Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

download Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

of 259

Transcript of Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    1/259

    Cuadernos deAR TE e

    ICO NO G R AFA[CAIFUE]

    Tomo XIINm. 24Segundo semestre de 2003

    MONOGRFICO

    DIRECTOR

    Jos Manuel Pita AndradeSECRETARIO

    Carlos Prez Montoya

    FUNDACIN UNIVERSITARIA ESPAOLASEMINARIO DE ARTE E ICONOGRAFA MARQUS DE LOZOYA

    MADRID

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    2/259

    Cubierta:Nuestra Seora de Guadalupe. Escuela mexicana del siglo XVI (ahora que se

    sabe que se fech en 1556, y que se firm M.A., aqu se la identifica como obra del

    indio mexicano Marcos Cpac de Aquino). Temple (y oleo?) sobre lona de algodn; 43

    cm. de alto. Baslica de Guadalupe. Cd. Mxico.

    FUNDACIN UNIVERSITARIA ESPAOLASEMINARIO DE ARTE E ICONOGRAFA MARQUS DE LOZOYAAlcal, 93. 28009 MADRIDTelfono 914 311193 * Fax: 915 767 352 * E-Mail: [email protected]

    ISSN-0214-2821 Depsito Legal: M-18.993-1988

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    3/259

    H. M. S. PHAKE-POTTER

    NUESTRA SEORA DE GUADALUPE:LA PINTURA, LA LEYENDA Y LA REALIDAD.UNA INVESTIGACIN ARTE-HISTRICA E

    ICONOLGICA

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    4/259

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    5/259

    SUMARIO

    H.M.S. Phake-Potter: NUESTRA SEORADEGUADALUPE: LAPINTURA,

    LA LE YEN DA, YLARE ALI DA D. UNAIN VES TI GA CI NART E-HI ST R ICA

    EI CO NOL GICA ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .269

    INTRODUCCIN ............................................................................. 269

    NOTASDE LA INTRODUCCIN .................................................................. 277

    CAPTULO I..................................................................................... 279

    LABASEDOCUMENTAL: ELNIC ANMOPO HUA............................................ 279

    NOTASDE LCAPTULO I ......................................................................... 292

    CAPTULO II .................................................................................... 297

    ELCONTEXTOARTE-HISTRICO: LOS ACHEIROPOETAI ...........................297

    NOTASDE LCAPTULO II ....................................................................... 313

    CAPTULO III .................................................................................. 315

    ELCONTEXTOHISTRICOIBRICO: LAS APARICIONESMARIANAS

    ESPAOLAS ........................................................................................... 315

    NOTASDE LCAPTULO III................................................................. 322

    CAPTULO IV ................................................................................... 324

    LOS TOPOIEUROPEOSEMPOTRADOSEN NUESTRA SEORADE GUADALUPEY

    ALGUNOSHECHOSFSICOS ................................................................... 324NOTASDE LCAPTULO IV...................................................................... 344

    CAPTULO V .................................................................................. 346

    ELCORPUSDE LO SPROTOTIPOSGRFICOSEUROPEOS ............................. 346

    NOTASDE LCAPTULO V ............................................................... 356

    CAPTULO VI .................................................................................. 361

    QUINPINTNUESTRA SEORADE GUADALUPE? ................................... 361

    NOTASDE LCAPTULO VI .................................................................... 370

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    6/259

    CAPTULO VII .................................................................................. 373

    QUINESACUARONLA LEYENDADE JUA N DIEGOYDE LRETRATO MILAGRO-

    SO IMPRESOEN SU TILMA? ................................................................. 373

    NOTASDELCAPTULO VII ....................................................................... 380

    CAPTULO VIII .................................................................................................. 382

    UNANUEVAPERSPECTIVASOBRENUESTRA SEORADEGUADALUPE...................... 382

    NOTASDELCAPTULO VIII ......................................................................... 389

    APNDICE I .................................................................... ............................... 391

    Miguel Snchez,Imagen de la Virgen Mara, Madre de Dios de Guadalupe,

    milagrosamente Aparecida de en la Ciudad de la de Mxico. Celebrada en su

    Historia, con la Profeca del captulo doze del Apocalipsis (1648)

    APNDICE II ............................................................................................. 492

    Luis Lasso de la Vega, Huei Tlamaluizolitca omonexiti in ilhuicac tlatoca

    cihuapilli Santa Mara Totlaonantzin Guadalupe in nican huei altepenahuac.

    Mexico Itocayocan Tepeyacac (1649)

    OBRAS CITADAS ....................................................... ................................. 510

    ***

    Normas para la presentacin y envio de originales ............................. 516

    Publicaciones de Arte de la Fundacin Universitaria Espaola ............. 517

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    7/259

    INTRODUCCIN

    Si se atienden igualmente los valores de mercado reconocidos mslos aspectos estrictamente estticos, la pintura llamadaNuestra Seo-ra de Guadalupe debe considerarse el trabajo artstico ms significa-

    tivo en todo el Hemisferio Occidental1. (Fig. 1) El objeto de esta indagacinextendida es un retrato de la Virgen Mara, la Madre de Cristo, que la mues-tra de los pies hasta la cabeza. Mide 143 cm. de alto (o 69 por 41.3 pulga-das) y es pintado (en su mayor parte) en tmpera sobre lona compuesta delino-camo. Segn las pruebas documentales mejor conocidas (que prontose sern citadas), se trata de un autorretrato de la Virgen Mara, con estehecho significando especficamente que ella misma le haba impuesto mila-

    grosamente su imagen, y como un impreso, directamente sobre la dichatela. Segn una tradicin medieval antigua, este acto hace que la pintura seauna acheiropoeta, que literalmente quiere indicar en griego una imagenno hecha por la mano humana, y, siendo as, ha de ser nada concebido nien o ni por la mente humana.

    El ao que la imagen acheiropoitica haba llegada milagrosamente enMxico es, segn la documentacin tradicional (que pronto voy a citar),1531. Ms recientemente, precisamente en el ao 2002, la leyenda antiguaque contaba la recepcin milagrosa en 1531 del retrato tan reverenciado dela Virgen de Guadalupe era esencial para la canonizacin de Juan Diego,hecho entonces el primer santo igualmente mexicano e indio (y se dice que

    su antiguo nombre pagano era Cuauhtlatohuac). Dicho encuentro mila-groso ha sido el asunto de miles de litografas baratas publicadas en Mxi-co, y tengo una puesta en mi casa. (Fig. 2)Vista desde la perspectiva de micarrera profesional, absolutamente extraordinaria en la historia del arte esesta simbiosis entre una pintura y el hacer de un santo futuro; vista por otraparte, representa tambin un unicum en los registros hagiogrficos2. No obs-tante, para resolver el caso tan singular deNuestra Seora de Guadalupe(fig. 1)menos vale la devocin ardiente del telogo que la dedicacin infa-tigable del detectivo fornsico.

    En 1754, inicialmente el Papa Benedicto XIV reconoci la Virgen deGuadalupe como la patrona de Mxico, entonces llamado la Nueva Espaa;

    luego, en 1910, vino la proclamacin de Pius X que hizo de la Guadalupe la

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    8/259

    270 H. M. S. PHAKE-POTTER

    patrocinadora de toda Amrica Latina. En 1999, el Papa Juan Pablo II pro-clam generosamente a Nuestra Seora de Guadalupe la santa patrocinadorade todas las Amricas (an Groenlandia). En 1990, Juan Diego (h. 1474-1548), la primera persona que la encontr en Mxico, fue beatificado por elVaticano; tras una docena de aos, en el 31 de julio de 2002, se fue canoni-zado oficialmente, as que lleg a ser San Juan Diego. Tantos los telogoshispanos como los patriotas mexicanos estn encantados con las decisionesalcanzadas en el Vaticano.

    No slo una figura de la devocin religiosa, la Guadalupe ha llegado aser igualmente un smbolo del ser nacional en Mxico y un talismn tnicopara todo mexicano-americano, o sea los Chicanos. Hoy, su benvola ima-

    gen se ve por todas partes en Mxico, tambin a travs del Suroeste Ameri-cano, de Tejas a California. All, se puede encontrar su silueta distintivamarcada con tiza en una ladera o reproducido en flores de diferentes coloresplantadas en los parques pblicos; hay muchos edificios en que se ostentasu icono. (Fig. 3) Es tambin motivo obligatorio en los cemeterios. (Fig. 4).A veces la imagen guadalupana incluso puede verse silhuetada en el nen, yan se la emplea en la publicidad distribuida para vender el enjuague y lasmedicinas patentadas. Pero ms frecuentamente se ve su imagen impuestasobre camisetas. (Fig. 5) Especialmente, los hombres Chicanos quieren te-ner su imagen tatuada sobre sus cuerpos; haciendo tal, ellos se hacen a smismos en iconos vivos de, igualmente, el homenaje religioso y el orgullo

    tnico. (Fig. 7) Claramente, la imagen ha llegado a ser la sumacin de una fey el foco de la personalidad y piedad de cierto pueblo; su valor transcendalcomo tal es indudable3.

    Otro ejemplo grfico nos sirvir para hace hincapi en el punto didc-tico. En EE.UU., fundado como pas de religin prostestante, tpicamentees la costumbre de hacer que todo el mundo se conforme a las imodalidadesde la mayora. Siendo pas conformista, por eso, es obligatorio evangelizara la minora de la poblacin, por ser taluna minorase la presume serignorante de la Verdad. Por consecuencia, uno se encuentra constantamentemolestado por los mensajeros auto-eligidos de la Palabra de Dos, sobre

    todo, los que se llaman los Mormones y los Adventistas del SptimoDa, entre otros tantos aficionados de la devoccin llamada correcta. Esla suya la misma mentalidad que nos ha dado los tele-marketers, o sea lapersecucin en casa por telfono. Reaccionando a todo esto, recientementeme compr un letrero de plstico, y lo he puesto a la entrada de mi casaparticular; su inscripcin se encapsula el significado de la Guadalupe comoun foco polmcio en las partes hispnicas de EE.UU. (Fig. 6)Reza as:ESTE HOGAR ES CATOLICO. NO ACEPTAMOS PROPAGANDAPROTESTANTE NI DE OTRAS SECTAS. VIVA CRISTO REY! VIVALA VIRGEN DE GUADALUPE, MADRE DE DIOS!

    Otra vez, la base tanta histrica como fsica para todo este ardor colec-

    tivo no es sino una pinturani mas, ni menos (fig. 1). La imagen elemental

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    9/259

    271NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    1.Nuestra Seora de Guadalupe. Escuela mexicana del siglo XVI (ahora que se sabeque se fech en 1556, y que se firm M.A., aqu se la identifica como obra del indio

    mexicano Marcos Cpac de Aquino). Temple (y oleo?) sobre lona de algodn; 143 cm.

    de alto. Baslica de Guadalupe, Cd. Mxico,.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    10/259

    272 H. M. S. PHAKE-POTTER

    muestra a la Virgen Mara con un vestido rosa y una capa azul-verde cubridade estrellas. Al pararse sobre una media luna sostenida por un ngel, con losojos abatidos la doncella aprieta suavemente las manos en oracin callada.El retrato deNuestra Seora de Guadalupe emplea regularmente el claros-curo, el sistema artstico renacentista empleado para destacar el bulto pormedio de un sistema contrastado de luz y oscuridad que es virtualmenteausente en el arte de la Mesoamrica pre-colombina. A travs de los siglos,el poder enigmtico de esta imagen tan sencilla ha despertado la devocinferviente en Mxico, donde proporciona para el conocimiento colectivo un

    2.La Virgen de Guadalupe Aparece a Juan Diego en Tepeyac en 1531 (cromolithografa

    annima mexicana, h. 1985).

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    11/259

    273NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    smbolo potente y poderoso de la nacin moderna. Adems, entre las mu-chas imgenes de la Virgen Inmaculada veneradas en Mxico, slo la Vir-gen de Guadalupe ha adquirido un nfasis poltico substancial, un fenme-no en su mayor parte netamente secular, del que capazmente ha hecho lacrnica Jeanette Favrot Peterson4. A principios del siglo XIX, su icono sir-viera como la bandera de la rebelin montada contra la regimen espaola;actualmente, su imagen simboliza globalmente la mexicanidad. No obs-tante, en la misma Espaa, hoy slo se ve la imagen de la Guadalupe desple-gada en unos pocos vencindarios donde recientemente los mexicanos hanemigrado. Esto es nada en absoluto para sorprenderse; en la Guerra Mexica-na de la Independencia, empezada en septiembre 1810, el grito aprobado de

    la guerra era: Mueran Los Gachupines! Viva la Virgen de Guadalupe!.Respetuosamente intencionadas, las observaciones siguientes son li-mitadas a lo que la disciplina de la historia del arte, sobre todo sus mtodosiconogrficos e iconolgicos, pueden contribuir para iluminar la gnesisverdadera del artefacto en cuestin (fig. 1). Para proceder as, adems deestablecer los precedentes europeos para una imagen tan extraordinaria, tam-bin requerido es un examen de las contribuciones recientes de losfillogos, historiadores culturales y polticos. Si se trata (finalmente)as, es decir como un artefacto con su propio contexto arte-histrico, laGuadalupe nos proporciona un ejemplo clsico del poder de imge-nes, y sobre todo de las muchsimas imgenes puramente devotas, y tal

    como este tema perrenemente provocativo, mas su aspecto psicolgicotpicamente intenso, se exploraba en el estudio esencial, y ahora clsico,de David Freedberg5.

    Stafford Poole, un sacerdote Vincentino y quizs el experto mscalificado en el complejo sujeto, ha observado que en cada faceta delfenmeno del culto guadalupano la historia y el simbolismo se habanentrelazados inextricablemente. Sin esa historia, el simbolismo pierdecualquier objetividad que pudiera haber tenido [originalmente] y est ala merced de los propagandistas e intereses especiales. La base [histri-ca] debe examinarse de cerca, y eso no es algo que se haya hecho enninguna manera completa. Para el Padre Poole, lo necesario es,especficamente, una especie del trabajo detectivista que procura trazarel desarrollo de la tradicin de la aparicin por un examen meticuloso desus fuentes6. Poole era un magistral investigador de archivo, y su recu-peracin y anlisis de todos los documentos histricos pertinentes haprobado esencial para mi investigacin, la cual, ms bien extraordina-riamente en la literatura abundante sobre la Guadalupe, tiene un focoarte-histrico, especficamente uno eurocntrico.

    Dado el significado ya tan obvio de este icono engendrando tantaemocin (fig. 1), ahora el historiador de arte inquisitivo y posmodernistase siente obligado a lanzar una pregunta sencilla, una aparentemente

    apenas posada previamente en las pocas publicaciones sobre la imagen

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    12/259

    274 H. M. S. PHAKE-POTTER

    4. Tumba guadalupana erigida cerca de Las Cruces, N.M. (EE.UU.)

    3. Mural guadalupano en Sunland Park, N.M. (EE.UU.).

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    13/259

    275NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    5. Camisetas guadalupanas de venta en una tienda en Las Cruces, N.M. (EE.UU.).

    6. Lmina guadalupana con inscripcin: ESTE HOGAR ES CATOLICO.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    14/259

    276 H. M. S. PHAKE-POTTER

    7. Chicano tatuado con la imagen de Nuestra Seora de Guadalupe duchndose en uncrcel en Texas.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    15/259

    277NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    guadalupana de carcter estrictamente arte-histrico7.Ciertamente, nohay otro artefacto arte-histrico que haya sido jams tan honorado o,actualmente, que haya llegado a ser tan invulcrado con la resonanciaemocional populista. Siendo un curioso saudo, quiero saber exactamentecmo se origin esa pintura mexicana del siglo XVI que, a pesar de queretrate a la Virgen Mara de manera relativamente poco sofisticada, havenido a adquirir eventualmente tales honores inauditos e incluso la ve-neracin popular masiva y (an) la celebridad internacional concedidapor los medios de masa posmodernistas. En fin, pregunto lo siguiente:Quin lo hizo? Cundo? Para quin? Qu significaba la Guadalupeen realidad?

    En resumen, Cules eran las condiciones verdaderas mejor justifi-cando la gnesis fsicay son sas aparentemente netamente munda-nasde esta imagen votiva en el Mxico del siglo XVI? En este caso,el trmino que va a designarla ahoraartefactonos proporcionaruna mtodo enteramente nuevo para conducirnos a la comprensin (y auna reevaluacin drsticamente nueva) del fenmeno de la Guadalupe.

    NOTAS DE LA INTRODUCCIN

    1 Absolutamente fundamental a mi investigacin ha sido el magistral trabajo de archivo de Stafford

    Poole, C.M., Our Lady of Guadalupe: The Origins and Sources of a Mexican National Symbol,1531-1797(Tucson: Arizona University Press, 1996). Ahora se complementa a la investigacin pio-

    nera (y revisionista) del Padre Poole la obra de David A. Brading,Mexican Phoenix. Our Lady of

    Guadalupe: Image and Tradition Across Five Centuries (Cambridge University Press, 2001). La

    coleccin indispensable que reune casi toda la documentacin histrica que toca al fenmeno

    guadalupana es la asamblada por Ernesto de la Torre Villar y Ramiro Navarro de Anda (eds.), Testi-

    monios histricos guadalupanos (Mexico City: Fondo de Cultura Econmico, 1982). Puesto que la

    dems literatura guadalupana es harta abundante, slo se citarn aquellas publicaciones que sean

    estrictamete relevantes a ciertos puntos aqu discutidos; para las dems, ver Gloria Grajales (ed.),

    Bibliografa Guadalupana (1531-1984) (Washington, D.C.: Georgetown University Press, 1986).

    El apoyo financiario esencial para llevar a cabo esta investigacin tan extendida, ms una beca gene-

    rosa de viaje, fue generosamente ortogado por la H. M. S. (Harry) Phake-Potter Literary Foundation(www.factsformorons.com).

    2 Ver Donald Attwater, A Dictionary of Saints (Harmondsworth: Penguin, 1965), y sin citar un

    acontecemiento comparable en la hagiografa europea.

    3 Para muchsima ms documentacin pictrica al mismo efecto, ver Jacqueline Orsini Dunnington,

    VivaGuadalupe: The Virgin in New Mexican Popular Art(Santa Fe: Museum of New Mexico Press,

    1997).

    4 Para la evolucin de las apropriaciones histricas de la Guadalupe que iban a conformarse con fines

    polticos (o seglares y profanos), ver Jeanette Favrot Peterson, The Virgin of Guadalupe: Symbol of

    Conquest or Liberation?Art Journal (Winter 1992). pp. 39-47.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    16/259

    278 H. M. S. PHAKE-POTTER

    5 David Freedberg, The Power of Images: Studies in the History and Theory of Response (University

    of Chicago Press, 1989; versin esp. El Poder de las Imgenes, Madrid: Ctedra, 1992). El amplio

    catlogo hecho por Freedberg de los iconos de la devocin popular, que pueden obrar igualmente

    tanto de modo poltico como religioso, hace una mencin pasajera de la Guadalupe: pp. 110, 462 n.

    20, fig. 41.

    6 Poole, Our Lady of Guadalupe, p. 14.

    7 Aunque nunca citado (que sepa yo) por parte del establecimiento arte-histrico, una contribucin

    importante a lo que aqu sigue es el estudio analtico de Joe Nickell y John F. Fischer, The Image of

    Guadalupe: A Folkloristic and Iconographic Investigation, The Skeptical Inquirer, 9 (Spring 1985),

    pp. 243-55.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    17/259

    CAPTULO I

    LABASEDOCUMENTAL: ELNICANMOPOHUA

    C

    omo ahora saben todos sus seguidores devotos, hace unos siglospara ser preciso, en el 8 de diciembre de 1531 la Virgen de Guada-

    lupe hizo inicialmente su apariencia, una aparicin, ante un in-docto indio nuevamente cristianizado, Juan Diego, en la colina de Tepeyacac(ahora Tepeyac) en el presente Estado de Mxico (y tal como se muestra enfigs. 2, 12). Como resultado, un icono nacional el autorretrato de la mis-ma Virgen,Nuestra Seora de Guadalupe (fig. 1), siendo ste milagrosa-mente impreso en la tilma, o manto de Juan Diegoentr en el conoci-miento popular colectivo. Felizmente, en este caso podemos citar toda ladocumentacin histrica, la llamada verdica, que justifica el hecho (comofact) de una visita sobrenatural aparentemente inaudita, y con esta apari-cin engendrando varias imgenes a su vez. Vaya milagro! Para el aplicadohistoriador de la arte, adicionalmente dicha documentacin cumple una fun-

    cin esencial, complementaria y profesionalmente especializada: sirve paraestablecer la procedencia (o el rbol genealgico) del trabajo artstico encuestin, un autorretrato de cuerpo entero. Hay ms: ha sido recientemen-te probado que dicho retrato se haba pintado pintado en tmpera (en sumayor parte) aplicada sobre una lona hecha de lino-camo1.

    La naturaleza acheiropoitica de la clebre pintura se estableci ini-cialmente en una narracin (sin fecha) escrita en nhuatl (el idioma azteca)y llamada elNican mopohua (Aqu se cuenta). Este Urtextimprescindi-ble, pues es un texto aboriginal (indio-americano), apareci al mundo porprimera vez en 1649, como parte de un folleto mal impreso, de treinta y seispginas. (fig. 8) Su emanuensis (y el autor del rcord) era el licenciado Luis

    Laso (o Lasso) de la Vega, que se haba designado en 1647 el vicario delsantuario guadalupano ubicado en Tepeyac2. Reproduzco la primera pginade su publicacin de tanta importancia histrica, elNican mopohua (y quepermite el lector espaol ver el texto nhuatl, que ser para l indescifrable).(Fig. 9)Tambin de inmediato inters iconogrfico es una xilografa colo-cada en el frontispicio del mismo folleto redactado por Luis Laso de la Vega,

    Huei tlamaluiolitca . . . Santa Mara Totlaonantzin, pues sta nos propor-ciona la evidencia grfica que sirve ahora para documentar el hecho de queel retrato de la Guadalupe (fig. 1) llevaba originalmente una corona; de he-cho, la corona pintada quedaba en su lugar hasta 1887, cuando se la quitaray la Virgen se refundi como un campesina sencilla, con la cabeza velada

    por un manto3

    .

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    18/259

    280 H. M. S. PHAKE-POTTER

    Afortunamente, tenemos al alcance una traduccin castellana comple-ta (hecha por Primo Feliciano Velzquez en 1926) de la transcripcin origi-nalmente hecha en nhuatl en 1649 por Laso de la Vega delNican mopohuaesto es, el texto indgeno, o de estirpe indio-americanoque especficamenterelacion con detalles vvidos el episodio crucial de la aparicin marianaante Juan Diego. Hela aqu:

    NICANMOPOHUA

    En orden y concierto se refiere aqu de qu manera apareci poco hamaravillosamente la siempre Virgen Santa Mara, Madre de Dios, nuestra

    Reina, en el Tepeyac, que se nombra Guadalupe.Primero se dej ver de un pobre indio llamado Juan Diego; y despusse apareci su preciosa imagen delante del nuevo obispo don fray Juan deZumrraga. Tambin se cuentan todos los milagros, que ha hecho.

    Diez aos despus de tomada la ciudad de Mxico, se suspendi laguerra y hubo paz en los pueblos, as como empez a brotar la fe, el conoci-miento del verdadero Dios, por quien se vive. A la sazn, en el ao de milquinientos treinta y uno, a pocos das del mes de diciembre, sucedi quehaba un pobre indio, de nombre Juan Diego, segn se dice, natural deCuautitin. Tocante a las cosas espirituales, an todo perteneca a Tlatelolco.Era sbado, muy de madrugada, y vena en pos del culto divino y de sus

    mandados. Al llegar junto al cerrillo llamado Tepeyac, amaneca; y oy can-tar arriba del cerrillo: semejaba canto de varios pjaros preciosos; callabana ratos las voces de los cantores; y pareca que el monte les responda. Sucanto, muy suave y deleitoso, sobrepujaba al del coyoltototl y del tzinizcany de otros pjaros lindos que cantan. Se par Juan Diego a ver y dijo para s:Por ventura soy digno de lo que oigo?, quizs sueo?, me levanto dedormir?, dnde estoy?, acaso en el paraso terrenal, que dejaron dicho losviejos, nuestros mayores?, acaso ya en el cielo? Estaba viendo hacia eloriente, arriba del cerrillo, de donde proceda el precioso canto celestial, yas que ces repentinamente y se hizo el silencio, oy que le llamaban dearriba del cerrillo y le decan: Juanito, Juan Dieguito.

    Luego se atrevi a ir a donde le llamaban; no se sobresalt un punto; alcontrario, muy contento, fue subiendo el cerrillo, a ver de dnde le llama-ban. Cuando lleg a la cumbre, vio a una seora, que estaba all de pie y quele dijo que se acercara. Llegado a su presencia se maravill mucho de susobrehumana grandeza: su vestidura era radiante como el sol; el risco enque posaba su planta, flechado por los resplandores, semejaba una ajorca depiedras preciosas y relumbraba la tierra como el arco iris. Los mezquites,nopales y otras diferentes hierbecillas que all se suelen dar, parecan deesmeralda; su follaje, finas turquesas; y sus ramas y espinas brillaban comoel oro. Se inclin delante de ella y oy su palabra, muy blanda y corts, cual

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    19/259

    281NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    8. Frontispicio de Luis Laso de la Vega,Huei tlamaluiolitca . . . Santa Mara Totlaonantzin,

    Juan Ruiz,Cd. Mexico, 1649.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    20/259

    282 H. M. S. PHAKE-POTTER

    de quien atrae y estima mucho. Ella le dijo: Juanito, el ms pequeo de mishijos, a dnde vas? l respondi: Seora y Nia ma, tengo que llegar atu casa de Mxico Tlatelolco, a seguir las cosas divinas, que nos dan y ense-an nuestros sacerdotes, delegados de Nuestro Seor.

    Ella luego le habl y le descubri su santa voluntad y le dijo: Sabe yten entendido, t el ms pequeo de mis hijos, que soy la siempre VirgenSanta Mara, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador quesabe donde est todo; Seor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que seme erija aqu un templo, para en l mostrar y dar todo mi amor, compasin,auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros

    juntos los moradores de esta tierra y a los dems amadores mos que me

    invoquen y en m confen; or all sus lamentos, y remediar todas sus mise-rias, penas y dolores. Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve alpalacio del obispo de Mxico y le dirs cmo yo te envo a manifestarle loque mucho deseo, que aqu en el llano me edifique un templo: le contarspuntualmente cuanto has visto y admirado, y lo que has odo. Ten por segu-ro que lo agradecer bien y lo pagar, porque te har feliz y merecers mu-cho que yo recompense el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que teencomiendo. Mira que ya has odo mi mandato, hijo mo el ms pequeo;anda y pon todo tu esfuerzo. Al punto se inclin delante de ella y le dijo:Seora ma, ya voy a cumplir tu mandato; por ahora me despido de ti, yo tuhumilde siervo. Luego baj, para ir a hacer su mandado; y sali a la calza-

    da que viene en lnea recta a Mxico.Habiendo entrado en la ciudad, sin dilacin se fue en derechura al pala-

    cio del obispo, que era el prelado que muy poco antes haba venido y sellamaba don fray Juan de Zumrraga, religioso de San Francisco. Apenaslleg, trat de verle; rog a sus criados que fueran a anunciarle; y pasado unbuen rato, vinieron a llamarle, que haba mandado el seor obispo que en-trara. Luego que entr, se inclin y arrodill delante de l; en seguida le dioel recado de la Seora del cielo; y tambin le dijo cuanto admir, vio y oy.Despus de or toda su pltica y su recado, pareci no darle crdito; y lerespondi: Otra vez vendrs, hijo mo, y te oir ms despacio; lo ver muy

    desde el principio y pensar en la voluntad y deseo con que has venido. lsali y se vino triste, porque de ninguna manera se realiz su mensaje.En el mismo da se volvi; se vino derecho a la cumbre del cerrillo y

    acert con la Seora del cielo, que le estaba aguardando, all mismo dondela vio la vez primera. Al verla, se postr delante de ella y le dijo: Seora, lams pequea de mis hijas. Nia ma, fui a donde me enviaste a cumplir tumandato: aunque con dificultad entr a donde es el asiento del prelado; le viy expuse tu mensaje, as como me advertiste; me recibi benignamente yme oy con atencin; pero en cuanto me respondi, pareci que no lo tuvopor cierto; me dijo: Otra vez vendrs; te oir ms despacio: ver muy desdeel principio el deseo y voluntad con que has venido . . . Comprend perfec-

    tamente en la manera como me respondi, que piensa que es quizs inven-

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    21/259

    283NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    9. Pgina inicial delNican mopohua, includa en Luis Laso de la Vega,Huei tlamaluiolitca

    . . . Santa Mara Totlaonantzin, Juan Ruiz, Cd. Mexico, 1649.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    22/259

    284 H. M. S. PHAKE-POTTER

    cin ma que t quieres que aqu te hagan un templo y que acaso no es deorden tuya; por lo cual te ruego encarecidamente, Seora y Nia ma, que aalguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues quelleve tu mensaje, para que le crean; porque yo soy un hombrecillo, soy uncordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda, yt, Nia ma, la ms pequea de mis hijas, Seora, me envas a un lugar pordonde no ando y donde no paro. Perdname que te cause gran pesadumbrey caiga en tu enojo, Seora y Duea ma.

    Le respondi la Santsima Virgen: Oye, hijo mio el ms pequeo, tenentendido que son muchos mis servidores y mensajeros, a quienes puedoencargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad; pero es de todo punto

    preciso que t mismo solicites y ayudes y que con tu mediacin se cumplami voluntad. Mucho te ruego, hijo mo el ms pequeo, y con rigor te man-do, que otra vez vayas maana a ver al obispo. Dale parte en mi nombre yhazle saber por entero mi voluntad: que tiene que poner por obra el temploque le pido. Y otra vez dile que yo en persona, la siempre Virgen SantaMara, Madre de Dios, te enva. Respondi Juan Diego: Seora y Niama, no te cause yo afliccin; de muy buena gana ir a cumplir tu mandato:de ninguna manera dejar de hacerlo ni tengo por penosa el camino. Ir ahacer tu voluntad; pero acaso no ser odo con agrado; o si fuere odo, qui-zs no se me creer. Maana en la tarde, cuando se ponga el sol, vendr adar razn de tu mensaje con lo que responda el prelado. Ya de ti me despido.

    Hija ma la ms pequea, mi Nia y Seora. Descansa entre tanto. Luegose fue l a descansar a su casa.

    Al da siguiente, domingo, muy de madrugada, sali de su casa y sevino derecho a Tlatelolco, a instruirse de las cosas divinas y estar presenteen la cuenta para ver en seguida al prelado. Casi a las diez, se aprest, des-pus de que se oy misa y se hizo la cuenta y se dispers el gento. Al puntose fue Juan Diego al palacio del seor obispo. Apenas lleg, hizo todo em-peo por verle: otra vez con mucha dificultad le vio; se arrodill a sus pies;se entristeci y llor al exponerle el mandato de la Seora del cielo; queojal que creyera su mensaje y la voluntad de la Inmaculada, de erigirle su

    templo donde manifest que lo quera. El seor obispo, para cerciorarse lepregunt muchas cosas, dnde la vio y cmo era; y l refiri todo perfecta-mente al seor obispo. Mas aunque explic con precisin la figura de ella ycuanto haba visto y admirado, que en todo se descubra ser ella la siempreVirgen Santsima Madre del Salvador Nuestro Seor Jesucristo; sin embar-go, no le dio crdito y dijo que no solamente por su pltica y solicitud sehaba de hacer lo que peda; que adems, era muy necesaria alguna seal,para que se le pudiera creer que le enviaba la misma Seora del cielo. Asque lo oy, dijo Juan Diego al obispo: Seor, mira cul ha de ser la sealque pides; que luego ir a pedrsela a la Seora del cielo que me envi ac.

    Viendo el obispo que ratificaba todo sin dudar, ni retractar nada, le

    despidi. Mand inmediatamente a unas gentes de su casa, en quienes poda

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    23/259

    285NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    confiar, que le vinieran siguiendo y vigilando mucho a dnde iba y a quinvea y hablaba. As se hizo. Juan Diego se vino derecho y camin por lacalzada; los que venan tras l, donde pasa la barranca, cerca del puente delTepeyac, le perdieron; y aunque ms buscaron por todas partes, en ningunale vieron. As es que regresaron, no solamente porque se fastidiaron, sinotambin porque les estorb su intento y les dio enojo. Eso fueron a informaral seor obispo, inclinndole a que no le creyera: le dijeron que no ms leengaaba; que no ms forjaba lo que vena a decir, o que nicamente soabalo que deca y peda; y en suma discurrieron que si otra vez volva, le habande coger y castigar con dureza, para que nunca ms mintiera y engaara.

    Entre tanto, Juan Diego estaba con la Santsima Virgen, dicindole la

    respuesta que traa del seor obispo; la que oda por la Seora, le dijo: Bienest, hijito mo, volvers aqu maana para que lleves al obispo la seal quete ha pedido; con eso te creer y acerca de esto ya no dudar ni de ti sospe-char; y sbete, hijito mo, que yo te pagar tu cuidado y el trabajo y cansan-cio que por m has impendida; ea, vete ahora, que maana aqu te aguardo.

    Al da siguiente, lunes, cuando tena que llevar Juan Diego alguna se-al para ser credo, ya no volvi. Porque cuando lleg a su casa, a un to quetena, llamado Juan Bernardino, le haba dado la enfermedad, y estaba muygrave. Primero fue a llamar a un mdico y le auxili; pero ya no era tiempo,ya estaba muy grave. Por la noche, le rog su to que de madrugada saliera yviniera a Tlatelolco a llamar un sacerdote, que fuera a confesarle y dispo-

    nerle, porque estaba muy cierto de que era tiempo de morir y que ya no selevantara ni sanara.

    El martes, muy de madrugada, se vino Juan Diego de su casa a Tlatelolcoa llamar al sacerdote; y cuando vena llegando al camino que le sale junto ala ladera del cerrillo del Tepeyac, hacia el poniente, por donde tena su cos-tumbre de pasar, dijo: Si me voy derecho, no sea que me vaya a ver laSeora, y en todo caso me detenga, para que lleve la seal al prelado, segnme previno: que primero nuestra afliccin nos deje y primero llame yo deprisa al sacerdote; el pobre de mi to lo est ciertamente aguardando. Lue-go dio vuelta al cerro; subi por entre l y pas al otro lado, hacia el oriente,

    para llegar pronto a Mxico y que no le detuviera la Seora del cielo. Pensque por donde dio la vuelta, no poda verle la que est mirando bien a todaspartes. La vio bajar de la cumbre del cerillo y que estuvo mirando haciadonde antes l la vea. Sali a su encuentro a un lado del cerro y le dijo:Qu hay, hijo mo el ms pequeo?, a dnde vas? Se apen l unpoco, o tuvo vergenza, o se asust? Se inclin delante de ella; y le salu-d, dicindole; Nia ma, la ms pequea de mis hijas, Seora, ojal estscontenta. Cmo has amanecido?, ests bien de salud, Seora y Nia ma?Voy a causarte afliccin: sabe, Nia ma, que est muy malo un pobre siervotuyo, mi to; le ha dado la peste, y est para morir. Ahora voy presuroso a tucasa de Mxico a llamar uno de los sacerdotes amados de Nuestro Seor,

    que vaya a confesarle y disponerle; porque desde que nacimos, venimos a

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    24/259

    286 H. M. S. PHAKE-POTTER

    aguardar el trabajo de nuestra muerte. Pero si voy a hacerlo, volver luegootra vez aqu, para ir a llevar tu mensaje, Seora y Nia ma, perdname;tenme por ahora paciencia; no te engao, Hija ma la mas pequea; maanavendr a toda prisa.

    Despus de or la pltica de Juan Diego, respondi la piadossima Vir-gen: Oye y ten entendido, hijo mo el ms pequeo, que es nada lo que teasusta y aflige; no se turbe tu corazn; no temas esa enfermedad, ni otraalguna enfermedad y angustia. No estoy yo aqu que soy tu Madre? Noests bajo mi sombra?, no soy yo tu salud?, no ests por ventura en miregazo?, qu ms has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no teaflija la enfermedad de tu to, que no morir ahora de ella, est seguro de

    que ya san. (Y entonces san su to, segn despus se supo.) Cuando JuanDiego oy estas palabras de la Seora del cielo, se consol mucho: quedcontento. Le rog que cuanto antes le despachara a ver al seor obispo, allevarle alguna seal y prueba, a fin que le creyera.

    La Seora del cielo le orden luego que subiera a la cumbre del cerri-llo, donde antes la vea. Le dijo: Sube, hijo mo el ms pequeo, a la cum-bre del cerrillo; all donde me viste y te di rdenes, hallars que hay diferen-tes flores; crtalas, jntalas, recgelas; en seguida baja y trelas a mi pre-sencia. Al punto subi Juan Diego al cerrillo: y cuando lleg a la cumbre,se asombr mucho de que hubieran brotado tantas variadas exquisitas rosasde Castilla, antes del tiempo en que se dan, porque a la sazn se encrudeca

    el hielo: estaban muy fragantes y llenas del roco de la noche, que semeja-ban perlas preciosas. Luego empez a cortarlas; las junt todas y las ech ensu regazo. La cumbre del cerrillo no era lugar en que se dieran ningunasflores, porque tena muchos riscos, abrojos, espinas, nopales y mezquites; ysi se solan dar hierbecillas, entonces era el mes de diciembre, en que todolo come y echa a perder el hielo. Baj inmediatamente y trajo a la Seora delcielo las diferentes rosas que fue a cortar; la que, as como las vio, las cogicon su mano y otra vez se las ech en el regazo, dicindole: Hijo mo elms pequeo, esta diversidad de rosas es la prueba y seal que llevars alobispo. Le dirs en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que l tiene que

    cumplirla. T eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamentete ordeno que slo delante del obispo despliegues tu manta y descubras loque llevas. Contars bien todo: dirs que te mand subir a la cumbre delcerrillo, que fueras a cortar flores; y todo lo que viste y admiraste, para quepuedas inducir al prelado a que d su ayuda, con objeto de que se haga yerija el templo que he pedido. Despus que la Seora del cielo le dio suconsejo, se puso en camino por la calzada que viene derecho a Mxico: yacontento y seguro de salir bien, trayendo con mucho cuidado lo que portabaen su regazo, no fuera que algo se le soltara de las manos, y gozndose en lafragancia de las variadas hermosas flores.

    Al llegar al palacio del obispo, salieron a su encuentro el mayordomo y

    otros criados del prelado. Les rog que le dijeran que deseaba verle; pero

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    25/259

    287NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    ninguno de ellos quiso, haciendo como que no le oan, sea porque era muytemprano, sea porque ya le conocan, que slo los molestaba, porque les eraimportuno; y, adems, ya les haban informado sus compaeros, que le per-dieron de vista, cuando haban ido en su seguimiento. Largo rato estuvoesperando. Ya que vieron que haca mucho que estaba all, de pie, cabizba-

    jo, sin hacer nada, por si acaso era llamado; y que al parecer traa algo queportaba en su regazo, se acercaron a l, para ver lo que traa y satisfacerse.Viendo Juan Diego que no les poda ocultar lo que traa, y que por eso lehaban de molestar, empujar o aporrear, descubri un poco que eran flores;y al ver que todas eran diferentes rosas de Castilla, y que no era entonces eltiempo en que se daban, se asombraron muchsimo de ello, lo mismo de queestuvieran muy frescas, tan abiertas, tan fragantes y tan preciosas. Quisie-ron coger y sacarle algunas; pero no tuvieron suerte las tres veces que seatrevieron a tomarlas; no tuvieron suerte, porque cuando iban a cogerlas, yano vean verdaderas flores, sino que les parecan pintadas o labradas o cosi-das en la manta.

    Fueron luego a decir al obispo lo que haban visto y que pretenda verleel indito que tantas veces haba venido; el cual haca mucho que por esoaguardaba, queriendo verle. Cay, al orlo, el seor obispo en la cuenta deque aquello era la prueba, para que se certificara y cumpliera lo que solicita-ba el indito. En seguida mand que entrara a verle. Luego que entr, sehumill delante de l, as como antes lo hiciera, y cont de nuevo todo loque haba visto y admirado, y tambin su mensaje. Dijo: Seor, hice lo queme ordenaste, que fuera a decir a mi Ama, la Seora del cielo, Santa Mara,preciosa Madre de Dios, que pedas una seal para poder creerme que le hasde hacer el templo donde ella te pide que lo erijas; y adems le dije que yo tehaba dado mi palabra de traerte alguna seal y prueba, que me encargaste,de su voluntad. Condescendi a tu recado y acogi benignamente lo quepides, alguna seal y prueba para que se cumpla su voluntad. Hoy muytemprano me mand que otra vez viniera a verte; le peda la seal para queme creyeras, segn me haba dicho que me la dara; y al punto lo cumpli;me despach a la cumbre del cerrillo, donde antes yo la viera, a que fuese acortar varias rosas de Castilla. Despus que fui a cortarlas, las traje abajo;las cogi en su mano y de nuevo las ech en mi regazo, para que te lastrajera y a t en persona te las diera. Aunque yo saba bien que la cumbre delcerrillo no es lugar en que se den flores, porque slo hay muchos riscos,abrojos, espinas, nopales y mezquites, no por eso dud; cuando fui llegandoa la cumbre del cerrillo, mir que estaba en el paraso, donde haba juntastodas las varias y exquisitas rosas de Castilla, brillantes de roco, que luegofui a cortar. Ella me dijo por qu te las haba de entregar; y as lo hago, paraque en ellas veas la seal que pides y cumplas su voluntad; y tambin paraque aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. Helas aqu: recbelas.

    Desenvolvi luego su blanca manta, pues tena en su regazo las flores;y as que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se

    dibuj en ella y apareci de repente la preciosa imagen de la siempre Virgen

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    26/259

    288 H. M. S. PHAKE-POTTER

    Santa Mara, Madre de Dios, de la manera que est y se guarda hoy en sutemplo del Tepeyac, que se nombra Guadalupe. Luego que la vio el seorobispo, l y todos los que all estaban, se arrodillaron: mucho la admiraron;se levantaron: se entristecieron y acongojaron, mostrando que la contem-plaron con el corazn y el pensamiento.

    El seor obispo con lgrimas de tristeza or y le pidi perdn de nohaber puesto en obra su voluntad y su mandato. Cuando se puso en pie,desat del cuello de Juan Diego, del que estaba atada, la manta [tilma] enque se dibuj y apareci la Seora del cielo. Luego la llev y fue a ponerlaen su oratorio. Un da ms permaneci Juan Diego en la casa del obispo quean le detuvo. Al da siguiente, le dijo: Ea!, a mostrar dnde es voluntadde la Seora del cielo que le erijan su templo. Inmediatamente se convida todos para hacerlo.

    No bien Juan Diego seal dnde haba mandado la Seora del cieloque se levantara su templo, pidi licencia de irse. Quera ahora ir a su casa aver a su to Juan Bernardino; el cual estaba muy grave, cuando le dej y vinoa Tlatelolco a llamar un sacerdote, que fuera a confesarle y disponerle, y ledijo la Seora del cielo que ya haba sanado. Pero no lo dejaron ir solo, sinoque le acompaaron a su casa. Al llegar, vieron a su to que estaba muycontento y que nada le dola. Se asombr mucho de que llegara acompaadoy muy honrado su sobrino, a quien pregunt la causa de que as lo hicieran yque le honraran mucho. Le respondi su sobrino que, cuando parti a llamaral sacerdote que le confesara y dispusiera, se le apareci en el Tepeyac laSeora del cielo; la que, dicindole que no se afligiera, que ya su to estababueno, con que mucho se consol, le despach a Mxico, a ver al seorobispo para que le edificara una casa en el Tepeyac. Manifest su to sercierto que entonces le san y que la vio del mismo modo en que se aparecaa su sobrino; sabiendo por ella que le haba enviado a Mxico a ver al obis-po. Tambin entonces le dijo la Seora que, cuando l fuera a ver al obispo,le revelara lo que vio y de que manera milagrosa le haba ella sanado; y quebien la nombrara, as como bien haba de nombrarse su bendita imagen, lasiempre Virgen Santa Mara de Guadalupe.

    Trajeron luego a Juan Bernardino a presencia del seor obispo; a queviniera a informarle y atestiguar delante de l. A entrambos, a l y a susobrino, los hosped el obispo en su casa algunos das, hasta que se erigi eltemplo de la Reina del Tepeyac, donde la vio Juan Diego. El seor obispotraslad a la Iglesia Mayor [la catedral metropolitana de Ciudad Mxico] lasanta imagen de la amada Seora del cielo: la sac del oratorio de su pala-cio, donde estaba, para que toda la gente viera y admirara su bendita ima-gen. La ciudad entera se conmovi: vena a ver y admirar su devota imagen,y a hacerle oracin. Mucho le maravillaba que se hubiese aparecido pormilagro divino; porque ninguna persona de este mundo pint su preciosaimagen.

    La manta [o tilma] en que milagrosamente se apareci la imagen de laSeora del cielo [fig. 1], era el abrigo de Juan Diego: ayate un poco tieso y

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    27/259

    289NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    bien tejido. Porque en ese tiempo era de ayate la ropa y abrigo de todos lospobres indios; slo los nobles, los principales y los valientes guerreros, sevestan y ataviaban con manta blanca de algodn. El ayate ya se sabe, sehace de ichtli, que sale del maguey. Este precioso ayate, en que se aparecila siempre Virgen nuestra Rema, es de dos piezas, pegadas y cosidas conhilo blando. Es tan alta la bendita imagen, que empezando en la planta delpie, hasta llegar a la coronilla, tiene seis jemes y uno de mujer. Su hermosorostro es muy grave y noble, un poco moreno. Su precioso busto aparecehumilde: estn sus manos juntas sobre el pecho, hacia donde empieza lacintura. Es morado su cinto. Solamente su pie derecho descubre un poco lapunta de su calzado color de ceniza.

    Su ropaje, en cuanto se ve por fuera, es de color rosado, que en lassombras parece bermejo; y est bordado con diferentes flores, todas en bo-tn y de bordes dorados. Prendido de su cuello est un anillo dorado, conrayas negras al derredor de las orillas, y en medio una cruz. Adems, deadentro asoma otro vestido blanco y blando, que ajusta bien en las muecasy tiene deshilado el extremo. Su velo, por fuera, es azul celeste; sienta bienen su cabeza: para nada cubre su rostro; y cae hasta sus pies, cindose unpoco por en medio; tiene toda su franja dorada, que es algo ancha, y estrellasde oro por dondequiera, las cuales son cuarenta y seis. Su cabeza se inclinahacia la derecha; y encima sobre su velo, est una corona de oro de figurasahusadas hacia arriba y anchas abajo. A sus pies est la luna, cuyos cuernos

    ven hacia arriba.Se yergue exactamente en medio de ellos y de igual manera aparece en

    medio del sol, cuyos rayos la siguen y rodean por todas partes. Son cien losresplandores de oro, unos muy largos, otros pequeitos y con figuras dellamas: doce circundan su rostro y cabeza; y son por todos cincuenta los quesalen de cada lado. Al par de ellos, al final una nube blanca rodea los bordesde su vestidura. Esta preciosa imagen, con todo lo dems, va corriendo so-bre un ngel, que medianamente acaba en la cintura, en cuanto descubre; ynada de l aparece hacia sus pies, como que est metido en la nube. Acabn-dose los extremos del ropaje y del velo de la Seora del cielo, que caen muy

    bien en sus pies, por ambos lados los coge con sus manos el ngel, cuyaropa es de color bermejo, a la que se adhiere un cuello dorado, y cuyas alasdesplegadas son de plumas ricas, largas y verdes, y de otras diferentes. Lavan llevando las manos del ngel, que al parecer, est muy contento de con-ducir as a la Reina del cielo4.

    Existe otra versin mucha ms abreviada que describe la mismatransacin apcrifa. Aparece tambin en otro texto nhuatl, que fue vertidoen castellano por Mariano Cuevas; cuando se public por vez primera en1930, entonces se la denomin la Relacin Primitiva:

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    28/259

    290 H. M. S. PHAKE-POTTER

    sta es la gran maravilla que nuestro Seor Dios hizo por medio de laSiempre Virgen Santa Mara. Hela aqu: lo que tendris noticia, lo que escucha-ris en qu milagrosa manera quiso que se le edificara una casa, que se le esta-bleciera una habitacin que llamaran Reina Santa Mara en el Tepeyac.

    As sucedi esto: [Ella apareci a] un pobre hombre del pueblo [Juan Diego],un macehual de verdadera gran piedad, dicho labriego (pobre cosa, pobremecapal) all en el Tepeyac andaba por all caminando en la cumbre (para ver sipor ventura una raicita pudiera escarbar), haciendo la lucha para ganarse la vida.All vio a la Amada Madre de Dios que lo llam y le dijo:

    Hijo mo el menor, anda al interior de la gran ciudad de Mxico, dile alque all gobierna en lo espiritual, al arzobispo [Juan de Zumrraga, que lleg enMxico en 1528], lo que yo quiero con gran deseo que aqu en el Tepeyac mehagan una habitacin, me levanten mi casita para que all vengan a conocermebien, vengan a rogarme los fieles cristianos. All me convertir en ello cuandome hagan su abogada.

    Luego fue aquel pobre hombrecito [Juan Diego] a presentarse ante el gransacerdote gobernante arzobispo, y le dijo:

    Seor, no voy a ser inoportuno, pero he aqu que me ha enviado la Seoradel Cielo, me dijo que te viniera a decir cmo desea que all en el Tepeyac sehaga, se erija para ella, una casita para que all le supliquen los cristianos. Tam-bin me dijo que en cosa muy suya en su riqueza all se convertira cuando allla invocaren.

    Pero el arzobispo no le dio crdito, no ms le dijo:Qu dices hijo mo, tal vez lo soaste o quiz te emborrachaste! Si en

    verdad es cierto lo que dice, dile a esa Seora que te lo dijo que te d algunaseal para que creamos que realmente es cierto lo que dices.

    Regres nuestro hombrecito, vena triste, y se le apareci la Reina.Y cuando nuestro hombrecito la vio le dijo:Nia, ya fui a donde me enviaste, pero no me cree el seor, noms me dijo

    que tal vez lo so o tal vez me emborrach y me dijo que para creerlo me dierasuna seal para llevrsela.

    Y la Seora Reina, la Amada Madre de Dios, luego le dijo:No te pongas triste, mi jovencito, anda a recoger, anda a cortar unas flores

    a donde brotaron.Estas flores slo por milagro all [en Tepeyac] brotaron, porque en aquella

    sazn estaba la tierra muy seca, en ninguna parte se abran las flores. Cuando lascort nuestro hombrecito las puso en el hueco de su tilma [o capote]. De all sefue a Mxico a decirle al arzobispo:

    Seor, aqu traigo las flores que me dio la Celestial Seora para que creasque es verdad su palabra, su voluntad, que te vine a decir, que es cierto lo queElla me dijo.

    Y cuando extendi su tilma, para mostrar las flores al arzobispo, all tam-bin vio en la tilma de nuestro hombrecito, all se pint, all se convirti enseal-retrato la Nia Reina en forma prodigiosa, para que finalmente creyera elarzobispo. A su vista se arrodillaron y la admiraron [tal como se ve en la figs. 2, 12].

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    29/259

    291NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    Y en verdad que la misma imagen de la Nia Reina aqu slo por mila-gro en la tilma del pobre hombre se pint como retrato, donde ahora estpuesta como lustre de todo el universo. All vienen a conocerla [por mediode su retrato milagroso] los que le suplican sus devotos, y Ella, con su pia-dosa Maternidad con su afecto maternal all les ayuda, les da, lo que lepiden.

    Y en verdad que si alguien plenamente la reconoce por su Abogada ytotalmente se le entrega, amorosamente bien en su intercesora se convertirla Amada Madre de Dios.

    En verdad que mucho le ayudar, se le mostrar a quien la estime, aquien bajo su sombra, bajo su resguardo vaya a meterse5.

    Ah lo tiene Ud.: el documento histrico y esencial certificando queEsto es cmo sucedi.

    Estas dos narraciones escritas en nhuatl tambin testifican a un acon-tecimiento singular: el que produce un objeto, una obra artstica (fig. 1),aparentemente inaudito en todos los anales de la historia del arte. Estas dosnarraciones documentan especficamente la apariencia de un retrato idea-lizado, uno que se haba creado slo por milagro, de ah sin intervencinhumana alguna. De repente, como observa el Padre Poole, a partir de 1649las gentes de la Nueva Espaa se vean a s mismas hechas extraordinarias,porque ningn otro pas tuviera una imagen de la Virgen pintaday, comoentonces se decapor cepillos que no eran de aqu abajo, eso es, la

    Tierra. La singularidad impuesta repentinamente a los criollos mexicanos ysu Nuevo Espaa, con todo esto manifestado concretamente en el retratomilagrosamente bajado del cielo deNuestra Seora de Guadalupe, comn-mente se sancionaba por las referencias bblicas, sobre todo por aquel pasa-

    je (Salmos 147: 19-20) que indicaba que Dios Annunlavit verbam suumJacob, statuta et praecepta sua Israel.Non fecit ita ulli nationi: praeceptasua non manifestavit eis: Ha manifestado [Dios] sus palabras a Jacob, susleyes y sus descretos a Israel. No ha hecho esto [el privilegiar] a cualquierade las otras naciones. Aleluya! Dicho de otra manera, tanto como Diospoda declarar sus palabras con estatuas, statuta, igualmente poda privi-legiar a una determinada nacin,Mxico, por medio de una pintura de ori-

    gen celetial,Nuestra Seora de Guadalupe (fig. 1). Ms tarde, la frmulaguadalupana lleg a ser simplemente No fecit taliter omni nationi6.

    Tal es la procedencia indicada y sealada repetidas veces para explicarel gnesis del tan venerado retrato de la Guadalupe (fig. 1). Adems de serun suceso milagroso tan bien documentado, s que tal acontecimiento detanta importancia arte-histrica ahora merece la seria atencin erudita. Noobstante, y vista en el retrospectosobre todo dada la inclinacin hispanatan conocida para representar grficamente toda manera de apariciones ce-lestiales (o las visiones7 ) nos parece tambin bastante curioso que laprimera ilustracin de la escena dramtica con la epifana pictrica de Ma-

    ra sobre la tilma de Juan Diego slo se public en 1648 (vase fig. 12). Por

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    30/259

    292 H. M. S. PHAKE-POTTER

    consiguiente, nos ha de parecer inverosmil que elprimertestimonio grfi-co (fig. 12)el que documenta la apariencia milagrosa de la tilma pintadacon el retrato definitivo de Nuestra Seora de Guadalupe (fig. 1)sloapareciera casi un siglo y medio despus de su manifestacin inicial, unsuceso transcendental de otro modo aparentemente bien documentado.

    La primera pintura conocida que retrat deliberadamente a la imagendeNuestra Seora de Guadalupe es la copia literal hecha por Baltasar deEchave Orio en 1605, que tambin incluye esa corona8. (Fig. 10) No obs-tante, la imagen ms temprana, y adems seguramente fechable (h. 1616),que iba a ilustrar los milagros atribuidos a la Guadalupe obrando en Tepeyacall en 1531 es un grabado hecho por un artista flamenco residente en Mxi-co, Samuel van der Straet, mejor conocido como Stradanus. (Fig. 11) Ade-ms de representar la misma Guadalupe segn la frmula uniforme (y talcomo se ve en figs. 8, 10), el intaglio desiado por Stradanus (fig. 11) inclu-ye ocho ex-votos dispuestas en vietas arregladas como escenas laterales.La evidencia negativa (con mucha ms venidera aqu) es que ninguno de losocho milagros representado por Stradanus incluye ni a Juan Diego, y loque es ms, ni al retrato mandado del cielo y (segn iba a decirse) impremidomilagrosamente sobre la tilma de Juan Diego9. Dicho de nuevo, la prime-ra ilustracin conocida de la Guadalupe, esa copia literal hecha por Baltasarde Echave Orio (fig. 10, y que se semeja exactamente a las figs. 8, 11), slohaba aparecida una docena de aos antes, en 1605y tampoco no incluyesta ninguno de aquellos alegados milagros apcrifos. Como demuestra

    este hecho, en si misma la imagen guadalupana (fig. 1), y sobre todos losmilagros acreditados a la misma, no era el objeto de mucho (o ningn)inters hasta bien entrado el siglo XVII.

    En todo caso, aunque se han habido ignorados hasta ahora, hay otrosdos contextosy de carcter estrechamente iconolgicosque resultan serimprescidibles para entender la verdadera significacin deNuestra Seorade Guadalupe (fig. 1). Tal como fue contado en elNican mopohua (fig. 9),el gnesis de la Virgen de Guadalupe esy en si mismoun toposo seauna convencin retricaque combina igualmente dos topoi: (1) un con-texto arte-histrico, europeo y netamente convencional: el de losacheiropoetai; y (2) otro contexto de derivacin ms local, o estrechamen-

    te hispana: la tradicin duradera de las apariciones marianas sobrenaturales.

    NOTAS DEL CAPTULO I

    1 Aunque cuenta la leyenda que la pintura se hizo sobre tejido derivado del cacto es decir, que la tilma de Juan

    Diego fuera confeccionada de fibras de maguey, un anlisis de la materia, publicado en 1790, haba determi-

    nada que slo era lona, y hecha segn la norma europea corriente; ver Brading,Mexican Phoenix,pp. 190-95.

    Segn otro estudio, hecho en 1982 (y con los resultados desde entonces guardados como un secreto de estado

    por el Vaticano; ver cap. IV, notas 10, 14; cap, VIII, nota 12), la materia de la tilma fue de hecho nada ms que

    de las comunes pinturas temples aplicadas sobre linoy camo.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    31/259

    293NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    10.Nuestra Seora de Guadalupe. Baltasar de Echave Orio, coleccin privada, 1605, Cd.

    Mxico.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    32/259

    294 H. M. S. PHAKE-POTTER

    11.Indulgencias de Limosnas Aplicacadas para la Construcin de una Iglesia dedicada aNuestra Seora de Guadalupe, Samuel Stradanus, grabado en cobre, Metropolitan

    Museum of Art, Nueva York, h. 1616.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    33/259

    295NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    12. Aparicin de la Imagen de Nuestra Seora de Guadalupe de Mxico [sobre la tilmade Juan Diego], y tal como se ilustr por vez primera en Miguel Snchez,Imagen de la

    Virgen Mara, Madre de Dios de Guadalupe, milagrosamente aparecida en la ciudad de

    Mxico. Cd. Mxico, Imprenta de la Viuda de Bernardo Caldern,1648.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    34/259

    296 H. M. S. PHAKE-POTTER

    2 Para esta publicacin misteriosa y sobre su autor, ver Poole, Our Lady of Guadalupe, pp. 110-26;

    Brading,Mexican Phoenix, pp. 81-88 (y aqu, adems de transcribir todo el texto en cuestin, se le dar

    luego un anlisis extendido).

    3 Sobre esta momentosa revisin iconogrfica, ver Brading,Mexican Phoenix, pp. 304-5. Como const

    Luis Laso de la Vega de modo tan claro en 1649 (aunque originalmente en nhuatl), Su cabeza se

    inclina hacia la derecha; y encima sobre su velo, est una corona de oro, de figuras ahusadas hacia arriba

    y anchas abajo. A sus pies est la luna, cuyos cuernos ven hacia arriba; citado en Primo Feliciano

    Velzquez (trans.),La aparicin de Santa Mara de Guadalupe (Mexico City: Editorial Jus, 1981), p. 55

    (cuando sali inicialmente en 1926 y 1931, era la primera publicacin en castellano del texto clave

    redactado en nhuatl por Laso y llamado por l mismo elNican mopohua). La primera depicin pintada

    conocida deNuestra Seora de Guadalupe, una copia literal hechaa por Baltasar Echave Orio en 1605,

    tambin muestra esa corona (ver fig. 10).

    4 Traduccin castellana hecha por Primo Feliciano Velzquez,La aparicin de Santa Mara de Guadalupe

    (Mexico City: Patricio Sanz, 1931), pp. 142-157. Pero nota bene: aqu su autora se ascriba equivocamente

    por el Sr. Velzquez a un tal Antonio Valeriano, que muri en 1605; adems afirma el traductor moderno

    que dicha narracin fuera escrita . . . hacia 1545, en idioma mexicano. Al contrario, se compuso en

    1649 por el mismo Luis Laso de la Vegay tal como el Padre Poole demuestra en muchas ocasiones en

    su estudio meticuloso de Our Lady of Guadalupe. Para todo el texto del librito de Laso, as establecien-

    do su contexto narrativo, ver la transcripcin ntegra dada en mi Apndice (lo citado aqu corresponde a

    la primera mitad del texto de Laso; lo que sigue describe los milagros obrados por la pintura deNuestra

    Seora de Guadalupe: fig. 1). Como veremos, en el cap. VII, el texto de Laso es un plagiario (aunque

    refundido en nhuatl) de otro texto, el de Miguel Snchez, que sali un ao antes, en 1648.

    5 Relacin Primitiva, traducida por Cuevas y reimpresa en Testimonioshistricos guadalupanos, pp.

    24-25 (nfasis ma sobre los aspectos arte-histricos); el texto original en nhuatl, el Inin huey

    tlamahuitzoltzin, se da en Poole, Our Lady of Guadalupe, pp. 245-46 (y en ingls, pp. 40-41). No

    obstante, el Padre Poole denuncia la traduccin de Cuevas como errnea e incomprehensible. De todas

    formas, la provenencia de este texto es muy discutida. Por mi parte, la tomo como un plagiario posterior

    del Urtextpublicado por Laso; segn Poole (p. 43), theInin huey tlamahuitzoltzin in all probability is

    a model or sample sermon, like others in the Santoral en mexicano [guardado en la Biblioteca Nacional

    de Mxico] which dates from some time in the eighteenth century.

    6 Poole, Our Lady of Guadalupe, pp. 175, 184, 214.

    7 Sobre la documentacin pictrica tan abundante atestigando a los encuentros hispnicos sobrenatura-

    les, vase el estudio fundamental de Victor Stoichita, Visionary Experience in the Golden Age of Spanish

    Art(London: Reaktion, 1995).

    8 Ver Brading,Mexican Phoenix, pp. 105, 196, 352.

    9 Sobre el grabado de Stradanus, entre otros estudios, ver Jacqueline Orsini Dunnington, Guadalupe:

    Our Lady of New Mexico (Santa Fe: Museum of New Mexico Press, 1999), pp. 18-19, donde observa

    que the 1531 apparitions are tellingly absent from the composition. Para otras observaciones (negati-

    vas) sobre la realidad presentada por el grabado de Stradanus, ver tambin Poole, Our Lady of Guadalupe,

    pp. 122-24.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    35/259

    CAPTULO II

    ELCONTEXTOARTE-HISTRICO: LASACHEIROPOETAI

    D

    ado el gnesis sobrenatural claramente atribuido por elNicanmopohua a la imagen deNuestra Seora de Guadalupe (fig. 1), su

    retrato pertenece pues a una categora de las imgenes que se lla-maba (en el griego) un acheiropoeton, con esto significando algn arte-facto, inevitablemente figurado, que literalmente fuera hecho sin la mano[humana]1. En el caso de aquellos artefactos medievales, se deca que lasacheiropoetai descendieron de los cielos, esto es, que su ltimo artfice eranada menos que Dios, El Mismo. Por consiguiente, la intervencin de algu-na mano humana (o una mente humana) no podra nunca (jams) ser atri-buido como causa material de su apariencia milagrosay era sa tpica-mente enteramente inesperada por parte de sus recipientes humanos.

    Las acheiropoetai, de que hay una abundancia de ejemplos documen-tados, eran esencial a la instalacin de otro fenmeno medieval esencial, la

    peregrinacin2. Igualmente, hoy la ermita relicaria de la Guadalupe enTepeyac es el objeto de la peregrinacin popular; segn elNican mopohua,la Virgen de Guadalupe haba deseado expresamente que all en el Tepeyacse haga, se erija para ella, una casita para que all le supliquen los cristia-nos, y que su casa sea construida, que su hogar sea establecido, el queellos llamaran la Seora Santa Mara en Tepeyac. Y tal era su deseoy secumpli. La primera gran Baslica de Guadalupe fue dedicada en 1709; ca-ba unas 5.000 personas. (Fig. 13) Al lado de la Vieja Baslica ahora hay laNueva Baslica de Guadalupe; se terminaron las obras en 1976, y se gasten su construccin entonces unos siete miliones de euros (o an ms, ajus-tando la cuenta a la inflacin). (Fig. 14) Juntas, las dos baslicas guadalupanasforman ahora el templo ms grande dedicado a la devocin mariana en todoel mundo; hasta veinte miliones de pelegrinos lo visitan cada ao. (Fig. 15)Fuera de Mxico, las peregrinaciones guadalupanas son tambin fiestas po-pulares, y en toda Amrica Latina, incluso en Nuevo Mxico (EE.UU.),donde la devocin guadalupana es muy intensa (figs. 16, 18, 17).

    En todo pas, y a travs de los siglos, el foco o la meta de cada viaje deperegrinacin ha sido la capilla-relicaria, y su propsito psicolgico era, ytodava lo es, servir como el enfoque para una simbiosis de la esperanza ydel entusiasmo. Dichas emociones estn expresadas, concentradas y reali-zadas cuando el peregrino fatigado finalmente llega en la capilla-relicaria.

    Tpicamente arduos, los viajes de peregrinacin se emprenden en la espe-

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    36/259

    298 H. M. S. PHAKE-POTTER

    ranza del beneficio fsico y espiritual, por insustancial y subliminal que qui-zs sea esa posibilidad. Adems de Tepeyac, los ejemplos actuales ms des-tacados de los lugares donde las personas van regularmente para buscar (yquiz obtener) la curacin y el aumento psquico comprenden Lourdes,Ftima y Santiago de Compostela. Una vez llegado dentro del mismosanctuario (figs. 15, 17), la meta mayor para el peregrino, el foco particularllega a ser la imagen del culto (figs. 1, 20, 19), con esta representando tpi-camente al individuo divino que se dice haber hecho verdaderamente unaepifana en el mismo lugar o sitio.

    En el caso de una imagen religiosa legtima de culto, que puede ser ouna escultura o una pintura, se la considera como efectiva, esto es, como

    confirando el aumento psquico y los beneficios espirituales, quizs tam-bin curando al pelegrino afligido. Se dice que las imgenes obran losmilagros, que se los registran sumisamente, y obrando as las imgenes delculto median entre el viajero devoto y lo sobrenatural. Resulta que el pere-grino ansioso emprende su viaje precisamente para ver (o asistir a) la pintu-ra o la escultura, esto es, el simulacrum de la deidad venerada, del que,tpicamente, va a lleva consigo una copia, un recuerdo (as como tengo youna cantidad de souvenirs religieuses). Tpicamente, y como pasa ahora enel templo-relicario de la Virgen de Guadalupe en Ciudad Mxico, la imagenvenerada en la Baslica, que se descubre ritualmente en ciertas ocasiones, esestilsticamente arcaica. (Fig. 20) Mas, y tal como se relataba del retrato

    pintado de Nuestra Seora de Guadalupe (fig. 1), se implic serespecficamente de origen acheiropoitica, esto es, que se haba bajadodesde los cielos a las personas que ahora la adoran, de ah que no fueraideado ni hecho en la Tierra por manos humanas. Por eso, la pintura mexi-cana es semejante a a la imagen milagrosa de Cibeles (Ceres) descrita porCicern, aquella non humana manu factutm, sed de caelo lapsam, no he-cha por mano humana, sino cada del cielo3.

    Un cuento tpico, pero excepcionalmente detallado, de la llegada for-tuita de un ejemplo de tales imgenes divinas se rindi en una crnica siracadel siglo VII, que empieza con una dama (innominada) que preguntaba lo

    siguiente:Cmo lo puedo yo venerar a l [Cristo], cundo l no me es

    visible y yo no lo conozco? Y despus de que pregunt esto, un da,y mientras que ella estaba en su jardn, dentro de una fuente de aguaque estaba en el jardn, vio un retrato de Jess nuestro Seor; se lopint sobre una tela de lino, y estaba en el agua. Y, al sacarlo [fuerade la piscina], fue sorprendida ella de ver como no se moj [asatestiguando a sus poderes milagrosos]. Y, para mostrar su venera-cin para el [retrato], lo ocult ella en el velo de cabeza que llevaba,y se lo trajo al hombre que la instrua y se lo mostr a l. Y [vaya un

    milagro:] sobre su cofia all fue impreso tambin una copia exacta

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    37/259

    299NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    14. Nueva Baslica de Guadalupe en Cd. Mxico, dedicada en 1976.

    13. Entrada a la Plaza de la Baslica Vieja de Guadalupe en Cd.

    Mxico, dedicada en 1709.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    38/259

    300 H. M. S. PHAKE-POTTER

    del retrato que haba salido del agua. Un retrato [de Jess] fue lleva-do a Caesarea algn tiempo despus de la pasin de nuestro Seor, yel otro retrato se guardaba en la aldea de Camulia [y luego fue tradoa Constantinopla, en 574], y un templo fue construido all en honorde del mismo por Hypatia, que haba llegado a ser una cristiana.Algn tiempo despus, cuando aprendi de estas cosas otra mujer,la que vino de la aldea de Diyabudin en la jurisdiccin de Amaseia,fue movida ella con el afn y, de algn modo u otro, trajo una copiadel retrato de Camulia a su propia aldea, y en aquel pas los hombresle llaman acheiropoetos, es decir, la pintura no hecha a mano. Yella, tambin, construy un templo en su honor4.

    En 574, este mismo acheiropoeton fue trado a la capital imperial,donde pronto lleg a ser celbre como uno de los defensores sobrenatura-les de Constantinopla. En su historia narrativa de La Campaa Prsica(622), Jorge el Pisidiano acredit al icono milagroso la victoria del Empera-dor Heraclius:

    Tu [Heraclius] llevaste la figura divina y venerable de la ima-gen no pintada [morphen tes graphos tes agraphou], una imagen nopintada por las manos [humanas] . ElLogos, que forma y crea todo,aparece en esta imagen [eikon] como una forma hecha sin pintura

    [morphosis aneu graphes]. l [Cristo] tom una vez su forma sin lasemilla, y ahora l lo hace as [en su icono y] sin pintura alguna. . .. Tu ofreciste dicha figura [divina], que se pint o se mand porDios [theographos typos], y en quien tu confas, tomndola comoun primer sacrificio divino dado para la batalla. Tu tomaste en lamano la imagen asombrosa de la figura pintada por Dios[theographou typou]. . . . Los emperadores que emprenden la guerracomo comandantes subordinarios segn la voluntad de Dios son lasimgenes de Dios el Padre [patros eikonismata]5.

    Otro texto describe la llegada verdaderamente milagrosa de otro mstrabajo artstico acheiropoitica; en este caso, el retrato se representa comouna obra de arte firmada: Y por ningn otro artista que el mismo Cristo! Laleyenda cuenta como el Emperador Maximiano, que persigua a los cristia-nos, tena a una hija llamada Theodora, pero que era ella conversa oculta alcristianismo. Alrededor del ao 300, orden Theodora que una antigua casade baos en Thessalonica se transformara secretamente en una iglesia (exis-te todava, y ahora se llama Hosios David):

    Cundo esto se haba hecho, ella orden que un pintor sea tra-do para pintar inmediatamente en el bside oriental [un retrato de] la

    pursima Madre de Dios. As que esta imagen empezaba a pintarse y

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    39/259

    301NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    15. Masas de peregrinos acudiendo a la Baslica de Guadalupe en Cd. Mxico.

    16. Procesin guadalupana, Albuquerque, N.M. (EE.UU.).

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    40/259

    302 H. M. S. PHAKE-POTTER

    casi se terminaba el trabajo cuando, al da siguiente, el pintor vinocon la intencin de acabar su retrato y l [entonces] no vio lamisma pintura, sino otra distinta, una que era de veras enteramentediferente, a saber un retrato de nuestro Seor Jesucristo, y en la for-ma de un hombre, y cabalgando y dando un paso sobre una nubeluminosa y montado en las alas del viento, tal como canta el divinoDavid [en Salmos 18:10 ss.]. . . . Adems, se encontr una inscrip-cin puesta bajo los pies de esta figura santa, y otra fue colocada enel libro que l llevaba en la mano izquierda (pues tuvo levantada lamano derecha, como si sealara al cielo); se concibi exactamentecomo sigue. La inscripcin puesta bajo sus pies [lee]: Esta santsi-ma casa es una fuente de la vida; recibe y alimenta a los almas de los

    fieles. Or, y se otorg mi oracin. Alcanzado mi deseo, yo ejecuteste trabajo en el cumplimiento de un voto, yo cuyo nombre es sabi-do por Dios. . . . Entonces Theodora dirigi al pintor que dejara sintocarse la imagen milagrosa6 .

    Desgraciadamente, eventualmente este acontecimiento fue informadoa su madre, la emperatriz, quien preguntaba a ella sobre su conducta clan-destina. Theodora neg toda cosa; entonces, para escapar la sospecha, hizoella que se cubiera la imagen acheiropoitica con un cuero de vaca, luegoenyesado con mortero y cubierto por ladrillos; as se preservaba abajo a lapintura divinamente inspirada. Segn la Vita Santae Theodorae

    Thessalonicensis del siglo IX, luego Theodora, muerta ya, vino a inspirar aun pintor y por medio de un sueo dicindole que le pintara su retrato,un vera eikon, o la verdadera semejanza. He aqu la historia:

    Un cierto pintor, de nombre Juan, que nunca haba visto a Sta.Theodora en persona, y que nunca haba entrado en el monasteriosanto en donde ella moraba, tuvo el sueo que sigue [y] el pintorsoaba que l trazaba [skiagraphounta] la imagen de una monja enel mismo lugar donde hoy se coloca la semejanza santa de Sta.Theodora. Cmo era su nombre, l no lo saba, y tal como l me lodijo bajo juramento; no obstante, l tena la impresin de trazar la

    imagen de una persona, de quien la misma monja le haba habladoen el da anterior. E igualmente, al da siguiente, tuvo l exactamen-te el mismo sueo y, asegurado por Dios de que este era [de veras]una visin santa, [el pintor] camin al monasterio y, despus de rela-cionar a la abadesa todo lo que l haba visto, entonces pint la ima-gen de Sta. Theodoray la hiciera aunque [el pintor] no haba sidoinformado por nadie, ni de la altura de su estatura, ni de la naturale-za de su tez, ni de sus rasgos faciales. Ayudado [en este caso] por lagua de Dios, tambin por las oraciones de la Santa, la represent ental forma que todos los que la haban conocido afirmaron que ellapareca tal como cuando era joven7.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    41/259

    303NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    18. Peregrinos haciendo homenaje a la Guadalupe, Tortugas, N.M. (EE.UU.).

    17. Peregrinos acudiendo a la plaza del Sanctuario de Chimay, N.M. (EE.UU.).

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    42/259

    304 H. M. S. PHAKE-POTTER

    Y hay otra relacin ms del retratismo especficamente inspirado de unsueo; esta se da en la biografa de Sta. Mara la Joven, que muri hacia902:

    En aquel momento apareci ella [Santa Mara Juniora] en unsueo a un pintor que era un recluso en Rhaedestus. La vio [mien-tras soaba] llevando una bata blanca y tena un velo rojo sobre lacabeza. En la mano derecha tena ella una lmpara encendida, sobrela que se inscribi: La lmpara de la caridad. Fue precedida pordos jvenes guapos, y seguido por una doncella del aspecto agrada-ble. Cuando ella se le haba aparecido [en su sueo], el pintor le

    pregunt quin era y de dnde ella haba venido a l. Ella contesten una voz alegre, y sonriendo dijo, Soy Mara de la ciudad deBizye, con respecto a quien me has odo muchas cosas, aunque has-ta ahora tu no me hayas visto. As, y tal como me ves ahora, [quiiero]que me pintas mi imagen, junta con mis sirvientes, Orestes yBardanes, y con mi criada, Agatha, la que me sigue, y [quiero que]mandas la imagen a la ciudad de Bizye. Cuando se despert, y en-tonces percibiendo que esto era el deseo de la Bendita, hacacontentamente el icono en la conformidad a su sueo, y se lo mandde Rhaedestus a Bizye, a la iglesia que se haba sido construida allpor el marido de Mara. Cuando vieron el icono los que la haban

    conocido que en su vida, se llenaron del asombro, pues aquellosreconocieron que era esto verdaderamente su apariencia y tambinla de sus sirvientes8.

    Algo semejante fue dicho del retrato de San Niconis, que muri en996; sin embargo, en este caso el retratoun acheiropoeta clsicosedesign especficamente como uno que se haba sido engendradoautomticamente. Deseoso de tener una semejanza verdadera de Niconis,su amigo santo y protector, un hidalgo en Constantinopla, de nombreMalaknos, convoc a un pintor hbil, a quien se le describi con todo

    detalle el semblante del Santo y el modo de su apariencia. Desgraciada-mente, cuando el artista volvi en casa y se empe en cumplir la ordenpor medio de su propia habilidad, encontraba la tarea muy difcil, y que todosu trabajo result intil. Tras muchos esfuerzos intiles y mucha frustra-cin, finalmente,

    Cuando l gir su mirada a la tabla que tena, vio que la seme-janza del tres-veces bendito se haba impresionado automticamentesobre la tabla. El pintor gir asombrado hacia el Santo [ahora colo-cado al lado de l], gritando en gran temor, Seor, tnme la mise-ricordia! pero el pintor no lo vio ms, pues el santo se haba des-

    aparecido inmediatamente. As que el pintor segua aplicando los

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    43/259

    305NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    20. Descubrimiento ritual de Nuestra Seora de Guadalupe en la Nueva Baslica de

    Guadalupe en Cd. Mxico.

    19. Nuestra Seora de Guadalupe en su Sanctuario en Tepeyac. Xilografa incluida enMiguel Snchez,Imagen de la Virgen Mara, Madre de Dios de Guadalupe, milagrosa-

    mente aparecida de en ciudad de la de Mxico. Cd. Mxico: Imprenta de la Viuda de

    Bernardo Caldern,1648).

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    44/259

    306 H. M. S. PHAKE-POTTER

    colores restantes a los lineamentos que haban sido [milagrosamen-te] impremidos. Una vez que se complet el iconotal como toda-va puede verse suspendido en la iglesia santa del Santo [Niconis], ytal como se le venera alllo trajo el pintor al excelentsimoMalaknos y le anunci todo lo que le haba sucedido. Cuando lohaba odo todo, el ltimo fue convencido por la semejanza exactadel santo y tal como ahora l poda verla [en su retrato]9.

    Sin embargo, probablemente el acheiropoeta ms celebrado fuera elque ahora se llama el Velo de Vernica. Un ejemplo destacado del gneroesLa Santa Faz ideada por Francisco de Zurbarn hacia 16310. (Fig. 21)

    Aqu el pintor espaol cumpla con una tradicin artstica de gran antige-dad. Segn una relacin escrita de principios del siglo II, y dada en LaMuerte de Pilatos, que forma parte de los Evangelios Apcrifos, una mujerllamada Vernica vino a un pintor para comisionarle un retrato de Cristo, ehizo la peticin porque, y tal como ella se lo explic a un mensajero manda-do por Pilato,

    Cuando mi Seor andaba predicando, me vea privada de supresencia, y todo eso contra mi propia voluntad. Por aquella raznquera que se me hiciera un retrato suyo [volui mihi depingiimaginem], para que, mientras que no pudiera yo gozar de su com-

    paa, me consolara al menos la figura de su imagen [mihi praestaretsolatium imaginis suae figura]. Y, yendo yo a llevar el lienzo al pin-tor, para que me lo disease [linteum pictori deferrem pingendum],mi Seor sali a mi encuentro y me pregunt adnde iba. Cuando lemanifest mi propsito, me pidi el lienzo Y me lo devolvi se-alado [milagrosamente] con la imagen de su rostro venerable[venerabilis suae faciae reddidit insignitum imagine]! Si, pues, tuseor [Pilatos] mira devotamente a su aspecto [imprimido ya sobreel Velo de Vernica], se ver inmediatamente agraciado con elbeneficio de la curacin. Entonces el mensajero le pregunt: Untal retrato puede adquirirse con oro o con plata?. Ella respondi:No, sino con un piadoso afecto de devocinNon, sed pio affectudevotionis. Marchar, pues, contigo y llevar la imagen para que lavea el Csar; despus me volver11.

    Otra variacin en este topos del encuentro milagroso que engendra unretrato se basa en la famosa leyenda de Abgar IX (179-214), historia que seform en la segunda mitad del siglo VI. Segn San Juan Damasceno (escri-biendo alrededor del 743), Se cuenta que Abgar, el Rey de Edesa, mand aun pintor que le hiciera una semejanza del Seor, y que este pintor era inca-paz de hacer as a causa del esplendor que brillaba de Su cara, as que elSeor [simplemente] coloc una tela sobre Su semblante divino y vivifica-

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    45/259

    307NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    dor, y l impresion sobre la tela Su propia imagen, y luego l la mand aAbgar para satisfacer el deseo del ltimo [de tener Su retrato]12. Llamadatambin la Imagen de Edesa. es mejor conocido como la Santa Sbana.

    En este caso, la fuente original para el cuento se encuentra en los Evan-gelios Apcrifos, precisamente en los Actos de Thaddeus. En esta ver-sin, Abgar sufra una enfermedad incurable. Quiso Abgar que Jess le vi-niera para curarlo; pero, puesto que el Seor estaba ocupado con otras cosasurgentes, tuvo que mandar a su discpulo Thaddeus a que acudiera en sulugar. Thaddeus llev consigo un retrato sustituto del Salvador para propor-cionar una curacin para Abgar. La relacin apcrifa indica especficamenteque la imagen no fuera hecha por manos humanas, y que el retrato represen-taba otra impresin milagrosa de la cara de Cristo puesta sobre una tela; porlo tanto, tena poder curandero. Acercndose a Abgar, Thaddeus puso laimagen encima de la frente, y Abgar le vio viniendo desde lejos, y creaque viera una luz que brillaba de su rostro, una resplendor que ningn ojopodra soportar. Esta [la luz intensa] fue producida por el retrato que Thaddeustena cogido ante l. Abgar se dej mudo por el brillo intolerable; y olvidan-do sus indisposiciones y la parlisis duradera en las piernas, se levant derepente y se esforz para correr13.

    Conocido posteriormente como el Mandylion, el acheiropoetacristolgico de Abgar fue llevado a Constantinopla en el 994, donde se ve-neraba hasta que se desapareci durante el saqueo de la capital bizantina en1204. Dado su prestigio, elMandylion milagroso se copa a menudo, y unaversin hecha (h. 950) por un artista annimo trabajando en Constantinoplapuede inspeccionarse ahora en la iglesia de San Bartolomeo degli Armenien Gnova. (Fig. 22) Previa a su desaparicin en 1204, el Mandylionprototpico se incluy en un inventario del Palacio hecho por un escribanolatino, donde se lo list entre el objetos y reliquias sagrados, con stosincluyendo:

    El pauelo santo [manutergium], sobre la cual se pinta la carade Cristo [vultus . . . impictus], y es el mismo que Cristo mand alRey Abgar de Edesa. . . . El pauelo santo tambin sobrelleva la caradel Salvador prescindiendo de la pintura [sine . . . pictura]. La bal-dosa [tegula] santa sigue [en la lista], en la cual la cara de Cristotambin apareci [en una impresin sacada] del pauelo santo. Ellostestifican a un milagro grande, desde que aqellos sobrellevan la caradel Seor y sin haberse sido pintados. Y entonces viene [en la lista]la carta escrita por Cristo por su propia mano y dirigida al dichoAbgar14.

    En 1216, Robert de Clari, otro cruzado, rindi una cuenta ms circuns-tancial de cmo se manifestaron estas dos reliquias archeiropoiticas. Pare-ce que haba un santo varn en Constantinopla que embaldosaba a la frentede su casa y, en aquel mismo momento,

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    46/259

    308 H. M. S. PHAKE-POTTER

    Nuestro Seor se le apareci ante l y le dijo, y dado que elhombre bueno llevaba envuelta una tela [o toga] alrededor de l,Dme esa tela, le dijo Nuestro Seor. Y el hombre bueno se lo dioa l, y Nuestro Seor se cubri a Su cara con la misma, y el resulta-do era que Sus caractersticas se imprimieran sobre la tela. Y enton-ces se la devolvi al hombre, y Nuestro Seor lo dijo que la llevaracon l y que la usara para tocar a los enfermos, y que quienquieraque tuviera la fe se curara de su enfermedad con la dicha tela. . . .Despus de que Dios se le haba devuelto su tela [milagrosamenteimprimida], el hombre bueno la tom y la escondi bajo un baldosa

    antes de la hora de las vsperas. Celebradas las vsperas, cuandovolvi, tom la tela, y cuando se levant la baldosa, se vea la [mis-ma] imagen impresa sobre la baldosa, tal como se haba imprimidaen la tela, y llev consigo la baldosa y la tela, y luego curaba a mu-chsimos enfermos con las mismas15.

    Afortunadamente, antes de su desaparicin inoportuna en 1204 se habanhecho muchsimas copias (o parfrasis) delMandylion de Abgar (fig. 22), ytodas aquellas sirven para demostrar que la imagen primitiva era un retrato demedio cuerpo; no obstante, mayormente las imgenes se quedaban reducidas aslo la cara y el pelo suspendidos sobre un fondo vaco que simboliza la tela

    (fig. 21)16

    .Mucho ms tarde, y probablemente en el siglo XII, una relacin divergentede la leyenda de Abgar llegaba a ser popular. Segn esta versin algo comple-mentariaque carece enteramente de autoridad bblica algunauna mujer deJerusaln nombrada Vernica haba ofrecido su cofia al Seor para enjugar lasangre y el sudor de Su cara mientras que andaba penosamente en el camino aCalvario; se lo devolvi a ella con sus facciones milagrosamente grabadas so-bre la misma tela. Segn Petrus Mallius (en su Historia basilicae Vaticanaeantiquae, 25), el sudariumesto es, la tela con la cul Cristo haba enjugado Sucara manchada de sangre, as dejando Sus facciones imprimidas sobre la mis-ma haba sido expuesta en la basilica de San Pietro en Roma. All, la tela se

    llam especficamente el Vernica, as haciendo un juego de palabras sobrevera eikon, es decir, la imagen verdadera17. En todo caso, la imagen colectivadel sudarium-cum-Vernicaiba a ser la versin particular del acheiropoeta quenormalmente se pintara por parte de los artistas venideros (fig. 21). Esto era slonatural, dado el gran prestigio concedido al icono, y tal como esto fue atestigua-do por Gervase de Tilbury en su Otia imperialia (h. 1210):

    Sabemos de la tradicin vieja [es decir, por la leyenda de Pilatos, ytal como se cit arriba] que posea Vernica un retrato de la cara delSeor pintado en una tabla [in tabula pictam habuisse Dominici vultus

    effigiem]. El emperador Tiberio mand a su amigo Volusian que fuera a

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    47/259

    309NUESTRA SEORADE GUADALUPE...

    Jerusaln para enterarse de los milagros de Cristo, por quien qui-so [Tiberio] que su enfermedad se curara; despus de lo cual,Volusian se le rob la imagen de Vernica [y] se dice que Tiberiofue curado por su primera vista de la pintura de Vernica. . . . Es,por lo tanto, la misma Vernica, la pintura autntica, esa que pre-senta la semblanza verdadera de la cabeza y el pecho del Seorhecho carne [pictura Domini vera secundum carnem representansefficiem a pectore superius], y que ahora se guarda en San Pietro18.

    Otro peregrino ingls que acudi a la misma capilla-relicaria roma-na que contena la imagen obrando milagros era Gerald de Ronchas, y

    como nos cuenta en su Speculum ecclesiae (h. 1215).

    21. La Santa Faz (Vernica). Francisco de Zurbarn. Nationalmuseum. Stockholm, h.

    1651.

  • 7/30/2019 Guadalupe, La Pintura, La Leyenda y La Realidad

    48/259

    310 H. M. S. PHAKE-POTTER

    Otra imagen hay en Roma que se llama la Vernica, a causa deuna matrona de ese nombre. Una vez, cuando el Seor sala del Tem-plo, esa mujer levant la bata [peplum] y se la apret a Su cara. Sedej Su imagen en la tela como una impresin. Esta imagen se man-tiene igualmente en el honor, y nadie puede verla, salvo a travs delos velos que se cuelgan en frente de la misma [nisi per velorumquae ante dependent, interpositionem]. . . . Y algunos dicen queVernica es un juego de palabras [vocabula alludentes], signifi-cando o el verdadero icono [veram iconiam] o la imagen verda-dera [imaginem veram]19.

    Desgraciadamente, la Vernica original (midiendo 40 x 37 cm) no seha sido visto desde 1527, cuando la imagen fue puesta en venta por unossoldados luteranos durante el Saqueo de Roma. No obstante, luego se publi-c un libro enteramente dedicado al sujeto provocativo de todos aquellosretratos genuinos del Santo Rostro que no son hechas por manos huma-nas; me refiero al tomo de Juan Acua de Adarve,Discorsos de las effigies

    y verdaderos retratos non manufactos del Santo rostro y cuerpo de JesuChristo (1637). Aqu el autor espaol narra la curiosa experiencia de unamonja flagelndose mientras que contemplaba extticamente a una de aque-llas imagnes acheiropoiticas de la Vernica