Hacia El Futuro de La Teología Reformada. Gerardo Alfaro

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    Hacia el futuro de la teologa reformada

    DAVID WILLIS Y MICHAEL WELKER, eds., Toward the Fu-ture of Reformed Theology: Tasks, Topics, Traditions (GrandRapids: William. B. Eerdmans Publishing Co., 1999).

    El presente volumen colecciona una serie de 31 artculos es-critos, como se puede anticipar desde su ttulo, por reconocidos

    telogos y telogas de corte reformado. La coleccin trata depresentar la abundancia de carriles en que la presente reflexinde esta ala del protestantismo histrico corre. Ofrece aportacio-nes que en su mayora provienen del mundo europeo y norte-americano. Entre algunos telogos mundialmente destacadosaparecen Thomas Torrance, William Placher, John Leith, Jr-gen Moltmann y John de Gruchy.

    Como es normal en un libro de esta clase, las propuestas co-lorean con matizaciones diversas el amplio espectro del pensa-miento reformado. Algunas de ellas lo hacen con mayor apego,

    profundidad y seriedad a su tradicin; otras, con mayor creati-vidad y novedad. En algunas de ellas resulta fcilmente detec-

    table la ilacin y continuidad que guardan con el pensamientohistrico de las iglesias reformadas. Otras propuestas, sin em-bargo, daran la impresin que su vanguardismo teolgico lasha llevado a ocupar el principio de Reformata reformanda, yque sus otros clichs teolgicos son como una especie deshibo-letque mientras les asegura formalmente un puesto dentro de latradicin, materialmente las aleja de ella.

    Vale la pena comentar lo que aparentemente se ha hechocomn en crculos editoriales, por ser polticamente correctoen estos tiempos: pedir disculpas por no poder presentar en eltrabajo una mejor representatividad mundial. Este fenmenonos llama la atencin, pues, de hecho, da la impresin de unaescasez de pensamiento afuera del llamado primer mundo. Porotro lado, y quiz ms objetivamente, la razn puede encontrar-se en la falta de comunicacin y sentido de globalizacin toda-

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    va predominante en aquella geografa. No sera extrao, en-tonces, que los resultados de un proyecto como el presente,reflejaran vacos considerables. No es este el lugar para articu-lar la identidad de ellos. Lo que s podemos hacer en el cortoespacio de una resea es interactuar con algunos artculos quenos parecieron sobresalientes.

    William Placher, escribiendo sobre la Vulnerabilidad deDios, nos recuerda la ya antigua discusin sobre la excesiva

    dependencia que nuestras concepciones de Dios tienen de lafilosofa griega y su enseanza sobre la apatheia divina. Diossiendo eterno e incambiable no puede sufrir, pues slo el mun-

    do de lo temporal y perecedero est sujeto a pasiones que, pre-cisamente, anuncian su contingencia. Placher, entonces, opta

    por obtener una imagen de Dios ms apegada a la narrativabblica del Evangelio de Marcos. La narrativa, aunque no re-suelve todos los problemas y tensiones lgicas del ser de Dios,nos conduce a su identidad ms histrica: Dios es vulnerable alsufrimiento, pues de su propia voluntad se identifica con aque-llos que sufren.

    Aunque simpatizo con la propuesta y el nfasis narrativo dePlacher, el artculo, a mi juicio, posee dos debilidades centrales.En primer lugar, aunque el escrito huye de una presentacinabstracta de Dios, sucumbe en lo mismo cuando trata de encon-

    trar paralelos de sufrimiento de personas desprotegidas. Este esel caso de la equivalencia que Placher encuentra entre el Cruci-ficado del NT y las personas que sufren de SIDA en el presen-te, quienes, segn l, son vctimas no solo de gran dolor, sinode degradacin y humillacin de parte de los valores dominan-tes de la cultura. La cruz y el sufrimiento de Jess histric a-mente entendidos en la misma narracin marcana no son prin-cipalmente la identificacin de Dios con el sufrimiento univer-sal del hombre, o con sus sufrimientos genricos. Lo que causala cruz de Jess (y de Dios) en Marcos es su radical obedienciaal mensaje y prctica que hoy llamamos cristianos. Por doloro-so que sea el sufrimiento de aquellos que tienen SIDA, y por

    pecaminosa que sea la actitud de aquellos que los denigran, nodebe identificarse con el sufrimiento de Jess, al menos segnla narrativa del evangelista Marcos.

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    La otra debilidad del artculo la voy a presentar en forma depregunta: No pretendemos demasiado al tratar de deducir de lahistoria de Jess en Marcos la esencia de la identidad de Dios?Es ese uso de Marcos legtimo, o estamos cayendo en otro tipode abstraccin forzosa? Las limitaciones y el marco de referen-cia histrico-teolgico de una narrativa especfica deberanconsiderarse antes de analizarla en s misma. La narrativa deMarcos es limitada y no nos ofrece todo lo que quisiramosencontrar en ella, en este caso sobre Dios. No debera argumen-tarse sobre el silencio de la abrupta terminacin del evangelio,y a partir solo de esta sacar tan determinantes conclusiones ni

    sobre la persona de Jess, ni sobre Dios. Afirmar, por ejemplo,que el evangelio de Marcos nos invita a mirar la divinidad de

    Jess precisamente mientras l muere en la cruz, pues, despusde eso, no lo vemos ms [en la narracin] (pg. 202) es olvi-dar, me parece, que el evangelio de Marcoscon toda su peda-goga contra los abusos de una teologa triunfalistafue escritodesde una comunidad que abundantemente proclama y celebra,de acuerdo con la historia narrada en el libro de los Hechos, laResurreccin.

    Los artculos de H. Kraus y John Leith, sobre el contenido yla naturaleza de la teologa de Juan Calvino respectivamente,son iluminadoras ventanas al pensamiento del telogo gine-

    brino. De especial inters es el realismo teolgico que segnLeith cala hondo en la obra del reformador. Por realismo teol-gico se entiende la orientacin prctica y el propsito edificanteque la teologa de Calvino mantiene. Junto con esto se encuen-tra su renuencia a especular filosficamente aparte del texto

    bblico, su principio del desarrollo teolgico mnimo (pg.341). As, el sermn toma preeminencia ante la misma formu-lacin teolgica, insistindose as en que la teologa siempredebera ocupar el lenguaje ordinario del discurso humano.Para el ginebrino, la simplicidad est ntimamente relacionadacon la sinceridad, pues el lenguaje obtuso encubre siempre a un

    pensamiento confuso. Bastante me hace recordar esto de misesfuerzos por entender el sofisticado e intrincado lenguaje detelogos contemporneos como Pannenberg, Moltmann o Rah-ner. Calvino era realista tambin en sus expectativas sobre la

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    recepcin del discurso teolgico. Cuando Calvino era optimis-ta estimaba que slo el 20 por ciento del auditorio respondera asu sermn, y cuando era pesimista reduca el nmero al 10 porciento. La teologa realista de Calvino centraba su atencin no

    slo en el ser y creer, sino tambin en el hacer, en la transfor-macin de la vida humana. Y dentro de esto entenda las doc-trinas teolgicas con referentes reales. La doctrina de la Trini-dad, por ejemplo, es la forma en que Dios es. La doctrina no essimplemente, como en algunas propuestas modernas, una ma-nera de relacionarse significativamente con el mundo, o unentendimiento de la existencia o la cambiante gramtica de la

    fe. Leith concluye con la sugerencia de que este realismo deCalvino es lo que todava le permite a su teologa ser tan vi-damente leda como lo fue en el siglo diecisis.

    El nico artculo que directamente proviene de Latinoam-rica es escrito por Beatriz Melano, profesora de teologa siste-mtica del Seminario Teolgico Unido de Buenos Aires. Elartculo se titula Potenciales contribuciones de la teologareformada a la discusin y praxis ecumnica.Despus de leerel artculo varias veces, opino que el ttulo debera invertir elorden de quin podra estar contribuyendo a quin. Me pareceque el ensayo se trata ms bien de una posible contribucin deldilogo ecumnico y la discusin sobre la praxis revolucionaria

    a la fe reformada.Melano, despus de algunos comentarios introductorios, ha-ce varios sealamientos, siguiendo los cuales la fe reformadanecesita seguir reformndose, especialmente en Latinoamrica.Lo primero es una renovacin de la hermenutica bblica. Latarea es llegar a una interpretacin fiel al texto y al contextohistrico actual. La Biblia, segn Melano, no es tanto una co-leccin de dogmas o doctrinas, sino la interpretacin de eventosfundamentales en los que Dios se manifiesta en la historia deIsrael y Jess (pg. 160). Aunque esta interpretacin se dirige aindividuos, su mayor derrotero es alcanzar la humanidad comoun todo colectivo.

    La articulista enfatiza, en segundo lugar, la utilidad que lasospecha hermenutica ha tenido en la teologa latinoamerica-na, especialmente la liberacionista. Al igual que Ricoeur, ella

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    ha enfatizado una renovacin hermenutica que enfoca la reali-dad y sus conflictos. Desde este nuevo punto de vista...la teo-loga, la predicacin y el ministerio de la iglesia son aplicadosahora a la lucha de clases, conflictos raciales...la relacin entreoprimidos y opresores en un continuo crculo hermenutico(pg. 158).

    Sobre la base de esto puede hablarse de una hermenuticadel compromiso y de la esperanza que, siendo parcial en favorde los oprimidos, se convierte en el potenciador de una renova-cin eclesiolgica. Dentro de esta, la iglesia se presenta comola comunidad proftica que proclama la nueva humanidad en

    Cristo y crea el espacio sagrado dentro del cual eso puedahacerse realidad (pg. 162). Tambines una comunidad ecu-mnica que evita la polarizacin y divisin, por las que se eti-queta la materia prima del dilogo, los seres humanos, conterribles frases peyorativas (liberal, conservador, moderado,radical progresivo, capitalista, socialista) que descartan fatal-mente aquella materia. Finalmente, la comunidad encarna la noviolencia en medio de un saturado contexto de violencia.

    La interesante aportacin de Melano nos convence an msde la necesidad de la teologa reformada evanglica de articularslidamente su mtodo teolgico, algo que tradicionalmente nose ha hecho ni en Latinoamrica ni en otras geografas. Algu-

    nos puntos metodolgicos que este artculo llama a repensarson: el significado, funcin y apropiacin de sola scriptura, larelevancia de la Tradicin como fuente de teologa, y de lasciencias naturales y sociales como interlocutores, aliados o no,del proceso de reflexin. Indudablemente, nuestra teologa sertan slida, responsableo diramos reformableen la medidaen que lo sea nuestra integracin de esos y otros elementos.

    Entre esos otros elementos, Melano ocupa muy bien la ret-rica y su capacidad de conviccin. Lo que siempre debe cuidarnuestro discurso teolgico, sin embargo, es el no enfrascarseviciosamente en un crculo exhortativo incapaz de proporcionartraccin concreta en ciertas direcciones. De hecho, esto es loque puede comprobarse en el artculo de Melano. Por ejemplo,la hermenutica de sospecha, con toda su saludable desautori-zacin de una interpretacin positivista e ingenua, es slo uno

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    de los primeros pasos en el arduo camino de una exgesis teo-lgica seria. No cabe duda para m, adems, que una de lasdebilidades mayores de la teologa de la liberacin ha sido suincapacidad de sospechar de la efectividad y legitimidad de sus

    propios compromisos ideolgicos. Ms especficamente esto seobserva en la repeticin que Melano hace del principio de par-cialidad de J. L. Segundo. El chantaje epistemolgico que esta

    parcialidad implica debe someterse a la sospecha tambin. Enoposicin a esa parcialidad dogmtica, debera proponerse unaparcialidad crtica, que, mientras nos permite ser consecuen-tes con nuestro compromiso contextual y connatural latinoame-

    ricano, tambin nos fuerza a abrir los ojos a la manipulacinalienante. A travs de esta lente resultara hasta cierto puntoclara la inconsistencia de una propuesta que, mientras insiste eneliminar todas las etiquetas mortferas en nombre de la no-violencia, todava se aferra a un anlisis pseudocientfico de lasociedad en trminos de lucha de clases, reduciendo la proble-mtica a una solamente de opresores y oprimidos, las ms mor-tferas etiquetas que Latinoamrica ha sufrido.

    Dr. Gerardo A. Alfaro