Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

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    UNIVERSITY

    OF

    CALIFORNIA

    SAN

    DIEGO

    J

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    GRANDEZA

    Y DECADENCIA DE ROMA

    LA

    CONQUISTA

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    Ferrer.

    Grandeza

    y

    decadencia de Roma.

    (Tamao

    19

    x

    12).

    I.

    La

    conquista.

    II.

    Julio

    Csar.

    III.

    El

    fin

    de

    una

    aristocracia.

    \y.

    Antonio

    y

    Cleopatra.

    V.

    La

    Repblica de Augusto.

    VI

    y

    ltimo

    (en

    preparacin).

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    BIBLIOTECA

    CIENTFICO-FILOSFICA

    GRANDEZA

    Y

    DECADENCIA

    DE

    ROMA

    POR

    G. FERRER

    I

    LA

    CONQUISTA

    TRADUCCIN

    DE

    M. CIGES APARICIO

    MADRID

    DANIEL

    JORRO,

    EDITOR

    23,

    CALLE DE LA PAZ,

    23

    laos

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    j.8o7

    Tipolit.

    de

    L.

    Paure,

    Alonso

    Cano,

    15

    y

    17-

    Madrid.

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    A QQI

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    .VDA7 E:RTEIsrCI.A.

    Este

    volumen

    es

    el primero de una

    obra en

    la

    que

    intento

    realizar

    un

    profundo estudio de

    la

    formacin,

    progreso

    y

    decadencia

    del

    imperio

    romano.

    Luego de

    resumir

    la historia de Roma desde sus

    re-

    motos

    y

    obscuros

    comienzos

    hasta

    la

    muerte de

    Sila,

    el

    presente

    volumen

    entra

    en

    el

    pormenor de

    los

    aconte-

    cimientos

    que

    se

    han

    sucedido desde el

    ao

    78

    al

    59

    antes de Cristo,

    esto es, desde la

    muerte del

    terrible

    dictador

    hasta

    el

    consulado

    de

    Csar.

    Durante

    ese

    pe-

    rodo se observa entre

    qu

    intrigas

    y

    luchas,

    y

    bajo

    la

    influencia

    de

    qu

    fuerzas sociales se prepar

    el suceso

    ms importante de la historia de

    Roma,

    la

    conquista

    de

    la Calia.

    En

    el

    segundo

    volumen se

    referir

    cmo

    las

    legiones

    de Csar conquistaron

    el

    pas

    de

    los

    celtas,

    qu

    efectos inmediatos produjo esa

    conquista en

    el

    mundo

    poltico de Roma

    y

    en la

    sociedad

    italiana,

    por

    qu

    singulares complicaciones

    de los

    acontecimientos

    la

    guerra

    de

    las

    Gallas determin la guerra

    civil entre C-

    sar

    y

    Pompeyo,

    y

    por

    qu

    terribles vicisitudes

    pasaron

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    vili

    Csar

    y

    el mundo

    romano desde el

    comienzo de

    la gue-

    rra

    civil hasta

    los trgicos idus

    de

    Marzo

    del

    ao

    44

    antes

    de

    Cristo.

    Espero que

    la

    conquista

    de

    la

    Calia

    se

    ofrecer

    as

    en

    mi relato

    revistiendo

    un aspecto novsi-

    mo,

    y

    que

    se

    observar

    mejor cmo esa

    conquista

    hizo

    posible

    una civilizacin

    europea

    permitiendo

    Roma

    iniciar

    su

    gran

    misin

    histrica de

    mediadora

    entre el

    Oriente

    civilizado

    y

    la Europa

    brbara.

    En los

    volmenes

    sucesivos

    veremos

    cmo

    Roma

    Italia,

    realizando

    esta

    misin,

    formaron paulatinamente

    con

    el

    ensamblaje

    de los innumerables Estados con-

    quistados,

    la

    viva

    unidad

    del

    imperio;

    luego

    veremos

    cmo este

    gran

    organismo se

    disgreg

    poco

    poco

    hasta

    desquiciarse.

    Me

    he servido

    de

    esta

    traduccin

    francesa para

    re-

    tocar

    numerosos

    pasajes,

    suprimiendo

    aadiendo

    lo

    que

    me

    pareca

    til

    (i).

    Lo

    advierto

    al

    lector.

    Al

    mis-

    mo

    tiempo solicito

    su

    indulgencia para los cinco

    pri-

    meros

    captulos

    que resumen

    la

    historia

    de

    Roma

    has-

    ta

    la

    muerte de Sila.

    Este

    linaje

    de

    trabajo

    es

    harto

    ingrato

    y

    un

    autor disimula

    malamente

    sus

    defectos;

    pero

    ese

    resumen

    preliminar

    era indispensable

    para ca-

    lar

    en la

    historia

    de Csar

    y

    de su

    tiempo.

    Guillermo

    Ferrer.

    Turn.

    (i) Por

    esta

    razn

    el

    autor

    ha

    dispuesto que

    la

    traduccin

    espa-

    ola

    se

    haga

    de la frantesa.

    N.

    del E.

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    GRANDEZA

    Y DECADENCIA

    DE

    ROMA

    LA

    CONQUISTA

    Pequeos

    comienzos

    de un

    gran

    imperio.

    En

    la segunda

    mitad del

    quinto

    siglo antes de Cristo

    an

    era

    Roma una

    repblica

    aristocrtica de

    campesi-

    nos. Ocupaba

    una superficie de

    450

    millas

    cuadra-

    das

    (i)

    aproximadamente,

    y

    tena

    una poblacin

    libre,

    desparramada casi

    toda ella

    por

    el

    campo

    y

    dividida

    en

    diecisiete

    distritos

    tribus rsticas

    que

    no

    deban

    pa-

    sar

    de

    1

    50.000

    almas

    (2).

    La mayor

    parte

    de

    las

    fami-

    (i)

    1.000

    kilmetros cuadrados.

    C. Beloch, f.

    B.,

    pg.

    29

    y

    si-

    guiete,

    }'

    69.

    (2)

    Cierto

    que segn

    Tito

    Livio, III,

    24,

    el censo del

    ao

    459

    antes

    de

    Cristo haba dado

    11

    7.3

    19

    ciudadanos, lo

    que supona

    una

    poblacin

    libre de

    400.000

    personas

    apro.ximadamente.

    Pero

    esta cifra me

    parece inverosmil;

    vase por

    qu:

    i. ,

    si

    Roma hubie-

    se tenido

    entonces 120.000 soldados,

    no

    le hubiera costado

    tanto

    trabajo

    vencer

    los

    pueblecillos

    vecinos;

    2.,

    una

    poblacin

    de

    400

    habitantes

    por

    kilmetro cuadrado,

    por muy

    pobre

    que fuera,

    no

    hubiera

    podido

    subsistir en

    una

    poca

    en

    que

    Roma

    slo

    viva

    de

    los

    -productos

    de su

    territorio; 3.,

    esa cifra

    no

    concuerda

    con otras

    Tomo I

    i

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    2

    GRANDEZA Y DECADENCIA DE

    ROMA

    lias

    posean

    un

    pequeo campo,

    y

    padres

    hijos,

    habi-

    tando

    juntos

    la

    misma

    cabana, lo sembraban

    casi

    nte-

    gramente

    de

    trigo,

    plantando

    algunas

    vias

    y

    olivares.

    En

    las

    vecinas

    tierras

    del

    dominio

    pblico apacentaban

    algunas

    reses,

    y

    en el

    propio hogar

    construan los

    ins-

    trumentos

    rsticos,

    se

    hacan

    los vestidos,

    y

    slo

    de

    tar-

    de

    en

    tarde

    acudan

    la

    ciudad fortificada.

    En

    ella

    es-

    taban

    los

    templos

    de

    los

    dioses, el

    Gobierno

    de

    la

    Re-

    pblica,

    las

    casas

    de

    los

    ricos,

    las

    tiendas

    de

    los

    artesa-

    nos

    y

    de los

    mercaderes, donde se

    cambiaba

    un poco

    de

    grano,

    de

    aceite

    y

    de vino,

    por

    sal,

    instrumentos

    agr-

    colas

    de

    hierro

    y

    armas. All se

    acuda

    las

    fiestas

    reli-

    giosas;

    cumplir con

    los

    deberes cvicos.

    Los

    propieta-

    rios

    estaban

    repartidos en

    cinco

    clases,

    segn su

    for-

    tuna;

    cada

    clase se

    dividi

    luego

    en

    centurias:

    cada

    propietario

    acuda

    con

    su voto

    formar el de

    su

    cen-

    turia,

    que

    se

    contaba como uno,

    y

    as

    concurra los

    comicios

    para la

    aprobacin

    de las leyes

    y

    la eleccin

    de

    los

    primeros

    magistrados

    de

    la repblica.

    Aunque

    todas las magistraturas fuesen electivas,

    Roma

    resultaba entonces

    una

    repblica

    doblemente

    ms

    seguras.

    Si en

    el

    ao

    339

    antes

    de

    Cristo se

    eontaban

    135.000

    ciudadanos

    en

    un territorio de

    2.709

    kilmetros

    cuadrados,

    y

    260.321

    ciudadanos por

    4.

    161

    kilmetros

    cuadrados

    en el

    293

    antes de

    Cris-

    to (Beloch,

    /

    B.

    pg.

    89),

    y

    se supone que la

    densidad

    de poblacin

    era

    la misma,

    Roma

    tena que haber contado el

    459

    antes

    de

    Cristo,

    sobre

    unos

    60.000

    ciudadanos

    y

    190.000 hombres libres.

    Pero la

    densidad

    deba de

    ser menor, siendo mayores

    la

    pobreza y.la

    barba-

    rie. De donde

    se

    sigue

    que,

    lo

    ms,

    pueden

    contarse

    150.000

    per-

    sonas

    y

    45.000

    ciudadanos,

    lo

    que

    dara

    un

    ejrcito

    algo

    ms nume-

    roso que el

    de los

    20.000

    hombres

    supuestos

    por

    Mommsen.

    Cifras

    superiores

    no

    me

    parecen verosmiles.

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    LA CONQUISTA

    3

    aristocrtica. No obstante de

    que

    en

    las

    centurias

    se

    ascendiese

    de

    las

    pertenecientes

    las clases ms

    pobres

    las

    rs

    ricas, contenan

    un

    nmero de

    elec-

    tores

    cada vez ms restringido. Adems,

    las altas

    ma-

    gistraturas

    quedaban

    reservadas por

    privilegio

    here-

    ditario

    un

    pequeo nmero

    de

    familias

    patricias

    que

    posean

    ms

    dilatadas tierras, rebaos

    y

    esclavos

    ms

    numerosos.

    Los

    hijos

    de senadores

    y

    los

    plebeyos de

    familias

    li-

    bres, suficientemiente ricas

    y

    consideradas,

    formaban

    parte

    de

    un

    orden especial intermediario

    entre

    la no-

    bleza

    y

    la

    plebe,

    el de los caballeros

    reconocidos

    por

    el

    Estado,

    y

    que, entre

    otros

    privilegios,

    tenan

    el

    de

    ser-

    vir en

    la

    caballera

    en

    tiempo

    de guerra.

    La plebe se

    reuna

    en

    cada

    distrito

    para

    discutir

    sus

    intereses par-

    ticulares;

    cada ao nombraba

    los tribunos

    del

    pue-

    blo,

    que

    eran

    inviolables

    y

    podan

    oponer

    su

    veto

    todos

    los

    actos

    de

    los

    magistrados.

    Las centurias

    no

    vo-

    taban

    para

    la

    eleccin

    de

    ciertos magistrados

    inferiores

    y

    para

    los asuntos corrientes,

    sino las

    tribus,

    esto es, to-

    dos los que estaban

    inscriptos

    en las diecisiete

    tribus

    ru-

    rales

    y

    en

    las

    cuatro tribus

    urbanas

    del bajo pueblo

    ro-

    mano (i).

    Sin embargo, el poder

    resida

    en

    los

    patricios,

    tambin

    ellos campesinos,

    que no

    desdeaban

    empuar

    la

    azada

    y

    el arado

    (2).

    Sus

    moradas

    eran

    pequeas

    y

    de

    pobre

    aspecto,

    su

    alimento

    era

    frugal,

    sus

    ves-

    tidos

    sencillsimos;

    posean

    escasos metales preciosos.

    (i)

    C . Las observaciones de Mominscn, /?.

    /''.,

    I,

    pg.

    165,

    sobre

    lo

    dispuesto en

    las

    leyes

    Valria-Horacia, del

    449.

    (2)

    Valerio

    Mximo,

    IV,

    pgs.

    4 y

    5.

    Plinio,

    //.

    X.,

    X\'I1I,

    III,

    19.-Marquardt,

    I'.

    P.

    R., II,

    pg.

    294.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    18/467

    4

    GRANDEZA

    Y DECADENCIA

    DE ROMA

    y

    casi todos

    los

    menesteres

    realizbanlos

    en

    la propia

    casa,

    el

    pan

    como los

    vestidos, sirvindose

    de

    sus

    esclavos

    y

    mujeres.

    As,

    pues,

    resultaba

    muy poca cosa

    lo que Roma

    compraba

    fuera:

    cermicas

    para

    las

    construcciones

    y

    metales

    en

    Etruria,

    artsticos

    bibelots

    pnicos

    feni-

    cios,

    objetos

    de

    marfil,

    perfumes

    para

    los

    funerales,,

    prpura

    para

    los

    vestidos

    de ceremonia

    de los

    magis-

    trados,

    algunos

    esclavos.

    Exportbanse

    pocas

    mercan-

    cas:

    maderas

    para la

    construccin

    de navios,

    y

    sal

    (i).

    Roma

    era

    pequea

    y

    pobre:

    hasta

    los ricos

    patricios

    pasaban

    en

    el campo

    la mayora

    del

    tiempo,

    y

    sla

    iban

    la

    ciudad

    para

    ejercer

    las

    magistraturas

    y

    asistir

    las

    sesiones

    del

    Senado,

    asamblea

    de

    que formaban

    parte

    de

    por

    vida

    los

    antiguos

    magistrados, designados-

    primero

    por

    los

    cnsules

    y

    luego por los

    censores. Et

    Senado

    vigilaba

    los

    magistrados, administraba

    el Te-

    soro,

    aprobaba

    las

    leyes

    votadas

    y

    las

    elecciones

    he-

    chas

    por

    los

    comicios de

    las

    centurias

    y

    de

    las

    tri-

    bus

    (2),

    y

    discuta

    las

    cuestiones

    sobre

    la

    guerra

    y

    la

    paz,

    tan

    frecuentes

    entonces.

    En

    efecto,

    toda

    Italia,

    hasta la

    Liguria,

    la

    Emilia, la

    Romana,

    todava

    pobladas,

    como

    la

    llanura

    del

    Po, por

    los

    ligures

    y

    celtas

    incultos, estaba sembrada

    de ciuda-

    delas

    fortificadas

    semejantes

    Roma,

    que custodiaban

    eP

    (i)

    Schiller-

    Yoigt,

    pg.

    291.

    Voigt,

    /.

    N.,

    II,

    pgs.

    552 y

    657.

    Ciccotti,

    T.

    S.,

    pg.

    146

    y

    sig.

    (2)

    No

    discuto

    aqu

    esta

    alidori

    tas senatus sobre

    los

    comicios-

    de

    las

    tribus

    en

    aquellos

    remotsimos

    tiempos,

    propsito de los-

    cuales

    an

    reina

    tanta

    inccrtidumbre.

    Trtase de un

    detalle

    sin

    gran,

    importancia en

    esta

    rpida

    descripcin

    de

    la

    antigua

    Roma,

    y

    que

    sera

    intil

    tratar

    fondo,

    ni

    siquiera

    en

    una

    nota.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    19/467

    -\

    CONQUISTA

    5

    curso de

    los

    ros

    y

    defendan las

    llanuras desde las

    agrias

    cimas de los

    montes,

    obturaban las

    gargantas

    de

    las

    montaas

    y

    hacan

    seales

    desde

    lejos

    los

    pequeos

    navios

    de los

    mercaderes.

    Posean

    constituciones

    aris-

    tocrticas

    populares, rara vez

    monrquicas;

    cada

    cual

    tena un

    territorio

    ms menos

    extenso;

    muchas

    de

    ellas

    formaban

    confederaciones

    segn

    la

    raza

    y

    la

    lengua,

    oscosablicas,

    en

    la Italia

    meridional;

    latinas,

    etruscas

    y

    umbras,

    en

    la

    Italia

    central;

    helnicas

    en

    las

    bellas colonias

    griegas

    de

    las costas,

    Ancona,

    Tarento,

    aples. Sin embargo,

    pesar

    de

    estas

    alianzas,

    la lu-

    cha

    del

    hombre contra

    el

    hombre

    era

    continua,

    de

    ciu-

    dad

    ciudad, del monte

    la llanura,

    del ro

    la

    mar,

    siempre

    alimentada

    por cuanto

    incita

    la

    guerra

    entre

    brbaros: la

    necesidad

    de

    esclavos,

    de

    tierras,

    de

    meta-

    les

    preciosos,

    el

    espritu

    de

    aventura

    y

    la ambicin

    de

    los

    grandes,

    los

    odios populares,

    la

    precisin

    de atacar

    para no ser

    atacados

    y

    destruidos. Roma, como las de-

    ms

    ciudades,

    estaba

    entonces

    comprometida

    en

    ese

    duelo

    interminable;

    pero

    en

    condiciones

    de

    peligrosa

    debilidad,

    aunque hubiese logrado agrupar

    su alrede-

    dor, formando

    una confederacin,

    las

    republiquillas

    rurales

    del-

    Lacio,

    cuyos

    pueblos

    hablaban

    la

    misma

    lengua latina.

    El ejrcito

    romano

    se

    compona

    de

    pe-

    queos

    propietarios

    mandados por

    los

    propietarios ri-

    cos,

    pues

    mientras

    quien no

    posea

    tierras

    careca del

    derecho

    de

    ser

    soldado,

    todos los

    propietarios

    (y

    deban

    ser

    unos

    30.000

    hacia la

    mitad

    del

    quinto

    siglo

    antes

    de

    Cristo), desde

    los diecisiete

    hasta

    los cuarenta

    y

    seis

    aos,

    tenan

    que presentarse

    cada

    vez

    que

    el

    cnsul

    proclamaba

    la

    leva,

    para

    formar

    en

    legiones

    y

    partir

    las rdenes

    de

    los magistrados

    escogidos

    entre

    los pa-

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    20/467

    o

    (IRANDEZA Y DECADENCIA DE

    ROMA

    tricios de

    posicin holgada.

    Desgraciadamente,

    odios

    feroces

    se

    incubaban

    entonces entre ricos

    y

    pobres;

    la

    poblacin

    aumentaba

    demasiado

    en

    el

    estrecho

    territo-

    rio; las

    guerras

    se

    convertan

    frecuentemente

    en causas

    de

    devastacin

    y

    ruina; la

    tierra

    se

    agotaba con

    facili-

    dad

    por el

    cultivo

    demasiado

    intenso

    de los

    cereales.

    V

    mientras

    que

    los

    desventurados

    pequeos

    propie-

    tarios

    estaban

    agobiados

    de

    deudas,

    la

    nobleza,

    cuyas

    familias

    tambin

    eran

    numerosas,

    se

    apropiaba

    las

    mejores

    tierras

    conquistadas

    al

    enemigo

    y

    aumentaba

    sus

    propios

    rebaos en

    detrimento de los

    pastos

    pbli-

    cos,

    cuyo

    disfrute

    arrebataba

    as

    los

    pobres;

    y

    lo

    que

    es

    peor,

    prestaba

    usurariamente

    los propietarios

    po-

    bres,

    reducindolos en seguida

    la

    esclavitud

    por

    la

    ley del

    nexiim.

    Por

    otra

    parte, los plebeyos

    ricos

    abo-

    rrecan

    los

    patricios,

    que

    les

    excluan de las

    magis-

    traturas.

    De

    ah pendencias,

    tumultos, divisiones,

    aun

    cuando

    la

    guerra

    fuese

    inminente.

    Y sin

    embargo,

    al

    frente de

    la

    confederacin latina,

    Roma

    venci

    paulatinamente

    las

    dems

    ciudades

    y

    confederaciones

    de

    Italia,

    porque

    en

    su

    constitucin

    alentaba

    una

    vigorosa

    disciplina,

    capaz de

    contener esa

    gran

    fuerza

    destructora

    de las naciones

    que se llama

    el placer,

    domando los

    vicios

    en

    la clase

    rica

    y

    poderosa,

    esto

    es,

    en

    la

    que se hubiese

    corrompido ms

    fcil-

    mente

    y

    hubiese

    propagado

    en

    todas

    partes la

    embria-

    guez, la

    crpula, el lujo de los

    metales

    preciosos,

    y

    el

    orgullo

    personal,

    que

    desea

    satisfacerse,

    aunque

    sea

    en

    detrimento

    de todos

    los

    hombres.

    Roma

    supo

    ser brbara

    sin los

    vicios

    de

    la

    barbarie,

    y

    por

    eso venci

    tantos

    pueblos

    ms

    civilizados,

    pero

    tambin ms

    dbiles

    por

    los

    vicios de su

    propia ci-

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    21/467

    LA CONQUISTA

    7

    vilizacin.

    La

    antigua

    sociedad

    romana puede compa-

    rarse ciertas

    rdenes

    monsticas

    que conservaban en

    vigor esas

    ingeniosas

    combinacionel

    de

    enseanzas,

    ejemplos, vigilancias

    y

    amenazas

    recprocos con

    que

    un

    grupito de

    hombres

    sometiendo

    cada

    uno

    de sus

    miembros la

    tirana

    de la

    opinin

    y

    de

    los

    sentimien-

    tos

    comunes,

    y

    arrebatndole todos los

    medios

    de

    vi-

    vir fuera

    de

    ese grupo

    puede

    hacerles

    desplegar, al

    menos

    en ciertas obras,

    ms

    celo,

    abnegacin

    y

    disci-

    plina,

    del que

    podra

    esperarse

    de

    ellos

    considerndolos

    individualmente. Todo

    en

    la

    Roma antigua

    estaba

    en-

    derezado conservar

    y

    aumentar

    en

    las

    altas clases

    la

    fuerza

    de

    esa

    combinacin de

    ejemplos,

    de

    enseanzas

    y

    de

    amenazas

    recprocas:

    el

    estado de

    las

    fortunas,

    la

    religin,

    las

    instituciones,

    la severidad

    de

    las leyes;

    las

    exigencias

    del sentimiento

    pblico

    que

    deseaba

    verlas

    aplicadas

    inexorablemente por

    los

    padres

    los

    hijos,

    por

    los maridos las

    esposas:

    la

    familia,

    en

    suma,

    que

    era la

    primera escuela en

    esta

    dura

    disciplina

    de

    las

    al-

    mas.

    Las

    familias

    romanas

    an

    eran

    por

    estos

    tiempos,

    y

    desde

    muchos

    puntos

    de vista, un

    resto

    de

    la

    edad

    patriarcal

    y

    al

    modo

    de

    otras

    tantas

    diminutas

    monar-

    quas

    en

    que el

    padre mandaba como

    rey

    absoluto:

    slo l posea, venda,

    compraba,

    contraa

    compro-

    misos.

    Poda exigir

    plena

    obediencia

    del

    hijo como

    del servidor,

    cualquier edad,

    cualquiera

    que

    fuese la

    magistratura

    que

    hubiese logrado.

    Poda

    expulsar

    y

    reducir la miseria,

    vender

    como

    esclavo,

    condenar

    los trabajos

    del

    campo

    al hijo rebelde,

    y

    obligar

    al cnsul

    que

    haba mandado las

    legiones

    en

    la

    guerra

    obedecer

    como

    un

    nio

    cuando

    tornaba

    la

    casa

    pa-

    terna.

    Era

    juez supremo de

    la esposa,

    de

    los

    hijos,

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    22/467

    GRANDEZA

    V DECADENXIA DE

    ROMA

    de

    los

    nietos,

    de

    los

    esclavos,

    y

    deba de

    condenarlos

    l

    mismo,

    segn las

    severas reglas dictadas

    por la

    cos-

    tumbre,

    veces hasta

    condenarlos

    muerte

    por

    sus

    delitos

    con

    respecto

    los

    dems, la

    familia el

    Es-

    tado

    (i).

    La

    repblica

    aristocrtica

    de

    los

    tiempos nuevos

    ha-

    ba

    dejado

    subsistir

    esas

    pequeas

    monarquas,

    aun

    subordinndolas

    y

    absorbindolas;

    pues una

    parte

    del

    esfuerzo

    necesario

    para

    la

    conservacin

    del

    orden

    moral

    y

    poltico

    poda realizarse

    por

    los

    padres,

    en esos

    reinos

    minsculos,

    ms

    fcilmente

    que por los

    magistrados

    en

    el

    Estado.

    Luego

    con

    tal

    poder

    fu

    fcil

    los

    padres

    el

    reprimir

    durante

    mucho tiempo en las

    nuevas

    gene-

    raciones

    ese

    espritu

    de innovacin de

    la

    juventud,

    que

    en

    todas

    las

    pocas

    aporta la

    corrupccin

    con

    el

    progreso;

    hacer

    de

    sus hijos lo que

    ellos

    mismos

    eran;

    habituar

    los

    muchachos la sobriedad,

    la

    castidad,

    la

    resistencia,

    la religin, la

    escrupulosa

    observan-

    cia

    de las

    leyes

    y

    de

    las costumbres,

    al

    patriotismo

    es-

    trecho,

    pero

    firme;

    hacerles

    aprender

    los

    preceptos

    fun-

    damentales

    de

    la

    agricultura

    y

    de la

    economa

    doms-

    tica;

    ensear

    las

    hijas que

    viviesen

    siempre

    bajo

    la

    autoridad

    de

    un

    hombre, padre,

    marido tutor,

    sin

    po-

    seer

    nunca nada, ni siquiera

    su

    dote;

    ser

    obedientes,

    sobrias,

    castas, atentas

    nicamente

    los

    menesteres

    de la

    casa

    y

    de

    los hijos;

    inculcar

    todos,

    hijos

    hijas, la escrupulosa

    observancia

    de

    la

    tradicin,

    la

    (i)

    Dionisio de

    Halicarnaso,

    II, 25-27.

    Bonfante,

    Z>. i?.,

    pgi-

    na

    151

    y

    sig.

    Fustel de Coulanges,

    C.

    A., pgs. 101-105.

    Lan-

    ga, i?.

    A.,

    I,

    pg.

    95

    y

    sig.

    Cf. el

    importante ejemplo

    de

    C.

    Flami-

    nio,

    Cicern,

    De iuv,, II,

    XVII,

    52.

    Valerio

    Mximo,

    V, IV,

    5.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    23/467

    LA CONQUISTA

    9

    fidelidad

    las

    costumbres

    antiguas,

    el

    horror

    todo

    lujo

    nuevo... Y

    desgraciados de

    los

    indciles

    y

    de

    los

    rebeldes

    El

    padre

    y

    el

    tribunal

    domstico

    hubiesen

    castigado

    sin

    piedad

    al

    hijo

    y

    la

    esposa,

    porque

    la tradicin

    y

    el

    ejemplo

    enseaban la

    dureza,

    y

    era

    fcil el ser duros

    unos

    hombres

    que

    desde

    su

    infancia

    haban gozado muy

    poco

    (i). As

    educado,

    el

    noble

    ro-

    mano haca

    sus

    primeros ensayos

    en

    la

    guerra

    cuando

    an

    era

    muy

    joven, militando

    en

    la

    caballera:

    todava

    joven

    se

    casaba

    con, una

    mujer

    que

    le

    aportaba

    una

    pequea

    dote,

    y

    de la

    que deba

    tener

    muchos

    hijos.

    Luego

    comenzaba

    la lenta

    y

    larga

    carrera

    de

    la

    magis-

    tratura,

    se

    presentaba

    los

    diferentes

    cargos

    electivos,

    segn

    el

    orden

    establecido

    por

    las

    leyes.

    Pero

    nadie

    po-

    da

    confiar en

    obtener el

    sufragio del

    pueblo

    y

    la

    san-

    cin del Senado

    si no

    respetaba

    las

    tradiciones.

    Cada

    magistrado

    romano

    estaba provisto

    de

    importantes

    prerrogativas, tena

    sus rdenes

    numerosos

    domsti-

    cos,

    y

    era objeto

    de

    solemnes

    muestras

    de

    respeto;

    pero el

    poder

    estaba

    repartido

    entre

    muchos

    hombres

    y

    todas las

    magistraturas

    eran

    gratuitas, temporales,

    or-

    dinariamente

    anuales;

    adems,

    cada

    magistrado

    tena

    siempre un

    colega,

    su

    igual

    en

    dignidad

    y

    poder,

    que le

    vigilaba

    y

    la

    vez

    era vigilado por

    l;

    en

    fin,

    el

    Senado

    estaba

    sobre

    todos.

    Ningn

    magistrado

    poda

    violar

    las

    leyes

    y

    tradiciones

    sin

    grave

    motivo;

    todos

    deban obe-

    decer como

    antes haban

    mandado,

    y,

    una vez

    devuel-

    tos

    la

    vida

    privada,

    podan

    ser llamados

    para

    dar

    (i)

    Los

    padres

    llegaban

    hasta

    condenar muerte los

    hijos: el

    caso

    no

    era

    raro,

    como dice

    Dionisio

    de

    Halicarnaso, \'III,

    79.

    Cf-

    Di

    Marzo, S.

    P.

    C.

    R., I,

    pg.

    27.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    24/467

    IO

    GRANDEZA Y DECADENCIA

    DE

    ROMA

    cuenta de todos

    sus

    actos.

    Desde

    el

    nacimiento liasta la

    muerte

    se acechaba

    sin

    tregua

    al

    hombre,

    y

    cuando

    el

    padre

    haba

    desaparecido,

    el

    hijo

    se

    trocaba

    en

    gober-

    nador

    absoluto de su

    familia,

    y

    encontraba en

    el foro,

    en

    los

    comicios, en

    el

    Senado,

    la vigilancia

    severa

    de

    los

    censores,

    prestos

    borrarle de la lista

    de

    senadores si

    su

    vida no

    era

    honrada;

    del pueblo, que

    no

    le hubiese

    electo para

    las

    magistraturas;

    de

    cada

    ciudadano

    aisla-

    do,

    que

    poda

    acusarle.

    Gracias

    esta

    disciplina de las

    altas

    clases,

    Roma

    pudo vencer

    en

    la

    empresa

    que cost

    el

    fracaso

    los

    etruscos,

    y

    elevarse paulatinamente sobre las

    dems

    re-

    pblicas de Italia.

    Durante la

    segunda

    mitad

    del

    quinto

    siglo

    y

    las

    primeras

    dcadas

    del

    cuarto

    antes

    de

    Cristo,

    Roma

    combati al

    frente

    de

    la

    confederacin latina

    contra

    los ecuos, los volscos,

    los

    etruscos, en una serie

    de guerras

    que le permitieron establecer

    cuatro

    nuevas

    tribus

    sobre

    su

    amplificado territorio,

    y

    fundar en

    98.000

    hectreas

    de tierra

    firme

    conquistadas

    al

    enemi-

    go,

    numerosas

    colonias

    latinas

    (i),

    donde

    muchos

    j-

    venes

    de

    la clase

    media,

    cuyo escaso

    patrimonio les

    hubiese imposibilitado

    de

    casarse,

    adquiran

    la posibili-

    dad

    de dar

    Rom.a

    nuevos soldados,

    convirtindose en

    ciudadanos

    y

    propietarios

    de

    una

    nueva

    ciudad

    gober-

    nada

    imagen de Roma por leyes

    autnomas, median-

    te la

    nica obligacin

    para

    sus

    ciudadanos

    de

    combatir

    con

    las legiones.

    Fortificada

    merced

    estos primeros

    xitos,

    Roma se vio

    en seguida

    obligada

    guerrear

    du-

    rante el

    final

    del cuarto siglo

    y

    la

    primera mitad

    del

    ter-

    cero, contra

    los

    samnitas,

    los

    etruscos, los

    sabinos,

    los

    (i)

    Beloch, /.

    /).,

    pg.

    149.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    25/467

    LA

    CONQUISTA

    II

    miembros

    rebeldes

    de

    la

    confederacin

    latina,

    los

    galos

    de

    la

    costa

    adriatica,

    las

    milicias

    griegas

    de Pirro

    veni-

    das de

    Tarento.

    Se anexion

    un

    dilatado

    territorio

    de

    27.000

    kilmetros

    cuadrados

    (i),

    es

    decir, todo

    el Lacio,

    parte

    de

    la

    Etruria

    oriental

    y

    occidental,

    la mayor

    par-

    te

    de

    la Umbra,

    de

    las

    Marcas

    y

    de la

    Campania, redu-

    ciendo sus

    ciudades

    umnicipia,

    sus

    habitantes

    ciu-

    dadanos sujetos

    al

    servicio

    militar

    y

    al

    tributum,

    pero

    privados del

    derecho

    de voto.

    Sojuzg

    se

    incorpor

    aples el ao

    326;

    Camerino,

    Cortona,

    Perusa,

    Arezzo,

    el

    310;

    los

    marrucinos,

    marcos,

    pelignios,

    frentanios,

    el

    305;

    los

    vestinos,

    el

    302,

    y

    ms

    tarde

    oblig

    Ancona

    y

    Tarento

    concertar

    alianzas

    median-

    te

    las

    cuales

    estas

    ciudades

    y

    naciones,

    aunque

    conser-

    vando sus propias

    lej^es

    instituciones,

    se

    comprome-

    tan

    suministrar

    Roma

    contingentes

    militares

    y

    es-

    tar representadas

    por

    el

    Senado

    romano

    en

    todos los

    li-

    tigios

    con

    los

    dems

    pueblos.

    En

    suma, Roma

    adquiri

    en

    estas guerras

    la

    alta

    soberana

    sobre

    toda

    Italia.

    Pero

    ms

    importantes

    que

    las

    consecuencias

    polticas

    fue-

    ron

    las

    econmicas

    y

    sociales de

    esas

    guerras. La rep-

    blica

    y

    los

    particulares

    aumentaron

    considerablemente

    sus

    riquezas. El

    Estado

    dispuso

    de

    mayores

    rentas

    y

    se

    cre

    en

    toda

    Italia un

    gran

    patrimonio

    con

    los

    campos,

    con

    los

    pastos,

    con

    los

    bosques,

    que

    acot

    y

    dio

    una

    parte,

    reservndose lo dems

    para

    atender

    las necesi-

    dades

    ulteriores.

    Gran

    nmero de

    familias

    patricias

    y

    plebeyas se enriquecieron

    adquiriendo

    esclavos

    y

    tierras

    y

    cultivando

    en toda

    Italia extensos

    dominios

    de

    trigo,

    vias

    y

    olivares, sirvindose

    de

    las

    familias

    de

    escla-

    (i)

    Beloch,

    /

    D.,

    pg.

    149.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    26/467

    12

    GRANDEZA

    Y

    DECADENCIA

    DE

    ROMA

    VOS

    puestos

    bajo la vigilancia

    de

    un contramaestre,

    es-

    clavo

    tambin,

    y

    ayudado

    durante

    la siega

    y

    la

    vendi-

    mia

    de

    obreros

    libres

    tomados

    jornal,

    que

    procedan

    de

    la

    ciudad

    vecina

    (i).

    En

    las

    tierras

    pblicas de

    la

    Italia

    meridional

    hubo muchsimos

    de

    esos

    prados

    primitivos

    comparables

    los

    que

    hoy

    se

    ven en Tejas

    y

    en

    las

    regiones

    ms incultas

    de los

    Estados

    Unidos,

    donde

    inmensos

    rebaos

    de

    bueyes

    y

    carneros

    pastan

    en

    cualquier estacin bajo

    el

    sol,

    duermen

    la

    intem-

    perie

    y

    son

    conducidos, en invierno

    como en

    esto,

    por

    robustos

    guardianes,

    de la montaa la llanura

    y

    -de

    la

    llanura

    la

    montaa. Cuando Roma hubo some-

    tido

    su poder

    las

    costas

    de la Italia

    meridional,

    y

    el

    alto

    Apenino, fu posible la

    fructuosa

    explotacin

    brbara,

    y

    muchos

    romanos se apresuraron

    intentar-

    la

    (2).

    Tambin

    afluyeron

    los

    metales

    preciosos,

    sobre

    todo

    la

    plata:

    con

    la

    guerra

    se recogieron abundan-

    tes

    (3),

    y

    en el ao

    269

    268

    antes

    de

    Cristo,

    Roma

    em-

    pez

    acuar

    moneda

    de

    plata

    (4).

    Los

    romanos pudie-

    ron

    participar

    desde

    entonces

    en

    el

    comercio

    del

    mundo,

    procurarse

    los refinamientos

    de

    la civilizacin

    helni-

    ca,

    mejor

    conocida

    la

    sazn por los

    cambios ms

    fre-

    cuentes

    con

    las

    colonias griegas

    de la

    Italia meridio-

    nal

    (5);

    pues como los

    metales

    preciosos excitaban

    la co-

    (li Cf. el

    De re

    rustica de Catn, que

    describe las tierras de un

    rico

    seor durante la poca en que

    la

    agricultura

    comenzaba

    trans-

    formarse.

    Este

    libro

    sugiere una

    idea

    sobre

    la

    administracin agr-

    cola

    de las

    gentes

    ricas

    en

    el

    tercer

    siglo

    antes de

    Cristo.

    (2)

    Xitzsch,

    G.

    V.,

    pg.

    16.

    (3 )

    Tito-Livio,

    X,

    46.

    Schiller-Voigt,

    pg.

    294.

    (4) Babeln,

    M.

    R.

    R.,

    I,

    pg.

    X\'II.

    (5)

    Schiller-Voigt,

    pg.

    287.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    27/467

    LA CONQUISTA

    13

    dicia de todos

    los pueblos, civilizados

    brbaros,

    como

    adornos

    brillantes

    y

    como

    tesoros fciles

    de transportar

    y

    ocultar,

    eran en

    el

    mundo

    antiguo

    objeto

    constante

    de cambio

    y

    comercio,

    y

    de

    ellos

    se

    servan

    para

    las

    transacciones

    entre pueblos de

    civilizacin diferente.

    Las familias

    de

    los

    pequeos propietarios

    se multiplica-

    ron

    en el

    territorio de las

    colonias

    y

    vivieron

    en posi-

    cin ms

    holgada.

    Pero

    este

    enriquecimiento

    no

    debilit

    las

    tradiciones

    ni

    fu inmediatamente seguido

    de un

    cambio

    en

    las

    costumbres ni de una revolucin

    poltica.

    La

    parsimo-

    nia, la

    sencillez, la

    ruda austeridad

    de

    los

    tiempos

    anti-

    guos

    se

    consideraron

    todava

    como las

    ms

    altas

    virtu-

    des de

    una

    familia

    noble.

    La riqueza

    creciente

    no

    logr

    refinar

    la masa

    ni

    aumentar

    los

    goces

    de los in-

    dividuos;

    pero consolid el

    poder

    en

    una

    fuerte

    aristo-

    cracia

    militar

    de

    ricos

    propietarios,

    forjada

    en

    el

    molde

    de

    la

    educacin

    tradicional para

    el gobierno

    y

    para

    la

    guerra;

    ayud

    conquistar

    otras

    tierras

    y

    poblar-

    las

    de

    agricultores

    y

    soldados

    latinos.

    Indudablemente,

    comps que la

    clase

    media

    se haca

    ms

    numerosa,

    adquira

    mayor

    holgura

    y

    conquistaba

    ms

    influencia,

    se

    renovaban

    las

    clases

    directoras; la

    constitucin

    se

    democratizaba;

    pero poco

    poco,

    sin

    sacudidas,

    sin

    violentas

    interrupciones.

    Muchas

    familias

    plebe3^as

    ad-

    quirieron

    tal

    poder

    con

    sus

    grandes

    riquezas

    empleadas

    en

    beneficio

    del pueblo, que las

    familias patricias,

    amen-

    guadas

    y

    empobrecidas

    la

    sazn,

    se

    vieron

    obligadas

    para

    reconstituir

    su

    comprometido

    patrimonio

    y

    no

    perder

    todo

    el poder, acoger

    en

    su

    seno

    esta

    rica

    burguesa

    plebeya,

    concertar

    matrimonios

    con

    sus

    familias

    y

    darlas participacin

    en

    los

    negocios

    pbli-

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    28/467

    ^4

    GRANDEZA

    Y DECADENCIA

    DE

    ROMA

    COS.

    En

    el

    ao

    421

    ya se

    haba

    decidido

    que

    los

    plebe-

    yos

    pudiesen

    ejercer

    la

    primera

    y

    ms

    importante

    ma-

    gistratura,

    la

    cuestura,

    esto es,

    perseguir

    en

    calidad

    de

    cuestores

    urbanos

    los

    acusados

    de

    crmenes

    capitales,

    administrar

    el

    Tesoro pblico, inspeccionar

    en

    calidad

    de

    cuestores

    militares

    los

    gastos del

    ejrcito

    y

    atender

    su

    aprovisionamiento.

    En el

    367

    se

    estableci

    que hubie-

    se

    un

    plebeyo

    entre

    los primeros magistrados

    de

    la rep-

    blica,

    que,

    con

    el

    nombre

    de

    cnsules,

    estaban encarga-

    dos

    de

    convocar

    al

    Senado

    y

    los comicios;

    de

    dirigir

    las

    elecciones

    de

    los

    magistrados,

    admitiendo

    rechazando

    los

    candidatos;

    de

    proclamar las levas

    y

    de

    mandar

    los

    ejrcitos

    durante la

    guerra.

    En

    el

    365,

    los

    plebeyos

    pu-

    dieron

    ser

    electos ediles curules para

    vigilar

    la

    venta

    de

    los

    cereales

    y

    fijar

    su

    precio;

    para

    presidir

    la

    conserva-

    cin

    de

    los monumentos

    pblicos,

    la

    polica de

    las

    ca-

    lles,

    de

    los

    mercados, de las

    plazas,

    y

    para

    determinar

    y

    regular

    las fiestas pblicas. En el

    3

    50

    fueron admitidos

    la

    dictadura

    y

    la censura. La

    dictadura

    era una magis-

    tratura

    extraordinaria,

    mediante

    la

    cual

    se

    conceda

    en

    un

    momento

    de

    supremo

    peligro

    y

    por

    un

    corto

    tiempo,

    plenos

    poderes

    un solo

    hombre, dejando en suspenso la

    constitucin.

    La

    censura

    era

    una

    magistratura

    ordinaria

    ejercida

    en

    comn

    por

    dos

    censores,

    que compilaban

    el

    censo

    quinquenal

    de las

    personas

    y

    los bienes,

    de

    los

    ciu-

    dadanos

    romanos y

    de

    los

    municipios,

    y

    que

    tambin

    vigilaban

    las

    costumbres

    de

    los

    grandes;

    borraban

    en

    las

    listas

    de

    los

    senadores

    y

    caballeros

    los

    que eran

    indignos,

    privaban de

    los

    derechos polticos al

    plebeyo

    de

    vida

    vergonzosa,

    presidan

    inspeccionaban

    la

    cons-

    truccin

    de

    las obras

    pblicas

    y

    la

    percepcin de los

    impuestos.

    En el ao

    337

    los

    plebeyos

    pudieron

    ser

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    29/467

    LA

    CONQUISTA

    15

    hasta

    pretores:

    juzgaban

    las

    causas

    civiles

    entre

    roma-

    nos

    y

    extranjeros,

    y

    reemplazaban

    los

    cnsules

    au-

    sentes

    enfermos.

    El

    antiguo

    patriciado

    hereditario

    y

    exclusivo

    se

    transform

    as

    en

    una

    nobleza

    patricio-

    plebeya

    de

    ricos

    propietarios,

    que

    hizo

    concesiones

    sin

    dificultad

    al

    espritu

    democrtico

    de la

    clase

    media

    a

    medida

    que

    sta

    aumentaba

    en

    importancia,

    gracias

    su

    bienestar

    y

    las

    victorias,

    cuyo

    mrito

    les

    corres-

    ponda

    en

    parte.

    Los

    pretores

    plebeyos

    no

    tardaron en

    ampliar

    los

    poderes

    legislativos

    de

    los

    comicios

    de

    las

    tribus,

    en

    los

    cuales

    desempeaba

    la

    clase

    media

    un

    papel

    ms

    importante

    que

    en

    los

    comicios

    de las

    centurias;

    el

    Senado

    tuvo

    que

    dar

    su

    dictamen

    antes

    y

    no

    despus

    que

    las

    asambleas

    populares^,

    sobre

    las

    proposiciones

    (i);

    las

    deliberaciones

    de

    las

    asambleas

    de

    la

    plebe

    recibieron

    por la

    Lex

    Hortensia

    fuerza

    de

    ley

    para

    todos

    los

    casos,

    sin

    la

    aprobacin

    del Sena-

    do;

    las

    asambleas

    de

    las

    tribus

    se

    eximieron

    la

    ins-

    peccin

    del

    Senado,

    y

    los

    comicios

    de

    las

    centurias

    fueron

    reformados

    (2)

    hacia

    el

    241-,

    de

    suerte

    que

    los

    ricos

    perdieron

    mucha

    parte

    de

    su

    antiguo

    poder.

    Se

    lleg

    hasta

    conceder

    el

    derecho

    del

    voto

    muchos

    cives

    sine

    siijfragio,

    los

    sabinos

    de

    Rietti,

    de

    Norcia,

    de

    Amiterno

    el

    268,

    y

    hacia

    el

    241

    los

    habitantes

    del

    Piceno

    y

    de

    Veletri

    (3).

    Sin

    embargo,

    la

    constitucin

    de

    la

    repblica

    sigui

    siendo

    aristocrtica

    como

    antes,

    pues

    la

    nueva

    nobleza

    patricio-plebeya

    supo

    persistir

    la

    nica

    clase

    dominadora

    impedir

    la

    formacin

    de una

    (i)

    Mommsen,

    R. F.

    I,

    pg.

    157.

    Willems,

    S. R.R.,

    II,

    pg.

    7:

    (2)

    Karlowa,

    R.

    R. G.,

    I,

    pg.

    384.

    (3)

    Beloch,

    /

    5., pg.

    123.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    30/467

    1

    6

    GRANDEZA

    Y

    DECADENCIA

    DE

    ROMA

    poderosa

    oposicin

    democrtica,

    como se

    haba

    forma-

    do

    en

    casi

    todas las

    repblicas antiguas, por

    la

    fuerza

    de las

    tradiciones,

    por

    los

    grandes triunfos

    militares,

    por

    la

    buena

    administracin

    pblica,

    y

    por

    un

    largo

    sis-

    tema

    de

    clientela

    y

    de

    proteccin

    en provecho

    de

    la

    clase

    media.

    Era deber

    sagrado para

    cada

    una

    de las

    ricas

    familias

    senatoriales el asistir

    con

    su

    consejo,

    su

    dinero

    y

    su

    proteccin

    cierto nmero

    de

    familias

    de

    medianos

    propietarios,

    y

    aun

    de

    ayudar

    las

    que

    so-

    bresalan por su valor

    y

    su

    inteligencia para

    que

    se

    ele-

    vasen

    hasta

    la

    nobleza

    por

    medio de las magistra-

    turas

    (i).

    Sumisa,

    pues,

    la

    proteccin de una nobleza

    que protega las

    antiguas

    costumbres

    rsticas,

    la

    plebe

    tambin conserv

    las costumbres

    de

    los antepasados:

    sigui

    siendo

    una

    plebe

    valiente

    y

    fecunda

    de

    campesi-

    nos

    que

    invertan

    la mayor

    parte

    de sus

    ganancias

    en

    educar

    generaciones siempre ms

    numerosas

    de

    campesinos

    y

    de

    soldados.

    As

    es

    como

    Roma,

    durante

    los siglos cuarto

    y

    tercero antes de Cristo, no slo pudo

    difundir

    en

    Italia

    su. influencia

    y

    sus

    leyes, pero

    tam-

    bin su raza

    y

    su

    lengua,

    y

    fundar

    entre los

    aos

    334

    y

    264

    dieciocho

    poderosas

    colonias

    latinas, entre las

    cuales Venosa,

    Lucera,

    Pesto,

    Benevento, Narni, Rimi-

    ni

    y

    Fermo,

    diseminando

    por

    las

    diversas

    regiones

    de

    Italia

    los

    fuertes

    cultivadores

    latinos,

    que la abundan-

    cia

    de

    las

    tierras

    estimulaba

    para

    ser

    prolficos

    y

    au-

    mentar

    el

    nmero de

    los

    que

    hablaban el latn

    en

    la

    confusa

    mezcla

    de las

    lenguas

    y

    de las

    razas itlicas.

    Esos

    campesinos

    lo

    mismo

    se prestaban

    alas

    fatigas de

    (i)

    Ejemplo

    caracterstico

    es

    el

    de

    Catn

    el

    Censor.

    Cf.

    Plutarco,

    Cat.

    -1/,

    I

    V

    x.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    31/467

    LA

    CONQUISTA

    17

    la

    vida de

    los

    campos

    que

    las de

    la

    profesin

    militar;

    el sueldo

    de

    guerra

    y

    los

    dones de los generales

    despus

    de

    la victoria eran

    para

    ellos

    un

    lucro aadido

    al de

    la

    tierra,

    y

    la

    guerra

    una

    industria

    complementaria

    de

    la

    agricultura.

    Con

    esos campesinos,

    que eran al mismo

    tiempo soldados, pudo la nobleza

    romana

    vencer

    por

    primera vez

    Cartago,

    la gran

    potencia

    mercantil cu3'a

    expansin

    comercial acab por

    ceder

    la expansin

    militar

    y

    agrcola

    de

    Roma;

    con

    ellos

    logr

    dominar

    en

    el

    ltimo

    cuarto

    del

    tercer

    siglo

    antes de

    Cristo,

    un

    vasto

    pas

    poblado

    por

    seis

    millones

    de

    hombres

    apro-

    ximadamente,

    del

    que

    en caso

    de

    supremo

    peligro

    hu-

    biese

    podido

    sacar

    770.000

    soldados

    de

    caballera

    in-

    fantera:

    273.000

    ciudadanos,

    85.000

    latinos,

    412.000

    aliadlos

    (i);

    en

    fin,

    con

    ellos

    pudo

    realizar,

    del

    225

    al

    222,

    aquella gran

    guerra

    contra

    los galos

    de Italia

    que,

    haciendo

    Roma duea del valle

    del

    Po,

    le

    abri

    el

    gran

    camino de su

    historia.

    Si tal

    esfuerzo

    de

    guerras

    y

    conquistas

    pudo

    durar

    varios

    siglos,

    slo

    fu

    porque

    Roma, gracias

    la

    disci-

    plina

    moral

    y

    al espritu conservador

    de

    la

    nobleza,

    haba

    persistido

    como

    sociedad agrcola,

    aristocrtica

    y

    guerrera.

    La

    tierra

    no se conquista

    definitivamente,

    aun

    en las

    edades

    brbaras,

    ms

    que

    con

    el arado,

    no

    pertenece

    los

    que las

    empapan

    de

    sangre

    en

    los

    cho-

    ques

    feroces

    de

    los

    ejrcitos,

    sino

    los

    que

    luego de

    apoderarse

    de

    ellas,

    las

    laboran,

    las

    siembran

    y.

    las

    pueblan.

    Hacia

    el

    final

    del

    tercer siglo antes

    de Cristo,

    Roma

    dominaba

    Italia

    porque

    las ms

    altas virtudes

    de

    todas

    las

    clases

    eran

    las de

    las

    sociedades

    rurales

    (i)

    Polibio,

    II,

    24. Cf.

    Beloch,

    /

    B.,

    pg.

    94

    y

    sig.

    Tomo

    I

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    32/467

    I

    8

    GRANDEZA Y

    DECADENCIA

    DE ROMA

    bien

    disciplinadas, como

    las

    que

    hoy encontramos

    en-

    tre los

    boers,

    sobriedad,

    pudor,

    sencillez de

    ideas

    y

    de

    costumbres,

    fuerza

    tranquila de voluntad,

    integri-

    dad,

    lealtad,

    paciencia, tranquilidad

    peculiar

    al

    hombre

    que

    carece de

    vicios,

    que

    no

    gasta sus

    fuerzas

    en

    los

    placeres,

    y

    que

    sabe pocas

    cosas.

    Pero

    las

    ideas

    reali-

    zaban

    lentos

    progresos:

    lo que

    era

    nuevo,

    no se

    admi-

    ta,

    menos

    de que se

    tratase

    de supersticiones

    re-

    ligiosas.

    El

    g,enio,

    como

    la

    locura

    el

    crimen

    y

    todo

    lo

    que

    no

    perteneciese

    la

    tradicin,

    se rechazaba:

    el

    formalismo,

    el

    empirismo,

    la

    supersticin,

    parecan

    las

    formas

    supremas

    de

    la

    sabidura. El derecho

    y

    la

    reli-

    gin

    singularmente,

    perpetuaban entre los

    descendien-

    tes los

    errores

    y

    los

    terrores

    de

    los antepasados.

    Desde-

    banse

    la

    filosofa

    griega

    y

    las

    teoras generales:

    la

    literatura

    era

    muy pobre todava, pues comprenda

    al-

    gunos

    cantos

    religiosos

    y

    populares en metro saturni-

    no

    y

    varias

    composiciones

    dramticas de las ms

    inge-

    nuas,

    tales

    como los cantos

    fescenios,

    las

    stiras,

    las

    representaciones

    mmicas.

    La

    lengua

    literaria

    era

    tosca

    y

    mal

    concretada.

    Pero

    nada es

    eterno en la

    vida,

    ni

    el

    bien

    ni el

    mal;

    y

    como

    el

    bien

    se

    trueca

    sin

    cesar

    en

    mal,

    y

    ste

    en

    bien,

    as

    el

    espritu de

    disciplina

    y

    de sencillez

    se

    debilit

    paulatinamente,

    consecuencia

    de las

    victorias

    y

    del

    aumento

    en las

    riquezas, hacia la

    mitad

    del siglo terce-

    ro.

    La

    conquista

    de

    la

    Magna Grecia, de

    una buena

    parte de

    Sicilia,

    de

    Crcega

    y

    Cerdea, las

    guerras

    di-

    chosamente

    terminadas

    en

    Iliria,

    en Galia

    y

    contra Car-

    tago

    rindieron

    y

    costaron

    mucho.

    Fu necesario apro-

    visionarse

    lejos

    de

    los

    grandes

    ejrcitos

    y

    construir

    flotas;

    pero como

    el

    Senado romano

    no

    poda

    proveer

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    33/467

    LA

    CONQUISTA

    19

    tan

    grandes

    servicios

    pblicos

    con un escaso nmero de

    magistraturas

    destinadas

    originariamente

    satisfacer

    las

    necesidades

    de

    una pequea ciudad,

    las

    adjudicacio-

    nes de

    esos

    servicios

    traficantes

    particulares

    se

    hicie-

    ron frecuentes;

    y

    rpidamente, entre

    las

    dos

    guerras

    pnicas,

    se

    form

    una

    clase de

    publcanos

    de

    abaste-

    cedores que deba ser

    en la

    sociedad agrcola el primer

    vehculo

    del

    espritu

    mercantil

    y

    del

    lujo

    (i).

    Cuando se

    conquist

    Sicilia, el comercio de esta

    isla,

    de donde

    se

    exportaba

    mucho

    aceite

    y

    granos, pas de los cartagi-

    neses los

    mercaderes romanos italianos, cuyo n-

    mero

    y

    riqueza

    aumentaron

    (2);

    la

    aristocracia

    romana;

    que

    hasta entonces

    slo

    haba

    querido poseer tierras,

    imit tambin la nobleza

    cartaginesa,

    que

    ella

    haba

    vencido,

    y

    que

    se

    compona

    de

    mercaderes,

    intentando

    anlogamente

    insinuarse en los

    negocios,

    lanzando al

    mar pequeas

    flotillas,

    traficando

    con

    las exportacio-

    nes

    de

    Sicilia

    y

    viviendo

    en el lujo.

    La

    sencillez

    de

    las costumbres

    tendi

    disminuir,

    se

    relaj la

    discipli-

    na

    de

    las

    familias; el tribunal

    domstico se convoc

    ms

    de tarde en

    tarde;

    los

    hijos, gracias 3.\peciilium castrense,

    se

    hicieron ms

    independientes de los padres;

    las muje-

    res sufrieron

    menos

    la

    autoridad de los maridos

    y

    de los

    tutores;

    la

    cultura griega

    se

    difundi entre el pequeo

    nmero de las

    grandes

    familias; perfeccionronse

    la

    len-

    gua

    y

    la

    literatura.

    Un

    griego

    de Tarento,

    Andronico,

    (i)

    Segn

    Tito

    Livio,

    XIII,

    48,

    11,

    parece ser

    que en el

    215

    los

    abastecedores

    eran ya

    numerosos

    en

    Roma. Cf. XXIII,

    49,

    i,

    y

    XXV,

    3,

    12.

    (2)

    Polibio, I,

    83,

    10,

    demuestra

    que

    entre la primera

    y

    la

    segun-

    da guerra

    pnicas

    eran

    ya

    numerosos

    los mercaderes

    italianos.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    34/467

    20

    GRANDEZA

    Y

    DECADENCIA

    DE ROMA

    prisionero

    cuando la

    conquista de

    la

    ciudad

    en

    el

    2^2^

    y

    vendido

    un

    Livio que

    le emancip, tradujo

    la

    Odi-

    sea en

    versos

    saturninos,

    abri

    en

    Roma una

    escuela

    de

    griego

    y

    de

    latn,

    y

    fu el

    primero

    en

    traducir

    y

    adap-

    tar con

    gran

    xito

    varias comedias

    y

    tragedias

    griegas,

    intentando

    versificar

    en

    latn

    con

    metros

    griegos.

    Poco

    despus

    Nevio,

    ciudadano

    romano

    originario

    de

    la

    Cam-

    pania,

    le

    imit

    y

    compuso

    un

    poema

    sobre la

    guerra

    pnica.

    La

    antigua

    unin

    de

    clases

    no

    pudo

    durar,

    y

    contra

    esta

    nobleza,

    demasiado observadora

    de

    los

    ejemplos

    cartagineses,

    harto codiciosa

    y

    egosta,

    comen-

    z

    formarse

    una oposicin

    democrtica,

    cuyo primer

    gran jefe

    fu Cayo

    Flaminio. Cuando en el

    232

    propu-

    so

    que

    se

    asignase

    la plebe una

    parte

    del

    territorio

    que

    lo

    largo

    de

    la

    costa

    adriatica se

    arrebat

    los

    senones

    el ao

    283

    y

    los picentos el

    28,

    hubo

    de

    vencer

    una

    violenta

    resistencia

    de

    los

    grandes,

    que

    probablemente

    prefirieron

    gozar

    ellos

    mismos

    de

    esos

    terrenos,

    arrendndoselos

    los

    pobres. Y cuando

    los

    galos

    de

    aquende

    y

    allende

    el Po, aterrorizados de

    esas

    asignaciones,

    hicieron Roma

    la

    gran guerra dei

    225-222,

    que

    termin

    con la

    conquista

    del

    valle del

    Po

    y

    la

    fundacin

    de

    Plasencia

    y

    de

    Cremona,

    la

    nobleza,

    que

    poco

    antes

    haba

    amenazado

    Cartago

    co n una

    nueva

    guerra

    para

    quitarle

    Cerdea

    y

    Crcega,

    de las

    que

    esperaba

    obtener

    las

    mismas

    ganancias

    que

    de

    Si-

    cilia,

    la

    nobleza

    imput

    Flaminio

    esta

    guerra,

    conside-

    rndola

    como

    una

    falta

    suya

    (i).

    Esta

    nobleza

    no

    con-

    dujo

    la

    plebe,

    sino

    que

    u

    empujada

    por

    ella

    hacia

    la

    gran

    llanura que

    se

    extiende

    al

    pie

    de

    los Alpes,

    llanu-

    (i) Cf.

    Langc,

    R. A.,

    II,

    pg.

    125

    y

    sit

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    35/467

    LA

    CONQUISTA

    21

    ra

    frtil,

    cubierta de

    inmensos

    bosques

    de

    encinas,

    de

    extensos

    pantanos

    durmientes

    y

    de

    hermosos

    lagos;

    llanura

    poblada

    de

    aldeas

    clticas,

    surcada

    de

    rpidos

    arroyuelos, que arrastran

    en

    su

    curso

    el

    oro

    de

    las

    montaas;

    cruzada por el

    gran

    ro

    que

    debi

    ofrecerse

    como

    un prodigio

    los

    romanos,

    habituados

    las

    mez-

    quinas

    corrientes de

    la

    Italia

    central.

    No

    fu

    un

    hom-

    bre de

    insigne linaje, sino

    el

    jefe

    del

    partido

    pupular

    quien dio

    su nombre

    la

    primer

    gran

    va,

    la

    va

    Flami-

    nia,

    que uni Roma

    con

    el

    valle

    del

    Po

    y

    condujo

    las

    generaciones ignorantes

    fuera de los

    muros

    de

    la

    ciudad,

    en derechura al

    porvenir.

    La

    antigua

    sociedad

    aristocrtica

    se

    acerc

    los

    lmites

    extremos

    de

    la

    grandeza

    y

    del

    poder,

    allende

    los

    cuales

    ya

    no

    era

    po-

    sible

    que

    progresase

    sin

    cambiar

    profundamente.

    Sea

    lo

    que

    quiera,

    estos

    principios

    de

    discordia

    des-

    aparecieron

    cuando Anbal

    descendi

    de

    los

    Alpes,

    el

    ao

    218,

    al valle

    del

    Po, al

    frente

    del

    ejrcito

    con

    que

    la

    plutocracia cartaginesa

    esperaba

    destruir

    su

    gran

    rival.

    Esta

    invasin

    de

    un

    pas

    que

    poda

    conte-

    ner

    700.000 hombres,

    hecha

    con

    fuerzas

    relativamente

    pequeas

    y

    una

    inmensa

    distancia de

    la

    base

    de

    ope-

    raciones,

    era

    una empresa de

    audacia

    casi

    inverosmil.

    Pero

    el

    hecho

    de

    que

    durante

    tantos

    aos

    se

    preguntase

    la

    gente

    si tal empresa no la

    conducira

    Anbal

    dichoso

    trmino,

    demuestra bien

    claro la

    debilidad

    inherente

    esa

    federacin

    de

    repblicas

    rurales

    de

    que

    era

    cabeza

    Roma.

    No

    hay nacin viviente,

    sino

    un

    conglomerado

    de

    pueblos

    apenas

    mantenidos

    en

    cohesin

    por

    la

    fuerza

    de

    las armas,

    doquiera

    la

    manera

    de

    vivir,

    de

    pensar,

    de

    sen-

    tir,

    de

    poseer,

    no

    es

    armnica,

    en

    otros

    trminos,

    don-

    de la

    civilizacin

    no es una, al

    menos

    en las

    clases

    altas

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    36/467

    22

    (iRANDEZA

    Y DECADENCIA

    DE

    ROMA

    y

    medias.

    Ahora bien, la

    vieja

    Roma

    agrcola, aristocr-

    tica

    y

    guerrera,

    slo

    haba

    podido reducir

    una

    civiliza-

    cin

    exclusiva

    una

    limitada parte

    de

    Italia.

    La

    expansin

    de los

    pequeos

    propietarios uni

    Roma

    numerosas

    regiones

    de

    Italia con los

    vnculos

    del

    lenguaje,

    de

    la tra-

    dicin

    y

    de

    la poltica,

    pero

    las

    colonias

    y

    los

    municipios

    ni

    siquiera

    ocupaban

    entonces la

    mitad

    del

    territorio

    itlico,

    y

    la

    otra

    mitad estaba poseda por las ciudades

    aliadas,

    repblicas aristocrticas en su mayora,

    que

    continuaban

    haciendo vida

    solitaria

    y

    local, unidas

    Roma

    por dbiles

    lazos. Los romanos haban

    formado

    noblezas

    locales,

    especialmente en

    Etruria

    y

    en

    la

    Ita-

    lia

    meridional,

    que eran el sostn mismo de

    Roma.

    Pu-

    sieron

    trmino

    sus

    sangrientas

    discordias,

    les

    conce-

    dieron

    el

    mando

    de los

    contingentes reclutados entre

    la

    robusta

    generacin de los

    pequeos

    propietarios,

    y,

    por

    consecuencia,

    les ofrecieron el medio

    de distinguir-

    se

    en

    la

    guerra,

    de lograr consideracin

    entre

    sus pro-

    pios

    conciudadanos,

    de

    obtener

    oro, plata

    y

    nuevas ri-

    quezas.

    As

    es como

    en

    Etruria

    y

    en la Italia

    meridional

    las

    grandes familias

    estaban

    unidas

    por

    los

    vnculos de

    la

    hospitalidad,

    de

    la

    amistad,

    veces hasta del

    paren-

    tesco,

    con las

    familias

    preeminentes

    de Roma. Gustosa-

    mente

    aprendan

    el

    latn,

    afectaban

    admiracin

    por

    la

    poderosa

    ciudad,

    por

    sus

    instituciones,

    por

    las

    ideas

    y

    las

    costumbres

    de sus grandes (i).

    Pero

    el

    pueblo,

    sin embargo,

    hablaba siempre

    la

    lengua

    nacional

    y

    con-

    fi)

    Cf.

    algunos ejemplos

    de

    esta

    clientela

    y

    de

    esta

    amistad en

    Tito

    Livio,

    XXII,

    15,

    7

    y

    sig.;

    XXIII,

    2;

    XXIII,

    46

    12.

    Cf,

    sobre

    todo,

    el caso

    del noble samnita

    que

    en la

    segunda guerra pnica

    comba-

    ti por

    Roma

    al

    frente de un

    cuerpo de

    ejrcito,

    Tito

    Livio,

    XXII,

    24-

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    37/467

    LA

    CONQUISTA

    ~7>

    servaba

    los recuerdos de antao,

    que

    parecan

    her-

    mosos

    las

    jvenes

    generaciones

    descontentas

    de

    lo

    presente.

    Anbal

    pareci comprender

    que

    Italia

    an

    no

    era

    una

    nacin, sino

    una

    confederacin

    de

    pequeas

    re-

    pblicas,

    muchas

    de las cuales

    vivan

    de ellas

    mismas

    y

    para

    ellas

    mismas,

    y

    que

    slo

    estaban

    unidas

    al

    po-

    der

    de Roma por muy flojos lazos

    polticos.

    Sirvindose

    de promesas, astucias

    y

    amenazas,

    logr

    inducir

    la

    revuelta

    muchas

    ciudades

    aliadas,

    mientras

    que

    los

    ciudadanos

    romanos

    y

    los colonos

    latinos,

    que

    for-

    maban

    juntos

    una

    verdadera nacin agrcola

    y

    aristo-

    crtica,

    defendieron con heroica

    tenacidad

    la

    tierra

    que

    sus

    padres

    haban conquistado,

    laboreado,

    poblado,

    con-

    tra el hroe de la orguUosa

    plutocracia

    cartaginense,

    y

    Roma

    acab

    venciendo:

    las

    virtudes

    de

    mltiples

    gene-

    raciones mediocres

    la

    irguieron sobre

    la

    grandeza

    acci-

    dental

    y

    personal del genio.

    Pero el

    antiguo

    orden

    de co?as

    qued

    turbado por

    esta

    guerra

    terible,

    hasta

    el

    punto de

    no

    poderse

    ya

    restablecer. Con

    un

    esfuerzo

    tan inslito,

    entre los peligros de

    una guerra

    que

    dur

    diecisiete

    aos,

    y

    que

    fu

    tan

    encarnizada

    en

    Italia, en

    Espaa, en

    Grecia, en

    Sicilia, en

    frica, Roma

    olvid

    gran

    nmero

    de sus

    supersticiones

    conservadoras.

    Gas-

    t

    todas las reservas

    pblicas

    y

    privadas,

    los

    enormes

    botines

    obtenidos

    en

    los

    saqueos de

    Siracusa

    y

    de

    Car-

    tagena;

    multiplic

    las

    provisiones

    militares

    y

    con

    ellas

    las

    ocasiones

    de

    que

    se

    hicieraa

    magnficos

    negocios;

    suspendi

    la

    observancia

    de muchas

    tradiciones polti-

    cas

    y

    algunas

    leyes,

    como

    la

    referente

    la duracin

    y

    orden

    de

    las

    magistraturas.

    La antigua

    prudencia

    cedi

    un

    nuevo

    espritu de

    juvenil

    audacia

    representado

    por

    Publio

    Escipin,

    Sin eso

    hubiera

    sido imposible

    triunfar

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    38/467

    24

    GRANDEZA

    V DECADENCIA DE

    ROMA

    en esta

    gran

    guerra

    que

    aport

    esplndidos

    resultados:

    la dominacin

    de Espaa,

    de

    Sicilia

    entera;

    la

    confisca-

    cin

    de

    parte

    del rico

    territorio

    de

    la

    Campania

    y

    del

    Leontino;

    la

    debilidad

    definitiva de las poblaciones

    de

    Italia

    an no

    latinizadas;

    120.000

    libras de plata que

    Escipin

    transport

    de

    'ica,

    y

    la

    renta

    de

    200 talen-

    tos de

    plata que Cartago haba de

    pagar

    durante

    cin-

    cuenta

    aos.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    39/467

    II

    Primera

    expansin

    militar

    y

    mercantil de Eoma

    en el Mediterrneo.

    Con

    esta guerra

    comienza una nueva

    historia

    de Ro-

    ma

    y

    del

    mundo,

    sobre

    todo

    porque

    apresur

    en

    Italia

    el advenimiento de la

    era

    mercantil

    en la antigua

    so-

    ciedad agrcola,

    aristocrtica

    y

    guerrera. La

    guerra de

    Anbal

    dej una

    ardua herencia de

    guerras que Roma

    se

    vio

    obligada

    empear apenas hubo

    concertado la

    paz

    con

    Cartago: en

    Espaa, donde por

    todas

    partes

    haba,

    brbaros

    que

    someter;

    en

    la

    llanura

    del

    Po,

    don-

    de

    la invasin

    pnica

    haba reanimado el

    espritu

    de

    independencia; contra

    los

    ligures,

    que

    infestaban

    las

    rutas

    martimas

    entre Italia

    y

    Espaa,

    y

    saqueaban

    las

    costas

    galas

    ibricas;

    en

    Macedonia, donde

    el

    rey

    Fi-

    lipo

    se

    haba aliado

    con Cartago.

    Sangrienta entre

    to-

    das

    fu

    la conquista

    de las

    regiones

    llamadas hoy

    la

    Romana

    y

    la

    Emilia,

    donde

    por espacio de

    diez

    aos,

    contar

    del

    200,

    los boyos

    renovaron

    sin

    cesar una te-

    rrible

    guerra de emboscadas,

    de sorpresas,

    de

    paz

    si-

    mulada,

    y

    de

    alzamientos

    sbitos

    hasta

    que

    en

    el

    191,

    cuando

    la

    nobleza

    fu

    totalmente

    destruida,

    y

    el

    pas

    devastado

    de

    arriba

    abajo,

    toda

    la poblacin

    apta

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    40/467

    26

    GRANDEZA

    V

    DECADENCIA

    DE

    ROMA

    para tomar

    las

    armas

    fu aniquilada; los

    supervivientes

    se

    rindieron,

    y

    Roma

    pudo confiscarles

    la

    mitad

    del te-

    rritorio (i).

    Sin embargo,

    no

    conviene

    suponer

    que

    la

    segunda victoria

    sobre Cartago comunicase

    Roma

    el

    espritu de

    conquista.

    Al contrario, terminada

    la

    gue-

    rra, se

    form

    entre

    la

    aristocracia romana

    un

    partido

    que

    tuvo

    por

    jefe

    al

    vencedor

    mismo

    de

    Zama,

    Publio

    Escipin,

    que

    procur

    desterrar las

    ambiciones de

    con-

    quista,

    el

    imperialismo,

    diramos hoy,

    que

    haba

    cun-

    dido

    desde

    la primera

    guerra

    cartaginesa. El

    peligro

    co-

    rrido

    por

    Italia

    durante

    la invasin de Anbal

    haba

    ate-

    morizado

    los espritus

    clarividentes;

    comprendan

    que

    los ciudadanos con

    que Roma

    seguramente

    poda

    con-

    tar en cualquier

    ocasin,

    apenas

    pasaban de

    200.000,

    y

    que gran nmero

    de

    ellos,

    en su calidad

    de

    pequeos

    propietarios, no podan

    conservarse

    mucho tiempo

    bajo

    las armas, lejos

    del pas;

    que, por lo tanto,

    la

    gran

    po-

    ltica

    de expansin

    no era popular entre las

    clases

    me-

    dias,

    y

    que los

    aliados

    podan

    sublevarse

    nuevamente.

    Sicilia,

    Cerdea, Crcega,

    Espaa,

    la

    llanura

    del

    Po

    for-

    maban,

    pues, un

    imperio muy extenso

    la sazn

    (2);

    conquistar

    otros pases,

    comprometerse

    enviarles

    tropas

    y

    defenderles, era

    imprudente.

    Al

    contra-

    rio,

    pesar

    del

    agotamiento de la guerra

    contra

    An-

    bal,

    Roma

    estara

    en situacin

    de

    emprender

    con

    xito,

    ayudada

    por

    una

    diestra

    diplomacia,

    una

    poltica

    de

    guerras breves

    y

    de

    repetidas intervenciones

    destinadas

    (i)

    La historia

    de

    estas

    guerras

    est

    resumida

    en

    los

    siguientes

    pasajes

    de

    Tito

    Livio

    XXXI,

    10,

    21;

    XXXI,

    7,

    26,

    29,

    32;

    XXXIII,

    22,

    23,

    36;

    XXXIV,

    22,

    46;

    XXXV,

    3,

    32;

    XXXVI:

    38.

    (2)

    Mommsen,

    /?.

    G.,

    I.

    pg.

    177.

    Xitzsch.

    G.

    V.,

    pg.

    75, 88.

    Lange,

    A'.

    A., II.

    pg.

    189.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    41/467

    LA

    CONQUISTA

    27

    debilitar

    en

    su

    provecho

    los

    dems pases,

    si al

    reorganizar

    su hacienda

    lograba

    disponer de

    las canti-

    dades

    necesarias

    para

    emprender

    esas

    guerras,

    que,

    por

    lo dems, le produciran

    muy

    luego

    ms

    de

    lo

    que

    le

    costasen. Escipin,

    pues,

    vigil

    celosamente

    la

    reforma

    de

    la hacienda,

    y

    su

    poltica triunf

    plenamente

    (i).

    La

    guerra contra

    Macedonia

    termin sin

    ninguna

    anexin

    de territorio;

    Grecia

    y

    las

    ciudades

    griegas

    del Asia,

    sometidas

    antes

    Macedonia,

    se

    les

    declar

    libres;

    Fi-

    li

    po,

    tuvo que

    destruir casi

    toda su

    flota

    y

    su ejercita

    y

    pagar

    un tributo anual de

    50

    talentos durante

    diez

    aos. Oro, plata, esclavos, tierras,

    tal

    fu

    el provecho

    de

    las guerras

    sostenidas

    en la

    llanura

    del

    Po, en Espa-

    a,

    en

    Liguria.

    Un

    enorme

    botn

    de

    metales

    preciosos

    y

    un

    tributo anual

    de

    i.ooo

    talentos

    impuesto

    al

    rey

    de

    Siria

    durante

    doce

    aos, constituyeron

    los

    beneficios

    de

    la guerra contra

    Antioco

    U83-189)

    que

    haba sido se-

    cuela de

    la

    guerra

    de Macedonia.

    A

    la guerra

    contra

    Siria

    se

    uni

    otra

    contra

    los

    glatas, pero

    tambin

    ahora

    se

    respet

    los

    glatas,

    y

    los

    territorios

    arrebatados

    Antioco se distribuyeron

    entre Rodas

    y

    el rej- de Per-

    gamo.

    Palabras ilusiones

    generosas

    colorearon

    pron-

    to

    de

    idealismo

    esta

    poltica;

    Roma no

    combata

    por

    ella,

    sino

    por

    dar

    la

    libertad

    los

    pueblos oprimi-

    dos

    En puridad,

    se inaugur

    y

    perfeccion

    en

    estos

    treinta primeros

    aos

    una poltica

    de intervenciones

    mi-

    litares

    y

    de

    intrigas diplomticas

    que

    propendieron

    debilitar

    los grandes

    Estado

    de

    Oriente

    soliviantando

    unos

    contra

    otros:

    Macedonia

    contra

    Siria,

    Siria

    contra Egipto,

    al

    reino de Pergamo

    contra

    Macedonia.

    (i)

    Lange,

    /^.

    A.,

    II,

    pg.

    1S7.

  • 7/25/2019 Grandezza e Decadenza Di Roma Vol. I - La Conquista

    42/467

    28

    GRANDEZA Y

    DECADENCIA DE ROMA

    Sin

    embargo,

    esas guerras

    aumentaron rpidamente

    la

    riqueza

    de

    Italia,

    y

    precipitaron el

    renuevo

    de las

    cos-

    tumbres,

    de

    las

    clases

    y

    de

    las

    fortunas

    comenzadas

    me-

    dio

    siglo

    antes.

    Tras el

    saqueo

    de

    Grecia

    y

    de

    Asia;

    tras

    las

    devastaciones

    de

    Espaa

    y

    de

    la llanura

    del

    Po,

    los

    generales

    comenzaron

    ser

    prdigos

    con

    ellos

    mismos

    y

    con

    sus

    soldados

    (i),

    y

    stos

    se

    pusieron

    negociar

    por

    su

    cuenta.

    Se les

    haba

    visto

    muchos

    ejercer

    la

    usura entre

    los indgenas

    (2),

    durante

    la

    guerra

    contra

    Filipo

    de Macedonia. Muchos

    campesinos

    pobres vol-

    vieron

    con

    un pequeo

    capital

    (3).

    E