Génesis - SEDIN · presentar el evolucionismo como aceptable y como acorde con las Es-crituras....

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Cosmología: el Misterio de los Radiohalos • Entrevista Génesis Otoño-Invierno 1994-95 S ELECCIÓN NATURAL Y SENTIDO COMÚN GENES SUPERPUESTOS, INFORMACIÓN Y PROBABILIDAD LA COMPLEJIDAD DE LA VIDA LA EVOLUCIÓN Y EL S ALARIO DEL PECADO Volumen 2 • Número 1 Creación y Ciencia Archivos documentales de Creación • Segunda Época

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Cosmología: el Misterio de los Radiohalos • Entrevista

Génesis

Otoño-Invierno 1994-95

SELECCIÓN NATURAL Y SENTIDO COMÚN

GENES SUPERPUESTOS, INFORMACIÓN Y PROBABILIDAD

LA COMPLEJIDAD DE LA VIDA

L A EVOLUCIÓN Y EL SALARIO DEL PECADO

Volumen 2 • Número 1

Creacióny Ciencia

Archivos documentales de

Creación • Segunda Época

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Génesis Volumen 2 • Número 1 Otoño-Invierno 1994-95

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Genes superpuestos, información y probabilidadRobert E. Kofahl, Ph.D.

En el inesperado fenómeno de superposición de genes en una mismacadena de ADN, los pares sobrepuestos de genes son leídos en dife-rentes marcos de lectura. Los dos resultantes mensajes sobrepuestos en

el ADN tienen sentido en el lenguaje genético: ambas proteínasson apropiadas para sus tareas específicas. A las insuperablesdificultades para el origen al azar de la información secuencialse añade esta optimización evidentemente diseñada del ADN.

La complejidad de la vidaDerek A. Linkens

«… las células ilustran bien las disposiciones para la dependenciamutua; a pesar de una generosa provisión para factores de seguridad,la integridad del organismo como un todo reposa sobre la integridad

de sus elementos individuales, y los elementos, a su vez, sonimpotentes e inútiles excepto como partes del todo organizado.».

El Epistema es la TeoríaRandall Hedtke

El verdadero propósito de la teoría de la evolución no es el científicode explicar el origen de la vida, porque es imposible hacer tal cosaempleando sólo las leyes y los fenómenos naturales. Más bien, la teoría

tiene un propósito filosófico: «ateizar el universo». Y el instru-mento mediante el que esto debe conseguirse es lo que se conocecomo el epistema de la ciencia positiva.

La evolución y el salario del pecadoJohn D. Morris, Ph.D.

El evolucionismo y la Biblia entran frontalmente en conflicto en susperspectivas de la muerte. Si la evolución es un concepto correcto,

entonces la muerte es parte integrante del proceso que produjoal hombre. Como contraste, la Escritura revela un mundo originalcreado maduro y perfecto, sin depredación, lucha o muerte, y quela muerte entró en el mundo por el pecado del hombre.

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Creacióny Ciencia

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Archivos documentales de

los radiohalos, ha publicado numerososartículos en Nature, Science, AppliedPhysics Letters, Annual Review of Nu-clear Science, etc.

Derek A. Linkens es bioingeniero, direc-tor del departamento de Control Automá-tico y Sistemas en la Universidad deSheffield, Inglaterra y Presidente del Ins-tituto de Mediciones y Control.

Randall Hedtke es educador y autor dellibro sobre Darwin The Secret of the SixEdition (Vantage Press, N.Y.).

John D. Morris, Ph.D., está doctoradoen Ciencias de la Tierra y es Director deProyección del Institute for CreationResearch en El Cajon, California.

Norman Geisler, doctor en filosofía, en-seña en el Seminario Teológico de Dallas,es un popular orador, y fue testigo en eljuicio de la ley de Arkansas pidiendo untrato equilibrado sobre los orígenes. Publi-có un libro, Creator in the Courtroom [ElCreador en la sala de vistas].

Otros libros son The Philosophy ofReligion (1974), Christian Apologetics(1976) y Biblical Errancy: An Analysis ofits Philosophical Roots (1981). Editor deInerrancy (Zondervan, 1979).

Nancy Pearcey está graduada en historiay es periodista especializada en historiade las ideas y de la ciencia. Pertenece alcuerpo editorial de Bible-Science News-letter, centrando su trabajo en artículos

de investigación. Ha publicado una grancantidad de ensayos y entrevistas.

John N. Moore, Ph.D., Profesor deCiencias Naturales en la UniversidadEstatal de Michigan en East Lansing du-rante muchos años, y ex presidente de laCreation Research Society en AnnArbor, Michigan.

Robert E. Kofahl, Ph.D., es doctor enquímica. Fue profesor en HighlandCollege en Pasadena, California, y luegopresidente del mismo.

Robert V. Gentry, D.Sc., físico y quí-mico, investigador invitado durante mu-chos años en Oak Ridge NationalLaboratories. Autoridad mundial sobre

Los autores:

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El Misterio de los RadiohalosUna entrevista a Robert Gentry, con Nancy Pearcy

El polonio aparece normalmente como uno de los pro-ductos del uranio. Los halos de uranio bien definidosexhiben cinco anillos; los últimos tres son producidos porisótopos de polonio. Pero aparecen también halos depolonio sin anillos de miembros de la serie de desinte-gración del uranio, o sea, sin progenitor radiactivo. Si latierra comenzó como una masa fundida, habría sidoimposible la formación de los halos de polonio. Las

partículas alfa emitidas durante la desintegraciónradiactiva no habrían dejado un rastro permanenteen una masa en fusión. ¿Qué consecuenciascosmológicas tiene este misterio?

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El Diccionario del EngañoPor John N. Moore

Selección Natural y Sentido ComúnUna entrevista a Norman Geisler con Nancy Pearcey

En el mundo podemos ver dos clases de orden. … Elejemplo más evidente de la segunda clase de orden es lainformación. Si vemos un mensaje en la arena de unaplaya, no concluimos que ha sido producido por causasnaturales, por la acción de las olas. Sabemos que lainformación es sólo producida por seres inteligentes.

Ahora bien, la esencia de la vida es información: todoslos procesos de la vida están controlados por el mensaje

codificado dentro de la molécula del ADN. Si lainformación exige una fuente inteligente, ¿nodebemos llegar a la conclusión de que el origende la vida exige un Creador inteligente?

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EditorialEl universo inteligente, el dios de los evolucionistas y la Revelación

La carga del designio sobre los ateosy el tropiezo del evolucionismo teísta para los creyentes.

En el libro El Universo Inteli-gente (Grijalbo, Barcelona1984), Sir Fred Hoyle, el fa-

moso físico y cosmógono, se rindeante la evidencia de designio y reco-noce paladinamente que la vida «nopuede haberse producido por casuali-dad» (pág. 12), y califica la opiniónde una formación espontánea de lavida a base de un encuentro al azar desus componentes químicos en unasopa orgánica, de «mentalidad de tra-pero» (pág. 19). Estas palabras las ex-plica de esta manera: «En una traperíase encuentran todos los fragmentos ylas piezas de un Boeing 747, sueltos ydesordenados. Ocurre que un tifón seabate sobre la trapería. ¿Cuál es laprobabilidad de que después encon-tremos un 747 totalmente ensambladoy listo para volar? Es tan pequeña queresulta despreciable, incluso en elcaso de que el tifón soplara en tantastraperías que llenasen por completo elUniverso» (pág. 19). Y remata: «Endefinitiva, no hay ni un ápice de evi-dencia objetiva en favor de la hipóte-sis de que la vida empezase en unasopa orgánica aquí, en la Tierra. …¿por qué los biólogos se entregan afantasías no contrastadas, negando loque es patente y obvio, es decir, quelas 200.000 cadenas de aminoácidos,y por tanto la vida, no aparecieron porcasualidad?» (pág. 23).

Hoyle postula una Inteligencia co-existente con el universo y que estaInteligencia y el Universo se necesi-tan mutuamente. No se trataría de unSer personal que creó el universo li-bremente, sino de una inteligenciaque existe sólo en mutua dependenciadel universo cuya evolución dirigedesde y hacia el futuro, concretizán-dose en inteligencias cada vez mássuperiores y convergiendo hacia un«Dios» en el infinito futuro. Un«Dios» que en suma se identifica deuna manera quasi panteísta, aunqueparece que no totalmente impersonal.

Aquí, sin embargo, reside la para-doja: el Universo no es inteligente.No puede evidenciarse ningún movi-miento de auto-organización. Y la re-

sistencia de la vida ya constituidafrente a la desintegración no puede nidebe confundirse con ninguna auto-organización. La tendencia es inequí-vocamente hacia la disolución, haciala muerte térmica del cosmos. Todoslos procesos que se pueden estudiaren el Universo son desintegradores,aun cuando una multitud de mecanis-mos en los sistemas cosmológicos engeneral y de la biosfera en particulartiendan a una conservación, en defini-tiva limitada en el tiempo y en el es-pacio. Esta conservación siempre tie-ne lugar con pérdidas energéticas yestructurales; nunca se dan incremen-tos de información y energía. Así,Hoyle, aunque reconociendo paladi-namente que la Vida material precisade una Inteligencia que la suscite ysustente, sigue rehusando darle el re-conocimiento debido a Aquel que,exterior y anterior al Universo,autosuficiente en Sí mismo y Eterno,creó todas las cosas por la Palabra deSu Poder.

La postura de Hoyle es la de ads-cribir en último término la sabiduría ypoder que se hacen evidentes en laCreación ¡a la misma Creación! LaCreación se dirige hacia el futuro parallegar a ser «Dios». Esto tiene unagran semejanza de fondo con la pos-tura de Teilhard de Chardin y suPunto Omega, al que se dirigiría lahumanidad, que en su proceso decerebralización llegaría finalmente ala unidad mental espiritual, constitu-yendo un «Cristo» cósmico, y llegan-do así a su propia deificación. Seacepta la evidencia de designio, pero

se niega la Revelación del Creador.Con esto se mantiene la actitud de ne-gar al Creador y adorar en cambio ala criatura, actitud ésta denunciada enla Epístola de Pablo a los Romanos,capítulo 1, versículos 18-25 y ss.

Nosotros, que conocemosel origen del hombre, sa-bemos con certidumbreque la muerte no procedede la naturaleza, sino delpecado.

Tertuliano (160-230 d.C.)Tratado De Anima, 52

Los no creyentes no están solosen su campaña proevolucio-nista. Desde los tiempos de

Darwin tienen a cristianos como com-pañeros de viaje. Recientemente, larevista Edificación Cristiana (Nov.-Dic. 1994) publicaba un artículo titu-lado «En torno a la explicación sobrelos orígenes». En él, su autor, D.Francisco Javier Álvarez Ballesteros,afirma no tomar partido ni por la evo-lución ni por la creación. En realidad,a lo largo de todo el artículo argu-menta en el sentido de que no hayincompatibilidad entre el evolucionis-mo y el cristianismo bíblico. La ten-dencia clara del artículo, a pesar de suafirmación de neutralidad, es la depresentar el evolucionismo comoaceptable y como acorde con las Es-crituras. También trata de refutar loque él presenta como las razones derechazo del evolucionismo teísta porparte de los creacionistas. Parece sinembargo haber dejado a un lado elprincipal argumento para, desde unaperspectiva bíblica, rechazar el proce-so evolucionista como tal. Por ello,creemos necesario exponer la incon-sistencia de su posición con respectoa los orígenes, y las fatales conse-cuencias que ello puede acarrear a lahermenéutica Biblia y —lo que esmás importante— a nuestro conoci-miento de Dios que, de todas mane-ras, se consigue por medio de Su Pa-labra. Todo ello es debido a que losorígenes forman la trama del entrete-jido bíblico. Uno de los autores cita-dos en el artículo es Miguel Zandrino.Pasando a examinar la obra de Zan-drino, El Origen del Hombre, leemos:

...la palabra «evolución» ha llega-do hasta nosotros teñida por unfuerte matriz antibíblico. Y aquíqueremos detenernos para expli-

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Génesis — Vol. 2 - Nº 1 3

Selección Natural y Sentido Común. Traducción de «Natural Selection andCommon Sense», una entrevista de Nancy Pearcey, publicado originalmente enBible-Science Newsletter, marzo 1985, págs. 1ss. © 1985 Bible-ScienceAssociation, 2911 East 42nd Street, Minneapolis, MN 55406, USA.

Diccionario del Engaño. Traducción de «Dictionary of Deceit», por John N.Moore, Ph.D., publicado originalmente en Creation Research Society Quarterly,Vol. 16(1)59, junio de 1979. © 1979 Creation Research Society, P.O Box14016, Terre Haute, IN 47803, USA.

Genes superpuestos, información y probabilidad. Extracto del artículo «Life'sProbability», por Robert E. Kofahl, Ph.D., publicado originalmente en Repossessthe Land, Simposio de la Convención de la Bible-Science Association, 12-15agosto 1979, págs. 125-126. © 1985 Bible-Science Association, 2911 East 42ndStreet, Minneapolis, MN 55406, USA.

La complejidad de la vida. Traducción de un extracto del artículo «Complex LifeForms Have No Simple Answer», por Derek A. Linkens, publicado original-mente en Sword and Trowel, 1994, No. 4, págs. 25-26. © 1994 TheMetropolitan Tabernacle, Elephant and Castle, London SE1 6SD, Inglaterra.

El Misterio de los Radiohalos. Traducción de una entrevista al doctor Robert V.Gentry efectuada por Nancy Pearcey, publicada originalmente en Bible-ScienceNewsletter, octubre 1984, pags. 7ss. © 1984 Bible-Science Association, 2911East 42nd Street, Minneapolis, MN 55406, USA.

El Epistema es la Teoría. Traducción de un artículo de Randall Hedtke, «TheEpisteme is the Theory», publicado originalmente en Creation Research SocietyQuarterly, vol. 18:1, Jun. 1981, pág. 8-13, 26. © 1981 Creation ResearchSociety, P.O Box 14016, Terre Haute, IN 47803, USA.

La evolución y el salario del pecado. Traducción de un artículo de John D. Morris,Ph.D., «Evolution and the Wages of Sin», publicado originalmente en Acts andFacts, Nov. 1990, págs. I-IV. © 1990 Institute for Creation Research, P. Bo.Box 2667, EL CAJON, CA 92021 USA.

Documentación y maquetación:SEDIN, Servicio Evangélico de Documentación e InformaciónApartado 2002 • 08200 SABADELL(Barcelona) España

Vol. 2 • No. 1 — Otoño/Invierno1994-95

Comité de Referencia:

Área de Antropología y Estadística: Francesc ClosaÁrea de Biología: Jonathan CotsÁrea de Ciencias Médicas y Bioética: Josep Borràs • Carles Pujol • Sebastián

UrozÁrea de Física: Jorge Martín • Daniel PujolÁrea de Química: Santiago EscuainHistoria de las Ideas: Rubén Gómez

car que como cristianos no somosni evolucionistas ni antievolucio-nistas: consideramos al evolucio-nismo como una teoría científicaque nos tiene sin cuidado, comono afecta a nuestra fe que el aguahierva a 100ºC o que la interac-ción de los cuerpos sea directa-mente proporcional a la masa einversamente proporcional a ladistancia.…Queremos afirmar de una maneraterminante que la evolución cien-tífica es una teoría, un camino detrabajo sumamente valioso parael estudio de las Ciencias Natu-rales.1

Unas pocas páginas antes de estastajantes afirmaciones, Zandrino gene-raliza sobre los opositores a la Evolu-ción:

Muchos creen tener el derecho aopinar sin poseer una formaciónque les permite hablar con conoci-miento de causa. En realidad, unmiedo supersticioso les hace re-chazar las conclusiones de estasciencias [se refiere a la Geocrono-logía, Paleontología y Antropolo-gía — Ed.] por el falso temor deque sea herida la fe. Se han escritodemasiados libros y artículos ma-los sobre el tema por no técnicosque barajan citas, algunas de auto-

res prestigiosos, pero distor-sionando por mera ignoranciaacadémica los problemas queabordan .2

Naturalmente, no vamos a negarde plano que se hayan escrito libros yartículos malos por parte de losCreacionistas. Pero como argumentono sirve; se puede replicar con facili-dad y documentar despropósitos yfalacias en las obras de destacadosautores evolucionistas, y fraudes his-tóricos. Zandrino sigue la cómodatáctica de generalizar en sus ataques,implicando que todo aquel que tomeuna posición contraria al dogmaevolucionista lo hace porque su igno-

Génesis – Archivo documentalpresentado por CoordinadoraCreacionista.

[Creación – 2a. Época]© Copyright 1995 por Coordinadora

CreacionistaApartado 9204108080 BarcelonaEspaña

Director: Santiago Escuain

Asesoría literaria: Esther Ayala

Publicado por SEDIN para Coordi-nadora Creacionista

SEDIN • Apartado 126 • 17244 Cassàde la Selva (Girona) • España

Cita CitableAsí, si la materia viva no tiene su origen en el juego mutuo de los átomos,de las fuerzas naturales y de la radiación, ¿cómo ha llegado a existir?Hay otra teoría, ahora fuera de favor, que se basa en las ideas deLamarck: la que dice que si un organismo necesita una mejora, ladesarrollará y la transmitirá a su progenie. Me parece que deberíamos irmás allá y admitir que la única explicación aceptable es la creación. Séque eso es anatema para los físicos, como desde luego lo es para mímismo, pero no debemos rechazar una teoría que no nos gusta si laevidencia experimental la apoya.

H. S. Lipson, «A Physicist Looks at Evolution», Physics Bulletin,vol. 31, 1980, citado en The Quote Book (Australia: CreationScience Foundation, 1984), pág. 5.

Impreso en los Talleres Gráficos dela M.C.E. Horeb, E.R. nº 265 S.G.—Polígono Industrial Can Trias,c/ Ramon Llull, s/n

08232 Viladecavalls (Barcelona)Depósito Legal: B. 2.345-1992

Fuentes:

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rancia no le permite más y porque sussupersticiosos temores le atan. Eso esmás fácil que emprender la más arduatarea de exponer los errores en el ar-gumento que intenta combatir.

Para Zandrino, pues, la Evoluciónno presenta consecuencias antibí-blicas. Para él, como cristiano queprofesa ser, Dios creó, y el métodofue la Evolución.

¿Es ésta, en realidad, una posturasin más trascendencia? ¿No afectaéste método a la personalidad deQuien lo hubiera utilizado? Esta pre-gunta nos lleva de la mano a conside-rar la objeción moral a la teoría de laEvolución.

Esta cuestión la planteó correcta-mente Bernard Ramm (aunque la so-lución que propuso dista de serlo)cuando afirmó:

C. ¿Cuál es el problema real de laevolución? Consiste en saber si esen esencia anticristiana. Pero,esta cuestión se basa en un presu-puesto de máxima importancia.Cabe preguntarse, cuándo unateoría científica es anticristiana....La evolución sería contraria alcristianismo sólo si se demostraseque es anticristiana en su esencia.Y ello sólo se conseguirá cuandose pongan de manifiesto los es-quemas según los cuales cualquierteoría está en conflicto con el cris-tianismo.3

Creemos que Ramm exagera: paraver si una teoría es esencialmentecontraria al cristianismo no creemosnecesario conocer los esquemas gene-rales por los que cualquier teoría iríaen contra del cristianismo. Con sabersi ella misma en particular va contrael cristianismo es más que suficientepara el caso que nos ocupa.

Para Ramm, por lo que se des-prende del resto de su libro —aunqueél se declara no evolucionista— lahipótesis de la evolución no es, en símisma, anticristiana. Pero no tiene encuenta la objeción Moral ni la Escri-tural. A continuación expondremosambas, que están íntimamente rela-cionadas. Según los EvolucionistasTeístas, Dios creó, y el método queDios utilizó para crear fue la Evolu-ción:

LA OBJECIÓN

Si afirmamos que Dios utilizó la Evo-lución para crear, estamos afirmando(1) que Dios es el autor del sufrimien-

to y de la muerte de incontables orga-nismos a lo largo de las vastas épocasde tiempo antes de que apareciera elHombre. (2) Que Dios siguió un pro-ceso de ensayo y de error, en el quese iban descartando las formas inco-rrectas, que quedaron extinguidas a lolargo del proceso evolucionista. (3)Que Dios, por este proceso, fue el au-tor de la Ley de la Selva: la depreda-ción, la rapiña, la lucha por la existen-cia, la lucha por el apareamiento, laeliminación de los más débiles porparte de los más fuertes, etc., fue Su«modus operandi». En cambio, todoel marco bíblico nos muestra que lamuerte entró en el mundo [elkosmos] por el pecado del hombre:«El pecado entró en el mundo pormedio de un hombre, y por medio delpecado la muerte» (Romanos 5:12).La causa de la entrada de la muerte enel mundo no fue la acción de Dioscomo medio para eliminar a los noaptos en Su búsqueda de la emergen-cia del Hombre. Fue la apostasía delhombre, al darle la espalda a Dios, yesto en un mundo en el que no seconocía la muerte ni ningún mal.

La introducción del proceso evo-lucionista en Génesis no es una meraadaptación: se hace imposible com-prender Génesis y valorar la realidadde la muerte como salario del pecado.Para el evolucionismo, la muerte esparte inseparable del proceso queconduce a la vida a estadios cada vezmás elevados y forma parte insepara-ble de lo natural y normal. En cam-bio, según la Escritura la muerte esuna presencia extraña e intrusa, unatragedia que cayó sobre el mundocuando Adán pecó y le dio la espaldaa Dios. Son dos perspectivas incom-patibles en lo moral y en lo con-ceptual.

Acerca de esto, hay un interesantelibro de John L. Randall. Él no escristiano, sino un tipo de Evolucio-nista finalista. En su libro mantieneque la Evolución sería inconcebiblesin imaginar una interacción entreMente y materia. Randall muestra queun origen de la vida por medio desólo mutaciones y selección natural escientíficamente imposible, y que sedebe aceptar la actividad de una granMente. No obstante, no se decide allamar Dios a esta «Mente» por estasrazones:

El teólogo atribuye ciertas propie-dades infinitas a su Dios; se ledescribe como omnipotente, om-

nisciente, y de infinita bondad.Ahora bien, la Mente que se reve-la a sí misma en el desarrollo de lavida en este planeta no es, eviden-temente, omnipotente, pues si lofuera habría producido organis-mos perfectamente diseñados apartir del polvo de la tierra sintener que ir a través del largo pro-ceso de prueba y error que llama-mos evolución.4

También Bertrand Russell, famo-so matemático y filósofo, tiene algoque decir sobre este punto en su bienconocido libro en pro del ateísmoReligión y Ciencia:

La religión, en nuestros días, se haacomodado a la doctrina de laEvolución, y ha derivado nuevosargumentos a partir de ella. Se nosdice que a través de las eras vadesarrollándose un propósito cre-ciente y que la Evolución es eldesarrollo de una idea que ha esta-do toda ella en la mente de Dios.

Parece ser que durante estaseras que tanto habían preocupadoa Hugh Miller, cuando los anima-les se torturaban unos a otros conferoces cuernos y agonizantesaguijones, la Omnipotencia estaba

… todo el marco bíbliconos muestra que la

muerte entró en el mundo[el kosmos] por el

pecado del hombre: «Elpecado entró en el mundopor medio de un hombre,y por medio del pecadola muerte» (Romanos5:12). La causa de la

entrada de la muerte enel mundo no fue la

acción de Dios comomedio para eliminar a losno aptos en Su búsqueda

de la emergencia delHombre. Fue la apostasía

del hombre, al darle laespalda a Dios, y esto enun mundo en el que no se

conocía la muerte niningún mal.

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Génesis — Vol. 2 - Nº 1 5

tranquilamente esperando la emer-gencia del hombre, con su cruel-dad aún más ampliamente di-fundida.

La razón del por qué esteCreador prefirió conseguir su pro-pósito a través de un proceso, enlugar de ir directo a su meta, estosteólogos modernos no nos la di-cen. Ni tampoco nos dicen dema-siado para acallar nuestras dudascon respecto a lo glorioso de suconsumación.

Con cinismo corrosivo concluyeBertrand Rusell su ataque a los quepretenden «nadar y guardar la ropa».Y la verdad es que afirmar que Diosutilizó un proceso evolutivo comométodo para crear al hombre es acu-sarlo de utilizar el camino más cruel eineficaz. ¡Si la Evolución fuera verda-dera, no deberíamos darle a Dios laculpa de ella! Sería afirmar que Dioses el autor de la lucha por la existen-cia, por la reproducción, por el espa-cio vital, el conductor de un procesoque muchos teóricos políticos hanempleado para justificar la Lucha deClases y la Lucha por el Espacio Vi-tal, así como la Supremacía de laRaza de turno (las teorías suprema-cistas de la raza blanca por una parte,el nazismo por otra). En realidad, eldios de este proceso sería el dios deHitler, de Stalin, y de sus semejantes;no el Dios y Padre de nuestro SeñorJesucristo.

El hecho es que, digan lo que di-gan ciertos teólogos, y a pesar de loque ciertos teólogos quieren hacerledecir a la Biblia, el mensaje bíblico esincompatible con el evolucionismo.El Evolucionismo no cuadra con lanaturaleza de Dios, su Omnipotencia,Omnipresencia e infinita Bondad.Además contradice abiertamente a SuRevelación. Según la revelación Bí-blica, Él creó organismos perfectosdirectamente del polvo de la tierra.Toda la lucha, miseria y corrupciónque vivimos, según la revelación Bí-blica, se deben a la Caída y son pos-teriores a ella. Son consecuencia denuestra rebelión, en Adán, contra elorden de dependencia de Dios que eranuestro lugar, y no debido a que éstefuera el orden original que Dios dis-puso. Entre una posición y la otra hayuna gran sima infranqueable, y susimplicaciones afectan radicalmente atoda nuestra visión de las cosas deDios. La postura que adoptemos anteeste tema no es, pues, cosa de pocaimportancia, sino vital.

Es evidente que la «interpreta-ción» evolucionista del Génesis sedebe a factores externos a su mensaje,y no a que Génesis enseñe la doctrinaevolucionista. El libro de Génesis, leí-do de una manera no artificial, y de-jando que nos enseñe él a nosotros,nos conduce a que la creación tuvolugar de una manera rápida, en 6 epi-sodios sucesivos llamados «tarde ymañana», «Primer día», etc., etc., quepor sí mismos, por evidencia interna,relatan al lector lo que sucedió duran-te la primera semana literal de vidadel Universo. Además, como ya se haobservado antes, se implica que nohabía lucha por la existencia, puestodos los animales comían solamentehierba verde del campo (eran herbívo-ros). Tampoco el hombre consumíacarne de animales, pues Dios le habíadado para comer los frutos de los ár-boles y las hierbas del campo (Géne-sis 1:29, 30). En Génesis se nos pre-sentan unas condiciones de vida que,como anteriores a la Caída y a laMaldición, no tienen paralelo con elmundo actual. Repitamos que, segúnla Palabra de Dios (Romanos 5:12), lamuerte entró en el mundo después delpecado del hombre, cabeza federal dela creación. Sin muerte no habría ha-bido selección. Como inciso podemosañadir que la selección de formas devida implica la existencia de ellas,pero no las explica. La economía ac-tual de lucha y muerte, de selección,extinción, dolor y tragedia, guerras yrapiña, son, según la Escritura, conse-cuencia del pecado; difícilmente pue-den compatibilizarse como el métododivino para la emergencia de formasde vida y finalmente del hombre.

Es inútil insistir en que el Génesisfue escrito para un pueblo de menta-lidad primitiva. Esta es una razón ca-

rente de base, ya que es un hechobien documentado que ya contempo-ráneamente existían concepcionesevolutivas del universo (por ejemplo,en Grecia y en otros países vecinos) yno es nada difícil enseñar la idea bá-sica de la Evolución a cualquier per-sona, sea esta un pigmeo o fueguino,un esquimal o un europeo. En reali-dad, las implicaciones que el Génesispresenta son muy claras, y todos losesfuerzos de «armonización» se de-rrumban.5

Ésta es la objeción fundamentaldesde una perspectiva bíblica al in-tento de compatibilizar el modeloevolucionista con la Revelación.

Como consideración adicional, yaparte del peso propio de lo anterior,se debe observar que la aceptacióndel tipo de «hermenéutica» necesariapara hacer decir a Génesis lo contariode lo que dice, o para más sencilla-mente descartarlo como mitos y fol-klore, ha llevado y seguirá llevando auna perspectiva realmente no evangé-lica de la inspiración de las Escrituras— si es que se mantiene la inspira-ción en ningún sentido real y verda-dero. Porque la suposición subyacen-te a esta nueva hermenéutica es quenuestro Dios es un Ser incapaz de co-municar verdadero conocimiento, yello en cuestiones fundamentales. Yes lógicamente conducente a una in-terpretación evolucionista global, in-cluyendo «la evolución del genio reli-gioso hebreo» y a una negación o ma-nipulación de todos aquellos conteni-dos de las Escrituras que no nos plaz-can — incluyendo elementos sobre-naturales y «culturales».

REFERENCIAS1 Zandrino, Miguel A., El Origen del

Hombre (Ediciones Certeza, Bue-nos Aires, 1976), p. 19.

2 Zandrino, Íbid, p. 103 Ramm, Bernard, Evolución, Biolo-

gía y Biblia, (Ediciones Certeza,Buenos Aires 1968), p. 90.

4 Randall, J. L., Parapsychology andthe Nature of Life, (Souvenir Press,Londres, 1975), p. 235.

5 Ver E. J. Young, Studies in GenesisOne, (Presbyterian and ReformedPub. House, Nutley N. J., 1975); E.J. Young, In the Beginning, (TheBanner of the Truth Trust,Edinburgo, 1976); Schaeffer, F.A., Génesis en el Tiempo y en elEspacio, (Ediciones EvangélicasEuropeas, Barcelona, 1974), págs.11-67.

La economía actual delucha y muerte, de

selección, extinción, dolory tragedia, guerras yrapiña, son, según la

Escritura, consecuenciadel pecado; difícilmentepueden compatibilizarsecomo el método divinopara la emergencia de

formas de vida yfinalmente del hombre.

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Norman Geisler:

Selección Natural y Sentido Común¿Demanda el designio en el universo un Diseñador?

Entrevista con Nancy Pearcey

La literatura creacionista es engran medida una reformula-ción moderna del más antiguo

y empleado de los argumentos para laexistencia de Dios: el argumento deldesignio. Al contemplar la asombrosacomplejidad y el orden del universo,los creacionistas mantienen que el de-signio es evidencia de un Diseñador.Que el propósito es evidencia de unPlan. Que el orden es evidencia deuna Inteligencia.

Al poner la selección natural enlugar del designio, Darwin demolió elargumento en base del designio —esto según los evolucionistas. Lasmaravillosas estructuras orgánicas,tan claramente adaptadas para lospropósitos de la vida, se pueden ahoraexplicar mediante la selección naturalen lugar de mediante un propósitointeligente.

El actual resurgir del interés en elcreacionismo ha conllevado un resur-gir del debate acerca de la validez delargumento basado en el designio. Larevista Creation/Evolution [revista di-rigida por evolucionistas con el pro-pósito de refutar los argumentoscreacionistas] contenía una formula-ción contemporánea del argumentodel designio presentada por NormanGeisler del Seminario Teológico deDallas junto con respuestas de evo-lucionistas [véase Número XIII, Vol.4, Nº 3).

Filósofo por formación, Geisler haestado interesado durante largo tiem-po en la apologética (la defensa racio-nal de la fe cristiana), en particular enrelación con las cuestiones suscitadaspor la ciencia.

En el número mencionado de larevista trimestral Creation/Evolution,el artículo de cinco páginas de Geisleres seguido por quince páginas de crí-tica de dos evolucionistas, FrederickEdwords y William Thwaites. Hemoscontactado con Geisler mediante unaentrevista telefónica para entrevistar-lo y conseguir sus precisiones.

Para nuestros lectores que no ha-brán leído el mencionado artículo deGeisler, se puede sumarizar de la si-guiente manera: En el mundo pode-

mos ver dos clases de orden. Algunascosas pueden ser explicadas totalmen-te por la acción de las leyes naturalesconocidas. Las piedras redondeadas,por ejemplo, pueden ser formadas porlas leyes de la acción del agua y de laerosión. Otras formas, como los cua-tro rostros humanos en el monteRushmore, son extrañas a todo lo quejamás se haya visto producido porcausas naturales. De inmediato reco-nocemos que son resultado de la acti-vidad humana, es decir, de inteligen-cia, plan y designio.

El ejemplo más evidente de la se-gunda clase de orden es la informa-ción. Si encontramos un mensaje —sipor ejemplo descubrimos nuestronombre escrito en la arena en unaplaya— no concluimos que ha sidoproducido por causas naturales, por laacción de las olas. En toda nuestra ex-periencia, la información es sólo pro-ducida por seres inteligentes.

Ahora bien, la esencia de la vidaes información: todos los procesos dela vida están controlados por el men-saje codificado dentro de la moléculadel ADN. Si la información exige unafuente inteligente, ¿no debemos llegar

a la conclusión de que el origen de lavida exige un Creador inteligente?

La siguiente entrevista la llevó acabo la redactora investigadoraNancy Pearcey.

¿PUEDE LA SELECCIÓNREEMPLAZAR LA INTE-

LIGENCIA?

N.P.: El principal argumento de suartículo es que tenemos una experien-cia uniforme en contra de que la com-plejidad se forma en base de causasnaturales. En cambio, la evoluciónatribuye tanto el origen como el desa-rrollo de la vida a la interacción delazar y de causas naturales. Así, enbase de la norma de nuestra experien-cia consecuente, la evolución no pue-de ser cierta.

Tanto Edwords como Thwaites,evolucionistas ambos, objetan a lapremisa inicial que usted presenta.Ellos argumentan que para saber si lavida surgió de causas naturales, he-mos de buscar y ver si hay algunacausa natural «a la altura de las cir-cunstancias». Y sí que la hay: la evo-lución, o, específicamente, la selec-ción natural. ¿Es la selección naturalun mecanismo adecuado para explicarla vida?

GEISLER: En absoluto. No pode-mos hablar de selección natural conrespecto al surgimiento de la primeraforma de vida en un estanque conreactivos químicos — ¡porque no ha-bía aún formas vivas que poder selec-cionar! Incluso el dogmático evolu-cionista Dobzhansky reconoce que laselección natural no es aplicable alorigen de la primera vida.

N.P.: Edwords y Thwaites se oponena su limitación de la selección naturala un principio de conservación, perono de creación. Usted dice que sóloactúa como un filtro para eliminar alos débiles y mal adaptados, y quesirve para mantener la fuerza y el vi-gor de la población, pero que no con-duce a formas novedosas de organis-mos.

El ejemplo más evidentede la segunda clase de

orden es la información.Si encontramos un

mensaje —si por ejemplodescubrimos nuestronombre escrito en la

arena en una playa— noconcluimos que ha sidoproducido por causas

naturales, por la acciónde las olas. En toda

nuestra experiencia, lainformación es sóloproducida por seres

inteligentes.Ahora bien, la esencia dela vida es información …

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Ellos argumentan que la selecciónnatural es creativa. ¿Qué responde us-ted a ello?

GEISLER: Lo que hacen es emplearla selección natural como un términomágico en lugar de dar una explica-ción. El mero hecho de emplear untérmino específico y de dotarle deunos poderes de designio no significaque en realidad pueda cumplir aquellatarea.

Que me muestren dónde la selec-ción natural haya jamás creado untipo de organismo genuinamente nue-vo, o siquiera un órgano nuevo y fun-cional. Tienen que dar ejemplos — yeso no lo hacen.

Todo lo que vemos son viejos or-ganismos adaptándose para sobrevi-vir. Yo considero que esto es una ca-pacidad que Dios ha incluido en losorganismos. Nadie niega que existeuna selección natural, y que opera aeste nivel. Lo que negamos es quepueda ser puesta en lugar de una pre-visión inteligente para producir nue-vas formas de vida.

N.P.: Edwords parece creer que sipodemos señalar cualquier cambio enlos seres vivientes, ello es prueba deevolución. Los ejemplos que cita soncasos de «microevolución», como lasmutaciones o la aparición de nuevasvariedades de virus y de bacterias.

GEISLER: Las nuevas variedades devirus o de bacterias no son creadasex-nihilo. Tampoco varían de tiporespecto a sus predecesores. De modoque no se trata de ejemplos de evolu-ción.

N.P.: Edwords argumenta que alafirmar que la selección natural noproduce «una forma de vida entera-mente nueva», usted se mete en unacuestión meramente semántica de ladefinición de especie. Los cambiospequeños se acumulan con el tiempopara producir la evolución a gran es-cala, según el darwinismo. De modoque tenemos un continuo ininterrum-pido entre los cambios pequeños yobservados —que usted reconoce— ylos grandes cambios que llevarían alas nuevas formas de vida —que us-ted dice que no tuvieron lugar. ¿Setrata de una distinción meramente se-mántica?

GEISLER: Todo el punto de mi artí-culo es que la base para la creación es

el principio de la uniformidad: lo queobservamos con regularidad en el pre-sente es la clave para comprender elpasado. Pero nunca observamos nadaque se asemeje a grandes cambiosocurriendo en el presente.

La ciencia está edificada sobre elprincipio de la uniformidad. No merefiero al actualismo —se trata dealgo diferente— sino que observamosde manera uniforme ciertas clases decausas para ciertas clases de efectos.

Los evolucionistas tienen que ex-hibir que en el presente experimenta-mos macrocambios, o que podríamosexplicarlos mediante extrapolación deprocesos científicos conocidos. Y nohan mostrado lo uno ni lo otro.

EL PRINCIPIO DE LA

UNIFORMIDAD ES NUESTRO

AMIGO

N.P.: Usted hace una distinción entreel orden que se halla en un ser vivo yel que se encuentra en un cristal. Esteúltimo, dice usted, es orden «redun-dante» — ¿qué quiere decir con eso?

GEISLER: La principal diferenciareside en la información. La pauta deorden de un cristal no comunica in-formación compleja: la pauta químicade una molécula de ADN sí la comu-nica.

Cuando vemos información — in-cluso en una oración tan sencillacomo «Beba Fanta»— inmediatamen-te suponemos que su fuente es un serinteligente. Nadie supone que estapauta fuese producida por un procesoal azar.

Un cristal posee una pauta, delmismo modo que un cristal de nievetiene una pauta. Pero se trata de lamisma pauta redundante, una y otravez, como las olas del mar. Uno pue-de incluso conseguir una pauta en elaceite cuando se calienta sobre unmechero de Bunsen. Pero ninguna deestas cosas comunica información dealto nivel.

Como contraste, la cantidad de in-formación en la primera célula vi-viente llenaría un volumen entero dela Encyclopedia Britannica. CarlSagan dice que si detectamos una solaseñal organizada del espacio exterior,nos dirá que hay seres muy inteligen-tes ahí fuera. Si un mensaje del espa-cio conduce a una conclusión así,entonces con toda certeza la inmensacantidad de información en la primeracélula viviente debería implicar unser inteligente.

Los procesos naturales producensólo pautas redundantes. Siempre quese comunica información de gran ni-vel, siempre se debe a un ser inteli-gente. Esta es nuestra experienciauniforme — el principio de la unifor-midad.

N.P.: Hablemos del empleo que ustedhace de la uniformidad. El argumentotradicional en base del designiosupone una analogía entre los artefac-tos humanos y el universo: si se pre-cisa de inteligencia para explicar elorigen de un artefacto, entonces seprecisa de ella también para explicarel origen del universo, porque ambascosas exhiben la misma clase deorden.

Losrostros del

MonteRushmore:¿por azar

o pordesignio?

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Usted moderniza el argumentotradicional, poniendo por analogía elprincipio de la uniformidad: el origende la información en el pasado ha deser como su origen en la experienciapresente. Ahora bien, históricamentese ha empleado este principio parasustentar el naturalismo, encerrándo-nos a considerar sólo las leyes y pro-cesos naturales en acción en el pre-sente. Pero usted lo emplea de unaforma más amplia, permitiendo queconduzca a lo sobrenatural.

¿Es este un uso válido del princi-pio de la uniformidad, o está ustedempleando el naturalismo para sus-tentar el sobrenaturalismo, como ale-ga Edwords, e incurre en contradic-ción?

GEISLER: No creo que hayan con-testado a la esencia de mi argumento,que es que la ciencia está edificadasobre la uniformidad. La experienciauniforme nos dice que siempre se pre-cisa de un ser inteligente para comu-nicar información compleja; la prime-ra vida conllevaba una informacióncompleja; por ello, ha de venir de unser inteligente.

N.P.: Usted volvía contra los evolu-cionistas un principio que ellos hanempleado contra el creacionismo,mostrando que la uniformidad no tie-ne por que ser equivalente a natu-ralismo.

GEISLER: Sí, les estaba mostrandoque el principio científico que ellosemplean para eliminar lo sobrenaturallo que hace en realidad es eliminar laevolución.

EVOLUCIÓN PORSUERTE

N.P.: Edwords ridiculiza el argumen-to del designio estableciendo un para-lelismo evidentemente ridículo. Ustedargumenta:

Las formas de vida y los artefactosexhiben ambos orden, y por ellolos dos son productos de un desig-nio inteligente.

Edwords parodia:

Las formas de vida y los artefactostienen ambos color, y por elloambos son productos de … ¿qué… un pintor?

… siempre razonamosdesde la analogía —ouniformidad— a las

causas no vistas. Cuandovemos la huella de uncaballo en la arena,

¿cómo sabemos que lahizo un caballo? Porque

toda la anteriorexperiencia nos dice queson los caballos los quedejan huellas de caballo.

Mi argumento es quetoda la experiencia previa

nos dice que sólo losseres inteligentes dejaninformación compleja.

GEISLER: Aquí tenemos un ejem-plo de la falacia de enfatizar las cua-lidades accidentales. Es como la his-toria del tipo que bebió agua y vino,agua y whisky, agua y vodka, y llegóa la conclusión de que el agua le es-taba emborrachando.

N.P.: ¿El color es una cualidad super-ficial, mientras que el orden es unacualidad esencial, estructural?

GEISLER: Cierto. Lo que digo es:mostradme una cosa que comuniqueinformación compleja y que, en todavuestra experiencia, no procediese deun ser inteligente.

Si usted entra en mi cocina y ve elcereal con letras del alfabeto derrama-do sobre la mesa, y se leyese su nom-bre y dirección, ¿supondría acaso queel gato hizo caer la caja? Nunca entoda su experiencia ha visto ustedesta clase de información producidapor un derramamiento — ni por nin-gún otro acontecimiento al azar,como soplando las letras con un ven-tilador. Eso siempre las desordena.

Se dice que la ciencia está edifica-da sobre la uniformidad. Pero losevolucionistas necesariamente han deargumentar su postura admitiendoque la evolución es sumamente im-probable —las probabilidades estánen contra— y que sin embargo suce-dió. Julian Huxley, en Evolution inAction, da la ilustración del caballo:

la probabilidad de que evolucionasees de un uno contra un uno seguidopor un millón de ceros (mil quinientaspáginas de ceros): no obstante, man-tiene él, sucedió.

Claro, podría suceder a pesar dela improbabilidad, del mismo modoque si yo lanzo tres dados, la probabi-lidad de conseguir tres «6» es unaentre 216, pero podría suceder a laprimera tirada. Sin embargo, si es asícomo sucedió la evolución, entoncestendrán que decir que la ciencia noestá edificada sobre la regularidad yla uniformidad: ¡está edificada sobrela suerte!

Una razón por la que escribí aquelartículo era forzarlos a reconocer obien que tenemos una base para elcreacionismo, o que ellos no están ha-ciendo ciencia. Para apoyar la evolu-ción, tienen que decir que aunque lascosas no ocurren regularmente de estamanera, podría, por un desorbitadoazar, haber ocurrido de esta maneraen el origen de la vida — a pesar detodo lo que hay en contra.

Mi respuesta a esto es: ¿Desdecuándo la ciencia está edificada sobreun «desorbitado azar»? ¡Creía queestaba edificada sobre el principio dela uniformidad!

LA EXPERIENCIAUNIFORME

N.P.: Edwords y Thwaites atacanambos el argumento del designio enel punto de la analogía entre los obje-tos de hechura humana y los natura-les. La analogía se quiebra, argumen-tan ellos, porque a veces no podemosdistinguir si un objeto es de hechurahumana o si es natural. Una piedralisa, por ejemplo, podría haber sidoformada por el viento y las olas, opodría ser una herramienta primitivade una cultura de la edad de piedra.De modo que no siempre podemos«concluir inmediatamente», como us-ted dice, que algo sea consecuenciade la inteligencia.

GEISLER: Esta objeción es un ardidlógico para apartar la atención delasunto principal. El punto en cuestiónno gira alrededor de los casos dudo-sos en los que no lo sabemos, sinoque gira alrededor de los casos clarosque sí sabemos.

No hay duda alguna acerca de quela hipotética primera célula vivientetenía suficiente información para lle-nar un volumen de la Encyclopedia

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Britannica. No es como contemplaruna mancha de tinta de Rorschach ypreguntarse si es la luna o mi madre.Decir que el caso ambiguo nos liberadel caso claro es una manera muy po-bre de argumentar.

N.P.: Tal como se dice, las malascausas llevan a malas leyes. Pero loque ellos quieren, me parece, esreformular el argumento de DavidHume, del siglo dieciocho, contra eldesignio. Él cuestionaba que poda-mos hacer una analogía entre los arte-factos y el mundo.

GEISLER: Sí, esto es lo que ellosestán diciendo. Pero siempre razona-mos desde la analogía —o uniformi-dad— a las causas no vistas. Cuandovemos la huella de un caballo en laarena, ¿cómo sabemos que la hizo uncaballo? Porque toda la anterior expe-riencia nos dice que son los caballoslos que dejan huellas de caballo. Miargumento es que toda la experienciaprevia nos dice que sólo los seresinteligentes dejan información com-pleja.

Hume dijo que no puedes saberque un reloj lo haya hecho un relojerosi no has tenido la previa experienciade ver a un relojero haciendo relojes.Mi argumento es que sí tenemos ex-periencia previa de ver a seres inteli-gentes produciendo información com-pleja. Lo vemos cada vez que escribi-mos una oración; lo oímos cada vezque hablamos. De modo que toda laexperiencia anterior me dice quecuando llego a una oración que no hevisto que nadie escribiese, ha de ha-ber un ser inteligente detrás de ella.

N.P.: Los escritores de Creation/Evolution ponen esto del revés —como lo hizo Hume— y argumentanque uno tiene experiencia de huma-nos haciendo cosas, pero que uno notiene experiencia de la creación de lavida. De modo que no se tiene una«experiencia uniforme» a la que ape-lar.

GEISLER: No, y ellos tampoco tie-nen ninguna experiencia de la evolu-ción de la vida.

Nadie tiene una experiencia de se-res extraterrestres, y sin embargoellos han emprendido el proyectoSETI (Search for Extra-TerrestrialLife [Búsqueda de Vida Extraterres-tre]). Si ellos llegan a detectar un solomensaje de radio —aunque no vean a

este ser, aunque nadie haya visto unoantes— ¿qué supondrán? ¿Supondránque hay seres inteligentes ahí fuera?

Es la misma clase de argumentopara el origen de la vida. Si uno pue-de inferir la existencia de un ser inte-ligente en base de un solo mensajerecibido por medio del radioteles-copio, ¿por qué entonces no se puedeinferir la existencia de un ser inteli-gente en base una primera célula contodo un volumen lleno de informa-ción?

Mi ilustración en el artículo es elMonte Rushmore. Incluso si uno ja-más hubiese visto una talla de rocaasí, ni a nadie tallando roca, sabría sinembargo que un ser inteligente es suautor. Uno no tiene que ver al Crea-dor para saber que la vida es unacreación.

«DIOS PODRÍAHABERLO HECHO

MEJOR»

N.P.: ¿Cómo trata usted el argumentodel designio frente al problema delmal? Darwin rechazó el designio por-que pensaba que significaba que elmal en el mundo había de formarparte del plan de Dios. Y en este caso,¿cómo podría Dios ser bueno?

Thwaites suscita la misma cues-tión, citando incluso a Darwin:

Me parece que hay demasiada mi-seria en el mundo. No puedo con-vencerme de que un Dios benéficoy omnipotente hubiera podidocrear a propósito las Ichneu-monidae con la expresa intenciónde que se alimentasen de los cuer-pos vivos de orugas, ni que un gatojugase con los ratones. No creyen-do esto, no veo necesidad de creerque el ojo fuese diseñado de mane-ra expresa.

¿Cómo se enfrenta uno a esta ob-jeción?

GEISLER: El argumento del desig-nio no pretende ser toda la teologíacristiana. Dentro del marco científico

como tal, todo lo que pretende mos-trar es que tiene que haber un Creadorinteligente de la vida, nada más queesto. Para tratar el problema del mal,es preciso ir más allá del ámbito deeste argumento científico.

En mi artículo dejé claro que esposible que la creación sea imperfectay que el argumento del designio sigavigente. Refiriéndome a la ilustracióndel Monte Rushmore, escribí:

Tampoco … invalidaría nuestraconclusión de una fuente inteligen-te que tras un examen más atentode los rostros resultasen estar he-chos de manera imperfecta. No esnecesaria que una representaciónsea perfecta para demostrar quesea por designio.

Argumentar en base de la imper-fección es decir que si una oracióntiene una palabra con faltas de orto-grafía, no puede haber sido escritapor un ser inteligente. Todo lo que miargumento quería mostrar era la crea-ción por un ser inteligente — no que-ría mostrar por sí mismo que este Sersea absolutamente perfecto e idénticoal Dios de la Biblia, y todas las otrasdoctrinas teológicas derivadas de larevelación.

N.P.: Una objeción final suscitadapor Thwaites contra el designio esuna variación del argumento de la im-perfección, esta vez dirigido no almal ni al sufrimiento sino a un su-puesto diseño deficiente. Las estructu-ras orgánicas no siempre parecen ha-ber sido diseñadas de forma expresapara las funciones para las que sirven.Este argumento está comenzando asurgir aquí y allá, especialmente enlos escritos de Stephen J. Gould. (Él,a su vez, aparentemente lo derivó deSimpson — véase capítulo XII, «TheOpportunism of Evolution», en TheMeaning of Evolution.)

Thwaites cita la obra de Gould Elpulgar del panda, donde Gould seña-la que el «pulgar» del panda es apa-rentemente un hueso de la muñeca,reelaborado de una manera ad hocpara que funcione de forma similar aun pulgar. Si hubo un Creador, la es-tructura y la función deberían concor-dar perfectamente; pero en este caso,algo que es normalmente una muñecaha sido expropiado para servir a otrafunción.

El mismo Darwin empleó este ar-gumento. Gould escribe:

El argumento del designio… todo lo que pretendemostrar es que tiene que

haber un Creadorinteligente de la vida,nada más que esto.

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Darwin incluso escribió todo un li-bro acerca de las orquídeas paraargumentar que las estructuras queevolucionaron para asegurar la fer-tilización mediante insectos estánconstruidas de manera chapuceraen base de partes disponibles em-pleadas por las antepasadas paraotros propósitos. Las orquídeasson máquinas de Rube Goldberg;un ingeniero perfecto desde luegohabría producido algo mejor(Ever Since Darwin, pág. 91).

GEISLER : ¿Cómo sabemos que unaestructura tiene sólo una función«apropiada», que el pulgar del pandatenía el «propósito» de ser un huesode la muñeca? Las sillas fueron dise-ñadas para sentarse en ellas, perocuando tengo que cambiar una bom-billa, son también realmente útilespara subirse a ellas.

¿Por qué una cosa ha de tener unsolo propósito? A mí me pareceríauna señal de inteligencia (o en losanimales, de capacidad de adaptar loque Dios ha producido en ellos) sercapaz de emplear cosas para diversospropósitos.

N.P.: Este argumento parece descan-sar sobre una asunción de omnis-ciencia: que yo conozco el propósito«apropiado» para esta estructura, demodo que lo que tengo ante mí es evi-dentemente una mera reelaboraciónad hoc de la misma. Por ejemplo,¿cuál de las muchas modificacionesdel esqueleto de los vertebrados es la«apropiada»?

Y sin embargo, este es el ejemploque emplea Gould. Aquí tenemos otracita:

La evolución se encuentra expues-ta a las imperfecciones que regis-tran una historia de descendencia.¿Por qué iba una rata a correr, unmurciélago a volar, una marsopa anadar, y yo a escribir este ensayocon estructuras constituidas por losmismos huesos, excepto que todoslas hayamos heredado de un ante-pasado común? Un ingeniero, co-menzando de cero, podría diseñarmejores miembros en cada caso.(Discover, mayo de 1981, énfasisañadido).

GEISLER: ¿Cómo se sabe que algoes «imperfecto»? Cuando se dice quealgo es imperfecto, lo que se implicaes que se conoce la norma de la per-fección.

Decir que porque tú no veas nin-gún propósito ni designio en la formaen que está hecha esta estructura, quepor ello no tiene ninguno, es unamuestra de gran presunción. Si tú noves ningún propósito, todo lo que ellosignifica es que tú no lo ves, no queno esté ahí. Es un argumento de laignorancia.

N.P.: Observe que él también suponeque un Creador habría comenzado decero en cada caso. No debería habersimilaridades, ni un plan común adap-tado para diferentes funciones. Porello, cuando halla similaridades, lasconsidera como prueba de que nohubo Creador. Este es simplemente elantiguo argumento de la similaridadrevestido de un nuevo lenguaje.

CÓMO FUNCIONA—NO CÓMO SE ORIGINA

N.P.: Tengo una pregunta personal.¿Cómo es que usted, con su instruc-ción filosófica, y no científica, llegó ainvolucrarse en este debate acerca delos orígenes?

GEISLER: Siempre he estado intere-sado en la apologética cristiana, in-cluyendo los aspectos científicos de laapologética. Lo que ha avivado mi in-terés en los últimos diez años, sin em-bargo, es que podía ver que los temasno eran puramente científicos. Erantambién filosóficos. Los evolucio-nistas están empleando argumentosfilosóficos y tenemos que responder-les filosóficamente.

Hay dos principios que, si soncomprendidos, hacen posible enten-der toda la literatura anti-creacionista.El primero es que los evolucionistasdan el naturalismo por supuesto. To-dos ellos dicen: no es una causa natu-ral, por tanto, no es ciencia. Esto esuna petición de principio: suponen deentrada que sólo las causas naturalesson científicas.

En segundo lugar, confunden ladiferencia entre ciencia de los oríge-nes y la ciencia operativa. Los evolu-cionistas, como argumenta Wilder-Smith en Man’s Origin, Man’sDestiny, no comprenden que los prin-cipios por los que un motor funcionano originarán el motor. El Principiode Originación es una creación inteli-gente; el principio de operación es laley natural. Las leyes naturales expli-can la operación de las cosas en lanaturaleza, pero no explican el origende las mismas.

El principio que traté que quedasepatente en el artículo en Creation/Evolution es el Principio de Origina-ción. Allí donde uno ve informacióncompleta — incluso si se trata de algosingular como los rostros en el MonteRushmore, o si se trata de algo queuno ve sólo una vez — sabe en basede la experiencia uniforme que tieneque deberse a una originación inteli-gente.

Ahora bien, las leyes por las quela naturaleza opera en consecuencia,incluyendo las que se dan sobre elMonte Rushmore, han sido exacta-mente las mismas desde que los ros-tros fueron tallados — es decir, laSegunda Ley de la Termodinámicaestá en operación, y los rostros seestán erosionando debido al viento, lalluvia y otros meteoros. Pero estasmismas fuerzas jamás hubiesen podi-do formar los rostros.

N.P.: Muchas gracias, doctor Geisler,por el tiempo que nos ha dedicado.Querría hacer saber a nuestros lecto-res que también está por publicarseun artículo suyo defendiendo la pers-pectiva creacionista en la revistaJournal of the American ScientificAffiliation. También esperamos ver supróximo libro, escrito en colabora-ción con el doctor Charles Thaxton,sobre la historia de la controversiacreación/evolución.

GEISLER: Quizá deberíamos incluiruna nota en el sentido de que habéisenviado una respuesta a Creation/Evolution, y aunque no sé si la publi-carán, valdrá la pena esperar y ver.

El doctor Norman Geisler enseña enel Seminario Teológico de Dallas, esun orador popular, y actuó como tes-tigo por la creación en el juicio de laley de Arkansas pidiendo un tratoequilibrado sobre los orígenes. Supropio relato del juicio se encuentraen su libro, Creator in the Courtroom[El creador en la sala de vistas].

Sus otros libros incluyen The Phi-losophy of Religion (Zondervan,1974), Christian Apologetics (BakerBook House, 1976) y Biblical Erran-cy: An Analysis of its PhilosophicalRoots (Zondervan, 1981). Es el editorde Inerrancy (Zondervan, 1979).

Fuente: Bible-Science Newsletter,marzo 1985, pags. 1ss.

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Diccionario del EngañoUn compendio de términos a menudo empleados en sentido

engañoso en escritos acerca de la evolución.

por John N. Moore, Ed.D.

Adaptado: palabra tapadera para de-notar condiciones observadas,pero que no da ninguna verdaderaexplicación.

Autorreproductor (Reproductivo):ningún componente de la célula sereproduce aisladamente; el em-pleo de «auto-» comunica unaconnotación de volición humana(antropomorfismo).

Ciencia: empleada de manera propa-gandística; se emplea comúnmen-te para referirse a cualquier cosahecha por científicos.

Columna: se usa en geología aunqueno existe ningún referente físico;comunica connotaciones de reali-dad.

Cosmología: uso no riguroso comointercambiable con cosmogonía;comunica connotaciones de laaparente validez y fiabilidad deciencia y cosmos.

Creación: empleada para comunicarla venida a la existencia de algonuevo de alguna manera natural;da una connotación que se reser-varía con más precisión a los ac-tos sobrenaturales del SupremoDios.

Datación: empleada para comunicarla connotación de una aparenteprecisión que resulta de medicio-nes específicas mediante cronó-metros hechos por el hombre.

Equilibrio puntuado: cuando seyuxtaponen, los términos parecencontradictorios; el equilibrio ge-neralmente connota una persisten-cia sin sobresaltos.

Espontáneo: palabra empleada a me-nudo allí donde «instantáneo» se-ría más exacto, por cuanto ningúncientífico puede evitar la interven-ción externa en la investigación.

Evolución: término ambiguo sin unadesignación inmediata del cambioinvolucrado (es decir, se deberíanemplear los prefijos mega- omicro-).

Hipótesis: no siempre se restringe aconceptos susceptibles de pruebamediante una cuidadosa investiga-ción.

Histórico, historia: su uso apropiadoinvolucra actividades de los sereshumanos; de modo que su usoequívoco comunica connotaciónde objetos y acontecimientos rea-les.

Leyes naturales (Leyes de la natu-raleza): en realidad sólo descrip-tivas; pero a menudo empleadascomo si fuesen prescriptivas,como las leyes civiles.

Mecanismo: palabra tapadera paradenotar condiciones observables;comunica un apoyo por connota-ción de una perspectiva mecani-cista del mundo.

Medición: empleada comúnmentecuando «estimación» sería másadecuada.

Natural: a menudo empleado de for-ma equívoca cuando están impli-cados conceptos supranaturales.

Naturaleza: (a menudo en mayúscu-la); con letra mayúscula involucrala cosificación o deificación detodo o parte del medio natural(antropomorfismo).

Registro: término que generalmentetiene que ver con las actividadesde los seres humanos; de modoque su empleo comunica una con-notación de acontecimientos rea-les. Véase «histórico».

Relacionado: con respecto a los tiposbiológicos, va más allá de lasmeras similaridades; comunicauna connotación de una relaciónfamiliar observable.

Religión: empleada de manera propa-gandística; la plena connotaciónde la palabra involucra prácticasde culto, ritos y conducta.

Secuencia: va más allá de la exacti-tud de las condiciones observa-bles (p.e., en rocas): comunicauna connotación de relaciones co-nocidas de causa y efecto.

Selección natural: palabra tapaderapara lo que es en realidad la elimi-nación diferencial (o la supervi-vencia diferencial); comunica laconnotación de una elección voli-tiva cuando no hay ninguna en elmedio natural.

Teoría: término empleado a menudopara casi cualquier idea con inde-pendencia de su alcance o campoque abarque; comunica una posi-ción a las ideas que se aceptancomo teorías científicas adecua-das formuladas en base de crite-rios rigurosos y en conformidadcon las limitaciones de los cientí-ficos.

Variación discontinua: cuando seyuxtaponen, los términos parecencontradictorios; las variaciones nose connotan generalmente comodiscontinuas o interrumpidas, sinocontinuas.

Fuente: Creation Research SocietyQuarterly, Vol. 16(1)59, junio de1979.

CREACIÓN, EVOLUCIÓN YEL REGISTRO FÓSIL

Duane T. Gish, Ph. D., y otros.

Con sus discontinuidades sistemáticasy regulares separando los grupos devida fosilizada del pasado de una ma-nera tajante, el registro fósil suminis-tra una evidencia clara de la creaciónespecífica de los diferentes grupos devida, y da testimonio de la ausenciatotal de transmutaciones de unos gru-pos a otros por evolución. 139 págs.Ed. CLIE, Terrassa (Barcelona) ES-PAÑA, 1979. • ISBN 84-7228-465-4

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12 Génesis — Vol. 2 - Nº 1

Genes superpuestos, información y probabilidadUn estudio del fenómeno de optimización del soporte material

de la información genética como evidencia de designio.

por Robert E. Kofahl, Ph.D.

Hace unos años se hizo evidente que el complemento deADN del muy estudiado vi-

rus FX174 no era lo suficientementegrande para codificar todas las proteí-nas producidas por este virus en subacteria parasitada. La sorprendentesolución a este problema sólo ha des-cubierto otro problema, es decir, el delos genes superpuestos.1 Se ha descu-bierto que en la cadena circular deADN de este virus la parte que codi-fica la proteína A tiene sobrepuesto elgene B que codifica la proteína B.Asimismo, el gene E está sobrepuestoal gene D. Además, hay aparentemen-te otro gene, A*, sobrepuesto a losdos genes A y B. De esta manera estevirus fago compensa la escasez deletras de codificación en su mensajeADN haciendo un uso múltiple de laspartes de ADN que posee.

Todo esto es ya sorprendente porsí mismo, pero aún más asombroso esel hecho de que en los casos de losgenes A y B y de los genes D y E, los

pares sobrepuestos de genes son leí-dos en diferentes marcos de lectura.Recordemos que el código genéticodel ADN emplea un alfabeto de cua-tro diferentes nucleótidos que son lasletras del código del ADN. Los nom-bres de los cuatro nucleótidos, adeni-na, timina, guanina y citosina, seabrevian con las letras A, T, G, C. Eldiccionario genético de palabras queexpresan los veinte diferentes amino-ácidos que constituyen las cadenaspolipeptídicas de proteína contienepalabras de tres letras designadascomo codones. De manera que ungene que codifica una proteína deter-minada se compone de una cadena decodones de tres letras de código cadauno, y que la maquinaria de transcrip-ción de la célula traduce a una cadenapolipeptídica de los correspondientesaminoácidos. El gene, entonces, pue-de ser asemejado a una oración depalabras de tres letras que da un sen-tido correcto cuando se leen sus ins-trucciones y son puestas en ejecución

con la construcción de una moléculade proteína designada para una tareaespecífica en la vida de una célula.Pero si un segundo gene está sobre-puesto sobre el primero y si se lee enun diferente marco de lectura, resulta-rá una secuencia diferente de amino-ácidos, con una molécula diferente deproteína designada para una tarea to-talmente diferente.

La mente se queda aturdida anteesto, cuando se considera la analogíadel lenguaje humano. Piénsese en in-tentar construir siquiera una breveoración castellana con significado quepueda transformarse en otra oracióncon significado y gramaticalmentecorrecta sólo desplazando el espacia-do una letra hacia la derecha o haciala izquierda. En la ilustración se veuna breve porción de los genes sobre-puestos A y B del FX174, con los co-rrespondientes aminoácidos traduci-dos en los dos marcos de lectura.

En base del modelo evolucionista,estos dos genes llegaron a su presente

contenido de información por mediode mutación y selección natural, demodo que ahora codifican las dosproteínas, A y B, que llevan a cabosus funciones específicas. Se suponeque las letras individuales mutaron aotras letras, y que la selección naturalactuó sobre las proteínas alteradas re-sultantes. De esta manera, algo de la

cadena ADN original evolucionó gra-dualmente para constituir la actual,que incluye la sección de 360 letrasque codifican a los 120 aminoácidosde la proteína B, sección ésta incrus-tada en el seno de las 1536 letras quecodifican a los 512 aminoácidos de laproteína A. De modo que en esta sec-ción que efectúa su función de doble

codificación, a lo largo del dilatadoproceso evolutivo, cada mutación decada letra solitaria era por lo generaluna mutación en cada una de las dosproteínas. En tal caso, la selecciónnatural tuvo que actuar sobre los co-rrespondientes cambios en ambasproteínas, seleccionando aquellas mu-taciones que en conjunto producían

Tyr = TirosinaGlu = Ácido glutámicoSer = SerinaPhe = FenilalaninaAsp = Ácido aspárticoGly = GlicinaIleu = IsoleucinaTerm = Terminador

T T T C G G A T A T T T C T G A T G A G T C

Tyr

Gly

Ph

e

Ph

e

Term

Se

r

Asp

Ile

u

Se

r

Asp

GluSecuencia aminoácida de proteína A

Secuencia aminoácida de proteína B

ñFin de proteína B

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Génesis — Vol. 2 - Nº 1 13

una ventaja para el virus fago. Losdos resultantes mensajes sobrepuestosen el ADN tienen sentido y songramaticalmente correctos en el len-guaje genético de modo que ambasproteínas son apropiadas para sus ta-reas específicas. Un proceso así es yadifícil de imaginar para un gene ordi-nario, pero los problemas desde luegose complican en estos genes sobre-puestos.

Según Yockey, el máximo conte-nido en información del ADN em-pleando el código genético es de4,153 bits por codón,2 y el contenidoen información del citocromo C es de2,1376 bits por residuo de amino-ácido.3 Pero si dos proteínas que tie-nen genes superpuestos en diferentesmarcos de lectura tienen alrededor delmismo contenido de información, di-gamos que 2 bits por residuo, enton-ces el ADN ha de llevar unos 4 bitspor codón. Esto está peligrosamentecerca del límite teórico de 4,153 bitspor codón, lo que sugiere unas limita-ciones sumamente estrictas para lavariación de los dos mensajes super-puestos y hace difícil creer que losdos genes superpuestos se originasenpor mutación y selección natural. Conun contenido de información de 4 bitspor codón, el segmento de 130codones que codifican la proteína Bincrustados en el gene para la proteí-na A tiene un contenido de informa-

ción de 4x130 = 520 bits. La probabi-lidad para su formación al azar es

p = 2-520 = 10-156,6

Pero esto es sólo una parte de lahistoria, porque los genes se hallanbajo limitaciones adicionales. Han dellevar información superpuesta paraotras funciones como uniones y em-plazamientos de inicio para la repro-ducción del ADN, transcripción delADN a ARNm y traducción deARNm a proteínas, así como la ejecu-ción de otras demandas de los genes yde las moléculas de ARNm. La credu-lidad se estira hasta el punto de roturabajo la pretensión de que los sistemasgenéticos son productos espontáneoscarentes de plan y propósito.

Conclusión

Las probabilidades matemáticas cal-culadas para la abiogénesis, en basede las propiedades termodinámicas delas proteínas y de los microorganis-mos y del contenido de informaciónde las proteínas dan un número abru-mador de imposibilidad. Los análisisdel contenido de información de es-tructuras biológicas complejas comoel cerebro humano dan una proba-bilidad aún más pequeña de forma-ción al azar. Finalmente, la conside-ración de sistemas genéticos comple-jos como el de los genes sobrepues-tos lleva a resultados similares. De

modo que el creacionista bíblico tie-ne amplia ilustración en la biologíapara su creencia de que sin una crea-ción especial de parte de Dios, la pro-babilidad de la vida es de cero. Pode-mos decir, con el salmista: «… asom-brosa y maravillosamente he sidohecho,» «Sabed que Él, el SEÑOR, esDios; Él nos hizo, y no nosotros anosotros mismos …».4

REFERENCIAS1 F. Sanger, et al., Nature, 265, 24Feb. 1977, págs. 687-695.2 Hubert P. Yockey, J. Theor. Biol.(1974) 46, pág. 381.3 Hubert P. Yockey, J. Theor. Biol.(1977), págs. 386-387. Una ligera co-rrección en los cálculos de Yockeylleva a este resultado.4 Salmo 139:14 y Salmo 100:3, Bi-blia de las Américas.

Robert Kofahl tiene un doctorado enquímica. Sirvió primero como miem-bro de la facultad de HighlandCollege en Pasadena, California, yluego como su Presidente. Desde1972 ha sido Coordinador Científicodel Creation-Science Research Centeren San Diego. Entre otras obras escoautor, con Kelly Segraves, de TheCreation Explanation.

Fuente: Repossess the Land, Simposio12-15 agosto 1979, págs. 125-126.

EL ORIGEN DEL SISTEMA SOLAR

John C. Whitcomb, Jr., Th. D. y Harold S. Slusher, D. Sc.

Tenemos aquí un excelente análisis de las diferentes y mutuamente exclusivas teorías natu-ralistas acerca del origen del Sistema Solar, exponiendo las múltiples contradicciones en quese hallan sumidas. Se documenta, además, la invalidez de todas ellas. Se hace asimismo unaconsideración de la posición epistemológica de la teoría de «la doble revelación» y delracionalismo subyacente a ella. Con un apéndice sobre «la edad del Sistema Solar», por elgeofísico doctor Slusher. 68 págs., Ed. CLIE, Terrassa (Barcelona) ESPAÑA, 1980.

ISBN 84-7228-547-2

LA RACIONALIDAD DE LA REVELACIÓN • Derek Bigg

En este ensayo, el autor demuestra que «la razón humana, cuando tiene la última palabra, llevafinalmente a la irracionalidad. Los pensadores modernos no han hecho caso de la lecciónimplícita en la filosofía de Hume, que demostró ya en el siglo XVIII que el argumentoracionalista sólo puede producir resultados absurdos. Tampoco se han parado a analizar debi-damente las implicaciones del romanticismo, que protestó contra el racionalismo de la Ilustra-ción, pero que se acercó peligrosamente al extremo opuesto, o sea, a la irracionalidad.»

Hoy estamos pagando el precio de no haber aprendido de la historia. El humanismocontemporáneo sigue exaltando la razón, mientras que el existencialismo ha hecho explícitoel irracionalismo implícito en el movimiento romántico. Pero ninguna de estas filosofías,que le dan la espalda a Dios, pueden dar satisfacción ni solución a los grandes problemasde la vida. Es preciso volver a la racional revelación de Dios, que nos da el conocimientode la realidad trascendente y eterna. 93 págs. Ed. Evangélicas Europeas, Barcelona, 1973.

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La complejidad de la vidaReflexiones sobre la inteligencia artificial y

la integración de sistemas.

por Derek A. Linkens

En mi discurso presidencial anteel Instituto de Mediciones yControl en 1993, titulado «El

papel de la inteligencia en Ingenieríade Sistemas», o «Dad a César lo quees de César»,1 intenté desarrollar dostemas: la inteligencia artificial y la in-tegración de sistemas. Cualquier in-tento de definir la inteligencia estáinevitablemente condenado al fraca-so, pero una descripción de trabajoes: la capacidad de razonar (lógica-mente) y de aprender.

El cerebro humano

El actual interés de la ciencia y de laingeniería en las Redes Neurales Ar-tificiales está llevando a unos intentospatéticamente simplificados (e inclu-so simplistas) de imitar la compleji-dad del cerebro humano. De manerasimilar, en el ámbito de la integraciónde sistemas, el problema de la coordi-nación entre humanos y máquinasmuestra rápidamente cuán deficientesson las actuales interfaces humano/or-denador.

En investigaciones pioneras en estecampo, Rasmussen propuso una des-composición de la razón humana enuna jerarquía de tres niveles compren-diendo una base de capacidad («elhombre mira»), una base de regla («elhombre ve») y una base de conoci-miento («el hombre piensa»). Hacemucho tiempo, la Biblia manifestó losmismos rasgos cuando el salmista dijo:«Desde lo alto de los cielos mira Jeho-vá; Ve a todos los hijos de los hombres;… conoce a fondo todas sus acciones»(Salmo 33:13-15).

En ciencia estamos interesados enconocer y explicar cosas que son,mientras que en ingeniería deseamoshacer cosas que nunca fueron (vonKarman). En cada campo nos encon-tramos pronto con el problema de lacomplejidad, a pesar del conocidoaxioma de Albert Einstein de que«todo debería ser hecho tan simple

como sea posible, pero no más simpleque eso». Desafortunadamente, elhombre tiende a ser simplista en quesimplifica excesivamente problemascomplejos y en que emplea un análi-sis irrazonablemente simple.

Una tendencia en la ciencia res-pecto a la cuestión de los comporta-mientos complejos es la Teoría delCaos, tema popular éste en las mo-dernas matemáticas. En esta teoría,unas sencillas ecuaciones dinámicasdan origen a unas fascinantes com-plejas pautas de comportamiento.Pero por elegantes y seductoras quesean estas ecuaciones, son limitadasen cuanto a su aplicación a la vidareal, y en todo caso no dan explica-ciones ni indican métodos de diseño.

El hecho es que en las ciencias dela vida en particular, cualquier intentode producir abstracciones realistas paraexplicar comportamientos da como re-sultado modelos complejos. Esto escierto en los modelos neurofisiológicosde las redes neurales humanas, y enmuchos otros campos, como en elmodelado de la actividad electro-química en órganos como el cerebro, elcorazón y el conducto digestivo.

¡Los modelos adecuados son verda-deramente complejos! Albert Einsteinreconoció estas limitaciones del cono-cimiento, y escribió: «Hasta allá dondelas leyes de las matemáticas se refierena la realidad, no son ciertas. Y hastaallá donde son ciertas, no se refieren ala realidad.»

A pesar de eso, en los sistemas vi-vos se consiguen fácilmente la integra-ción y la interacción. El fisiólogo ame-ricano W. B. Cannon, que acuñó eltérmino homeostasis para designar losmecanismos de retroalimentaciónreguladora en el hombre, escribió en sulibro de 1932 The Wisdom of theHuman Body: «En resumen, las célulasilustran bien las disposiciones para ladependencia mutua; a pesar de unagenerosa provisión para factores deseguridad, la integridad del organismocomo un todo reposa sobre la integri-dad de sus elementos individuales, y

los elementos, a su vez, son impotentese inútiles excepto como partes del todoorganizado.» Así, en ciencia la des-composición es difícil, mientras que laintegración es inherente.

Pasando ahora a la ingeniería, en-contramos una situación casi inversaen cuanto a que lo inherente es la des-composición, mientras que la integra-ción es difícil. La descomposición esfácil porque está incorporada en elproceso del diseño, ya que de formadeliberada hacemos los sistemas enforma modular o segmentada paraayudar al diseño, al análisis, a la apli-cación y al mantenimiento de lossubcomponentes.

Sistemas impredecibles

A estos niveles, nuestros modelos deconocimiento son generalmente peque-ños y simples. Los problemas surgenfrecuentemente cuando queremosagrandar el proceso e integrar lossubcomponentes en un sistema globalmás complejo. Al aumentar la comple-jidad, se hace difícil predecir o explicarla conducta del sistema completo, locual es cuestión de interés actual enáreas de aplicaciones de «seguridadcrítica», como el transporte y labioingeniería.

La conciencia de esta realidad lle-vó a Lofti Zadeh a introducir los prin-cipios de Lógica Borrosa, en 1965.Dijo él: «Al aumentar la complejidadde un sistema, disminuye nuestra ca-pacidad de hacer declaraciones preci-sas y además significativas acerca desu comportamiento, hasta que se al-canza un umbral más allá del que laprecisión y la significancia o relevan-cia se convierten en rasgos mutua-mente excluyentes.»

Los peligros de la obsesión con laprecisión en ingeniería quedan subra-yados en el dicho de Henri Matisse, elpintor impresionista francés: «La preci-sión no es verdad.» ¡Todos lo sabemos,y demasiado bien, que es posible estarequivocado de una forma precisa! Sinembargo, no deberíamos invertir elaxioma de forma incorrecta y decir que

1 Measurement and Control, octubre de 1993,Vol. 26, págs. 228-234.

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la verdad no es precisa, por cuanto larevelación externa puede ser, y cree-mos es, precisa, clara e inequívoca.

Sin embargo, dejada a sus propiascapacidades de raciocinio, la humani-dad ha de reconocer que en último tér-mino hay un límite a lo que podemoscomprender con precisión. Como elmismo Aristóteles dijo: «Es señal deuna mente instruida reposar satisfechacon aquel grado de precisión que admi-te la naturaleza de un tema, y no buscarexactitud allá donde sólo es posibleuna aproximación de la verdad.»

En un reciente reconocimiento deesto, se han aplicado los principios dela lógica y del control borrosos a unainmensa gama de productos de gran

volumen de consumo, como máqui-nas de lavar, cámaras fotográficas,etc.; por medio de tecnología de me-dios en los automóviles; ¡y a áreas debiotecnología como la anestesia, don-de las definiciones básicas son ellasmismas extremadamente borrosas!

Dados los problemas que producela complejidad en las áreas de las cien-cias puras, aplicadas y de la vida, ¿cuáldebería ser nuestra actitud? Primero,deberíamos desde luego sentirnos hu-mildes ante el limitado conocimientoque ha conseguido la humanidad, in-cluso tras siglos de dedicada campañaintelectual.

En contraste con nuestra limitadapercepción de las cosas y de las perso-

nas, el Rey David pudo escribir: «OhJehová, tú me has escrutado y me co-noces … percibes desde lejos mis pen-samientos» (Salmo 139:1-2).

En segundo lugar, al contemplar lamaravilla de la naturaleza, deberíamosadmirar la hermosura del designio, lasimetría, la elegancia y la maravillosacoordinación e integración del mundotanto a nuestro alrededor como ennuestro interior. Dijo David: «Asom-brosa y maravillosamente he sido for-mado» (Salmo 139:14, Versión Mo-derna). Él reconoció que había sidocreado por el Gran Diseñador, el Diosque está eternamente ahí, y que se re-veló mucho ha a Moisés como JEHOVÁ,YO SOY (Éxodo 3:14).

La Evolución¿Ciencia o Creencia?

Producido por Peter WildersCientíficos entrevistados:

Roberto Fondi, Ph.D.Paleontólogo, Doctor en ciencias naturales,profesor de paleontología en la Universidadde Siena, Italia. Miembro del Centro Inter-nacional de Comparación y Síntesis yMiembro Correspondiente del Centro paraItalia y Argentina. Autor de Dopo Darwin,crítica all'Evoluzionismo, La revolutionorganiciste.

Giusseppe Sermonti, Ph.D.Doctor de Microbiología y Genética, exprofesor de Genética de la Universidad dePalermo y Peruggia, Italia. Doctor en agro-nomía y biología. Ex director de la EscuelaInternacional de Genética General. Miem-bro de la Sociedad Italiana de BiologíaMolectular. Director del Instituto de Histo-logía y Embriología (1974). Vicepresidente

lentamente unas encima de otras,como se enseña en la geología unifor-mitaria. Y demuestra que estos nue-vos estudios entran en colisión con elconcepto de la «columna geológica».

El cuarto contribuyente es el Pro-fesor Edward Boudreaux (de la Uni-versidad de New Orleans), fisicoquí-mico, que expone que los métodosradiactivos de datación, incluyendo elCarbono 14, son totalmente infiables,y además que los métodos de data-ción más creíbles señalan a una tierrarelativamente «reciente».

Finalmente, el genetista ProfesorM. Giertych (del Instituto de Dendro-logía en la Academia Polaca de Cien-cias) argumenta que el moderno co-nocimiento de la información de lamolécula de DNA excluye la posibili-dad de que surja nueva informaciónen base del azar, y por ello la posibi-lidad de la evolución. Llega a la con-clusión de que el evolucionismo no esciencia, sino una filosofía.

Publicado por SPVSan Pablo Video

c/ Protasio Gómez, 1328027 MADRID

LA EVOLUCIÓN¿CIENCIA O CREENCIA?

Video de 60 minutos, introduce eltema del origen de la vida con lasmisiones Viking a Marte, para plan-tear la posibilidad del origen naturalde la vida sin intervención divina.

A renglón seguido interviene elProfesor Roberto Fondi (de la Univer-sidad de Siena, en Italia), que comopaleontólogo argumenta que no hayevidencia de evolución desde un ante-cesor común, sino que todas las for-mas vivas vinieron a existir de mane-ra independiente. Después, el Profe-sor Giuseppe Sermonti, biólogomolecular, argumenta que la bioquí-mica de la célula argumenta en contradel concepto de que el hombre hayaevolucionado de formas de vida «mássimples».

En tercer lugar, el sedimentólogofrancés Guy Berthault demuestra, me-diante un trabajo que dirigió en laUniversidad Estatal de Colorado, quelas capas de rocas sedimentarias sondepositadas lateralmente por una rápi-da acción diluvial, y no superpuestas

del XIV Congreso Internacional de Gené-tica (Moscú, 1979). Dirige Biology Forum.

Guy Berthault (Politécnico)Profesor de Sedimentología, miembro de laSociedad Geológica de Francia. Autor deLa restructuration stratigraphique. Sus re-sultados experimentales de Sedimentologíahan sido publicados por la Academia deCiencias francesa.

Edward Boudreaux, Ph.D.Profesor de fisicoquímica en la Universidadde New Orleans. Investigador en químicacuántica, estructuras electrónicas y unionesquímicas; con varios libros publicados,como Theory and Application of Molecular

Paramagnetism y Pseudo-Relativistic Cal-culations on the Electronic Structure andSpectrum of PtCl, entre otros.

Maciej Giertych, Ph.D.Doctor en Fisiología de las Plantas. Profe-sor y director del departamento de Gené-tica, Instituto de Dentrología de la Acade-mia de Ciencias de Polonia. Presidente delConsejo IUFRO por Polonia. Jefe del grupoS2.01.00 de Fisiología. Ha publicado 90artículos en revistas científicas. Miembrode la Sociedad Polaca de Genética, de la deBiometría, de la Sociedad Científica de laForesta Polaca, miembro del Grupo de laEditorial alemana «Silva Genética» y de«Arboretum Kornickie», Polonia.

VIDEO

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El misterio de los radiohalosEn esta entrevista el doctor Robert Gentry presenta de primera

mano su investigación y conclusiones

Entrevista por Nancy Pearcey

rían como una serie de conchas esfé-ricas concéntricas alrededor de un di-minuto centro radiactivo. Por lo gene-ral se estudian en la mica, un mineraloscuro del granito que se parte fácil-mente en delgadas láminas para suobservación bajo el microscopio. Estoda una vista de sección de los halos,que aparecen como anillos con-céntricos alrededor de un diminutocentro.

Los halos son producidos por des-integración radiactiva. La desintegra-ción radiactiva es la transformaciónespontánea de un elemento a otro, loque resulta a menudo en la emisión departículas alfa procedentes del núcleo.Cuando se desintegran los átomos delcentro de un halo, se emiten partícu-las alfa hacia el mineral alrededor dela inclusión, lo que deja diminutosrastros de daño. Cuando los átomosestán muy concentrados, los rastrosde daño irradian desde el centro comolos alfileres en un pequeño acerico.

Algunos elementos radiactivosinician una cadena o serie de procesosde desintegración. Varios productosintermedios (descendientes) separanel elemento inicial (padre) de su pro-ducto final no radiactivo. Cada pro-ducto descendiente emite partículasalfa en secuencia, produciendo unanillo para cada paso en la serie dedesintegración.

Los anillos concéntricos son ma-yores o menores dependiendo de laenergía de la desintegración radiac-tiva. Las partículas alfa emitidas porun tipo determinado (isópoto) de ra-diactividad tienen todas la mismaenergía, viajan a la misma velocidady penetran a la misma distancia en laroca. Los rastros de daño resultantesproducen un anillo de bordes unifor-mes. Los elementos radiactivos quedecaen más rápidamente emiten suspartículas con más energía, dándolesun mayor poder penetrante y produ-ciendo un halo de mayor tamaño.N.P.: El estudio de los halos radiac-tivos era un campo casi olvidadocuando usted comenzó su investiga-

ción. ¿Qué le impulsó a introducirseen ello?

Gentry: Me atraía el estudio de loshalos a causa de mi interés en la edadde la tierra. Yo había sido evolucio-nista desde mis estudios en la univer-sidad, donde se enseñaba la evolucióncomo la única teoría de los orígenes.Años después me vi expuesto a lateoría de la creación, y comencé a re-pensar la cuestión de los orígenes.Como físico, creía que la evidenciamás convincente en favor de la evolu-ción era la edad de la tierra tal comohabía sido determinada por las data-ciones radiactivas. Pero la Biblia pa-recía sugerir una edad mucho másreciente. ¿Qué era lo cierto?

Ya que para mí la cuestión de lacreación giraba en torno de la edad dela tierra, comencé a estudiar lasdataciones radiactivas. La fiabilidadde todos los métodos de dataciónradiactiva depende de una tasa cons-tante de desintegración. Los científi-cos no miden directamente las edadesde las rocas; hallan elementos radiac-tivos en las rocas y miden las cantida-des del padre radiactivo y de su pro-ducto final. Suponiendo que la tasa dedesintegración ha permanecido cons-tante a lo largo del tiempo, los cientí-ficos pueden calcular el tiempo preci-so para acumular esta cantidad deproducto final. Sobre la base de ladesintegración por uranio, los geólo-gos creen que han calculado la edadde la tierra como de alrededor de cua-tro mil quinientos millones de años.

Fijé mi atención en los halos gra-cias al libro de Whitcomb y Morris,El Diluvio del Génesis. Los halos sonlos fenómenos físicos que se cree quegarantizan la fiabilidad de los méto-dos radiactivos de datación. El tama-ño de los halos es constante en todoslos granitos con independencia de laedad que los geólogos asignan a laformación. Los evolucionistas inter-pretan esto como evidencia de que latasa de desintegración radiactiva hasido constante a lo largo del tiempo.

Un destacado científicocreacionista, el doctorRobert Gentry, refuta todos

los estereotipos negativos presentadosacerca de los creacionistas. Ha publi-cado más de veinte artículos, infor-mes y comentarios científicos en re-vistas científicas bien conocidas yrespetadas. Durante trece años ha sidocientífico invitado en el LaboratorioNacional de Oak Ridge en losEE. UU. Es reconocido internacio-nalmente como la principal autoridaden su campo, el estudio de los halosradiactivos. Bien lejos de dar unareformulación de repetidos argumen-tos contra la evolución, la evidenciaque presenta el doctor Gentry en fa-vor de la creación es original, y sushallazgos son novedosos.

El doctor Gentry ha escrito tam-bién un libro describiendo su trabajoy el significado de sus conclusionespensando también en el público nocientífico. Ahora lo presentamos anuestros lectores en una entrevista,tratando de su investigación y susimplicaciones para la creación, me-diante esta entrevista con la editora-investigadora Nancy Pearcey.

N.P.: Su trabajo es singular entre loscreacionistas: la mayor parte del tra-bajo creacionista tiene que ver contemas biológicos (genética, selecciónnatural, el origen de la vida) o con lahistoria geológica de la tierra (el re-gistro fósil, la columna geológica o elDiluvio). En cambio su trabajo secentra en los granitos precámbricos.Usted ve evidencia de una creaciónvirtualmente instantánea de las rocasbasales de los continentes.

Su trabajo comenzó con un estu-dio de los halos radiactivos. Pocaspersonas de la calle han oído de sutrabajo, por lo que comencemos pordefinir los términos. ¿Qué es un haloradiactivo?

Gentry: Los halos radiactivos sondecoloraciones microscópicas que seencuentran en el granito. Si se pudie-sen ver tridimensionalmente, aparece-

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Esto instigó mi curiosidad — silos halos eran la evidencia física so-bre la que descansan las presuposicio-nes de todos los métodos de dataciónradiactiva, eran el lugar lógico paracomenzar mi propia investigación delas dataciones.

N.P.: Dice usted que consideraba quela gran edad de la tierra era la eviden-cia más convincente en favor de laevolución. ¿Por qué considera ustedesto como crucial?

Gentry: La geología y biologíaevolucionistas demandan de una for-ma absoluta una edad de la tierra devarios miles de millones de años, talcomo se establece con datacionesradiactivas. Por cuanto el evolucio-nismo extrapola los procesos presen-tes al pasado distante, ha de tener lu-gar de manera muy lenta, exigiendograndes lapsos de tiempo.

La extensión de las leyes del pre-sente al pasado es el principio de launiformidad. Es la presuposición deque todo en el cosmos se ha desarro-llado hasta llegar a su presente condi-ción regido solamente por las leyesfísicas que rigen en la actualidad. Elevolucionismo descansa sobre estapresuposición: es el pegamento quejunta los datos de la astronomía, geo-logía, física y biología en el mosaicocoherente de la evolución. Si está enun error, entonces todas las piezas delrompecabezas se despegan y el esce-nario evolucionista cae hecho añicos.

E L M I S T E R I O D E L

P O L O N I O

S I N P A D R E

N.P.: El grupo de halos más signifi-cativo que usted ha investigado es elde los de polonio. ¿Qué es lo que hayde insólito en estos halos?

Gentry: El polonio aparece normal-mente como uno de los productosdescendientes del uranio. Los halosde uranio bien definidos exhiben cin-co anillos; los últimos tres son losproducidos por tipos (isótopos) depolonio. Hay también halos que tie-nen anillos de polonio sin anillos demiembros de la serie de desintegra-ción del uranio. Estos son halos depolonio [sin progenitor radiactivo].

Encontré misteriosos estos halos.Si el polonio es un producto descen-diente del uranio, debería existir sólo

na rotura ni grieta en la roca por laque hubiese podido fluir una soluciónde uranio. El origen de los halos depolonio era problemático, y comencéa estudiarlos de manera concentrada.

N.P.: Ya que se descubrieron halosde polonio existiendo de manera in-dependiente, ¿por que no decían loscientíficos que el polonio podía senci-llamente existir a solas? ¿Por qué pre-suponían que procedía de la desinte-gración del uranio?

Gentry: El problema reside en la bre-ve vida media del polonio. Según elescenario del Big-Bang [el «Gran Es-tallido»], los elementos químicos deque se compone la tierra habrían sidosintetizados en explosiones estelares.Eras después, fueron incorporados auna prototierra luminosa e incandes-cente que fue enfriándose y solidi-ficando lentamente. Durante esta in-mensidad de tiempo, los elementosradiactivos fueron desintegrándoseconstantemente y quedaron finalmen-te incorporados a la corteza de la tie-

en un halo de uranio. Pero en estoshalos existía de manera independien-te. Aquí nos encontrábamos con unproducto descendiente sin señal de unpadre. Si no había uranio en el centrodel halo, ¿de dónde venía el polonio?

N.P.: Antes de usted, ¿había alguienexplicado la existencia de halos depolonio?

Gentry: La explicación comúnmenteaceptada era que eran producidos porel polonio procedente de desintegra-ción del uranio (polonio secundario)que había migrado lejos de su fuentede uranio antes de formar un halo. Sesolía creer que el polonio era deposi-tado en los centros del halo por unasolución portadora de uranio fluyendoa través de grietas en la roca.

Pero se me hizo evidente que estaexplicación tenía puntos débiles. Si elpolonio se derivaba del uranio, habríade existir una fuente de uranio cerca-na. En todas mis muestras, no encon-tré ninguna. Tampoco encontré, enmuchos casos, señal alguna de ningu-

Roca de biotita con radiohalos

Halo de210Posin halos deprecursores.El 210Potiene unavida mediade 139días.

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cultades para mostrar cómo el uraniopadre entra en el escenario.

N.P.: Lo que usted quiere decir esque la evolución exige un origen se-cundario para el polonio, pero quecuando usted estudió las rocas mis-mas, no encontró evidencia alguna detal cosa. ¿Cómo llegó usted mismo aexplicar el origen de los halos depolonio?

Gentry: Las demandas conflictivasde su origen me tuvieron perplejo du-rante un tiempo; por una parte, lageología evolucionista exige enormeslapsos de tiempo para que se enfríeny cristalicen los granitos del precám-brico, en los que se encuentran loshalos; por otra parte, el polonio tieneuna existencia tan efímera que habríadesaparecido mucho antes que la rocase hubiese enfriado. La existencia delos halos de polonio no encajaba en lamentalidad evolucionista que yo teníadesde mis días de estudiante.

Una tarde de 1965, mientrasexaminaba al microscopio unos halosde polonio, preguntándome perplejo,como solía, acerca de su origen, mevino a la mente un pasaje de la Bibliaque había estado leyendo:

Por la palabra de Jehová fueron he-chos los cielos, y todo el ejércitode ellos por el aliento de su boca.

Porque él dijo, y fue hecho; él mandó,y existió. (Salmo 33:6, 9)

Me vino a la mente por primeravez que este pasaje se refiere a unacreación repentina, instantánea, de latierra. Si era así, ¿qué significaríageológicamente? ¿Habían sido forma-das las rocas de la tierra en unos bre-ves instantes, y no en miles demillones de años?

Inmediatamente, todo encajó ensu sitio. Una creación repentina, medi cuenta entonces, podría resolver elmisterio de los halos de polonio: losgranitos del precámbrico fueron for-mados rápidamente, antes que elpolonio tuviese tiempo de desinte-grarse. Eliminando las largas eras desolidificación de la roca, podría con-siderar el polonio como primordial,independiente de la desintegracióndel uranio, tal como la apariencia in-dicaba. La breve vida media delpolonio no constituía una barrera paraconsiderarlo primordial si las rocas dela corteza habían cristalizado ellas

Halo de 214Po sin halos deprecursores. El 214Po tiene una vida

media de 15 x 10-5 segundos.

N.P.: Pero usted dice que hay proble-mas con la hipótesis de una fuente se-cundaria.…

Gentry: Sí, si el polonio se acumulóprocedente de una solución de uranio,los halos se habrían de encontrar muycercanos a una fuente de uranio, por-que la velocidad de transporte de unasolución a través de una roca es muylenta. Otra posibilidad sería que losmismos átomos de polonio migrasendesde el emplazamiento del uranio aotro lugar. Pero la velocidad de difu-sión de los átomos a través de la rocasólida es tan lenta que el polonio sehabría desintegrado antes de haber al-canzado ninguna distancia. Todas lasexplicaciones para el origen secunda-rio del polonio están plagadas de difi-

Si vamos a rechazar unateoría científica porque suinspiración surgió de la

Biblia, entoncestendríamos que descartar

mucha de la primeraciencia moderna, porqueBacon, Kelvin, Newton ymuchos otros remontaronla fuente de sus ideas einspiración a la Biblia.

Si la tierra comenzócomo una masa fundida,la formación de los halos

de polonio habría sidoimposible. Las partículasalfa emitidas durante ladesintegración radiactiva

no habrían dejado unrastro permanente en unamasa líquida, en fusión.…Y para cuando la cortezade la tierra se solidificó

eras más tarde, elpolonio se habría

desintegrado ydesaparecido.

Otra ilustración queempleo comúnmente es

comparar la formación delos halos de polonio conla toma de una fotografía

Polaroid en un cuartooscuro.… La luz y el

obturador de la cámarahan de estarperfectamente

sincronizados — y de lamisma manera ha deestar sincronizada la

formación del polonio yde la roca.

rra cuando esta se endureció. Sólo loselementos radiactivos de mayor dura-ción, como el uranio, sobrevivieronpara quedar incorporados en las rocasde la corteza de la tierra. Estos sonlos elementos primordiales.

El polonio, en cambio, tiene unaexistencia extraordinariamente corta.La vida media del polonio-218, porejemplo, es de sólo tres minutos. Evi-dentemente, los átomos de polonio nohabrían podido sobrevivir suspendi-dos en el magma incandescente du-rante los miles de millones de añosnecesarios para que se solidificasenlos enormes fundamentos de la tierra.De modo que el marco evolucionistaexige la existencia de una fuente se-cundaria de polonio.

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mismas en el lapso de unos minutos.Los halos de polonio parecían serevidencia de una creación repentina,las «huellas digitales» de Dios quehabían quedado como trazas resi-duales de Su actividad creadora, iden-tificando la tierra como obra de Susmanos.4N.P.: ¿Lo que usted está diciendo esque por cuanto el polonio se des-integra tan rápidamente, las rocas quelo contienen tuvieron que solidifi-carse en pocos minutos?

Gentry: Así es. Si la tierra comenzócomo una masa fundida, la formaciónde los halos de polonio habría sidoimposible. Las partículas alfa emiti-das durante la desintegración ra-diactiva no habrían dejado un rastropermanente en una masa líquida, enfusión, como tampoco las burbujasdel carbónico dejan trazas en el agua.Y para cuando la corteza de la tierrase solidificó eras más tarde, elpolonio se habría desintegrado y des-aparecido.

Otra ilustración que empleo co-múnmente es comparar la formaciónde los halos de polonio con la tomade una fotografía Polaroid en un cuar-to oscuro. Las partículas alfa que pro-ducen el halo son como la luz de unalámpara de un flash, que duran sóloun breve instante. Así como la luzque incide en la película produce laimagen, de la misma manera las par-tículas alfa que interaccionan con elmineral que las rodea producen unhalo coloreado. La luz y el obturadorde la cámara han de estar perfecta-mente sincronizados — y de la mismamanera ha de estar sincronizada laformación del polonio y de la roca.

Naturalmente, la idea de un polo-nio primordial era sólo una hipótesisde trabajo en este punto. Mucha de miinvestigación posterior la dediqué aensayarla.

N.P.: Si su hipótesis del polonio pri-mordial elimina los miles de millonesde años para la formación del granito,esto reduce de una manera drástica laedad de la tierra. ¿Qué edad cree us-ted que tiene la tierra?

Gentry: Teológicamente, creo que latierra tiene una edad de unos seis milaños, basándome en las genealogíasbíblicas — y creo que hay tambiénevidencia científica para una tierra re-ciente. No creo que uno pueda mante-ner ideas religiosas y científicas mu-tuamente contradictorias. La verdadde la naturaleza y de la Biblia ha deser consecuente.

Hay buenas evidencias de que latierra es mucho más reciente de loque mantienen los evolucionistas.Además de la evidencia procedentede los halos de polonio, mi trabajosobre halos en madera carbonificaday sobre retención de helio y plomo encircones [que se cita más adelante] haresultado ser una poderosa evidenciacientífica para una edad de la tierra devarios miles de años.

E L E N S A Y O D E L A

H I P Ó T E S I S

N.P.: Una crítica común contra elcreacionismo es que pone una camisade fuerza sobre la ciencia; debido aque se basa en una creencia religiosaes algo rígido, no está abierto a seguiradonde la evidencia pueda conducir.Usted está diciendo que sostuvo suhipótesis «con la punta de los dedos»,como hipótesis de trabajo solamente,a pesar de haber sido inspirada en unversículo de la Biblia. Usted creía quehabía de ser puesta a prueba comocualquier otra hipótesis científica an-tes que pudiese ser aceptada.

Gentry: Así es. Por ejemplo, cuandocomencé mi investigación, unos po-

cos científicos tenían aún algunasdudas acerca de si estos halos eranrealmente halos de polonio. Algunossugerían, por ejemplo, que pudiesetratarse sólo de halos de uranio conanillos ausentes. De modo que misprimeros experimentos involucrarontécnicas de huella de fisión con elpropósito de comprobar si había al-gún uranio en los centros de los halos.

Cuando los átomos de uraniofisionan, producen huellas en la micaalrededor que se pueden ver si se ata-can con ácido fluorhídrico. Cuandoatacaba halos de uranio, las huellas defisión aparecían como una pauta os-cura estrellada alrededor del centro.Pero cuando atacaba halos de polo-nio, no aparecían estas estrellas.

Como respuesta a esto, los cientí-ficos sugirieron que la pauta estrella-da podría haberse borrado, quizá porel calor. Esta idea podía ensayarse de-terminando si los centros de los haloscontenían algún uranio. Debido a sularga vida media, si realmente habíahabido uranio en los centros de loshalos de polonio, la mayor parte delmismo estaría todavía allí.

Tomé un par de halos, los irradiécon neutrones para inducir unas hue-llas de fisión nuevas y los ataqué.Esta vez la estrella era aún mayor al-rededor del centro de uranio, repre-sentando un número aumentado dehuellas de fisión. Una vez más, loshalos de polonio no tenían estrellas.

N.P.: Parece que usted convenció a lacomunidad científica de que los halosde polonio realmente existían, pero,¿qué acerca de su hipótesis de que el

Halos de uranio 238 y de susdescendientes en la serieradiactiva, entre los que

aparecen los de Polonio 218,214 y 210. El U-238 tieneuna vida media de 4,5 mil

millones de años.

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polonio que daba origen a los halosera primordial o creado? ¿Cómo res-pondieron ellos a esto?

Gentry: Mis colegas científicos nopudieron señalar ningún error en mitrabajo experimental, pero la mayoríade ellos no aceptaron mi conclusiónde que fuese un polonio primordial.Siguieron insistiendo —y lo siguenhaciendo— que necesariamente ha dehaber alguna explicación dentro delmarco evolucionista normativo, unorigen secundario de los halos depolonio. Cuál sea esta explicación,nadie lo ha podido decir.

Diseñé experimentos para poner aprueba la hipótesis del origen secun-dario. Por ejemplo, descubrí una for-ma para determinar si había existidojamás una solución de uranio fluyen-do por la mica. Hacía poco que sehabía desarrollado una técnica de re-troceso alfa, lo que hizo posible de-tectar señales de radiactividad pasadacon mucho mayor detalle que hastaentonces. Cada vez que un átomoradiactivo despide una partícula alfa,retrocede una corta distancia, como elretroceso de un arma de fuego cuandoes disparada. Esto origina un diminu-to indentado en la mica que se puedeobservar mediante ataque con ácido.Atacando la mica y observándolabajo el microscopio, un investigadorpuede ver si ha habido desintegraciónradiactiva en el pasado.

Si una solución radiactiva sumi-nistró el polonio para formar los halosde polonio, como se sugiere con lahipótesis secundaria, la técnica de re-troceso alfa debería revelarlo. Com-parada con una mica sin halos, unamica conteniendo halos mostraría unamayor densidad de indentados de re-troceso alfa debido a la desintegra-

ción de átomos de uranio en la solu-ción. Pero la densidad habría de serligeramente menor muy cerca de loscentros de los halos debido a la ex-tracción de los átomos fuera de lasolución.

En mis experimentos no descubrídiferencia alguna en la densidad deretroceso alfa en ninguna parte de lamica. Fue un golpe a la hipótesis se-cundaria de un origen de los halos delpolonio debidos a la desintegracióndel uranio.

N.P.: Detengámonos un momento, ypasemos a la publicación de su traba-jo hasta el presente. Los creacionistasson frecuentemente criticados por nopublicar en revistas científicas respe-tadas. Ellos contestan que las revistasdel establecimiento científico rehúsancualquier cosa que insinúe una inter-pretación creacionista. Pero usted síconsiguió publicar sus resultados ex-perimentales. ¿Fue difícil encontrarrevistas que aceptasen sus informes?

Gentry: Todos los científicos quequieren publicar tienen a veces querevisar sus manuscritos para ajustarsea las objeciones de los colegas reviso-res. Mis manuscritos, incluso los queno tenían que ver con la creación, nofueron una excepción a esta regla ge-neral. Por otra parte, en el caso de mismanuscritos de orientación creacio-nista, encontré casi imposible publi-carlos en revistas científicas si lasimplicaciones creacionistas se expre-saban de manera explícita. Por ejem-plo, un primer informe enviado aApplied Physics Letters fue rechazadoporque me mostraba abierto acerca dela posibilidad de una interpretacióncreacionista de los halos de polonio.El científico que revisó este artículopara la APL expresó su escarnio conunas palabras tan soeces que el editortachó partes de la reseña, poniendo en

su lugar cadenas de letras X para evi-tar aquella exhibición de mala educa-ción.

Después de esta experiencia actuécon mayor cautela y conseguí publi-car informes, algunos de los cualesno tenían implicaciones creacionistas,en las revistas Science, Nature,Physical Review Letters, y un artículode reseña en el Annual Review ofNuclear Science (véase la lista de pu-blicaciones al final de esta entrevis-ta). Algunos de estos artículos tam-bién hicieron frente a una fuerte opo-sición, incluso cuando sencillamentesugería que la existencia de los halosde polonio contradecía el marcoestándar evolutivo de la historia de latierra, sin mencionar la creación. Enalguna ocasión tuve que revisar variasveces mi manuscrito para dar satis-facción a los revisores.

Cuando las implicaciones se ex-presaban de una manera más clara,los artículos no pasaban el proceso derevisión por colegas. Naturalmente,esto no se decía de una manera direc-ta; se trata de una inferencia basadaen los comentarios de los revisores.En otra ocasión, un revisor me dijoque no aprobaría mi manuscrito parasu publicación si contenía una solareferencia a una creación.

L A C R E A C I Ó N E N L A

C O R T E D E J U S T I C I A

N.P.: No tenemos tiempo en esta en-trevista para seguir hablando de algu-nos de sus otros significativos experi-mentos, como su trabajo en espectro-metría de masas o con halos en made-ra carbonificada. Muchos lectoresprobablemente querrían saber su opi-nión acerca del juicio de Arkansas.Usted fue presentado como testigo dela defensa de una ley estatal que de-mandaba «un trato equilibrado» de lacreación y de la evolución cuando seenseñasen en las escuelas públicas.¿Por qué decidió usted testificar?¿Temía usted que fuese arriesgadopara su posición profesional?

Gentry: Para cuando tuvo lugar eljuicio, yo había estado afiliado con elLaboratorio Nacional de Oak Ridgecomo científico invitado durante doceaños y medio. Mis amigos y colegasen el laboratorio ya sabían que yo eracreacionista, pero testificar en el jui-cio de Arkansas pondría mis eviden-cias en favor de la creación bajo la

Halo de 218Po sin halos deprecursores. El 218Po tiene una vida

media de 3,05 minutos.

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atención del público en general. ElDepartamento de Energía es sensiblea la publicidad negativa dirigida hacialos laboratorios nacionales que finan-cia; si mi obra era públicamente criti-cada, mi posición en el laboratorio,comprensiblemente, peligraría.

Sin embargo, destacados evolu-cionistas habían estado diciendo enmuchos foros, desde revistas hasta re-uniones científicas nacionales, que nohabía evidencia científica alguna enfavor de la creación. Sentí que habíallegado el momento de confrontarlosen público con la evidencia de mipropio trabajo que nunca había sidorefutada con éxito.

N.P.: Después del juicio, usted perdiósu trabajo en Oak Ridge…

Gentry: Sí, lo perdí. He de admitirque antes del juicio me habían infor-mado que mi puesto podría quedarextinguido por otras razones: era cadavez más difícil justificar mi posicióncontinuada como científico invitado(originalmente, había sido una desig-nación para un año). Sin embargo,había razones para esperar que el la-boratorio me mantuviese: hacía pocosmeses, una nueva fase de mi trabajohabía llamado la atención del Senadode los Estados Unidos. Recientemen-te, había hecho un trabajo sobre re-tención de plomo en granito que teníaimplicaciones para el almacenamien-to de residuos nucleares. Durante undebate en el Senado acerca de empla-zamientos seguros para almacena-miento de residuos nucleares, uno demis trabajos (Science, 16 de abril,1982) vino a ser el centro de la discu-sión. Todo el informe fue reimpresoen el Registro del Congreso (págs.S4306-S4309, 29 de abril, 1982) —lo que es muy insólito.

Normalmente, un laboratorio na-cional queda muy complacido cuandoel trabajo de uno de sus investigado-res capta la atención del Congreso,porque esto ayuda a las peticiones definanciación. Evidentemente, la pre-ocupación del laboratorio acerca demi postura creacionista predominósobre el apoyo que ordinariamenteme habrían dado en aquellas circuns-tancias.

El 30 de junio de 1982 finalizó miposición de invitado en el LaboratorioNacional de Oak Ridge. Tuve unabuena relación de trabajo con miscolegas en el laboratorio durante los

años que trabajé allí, y dejé muchosamigos.

N.P.: La Unión Americana de las Li-bertades Civiles (ACLU) presentó laacusación contra la ley de «tratamien-to equilibrado» de Arkansas. ¿Cómorespondieron los testigos expertos enfavor de la evolución a su trabajo?

Gentry: Los testigos expertos engeología calificaron el enigma de loshalos de polonio un «diminuto miste-rio» que sería algún día resuelto den-tro del marco evolucionista conven-cional — aunque admitió que loscientíficos no podían encontrar unaexplicación al mismo, por ahora.

De hecho, expropié esta frasecomo título de mi libro, tituladoCreation’s Tiny Mystery [El diminutomisterio de la creación].

N.P.: Al concluir el juicio de Arkan-sas, el juez derogó la ley de «trata-miento equilibrado». Como centro desu argumentación dijo que por cuantoel origen de la ciencia creacionista esun libro religioso (la Biblia), la cien-cia creacionista es necesariamente re-ligiosa. ¿Cuál es su respuesta a esteargumento?

Gentry: Yo diría que el origen deuna idea no tiene nada que ver con sila idea es científica. Lo que importaes si esta idea está abierta a la pruebaempírica. Los filósofos de la cienciacitan a menudo el célebre ejemplo delquímico Kekulé: dio con el conceptodel anillo de benzeno mientras hacíala siesta delante de un fuego mediantela imagen que le dio un sueño. Esteconcepto revolucionó la química or-gánica. Kekulé sabía, naturalmente,que la imagen mental que inspiró estahipótesis era sólo el primer paso; an-tes de poder ser aceptada como teoríacientífica tenía que ser sometida a unlargo proceso de experimentación yprueba.

Si vamos a rechazar una teoríacientífica porque su inspiración sur-gió de la Biblia, entonces tendríamosque descartar mucha de la primeraciencia moderna, porque tanto Bacon,Kelvin, Newton como muchos otrosremontaron la fuente de sus ideas einspiración a la Biblia.

N.P.: Uno de los puntos culminantesdel juicio fue su presentación de unexperimento que podría falsar su teo-ría del polonio primordial. Oímos

constantemente las críticas de losevolucionistas contra la ciencia crea-cionista por no ser falsable. La presu-posición es que cuando uno apela a losobrenatural la teoría ya no puede serpuesta a prueba. Pero los filósofos dela ciencia argumentan que en cual-quier teoría las declaraciones funda-mentales son inaccesibles a la pruebadirecta. Lo que uno ensaya son lasconsecuencias observacionales que seinfieren de la misma.

Usted mantiene que su propio tra-bajo implicaba inferencias de la crea-ción que se pueden someter a ensayo— e incluso ha sugerido en letras demolde una prueba que podría falsarsus conclusiones.

Gentry: Sí, así lo he hecho. Losevolucionistas pretenden que la for-mación de los granitos del precám-brico, las rocas basales de los conti-nentes, estuvo regida sólo por leyesfísicas conocidas (el principio de launiformidad). Si esto es cierto, enton-ces los científicos de hoy, actuandoen conformidad a las mismas leyesfísicas, deberían poder sintetizar untrozo de granito en el laboratorio. Enun escrito en una revista técnica unoscuantos años antes del juicio, desafiéa mis colegas evolucionistas a queconfirmasen su teoría mediante estasencilla prueba. Pero nadie respondió.

En mi propia teoría del polonioprimordial, los granitos en los que seencuentran halos han de ser asimismoprimordiales. Han de ser las rocascreadas originales. Su origen fue unacontecimiento singular no repetido,involucrando procesos más allá de lasexplicaciones de las leyes físicas co-nocidas — en términos científicos,una «singularidad». Si mi modelo decreación es correcto, debería ser im-posible para los científicos sintetizargranito empleando sólo procesos ac-tuales.

L A P R U E B A D E L A

F A L S A C I Ó N

N.P.: Si la prueba de falsación queusted propone llegase jamás a llevar-se a cabo con éxito, si los científicosfuesen capaces de sintetizar un trozode granito, ¿qué es exactamente loque usted consideraría falsado? ¿Lacreación repentina de los granitos, laedad reciente de la tierra, o la cienciacreacionista como un todo? ¿Volveríausted a ser evolucionista?

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Gentry: Si la tierra fue creada, ha deser posible encontrar rocas de la crea-ción original. Personalmente, creoque los halos de polonio identifican alos granitos del precámbrico como lasrocas creadas originales. Si se llevasea cabo con éxito la prueba de falsa-ción, esto significaría que había erra-do en la identificación de las rocascreadas. Tendría que volver a comen-zar mi investigación de nuevo.

N.P.: ¿Cómo respondieron los evolu-cionistas en el juicio cuando les pre-guntaron acerca de su ensayo defalsación?

Gentry: Bajo interrogatorio cruzado,el testigo experto de geología de laACLU mantuvo que sí se podría sin-tetizar un trozo de granito, pero queexigiría la construcción de un enormeaparato experimental, y que no valíala pena el gasto. Pero seis meses des-pués, en una reunión de la AsociaciónAmericana para el Avance de la Cien-cia (AAAS) el mismo geólogo meacusó de proponer un ensayo que yosabía que era imposible.

N.P.: ¿«Sabía» usted que era imposi-ble? ¿Se trataba de una idea extrema-da o realmente de un ensayo plausi-ble?

Gentry: Naturalmente, esta es unapregunta hipotética, pero trataré deresponderla. Si la tierra fue creada, hade ser posible encontrar rocas de lacreación original. Yo creo personal-

mente que los halos de polonio iden-tifican los granitos del precámbricocomo las rocas originalmente creadas.Que sea imposible sintetizarlas en ellaboratorio sustenta desde luego mihipótesis del polonio primordial y delos granitos creados.

Creo también que mina todo elmarco evolucionista. Sobre la basedel principio uniformista, el evolucio-nismo pretende que el proceso de for-mación del granito tuvo lugar regidosólo por leyes físicas conocidas. Sieste principio es válido, los geólogoshabrían de poder sintetizar granitosen el laboratorio, por cuanto es desuponer que las mismas leyes siguenen vigor en la actualidad que cuandotuvo lugar la formación original.

El fracaso en este intento consti-tuye, creo yo, una falsación delprincipio de la uniformidad. Si no sepuede formar granito en la actualidadbajo las leyes físicas presentes, lasleyes o procesos que gobiernan suformación han de haber sido diferen-tes. Pero el principio de la uniformi-dad declara que las leyes presentespor sí solas son suficientes para expli-car todos los fenómenos naturales; elorigen de los granitos es entonces unaexcepción al principio y sirve parafalsarlo.

Las consecuencias son de gran al-cance. Sin el principio de la uniformi-dad, no hay justificación para suponeruna tasa de desintegración radiactivaa lo largo de las eras geológicas. Sinesta presuposición, los métodos dedatación radiactiva no tienen funda-mento. Y sin estos métodos de data-ción no hay base científica para la

edad de la tierra de varios miles demillones de años.

Sin las largas eras, no hay sufi-ciente tiempo para la evolucióngeológica ni biológica. Todas lasotras supuestas evidencias de la evo-lución dependen de inmensas eras detiempo.

Recordará que me referí al princi-pio de la uniformidad como el pega-mento que mantiene unido todo elmosaico evolucionista. Por cuanto laevidencia en favor de la creación fal-sa este principio, el pegamento se di-suelve y el mosaico evolucionista secae hecho añicos.

NU E V A S D I R E C C I O N E S

N.P.: ¿Cuál es la dirección de su in-vestigación más reciente?

Gentry: En 1982, la AAAS me pidióque participase en un Simposio titula-do «Los Evolucionistas confrontan alos Creacionistas» (recientemente pu-blicado en forma de libro — véase alfinal). Era una oportunidad sin prece-dentes para presentar abiertamente laevidencia en favor de la creación a lacomunidad científica. Además de unadiscusión acerca de los halos depolonio, mi presentación incluía unanueva cosmología creacionista, o mo-delo de la estructura del universo. Sebasa en evidencias de que existe unmarco fijo de referencia para el uni-verso, lo que contradice la teoría de larelatividad y el modelo cosmológicodel Big Bang [o Gran Estallido].

Los interesados en los detalles demi modelo cosmológico pueden leeracerca de mi presentación en laAAAS en mi libro Creation’s TinyMistery. Este libro da una narraciónsemi-autobiográfica de mi trabajocientífico y la respuesta de la comuni-dad científica a la evidencia en favorde la creación que se desprende demis hallazgos.

Bibliografíaen castellano

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○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Una espectacular muestra de halosde 210Po.

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Génesis — Vol. 2 - Nº 1 23

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Publicacionesdel doctor

Robert V. Gentry

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(24) «Time: Measured Responses», EOS60, 474 (1979).

(25) «Polonium Halos», EOS 61, 514(1980).

(26) «Differential Lead Retention inZircons: Implications for NuclearWaste Containment», R. V. Gentry,T. J. Sworski, H. S. McKown, D. H.Smit, R. E. Eby y W. H. Christie,Science 216, 296 (1982).

(27) «Differential Helium Retention inZircons: Implications for NuclearWaste Containment», Robert V.Gentry, Gary L. Glis y Eddy H.McBay, Geophysical ResearchLetters 9, 1129 (1982).

(28)Evolutionists Confront Creationists,disponible en la Pacific Division de laAmerican Association for the Advan-cement of Science, c/o CaliforniaAcademy of Sciences, Golden GatePark, San Francisco, CA 94118.

Fuente: Bible-Science Newsletter, octubre1984, pags. 7ss.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

«La fuerza casi irresistible de la analogía ha minado totalmente la autocomplacidapresuposición, dominante en los círculos biológicos durante la mayor parte de los últimoscien años, de que la hipótesis del designio puede ser excluida sobre la base de que esteconcepto es fundamentalmente un apriorismo metafísico, y que por ello es científicamenteinaceptable. Al contrario, la inferencia del designio es una inducción puramente a posterioribasada en la implacable aplicación de la lógica de la analogía. La conclusión puede quetenga implicaciones religiosas, pero no depende de presuposiciones religiosas.»

Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis(Bethesda, Maryland: Adler and Adler Publishers, 1986), pág. 341.

«Mientras tanto, el público educado sigue creyendo que Darwin ha dado todas lasrespuestas pertinentes mediante la fórmula mágica de cambios al azar y selección natural,ignorando del todo que los cambios al azar han resultado ser irrelevantes, y la selecciónnatural una tautología.»

Arthur Koestler, Janus: A Summing Up(New York: Vintage Books, 1978), pág. 185.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

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24 Génesis — Vol. 2 - Nº 1

Existe un error, muy extendidoy arraigado; es el gran errortocante a la controversia crea-

ción/evolución. Este error es la falsacreencia popular de que la teoría de laevolución es resultado de una cienciapura, prístina, objetiva. Nada hay másalejado de la realidad. Entre los coetá-neos de Darwin se discutían amplia-mente puntos de vista alternativosacerca de los orígenes, como la crea-ción, evolución teísta e incluso naci-mientos monstruosos. En la actuali-dad, el único punto de vista al que sele da una consideración seria en loslibros de texto y la mayoría de las pu-blicaciones periódicas es la evoluciónatea, lo que perpetúa el gran error. Elevolucionismo ateo no llegó a ser or-todoxo debido a que fuese probado ylas otras posturas refutadas, sino debi-do a los dos epistemas opuestos queexisten tocantes a la metodologíacientífica.

Un epistema es el «a priori histó-rico que en una época determinadadelimita un campo de conocimientoen la totalidad de la experiencia …»Dicho en otras palabras, es un puntode vista para un determinado períodode tiempo. Un epistema es similar apero más amplio que el paradigma deThomas S. Kuhn, lo cual es «una sín-tesis de suficiente mérito científicopara apartar a los profesionales deteorías rivales y que funciona comofuente de futuros métodos, plantea-mientos y problemas».1 Los dos

epistemas en cuestión son el epistemade la ciencia creacionista, y el epis-tema de la ciencia positiva.

El epistema de la ciencia creacio-nista enfatiza la mente, el propósito yel designio en la naturaleza, mientrasque el epistema de la ciencia positivamantiene que el conocimiento cientí-fico es «… la única forma válida deconocimiento y se limita a las leyesde la naturaleza y a los procesos queinvolucran exclusivamente causas“secundarias” o naturales.»2 Elepistema de la ciencia positiva «ex-cluye a Dios del universo de maneraabierta y consciente».3 Gillespie des-cribe la rivalidad entre las dos cien-cias como sigue:

Aquellos que argumentan que nohubo una verdadera guerra entrela ciencia y la religión en el siglodiecinueve ignoran la presencia de

estas dos ciencias. La vieja cienciaestaba basada en la teología; lanueva era positiva. La vieja habíaalcanzado los límites de su desa-rrollo; la nueva estaba haciendopreguntas que la vieja no podía niincorporar ni responder. La nuevatuvo que romper con la teología, ohacerla un factor neutro en su en-tendimiento del cosmos, para po-der erigir una ciencia que pudieseresponder a preguntas acerca de lanaturaleza en términos metodoló-gicamente uniformes. Sus lemaseran la uniformidad de ley, deoperación y de método. La viejaciencia invocaba la voluntad divi-na como explicación de lo desco-nocido; la nueva ciencia postulabaleyes aún no descubiertas. La vie-ja inhibía el crecimiento debido aque era improbable que tales mis-terios fuesen jamás clarificados; la

† Este artículo comenzó como una reseñadel libro Charles Darwin and the Problemof Creation [Charles Darwin y el problemade la creación], de Neal C. Gillespie, perodebido a que este libro trataba de cuestio-nes que yo estaba investigando, resultó enun artículo incorporando una reseña. Aun-que Gillespie no observa esto explícita-mente, su libro confirma lo que yo habíaestado ya sospechando, y es que elepistema de la ciencia positiva es la teoríade la evolución. El epistema de la cienciapositiva es sencillamente una manera edu-cada de describir un prejuicio contra cual-quier creencia en lo sobrenatural. En otraspalabras, la teoría de la evolución no existepara explicar el origen de la vida, sino parahacer respetable y aceptable este prejuicio.

«No es por sus conclusiones, sino por su punto departida metodológico por lo que la ciencia modernaexcluye la creación directa. Nuestra metodología no

sería honesta si negase este hecho. No poseemospruebas positivas del origen inorgánico de la vida ni

de la primitiva ascendencia del hombre, tal vez nisiquiera de la evolución misma, si queremos ser

pedantes».…

»Todavía no entendemos demasiado bien las causasde la evolución, pero tenemos muy pocas dudas encuanto al hecho de la evolución; ... ¿Cuáles son las

razones para esta creencia general? En la últimalección las formulé negativamente; no sabemos cómopodría la vida, en su forma actual, haber venido a la

existencia por otro camino. Esa formulación dejasilenciosamente a un lado cualquier posible origen

sobrenatural de la vida; así es la fe en la ciencia denuestro tiempo, que todos compartimos».

Weizsäcker, C. F. von, La importancia de la ciencia (Barcelona, Ed.Labor, Nueva Colección Labor nº 27, 1972), págs. 125, 131.

El epistema es la teoría†

El apriorismo antisobrenaturalista de la ciencia positiva colorea todo el proceso mental de lainterpretación del universo que nos rodea, dando como resultado indefectible su corolario,

una perspectiva puramente naturalista de los orígenes, y la «ateización» del universo.

por Randall Hedtke

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Génesis — Vol. 2 - Nº 1 25

nueva dejaba abierta la esperanzade que lo serían.4

Desafortunadamente para los pro-ponentes de la ciencia positiva, senci-llamente hay demasiados científicoscreacionistas en la historia de la cien-cia que han hecho numerosos descu-brimientos y contribuciones al cono-cimiento científico para que afirma-ciones como las de la anterior cita sepuedan mantener.

Los positivistas querrían hacernoscreer que el epistema de la cienciapositiva beneficia a la ciencia. El pro-pósito de la ciencia, dentro de sus li-mitaciones, es el de investigar y hacerdeclaraciones veraces acerca de nues-tro medio. En cuanto al origen de lavida, a no ser que alguien llegue aobservar la evolución de una planta oanimal a otra clase de planta o ani-mal, la evolución ha de permanecersiendo teoría. Pero al insistir en laexclusión de la creación específica ode cualquier otra alternativa, losevolucionistas de la ciencia positivahan destruido su objetividad y el mis-mo propósito de la ciencia misma ensu relación con la cuestión del origende la vida. La ciencia positiva es enrealidad una política prejuiciada deexclusión que limita las capacidadesde investigación de la ciencia y delcurrículo educativo a una creencia enla evolución.

Si en realidad el epistema es lamisma teoría, entonces esto explicalas técnicas anticientíficas que seemplean para apoyar la teoría de laevolución: p.e., el extravagante em-pleo de analogías, que en realidad tie-nen bien poco valor científico, la in-sistencia en concebir la selección na-tural en términos metafóricos y noliterales (naturalmente, las metáforasestán fuera del ámbito de la ciencia),en extrapolar la microevolución amacroevolución, el prejuicio domi-nante en todas las interpretaciones dela evidencia acerca del origen de lavida, y la técnica de inmunizar la teo-ría de la evolución contra toda refuta-ción introduciendo hipótesis subsidia-rias para racionalizar y neutralizarhechos contradictorios. Como, porejemplo, los esfuerzos por explicar laausencia de los fósiles intermedios,un hecho que fue reconocido inclusoantes que fuese escrito El Origen delas Especies.

La Era Victoriana

Los autores proevolucionistas parecenesforzarse en omitir toda considera-

ción de las condiciones socioeco-nómicas en la época de la publicaciónde El Origen de las Especies. Loslectores reciben la impresión de queel entorno social de la época era irre-levante, y que el epistema de la cien-cia positiva es el resultado «de la purarazón intocada por el mundo».5 Yoestoy convencido de todo lo contrario— de que la revolución científica ytecnológica que experimentó la EraVictoriana tuvo una importanciatranscendente para el desarrollo delepistema de la ciencia positiva. Iríamás lejos, y diría que la teoría de laevolución, y el positivismo que éstademanda, son un producto directo delo que hoy es generalmente designadocomo la revolución industrial o cien-tífica. La revolución industrial hizoque la actitud del público fuese favo-rable a un epistema prejuiciado. Elfactor de éxito para la teoría de laevolución no fue la evidencia convin-cente ni lo riguroso de la teoría, sinoel sueño utópico de un nuevo mundoforjado por la ciencia. Este sueño quecasi todos compartían llevó al públicoa una mentalidad ingenua; ¿no habíasido la teoría de la evolución emitidabajo los auspicios de la ciencia? ¿Noson los científicos los grandes bene-factores de nuestro tiempo? ¿No esinfalible el método científico? Pocasveces en la historia de la humanidadhabía subido tan rápidamente el podery el prestigio de una fraternidad, yello hasta tales alturas de vértigo,como el de la comunidad científica.Las impresiones de Macaulay, el des-tacado historiador científico, son des-critas así:

Macaulay estaba lleno de admira-ción por la revolución científicade la que fue testigo a principiosdel siglo diecinueve, y en esto,como en tantas cosas, fue produc-to típico de su época. Para él, lomismo que para otros, entoncescomo ahora, «ciencia» era sólo enparte empirismo, una manera decontemplar los datos. De maneramás inmediata, más tangible,«ciencia» significaba los resulta-dos secundarios del método: losproductos de la tecnología. Duran-te el largo reinado de la ReinaVictoria, la «ciencia» transformómuchas de las condiciones de lavida de la gente. El primer ferro-carril se construyó en Inglaterraen 1825, cuando Victoria era unaniñita; antes de esto, la máxima

velocidad para el viaje en tierraera para el inglés más avanzado lamisma que había sido para losCésares y los Faraones —la velo-cidad del caballo. Pero antes quemuriese la Reina y Emperatriz, sehabían construido casi todas las lí-neas férreas actualmente existen-tes en Gran Bretaña: la «ciencia»había iniciado aquella liberacióndel hombre del músculo animal,aquella aceleración hacia veloci-dades inconcebibles que es tan ca-racterística de nuestra propia edady que sigue siendo tan impresio-nante para nosotros como lo erapara los Victorianos.

Impresionante: «la ciencia ha-cía cosas, hacía que las cosas fun-cionasen. El temperamento britá-nico, práctico, empírico, positivis-ta, quedó fascinado. MientrasVictoria ocupaba el trono, comen-zó el servicio de vaporestransatlánticos; las máquinas mo-vidas por electricidad revolucio-naron la industria; el telégrafovino a ser un instrumento prácticoy se desarrolló el teléfono; se pro-dujeron la lámpara eléctrica y elautomóvil. Ocho años antes de lapublicación de El Origen, losVictorianos celebraron el Progre-so en la primera feria universal,en el fabuloso Palacio de Cristal,donde Macaulay se sintió tan re-verente como en la Basílica deSan Pedro. La «ciencia» hacía quesucediesen cosas; podía predecirsu ocurrencia; su éxito eliminabatoda duda. A muchos les parecía,en aquel tiempo, definitiva y cla-ra. Se podía poner en ella toda laconfianza.6

Los sociólogos inmediatamentereconocieron las implicaciones filosó-ficas de la teoría y comenzaron a pre-sentarla al público sobre esta base. Ypara la mayoría de la gente, la cues-tión de la validez científica de la teo-ría llegó a perderse y permanece per-dida en sus consecuencias filosóficas.

La teoría de la evolución surgió,se supone, de la ciencia, y por la cien-cia ha de mantenerse o caer, y sinembargo pronto sucedió que la teoríavino a ser más bien un concepto ético,social y filosófico que pronto impreg-nó todos los aspectos de la culturaoccidental.

Persuasiva porque la «ciencia» erapersuasiva, la evolución vino a serun lema del período Victoriano

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tardío. Para finales del siglo pasa-do, apenas si había algún campodel pensamiento que no hubiesequedado fertilizado por el «nue-vo» concepto. Los historiadoreshabían comenzado a contemplar elpasado como «un organismo vi-viente»; los teóricos legales estu-diaban las leyes como una institu-ción social en desarrollo; los críti-cos examinaban la evolución delos estilos literarios; los antropó-logos y los sociólogos invocabanla «selección natural» en sus estu-dios de las formas sociales; losapologistas de los ricos demostra-ban que los pobres son los «no ap-tos», y que era inevitable la mar-cha del Progreso bajo la guía delos «aptos»; los novelistas «obser-vaban» a sus personajes al ir evo-lucionando de una manera «empí-rica», y los poetas cantaban him-nos a una fuerza vital creadora.7

Los darwinistas sociales se con-virtieron así en un inesperado y pode-roso aliado de los evolucionistas. Lostemas de difusión social, ética y filo-sófica propagados por la teoría de laevolución y vigorizados por el senti-miento abrumador de reverencia delos Victorianos delante de la cienciavinieron a ser la principal defensa dela teoría de la evolución. GeorgeBernard Shaw dijo con sinceridad que

Nunca en la historia, por lo quepodamos saber, se dio un intentotan decidido, tan bien financiado ytan políticamente organizado parapersuadir a la raza humana de quetodo progreso, toda prosperidad,toda salvación, individual y so-cial, dependía de un conflicto sinfrenos por el alimento y el dinero,de la supresión y eliminación delos débiles por parte de los fuer-tes, de la Libertad de Comercio,de la Libertad de Contratación, dela Libre Competencia, de la Liber-tad Natural, del Laissez Faire: enresumen, de «derribar al otro» contoda impunidad …8

Charles S. Pierce llegó a una con-clusión similar de que la hipótesis deDarwin no estaba ni cerca de ser con-firmada, sino que la favorable recep-ción que obtuvo «se debió claramen-te, en una gran medida, a que susideas eran aquellas a las que su sigloestaba favorablemente dispuesto, y demanera especial por el aliento que dioa la filosofía de la codicia».9

La teoría llegó a quedar, en granmedida, exenta de responsabilidadante la comunidad científica que lahabía producido. La teoría de la evo-lución fue remolcada a la aceptacióncogida de la mano del epistema de laciencia positiva. El nuevo materialis-mo de la época necesitaba una expli-cación materialista del origen de lavida. Por ello, sin importar cuántoshechos contradijesen a la evolución,sin embargo tenía que ser aceptadaporque la alternativa era la creación, yla creación era contraria al positivis-mo. En otras palabras, los evolucio-nistas tienen la capacidad mental deser fieles al positivismo en tanto queson infieles a la ciencia, pero dandotodo el tiempo la impresión de queson los grandes defensores y amantesde la ciencia. Por ejemplo, «JosephLeConte creía en la evolución a pesarde lo que él consideraba el veredictoadverso de la geología, porque todo loque la ciencia conocía eran “causas yprocesos secundarios” de ocurrenciaregular; y para él esto significabaevolución».10

El prejuicio de los fun-dadores de la teoría de

la evolución

Hay evidencias de que el principalatractivo de la teoría de la evoluciónpara algunos de los fundadores no essu condición de científica, sino elefecto negativo que tiene sobre la re-ligión organizada. La teoría de la evo-lución fue considerada como una for-ma de impulsar su filosofía mientrasque disminuía la influencia de la reli-gión.

Edwin G. Conklin, que fue profe-sor de biología en la Universidad dePrinceton, admitió abiertamente que«el concepto de evolución orgánica esmuy apreciado por los biólogos, paramuchos de los cuales es objeto de unadevoción religiosa genuina, porque loconsideran como el supremo princi-pio integrador. Esta es probablementela razón de que la rigurosa críticametodológica aplicada en otras áreasde la biología no ha sido aún aplicadaa la especulación evolucionista».11

Como ejemplo de ello se puedeseñalar a T. H. Huxley. Huxley fue elautoproclamado enseñante de la teo-ría en Inglaterra. Asumió presentar lateoría al público con una serie de ar-tículos y conferencias. Personalmen-te, consideraba la teoría de Darwincomo meramente «una hipótesis detrabajo», lo cual es una posición más

bien baja; una hipótesis es considera-da como algo menos que una teoría.Sin embargo, se dice que le dijo a sumujer: «Para el viernes que viene, to-dos se quedarán convencidos de queson monos.»12 ¿A qué se debe estacontradicción? ¿Por qué este deseo deconvencer a un público maravilladode que la posición de una teoría esalgo más que una «hipótesis de traba-jo»? Quizá su pensamiento estaba in-fluido por su bien conocida hostilidadcontra la religión.

John Dewey, uno de los fundado-res del movimiento educativo progre-sista, reconocía que «la nueva lógicade Darwin elimina la búsqueda deorígenes y finalidades de carácterabsoluto, a fin de explorar valores es-pecíficos y las condiciones específi-cas que los generan. Esta ha sido lamayor consecuencia común de ElOrigen.»13

La exclusión de la teología y elconcepto de creación específica fueconsiderado por algunos como la granvirtud de la teoría de la evolución.Julian Huxley, nieto de T. H. Huxleyy uno de los principales portavoces dela teoría, declaró «que él era ateo, yque el gran logro de Darwin fue eli-minar de la esfera de la discusión ra-cional toda la idea de Dios comocreador de organismos».14 En la mis-ma línea, Ludwig Plate, un defensoralemán de la teoría, explica que «ensu opinión, el más grande servicio deDarwin reside en el hecho de quebuscó explicar la finalidad de los or-ganismos mediante las fuerzas natura-les, excluyendo todo principio metafí-sico operando con una inteligenciaconsciente».15

Ernest Haeckel, el promotor ale-mán de la teoría, reaccionó de manerasimilar cuando para él «el cristianis-mo quedó suplantado por una adora-ción de la humanidad en general com-binada con el entusiasmo por lasmentes ilustradas de la antigüedadclásica y el odio contra la reaccióneclesiástica …»16

Finalmente, John A. Moore, el ac-tual portavoz del evolucionismo (queno debe ser confundido con John N.Moore, un conocido creacionista) pa-rece hacerse eco de los fundadoresacerca del epistema de la ciencia po-sitiva cuando, en un artículo en TheAmerican Biology Teacher, se lamen-ta de las estadísticas que indican que«entre los jóvenes de 16 a 18 años, el71 por ciento creen en la ESP [per-cepción extrasensorial], el 64 por

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Génesis — Vol. 2 - Nº 1 27

ciento en ángeles, y el 28 por cientoen fantasmas».17 Parece creer que esresponsabilidad de la educación se-cundaria erradicar la creencia en loparanormal y lo sobrenatural, y quelas escuelas públicas han fracasado enesta responsabilidad. Las lamentacio-nes de Moore son contrarias a la rea-lidad. No creo que haya una mayoríade padres que deseen que sus hijos nocrean en lo sobrenatural. Ni la mayo-ría de los educadores creen que esresponsabilidad suya adoctrinar a losestudiantes a creer sólo aquello quesea pueda explicar científicamente.Quizá la preocupación de los evolu-cionistas respecto a lo sobrenatural esque en tanto que haya gente que creaen ello habrá algunos que crean en lacreación.

No quiero decir con eso que todoslos que aceptan la teoría de la evolu-ción como explicación del origen dela vida comparten la misma hostilidadcontra la teología que manifestabanHaeckel y Huxley, pero sí creo que lamayoría de ellos están convencidosde que el epistema de la ciencia posi-tiva está justificado, y por consiguien-te que su objetividad está comprome-tida. El fondo de todo esto es que unateoría científica debería mantenerse ocaer por sus méritos científicos y queno se debería mantener sobre sus ra-mificaciones filosóficas o sobre unepistema prejuiciado.

En ocasiones, el positivismo esdescrito con el equívoco nombre deDoctrina de la Neutralidad de la Cien-cia. Chauncey Wright, un profesorocasional de matemáticas en Harvard,recibe el crédito de esta idea. Se inte-resó en evolución poco después de lapublicación de El Origen, hasta elpunto de que tuvo una corresponden-cia personal con Darwin y publicóartículos en defensa de la teoría. Ladoctrina de Wright de la «neutrali-dad» demandaba de los investigado-res que se liberasen del dominio desistemas apriorísticos y que mantu-viesen en todo tiempo separados lossentimientos éticos del conocimientocientífico. De este modo, el darwi-nismo era una teoría científica de labiología, una hipótesis que no teníanecesariamente efectos causales sobrelas cuestiones religiosas, filosóficas osociales. Además, la teoría de la evo-lución debía presentarse «sin contem-plación alguna por ninguna conside-ración que pudiese producir innecesa-rios e injustificados “conflictos” conla religión.»18 A primera vista, el con-

te ver imágenes de las similitudesesqueletales de una tortuga y del serhumano, por ejemplo, e interpretar lassimilitudes como significando queevolucionaron desde un antecesor co-mún. De lo que el estudioso a menu-do deja de darse cuenta es que sepueden comparar las partes del cuer-po hasta el nivel molecular, pero queesto nunca nos dirá cómo se origina-ron estos organismos. En otras pala-bras: la anatomía comparada es útilsólo en tanto que el observador su-ponga la evolución a priori. No hayprueba que demuestre la interpreta-ción evolutiva en la anatomía compa-rada. Otras hipótesis no susceptiblesde ensayo en el montón de hipótesisque componen la teoría de la evolu-ción se encuentran la distribucióngeográfica, la embriología y los órga-nos vestigiales. Los evolucionistas,como los pioneros filósofos naturalis-tas del pasado, cometen el fallo de nodistinguir entre hipótesis falsables yno falsables. Darwin mismo admitió,en una carta a Asa Gray: «Soy bienconsciente de que mis especulacionesvan mucho más allá de los límites dela verdadera ciencia.»19 La historia dela ciencia revela la larga lucha entrelos que descuidarían y desenfatizaríanla experimentación para someter hi-pótesis a prueba, y aquellos que ledarían énfasis.

Ritterbush, al describir a los natu-ralistas del siglo dieciocho, informaque «aunque se invocaba la autoridadde la ciencia en favor de ellos, losconceptos reflejaban un entendimien-to impropio de la naturaleza orgánica,que iban mucho más allá de la evi-dencia dados para ellos, y que dema-siadas veces llevaban a los naturalis-tas a descuidar la observación y laexperimentación en favor de concep-tos abstractos».20 También los descri-be como prefiriendo una ilimitadaexplicación basada en especulacionesantes que explicaciones limitadas ba-sadas en la experimentación. En unalínea similar, Nordenskiold observaque «durante el reinado de la filosofíanatural romántica, las condicioneseran diferentes; los representantes deaquella escuela, que se imaginabanque podían resolver todos los enig-mas de la existencia mediante la espe-culación, se burlaban a fondo de losexperimentos, que consideraban quellevaban a infructíferos artificios».21

En cambio, Leonardo da Vinci,famoso por sus logros científicos asícomo artísticos, insistía en la experi-

cepto de la neutralidad parece algológico y aceptable, hasta que uno seda cuenta de que si no podemos con-siderar los orígenes desde una pers-pectiva teísta, entonces debemos ne-cesariamente, por falta de alternativa,considerarlos sólo de una perspectivamaterialista. La Doctrina de la Neu-tralidad de la Ciencia es en realidaduna licencia a considerar la evidenciacientífica para el origen de la vidasólo desde una creencia a priori en laevolución.

El dogma evolucionista

Quizá sería útil exhibir cómo el posi-tivismo prejuicia la evidencia y el cu-rrículo académico. Analicemos laanatomía comparativa, una de lasáreas de estudio que se supone quesuministran las hipótesis que compo-nen la teoría, y quizá una de las másimpresionantes cuando se consideraexclusivamente desde el prejuicioevolucionista. La anatomía compara-da significa comparar partes del cuer-po, y, según la creencia evolucionista,esto significa que cada vez que seobservan similitudes entre plantas oentre animales, se toma como indica-ción de que tuvieron un antecesorevolutivo común. Es muy convincen-

A primera vista, elconcepto de la

neutralidad parece algológico y aceptable, hastaque uno se da cuenta de

que si no podemosconsiderar los orígenesdesde una perspectiva

teísta, entonces debemosnecesariamente, por falta

de alternativa,considerarlos sólo de unaperspectiva materialista.

La Doctrina de laNeutralidad de la Ciencia

es en realidad unalicencia a considerar laevidencia científica parael origen de la vida sólo

desde una creencia apriori en la evolución.

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28 Génesis — Vol. 2 - Nº 1

mentación: «Si la experiencia falla enconfirmar la hipótesis, ésta ha de serabandonada; y aparte de una confir-mación experimental positiva, carecede valor.»22 René Descartes, reforma-dor científico del siglo diecisiete, in-sistía en que las hipótesis «… han derecibir una demostración convincentey completa antes de ser apropiada-mente admitidas como conclusionescientíficamente válidas».23 Roger Ba-con «… vio con claridad el valor delmétodo experimental como el únicocamino a la certidumbre».24 Baconvivió en el siglo trece y fue un pione-ro en proponer la experimentaciónpara poner las hipótesis a prueba. (Aveces es suficiente con la observacióncrítica —no con la especulación—como experimento o prueba.) Pasan-do hacia el presente, Dellow declaraque «… el experimento es el árbitrodefinitivo».25 Vemos así una unidadde pensamiento que abarca unos sete-cientos años.

Finalmente, Sir Karl Popper avan-za la cuestión un paso más al obser-var lo evidente: «Una teoría que no esrefutable por ningún acontecimientoconcebible no es científica.» Y, «…el criterio de la condición científicade una teoría es su falsabilidad, orefutabilidad, o susceptibilidad de serpuesta a prueba».26 También apremiaa los investigadores a «probar una yotra vez de formular las teorías quemantenéis y criticarlas. E intentad eri-gir teorías alternativas —alternativasincluso a aquellas teorías que os pa-rezcan innegables; porque sólo deesta manera comprenderéis las teoríasque mantenéis. Siempre que una teo-ría os parezca la única posible, tomadesto como señal de que no habéiscomprendido la teoría ni el problemaque tiene la intención de resolver».27

Así, hemos visto que las hipótesisno susceptibles de prueba no se en-cuentran siquiera en el reino de laciencia, y que se debería siempre darconsideración a hipótesis alternativas.Las alternativas introducirán el escep-ticismo, el precursor de la objetivi-dad. Pero si las hipótesis no suscepti-bles de prueba no son científicas,¿cuál es su posición? Se trata deenunciados de creencia basada en uncierto conjunto de hechos influidospor la filosofía, religión o intuiciónpersonales del investigador. Otroscon una diferente filosofía, religión ointuición pueden contemplar el mis-mo conjunto de hechos de una mane-ra totalmente diferente.

Las interpretaciones creacionistasalternativas de la evidencia serviríanpara eliminar la teoría del ámbito deldogma científico. ¿Por qué no consi-derar la creación? La réplica creacio-nista a la interpretación evolucionistade la anatomía comparada sería: ¿Yqué si se observan similitudes? Es deesperar que haya similitudes entre losorganismos en base de una suposicióna priori de creación. Uno no esperaríanecesariamente que cada clase de or-ganismo, todos ellos viviendo en lamisma biosfera, fuesen inequívoca-mente diferentes en todos los detallesde toda otra clase de organismo. Nohay ensayo para poner a prueba la in-terpretación evolucionista ni la crea-cionista para la anatomía comparada.Por consiguiente, no demuestra nada,por cuanto da apoyo a ambas creen-cias. ¿Puede censurarse la interpreta-ción creacionista, cuando la interpre-tación evolucionista es evidentementeigualmente cuestión de creencia per-sonal?

La confus ión deDarwin

Probablemente, nadie ha estado másconfundido acerca de la cuestión delorigen de la vida que Charles Darwin.Él, naturalmente, rechazó la idea de lacreación, e incluso llegó al extremode formular «pruebas» que, para él,refutaban la creación. Por ejemplo,Dios sólo habría creado especies ta-jantemente separadas: no habría deja-

do la posibilidad del hibridismo.28

Dios no habría creado órganos rudi-mentarios.29 Dios no habría creado or-quídeas con una «diversidad tan sinfin de estructura» simplemente paraconseguir la fertilización.30 Dios ha-bría creado los animales ciegos de lascavernas de Europa y América demodo que se pareciesen estrechamen-te, debido a sus idénticas condicionesde vida; en lugar de esto, no estánrelacionados de cerca.31 Dios no ha-bría creado plantas tan pródigas en lacantidad de polen que producen —cuando sólo una pequeña cantidad delmismo se emplea en la fertilización.32

Bueno, lo que estos pintorescos «en-sayos» nos dicen, naturalmente, escómo Darwin habría creado o no.Aparentemente, el epistema de laciencia positiva sí que permite la con-sideración de la creación, pero sólo sise considera en un contexto negativo.

Darwin rechazó también la evolu-ción teísta o dirigida, la idea manteni-da por algunos de sus coetáneos deque el proceso evolutivo estaba de al-guna manera bajo la dirección deDios. Su razón para rechazar la evo-lución teísta era que «era sólo unaforma disfrazada de creación espe-cial»:

Rechazo del todo, porque a mi jui-cio es totalmente innecesaria, todaadición subsiguiente de «nuevospoderes, atributos y fuerzas»; o deningún «principio de mejora», ex-cepto en cuanto a que todo carác-ter que es seleccionado natural-mente o preservado es de algunamanera una ventaja o mejora, o encaso contrario no habría sido se-leccionada. Si estuviese convenci-do de que precisaba de tales adi-ciones a la teoría de la selecciónnatural, la rechazaría como basura… No daría nada por la teoría dela Selección Natural, si precisa deadiciones milagrosas en cualquieretapa de la descendencia.33

Darwin tuvo que rechazar la evo-lución teísta porque iba en contra delepistema de la ciencia positiva encuanto que dejaba de «ateizar el uni-verso». Además, hacía superfluo sumecanismo para la evolución: la se-lección natural. Si las variaciones y/ola selección estaban preordenadas, nohabía razón para siquiera considerarel mecanismo. La evolución venía aser simplemente una versión ralen-tizada de la creación.

… en una conversacióncon el Duque de Argyll,

que le comentó a Darwinque «era imposible

contemplar los numerososinventos en la naturaleza

y no ver que su causaresidía en la

inteligencia», Darwin «lomiró con mucha dureza y

dijo: “Bueno, esto meviene a veces con una

fuerza abrumadora; peroen otras ocasiones —yaquí sacudió la cabezavagamente, y añadió—parece desvanecerse”.»

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El rechazo de la creación especialy de la evolución teísta nos llevan a laúnica optativa que queda — a la evo-lución teísta o atea, que es lo que seenseña en los libros de texto típicos.Uno pensaría que ahí debe ser dondeestaba Darwin. Pero no, también en-contramos que rechazaba el azar. Enuna carta a Asa Gray escribía:

Me duele decirle que honrada-mente no puedo ir tan lejos comousted acerca del Designio. Soyconsciente de que estoy en unembrollo irresoluble. No puedocreer que el mundo tal como lovemos sea resultado del azar; sinembargo, no puedo contemplarcada cosa separada como resulta-do del Designio.34

Más tarde en su vida, en una con-versación con el Duque de Argyll,que le comentó a Darwin que «eraimposible contemplar los numerososinventos en la naturaleza y no ver quesu causa residía en la inteligencia»,Darwin «lo miró con mucha dureza ydijo: “Bueno, esto me viene a vecescon una fuerza abrumadora; pero enotras ocasiones —y aquí sacudió lacabeza vagamente, y añadió— parecedesvanecerse”.»35

Habiendo rechazado la creación,la evolución teísta o dirigida, y laevolución atea o al azar, Darwinparece haberse encontrado en un em-brollo sin salida acerca de la cuestióndel origen de la vida. Gillespie con-cluye que murió con algún vagoconcepto de teísmo. Parece razonableque si se enseña la teoría de Darwin,su confusión acerca de esta cuestióndebería también formar parte del cu-rrículo académico.

Las actitudes actuales

La generación Victoriana ha pasadoya hace mucho tiempo, y la nuestraha venido a ser el hastiado herederode una revolución científica de la quealgunos aspectos inspiran temor ypavor en lugar de la antigua confian-za. La ciencia y la tecnología soncontemplados ahora desde los ceñu-dos ojos de los que han descubiertosus «ocultos gusanos», principalmen-te en forma de la degradación am-biental y de los peligros sanitarios. Lanueva actitud del público hacia laciencia y la tecnología queda clara-mente expuesta en un reciente núme-ro de Science:

De importancia para el futuro dela ciencia y de la tecnología es elhecho de que de alguna manera elpúblico ha perdido confianza en elvalor final de la empresa científi-ca. No se trata de que tengan enmenor estima a la ciencia pura o alos científicos. Pero hay menos se-guridad de que la investigacióncientífica dé inevitablemente be-neficios públicos.

Por primera vez en siglos, haypersonas reflexivas que no estánmoralmente seguras de que ni si-quiera nuestros mayores logrossean de veras progreso. Para algu-nos filósofos ya no está claro queel conocimiento objetivo sea unbien incuestionable.36

En un ensayo en la revista Timetitulado «Science: No Longer aSacred Cow» [La ciencia: ya no másuna vaca sagrada], el autor señalabalas exploraciones lunares como elgran epílogo en el continuo ascensodel prestigio de la ciencia. Contraste-mos unos extractos del ensayo deTime con la descripción de Macaulayde la ciencia y tecnología citados másarriba:

Y desde luego, abajo se fue suprestigio. Y en su lugar se ha sus-citado una nueva actitud públicaque parece la antítesis de la ante-rior maravilla. Aquella maravillaha dejado paso a un nuevo escep-ticismo, la adulación ha dejadopaso a las diatribas. Para aturdi-miento de gran parte de la comu-nidad científica, sus triunfos delpasado han sido rebajados, y elentusiasmo popular por nuevoslogros como fotografías de Marteparece desvanecerse con las pala-bras finales de las noticias de lanoche. Las promesas de la cienciay de la tecnología para el futuro,en lugar de ser bien acogidascomo heraldos de la Utopía, pare-cen ahora a menudo ser amenazas.Los temores de que la manipula-ción genética puedan producir unGermen Aniquilador, por ejemplo,preocupan a muchos americanos,junto con el temor de que los es-tampidos sónicos de los jets su-persónicos puedan añadir un ho-rrendo ruido a los peligros que yacargan a la atmósfera (los escapesde los automóviles, los freones, elestroncio 90).

El nuevo escepticismo se pue-de ver y oír en el surgimiento deuna renovada disposición a retar alos depositarios de nuestro cono-cimiento técnico sobre su propioterreno. Se presenta de su maneramás abierta en la campañaecologista y en la rebelión de losconsumidores, pero también estáen juego en un campo más am-plio. Se aplica la luz pública y elcalor político a los ingenieros deautomoción de Detroit, que duran-te generaciones han pasado susproductos a un público conformis-ta. Incluye las protestas contra lasituación de pantanos masivamen-te certificados por la ciencia, dis-putas abiertas sobre la validez realde medicinas científicamenteaprobadas y la disposición cre-ciente de los pacientes a ponerpleito a los médicos para que dencuenta de sus errores en los trata-mientos. La ciencia y la tecnolo-gía, en cierto sentido, ha sido de-gradada de su posición de semi-diosa. El público actual se une, deuna manera desordenada, alrede-dor del concepto que Hans J,Morgenthau expresó en Science:Servant or Master? [La ciencia:¿Sierva o Ama?]: «El monopoliode las respuestas a las preguntasdel futuro por parte del científicoes un mito.»

El desvanecimiento de estamitología es el resultado de lagradual toma de conciencia porparte de los americanos de que lasmaravillas de ensueño de la cien-cia y la tecnología se transformana veces en errores de pesadilla.Los detergentes que limpian losplatos pueden matar ríos. Los co-lorantes que hermosean el alimen-to pueden causar cáncer. Las píl-doras que posibilitan el sexo sinriesgo pueden causar peligrosascomplicaciones a la salud. ElDDT, los ciclamatos, la talidomi-da y los estrógenos son sólo algu-nas de las bendiciones equívocasque, juntas, han enseñado unacosa al lego: Que las verdadesprometedoras de la ciencia y de latecnología vienen a menudo congusanos escondidos.37

El papel dela educación

Ha llegado el momento de despejar elgran error y de rechazar el epistema

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de la ciencia positiva. Es hora de quela educación establezca su propio cri-terio acerca del currículo evolucio-nista. Darwin el científico no es aptocomo Darwin el maestro. El criterioque Darwin empleó para desarrollarsu teoría no está a la par como criteriopara enseñar la teoría. En otras pala-bras: en educación, el positivismo esadoctrinamiento.

A continuación doy algunos de losobjetivos curriculares que he desarro-llado a lo largo de un período de diezaños; sirven para eliminar la teoría dela evolución del ámbito del dogmacientífico, a fin de poder enseñar enlugar de adoctrinar. Para empezar, lasmultitudes de hipótesis que se en-cuentran en el típico libro de texto, lamayoría de las cuales empleó Darwinen El Origen, deberían clasificarsebajo los encabezamientos de hipótesissusceptibles de ensayo y no suscepti-bles de ensayo. Las hipótesis básicasquedarían luego clasificadas tal comose muestra en la Tabla 1.

Un educador no necesita enseñarningún relato particular de la crea-ción, lo que probablemente demanda-ría la enseñanza de todos los relatosde la creación. La creación deberíaser considerada sólo en relación conla evidencia científica presentada enapoyo de la evolución, sin ningunaelaboración teológica. Cuando sehaga así, se hará evidente para los es-tudiantes que los libros de texto estánprejuiciados y que las hipótesis nosusceptibles de ensayo pueden ser in-terpretadas de manera satisfactoria ala luz de la creación. Una considera-ción creacionista de las hipótesis nosusceptibles de ensayo elimina en elacto a la teoría del ámbito del dogmacientífico. Esto es, naturalmente, con-trario al epistema positivista, porqueya no ateíza el universo, pero la edu-cación ha de rechazar el positivismo.

Tocante a las hipótesis suscepti-bles de ensayo, se debe considerar loimpensable: ¿Pasa la teoría de la evo-lución los ensayos o los falla? En lamayor parte de los casos, el ensayo se

reduce a un examen crítico de nuestromedio. Por ejemplo, Darwin nuncaobservó la selección natural, y en ElOrigen se vio obligado a emplearejemplos imaginarios. Si la selecciónnatural no se observa, ¿por qué no?

La pregunta de si la teoría evolu-cionista pasa la prueba o no se basaen la siguiente alternativa: Para hablaren términos comunes, el fondo en lateoría de la evolución es que el azarpuede crear un designio inteligente:eso es lo que se enseña en los típicoslibros de texto. La alternativa es quenuestra capacidad de razonar comoseres humanos es resultado de unacreación y no del azar. Recordemostambién que la ciencia es básicamenteun proceso de razonamiento. Si eso esasí, quiere decir que toda teoría cien-tífica que niegue la existencia de Diostendrá que ser irracional, acientífica,y de alguna u otra manera susceptiblede refutación. La alternativa creacio-nista —a diferencia de la evolución odel dogma— demanda que hagamospreguntas fundamentales.

Conclusión

El espacio disponible no nos permiteun análisis de las hipótesis. Lo quequiero exponer es que se debe haceruna distinción entre las hipótesis sus-ceptibles de prueba y las que no loson, y que se admita la consideraciónde la creación. Mi experiencia perso-nal de incluir la creación como alter-nativa indica que los padres han re-chazado el positivismo y su prejui-ciada política de exclusión. Los edu-cadores han de estar dispuestos a ha-cer lo mismo. La vieja y retorcidalógica del positivismo de que la evo-lución ha de ser aceptada porque estáprohibido considerar las alternativasno tiene lugar en la educación. Paralos que están filosóficamente compro-metidos con la teoría de la evolución,el problema es evidente: deben deci-dir si pueden poner las normas del ri-gor académico por encima de lascreencias personales o no.

REFERENCIAS

1 Gillespie, N. C., 1979. Charles Darwin andthe problem of Creation. The University ofChicago Press, pág. 2. En griego, epistemasignifica «entendimiento». Aristóteles em-pleó alguna vez este término para referirsea la ciencia por excelencia.

2 Ibid., pág. 3.3 Ibid., pág. 15.4 Ibid., pág. 53.5 Ibid., pág. 6.6 Appleman, P., (ed.), 1970. Darwin— a

Norton critical edition. W.W. Norton Co.,Inc. págs. 632-633. Chesterton escribió enalguna parte acerca del concepto de queDios haría que todo fuese para bien si sóloel hombre era suficientemente malo.

7 Ibid., pág. 633.8 Wiener, P., 1969. Evolution and the founders

of pragmatism. Peter Smith Publisher, pág.78.

9 Ibid., pág. 78.10 Gillespie, N. C., op. cit., pág. 151. En otras

palabras, creía él en la evolución porquecreía en el positivismo, lo que, naturalmen-te, da por supuesto cuál es el origen de lavida. Me aventuraría a suponer que la acti-tud de LeConte es típica de muchos actua-les proponentes de la evolución.

11 Conklin, E. G., 1943. Man Real and Ideal,Scribner, pág. 147.

12 Huxley, L., (ed.), 1902. The Life and Lettersof Thomas Henry Huxley. Vol. I. D.Appleton and Co., pág. 205.

13 Dewey, J., 1951. The Influence of Darwinon Philosophy. Peter Smith Co., pág. 13.

14 Macbeth, N., 1971. Darwin Retried. GambitInc., pág. 126.

15 Nordenskiold, E., 1928. The History ofBiology. Tudor Publishing Co., pág. 572.

16 Ibid., pág. 506.17 Moore, J. A., 1979. «Dealing with contro-

versy: a challenge to the universities». TheAmerican Biology Teacher 41(9):544-547.

18 Weiner, P., op. cit., pág. 56.19 Gillespie, N. C., op. cit., pág. 63.20 Ritterbush, P. C., 1964. Overtures of biology

— the speculatons of eighteenth centurynaturalists. Yale Univ. Press, págs. 1 y 156.

21 Nordenskiold, E. Op. cit., pág. 370.22 Madden, E. H., (ed.) 1960. Theories of

scientific method: the renaissance throughthe nineteenth century. University of Wa-shington Press, pág. 15.

23 Ibid., pág. 49.24 Schwartz, G. y P. Bishop, 1958. The Origins

of Science. Basic Books, Inc., págs. 36-37.25 Dellow, E. L., 1970. Methods of Science.

Universe Books, pág. 24.26 Popper, K. R., 1962. Conjetures and

Refutations. Basic Books, Inc., págs. 36-37.27 Popper, K. R., 1972. Objetive Knowledge—

An Evolutionary Approach. Oxford at theClarendon Press, pág. 265.

28 Gillespie, N. C., op. cit., pág. 72.29 Ibid., pág. 68.30 Ibid., pág. 77.31 Ibid., pág. 77.32 Ibid., pág. 126.33 Ibid., pág. 120.34 Ibid., pág. 87.35 Ibid., pág. 88.36 Handler, P., 1980. «Public Doubts about

Science», Science, 208(4448):1093.37 Trippett, F., 1977. «Science: no longer a

sacred cow». Time, 109(10):72-73.

Hipótesis susceptibles de ensayo

Selección naturalSelección artificialMutacionesRegistro fósil

Hipótesis no susceptibles de ensayo

Anatomía comparadaDistribución geográficaEmbriologíaÓrganos vestigiales

Tabla 1. Contraste de hipótesis susceptibles de ensayo y no susceptiblesde ensayo.

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La evolución y el salario del pecadoLa contradicción fundamental del papel de la muerte en el

modelo evolucionista general y en la Revelación

por John D. Morris, Ph.D.

El doctor E. O. Wilson, profesorde entomología de Harvard yprincipal portavoz del campo

de la sociobiología evolutiva, es unenemigo acerbo del cristianismo bí-blico, y durante décadas ha escrito pe-netrantes artículos sustentando supunto de vista. Hace varios años ex-plicó su propio trasfondo, y cómo lle-gó a su actual posición.

«Al igual que muchas personas deAlabama, yo era un cristiano renaci-do. Cuando tenía quince años ingreséen la Iglesia Bautista del Sur con ungran fervor e interés en la religiónfundamentalista; la dejé a los dieci-siete años cuando ingresé en la Uni-versidad de Alabama y aprendí acercade la teoría evolucionista.» (E. O.Wilson, «Toward a Humanistic Bio-logy»; The Humanist, sept./oct.,1982, pág. 40).

Cosa interesante, muchas de lasprincipales voces anticristianas enOccidente proceden de hogares cris-tianos. Conocen, quizá mucho mejorque muchos cristianos, que el evolu-cionismo y el cristianismo bíblico sonvisiones del mundo incompatibles eirreconciliables. En este artículo seexplora el punto en el que el evolu-cionismo y el cristianismo entran ensu más serio conflicto.

Sea como sea que consideremos laevolución, precisa de enormes perío-dos de tiempo. Según la evolución,los organismos unicelulares habríanllegado a existir por generación es-pontánea en el seno de reactivos quí-micos inertes hace unos tres mil mi-llones de años o más. La vida multic-elular habría surgido hace alrededorde mil millones de años, y los prime-ros peces aparecerían hace unos 500millones de años. Los dinosaurios flo-recieron desde hace 230 millones has-ta 65 millones de años, después de locual los mamíferos comenzaron a re-gir la tierra. El hombre descendió deseres simiescos durante los últimostres millones de años.

Pero la evolución también involu-cra muerte. Según ella, los organis-mos han estado viviendo y muriendodurante eras en la «lucha por la exis-

tencia», permitiendo la selección na-tural «la supervivencia de los másaptos» y asegurando la extinción delos menos aptos. Por ejemplo, la ex-tinción de los dinosaurios habría per-mitido que los mamíferos dominaseny finalmente condujesen al surgi-miento del hombre. Toda esta «histo-ria» multimillonaria en años estaríaconservada en el registro fósil, dondelos restos de billones y billones decadáveres están sepultados en rocasque se suponen muy anteriores alhombre. Tal como ha escrito CarlSagan: «Los secretos de la evoluciónson la muerte y el tiempo — lamuerte de enormes cantidades de for-mas de vida que estaban imperfecta-mente adaptadas a su medio; y eltiempo para una larga sucesión depequeñas mutaciones que por acci-dente fueron adaptativas; tiempo parala lenta acumulación de pautas demutaciones favorables.» Cosmos,1980, pág. 3.

En otras palabras: la muerte tieneun papel destacado en la evolución.De hecho, para un evolucionista lamuerte es algo normal y bueno; lamuerte provee el combustible para elcambio evolutivo; la muerte produjoal hombre. En el último párrafo de suobra El Origen de las Especies, Char-les Darwin, después de haber explica-do su propuesta de evolución por se-lección natural y de haber defendidolos conceptos de extinción y derrama-miento de sangre como el mecanismode la evolución, escribió su conclu-sión:

Así, a partir de la guerra de la na-turaleza, del hambre y de la muer-te, sigue directamente el objetomás exaltado que somos capacesde concebir, esto es, la producciónde los animales superiores [estoes, del hombre —Nota Ed.].

En otras palabras: la muerte es elorden natural de las cosas, y la muertellevó al hombre a la existencia.

Pero, ¿cómo comprende la muerteel cristianismo? Tal como se registraen la Biblia, hace unos pocos miles de

años Dios escribió con Su dedo sobreuna tabla de piedra (para que no pu-diésemos equivocarnos) a fin de in-formarnos de que «en seis días hizoJehová los cielos y la tierra, el mar, ytodas las cosas que en ellos hay, yreposó en el séptimo día» (Éxodo20:11), dándonos con ello el modelopara nuestra semana de trabajo (elCuarto Mandamiento). No se encuen-tra aquí tiempo para miles de millo-nes de años de evolución, sino sólouna creación rápida y sobrenatural.

Además, las cosas eran muy dife-rentes en la creación original. Eviden-temente, el hombre y todos los ani-males que poseían verdadera vida ensentido bíblico (con el «aliento devida», con sangre en la que hay «lavida de la carne», con una concienciano presente en las plantas y quizá enciertos invertebrados) fueron creadospara vivir para siempre. El hombre nodebía comer carne (Génesis 1:29),como tampoco los animales, porque«a toda bestia de la tierra, y a todaslas aves de los cielos, y a todo lo quese arrastra sobre la tierra, en que hayvida, toda planta verde les será paracomer. Y fue así» (v. 30). En la crea-ción original no hay consumo de car-ne, derramamiento de sangre ni muer-te de ningún ser «en que hay vida».

La humanidad, en especial, fuecreada para vivir para siempre. Adány Eva fueron creados «a imagen deDios» (Génesis 1:27), el santo, impe-cable, eterno e inmortal dador de lavida. Aquella imagen está ahoradistorsionada por el pecado, pero ori-ginalmente no fue así, porque elCreador calificó todo en el mundocomo «bueno en gran manera» (v.31), y puso en él el Árbol de la Vida(Génesis 2:9). ¿A qué clase de mundopodía el Dios de la Biblia llamar«bueno en gran manera»? Como mí-nimo, el mundo original debe habersido muy diferente de nuestro mundoactual.

Dios puso en aquel mundo unaoportunidad para que el hombre y lamujer probasen su obediencia a suCreador y manifestarle su amor.Como Creador, Él estableció (y sólo

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por cuanto era el Creador tenía auto-ridad para establecer) las normas parala conducta apropiada, y la pena porla desobediencia. Y mandó: «Del ár-bol de la ciencia del bien y del mal nocomerás; porque el día que de él co-mieres, ciertamente morirás» (Géne-sis 2:17).

Pero la mentira de Satanás siem-pre ha incluido la idea de que no haypena por el pecado. Al tentar a Eva adesobedecer, «la serpiente dijo a lamujer: No moriréis» (Génesis 3:4).Como sabemos, se creyó la mentira,se negó la pena por el pecado, y entróel pecado en el mundo. Pero aunquela autoridad del Creador fue contradi-cha e ignorada, esta autoridad perma-necía, y Él actuó en Su santa justicia.La resultante maldición sobre toda lacreación fue la maldición de la muer-te, la cual no tocó sólo a la humani-dad —«pues polvo eres, y al polvovolverás» (Génesis 3:19)— sino tam-bién a los animales (v. 14), a las plan-tas (v. 18) e incluso a la tierra misma(v. 17). En aquel punto, «la creaciónfue sometida a vanidad (o futilidad)»—a «la servidumbre de corrupción».Ciertamente, «toda la creación gime auna, y a una está con dolores de partohasta ahora» (Romanos 8:20, 21, 22).

Observemos que «el pecado entróen el mundo [el kosmos, o sistemaconstituido de cosas] por medio de unhombre, y por medio del pecado lamuerte» (Romanos 5:12). Esta muerteno sólo involucra la muerte espiritual,sino también la física, como quedadel todo claro en el clásico pasaje quetrata de la resurrección física de losmuertos: «Porque ya que la muerteentró por un hombre, también por unhombre la resurrección de los muer-tos. Porque así como en Adán todosmueren, también en Cristo todos se-rán vivificados» (1 Corintios 15:21-22). Si el pecado de Adán no introdu-jo la muerte física, la resurrección fí-sica de Cristo de la muerte no intro-duce la vida eterna.

Es evidente, pues, que la muertees de suma importancia para la pers-pectiva cristiana del mundo. La muer-te es el resultado de la introduccióndel pecado en el mundo. Pero esmucho más que esto, porque es tam-bién la expiación por el pecado — lajusta paga del pecado. La primeramuerte registrada en la Escritura tuvolugar cuando Dios, Él mismo, matóanimales para proveer una cubiertapara el pecado —las túnicas paraAdán y Eva (Génesis 3:21). Más ade-lante observamos la institución del

sistema de sacrificios cruentos por elpecado, porque Dios aceptó el sacrifi-cio de animales de Abel y rechazó elsacrificio incruento de Caín (Génesis4:3-5; Hebreos 4:4). Tal como se ex-pone tanto en el Antiguo como en elNuevo Testamento, «sin derrama-miento de sangre no hay remisión»(Hebreos 9:22, V.M.; véase tambiénLevítico 17:11, etc.).

Podemos ver que Dios no sólo ac-tuó en justicia al pronunciar la maldi-ción de la muerte debida al pecado,sino también en gracia. Porque al es-tablecer la muerte como pena por elpecado, hizo posible enviar a Su ama-do Hijo a venir y morir para pagar lapena final por el pecado como sustitu-to. El «salario del pecado» es lamuerte, pero «Cristo murió por nues-tros pecados» (1 Corintios 15:4). Sóloel santo Creador, el justo Juez, podíaser el impecable Sustituto.

El evolucionismo y la Biblia en-tran frontalmente en conflicto en estepunto (en sus respectivas perspectivasde la muerte, que son capitales paracada perspectiva). Si la evolución (osiquiera el concepto de una tierra an-tigua, con la muerte y los fósiles an-teriores al pecado del hombre) es unconcepto correcto, entonces la muertees algo natural; la muerte es cosanormal; la muerte produjo al hombre.Aún más importante: desde este puntode vista, la muerte no es la pena delpecado, porque precedió al hombre ya su pecado. Pero si la muerte no es lapena del pecado, entonces la muertede Jesucristo no pagó esta pena, ni suresurrección de los muertos dio lavida eterna.

Aunque la creencia en la creaciónespecial y en la tierra reciente no sonartículos esenciales para la salvación(muchos cristianos creen erradamentey hacen muchas cosas contra las quela Biblia advierte), si la evolución escierta, si la tierra es antigua, si losfósiles son anteriores al pecado delhombre, ¡entonces el cristianismo estáen un error! Estas ideas destruyen elfundamento del Evangelio y niegan laobra de Cristo en la cruz. La evolu-ción y la salvación, como conceptos,se excluyen mutuamente.

Muchas veces los evolucionistascomprenden esta cuestión mejor quemuchos cristianos. En su artículo«The Meaning of Evolution» [El sig-nificado de la evolución], el ateo G.Richard Bozarth afirma que «el cris-tianismo ha luchado, sigue luchandoy luchará contra la ciencia hasta eldesesperado fin acerca de la evolu-

ción, porque la evolución destruyetotal y definitivamente la razón mis-ma que se supone hizo necesaria lavida terrenal de Jesús. Destruid aAdán y a Eva y el pecado original, yen las ruinas encontraréis los tristesrestos del hijo de Dios. Quitad el sig-nificado de su muerte. Si Jesús no esel redentor que murió por nuestrospecados, y esto es lo que significa laevolución, entonces el cristianismonada es» (American Atheist, febrerode 1987, pág. 30).

Así, los temas de la muerte y deltiempo revelan la total incompatibili-dad de la evolución, en cualquiera desus formas, con el cristianismo.

Pero eso no es el fin. La Bibliarevela no sólo el origen de la muerte,sino cómo se resolverá el conflicto.

Vendrá el día en que este mundo,tan dañado por los efectos del pecadoy de la muerte, incluyendo los fósilesy los sepulcros, se deshará. «Los ele-mentos ardiendo serán deshechos, yla tierra y las obras que en ella hayserán quemadas … Pero esperamos,según su promesa, cielos nuevos ytierra nueva, en los cuales habita lajusticia» (2 Pedro 3:10, 13).

Entonces se alcanzará la victoriadefinitiva sobre la muerte. «EnjugaráDios toda lágrima de los ojos deellos; y ya no hará más muerte, nihabrá más llanto, ni clamor, ni dolor;porque las primeras cosas pasaron»(Apocalipsis 21:4). En nuestro eternohogar sin muerte, tendremos continuoacceso al «Árbol de la Vida. … Y nohabrá más maldición» (Apocalipsis22:2, 3).

¡Este es, pues, el mensaje de laCreación! Mucho más allá del origende las especies y de la edad de lasrocas, es la magna imagen —la obrade Jesucristo desde la eternidad pasa-da hasta la eternidad futura. ComoSoberano Creador, y sólo por cuantoes Creador, tenía la autoridad para es-tablecer las reglas y la pena por ladesobediencia, y juzgar aquella des-obediencia. Pero como Creador, ysólo por cuanto es Creador, podía re-dimir a la creación caída en conformi-dad al plan que Él había trazado.

Y sólo como Creador —el Autorde la Vida— podía Él levantarse de lamuerte por Su poder. Luego, comoCreador, Juez y victorioso Redentor,sólo Él es digno de tomar el trono deluniverso y de reinar en justicia.

«Señor, eres digno de recibir lagloria y el honor y el poder; porquetú creaste todas las cosas, y por tuvoluntad existen y fueron creadas.»

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GEOLOGÍA: ¿ACTUALISMO O DILUVIALISMO?

Henry M. Morris, Ph. D., y George Grinnell, M.A.

Esta monografía es la feliz combinación de Grinnell, un historiador de la ciencia, y Morris, unhidrólogo. El estudio histórico del verdadero origen del moderno pensamiento geológico y desus implicaciones señala que el rechazo del diluvialismo anterior a Lyell no fue una empresacientífica, sino una trama política, y no se debió a la emergencia de nuevos datos, sino a lasupresión selectiva de parte de ellos, y a la reinterpretación de otros en base de un gradualismofilosófico apriorístico. Morris hace un análisis de la naturaleza realmente cataclísmica de lasformaciones geológicas, y hace patente que es necesaria una explicación catastrofista diluvial.Se expone también la interpretación diluvialista de los depósitos fosilíferos, que constituyenla clave de muchas características que evaden a cualquier otra interpretación. 128 págs. Ed.CLIE, Terrassa (Barcelona) ESPAÑA, 1980. ISBN 84-7228-515-4

LAS DATACIONES RADIOMÉTRICAS: CRÍTICA

Harold S. Slusher, D. Sc., y Robert L. Whitelaw, M. Sc.

Esta monografía consta de dos secciones. La primera, por el geofísico doctor Slusher, constituyeun excelente análisis de las bases apriorísticas, métodos y conclusiones de las datacionesradiométricas. ¿Tiene la tierra realmente cinco mil millones de años? A la luz de este análisis,la respuesta es que estos métodos no permiten llegar a semejante conclusión. La segunda secciónconstituye un análisis global de las dataciones radiocarbónicas, su teoría y práctica, efectuadasdesde que en 1959 Willard F. Libby comenzó a emplear este método. El resultado es unaasombrosa confirmación del registro bíblico, como lo revelará la atenta lectura de esta sección.152 págs. Ed. CLIE, Terrassa (Barcelona) ESPAÑA, 1980.

ISBN 84-7228-528-6

VIDA, HERENCIA Y DESARROLLO

Por un comité de la Sociedad de Investigación de la Creación

Texto de enseñanza, abarca la naturaleza de la vida (incluyendo una sección acerca de labioquímica), la herencia (genética), y el desarrollo del embrión (epigenética). Un cuidadosoestudio que expone lo que estas disciplinas tienen que decir en cuanto al origen, estructura ynaturaleza de la vida y de la variación. 166 págs., Ed. CLIE, Terrassa (Barcelona) ESPAÑA,1985.

ISBN 84-7645-003-6

BIOLOGÍA Y ORÍGENES

W. Ouweneel y otros

Recopilación de artículos aparecidos en la revista Creation Research Society Quarterly y otrasfuentes, en los que se considera la relación de varios conceptos biológicos con la controversiaacerca de los Orígenes. Tanto la genética como la homología, tanto la estructura íntima de lavida como los mecanismos energéticos de la célula, presentan claras evidencias de designioy constituyen problemas insolubles para la especulación evolucionista. 155 págs., Ed. CLIE,Terrassa (Barcelona) ESPAÑA, 1985.

ISBN 86-7645-002-8

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EL DILUVIO DEL GÉNESIS

H. M. Morris, Ph. D.J. C. Whitcomb, Jr., Th. D.

Excelente obra de estudio y consulta. El debateacerca de los orígenes de la corteza sedimentariade la tierra y de sus depósitos fosilíferos no debecentrarse en Génesis 1, sino en los capítulos 6-8.Una obra clásica y definitiva acerca del debate desi el Diluvio de Noé fue universal o local. El doctorWhitcomb, teólogo, da una detallada exposición delos argumentos bíblicos, concluyendo en la nece-sidad de un diluvio universal, y en la insos–tenibilidad exegética de un diluvio local. El doctorMorris, hidrólogo, da una minuciosa explicaciónde las consecuencias geológicas e implicacionescientíficas de aquel gran cataclismo, afrontando ymostrando la solución a problemas concretos quese han planteado contra esta postura.

800 págs., índice analítico y de citas bíblicas; 28 ilustraciones y diagramas. Ed. CLIE, Terrassa(Barcelona), ESPAÑA, 1982. ISBN 84-7228-717-3

Dos libros fundamentales ...

LOS «HOMBRES-SIMIOS »—¿Realidad o ficción?

Malcolm Bowden

Análisis crítico y erudito de las evidencias que sesuelen presentar para apoyar la pretensión de queel hombre desciende de los simios por evoluciónbiológica. Esta obra investiga los informes origina-les de los investigadores antropólogos, lleva a caboun minucioso análisis de las investigaciones decampo y de laboratorio y saca a la luz pública todauna serie de hechos que muestran la esterilidad detodas las pretendidas pruebas del origen simio delhombre. 15 x 22 cm, 302 págs, 65 ilustraciones, eíndices temático, de ilustraciones y analítico. Ed.CLIE, Terrassa (Barcelona) ESPAÑA, 1984.ISBN 84-7228-819-6

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