Globalizacion y Cultura - Notas preliminares

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36 Aldea Mundo, Año 7 No. 14 YBELICE BRICEÑO LINARES / GLOBALIZACIÓN Y CULTURA. NOTAS PRELIMINARES / 36-43 Ybelice Briceño Linares * A través del presente trabajo se esbozan algunos parámetros que la autora considera son esenciales para reflexionar sobre los cambios que los procesos de globalización han introducido en la cultura, especialmente en lo que se refiere a las identidades, representaciones sociales y modos de vida de las sociedades contemporáneas. El objetivo es perfilar caminos para el abordaje de esta temática que permitan, a su vez, evaluar de qué manera tales transformaciones inciden en las identidades y prácticas culturales de los sectores populares urbanos en Latinoamérica. Los temas tratados se refieren a la globalización; la homogeneización y diferenciación cultural; el estado nación, su descentramiento y los nuevos agentes mundiales, lo mismo que las asimetrías y condiciones de integración a la cultura global. Palabras clave: globalización, cultura, actores sociales, identidades, modos de vida, representaciones simbólicas. Abstract: Within this paper some parameters that the author considers essential to reflect about the changes that the processes of globalization have introduced in the culture, especially regarding identity, social representations and ways of life of contemporary societies are outlined. The objective is to delineate the roads on how to work with this topic so that, at the same time, we can evaluate on which way those transformations influence the cultural identity and practice of the urban popular groups in Latin America. The topics refer to globalization, cultural homogenizing and differentiation, the state nation, its decentralization and the new world agents, as well as the asymmetry and conditions of integration to the global culture. Key words: globalization, culture, social actors, identities, ways of life, symbolic representations. GLOBALIZACIÓN Y CULTURA NOTAS PRELIMINARES GLOBALIZATION AND CULTURE. Preliminary Notes. 1-. Introducción: os procesos de interconexión económica, tecnológica y comunicacional que desde hace algunas décadas atraviesan el globo, sin ninguna duda han venido introduciendo fuertes cambios en todas los ámbitos de las sociedades contemporáneas. Han transformado totalmente las reglas del juego económico ampliando el campo de su acción al plano mundial. Han redefinido el peso y papel del Estado nación tanto en lo que respecta a sus competencias como entidad política, con capaci- dad de control, decisión y planificación, como en lo relativo a sus vínculos simbólicos con una comuni- dad territorialmente establecida. Han fortalecido el poder y margen de operación de otros actores, como las corporaciones económicas y financieras, de ca- rácter trasnacional. Evidentemente, el ámbito de la cultura no es aje- no a estos cambios. Tales procesos están incidiendo en la vida cotidiana de las personas, afectando los referentes empleados en la construcción de sus iden- tidades y formas de pertenencia; están trasformando las nociones de espacio público, comunidad e interacción social, a partir de la fuerte incidencia de los medios y redes virtuales; están ampliando los cir-

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A través del presente trabajo se esbozan algunos parámetros que la autora considera son esencialespara reflexionar sobre los cambios que los procesos de globalización han introducido en la cultura,especialmente en lo que se refiere a las identidades, representaciones sociales y modos de vida de lassociedades contemporáneas.

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    YBELICE BRICEO LINARES / GLOBALIZACIN Y CULTURA. NOTAS PRELIMINARES / 36-43

    Ybelice Briceo Linares *

    A travs del presente trabajo se esbozan algunos parmetros que la autora considera son esencialespara reflexionar sobre los cambios que los procesos de globalizacin han introducido en la cultura,especialmente en lo que se refiere a las identidades, representaciones sociales y modos de vida de lassociedades contemporneas. El objetivo es perfilar caminos para el abordaje de esta temtica quepermitan, a su vez, evaluar de qu manera tales transformaciones inciden en las identidades y prcticasculturales de los sectores populares urbanos en Latinoamrica. Los temas tratados se refieren a laglobalizacin; la homogeneizacin y diferenciacin cultural; el estado nacin, su descentramiento y losnuevos agentes mundiales, lo mismo que las asimetras y condiciones de integracin a la cultura global.

    Palabras clave: globalizacin, cultura, actores sociales, identidades, modos de vida, representacionessimblicas.

    Abstract: Within this paper some parameters that the author considers essential to reflect about thechanges that the processes of globalization have introduced in the culture, especially regarding identity,social representations and ways of life of contemporary societies are outlined. The objective is to delineatethe roads on how to work with this topic so that, at the same time, we can evaluate on which way thosetransformations influence the cultural identity and practice of the urban popular groups in Latin America.The topics refer to globalization, cultural homogenizing and differentiation, the state nation, itsdecentralization and the new world agents, as well as the asymmetry and conditions of integration to theglobal culture.

    Key words: globalization, culture, social actors, identities, ways of life, symbolic representations.

    GLOBALIZACIN Y CULTURANOTAS PRELIMINARES

    GLOBALIZATION AND CULTURE. Preliminary Notes.

    1-. Introduccin:

    os procesos de interconexineconmica, tecnolgica ycomunicacional que desde hacealgunas dcadas atraviesan elglobo, sin ninguna duda han

    venido introduciendo fuertes cambios en todaslos mbitos de las sociedades contemporneas.Han transformado totalmente las reglas del juegoeconmico ampliando el campo de su accin alplano mundial. Han redefinido el peso y papeldel Estado nacin tanto en lo que respecta a suscompetencias como entidad poltica, con capaci-

    dad de control, decisin y planificacin, como en lorelativo a sus vnculos simblicos con una comuni-dad territorialmente establecida. Han fortalecido elpoder y margen de operacin de otros actores, comolas corporaciones econmicas y financieras, de ca-rcter trasnacional.

    Evidentemente, el mbito de la cultura no es aje-no a estos cambios. Tales procesos estn incidiendoen la vida cotidiana de las personas, afectando losreferentes empleados en la construccin de sus iden-tidades y formas de pertenencia; estn trasformandolas nociones de espacio pblico, comunidad einteraccin social, a partir de la fuerte incidencia delos medios y redes virtuales; estn ampliando los cir-

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    cuitos de produccin y de consu-mo de bienes simblicos, entreotros cambios.

    Estas transformaciones hanreavivado viejas discusiones sobrela diversidad cultural y los proce-sos de universalizacin de mode-los culturales occidentales a todoel mundo. Se plantea, por un lado,que la globalizacin supone lle-var a su mxima expresin la ten-dencia a la expansin e imposicina todo el planeta de los modos deorganizacin, formas de relacio-narse y estilos de vida propios dela cultura occidental moderna. Quecon ella avanzamos a un mundocada vez ms homogneo, cuyavida social estar organizada porel mercado y cuyos ciudadanossern definidos en funcin del con-sumo.

    Desde la perspectiva contraria,se dice que la globalizacin tien-de ms bien a fortalecer las dife-rencias, al propiciar la interco-nexin y difusin mundial de par-ticularidades culturales de todoslos rincones del mundo. O queexiste un incremento de la diver-sidad (de lo tnico, de lo local)como el resultado indirecto deldebilitamiento de las identidadesnacionales que la globalizacinfavorece. O tambin, que el impul-so a la occidentalizacin generaun atrincheramiento de los discur-sos e identidades nacionales,tnicas y religiosas desencadenan-do en muchos casos prcticasreactivas y fundamentalistas(Castells, 1999).

    Esbozar algunos parmetrosque consideramos esenciales al re-flexionar sobre los cambios quelos procesos de globalizacin hanintroducido en la cultura (identi-dades, representaciones sociales,modos de vida) de las sociedadescontemporneas es el objetivo fun-damental de estas notas. Valga re-calcar que stas constituyen unaprimera aproximacin al tema.Ms que cerrar la discusin pre-tendemos comenzar a perfilar ca-minos de abordaje. En este senti-do hay que sealar, que nuestroobjetivo a largo plazo es evaluar

    de qu manera tales transformacio-nes inciden o afectan las identida-des y prcticas culturales de lossectores populares urbanos quehabitan en los pases latinoameri-canos.

    2-. La globalizacin de la que somosparte

    Sin la pretensin de pronunciarla ltima palabra en torno al con-cepto de globalizacin o las am-plias y contradictorias tendenciasque con l se designan, quisira-mos hacer algunas precisiones alrespecto.

    Es muy vasta la literatura en-caminada a dilucidar el entrama-do de procesos de interconexin ycirculacin mundial que tienenlugar actualmente y que son de-signados con el trminoglobalizacin. Las transformacio-nes tecnolgicas (en esferas comola microelectrnica) sumadas a laeliminacin de las restricciones alas transacciones econmicas (enel plano comercial y financiero)parecen estar en la base de esteentramado de procesos, de circu-lacin de bienes, capitales e infor-macin a escala nunca vista. Sinembargo, por lo general suele acla-rarse que la globalizacin no pue-de entenderse como mero produc-to de avances tecnolgicos o comoun conjunto de transformacionesen el mbito exclusivamente eco-nmico (trasnacionalizacin deproduccin de bienes y serviciosy mercados financieros) sino queestas tendencias han venido pro-duciendo cambios estructurales enmuchos otros mbitos; en las con-diciones laborales, en las funcio-nes y tamao del Estado, en la cir-culacin del conocimiento, en lavigencia de la idea de nacin, enla produccin de bienes cultura-les e incluso en la percepcin delespacio y el tiempo. No son pocoslos autores que atribuyen una in-mensa importancia a este tipo decambios (Barman 1999; Ianni1996, 1999; Beck 1998; Castells,1998, 1999). Segn Castells(1999) estas transformaciones es-tn configurando incluso un nue-

    vo tipo de sociedad: la sociedadred o sociedad de la informacin.

    Ahora bien, el hecho de queexista una indiscutible ampliacindel mbito y la velocidad de la cir-culacin de mercancas, informa-cin y dinero en el mundo, no quie-re decir que todas las regiones ysectores sociales estn conectadosa estos flujos o redes globales, omejor dicho, que todos lo estn enlos mismos trminos. A nuestro jui-cio, este tipo de diferencias es ne-cesario esclarecerlas, especialmen-te cuando nos interesa no perderde vista la situacin de los secto-res populares de pases del llama-do Tercer Mundo.

    Zygmund Bauman, en su libroGlobalizacin. Consecuenciashumanas (1999), reflexiona alre-dedor de estos asuntos, afirmandoque la movilidad o posibilidad dedesplazar (bienes, capitales, cono-cimiento, personas) es la cualidadvalorada en estos tiempos. De ellase deriva el margen de beneficiosa obtener y la libertad para actuaro decidir. Pero, esta inusitada ca-pacidad de desplazamiento rpidode dinero, informacin y personas,no es una facultad compartida portodos sino un privilegio de redu-cidos grupos. Estamos entonces,frente a un proceso de concentra-cin no slo del capital, las finan-zas y dems recursos, sino tam-bin- y quizs principalmente- dela libertad para moverse y actuar(dos libertades, que para todos fi-nes prcticos se han vuelto sin-nimos. (Bauman, 1999: 94-5).

    Segn Bauman, esta valoracincreciente de la movilidad supone,a su vez, una fuerte devaluacinde la inmovilidad. Estar confina-dos en un espacio fijo, sin poderevadir las alteraciones (ambienta-les, por ejemplo) que ste sufre, sinpoder moverse en busca de opor-tunidades que se desplazan sin dis-frutar de las gratificaciones que elvnculo con lo local brindaba (ca-pacidad de dotar de sentido colec-tivo), es ahora ms desventajosoque antes. Mientras algunos dis-frutan de los beneficios de ser agen-tes globales, otros son anclados en

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    su cada vez ms degradante loca-lidad.

    Por otro lado, dentro de estepanorama de interconexin global,existen amplias regiones (como elfrica subsahariana) que estn ab-solutamente rezagadas puesto queno poseen siquiera los requisitostecnolgicos, econmicos y de in-fraestructura mnimos para inser-tarse a tales redes, con lo cual, conseguridad quedarn al margen deestos intercambios (Castells,1999)

    Ahora bien, la cuestin no essolamente si las regiones y gruposde personas estn aislados de es-tos flujos de intercambio mundial,sino de qu manera participan. Se-gn De Sousa Santos (1997) poreste motivo, es necesario diferen-ciar dos fenmenos dentro de esoque llamamos globalizacin. Porun lado, est el proceso a travsdel cual una construccin local(sea una forma de regulacin so-cial, un tipo de relacin laboral,un concepto o un estilo de vida)es extendida con xito a nivelmundial. A este fenmeno lo de-nomina localismo globalizado.Por otro, estara lo que llama unglobalismo localizado, que serael adverso del proceso anterior.Esto es: ... el impacto especficode prcticas e imperativostransnacionales en las condicio-nes locales, las cuales son, poresta va, desestructuradas yrestructuradas de modo que res-pondan a esos imperativostransnacionales (De Sousa,1997:44). No todos los pases ysectores sociales participan (o sonafectados) de la misma manera porlos procesos de expansin mundialde la economa, informacin y cul-tura. Hay maneras sumamente dis-tintas de hacerlo. A su juicio, exis-te incluso un orden dentro de es-tas asimetras. La divisin inter-nacional de la produccin de laglobalizacin asume el siguientepatrn: los pases centrales se es-pecializan en localismosglobalizados, mientras que a lospases perifricos toca solo laeleccin de globalismos localiza-dos (De Sousa,1997: 44).

    En nuestra opinin, al margende que esta clasificacin sea muyesquemtica (1), nos parece impor-tante no perder de vista en qu tr-minos se incorporan las nacionesy sectores sociales a estas redesglobales, desde qu posiciones lohacen (si stas te permiten propo-ner negociar o no) y qu tipo deconsecuencias y beneficios obtie-ne de ella.

    3-. Homogenizacin y diferenciacincultural

    En tiempos recientes, el adjeti-vo global ha pasado a acompaarcasi a cualquier trmino y a carac-terizar diversidad de fenmenos.La tesis de la existencia de unacultura global ha circulado as enel ambiente acadmico pero haencontrado tambin sus detracto-res. La insinuacin de que laglobalizacin est conduciendotendencialmente a una cultura ni-ca e idntica a escala mundial esobjeto de crticas por parte delantroplogo Renato Ortiz(1997:2001). Este autor consideraque puede hablarse de globali-zacin de la economa e inclusode tecnologa global, pero que lacultura no puede considerarseglobalmente homognea.

    ...es completamente falsoimaginar el proceso deglobalizacin como equiva-lente al de homogenizacindel planeta. Por eso propon-go una diferenciacin entrelos conceptos de globali-zacin y de mundializacin(Ortiz, 2001:38)

    En el concepto que plantea, lacultura es afectada por cambiosque implican la expansin de ras-gos centrales comunes, pero no porello es transformada en algo uni-forme o idntico en todas las re-giones del mundo.

    El proceso de mundializa-cin de la cultura no implicanecesariamente el aniquila-miento de las otras manifes-taciones culturales, sino que

    se alimenta de ellas. En estesentido, no existe ni existirnunca una cultura global,idntica en todas partes. Loque se tiene es la consolida-cin de una matriz civili-zatoria, la modernidad-mun-do que en cada pas se ac-tualiza y diversifica enfuncin de su historia parti-cular. (Ortiz, 2001.39).

    A su juicio, la mundializacines una, en cuanto a sus elementosconstantes, y diversa en cuando alas caractersticas que adquiere enel marco de las condiciones socia-les en que se adapta. De lo que setrata es de la expansin de unamatriz civilizacional que se origi-n en la revolucin industrial yque, a pesar de los cambios que hasufrido, no ha cesado de desarro-llarse y expandirse, alcanzandoahora a todo el globo y conforman-do lo que l denomina moderni-dad-mundo. Adems, segn ste, laglobalizacin, al propiciar ladesterritorializacin, trascendien-do las fronteras nacionales no estiniciando procesos nuevos, sinoprofundizando tendencias a lamovilidad y el desanclaje queoperaron en momentos anteriores,cuando el Estado nacin debility elimin los vnculos que ancla-ban a las personas a lo local y loregional.

    Ahora bien, si asumimos la te-sis de que se trata de una matrizgeneral que se adapta en formavariable a diferentes contextos his-trico-sociales, hay que preguntar-se: cules son estos elementosque se estn expandiendo e impo-niendo en todo el mundo?, qumbitos de la vida cultural perma-necen ajenos a estas transformacio-nes, en Amrica Latina?, culesson esas condiciones culturalesque dotaran de un sentido parti-cular matrices generales? Eviden-temente no tenemos una respuestadefinitiva a estas interrogantes,pero s podemos sealar algunastendencias y caractersticas queparecen estar claras.

    En primer lugar, hay un proce-

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    so evidente de desterritoria-lizacin de la cultura. Histrica-mente la cultura siempre estuvoasociada a referentes espaciales(Ortiz, 2001). El pueblo, la comu-nidad o la nacin estabanenraizados en un territorio. Ahora,con la trasnacionalizacin de laproduccin de informacin, im-genes y bienes simblicos, esto hacambiado, generndose undesanclaje progresivo con respec-to a estos referentes.

    El Estado nacin va perdiendoprogresivamente el monopolio queantes detentaba en la produccinde sentido (Ortiz, 2001). Los refe-rentes nacionales, en otros tiem-pos elementos fundamentales denuestras identidades colectivas,pasan a coexistir con otras fuentesde sentido, su funcin en la cons-truccin de afinidad y pertenen-cia. En algunos casos se trata dereferentes de carcter trasnacional.Tal es el caso de la msica, la moday otros smbolos asumidos por losjvenes de distintas urbes lati-noamericanas; o los patrones deconsumo adoptados simultnea-mente por las clases medias paradefinir su estilo de vida . En otros,se trata de un fortalecimiento deidentidades locales o culturas sub-alternas, como producto del debi-litamiento de la cultura nacionaldominante. Tambin hay experien-cias en las que culturas y referen-tes locales, comunitarios o tnicos,son fortalecidos gracias a la circu-lacin regional o mundial de susproductos, la construccin de re-des de internacionales o la difu-sin amplia de discursos que losfavorecen. Este sera el caso de losmovimientos indgenas latinoa-mericanos cuyas organizaciones sehan visto fortalecidas y han ela-borado importantes alianzas conactores sociales trasnacionales.

    El debilitamiento de ciertasinstancias y su capacidad de pro-ducir cultura y sentido comparti-do, como la nacin, la escuela, lareligin y la familia viene apare-jado del fortalecimiento de otrosactores e instancias como los demedios de comunicacin, las em-

    presas transnacionales y el merca-do.

    Martn Barbero y GarcaCanclini han trabajado abundan-temente el papel de los medios enla construccin de las identidades,los relatos y la memoria colectivaen Amrica Latina. Segn stos,los medios de comunicacin, queen la dcada de los 40 y 50 contri-buyeron a la construccin de lasculturas nacionales y al reconoci-miento de los ciudadanos comoparte de stas, ahora estn propi-ciando procesos de debilitamien-to de tales identidades y formacinde comunidades globalizadas. ParaCanclini (1993, 1995), en las lti-mas dcadas se han producido va-rias modificaciones en la produc-cin y consumo cultural de men-sajes mediticos. Por un lado, seha trasnacionalizado la produc-cin y la oferta de bienes simbli-cos, amplindose el mercado deconsumo y perdindose la vincu-lacin de stos con referentes te-rritoriales, histricos o culturalesde carcter nacional. La participa-cin de los Estados en la industriacultural en Amrica Latina ha de-clinado dramticamente, siendodesplazada por corporaciones yagencias privadas trasnacionales.Por otro lado, se han modificadolos hbitos de recreacin y consu-mo cultural, pasndose del uso deespacios colectivos (museos, ci-nes, conciertos) al entretenimien-to en el mbito domstico (videoy TV). Estas tendencias, sumadasa la disgregacin y crecimientourbano as como a los procesos dedesintegracin social han hechoque las identidades y sociabilidadde los latinoamericanos estn cadavez ms vinculadas a bienes ymensajes mediticos, cuya produc-cin y distribucin tiende a estardominada casi totalmente por in-dustrias trasnacionales, con unfuerte componente (de capital, c-nones y recursos) norteamericano.(Garca Canclini 1993, 1995,1997).

    Por su parte, Martn Barbero(1998, 1999, 2001) en trabajos re-cientes, explora la incidencia del

    desarrollo de nuevas tecnologascomunicacionales en la construc-cin de las identidades, el espaciopblico y las formas de sociabili-dad, llegando a conclusiones se-mejantes. A su juicio, las nue-vas tecnologas de la informacinestn reconfigurando los modosde estar juntos (Martn Barbero,2001:47), al modificar nuestra per-cepcin del espacio (ahoradesanclado) y del tiempo (quedesdibuja el pasado e instaura unpresente continuo), al reducir yalterar nuestras formas deinteraccin social y al modificarla nocin de lo pblico que pasa aestar definido por lo que aconteceen los medios. La fragmentacinde la ciudadana, la prdida de re-ferentes territoriales e histricos,la massmediatizacin de la polti-ca y la hegemona de la imagen enla construccin de lo social sonalgunos de los rasgos que, segnel autor, estn definiendo este nue-vo panorama de articulacincomunicacional y descen-tramiento cultural (Martn Barbe-ro, 2001).

    La importancia que adquiere elmercado, por otro lado, en la pro-duccin de bienes simblicos evi-dentemente tiene implicaciones yconsecuencias. Supone el traspa-so progresivo de la funcin de po-ltica cultural de los gobiernos aentes privados y su concentracinen manos de grandes cadenas, ycorporaciones de la cultura y co-municacin. Implica, progresiva-mente, que la mayor parte de laproduccin simblica que se ge-nera, circula y consume mundial-mente pase a estar atravesada me-ramente por criterios de rentabili-dad y rendimiento (2).

    Ahora bien, con relacin a lacuestin del consumo MartnHopenhayn (1999) realiza unasprecisiones interesantes y perti-nentes para el mbito latinoameri-cano. A su juicio, existe una dife-rencia entre la circulacin de in-formacin, imgenes y bienes cul-turales y la circulacin (y disponi-bilidad) de recursos materiales.Segn l, una de las paradojas de

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    la globalizacin es que produceuna gran diseminacin de imge-nes y productos simblicos, a lapar que favorece la concentracinde riquezas y capitales. El aumen-to exponencial de aparatos de te-levisin en la regin, contrastadocon los ndices de pobreza y con-centracin de la riqueza, sonilustrativos al respecto. A conse-cuencia de esto, especialmente enestos pases, hay una brecha cre-ciente entre integracin simbli-ca y desintegracin material(Hopenhayn, 1999:69).

    El consumo simblico generatambin expectativas de consumomaterial, de adquisicin de los bie-nes y modos de vida difundidosmediticamente. Este desfase en-tre las expectativas promovidas ylas posibilidades reales de adqui-sicin de productos y serviciosproduce en los sectores populareso bien una creciente frustracin obien mecanismos de sublimacindel deseo. No est claro si este esuna fuente de malestar yconflictividad en estos sectores dela poblacin o si por el contrario,los mecanismos de integracinsimblica atenan los conflictosque podra generar la fuerte exclu-sin social.

    4-. Estado-nacin, descentramientoy nuevos agentes mundiales

    La reduccin de las funcionesdel Estado y el debilitamiento dela idea de nacin, son asuntos cen-trales dentro de las tendencias queestn modificando el perfil de lassociedades contemporneas. En elmbito econmico, la disminucindel poder del Estado es evidente.Con la eliminacin de restriccio-nes al flujo de capitales y mercan-cas, esta instancia pierde progre-sivamente capacidad para contro-lar la economa de las naciones.Cada vez ms las decisiones im-portantes en materia econmica setoman fuera de su mbito territo-rial, en grandes corporaciones,empresas transnacionales o instan-cias multi la terales. Aspectossustantivos de la poltica econ-mica pasan a estar al margen de las

    decisiones de las burocracias esta-tales.

    En un mundo donde el ca-pital no tiene domicilio esta-blecido y los movimientos fi-nancieros en gran medidaestn fuera de control de losgobiernos nacionales, mu-chas palancas de la polticaeconmica ya no funcionan(Bauman, 1999:76).

    Esta perdida de peso evidente-mente tiene resonancia en otrosmbitos. El Estado era el espaciodotado de autonoma capaz deordenar la sociedad nacional deacuerdo con su historicidad, susfuerzas econmico sociales, en finsus contradicciones internas(Ortiz, 2001:39). Esto est cam-biando actualmente. Tal autono-ma est siendo fuertemente soca-vada, con lo cual la idea misma depoltica como espacio para estruc-turar la vida social en un proyectocomn, tambin pierde fuerza.

    Tal debilitamiento, si bien mar-ca cambios sustantivos en la for-ma en que se han venido organi-zado nuestras sociedades, no pue-de interpretarse an como la des-aparicin del Estado nacin (3).Aunque est claro que ste estperdiendo capacidades importan-tes, quizs sea apresurado (e ideo-lgicamente intencionado) decirque el Estado Nacin est desva-necindose. Como bien afirmaJameson (1998), probablemente enciertos casos o situaciones se estemitiendo la partida de defuncindel Estado de una forma apresura-da.

    En lo que respecta a sus fun-ciones simblicas, en muchos ca-sos no est claro que estn desapa-reciendo. Como sabemos ....elEstado-nacin no es solamenteuna entidad poltico-administra-tiva, es una instancia de produc-cin de sentido (Ortiz, 2001:40).Las identidades nacionales (a pe-sar de todas las tensiones y exclu-siones que producan internamen-te) eran fuente central de sentidoen las sociedades modernas. Sin

    embargo, con los procesos demundializacin de la cultura, estafuncin comenz a ser compartidapor otros referentes creadores deafinidad y de pertenencia. Paramuchos se trata de un desplaza-miento absoluto que marca el finde las culturas nacionales. Sinembargo, a mi juicio, es pronto parahacer este tipo de afirmaciones, enespecial en Amrica Latina (4).

    Con relacin a su capacidadintegradora considero que la ideade Nacin sigue operando comoproductor de identidad, aunquesta coexista ahora con construc-ciones simblicas mundializadas(como en el caso de las modas ju-veniles) o localizadas (por ejem-plo, las comunidades indgenas)que probablemente tiendan a so-cavarla. Evidentemente la Nacinya no es la nica o principal fuen-te de produccin de sentido com-partido; pero an existen mecanis-mos a travs de los cuales sta creavnculos y formas de pertenenciaque las personas alternan (deacuerdo a contextos y posicionesespecficas) con otros referentes,ya sea locales, tnicos, de edad,mediticos o trasnacionales.

    El debilitamiento del Estadonacin ha propiciado la emergen-cia de ciertas lecturas y discursosalgunas veces de cortedivulgativo y otras de carcter aca-dmico- que relacionan estos cam-bios con el fin definitivo de dichaconstruccin histrica y como elcomienzo de un perodo signadopor la ausencia de centro, de pro-yectos planificadores, de controly de poderes concentrados.

    Del mismo modo, la reduccinde restricciones a la circulacin decapitales y el flujo veloz de infor-macin a cualquier parte del glo-bo, se presentan como el fin defi-nitivo de las fronteras en el mun-do. Con ello, por un lado, se ocul-tan las nuevas trabas al desplaza-miento de personas (desde los pa-ses Sur) que se imponen como con-traparte al libre movimiento deinformacin y dinero (5). Cuandose habla de los desplazamientoshumanos se hacen analogas entre

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    estos flujos migratorios y el dina-mismo en el movimiento de perso-nas del Norte. Esta equivalenciaentre turistas y ejecutivos einmigrantes, ignora las diferenciasno slo en cuanto a las condicio-nes de acogida en la sociedad dellegada (marcadas por las restric-ciones a la ciudadana de las leyesde inmigracin) sino tambin lasenormes distancias en las causas,motivaciones y condiciones deestos desplazamientos (Barman,1999; De Sousa, 1997). Por otrolado, se desconocen las diferencias(a veces abismales) que se estnafianzando entre regiones, nacio-nes e incluso entre sectores de lapoblacin de un mismo pas. Elrezagamiento (para algunos irre-versible), de regiones en cuanto acondiciones mnimas para adaptar-se a las exigencias de la sociedadde la informacin, habla de estasdistancias (Castells, 1999) ascomo la ampliacin de la brechaen la distribucin mundial de losrecursos. La polarizacin socialdentro de los pases es tambinindicativa de esas nuevas fronte-ras no geogrficas. De all que con-sideremos problemtico el uso ala ligera, que a veces se hace, denociones como nomadismo,desterri torializacin ydescentramiento.

    La idea de descentramientohace pensar en la dispersin total(casi democrtica) del poder y losrecursos. En la ausencia deasimetras, jerarquas o concentra-ciones en cuanto a capacidad ypoder para movilizar capitales,producir mercancas o informa-cin, adquirir bienes de consumoo disfrutar de los beneficios detales acciones. A nuestro, juicio,este tipo de planteamientos con-lleva muchos equvocos. Eviden-temente, en el contexto actual, noestamos frente a una disolucinmundial de jerarquas y asimetras.Lo que sucede no es que no exis-tan grandes centros (de poder ycontrol), sino que stos son cadavez menos las instancias de poderpoltico, de gobierno y planifica-cin con mbitos de accin nacio-

    nales. Existen nuevos y mltiplescentros. Los Estados compartenahora sus antiguas funciones congrandes empresas y corporacionestransnacionales. Se trata entonces,de un movimiento de reorganiza-cin del poder, un proceso de rear-ticulacin de instancias econmi-cas y polticas para conformar nue-vas formas de hegemona.

    5-. Asimetras y condiciones deintegracin a la cultura global

    Como se ha visto, nuestro en-foque hace especial nfasis en ladiferencias, asimetras y condicio-nes particulares en que el flujomundial de mercancas y bienessimblicos afecta a las distintasregiones y sectores sociales. Estoobedece a dos motivos. Por unlado, intentamos cuestionar losdiscursos propagandsticos y ex-cesivamente optimistas que circu-lan en torno a la implosin de cen-tros de poder, el fin de jerarquas yel establecimiento de un nuevopanorama en el que, simplemente,todos somos afortunadamente y enmodo equivalente diferentes (6).

    En segundo lugar, responde ala especificidad del tema que nosinteresa. Revisar cmo se incorpo-ran y son afectados los pasesperifricos, por las tendenciasglobalizantes y especialmente, qucambios introducen stas en la cul-tura y vida cotidiana de los secto-res populares, pasa necesariamen-te por prestar atencin a estasasimetras y condiciones diferen-ciales de integracin a la culturaglobal. En este sentido, coincidi-mos con Ortiz cuando afirma que:

    La modernidad mundo ponea disposicin de las colecti-vidades un conjunto de refe-rentes algunos antiguos, laetnicidad, lo local, lo regio-nal; otros recientes-resulta-do de la mundializacin dela cultura. Cada grupo so-cial, en la elaboracin de susidentidades colectivas, irapropindose de ellos demanera diferente. Eso no sig-nifica, sin embargo, que es-

    temos viviendo un estado de-mocrtico, en el cual la elec-cin sera un derecho de to-dos (...) La sociedad global,lejos de incentivar la igual-dad de las identidades, estsurcada por una jerarquaclara e injusta . (Ortiz, s/f)(7)

    De acuerdo a las posicionessociales en que est ubicado, cadasujeto y comunidad tendr posibi-lidad de negociar de cierta mane-ra su identidad y sus prcticas cul-turales y establecer relacin conlos sistemas globales de produc-cin cultural y sus productos.

    Autores como Daniel Mato(2001) y George Ydice (1999)pretenden recalcar el papel y lasprcticas de actores sociales con-cretos en los procesos deglobalizacin. Ydice trabaja congrupos culturales y de accin ciu-dadana; Mato revisa las estrategiasy alianzas impulsadas a niveltrasnacional por organizacionesindgenas, grupos de la sociedadcivil y del movimientoambientalista. Ambos buscan re-vertir la idea de que laglobalizacin opera al margen delos actores sociales, de que es unasuerte de corriente autnoma im-pulsada por el avance de la tecno-loga y la economa. Sin embargo,la necesaria tarea de ubicar quactores impulsan y participan enestos movimientos de interco-nexin mundial resulta, a nuestrojuicio, insuficiente cuando no seestablece con claridad en qu con-diciones se enmarca su accin; merefiero a la desigualdad, en cuantoa recursos, poder y capacidad deincidir en las decisiones, que es-tos actores evidentemente presen-tan.

    Las preguntas que nos ocupanes cmo se incorporan los sectorespopulares a estos flujos de circu-lacin cultural global y en qumedida la mundializacin de lacultura ha afectado y afecta actual-mente sus identidades, prcticas yconstrucciones simblicas, rela-ciones sociales y su vida cotidia-

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    na. Tal indagacin pasa pordevelar las asimetras y posicionesdesiguales desde las cuales la gentese enfrenta, consume o adopta estacultura mundializada. Pero, tam-bin supone una apertura que nospermita apreciar la diversidad deexperiencias y maneras distintasde relacionarse -selectiva ydiferencialmente- con las nuevasformas de produccin cultural ysus creaciones, que ponen en prc-tica en su vida cotidiana los sec-tores populares. Solo as podemosllegar a entender, por ejemplo, lagran difusin y el arraigo que elRap o el Hip Hop han encontradoentre los jvenes de los barriospopulares latinoamericanos; cmoes que estos gneros -de origennorteamericano- les permiten a losestos grupos narrar con tanta ex-presividad relatos de su vida y desu identidad.

    Para intentar comprender estoes preciso explorar qu mrgenesde accin deja la mundializacinde la cultura a las personas y gru-pos sociales, especialmente lossectores subordinados. Cmo lossujetos de las clases populares ur-banas, los jvenes, las mujeres, losmovimientos indgenas, comuni-tarios o de vecinos, los sectorescampesinos, los trabajadores infor-males aprovechan las posibilida-des que brinda esta nueva confi-guracin mundial, de qu maneraconsumen los bienes simblicosque se produce, qu posibilidadesde apropiacin o resemantizacinencuentran en ello, o en qu medi-da simplemente estn al margen detales circuitos.

    Garca Canclini (1989), quienha reflexionado sobre estos temas,considera que las tendencias a lamundializacin han flexibilizadolas identidades y ampliado lagama y circulacin de recursosculturales (narrativas, saberes,mensajes mediticos y otros bie-nes simblicos) que los personasemplean en su interaccin y vidasocial . A su juicio, laglobalizacin propicia la cons-truccin de identidades y culturashbridas a travs de un doble pro-

    ceso. A la descoleccin o desvane-cimiento de la compartimentacinde la cultura en gneros y campos(como la divisin culto, popular,masivo), con la cual los sistemassimblicos tienden a combinarsey a mezclarse. Y a ladesterritorializacin o debilita-miento de las identidades y refe-rentes de carcter nacional, regio-nal o local con la creacin de co-munidades de sentidotrasnacionales. Segn el autor, envirtud de ello vivimos en un mo-mento histrico en el cual los bie-nes culturales, narrativas e identi-dades colectivas se entrecruzantransitando libremente diferentesespacios sociales. Los sujetos tie-nen a su disposicin un conjuntode bienes y sistemas culturales queutilizan indistintamente, en susprcticas cotidianas y en la cons-truccin de su identidad, sin mslimitaciones que su voluntad o dis-ponibilidad.

    El problema de esta perspecti-va es que alude a una circulacinilimitada de los registros y bienesculturales perdiendo de vista loscontextos concretos, las jerarquas,los conflictos y las relaciones depoder que atraviesan la interco-nexin entre ellos. No todos losgrupos sociales estn en las mis-mas condiciones a la hora de apro-piarse y consumir los bienes sim-blicos que el mercadotrasnacional les ofrece. No todoslos saberes, referentes culturales ynarrativas sociales poseen la mis-ma legitimidad social. Los sujetoshacen uso de uno u otro recurso(negocian sus identidades) de ma-nera selectiva, pero a partir de lasposiciones que ocupan en el en-tramado social, de las situacioneso coyunturas concretas que se lespresentan y de los referentes queverdaderamente tienen a su alcan-ce. Por otro lado, estos procesos demezcla cultural, coexistencia e in-terconexin no siempre son arm-nicos o apacibles; en ocasionesgeneran tensiones,conflictividades y antagonismos.De manera que la perspectiva dela pluralidad y circulacin cultu-

    ral ilimitada entraa tambin ries-gos, como la creencia de que esta-mos frente al advenimiento de unamtica democracia cultural. Poreso, hoy ms que nunca es precisono perder de vista la manera en quelas relaciones de poder y desigual-dad estn presentes en los proce-sos de rearticulacin de los siste-mas culturales, en la circulacin yconsumo de bienes simblicos yen la constitucin de identidadesy diferencias.

    (1) Y que pueda enriquecerse, revi-sando, por ejemplo, cmo ciertosgrupos sociales y grandes em-presas de los pases perifricosfuncionan como enclavesglobalizados, participando tambindesde posiciones privilegiadas,exportando e imponiendo a am-plias regiones sus modos de ope-rar, condiciones y mercancas.

    (2) En este sentido, la propuesta deGarca Canclini apunta a un forta-lecimiento del papel del Estadocomo rbitro o representante delinters pblico en materia de cul-tura e informacin (1993,1995).

    (3) La proliferacin de nuevos Esta-dos a nivel mundial, a juicio deBauman lo que hace es reforzarla idea de que el Estado nacinno est desapareciendo sino queesta dando lugar a un tipo nuevode Estados dbiles.

    (4) Situacin probablemente fortaleci-da por nuestra condicin de pa-ses perifricos, como sugiere deSousa Santos (1998).

    (5) Ver: AA.VV. (1994), Alvite, J.(1995) y Santamara (1998).

    (6) En torno a la necesidad de esta-blecer las relaciones de poder ycondiciones sociales en que seenmarcan las muy celebradas yde ningn modo equiparables di-ferencias culturales, Renato Ortizhace excelentes precisiones ensu texto "Diversidad Cultural y

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    YBELICE BRICEO LINARES / GLOBALIZACIN Y CULTURA. NOTAS PRELIMINARES / 36-43

    Ybelice Briceo Linares

    Sociloga, Universidad Central deVenezuela, Maestra en Sociolo-ga en la Universidad Autnomade Barcelona (UAB), Doctorandoen Sociologa (UAB). Investigado-ra del Centro de Estudios Latinoa-mericanos "Rmulo Gallegos".Docente de la Ctedra de Comu-nicacin, Escuela de Sociologa,UCV.

    Email:[email protected]

    Fecha de recepcin:Octubre 2003Fecha de aceptacin definitiva:Diciembre 2003

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