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PORTA FIDEI. “La puerta de la fe”. Carta Apostólica de Benedicto XVI

14. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos—, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe”» (St 2, 14-18).

La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el que él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1).

GUIÓN DE TRABAJO PARA LOS EQUIPOS DE CÁRITAS

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Ofrecemos el siguiente guión de trabajo a los equipos de Cáritas con la pretensión de que resulte un instrumento útil para profundizar en este Año de la Fe en la misión de animar la acción sociocaritativa encomendada por nuestra Iglesia Diocesana. Se ha organizado a partir de la Carta “Ante el año de la Fe. Convertíos y creed en el Evangelio” de nuestro Arzobispo, D. Ricardo. En este material hemos seleccionado unos textos de esta carta y propuesto unas cuestiones que sirvan para el diálogo en el equipo. La intención es que nos ayude a los miembros de Cáritas a vivir con más intensidad la unidad entre fe y caridad. La dinámica de trabajo de este documento la tiene que marcar el propio equipo, organizándola teniendo en cuenta sus posibilidades. Es importante la actitud con la que se afronte: desde la confianza en el Señor, buscar los cambios necesarios en nuestra acción y nuestra vida para ser más fieles a lo que nos pide.

Programa de Formación de Agentes

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La situación presente reclama personas de esperanza con todas las posibles perspectivas que incluye esta virtud humana y teologal. (…) La esperanza anima a buscar de manera concreta e histórica vías de solución a los problemas personales y sociales de la hora presente. La Iglesia no tiene soluciones técnicas en orden a superar la crisis; pero nutrir la esperanza para que el hombre no se desaliente, no se postre y no tire la toalla es un servicio precioso.

11. Nosotros, ¿somos personas cargadas de esperanza? 12. Y además, ¿Somos generadores de esperanza en las

personas que acuden a nosotros y en nuestras comunidades cristianas? ¿De que manera?.

3. A modo de conclusión Una vez realizada esta reflexión podemos proponernos unos cambios, para que esta tarea nos ayude a avanzar y crecer,. Se trata de fijarnos pequeños compromisos, concretos y sencillos, preguntándonos qué podemos hacer para:

1. Cambiar a nivel personal. 2. Cambiar en la acción con las personas con las que

estamos trabajando. 3. Cambiar en el equipo de Cáritas. 4. Cambiar en la comunidad cristiana.

Todo ello, sin olvidar el objetivo principal que perseguimos: vivir con más intensidad la fe y la caridad.

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8. Esa otra forma de vivir que nace de la fe se realiza en las relaciones humanas. Con nuestra acción, ¿fomentamos las relaciones entre personas y generamos una red de relaciones sociales?. ¿Cómo lo estamos haciendo?

Cada uno de nosotros somos cuidadores de los otros compañeros de camino. Debemos compartir las necesidades de los hermanos en la familia de la fe y en la familia de la humanidad. El mismo Padre del cielo nos fraterniza. Los bienes de la tierra están destinados a la humanidad entera, que debe ser como una familia. (…) “Hay más dicha en dar que en recibir” (Act. 20, 35). El que da no debe engreírse ni humillar a quien recibe (cf. 2 Cor. 9, 6 ss.). No sólo damos algo; queremos también darnos a nosotros mismos, ya que el ser es más que el tener tanto en el que da como en el que recibe. La comunicación de bienes debe acrecentar la fraternidad.

9. Con lo que estamos haciendo: ¿somos “cuidadores” o sólo nos estamos dedicando a dar?

10. Profundizando más, ¿damos o nos damos? La esperanza junto con la sobriedad, que es el reverso de tener en Dios el tesoro de la vida, y la solidaridad, que mueve a compartir las necesidades de los hermanos, es otra gran lección que debemos aprender en la crisis actual. (…)

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1. La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana

“Evangelizar” significa anunciar la Buena Nueva. Jesús es el Evangelizador por antonomasia, predicando y curando. Su actividad es caracterizada en su totalidad como Buena Noticia: “Jesús proclamaba el Evangelio de Dios. Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (cf. Mc. 1, 14-15).

1. En la tarea que estamos realizando en Cáritas nos encontramos con personas necesitadas de “buenas noticias” en sus vidas, ¿cómo estamos siendo nosotros Buena Noticia para ellas?

2. La acción que realizamos en Cáritas es también Buena Noticia para nosotros, una buena noticia que nos invita a cambiar, a convertirnos. ¿Cuál está siendo nuestra experiencia de conversión desde que estamos en Cáritas?¿Qué cambios hemos experimentado que nos han hecho más humanos y más cristianos?.

La fe cristiana opera en el amor al prójimo (cf. Gál. 5, 6; 6, 15). (…) La fe, que es aceptación del mensaje, se hace efectiva y se cumple en el amor fraterno. En la fe el amor tiene lo que lo hace posible; y en el amor la fe tiene lo que la hace activa y por ello la realiza. (…)Fe y amor cristianos caminan unidos y se refuerzan mutuamente; la fe auténtica impulsa al amor y el amor verdadero purifica las pupilas del creyente para ver a Dios.

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3. La fe es el motor de la acción caritativa ¿es así en nuestro caso?. Compartimos nuestra experiencia.

4. ¿De qué forma estamos consiguiendo que nuestra acción sea expresión del amor fraterno que hace efectiva a la fe?

2. Algunas lecciones de la crisis actual Los cristianos no vivimos la fe, la esperanza y el amor al margen de las situaciones históricas personales y sociales; la fe no es evasión sino luz y fuerza de Dios en medio de la historia. (…) La fe descubre el rostro de Jesús en quienes hallamos en el camino y el amor es testificación de la fe. Pues bien, como cristianos nos preguntamos también por nuestra orientación en medio de la situación actual.

5. La fe la vivimos en este contexto histórico de crisis que afecta a múltiples dimensiones de la vida social y de las personas. Esa fe nos llama a estar encarnados en la realidad. ¿Tenemos un conocimiento claro de lo que sucede y porqué? o ¿nos dejamos llevar por informaciones superficiales?

6. Al mirar la realidad, ¿somos capaces de descubrir el rostro del Señor en las víctimas de la injusticia e insolidaridad, en las personas que acuden buscando nuestro apoyo apoyo?. Compartimos nuestra experiencia-

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Es muy importante fomentar la generosidad del corazón, la solidaridad en el compartir, la atención a los más vulnerables. La solidaridad debe impregnar las relaciones entre ciudadanos y pueblos, entre generaciones presentes y futuras. El cuidado de la tierra, sin esquilmarla, pensando en el porvenir de otras generaciones, es una forma importante de actuar con responsabilidad a favor de la familia humana. (…) El lema “vive sencillamente para que otros, simplemente puedan vivir” señala una vía necesaria para superar la crisis actual. Une la sobriedad con la fraternidad, la vida basada en la sencillez y la esperanza del Evangelio, según el cual los pobres y excluidos deben encontrar justicia y caridad traducidas en gestos cotidianos que respondan a su dignidad personal. ¡En la auténtica superación de la crisis contribuirá eficazmente un desarrollo abierto a todo hombre y a todos los hombres! (cf. Cáritas in veritate 21)

7. En esta situación de crisis la fe nos llama a vivir de otro forma, con unos valores que nos humanizan y que humanizan a los otros y a la sociedad. ¿Cómo estamos fomentando esos valores?

a. En nosotros mismos. b. En las personas y familias que atendemos. c. En el conjunto de la comunidad cristiana.

La avaricia incontenible, el consumo compulsivo, el capricho para gastar sin sentido, la competitividad orgullosa debe curarse con unas relaciones personales y sociales distintas No sólo de pan vive el hombre.