Gloria Anzaldúa

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Gloria Anzaldúa Roberto Sánchez 20/05/2010 Bilinguismo y creación de la conciencia crítica chicana A los paisas de Arizona, aguante Raza, o qué? Sin duda que un extraordinario ejemplo de bilinguismo en la literatura del continente americano lo tenemos en la literatura chicana. Aspecto que cobra particular importancia cuando de ella nos referimos también a la “lengua” del cuerpo femenino defendida y enarbolada por dos de las más importantes escritoras chicanas. No sólo se trata de la lengua que habrá de defender su identidad de género, sino que la reivindicación del bilinguismo se convertirá en un asunto de carácter político. El ser portadoras de dos lenguas habrá de contribuir a la elaboración de una nueva conciencia, a recuperar su legado cultural ancentral como una forma de pervivir en el tiempo, más allá de las limitaciones geopolíticas. Su habla habrá de contribuir a definir el “entre mundos¨ en el cual desarrollarán su personalidad y obra literaria. Gloria Anzaldúa hablará un “español chicano”, hibridismo lingüístico, heteroglosia intensa y mutante. Lengua que ya no es española o inglesa, sino de encuentros, en la que se puede comunicar la experiencia de frontera, y en la que el chicano establece un vínculo profundo con su comunidad; lengua que crea comunidad. Revisar este caso “histórico” puede permitirnos comprender algunos de los fenómenos contemporáneos, de conciencia, identidad y lenguaje en las comunidades latinas en los Estados Unidos, las cuales, como se sabe, se encuentran en importante crecimiento y, ahora nuevamente, hostigamiento, particularmente la migración mexicana. Habladoras, lenguas sueltas En su ya clásico estudio sobre el multilinguismo, de los años 90s, Rosaura Sánchez2 afirmaba que resulta imposible hablar del problema del lenguaje entre la comunidad latina al sur de los Estados Unidos, si no se toma en cuenta: 1)

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Biografía

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Gloria AnzaldúaRoberto Sánchez20/05/2010

Bilinguismo y creación de la conciencia crítica chicana

A los paisas de Arizona, aguante Raza, o qué?

Sin duda que un extraordinario ejemplo de bilinguismo en la literatura del continente americano lo tenemos en la literatura chicana. Aspecto que cobra particular importancia cuando de ella nos referimos también a la “lengua” del cuerpo femenino defendida y enarbolada por dos de las más importantes escritoras chicanas. No sólo se trata de la lengua que habrá de defender su identidad de género, sino que la reivindicación del bilinguismo se convertirá en un asunto de carácter político. El ser portadoras de dos lenguas habrá de contribuir a la elaboración de una nueva conciencia, a recuperar su legado cultural ancentral como una forma de pervivir en el tiempo, más allá de las limitaciones geopolíticas. Su habla habrá de contribuir a definir el “entre mundos¨ en el cual desarrollarán su personalidad y obra literaria. Gloria Anzaldúa hablará un “español chicano”, hibridismo lingüístico, heteroglosia intensa y mutante. Lengua que ya no es española o inglesa, sino de encuentros, en la que se puede comunicar la experiencia de frontera, y en la que el chicano establece un vínculo profundo con su comunidad; lengua que crea comunidad. Revisar este caso “histórico” puede permitirnos comprender algunos de los fenómenos contemporáneos, de conciencia, identidad y lenguaje en las comunidades latinas en los Estados Unidos, las cuales, como se sabe, se encuentran en importante crecimiento y, ahora nuevamente, hostigamiento, particularmente la migración mexicana.

Habladoras, lenguas sueltasEn su ya clásico estudio sobre el multilinguismo, de los años 90s, Rosaura Sánchez2 afirmaba que resulta imposible hablar del problema del lenguaje entre la comunidad latina al sur de los Estados Unidos, si no se toma en cuenta: 1) una creciente ola de intolerancia a nivel mundial, y 2) una marcada tendencia hacia la diversidad demográfica en este país. Como respuesta a ello estarían los gritos persistentes de la derecha política por el control estricto de las fronteras en aras de la preservación de una identidad nacional basada en la cultura noreuropea, atacando el multiculturalismo y multilinguismo, sobre todo en momentos de crisis económica. Actitud que de cualquier manera no ha impedido que disminuya el incremento de dicha diiversidad.3 En particular, sería la migración mexicana la que estaría “demographically and linguistically reterritorializing the Southwest”.4 Como se sabe, sería la migración latina la que en breve, habría de convertirse en la más grande población minorítaria de los Estados Unidos, a la vez que la más pobre.

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Ha sido Samuel Huntington, quien en su polémico libro dedicado a la identidad norteamericana, ha señalado varios aspectos de este momento multicultural y plurilinguístico, cuya defensa fue realizada por el movimiento afirmativo chicano, entre otros, y a quien se vincula la escritora chicana que hemos selecionado, en los años 70s. En el libro, el autor demuestra que no sólo del sector conservador ha venido el rechazo a lo que llama tendencias “decostruccionistas”, encabezadas por lideres intelectuales, universitarios, comunicadores, políticos, sino que ha sido la población media norteamericana, quien a través de varios referendos celebrados a partir de los años 80s, han resistido al ataque a la identidad, de la que forma parte significativa el inglés, al credo fundador de los Estados Unidos, a su idea como pueblo y nación, así como a la emergencia de las culturas “subnacionales”, al culto al multiculturalismo y al “carnaval”, como la han identificado algunos, de la diversidad. Tal actitud también sería asumida por la mayoría de los padres hispanos, según una encuesta de 1998, que cita el mismo Huntington, en la que el 66 % desearía que sus hijos aprendieran el inglés, aunque quedaran rezagados en otras “materias”.5 Como se sabe, el autor destaca la migración mexicana por ser diferente (y se piensa “peligrosa” en el sentido del análisis que plantea, ya que es la unica que conciente o inconscientemente, vive con la idea de la recuperación de los territorios mexicanos perdidos con el tratado de Guadalupe- Hidalgo de 1848) en, al menos, un rasgo que tiene que ver con nuestro tema, a saber, su persistencia en la conservación del español, el cual seguirá siendo un motivo de orgullo para las distintas generaciones de mexico-americanos. “Muchos mexicano-americanos de segunda o tercera generación que fueron educados exclusivamente en inglés han aprendido español ya de adultos y animan a sus hijos a que lo dominen”.6

Es en un momento destacado del planteamiento y defensa del multiculturalismo y el bilinguismo que habremos de ubicar a Anzaldúa quien, desde sus primeras obras, habrá de ver en esta condición la posibilidad no sólo de resistencia ante el embate colonizador de la cultura machista dominante norteamericana, sino de una extraordinaria emancipación cuyo proceso ha tenido que transitar por una recuperación simbólica del pasado, tradiciones y valores de la cultura mexicana.7 La “lengua chicana”, defendida por estas autoras, habrá de ser también de dolor y cuerpo femeninos. Lengua encarnada, bastarda, híbrida, terrible, crítica y contitutiva de una nueva conciencia del mestizaje contemporáneo: “Deslenguadas. Somos los del español deficiente. We are your linguistic nightmare, your linguistic aberration, your linguistic mestizaje, the subject of yout burla. Because we speak with tongues of fire we are culturally crucified. Racially, culturally and linguistically somos huérfanos –we speak an orphan tongue.”8

Estas escritoras vivieron, durante muchos años, la condición de

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inferioridad a la que las culturas norteamericanas y tradicional mexicanas las condenaba. Conjugaron una condena dividida en cuatro partes, ser mujeres, de “color” o mestizas, lesbianas (en una época donde ello era más que reprobable), y cultas, inteligentes, escritoras con gran talento (de ahí la reivindicación de figuras como la Malinche o Sor Juana, cuya homosexualidad ahora se ha puesto más en evidencia9, Coatlicue, las curanderas10 y brujas,ahí donde el cuerpo fenemino se vinculará a la espirtualidad11). Su lucha por la libertad tuvo, en consecuencia, que haberse efectuado en estos aspectos, es decir, el biculturalismo, el feminismo, el hibridismo cultural, el colonialismo lingüístico, cuestiones de género, sexismo, sexualidad, educación y una experiencia inicial traumática de vivir en comunidades étnicas minoritarias y empobrecidas en los Estados Unidos, al sur de Texas y en otras partes.

De acuerdo con la crítica especializada, la lectura actual de Anzaldúa ocurre en el contexto posmoderno de la crecientes “desmarginación” de las prácticas culturales de la”gente de color”, así como en la simultánea desestabilización de ciertos discursos “centrados” de autoridad cultural y de legitimación. Su “narrativa de desplazamiento”, recobrando historias silenciadas, de pobreza y racismo, y vividas de forma personal, no solamente habrán de referirse a los espacios geográficos de frontera, real o simbólica, pero tampoco serán simples viajes de conciencia. Más claramente, lo que ella ha representado, la figura-guía que encarna, su trayectoria, nos permiten conducirnos a través de las lineas fronterizas “into the prohibited and forbidden zones that contains the residue of the unnatural boundaries forged by the unfulfilled potentialities of contemporary life”.12

Gloria crecerá con la lección de no “hablar mucho”, de no andar por ahí de ¨chismosa¨, con la “lengua suelta” ya que ello no será señal de buena educación. Una niña decente habrá de ser, sobre todo, la que calle, sea discreta, recatada, que no deba hablar demasiado, mucho menos con extraños. Ella recuerda que, en su infancia, tuvo muy presente el dicho muy mexicano de que “en boca cerrada no entran moscas”13. En la educacón tradicional mexicana, las mujeres no deberían hablar; es el silencio de sus pasos por los espacios solitarios de las casas los que, en todo caso, hablarìan por ellas. No podían ni siquiera hablarse a sí mismas, como no fuera ante la imagen invertida de los espejos o en la fuga confesional de la conciencia parroquial.

Anzaldúa sostuvo que eran los linguístas-hombres quienes quisieron siempre acallar la voz estridente del habla femenina, acosándola, sometíéndola a los formalismos del hablar decente, objetivo, oficial. La lengua (femenina) habrá de ser entonces rebelde, inagotable. La lengua que Gloria hablará será entonces un tipo especial de español al que llamará el “español chicano”, de frontera , el cual habrá de ser reflejo de sus experiencias tenidas en el campo y la ciudad, además de ser la materia prima de su labor como escritora. Nuestra autora

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chicana será una de las primeras en hablar a profundidad sobre el estado de conciencia fronterizo, en donde se conjugan, al menos, dos identidades de manera simultánea, la mexico-norteamericana. La suya será la condición de mujeres atrapadas en una tierra de nadie, encrucijada que su obra comenzará a habitar creando un nuevo “yo” (o “i” de Castillo); una nueva conciencia mestiza la cual vivirá “alienada¨ tanto en su mundo de origen como en el dominante en el que vive; “mujer de color” atrapada por el espacio intersticial de dos mundos contrastantes.

La condición del Chicano es la de vivir entre dos mundos, en “Nepantla¨, como ella le llama, recobrando esa palabra nahuátl que indica precisamente “el vivir entre”.14 “We are a synergy of two cultures with various degrees of Mexicanness or Angloness.”15. El asunto de este vivir en la “frontera` de dos mundos lo llegó a padecer tanto que sintió que no formaba parte de ninguno, que uno cancelaba al otro al grado de sentir que no era nadie. Casi parafraseando la famosa sentencia de Descartes, llegó a decir que “A veces no soy nada ni nadie. Pero hasta cuando no lo soy, lo soy.” Sólo cuando sienta que es algo más que nadie, sentirá que es mexicana.

Este vivir entre dos mundos es el que le permitirá formular su idea sobre la “nueva mestiza” como una nueva conciencia de la mujer chicana con raíces amerindias, españolas, negras; un hibridismo maleable que se la vive cruzando fronteras, no deteniéndose en ninguna, como lo indica en este peculiar poema, en donde andar “norteada¨ tiene más de un sentido:

Because I, a mestiza,continually walk out of one cultureand into another,because I am in all cultures at the same time,alma entre dos mundos, tres, cuatro,me zumba la cabeza con lo contradictorio.Estoy norteada por todas la voces que me hablanSimultáneamente

Esta nueva conciencia mestiza habrá de desarrollar una extraordinaria tolerancia hacia las contradicciones y ambiguedades de los mundos que la habitan, por decirlo a la manera de Walt Whitman. Poseer una personalidad plural para moverse en un mundo a su vez plural. Ser capaz de convertir la ambigüedad en la superación de los pensamientos dualistas, para empezar: “I see the mestiza as a geography of selves –of different bordering countries—

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who stands at the threshold of two or more worlds and negotiaties the cracks between the worlds”.16

Parte del proceso de formación de esta conciencia será el deshacerse del pasado que ha sido opresor, los “desencuentros”, el “embrutecimiento¨. Habrá de reinterpretar la historia y, usando nuevos símbolos, habrá de dar forma a nuevos mitos. Deconstruir y construir. La chicana habrá de convertirse en nahual, es decir, “able to transform herself into a tree, a coyote, into another person. She learns to transform the small ‘I’ into the total Self. Se hace moldeadora de su alma, Según la concepción que tiene de sí misma, así será”.17

Será en el uso y enriquecimiento de expresiones linguísticas en particular, que dicha conciencia e identidad puedan desarrollarse. Frente a las obstinadas crítica que recibirá, tachándola de “pocha¨18 (es Vasconcelos el que habrá de popularizar este mote19), de hablar un español empobrecido, Anzaldúa reivindicará esta forma peculiar del habla fronteriza. Se trata de un habla viviente “Change, evolución, enriquecimiento de palabras nuevas por invención o adopción have created variants of Chicano Spanish, un nuevo lenguaje. Un leguaje que corresponde a un modo de vivir”.20 Estamos ante un lenguaje creado por quienes viven en un país en donde el español no es el idioma dominante, y que no pueden identificarse ni con el español estándar ni con el inglés ¨puro”. Es a este “español chicano” al cual habrán de vincular su identidad “ y con el cual habrán de comunicarse su realidad y valores. “We needed a language with which we could communicate with ourselves, a secret language”. Una lengua que usa términos de ambos idiomas, que es un “patois”, una lengua bifurcada , una variación. Para Anzaldúa este español “deficiente” para algunos, incompleto o bárbaro, para otros, es una necesidad, una “casa” más real que la física.

Es por ello que el Chicano podrá tener una diversidad lingüística importante, ya que podrá hablar: el inglés estándar; el inglés que habla la clase trabajadora y las clases “bajas¨, algo como el slang propiamente dicho; el español estándar, el español mexicano estándar, el dialecto español norteño, el español chicano (cuyas variaciones encontraremos en Texas, Nuevo México, Arizona, California), el llamado Tex-Mex21 el pachuco22, el hablado por los pochos . Un modismo para cada circunstancia o necesidad: entre la familia, en el trabajo, las escuelas, los barrios (esa denominación nostálgica que simbolizará, desde los años 40s, a la comunidad de los mexico-americanos), con los braceros, con las abuelas que mantendrán la tradición oral en casa, con las Chicanas/os. Imposible permanecer en una sola modalidad del par español-inglés.

Por ejemplo, del pachuco23 Anzaldúa dirá que es un lenguaje de rebeldía, en contra tanto del español como del inglés estándar. Una lengua exclusiva, secreta, de dificil comprensión para quien no tiene

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una referencia de la cultura mexicana o no vive en los barrios. Palabras como “ruca”, “vato”, “chale”, “simón”, “churo”, ”periquear”, “qué gacho”, “ponte aguila”, “pelona”. Entre las varias peculiaridades linguísticas del español que hablan los Chicanos y que Gloria observa, se encuentra la presencia de arcaísmos. Tal sería el caso de: “semos”, truje”, “haiga”, “ansina”, “naiden”, que de cualquier manera se siguen usando en las zonas rurales mexicanas, algunas de las cuales incluso encontramos en el Quijote de Cervantes. Otros cambios tendrán que ver con el cambio de la “ll¨ por la “y”, o su supresión: “ea” por “ella” (lo cual es común encontrar en los migrantes que regresan a México), “botea” por “botella, o la supresión de la sílaba inicial como en “star¨ por “estar”, “hora¨ por “ahora¨, o la final: “pa” por “para¨. Habrá, sin duda, los cambios más conocidos que tienen que ver con la españolización de la palabras en inglés: bola por “ball”, carpeta por “carpet”, “machina” por “machine¨, o agregando un sonido español al inicio o al final de la palabra en inglés: “cookiar” en lugar de “cook”, “watchar” por “watch”, “parkiar¨por “park”.

Anzaldúa sostendrá que la identidad étnica habrá de estar en función de la lingüística. Habrá de tener una clara conciencia de que “I am my lenguage”; soy lo que digo o hablo. Hasta que uno no se sienta orgulloso de su lenguaje, lo estará de sí mismo. Un aspecto clave de la formación de esta identidad tendrá que ver entonces con la forma en la que uno sea nombrado o referido, asì como en la que los demás lo hagan. Proceso que nos crea o inventa. La identidad no es tan sólo “what happens to me in my present lifetime but also involves my family history, my racial history, my collective history…”.24 Por ello la identidad será algo parecido a una obra de arte: se combina, se toman las influencias, se relacionan, se componen los mundos que habitas; es una ficción. Al final, será algo “relacional”.

Por ello, más que sostener que las escritoras chicanas anden en busqueda de una identidad, como si no la tuviera, lo que en realidad ocurre es que más bien se encuentran en un proceso de recomposición, o refiguración; arreglar todas las facetas que corresponden esa identidad, como son: la clase o la raza: ”you compose it from what´s out there, what the culture gives you and what you resist in the culture”.25

Gloria habrá de escribir de forma bilingüe, de intercambiar códigos sin tener que traducir y adaptar una audiencia en inglés a ella, antes que hacer lo contrario. Será en el “estado de la Coatlicue” (la oscuridad, la cueva), o Nepantla, como hemos visto, el lugar del renacimiento de la identidad de la nueva mestiza que Anzaldúa propone. Ahí donde se pueden realizar los cambios de mundos, culturas, incluso clases, preferencias sexuales. Con el paradigma de “Nepantla”, la autora estará tratando de teorizar “unarticulated dimensions of the experience of mestizas living in between overlapping and layered spaces of different cultures and social and

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geographic locations, of events and realities –psychological, sociological, political,spiritual, historical, creative, imagined.”26 Pero además, es el artista quien habrá de ser el mediador entre las varias comunidades del mundo “normal” y los “otros” mundos que se encuentran en Nepantla.

De la misma manera, en la reapropiación que Anzaldúa realiza de la Coatlicue se tiende a una fusión no dualista de los contrarios: destrucción y creación, hombre y mujer, luz y oscuridad. Se trata de la reinvención de un mito textualmente definido como “a change in the way we perceive reality, the way we see ourselves, and the wave we behave”27 Esta reapropiación tiene sentido también con relación a la reivindicación del cuerpo femenino el cual ha sido negado de muchas maneras, en el discurso y la realidad, a ambos lados de la frontera. La Coatlicue representa entonces la reivindicación de la diversidad identitaria, además de que con ello la autora llama la atención sobre el “desmembramiento psicótico” al que está ligado el racismo imperialista y las prácticas sexistas. Pero también para metaforizar lo que significa vivir en la frontera y atravesarla, precisamente eliminarla donde se encuentra. Es por ella que ser de frontera significa vivir sin ella, haberla superado.

Tal es lo que habrá de ocurrir en el proceso creativo de la escritura, en donde se destruye lo que se ha sido y se ponen en orden ciertas experiencias. Una lucha que está ligada a la confección del alma . “You have to destroy, tear down, in order to put together and rebuild. That´s why writting has save our lifes, because it´s make sense out of this chaos.”28

Al final, la escritora dirá: “I write the myths in me, the myths I am, the myths I want to become. (…) Con imágenes domo mi cuerpo, cruzo los abismos que tengo por dentro. Con palabras me hago piedra, pájaro, puente de serpientes arrastrando a ras del suelo todo lo que soy, todo lo que algún día seré.”29

1. *Del libro Identidades narrativas y literatura chicana (Villarreal, Rivera, Méndez, Anaya, Zeta Acosta, Rodríguez, Anzaldúa y Castillo), de próxima aparición.

2. Sánchez, Rosaura, “Mapping the Spanish Language along a Multiethinc  and Multilingual Border”,  Chon A. Noriega et al (eds.) The Chicano Studies Reader, an anthology of Aztlán, 1970-2000, Los Angles, Chicano Studies Research Center, 2001.

3. Se calcula que para el año 2030 habrá, en este país, más de 32 millones de migrantes “post 1986” (cifra proporcionada por Rosaura, op.cit., p. 515).

4. Sanchez R., op. cit., p. 518.5. Huntington, Samuel, ¿Quiénes somos? Los desafíos a la identidad nacional

estadounidense, Paidós, México, 2004, pp. 171-212.6. Huntigton, S., ibid., p. 271.7. Ana Castillo, otra importante escritora chicana, habrá de sostener que el

bilinguismo es un acierto y no un estigma para denunciar a quienes ya no hablan propiamente español y han sido educados hablando inglés, ya que todo lenguaje no es sólo un medio poderoso de comunicación, sino que conlleva una visión del mundo. En lugar de ser una falta, es más bien una

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cualidad positiva, el privilegio de poder hablar “entre dos lenguas”, dos culturas, en la frontera que las une aún y cuando las separe. A ella se debe la traducción al español (1988) de la primera gran obra colectiva de escritoras chicanas This Bridge Called my Back: Writing by Radical Women of Color (1981), la cual fue coordinada por Anzaldúa y Cherrie Moraga. La crítica ha visto en esta antología el desarrollo de nociones de ¨subjetividad múltiple” en un contexto de resistencia política (Cfr. Yvonne Yarbro-Bejarano, “Gloria Anzaldúa´s Borderlands/La Frontera. Cultural studies, `diference´, and the non-unitary subject”, en Angie Chabram (ed.), The Chicana/o Cultural Studies Reader, NY, Routledge, 2006).

8. Anzaldúa, Gloria, Borderlands. La Frontera. The New Mestiza (1987), San Francisco, Aunt Lue Books, 2007, p. 80.

9. Tal vez Octavio Paz haya sido el primero en llamar la atención sobre este aspecto de la “Décima Musa”, cuando señala que en varios poemas de Sor Juana es posible establecer una conexión con su condición de mujer reclusa. Paz se pregunta qué y quienes podían poblar sus horas sino ficciones. Realidad de la imagen o del fantasma. Tema que, por lo demás, Paz encuentra existente desde la Edad Media y que ha alimentado la tradición erótica de Occidente: "búsqueda en el cuerpo, del fantasma y, en el fantasma, del cuerpo". (Paz, O., Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, México, FCE, 1985, p. 371). El poema de marras es el soneto amoroso 165 que, junto con el 164 y el 177, de acuerdo con Paz, constituyen su doctrina del amor, a la vez que son compendio y cifra de su poesía amorosa y, por lo visto, de su vida erótica. En el primero leemos: "Detente, sombra de mi bien esquivo,/imagen del hechizo que más quiero,/ bella ilusión por quien alegre muero,/dulce ficción por quien penosa vivo". Y concluye con algo que a Paz no le queda la menor duda de lo que se trata: "Más blasonar no puedes, satisfecho,/de que triunfa de mí tu tiranía:/que aunque dejas burlado el lazo estrecho/que tu forma fantástica ceñía,/poco importa burlar brazos y pecho/si te labra prisión mi fantasía". (Cfr. De la Cruz, Sor Juana Inés, Obras completas, México, Porrúa, 1992, p. 143).

10. Véase sobre todo la novela So Far From God (1993) de Ana Castillo. 11. La misma Ana Castillo, junto con Norma Alarcón, escribirá el interesante libro

The Sexuality of Latinas (1983).12. Saldívar, Ramón, Chicano Narrative. The Dialectics of Difference, Madison,

The University of Wisconsin Press, 1990, p. 218.13. Anzaldúa, G., op. cit., p. 76.14. O “tierra de en medio”. Anzaldúa dirá que la palabra la vio por vez primera

en un escrito de Rosario Castellanos (Ana Louise Keating (ed.), Gloria Anzaldúa. Interviews/Entrevistas, NY, Routledge, 2000, p. 268). De hecho la escritora mexicana tiene un poema con ese nombre. Nepantla es también la región en el Estado de México donde, en 1651, nació Sor Juana Inés de la Cruz. Así que doblemente simbólico el nombre.

15. Anzaldúa, G., Borderlands…, p. 85.16. Anzaldúa, G., Interviews…, p. 268.17. Anzaldúa, G., Borderlands…., p. 105.18. Este sería el caso de quien distorsiona y reconstruye el español influenciado

por el inglés. Gloria utiliza el estudio de R.C. Ortega, Dialectología del barrio, (trad. de Hortencia S. Alwan, Los Angeles, R.C. Ortega Publisher & Boorseller, 1977), para esta caracterización.

19. Sin embargo, de él es de quien el movimiento afirmativo chicano de los años 70s recuperará la idea fundamental de “la Raza”, a partir de su planteamiento de una “raza cósmica”, mezcla de razas o síntesis de las mismas.

20. Anzaldúa, G., Borderlands…, p. 77, itálicas en el original.21. Que es el conocido Spanglish con el cual se quiere reduciar todas las

posibles modalidades de usos de las dos lenguas, y en el cual, de cualquier manera, Anzadúa se encontraba más naturalmente. Una practica de switch-coding que le será familiar y en la que habrá de usar términos de ambas

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lenguas en una misma frase o palabras. A diferencias de otras jergas linguísticas, el Spanglish es utilizado en todos los niveles sociales, económicos  y productivos. Otras formas de referirlo son: “casteyanqui, inglañol, argot sajón, español bastardo, papiamento gringo, and caló pachuco” (Cfr. Ilán Stavans, Spanglish. The Making of a New American Language, New York, Harper Collins Publishers, 2003, p. 4). Sus formas de contrucción van por el camino de la fonética, incluso de la cacofonía y obedecen a una realidad polifónica. Un ejemplo muy interesante, de “este lado de la frontera” lo encontramos en el escritor Luis Humberto Crosthwaite. En su novela Estrella de la calle sexta (2000) encontramos: “its tu mach”, “beibis”, “laik brand niu”, “Guasumara, beibi, du yu fil laik ay du?”, “meid for ich óder”, “a pein in da faquin as”, “Ser, ¿yu guana taxi?” “dis bato eint meid for dat chit”. Este “mestizaje verbal” es el resultado de un pueblo en movimiento; otra forma de señalar una identidad que no para de formularse y que asimila todos los elementos de un contexto dominante. Como hemos señalado, es una forma de resistencia y de devolverle al dominante su propio lenguaje aunque transformado, adaptado, mezclado, enriquecido, si pudiera decirse, como en el caso histórico del barroco de las Américas.

22. Octavio Paz no ser refirió explicitamente a la lengua, sino al personaje. Conocidas son las impresiones que sobre ellos encontramos en el Laberinto de la soledad, muy debatidas, por  cierto, por los mismos chicanos. “Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma.” Más adelante dirá que “El pachuco ha perdido toda su herencia: lengua,  religión, costumbres, creencias. Sólo le queda un cuerpo y un alma a la intemperie, inerme ante todas las miradas. Su disfraz lo protege y, al mismo tiempo, lo destaca y aisla: lo oculta y lo exhibe” (Octavio Paz, El laberinto de la soledad. Postdata. Vuelta a El laberinto de la soledad, México, FCE, 2004, p. 17). Del lado mexicano, también fueron estigmatizados los pachucos como “pochos¨, el que ya no habla español y ha nacido del otro lado, el que reniega de sus orígenes mexicanos. Ni de un lado ni de otro. Se le castigó porque habla español en las escuelas, indio “grasoso¨, mugriento, intruso. Desarraigado en las dos tierras a las que ha pertenecido, por un lado las que formaron parte de México en alguna época, por el otro, en la actual, formando parte de la migración del siglo XX.

23. Quizá quien haya registrado mejor el slang “pachuco” o de los zoot suiters de los años 40s y 50s, haya sido el escritor chicano Miguel Méndez, quien ha considerado que el fenómeno del pachuquismo representó la “primera rebelión del mexicanoamericano” (Miguel Méndez, Los muertos también cuentan, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua, 1995, p. 69). La suya fue una jerga “rara plagada de imágenes y giros linguísticos plenos de ingenio, cuando no de tristeza o coraje, siempre presentes los matices irónicos, por ser la frustración su materia prima”. En ella afloró el ingenio, la “alegría coloreada de sinsabores”, con raíces hondas en el español; fue un sello de rebeldía que “no obstante el quebrar normas concretas pretendía preservar el alma, tu esencia cultural, tu origen”. Ingenio que, como navaja, rasga, señala Miguel, la ¨dura caparazón con que el dolor y las frustraciones encubren el sentir del mísero.” 

24. Anzaldúa, G., Interwiews…, p. 240.25. Anzaldúa, G., ibid., p. 269. En el caso particular de nuestra autora, la

identidad también habrá de estar ligada a las enfermedades de su cuerpo, las cuales, a temprana edad, habrán de revelarle una perspectiva de la realidad diferente de la gente “normal”. Es la enfermedad, el dolor, la debilidad o fragilidad las que le abrirán las dimensiones de la fantasía, lo imaginario y lo espiritual, pero también a la  resistencia y a la lucha cultural y de género.  El cuerpo como punto de vista sobre la realidad, algo que ya Nietzsche o Kafka habrían planteado.

26. Anzaldúa, G., Interviews…, p. 268.27. Anzaldúa, G., citada por citado por Yvonne Yarbro-Bejarano, op. cit., p. 87.28. Anzaldúa, G., Interviews…, p. 226.

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29. Anzaldúa, G. Borderlands…, p. 93. Itálicas en el original.