente,Baroja,comootros miembrosdel 98, seha sentidoalu-dido por la acometidade Maeztucontraunaclaseintelectualque, aferradaa un tradicionalismomuerto(1997: 173), «no ha sabidocantarmásquelatristezade la leyendadesaparecida»y no ha tenido sensibilidadsuficiente,comola tuvo Baudelairecuarentaañosantes,paracantarla bellezade lascallesrectas,de las fábricascon susmáquinas,unabellezasuperiora la de

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las callejuelaslaberínticasmedievales,porcuantorepresenta«la eternahermosuradel movimiento».

Lejosde significaresteretratounaprefiguraciónde la estéticafascista,corno sospechaBlancoAguinaga,lo que representaes el arrebatoopti-mistade unjoven,borrachode lecturasspencenanas,incapazde descubrirel lado feo de la Ley Generalde la Evoluciónque él llama el movimientode lascosas.Incapazde percibirquelos procesosde urbanizacióneindus-trialización,queacompañana la modernidad,suponengrandescostesso-cialesy un profundocaosorganizativo.Habría,pues,quepreguntarsedón-de estánlas raícesde estaespeciede convencimientofideista de que elprogreso,encarnadoenla máquinae impulsadopor los miembrosmásdo-tadosdela especie,asciendeinexorabley linealmentehaciaunavidamejorsin limites.

Indudablemente,la experienciacubanamarcóal jovenMaeztu.JavierVarela,siguiendolos relatosde biógrafosde Maeztucomo Vázquez-Do-deroy VicenteMarrero, prestaespecialatencióna estosañosformativosdel jovenMaeztu.Estellegaa Cubaen buscade los últimos despojosde unpatrimoniovenido a menos,a nombredel abueloFranciscode Maeztu yEraso,y lo que encuentraes la primeraexperienciadramáticade su vida.Destinadopor familia a unavida fácil y holgada,se quedaa la intemperiey debesumergirseen la luchapor la vida, en esoqueeufemísticamenteélllamaráel movimientode lascosas.Parasobrevivir,pesaazúcar,pinta chi-meneas,empujacanosde masacocida,cobrarecibosy leea centenaresdetabaqueros,entregadosalas laboresdel tabaco,las ficcionesmodernistasde Ibseno las proclamasanarquistasde Kropotkin, quelentamentevan mo-dulandola sensibilidade ideologíarevolucionariade aquellamasaprole-taria urbana.Así, las tabaqueríasde La Habana,como anteslo habíansido Jasde Tampaanteel mensajeindependentistade Martí, seconviertenen caldode cultivo de la ideologíaemancipatoria.Y esoscigarrerosase-floritados,guayaberade seday zapatode charol,comolos describeVarela,vienena serla puntade lanzade laclaseobreramásconscientey dinámi-ca de Cuba.Algo similar a lo que ocurríacon los linotipistasde las im-prentasdel Madrid deesosaños.Sin duda,cuandoañosmástardeMaeztu(1997: 175)escribaaquello deque «el jornaleroespañolqueganadospe-setasno es socialista,pero silo es,en cambio,el obreroparisiense,queganadiezfrancos,quecomecarne,quetienequeriday que va al teatro»,estabapensandoen aquellostorcedoresde tabacode La Habanaa los queél dirigía suslecturasconel mismoardorcon queesosmuchachosdel bo-tijo, en el campoandaluzy a comienzosde siglo, leían en voz alta el

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evangeliode Las Ruinas de Palmira o La Conquista del Pan a unacuadri-lla dejornalerosanarquistasque,entrecigarroy cigarro,esperabanla lle-gadadel grandía.

El joven Maeztu,por supuesto,era el primer impactado.Cuba, poraquellosdías,no eralatípicacoloniasumidaenindolenciatropical mientrasla metrópoli va extrayendoparsimoniosamentesus materiasprimas.Cubaera una isla dinámica,atentaa cualquiersigno de modernizaciónprove-niente de la vecinanaciónnorteamericana.Antesde quese tendierala víaferroviariaentreBarcelonay Mataró,resoplabanlas máquinasde vaporenla isla. Los ingeniosazucareros,con susinnovacionestecnológicas,torna-ban obsoletay arcaicala tecnologíade los tradicionalestrapiches.Unacomunicaciónfácil por telégrafo y teléfono dinamizabael procesopro-ductivo y el mercado.En fin, sepuededecirqueCubafue paraMaeztulaantesalade eseescenarioen queestabaninstalándoseunaspocasnacionesy que se llamabala revolución industrial. Cuandode vueltaa España,en1894, pasapor NuevaYork, confesaráqueallí aprendió,antesde leerElOrigen de las Especies, lo queesla ley de la luchaporla viday lacompe-tenciade los miembrosde la especie.Allí tomóbuenanotade lo quela mo-dernizaciónsignificabay delos pasosqueinexorablementehabríaquedarparamarcharhaciaotraEspaña.

Estaapuestapor la modernidad,desdeuna perspectivaanglosajona,confiereal jovenMaeztuun sellooriginal indiscutible.Cierto quelos de-sarrollos socialesse explicabanpor entoncesen términosdel paradigmaevolucionista.Dehecho,Spencer,el granexponentedel evolucionismo,es-tabasiendotraducidoporaquellosañosporUnamuno.Y en la discusiónin-telectualde la cátedrao del periódicoeracomúnrecurriral arsenalevolu-cionistaparahacervalerargumentosen defensade la sociedadindustrialfrentea la militar, rendirsea la evidenciade la inexorabilidadde los esta-dios evolutivos o mantenerapasionadamenteel principio de la no inter-vencióndelos gobiernosen la marchade la economía.Mas,apesarde todoesto,cuandose miraen torno, seobservaqueestaapuestaporla moderni-daddel jovenMaeztudifiere radicalmentede la trayectoriade suscoetáneosque, enfrentadosa idénticosproblemaso viviendo experienciasimilares,adoptansolucionesdiametralmenteopuestas.

Ganivet,por ejemplo,experimentasu primer contactocon la civiliza-ción industrial y con la sociedaddemocráticamodernacuandollega alconsuladoespañolde Amberesen 1893. Su reacción,relatadaal detallea lolargodelas páginasde suEpistolario, en confesióníntimacon suamigo delalma Navarro Ledesma,esde auténticochoquecultural. Bien se puede

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decirquetodasu obraliteraria posteriorno essino el resultadoreactivodesu íntimo desencantoy críticafrontal de la modernidad.No es que se Ii-mataraa criticarlos efectosno queridosde la revoluciónindustrial,sinoquela negabafrontalmente.En carta a Unamuno,nada simpatizantecon laculturamagrebí,Ganivetreivindicaresueltamentecomopartesubstancialde su identidadel legadoárabe,peroconfiesaqueestaríadispuestoa abju-rar de él el díaquea los árabesles dierapor andaren bicicleta.

El despreciode Ganivetporla cienciapuray aplicadano tieneparangónen su época,hastael punto de negarel más mínimo valor ideal a esos«nuevosórganos»quedesdeBaconanuestrosdíasnos ha aportadola ci-vilización occidental.Suactitudantitécnicaquedaplasmadaen el Ideariumcuandoafirma que la civilización industrialsólo seconsiguetransformandolos individuosen fraccionesde hombre,en merosinstrumentos.Así, «losferrocarrileshan transformadoa nuestrosventerosen jefes de estación;erancabezay ahorasonbrazos».Conocidaesdetodos la aversiónde Ga-nivet al reloj,el símbolomásrotundode la civilización técnica.Más tarde,diríaMumford (1946: 14) queel reloj y no la máquinade vaporesla clavede la modernaeraindustrial.La modernizaciónsepuedehacersin carbón,hierro y vapor,perono sin reloj. Así, en esteodio al reloj resumíaGanivetmetonímicamentesu odio a la civilización industrial.

ParaGanivetlacienciasupremade un hombreesla de sabervivir condignidad, serdueñode sí mismoy hacersu santavoluntad,sin darlecuen-ta a nadie.Compartecon los cínicosaquellode «omnia mecum porto», yaque parael viaje de la vida no sedebenllevar máscosasqueaquéllasqueen un naufragiosalgannadandocon el dueño.Ganivetes,pues,un antiguo,en su sentidomásclásico,por su adhesióna la escuelacínicay a la Stoayesun antiguo,en su sentidoactual,por su desdénpor lacienciapuray sudesprecioa la civilización y al progreso.Nadaquever con Maeztuen sucanto apasionadoa los nuevostiempos,al maquinismoy a las chimeneasindustriales.PoresoGanivet,desdeel crudoinviernodeAmberes,sin es-tufa, consu gabancilloliviano y alimentadoconpande centeno,sueñaconGranada,la bella, comounapolis clásicay autónoma,dondelos ciudada-nos,en un ambientede calmay desinterés,paseanen mangasde camisamientrasfilosofanbajola direcciónde un Aristóteles.Maeztu,en cambio,desdela atalayade Manhattan,adivinaun Bilbao habitadopor capitanesdeindustria,callestiradasa cordely unaría sembradade chimeneasy vapores,un Bilbao, en definitiva, trasuntode lo quetendríaqueserla Españainteriorsegúnla inevitablemarchade los estadiosevolutivos. ParaMaeztuestabaclaroquela salvacióndelas mesetasinterioresestabaen el maquinismoin-

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dustrial y el capitalde la periferiaespañola.Porel contrario,Ganivet(Ol-medo 1965: 142> le confiesaa NavaroLedesmaque «si el fin de un pedo-do de reformasva a serequiparamos,por ejemplo,con Bélgica,mejorescurarseen salud,esdecir, mejoresno curarsey morir comohombres,bo-rrarnosdel mapasin hacernuevascontorsiones».Difícil resultaencontrarsolucionesy posicionesmásencontradasanteun mismoproblema,anteunamismasituación.

Estaimprontaanglosajonadel jovenMaeztu,con su individualismora-dical, le distanciano sólode un compañerodegeneracióntanestoicoe ide-alista como Ganivet,sino de un hombremayorque él como era JoaquínCosta,sólido puntal del regeneracionismoespañol.MaeztucomparteconCostaesetic regeneracionistadel estigmaracial. Segúnéste,correnpor lasvenasde los españolesgotasde sangresemitay berebere.Se tratade unaraza atrasada,incapazparatodo. Por esoMaeztu,bebiendoen fuentesnietzscheanas,hablatambiénde vigorizar la razacon nuevosimpulsosprocedentesde la periferia,aunquenuncasesabesi a travésde un procesoaculturadoro de un mestizajebiológico.

Ambosautores,Costay Maeztu,concuerdanen quela regeneracióndelpaísseha de hacerdesdepresupuestosapolíticosy ahistóricos.Allí dondeCostareclamala clausuradel sepulcrodel Cid, Maeztureforzaráunavisiónantihistóricay positivistade Españadenunciandoel culto a las viejashis-torias, sólosostenidoporlas clasesconservadorasincapacesde proseguirlaobra del gran Mendizábal:la industrializacióndel suelo.Una historia degestasépicas,dice Maeztu,esun cuentode naderíasquesólo engañaalosilusos.

Curiosoamente,tanto la Asambleade las Cámarasde Comerciode1898 en Zaragoza,de quenos hablaMaeztu,comola Asambleade Pro-ductores,promovidapor Costaen 1899, secaracterizanporunamanifiestaposiciónantipolíticade los asambleístas.El apoliticismo de las Cámarasparte,segúnMaeztu,de que mayoresmilagros se puedenesperarde unmerotenedorde libros quedel militar másafortunadoo del legisladormásínclito. «Barramosa los políticos, decíaCosta, y hagamosun gobiernoparala blusay el calzóncorto».A lo queMaeztureplicabaque,paraaco-meterla empresade la renovaciónde la agriculturade la meseta,no sene-cesitanpartidospolíticossinobancosagrícolasy rudaconcurrencia.Ambos,pues,concuerdanen la adopcióndesolucionesantiparlamentarias,apolíti-cas y arbitristas.

A pesarde estasafinidadesentreambosautores,Maeztuse resiste,desdesu individualismo radical,a abrazarciertospostuladosde Costa,

Hacia la otra España deljovenMaeztu 193

configurandoasíun perfil del todo original dentrodel grupodel 98 y susprecursores,los regeneracionistas.En defensade la sociedadindustrial,basadaen el contratoindividual y la cooperaciónvoluntaria,Maezture-chazarála universalizacióndel serviciomilitar postuladopor Costa.Y lapolítica hidráulicade éste,si ha de llegar a buenpuerto,debesertansólo hi-dráulica, conducidapor manosprivadasy no por decisionespolíticas.Igualmente,piensaMaeztu,el movimiento de las Cámarasde Comerciocomoel de la Asambleade Productoresnuncadeberánconvertirseen par-tidos políticos si no quierendegeneraren la prácticadel expedienteo.Nohay dudaqueentreel furibundoanarquismodeljovenMaeztu,próximoalslogandequeel mejorgobiernoes el quemenosgobierna,y el pensamientode Costa,estudiosodel derechoconsuetudinarioy nostálgicodel colecti-vismo agrario,mediabaunagrandistancia.La mismadistanciaquemedia-ba entrela soluciónagraristapostuladaporCostaparael interiorde Españay la soluciónindustrialistapropuestapor Maeztu.Costacreíaque la rege-neraciónvendríadel sabiomanejode los recursoshidráulicosinteriores.Maeztu, en cambio, sosteníaque el cambioprovendríade fuera, de latransferenciade técnicay capitaldesdela periferiaal interior. Bilbao sedala capitalde la nuevaEspañacon su cambiosocialaceleradoy la regene-racion seríael resultadode la extrapolaciónal interiorde Españadelos mo-deloscapitalistasvascoy catalán.

Resultasiempreaventuradorastrearlos orígenesde unaideologíay mu-cho másaúnlos motivos íntimos porlos queun autorjovencomoMaeztuseadhieretan resueltamentea una seriede postuladosquele imprimen uncarácterdoctrinariodefinitivo. Eslo quevenimosllamandola improntaan-glosajonade Maeztu.JavierVarela,en su Introduccióna Hacia Otra Es-paña (1997: 37) dibuja el horizonteintelectualen que,a partir de 1899,seva a desenvolverla obra de Maeztuy apuntalas referenciasbásicasim-prescindibles paraentenderel compromisode Maeztucon el darwinismosocialquele acompañaráde porvida. En esemismoaño, 1899,apareceenEspañael libro de DemolinsA Qué se Debe la Superioridad de los Anglo-sajones, traducidoy prologadopor SantiagoAlba. Sin duda,estetítulo, araízdel desastrenavaly la pérdidadelas colonias,disparaunaacuciantere-flexión, tantoen Maeztucomoen algunosde suscontemporáneos,sobreelsecretodel podery de lariquezade las naciones.Su familiaridadconauto-res ingleses,especialmenteSpencer,quedaráreforzadapor su prolongadaestanciaen Londres, desde 1905 a 1919, como corresponsalde La Co-rrespondencia de España. Allí entraen contactocon la SociedadFabiana,de manifiestainspiracióndarwinista,y contraematrimoniocon Alice Mo-

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bel Hill, tambiéninglesa.Años mástarde,en 1925,viajaráaEstadosUni-dosdondeimparteunaseriedeconferencias.Comocolofónde su gira porel país,un numerosogrupode intelectualesnorteamericanosle dispensanun homenajede despedida.

Estáclara,pues,la identificaciónde Maeztuconla culturaanglosajonaa lo largode su trayectoriaintelectual.Sin embargo,persistela preguntaso-bre cuálesfueron las fuentesdondeel joven Maeztu,anterioral 1 899, seinspiró parainterpretarel mundocircundanteen clavedarwinista.Porqueesevidenteque,ya en 1894 y en Bilbao, recién venidodeLa Habana.se nosmuestraen las páginasde El Porvenir Vascongado comoun rabiosodar-w¡nísta.

Con ciertascautelas,adelantola hipótesisde quela influenciaspence-nanallegó al jovenMaeztuvía norteamericana.En la CubadinámicaquedescubreMaeztu,no sólo hay unaintensatransferenciadetecnologíades-de el paísvecinosinotambiénun intensointercambiode ideas.Estassiem-presviajan a lomos de la máquina,el capitalo la mercancía,siguiendolapautade la afinidad selectivaaplicadapor Weber.Y EstadosUnidos,poraquel entonces,era un herviderode darwinismosocial transmutadoenpensamientopolítico conservador.Hastase puededecirqueEstadosUni-dos,durantelas tresúltimasdécadasdel siglo, fueel paísdarwinistaporex-celencia.

Inglaterrahizo posiblela obraintelectualde Darwin,perodondereal-menteel darwinismoprendiófue enlos EstadosUnidos.Diez añosantesdequeCambridgeconcedieraa Darwin un título académicohonorífico,ya laSociedadAmericanadeFilosofíale habíanombradomiembrodehonoren1869.El mismoHerbertSpencer,queprotagonizael más seriointentodesistematizarlos postuladosdel darwinismoen el campode lo social y lo po-lítico, es muchomáspopularen EstadosUnidosqueen inglaterra.La ge-neraciónde postguerra,queaclamóa Grantcomosu héroe,vio enSpencera un gran pensador.Ningún otropensadoro filósofo estuvotan de modacomo lo estuvoSpencerentre 1870 y 1890.La ventade sus libros, aproxi-madamenteduranteestemismoperiodo,ascendióa cercade 400 mil volú-menes.Unaimponentebiblioteca,diría un crítico del periódicoNation, sepodría montarsólo con los libros que defiendeno refutana Spencer.Lacumbrede estefuror spencerianotuvo lugaren el otoñode 1882, cuandoSpencervisitó los EstadosUnidos.Fue aclamadocomoel geniocreadordelnuevoparadigmaqueabarcabatodo,desdelos protozooshastala política,y, sobretodo, como el gran legitimador del liberalismo económico,delsistemadel laissez-ft¿ire.

Hacia la otra Españade/jovenMaeztu 195

Puesbien,si Spenceraparecíaa los ojos norteamericanoscomoelme-síasde lajustificación del sistemasocio-económico,habráqueconcluirqueWilliam GrahamSumnererasu profeta.Esteministro episcopaliano,hijode un emigranteinglésqueseganabala vidacomomaquinista,elaboraunasíntesisexplosivaa basede las tresgrandestradicionesde la culturacapi-talistade Occidente:el rigor de la éticaprotestante,el pesimismoradicaldela economíaclásicaricardianay la selecciónnaturalde Darwin. Se con-vierte asíenel darwinistamásserioy sólido de Américay su cátedraen elpúlpito desdeel quesecondenacualquierintentode reformasocialcomohuerosentimentalismo,seexaltaal pequeñoahorradorcomoun héroede lacivilización industrial y se rindea laevidenciade quela vidaesdura,es-pecialmente,paralos quevivende un contratolaboral,resultadodeun fríocálculode intereses.Durantelasdosúltimasdécadasdel siglo, Sumnerem-prende,desdela cátedray desdelas columnasde los diarios,una guerrasantacontrael reformismosocial,el proteccionismo,el socialismoy el in-tervencionismosocial de los gobiernos.Resultadode esaintensaluchasonsusartículos,clásicosparalaépocay unadeterminadasociología,so-bre «Lo que las clasessocialesdebenunasa otras»de 1883, «El hombreolvidado»de 1 883 también,y «El absurdointentode reformarel mundo»de 1894.

Nadatienede extrañoqueecosde estaliteraturade SumnerllegaranaLa Habana,dondeel joven Maeztuse afanabapor sobrevivir,máximesíse tieneen cuentael aire polémicoconqueSumneracompañabatodassusintervenciones.Tresvecesestuvoapuntode perdersu puestodocenteenYale: unafueprecisamenteporla defensa,frentea Porter,rectorde la uni-versidad,del libro de SpencerTite Study of Sociology como textouniver-sitario; la otra tuvo quever conun ataquefrontal a la tarifaproteccionista,lo cualle acarreóla enemigade la plutocraciarepublicana;y la última fueresultadode su contundentedenunciade la guerrahispano-norteamerica-na. Sin duda,esteúltimo episodiotuvo quehacerde Sumnerun persona-je polémicoy un tantoextravagantecomoparasersuficientementecono-cido tanto en la isla como en los círculosintelectualesde la metrópoli.Independientementede que seencuentrendatospositivosqueavalenestaposiblevinculaciónentreel ascetaSumnery el jovenMaeztu,un análisissomerorevelaque los temasconstantesde Sumner,durantela décadadelos ochenta,aparecenreiteradosy en paraleloa lo largode las líneasma-estrasde Hacia Otra España. Lo quedemuestra,en cualquiercaso,que laproducciónde ambosautorespertenece,sin duda,al mismo paradigmacultural.

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COLONIZACIÓN DELA ESPAÑAINTERIOR

El diseñoregeneracionstadeMaeztuarrancade unamiradaarticuladaycomprensivade las mesetasinterioresen relacióna la periferiay viceversa.Lo quehoy llamaríamosuna aproximaciónholísticaal problema.Maeztupartedela constatacióndeldesigualdesarrollode los territoriospeninsula-res.Durantetressiglos,dice,la razaespañolaha dejadodeevolucionarporpropio impulso.Mientras laperiferiase hamodernizadoeconómicamente,la Españainterior yaceen un marasmosecularhastael puntode quela cau-saúltima de la agitaciónregionalistay de la marejadade las clasesindus-trialesradicaen estedesigualdesarrollodelas mesetasinterioresenrelaciónal litoral. Castilla, parael joven Maeztu,lejos de serla ensoñaciónde unpaisajeo la evocaciónde míticasglorias,esun páramodespobladopor milguerras,arruinadoporla usuray el fisco, atrasadoporqueen él sobrevivenlas odiosasleyendasde los tiemposmuertos,un páramohorriblepobladopor gentescuyacualidadcaracterísticaesel odioal aguay al árbol: las dosfuentesde unariquezapotencial(1997: 169):

El labriego castellano es pobre y cultiva sus tierraspor el sistemade barbecho, cuando el barbecho sólo se concibe en regiones ricas deganado y ayunas de pasto.

El labriego castellano carece de aguas... y en lugar de canalizar elDuero talan montes...y se organizan rogativas.

El labriego castellano necesita asociarse... y malgasta su vida enpleitearpor lo más nimio... colocándose bajo el dominio absoluto delusurero, del abogado o del cacique.

El labriego necesita aprender a cultivar su hacienda y, en lugar deeducar a sus hijos en las granjas agrícolas, consume sus ahorros enhacer de ellos abogados, médicos o sacerdotes, gentes que carecen delamor a la tierra.

Frentea estepasisajey paisanajede postraciónextrema,existeun lito-ral rico y populoso,joveny fuerte,queseha embarcadoen un proyectoin-dustrial sin posibilidadde retornoa los viejostiempos.Peroesepujantein-dustrialismodel litoral estáapresadoen sus propiascontradicciones.Incapazde competiren el mercadomundial,ha de acudira los arancelesya la tarifa proteccionista;privadodel mercadocolonial, necesitaurgente-menteabrir mercadosinteriores.Paraello, es precisoqueel núcleonacio-nal, la mesetacastellana,ofrezcaun mercadode consumosuficiente,es pre-ciso la urgenteindustrializaciónde la agriculturacastellanaqueconviertaa

Hacia la otra EspañadeljovenMaeztu 197

Castillaen unaregiónde vida intensa,de ríos canalizadosy abonosquími-cos,unaregióndondese dispareel consumode sushabitantesen demandade productosindustriales,unaregióndondelas chozasde adobeseansus-tituidas por casasde coloresy el tétricogarbanzode su dieta por la carnesangrientay el vinillo ligero que pueblala cabezade imágenessensuales.«UnaCastilla—dice Maeztu(1997: 169)—alegrey rica, bienpobladaporgentesqueamenla vida... y queempleenlos productosde la tierraen cre-arsecomodidadesy bienestar».Mientrasel centrono se renuevey progre-se,es inviable el futuro industrialdel litoral.

Constatadoel desigualdesarrolloentrecentroy periferiay señaladalamutua dependenciaque ambaszonasmantienenentresí, Maeztu sepre-guntaquiénesseránlos agentesde estecolosalcambiode la agriculturame-setariay de la modernizacióngeneraldel país.Por supuesto,no seránlospolíticos. Paraacometerla empresade la renovacióndela agriculturadelameseta,piensaMaeztu,no son precisoslos políticos de la reformasenti-mentalistae idealesdemocráticos,ni los otrosde la tradicióny ordenconsus estadosconstituyentes,épicasgloriasy marchasde Cádiz.El sistemaal-ternantedeconsevadoresy liberales,segúnMaeztu,no engañaa nadie.Sóloquierencontrolarel Estadoen favor de unaclasepolítica leguleyaquere-currea la prácticadel expedienteoparaparalizarel dinamismode los capi-talesindustriales.Tal vezestaclasepolítica seala última defensorade losinteresesde los terratenientescastellanosquevedanvaciarsesusfincasdeaparcerosel díaquelas industriasagrícolasles ofrecieranun salarioacep-table.

¿Quiénes,pues,vana trabajarenel procesomodernizadordel país?Ma-eztu responde,de forma impasible,quelos de siempre.No la aristocraciadecadenteni la tradicionalclasemediaqueseconsumemiserablementeenel hampapolítica. Tampocolas clasesoprimidasqueno llegan aentenderquesu salvaciónestáen el socialismoy, portanto,ni protestanni seagitan.«Compárese—dice Maeztu(1997: 176)—el cuadrode quietud,de despo-blación y de miseriaque ofrecela agrícolamesetacastellanacon el denuestrasregionesde la periferia, esencialmentemercantilese industria-les». Por supuesto,tampocola claseintelectualquesededicaacantarle-yendasmedievalesmuertascomosi labellezade las fábricasy labolsanofuerade un ordensuperior.

Los de siempresonlos olvidados,los quesostienencon sus impuestosel aparatodel Estado,pequeñospropietariosquetrabajansu tierracomoelseñorRaventós,acuciadosporlas nuevasformasdeproducciónagrícolayla defensade susintereses,artesanosatentosa la últimainnovacióntécnica

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y obreroscon concienciade susinteresesde clase.Pero,sobretodo, sonesasclasescomercialeseindustrialesquese hanreunidoen laAsambleadeZaragozaparahablardel problemade España,«lasúnicasclases—diráMaeztu(1997: 173)—queahablartienenderecho,las únicasquehanim-pulsadoa la naciónen la corrientede la vida moderna».

Sólo de estasclasespuedeemergerun racimode individualidadessen-satasy enérgicas,porqueen un paíscomoEspaña,atrasadoe ignorante,en-vilecido por un sistemade recomendacióny compadrazgo,escasi un mi-lagro quepuedasurgirespontáneamentegentenuevadispuestaa conducirelgran proyectode la modernización.Son,pues,contadoslos individuosqueno vana enmudeceranteel acosoagobiantey retóricode las pasadasleyendas,queusaránel lenguajecivil y sinceroque se debea los puebloscaídosy queencontraránen el trabajo incesantesusmejoreshorasde ale-gríapositiva. Estoshombres,quesonpocos,terminaránagrupandoen tor-no suyoa la nacióntrabajadora,y de ellossaldráotraEspaña,másnobleymásrica.

Peroquedapor mencionarel deus ex machina del granargumentore-generacionistadel joven Maeztu.Esta gran fuerzatransformadora,queobraa impulsosde un «egoísmosalvador»,casiindependientementede losactoressociales,no es otra que el gran capital,el capital industrial. Y esahoracuandoestejoven, tan resistentea cantarlas gloriaspatrias,de re-penteinvita asus lectoresa cantaral oro, al oro vil quehabrádetranformarla secafaz del terruñomesetario,al vil metal queirá haciendola otra Es-paña.Es como si, de repente,frentea la Españadel espírituruin y del ex-pedienteo,surgierauna Españaindustrial del litoral quepracticala rudaconcurrenciay la brutal luchapor la vida, peroqueestátransfiguradaporeseimpulsosagradodel «egoísmosalvador».Porquelavoluntadde domi-nio del capitalno esotraquela de hacerun grannegocio.Estaes la fuerzaobjetivadelcapitalquele vuelveirresistibley frente a la cualética,políti-cay filosofía sonpuraszarandajas.Así, pues,la colonizaciónde Castillare-sulta serun doblenegociode supremaimportanciaparael litoral: por unlado,se invierten y hacenproductivoslos ahorrosociososy, por otro, seabrenmercadosinterioresparalas industriasperiféricas.Frentea estepro-cesoimparabledel capital,nadapuedeni el viejo espfrituquese bateenre-tirada,ni los escrúpulosmonjiles, ni la caducademocracialeguleyaquein-tentaparalizarlos capitalesmedianteel recursodel expediente.«Avanzaindiferente—nos diceMaeztu(1997: 168)—y arrolla a los quetratandeobligarleadetenerse.Así ha pobladode fábricasy víasférreaslasprovin-ciaspastorilesde otros tiempos».Y esasícomolos separatismosvascoy

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catalánaparecena los ojos del primerMaeztucomodosmovimientospro-gresistas en cuantorespondena la voluntadde hegemoníay de conquistadelos capitalesvascosy catalanes.

La colonizaciónde Castilladebetornarse,pues,enel nuevoideal delosintelectuales,tomandobuenanotade queparala renovaciónde laagricul-tura de la mesetalo quesenecesitasonbancosagrícolas,sindicatoscapi-talistas, rudaconcurrencia,brutal lucha,en definitiva. Se tratade cantar,ahorasi, laepopeyadel dividendoy del negocioreplicandolo másexacta-menteposiblela conquistadel lejano Oestenorteamericanoporlos miem-brosmáscapacesy ambiciososdel Este.Si estaindustrializacióndel suelocastellanono la realizael litoral, se haráde todasformas,aunqueno pormanosespañolas.Hastaahí llegabael convencimientode Maeztusobrelainexorabilidaddel procesomodemizador.

LA CONQUISTA FALLIDA DELAS MESETAS

Pocosañosdespuésde queaparecieraHacia Otra España, Unamunorepasael proyectoapasionadode Maeztudemostrandosu invabilidadcon argumentosde corteeconómicoqueparanadarecuerdanlos tópicosde la literaturanovetayochista.Estáde moda,diceUnamuno(1973: 89),hablarde laconquistade las mesetas,peronadieexplicalos motivosínti-mos por los que tanto propietarioscomo capitalistasseresistena esaconquista.Ni nadieexplicatampococuálesla constitucióneconómicadelas mesetas.

Granpartede Castilla, diceUnamuno,no ha entradodefinitivamenteenel periodopropiamenteagrícola.Estapersistenciadel tipo pastoril esen-denteen la trashumancia,quesuponeabundantespastosnaturales,y en losrestosde propiedadcomunalque,por lo común,esde pastos.Es más,nopocoscaracterespsíquicosdel pueblocastellanopodríanexplicarse,comolo haceRenáncon los hebreosy, entrenosotros,Lisón (1978:40-110)conlas provinciasdel nortepeninsular,por suestilode vidapastoril.

Ante el conflicto de interesesentre manufacturerosy terratenientes,habráquepreguntarsesi la colonizaciónde las mesetasinteresaa los pro-pietarios, a los capitalistas,a ambosbandoso a ninguno. Puesbien, elpasodel estadoganaderoal agrícolapuedeimplicar, en un momentodado,menguade aprovechamiento.Enotraspalabras,quehayterrenosdepastosque roturadosmantendríanmenosgentede la que hoy mantienen.Perolos ganaderosno estánporesatransición,ya queel trabajo«añadido»de la

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labranzasobrela explotaciónganaderaexcedeal aprovechamientodife-rencialde la agriculturafrenteal pasto.Porsu lado,el capital,conscientedela ley de los rendimientosdecrecientes,prefiereinvertir enel cultivo de fér-tiles vegasantesquededicarseaconquistarlas dehesas.Poresamismara-zón, los propietariosde las dehesasrehúyentoda intensificaciónen loscultivos porpartede los renterospor miedo a queles esquilmensu tierra. Ylo queno traecuentaa los grandespropietarioso a las empresasparticula-res,podríanhacerlolos colonosmismosconsu laboroscurademadréporas,diceUnamuno,recordandosu viejametáforade la intrahistoria.Perocómovan a hacertierralos colonoscon arrendamientosqueno excedende cincoaños,porquelos impuestosdederechosrealesdificultansobrepasaresepla-zo. ¿Dedóndesacael colonoel capital si la cajade ahorrosimponeunaas-fixiante brevedaden los plazosy hartacuantíade gastosnotariales?

Perohay más.La ley del tránsitode la ganaderíaa la agriculturano estan inexorablequeno puedaadmitir retrocesos.Afirma Unamuno(1973:81) que en la provinciade Salamancalas rentasde la tierra son tanbajasqueresultatentadorsustituirmil renterospor diezmil ovejas,comohacíaladuquesadeSutherland.Con lo quenos encontraríamosconunasituaciónderegresiónevolutivaen la quelas ovejasse comena los hombrescomoeneseextrañopaísde quehablaTomásMoro en su Utopía. La relaciónines-tableentreagriculturay ganadería,entreroturacióny pasto,no la arreglan,segúnUnamuno,ni los regeneracionistasni los ingenierosagrónomos.

Y luegoestáel temade la innovacióntecnológica.Sólo los progresistascándidos(¿AludeUnamunoal jovenMaeztu?Muy probablemente),sin elmenorsentidode los procesosdecambio,piensanqueel merocontactoconunatecnologíaproductivaes suficienteparaqueun pueblose incorporealprocesode industrialización.Y cuentaUnamunoquecuandolos inglesesllevaron ala India el aradode vertedera,al ver los naturalessusefectosenel cultivo, lo pintarrajearony erigieroncomo un ídolo al querendir culto.«Así seven por el país,sigue diciendo,tantosidólatrasde la máquinaqueno paran y tantamáquinaque ha tenido que parar.»Y añadeUnamuno(1973: 80), con unaclarividenciasociológicasin duda inspiradaen textosde Durkheim,que son pocoslos que se fijan en el fatal circulo segúnelcual, si el aumentode poblacióndependedel progresoeconómico,ésteasuvez dependey, en mayormedida,de los incrementosdemográficos.La apli-caciónde esteaxiomadurkheimianoal casodeCastilla,diezmadaen supo-blación, no necesitacomentario.

ComoMaeztu,Unamunotambiénreconocequeel capitalsiemprehacelo quemás le conviene.Peroa diferenciade Maeztu,Unamunono creeque

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eseimpulsode egoísmoresultesalvadorparael restode lasclasessociales.Y asísospechaqueel capitalselucramásdel estadolamentableenquees-tán lasmesetasde lo queselucraríade intentarmejorarlas.Por lo pronto, laagriculturacentral,tal comosehalla, esel máspoderosossoportede la in-dustriaperiférica,y unade las funcionesde los desoladospáramoscaste-llanoses producirpoblaciónexcedente,un ejércitode brazosbaratosparalas fábricasdel litoral.

A su vez,el capitalempleadoen comprade tierrasesun capitalimpro-ductivo, ya queno revierteen el cultivo de la tierra. De ahílaimportanciade la usuray de la hipoteca.La hipotecase comeal pequeñopropietario,puessu interésabsorbela mayorpartedelproducto.Secontraeno parame-jorarlas tierras,sino parahacerfrenteal pagode éstas.Deahísu carácterimproductivo.El labradorseempeñano paramejorar,sino paracomprar.Ante la inexistenciadel capitalde cultivo, la consecuenciaobligadasonlasmalascosechas,un cultivo de rapiñaqueagotala tierra: seextiendenloscultivos perono se intensifican.El efecto de la «conquista»,segúnUna-muno,no seríaotroqueextenderunaredimplacabledehipotecasen las dosmesetasconunaagriculturade rapiña.Esteesel bosquejofrío y razonadode la agriculturamesetaria.La propiedadmediaperece.Sólo sesostienelagran propiedady la ínfima que,por maravillosoproceso,la alimentay lasostiene.¡Quélejosestamosde esospequeñospropietarioscomoel señorRaventós,queibana emprender,segúnel jovenMaeztu,la regeneracióndelpaís!

EL SOCIALISMO DEL PRIMER MAEZTU

Despuésde un repasoatentoa Hacia Otra España, sepreguntaBlancoAguinaga(1970: 182) si es posibleunalecturasocialistade la únicaobradejuventudde Maeztu.Sólo en el casode descubrirseunaimplícitao mani-fiestadimensióndialéctica,razonaAguinaga,Hacia Otra España sedarealmenteun documentosocialistasegúnel cual la Españacapitalistain-minenteno seríasino unaetapaa superarhistóricamente,la granindustriatransformadaal labradorenproletariosólo parahacerquelas relacionesdeclaseenel campoesténal mismonivel queen las ciudades,y la tecnologíaburguesaseriarevolucionariaen tantoen cuantodestruiríasu propiabaseproduciendo,a la larga,suspropiosenterradores.

BlancoAguinaga,en un afánmeritorio por superarviejos tópicosy trasun atentoescrutinio,descubrerasgosde manifiestocortemarxista.Así, el

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jovenMaeztu,cuandonosexplicacómoseharála nuevaEspaña,evocalaley de hierrode los salariosy nosdice(1997: 220)que«los pobresganansiempre,en tiempode bancarrotay de bonanza,el mínimodel salarioim-prescindibleparala conservaciónde la masaobrera».El conceptode alie-nación,comodivorcio entreel productory la cosacreadao el productorylos mediosdeproducción,quedapatenteenla afirmacióndequela indus-trializacióndel campo(1997:221) «no aprovecharáa los actualeslabrado-res,que seconvertiránen jornalerosde extrañaspropiedades».Tan con-vencidoestáMaeztu de que la superaciónde las contradiccionesdelprocesosocial dialécticodebe ir avanzandoetapapor etapaque afirmaque,paraqueestamarchadialécticaseafructuosa,esantesnecesarioqueseconviertanenjornaleroslos labriegosarrendatariosy quevistande blusaloshamponesseñoritosde los pueblos.Enestemismoordendecosas,Maeztudenunciarála triste eficaciade las agitacionesagrariasanarquistasquequierensaltarsela etapaindustrialen el desarrollosocialdialéctico.

Dentro del pasajeque comentamos,hay unaevocacióna un párrafodel ManifiestoComunista,anteriormentecitado,en quese afirma cómolaburguesía,en su desarrolloproductivo,ha arrebatadosu aureolaa todoslos profesionalesliberalesparaconvertirlosen asalariados.Dichaevoca-ción, por sucarácterde alusióna la propiatrayectoriavital del autor,escomo si ejercieraun hondo sentidode catarsispurificadora.Dice así eltexto (1997: 221):

Tampoco ha de realizarse esta transformación en beneficio de labohemia bien vestida que sale de la universidad.., y que ha de resig-narse en buena parte a cambiar el sombrero por la boina. El caso delos dos abogados que ingresaron en un taller como aprendices de ta-llista, se repetirá miles de veces. ¡Tanto mejor!

Y el carácterinternacionalistadelproletariadoquedarápatenteen la in-diferenciacon queel obrerodel PaísVascocontemplaqueseaunau otra labanderaqueondeeenun edificio público. Y, finalmente,estáel textoem-blemáticode la asambleadeZaragozasusceptiblede ser interpretadodesdeclavesdiversas(1997: 176):

La industrialización del campo se hará, no por patriotismo nipor equidad, sino por espíritu de lucro, para asegurar mercados a lasfábricas, como se hizo en la colonización de las praderas del FarWest por los industriales yanquis del Este a mediados de siglo. Pero,¿qué importa? Así, de la España del periodo burgués saldrá unafor-

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midable agitación obrera. Lo quePablo Iglesias no ha conseguido enveinte años, lo realizará en muy pocos el nuevo espírituque las clasesconservadoras manifiestan... Tendremos una era de agitación socia-lista; de reformas y reglamentaciones de trabajo. Y cuando nos har-temos de regímenes conventuales y dejaulas, soplarán nuevamente losaires individualistas, los aires que vigorizan a los poderosos ejem-plares de la especie.

Bello textode inspiraciónmarxistasi no fueraporla coda.Peroesosai-res individualistasde quehablaMaeztu,los interpretaAguinagacomo laculminaciónaquellegala sufridao militantehumanidaddespuésde habertrascendidolasdistintase imperfectasformacionessociales.Con fino tactoadviertequeMaeztu,en suproyectode modernización,se atienebásica-mentea las etapasmarcadasporMarx: acumulacióny expansiónde capi-talespor la industriaburguesa,alienaciónde los trabajadores,adquisiciónde concienciay luchade clases,reformasy reglamentacioneslaboralesparaterminar,finalmente,enla revolución.Si a estoseañadela propiacon-fesiónde Maeztua Ortegahaciael 1910 : «Mehablaustedde socialismo;yo también soysocialista»,no tienenadade extrañoque Aguinagasuscribala dimensióndialécticade Hacia Otra España y su carácterdedocumentoauténticamentesocialista.

RABIOSODARWINISTA

Mi lecturade Hacia Otra España, seinclina, en cambio,del lado dar-winista. No esque dejede advertir los rasgosde inspiraciónmarxistase-ñaladospor Aguinaga,perocreoqueel alientogeneralde la obra,lo queconfiereuna ciertaconsistenciaa un trabajosin articulacióninterna,tieneun marcadocarácterde darwinismosocial.Detodasformas,no sedebeol-vidarquetantoel materialismohistóricodialécticocomoel darwinismoso-cial procedendel mismo paradigmaevolucionistay que las dos teoríasprimanlas condicionesmaterialesde la existencia,la luchay el conflictodonde,finalmente,un bando,el de los mejores,seimponesobreel resto.Yaunqueaquí acabantodaslas semejanzasde dos construccionesteóricas,por lo demás,opuestas,no hay dudaqueciertospostuladossoncomunesaambas.Nadatienede extrañoque Maeztunavegueentreambasenuna am-bigúedaddifícil de definir.

Enunaprimeraaproximación,sediría queel jovenMaeztusesientese-ducidoporel esquemade El Capital y del Man~flesto quele permitenasirla

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realidaddeunaformasólida,viril y comprensiva.Estetipo deseducciónesmuy frecuenteen jóvenesintelectualescomo a la sazónlo eraMaeztu.Recurrenal materialismomarxistacomo un potenteinstrumentode apro-ximación a la realidad,sin sentirsede verasinvolucradosni en la cargaaxiológicani en el compromisorevolucionarioquecomportael sistema.Estepodríaserel casodel jovenMaeztudondeesmuy difícil conciliarsurespetoa las etapasevolutivasdel procesodialécticocon eseregustobio-logicistapor «lospoderososejemplaresde la especie»y con esemanifies-to despreciodel Estado,contempladocomoencamacióndel parasitismoso-cial, asilode tullidos al abrigode lacompetencia.

En unasegundareflexión,sin embargo,veo quelos temasqueatravie-sande caboa rabolaspáginasdel libro sonlos temastípicosdel darwinis-mo social,asícomolas solucionesaportadassonlas mismasqueaportaríaSumnerdesdesu cátedrade Yale, esosí, revestidasde una terminologíamarxistaqueproporcionaunaciertaorganizacióna su discurso.Aunqueelapasionamiento,casi la agresividad,con quecontemplaa los miembrosme-nosfavorecidosde la «horda»estámuy lejos de un análisisrigurosomar-xista. Me propongomostrarestospuntosen lo quesigue.

Antesque nada,sedebeconsiderarla descalificaciónde las reformassocialescomohuerossentimentalismosque se refugianen grandeside-alesparaeludir el imperio de los grandeshechosegoístas.Lospensado-res nuevos,segúnMaeztu,colocanel egoísmosalvadorpor encimade lanoción de justicia.Seencarancon los hechospor sí mismos,sin impor-tarlesun bledolas razonesde progresoy de justiciaque el viejo intelec-tual necesitaparaexplicarsela sucesiónhistórica.El hombresano,con-tinúa Maeztu,sigue su camino sin cuidarsede otro códigosque deaquéllosen cuyasanciónintervienela GuardiaCivil. Noesque seanin-morales;sonamoralessimplementeporqueal pisara los de abajoparaencumbrarse,no sientenningún dolor, como tampocosientenalegríacuandosu marchaascendenterepercutepositivamenteen la vidade suscongéneres.Así es la vida. Y concluyeMaeztucon un retruécanosan-griento: «Los hechosse realizansin sometersea fórmulas éticas queterminansiendofórmuLastísicas.»

CuandoNakensreprochaa los jóvenescoetáneosde Maeztuestarena-moradosdel simple sucedersede las cosas,del dios-éxito, de estarcon-vencidosde que la evoluciónhumanano tieneotro objetoqueel producirunacuantasindividualidadespoderosas,Maeztule respondecon hartasu-ficiencia que especularsobrelas cosascondenándolaso aplaudiéndolasen nombredeunaciertanocióndejusticia, lo hacecualquiera.No senece-

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sita serun Hérculesparatamañoempeño.«Yo tambiénhe sido víctimain-telectual—le confiesaMaeztu—de la nocióndejusticia.»Peroahoraeljo-ven Maeztusehalla inmersoenel reinodel instinto. Un instinto de defensay empresa,de egoísmonacionalquees,en definitiva, enlo queconsisteelpatriotismo.

SegúnMaeztu,llegar mediantereflexión lógica al imperio del instintoha sido el empeñosobrehumanode autorescomo Max Stirner,Shopen-hauer,Malthusy Nietzscheasícomodel darwinismosocial,estilo Sumner,en susaplicacionesal campodela política social.Graciasaestosautores,elhombrevuelveaencontrarsesolo frentea la brutaly ciegasucesióndeloshechosy, graciasa ellos, la cienciassocialescomo la sociologíao la políticamarchanpor nuevosderroteros.Desdeestaperspectiva,los valoresse in-vierten y el hombremide su grandezano tantopor su capacidadde resis-tenciafrentea la fatalidadsino porsu esfuerzopor adaptarseal dinamismode las cosasy caminaral compásde los hechos.Estasideasde Maezture-suenancomo un eco fiel de aquellasotras que usaraSumner(1963: 171)cuandocriticabadespiadadamenteel absurdointentode los reformistasdeponerel mundopatasarriba.El primerimpulso del hombremoderno,ra-zonabaSumner,esaprobarleyesy regulacionesparapreveniraquello quele repugna.Perouna cosaquees inevitable,como es la organizaciónin-dustrialcapitalista,esalgo que no sepuedecontrolary lo quehay quehaceresmentalizarsey aprendera vivir conella. Así, cuandoel hombremodernoseenfrentaa lo inevitable, debe saberque las regulacionesse las debeaplicara si mismoy no a los hechossociales.

Si el conceptode refonnasocialdirigida no estabadentrodel esquemaregeneracionstade Maeztu,el de revoluciónestabaen sus antípodas.Losrevolucionarios,comoel señorNakens,dice Maeztu,necesitanahorcaralúltimo carlistacon las tripas el último curaparalograr el progresosocial.Peroen la vida realno pasanada.Y estaabuliadel almade la razaesunavergilenzaparalos idealesrevolucionarios.Ya nadiehablade ellos. Y loqueparalos revolucionariosesun cobardesilencio,paraMaezturesultaunsilencioadmirable,ya quela gente,dandode ladoa la cosapública,seem-piezaa interesarpor lo querealmenteinteresa:los negociosprivados.Lospartidariosdel hachay de la teallamanaesoegoísmomortal, peroMaeztu(1997: 215) no dudaen calificarlo de «egoísmosalvadorparalas resesv-gorosasquesonlas queavalorany acreditanunafinca».

Qué lejos estamosdel Maeztuque,oteandoel horizontede las forma-cionessociales,contemplala revolución,segúnAguinaga,comoun estadionecesariodentrodel materialismodialéctico.Y qué cercade los plantea-

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mientosdarwinistas,comoel de Sumner,segúnlos cualesla pobrezano seerradicarácon rupturassocialeso planesreformistassobreel papel, sinomedianteunaintensificaciónde la luchasocialdentrode la organizaciónin-dustrial capitalista.«Dejad que cadacual —dice Sumner(Hofstadter¡955:61)— lleve unavida sobria,productivay queeduquea sus hijos enesamismaforma de vida, y la pobrezahabrádesaparecidoen unaspocasgeneraciones».Porqueesteviejo mundo,al decirde Sumner,no nos ga-rantizala felicidady aunquecambia,lo hacea un ritmo geológico.Nuestroesfuerzospor aceleraresecambio,comparadoscon las fuerzasespontáneasquerealmentelo mueven,soncomoel empeñode los hombrespor desviarel caucede los ríos.Nadieescapaa la corriente.Y pretendermirarladesdefuera,criticaríao planearsucambioestansólo un ejerciciodeimaginación.Nosarrastraráa todos;y lo único inteligentequesepuedehaceresregistrarsu cursomientrasnosarrastra,aunqueestonosdéla falsailusión de queso-mos nosotrosquienesllevamoslasriendasde la ola. «Poreso,la mayorlo-curade queescapazun hombre—terminaSumner(1963: 180)—essen-tarse tranquilamentea diseñarsobreel papella forma que ha de tenerelnuevomundo.»

La fe conque Maezturecurreal capitalcomopanaceadetodoslos malesde la patriaesotrocomponenteimportantede su darwinismosocial.Llega-do a estepunto,el jovenMaeztu(1997: 222),tan remisoa cantarlas viejasgloriasdeun paísdecadente,entonaun arrebatadocantoal dinero:«Cante-mos al oro; el oro vil transformarála amarillentay secafaz de nuestrosuelo,el oro vil irá haciendola otraEspaña.»Versosde preludioquepreparanlagranoberturadeesaotraobraEl Sentido Reverencial del Dinero quecom-pondráMaeztuen 1926,a su vueltade EstadosUnidos,cuandohadejadoyade soñaren otraEspañaparainstalarsey vivir en la de siempre.Pero,mien-trastanto,estal la fe reverencialcon queel jovenMaeztucontemplaeldi-neroque no puedepor menosde compararloventajosamentecon los sím-bolos mássagrados:«Cuandosobrela espadadel militar, ¡a cruz delreligiosoy la balanzadel juezha triunfadoel dinero,esporqueentrañaunafuerzasuperiora la de esosartefactos.»Sin duda,estaúltima expresiónde«artefactos»entrañaunaclaraintencióndesacralizadorade los viejos em-blemas.Es comosi antela apoteosisdel becerrode oro, todoslos restantessímbolossagradosde la vieja cosmovisiónquedarandespojadosde suaure-ola sagradaparaconvertirseenmerosinstrumentosde unamodestafunciónsubsidiaria.Unavezmás,seadviertequetantoparael materialismodialéc-tico comoparael darwinismosocial, larampantevoracidadburguesaníve-laporabajolas encumbradasprofesionesde la vieja sociedad.Ya don Juan

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Valerahabíaabiertolapuertade estaatrevidatendenciasecularizadoralla-mandoa lasinsigniassagradasde la realezalos chirimbolosregios.

Estáclaro,pues,quetantoparaMaeztucomoparaSumner,el capitalesfuerza,es poder.Abarcatodo el conjuntode fuerzasproductivas,utillaje,tecnología,quesometenlas fuerzasnaturalesy las ponenatrabajar.Poresomismo, Maeztuvaloramuy positivamentequeel cuadrode redencióntra-zadopor el señorCostano apelaraa los viejoscolorinesdelibertady orden,sino al podertransformadorde la técnica.Como sesabe,la realizacióndelproyectocostistano dependíade una revolución, ni de una pronuncia-miento sino dela ingenieríahidráulica,estoes,del poderdela cienciay delas máquinas.Estos son los dos pilares de la civilización moderna,diceSumner(163: ¡46). Si cualquierade los dasfalla, ya seaporqueel capitalseagotao porquela cienciay tecnologíano sonlasadecuadasa los retosplan-teados,todala civilización colapsará.

Es unalástima,piensaMaeztu,queCostano hayaapuradolas últimasconsecuenciasde supropuestay quesu condiciónde literato,abogadoy re-tórico sehayadejadosentiral endosara la hermosapalabra«hidráulica»esaotra,vieja y contaminante,de «política».Ya seha vistocómoel apoliticis-mo del jovenMaeztuno tolerabala ideacostistadeque lasclasesproduc-toras deberíanagruparseen un nuevopartidopolítico parallevar acaboladebatidapolítica hidráulica.«¡Bastade utopias!»,repite frecuentementeMaeztu.No sonlos gobiernoslos quehande hacerla Españanueva,ni in-cumbeala política la tareacapitalde mejorarla condicióndenuestrosue-lo. Es a los hombresde negociosa los que correspondela explotaciondeesasriquezasocultasen lasllanurasesteparias.Elloshande explotarlassinacudira la formaciónde máspartidospolíticos.Entreotrascosas,porquelaclasecapitalistaes la primerainteresadaen meteren cinturaa la adminis-tración siempre«tancortade piernasy tan largade manos».Puestoqueellospaganlos derrochesdelEstado,sonlos más interesadosenguardarlallavede la cajay hacerquela máquinatrabaje.

Atendiendoa la motivación del capital, Maeztuconcluye que la re-construccióndel paísdebe entenderseno como una empresarománticasino como un grannegocio.Estapolítica del negociosobrela del expe-dienteofue la reclamadapor la Asambleade Zaragozapararesolverla si-tuaciónde lasmarinas,la militar y la mercante,ambasconfundidasy agru-padasbajounamismaautoridadmilitar. Sin duda, la separacióndeambasmarinas,seríaun grannegocioparalas clasesconservadorasya que pro-vocariaunaorganizacióndelEstadomáságil y efectiva,sin engranajesmii-tiles y perjudiciales.

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Perodondesedeberíaimponerestapolítica del negocioes en la mo-dernizaciónindustrialdel país,porquela industrializaciónagrícolade lasmesetas,imposibleparalos pequeñoscapitales,seharáno porpatriotismoo por equidad,comopostulael señorNakens,sino porespíritil de lucro,paraasegurarmercadosa las fábricas,como sehizo la colonizacióndelOestenorteamericanopor los industrialesde las antiguasprovinciasdelEste.

Maeztu no dejade advertir que un capitalismosalvajey desbocadoabriríala puertade la concentraciónderiqueza,de la corrupcióny abusodelpoder.Pero¿quéimporta?,dice Maeztuarrogantementereplicandolaspa-labrasde Sumnercuando,diezañosantes,justificabadesdesu cátedradeYale la concentraciónde riquezaen unaspocasmanos.¿Quéimportaquelos millonarios que acumulangrandesfortunas—se preguntaSumner(1955: 156-157)----- seantontosy vulgares?Es un error prestartantaaten-ción a los muyricos mientrasseignoracómolas masassebeneficiany setornancrecientementeprósperasgraciasaqueestoscapitanesde empresaponenen marchala granmaquinariaindustrial. Y añadeSumnerestepá-rrafo de netocarácterdarwinista(1955: 156-157):

Los millonariosson elproducto de la selección natural, que actúasobre el organismo social para escoger a aquellos que reúnen con-diciones de dirección y mando. Precisamente porque han sido elegi-dos, es por lo que la riqueza se acumula en sus manos. Dejad que unode ellos cometa un error y veréis cómo la riqueza acumulada se ato-miza. Cierto que gozan de altisimos ingresos y viven en la ahundan-cia, pero este arreglo de unos pocos ricos y una masa crecientemen-te próspera es un buen negocio para la sociedad. Su selección yejercicio profesional están gobernados por una implacable ley decompetencia que garantiza que en ese circuloprivilegiado sólo estánlos que deben estar y que seguirán ahíen tanto en cuanto observen laconducta apropiada. Este es el mejor correctivo de su arrogancia yprepotencia. »

Ni quedecirtienequeestebuenode Sumner,a quien susbiógrafosnospintan como un profetadesabridode la éticaprotestantey del implacableri-gor dc la economíaricardiana,mientrasaconsejabaa los pobresunavidadeásperalaboriosidad,a los ricos les brindabael favorde su monumentalin-genuidad.Maeztu,queeramásjovenperomenosingenuo,dabapordes-contadala corrupciónde las clasesdominantes,perosu pasiónpor la efi-caciay su exclusivoatenimientoa los hechosde la realidadsocialle hacían

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transigir con la inmoralidadque produjeraresultados.«Más importantequela inmoralidadesla manerade practicarse»,decíaMaeztu(1997: 196).Segúnél, hay unainmoralidadde la administración,frecuenteen España,quefavorecelos interesescreados,normalmentelos de los terratenientes,frente a los interesesporcrear,que suelenserlos de los industriales.Estainmoralidadno esde recibo,no tantopor su déficit ético sino porelestan-camientode la industriaqueconlíeva.Hay, en cambio,otro tipo de inmo-ralidad,frecuenteen los EstadosUnidosde América,quefavorecelos in-teresespor crearde los industrialesfrente a los interesescreadosde lospropietariosy quequedaríajustificadaen funcióndel dinamismoqueim-primeal desarrollogeneral.La conclusiónva de suyo. Si las regionesin-dustrialesespañolasgozarandela mismaautonomíapolíticade quegozanlas norteamericanas,es claroque los gobernantesregionalesestaríanmásdispuestosa favorecerlegal o ilegalmentelos interesespor crearde los ca-pitalesociosos.

Esteculto a la inexorabilidadde los hechossociales,con manifiestodespreciode los códigoséticos(propiosde pueblostísicos(¡) y no de su-perhombres),hacede Maeztuun darwinistarecalcitrantey encanallado.Afortunadamente,dice,Españacomprende,al fin, que lo que necesitason canales,fábricas,carreteras,vías férreas,barcosde tráfico y noconstituciones.La modernizacióndel paísestáporencimade todo,há-gasecomosehaga.Por eso,se imponenlos hombresmáslaboriosos,do-tadosde aptitudesadministrativas,los que mejor conocenel funciona-miento del comercio. Todosellos, en su pasopor la vida, dejanlaimprontade su obra.

El negociantequeparaganardinerohaceunacasa,un barco,unaace-quia, dejaa su patria unaobra,al menos,tanpositivacomo el poetaquecreaunaimagen,el militar queganaunabatalla, o el filósofo quefundaunaescuela.Estamos,de nuevo,antela nivelaciónporabajode las otrorasa-cralizadasprofesionesfrenteal arrastrede la revoluciónindustrialburgue-sa.Y he aquíun ejemplomásde lo que, en palabrasliteralesde Sumner,«unasclasesdebena otras».De la obra del capitalistay negociante,seaprovechatodo el mundo.Igualmente,delnuevo espíritude las clasesbur-guesas,auguraMaeztuquesurgiráunaformidableagitaciónsocialistaqueni los mássagaceslíderesde la izquierdahubieranpodidopredecirni pro-ducir. Peroaquíestamosya en la otrafuentede inspiracióndel jovenMa-eztu,quehacede su escritodejuventudunaobra ambiguasusceptibledevariadaslecturas.

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EL MOVIMIENTO DELAS COSAS

Haciafinalesde 1935 o comienzosde 1936, Barojano recuerdabien(1982:1 54), se encuentranen el mismovagónde tren,enun viaje de vuel-ta aMadrid desdeel Norte, don Píoy Maeztu.Hacíamásde doceañosqueambosautoresno sehabíanvisto y el encuentrono tuvo nadadeexultante.Barojaconfiesaque,de haberpodido, lo hubieraesquivado.Maeztuhabíasobrepasadolos sesentay estabaen el cénit, un decir,de su popularidad.Variasseñoritassehicieron las encontradizaspararecogerla firma deMa-eztuestampadaen un álbum. No así la de Baroja.A lo largodel viaje, Ma-eztuhabló de América; Baroja, de Alava y Vitoria. Da la sensacióndeque setratabade un diálogo de sordos.Ciertamente,el escenarioamerica-no no entrabadentrodel círculo de cosasqueatrajeranla atencióndel des-memoriadodon Pío.

ParaMaeztu,en cambio,desdesu experienciaantillanay su pasoporNuevaYork, Américaconstituíaun referentequenuncale abadonaríadepor vida. Paraentonces,su experienciaamericanasehabíadilatadoconsi-derablementey podemosimaginarnosquele hablóaBarojade su estanciaen BuenosAires comoembajador,sus viajespor diversasrepúblicaslati-noamericanasy, cómono, de su gira comoconferenciantepor los EstadosUnidosen el año 1925. ParaMaeztu,atentoobservadorde la escenainter-nacional,estepaíseraun magníficobancodepruebasdondesepodíacon-trastarla evoluciónde las sociedadesindustriales,estoes,el movimientodelascosas.

Llamapoderosamentela atenciónlas reiteradasvecesqueMaezture-curtea estaexpresión,«el movimientode las cosas»,en la tercerapartedeHacia Otra España, paraexplicarlos procesosde cambiosocial.Podríaen-tendersecomoun comodínde usofácil parasalir del pasoo comoun topi-cazode lajergaintelectualdel momento;tal vez,comoun deus ex machinasiemprepostuladoy nuncademostrado.Yo me inclino a pensarquedichaexpresiónnacede unaconscienteintencionalidad,quecolocaaljovenMa-eztudentrodel esquemaevolucionistade finalesde siglo y quele impeleaver y organizarla realidaddesdeeseparadigmaambiciosoquees la ley ge-neralde evoluciónalumbradapor Spencer.

Parafraseandoa Durkheim,sepodríadecirqueel movimientodetas co-sasno essino la contundenciacon que seimponenlos hechossocialesenmovimientoindependientementedecualquierresistencia,vengade dondevenga. Esoshechossociales,o creenciascolectivas,como diría Ortega(1996: 82), tienenesecarácterpeculiarde servigentes,estoes,de hacerse

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sentirsobreel actorsocial,aunqueseanegativamente,por el simplehechode estarahí,comola paredcon la quetengoquecontar,o porel simplehe-cho de moversehaciaun punto,como el viento con el quetambiéntengoquecontarsi quierollegar apuerto.Esaineludiblevigenciaesla queresaltaMaeztu(1997: 168)cuandoafirmaque «el procesoeconómicose curaensaludde escrúpulosmonjiles.Cuandodaen avanzar,esinútil colocarseen-tre las medaso interponerseen su caminoen actitudhostil: avanzaindife-rente...Así ha pobladode fábricasy vías férreaslas provinciaspastorilesdeotros tiempos».

Pero,curiosamente,la mayorvigenciade esoshechossocialesen mo-vimientono se debeal simple hechode queesténahímoviéndose,sino alhechode quelos miembrosmásdespiertosde la especiey, finalmente,losgrupossocialesterminanadhiriéndoseal movimientode lascosasmedian-te unasutil comunióncon el repertoriocolectivode ideasqueempujanlosprocesosde cambio.Así, Maeztu,hablandode la industrializaciónagrícolade las mesetas,dice sibilinamente(1997: 176): «Y como estaobrade re-novacióneconómicacomulgacon el movimientode las cosas,seráreali-zaday a ella meadhiero.»Estoes.nadade lo quecomulguecon el movi-mientode lascosasdejarádeobjetivarse;y la prudenteposturade un actorsocialatentono puedeser otraquela de subirseal carrovistoriosode loshechosqueimponensu vigencia.

Cuandoel señorNakensfustiga la conductade Jajuventud«actual»,quereniegade los grandesidealesy se adhiereincondicionalmentea losgrandeshechosegoístas,Maeztu(1996: 205) le respondequeesajuventudlaboriosa,queemigraal extranjeroy vuelveparahacerun pedazode patria,terminaráconvirtiéndoseen una generaciónde hombresíntegros,por lasencillarazónde que«sabeconfundirseconel movimientode las cosas».Yresultallamativo cómoen un tematannietzscheanocomoes la inversióndelos valores(Abellán,1997:139),el jovenMaeztuvuelvea recalaren esteleitmotiv del movimientode lascosas.SegúnMaeztu,el hombremoderno,despojadode referenteséticos,porfin se encuentrasolo «antela ciegasu-cesiónde los hechos».Puesbien,su grandeza,ya seha visto,no ha de con-sistir en resistirlosheroicamentesino en adaptarseal dinamismode lascosas,teniendobienen cuentaque, parainterpretardebidamentelos nuevoshechos,sehade renunciarincesantementeal depósitode ideasrecibidasso-bre la justiciay la armoniasocial,por ejemplo.Sólo asíse logrará,segúnMaeztu(1997:212),«quenuestroinstinto llegue a confundirsecon el mo-vimientode lascosas;sólo entonceshabremoshechounaEspañaintelectualtangrandecomola Españade los místicos».

212 Secundino Valladares

En fin, estanuevaEspañano se harámedianteun cataclismorevolu-cionario ni siquieraen virtud del resentimientodestiladopor la derrotaypérdidade lascolonias,«sino porla fuerzamismade las cosas;vamosha-cía otra España,quehan de creamoslos capitalesmuertos».Y si Maeztuaparentaestartansegurode la emergenciade estanuevaEspaña.no estan-to por la eficaciadel vil metal,quetransformarála secafaz del suelo,sinoporque«fundamosnuestroespíritu enel movimientode las cosas,si no he-mos de entorpecerlo...¡Queno estorbemoslos escritores!...»(1997:223).

Quedaasí relegadoel escritoral papeldeescribanoquelevantaactadelmovimientode las cosas.Sin embargo,anteriormente,en el procesosocialdialéctico,por volvera la hipótesisde Aguinaga,al escritorle correspondíaun papelmásactivo. Su funciónconsistíaen anatematizarel histórico es-píritu de los hidalgoscolocando,frentea los ojos hambrientosdel cesante,el cocidoquecomeel albañil a pie deandamio.Su funcióneraatizarla na-tural inconformidadconel salarioy mejorarlas condicionesdel trabajo,noseaqueel capitalvaya a comerselos propiosmúsculosque lo engordanyreproducen.Peroahoraresultaquelo único inteligentequeel escritorpue-de hacer,comoqueríaSumner,esregistrarel cursodel movimientode lascosas...y no entorpecerlo.

A finalesdel año 1935 o comienzosde 1936,Barojay Maeztullegan aMadrid de un viaje por el Norte. Habíanhechoel viaje juntospor puraca-sualidady, al despedirse,lo hicieron «un tanto friamente».Ningunode losdos sospechaba(aunquetal vezMaeztusí) quediezmesesdespuésMaeztuseríaasesinadopor un grupode pistolerosde filiación anarquista.Segura-mente,MaeztuhabíaleídoaquellaspalabrasdeSumneren su clásicoartículosobreel absurdointentode cambiarel mundo:«todohombreeshijo de sutiempoy no puedeevitarlo;vive en mediode unacorrientequelo arrastra».

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