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Editorial Gedisaofrecelos siguientes títulos sobre el

TEMAHlSfORIA, ANTROPOLOGIA y ETNOGRAFlA

pertenecientea sus diferentescolecciones y series

Se encuentran aquí agrupados los libros de nuestro foodo cuyo lema es lasociedad, peroC<Il enfoques mulridiscípñnarios que no quedan incluidos en la sociología. Se trata delibros universsarios dereno ocon visioo fundamental de lacultura.

ROBERT NLlólBET Historia de la ideadeprogreso

PIERREClASTRES Investigación enantropoíogia política

MARÍA DEL CARMEN CARLÉ La sociedad hispanoy COLS. medieval. 1.0 ciudad

l\<1ARÍA DEL CAR}tEN CARlÉ La sociedad hispanoy COLS. medieval: Sus estructuras

JACQLT.5 LE GoFF Lo maravillosoy lo cotidianoin el occidente medieval

GEORGE STEl'ü"R Antígonas

MARSHAlL SAHLl"\S Culturay rozónpráctica

..L\CQUES LE GoFF Los intelectualesen ía Edad Medifl

l\L\RSHALL SAHUl'iS Islasde historia

JEA1'~··PIERRE VER.'iANT La muerte en los ojos

..L\CQUES LE GoFF La bolsay ía vida

CLlFFORD GEERTl La interpretaciónde lasculturas

BEIt."'ARD UntaN Los gitanos de España

MARC AUGÉ TravesÚl por losjardinesde Luxemburgo

GEORGES DUBY El Año Mil

ELANO MIL

por

Georges Duby

Título del original en francés:L'An mil ...© by Editions Julliard 1967 et &huons Galhmard

Traducción : Irene AgoffDiseño de cubierta: Ju lio Vivas

la . Reimpresión en México, 1989

Derechos para todas las ediciones en castellano

© by Editorial oedíseMuntaner 460, emlo ., la.08fJ()6.Barce/ona. EspañaTe!.: 201 60 00

Gestión, representación Y direcciónPara esta edici6nEditorial Gedisa Mexicana, S.A.Guanajuato 202-302Col. Roma06700 Mexko, D.F.Tels.: 564-5607 • 564-7908

ISBN: 968-852-066-7

Queda prohibida la eeproducción total o parcial por cualquier medio de. lmpre­síón, en forma idéntica , extractada o modificada, en castellano o eualquier otro

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Impreso en MéxicoPrinted in Mexico

INDICE

Loe testlga. "__.M• • M . M _ _ _ _ _ 9I. Conocimiento del Año MU.____ ____ _ ____ _ _ 11

11. Los narradores 14111. Los testimonios y la evolución c:ultural __ __ ________ 19rv .· Para u na h istoria de las acUtudes mentales "..._................... 2 1

l . El unUdo de la historia . . ..... 25l. El m ü éetmc año de la Encarnaci ón .. . 27

11. la espera____________________ 2 9

2. Lo. mec:an1funM menWes .._...................................................................... 3 3l. Los estud ícs,...._ ......_ ..._......~..~ ..._ ....~...._.~ ..._ ....~......_ ....~......_ ..~ 35

11. La ense ñanza de Gertberto en Relms __ _ _____ __ _ __ 37III. La Instrucción de los monJes._ __ _ __ _ _ _ _ _____ 41

3. Lo visible y lo invisible __ ~._.~__~_.~_~._.~. ~._~._....~_~..~....~._ ._ _ 49I. Las correspon de ncias m isUcas _ _.................................. 51

11. Orden soc ial y supernatu raleza ...__._.. 531II. Presencia de los d1funtos_ ____ _____________ 58IV. ReUqulas___________ _ _ _ _ __ _ __ _ 60V. Mtlegro e ~ 64

4. Lo8 prodigio. d el mUenarlo ~ _._ _ _ _ _ _ ._ _ _ ~ 7 5l . Los s ignos en el cielo_________ _ _ __________ __ 77

11 . Desórdenes b loI6glcos _ __ _ _ _ _ _ __ _ _ __ __ 80111 . El trastorno esplrttual: la slmonla__ ___________ _ 84IV. El malestar hereucc ._ _. ._._ __._._ __ __ 8 6V. La subversión del templo _ _..................................................... 9 0

5. Interpretacl6n 93

I. El desencadenamiento d el maL___ _ __ _ _ __ __ _ 95n. Las fuerzas be néflcas .______ 98

6. La purificac ión ._ _ _ _ _ _._ _ _ _ _ _ _ _ 103t. Exclustones ., _ _ _ __ _ __ _ _ _ _ _ _ _ 105

11 . Penitencias indMduales__ __ _ __._ 109111. La paz de DI0 5 ... ... __ _ __ _ 117IV. Las peregrinaciones cclecttvas., _ _ __ _ __ _. 121

7. Nueva alianza .. 12 5

1. La primavera del mundo _ _ _.. 12711. La reforma de la Igles ia . . 128

111. Las Iglesias nuevas _ .__ __ _ __ 134IV. Cosecha de re llqu las _ __ _ _ _ __ 138

8 . El auge _ _ _ _ _ _ _ H ••• • •• _ 139I. Propagación de la fe ..:... _ H _ 142

ti. La Guerra Santa _..................................................... 145111. Dios se encarna......................................................................................... 147IV. La cruz 15 1

Cron otogia 155

ReCerenclas bibliográficas _ _............................................... 157

Los testigos

1. Con ocimiento del Año Mil

Un pueblo aterrado por la Inminencia del fin del mundo: esta Ima ­gen del Año Mil sigue viva aún en el espírttu de muchos hombres de cul­tu ra. pese a lo que escnbíeron. para destruirla, Marc Bloch. Henrt Focl ­non o Edmond Pognon. Prueba d e que, en la conciencia colec tiva denuestra época, los esquemas m ñenartstas no han perdido su poder deseducción. Aquel espejismo histórico se Instaló, pues, con toda facilidaden uri universo mental dispuesto a acogerlo. La his toria romántica loheredaba de ciertos his toriadores y arqueólogos que en los siglos xvn yXVIll emprendieron la exploración científica de la Edad Medía, época os­cura. sojuzgada. madre de todas las supersticiones góticas que la Lucescomenzaban entonces a disipar. Y. de hecho. es precisamente a finalesdel siglo }IN, con los triunfos del nuevo humanismo, cuando aparece laptimera descr1pclón conocida de los terrores del Año Mil. El retrato res­ponde al desprecio que profesaba la Joven cultura de Occidente respectode los siglos sombrío s y toscos de los qu e procedía, y de los que renega­ba para mira r. más al lá de este abismo harbara, hacia la An tigü edad . sumodelo. En el centro de las tinieblas medievales. el Año Mil. anñtesís de lRenacimiento. ofrecía el es pect ácu lo de la muerte y d e la estúpida pros­ternación.

Una representación de es ta indole extrae gran parte de su fuerzade todos los obstáculos que impiden ver con claridad ese momento de lahistoria europea. En efecto. aqu el año. qu e fue el m t1esimb de la encam a ­ción de Cristo - según los cálculos, inexactos. de Denls el Peq ue ño-. ,apenas si posee u na existencia. tan poco consistente es la red de testi­monios en los que se basa el conocimiento hístórtco. Y ello al extrem.... deque para alcanzar este punto cronológico - y para formar el dossieraqu l presentado- por fuerza se ha de ensanch ar, de un modo sustan­cial el campo de observación y considerar la franja de algo más de mediosiglo que rodea al Año Mil. aproxi madamente entre 980y 104 0.

La visión sigue siendo aún muy poco clara. Pu es la Europa de en­tones sal ia de u na profunda d epresión. Las Incursiones de pequeñasbandas de saqueadores llegados del Norte, el Este y el Mediodla , habíanrefrenado los prtmeroe Impulsos de progreso desarrollados Umidamen­te en la epoca carolingia. provocando un re tomo ofensivo del salvajismoy dañando. en particu la r. los edifi cios culturales que los Emperaooresdel s iglo IXse a plicaron a constrn.ir. El circulo de los letrados, que se Uml-

JI

taba a las cúspides de la soc iedad ecles.astíca. fue tan maltratado des­pués de 860 que el uso de la escrttura, ya muy reet rtngido. se perdiócasi por com pleto. Para esto el Occide nte del siglo x. Esa tierra de bos­ques, tribus y brujería. de reyezuelos que se odian y se traicionan, sallóprácticame nte de la historia y dejó me nos huellas de su pasado que lapropia Africa central del siglo XIX. que tanto se le asemeja. Ciertamente,para la generación que precede al Ano Mil. el grueso del peligro y del in ­fortunio h a qu edado atrás; piratas normandos vendrán todavía a cap­turar princesas en Aquitanla Imponiendo rescate. y se verá a los ejercí­tos sarracenos poner sitio a Narbona; pero sin embargo los grandesatropellos han terminado y se adlv1na que ya está en ma rcha el progre­so lento y continuo cuyo movimiento no cesará de arrastrar desde en ­tonces a los paises de Europa occiden tal. se produce de inmediato u ndespertar de la cultura. u n resurgimiento de la escritura; reaparecen deínmedíato los documentos. Por consiguien te. la historia del Año Mil esposible. Pero es la hts torta de una primera in fancia , que balbucea. inven­ta.

La arqueología

A decir verdad el historiador no se sirve únicamente de los textosy todo lo que la a rqueología recoge para u so propio puede Iluminarlo sin­gularmente. El eje m plo de Polonia le hace ver qué cosa tie ne derecho aesperar de u na inves tigación minuciosa de los vestigios de la vtda mate­rial. de la exploración de la sepu ltu ras y fondos de cabañas. del análisisde los residuos de una ocupación a ntigu a que el paisaje o la toponomiaactuales conservan . Excavaciones recientes le revelaron. en efecto. loqu e fueron en la s planicies polacas las "ciudades" del Año Mil. esas ele ­vaclones de madera y tierra encerrando en murallas continuas el pala ­cio del pti nclpe y sus guerreros. la catedral recién construida y el burgode los artesanos doméstícos. A decir verdad. s in embargo, los arqueólo­gos polacos. checos. húnga ros y escandinavos. estimulados por la au ­se ncia casi to tal de textos que se refiriesen a este periodo de su h istorianacional y forzados a utilizar otros materiales para edificarla. se sitúanpor entero a la vanguardia de una arqueología de la vida cotidiana. EnFrancia, ésta sigue aún experime ntando su s técnicas . Por lo ta nto. enlo que se refiere a la mayor parte de Europa. lo que se sabe del comie nzodel siglo XI procede de fue ntes escritas. Este libro se propone presentary comentar algunas de ellas. elegidas en un acervo documental que.au n en las comarcas francesas situadas no obstante por entones en lacima del renuevo cu ltu ral. se muestra singularmente restringido.

Las cartas

De los sesenta años que en marca n al Año Mil. da tan cierta cantl·dad de text os que no pretendían relatar sucesos sino qu e servían para

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establecer derechos. Son titulas que notifican decis ion es reales, cartaso noti cias referid os en su eno rme mayoría a transferencias de posesio­nes . Raras todavía en Inglaterra y en el norte de Germanía. estas actasson. en los archivos de Franela . Italia y Alemania del sur. mucho másnumerosas que los títulos a nálogos procedentes del s iglo x o incluso dela época carolingia. Ningún periodo anterior de la his toria europea ofre­ce tal cantidad. Y no es que en ese momento los redactores estuviesenmuy activos. Tal vez lo estaban menos que en el siglo IX, seguramentemenos que en el v, Pero. por una parte. el material que empleaban. el per­gamino. era mucho más sólido y d urable que el papiro de la a lta Ed adMedia : por la otra. y principalme nte. estos escritos fueron conservadoscon más cuidado. En efec to. poselan u n valor esencial para los monjes yclérigos en una época en que mu chos establectmie ntos re ligiosos se ha ­llaban en plen a reforma y debían asentar su restauración; por consi­guiente. en el sistemático reordenamiento de su fortuna . para lo cualconservaban precisamente todos los escritos que garantizaban sus pre­rrogativas. los titulos y prívñegioe reales. la cartas de donaciones y losacuerdos celebrados con las potencias rfvalee. La escritura. en efecto.no carecía de u tilidad en las reyertas judíctales. Y. a no dudarlo. fuera delos hombres de Iglesia . en esa época nadie sabia leer . Pero en las asam­bleas en que mo nasterios y obispados venían a pleitear contra los usur­padores de sus posesiones. los jefes de bandas y sus secuaces no seatrevían a despreciar abiertamente los pergaminos. que sus ojos po­dían ver aqu¡ y alll sellados con el signo de la cruz. y donde los hombrescapaces de descifrarlos encontraban la memoria prec isa de la s anti­guas transacciones y los nomb res de quienes habían actuado como tes­tigos. De esta época datan los primeros archivos. todos ellos eclesiásti­cos. y esos cartu larios en que los escribas de la Iglesia copiaban. clas ifi­cándolos, los múl tiples Ululas aislados conservados en el armarlo de' arias.

En el curso del tiem po estas colecciones han sufrido mu cho. peroen Italia y Alemania algunas están casi in tac tas; en Francia. muchasfueron objeto de transcripciones s istemáticas antes de la grolongedeincuria del siglo XVIII y de las dispers iones del periodo revolu cionario.qu e la dañaron se rtamente. Archivos de la abadía de Clu ny. por ejem­plo, fueron salvados para el period o que los ocupa: son más de mil cua­trocientas cartas y noticias (mu ch as de ellas no llevan fecha precisa ysu enumeración exacta es Impos ible). Estos escri tos constituyen testi­monios irreemplazables. Sin ellos. no sabriamos cas i nad a de las condi­ciones económicas, sociales y jurtdícee: ellos permiten entrever de quémodo se establecía la Jerarqula de los estatuios pe rsonales, cómo seanudaban los lazos del vasallaje. cerno crecían los patrimonios. y arro­Jan también curiosas lu ces sobre la explotación de las grandes fortunasterritoriales . Pero la utthdad de este tipo de documentos depende de sudensidad. Sólo re u niendo en manojo las lacónicas Indicaciones que con ­tiene cada uno de ellos es posible. en lo que conc ierne a ciertas reglonesprivilegiadas , ce rcanas a los establecimientos re ligiosos más esplenden-

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tes de la epoca, Intentar uUllzarlos para reconstruir. no sin titubeos nienormes lagunas, la red de las re laciones h u mana s. En cambio. a is lada .cada una d e estas cartas no dice nada o dice muy poco. Pues antes demediados del siglo XI. la mayor parte de los escrtbas siguen siendo pri ­sioneros de un foonullsmo antiguo, mal adaptado a las innovacionesde los tiempos presentes; bajo su pluma, la modernidad de su epoca que­da en mascarada por vocablos anticuados y marcos esclerosados de ex­presión. La gran con moción de las re laciones políticas y socia les de lasque fue sede el período que se ordena en tomo al Año Mil. esa autenticarevolución. más precoz en las comarcas francesas. que deja su rgir e Ins ­tal a por muchos s iglos las estructu ras que llamarnos feudales. e ran enefect o d emasiado recientes. demasiado actuales para repercutir ya enlos termtnoe rituales de la escritu ra jurídíca, la más estereotipada de to­das, la más lenta en prestarse a la expresión de lo nuevo. Por tal motivo,para extraer de semejantes fuentes todas sus en señanzas. es pre cisotratarlas por espesos fajos. por series. Separado de los que lo preced en,acompañan y suceden. ninguno de estos actos ofrece las riqu ezas querevelan, a la primera lectura. los escritos literarios.

En la epoca en que los htstoriadores no se ocupaban más que dereyes y prlnclpes , de batallas y política. los escritos literarios su mi nis­traban a los erud itos su alim ento ese ncial . En cambio. no bien el exa­men de la economía y de los fenómenos soctales pasa a ser el fin príncí­pa1 de la Indaga d ón hístórtca , estos escritos quedan relegados. Tod aviahasta hace diez años. prácticamente nadie se ocupaba de ellos. Pero enla a ctualidad. un nuevo afán de cu r10sldad y el esfuerzo por reconstruirel modo que adoptaban en el pasado las actitudes psicológicas. los ele­van nuevamente a la cond ición de fuente esencial. Ast. pues. es te libro.deliberadamente orien tado a la historia de las mentalidades . sacará a la1\12 precisamente esos textos.

II. Los narradores

Obrssllterarlas

Pobre litera tu ra. La única escrita era la tina . Se forjaba en el peque­ñc circulo de los letrados y para su uso exclusivo. Estrechos lazos launl.an a las Instituciones escola re s ; por esta razón . se vincula direc ta­mente con el renacimiento carolingio: se la ve florecer. pasada la tormen­ta, sob re el delgado tallo que los pedagogos amigos de Carlomagno ha­blan plantado, a finales del siglo VIl!. en la barbarie franca Como todas

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las obras compuestas en tiempos de Luis el Piadoso y de Carlos el Cal.va. la del Año MlIse muestran fascin adas por los modelos de la antigüe­dad latina y se aplican estu diosame n te a Imitarlos. Lo que nos quedóde elllas pertenece , pues, a los géneros practicados en las le tras roma­nas y deja trasuntar estrechas semejanzas con los cucrcees. las "au torí­dades", conservadas por las bibliotecas del Año Mil y comentadas porlos maestros. Asi su cede con casi todas las obras cuyos extractos hereunido aquí: del poema dedicado al rey de Francia Roberto el Piadosoescrito al final de su vida . hacia 1030. por el obispo de Laón Adalberún,viejo Intrigante estrechamen te mezclado, como lo habían estado los pre­lados carolingtos, con la politica real; de la cartas que cenberto, el papadel Año MU. escr1bló y editó soñando con Pllnlo y Cicerón; por ultimo.de todas la blografias de personajes sagrados. reyes, santos o abates .que se inspiran en la literatura penegtrtce anUgua y especialmente enel Epitoma vitae reg is Roberti pll. la vida del rey Roberto que HeIgaud.monje de Saínt-Benoít-eur-Loíre, redactó entre 1031 y 1041. En lo querespecta a las ob ras propiamente históricas . merecen un examen másdetenido.

Escribir la historia

Son relativamente muy abu ndantes. En la época d el re nacimien ­to ca rolingio. que introdujo a toda la cultura escrita en un marco estric­tamente ecl esiástico, e l afán de prolongar la tradición romana y de se­guir las huellas de 1lto LMo o de TácUo fue fuertemente es t imu lado. enefec to. por otra actitud Int electual : el sent ldo de la duración Inherente ala religión cr1sUana. Porque el cris tianis mo sacraliza la historia. latransforma en teofanía. En los monasterios . que fueron los prtnclpalesfocos culturales de la epoca d e Carlomagno y que volvieron a serlo en elAño Mil , la prácttca de la historia se integraba con toda naluralidad enlos ejercicios relígtosos. y cu a ndo ciertos reformadores impregnados deascetismo y que repudiaban hasta en los ejerc icios espirituales cual­quíer ocasión de place r, Inci taron a los monjes a no frecuentar mas lasle tras paganas. los historiadores fueron prácticamente los únícos, en­tre los autores profanos. que esca paron a sus sospechas. Conocemoslos liros dados a los monj es de Clu ny para sus lecturaade Cuaresma.un afio situado a mediados del siglo xr. uno de cada diez miembros de lacomunidad recurrieron a los trabajos históricos. la mayotia crtstíanos:Seda el Venerable. orose. .Josephe. pero también paganos. como Ti to Ll­vio. Se en tendía qu e los textos que con tenía n la me morta de l pasado po ­dían ayudar de dos maneras a esa gran obra cuyos talleres eran por en­tonces la s abadías: la construcción del reino de Días. En primer lugarofrecían. en efecto, ejemplos morales; por lo tanto. ponían gula al cristia ­no en su progreso espiritual. ponerlo en guardíe contra los peligros yorientarlo por las rectas vías: estos textos edificaban. Pero además. y es ­to es lo prtncípal, daban testimonio de la omntpotencía de Dios. que, apartir de la Encamación, se h abia insertado él mismo en la duración

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I

histórica: al celebrar los actos de los h ombres a qu ienes el Esplritu San­to habla Inspirado, manifestaban la gloria divina

En el prologo a su libro De las maravillas, escrito en 1140, el abatede Cluny, Pedro el Venerable. definió como sigue los m érttoe de la obrahistórica y su utilidad: Buenas o malas. todas las acciones que se prod'u­cen en el mundo pcr la voluntad o el pennlso de Dios deben seroir a lagloria Y la edifICación de la Iglesia. Pero sf no se las conoce. ¿cémo pue­den contribuir a alabar a Dios y a edifitnr la Igles ia? Eecríbtr la historiaes. por tanto. una obra necesaria. íntimamente asoclada a la liturgia:po r vocación, le corresponde al monje ser su principal artesano: hayque incttarlo para que se vuelque a la tarea, y Pedro el Venerable prosi­gue en los siguientes términos su exhortación: 1.LJ. apatia que se repliegaen la esterilidad del silencio ha llegado a ser tan graJYle que todo lo quese prod'l.!Jo desde hace cuatrocfentos o quinientos años en la Iglesia deDios o en los retnos de la cristiandad nos es. romo a todos. casi desccnc­cido. Entre nuestra época y las épocas que la precedieron. es tan grandela diferencia que conocemos perfectamente sucesos que se remontan aquinientos o mil aftos atrás. mfentrns que ignoramos los hechos ulte­riores e incluso aquellos que tuvieron lugar en nuestros días.

Cien años antes. cuando Raoul Olaber. el mejor historiador delAño Mil. dedicó su obra a otro abate de Cluny. Odílón, no decía otrarosa,

Las muy justas quejas que a menudo he oiclo expresar a nues­tros hermanos de estudio y a veces a oos mismo. me han conmovido:en nuestros dias no hay nadie que trClJU>mita a quienes vendrón des­pués de nosotros un relato cualqulero de esos milltip1es hechos. de nin ­giuJ. modo superfluos. que se manljiestan tanto en el seno de las ~le­

srcs de Dios como entre los pueblos . El Saluador declaró que. hasta laúltima hora del último dia. harta llegar cosas nuevas al mundo con laayuda del EsplrUu Santo y con su Padre. En cerca de doscientos años.después de Beda. sacerdote de Gran Bretaña. y de Pablo. dllzconode Ita·lIa. no romo nadie que. animado por tal designio. haya dejado a la poste­ridad el menor escrito histórico. Cada W10 de eUos. ademós. hizo sólo fahistoria de s upropfo pueblo o de s upais. Mientras que. con toda eviden­cia. tanto en el mundo romano como en las reglones de ultramar o b6:r­be-cs. pasaron cantidad de cosas que. confiadas a la memon:a. serianmuy provechosas a los hombres y los íncitOt1an part fculannente a laprudencia. y se puede dec frptro tanto de los hechos que, dice n. se multI­plicaron e n la s proxtmidades del mflés imo a no de Cristo nuestro Salva·do ro He aqu tpor que. en la medida de mts recursos. obedezco a vue strarecomendación y a la ooluntad de nuestros hermanos 1

En esos tiem pos exIsUan cuatro géneros de escrttos hist6rtoos:IV. Los A nales, primeramente, donde se apuntaban año por año

los principales acontecimientos conocidos. Esta forma h abla sido brt ­ilan temente practicada en los mon aste rios carolingios. En el Año Mil.só lo quedan residuos de esos Anales, cada vez más pobres. En el manus­crtto de los Annales Ftor!acensís, llevado en la abadia de Fleury. es decir

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de aaínt-Bencrt-sur-toíre. sólo siete años. después del Año Mil. sonobje to de una notaci6n, 1003. 1004. 1017, 1025, 1026. 1028. 1058­1060.2 Los Annales Beneuentam~3 escritos en 5..1Ota Sofia de Beneven­to. fueron llevados hasta 1130. mientras que 100 Annales v írídunen­ses.4 del monasterio de san Miguel de Verd ú.n. se fntenumpieron des­pués de 1034.

29• Las Crtnlcas son anales retomados y elaborados por un au­

tor. quien les da fonna de obra literarta. En la época que nos ocu pa. pre­sentan Importancia tres de estas obras.

a l El ChronJccn NovaUcfense:; fue compuesto antes de lOSO enla abadia de Novalaise. situada sobre uno de los grandes pasajes de 10sAlpes Y que. destruida por los sarracenos, habla sido restaurada haciaelAñoMIL

bJ Al obtspo Thíetmar de Mersebo~ le debemos ocho libros deCrónícas.e Nacido en 976 de un conde sajón. este hombre es uno de losmejores representantes del Oorectm1ento cultural conocido por sajonia.una de las comarcas hasta entones más salvajes de Europa. cuandosus prlncipes, en el curso del siglo X. alcanzaron la realeza germánica ydespués el Imperio. En sus castílloe erigieron obispados (como Merse­bourg. ft.mdado en 968) y monasterios que fueron sede de una nueva re­nooatfo. de una resurgencta del renaclm1ento caroI1ngto. Ed ucado en elmonasterto San Juan de Magdeburgo. Thletmar se hizo sacerdote enl 003 y se Vlneul6 con el arzobispo del lugar, gracias al cual fue designa­do obispo en 1009. Sus Crónicas. eecrítas al ftnal de s u vida. llegan has­ta el año 1008.

el Ademar de Chabannes. como Thíe tmar, fue prtmero monje ylu ego a lcanzó el sacerdocto y se in tegro en un círculo episcopal. Nacidoen 988 de una rama la teral de un gran linaje de la nobleza lemosina .s ien do muy Joven se lo ofreció d. la abadía de San Cibardo de Aoguíeme .Pero dos tlos suyos ocupaban altas dignidades en el monasterio de U­mogee. donde se veneraba la tumba de san Marctal. el santo tutelar deAquttanía. EUos atrajeron a Ademar a este Importantlsimo centro cu l­tural, donde fue formado en las bellas letras. De regreso en Angulema ,entre los sacerdotes adscrttos a la catedral. se dedicó a escribir. Su eró­nfea 7 es muy amplia y toma el aspecto de una verdadera histo ria. la delpueblo franco entero. A decir verdad, tanto los dos primeros libros ce­mo la mltad del tercero 8011 sólo osmpílac íones: sólo la última parte esortginal y una vez que deja atrás el año 980, se convierte . de hecho. enuna crónica de la a rts tocracta d e Aqultania . Modificaciones y adicionesposteriores alteran un texto que plantea graves problemas a la crttlcaerudita.

39• Cabe considerar como obras hístórícas a los LIbros de Mila­gros, compuestos en las grandes basWcas de peregrtnact6n, en la vecin­dad de los relíceríoe más venerados y cuyo fin era precisamente difun­dir su renombre. Estos I1bros cuentan los prodigios operados por obrade los cue rpos santos. Son textos de carácter heteróclito: varios redacta­res recogen anécdotas sucesivamen te y esta misma eucesíón íntrodu-

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ce la cronologta en el relato. Dos recopilaciones de este género son suma­mente Importantes para el conocimiento de la Francia de alrededor delAñoMO.

al En esta época, la abadía de Fleury-eur-Loíre era uno de los fo­cos más es plenden tes de la vtda monástíca: estaba cerca de o rleans. re ­sidencia prtnclpal del rey de Francia, y pretendía conservar las reli­quias de san Benito de Nurcía. patriarca de los monjes de Occidente .Era donde más se cultivaba el género hlstórtco. Atmoln, autor de unaHistoria Fmncon.un. se abocó en 1005 a la tarea de añadtr dos libros auna prtrnera recopilación de los Milagros, compuesta en honor de sanBenito a mediados del siglo IX. Trabajó el libro 11 como hislortador e intro­dujo, en un relato de fuerte estructura cronol6gica. la descrtpdón de losprodigjoe: pero en el libro ID, los clasificó región por reglón. En un planosemejante, otro monje de nombre André se propuso, después de 104 1,contar los nuevos milagros y lo hizo combinando con ellos, al Igual quelos cronistas. alusiones frecuentes a los acontectmlentos políticos, alas intemperies. a los meteoros.e

bl Bernardo. antiguo alumno de la escuela eptscopal de Chartresy en 10 1O d irector de la de Angers, visitó asombrado las reliqu ias desanta Fe conservadas en Conques: en dos nuevas ocasiones realizó lape regrtnect ón y ofrectó al obispo F'ulberto de c hartres, uno de los gran­des intelectuales de la época. un relato de las maravillas que tenlan lu­gar Junto a la famosa estatua. Este texto constituye los dos prtmeros li­bros del Uber mImculorwn sante Fidls;9 los otros dos son obra de uncon tln uador el siglo XI.

41', En cuanto a verdaderas Historias redactadas por entonces,conocemos sólo tres,

al Dudo, decano de la colegiata de San Qulntin en Vermandols, re ­dactó para los "du ques de los piratas" lUla Historia de !os nonnandos."tre s libros sobre las costumbres y los altos hechos de los prtmeros du­quesde Normandja", que él lleva hasta 1002.

bl CUatro libros de Histerias, que abarcan un periodo comprendi­do entre 888 y 995, son obra de Rícher, monje de San Remigk> deReíms .rc

cl Otro monje, éste indócil e inquieto. Raoul, llamado Glaber. an­duvo por diversos monasterios borgoñoneses donde su talento lite ra­rio le valló ser bie n recibido a pesar de sus defect os . En San Benigno deDlJón, se liga a Guillermo de v olptano. protagonis ta feroz de la reformare ligiosa, quien lo incita a dedicarse a historiador. Al parecer, habríacompletado en Clu ny, h acia 1048, ctnco libros de htstortas . u na his to ­ria del mundo desde el cortl1enzo del siglo x dedicada al abate sanOdUón. 1I Raoul no goza de buena repu tación. Se le considera charlatán,crédulo. torpe y su latin es cali ficado de dífuso. Convtene no Juzgar suobra en función de nuestros hábítoe mentales y de nuestra propia lógi­ca. Si aceptamos íntroducírnos en su modo de pensar. de inmediato senos aparece como el mejor testigo de su tiempo. y de muy lejos.

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III. Los testimonios y la evolucióncultural

Raoul pertenece a lo que trfunfa, es decir. al monacatocluniacense ; Richer, a lo que muere, a ese tipo de cultura episcopal quehabía brillado en Relms en el s iglo IX, en tiempos de Hin cmar, pero qu edespués del Año Mil pierde toda Influencia; la vieja escuela históricacarolingia muere con él y con los anales que se amarillean. Así, pues,basta hacer el Inventarto de esta lite ratura htstórtca y observar lafonna en que se re parte por el espacio de la cris tiandad latina, paraa prehender un movtmtento de los clmtentos cu lturales que participa enla gran conmoción de las estructuras de qu e fue sede Occidente en lostiempos del milenio.

Una Visión monástica

Como ya he dicho, todas estas obras proceden del renaci mientocarolingio. Ahora bien, éste dio un gran Impul so al episcopado. lacatedrales y las escuelas que de ellos dependían. En 840, cuando estabadando sus más bellos frutos. todos los grandes hombres -todos losgrandes escrttores- eran obispos. Pero la be lla época de los obispostennlna a finales del siglo X: su papel se desdibuja al mismo tiempo queel de los reyes. El poco brtllo que conservan está Junto a los tronos.Efectivamen te . en nuestra lis ta de obras líterartas ya no figuran másque dos nombres de obis pos. que son prelados reales: Thletmar. ligadoa los reyes del Este , los emperadores sajones y Adalberón, dependientedel rey del Oeste, Roberto de Francia . En los paises occid entales , cuyaevolución es má s precoz. donde son mas poderosas la s fuerzas dedisolución que, a la vez. minan los fundamentos del poder monárquicoe impregnan el oücío sacerdotal con los Intereses tem porales . elrepliegue de la functón epis copal se muestra más marcado. Por otraparte, el panfleto de Adalber6n es una critica acerca del debilitamientoreal, ligado a la Intrusión de los monjes en los asuntos públicos. Encuanto a la biografia del rey Roberto. no proviene de un clérigo de lacorte; escrita en Salnt-Benoit-sur-Lolre, es monástica y exalta lo queen el comportamiento del soberano concu erda con el ascetismo y con lavocación IItúrgtca del monacato. Pues el Año Mil es sin duda . otra vez. eltie mpo de los monjes. Todos los htsto riadores que he errado seformaron en monasterios: la mayoría no salieron de ellos. Las abadíasde Occidente, mejor adaptadas a los marcos puramente rurales de lavtda materíal, mejor dispuestas a responder a las exigencias de lapiedad laic a -ya que albe rgaba n reliqu ia s . estaban rodeadas denecrópolis. se oraba en ellas el dla entero por los vivos y los muertos.acogían a los hijos nobles y los viejos señores se retiraban a ellas para

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mortr-. fueron ganadas más tempranamente que los cleros cate­dralicios por un esptr1tu de reforma que reedlftc6 sus ruinas, restauróla regularidad, reforzó su acción salvadora e hizo afluir las Iírnosnaahacta ellas. Las dona ciones piadosas no van entonces a los ohlspos sinoa los abates. y los cartu larlos episcopales son mucho más pobres quelos de los monasterios. Entre estos últlmos se sitúan las cimas d e lacultu ra: los grandes mon umen tos del arte románico fueron abacíales yno catedralicios. Casi todo 10 q~ podemos barruntar de esa época . lopercíbtmoe por los ojos de los monjes.

De las observaciones locales

A este desplazarnJento de los polos culturales se le suma ot ratransferencia, ésta de carácter geograñco. El renacimien to carolingiohabla favcrecído a los paises propIamente francos. la región situadaentre el Lolra y el Rín . Un examen atento de la literatura históricamuestra que la zona antaño privilegiada ha perdido brillo y que losfennentos de actMdad Intelectual tienden a dreperserse hacia lapernería del anttguo Imperio. Hacia sajonia. que en el stglo x fue un refu­gio para las comunidades reltglosas que escapaban de los saqueadoresnonnandos o húngaros y cU}'O$ príncipes . ahora emperadores. a tra­Jeron hacia ellas las reliquias. los libros y los hombres de ciencia. ydonde se formaban los míeícneroe consagrados a la conversión de loscrtetíanos paganos del norte y del este. Hacia la vieja Neustne. agobiadapoco antes por las incursiones escandinavas pero cuyos fecundospotenciales se están reconsutuyendo en tomo a Ruán, Chartree UOrleáns. Sobre todo hada la Galla del sur. Borgoña y Aquttanía.comarcas romanas largo tIempo sometidas a la explotación franca.siempre reacias pero que ahora se han ltberado del yugo carolingio yson capaces de explotar su s viejos patrtmonlos culturales en tomo delos grandes monasterios y sus reliquias. entre los cuales se extiendepoco a poco la tnñuencía de la congregactón cluniacense. Esta día­persión refleja el decisivo hundimiento dellmperto.

Todos los hJsto11adores de la epoca, analistas. cronistas y. másque todos los otros. los que se esforzaron por construir una auténticahistoria. siguieron peBuadldoe de la unidad del pueblo de mas.idenUftcado con la cr1stiandad latina. y fascinados por el mito 1mpe:r1al.expresión de esa misma cohesión.

Aslpues. dice Raoul Glaber, descfeel año 900 del Verbo encama­do que crea y vwljica todo hasta nuestros dias. hablaremos de loshombres UustTes que brlIlaron. en el mundo romano. de Jos seroeícees~~frrommY~~~~~~~d~~fry en lo que hemos visto; habl.arm1os tamblht de Jos aa::ntedmlentosnumerosos y memorables que se~ tanto en las santastllesias como en uno y otro pueblo; y. en primer lugar. consagra_

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mas nuestro relato al lmperb que fue antaño el del l'7UDldo entero. elImperio romano. 12 Pero. en realidad, la propia materta de estasdtversas obras históricas traduce el reciente freccíonamíento deOccidente. La alta aristocracia que en otro tiempo se agrupaba en te­rarnente alrededor de un único jefe, el amo dellmperlo franco. y d e laque cada famIlia peseta dominios dtspersoe por todas las provinctas deOccidente. ahora se muestra d1vtdtda; algunas grandes estirpesdomtnan. cada una de ellas. un prtndpado terrítortal. En los escritos deDudo d~San gulntln se Inaugura una hístoríograña locaI enteramenteconsagrada a ce lebrar un ltnaje. No ya el del rey. sino el de un pI1nclpe.Thtetmar habla casi únicamente de Sajonia y sus confines es lavos . y etse ocu pa mucho de los emperadores es porque son precisamentesajones. Aquttania sola. y más exactamente la Angulema y el LIrno6In.aparecen en la crónica de Ademar cuando éste cesa de ut1llzar lostrabajos de otros. Este estrechamien to progresivo de la curtosldad y lainfonnac16n h istóricas procede del gran movimiento que se desarrollaen el M.o Mil, movimiento que fracciona el poder. lo localiza, Instalandoasl a EUropa en las estructuras feudales.

IV. Para una historta de las actitudesmentales

Como casi todas las piezas de este dossier han sido tomadas deobras Ilterar1as. conviene precisar qué pueden aportar hoy a la cons­trucción de la histor1a.

l . InútU es Interrogarlas sobre las condlctones de la vida mate­rial. En el M.o Mtl lo cotidiano no interesa en absoluto a los histo­riadores ni a los crontstas y menos aun a los analistas. Por el contrarío-voívere sobre eeto-, lo úntco que les merece alguna atención es loexcepcional, lo Insóltto. lo que rompe el orden regular de la cosas. Adecir verdad. las actas Jurldicas levantadas en las cancelarlas nosurntntstran prácticamente más indicio sobre 10 común y corrien te nisobre los marcos normales de la exístenctec a lo sumo. algunos rasgosaislados cuya significación no se aclara más que por referencia a lo quepor otros medios podemos adtvtnar de los tiempos que precedieron ystguieron a esta época. Asl es posible entrever un mundo salvaje. unanaturaleza cast virgen. hombres muy poco numeroece. provistos deherramíentae elemen tales y luchando a brazo partido con tra lasfuerzas vegetales y las potend as de la tierra, Incapaces de dom1narlas.penando por arrancarles un paupérrtmo elímentc, arnl1nados por lasIntemperies. acosados pertódlcamente por la escasee y la enfermedad.

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atenazados constantemente r I htambién una sociedad ~re:ade ambre. As i es posible discernirclavos. un pueblo campesino t . gtcamer Jerarquizada. tropas de es­entero al poder de unas cuanta

raf;can;ente carencíado, sometido por

menos Ilustres, pero sólidamentes ami las abiertas en ramales más opor la fuerza de los lazos de reunidas en tomo de un tronco Ílnícocuantos Jefes. amos de la gu=~~~. AsI es posible ad1v1nar a u nosun u niverso miserable y apod . de a oración, recom endo a cabal loadornar s u persona su I .eran ose de sus pobres riquezas pararadas de Dios. • pa acio. las re liquias de los santos y las mo-

2. La política se discierne ás Imuch os de los cuales fueron escrí t m e aramente en es tos textoshombres a quienes Olas hab¡ 0 8 en ala banza de los prtn clpes. esoscuyos actos parecían Inaugurar e~~ncomelndado cond ucir al pu eblo y

As l como recorriendo las nces e curso de la h istoria:sobre la inmensa extensión de lovastas tferras del mundo o navegandohacia las cimas de los montes o !:ac~7s. cada cual se vuelve a menudoellas su mirada afm de que estos~:::de los~s y dirige aayuden a llegar s in extra re al • reconocidos de lejos. loambición. de hacer roncx::,. elT'Seasf::ode su víaJe. así también. en nuestray nuestra atención se ~tra a la posteridad. nuestras palabrasrelato. en la persona de los ~a menudo. en el curso de nuestroellosesemismorelatoganeen~hombres. a fm de que gracias a

En el prtme la YPresenJemás./irmeza.13r p no se yerguen l E drey de Franela). los dos mona rca s he dm pera or y el Rey {es deci r. e lque vela n conju n tamen te por la sal:a~IÓero~ ~e Carlomagno y Cés.arapare cen ya los Jefe s de provtn i n e mundo. Pero tembtendi slocación feudal van Instalando ensttu quienes los progresos de lade los normandos, u n conde de An u acíón de autono mía. un d uquereviste a Gu illermo el Grande d ~le:"a. Ademar de Chabannesatributos de la soberanía y e~PI~:ue e os aqu lta nos. con todos losretóricasantañoreservadasalabJo rati'para trazar su re trato. las form as

El d g ras tmperíeles.....-....I"~__ uque de Aquitania y conde de fbil/ers' el r....... _~'lr.>U Guillermo. se mostraba amable . muy gUJIIll5Q Yadmirable por su sabidLUfa de con todos. de sabio ronsljo.de los pobres. padre de los ~::;a muy liberal generosidad, defensorsobre todoamlgode la santa /gle~ia:tructor y amigo de las iglesias y

AlUdonde iba, aUl donde rea l' ana.. ..impresión de ser un rey más IZaba asambleas públicas. daba lailus tre que cubrtan s u persa q~un duque. por el honor y la gloriaAq uitanCa hasta el punto de ::ea. arlo sólo sometió a s u poder a todasino que además el rey de ;{.anc':a 1:: osaba levantar la ma no COntra él.rey de Espai'la Alfonso. el rey Sancho :;mla e norme aprecio. Más a un. eldaneses y de los anglos . e Na varra y ta mb ién el rey de lostodos los años le enViaba~=:aban por él tanta seducción quey él mismo las despedla con!1 cargarlas de preciosos presentes.emperador Enrique le unla tal amr:t::J.°s más preciosos aun. Con el

que uno Y otro se honraban con22

presentes magnlflros. Y. entre ecos Innumerables regalos. el duqueGuillermo envió al emperador una gran espada de oro fino que llevabagrabadas estas palabras: HEn."iq ue. emperador César AugustoH_Cuan­do venfa a Roma. los pontifices romanos lo recibían con la misma reve­rendas que si hubiese sido su empercuJ.or augusto. y todo el senadoromano lo aclamaba como su padre. Como Foulque. el duque de A'lfou.le habla hecho un regalo. él le concedió en feudo Ludún !J varios otroscastillos del pals de /bft iers . as! como Safntes y algunos castUlos. Estemismo d uque. cuando veía brillar a u n clérigo por su saber. lo rodeabade las mayores consideraciones. FUe cst que e l monje Relnaldo, apo­dado Platón, debió a la ciencia que lo amab a ser nombrado por él aba/edel monas terio de salnt-Maixent. Asimismo. h izo venir de Francla alobispo de Chartres Fulberto. notable por su ciencia. le otory6 latesorería de San Hilario y exhibib públicamente toda la reverencia que leInspiraba... Este duque había sido Instruido en las letras desde suInfancia y conocfa muy bien las Escrituras. Conservaba en su paladocantidad de libros y. cuando por azar la guerra le daba algún respiro. loconsagraba a leer él mismo. dedicando largas noches a med.i1.ar entresus libros hasta que el sueño lo vencfa. Esta costumbre era igualmentela del emperador Luis y fa de su padre. Carlomagno. Teodoro también.el emperador victorioso. se entregaba con .frecuencia en su palacio nosólo a la lectura sino a la escritura. Y Octavio César Augusto. cuandoterminaba de leer. no mostraba pereza para escribir de mano propia lahistoria de sus combates. los altos hechos de los rumanos y toda clasede otras coses.t e

Sin em bargo. como todos estos escritos sólo d tr tgen su Interés alos muy excel sos so be ranos y como lo excepcional re tie ne toda suagudeza. revelan muy poco d e lo qu e. en ese mismo mome nto. trans ­formaba de arrtba abajo el j u ego y el repart o de los poderes de mando.De lo político m ues tra n el acontecimiento, la superñcie. no las eetruc­turas. Por este entonces. en la Calla me ridional. los propios prt n ­clpados regionales sufrían los ataques de las fuerzas dtsolventee quepoco antes los hablan liberado de la autoridad monárquica. Sin em­bargo. los relatos históricos no enseñan prácticamente nada sobre loscastillos. puntos de apoyo de las nuevas potencias. ni sobre ese gruposocial que en Francia tomó cuerpo precisamente entre 980 y 104 0. laclase de los caballeros. Repugna a los historiadores más lucidosemplear términos que entonces comenzaban a aparecer en la cartas ydocumentos de la práctica para calrñcar las nuevas situaciones socia­les. Estos titulas les parecen dema s iado vu lgares. dem as iado indign osde u n tex to que pretende igu alar a los clásicos: pris ion eros de su voca­bularto y de s u re tórica , son completame nte incapaces de des cribir ensu actual verdad la jerarquía de los estatutos personales.

3. Pero. a l menos estos textos, y en ello reside su valor pri ncipal.aportan u na contribución sin igual a la historia de las actitudes men­tales y de las representaciones de la psícologta colectiva. Su testlmonlosigue siendo limitado sin duda. porque emana de un círculo muy

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reetríngído. el de los "íntelectuajee", porque ofrece solamente elpunto de vista de la Iglesia o. para ser más precteoe. de los monjes.MentaUdad cerrada por definición; retirarse entre los muros de unclaustro. ¿no era dar la espalda al mundo camal. romper con el. huir?¿Y no era vMr sólo desde ahora. en la estrecha concentración comu­n ita ri a que preecnbe la regla benedictina. para u n único oficio. la cele­bración por la liturgia de la gloria dMna? Visión deformada. ensom­brecída por un peetmíemc Inherente a la vocación monástica. querechaza la sociedad de los hombres por corrupta y elige las prtvaclonesde la penttencía,

Mado que la necesidad de traductr estos textos empobrecesingularmente su mensaje. En efecto. ¿las propias modalidades deexpresión. no se muestran acaso desde las perspectivas de una historiapetcol ógíca. por 51 sola muy Instructivas? Esta ret órica ampulosa quequíenee deeprecten a Raoul Glaber condenan por su htnchazbn. sust érmínoe. su tlac íón. por el vuelo -te la frase. sus enlaces. sus rttmos.cuya elección deddla entonces todo el arte de escribir, propone a losespecialistas en I1ngoisUca y en pstcologla de las mediaciones todo unmaterial aún inexplorado y cuyo atento análisis promete ser apasto­nante. Exigendas técnicas imponen traducir estos documentos. omejor dicho ofrecer de ellos una transposición no desprovista dearbitrariedad. Dejemolos hablar ahora y tratemos de adivinar por suintermedio de que modo vieron sus autores el Año Mil. de qué modovivieron ese momento de esperanza y temor y se prepararon paraafrontar lo que para ellos eígníñco una nueva primavera del mundo.

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l. El sentido de la historia

1. El milésimo año de la Encarnación

No queda, de la época feudal, mas que una sola crónica que habladel Año Mil como un año trágico: la de Stgeberto de Gernloux. se viven enese momento - leemos en su texto- muchos prodigios, un terribletemblor de tierra, un cometa de estela íutgurant -: la irrupción luminosaInvade hasta el íntertor de las casas y . por U :1a fractura del cielo,aparece la imagen de una serpiente. El autor de ese texto habla halladoen los Anna/es Lecdienses una mención del sismo. Pero el resto ¿dedónde lo sacaba? No en cualquier caso de su propia experiencia: élescrtbió mucho después, a comienzos del siglo XII: personalmente nohabía visto nada. Subsiste un hecho: sobre su caución se apoyó laleyenda cuyas primeras huellas aparecen en el siglo XVI. Redactarlos eneste momento, los Annales de Hirsau reproducen. adornándolo. elcontenido de la Cronolog!a de Sígeberto: En el año mil de la Encamaciónviolentos temblores de tierra sacudieron Europa entera. destruyendopor doquier edificios sólidos y magnlflOOs. Ese misnw año apareció en elcielo tul horrible cometa. Muchos que lo vieron creyeron que era elanuncio del d!afUlal... Aqul tenemos la adición gratuita: de los terroresdel Año Mí!, la crónica de Stgeberto de Gembloux no decía nada.

Pero cuando se examinan los escritos históricos compuestospor los contemporáneos, sorprende descubrir la poca Importancia quedan, prácticamente todos, al rnílée ímo año de la Encarnación. Estepasa desapercibido en los Anales de Benevento, en los de verdún. enRaoul Glaber. Si leemos, en los Anales de S. Benoft-sur-Loire unanoticia bastante extensa sobre el año 1003, que se hizo notar por inun­daciones insólitas, un espejismo. el nacimiento de un monstruoahogado por sus padres: pero el emplazamiento del milésimo año de laEncarnación sigue estando vado. En verdad, no es mucho lo que diceeste silencio. ¿Acaso no son todos textos escritos pasado ya el fin deese año, es decir, pasado ya el espanto, si es que tuvo lugar, y en unmomento en que, considerando que tales temores hablan sidoInjustificados, parecía absolutamente innecesario habla de ellos? Ast.pues, nada permite descuidar otros Indicios. Veamos dos de ellos.

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Elsueilo de OtOn m

Sin precis ión de fecha. uno de los manuscritos de la crónne deAdema de Chabannes evoca uno de los s u cesos mayores que se pro­dujeron en el M o MU y que también re latan 1htetmar y la Chr6nlquede Nova /atse.

En esos d las el emperodor- Otón m fue adoertldo en sueños deque habla que exhumar el cuerpo del emperodor- Carlamagno. queestaba enterrado en Aoc Pero el tiempo habla tmido el olv ido y seynoraba el lugar exacto en que reposaba. Y. después de un ayuno detres dlas.jue descubierto en el mlsmo sUb en que el emperodor-lo hablavisto en sueños, sentada sobre un trono de oro en la cr1pta abovedadaque se hallaba !xyo la basilbl Santa Maria: lo ooronaba tU1a corona deoro.fino !I su cuerpo estaba perfectamente conservado. Fue exhumado Yexpuesto a la vista del pueblo. Sin embargo. wt canónigo del lugar.AdaIberto. hombre de una cultura colosal, tomó la corona de Carias y.como sI lo hldera para medfrla. ctñh con ella su propia cabeza.: se VIOentonces que su c-énec era más estrecho: la corona ero tan ancha quele rodeaba toda la cabeza. Comparando después s u plema con la de(soberano. se enoontró con que era más pequeña; y de Inmediato. porobra de la potenda d ivina. su pierna se quebró. Adalberto vivió aúncuarenta aftas y quedó listado paro. siempre. El cuerpo de Carios fuedepositado en el ala derecha de la misma basUlca. detrás del altar desan J uan Bautista; enctma fue construida una magn!fica cripta dora·da, donde se h izo célebre por los muchos mHagros que real izó. Pero noes objeto de n inguna solemnidad espectal: slmplemenle se celebra suaniversario. coroo el de los di.ftmtos oon1entes.. I

Para captar todo el sentido de esta ceremonia conviene remitirse'a l Pequ e ño tratado del Anticr1sto. escrito en 954 por Adson. abate deMontíe-en-Der. Este abate se dirtgta a quienes vMan preocupados porel dla del Juicio; apoyándose en san Pablo. él los tranquUlzabaafirmando que e l final de los tiempos no Iba a eobrevenír antes de quetodos los reinos del mundo se hayan separado del lmperto romano. alque hablan sido precedentemente sometidos. As! pues. para losletrados del siglo X. el destino del unrverso perecía lntlmamente ligadoal del Imperto: la dísgregecíón de esta estructura maestra de la ciudadterrestre precedería al retorne al caos y a la destruccl6n de todo. Deeste modo. la elevacl6n de las relíqutee de Carlomagno en Aíx-le­c hape üe. como por otra parte todo el comportamíento del emperadorOtón III en los cuatro años que precedieron al mflenarío, su esplrltu depenitencia. su voluntad de restablecer en Roma la sede del Imperio y de"renovar" a éste en sus fundamentos tígándolo más estrechamente conlos precedentes romanos y carolingios. lno pueden ser Interpretadoscomo medidas propicíetoríee destinadas a conj urar u n InminentepelJgro?.. . Cuando fue a Instalar su sede sobre el Avennno. cuando tomOde los despojos de Carlomagno la cruz de oro. signo de víctorta, para

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llevarla el mismo, no era empujado el Em perador- del Año Mil por laangustia del pueblo. y por s u propia angustia. a consolidar con gestosslmbólJeoslos cim1entos del mundo?

A propOslto.del fin del mundo...

Otro testimonio. más expüctto. acerca de la creencias popularesy de una ansiedad la tente de la que los predicadores de la pe nitenciasacaban partido: lo que di ce el abate de Saínt-Benclt-s u r -Lcíre, Abb6n .El menciona un recuerdo de s u juventud. un s uceso que podemosfech ar alrededor del 1975.

A propósito del fln del mundo. ol predlcar al pueblo en una iQ'leslade Parls que el A nt icris to Uegarla al flnal del Año Mil Y que en pocotiempo le sucederla el Juido generaL Yo combatl vigorosamente esteparecer. bas6.ndome en los Evangelios. el Apocalipsis y el Libro deDaniel. 2

Ciertame nte Abb6n era un sabio. un erudito y no compartíaes tos te mores; como él mismo escribe en 998. es legitimo pensar que 51estos. ante la inmediata proxlm1dad del mílenío. hubieran sido real­mente vio lentos en el pueblo crteuano. él habrla tenido que enfatizarmucho más. para disiparlos. sus argumentos. Pero al menos sigue sien ­do indudable, que, al borde del slgb XI . en el centro de la concienciacolectiva se había Instalado un senurmentc de espera.

Il. La espera

Para el crístíamemo. la Historia está orientada. El mundo tieneuna edad. Dtos, en determinado momento. lo creó. Entonces elJgló parasi un pueblo. cuya marche é l gula. En cierto eñe. cierto día, él mIsmotomó cuerpo entre lós hombres. Hay textos. los de la SagradaEscritura. que permiten calcular fechas . la de la creecíen, la de laencernacton. y por tanto dtecerrur tos ritmos de la Historia. Estosmismos textos -los que utUlza Abb6n- . los EvangelJos y el ApocalIpsis.anuncian que alguna vez el mundo termínará. Surgirá el Anticristo queeeducíra a los pueblos de la tíerra. Después el cielo se abrirá para elretorno de Cristo en gloría, viniendo a juzgar a los vivos y a los muertos.En el Reino. en la Jerusalén celeste culminará la larga procesión delpueblo de 0108. Conviene estar listos para afrontar el d1a de la c ólera.Los monjes dan el ejemplo: víeten el h ábtto de abstinencia y se hanapostado a la vanguardia de la marcha cclecüve. Su eacrtñcto no tiene

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sentido sino en la espera. Ellos la mantienen. Ellos exhortan a cada cuala acechar los prelíminares de la Parusta.

Milenium

Ahora bien, una página de la Escritura, el capítulo XX delApocalipsis, proporciona la clave de una cronología prospectíva: Vi unángel que descendfa del cielo. trayendo la llave del abismo y una granc~dena en su mano. Tomó al dragón, la serpiente antigua. que es eldlabl~, Satanás. y le encadenó por mil años. Le arrojó al abismo y cerró,y encuna de él puso un sello para que no extraviase más a las nacioneshasta tenninados los mil años. después de los cuales será soltado porpoco tiempo.

", Cuando se hubieren acabado los mil años. será Satanás soltadode su prisión y saldrá a extraviar a las naciones que moran en /oscuatro ?rIf!ulos de la tierra, a Gag y a Magog. y reunirlos para la guerra,cuyo eJercito será tan nwnerosocomo las arenas del mar...

Es decir que "cuando se hubieren acabado los mil años", el malinvadirá el mundo y comenzará el tiempo de las ttibulaclones. He aquí elfundamento del mllenatismo. Monje, Instruídc en las técnicas delcómputo, es decir precisamente en el cálculo de los ritmos del tiempo,penetrado por el sentimiento de que la historia está ordenada segúncadencía s regulares, acostumbrado a dilucidar el mistetio recurtiendoa las analogías y a las virtudes místicas de los números, Raoul Glaberpropone para la hístona de la humanidad estos periodos:

y como ese mismo Creador, cuando puso en marcha todas laspiezas de la máquina del mwtdo tomó seis días para completar su obray, hecho eso, descansó el séptimo. de igual modo. durante siete veces~il años, trabajó en la enseñanza de los hombres multiplicando a sus00s los p-catatos significativos. Así pues, en los siglos pasados. nin­guna época transcutrió sin que se vieran aquellos signos mUagrososque proclaman al Dios eterno, hasta ·aquella en que el gran príncipe detodas las cosas apareció sobre esa tierra revestido de Jonna humana. yque es la sexta de la historia del universo. Y se cree que en la séptimatocarán a sujln las diversas agftaciones de este bajo mundo, sin dudapara que todo /o que ha tenido un comienzo encuentre en el autor de suser eljln más conveniente a su repose.o

Elaño 1033

Pero. ¿de qué milenio se trata. en verdad? ¿Del milenio delnacimiento, o del de la muerte de Jesús?¡"Delde la Encamación o del dela redención'! En el crtsüamsmo del siglo XI. Semana Santa teniamucha más Importancia que Navidad. Alrededor de esta fiesta seorganizaba el ciclo ftturgtco: ella marcaba el comienzo del año. Y en la

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existencia de los hombres. en un tiempo en que se desarrollaban losritos de los funerales y de la celebración de los difuntos. el objeto deatención y ceremonia era el arnversarto del deceso del hombre y noaquel otro, mal conocido. de su entrada en el mundo. La era ctistlanapartía, ciertamente, de la Encarnación. Pero, pasado el Año Mil sin per­juicio, ¿no habla que trasladar la espera hasta el año 1033. tenido por elmllenatio de la Pasión?

Raoul Glaber -que esctibe con postetiotidad a estas fechas­ordena su htstoría en función de un doble millenium. Optó por recogerlos hechos que. según dicen, se multiplicaron en las proximidades delmilésimo año de Cristo nuestro Salvador. Parte del año 900; avanzatanto como le está dado hacerlo. Descubre alrededor del Año Mil signosde corrupción que concuerdan con la profecía de Juan. según la cualSatanás será soltado tras cumplirse mil años.

Pero después de tes numerosos signos y prodigios que. o bienantes o bien después se produieroa en el mundo alrededor del Año Mildel seilDr Cristo, no faUaron hombres ingeniosos y de mente penetran­te que'predyeran otros no menos considerables al aproximarse el mile­niode la Pasión del Señor- Io que se produJoen efecto con evidencia.4

Pues, a decir verdad, lo que importaba a estos hombres no eranlos acontecimientos sino en realíad los "signos y prodigios". La htsto­tia, en efecto. no cumplía para ellos otro papel que el de alimentar lameditadón de los fieles, aguzar su vigilancia: y para esto pone en eviden­cia las advertencias que Dios prodiga a sus criaturas por medio de"milagros", "presagios", "profecías". Hay que hacer notar. en efecto. dequé modo progresivamente. desde el romienzo del género humano, semanifestó el conocimiento del Creador. Primero Adán y con él toda suraza, proclama a Dios su creador cuando. privado por su culpab).edesobediencia a los preceptos divinos de las alegrías del Paraíso ycondenado al exilio, llora con sonoros gritos su miseria. Pero desde queel género humano se multiplicó a través de toda la tierra, si la previsorabondad de su Creador no lo hubiese atraído al seno de su misericordia,hace mucho tíempo que todo él se hubiese sumido sin recurso en elabismo de su error y su Ceguera. Por eso, desde sus comienzos. tesdivinos decretos de su buen Creador suscitaron para él prodigiososmUagros en las cosas. presagios extraordinarios en los elementos ytambién, en boca de los más grandes sabios. profecías destinadas ainculcarle por vía dwina a la vez la esperanza y el temor.5

Cuanto más se acerca el jIn del mundo, más vemos multiplicarseesas rosas de las que hablan los hombres.6

Ellos hablan de esas cosas: se Inquietan por ellas; se interrogansobre su sentido oculto. sobre las advertencias que encierran. Escu­chan a aquellos cuyas virtudes y saber los guran hacia el Reino, esosclérigos y monjes que nos han dejado su testimonio. Pero éstos, paradescifrar la historia, utilizaban los recursos de su espíritu. Así pues,antes que cualquier otra cosa, importa informarse sobre sus hábitosmentales.

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2. Los mecanismos mentales

1. Los estudios

Todos nuestros testigos pertenecen al pequeño grupo de losletrados, de los prívñegtados que habían frecuentado las escuelas.Ahora bien, ciertas fuentes nos permiten conocer la formación quehabían recibido. Sea como fuere, tanto en este punto como en los otros.estos documentos no hablan más que de lo excepcional : de quien mejornos informan es de Oertbcrto. el más sabio de los hombres de su tiem­po. Antes de ser nombrado arzobispo de Reíms, después de Ravenne yde llegar a ser por último, bajo el nombre de Silvestre 11. el papa del AñoMil. Ocríberto había dirigido la escuela episcopal de Retrns. Richer, quefue su alumno, habla largamente de la ctencía del maestro.

Describe primero la forma en que Geriberto se ins truyó. Elarzobispo de Reíme. Adalberón. empeñado en la reforma de su clero,intentaba educar convenientemente a los hijos de su iglesia en las artesliberales. Mientras deliberaba en si mismo sobre esto, la propta Pro­videncia lleoo hasta él a Geri1x'rto, hombre de gran genio 11 admirableelocuencia. Por éste muy pronto toda la Galia reslpandedó y extendiósus rayos como una antorcha encendida. Aquitano de nacimiento, seeducó desde su infancia en el monasterio del santo confesor Ceraldo{en Aurillac] y .fue instruido en la gramática. Mientras , siendo -cdo­tescerue. proseguía al1i sus estudios, ocurrió que Borrell, duque deEspaña citerior {Cataluila} vino a orar a este mismo monasterio. El aba·te del lugar lo redbió con mucha urbanidad y en el curso de la con­versación le preguntó si había en Espafta hombres mtlY expertos en lasartes {liberales}. El duque respondió de inmediato enforma afirmatioo;el abate lo convenció rápidamente de que tomara a uno de los religiososy lo llevara consigo para aprender las artes. El dLUlue asintió gene­rosamente a esta petición; con el consentimiento de los hermanos, sellevó a Geriberto y lo confió para su instrucción al obispo Hatlán {deVrt:h}. A su lado, Geriberto estudió las matemáticas con proji.mdidad yeficacia.

Pero como la providencia quena que la Galia, aún enterebrecida.relumbrara con grandes luces. índt.yo en el espíritu del duque y delobispo la idea de ir a orar a Roma . Terminados los preparativos, sepusieron en camino 11 llevaron consigo al adolescente que les habíanconfiado. llegados a la ciudad. tras orar ante los santos apóstoles.fueron a presentarse al papa... de buena memoria y a ofrecerle a su bienlo que lefuera agradable.

No escaparon al papa ni la inteligencia del adolescente ni suvolwltad de aprender. Como por entonces la música y 'o astronomíaeran completamente ignoradas en Italia . pronto el papa t izo saber porun legado a DLón. rey de Cennania e llalia , la llegada de unjoven queconocía muy bien las matemáticas y podía enseñarlas ron ahínco.Pronto el rey sugirió al papa que le cediera uljoven y no le .~ara medioalgW10 para oolLll?l'" a partir. Al duque y al obispo que habían venido deEspaña con el. el papa le dyo simplemerúe que el rey quer1ahacerse porun tiempo del muchacho, que en poro tiempo /o restltulrta con honor yque sus gracias lo recompensarían. De este modo, duque y obispo fue­ron persuadidos de que debían oolve r a E spaña c:Utiando al muchachoron esa ca1d ición.

fJfjadD ron el papa. el joven fue ofrecido por éste al rey.Pregwttado sobre s u arte, respondió que dominaba las matemáticaspero que quena aprender la cfencia de la lógica. Como se empeñó enlograrlo. nopermaneció aqut mucho t fempo ensenando.

E n esa época. G.. archidiácono de Reims. tenía gran reputaciónde lógico. En ese mismo mom ento acababa de ser enviado por 1.otario,rey de F'rancia, a o r ón, rey de Italia. A su llegada. elJoven se p resentóplenc de entusiasmo ante el rey y logró que se lo confiara a G. Estuoocon éste algún. tiempo y fue conducido por él a Retms . Aprendió de él laciencia de la lógica y progresó rápid amente. En cambio. a .. que se habíapropuesto aprender fas matemáticas •.fue vencido por la dt.fia dtades deestearte y nmund6a la música. 1

(Este texto sumamente esclarecedor pone al deecubíeto:l . g ue los estudios se ha llaban integrados e n el marro de la siete

artes liberales. tomado e n otro tiempo por los pedagogos carolingios delas escuela del Bajo Imperio. Del trivium. en san Geraldo de Awillac sólose enseñaba la gramática les decir. el laün], pero no la retónca ni ladialéct1ca OOglca). En Cataluña. a orillas del Islam. el conoc1mlento delquadtivlwn (Rtchd habla de "ma temátícas". y precisa: "m úsica y astro­nomía1 estaba mucho más avanzado que e n ningún otro país.

2 . gue no exíeua escuela estrtctamenta hablando. pero que eljoven clérigo que deseaba progresar en sus estudios buscaba por todala cristiandad maestros a qu ienes ligarse sucesivame nte. Tambiénbuscaba tíb rce. o tros dos testímoníos nos pennitlrán j uzga r esta extre­ma movilidad. es ta Incesante persecución de los Instrumen tos del

l saber.

Rlcher llamado a estudiar en Chartres

Reflexionaba yo mucho y con.frecuend.a sobre las artes ¡·i..eralesy deseaba aprender la lógica de Hlpócrates de ces. cuando un lía meencont ré' en la ciudad de Reims con un escudero de Cha. -res. LepregWl1é quién era y de quién. por qué Y de dónde venia, y me flY<> que/o enlJiaba Hi1debrando. clérigo de Chartres, y que debla hablar con

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Rtchzr. rnalje de San Remigio. Sorprendido por el nombre del amigo Ypor el .:bJelO de la misión. le indiqué que !JO era a quien buscaba. Nosdir.lOS W1 beso y nos apartamos para conrersar. Pronlo sacó una cartadonde se me invitaba a la lectura de los Aforismos. Ueno de contento.lomé un sirvlenle y me apresté a partir para Cho.rtres...

As! que estudié asiduamente en los Aforismos de HipócratesJunto al maestro Huaeíxonao. hombre de gran generosidad y granci.enda- .. Como aut sólo podía encontrar el diDgnéstico de las enferme­dades y comO este simple conodmiento de las enferinedades no~pondía a mi ~tativa. le sOOd1é la /e:tlua de su libro intitulado Delacuerdo de HIp6crates. Galeno y Surano. Lo obtuve. pues para W1 110m­bre ta n experto en el arte. las p ropiedades de la farrnad.a, la botlmica YIa cirugia no tenfan secretos.a

La correspondencta de Gerlberto:

"de los oopistas Y de los libros... "

A Evrardo. abate de S. Julián de Tours... .es de la más grande utilidad saber hablar de tal f arma que se

persw:u:la y contenga el arrebato de espirttus exlravlados ron la dulzt.uade la elocuencia. Con este}in estoy dedicado a formar una b iblioteca. EnRoma desde hace laIyo tlempo. en toda Ital la, en Germanla !J en Bél·gica., empleé mucho dinero para pagar cvplstas !J libros. ayudado encada provincia por la benevolencia !J solicitud de mis amigos. PermUemepues rogarte hacerme el mismo servk:io. Conforme lo que me digas.enviaré al copista el pergamJno Y el dinero necesarios. y te quedaréra::onoc1LIopor tufalXlr...

A Reynaldc, monje de Bobbio. \.••.Sabes con qué ardor busco libros por todas partes; también

sabes cuántos copistas encuentra uno en la dudades !J campos deltaHa. fbn.te pues en marcha y . s in ded rselo a nadie. de tu bolsillo.hazme copfDr M. Manllfus. De la Astrología. VIctortnus. De la Retórica.Demóstenes. OftAlmJca. Te prometo guardar tul s Uendo inviolable so­bre tu.fiel senRdo Y loable ce-reste, Y me conpraneto a deoolverte concreces /o que hayas gastado, según tus cá/ct.dos Y cuando tú lo este­blezcas.•.3

JI. La enseñanza de Geriberto en Reims

Gerlberto, que se había recomendado al a rzobispo por la noblezade su saber. se granjeó todos sus jaoores . Pcx petIct/Jn suya. fueencwyadode lnstndr en las artes a Iosequlpos deescolares.

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HEn qué orden utilizó los libros para enseñar": este ti tu lo delcapítulo 46 de las Historias de Rtcher insiste en el papel que cumplía enlas técnica'> escolares la "lecci ón". la lectura de un autor por el maestro.Rlcher describe también la marcha de los estudios: los alumnos deGerlberto ya han recibido la enseñanza elemental del gramático: sonsucesivamente iniciados en las otras dos ramas del trilJium Laslecturas del maes tro se orientan pnmero a la dta lécuca.

Lógica

El e.qJlicó la dialéct ica y aclaró el sentido de las palabrasrecorriendo por orden estos libros: primero comentó la Isa goge dePorf uiD. es decir las Introducciones según la traducción del retóricovtcrormus y también según Boedo, estudió el libro de Aristóteles sobrelas categorías. es decir los predlroOOs, después expuso perfectamentelo que es el Pert Herrnenetas, es dedr el libro De la interpretación: porúltimo ensero a sus oyentes los Tópicos. es decir el fundamento de laspruebas. traducidos par Cicerón del griego al latÍTl Y adarridos por losseis libros de oomen.tariosde Boedo.

Leyó tambien y e.q>llcó útilmente los cuatro libros sobre losdiferentes tópicos. los dos libros sobre los sílogisrnos ca tegóricos. lostres sobre los hipotéticos. un libro sobre la s definiciones y un librosobre las divislmes.

Retórica

Práctica mente todos los trabajos sobre los que se basa laenseñanza de la lógica son de Boecto. Gerl berto pasa luego a la retó rtca.En una carta al monje Bernardo de Aurtllac. dice haber trazado uncuadro de la retáica desplegado en veintiséis hqas de pergaminoensambladas y formando un todo en dos columnas yuxtapuestas.cada una de trece h0as. Este trobojo sin objeción parece admirable a losignorantes; es útü a los escolares estudiosos para hccertes corTlpn>nderlas reglas muy sutiles de la retórica Y paro fijarlas en su meraJria.

Sin embargo,

temiendo que s us a lumnos pudiesen alcanzar el arte oratorU:> sinconocer los modos de elocución que sólo pueden aprenderse en los poe­tas , utilizó pues a éstos. con los cuales juzgó oportuno familiar t w r asus alwnnos. Ley ó, pues . y comentó a los poetas Vf1yWo, Estaclo yTerendo. asl como a los saHricos Juvenal. Pers io y Horado, y por úi ­timo al historiador Lucano. Cuando sus alumnos los hubieron ro­nocido bien. y advertidos que jueron de sus modos de elocución. losiTttrod..goen la retórica.

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Astron omía

Sin embargo. donde Getiberto sobresalía era en el quadriviwn.denominado aqui matemáticas y compuesto. en este orden. por laaritmética. la múslca, la astronomía y la geometría.

Comenzó por iniciar a sus alwnnos en la aritmética, que es laprimera parte de las mcremérrcas. Después enseñó a fondo la música,antes completamente ignorada en Galia. Dispon iendo las notas sobreel monocordio. distinguiendo en sus consonandas y sinf on ías lostonos y semitonos, los dí tonos y die sis, y dist ribuyerul0 racionalmentelos tonos en sontdcs. hizo perf ectamente d aras sus relaciones.

Construcción de una esfera plena: -Para manifestar la sagaci­dad de este gran hombre y hacer sentir más cómodamenle al lector laeflCUCia de su método, no es lniLlil mencionar al precio de cuentosesfuerzos reunió él los principios de la astronomía. Siendo que estaciencia es casi Ininteligible. logró. para admiración de todos. hna>rlaconocer 'gradas a lUlOS cuantos instn.unentas. Representó primero laesfera del mtmdo en modelo reducido mediante una esfera redondatoda de madera; la inclinó. con sus das polos. oblicuamente sobre elhorizonte; proveyó al polo superior de las constelaciones septentrio­nales y al polo inferior de las conste/aciones australes; reguló suposición según el circulo que los griegos Uaman "horizonte" y los latinos"limitante" o "determinante" porque gradas a él se distinguen y de­limilan las constelaciones visibles de las que no lo son. Colocó la esferasobre el horizonte a .fin de mostrar de manera útil y convincente lasa lida y puesta de las constelacione s. Inició también a los alwnnos enlas ciencias naturales y les enseñó a comp render las constelaciones.Por la noche. se oolvía hnda las estrellas brillantes y se aplicaba.a hacermedir su oblicua sobre las diversas reglones del mundo. tanto a susalida romo a su puesta.

Sign!ficadÓfl de los círculos intermedios: -En cuanto a los clrcu­los que los grtegos llaman "paralelos" y los latinos "eq uidistan tes" ycuyo carácler incorp7l'"al no es dudoso. he aqul de qUé modo los expü ­caba. Fabricó un semicIrculo cortado por un diámetro. constituyó estediórnetro por un tubo. en cuyas extremidades hizo marcar los dospolos, boreal !J austral Dividió de un polo al otro el semicirculo entreinta partes. En la sexta a partir del polo. colocó un tubo represen­tando el drculo ártico. Después. habiendo saltado dnco d ivisiones .añadió un rubo que indicaba el drculo de los pa íses cálidos. Cuatro d ivi­siones más adelante, p uso un tubo Idéntico para marcar el c[rculo equr ­noccia l Dividió según las mismas dimensiones el resto de l espaciohasta el polo sur.

La estructura de este Instrumento. con el dtómetro dirigido ha­cia el polo y la convexidad del semidrculo vuelto hacia arriba, penniliaaprehender los circulas invisibles y los grababa profundamente en la

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Construcción de un a esfera muy útil para conocer los planetas:-Encontró un artificio para mostrar la reuolución de los planetas.aunque éstos se muevan en el interior del mundo cruzá,...dose. Fabricóprimero WlQ esfera circular. es deci r constituida sólo de círculos . Situóalli los dos clrcuk>s que tes griegos llaman "conerenres" !/ los latinos"inciden tes" porque se rece-ten, En sus extremos. fijó los polos. Des­pués hizo pasar por los ccücos otros cinco círculos. Uamados para­lelos. de ral modo que. de un polo al otro. la mitad de la esfera quedasedividida en treinta partes. Y esto de ma nera ni vulgar ni conjUsa: sobrelas treinta partes del hemisferio. determinó seis del polo al primerdrculo. cinco del primero al segundo. cuatro del seg Wldo al tercero,orros cuatro del tercero a l cuarto. cinco del cuarto al quinto. seis delquinto a l polo. En relación con estos circulos. colocó oblicuamente elclJn¡lo llamado por los griegos ' teces"o "zce: !J por los latinos "ob licuo" o"vital". pues contiene las figuras de anfmales que representan a lasestrellas. En el Interior de este oblicuo. suspendió los circulos de losplanetas mediante un admIrable art!ficio. Demostró de manera muyeficaz a sus a lwnnos sus revoluc iones. sus alturas !J sus distanciasrespecrucs. ¿De qué manera? Para decirlo haria falta un desarrollo quenosapart arla de nuestropropósito.

Construcdón de otra esfera para e.q¡licar las constelaciones:-Aparte de esa esfera. hizo otra cfrcular en cuyo interior no dispusodos circulos sino que representó sobre ella a las constelaciones utiU­zando hilos de hierro de cobre . La atraues6 con un tubo que hacia de ejey que indicaba el polo ceresre. Cuando se lo miraba. el aparatofigurabael cielo. Estaba hecho de ta l modo que las estreUas de todas lasconstelaciones estuviesen representadas por signos sobre la esfera.Este aparato tenía esto de divlno: incluso aquél que 19nomba el artepodia. sin maestro. !/ st se le mostraba una de las oonstelaciones.reconocer a todas las otras sobre la esjercL As[ Gerlberto instntia noble­menle a sus alwnnos. Esto encuantoa la astTalomía.

Geometría

Confección de un ábaco: -No se tomó menos ITabajo paraenseñar la geometrta. Para introducir a sus alumnos en esta ciencia,hizo fabricar por un annero un lIDaco. es decir, una rabIa con com­partimentos. Estaba dividida a lo largo en veintisiete parles. Dispuso enellas las nueve cifras que representaban a todos los números. Fabricótambién mil caracteres de cuerno, a Imagen de estas cifras. Cuando selos desplazaba por los veintisiete comp artimientos dellIDaco, indicabanla rnLI11. iplicaci6n y la división de números. De esta suerte. se multi­plicaba !/ divid!a une multitud de números y se llegaba al resultado enmenos tiempo del que se habria necesitado para formular la operación.Aquél que quisiera conocer plenamente esta ciencia. que lea el libroescrito por Geri.berto a l gramático Constantino de Salnt-Benoft-sur­Lotre; enron.trará elpunto ampliamente tratado. 4

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En las escuelas episcopales . el estudio de la lengua la tina y de susgtros. apoyada en ejemplos clásicos. y e l de l razonamiento demostra­tivo según los breves tratados de lógica don Boecto . en el u mbral de lostiempos medievales, habia resumido en la tín la dialéctica griega.formaban el primer ciclo de enseñanza . Aprendizaje de los medios deexpresión y de persuasión. a pu ntaba. como el a ntiguo s istema escolardel que había naci do. a fonnar oradores. En cuanto a l segundo ciclo. pre­tendía comunicar ciertos conocimientos prácticos [la música era deinmediata utilidad a los hombres de Iglesi a. cuya función primeraconsistía enton ces en cantar. a cada hora del día. la gloria de Dios).Pel a ofrecia también una visión global e int1ma de la creación. En efecto.orientado hacia la astronomía. el estudio de los números y concor­dancias tonales mostraba el orden profundo del u niverso. re flejado porel movimiento circular de los astros. por relaciones matemáticas y porritmos acordados .

III. La Instrucción de los monjes

En la 11 ayoría de los monasterios -espec1almente el de Cluny-.una reacción asceuca que habia tenido su inlckl a comienzos del siglo IXrestrtngió considerableme n te la importancia del es tudio. En Saínt­Benoít-sur-Loíre, Abbón profundizó la enseñanza. pero en Auríüac. porejemplo. ésta se intenumpía en la gram ática. Geriberto tuvo que Ir a )buscar maestros a otros sitios. cerca de alguna catedral. Pero la"escuela" monástica difer1a generalmente de la "escuela" ep iscopal y"lamentalidad de los monjes no era la misma que la de los clérigos. Los Imonjes, en efecto. hablan escapado a los placeres del mundo y vtvian enfonna silenciosa. ¿Por qué iniciarlos en las artes (perversas) de laelocuencia y la persuasión? Les bastaba con conocer bien el la tín.len gu a de la Escritura. y dejar que su espiritu caminara libremente,tanto en la meditación como en la oración, por los vocablos de la lenguasagrada. Como su existe ncia entera estaba consagrada al canto coralen la s ceremontas tnin terrum pidas de la liturgia , la experiencia musicaly la ciencia de las re laciones annónicas obraba en su comportamientomental con más fuerza que en el medio catedralicio. Para ellos.en ton ces. ni retórica ni dialéctica. Esta particular orientación de loses tudios repercu u ó inmediatamente en su manera de expresarse, esdecir. en sus libros y, por consiguiente. en la mayoría de los textos aqulreunidos.

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Del peligro de leer a los poetas

Desde comienzos del siglo x. los abates de Cluny no cesaban deponer en guard ia a los herman os con tra las perniciosas seducciones delas letras profanas. La misma actitud se observa en Raoul Glaber.

Hada la misma época surqe en Ravena un mal comparable. Un talVilgard se entff9aba con pa sión poco común al estudio del W1egramafical (siempre fue cosrumbre de los italianos descuidar las otrasartes para seguir aquélla). lnjlado de orgullo por los conocimientos desu arte. comenzó a da r señales crecientes de estupidez: una noche, losdemonios toma ron la apariencia de los poetas Virgilto. Horacio yJu venal y se presentarca ante él: fing ieron agradecerle el amo r con queestud iaba lo que hablan dtcho en sus libros y por servir con tantaf ortuna a s u renombre a los ojos de la posteridad. Por añadidura. leprometieron que algún día iba a compartir su gloria. Corrompido poresta mis tifICación diabólica. se puso a ensenar con énfasis muchascosas contrarías a la Sonta Fe: declaraba que las palabras de los poetasdeben ser creidas de punta a punta. flnalmente. f\>dro. pont!Jice de ladudad. lo juzgó hereje !J lo condenó. se descubrió entonces por todaItalia a numerosos sectarios de es/e dq¡ma pernicioso. que tambiénsucumbieron ¡xxel hierroo par eljuego...5

Al hilo de la m editación

En lo que respecta a los mecanismos lógicos que gobernaban elpensa mie nto monás t ico. se los puede des cubrir en ciertos pasajes delas Historia..s. especia lme nte en la larga dise rtación con la que Glaberpretende refutar los errores de los herejes de Orleéns.

Pero nosotros ta mbién. con los pequeños medios de nuestrainteligencia. lle11lOS decidido responder, asi sean unas pocas rosas. aes/os elTOl"t's que acabamos de exponer. Primeramente. sin embargo.exhortamos a todos los fieles a sosegar su corazón con estas palabrasprojeticas del apósfol que . prevíendo en el .fu1uro tales traiciones. dijoesto: ~Es necesario que ha ya herejías para que distingamos a los queposeenj e", fbr lo tanto. lo que caracteriza a l máxi mo la necedad de esosherejes y nos los muestra realmen te desprooí s tcs d e toda ciencia !J detoda sabiduría. es que niegan la existencia del autor de todas lascriaturas, es decir. de Dios. Pues está claro que. si toda cosa, sea cualfuere su espesor o su grandor. se encuentra dominada por el grandorde otra. en ello se conoce que todo procede de un ser má s grande que1000. y este razonamiento vale a la vez para las cosas corpora les eincorporales. También ha de saberse que toda cosa, corpora l o incor·poral puede ser mcxlijicada por algún accidente. algún impulso o laacción que se quiera y no por ello dej a d e proceder del inmutable amo delas cosas y será por él. si un dia deja ella de existir, por lo que hallará s uf m. Como efectivamente el curcr de todas la criaturas es ¡xx propia

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esencia inmutable. por su propia esencia bueno y vertdico; como es élquien con su omnipotencia distribuye y ordena de manera inefable lasdiversas especies de la naturaleza. nada hay fuera de él en donde eUaspuedan encontrar reposo. y ellas no pueden sino LJOlver a aquél .dequien proceden. Está claro que nada en el universo ha sido destruIdopo: el Creador. a no ser las especies que transgreden insolentemente. elorden asignado por él a la naturaleza. Además, toda rosa es tanto mejory tanto más verdadera cuanto que obedece más sólida y fi nnemen te alorden de su propia natura leza . Y cst sucede que todas las cosas queobedecen en forma inquebrantable a la disposiciones de su Creador. loproclaman de manera ccnnnuc sIrviéndole. Pero sf hay una que, por ha­berle desobedecido temerariamente , ha caldo en la degradación. ofreceas! advertencIa a las que permanecen en el recre camino. Entre fodasestas criaturas . la e specie humana ocupa en cierto modo el medio, porencima de todos los animales y por debajo de los espúitus celestes. Estaespecie. pues. al estar 00I7l0 a medio camino en tre las superiore~ y lasInferiores . se vuelve semejante a aqueUa a la que se aproxima ~as: ~eso sObrepasa tanto más a los seres inferiores cuanto que mejOr Imitala natura leza de los espíritus superiores. Sólo fue dado al hombre . sobretodos los otros anima les, el elevarse espiritualmente: pero en cambio. sino acierta a con.seguirlo. pasa a ser el más desprt'dable de todos. Estacond ición particular. desde el origen. fue sabiamente previs ta [XX' labondad del Creador todopoderoso: dicha sabiduria observó que las másde las veces e1 1wmbre se apartaba de los cielos!J rodaba e n exceso hadaabajo; y por eso suscitó. en la s ucesión de los lIempos, para instruirlo ypermitirle elevarse. nwnerosos prodigtos.

NI enca denamien to lógico ni "razones": pero si el hilo de unameditación moral. Al final -una vez más-los prodígíos.

Deseo de Dios

De esto d an testimonio todo el libro. todas las páginas de lasdivinas Esaituras. Esras Escrituras. debidas a la enseñanza del propf.OTodcpoderoso y cuyo objeto particular es ofrecer de su existencia. todaclase de p ruebas. elevan al mismo tiempO el espíritu y la inteligenaa delhombre. que se nut re de eUas en el afán de conocer a su Creador. Almostrar a este hombre en qué cosa es s uperior y lo que tiene porencima de él. lo colman de un deseo insaciable. Pues cua nto má s seasquea de lo que encuentra a su alcance, más se inflama de amor porlos bienes que le faltan: cuanto más lo acerca su amor a estos bienes,más se perfecctona y se embellece: cuanto más bueno es. más seasemilla al Creador que es la bondad s uprema. Es fáci l comprenderen tonces que todo hombre al que le falfe el deseo de ese amor se vuelveciertamente más miserable !J más vil que cualquier animal; pues. si es elúnico de todos los seres animados que puede perseguir la beatitud de la

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eternidad. no hay animal viviente qUe' arriesgue romo él conocer elcastigo eterno de sus errores y sus crímenes. Pero si un hombre deseaen su alma conocer a s u Creador. primero es necescnc que aprenda atomar candencia de aquello que lo hace superiDr. pues. a l testimonio deuna autoridad venerable. el hombre 1!e1lO en si la imagen de su Creador.principa lmente en el hecho de poseer. sólo é l entre los seres vivos. eldon precioso de la razón. Pero si las ventajas de esrc razón son su/oo­guardadas po r la moderación de si mismo y el amor del Creador. esdecir la humildad verdadera y la ca ridad perfecta; en cambio sus bue­nas aedones son anulada s por la despreciab le concupiscenda y por elcrrebcrc, El hombre que no triunJa sobre estos vicios se vue lve se­mejante a las bestias; el que practica esrcs virludes es tá moldeado aImagen y semejanza del Creador: la humildad le da la noción d e lo que éles . la caridad le ha ce acceder a la semejanza de su Creador. Ysi los hom·bres dirigen a éste ruegos y ofrendas, es para pedirle que preserveintacto en el los el don de la razón, o al menos que su bondad tn­cremen re y restablezca este don cuando se ha alterado. Y sin embargo.alabanzas y bendiciones ascienden hada ese mLsmo Creador" y sonpara los hombres sanos de espbitu y de razón sólida otros rentestestimatios de suconodmiento.

Est06 signos están contenidos en la sagrada Escritura y estánahí para sostener el d eseo de 0106, ese Implulso de amor del que habla elabate Juan de Fecamp y que es la vía del verdadero conocimiento,In tu itivo y no racional. Tocio monje piensa que no se conoce por laInteligencia s ino por elamor y por la práctica de las virt udes.

El estudio. vIa de peñeccl6n

Cuanto más logre cada uno de nosotros progresar en el cono­dmíento del Creador. más conslalará que ese conodmiento lo ha agran·dado y mejorado, y no podrá bl.::L..>Jemo.r en nada la obra de su Creador"quien a.fuerza de conocerlo se haya vuelto mejex de lo que era. Así estllclaro que quienquiera que blasJeme la obra diotna. es extraiio al ccoccr­miento divino. De donde resulta como consecuenda Indudable que. 51elconocimiento del Creador conduce a todo hombre al bien supremo. suignoranda /o precipita en los peores males. Muchos. por su estupidez.no tienen mll:s que ingratitud por sus buenas acciones. dilapidan lasob ras de s u misericordia y se ub ican por su Incredulidad por debajo delos a nimales; éstos están sumidos para siempre en las tinieblas de s uceguera. Y lo que para la mayorla de los hombres es el mejor remedioque los conduce a su salvación. no es para otros, por su culpa , s inoocasión de una dRsdlchn etema.

Como el saber se inscrtbe en las vías de la ética y no tiene se n tidomas qu e s i es Instrumente de salvación, e l estudio no puede ser otracosa que un ejerctcío eepírítu al , uno de k>sque preparan para penetraren el Reino.

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Todo esto se hoce comprender en Jonna parlfcularmente claraen esa gracia slngular del Padre todopoderoso. espontllneamente por élenviada del delo a los hombres por Intermedio del hijo coetemo de sumajestad y dillinidad, Jesucristo. Al mismo título que su Padre• .fuentede rece vida, de kXla verdad !I de toda excelencia, él ha ofrecido aquienes erren en él sin rodeos un documenlo desconocido por todos du­rante siglos. velado de enigmas y míster/o: el de las EscritLUas, lleno detestimonfos que lo señalan. En este documento, con palabras verfdicasy prodigios, muestra que él mismo, y s u Padre, y su Esp iri tu. no sonlos tres ind ubifables personas d istintas s ino un solo y mismo ser. deuna sola eternidad y de un solo poder, de una sola ooIun rad y de Wl asola acción y, lo que es a lq vez todo eso. de un a sola bondad y part!­cipando igualmente en rodas las cosas de la misma esencia. De éL por ély en él existen lodas las cosas reales; y él siempre existió plena eigualmente antes de toda la sucesión de los tiempos, siendo el principiode las cosas; Y él es la plenitud de todo !I el fin de todo. Pero mientrasque el Todopoderoso mismo habia elegido entre las crlatluas aquellaque octipa el medio, es dedr el hombre. para reproducir en él su propiaiJnt.¡gen. lo dejó a su libre arbitrio y por afiadidura le sometió todas lasriquezas del mundo. este hombre. sin preocuparse por conservar lamedida de su condici6n. pretendió ser más u otra cosa que la que habiadecidido la voluntad de su Creador. y cayó inmediatamente en unadegradación tan grande como su presunción. Y fue para ooIuer ae!elXlrlo por lo que ese mismo Creador envió al mundo a la persona delHijo de su divinidad a re vestir la Imagen de él mismo que habl~ ptí­mmucmertte formado. Misión tan benefactora y sublime como deltcaday admirable. Pero la mayorta de los hombres no supieron o no qui­sieron concederle ni creencia ni amor. siendo que habrtan podido hallaren ella la In teligencia sujidente para su salvación: y, mll:saWl. aJerr6dosa sus errores diversos, se mostraron tanto más rebeldes a la verdadcuanto que estaban evidentemente cerrados a su conodmienlo. Estllnstn duda ninguna en el origen de tOOas las hen.;ias. de todas la sectasde error esparddas por toda la tierra. En cuanto a aquellas que no setransJorman. que no se ponen a seguir a Cristo tms haber hechopenUencia. mll:s ooldria para ellos no haber existido jamll:s. Peroaquellos cuyo esplritu está lleno deJe y que obedecen al señor, lo amany creen en él. pasan a ser tanto mejores cuanto que han adherido mll:sperfectamente a aquel que es el origen y la perjec;cfón de ledo bien. Sonellos los que constituyen toda la loable COfl9regadbn de los afor­tunados, cuya venerable memoria honra la sucesión roda de los siglos.A éstos les fue d ado existir y viulr para siempreJelices Junto al Creadorde todas las cosas; !J sentir crecer sin fin s u beatitud al contemplarlo.Pero creemos a hora haber cumpltdo lo que nos proponiamos !J res­pondido suficientemente con esrcs pocas palabras a las locuras de esosoondenados.6

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(

Simbólica

( Por lo tanto, lo esencial es descifrar- los mensajes. "palabrasverídicas y prodigios" a la vez, de los que están llenos el universo visibley la historia y que abundan en el texto de la Escritura. En igual afán deelucidación se reúnen el saber de las escuelas catedralicias y el saber delos monasterios, así como en un método sobre el cual se basan en esta

f época toda pedagogía y toda aventura lntelectual: la exégesis, El maes-. tro que lee a un autor ante sus alumnos, Geriberto que traza sobre laesferas los signos de las constelaciones, el monje que rumia las pala­bras de los salmos, esperan, según la palabra de san Pablo, acceder"por lo visible a lo invisible", penetrar por fin el enigma del mundo, esdeclr, alcanzar a Dios. La lógica casi no interviene en semejante bús­queda: sino antes bien y puesto que la creación , en sus dimensionesespaciales y temporales. aparece como un tejido de correspondencias,el descubrimiento de las analogías y el recurso a los símbolos. De estemétodo, que proporciona la clave de todas la creaciones de este tiempo,las del arte, la literatura o la liturgia, tomamos nuevamente un ejemploen Raoul Otaber:

Algunos tienen la costumbre de preguntar por qué los tiemposde la nueva fe o de la gracia ya no son. como los antíguos, lugar devisiones de la cosas divinas y de milagros. A éstos cabe responderlesbrevemente rncoccndc testimonios sacados de la sagrada Escrituramisma, si por lo menos su corazón esto. abierto a los dones del EspírituSanto. Elegiremos primeramente en el Deuteronomio un testimonioevidente. Después de haberse alimentado durante cuarenta años delmaná celestial, el pueblo de los hebreos atravesó el Jordán y llegó a latierra de Canaán; el cielo cesó entonces de verterles el maná, y los hijosde Israel no consumieron en lo sucesivo esa clase de aUmento. ¿Qué nospmeba eso, a nosotros para quienes casi 1000 consiste en fíquras, sinoque tras haber cruacdo. nosotros también, nuestro Jordán. es decirdesde el bautismo de Cristo, ya no debemos intentar ver caer del cielosignos y presagios? Y debemos contentarnos, por el contrario, con estepan viviente, porquien aquel que se alimenta de él recibe la vida etema yla posesión de la tierra de los vivos. Por otra parte, obedeciendo la ordendel Sefl.or, MoL'>és ordenó que tocIas las vasijas que cayeran como bolínde guerra en las manos de su pueblo fueran pwi.ficadas, por el agua sieran de madera y por eljiIego si eran de bronce. Esto sign¡fica tambiénque las vasijas, dicho de otro modo los hombres que, tomados comobolín sobre el antiguo enemigo, fueron a engrosar la parte del Salvador,deben ser pwi.ficados por el agua del bautismo y por elfuego del mórtir,y ese palo, transformado en serpiente, que asustó tanto a Moisés que lehizo emprender la huida y al que luego, asiéndolo por la punta de lacola, volvió a convertirlo en palo, debe ser igualmente interpretado comos imbolo tipológico. Esa serpiente hecha de un palo designa la potenciade la divinidad revestida con la carne de la santa Vi/yen Marfa. Mol<;;ésrepresenta al poeoío judío que, viendo al Señor Jesús verdadero Dios y

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ocJfdadero hombre. se aleja de él con incredulidad; pero lo reconoceráhacia el tiempo del fin del mundo, lo que está expresado por l~ :o~a deserpiente. y ese paso del mar íeoio. en el cual es/e mar es dwtd!do olevantado; Y luego los pueblos pasados por elfilo de la espa?a. ~r ordendel Señor, significan evidentemente el reino del pueblo tsraeltta,. quesubsiste por un tiempo y ll~go se man:hita y s~ aniquila,_ Al con~lenzode la nueva alianza, al cortuenzo del remo de Cnsto, el Setior '!esus. ~epie y caminando sobre las olas del mar. petmtli? a Pedro. a .qwen h~tapuesto a la cabeza de su Iglesia. marchar con el~ pero. ¿que ~emuéstraesto a todos los fieles sino que todas las nanones, sometidas y nocompletamente destnUdas o exterminadas, servirán de fundamento alreino de Cristo que debe durar en todos los siglos? Hay en efecto en laspalabras de Dios frecuentes pasdjes según los cuales el mar es lafrguradel mundopresente.

A menudo, cuando se quiere eluctdar con palabras una muygrande cuestión, se frocasa rnenoscabándose uno, a si mismo; _con~dice la Escritura: "Aquel que quiere escrutar la majestad del Señor esaplast~dopor su gloria", 7

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3. Lo visible y lo invisible

1. Las correspondencias místícas

La materia y los métodos de enseñanza imprimen ho ndamenteen el espíritu de Jos eruditos del Año Milla con vicción de un a cohesión yuna armonía esenc ia les entre la parte del universo que el ho mb re puedecaptar por los se ntidos y aquella que escapa a éstos. Entre la natu ­raleza y la supernaturaleza no hay barrera. sino por el rontrarto cone­xiones permanentes. intimas e Infinitas correspondencias. A través delas palabras . progresando de su significación exterior hacia aquélla .cada vez más Interna. por la cual se aventura uno en el dominio de loincognoscible. el comentarlo de los gramáticos y ret órtccs, la glosa queencierra y prolon ga la lectura d e los "au tores". buscan desanudar pasoa paso la embrollada maraña de estas relectonee ocultas. En cuanto alas ciencias asoctadas del quadrlvtum. ellas cond ucen a díscemtr hsvínculos ocultos que unen con los tonos de la música 106 números y elcurso regular de las estrellas ; es dec tr . a ca ptar la ordenación del cos­mos. o sea . a descubrir de Dios una Imagen menos Infiel.

"Conexiones especulativas"

Insertemos pues aquí. típica de esa actitud men tal y de losmarcos en los que por en tonces se halla prisionero el pensamientoerud ito. esta meditación sobre la "cuate rnid ad dívína". Raoul Glaber laIntroduce a la cabeza de sus Historias. como para sitúar su obra dehls tortador en la Juntura del mundo visible y de lo invtsible. en laen crucijada del espacio y del Uempo. en el encuentro del cosmos y delmícrocosmoe. de la naturaíeza.Ja moral y la fe.

DisttngutendD entre sus criaturas por la multipUddDd de .figurasy formas. Dios. creador de todo. quiso ayudar. por medio de lo que losojos LJert o de lo que aprehende el espúitu,. al alma del hombre erudito aelevarse a una intu ición simple de la dioinldad. En la búsqueda y elconocimiento profundo de estas cuestiones briUaron en un principiolos Padres griegos católicos que no eran mediocres filósofos. Al ejercersobre nwnerosos objetos su perspfcacl.a. Uegaron a la noción de dertascuatemidades. por las cuales el actual bajo mundo y el mundo superiorque ha dE veni r son explicados a la Intellgervia. Las euatemidades ysus acdones de unas sobre otras. WlU vez dLscemldas por nosotroscon nitidez, harán más ág iles los esp lrUus y las lnteUgenda.s que lasestudian Asl pues. hay cuatro Evangelios. que ronstUuyen. en nuestro

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esp írilU el mundo superior; hay otros tantos elementos, que consti­tu yen el bajo mundo; y tambien cuatro virtudes, que son soberanassobre todas las demás !.J que, una vez incu!cadas en nosotros. nosform an para p racticarlas todas. Asimismo, hay cuatro sernidos, siníncluir el tacto, que está al servicio de los otros, más surues. Asilo quees el éter. elemento deljuego en el mundo sensible, la pn.uIenda lo es enel mundo intelectual: ella se eleva en efecto hacia lo alto, palpitante deldeseo de acercarse a Dios. Lo que el aire es en el mundo corporaL lafuerza /o es en el mundo intelectuaL manteniendo todo lo que vive !JjOrtijicando a cada uno en los actos que se propone. De la mismamanera romo el agua se comporta en el mundo corporal la templanzase comporta en lo intelectual: nodriza de los buenos. aportando consigouna multitud de virtudes y sirviendo a la fe por el deseo del amor deDios. Y la tierra, en el mWldo injerlnr. d a una imagen conforme de lajusticia en el mundo intelectu aL permanente e inmutable regla de unaequitativa distribución.

Ast, por todas partes se distingue una estructtua semejante a laestructura espirHual de los Evang elios: el Evangelio de Mateo contieneía ftqura mistlca de la tierra !J la j ustlcla, puesto que muestra más clara·mente que los otros la substancia de la carne de Cristo hecho hombre.El Evangelio de Marcos da una Imagen de la templanz a !J del agua,haciendo ver la penitencia p urijk:adora que emana del bautismo deJuan. El de Lucas hace aparecer la similin..d del a ire y la fuerza; puesestá d ifundido en el espado y corroborado por nwnerosos relatos. PorUltimo, el de Juan. más sublime que los otros, significa el éter, juenle defuego. Y la prudencia. puesto que para él un ronodmienlo simple deDios Y laJe se insinúan en nues tras almas. A estas conexiones especula·Uvas de los elementos. las virtudes y los Evangelios, sin duda hay queasoctar con buen derecho al hombre. a cuyo servicio están puestastodas estas rosas. Pues la substancia de su vida fue llamada por losfilósojos griegos microcosmos. es decir. pequeño mundo. La vista y eloido. que sirven. a la inteligencia Y a la razón:. se reladonan ron el étersuperior. que es el más sutil de los elementos y. más sublime que todoslos otros. es asimismo más noble Y claro. Viene después el olfato. que da.'>ign!ficacibn del aire y de la fuerza. El gusto se aviene muy bien a dar delagua y de la templanza una sign !ficacián apropiada. Y el tacto, que esmás bqjo que toda cosa. más sólido y más pesado que /os otros, daperfecta expres!6n de la tierro y lajustida.

RaouI Glaber parte de una figura simple, el cuadrado, s ignomístico de la creación matertal (en el centro de la Iglesia, la nave y elcruce ro establecen por su Intersección una figura se mej an te y laescu ltu ra románica sitúa aqul de buen grado, en los cuatro ángu los , lasImágenes de los Evangelistas). Mediante com paracion es analógicas. sees fuerza en poner en evidencia las "conexiones especu la tivas" entre elbajo mundo y el mundo "Intelectual". Lo cual, mediante u n procedersemej an te al de la crecíón, conduce a la intuición de lo divino e implica.por añadídudra, una definición mis tlca de la hístorte:

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Estas indiscutibles relaciones entre la rosa nos predican a Diosde una manera a la vez evidente. bella y s ilendosa; pues mienlras que .por lUl movimié'nlo inmutable. tal rosa presenta otra en si misma. a lpredicar el principio primero del que ellas proceden, todas pidenreposar en é l de nueoo. Es p reciso tambien. a la luz de esta reflexión.examinar ron espúilu atento el no que sale del Edén al Oriente y sedivide en cuatro cursos muy bien conocidos: el primero. el F1s6n, cuyonombre quiere decir abertura de la boca. signijica la prudencia. la cualestá siempre difwtdida y es útil en Jos mejcJrPs: pues el hombre perdióel Paraiso por su propia inercia y sólo con ayuda de la p rudencia ha dereconquistar/o. El segundo. el Geón. cuyo nombre significa abertura dela tierro. signljica la templanza, nodriza de la castidad. que extirpa lasramas de los vldos. Yel tercero. el TIgris. cuyas orillas están habitadaspor los as irios. es decir los dirigentes. s ign!fica por su parte la fuerzaque, tras haber e.qx.dsado a los vicios pre uaricadores. dirige. con laayuda de DIos. a los hombres hacia las alegrtas del reino eterno. Encuanto al cuarto, el EuJrates. cuyo .loow re quiere decir abundancia,designa· evidentemente a la justicia, que alímenta y reconforta a todaalma que la desee con ardor. Ahora bien. asi como la denominación deestos TÍOs lleva en s! las imógenes de la cuatro virtudes y al mismotiempo la .figura de los cuatro Evangelios , 051 estas virtudes estáncontenidas en .figura en las épocas en la historia de este mWIdo, queesr én divididas en cuatro. Pues. desde el comienzo del mundo hasla lavenganza del d iluvio. en aquellos al menos que. en la bondad de lasimple natura leza. conocieron a su Creador y /o amaron, la pnulendafue reina. romo e n Abe!. e n Enoch. en Noé o en todos los otros que. porla ]X)tencia de su razón. comprendieron lo que le era útil hacer: esindudable que la templanza constituyó la parte de Abraham !J de losotros patriarcas que fueron Javorecldos por signos y visiones. como[sane. Jarobo. José y los otros que. en la buena y la ma la joauna.amaron por encima de tDdo a su Creackx; lajuerza es afirmada porMoisés Y por esos otros profetas. hombres ven:::laderamente llenos desolidez. que fundaron las p rescripciones de la ley, pues~ losvemos ocupados en aplicar SÍTl vacil ación Jos duros preceptos de la ley;por último. desde la llegada del Verbo Encamado. tDdo el s iglo estácolmado. regido y rodeado por la Justicia, culminacibn y .fimdamentode todas las otras virtudes. según las palabras que dice al Bautista lavoz de verdad: ~Convieneque romplamos toda j us ticia.N I

II. Orden social y supernaturaleza

Hay otras manifestaciones de la confonnldad de lo visible con loInvisible. Se la encuentra. por ejemplo. en la estructura de la sociedad

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humana, que resulta ser homóloga a esa otra sociedad que. en el másallá, puebla el Reino de los cielos. Hacer perceptible una coordinaci6ntan íntima es precisamente el propósito del obispo Adalberón de La ón,cuando describe para el rey Roberto el Piadoso la ordenación de lasrelaciones humanas. El pensamiento del prelado tiende a perderse enlas virtuosldades verbales y rítmtces a las que empujaban, en lasescuelas episcopales. los refinamientos de la retórica. Consigue noobstante describir la nueva jerarquía de clases cuyo rigor. en ese mismomomento, durante el segundo cuarto del siglo XI, viene a Imponerse alodos los hombres capaces de reflexión; en lo sucesivo, ninguno de ellosdudará nunca que el género humano está repartido, desde la creación,en tres órdenes, el orden de Jos que oran. el orden de los que combateny el orden de los que trabajan. No es éste el sitJo apropiado paradetenninar en qué medida esta representación mental traduce larealidad vtvtda y se ajusta a los nuevos comportamientos inducidos porel avance de la descomposición feudal. Y puesto que nos mantenemosen el plano de las actitudes intelectuales y de las reacciones sen­umentaíes, basta con indicar que. para Adalberón. la legttímídad delnuevo reparto de las condiciones sociales reside en que respondeannonlosamente al orden que rige la sociedad espírttual. Dios. al crearal hombre a su Imagen. zno dispuso de jerarquías semejantes en elcielo y sobre la tierra? En cualquier caso. seria inadmisible que las dosciudades. la natural y la sobrenatural. la terrestre y la divina, ma­nifestaran entre sí alguna discordancia.

Adalberón se dtríge al rey Roberto como a su Igual: por unaceremonia semejante, la de consagracl6n o coronación, el obispo y elsoberano han recibido de Dios, en efecto, la sabldurla que les permiterasgar el velode las apariencias.

LaJerosa1~nceleste

Acuffdate de la gran g/orl.a con que te colmó el Rey de reyes: él teconcedló en su demencia un don más predoso que todos los otros: tedio la inteligencia de la verdadera sabfdw1a. gracias a la cual puedescomprender la naturaleza de las cosas celestes y eternas. Estásdestinado a conocer la Jerusalén celeste. ron sus piedras. sus muros.sus puertas. toda su arquitectura. y los dudadanos que ella espera ypara quienes eUa ha sido edificada. Sus numerosos habitantes estánseparados. para su mejor gobierno, en clases distlruas; la omni­potencia div(na impuso aqui Wla jerarqula. Te ahorro el detaUe. queseria /argoyfastuiWsa.

, ELREY

La dencia no es csunrc mio: cUrJemos esto como siempre a ladtutna ProLlidenda. Pero el espiritu humano tiene de cerca a la dil'Í-

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nidad: y no puede conocerse aquel que quiera igll()J"(lr lo que está pe.­encima de él. Esa poderosa Jerusalén no es erre. pienso. que la visiónde la serenidad divina; el Rey de reyes la gobierna. el &ñDr reina sobreella. y con este jl.n la repartió en clases. Ninguna de sus puertas estádausw-ada por metal alguno: los muros no están hechos de piedras ylas piedras no.forman muros: son piedras vivientes. viviente el oro quecubre las caUes y C'tJYO briUo pasa por más reslandedente que el del oromásfino. Edijicada para ser la morada de los ángeles. se abre también amultitudes de mortales: une parte de sus habtlantes la gobierna. otraviue en ella y en ella respira. Esto es todo lo que sé de eUa. pero megustwiaquemedgesen más.

EL OBISPO

El lector asfduo anhela conocer el mayor número de cosasposible: núentras que un esplritu somnoliento y sin ardor ccosrumcrcolvidar int;luso lo que aprendió en otro tiempO. Rey muy querido.compuLSa los libros de san Agusttn: él pasa leglltmamen1e por habereAPlicado loque es la sublime ciudad de Dios.

EL REY

Olme. obispo. te lo ruego. ¿quiénes son los que la habitan?: losprfndpes. silos hay. ¿son Iguales entre st o. de lo rontrarto. cuál es su

~?

EL OBISPO

PregWlta a Denys. llamado el Areopagita: se tomó el trabajo deescrfb(r dos libros sobre este tema. El santo pontlfice Gregario hablatambtén de ello en sus Moralla. donde procura analizar Ia.fe del bien­al.len1uTado Job: también trota de ello muy dammente en sus hc.mtl1as.e Incluso aljinal de su Ezequiel, no menos claramente: estos escecs laGaUa los redbt6 de él como presente. Tales cosas escapan a la roncep­dones de los mortales. Voy a exponértelas: después te contaré el sen-!idoaleg6rlrode mis palabros. •

San Agustin. Denys el Areopagita y Gregario el Grande son sinduda los tres autores fundamentales en los que se apoya. dentro de losclaustros del Aflo Mil. todo el esfuerzo de elucidación del misterio; yellos tmpulsan la medltadón hada las üumínacíones divinas. Adal­berón se remite a ellos para definir los dos rasgos capitales de la .Jeru­salen celeste. esa morada radiante que al final del mundo la humanidadresucitada contemplará: se dispone en jerarquía como la dudad te­rrestre: "morada de los ángeles" está abierta de par en par a losmortales que se encaminan a ella puesto que, en el plano divino. la co­muntcadón entre las dos partes del universo debe finalmente esta­becerse.

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La sociedad eclesiástica

Ast pues. el pueblo celeste jOrmo. varios~ !J el de .Ia tierraestá organizado a su imagen. En la ley de la Antigua Iglesl(~ de supueblo. Iglesia que Ueva el nombre simbólico de Sirlll!JO!!a. DIOS. porintermedio de Moisés. establedó ministros !J reguló su )erarqula. Lahistoria sagrada dice qué ministros se instituyeron en ella. El~ denuestra Iglesfa es Uamado reino de los cielos. Dios mismo est~lecióenél ministros sin tacha !J ésta es la nueva ley que se observa aIh bajo elreino de Cristo. Los cánones de los concilios. inspirados por la fe.determinaron de qué modo. según. qué Ululos !J por quién los ministrosdeben ser Instituidos. Ahora bien. para que el Estado goce de fa paztranquila de la Iglesia es necesario someterlo a dos leyes diferentes.definidas una !J otra [JOf" la sabidurta. que es la madre de todas lasOOtudes. Una es la ley divina: ella no hace ninguna diferencia entre sus

j mlntstros: según ella. son todos Iguales de condlefón. por ~!erentesentre si que los hagan el nadrnienlo o el. rango; en ella el hYo de W1artesano no es Inf erior al heredero de un rey. A éstos. esta ley clernen.tele prohibe toda vil ocupad6n mundana. EUos no hienden la gleba: nomarchan tras la grupa de los bueyes: apenas se ocupan de las viñas. delos árboles. de los jardines. No son carniceros ni posaderos. ni tampococuidadores de puerros. conductores de chivos o pastores: no criban eltrigo. ignoran el penetrante calor de una olla grasienta; no zarandea~ alos p uercos sobre el lomo de los bueyes; no son laoonderos !J desdeñanponer a hervir la ropa blanca. Pero deben purificar su alma !J su cuerpo;honra rse por sus costwnbres !J vela r por las de los demás. De este

Lmedo. la ley eterna de Dios les ordena no cumpUr faena alguna: losdeclara exentos de toda condldón servil DIos los ha adoptado: son susszeroos: él es su úntro juez; desde lo alto de los cielos les ímpone sercastos !J plUOS. Les ha sometido por sus mandamientos al génerohumano entero; ni un solo pr1ndpe está exceptuado puesto que M hac1it:OO ' entero", Les ordena enseñar a conservar la verdaderafe !J a su·merylr a sus discfpuIos en el agua santa del bauUsmo; los conslittJy6

Imécücos de !as Uagas que pueden gangrenar a las abnas y están en­cargados de aplicarles los cautertos de sus paIabros. El on:fena que sóloel sacerdote tenga aw'idod' para administrar el sacramento de .sucuerpo. Le confia la misión dt: ofrecerlo él mismo. Lo que la ooz de DIosha p rometido no será rehusado. lo creemos. lo sabemos: a menos quese los expulse por s us propios crfmenes. estos ministros han de tomarasiento en los primeros lugares de los cielos . Deben p ues IJelar. abste·nerse de muchos aUmentos. orar sin descanso por las miserias del pue­blo Y por las propIas. He dicho aquf poca cosa del clero. poca cosa de suorganizadón: el punt o esencial es que los clhigos son. Iguales en

rondidin.MientraS que en la Iglesia. situada en la Intersección de lo camal

y lo sagrado. Dios quiere que se anulen todas las distinciones sociales.

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la sociedad civil. más enraizada en 10material. se d ívíde en órdenes . y esla autoridad conj unta del rey (de Francia) y del Em perador (rey deoermaníal. u no y otro Imágenes de Dios so bre la tierra. la que garan­tiza la es tabilidad de un semejante ordenamiento.

Los tres 6rdenes

EL REY

¿AsI la casa de Dios es una !J regidapor una sola ley?

EL OBISlU

La Sociedad de los fieles .forma lD1 único cuerpo: pero el Estadocomprende tres. Plu?s la otra ley. la ley humana. distingue otras dosclases: nobles !J siervos. en efecto. no estén regidos por el mismo es­tatuto. Dos personajes ocupan el primer rango: uno es el rey. el otro elemperador; su gob!emo asegura la solidez del Estado. El resto de losnobles tiene el privilegio de no sufrir la coocd6n. de ningún poder. acondief6n de abstenerse de los crímenes reprimidos por lajustida real.Son los guerreros. p rotectores de las Iglesias; son los defensores delpueblo. de los grandes como de los peq ueños. de todos en f m. !J ase­guran al mismo tiempo s u propia seguridad. La otra clase es la de lossiervos: esta raza desdichada no posee nada stnc a l precio de suesfuerzo. ¿Quih1 podrla. con las bollllas de la tabla de cálculo. contar loscuidados que absorben a los siervos. sus lcuyas marchas. sus dlUOStrabajos? Dinero. eesnmenre. aUmento. los siervos suministran todo atodo el fTl1.Uldo; nlwt solo hombreUbrepodrla subsistir sin los siervos.

La casa de Dios. que se cree es une, está púes d ividida en tres:lUlOS oran. los otros combaten !J los otros trabajan. Estas tres panesque coexisten no su.frpn por estar separadas; los servidos brindadospor una son la condición de la obras de las otras dos; cada una a su vezse encwya de aUviar al coryunto. Asl. este ensamblaje triple no par ellodeja de ser uno: !J es ast como la ley ha podido triunfar. y el mundodisfrutarde la paz.2

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III. Presencia de los difuntos

Lo político y Jo socta l se conciben a s í como proyecciones de unorden Inmanente; a los eclesiásticos les toc a la misión fu ndamental deestablecer ritualmente los nexos entre el mundo de los reyes. caballerosy campesinos; y el de los ángeles. Pero. por la misma profunda razón.existe n también re laciones constantes en tre el pa ís de los muertos y elde los vivos. Los di funtos viven , en efec to; la nzan llamadas; y hay queesta r atentos a escu cha rlas. Precisamente en el An o Mil, la Iglesia deOccidente a coge por fin la s antiquísimas cr eencias en la presencia delos muertos. en su s upervivencia. Invisible pero s in embargo pocodiferente de la existencia camal. Ellos h abi tan u n espacio imprec isoentre la tierra y la ciudad divina. Ahí esperan. de sus amigos yparientes. socorros. algún servicio. oraciones, gestos IttÚTgl COS capacesde alivia r sus penas. En el relato de Raoul Glaber se Jos ve aparecer enrepetidas ocasiones. Pero los mismos que perciben tales mensajes delmás allá son prontamente atrapados por la muerte.

En la época sfguiente (995J. la nación de los sarracenos. ron surey Al ManztU. dejó las comarcas ofrícanas, ocupó casi todo el teni torioespañol hasta los confines meridionales de la Galia e hizo grandesmasacres de cristianos. Pese a la lriferiDrldad de sus fuerzas , Gui­Uermo. duque de Na uarra. llamado el santo. los atacó repetidamente.La escasez de eJectloos oblfgó incluso a los monjes del pab a tomar lasarmas temporales . Hubo graves pérdidas por ambas partes; por último.la victorfa fue concedida a los cristianos y. tras haber sacrificado amuchos de los sU!/Os. los sarracenos que quedaban se reJugk:Jron enA.ftica- Pero en esta laJya serie de combates sucumbieron evidentemen­te muchos reUgIDsos cris tíanos. que al tomar la armas hablan ccece­cido a Wl sentúnlento de caridad fraterna mucho mils que a vaya asaberse qué pretendoso deseo deg loria.

En esta época un hermano Uamado Gou.fier. de costumbrestranquilas y caritativas. vivla en el monasterio de MoCttíers-5alnhJean.en Tardenoís. Un domi.ngo. tuLlO una visión divina bren digna de crédi­to. cuando después de celebrarse los maitines se rerogla pa ra orar enel monasterio mientros los otros hermanos se retiraban a reposar Wl

poco. de pronto la Iglesia entera se llenó de hombres ves«dos contúnicas blancas y adornados con estolas de color pÚ1plUa. cuyo gravecontinente Inf onnaba bastante de su ca lidad a qufen los vela. Marchabaa su cabeza. con la cruz en la mano. un hombre que se decla oblsJXJ dertwneroSOS pueblos. asegurando que ese mismo dla tenlan que celebraren este surc la santa misa. El y los otros declaraban haber asistido esanoche a la celebradórl de los maitines con los hermanos del monas­terio. y añadían que el ojido de laudes que oUi habían oido a::wwenlaperfectamente a este d ía. Era el domingo en la octava de f\?nlecostés.dla en el cual. en festejo de la resurrección del Seilof". de su ascensión

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y de la llegada del Espíritu .scouc, se acostumbra en la mayoria de lospaises a salmodiar resporL.O;;O's con ,'l(Ilabras verdaderamente sublimes.de una melodía deliciosa y tan dignas de la divina Trinid ad como puedeserlo une obra del espiritu humano. El obispo se acercó al altar de sa nMawicio mártir y. entonando la antifana de la Trinidad. se puso acelebra r la santa misa. Sin embargo nuestro hermano preyurtló quié­nes eran. de dónde venían, la razón de su visita. No pusieron escolloalgunopara oonleslane:

~Somos. dijeron. religiosos cristianos: pero por proteger a nues­tra patria y defender a l p ueblo católico. en la guerra de los sarracenosfuimos sepa rado s por la espada de nuestra humana envoltura corpo­ral. Por eso ahora Dios nos llama a todos j unl"ls a compartir la s uertede los bienaventurados; pero tuvimos que pas 'lr por este pais porqueaqul hay muchas personas que en breve plazc, irán a unirse a nueslraoompafúa~.

El que celebraba la misa. al fi nal de la o-c ción dominical. d io lapaz a todos y envió a WlO de ellos a dar tamblh. el beso de la paz anuestro hénnano. Recibido elbeso. éste vio que el otro le hac ía señas deque lo siguiera. No bien se dispuso a marchar tras ellos , desaparec ie­ran. Yel hermano comprendió que en poco tiempo iba a abandonar estemundo. loque no dejó de suceder.

En efecto. dnco meses después de haber tenido esta visión. esdedr en diciembre. viqjó a Auxerre por orden de su abate afin de aten­der a algunos hermanos del monasterio de san Germán. que se halla­ban enf emws: p ues estab a Instruido en e l arte de la medicina. En cuan­to Uegó. invitó a sus hermanos . por quienes habla venido, a realizar conla mayor rapidez. lo que su curación exig la. Sabia. en efecto. que su muer­te estaba próxima. Ellos le respondi.eron:

"Haznos el favar de descansar hoy de las fatigas de! viaj e. asímañana te encontrarás en mejores condiciones.~

El respmdió:wSi no termino hoy lo que me queda por hacer. rcnro como me es

posible. ven?is que mañana no haré nada de todo eso."EUos creyeron que es tebe bromeando/pue s siempre había teni­

do un carácter alegre; y olvidaron sus consejos . Pero al amanecer deld la siguiente. un dolor punsarue lo asaltó; llegó como pudo al altar de labienaven turada Marta siempre virgen para celebrar ahi la sanla misa.Una vez que la dijo. retornó a la enjermerta y. presa ya de Insoportablesstifrimientos. se tendió en su lecho. Como ocurre en igual caso. el sueñose volcó sobre sus párpados en medio de grandes su.ftimientos. Depronto vio ante él a la Virgen en su esplendDr que. irradiando una luzinmensa. le preguntó de qué ten ia miedo. Como él la mirabafi.jamente,eUaagmgó:

~Sl lo que te asusta es el viaje. nada tienes que temer; te serviré deprota:tora. ~

Tranquilizado por esta visión.. rogó que viniera junto a él el pre­boste del lugar. Uamado Achant. hombre de profundo saber. quien des·

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pues f ue abate del monasterio, y le contó con detalles la visión ytambién la precedente,Acharddyo:

"peconfonóos, hermano mío, en el setvx: pero como habéis vistolo que rara vez está dado a los hombres ver , es preciso que paguéis eltribu to de toda carne afin de que podáis compartir la suerte de quienesse os aparederon,..

y tos otros hermanos, convocados, le hicieron la visita que con ­viene en igual caso. Alfinal del tercer día, al caer la noche, abandonó sucue rpo. Todos los hennanos lo lava ron según la costumbre, le prepa­raron una mortaja, hicieron sonar todas la campanas del monasterio,Un laico, hombre no obstante muy religioso, que vLvía en la vecindad,ignorando la muerte del hermano creyó que las campanas sonabanmai tines y se levantó como lo hacía habitualmente para ir a la iglesia.En el momen to de llegar a un punto del bosque que se ha llaba más omenos a medio ca mino, varias personas de la vecindad oyeron del ladodel monasterio voces que gritaban: "¡Tira, tira! ¡TI-áenoslorápido!"

A estas voces, otra respondía:"Este, no puedo,pernos traeré otro si es posible."En el mismo instante, el hombre que se dírigia a la iglesia creyó

ver ante sí. sobre el puente, a uno de sus vecinos (era un diablo) que ibahacia él y del que no ¡xxlía tener miedo: lo llamó por su nombre y le dijoque cruzara con precaución. Pero acto seguido el espíritu maligno,tomando la fonna de una torre, se irguió en el aire queriendo tenderuna trampa a nuestro hombre, que seguía con los ojos sus falacesprestigios. Ocupado por entero en lo que veía , el desdichado dio untropezón y cayó bruscamente sobre el p uente. se incorporo con granrapidez y se protegió persignándose; reconociendo en esta s uda jugadatoda la malignidad del demonio, volvió a su casa, más prudente. Pocodespués . murió a su reaenpcz.a

N. Reliquias

Las palabras del texto sagrado y la música de la salmodia, consus rttmos y la diversidad de su sentido, no son las únicas que abrenlas vías de lo Invisible. También la s cosas abren estas puertas enocasiones. Y entonces el mas allá. se revela a los ojos y los oídos delhombre no ya por medio de simbolos, sino por fenómenos. Loseclest ésücos mas eruditos prestan atención a los encantamientos, alos sortilegios, a la ambigüedades características del pensamientosalvaje y a todas las mediaciones magreas. Para e llos no cabe ningunaduda: influjos extraños que emanan del otro mundo perturban, detanto en tanto, los rttmos regulares de la naturaleza. El misterio estáconstantemente presente yes visible, tangible.

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Reyestaurnaturgos

Indiscu tiblemente , en efecto. lo maravilloso brota s in cesar deobje tos y personas sagrados. Y ante todo de la mano real. Pues el dia dela coronación , la unción del óleo santo impregnó el cuerpo del rey con lagloria y la fuerza divinas. Desde entonces , está lleno de u n podersobrenatural. A su con tacto, la en fermedad desaparece. Helgaud fuequien primero describió los milagros del rey de Francia:

El bello palacio que se encuentra en París había sido construidopor orden del rey Roberto. En el santo día de Pascua, querl2ndo hon·rarlo con su presencia, ordenó instalar la mesa según la usanza real.Cuando tendia sus manos a las abluciones, un ciego swyió de la mul­titud de pobres que, apiñada a su alrededor, le hacia perpetuo cortej o yle suplicó humildemente que le rociara el rostro con agua. Y él, deinmediato, tomando en broma el mego del pobre, no bien recibió el aguaen sus mano se la orroió a la cara. Acto seguido, ante la vista de todoslos grandes del reino que se hallaban presentes , el ciego se curó alrecibir el agua; y mientras tOdos lo congratulaban bendiciendo al señor,el rey se sentó a la mesa y fue el más alegre de todos los comensales.Quienes participaron en el fesHn hablaron de ello todo el dta, loando alDios todopoderoso; y tal vez habria n hablado sólo de cosas vanas yociosas si ese dla no los hubiese ilwninado un a luz tan intensa. Y puedecreerse no sin. razón que este palacio merece ser honrado con frecuen­cia por la estada real, ya que la virtud divina lo ilustró con tal milag ro ylo consagro por la alegría del pueblo. el p rimer d ía en que el rey muydevoto quiso divertirse en éL

Poderes de los cuerpos santos

Sin embargo, existen enton ces obje tos donde, más aun que en laaparición de Jos muertos y en 10.<; poderes ma ravillosos del rey. se ve alotro mundo penetrar en el cotidiano de Ia.,vida de aqui abajo y operarseen el encuent ro entre el crtstíamsmo y las creencias profundas delpueblo. Estos objetos son 10 que queda de la existencia terrestre de lossantos, su cuerpo, sus osame nta s . su tumba: la s reliquias. Sobre elrespeto que estos restos Inspiran descansa de hecho todo el ordensocial: puesto que todos los Juramentos que intentan disciplinar eltumulto feudal se prestan, en efecto, con la mano sobre u n relicario.

Valido de una justicia rigurosa, este mismo rey serentsenc(Roberto el Piadoso) se aplicaba a no manchar su boca con mentirassino por el contrwio a establecer la verdad en su corazón y en su boca; yjuraba asiduamente por la fe de Dios nuestro SefIOr. Por eso, queriendohacer tan puros como él mismo {sustrayéndnlos al perjurio] a aquellosde quienes recib ía el juramento, mandó fabricar un relicario de cristaldecorado en todo su contorno con oro fino , pero que no contenia reñ­quía santa alguna. sobre el cualjuraban todos los grandes , ignorantes

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de su pilU:loso .fraude. Mandó hacer otro de plata en cuyo inferior p usoun huevo del pájaro llamado grifón y sobre el cual hacia prestar jura­mento a los menos poderosos y a los campesinos.4

Ptivado de las re liqu ias que conti ene. un santuario pierde Inme ­diatamente lo que le confiere su valor:

Por e sos días. Godofredo, abate de san Mardal y sucesor deAubaut. acompañado por el ronde Basan, acudió con una gran tropa deguerreros a una iglesia que algunos sefwres hablan quítado UVus·tamente a san Marcial; se apodero del cuerpo de san Vaulry y lo llevóconsigo a Li.Tno9es. AU¡ conservó las reliquias de este santo confesorhasta el dia en que los culpables seilores reconocieTOn Yp roclamaron elbuen derecho de san Marcial. Y entonces. puesto de nuevo éste enposesión de su patrtmonfo, el abate devolvló el cuerpo santo al santua ­rio del que lo habla retirado; y. en presencia del duque Guillermo. esta­bledó en él la disciplina monástica.::;

Las más bellas ceremonias de este tiempo y todos los fastos de lacreación artística secundan el descubrtmiento y traslado de las relí ­quías. las cuales. rodeadas de leyendas. parten a veces de viaje y se vi ­sitan entre sí.

Invención del cráneo de Juan Bautista

En estos dla.s. cuenta Adem de Chabannes. el Señor se dignóorrqar un vivo destello sobre el reino del seren1símo duque Guillermo{de Aquitania/. F\.¡e enefecto en su tiempo cuando se descubrió la cabezade san Juan en la basllica de Angély. encerrada en un cofre de p f2dramoldeado en forma de ptrómíde, por el ilustrlsimo ab ate Audouin: sedice que esta santa cabeza es propiamente la del Bautista Juan. Ente-­rado de ello. el duque Guillermo, que volvía de Roma tras las festi vida ·des de Semana santa. ardió de contento y decidió exponer la santacabeza a la otsre del pueblo. La. cabeza se conservaba e n un relicario deplata en cuyo fnterfor se leian estas palabras : "Aquf descansa la cabezadel Precursor del señor". Pero en cuanto a saberse por quién, en quéépoca y desde qué fugarfue tra ída la reliquia. o incluso si se trata uer­daderamente del Precursor del setvx, esto no está determinado contoda certeza. En la historia del rey Pipino, donde pueden leerse todoslos merwres detalles, no se hace mencfbn a este acontecimiento que sinembargo es de los más considerables; y el relato que se ha hecho de él deningún mOOo ha de ser tomado en serio por las personas Instruidas.En este escrito antojadizo se cuenta, en efecto, que en el tiempo en quePípfno era rey de Aqultanta. un tal Félix trajo por mar. de AleJandrta aAquitania, la ca beza de sa n Juan Bautista; y que por ese entoncesAleja ndrla estaba gobernada por el orzooíspo Teófiio. de quien san tu­cas hace mención al comten.zo de los Actos de los Apóstoles. cuandodice; ~Primero he hablado de todo. oh Teójilo ... ; habrla tenido lugar

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después un combate entre el rey Pipino y los lIándalos . Y esa mismacabe"at . impuesta por el rey a sus compañeros muertos . los habría resu­citado inmediatamente. Ahora bien. Pipino no uiuib en la época de Teó­Jilo ni en el tiempo de los vándalos 1:1 en ninguna parte se lee que lacabeza del santo Precursor del Señor hubiese s ido ha llada nunca enAlej andrla. Vemos por el conrcnc, en antiguas leyendas. que la cabezadel s anto Precursor fue descubierta primero por dos JllOl'!ies a quienesse nweló el lugar en que se ha Uaba; luego. el emperador Teodosio latransfirió a la ciudad ela rea l de Constantinopla y aUi se la ofreció a lavenerodón de los fieles.

As! p ues. volviendo a nuestro tema. cuando se expuso la cabezade sanJuan que acababa de serdescublerta. toda la Galia. Italia y Espa­ña. conrnotJktas por la noticia. se predpUaron a cual más hasta llegar alsitio. El rey Roberto Y la reina. el rey de NalX1lTQ, el duque de GascuitaSancho. Eudes de Champafla. Jos condes Y los grandes. con los obis­pos, los abates y toda la nobleza de estos paises. afluyeron. Todoso.fredan ooliosos presentes de toda dase; el rey de Francia ofreció unplato de oro.fino que pesaba treinta libros y paños tejidos en seda y oropara decorar la iglesia; fue recibido con honras por el duque Guillenno yluego retomó a Francia por Poi.tiers. Nunca se habla lIi.sto nada másalegre ni más glcrioso que ese gran concurso de canónigos y moryesque, cantando salmos al portar las reliquias de los santos. se apresu­raban desde todas partes para honrar la memorta del santo precursor,En el curso de estas .fiestas. las reliquia s del gran prtncipe que es padredeAquitania y primerfecundadorde laje en las Galias. es decir. el bien­auenturado apóstol Marcial fueron traldas hacia aquf con las reliquiasde san Esteban. desde la catedral de Umoges. Cuando. en un relicariode oro y piedras preciosas. se sacaron las reliquias de san Mardal de supropia ba s illca. l1UlY pronto toda Aquitania, que uenla sufriendo desdelargulsímo tiempo lrumdadones causadas por lhwfas excesivas. recupe­rocon aleg ria. al pasode su padre. la serenidad de su de/o. Haciendo cor­tejo a esas reUquias. el abate Godofredo y el obispo Gemido. connumerosos señores y una incontable rpultitud de pueblo. llega ron a labasillca del SalIXldor. en CharTOUX. Los mor!Jes del lugar y todo el pue­blo vinieron a su encuentro a una miUa de la d udad y. celebrando congran pompa este día de.fiesta . entonando las antífonas a plena roz. loscondJ.Yeron hasta el altar del SU/rodar. Y, pronundada la misa. losacompañaron de la misma manera. Y, una lleZ en e l interior de labasilica del santo Precursor, el obispo Geraldo celebró am ante la cabezadel santo la misa de la Natluidad de san J uan Bautista; pues eraoctubre. Los canfmigos de San Esteban cantaron. aUemándose con losmoryes de San Marcial tropos y laudos como se acostumbra en losdias de .fiesta; y después de la misa el obispo bendYo al pueblo con lacabeza de san J ua n; !J cst Uenos de ono regocijo por los milagros rea ­lizados en e l camino por san Marcial. todos regresaron. el quinto díaprellio a la .fiesta de Todos los Sontos. Hacfa esta época. el santo con ­fesor Leonardo. de Umoges. 1:1 e l santo mártir Antonino, de Quercy, se

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hicieron notar por hicieron notar por increíbles milagros y desde todaspartes convergían los pueblos hacia ellos.

Maravillas

... Cuando las reliquias de san cibardo fueron trasladadas alsanto Precursor, se transportó al mismo tiempo el báculo de este santoconfesor. Este báculo pastoral tiene la extremidad superior enroruada:y durante las horas de la noche hasta la salida del sol, se veíaresplandecer en el cielo, por encima de las reliqui~ del san~o, unbastón de jUego igualmente doblado en su extremidad supenor; elprodigio duró hasta la llegada ante la cabeza de san Juan: y después deque san Cibardo realizase milagros curando a los enfennos, todosemprendieron la vuelta con gran alborozo. Mientras los canónigos deSan Pedro de Angulema hacian el camino con sus reliquias, aquellosque las llevaban, cubiertos con túnicas consagradas, atravesaron unrto profundo sin mojarse; como si hubieran marchado por terrenoseco, no apareció sobre ellos, ni en sus ropajes ni en sus calzados,ningún rastrodeagua.

Mientras tanto, después de ser suficientemente expuesta a lavista del pueblo la cabeza de san Juan,jue retirada por orden del duqueGuiUermo y colocada en la pirámide donde se hallaba primitluamente yen el interior de la cual se la conserva dentro de su relicario de platasuspendido de cadenetas del mismo metal. La propia pirámide es depiedra y está cubierta por paneles de madera enteramente reves~s

de plata proeeruenre de aqueUa que el rey Sancho de Navarra ofreció enabW1danda al bienauentw-adoPrecursor.

y en las grandes solemnidades, muchedumbres de fieles exal­tados se apretujan en los pasillos de las criptas alrededor de los re ­Iícaríos:

En mitad de Cuaresma, durante las vigilias nocrumcs. cuando alentrar en ese mismo santuario una gran muchedumbre se opinó entomo a la tumba de san Macial más de cincuenta hombres y nu.!Jeresse pisotearon entre si y expiraron en el Interior de la iglesia; al dlasiguWn.te los enterraron.6

v. Milagros

En los más altos niveles de la conciencia relígíosa puede resultarentonces indudable que los milagros no son necesartos a la fe ni a lasalvación, que lo que cuenta es lo espírítual. y que lo maravilloso no esmás que la espuma de lo eterno. HeIVé, tesorero de San Martin de'Iours, hizo reconetrutr la basílica para depositar en ella el relicario delsanto.

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Cuentan que, unos dtas antes del traslado, Heroé TVfIÓ al Seflorman(jestara su afecto por esta iglesia su esposa, dignarulose, como lohabta recto en otro tiempo. reaUzar por intemledio de san Martinalgún milaro. Sumido estaba en su oración cuando el santo confesor sele apareció y se dirigió afectll.osamente a él en estos términos:

"Lo que pides, queridísfmo hijo, has de saber que es poco com­parado con lo que el señor tiene el poder de acordarte; pero por el mo­mento los milagros que se vieron nnrcno deberán bastar, pUES lo másurgente es recoger la mies ya sembrada. Sólo los bienes que elevan a lasalmas deben ser objeto de las oraciones de tedas. Para las almas, mmcaolvides implorar la misericordia divina. Sabrás que por mi parte inter­cedo ante el señor en favor de los que, en el presente. sirven asidua­mente a esta iglesia. Algunos de ellos, ocupados más de lo razonable enlos asuntos de este mundo y además cumpliendo su servicio por lasarmas y la guerra, perecieron degollados en un combate. No te ocultaréque me dio mucho trabajo obtener de la clemenecia de Cristo que selibraran de los servidores de las tinieblas y obtuviesen eu lugar en losámbitos del remozamiento y de la luz. En cuanto al resto, termina decumplir tu cero, que es muy grato al señor."

El día señalado para la consagración, se vio arribar a los obisposy abates, así como a una tncontable multitud de fieles /Jombres ymuieres. clérigos y laicos; antes de comenzar las ceremonias, el muyvenerable Heroé llevó aparte a los más santos de los sacerdotes pre·sentes y se esmeró en transmitirles su visión. Cwnplida la ceremoniasegún los usos y cuando todos los objetos de culto estuvieron colo­cados, el santo hombre comenzó a in}ligirse las mort!ficaciones de unavida más ascética todavía y a pasar su vida en soledad en una estrechacelda vecina a la iglesia recitando salmos y oraciones. Al ca1x> de cuatroaños, sintió que pronto iba a dejar este mundo; su salud empeorabacada día; T1U1Chos acudieron a vis itarlo y, a juzgar por el mérito queveian en este hombre, daban por descontado que su muerte estariamarcada por algún milagro. Pero él, con sagacidad, los invitó a ocu­parse en ot ra cosa y les previno que( no debían esperar ningún signoextraordinario; y en rigor los conjuró a poner más celo en los ruegospor él al Señor santísimo. Cercana la hora de su muerte, con las manosy los ojos elevados al cielo, no cesaba de repetir: "¡Piedad, Señorí ¡Piedad,Señor!". Y, pronunciando estas palabras, exhaló el último suspiro;}i.1eenterrado en esa misma Iglesia en el mismo sitio en que antaño se en­rontraba la sepultura del bienaventLU"ado Martín.7

Pero, en esta época, la fe del pueblo se alimenta de maravillas. Lanecesidad del prodígío, del contacto fisico con las fuerzas sobre ­naturales empuja a las multitudes a los santurartos favorecidos por lafrecuencia de milagros y martyria. Esta inclinación irresistible y todosJos favores que hacía posibles, explican el intenso comercio de reliquiasy tantas supercherías por las que no todos los hombres de la época sedejaban engañar.

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Imposturas

La autoridad divina, por voz de Moisés, hace a los judíos estaadvertencia: "Si se encuentra entre vosotros un profeta q112, hablanc:'Jen el nombre de un dios cualquiera de los gentiles, predice algún sucesoji.tturo y por azar este suceso ocurre, no crecrs en ese hombre: pues es e:Seno: vuestro Dios quien os tienta para ver si lo amáis o no." Nuest.-otiempo ofrece, en un caso diferente, un ejempío del mismo valor. En l:lépoca que nos ocupa vivía un Iwmbre del pueblo, astuto ca~alach€ro,

cuyo nombre y patria por lo demás se ignoraban: pues cambiaba con..s­tantemente de residencia para no ser reconocido, poniéndose nombresfalsos y mintiendo sobre su provincia de origen. A escondidas, ex­humaba de las tumbas huesos pertenecientes a difuntos muy recien­tes los metía en diversos cofres y los vendía a cantidad de personascorno reliquias de santos mártires o confesores. Tras cometer innu­merables estafas en las Galfas. tuvo que huir y llegó a la región de losAlpes, donde habitan las tribus estúpidas que de ordinario pasan suestancia en las montañas. Alli tomó el nombre de Esteban. es! como enotros sitios se había hecho llamar Pedro o Juan. Y tambien allí, segúnsu costumbre. .fue de noche a recoqer en un lugar de los más comuneslos nuesos de un hombre desconocido; los puso en un relicario y en unamontura; pretendió saber. por una revelación que le habrían hecho losángeles, que se trataba de los restos del santo mártir llamado Justo.Muy pronto, el pueblo se comportó como solía hccerio en tales casos ytodos los campesinos de espíritu basto acudieron al enterarse de lanoticia; acongojados incluso sf no tenían alguna enfermedad cuyacuración pudiesen implorar. Trajeron a los inváUdos. aportaron suspobres ofrendas. esperando dla y noche algún súbito milagro. Sinembargo, como hemos dicho, los espiritus malignos tienen a vecespermiso para hacerlos. Son las ten taciones que los ~mbres se atrae.npor sus pecados. Se tuvo entonces un ejemplo manifiesto. Pues se VLO

toda clase de miembros torcidos enoereeerse. y balancearse pronto enel erre exvotos de todas las formas. Sin embargo, ni el obispo de Mau­nenne. ni el de Uzes. nI el de Grenoble, cuyas diócesis se-oren de teatroa semejcntes sacrilegios. pusieron ninguna diligencia en investigar elasunto. Preferían mantener coloquios en los que sólo se ocupaban deimponer al pueblo injustos tributos, y al mismo tiempo de faooreceresta superchería.

Entre tanto Manfredo, el riquisimo marqués. oyó hablar delasunto; envió su gente para que se apoderara de vivajuer¿a del üuscrtcobjeto de culto, ordenando que le trajeran lo que se tomaba por unvenerable mártir. En efecto. este marqués habia iniciado la cons­trucción de un monasterio en el burgo fortifr.cado de Suse. el másantiguo de los Alpes. en honor de Dios todopoderoso y de su MadreMaria siempre virgen. Tenia la intención. cuando el edifr.cio estuvieseterminado, de depositar all! a ese santo y todas las otras reliquias que

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pudiera encontrar. Muy pronto los trabajos de la iglesia quedarontenninados y él fUó el día de la consagración; invitó a Jos obispos de lavecindad, con los cuales vinieron el abate GllillemlO de Volpiano. ya tanfrecuentemente nombrado. y alguJlos otros abates. Nuestro camba­lachero también estaba ahl; se habla ganado los favores del marquésprometiendole descubrir en poco tiempo reliquias mucho más pre­ciosas aún. procedentes de santos cuyos actos, nombres y detalles desu matirio. como todo el resto, inventaba embusteramente. Cuando losIwmbres más sabios le preguntaban en qué jorma habla aprendidotales cosas, soltaba ruidosas inverosimilitudes; también yo estaba ahí,que habia venido tras mi abate tantas veces nombrado. El decla:

"Por la noche se me aparece un ángel y me cuenta y me enseñatodo lo que sabe que deseo saber; y se queda conmigo larguísimo ratohasta que loinvito a marcharse."

Como a estas palabras respondíamos preglmtándole si vela estodespiertoodonnido. añadió:

"Casi todas las noches el ángel me saca de mi cama sin que miml.yer"lo advierta; y, tras una larga conversación. se despide de mi conun saludo y un beso. "

, Advertimos en estas palabras une torpe mentira y supimos queel hombre no era un Iwmbre angélico sino un servidor del fraude y lamalignidad. .

Pero los prelados. al efectuar ritualmente la consagración de laiglesia objeto de su viaje, pusreron con las otras reliquias los huesosdescubiertos por el sacrílego impostor, no sin gran alborozo de todo elpueblo que había acudido tras ellas en tropel. Ahora bien, esto sucedía el16 de la calendas de noviembre. Se habia elegido ese día porque lospartidarios de la sllpercheria pretendían que se trataba de los huesosdel propio san JLL<;tO. qUi€7l sufríó el martirio en esa jecha en la ciudadde Beauvais. Galfa y cuya cabeza.fue trasladada y está conservada enAuxerre, donde el santo nació yji.te criado. Pero yo, que me habla dadocuenta de todo, d!je que eran puros cuentos. Además, los personajesmás distinguidos habian descubierto la impostura y Sl.L<;cribían miopinión. Ahora bien. a la noclll! siguiente, unos monjes y otras per­sonas religiosas tuvieron en esta iglesia apariciones monstruosas; ydel relicario que encerraba la osamenta vieron surgir figuras desiniestros negros que se retiraron de la iglesia. Pero desde entonces,por más que muchas personas provistas de buen sentido condenarana la cbcminación la detestable superchería, ello no impidió a la multitudcampesina venerar en la persona del corrupto cambalachero el nombrede un hombre Injusto como si hubiese sido Justo mísmo, ni perseveraren su error. En cuanto a nosotros, hemos contado esta historia paraque se tenga cuidado ron las formas tan variadas de las supercheriasdiabólicas y humanas que abundan por todo el mtmdo; y que tienenparticular predilección por esas fuentes yesos árboles que los enfer­mosveneransin cüscernomenro.e

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Victorias del culto de las reliquias

El curso de ta les creenc ias mostraba ser a veces tan poderosoque has ta los mas sabios se dejaban ganar po r e l. Bernardo. maestrode las escuelas de Angers. cuando descubrió Aquitania, al p rincipioquedó profundamen te impresionado ante la s formas que adoptaba enesta regt ón la devoción popular por las reli qu ias. Los primeros rel ica­rios antropomórlicos que vio parecieron idolos a sus ojos. tan perni­ciosos como la s estatuas del paganismo. Pero. muy pronto. é l mismoqued ó cautivado. Esto es loque a parece en los Milag ms de santa Fe:

QUE ESTA PERMm OO. A CAUSA DE UNA COSTUMBRE INDE­SARRA1GABLE DE LAS PERSONAS SIMPLES, ELEVAR ESTATUAS DESANTOS PORQUE DE ElL4.S NO RESULTA NINCUN DAÑO PARA LAREU G/ON; y DE UNEJEMPW DE VENGANZA CElESfE.

Existe un hábito venerable y antiguo tanto en /os paises deAuvergne. Rodez y Toulouse. como en las regiones vecinas: cada cualeleva a su santo. según sus recursos. una estatua de oro, plata u otrometal en la que se encierra o bien la cabeza del santo. o bfen alguna otraparte venerable de su cuerpo. Debido a que esta práctica parecía conrazón supersticiosa a las personas entdftas -pensaban que en ellas seperpetuaba un rito del culto de los antiguos dioses o más bien de losdemonios - creí yo también. ignorante. que la cost umbre era mala ytotalmente rontrwia a la religión cristiana, cuando contemplé porprimera vez la estatua de san Geraldo ins talada sobre un altar. Estatuanotable por su oro jinl.sfmo y s us piedras de gran valor y que repto­duda con tamaño arte los rasgos de un rostro humano que los cam­pesinos que la miraban se sentían atravesados por lUla mirada darl­lJidente y creían apreciar a veces, en los rayos que sus qjos despedían. elIndia? de lUl fa ror más indulgente a sus votos. Muy p ronto, sonrién­dome !JO mismo de mi error. me vuelvo hacia mi compañero Bemier y led lJijo en la Un estas palabras: H¿Qu.é piensas. hermano. de este !dolo?I.J úpiler o Marte no habrtan aceptado una estatua part.'Cida?' BemieTentonces. ya guiado por mis palabras. respondió con mecho ingenio.disimulando la crtrica bajo la alabanza. No es taba equivocado. Pues allidonde se rinde al Dios único . todopoderoso y verdadero unjusto culto.parece nefasto y absUTdo f abricar estatuas de yeso. madera o metal,saloo cuando se trata del señor en la cruz. Que se moldee con piedaduna tal imagen para hacer ~vir el recuerdo de la Pasión del señor, seacon cincel. sea con pincel. esto la santa Iglesia Católica /o permite. Peroel recuerdo de los santos, los ojos humanos no deben contemplarlomás que en los relatos verldicos o en las figuras pintadas sobre lasparedes, en colores oscuros. No tenemos razón de aceptar las estatuasde santos. si no es por la.fuerza de un abuso antiguo y de una cos­tumbre fijada de manera ine.xtirpable entre las personas simples. Esteabuso tienetaljiterza en los lugares de los que hablé. que s t entonces yohubiera dado en uoz alta mi opirúón sobre la estatua d e s an Ger(lldo. talvez me habrian castigado romo a un criminal

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Pa: fin; al tercer dia llegamos ante santa Fe. Ocurrió por azar ypor s uerte que. cuando en tramos al monasterio. el si tio retirado dondese guarda la venerable imagen estaba abíerto. Al llegar ante ella.estábamos tan apretados a causa del gran número de .fielesprostemados. que nosotros mismos no pudimos tncIinamos. Esto meenf adO y permaned de pie mira ndo la imagen. En estos térmi nos exac­tos f ormulo mi or-ación: H&m ta Fe, tú cuya reliquia reposa en estesimulacro. socórTeme el día del Juicío~. En ese momento echo lUlamirada disimulad a y SOf'iente a mi alwnno Bemier. Yo pensabaentonces que era verdaderamente inepto y ajeno al sentido al quetantos seres dolados de razón suplicasen a un objeto mudo Ydesprovisto de lntelfgencta. Pero eran ésas palabras vanas, cortCE.pCiónmezquina. ,que no brotaban de un romzón recto: la sagrada imagen noes tratada como lUl idolo con sacrificios, stoc que se la reverencia e nrecuerdo de la venerable mártir en nombre de Dios todopoderoso. Peroyo. al despreciarla como si.fuera Venus o Diana. la tratéde simulacro.

y me arrepentt después . amargamente. de mi estúpida conductapara ron la santa de Dios. El reverendo Augier, hombre probo y vene­rable, deán en ese momento (supe que poco después se hizo abate) mecontó. entre otros milagros, la aventura del clérigo Ulrfco. Este hombrese creía sensiblemenle más sabio que los demás: un día e n que se debiótrasladar la santa imagen a otros sitios . se trastornó tanto que, dete­niendo la procesión de los peregrinos. despotricó contra la santa már­tir y.fOrmuló incontables sandeces sobre su imagen.

A la noche s iguien te. renunciaba a s us piemas reventadas defatiga cuando le pareció que lUla señora se le apareda en sueños exhi­biendo una majestad aterradora. Hf\1es bien. dijo ella . miserable, ¿cómote has permitido denigrar mi imagen?'. Tras pronundeIT estas pala­bras, pegó a s u enemigo con la vara que se veía en s u mano y lo dejó.Durante el resto de s u vtda arontó él esta l'ÍSiórl para la posteridad. Asipues. 110 queda ningún argumento para d iscutir si la estatua de santaFe debe ser oenerCJda, poesto que está claro que sus detrod.0re5 atacanen realidad a la prop ia santa mártir. agrego que no se trala de un Idol:>impío prop iciando lUl nto de sacrificio o adivinación. s ino del devotomonumento de lUla virgen santa ante el cual los .fieles haUan con másdignidad y ablUldancia la cornpwtdón que los hace implorar para suspecados su poderosa Interces ión. Esta es quizá la explicación mássensata. Ciertamente. tal envoltura de reliquias santas se fabrica conforma de ftgura humana cualquiera según el deseo del artista, pero con­tiene un tesoro mucho más valioso que antaño el arca de la LEy. Si esverdad que en esa estatua se conseroa intacta la cabeza de una mártfrtan grande, está fuera de dudas que allt se tiene una de las más bellaspe rlas de la Jerusalén celeste. Y la bondad suprema opera incluso, envirtud de sus méritos, tales milagros que no hemos podido haUeIT suequivalente en nuestra época en ningún o tro san to por testimontodirectoo indirecto.

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Por cons igu iente. la estatua de santa Fe no contiene nada queexij a interdicción o cens ura. puesto que, al parecer, con ella no sereincidió en ningún error antiguo. los poderes de los san/os no fueronreducidos 11 la religión no sufrió perjuicio alguno.9

Milagros de santa Fe

Bernardo, por fin convencido, aplicó pu es su talento a relatar losasom brosos prodigios qu e la osamen ta, ence rrada en la esta tua de oro.suscitaba a su alrededor.

DE LOS BRAZALESDE ORO

A ñado ahora que nadie pudo enumerar todos los milag ros que elseñor se dignó operar por intennedio de santa Fe; los que la memoriaconservó. un so lo hombre no bastaria para escriblrlos. Quiero noccsrcnre añadir unas palabras sobre los hechDs ya conocidos de queme hab laron , afin de que no se me acuse de mutismo [XX" culpa de unad iscreción excesiva, ni de importuno por mi prol ijidad. Conozco elantiguo refrán: "Todo lo que es raro es precioso". Es c s t que sólo escriboun pequeño número de hechos des tinados a la ed!ficación del conj~IO

de la comunidad. por darles valor. Cristo me perdona rá la Jalta de dejaren silencio. voluntariamente, un qmn nitmero de milDgros.

( Se trata de Arsínda, esposa del conde GuiUermo de Tou/ouse.I hennano de aquel lbns que fue muerto por astucia , después de estos

sucesos, por su yerno Artaud. Esta mujer llevaba unos brazaletes deoro o, mejor dicho, ya que montaban hasta el codo. unos brazalesmagn!Jicos mara lJÜlosamente cincelados y omados de pfedras pre­ciosas. Una noche en que descansaba sola en su noble lecho, ve apa­recer en sueros a una beUtsfma muchacha. Sin df?1ar de admirar suextraorrlinatia hermosura. le hace esta pregunta:

"Dime, oh señora, ¿quién eres?'.Con dulee voz. santa Fe respondió:"Soy sa nta Fe. muier,no lodudes ".Arsinda. de inmediato. CCf1. vozsuplicante led ijo:HOh. santa señora. ¿por qué te has dignado venir a una peca­

dora? ' Santa Fe hizo conocer entonces a su interloculora el motfvo desu llRgada:

"Dame. dijo. /os brazales de oro que posees; d ir!gete a Conques ydepositalos en el altar del santo Salvador. Pues ése es el motivo de miaparidál"_

Ante estas palabras. la muier. advert ida . no queriendo dEjarescapar tamaño don sin ser compensada.. replicó: NOh, santa seflora.. s ipar tu inte rces ión Dios me concede Wl hijo, ejecutaré contenta lo queme ordenes",

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.scnrc Fe le respondió:"El Creador todopoderoso lo ha rá muy [óciimente por su s ierva ,

a condición de que no me niegues /o que te pido".La myjer. al día siguiente. tomand o a pecho esta respues ta,

indagó con celo sobre el pais en que está sit uado el burgo llamadoConques: en esa época. en efecto. la rep utación del poder singular deConques no habia pasado. s alvo en raros casos. su temrceto. Unosiniciados le inJonnaron y ella llevó a cabo en persona la peregrinación:llevando los braza les de oro con gran piedad, 1a.s ofreció a Dios y a lasanta. La digna muierpasó las jies las de la Resurreccfón del Salvadoren esos silios participando y realzando la ceremonia con su presencia:luego oolvió a su país. Acto seguido vio realizarse la promesa hecha porla aparición y trajo al mundo un varón. Nuevamente encinta. d io a luzun segundo hijo y sus nombres.fueron: para el mayor Raimundo y parael segWldo Enrique.

Seguidamente , los brazales fueron fundidos para f abricar unretablo,1O

DE UNA VENGANZA CELESTE CON1RA PERSONASQUE QUERIAN {IDBAR EL VINO DE WS MONJES

...EI caballero Huyo. que ejerce el poder en este burgo. ordenó ados criados y luego a un tercero apoderarse del vino de los monjes.almacenado en el dominio de Molieres. Este dominio se ha llaba próximoal btugo en cuestión.: la distancia nosuperaba las dos millas.

Los s iervos se separaron y recorrieron los diferentes caminosque había entre las casas del pueblo. buscando carretillas dondetransportar el vino; el primero de ellos. un ta l Benito, se cruzó con uninocente campesíno que lo exhortó con todo su corazón a no llevar atennlno la mala acción emprendida. PeTO él respondió. dicen. de estamanera blasfematorl.a: H¿Ast que santa Fe bebe vino? [Qué idiot ez!¿Ignoras que quien no bebe vinb no lo necesita? " Desdichado el que es lajeno a la significación propin de las palabras e ignora que quien agraviaa los ministros de los santos . lesiona con toda evidencia a los santosmismos y atenta no sólo contra éstos sino también contra el señorCristo. et cual padece los suftimientos en el cuerpo de otro Ydel que lossantos no son otro cosa que miembros int imamente ligados a él. Comose le d ijoque el guardián de la bodega no se encontraba. sej actó de llevarla tranca en la punta del p íe Y dijo que en ninguna parte los batien te seran tan sólidos que no se los pudiese partir con sólo dar una pacada .Mient ras hablaba y s in hacer el menor esfuerzo. sacudió la pared de lacasa en que entraba. mostrando con evidencia el vigor con el que iba aderribar las puertas de la bodega. Sin embaryo. cuando se puso a patearpor segWlda vez. su rodilla se aM ó y sus nenxcs. paralizados por s upropia mezcla . perdieron toda capacidad de movimiento y quedaronrompletamente rígidos; inmot.lÜizadas las articulaciones, se desp lomó

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{

miserablemente en el s uelo. El orificio ínmundo se ensanchó hasta laoreja: las porquerías salieron de su vtenlre y. derTamadas de manerainnoble. claramente se vio cuán horrenda y punzante era su angustia.El desd ichado. torturado cst fXJr un suplicio espantoso, arras tró sum iserable existencia sólodos d ías mes-u

DE UN MUW RESUCITADO

La maniJestactón de la omnipotencia cfilJina en oportunidad de lares UTTeCC'Í6n de un mulo por mediadón de santa Fe. no es menos dignade encomio y publicad6n. Es impropio que una CTianua razonableenroezca a l contar lo que el Creador s up remo no tuvo veryüenza dehacer. No ha de sorprendemos que el Creador misericordioso de losseres vele por sus moruros de toda especie, pues está escrito : "Señor,socorrerás a besttas y gentes". La historia que voy a contar es de estaclase.

Un caballero del pals tolosano llamado Borifils (su hgo. que alinvive. es conocido por el mismo nombre), acudía ollugar consagrado a laSanta euc.uu1o, a un as dos millas del bwyo de Conques. su montura.herida no sé cómo. cayó muerta en redondo. Bonjils llamó a doscampesinos para que desollaran a l animaL En cuanto a él. que habíahecho el lJiaje por amor- a la Santa , continuó hasta el santuario: a Uá.echándose por tierra, prodigó s us rezos y €.q)USO sus votos. Alfinal. sequejó ante la estatua dorada de la santa mártir por la phrlida de sumulo. Pues justamente se trataba de un mulo notable, casi Incom­parable, yfue precis amente cuando él se entregaba a las obras piadosascuando e l enemigo, victorioso, le habla hecho este daño. La solidez deesta fe merece alta exa ltación; pues cuando el hombre acabó s u oración,el mulo, deshaciéndose d e los dos campesinos que lo tenian por laspatas para desol1arlo. se tncorporó. oh milagro. con Wl salio pleno devida y. galopando a trccés de las colinas por la huella de s usccxnpaileros de viqie. (numpfóen el bwyo.

1... 1 Hace aly ún tiempo. Wl grupo de angevt:nos emprend ió vicYepara realiz ar s us devociones en esa d udad célebre y poblada cuyo nom­bre antiguo casi se ha borrado (salvo error. era AntdumJ. pero e l pueblola llama ~Nuestra Señora d e l Puy". Aqul, las personas de que hablamosse encon traron con un individuo implo y hereje que declaraba residir enlas cerc c nícs de Conques. Enterado de que se trataba de angevlnos:~¿Conocéis, les dUo. a un tal Bernardo que a l regresar este a ño deConques dejó ahi no sé cuántos escritos mentirosos sobre santa Fe?¿Qué razonamiento podrá conceder fe alguna vez a historias de qosarrancados y vueltos a colocar o de animales resucitados? He oido sinduda atribuir a santa Fe. como a los otros santos. otros prodigios.

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incluso extraordinarios. ¿Pero por qué razón. por qué ~idad habriaresucitado Dios a la bestias? Cuando se tiene buen sentido. no se puedeni debe resoluer tamaños enigmas.~

¡Ciego e insensato el hombre que asl habla.1'Jlene el corazón depiedra aq uel que transforma en tinieblas la luz recibida. desdichado queconserva intacto. después de las aguas del baut ismo. el viejo hombresalido del seno materno. intacto. pero mucho peor aun tras laregeneración del Espíritu. Si este hombre hub iera vivido en tiempos dela Pasión del Señor, seguramente habría neg ado con los j udios laresurreccón de Lázaro o la curación de la oreja cortada. Sl este hombrese ha mostrado como hijo del Diablo, enemigo de la Verdad. serv idor delArulaisto. 12

Milagros de san Benito

San Be nito no procede de otro modo que santa Fe contra quienesa tentan Con tra s us de rec hos:

En la región oorqoeona. en el territorio de Troues , había un domi·nlo perteneciente a san Benito, llamado Tawy, que un procurador íse­flor que aswne la guarda de LUla prop iedad eclesiásticalllamado Godo­fredo def endla contra los intrusos del exterior. pero que también él mis­mo devastaba ron más vioIenda que cualquier extranjero. Los rtlDrYe'ssalian exhortarlo a abstenerse de tales fechor1a.s. pero él no les hacia ca­so. Asi pues. el santo padre Benito obtuvo de Dios que este hombre fue­se golpeado por ellá tigo del castigo antes de que el fundo desapareciesepor su malicia . Un dla en que residla en s u propia morada. en el interiorde dicha ciudad de 1h>yes. yen que ejerda laj usticia sobre los campesi ­nos. un perro negro. totalmente rabioso. se aproximó y. sin tocar a nin­gún otro de la cs tsrencrc . se arrojó sobre él. le desgarro la nariz y la caracon sus mordeduras y se a lej ó. enloquecido. el procurador fue llevadopor s us amigos a la basUica de san Den1s; recobró un poco. no por comopleto. s us f acultades y wo!vló a su casa. Como a los males que inJügía alos pobres de san Benito añadía otros peores. fue tomado por un ae mo­nio. encadenado y encerrado en una pequeña habiladón donde exhalóel último suspiro. Todos quienes le conecten d!.Jeron que había s ufridoeste destino a ca usa de su crueldad para con los campesinos del precio­so confesarBenUo.13

Puesto que e l universo forma un todo coheren te. pues to que con ­tiene u na in mensa porción de Invis ible y puesto que refl ejos . se ñales. lla ­madas. venidos de estas provincias misteriosas, resuenan en e l senode las a pa riencias sens ib les. corres ponde a los hombre s de Igles ia , quetienen la m isión de mediar entre lo sagrado y lo profano. estar atenta­men te a l acecho de todas estas advert encias. Si n d uda son. a nt e todo.sens ibles a l orden que rige todo el mundo creado. y para ellos la histo­ria. normalmente. sigue un curso regular como el de los astros. establecomo deberla serlo el poder imperial. Si n embargo. es evidente que este

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orden a veces se trastorna que en el agua. el aire. la tierra o el fuego. oen los humores del hombre. se manifieslan alteraciones. que la trayec­toria de un cometa viene a cortar los círculos co nc én trtcos do nde semu even la estrellas y que la guerra ro mpe con frecu en cia el equilibrio Pe­lítico. Tales sucesos revelan. en la superficie de las apariencias. los con­flictos . las ag itaciones secretas de la s que es sede. en sus profu nd kla­des. el mu ndo invis ible . Y el trastorno que ellos hacen pa tente es el delpropio Dios. Es decir que conciernen d irectamente a cada homre y a susalvación. He aquí por qué razón los escritores del Año Mil. acostumbra­dos a la exégesis. preparados por el estudio de la gramática y de la mú si ­ca a percibir armonías y correspondenc ias. persuad idos todos ellos dela cohesión cósmica y viviendo a la espera del fin de los tiempos. se dedí ­caron a registrar lo Insólito y darle un sen tido. Y por eso su relato tomael aspecto de u n entramado de prod igios.

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II

4. Los prodigios del milenario

,

1. Los signos en el cielo

Los relatos de los his toriadores antiguos. cuyo texto s irve a l estu­dio de la grema nca. acostu mbraron hallar natural que la muert e de losh éroes, es dec ir d e los santos. el emperador y los reyes , vin iese acompa­ñada por un cortejo de fenómenos ínhabt tual es . Asi. parece en todo nor­mal que. en memoria de Cristo, el tiem po del milen ario sea el de los ma ­yores prodigios. El orden del mundo se muestra entonces perturbadopor" trastornos diversos pero vinculados entre 51. No es, en absoluto.que se encadenen mediante una seríe de relaciones causales. Estos tras­tornos se corresponden entre sí. son hennanos : proceden todos de u nmismo y harto profundo malestar.

Cometas

La alteración es. en primer lugar. cósmica. Los ana listas si em­pre habían registrado cuidadosamente los me teoros. Raoul Glaber yAdemar de Chabannes dedican amplio espacio al cometa de 10 14. Yaso­d an con es te signo de fuego los incendios que estallaron conjuntamen­te.

Durante el reinado del rey Roberto apareció en el cielo. del lado deOccid.en1e. una de esas estrellas que Uaman cometas; elfenbmeno ro­menzó en el mes de septiembre. en un anochecer. y dlUÓ cerca de tresmeses. De ínt~ brillo sus destellos. el corneta llenaba de luz un a vas­ta porción del cielo y se ocultaba con el canto de! gallo. En cuanto a sa­ber s i se trataba de un a estreUa nueva que Dios enviaba. o de un a estre­lla cuyo res landor El habla s iplemente multiplicado romo señal milagro­sa. esto s6l0 puede saberlo Aquel que en su sabidwia gobierna todas lacosas mejor que cuanto pudiéramos expresarlo. Lo que no obstante nodeja dudas es que, cad a vez que los hombres ven produci rse en el mun­do un prodigio de esta clas e. poco después se abate visiblemente sobreellos algo asombroso y terrible. En efecto. pronto destruyó un incendiola iglesia de san Miguel Arcángel. que se levanta sob re un peñasco al bor­de del mar Océano y que es objeto hasta hoiJ de la veneración del mun­doentero.l

En esa época., un cometa que tenia la.formo. de una espada. peromás ancho y más la ryo. apareció en el septentrión durante varias no-

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elles del vera no; y hubo en Galia y en Italia muchas ciudades. caslillos ymonasterios destruidos por el .fuego. entre los que se hallaba Cha­rroux, quefue.junio ron la basWica del &Ilvador. presa de las llamas. Deigual modo, la iglesia &mta Cruz de Orleáns. el monasterio de Sen Beni­to de Fteury , Y muchos otros santuarios. jueran deoomdos por el jue­go.2

Eclipses

El mi smo año de l milenarto de la Pasión. e l 29 de junio de 1033.tuvo lu ga r el ec lipse de so l d el que también hablan Slgebe rto de Gem­bloux y los Anales de 8enevento, quienes lo llaman "muy tenebroso".

Ese mismo año. el milés fmo de la Pasión del Señor. e l tercer d íade la calendas dejulio, un viernes Vigésimo octavo d la de la ü mc. se pro­dt#o un eclipse u oscurecimiento del sol que d uro desde la sena hora deese día hasta la octava y fue verdaderamente terrible. El sol tomó el co­lor del zafiro y llevaba en su parte superior la imagen de la lun a en su pri­mer cuarto. Los hombres, al mirarse unos a otros. se veían pálidos co­mo muertos. Todas las cosas parecían inmersas en un vapor azafrana­do. Entonces. un estupor y un espanto Inmensos se apoderaron del co­razón d e los hombres. Bien comprendlan que este espectáculo presagia­ba que alyuna lamentable plag a iba a abatirse sobre el genero humano.Y. en efecto. el mismo d ía. que era el del nacimien to de los apóstoles, enla iglesia de san Pedro algW10s de la nobleza roma na. conjurados . se al·zaron contra el papa de Roma, p retendieron darle muerte y. aun que nolo oonsiguleron, lo expulsaron empero de su sede...

Por otra parte, se vio en tones en roda el mundo, tanto en losas untos eczestésrrccs como en los seculares. muchos crtmenes con trael derecho y la j usticia_Una codida desenfrenada hada que no juera po­slble hallar en casi nadie esaJe para con los otros que es el fundamentoy sostén de toda buena conducta. Y para quefuese más e vidente que lospecados de la tierra repercutían en los delos; "la sangre cubrió a la san­gre". como gritó el profeta ante las continuas iniquidades de s u pueblo.Desde entonces. en efecto. en ca si todos los órdenes de la sociedad, la in­solencia se puso a ClUldír. la severidad y las reglas de /ajusticia atenua­ron su rigor. de suerte que se pudo aplica r muy exactamente a nuestrageneración las palabras del apóstol.: HSe oye hablar_entre vosotros de fe­chorías desconocidas entre los p ueblos .HUna avidez descarada invadíae l corazón humano. y la j e desf allecla en nosotros . De ah[ nac ían los pi ­llajes y los mcesros. los conflictos de ciegas codicias. los robos y los Infa­mes adulterios. ¡Ay!, a nadie le rorronzaba confesar lo que pensaba desi mismo. Y. a pesar de esto, nadie se correg !a de suJun esta cost wnbredelmat3

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Combates de estrellas

Sucedió Incluso, como observ ó Ademar de Chabannes en 1023.que las estrellas combatieran entre s i como 10 hacían en ese mismo mo­mento las potencias de la tierra.

En esos d ías. coniendo el mes de enero. hacia la sexta hora , seproduio un eclipse de sol de una llora; la luna también padedó entoncestrastornos frecuentes . volvíendose una veces del color de la sangre.otras de azul oscuro y otras desapareciendo. Se vio también. en la parteaustra l del cielo. en el s igno del León. dos estrellas que lucharon entresi durante-todo el otoño ; /a mas grande y luminosa venia del Oriente. lamás pequeña del OCCidente. La mas pequeña corría como furiosa y es­pantada hasta la más grande. que no le permitía acercarse s ino que, gol_peándola con s u melena de rayos. fa rechazaba a lo lej os hacia el Occi­dente.

En el tiempo que siguió murió el pa pa Benito. al que sucedióJU{Ul. Basilio. emperador de los griego s. murió y su hermano Constan·tino se hizo emperador en su luga r. Heriberto. arzobispo de Colonia.abandonó la vída humana y , una vez muerto, se hizo notar por sus mila ­qros. El emperador Enrique rruuió a s u vez sín dejar hijos . y dejó la in·signias imperiales a su hermano Bruno, obispo de Augsburgo, y al crzo­bispo de Colonia as! como al de MagW1Cia, para que eligiesen despuésde él un emperador. Los obispos reunieron una asamblea de todo el rei­no y ordenaron tercnrcs y ayunos para granjearse el favor del Señor eneste as un to. Los pueblos el igieron a Conrado, sobrino del difunto empe­rador Enrique. Los obispos. mejor Insp irados , eligieron a otro Conra­do. esposo de una sobrina de Enriqu e. porque tenía un ccrécre- enérgi'co y unjuicio muy recto. Lo ordenaron en el estado real por el óleo de laconsagración e n Maguncia . y le entregaron el cetro. /a corona y la lanzade san Maurido_ Cerca de Semana &Inta. el prlndpe marchó sobreRoma con un ej ército ínnumerable; los ciudadanos romanos se nega­ron a abrirle; lJiendo que fl(lf lograrla entrar sin una gran masacre dehombres , el emperador Conrado no quiso manchar con sangre tuonc­na la.fiesta de Semana &Inta y se quedó en Rallena . Fue alll donde el se­ñor papa le aportó la corona imperial y . el día de Pascua. lo coronó consus manos emperador de los romanos. Al año siguiente , en ese mismodía de Pascua, el señor emperador Conrado hizo coronar a s u hijo enAix·laChapelle. Est e rey coronado era entones muy peque ño y se llama·ba Enrique. A la ceremonia asistieron obispos venidos tanto de Italia ro­mo de Galia. As! Conrada, por opinión del papa de Roma y de todos losobispos y grandes del reino, que lo veían provist os de la ba lanza de laj usticia, asumió e / Imperio. S in embargo, aquel Conrado másjoven elegi­do por los sufragios del pueblo enceguecido, emprendió contra él la gue­rra civil; pero el emperador consiguió capturarlo vivo y lo mantuvo enprisión todo el tiempo que lo creyó oportuno. Estos acontecimientos he-

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bían sido anunciados en los astros por el signo de la grande y de la pe­quer-Ia eslrella_4

II . Desórdenes biológicos

Monstruos

El trastorno repercu te e n los seres vivos y se m anifiesta por laaparición de monstruos que anuncian también ellos díscordías.

El cuarto c ño del milenario se vio una ballena de increíble grosorque sUTCaba las aguas sen el lugar llamado Bemeval yendodesd.e las re­giones del septentrión hacia las del occidente. Apareció una mañana denoviembre. a l alba. senujante a una isla. y se la vio proseguir caminohasta la tercera hora del día. CUTOjando estupor y asombro en el espírt­tu de los espectadores. Tras la aparición de este presagio marino. el tu·multo de la guerra comenzó súbitwnente en toda la extensión del mun­do occidenlal a la vez en los países de la Galia y en las islas de ultramar.la de los anglios . los bretones y los escoceses. Como ocurre tan a menu­do. las fechorla del pueblo más pequeño sumieron en la discordia a losreyes y otros señores; Uevados por la indignación. comienza n entoncesa asolar las poblaciones y acaban finalmente por degoJ.larse unos aotros.

Epidemias

Pero la com plexión del hombre. ese microcosmos . también estasometida a l desorden. El género humano. en primer lu gar. se encuen ­tra afec tado e n su estructura corporal. Bien sabemos que las epidemiasy el hamb re eran fenómenos normales en una cu ltura material de un ni­vel tan pnmutvo Y entre poblaciones que padecian u na co mpleta indi­gen cia. No obstante . en estas ca lam idades los contemporáneos vieronprodigios. signos entre otros. y asociados a los otros. del desarreglo ge ­neral al que se abandonaba el universo.

En 1045. en la Francia del Nor te . los príncipes y e ntre ellos el reyde Francia. no hablan re spe tado la paz:

Un secretojuicio del 5eñDr hizo que la venganza divIna se abatie·ra sobre sus pueblos. Un .fuego mortol comenzó a deoorar muchas v!ctt·mas. tanto entre los grandes como en la clases medias e infe riores delpueblo; y reservó algunas de e lla s. amputadas de una parte de susmiembros. para ejemplo de las generaciones siguientes. Al mismo tiem ­po. la población de casi todo e l mundo padeció graves penurias por la es­casez de vinoY de trigo.

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Ya en 997. castigados por u na epjdemln semejante. el mal des ar­denrs [forma de erisi pela gangrenosa]. los pueblos e nco ntraron comoú nico a poyo el de las potencias sobrenaturales e ncerradas en los ret tca­nos.

En esa época hacía estragos entre los hombres un flagelo rern­ble. unjuego oculto que. cuando arremetía contra un miembro. lo consu­mía y lo separaba del cuerpo: en el espado de W1a noche. la mayoríaeran devorados completamenle por esta horrenda combustión. Se ha­lló entonces en la memoria de numerosos santos e l remedio para pe stetan aterradora; las muchedumbres acudieron sobre todo a las ig lesiasde tres santos conf es ores. Martín de 'Iburs , Ulrico de Bayeux y por finnuestro venerable padre Maieul (de C1Ll1lY): y con su acción bienhecho­ra encontraran la curación anhelada.5

En ese t lempo. el mal des ardenls se encendió entre los lemos!·nos . Un ru.'unero incalculable de hombrse y mt¡jeres vieron consumirses u cuerpo por unjuego invisible y desde todas partes la la mentación cu­bría la tierra. Enlonces Godofredo. abate de San Mardal que había suce­dido a Guigue. yel obispo Audouin se concertaron ron el duque GuiUer­mo y ordenaron un ayW10 de tres dios a los lemosfnos. Todo s los obis­pos de Aq~lania se reunieron en Umoges; aUl }i1eron traídos de todaspartes los cuerpos Y reliquias de los santos: el cuerpo de san Mardal.patrono de la Ga lla.fue sacado de su sepulcro; una alegrfa inmensa inva­d ió a l mlUldo entero y por doquier el mal detuvo completamente s u de­vastación; y el duqUe y los grandes concluyeron juntos un pacto de pazydejusticia.6

Hambres

El propio Raoul Glaber pudo observar en 1033 e l hambre que aso­ló la comarcas de Borgoña: la descripción que hizo de ella alcanzó Jus tace lebridad:

En la época siguiente. el hambre comenzó a extender sus estra­gos por lod a la t ielTa y se temió que el género humanofuera a desapare­cer casi ensero. Las condiciones atrJ'lDSféri.cas se hicieron tan desf avora­bles que no se presentaba tiempo propicio para ninguna siembra y. so­bre todo a causa de las imtndadones. era imposible !elJ(l1ltar las cose­chas. En verdad se hubiese d icho que los efementos hosliles combatlanentre sí; y no es dudoso que ej ercian venganza por la ins ubordinaciónde los hombres . Uu vias continuas empaparon la tierra entera hasta e lpunto de que durante tres enes no fue posible cavar surcos capaces derecibIr la semilla. Enel tiempo de la siega. las ma las hierbas y la tristed·zaño habían cubierto toda la superficie de los campos. Un moyo de st­miente. donde mejor rendía, daba a recoger un sextario, y el propio sec­tario producía ape nas un p uñado. Esta vengadora esterilidad habla ten i­do origen en la comarcas del Oriente; devastó Greda. llegó a llalia y . des­de ahí. pasó a la Galia. cruzó este pals y alcanzó a las tribus de los ingle-

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gleses. Como la escasez golpeaba a la población entera. los grandes y losde la clase media enjlaqued a n ron los pobres; los pillaj es de los poaero­sos debieron interT11mpirse ante la indigencia Wliversal. Si por azar ha ·llaba a lguien en venta algún alimento. quedaba al arb itrio del vendedortomar el precio o exigir más. En muchos lugares, un moyo se vendia asesenta cuartos y un sextario a quince . Entre tanto. une vez que .fueroncomidas fas bestias saloojes y los pájaros. los hombres se pusieron a re­coger, bajo el imperio de un ha mbre devoradoro, toda dase d e carroñasy rosas honibles d e d ecir. AfgWlOS recurrieron. para escapar de lamuerte. G las raíces de los bosques y a las hierbas d e los nos;pero en 00­

no; el único recurso rontra la venganza de Dios es ensímismarse. Final­mente. cundió el horror ante el relato de las peroersidades que reinaronentones sobre el género humano. ¡A y !. rosa rara vez oida en el ClUSO delos tiempos. un hambre rabiosa empt9ó a los hombres a devorar carnehumana. Los viajeros eran raptados por individuos mas robustos queellos. los que descuartizaban sus miembros. los coctcn al fuego y los de­voraban. Muchas personas que. huyendo del hambre. se trasladabande un lugar a otro y en el camino hallaban hospitalidad. durante la no­che fueron degolladas y s irvieron de alimento a quienes las habón albe ­gado. Muchos atraían a los niños a lugares apartados, mostrándolesWlafruta o un huevo, y los masacraban y deoorab an. En muchos sitioslos cuerpo s de los muertos fueron arrancados a la tierra y sirvieronigualmente para aplacar el hambre. Este furor insensato adquirió talesproporciones que fas bestias que andaban suelta.'> estaban más amena­zadas por los hombres que por los ladrones. Como si yajuera usual co­mer come humana. hubo alguien que fa trajo toda rodda para venderlaen el mercado de Toumus. corno hubiese hecho ron la carn e de algimaníma'- Una vez apresado, no negó su vergonzoso crimen; acabó mania­tado y entregado a las Hamas. Otro.fue de noche a desenterrar esa car­neque hab ian sepuUado en el suelo. la comió y.fue quemado a su vez.

Existe une iglesia. dis tante WlQS tres millas de la ciudad deMacan. situada en el bosque de Chátenet, soli taria y s tn parrcquia ydedicada a san Juan; cerca de esta iglesia, un hombre salooje instaló sucabaña; a todos los que pasaban par a1ú o se presentaban en su IJivien­da. los degollaba Y con vertía en atxminables comidas. Ahora bien. Uegóun día en que un hombre IJino ron su muier a pedirle hospitalidad y to­mó en s u casa algún reposo. He aquí que al pa sear su miradn por todoslos rincones de la cabaña. vio cabezas cortadas de hombres y de muje­res y de niños. De inmediato palideció, procurando salir; pero el nefas toocupante de la cabaña se opuso y lo hizo quedarse por la Jue rza . Esp an­lado por esta trampa mortal. nuestro hombre pud o r('ducir al otro yjunto con su mujer a lca nzaron a tod« prisa la dudad . Al llegar, contó loque habla visto al conde Qtón y a los otros ciudadanos. Estos en viaronsin tardanza a varios hombres para que verif ICaran si era cierto; pa rtie­ron a toda prisa . halla ron al sanguinario ind ividuo en su cabana con lascabezas de cua renta y ocho victimas, cuya carne ya había sido engullidapor s u hocico bestia l. Lo condujeron a la ciudad. donde le ataron a un

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poste en un granero y después. como lo vi con mis propios ojos. lo que­maron.

se hizo entonces en la misma reg ión una experienda que. por loque sé. todavía no se había intentado nunca en ningún si tio. Muchaspersona ex traían del suelo une tierra blanca parecida a la arcilla. la mez­daban con lo que tenían de harina o de sa lvado. y ron esta mezcla haci­an panes suponiendo que. de este modo. no morirían de hambre; a s í seprocuraban la esperanza de sobrevivir. pero no un aUmento real. Lo úni­co que se veía eran caras palid as y demacradas; muchos tenían la pielestirada por las hinchazones; hasta la voz humana se oolvla aguda, se­lTlEjante a pequeños gritos de pajaros agonizantes . Los cadalleres de losmuertos, que por su can tidad eran dejados aquí y a llá sin sepultura.servían de pilanza a los lobos. los que después siguieron buscando mu­cho tiempo a s us presas entre los hombres. Y p uesto que no se ]Xld ía.conw he d icho, enterrar a cada uno individualmente a causa del grannúme ro de mue rtos, en ere-tes lugares hombres tem erosos de Dios ca­varon lo que llaman comúnmente fosas comunes, en las que se arroja­ban /os cuerpos de los d({untos de a quinientos o más, mientras queda·ra espacio, mezclados, en desorden, semidesnudos o incltlS0 sin nin­gún velo: las encrucijadas y los lindes de los campos servlan también decementerios. Algunos olan decir que se hallarlan mejor si se traslada­ban a otras comarcas . pero muchos eran los que peredan de inanidónen elcamino.

El mundo. romo cas tigo por /os pecados de los hombres.Jue pre­sa de este azote de penitencia d urante tres enes. se quita ron entonces.para ve nderlos en provecho de los indigentes . los ornamentos de lasiglesias; se d ispersa ron los tesoros que , como se ve en los decretos delos Padres. se habían formado antaño ron ese efecto. Pero a ún queda­ban demasiados crímenes por vengar; y casi siempre el numero de indi­gentes s upero la posibilidades de los tesoros de las iglesias. Ciertoshambrientos estaban tan prof undamente minados por la falta de comi·da que. s i por azar hallaban ron qué alimentarse. se hinchalxm y mo­rían ahí mismo. Otros. cris¡xmdo sus manos sobre los alimentos. inten­taban Uevórselos a la boca pero sucwnbían de impotencia. s in fuerzaspara ejecutar lo que ansiaban. ¡Cuánto dolor. cuánlas ajlicciones. cuán­tos Ilan los. cuántas quejas para quienes vieron tales rosas. sobre todoentre los hombres de iglesia. obispos 11 a bates. monjes y monjas. y engeneral entre todos aquellos, hombres y mujeres. dérigos y laicos , quetenían en el corazón el temor de Dios! Las palabras escri tas no pUi'denrejl ejarlos. Cre íase que el orden de la estaciones !J elementos , que hablareinado desde el com ienzo sobre los siglos pasados. había vuello parasiempre al caos, y que esto era el findel género humano. Y. cosa mejorhecha que todo e l resto para inspirar un espantado asombro. bajo esemisterioso azote de la veng anza divina era muy raro encontrar perso­nas que, ante tales cosas, con el corazón con/ rito, en un a post ura humi­llada. hubieran sabido eleoor correctamente sus almas y s us manos ha·cia Dios llamándolo {'TI su socorro. En tonces nues tro tiempo vio realizar·

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se la palabra de lsaía s diciendo: "Elpueblo no se ha vuelto hada el que logolpeaba". Habla en los hombres, en efecto , una suerte de du reza del co­razón unida a un embotamiento del esp íritu. Yes eljuez supremo, el au­tor de toda bondad , quien d a e l deseo de rezarle, él que sabe cuá ndo de­be tener piedad.

IlI. El trastorno espirttual: la simonía

Final mente más se veros. y co nfigurando un síntoma más expre­sivo aun del desorden, ot ros trastornos sacudieron a la cristiandad pe­ro. esta vez. no en s u cuerpo si no en s u alma. Para los historiadores dela época, estas s ingulares perveraíos de la recta verdad consutuían losprodigios má s vigorosos del milenario. Empezando por la simonia, pes ­te de la Iglesia : el a mor a las riquezas que se apoderaba a biertamente delos siervos de Dios (y que Raoul Olaber denunció con toda la energía quecabía en un monje. y co n obediencia clun iacen se ). ¿no era también e l sig­no -y a l mismo tiem po la causa (pero la Inteli gencia de esta época no dl s ­tlnguia bien en tre: las rela cion es de causalidad y las de significado y s lg­nificante)- de peligro s inminentes?

A la luz de las enseñanzas de la palabra sagrada. se ve daramen·te que en el curso de los d ias nuevos. el enjiiamtento de la caridad en e lcor-azón de los hombres Y el desbarde de la iniquidad harán inminentestiempos peligrosos para las almas. Numerosos pasajes de los Podresantiguos nos muestran de qué modo. gracias a une codida crectenre,los derecho y las órdenes de las religiones pretérl.tas se hallaron. enaqueUo mismo que debió ayudarlas a elevarse hacia una dignidad supe­l"ÍOI'". las causas de su calda en la oorrupción...

Comenzamos cst porque casi todos los prfncipes han estado ce­9ados desde hace largo tiempo por las vanas riquezas. y esta peste hahecho estragos de un lado a otro entre todos los prelados de las iglesiasdiseminadas por el mundo. Ellos convirtieron. romo para afirmar s upropia condenación eterna, el don gratuito y venerable de Cristo Señortodopoderoso en tráfico de codicia. Estos prelados parecen tanto me­nos capaces de realizar la obra divina cuanto que bien se sabe que no fuepas ando por la puerta p rincipal como alcanzaron s us funciones, Y pormás que la audada de tales personas esté reprobada por muchos tex­tos de la santas Escrituras, es seguro que en nuestros días castiga másque nunca a las diversas órdenes de la Igles ia, Hasta los reyes, que debe­rlan ser losjueces de la capaddad de los candidatos a los empleos sagra·dos, com>mpidos por los presentes que se les prodigan. prefieren. paragobernar Iglesias y almas, a aque l de quien esperan recibir los más ri ­cos regalos. Y si todos los turbulentos, todos los inflados por une vani ­dad engrelda son los primeros en lanzarse a una prelatura cualquiera yno temen después descuidar s u of¡cfopastoral. es porque su convicdón

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se sostiene de los co.frecflos donde amontonan su dinero !J no de aque­llos dones que lleva consigo la sabidurla: obtenido el poder. se entrega ntanto más asiduamente a la codicia cuanto que deben a este vicio la coro­nación de SlL" ambiciones: lo s irven como a un ldoIo: lo establecen en ellugar de Dios ; moldeados por él se precipitaron hacía tales honores s inpoder invocar mentas ni servidos prestados: y otros menos hábilesooncíben el deseo decepclonante de imitarlos. de lo que resultan odfosrecíprocos y tenaces. Pues en estas materias, todo lo que el uno logra co­secha con despiadada lucha. parece al otro. que lo envidia. robado en superjuicio: y . como s iempre sucede con los en vidiosos, lafelicidad de losdemás los sume en incesantes tormentos . De aqui nacen las tumultosperpetuos de las impugnaciones. de aquí salen cconnucs escémdalos y .aJuerza de ser transgredidas. las reg las JiLndamentales de las di versasórdenes periclitan.

En Francia. donde la descomposición feudal era más profundaque en otras partes . el progre sivo debilitamiento de la autoridad real de ­jaba poco a JXlCo en ma nos de los se ñoree prtvados el patronato de lossantuarios y la elecctón de los más a ltos dignatarios de la Iglesia. RaoulGlaber señala claramente las consecuencias: la intervención del dineroen la designación de los guias es pirituales y de los ministros de lo invisi­ble provoca la degradación de todo el pueblo de Díos : suscita en conse­cuencia la irritación dtvtna. y atrae por tanto al bajo mundo un cortejode calamidades vengadoras.

Así. extendiendose los estragos de la impiedad por el clero, lastentaciones d el orgullo y de la tncontinenda awnentan su inJb.Yo sobreel pueblo. Pronto las superchertas embusteras, los fraudes y los homicí­d io se apoderan de casi todos !J los arras tran a la muerte. Y como losqjos de lafe católica. es dedr los prelados de la Iglesia . están ensombred­dos por WlQ ceguera cu lpable. el pueblo. dejado en la ignorancia de lasvías de su salvación. cae en la ruina y en la perdición. Enjusto castigo.los prelados se vieron maltratados por aqueUos de quienes debían reci­bir obediencia, eJq>efimenlaron la Insumisión de los que. siguiendo s uejemplo, se apartaron de los caminos d e laJusticia. Y no nos asombre­mos si. en medfo de estas angustias. sus gritos no fueron oldos: ellosmismos, por los excesos de su codicia . se hablan cerrado las puertas dela misericordia. Con todo, bien sabido es que en castigo de tales crtme­nes. casi siempre ha de esperarse que calamidades públias golpeen alos p ueb los y a todos los seres oüos. e incluso epidemias que destrnyanlos frutos de la tierra, es decir. la intemperies de la atmósfera. As í. losmis mos que deb ieron as istir a l rebario de Olas todopoderoso confiado asus cuidados en su marcha hacia la salvación, pontcn obs táculo a la ge­nerosida d habitual del Señor. Pues, en efecto, cada vez que la piedad delos obispos fla quea y el rigor de la regla entre los abates se debilita, ladisciplina cede de inmediato en los monasterios !J, sig uiendo s u ejem­plo, todo el resto del pueblo se vuelve infiel a Dios. ¿No es entonces todoel género humano a la vez el que retoma par propia voluntad al antiguocaos !Jal abismo de superdldón? Y ciertamente. la espera de este acon-

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t('cimiento inspiró hace mucho tiempo al ant irjl!O Leviatán la certeza deque la crecida del do Jordán llegaría un d ía hasta SIL'> labios. cuando lamultitud de los bautizados. por las seducciones de la codida. desertarade los caminos de la verdad y se precipitara en el óbilo. Y. tal como ap are­ce plenamente en el tes runonio autorizado de los apóstoles. el enfria·miento de la cmidad. la profusión de la iniquidad en el corazón de loshombres enamorados d e s i mismos s in medida. protJ<X:aron In frecuen­da insólita de los males que hemos reJerido hacia el milésimo año delnacimiento del salvador nuestro Señor y, a continuación, en todas laspartes del mundo.

IV. El malestar herético

Al igual que las pestes y el hambre. las primeras agitaciones de laherejía nos parecen naturales en este tie mpo, en el se no de un puebloctesprot egído e Infinitame nte pobre pero que come nzaba a salir de uncompleto salvajismo y que. en su s entes reltgtosas. ganaba suñcíentevígortn telec tual como para interrogarse sobre su s creencias. Si n embar­go, para todos los hlstortadores de entonces, estas primeras Inquietu ­des liberadoras se emparentaban con los tumultos del cos mos. y , entrelos s ignos anu nciado res del fin de los tiempos . ¿no predecia la Escritu­ra la llegada de falsos profetas?

"En el pueblo de Vertus"

Hacia finales del Año Mil, vivía en Galia, en el pueblo de ve-rus.condado de Chcilons. un hombre d el pueblo llamado Leulardo que.como lo prueba el final del asunto. puede ser tenido por enviado d e saotanás; su osada loctua comenzó de la manera siguIent.e. Se hnllaba undia solo en un campo. ocupado en algÚTl trabajo de cunno. La Jatiga lodurmió. y le pareció que un gran enjambre de abej as penetraba en s ucuerpo por su secreta s alida natural;después volvían a saHrle de la bocacon un tremendo zwnbido y lo atormentaban con incontables picadu·ras. Largo rato lo atormentaron con sus aguijones. cuando creyó oírlashnblar y ordenarle que hi.ciera muchns cosas imposibles a los hombres.Finalmente. ex tenuado, se incorpora, entra en su casa, expulsa a su mu­jer y p retende divorciarse en virtud de los p receptos evangélicos. Luegosa le romo s ifuera a orar, entra en In iglesia. arranca la cruz y rompe laimagen del Salvador. Al ver esto. cundió el terror en tre todos los presen­tes. que creyeron. con razón. que el hombre estaba loco: pero él logrópersuadir/os. pues los campesinos son déb iles de esp íritu. de que hablaactuado porJ1d.elidad a una asombrosa re velación de Dios. Se explayó

en innumerables discursos tan inútiles como falsos e. intentando epa­recer.como un doctor. hada olvidar la doctrina de los maestros. Pagarlos dleZ~. deda. era una idiot~L. y mientras que las otras herejíae, pa .ra enganar con más contundencia, se cubren con el manto d e las saqra­das Escrituras a las que son contrarias. ésta pretendia que e n los rela.tos de los profetas, WlOS son útiles Y los otros no merecen ningÚTl erOOi'to ..~ todo. s~ engañosa reputación de hombre plenamente sensato yreligIOSO le gano en poco tiempo una considerable porción del pueblo. Aloe- eso. el muy sabio Jéboin, viej o obispo de la diócesis de la que depen.dla nuestro hombre. ordenó que se lo trajeran. Lo interrogó sobre todolo que se decia de su lenguaje y su conducta; el otro intentó disimular suvenenosa tnfamia. tratando de invocar en su provecho los testimoniosde la sagradw: zscrsurcs. aunquejamás las hubiera aprendido. El muysagaz obispo Juzgó que esta defensa no tenía asidero y que e l caso eratan condenable como veryonzoso: mostrando de que modo la locura deese hombre lo habia conducido a la /ler(dia. hizo que el pueblo en parteengañado se recobrara de esta /ocLUa y lo deoolvió entero a laJe católica.Leu1ardo. viéndose vencido y despojado de sus ambiciones demagógi .casosediomuerteél mismo ahogándaseen unpozar

Al oponerse a la riqueza de la Iglesia (incitando a no pagar el diez­mo). a l romper los crucifijos porque mostrar el cuerpo de Dios muertoen la cruz le parecía atentar contra la trascendencia del Todopoderoso.al abandonar a su mujer para vivir en la castidad. este "loco'' -que, au n­qu e salido del "pueblo". tenia instrucción y por lo tanto pertenecía a laorden ecleerásuca- ma nifes ta ba exígencías espiritua les curiosamentecercanas a las que iban a expandirse much o des pués en el movimie ntocatare. Sin duda no es taba distante de los "maniqueos" cuya presenciase revela. aqui y allI. unos veinte años después.

fbco después de 1017 SUIyieron:, por tocla Aquitania. maniqueosque conumpíeron al pueblo. Negaban el santo bcuusmo. la CTtlZ. todo loque constiluye la santa doctrina. Al abstenerse de ciertos a limentos . pa­reclan semejantes a monjes y simulaban castidad: pero entre si se libra.ban a todos los desenfrenos. Eran los mensajeros del Anticristo y porsucousa muchos hombres sa1ieronde /a órbita de /aje.

Herejía. hasta en Orleáns ...

Adémar de c hebannes. que relaciona abiertamente esta pestilen­cia con los desastrosos preludios de la Parusía. habla ademá s del suce­so mas grave. que fue también el mas escandaloso porq ue estalló en Or­leán s: (Esta .ciudad. dice Raoul Glaber , era antiguamente. como hoy. laprincipal residencia de los reyes de Francia a causa de su. belleza, de supoblación numerosa y también de laJertilidad de su suelo y de la purezade las aguas del roque la baña.)

En esta época. díe'L canónigos de santa Cruz de Orleáns. que pa.recten más piadosos que los ceros. se plegaron al maniqueismo. Como

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se nega ron a retomar a la fe, el rey Roberto los despojó primero de sudignidad sacerdotal, después los expulsó de la Iglesia y finalmente losmandó a la hoguera. Estos inf elices habían sido descarriados por uncampesino del Perigord que se decía capaz de sortilegio y llevaba consi­go un polvo fabricado con cadáveres de níflos mediante el cual, si podlaaproxi marse a alguno, lo convertía en maniq ueo . Adoraban un diabloque se les aparecía primeroenJorma de un negro y luego en la de un án­gel de luz, y que todos los días les p roporcionaba mucho dinero. Obede­ciendo a sus palabras. hablan renegado comp letamente de Cristo, en se­creto. y en la sombra se entregaban a horrores y crimenes cuyo merorelato serta un pecado. mientras que en púbUco se mostraban engano­samente como verdaderos cristianos. Pero también se descubrieronmaniqueos en Toufouse. donde fueron exterminados; estos mensajerosdel AnticTisto que swyian en dil'€T"SQS regiones de Occidente. cuidabande distmu/arse en escondrjjos y corromp ían a tantos hombres y nu.ye­res como podlan. Un canónigo de Sarúa Cruz de Orleáns. el chantre Ua·modo Théoclat. que habla muerto tres años antes en esta herejia. hablasido tenido. según tes timonio de hombres dig nos de fe. por muy piado­so. Probada su herejia. su cuerpofue arrqjado.fuera del cementerio pororden del obtspo Ulrico. quedando en la caUe. En cuento a los diez queantes se ha mencionado. fueron condenados a la hoguera b mismo queusous. por quien e l rey había sentido un real aJecto a causa de la santi­dad de que lo creia colmado. Seguros de sí mismos. no temían aljuego;CUllUldaban que saldrlan indemnes de las llamas. Y riendo se dejaronatar en mitad de la hoguera. Pronto quedaron totalmente reducidos acenizas !:I ni siquiera se halló resto alguno de sus huesos.8

De la herejía de orje éns. la imagen que ofrece Rao ul Glaber es me­nos Ingenua. También él ve en la fuente una seducción perversa. perono habla de polvo encantado; para el. los canónigos de Orléans no sonadoradores de Satanás s ino unos seres agitados que tropiezan ron elmisterio de la Crea ció n y la Trinidad y que encuentran problemática lapresencia del mal en este mundo. Hombres. sin d uda. de singular gran­deza. orgullosos del Joven saber de las escuelas episcopales y a nte loscua les los contradictorios a rgumentos expuestos por Raoul Glaber (véa­se más arriba. págs. 42-45) parecen ridículos.

En el vigésúno tercer año después del Año Mil (es decir 1022. con­tando el M o Mil como primero). se descubrió en Orleáns tma~1a

muy densa e insolente. cuyos gérmenes largo tiempo encubiertos ha­bían hecho crecer una espesa cosecha de perdición y que precipitó agran número de hombres en las redes de su ceguera. Cuentan que estaherejía insensata nació por causa de una r1U!1er llegada de lIalia; estabaenteramente presa del diablo !J corrompía a todos los que púdla. no sóloa los necfos y a la s gentes s tmples , sino incluso a la mayorla de quiene sen la propia orden de los clérigos pasaban por ser los más eruditos . VI'no a la ciudad de Orleáns, donde pennanedó cierto tiempo e Infec tó amuchos homb res con el veneno de su infamia: Los portadores de es tosgérmenes detestables volcaban todo su esfuerzo en propagarlos a su a l-

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rededor. Los dos herestarcas de esta doctrina perversa fueron, por des­gracia. quienes en la ciudad eran tenidos por los dos miembros más no­bles y sabio del e/ero; uno se llamaba Heríberto y el otro Usoius. Mien­tras el asunto permaneció Ignorado, tanto el rey como los grandes delpalacio les profesaban Intenso aJecto; lo cual les permitió corrompermás jilcUmente a todos aquellos cuyo esplTitu no estaba bien consolida­do por el amor a la Ie universal. Pero no limitaban sus hazanas a es taciudad. sino que intentaban difundir su doctrina maligna en las ciuda­des vecinas. En Ruán vivía un sacerdote de esplritu sano a quien preten­dieron contagiar su locura ; y le enviaron emisarios que deberían Ins·truirlo en todos los secretos de su enseñanza perversa; decian que seacercaba el momento en que el pueblo entero iba a adoptar s u doctrina.PUesto al corriente. ese mismo sacerdote se dirigió sin tardanza al muycristiano conde de la ciudad. Ricardo ¡duque de Normandíal y le expusotodo cuanto sabia del asunto. El conde. sin perder un instante. envió alrey un mensaje donde le revelaba el mal secreto que asolaba en su reinoa los corderos de Cristo. En cuanto lo supo, el rey Roberto. muy sabio ymuy criStiano. se puso hondamente triste y melancólico. temiendo enverdad la ruina delpals asi como la muerte de las almas. Acudió pronta­mente a Orleáns. reunió a gran número de obispos. abates. religiosos ylaicos. Y comenzó a buscar activamente a los autores de la perversa doc­trina y a los que. ya corromptdos. se hablan swnado a su secta. Cuan­do se indagó entre los clérigos el modo en que cada uno comprendia ycreía lo que la fe católica conserva 11 predica tnquebrarúablemenle se­gún la doctrina de los apóstoles. esos dos hombres. Usoius y Henber­ro. no negaron ni por un instante que ellos lo entendían de ot ro modo ehirieron púb /ka lo que hablan ocultado por largo tiempo. Después deeUos. muchos confesaron públicamente que pertenecían a su secta yafinnaron que no iban a abandonarla por nada del mwdo.

Es tas revelaciones ahondaron aún más la msreac del rey Y delos obispos . que los Interrogaron más en secreto; se trataba, en efecto.de hombres que hasta en tonces habian prestado grandes servicios porsus cos twnbres en todo punto frTeprochables: uno. U soius. que residíaen el monasterio de Santa Cruz. era considerado el más caritativo delos clérigos: e l ot ro , Heriberto. d irlg la la escuela en la igles ia Sai nt-Pierre­1e-Puellier. Les preguntaron q~n o qué cosa los había inducido a seme­j an te presunción; y respondIeron poco más o menos en estos térmi­nos: "Noso tros. hace mucho tiempo que nos consagra mos a esa sectaque vosotros habéis venido muy farde a descubrir; pero esperábamos eldia en que caerlals vosotros tc mbtén. como asi los demás, de todas lasnactones y de todas las órdenes; 11 ahora creemos asimismo que ese dioUegará:."

Dicho esto. se pusieron a exponer s in Interrupción la herfjía quelos enqoroba, más estúp ida y miserable aún que todas las antiguas.Sus lucubraciones se basaban fan poco en argwnentos valederos, quemostraron ser triplemente con trarias a la verdad. Tratab an en efectode extravagancias todo lo que a lo largo del Antfguo Testamento y del

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Nuevo, por señales indudables de los prodigios !J testimonios antiguos,nos afirma sobre la naturaleza a la vez triple y una de la divini~ad, la au­toridad sagrada. El cielo!J la tierra tal como se ofrecen a las nuradas. ~e'dan,jamás habían sido creados y habían existido siempre, Y..estos In­

sensatos ladrando como perros tras la peor de todas las herl;Jlas, eransemejantes a los herejes epicúreos: no creían que el dese:z.freno ~r~i~­ra WI castigo vengador, En toda la obra cristiana de ptedad y Justlclaque pasa por merecedora de la recompensa eterna, no veían mas que es­fuerzos euperfusos. y sin embargo estos insensatos, y todo~ los otr~stan numerosos a los que habían inspirado hallaron frente a SI harto nu­mero de fieles y estimables testigos de la verdad perfecrame~tecapa~s.

si 1wbiesen querido aceptar esta verdad, y con ella su propia sctoccón.de refutar su ceguera!J sus falsas afinnaciones,

V. La subversión del templo

Por fin, último signo del desorden, última advertencia y no lamenor: la destrucción del5anto Sepulcro.

En esa época. es decir el noveno año después del año miL la Igle­sia de Jerusalén en la que se hallaba el sepulcro del señor nuestro Salva­dor, fue destruido por completo por orden del príncipe de Babilonia. se­gún se sabe, la destrucción tuvo por Orlg,en estos ltec~s que pasamosa relatar. Como multitudes de fieles acudran a Jerusalen, desde el mun­do entero, a visitar este ilus tre monumento del eetvx, el díablo, lleno deodio y por mediación de su habitual aliado el p ueb loj udlo, volvió,a volcarel veneno de su infamia sobre los adeptos a la verdadera fe. Habra en Or­teéns. ciudad real de la Galia. una considerable colonia de hombres deaquella raza que se mostraban mas orgullosos. más d~fli~os y más i.n­salentes que sus otros congéneres. Con detestable deslgmo, cotrompie­ron por dinero a un vagabundo que llevaba el hábito de peregrino, un talRoberto, siervo jugilivo del monasterio de Santa María de Moutiers. Loenviaron con mUprecauciones al príncipe de Babilonia, portador de unacarta escrita en caracteres hebreos quefue introducida en su báculo ba ­jo un pequeño rodillo de hierro. afin de que no se la pudiesen sustrae~.

El hombre se puso en camino y trajo al principe esa carta llena de menn­ras y de infamias donde se le deda que. si no se apresuraba e: echar aba­jo la venerable casa de los cristianos,~ ~reve plazo v:'ru:z a estos ocuparsu reino y despojarlo de todas sUS dlflnidades. El pnnClpe. al leer esto,se enfureció y envió inmediatamen te a Jerusalén a varios de sus súbdi·tos para que destruyeran dicho templo. Estos. al llegar. hicieron lo quese les había ordenado; pero cuando intentaron derribar, con ayuda depicos de hierro, la tumba del sepulcro. les resul~ó imposible. Entoncesdestruyeron igualmente la iglesia de San Jorge Ul Ramulo. cuyo poder

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mágico espantaba tanto en otros tiempos al pueblo de los sarracenos:pues, según suele relatarse, quiene,,' se inroducí.an en ella para saquear­la. quedaban cíeqos. Así pues, cuando el templo quedó destruido, pron olo resultó evidente que era la iryómia de losjudios la que habla fomenta ­do el atentado. No bien se conoció la cosa, reces los cristianos del mun­do entero decidieron unánimemente que e.\]Jubarian a todos los judíosde sus tierras!J ciudades.9

Con la obra del mal coopera lo que hay de mas despreciable en lahumanidad : los infieles (el príncipe de Babilonia, es decir, el califa de ElCairo], los judíos y, por último, la chusma (ese siervo que, además, trai ­cionó a sus amos y emprendió la fuga), El relato de Ademar de Chaban­nes difiere poco del de Raoul Glaber; aquel, sin embargo, establece unacorrelación inversa entre el pogrcm y la decístc '1 del califa, Se apoyabasobre todo en un aviso que a él mismo lo favon -íó: todas las calamida­des cuya cohorte iba a ponerse en marcha despees. estaban en germenen un accidente premonitorio, en un prodigio cósntco, esa cruz que sele apareció en pleno cielo, una noche.

·En aquel10s tiempos se mostraron señales en los astros. sequíasdesastrosas, lluvias excesivas, epidemias, hambres espantosas. nume­rosos eclipses de sol y de luna; y el Vienne. durante tres noches, desbor­dó sobre dos millas en Limoges . Yel monje Ademar, nombmdo mas cm­be. que entonces, con su tío el ilustre Roge/io, vivía en Limcoes en el mo­nasterio de San Marcial, habiéndose despertado durante la noche y mi­rando los astros a)Uera. vio, en la parte austral del cielo, como plantadoen 10alto , un gran cru.c(f¡jo, con la imagen del Señoc colgada en la cruz yderramando un abundante rio de lágrimas, Aquel que tuvo esta visión,aterrorizado, no pudo hacer otra cosa que dejar correr los llantos deSlL'; ojos. Vio esa CJ11Z y la imagen del Crucificado. color de fuego y de san­gre, durante toda la mitad de Iffia noche y luego el cielo se cerró. Y lo quehabía visto lo conservó siempre oculto en el fondo de SIL corazón, hastael día en que escribió esas lineas y el señor le es testigo de que v ío efecü­vamenteeso.

Aquel año. el coíspo Audouia obligó a losjudios de Limoges a bau­tizarse publicando una ley que los instalJa, o bien a hacerse cristianos. obien a abandonar la ciudad; durante un mes, por orden suya, los docto­res en la ciencia divina discutieron con los judios para demostrarles lafalsedad de sus libros: tres o cuatro judíos se hicieron cristianos. Lamultitud de los demás se apresuró a buscar refugio en otras ciud(ldes,con mujeres y niños. Los hubo también qUE se degollaron a si mismoscon su espada antes que aceptar el bautismo, El mismo año, el sepulcrodel señor en Jerusalén fue destrozado por los judios y los sarracenos,el tercer dia de las calerldas de octubre, en el año 1010 de la Encama­ción de este mismo señor, En efecto, losjud¡os de OCcidente y los sarro­cenos de España habían enviado a Oriente una carta llena de ccusccro­nes contra los cristianos y anunciando que unos ejércitos de OCCidentese habian puesto en marcha contra los sarracenos del Oriente. Enton­ces el Nabucodonosor de Babilonia, a quien ellos llaman el Amirat. inci-

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rado a la a la cólera por los consejos de los paganos, vertió entre los cris ­nenes una gran desolación al dictar una ley que condenaba a lodos loscris tianos de sus Estados, que se negaran a hacerse sarracenos, a laconfiscación de sus bienes o la muerte, De ello resultó que innumerablescrislianos se convirtieron a la ley sarracena; pero ni uno soto fue dignode morir por Cristo salvo el patriarca de Jeru sa lén . que}Ue ejecutado e nmedio de roda clase de suplicios.y dos jóvenes hermanos que fueron de­capitados en Egipto. y se señalaron por numerosos mñcros. La iglesiade .san Jorge, que hasta entonces ningful sarraceno había podido proJa­nor. fue destruida al igual que muchas otras iglesias de santos y. en cas ­tigo de nuestros pecados. la basUica del sepulcro del Señor.fue arrasadahasta el suelo. No logrando partir la piedra de l monumento, encendie­ron en ella una gran hoguera. pero la piedra pennaneció inmutable y du­ro cano undiamante.IO

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5. Interpretación

I. El desencadenamiento del mal

¿Cuál es la s tgmñ cactón de estas señales , de estos prodigios'?Como anta ño a los sacerdotes de la an tigua Roma , como a los brujos dela a nttgua Oermanía. en el Año Mil corresponde a los hombres de tgle­sia in terpretar los. adivinar su sentido y revelarlo al pueblo. Toda la ense­ñanza que rectbíeron y la incl inación natural que orienta todos los pa­sos de ,s u inteligencia los preparan para esta exégesis. Así como en laglosa. ante cada palabra. el comentador progresa del sentido literal alsentido moral para arribar por fin al sentido mas intimo y mas oculto.que abre las vías de la Ilumtnarj ón mística, así Raoul Glaber y Ademarde Chabannes comienzan por reunir y confrontar ciertos hechos. unavisión. el hamb re. las lluvias excesivas. el descubtimiento de u na sectaheréti ca : luego. citando a los Profetas, a los Após toles. a los Pad res ,ava nza n hacia la s causas morales , evocan el enfriamiento de la fe quesuscitaron en el pue b lo las flaqueza s de su clero y el desarreglo de susmonjes. Pero necesitan ir mas lejos a ú n y, traspasando el velo de lasaparienc ias; llegar hasta el resorte primero. ¿Cómo exp lica r el malesiarque, en es ie momento de la h istoria, sufre el universo?

El demonio

Estos hombres sienten horror por los "ma niqu eos". Sin embar­go. ellos mismos están persuadidos de que. en el reino de lo invisible,dos ejerc üos se enfrentan. el del Bien y el de l Mal. "c umplidos los milaños". según la pa labra de la Escritura. no pueden dudar de que los po ­de res satánicos se han propiamente desencadenado. De este modo. losseduce conside rar la pe rturbación de todas las cosas. cuyas manifes ta ­ciones revisten entonces tantas formas diversas, como u na victoria deldemonio. a l que el Angel ha librado de sus atadura s. como el hundimien ­to de todos los castillos donde se amparaba n las fuerzas ben éficas . Elmilenario es, ante tod o, esa derrota del ejercito divino y el retorno a lcaos que le sucede. Asi se explica que u no de los principales personajesde l relato de Raou l Glabersea el diablo. Alcom ienzo del libro Vde las His·!arias, ocupa él solo el proscenio:

A la s l!icisítudes de looa clase. a las catástrofes variadas que en­sordecían. aporreaban. embrutecían a casi todos los mortales de ese

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lfempO. se sumaban los alaques de los espíritus malos; sin embargo. so­lía contarse que. con sus fantasías. estos habian hecho comprender cla­ramenle verdades üliles.

El demonio. cu ando interviene, procura seducir: es el espíri tu queenga ña . qu e trabaja ins id iosa men te para desviar a los buenos de la rec­ta vía: es elagente del desanlmo y de la perversíóndoctrtnerte:

Un monje creyó ver una noche. a la hora en que suena la campa­na de maitines. erigirse ante el un ser horroroso que lo colmaba de con­Sl#os y proJerfa.. poco más o menos. esre lengw:ye;

H¿Por qué ocscrrcs. los moryes, os infligís tantos trabajos. ten­tas IJigUlas y ayunos. tristezas. salmodias y tantas otras mor-t{/icacio­ens que no pertenecen al uso común de los hombres? Las innumera­bles personas que creen en el mundo y perseveran hasta e1final de s u l/Í'

da en viciosos d e toda clase. ¿ no hallarán un reposo semejante al que va­sceros esperáis? Un d ia. una haa inclusive. bastal'ia para merecer laeterna beatitud. recompensa de vuestra rectitud. En lo que te ccncrer­neo me pregunto por que, con tanto escrúpulo. no bien oyes la campanaestás pronto pa ra saltar de tu lecho y crrnnccrte a las dulzuras del s ue­ro. cuando podrias sacrificar al reposo hasta el tercer campanazo. Ten­go que revelarte un secreto verdaderamente memoroble que. si es ennuestro detrimento. es pura vosotros la puerta de la salvación. Se asequ­ra que todos los años . el día en que Cristo al resucitar de los muertos de­vol vió la vida al gl!nero hwnano. vacía completamente los in.fiemos y seUeva a los suyos al cielo. Asi, no tenéts nada que temer. Podéis abando­naros s in peUgro a redes la voluptuosidades de la carne. a lodos los d e­seos que os plazcaH

• He aqut las palabrasftivolas que. con muchas otrasmás. este demonio colmado de impostura soltó a l monje; e hizo lantoque éste no se reunió con sus hermanos en el oficio de maitines. Sus fa ·laces invenciones sobre la resurrección. del señor son a toda s luces des­mentidas por las palabras del sanlo Evangelio. que dicen: muchos cuer­pos de sanlos que donnían se desperlaronH. No Htodos H. s íno HmuchosH

;

y ésta es en realidad la doctrina de laJe católk:a..Raoul Glaber Juzga oport uno responde r aquí a quienes perciben

la ambigüedad de las manifestaciones sobre na turales y se asombrande que. a veces, de l mal pueda salir el bien:

S i en ocasiones entra en los designios del Todopoderoso hncer ex­presar a los demonios hinchados de mentira otra cos a que falsedades.no es menos cierto que todo lo que dicen por sí m ismos es peligroso yembustero; e. incluso st sucede que consigan realizar una parte de suspredicciones. éstas no son provechosas para la s a lvación de los hom­bres. a menos que la Divina Providencia las convierta hábilmente en oca­sión de enderezamiento.

Encuentros de Raoul Glaber con Satanás

Ahora lo tenemos revelando su experiencia personal, sumamen­te rica: el diab lo se le apareció tres veces, s iempre en la penumb ra de la

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aurora, entre los vapores del primer des pertar. bajo el aspecto del mons­truo desgre ñado que plasma ron en los ca pite les los esc ultores del SigloXI.

A mí mismo pues, no hace nuJCho tiempo. Dios quiso que seme­jante cosa sucediese varias veces. En la época en que vivía en el monaste­rio del bienaventurado mártir Leger. que llaman Champeaux. una no­che. antes del oficio de maitines. se yergue al pie de mllecho una especiede enano horrible de ver. Era. tanto romo pude juzgarlo. de esrcncu me­d iocre. cuello menudo. rostro demacrado. ojos muy negros. frente rugo­sa y crispada. nariz encegida. boca prominente, labios hinchados. men­tón deprimido Y muy recto. barba de chivo. orejas peludas y aguzadas.cabeUos erizados. dientes de perro. cráneo enpunta. pecho salido. espal­da gibosa.' nalgas temblorosas. vestimentas sórdidas; y se le veía acalo­rado por ~ esfuerzo. con todo el cuerpo inclinado hacia adelante. Tomóla extremidad de la cama donde !JO reposaba. le dio unos sacudones te­rribIes y.finalnumtedijo,

~No seguirás mucho tiempo en este lugar".Yo. eepareoao. me despierto en un sobresalto y lo veo tal como

acabo de describirlo. Entre tanto. rechinando los dientes. él repetía sinparor.

"No seguirás mucho ttempo CMlufH,Salte rápidamente del Lecho. ccert al oratorio y me prostemé an­

te el altar del scnnsrmc podre Benito. en el colmo del terror; perntanedoUt largo rato acordándome Jebri1.men1e de todas las Jaltas y pecadosgraves que desde mi tierna edad habla comettdo por indocilidad o negU·gencia;para colmo. las perútendas aceptadas por amor o temor a la dil.l(·nidad se reducían a casi nada. Y. ast agobiadopor mi miseria y mi confu­sión., no enccntré nada mejorpara dedr queestas simplespalabras:

~SeñDr Jesús, que habéis ven1do para salvar a los pecadores. enweslragrWl misericordia. tenedpledad de mf",

Además. no me ruborizo al conJesarlo. no sólo mis padres me en ­gendraron en el pecado sino que además siempre me mostré d ijkil pormis costumbres e insoportable por mis actos. más de lo que podria de­cir. Un monje que era mi tlo me arrancó por Iaju.erza a las vanidadesperversas de la vida secular. a las que ten1endo doce años me abandona­ba más que cualquier otro; me puse el hóblto de mo'1le p ero. ¡ay! . cambiésólo de vestimenta. no de espbiLu. Pese a todos los caritatfvos consejosde moderación y santidad que me daban mis superiores o mis herma­nos espirituales, henchido de un orgullo feroz que envolv!a mi corazóncon un espeso escudo. esclauo de mi soberbia . yo me oponia a mi propiacuración. Desobedec1.endo a mis he rmanos más antiguos, imporlwwcon los de mi edad..fastidlando a los másJóvenes. en verdadpuedo decirque mi presencia era un peso para todos y mi ausencta un alivio . Porfin. mi conducta deddtó a los hermanos del monasterio de Sainl-Légera expulsarme de s u comunidad; por lo demás, sab ían que no dejarfo. dehallar asUo en otro convento, únicamente en mérito a mis conocimien­tos literarios. Eso ya se había vÍSlo nuJChas veces.

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Por tanto. después de eso ruando me hallaba ~"l el monasteriodel santo mártir Benigno. en DYon. Wl diablo fden1k:o. SI 1 d uda el nus­mo. se me aparecía en el dormi torio de los hermanos. La l.o'uora comen·zaba a despun tar cuando saUó corriendo del edljici.o de las !errmcs. gri­tando: "¿Dónde está mi asistente?¿Dónde está mi asistente?'

Al ot ro d la. sobre la misma hora. un Joven hermano de e;,plrl funwy ligero llamado Thíeri, escopó del convento, dejó el hábito y llevó Jurante algím tiempo la tJida secular. Después. la rontr1ción se apodero elesucomzón y reingresó a la santa orden.

La tercera vezjue cuando resldla en el oonuento de la bfenaven~u­

rada Marta siempre tJiryen. llamado Moutiers-.5ainhJean: una noche,al sonar los maitines, fatigado por no sé qué tTabajo. no me levanté co­mo debla al primer tañido; algWlOS se quedaron corno yo. prisionerosde esa mala costumbre, mientras los otros corrlan a la Iglesia. Los últt­mos acababan de salir cuando el mismo demonio subió la escalera teso­plando; y. ron las manos a la espalda. apoyado con tra la pared. repltiódos o tres veces:

"SGy yo,~yoqueest.~con Josque se quedan-.Al oir esta voz, levantando la cabeza. reconod al que ya hab1a v(s­

to dos veces. Ahora bien. tres días después, WlO de esos hermanos que.como hemos dicho. se hablan aetlStumbrado a quedarse en la cama a es­condidas. impulsado por ese demonio, tuLlO la audacia de salir del con­vento y permaneció seis d ios fuera llevando con la gente del mundo unevfda desordenada: a l séptimo, s in embwyo. volvió arrepentido. Es indu­dable. como lo atestigua san Gregario. que si estas ap arlcfones sonper­judlda1es para 1mOS. ayudan a los otros a enmendarse; ajin de que mesuceda esto por mi saIvadón. anhelo que se rececon éxuo: por el 5efwrJesús nuestro Redentor.

II. Las fuerzas benéficas

Cuando al diablo uno lo ve. no hay ninguna duda Pero , a decirverdad. en ciertos casos es compl1cado díscerrur de que lado, fasto o ne ­fasto. surgen las epartcíones.

Ambigüedades

En todo caso hay que ronjl.ar eutdadosamente a la memoria que.cuando prcxUgios evidentes son mostrados a hombres que todavla habl­tan su cuerpo. ya sea por mediadón de e::.plrUus buenos, ya sea por lade espb1tus malignos. a esos hombres no les queda mLaCho tiempo paravtvtr la vida camal tras haber ltsto semejantes rosas. Hay cantidad de

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ejemplos de /o que afirmo, en tre los cuales elegí aIgWlOS que ooy a coo­fiar a la memoria; «st cada vez que alguno se produzca. servirá para ins­pirar prudencia entes que para inducir a enga ño. En el burgo Jortijica ­do de Tonnerre viula piadosamente un sacerdote llamado Prottier. en laépoca en que Brnnon ocupaba la sede episcopal de Langres. Un domin­go, alcaer la noche, antes de la cena.jue a la ventana de su casa para dis­traerse un poco; y. al mirar afuera. vio ven ir del seplentrión una Incon­table multitud de j inetes que pareclan marchar al combate !J se dirigíanhacia el Oxiden te. Los miró atentamente durante un buen rato y luegoUamó a algUTlO de su casa para quefuera testlgo con él de semejante opa­rición. Pero apenas llamó. la visión se disipó y desapareció rópidamen­te. Con el espíritu presa del terror. apenas podio contener sus lágrimas.Pronto cayO enfemw y murió a l año siguiente. lan bien como habio vivi­do. Del preasgio que había insto el difunto. los s upervivientes iban a verel cumplimiento. Al año sig uiente, Enrique, el hijo del rey Roberto y quemás tarde le sucedió. atacó furiosamente 81. burgo con un inmenso ejér­cito y hubo en este sitio una gran masacre de hombres por ambas par­les. Esle ejemplo dtda ver con claridad que ese hombrefue testigo de loque uio, a la vezpara si mismo y para los demás.

Los demonios son negros. como los que les sirven. Los comba­tientes del ejercito del bien se reconocen por las ves tiduras blancas quellevan.

Dife rente. pero no menos maravilloso. es el hecho que recorda ­mos ocurrió en AUKelTe. en la iglesia de San Germán. Ah! vivía un her­mano Uamado Gerardo. que acostumbraba quedarse en el oratorio des­pués del o.ft.do de maitines. Una mañana se quedó dormido en milad desus oradones. Swnldo de inmediato en un profundo sueño. como tncru­mado. fue transportado fuera del santuario; cómo. por quien. son co­sus que aún se ignoran. Al d.esper1arse. se encontró depositado en elclaustro. al exterior de la iglesia; un indedble asombro /o embaryó al verlo que le había sucedido. Una aventura semejante le ocurrió a Wl sacer­dote que pasaba la noche en la misma iglesia; se había dormido en lacriptas inferio res . donde descansan nu meroso... cuerpos de santos; y ,hacia el canto del gallo. advirtió que lo hablan transportado detrás delcoro de los rnoryes. Ahora bien. en este convento. una regla nwy conoci­da establece que si durante la noche Uegan a apagarse las lámparas. losguardianes de la iglesia no deben tomarse ningím descanso hasta quese vueloon a encender. Un hermano de este convento tenía la costum­bre, cosa excelente. de ir al altar de la bienaventurad a Maria a orar y des­hacerse en gemidos y lágrimas de compWldón_Pero tenía el defecto. ro­mnn a casi todo el mundo. de escupir a menudo durante sus rezos y sol ­tar su saliva. Una vez. mue rto de s ueño. se durmió. Entonces se le apa re­ció. de piej uruo al altar. tul person aje envuelto en ropaj es blancos Uevan­do en las manos un lienzo bla~ufs!mo.que le dirlglhestas palabras:

w¿Fbr qué me cubres con esos escupitajos que lanzas? Sin embar­go. como puedes observar. soy yo el que se encarqa de tus oraciones Ylas Uevo a la mirodadelJuez muy miserirordiosow

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1 Trastornado por esta uísiln, el hermano no sólo cuidó en lo suce-sivo sus maneras sino que además se ocupó de recomendar a los otrosque cuidaran con gran esmero las propias en los lugares sagrados. Aun­que sea una necesidad natW'ul, no por ello las personas dejan de abste­nerse en la mayoría de los palses de expectorar salivazos en una Iglesia.a menos que no estén lo.s recipientes que se colocan para recibirlos yque enseglLida se vacían afuera: en este punto los más atentos son los

j griegos, cuyas reglas edesiósticas siempre fuercx¡ escrupulosamenteobservadas.

Desde hace largo tiempo, cosa bien conocida, gradas a los méri­tos de san Gennán y de /os otros santos cuyo reposo alberga, este mo­nasterlo se distinguió por señales y prodigios; se vieron e n él curacio­nes, se vieron también castigos vengadores golpear a quienes se apode­raban de sus bienes. Cada uez que señores del pals osaron invadir o sa­quear los bienes de este monasterio. Dios siempre hundió su casta y suJortwla en el deshonor y ccst los aniquiló. l.hta evidente prueba. entreotros. de lo que decimos. se ve en el castigo que golpeó a la casta de untal Booon y de su hijo Auvalon, yen los desastres que llovieron sobre elmuy sacrUegocasttllode Selgnelav.

Raou1 Glaber y san Gennán

y he aqul lo que me atañe pesonalmente: cierto dla, mis colegas yhermanos de este lugar me suplicaron que restaUTara las inscripdonesde los altares, redactadas en otro tiempo por hombres Instruidos peroque, gastadas por los años como ccst todas la cosas. ya no eran visibles;el trabajo se auenia a mi competencia y me apliqué gustoso a ejecutarlolo mejor que pudiera. Pero, antes de llevar a su término la obro empren.dida. me atacó tul mal causado. pienso. por el abuso de la posicfon oern­cal: una noche. acostado en mi jergón. senn todos mis miembros tancontraldos por una ajecdlJn. nerviosa que ya no podia ni. tnrorporanneni volverme del otro lado. Tres días después, por la noche . era yo presade angustias intolerables. cuando se me aparedó un hombre de oenerc­bles cabellos blancos, me tomódonnldoen sus brazos y med!jo:

'Termina cuanto antes lo que has comenzado, y no temas mayor"'!f~.

Me despert~ de inmediato. rnaravUlado. saU de mi lecho por mispropios medios Y coni al aIrar de los victoriosos mártlres Vktor. Apell'neo y Jorge. cuya capilta Undaba con el ed!ftcio de la erfermena: y ahLrindiendo humildemente gracias al Dios del unnersc. cstsñ con alegriaal o.ficto de maitines. Cuando se hizo ae dkl.. en plena posesión de todasmis jacultades jtsrces. compuse la lnscripci6n que lleuaba los nombn?smismos de estos santos mórtfres. En la gran iglesia habla lJeintidós al·tares; como COf1uen(a. restcure sus tn.scrlpc1ones. redactadas en versoshexámetros. asl como los epitafios de los santos; luego me~ de

lOO

adornar de la misma manero las twnbas de algwws religtosos persona­jes. Las personas de buen sentido hallaron esto por entero de su gusto.Pero~ó lo que el abate Odilón solla deplorar con frecuencia: "¡Ayt.deda, SI bren la lepra de la envldfa reina sobre todos los hombres, es sinembargo en el corazón de algunos de aquellos que han hecho profesiónde viuir romo monjes. donde eligió domicilioN

• Un morye que se habla he­che odioso a los hermanos de su monasterio, los dEjó y vino enrre losrwestros; éstos. corno siempre fue su costumbre. lo redbíeron ron ccn­dad. El no obstante. Uenóde veneno de su envidia al abate y varios mcn­jes y les inspiró a mi respecto una aversión tal que bon'aron todas lasInscripciones que habla yo grabado en los altares. Pero el Dios venga·dor no tardó en enviar su castigo a este instigador de la discordia entrehermanos. En el acto le acometió lUUl ceguera vengadora y quedó conde­nado sin remedio a tropezar en la oscuridad hasta elflnal de su vida. Es­te desenlace. cuya noticia corrl.ópor la oectndad as! romo por comarcasdistantes. suscitó una gron admimciát.1

Estar preparado

Asi pues. en todas las maravillas. en todos los presagios -e inclu­so cuando se presenta el mismo demonío-. procede adivinar la mano deDios. Pues el dualismo InstlnUvo de los eruditos del Año Mil no llega alpunto de negarle su omnípotencía. El mal existe y actúa Itbremente; tie­ne el poder de seducir a los hombres y de Infectar su eeptrttu. Díos. noobstante, es el amo de todo. Asl, cuando en las cercanías de los dos mtle­nanos. el del ~aclmlento y el de la Pasión de Cristo, se ven multiplicarselos prodigios. es üc íto Ciertamente considerarlos efectos del desenfrenode Satanás. de la conupct6n de Jos hombres y anuncio de los avancesfulgurantes del Anticristo. Sin embargo. en estas señales se expresa. enúltimo análisis. una voluntad superior. la del Señor. los cometas. elhambre, la hereJia emanan Indiscutiblemente de lo divino. Estos fenó­menos. con todo, no dejan de ser ambiguos. Cuando lanza las plagas so­bre la humanidad. ¿manifiesta Dios su cólera? ¿Persigue. como lo ha­cen cotidianamente los reyes de la tierra. los duques y los menores se­flores, una venganza brutal sobre quienes lo ultrajan? ¿Es el mal uncastigo? ¿No es asimismo advertencia generosa del Amo. el cual en sumisericordia busca prevenir a sus criaturas antes de que se abatan so­bre ellas los mas tenibles de sus golpes?

¿VlndJcta? ¿Amonestación? Sea como fuere. el desorden del uní­verso exhorta a hacer penitencia. Pues los pensadores del siglo XI ~aun si. como Abbon de Fleury, se niegan a seguir a los defensores del mí­lenarísmoy a situar en un punto preciso del futuro el día de la cólera dt­vtna- Interpretan todos la historia de su tiempo basándose en el discur­so escatológico de Jesús, tal como se lo relata en los tres Evangelios si­nópticos: M ...Habrá grandes terremotos y. en diversos lugares, hambres.pestes. espantos y grandes señales del cielo (Lucas, 21) ... Se levantaran

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fa lsos mesí as y falsos profetas . y obrarán grandes señales y prodigios(Mateo, 24r. Los eclipses. las ballenas monstruosas , los maniqueos deOrleáns, las apariciones de santos, las del diablo. las de los muertos.anu ncian de manera permanente que el mundo es transitorio y estácondenado y que su fin ha de sobrevenir. Vengan de donde vengan . laspert u rbaciones es tán ah í para arrancar al hombre de la tranquilidad.ma ntene rlo a lerta e inci ta rlo a purtñca rse: "Velad pues, porque no 53­

beis cu á ndo llegará vue s tro se ñor...; por eso vosot ros habets de estarpreparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo de l hom­bre (Mateo, 24]". Es equivocado creer en los terrores del A ño Mil. Perodebe admitirse. en cambio. que los mejores crts tta nos de este tiempo vi­vieron en plena ansiedad latente y que, meditando sobre el Evangelio,hacían de esta inquietud una virtud.

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6. La purificación

1. Exclusiones

El sac:::rlficlo

Tal es el sentido de todas las obras históricas de esta época. Sonmorales; proponen ejemplos. ctaber. Helgaud. Ademar de Chabannes.todos los demás, compusieron su relato como un serm ón de pentten­da. Todo el universo resonaba entonces como una llamada al eecríñcío:importaba que el género humano se despojara. Tres razones profundasinclInaban particularmente a estos hombres a sacar esta lección delcurso reciente de la hlslor1a. En prtmer lugar. eran monjes: al menos enun momento de su VIda, hablan hutdo del mundo; se hablan impuestoprtvaclones; para ellos la ascesls representaba sin discusión la vía tríun­fal; se senüan en el deber de arrastrar consigo a todo el pueblo de Diosen la marcha hacia la perfección. Por otra parle. en los umbrales delsiglo Xl las costumbres sociales. yen especial las prácticas Judiciales. ha­clan del don, de la "multa" el acto por excelencia de reconcüíací ón. ¿unhombre se habla excluido de la comunidad por un crimen? Al despojar­se. al imponerse por si mismo un sacnñcíc. pagaba el precío de la san­gre vertida. ganaba el perdón de la vícttmec reconquistaba la paz Y laamistad del prtncípe cuya autoridad garantizaba la Justicia en todo elpaís. Por último, en una religión enteramente dominada por los gestosrituales. el sacrificio, la destrucción vcluntaría y gratuita de riquezas enofrenda a las potencias invisibles. se establecian en posición central enlas mediaciones entre el hombre y lo sagrado. De hecho. resulta patenteque. en la esperade la Parusia yante taacumutacíón de prodigios, los ac­tos purificadores se multiplicaron después delAño MU-

En el ClUSO del misma mes de noviembre, ellO de las calendas dedJcI.embre (1044), a la tercera hora del día. se prodyJo el tercer eclipse desol de nuestro tiempo: era. naturalmente. el vigésimo octaoo dla de la lu·na. Puesjamás seprocJuce eclipse de solJuera dellJlgéslmo cercee dla dela luna. ni eclipse de luna.fuera del décimo cuarto. Se dice eclipse. es de­cirJalta o no aparición. no porque el astro eJedioo.mente falte. sino másbien porque nosJalta a nosotros a consecuenda de algún obstáculo. Enestos <fIQS, hemos sabídJ:> JKX' OuL arzDblspo de Reúns, que los suyos ha·

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bian visto la estrella BósJoro, llamada también LuciJer. agitarse una no­che de arriba abajo como queriendo amenazar a los habitantes de la TI€­rra. A la vista de Iguales p rodigios enviados por e l cielo, muchas perso­nas. espantadas por sus p ropios vicios. hicieron peni tenda y entraronen la vla del enderezamlenta. 1

AntlsemlUsmo

Convenía ante todo que k> malo fuese separado de lo bueno. y queel pueblo de Dios fuese purgado de los cuerpos extraños y funestos cu­ya presencia rontagtabala Infección de los fieles. Así pues. el ascenso delos peligros provocó medidas de exc lusión, Las más amplias golpearonsin duda a losJudios, tenidos, romo se vto más arriba, por los alíados na­turales de Satanás. Infrecuentes hasta entonces. las pruebes de antlse·mitlsmo se hacen manifiestas en el mismo momento en que progresala devoct6n al Cructfijo y a la festivtdad de Semana Santa A través de lospogrome. la cristiandad cree librarse de un fennento de: corrupción:¿no ve acaso que Inmedtatamente después los ritmos del u n iverso vue l­ven a esteren orden?

En estos dlas. W1 Viernes santo. después de la adoradón de laCruz. Roma.fue trastornada por W1 temblcr de tierra Y lUl terrible et­dOn. E inmediatamente. WlO de Iosjudlos hizo saber al señor papa quea la misma hora losJudlos estaban mojándose. en la sinagoga, de la lma·gen del Cndficado. BenUo lnqubió actioomente sobre el hecho, logróronfinnarlo y condenó a los autores del crimen a la pena capital EnroantoJuemn deoopUados. el.ft=de los vientos seap/nd>.

Excomunión

En este mismo Uempo se di funde en el ceremonial de la Iglesia eluso de la excomunión y de l tnterd tcto. cuyo efecto es sustraer del cueropo de la cristiandad a los rntembros alcanzados por el mal , a fin de quela podredumbre de que son portadores no pueda propagarse.

{El obfspo de Umoges/, Aud.ouin. fue Uevado, a causa de los pi·Uqjes de los caballeros y de la devastación de los pobres. a Ins tit uir unanueva práctica que consfstta en suspender en las Iglesias y monaste­rios el ejerctdD del culto divino y la celebración del santo sacrl.fido, y enprivar al pueblo de la s alabanzas dlvfnas, como st hubiese sido pagano:Uamaba a esta práctlca "exromuni6n~. 2

Hogueras

Por ú ltimo. la epoca enrojece con el resplandor de las hogueras.Al fuego pu rificador le corresponde destruir todos los gérmenes maleñ-

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coso Hogueras de herejes y brujos. Se encienden en 1022 en Orleáns pa­ra los "maniqueos" que no querían purgarse ellos mismos de su tn fec­ción:

Cuando muchos hubieron empleado todos los recursos de su in­teligenc:a para hacer/es abandonar sus pérfidas ideas y reencontrar laJe verdCldera y universal. y se vieron rechazados de todas las maneras.se les dyoque, si no volvían rópidamente a una sana idea de !aje. seríansin tardanza. por orden del rey y con el consentimiento de todo el pue­blo. quemados [XX el.fuego. Pero ellos. totalmente impregnados de sumala locura. seJactaban de no tener miedo a nada. anunciaban que sal­drian indemnes delJuego y se retan con desprecio de quienes les dabanmejores consejos. El rey. viendo con todos los que allí se encontrabanque no u los podrta rescatar de su Ioctua, hizo encender no lejos de laciudad un enorme juego esperando que. aterrados. renunciaran a sumaligniclat:t mientras se los conducta hasta aUt. agitados por una de­mencia furiosa. eUos proclamaban en todos los tonos que aceptaban elsuplicio y se predpitaban en eljuego tirando unos de orros. 1br último.ClTTQjad..JS trece o.ljuego Y cuando ya se comenzaban a quemar. se pusie·ron a gritar desde el medio delJuego con toda ía juerza de su voz que ha·blan si:lo horriblemente engañados por lUl erre diab6lico. que sus re­dentes !deas sobre el Olas y 8eflor de todas !as cosas eran malas y queen veTl!:lanza de la blasJemia de que se habían hecho culpables se losatarme llaba en este mundo antes de serta en la eternidad. Al oirfos.1TlUCM' asistentes, impulsados por la piedad Y la fuunanidad. se apro­xímaron para arrancar al menos del juego a los que sólo estaban que­mados a medias: pero no lo consiguieron: la UamaJustideTa acababa deconswr ir a todos esos desdichados y los redr.yo incontinente a cenizas.Desde entonces. aUtdonde se descubrieron adeptos de la creencias per­versas. se los libró al mismo castigo vengador. y el culto de la venerable.fe catól'.ca, une vez extirpada la locura de estos detestables ínsensatos.reoistió por toda la tlem:z lUl reslandor más vivo.3

En Angulema. la muerte del conde Gulllenno Taille fer . anunciadapor un ínce ndío . lleva a la hoguera a "b rujas". pobres mujeres acusadasde hace r provocado el deceso con sus maleñcíos.

Entre tanto. ese mismo año, el conde sucumbió a una languidezdel cuerpo Y finalmente murió. Ese año, cosa dolorosa de decir. un in­cendio encendido por crtstlanos implas destruyó la dudad de Saintes ycon el~a la bas1lica de San Pedro. sede del obispo; y este lugar permane­ció runcho tiempo p rivado del culto d ivino. Pensaba el conde en vengareste L'ltraje cometido contra Dios. cuando empezó a pe rder paulatina­mente sus fuerzas: mandó instalar en Angulema una casa vecina a laIglesia de San Andrés. para poder as istir a los oficios div inos : y al![ co­menzó a guardar cama presa de la enJermedad. Redbia continuamentelas v~ itas d e todos los señores y nobles personajes llegados de todaspartes . Algwws electan que su enfermedad se habta originado en nejas­tos S01 Wegios : siempre habta disfrutado de un cuerpo sano y robusto,su cuei po no estaba aJectado a la manera del de los viejos . ni a la mane-

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ra del de losJóvenes. se descubrió que una mujer mai éftca habla usadocontra él su arte mal éfico. Como ella se ( legaba a confesar su crimen, serecunió alJufdode Dios, afrn de que la verdad oculta sa liese a la luz porla victoria de uno de los dos campeones. Estos. pues. tras prestar jwu­mento. se batieron largo rato encamizadamente: el rep resentante delconde era Esteban, y Guillermo el defensor de la bft!ja. Esteban obluoola viclorla. ileso; el otro, ron la caheza rota . cubierto de sangre. perma­neció en p ie desde la tercera hora hasta la novena; uencldo.fue lJ.evadomedio muerto y estuvo la1!}o rato sin poder lelJQlltarse. Esteban. por suparte, habla quedado de pie; dejando el combate sano y sa lvo, conió apie. para dargmcias a Dios. hasta la tt.unbade san Cibardodonde hablapasado la noche precedente velando y orando; luego ooll'ió a caballo a laciudad para reparar sus fuerzas. Entre tanto. la Im.ya. a espaldas delronde. fue sometkta a muchos tonnentos y pronto cruciftroda; e inclu­so entonces. no confesó; sellado su corazón por el diablo no dejabapasar por su boca ni palabra ni sonido. Sin embargo. tres rru.yeres quehablan participado en sus maleficios la conjimdiervrl con sus testitrll>nios; y estos mismas rruyeres desenterraron a la vista de todos unas es­tatuillas mlzglcas de arcUIa. ya podri:l.as por e l tiempo. El conde perdonóstn embargo a esta rmger maléfICO. no perm1tió que la tOf1t.u'aran más yle concedió la vida. JerfxllmD cuenta asímismo que Antioco Ep !lano fueatacado de locura por efecto de sortilegios maléfi:;os y que. presa de en­gahosas Imaginaciones. nu.ui6 de enfermedad Nada tlene de asombro­so sí Dios permite que un cristiano se alcanzado por la enfermedad ensu cuerpo a musa de pres tigio de malef ICios cuando sabemos que el bien·aventurado Job fue ajlg/do por el d iablo con una auel lilcera y quePablo.fue aoofeteado por un ángel de Satanás; Y nínglÍfl temor han deinspirar las enjennedades mortales para el cuerpo: más graue es lo quegolpea a las almasque loque golpea a los cuerpos.

El conde Guillermo recJbió la penitencia de los obispos Y abates;arregló todos sus asuntos y repartió sus bienes como lo deseaba entresus hijos y su mujer; perdonado y absuelto. escuchó la misa y los ofi­cios dlv(nos duran te todo el tiempo de la Cuaresma; y por Iilttmo. duran ­te la semana que precede a la Semana Santa, mun ido de la exrremeun­clón y del viático. hab iendo adorado Y besado la santa madera eh? lacruz. entregó su alma a Dios en las manos del obispo Rohon y eh? los saocerdcres. teniendo unjln encomiable. Su cuerpo fue velado durante de sdías por los clérigos y los monjes en la basilica del após tol Pedro. Todala ciudad se llenó de lamentaciones. En el santo domingo de los Hosan­nas. su cuerpo, cubierto con hojas y flores ..fue transportado a la basUl·ca de San Cfbardo donde se lo sepultó ante el altar de san Denis. La fn­humación estuvo ~ cargo de los dos obispos Rohon, de Angulema. Y Ar­naldo de Pérlgueux. En el vértice de su twnba, su hgo Audouin mandócolocar una plnca de plomo con esta inscripción: ~AQUI YACE EL AMA­BLE SEÑOR CUILLERMO. CONDE DE ANGULEMA. QUIEN, EL MIS­MO AÑO DE SU RETORNO DE JERUSALEN. MURIa EN PAZ EL OCTA­VO DLA DE Las IDUS DE ABRIL, VISPERA DE RAMOS. EN EL AÑO

l OS

MIL VEINTIOCHO DE LA ENCARNACION". Toda su casta reposa en elsantuario de San C fbardo. Entre tanto. por orden de A udouin, las bru­Ja s fueron ClTT"qjadas a las llamas tras los muros de la ciudad. Y. des­pués del entierro. los obispos h icieron con el clero y el pueblo la sa ntaprocesión dominical. e nceron unaestaciál solemne.

11. Penitencias individuales

Umosnas

Sín embargo. a la humanidad librada de esta suerte. por el hierroy el fuego. de sus excrecencias nefastas. le toca aun someterse a ri tosde penitencia, indMduales y colectivos. El más simple. el más comim detodos. es la limosna: en los umbrales de la muerte , el propio conde deAngulema ofreció a Dios todo su tesoro:

Guillermo ofreció a san CUxudo, en pago de su sepultura. pre­sentes variados y considerables tanto en tierras como en hilos de oro yplata. y otras cosas más. Entre otros presentes. ofreció una cruz de oroprocesional. decorada ron piedras preciosas. de siete libras de peso,.Ydos candelabros de plata de fabricación sarracena que pesaban qum-

"'.'Con todo. Guillermo ya se había preparado para el tránsito "escu-

chando la misa y los oficios d ivinos". es decir, viviend o como u n monje.Al cristiano que se ha de pu rificar les están impuestas ritualmente. enefecto. las abstinencias y todas las renu nciaciones que la profesión mo­nástica ímplíca. Es d ecir. las que se Imponen al hombre culpable de ungravís ímro pecado público y. de manera más general. a todos los agon i­zantes. Por entonces. la penitencia es eso: u n estado y hasta me atreve­ría a de cir una situación social. El penitente, como el monje. abandonael mundo.'su mujer. sus armas, sus bienes; se sustrae a los demás; llevauna ves timen ta particular . La más rica descripción de la a ctitud peni­te ncia l aparece en la biografi a de Roberto el Piadoso escri ta por Helgeudde Saínt-Benott-sur-Loíre. El rey de Francia era culpable. como lo hablasido el rey David: se h abia casado con la mujer de s u ~sa110. que porañadidura ya estaba ligada a él por lo que la doctrina consideraba e.nton­ces como un parentesc o demasiado cercano; de este modo comettó. a lavez. el adulterío y elínces to:

Y como. según dice la Escritura. Dfos permite que lo que él noquiere suceda. fue por permiso de su clemente sabiduría como estosdos prfncipes {Roberto y Dav id}cayeron en el pecado: y es as! como se re­conocieron iguales por condición humana a sus súbditos y pasaron el

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resto de su vida en vigilias y oraciones u soportando diversas penas coropo-eles, afm de que en ellos se cumpliera el testimonio de la EscrU1Ua:"Días corrige a aquel a quien ama yjlagela a todo hijo al que reciba H

; Unoy otro pecaron. costumbre ésta de los reyes; pero. vis itados por Dios. hi­cieron penitencia. 11ora.'"On. gimíeron. lo que en cambio no es costumbrede los reyes. A ejemplo del bienaventurado David. nuestro seflof" Rober·to confesó su Jalta. imploró su perdón. deploró s u miseria. a!JW1ó. oróy . publicando su dolor. h izo de su confesión un ejemplo para todos lossiglos . Lo que a los particulares no les ruboriza hacer. a este rey no leruborizó confesarlo.

El rey se purificó por la limosna. que practicó mejor que cual­quier otro rey . Helgaud rememora la la rga list a de sus piadosas dona­ciones:

Ardiendo por honrar a un obispo tan grande [Aignan. obispo ypatrono de OrIeáns/, Roberto. flor fragante. omamerúo y grCJl:íD. de lasanta Iglesia. quiso, con la gracia de Dios. establecerlo en un santuariomás grande y se aplicó a construir sobre su tumba una casa del señormás bella que la que aUi se levantaba. Con la ayuda de Dios Y el concursode san A ignan, Uevóesta obra a buen fin: Este ed.lftciD mide cuarenta ydos toesas de longitud. doce de ancho. d iez de alto. y connene cientoveintilTés ventanas. En el inrerlor" de este templo hizo erigir para gbiade los santos d iednueve altares. que vamos a detallar aqu! con esmero:el altar mayor hace honor al apóstol Pedro. que el rey asoció en la consa­gración a su compañero de apostolado Pablo. mienlTas que en este lu­gar sólo se veneraba an tes a san Pedro:en el presbueno. un a ltar dedica­do a sa n A igna n; al pie de la iglesia. otro dedicado a es te misnw sa nto:otro a sa n Benito: los qu e restan. a los santos cuyos nombres siguen:Euverte . Lorenzo, Jorge. Todos los Santos. Martln. MaUTicio, Es teban,Antonino. Vicente. Maria. J uan. el santo Salvador. Mamerto, Nicolás,Miguel. El presbiterio del santuario era una obra admirable y se aseme­jaba al de la iglesia de Santa Marla. madre del5eñor y de los santos Agn­rol a y VitaL situada en CIennont En cuanto al relica1lo del propio sanAignan. el rey lo c.rló por delante con el mejor oro J~' piedras precio­sas y plata pura. Y la mesa del altar de san Pedro. a quien está dedicadoel sanluario. la hizo cubrir enteramente de oro ftno: la noble reina Ccns­tanza. su gloriosa esposa. debla, tras morir su muy sanlo marido reti­rar e l valor de siete libras de este mismo oro y darlo a Dios y a san Afg­na n para embeUecerde este modo la techumbre de la igles ia asi edifica­da; ab ierta desde la base hast(l el remate. se veía allí mejor el cielo que latierra. Ahora bien, sob re la mesa del al ta r había quince libras de oro con­trastado. Lo que quedó. la reina lo distribuyó entre aq uellos a qu ienesdebía distribuirlo: estaba llena de so licitud por las iglesias de Dios. se­gún la bienhecho.-a wltmtad de suseño-,

Después de todo eso, el glorioso rey Roberto. deseoso de consa­grar santamente esta iglesia. en el trigésimo sexto año de su corona­dón. bendición y elevación a la rectesc. convocó por orden soberana alos arzobispos Cauzlin, de la sede de Bourges Y abate de F1ewi.. uerrt.

llO

de .sens. Y tamblhI Amoul de Tours . Se l.Uliemn a su asamblea los obis­pos Owy. dR Orleáns. Thieni, de Chartres. Bemier, de Meaux, Guértn,de &>auvais. !J Racul. de Senlis. También esUIDieron el uenembIe señoradillón, abate de C/uny. y otros buenos hombres de gran mérito conlos roales el rey estaba s iernprf! deseoso de conversar. Estos personajesy aun otros mútCstros de Dios. levantaron de la tumba e l noble cuerpodel sa ntislmo amigo de Dios. Afgnan; y con él los de los santos Euspicto.MonitOf" y Flosculus. conJesores. Baudelius y Subiltus. mártires. y el desanta Agie. madre de san tupo. confesor: y por el glorbso rey y cque­Uos cuyos nombres hemos cUado que habían venido para esta ceremo­nfa. xignanjue velado, alabado y cantado con him nos y laúdes en la igle­s ia .ie San Martln, mientras se preparaba todo lo que era útil y necesa­rio u la santa bendición. Cuando todo estuvo listo. el rey hizo bendecir yconsagrar so lemnemente los lugares por los mismos santos sccerdc­res. en el año de la encamación del Señor 1029 indioción.décimo segun­da. El ilustre rey ca rga sobre sus hombros el despojo del santo. ayuda­do por su pueblo lleno de contento y alegria; se lo traslada al. son de loscenses sagrados al nuevo templo que este mCsmo glorioso Roberto ha­b ía hecho ed!ftcar. al.abando a l Señor y a san Aignan al son dellambor yde las uocss humanas, de los fnstnunE:ntos de cuerda y del órgano; y selodesposita en Wgar santo por el halar. la gloria Y la alabanza deJesu­cristo nuestro Señor y de su servidor Atgnan. fa oorecldo con una gloriaespeda1.

Terminada esta ceremonia de consagrCJl:lón, as! como todos losritos de la dedicatoria del santo templo, Roberto. padre de la patria, aquien no se debe nombrar sino con reverencia, se dirigió al altar del se n­tisima Pedro y de l bienamado señor Algnan. a la vista de todo el pueblo.y. quitándose s u vestimenta de púrpura. que en lengua vulgar llamanroquete. se puso de rodillas ydfrlgió a Dios desde el Jondo de su corazóneste rezo s up licante: 'Te doy grac ias. Dios bueno. que hoy. por los méri­tos de san Aignan, has conducido hasta su cwnplimlenlo el p~ecto

que concebl: y me re!J'XYo en mi alma de los etJeJPOS santos que en ested la triunf an con ~!. Concede pues, SeñOf". por todos los santos que aqulestán, a los vncs el perdbn de sus pecodoe y a todos los difwúos la vtday el descanso eternos. [nclina te sobre los tiempos que viv imos . gob iernaeste reino que te pertenece y que nos fue conji.at:Jo por tu clemencia. tumiserirordíD. y tu bondad; d irigelo. prolégelo por e l honor y la gloria detu nombre. por la vutud maraviUosa de san Aignan. padre de esta pa­tria, a la que libró maravillosamente de sus enemigos.H

Terminada esta DrCJl:ión, cada cual vuelve alegremente a su casa;y, ese mismo dta. e l rey enriq uece este lugar de maneraJitlgura nte dán­dole cua tro manteles del más grande precio. W1 vaso de plata y su ora to­rio. que legó para después de su muerte al Dios todopoderoso y al santl­sfmo confesor Aignan. El oratorio de este muy piadoso. muy sabio Ymuy poderoso ~ Roberto consistla en lo que sigue: dieciocho chappesen buen estado. tÍ1agn1jicos y muy bien trabajados: dos libros de losEvangelios topfzados en oro. dos en plata y otros dos más pequeños.

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con un mLsal de ultramar ricamente omado en marfil y plata: doce jilaJ:­terses de oro; un altar maravillosamente amado de oro y plata. ccore­nlende> en su parte media Wlll piedra admirable Hamada ónix; tres cm­Qo'S de oro. la más grande de las cuaJes está hecha de siete libras de oropuro: ctnoo campanas {Wlll de estas campanas. uerdaderamente mara­vUlosa. pesa dos mil setecientas libros: el rey hizo grabar en ella el símbo­lo del bautismo real por el óleoy la santa crisma. seglÍTl el ritual de laIglesia. afm de que. por la gracia del Espirilu Santo. esta campana lleva.·ra el nombre de RobertoJ. El rey dio quaImente a san Aqnan dos qle­stcs. las de 8antilly Y Ruán. ron sus pueblos y todas sus dependencias.que hizo confirmar y corn.?bor-ar por un precepto reaL Obtuvo ademásdel sehtx Thieni. venerable obispo de Orieóns. los c ttcres de estas dostglesias. con tul privilegio acordado por el obispo a san Atgnan y al ilus­tre rey. quien siempre habla manifestado al santo ron sus palabras e l vi­vo afecto que a sucorazón Inspiraba.

La limosna real adopta un aspecto simbólico cuando el soberano,cristo del Señor. mima las actitude s de Jesús en la época de Se manaSanta:

Pero no queremos pasar por alto la costumbre que tenia de hacerla limosna en las res idencias de su re ino. En la cludad d e Parfs , en Sen­lis. en OrIeáns. en Dljon. en Aueerre. en Avallon. en Melu n. en Etampes,en cada una de estas residencias. se dnba a trescientos o . para ser másexactos. a mil pobres. cantidad de pan y de virw; y esto tuvo lugar muyespecialmente e l año en que se marchó hacia Dios. que es el milésimo tri­gésimo seglUldo de la Encamación del Señor. Fuera de ello. d LUante lasanta Cuaresma. aUtdonde juera. repartía cada dla a cien o doscientospobres pan. pescado y vino. El día de la cena del 8eflor. cosa increíblepa­ra quien no la ha visto y en verdad admirable para quienesfueron resu­gos y le prestaron su concurso. no habla menas de trescientos pobresreunidos ese día por su providencia; él entTegaba en sus manos con susanta mano. haciendo cada uno la genuflexión. legumbres. pescado.pan y un denario. Y esto se realizaba a la tercero fwm del dio. A la sextahora. daba igualmente a den clérigos pobres su parte de pan. pescado Yvino, y los gratljkaba a cada uno ron doce denarios. sin cesar de cantarcon el corazón y los labios los salmos de David.. tueco. después de 00­

mero este humilde rey se prepa raba para el servido de Dios. se qu itabasus ropotes. se portia un cUIdo en la mis ma piel: reunla una as amblea demás de ciento sesenta clérigos; a ejemplo del 8eñDr. les la vaba , JS pies ~

se los secaba con los cabeUos de su p ropta cabeza y. obededendo a la or­d en.del Señor. le daba a cada lJ110 dos cuartos; el clero estaba presente yhabla un diácono encargado de leer entre tanto el relato de la Cena delseñor según san Juart Tales eran la ocupaciones de este rey gloriosopor sus méritos; dLUante todo el dio del viernes Scnrc. recoma las igle­sias de los santos y adoraba la cruz del señor ha sta la vispera de la san­ta Resurrección.; marchaba entonces de inmediato a participar del. servi­cio de a labanza. que nofalló nunca en su boca. fbr los méritos de es tasvirtudes y otros más por el espectáculo de sus buenas obra s. este

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glorioso rey Roberto. a quien se debe celebrar en toda la tierra. se ofrecióa la admiración. del mlUldo y sigue siendo un ej?mplo para toda to poete­ridnd.

Este hombre. después de Dios la muy parti:.ular glcria de los re­yeso en razón del número sagrado de los santes apósfoles a quienesamaba ron todo el amor de su corazón y en las festlL' ídades .solemnesde las que habla hecho voto de ayuno. se had a acompañar JX'rdoce po­bres a quienes quena muy particularmente. El era en ocrdad para ellosel reposo después de los sufrimientos. Compamba. a estos santos po­bres con boniquillos v~sos y. aHí. donde se d irtgia, los conduela de­/ante de el. guzDso. alababa a DiDs y bendecia su alma. Cuando se trata­ba de reconfortar a sus pobres y a incontables otros. TUUlca se rehusa­ba. sino que ponla en ello toda su voluntad. S i alglUlo d e el los merla, sumayor afán era que su níunero no disminuyese; pues los vivos sucedena losmuertos Yrepresentan la o.frenda a Dios ceesre tan grande rey.

MortlflcaclonesPenitente -porque es pecador, pero tarnbíen por el so lo he cho de

que es rey, de que representa a Cristo entre su pueblo y es responsablede la salvación de todos-o Robert o impone igualmen te a su cuerpo lasmort ificac iones:

Un año e n que en la santa época de la Cuaresma. el abate deSoútt-Amoul de Crépy se habla presentado como de costumbre ante elrey, que se ha llaba entonces en lbissy . después d e tratar los asuntospor los cuales habla venido. tomaron juntos el a limento del cuerpo Y eldel alma. Ligados JX'r el afecto que de costumbre se e..-perimenta en. eseinstante. el buen abate. rerordando al rey la bondad de DiDs. lo útvitó asostener su cuerpo lleno de humildad conced/bldole algún alimento. aél que, golpeando s in cesar a las puertas del cielo ron sus orccones. par­tkipaba en los méritos de los santos. Este hombre Heno de piedad se re­husaba y prostemándose. le suplicaba que no le hldera violencta. di·ciendo que si obedecla a tales C01lSI?1os. ~arla decumplirel voto de ayu­no ofrecido a Dios. Ante estas palabras. el abate se sintió obligado a ca­llarse Y. meditando en su corazón sobre la perfección. de virtud de quedaba pruebas esta ese-ere observancia del ayuno. ojrecib para el prind­pe d iversas y numerosas mísas a f Ulde que Dios le concediera perserve­rar en el cumplúniento de su voto. El rey. regocyado por los presentesespirituales que de este modo le hacia el santo hombre. dio gracias aDios y observó el santo ayuno s in interrupción a la espera del dÚl de laresurrección de nuestro Dios y eeeor Jesucristo. Est e ferviente del bienen materia de re¡~lón, para la purificación de sus pecados. obraba as1:desde la santa Septuag~sfma hasta la Pascua. s in servirse del menor 00­

jín, se terldlafrecuentemente sobre la dura tle/Ta y elevaba incansable­mente su alma al cielo. Fbt- tales rasg os y por muchos otros. pueda laoorta om.:ión s~uJente fa lX:Jf'eCeT' la salvación de su alma: Hgue Dios 00.rre las manchas de sus actos pasados. que los a.rrc?Je en un olvido

!l3

eterno y lo haga participar en la primera resurrección, él que es la resu­rrección de los muertos, Jesucristo que vive y reina por los siglos de lossiglos",

Peregrinación

Cuando el tránsito se acerca, los titos de pe nite ncia cobran másamplitud. Mucho antes de s u m uerte corporal. el rey Roberto qu iere mo­rtr para el mundo. se a plica a ello mediante esa ruptu ra que es la peregri­nación. Práctica penitencial mayor. semejante experiencia lanza a l cris­tiano a los peligros de u na ave ntura y. co mo a ntaño el pueblo de los he­breos. lo pone en marcha hacia la nena Prometida. El rey visita pues.uno por u no y llegando hasta la abadia de Samt-Otljes, en los confinesde su reino. a todos los santos. sus amigos, en las tumbas donde des­cansan:

Habitado por el deseo de mair paro el mundo Y de vivir en crtstonuestro Dios. este poderoso rey, deseando ver a Aquel a quien le perte­nece todo lo que extste y a quren referimos todo cuanto escnbimos. qui­so tener por amigo sobre la tierra a Aquel a quW?n el cielo no p uede conte­ner. Dtuante la Cuaresma. acudejunto a los santos que están unidos aél en el seroicfo de Dios, les reza, los recerencc. golpea sus oidos con hu­mi1des y saludables oraciones afrn de que se lo encuentre digno de can­tar ron todos los santos las alabanzas de Dios. Laboraba en esto con to­da su carne y todo su esplritu, a fUl de triunfar un día por la virtud deDios. Fue recibido en el país de Bourges por el santo p rolomlutir Este­ban, con san Mafeu1. en el primer puesto por sus méritos. por santa Ma·ria con e l célebre y muy grande mártir Juiián, de nuevo por la muy cle­men te virgen de vtryenes Maria con el gran confesor san GilIes. Des ­pués el Uustre Saturnino. el valeroso Vicente . el d igno Antonino. santaFe már1ir. por último el santo y muy valeroso caballero del Señor. Cera l­do. lo devuelven a su regreso sano y s e no al g lorioso Esteban. con quienpasaJubUosamente el d ía de Ramos. antes de arribar a OrIeáns para re­cíblr aqut el día de Pascua al autor de nues tra salvación. De camino. hizonumerosos dones a estos santos y su mano nunca abandonó a los po­bres. Hay en estos países muchos enfemws, sobre todo leprosos; estehombre de Dios no les tenía te rror. habiendo leido en la santas Escritu 'ras que muy a menudo el señor Cristo recibió bajo s u f onna humana lahospitalidad de los leprosos. Se acercaba a eUos, solícito. entraba en suscasas. les daba din ero con su propía mano y con s u propia boca le be sa­ba la manos ; y alababa a Dios en Iodas las cosas. recordandO la palabradel Señor: "Recuerda que eres polvo y que volverás al polvo". Con piedad.enviaba socorros a otros desdichados. por el amor del Djos todopodero­so. que hace grandes cosas alU donde se encuentre. Y el poder de Diosconfrrib a este hombre perfecto une tal virtud para atender a los cuer­pos que. cuando tocaba con su muy piadosa mano la llaga de los enfer­mos haciendo e n eUa la.seflal de la cruz, los curaba de tocioel dolor de s umaJ.

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Salmodia

Por ú ltimo. en su agonía escollad a por los prodigios, cumple losgestos de la liturgia monástica y se com porta com o verdadero h ijo desan Benito:

Después de su óbito verdaderamente santo. que nao lugar el déci­mo tercer día de las calendas de agosto. se vio en el mundo entero. el díade la pasión de los santos apóstoles Pedro y Pablo. que e l sol tomaba laapariencia de la luna nueva en su primer cuarto y. privado de sus ra­yos. se cscurecíc y palidecla por encima de los hombres. hacia la sextahora del día. Este fenómeno turbó de tal modo la vista, que la gente nose reronocia y nec:esitaba cierto tiempo para poder reconocerse. !D queesto presagiaba .fue bien conocido: a nosotros. miserables. nada nos se­brevino que no fuera el insoportable dolor en que nos dejó su muerte.Desde el d io de lafll!sta de san Pedro hasta el de s u muy santo óbito. secuentan I.ll?intfUn d ios . En su transcurso. I!l cantó los santos salmos deDavid y meditó en la ley del Señor noche y día, afin ciertamente de quese le pudiese aplicar Ioque se habla dICho especialmente de nuestro san­tisimopadreBenito:

~Asidll')cantade salmo. I1J.UlC(ldejaba la lfra en reposo.y mwiócantandoasiduamente los santos saImos'".Este hombre mil veces bienaventurado sabia que la líbre paz y el

paC!f1CO reposo aguardan a los servidores de Dios. cuando. arrancadosa las agitaciones del mundo. alcanzan el asiento seguro del puerto eter­no; y que des¡>ués de la pnseoa de la muerte entran en la inmortalidad.y él se apresw .'Jba, por las virtudes que hemos mostrado en él, a dldarlas tristezas p ra-<m1es paro arribar al gozo eterno. Ded a sentir la com­pleta alegría de St jrir para merecer contemplar a Cristo nuestro Dios .Pronto para salÚ" de este mundo no cesaba de inuocar al Sefwr Jesús.amo de la salvación y de todo bien. PaTapoder contemplar el invencíblepoder del Rey eterno. ortlba incansablemente con la voz y el gesto de losángeles. los arcángeles y todos los santos de Dios que vinieran en su so­corro. fort!ficándose siempre sobre su frente. sobre sus ojos. sobre susnarices. sobre s us lab ios. sobre sugaryanta. sobre sus orej as. por la se­ñal de la santa cruz. en memoria de la encamación del señor. de su nati­vidad. de su pasión. de su reswrecc ión. de su ascensión y de la graciadel Espíritu Santo. Tal había sido su cos tumbre d urante su vida, la dequien nunca faltó voluntariamente al agua bendita. Y. desbordante deestas virtudes y muchas otras , e n su sexagésimo año. creemos nosc­tros. esperaba la muerte s fn temblar. Su enfermedad se agravó mucho acaus a de unafzebre interna. reclamó él e l v1á.tico saludable y benefactordel cuerpo y de la sangre viviflcante de nuestro Señor Jesucristo. Trasrecibirlo, pasó aún un breve momento. después se marchó hacia el Reyde reyes y Señor de señores y .Jellz. alcanzó el reinoJeliz. se dwmió. ca­mo lo hemos d icho. en e l Señor. el décimo tercer día de las calendas deagosto. un martes. a la aurora. en el burgo de Melun; fue transportado a

I l S

Pwis !J enterTado en San Denisjunto a su padre. ante el altar de la San­ta Trtn fdad.s

Profesión monAstlca

Si n embargo. la mas perfecta de las penitencias IndMduales, lamás saludable. oonslstla en "converürse". en tras tocar el curso de laexístencía ingresando en un mona s terio. La mayoria de los monjes del

¡Año Mi! habian s ido "ofrecidos" a Olas por sus padres en su pri mera in­fancia ; ob la tos . habían recibido una formaci ón especial en el seno de lacomunidad. que era asr su propia escu ela. Era absolutamente excepcío­nal que un hombre h echo, educado para vivir en el mundo, decidieraromper con los suyos y vestir el hábito de san Benito; a veces, este actosuscitaba escándalo (véase pago 136). Pero. en esta epoca. se extiendeentre los hombres de cierta edad y que se preparan para la muerte. elu so de retirarse del mu ndo. Much os. como ese ' faíco . no obstante muyreligioso" del qu e habla Raou l Glaber (véase pago 60) se contentan conseguir regularmente los oficios y. para es to , se instalan a las puert as d eun monasterio. Algunos penetran en el y hacen profesión. La mayoriaabandonan las armas. cortan sus cabellos y visten la coguüa en sulecho de muerte, haciendo una Importante donación al monasterio quehan elegido. He aquí el acta esc rita redactada oon ocasión del monasu­cado del vizconde de Marsella. Este gran se ñor poseía en su patrlmonlofami liar el obispado de esta dudad (su hermano Pons es entonces obís ­po] y la antigua abadia de San Víctor. restaurada unos cua renta añosantes cuan do retroced ia el peligro sarraceno: y es aqul donde se hacemonje.

Por iniciativa de la miserb:Jrdia de Dios tqxtderoso !J con la cpro­bccen de su benevolente clemencia. ~ que no quere la muerte del peca­dor sino que por el contrm1o se con vierta !J viva. yo GuUlermo. vLzxondede MarseUa. yaciendo en mi lecho. en la enJermedad que el mismo Se­ñDr me ha enviado. es toy rodeado por los hermanos del monasterio delvtenatJenturado \lictor, a saber Gul.fredo. situado a la cabeza de dichomonasterio par el abate Gam ier {de Psalmodl{ como prior. as! como losotros hermanos. !J éstos. seyún la costumbre de los servidores de Dios .han querido sugeri:rme que habla llegado para mí el momento de aban­dona la müicía secular aJln de mUltarporDios. Asf yo. gracias a Dios. al­canzado por sus exhortaciDnes. sacrlfll[Ué mi cabellera; y según la reglade san Benito rec fbi el hábito monástico. Y•.fuera de lo que en el tiempode m! sa lud don~ antafu> a dicho monasterio del b fenaoenturado VlCtormárt ir. es decir el dominio de Plan d'Aups con todas sus dependencfasy deslindes, ahora. enteramente lúcido !J en plena posesión de mi me­moria. para remedio de mi alma. hago donación a Dios todopoderoso Ya san \lictor. asl como a los abates !J monjes que s iroen en dicho lugar.de un dominio llamado Campan1as. al menos de la mitad de ese domi­nio. que por una razón de valorización poseo, en toda su integridad, sin

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ninguna restricd5n. con sus dependencias y deslindes. Tal CO"TlO la heposefdo durante mi vida. asi la cedo !J la doy !J la transmito. como he di­cho. a Dios todopoderoso !J a mi señor san \lictor que s iempre me ayu­dó en todas las necesidades y que ahora, por s u Intercesión, me condu­ce a la mUída sagrada.

{Según los confronts de la vUla asl dada !Jdespués de las OC!iura.dones cvnminatorias, la multa.fi.Jada se eleva JXlTCl el uswpador- a dos­cientas libras de ao.J

_ Esta carta de donad 6n.ji.Je establed::la en Marsella. en la dudad.el a no de la encamación del SeñDr m Ucuatro. el quince de octubre s ien-do rey RodolJo. .

.. {Siguen lasfirmas del donante, de su h!Joel ob ispo Pcns, de Ia f a­milla vlZcomal !Jde algunos lait:xJs.J6

III. La paz de Dios

Pero en los años que se avectnan al Año Mil. la crtstiandad s ienteque toda ella va a cumplir el tránsito. Así pues. se prepara a plicándose ala penitencias que se imponen los moribundos . Se explica asi que vea­mas todos los ritos de purgación no sólo multiplicarse sino tambi én ha­cerse colectivos: son propuestos a l conju n to del pueblo. todo el culpabley llamado a atravesar en un solo cuerpo la prueba que desemboca en elReino.

Las asambleas de paz

Esta generalización de las prácticas pe nitenciales, de los Interdic­tos y los renunciamientos, fue el principal objeto de las grandes asam­bleas que primero en el sur de la Gaita . en la vecindad de las ciudad es de­maslado estrechas para contene rlas ín tegramente , reu nieron en ton­ces a los pre lados , grandes y muchedumbres populares en tomo a lasmonturas y reliquias. Se trataba de que todos observaran, cualquieraque fuese el orden de la sociedad a que pertenecieran, reglas de vida quehasta entonces sólo eran seguidas en los claustros. por los monjes. por' ....los especialistas en mortificaciones y abstinencia. Privarse todos Jun- .,tos, re nunciar a los placeres de comer carne, de hacer el amor. de mane-jar oro, de combatir. es te era el medi o que ten ia el pueblo de Dios paraconjurar la venganza divina, hacer re trocede r tn med latamen te las pla-gas y prepararse para el d ía de ira. Cuando describe en su extensión elamplio movtmiento que propagó del Sur al Norte de la Galla tales con ct-üospurtñcadores. Raoul Glaber pone con todo acierto en evidencia el ne-xo orgánico qu e une a las dos prín crpales dec isiones que se toma ron:agravar las reglas del ayu no e Instaurar la pazde Dios. Dos privaciones.

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FUe entonces {el milésimo año después de la Pasión del Señor}cuando, primeramente en las regtones de Aquitania, los obispos, aba­tes y otros hombres consagrados a la santa religión comenzaron a reu­nir a todo el pueblo en asamblea, a las que se trajo numerosos cuerposde san tos e innwnerab les montura s repletas de santas reliquias. Deahi, por la provincia de Aries y después la de Lyon; Y cst, por toda Borgc>­ita Y hasta en las comarcas más dis tantes de Francia. se anunció en to­das la." d iócesis que. en lugares determinados , los prelados y los gran­des de todo e l pals Iban a conooccr asambleas para el restablecimientode la p az y la InstUucoo de la somafe. Cuando la noticia de estas asam­bleas fue coooclda por toda la población. los grandes, los medianos ylos pequeños se presentaron en ellas Henos de alegria , ún'camertle dis­pues tos a ejecutar todo lo que fuera prescrito por los pastores de la [gle­~ ia : una voz Uegad a del cielo y que hablara a los hombres sob re la liermno lo hubiese hecho mejor. Pues todos se hnUaban bajo el efecto delterror por las calamdades de la época. precedente y atenazados por el te­ma-de ce-se arrancar enelju.tJJro lasdelnas de la abundancia.

Una noticia dividida en capítulos contenía a la vez lo que estabap rohibido hacer y los compromisos s agrados que se había decidido to­mar para con Dios todopoderoso. La más importante de estas p rome­sas era observar una paz inviolable; en lo s ucesúo. los hombres de cual­quier cond'ci6n, astJuesen culpables de alguna f echoria. podtan andarsin temor y sin annas. El ladrón o el que había invadido el dominio deotro estaba sometido al r1Jor de Wla pena corporal A los lugares sag ra ­dos de todas las Iglesias correspondía tanto honor y retJeJ'f:'nCla que siun hombre, pwlible por a1gunafalta , se re}i1giaba en ellos, no su.frta nin·gún daño, salvo que hubiese violado dicho pacto de paz;entonces se apo­deraban de él, lo arrancaban del altar y debla sufrir la pena prescrita.En cuanto a los clerigos. moJ!jes y mo,yas, aquel que cruzaba un palsen suoompañía no debía stifrirviolencia de nadie.

En estas asambleas se tomaron decisiones que deseamos referiren toda su extensión. Hecho b ien dig no de ser recordado, todo el mundo~vi'lO en santljicar desde ahora e l viernes de roda semanc cbsrentén­dose de vino y el sábado pri vándose de carne. salvo en los casos de enfer­medad grave o s i una g ran solemnidad caía en esos días: s i alguna ce­cunsrcnctc Inducia a alguno a debilitar un poco esta regla , e ntonces de­bla dar de comer a tres pobres.7

La cronolog ta de la asambleas por la restauración de la paz es. enverdad, mucho más amplia de lo que parece leyendo a c tebe r. Las pri ­meras se realizaron en 989·990, simultáneamente en c harroux. en elPoltou y en Narbona: otras se reunieron, en Aqultanla y la antigua Go­tia, hasta el Año Mil. Más tarde, sobre 1023, el movimiento se ex tendiópor el valle del Ródano y del Saona , .en Francia del Norte: conoció unanueva expansión en los años 1027-1041 por toda GaBa pero so b re todoen las provtnclas meridionales . Ordenado efectivamente en tomo a losdos milenios , no se propagó allmperto, cuyo soberano era aún persc­nalmente capaz de mantener el orden y laJusticia. De hecho, fue la tm po-

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tencia del rey de Francia la que condujo a la Iglesia, y primeramen te enlas reg iones del reino donde la degradación de la autoridad monárquicahabía sido más precoz, a asu mir e lla misma la mis ión pacifica que Diosconfiaba no hace mucho a l soberano.

Eljuramento de la paz

La restauración de la paz se concibió como un pacto destinado a l'j"contener la turbulencia de uno de tos tres órdenes de la sociedad. el de ~rlos hombres de guerra En cada provincia, los caballeros debieron jurarcontener. con la mano sobre las reliquias. su agreeívídad dentro de lími-tes precisos. He equt el texto del Juramento sancionado por el obispo deBeauvaís. Ouerín. en 1023-1025:

No Invadiré una iglesia en ntnguna forma . fur su preservación.tampoco Invad iré las txx:kgas que pertenecen al recinto de una iglesia.salvo en el caso de que un malhechor haya infringido esa paz. o en ra­zón de un homkidio o de la captura de un hombre o de un caballo. Perosi por estos moll UDS Invado d ichas bodegas , no me lleooré nada romono sea al malhechor o sus Instn.anentos, a sabiendas.

No atacaré al dérlgo o al rnof'!ie si no llevan las annas del mundoní a aquel que marcha con ellos s in lanza ru escudo: no tomaré su cabe­Uo, salvo caso de fl agra nte delit o que me autorice a hacerlo, o a menosque se hayan negado a reparar sufalta en un plazo de quince días des­puésdemi advertencia.

No tomaré el buey, la vaca, el puerco, el camero. el rordero, la cu­bra. el asno, la ga vüla que Ueve. la yegua y su potro no domado. No asal­taré al campesino ni a la campesina, a los guardias ni a los mercaderes;no les tomare sus denarios; no les exigiré rescate; no los anuínaré fa­mándole su pertenencia bajo el prel exto de la guerra de su señDr !J nolos azotaré para quUarles s u susreruc.

Desde las calendas de marzo hasta laflesta de Todos los .scnrcs.a nadie despqJarédel mulo o la mula, del caballo o la yegua y el potro queesténpastando. salvo que los encuentre causándool.€perjuicio.

No incendiaré ni derribaré las casas, a menos que encuentre enellas un cabaUero, mi enemigo, o un ladrón: a menos también que esténunidas a uncostilloque sea cabalmente uncastülo.

No corlaré ni arrancaré ni vendimiaré las viñas de otro. con elpretexto de la guerra , salvo que sea en la tferTa que sea y deba ser mÍll.No ces m cré molinos ni hurtaré el trigo que contenga n, salvo cuandome encuentre e n cabalgata o en expedición mmta r p úb lica y s i está enmlpropia tierra ,

A l ladrón público y probado no le procuraré sos tén ni protección,ni a él ni a su empresa de bandidaje, a sabiendas. En cuanto al hombreque infrinja esta paz conociéndolo, cesaré de protegerlo no b ien yo losepa; y si ha obrado mconscenremenre y ha recurrztc a mi protección,o bien haré reparación por él, o bien le obligaré a hacerlo en ei

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plazo de quince d ías. después de /o cual estaré autc.rizado a exigirle ra­zón o le retiraré miprotK'Ción.

No atacaré al mercader ni al peregrino !J no los despoj a ré. salvoque cometan una.fechorta. No mataré el ganado de los campesinos. s inoespara al imentarme a nú !Ja mi escolta.

No capturaré al campesino y no le quitaré su sustento a ins tiga­dón pérfrlade su seixx.

No atacare a las mtYeres nobles. ni a quienes circulen ron ellas.en au.sencfa de su marido. a menos que las encuentre romet iendo algu­na.fechorúJ. oontro ml por su prop" movúnlento; obseroaré la misma oc­tUudron las viudas!J las monjas.

Tampoco despqjaTé a los que conduzcan vino en carretUlas !J noles tomaré sus bueyes. No detenclré a los cazadores. sus caballos !J sus1H..>rTOS. salvo que me perjudiquen. a mi mismo o a todos quienes han to­mado el mismo compromiso y loobserven a mi respecto.

Exr:eptúo las tierras que son de mi alodio !J de mi feudo. o bienque me pertenezcan enfranquicfa. o bien que estén bajo mi protección.o bien que sean de mi competencia. Exceptúo asúnismo los casos enque !JO edifique o sitie un castillo. los casos en que esté en el fdérctto delrey y de nuestros obispos. o en cabalgata. Pero incluso entonces. no~I­

giré más que lo que sea necesario para mi subsistencfa!J no me llevaré ami casa nada más que las herraduras de mis caballos. En el ejército. noviolaré la inmurúdad de las iglesias. a menos que ellas me prohiban laarnpm Yel transporte de utoeres.

Desde el úúcto de Cuaresma hasta semana Santa. no atacaré alcaballero que no Ueve las annas del ntWIl'"1o Y no le quilaré el sustentoque tenga ron él.. SI un campestno hace daño a otro campesino o a un ca­ballero. esperaré quince dios; después de lo cueí, s i no ha hecho repara­d6n, me apoderaré de él, pero no tomaré de su pertenenda sino lo queestá IegaImen1efijado. 8

Se trata. en efecto. de proteger el orden de los que oran y el ordende los que trabajan. más generalmente a los pobres y a todas las perso­na sin armas. contra los pillajes y los asaltos de los capecíaüetes de laguerra. o sea de mantener la seguridad pública de la manera misma enque poco antes lo hacian los reyes. Sin embargo. estos juramentos con­uenen algunas disposiciones que llevan un poco más lejos la Intenciónpacifica. UmJlan con más rígor ciertas actívídades mili lares durante laCuaresma y suministran la prueba de que. en esta estación de peníten­cta. ciertos caballeros deponían sus armas y renunciaban a 108 gozosdel combate. por afán de puríñóací én personal

La ueguadeDlos

En realidad. poco a poco. a las simples consignas de paz les sustí­tuyó un compromiso muy diferente. que no sólo Intentaba delimttaráreas de protecctón contra las violencias de la guerra. sino que estable-

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cía una suspensión general de toda hoetthdad durante los períodosma s santos del calendeno litúrgico. Es ta abstinencia. la tregua de Dios.fue propues ta a la caballería como la forma de ascesls más convenientea su estado:

Ocwrió en este llempo len 1041 . d ice Claber. pero en realidad unpoco antes/obajo la lnspirad~lr. de la gracia divina. primero en los paisesde la Aquitanla y luego. poco a poco. en todo el territorio de la Calla. quese concluyera un poao. a la vez por el temor !Jpor el amor de Dios. Pro-­hibía a todo !TlOI1aL del mien:oles a la noche al alba dellwles siguiente.ser lo bastante temeralio como para osar tomar por lafuerza lo quefue­re a quienquiera . o para tomar lJenBanza de algún enemigo. o inclusopa_ra apoderarse de las prendas del garante de un contrato. Aquel que fue­ra contra esta medida pública. o bien lo pagarla con su lJidao bien se ee­rIa desterrado de su patria y excluido de la comunidad cristiana. Plugoa todos llamar a este pacto. en lengua IJUlyar. la tregua de Dios. En efec­to. no disfrutaba solamente del apoyo de los hombres sino que ademásfue muchas veces ratificada por temibles senctes dllJlnas. Pues la mayo­rfa de 'los locos que en su audaz temeridad no temieron infringír estepacto. fueron castigados srn tardanza. ya sea por la cólera vengadorade Dios. ya sea por la espada de los hombres. Y esto se produjo en todoslos sirios con tanta.frecuencia que el gran número de ejemplos impide ct­tarlos uno por uno; no fue. además. sinoJusticia. Pues si el domfngo estenido par venerable e n recuerdo de la resurreccén del Senor -tambiénse llama a este dla el octavo- lo mismo el quinto. el sexto y el séptimo diade la semana. en recuerdo de la Cena!J de la Pas ión del señor. deben serferiodos !J estarexentos de actos de lnk¡uIdad.9

IV. Las peregrinaciones colectivas

El desarrollo concomitante de las peregrinaciones colecnvas hade se r situado con los mismos enfoques. En los a ños que precedieron alAfIo MU. cundió entre los muy grandes señores del reino de Francta elhábito de partir a la lejania con sus sacerdotes y vasallos. para visitarun lugar santo. Esto significaba. a la vez. Imponerse una penitencia sa­ludable y asegurarse los favores de los personajes Invisibles y fonnida­bies cuya sepultura se Iba a saludar. A esto se añadían los p laceres deun viaje en cuadrtlla. Asl. el duque Guillermo de Aqullanta ya en suju­ventud había conlTaldo el hábito de dirigirse todos los años a Roma. a latwnba de los Apóstoles; Jos años en que no iba a Roma hada. en com­pensación. un IJIajede devod6n a SanUagoen GaI k'1a.

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Hacia Jerosalén

j La conversión del principe de los húngaros en el Año Mil derribóuno de los tantos escollos que obstruían el camino de Jerusalén:

En la misma época, el pueblo de los húngaros, que se hallaba enlas cercanías del Danubio, se volvió con su rey a lafe de Cristo. Este rey,bautizado con el nombre de Esteban, consagró su honor a ser muy crts-tiano; el emperador Enrique le dio a su hermana en matrimonio. En es­te tiempo, casi todos los que, desde Italia y Galía, deseaban llegar a l se­pulcro del Señor en Jerusalén, se dieron a abandonar la ruta.acostum­brada, que crnzaba los estrechos del mar y a pasar por el pa!s :Ie esterey. Este les preparó a todos una de las rutas más seguras; acogLa comohemtanos a todos los que veía y les hacía enonnes presentes. Estas.uenctones incitaron a una incontable multitud. tanto de nobles comodegente del pueblo, a partir para Jell.lSalén. lO ._

En los años que siguieron. y especialmente tras la d.estrucclOf1del Santo Sepulcro, que.fue rápidamente reconstruido, Jerusalén ~convirtió. con Roma y santiago de Compostela, en la meta de ~?S masexaltadas y más saludables peregrinaciones. El auge que conecto desdeentonces la visita a TIerra Santa impresialó a los corúemporáneos.

En aquel tiempo (1026), Guillermo. conde de Angule~lQ, hizo ca­mino por la Baviera hacia el sepulcro del señor. Lo.aco~¡panaban Eudede Bourges. señor de Déols. Ricardo. abate de Verdun, RICc:rdo, abate ~eSan Cibardo de Angulema. con su prior y consejero, Grraut Fanesl11,Am.froí, quien después fue abate, y un gran séquito de nobles. Esteban,rey de Hungrfa, lo recibió con los más altos honores y lo col~ de pre­sentes. se puso en marcha el primerdla de octubre, llegó a la Ciudad san­ta en la primera semana del mes de marzo y regresó hacia los suyos enla tercera semana de junio. Al volver, pasó por Limoges. donde tod~ l.amultitud de los monjes de san Marcial salió a su encuentro y lo recibiócon gran pampa. Más aún, no bien llegó aAngulema l~.noticiam: su arri­bo todos los señores no s6l0 de Angulema sino tcmcrén del pouou y dela Saintonge, y gentes de toda las edades y todos los sexos corrieron ha­cia él. llenos de contento, para contemplarlo. El clero del monasterio deSan Cibardo, en hábito blanco y llevando diversos ornamentos. acompa­ñado por una gran muchedumbre de pueblo, clérigos. canónigos, acu­dió gozosamente a su encuentro a una milla de los muros de la ciudad.al son de los laúdes y la antifonas. Y todos, lanzando a lo más alto delcielo los gritos del Te Deum laudamus, le hicieron cortejo según la cos­twnbre. FUe entonces Gumdo eligió al rTlD1"!ie Amfrol. que se halla~ cal

él como abate de la basílica de san Cibardo. En efecto, el abate Rtcardo~b¡a muerto en camino. en salembria, ciudad de Grecia más acá deConstantinopla, y se lo habla enterrado en la víspera de la Epifania. ~lnuevo abate fue ordenado por el obispo Rohon en presenda del propioconde, del abate de san Marcial Ulrico. dignamente rodeado~de sus mon­jes. de los abates de la vecindad y de la alta nobleza de los senores. {...}Deregreso a Jerusalén. Guillermo había dado el buen ejemplo a muchos se-

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fIor, 's nobles. gentes de la clase media y pobres. Muy pronto. en efecto.[se! ibert , obispo de Poitiers, .rom.m. obispo de Limoqes, el conde {deAn})uJ Foulque. y aun muchos otros altos barones y una inmensa mul­titud de pueblo de las clases medias, pobres y ricas. emprendieron lamarcha a .Jerusclén.11

El gran Impulso

Pero es en 1033, milenario de la Pasión, donde Raoul Glaber si­túa «n su relato el apogeo del "santo viaje". También indica la significa­ción profunda de la peregrtnación: ella es preparación para la muerte,es promesa de salvación. Y el peregrino que S' desprende de su casa,que rompe con los de su estirpe, que se despoj, de toda protección, quese SI::para de todo afecto, de hecho ya ha partido. como el rey Roberto enlos meses que precedieron a su óbito, para el más allá. Su verdadera es ­pera -za es encontrar la muerte en el camino.

En la misma época una muchedumbre innumerable empezó alconv vqer desde el mundo entero hacia el sepulcro del salvador en Jeru­salél ,; nadie hubiera previsto antes parecida afluencia. Fueron primerolas p" -soncs de las clases tnfenares, después las del pueblo medio, des­pués 'odos los más grandes, reyes. condes, marqueses. prelados; porÚltfmll, cosa que jamás había sucedido, muchas rrtt4eres. las más no­bíes junso con las pobres. acudieron alli. La mayoria deseaba morir an­tes de retornar a su país. Un tal Liébaut, oriundo de Borgoña, de la dió­cesis de Autun, que viajaba con los otros, llegó alll Tras contemplaresos lugares sagrados entre todos. se dirigió al monte de los Olivos des­de el que el salvador, a la vista de tantos testigos dignos de fe. se elevóhacia los cielos. desde donde prometió venir para Juzgar a los vivos y alos muertos; con los brazos en cruz. prosternado cuan largo era, inun­dado de lágrimas, se sintió embargado en el señor por una alegria inte­rior indecible. Por momentos se incorporaba, elevaba las manos al cielo,tendía su cuerpo hacia lo alto con todas sus.fuerzas, y mostrobo el de­seo de sucorazbnconestas palabras:

"señor Jesús, que por nuestra causa te has dignado descenderdel asiento de tu majestad sobre la tierra para salvar al género humano;y que, desde este lugar que veo con mis ojos, has remontado con tu ves­timenta de carne al cielo del que habías venido. suplico a tu omnipoten­te bondad pennitir que, si mi alma debe este año emigrar de mi cuerpo,no me paya más de aquí; pero que esto me suceda a la vista del lugar det!.J ascensión. Creo en efecto que asi como te he perseguido con mi cuer­po al llegar hasta nquí, así mi alma entrará sana y salva y jubilosa trastu" pasos en el Paralso."

Después de esta oración, volvió con sus compañeros a su. alber­gllE. Era entonces la hora de la comida. Pero mientras los otros se senta­ban a la mesa, él se tendió en su cama con aire alegre. como st bajoel efecto de un pesado suero fuese a tomar algún reposo; acto segui·

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do se ack:rn1L'Ció: y no se sabe /o que vio. ftro no bien quedó donnldoexclamó:

~IG/orla a I~ Dios! ¡Gloria a t~ D ios!"Sus compañeros, al olrlo, lo invilaron a levantarse y comer con

ellos. El se negó y. volviéndose del ceo lado. declaro que no se senllabien: permaneció acostado hasta la noche, llamó a sus compañeros deviaje. pidió y recibióel viático de la Eucaristía vivlflCClTlte: luego los saludóron dulzura y exhaló el último suspiro. Ciertamente. este hombre este­ba exento de los sentimientos de vanidad que hacen emprender esteviaj e a tantas personas. únicamente deseosas de adornarse con el presoliyioso I!tulo de peregrinos de Jerusalén; con je, pidió en el nombre delSeñor Jesús acercarse al Padre y le fue concedido. Sus compañeros. deregreso. nos hlderon. este relato cuando nos hallábamos en el monaste­riode Bhe,

Peregrinación y escatología

No obstante, Raoul Olaber estableció una relación esencial entrela putsson mister10sa que lleva a los pueblos de Occidente a ponerse encamino hacia el lugar de la Pasión y la cercanía del fin de los tiempos. Setrataotra vez. para el. de un presagio:

Muchas personas fueron a consultar a alglUlos de los hombres.por entonces los más inquJetos, sobre la sfgnif~ión de semejanteafluencia del p ueblo aJeru.salén, de la que ningún siylopasado habla VIS're nada pareck:lo: ellos respondieron. pesando sus palabras, que estono presagiaba otra cosa que la llegada de ese.miserable Anticristo que.próximo elflrl del mundo Y par testúnonio de la autoridad dfvÚlll. se LJe­

rá swylr sin la menor duda. TOOas estas naciones allanaban la rufa delOriente. par donde él debe arribar. puesto que todas las naciones debenentonces marchar direct.ame"l1le a s u encuentro. Y asi en verdad se cum·plirla la proJeda del Señor según la cual aun los elegidos. si es posible,caerán entonces en la tentación.. Aquí nos quedaremos en cuanto alpunto, no negando por lo demás que los p iadosos esfuerzos de los fielesles valdrán recibirdeljustoJuez su:recompensa y su salario.12

Se creía. e n efec to. que el tiem po de las trtbulaclones se abrirlacuando el úl timo Emperador hubiese venido. a la cabeza de todo e l pue­blo de Dios . a depositar e n el Gólgota las tn eígmas de s u poder. Pero losenjambres de peregrinos esperaban sin duda alcanzar. más a llá de la J e­rusalén eamalla Ciudad de Olas.

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7 . Nueva alianza

1. La prim avera del mundo

Para los historiadores que se dieron a la tarea a l día siguiente delmilenario de la Pa s ión . los juramentos de paz , las peregrinaciones.todas las medidas de purificación colectiva habian alcanzado su fin. Seveia a las fuerzas del mal retroceder derrotarlas. La ira de Dios se aplaca­ba. El aceptaba concluir con el genero h umano un n uevo contrato. Cum­plidos los mil años, después del paso de los azotes, la cristiandad saliacomo de un nuevo bautismo. Al caos le sucedía el orden. Lo que sigue alAño Miles una nueva primavera del mundo.

En u na de las más bellas paginas de sus Historias, Raoul Glaberevoca la alegría del universo. en 1033, después del hambre terrible ymientras crece el movimiento por la paz de Dios.

El afIO milésimo de la Pasión del Señor, sucediendo al hambre de­sastrosa. las lluvias de las nubes se aplacaron obedeciendo a la bondady la misericordia divinas. El cielo comenzó a reir. a ilwnfnarse. y se ani ­mó con vientos javorables. Con su serenidad y su paz mostraba la mag ­nanimidad del Creador. Toda la superfícíe de la tierra se cubrió de unamable verdor y de una abwulancia de frutos que expulsó por completoa la escasez... Innumerables enfermos recobraron la salud en estas reu­niones a las que hablan sido Uevados tantos santos. Y para que nadietomara esto por jantaslas. ocurrió repetidas veces que en el momentoen que brazos o piemas torcidos recuperaban su actitud primera, se l'~

desgarrarse la piel . la carne abrirse y correr la sangre a raudales: esto afm. de que se diera crédito a los casos sobre los cuales la duda podiasubsistir. El entusfasmo era tan ardoroso que los asistentes tendían lamanos hacia Dios gritando al unísono: "¡Paz!¡Paz! ¡Paz!" Veían la señaldel pacto deflJlill.vo, de la promesa contra !da entre ellos y Dios. Se habíaoído además que al cabo de cinco años cumplidos. para consolidar lapaz, todos renovarían en el mundo entero estas manifestaciones conun clamor maravilloso. Mientras tanto. ese mismo año, el trigo. el vinoy los otros frutos de la tierra jueron de tal modo abundantes que no sehubiese podido esperar una parecida cantidad en todos los cinco añossiguientes. Cualquier alimento bueno para el hombre, aparte de la car­ne y los platos particularolente rejinados, ya nQ, valía nada; era comoen el tiempo antiguo del gran jubileo mosaico. En el segundo. el terceroy el cuarto año, la producción rofue menor.!

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El mal, ciertamente. no estaba vencido; los hombres no escapa­ron a las tentaciones; ya se le puede ver caer otra vez en el desorden. Pe­ra se multiplican la señales de una alianza nueva y del Influjo Juvenilque ella comunica a la creación entera. Las prendas de l perdón divinose sitúan. es evidente. prácticamente todas en el orden de los aconteci­mientos espín tuales. Son frescas municiones smninistradas a la huma­nidad para ayudarla en su gran aventura. la marcha hacia la Tierra pro­metida.

11. La reforma de la Iglesia

Los prelados reformadores

Asi se muestra prtmeramente el renuevo de pureza que la refor­ma introduce entonces en la Iglesia y. para ser más precisos. en susvanguardias. es decir en los capítulos de canónigos. en las comunida­des de cl értgos reunidas alrededor del obispo y. con más vigor todavía.en la Institución monástica. Los tntentos reformadores comenzaronmuy tempranamente. mucho antes del Año Mil El arzobispo de Retms,Adalberón. los afirmaba ya en los años setenta del siglo x:

'" ) A los~ que. viviendo en casas partbJú:u-es. no se ocupa-ban más que de sus nsunros personaJes. les on::fen6 vivir en romunldad.Añadió un claustro a la catedral donde debían residir y habUarjlUltos.y también un donoltoro para descansar en silencio por la noche y unrefectorio para comer en lDUl mesa común. fu" reglamento. les prescri­bió no pedir nada en la iglesia, durante las (.Jf"aCWnes. síno por senes.salvo en caso de necesidad apremiante; tomar su aUmento juntos sinhablar;can tar después de la comida. en acción de gracias. fas alabanzasde Dios; no violar enJorma afglUla el silencio desde eljinal de las romple­tas hasta los laüdes de maUines; y entonces, despertados por la cam­panillas del reloj. rivalizar en prenuua para cumplir con los laúdes. An­tes de la hora de primas. a nadie se concedia libertad para salir del claus­tro salvo a los que se dedfcaban a los asuntos comunes. Y para quenadie. por Ignorancia. dejara algo de lo que tenía que hacer. le Impuso elrecitado cotidiano de la regla de san Agusttn y de los decretos de losPadres.

En cuanto a las costumbres de los moryes. seria poco decir la pre­dilección !J el celo que mostró en corregirlas y en hacerlas dtstlntas delos comportam lentos del mwtdo. No sól.o veló para que los monjes se h!­ctercn notar por la di!}nfdad de su vida religiosa. sino que adem(ls se es­meró en e vitar su menqua Incrementando sus bienes temporales. MIen'tras que manifestaba su amor a todos. dirigía un parttcular afecto a losmonjes de san Remlglo. patrono de los francos. Viajó a Roma. deseoso

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de que se estableciera para el futuro la posesión de sus bienes. Y. comoera un hombre noble. poderoso, renombrado por su excelente vida. el pa­paJuan, de santa memoria. le redbiócon una gran reverencia.

En un slnodo elevó una gravlsima queja contra la vida religiosade los monjes: algunos violaban y deformaban las reglas establecidaspor los WltigUOS. En preS6TlCia de los obispos. decidió convocar a los aba­tes de diferentes lugare s y pedirles consejo. Pronto sefijaron el momen­to y/ugar. Y el sinodo seseparó.

Asi pues. el momento Uegó:los abates procedentes de diversos Iu­gares se reunieron e ÚlStituyeron. primero Y primado a Rcroul, hombrede santa memoria, abate del monasterio de San Remiglo. El presidió yobtuvo la dignidad de ser el primero: los otros se dispusieron en clrctdo;en cuanto al metropolitano. se sentó frente a él en su cótedra. A peti­d6n. del presidente Y de los otros padres. tomó la palabra y p101W1Ció

loquesigue:"Es importWlte. santLsImos padres. que los buenos se reúnan. si

se preocupan por recoger los frutos de la virtud. Sirven cst a los buenosy a las vías honestas. 'En cambio. es pemldoso que los malos se agru­pen para buscar Y realt:zar las cosas prohibidas. lbr eso os exhorto. avosotros que reo reunidos en el nombre de Dios. a buscar al mejor. y ostnvUo a no emprender nada por maldad. Que el amor- del mundo y elodio no tengan su sitio entre vosotros. pues eUos enervan lajusticia ysofocan la equidad. La antfgua dlsdpllna de vuestra orden se ha desvia­do de su pureza tTodldonal de lDUl manera eecesüc. el hecho es nOtor1o.Incluso no os ponéis de acuerdo en la apll.ccldm de la regla. pues cadacual quieTe YpJensa de una manera diferente. flor" eso. hasta aqul. vues­tra sant~ ha padecido mucho. De tal modo he juzgado idil, puestoque estóis ret.ulldos aquf por la gracia de Dbs. persuadiros de querer.pensar. actuarjlUltos. para que una mlsma ooluntad, un mtsmo pensa­miento. una semejante coopemd6Jl restituyan la vútud olvidada y ex­pulsen cm.v~ la 19nom.In.Iadel vido.2

Que cada cual permanezca en su orden

De Igual modo. en el Af¡oMU. el Emperador Otón U1:Por sugerencia del papa Y de vartas otras personas preocupadas

por los intereses de la religión en la casa de Dios. pensó en e.q>u1sar acferlos mo'1les de la iglesia San Pablo. que de moryes sólo ten!an el nom­bre. viviendo en lo demás muy mal. según los mismos consejos. iba a en­cargar en su lugar del ofldo dIvino a aquellos que Uamamos canónigos.y se disponla a hacer fdecu1ar su decisión cuando una noche se le apare­ció. en vlsión, el bienaventurado apóstol Pablo. quien quiso dirigir al em­peradorestas advertencias:

HSi en verdad. dYo, ardes en el deseo de hacer lo que flU?ior resulteparaef sennca de Dios. cufdatede nocambiar la regla de esta iglesia ex­pulsando a estos moryes. No es enforma alglDUl corwentente para une

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orden religiosa. aun sí está parcialmente depravada, ro "hozar nun{",l ocambiar s u propia regla. Cada cual debe ser j uzgado en "a orden en laque al p rincip io se consagró a servir a D ios . A cada cual le ~tá permiti­do enmendarse, si se ha corromp ido, pero que sea en la or.len elegIdaporsupropia vocación N

ProvLstode tales consejos, el emperador repitió a los sU!:JOS :o euele había dicho el apóstol Y dedicó todo s u esmero a tratar de ref?r71 tatesa regla, es decir. la de los rnor!ies. y no a expulsarlas ocambiarfos.3

San Víctor de Marsella

la abadia de San Victor de Marsella habia sido abandonada ~ I , elsiglo lX y también en el x. pues. situada fuera de las murallas. estaba de ­masiado expuesta a las incursiones de los piratas sarracenos: su ro 1u­na se habla fundido con la del obispado. la cual se incorporaba a la he­renda de los vizcondes de la ciudad. En 970. la comunidad fue reorg...nt­zada y someUda a la regla de san Benito. El obispo, en 1005. completa lareforma exceptuando al monasterto. como 10estaba el de Cluny d-sdesu fundación . de toda injerencia exterior". En el siglo XI, San vtctor iba ~

convertirse en la cabeza de una congregación que se ex tendía desde cer­deña hasta Ca taluña.

De las pági.no.sde nuestros líbros santos se desprende wta cr-rte­za, a saber que tras el advenimiento y la gloriosa a.scensoo de ncesrrcSeñor y Sal oodor. antes de que el colegio de los que estaban en ere-use­Ién se d isperse. y se dirYa cada WlO de sus miembros hada las dUeren­tes reglones del JJlWldo para. con la asistencia del Esp&itu Santo. predi·car la gloria de Su nombre y propagar Su conocimiento. la multttud delos creyertles no tenía más que W1 Úl1ko corazón y una sola alma. Ntn·glUlO de aquellos que posete algo lo deda suyo. Todo era común entreellos. Entre eUos. nadie estaba necesitado. '1bdos los propietarios rendl­an sus campos o sus casas y tTaian el precio a los pies de los ap6:;toles.Este dinero era repartido a cada cual según sus necesidades (He =llDS delos Apóstoles. N . 32,35/. He aquí la razón por la que hubo e n creruseténuna tal multitud de creyentes. mientras que hoy es bien d!ficU 1taUar­los y tan poco,en los monasterios.

Gracias a la predicación de los apóstoles, la nuca de redes lasnaciones fue .sometida a l yugo del Señor. de ahí este número infinito decreyentes. Pero desde el instante en que los santos apóstoles por lagloria del mártir dejaron este' mundo. la santa comunión e instituciónapostólica comenzó a flaquear paulatinamente. El espíreu de (l!glUlOS

de los que habian reciaida la doc trina de los biena venturados ap óstolesse inflamaba. Aislados, se propusieron habitarjuntos. Se los lla: na conuna palabra griega. cenobüc. que designa la vida en común. Los ~ nonas­terlos remen aqul su origen.

Según esaf6rmula cenobuec. hubo en las fronteras de nuestropcts. la Provenza, un monasterio dlebre situado no lejos de 1m: mura-

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/las de la ciudad de Marsella. SantUicado por el cuerpo del prestigiosomártir vtcror. exaltado por los numerosos dones y privilegios del glorio­so emperador Carlos {Magno/. permaneció mucho tiempo en esta per­fección. estable y regular.

Después de muchos años . cuando aquel excelente principe habiadejado ya el mundo y Dios todopoderoso quiso castigar al pueblo cri:stia~

no por el azote de los paganos, las lTibus bárbaras invadieron la Prouen­ro y. desparramadas por todas partes. se establecieron sólidamente;habitando lugares fortifICados . lo deocsrcron rcdo. destruyendo las igle­sias y numerosos monasterios. AsL lugares antaño opulentos queda­ron reducidos al estado de ruinas y lo que había sido morada humanaseconvirtió enguarida de bestias.

Octurió pues que ese monasterio. en otro tiempo el más grande ymás famoso de toda la Provenza.jue arrasado y reducido a nada hastaque el señor Guillermo y el señor Honorato. obispo de dicha ciudad. suhermano el vtzconde Guillermo y el h!Jo de és te. el seoor Pons obispo.que sucedió en el episcopado a su tlo. tnicltln:n la tarea de restaurarlo.Estos"últimos no sólo deoolvieron al monasterio algo de lo que le hablapertenecido sino que además le cedieron con generosidad muchas desus propias posesiones para salvacoo de sus almas y. habiendo retUlf·do a los moryes en el lugar. ordenaron a un abad.

En consecuencia yo. Pons. por ordenacoo divina pontifice de laiglesia de MarseUa, fnjlamadopor eljuego del d ivino amor-y ardiendo deeste mismo amor por e l muy glorioso y muy precioso monseñor. elmuy bienaventurado mártir Victor-. a ftrt de que su monasterio dondesu cuerpo santo y venerable reposa quede asentado por los siglos veni·deros e intacto sfn ninguna interrupción o dismfnudón. a fin de quenuestra obra de donación. restUución y awnento permanezca indisolu­ble•.firme y estable para siempre (la nuesrrc tanto como la de nues trospredeceso res citados más arrlbaJ. en acuerdo con e l señor RodoljO. reyde los alemanes y de Provenza. en connivencia con el señor apostólico/Juan XVIll/ papa de la ciudad. de Roma y según su orden. por la volun­tad del señor carde Rubaldo y de la señora condesa Adélais. del señorconde Guillermo s u h!jo. dando su consentimiento de la misma manerael clero y el pueblo de la s anta iglesia de Marsella, {yo. PonsJ. mando le­ocnrc r esta ca rta de tonljicación. liberalidad y do nación al Señor rodc­poderoso Y sa n \lictor su mártir. as! como a los abates y monjes tantopresentes como venideros. ajin de que al datar en este dia el monaste­rio, no caiga bqJo la mano del hombre que sea salvo por razón de defen­sa, sino que pertenezca. como asi sucede con los otros monasterios re"guiares edificados en honor de D ios todopoderoso y de sus santos, alos abates y monjes que han elegido vivir según la regla de san Benito ysegún los santos cánones.

Que ningún obispo. que ninguna persona. perteneciente a ordenalguna. ya sea clérigo o laico, se atreva a quitar al monasterio o a los ab a­tes y a los monies cua lquier poses ión o tierra que este monasterio po­sea en el presente o que pueda adquirir después. Esto aji.n de que oba-

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tes !J monjes. tanto presentes como venideros, puedan serie- a Dios enla paz y la seguridad. en la independencia. respecto de la voluntad decualquier hombre, y que puedan ofrecer sus oraciones por nosotros to­dos. los fundadores ya nombrados. asi como por la salvacIón de todoslos cristianos enes y muertos.

Que si una potencia enemiga. elellándose corúra san Vlctor y sumonasterio. quisiera aterúar contra nuestra obra y contra esta instUu­dórtjundada para remedio de nuestras almas. o atacar este privIlegioque. según el precepto real y por orden del poder apostólico asl comopor todas las autoridades alegadas más arriba. f!iamos por escrito. obien esjorzaTse en volver este privilegio nulo y mennrcsc la obra denuestras manos. ya sea un obispo. Wl abate o quienfuere. por el solo he­cho de que quisiera desvtar Wl don destinado al monasterio. que aquélsea anatema. maranalha. que él sea anatema, maranatha, que él seaanatema para dar y anatema para recibir. es decir. tanto el que da comoel que recibe. según los santos cánones. Yque sea excomulgado y maldi­to; yen la abominación del Padre Y del H!jo y del Espíritu &:mto; y tam­bién de monseflor el papa de la sede apostóUoo y romana; y de todas lasórdenes de la santa Iglesia católf.ca de Dios. de los obispos. de los sacer­dotes . de los diáconos y de todos aquellos que tienen. ese poder de ligary desligar, Y que sean cvndertados en eIJondo del ínflemo. con Judas eltraidor". con Ar16n. y SabeU~ Y con todos los herejes Y los infieles deDios. klnto lasque hagan cano los queoonslentan en el hecho.

A ml, Pons. obispo. Y a mis hermanos. monseñor GuUlenno yrnanseñor Fbu.lque. plácenos también añadir esto: de todo lo que. de laherencia de nuestro padre o de nuestra madre y de nuestros parientes.haya sido o sea dado a este monasterio por nuestro padre y por nues­tros parientes o por nosotros. si alguna potenda. sea Wl obispo. seaune persona de la orden que fuere, quisiera quitar o tomar algo a estemismo monasterio o a estos mismos abates y mol'!Jes. que su reivindi­cación no sea vá lida. SI esto se tucere. que nuestros herederos y suceso­res tengan libre poder para retomar y recuperar lo que quienquiera ha­ya querido quUaro tomar.

El abate y los monjes de dicho monasterio tienen todo el poder deínterpolar en lo que concierne a las disposiciones precedentes a quie­nes quisieran atentar contra el preserúe acto escrito, ante teda curiarea l o ante el señor apostólico de Roma y forzarlos a pagar U1W multa dequinientas libras de oro, permaneciendo este escrito en suforma prece­dente. de nuevoflrme y estable.

Esta carta se escribió en el año de la encamación del Señor milcfnco. siendo Rodolfo rey de los alemanes y de Provenza. y Juan por lagracia de DfDspapa de la sede apostólica.

¡Siguen las ftnnas de:} Roubauld. conde de Provenza; de pons.obispo de Marsella; de Adélars. madre de Roubauld :de su hYo Guillermo:de Guillermo. conde de Toulouse; de Ermengarde. mujer del conde Roo­bauld.; de Gamler. abate de Palmodf; de Guyred. qu1en aunque indignoes llamado abate de dicho monasterio; de Archtnrtcus. abate de Mont·

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majour: de Rad. obispo; de Elmerad. obispo de Riez; de Fbns, arzobispode ArIes: de Patan. abate ide San Gervalo. en Fos-sur-Mer}; de Déodat,Andre, MassiHus. ¡canónigos de MarsellaJ. Ugo; de Guillaume. de Lam­bert y de Radalde; de Amalric. arzobispo de A[x-en~Provence;del señorFhlIlCO. 4

Cluny

En este momento sin embargo. es en Cluny. flor de la orden bene­dictina en el Año MU. ejemplo de pureza y fermento de dinamismo. don­de brota con más vigor la savia de la regeneracíón.

Por]in. la regla ¡de san &nilo/. casi completamente calda en de-­suso. gracias a Dbs halló. para recobrar un vigor" nueLlO y expandirseen nwnerosas ramas un asilo de sablduria. el monasterio llamadoC/uny. Este establecbnlento toma su nombre de su emplazamiento incli­nado Y modesto. o quizás. lo que le convendria mejor aún, de la palabracluere. pues nosotros decimos cíuere por -ClC7'E'CE"I'1tarse". Y en efecto seccecenró brülantemente de dio en dta gracias a dones diversos. desdesus orfgenes. fue prfmitWamente constnLfdo por el padre de los moryesdel monasterio de Bawne. citado más arriba. que se Uamaba Bemon. ­por orden de Guillermo. el muy piadoso duque de AquUania. en el con­dado de Móoon, a orillas del peqtJel'\o ro del Grosne. Este convento. sedice. no recibjó al principio en dotación más que el valor de quince explo­taciones campesinas; y sin embargo cuenten que los hermanos que sereunieron en él eran doce. Esta semilla de eIecd6n. hizo que se multipli­cara lU1Q estirpe Innwnerable que. lo scbencs. extendió el ejército delSeñor sobre una gran parte de la tierra.. Estos hombres se preocuparonsin descanso por lo que es de Dios, es decir. las obras de Justicia y mise­ricordia; merecercn. pues. ser colmados con todos los bienes: y por aña­didura dejaron a la posteridad Wl ejemplo digno de ser bnftado. Des­pués de Bemon. la dtreccjón de la abadta.fue tomada por el muy sabioOdón. hombre más religioso que quienquiera y que era antes preboste ­de la iglesia de San Martln de Thurs, verdaderamente admirable por la 1santidad de sus costumbres y de su vida religiosa. Puso tanto celo enpropagar la regla que. desde la prolJfncfa de Bénévent hasta el octano.todos los más considerables monasterios que posefan la Italia y la Gallatuvleron la dicha de ser sometidos a su autoridad.. Tras su muerte. jiJereemplazado por Aymad. hombre simple que, sin ser tan f amoso. no.fue Wl menos lJlgUante guardián del respeto a la regla. Después de él seeligió al santo y venerable Ma feu1. de quien hemos hablado más arriba yquedeslgnIJ. paro sucederleen elgoblemode los mor¡jes. a Odfl6n.

Guillermo de Volplano

La congregación cluniacense fue efectivamente construida porsan Odtlón, abate de Cluny en la epoca de los mJlenartos. Cerca de él ac-

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tuaron otros refonnadores, entre ellos Guillenno de Volpiano, dlscipulode san Mareu l y abate de san Benigno de Díjon. por quien la restaura­ción de la pureza monástica fue propagada a la vez en el país lombardo yen Nonnandía.

En la misma época brilló en la reforma de la casas de Dios el vene­rable abate Guillermo quien fue antaño nombrado por el bienaoentLUa'do Mafeul abate de la iglesia de san Benigno. mártir. Mandó reedifICarde inmediato las construcciones de esta Iglesia de manera tan admira­ble que hubiese sido d!ficil. haUar otras tan bellas_ No se distinguía me­nos fXN" el rigor C(lfl el que observaba la reyla y se mostró en su tiempocomo incomparable propagador de su orden. Pero cst como esto suscnc­ba el amor de las personas religklsas y pías. cst le arrala los denlgra­mientos y la maleoolencia de los pérjidDs Y de los impíos. Habla nacidoen Italia de padres de noble linaje . pero él era más noble aun po- fa cien­cia elevada que habla adquirido. En el mismo territorio, en el dominioque heredara de sus padres. precedentemenle Uamado VoIpiano. edifi­có un monastern repleto de toda la gracia cuyo nombre él mismo cem­bió Uamándolo fh.tttuaria. ID enriqueció con buenas obras de roda cla ­se y nombró aquf a un abate que ero en todo punto su digno émUlo. Ua­mudo Juan. Guillermo era de espíritu aguzado y de insignia sabldw1a.lo que le valla ser recibido en los palacios de los más grandes reyes yprúldpes. Cada vez que un monasterio se encontraba sin pastor. de in­mediato el rey. el conde o el prelado. le rogaban encared:famente queasumiera su diraxión para reformarlo; pues bajo su patrocinio. graciasa su riqueza y a su santidad. los monasterios se haclanjlor-edentes. yél mismo se hactajiador de que. si en cada uno de estos lugares los monoJes observaban fas'prescripclones de la regla. nunca les iba afallar na­da. ID que se verificó daramente en los lugares que Ie.fueron confiados",Desde daerscs paises reclaman a menudo a Cluny hermanos que. arde­nudos abates. acrecfenten de mil. maneras los int.en?ses del Señor. PeroGuUlermo. el padre por quien este capítulo ha comenzado. pret>alece so­bre lDciDs aqueUos que han salfdo antes que él de este lugar. por el traba·Jo que se dio y los resultados que obtuvo sembrando por doquier la semi·Ua de nuestra rEYia..5

III. Las iglesias nuevasSin embargo. en las pruebas puríñcadoras del mllenarto, no só­

lo el espíritu de la Iglesia gana unaJuventud nueva. También se renu evas u armadura corporal. Los santuarios se reconstruyen por doquier gra­cias a la afluencia de limosnas y alínvístble crecimiento de las rentas se­ñoríalee.

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Relms

Ya en el último cuarto del siglo x. el arzobispo Adalberón. deReims. el buenprelado al que Rlcherproponecomo ejemplo:

... en sus romlenzos (en 9761. tras su aduenimiento. se ocupó mu­che de construcción en su Iglesia. Mandó derribar por completo las ar­cadas cuyas eslructuTas sobreelevadas obstrulan casi una cuarta partede toda la hasUica desde la entrada de la iglesia. Toda la iglesia quedD asíembellecida a la vez por la extensión de la nave y por la mayor dignidadde la estn.rcturas. También mandó colocar. por la honra que se le debía.el cuerpo de san Callxto. papa y mlutlr. a la erlb"ada de la igles ia en unlugar más elevado. C<lnsagJ'Ó en este sitio un altar. Agregó un oroloriod ispuesto muy cómodamente para orar a Dkls. Omó el altar mayor- conlUlacruz de oroy d ispusoporambaspartes CW1C1'les relucientes.

Aparte de esto. hizo fabri:ar un altar portátil. de labor- no menosesmerada. Sobre este altar. donde el saa'1'dote se ubico ante Dios. esta­ban laS.fuuras de los cuatro evangelistas lab radas en oro y plata, insta­ladas en cada WlIO de los lzngulos. Con sus alas desplegadas. cada unade eUas cubria hasta la mUad las caras laterales del altar. tendían surostro hacia el Cordero fnmaculado. Con esto. habla queri:lo cop iar elarca de &l1om6n. Hizo también un candelabro de siete brazos. los cua­les . saliendo de un solo tallo. stmbolizaban los siete dones de la graciaemanando todo de un solo Espb1hL Decoró. C(lfl un trabajo no menoselegante. la montura donde encerré la OOTa y la canasta. es decir las reli­quias de los santos. En honor de la igles ia colgó también coronas. cuyacinceladura no fue costosa. La Uumlnó con ventanas que contenían d i­versas lmlzgenes y la hizo resonara! sonde campanasdamorosas.6

El ''blanco vestido"

En verdad, Rao ul Glaber habla de u n brusco surgimiento del afándecorativo, apenas pasado el Año Mil.

DELA RENOVACIONDE LA BASH..lCASENEL MUNDOENIERO

Cuando se avecinaba el tercer aflo que siguió al Año Mil, se vio encasi toda la tierra, pero sobre lodo en Italia y Gal/a, renovarse la basUi­cas de las iglesias; ounque la mayorta. muy bien construidas, no lo nece­sitasen en absoluto. una emulación impulsaba a cada comunidad cris­tiana a tener una mlzs suntuosa que la de los demás. Era como si elmundo mismo se hubiese sacudJdo y. deshaciéndose de su vetustez. sehubiese p uesto en todas partes un blanco vestido de igles ias . Entonces.casi todas las igles ias de las sedes episcopales. los santua rios monásti­cos dedicados a los diversos santos e tncluso los pequeñDs oratorios delas aldeas..fiJ.eron m:onstn.ddos mlzsbeUospor losfleles.

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Cuando Claber evoca ese "blanco vestido". no se sirve tan sólo deuna admirable metáfora. guiere significar que la crtstlandad se deshaceentonces del anciano, adhiere al partido del bien para luchar contra laspotencias de la perversión, que se apresta para el nuevo bautismo, quese pone el vestido nupcial para aproximarse al banquete de su Rey. Estamisma túnica blanca (la que indica en los sueños las apariciones benéfi­cas). los verdaderos hombres de Dios. aquellos que trazan los planos delas nuevas basílicas. la vestían ellos mismos en este tiempo.

san Martln de Tours

En esta época; el monasterio de san Martín de Tours se distin­guió entre los demás; el venerable Herxé, que era su tesorero, lo hizo de­moler y tuvo tiempo. antes de su muerte, de hacerlo reedificar de unamanera magntfica. La vida y la vocactón religiosa de este hombre. desdesu infanda hasta el final de su vida terrestre. mostrarian a los hom­bres de hny. si alglUlO quisiera escribir su historia. una figura en todopunto Incomparable. Nru::/do de una noble famUia de Francia, más nobleaun por su espúitu, semejante a un lirto o a una rosa entre las espinas,estaba unido por la sangre a los hombres más feroces del pcts. Como escostumbre entre las personas del más alto nacimiento. reclbl6 una edu­cactbn noble y luego estudl6 en las escuelas las cotes liberales; pero com­prendl6 que la mayor1a abrevan en estos estudios más orgullo que doci­lidad a las leyes de Dios Y creyó suficiente por su parte sacar de aquf lasalvación de su alma. Abandonó el estudio de estas vanas clendas y en­tró en secreto en un monasterio donde solicitó ron devoción hacersemonje. Pero. como hemos dicho. perteneda a una familia ilustre: asípues. temiendo la ira de sus parientes. los hermanos de este monaste­rio no accedieron a su ruego. Sin embaryo, para caerles agradable le pro­metieron que si su famUIa no ¡xmla ningún obstáculo por la juerza,ellos harlan gustosos lo que él pedla. Durante su estancia en este lugar.ofreci6 con santidad la prueba de lo que Uegaría a ser más tarde Y a to­dos aquellos que al![ vivian les dfo el ejemplo de lo que habla que hacer.Pero cuando su padre se enteró de su conducta, vino al convento enfure­cido. para retirar a su h.go; agobl6 con reproches a este niño que shlo seocupaba de los más deseables de los bienes y se lo Uevópor lafuerza has­ta la corte del rey donde COr!JUTÓ al propiD rey a que apartara su espfrltude semejante proyecto prometténdo1e grandes honores. Pero el rey Ro­berto. hombre lleno de piedad Y religión, lo exhort6 dulcemente por elcontrario a perseverar en tan buen propósito Y acto seguldo lo nombrótesorero de la Iglesia de san Martln, calculando hacer posteriormentede él un prelado ejemplar. A contlnuadÓn. Intentó repetidas veces po­ner el proyecto en eject.ld5n, pero siempre chocó con una negativa. Elsanto hombre, encargado asf a supesar del cuidado de una iglesia. per­maneció vestldo con el ropcye blanco y, viviendo según la reyla de los ca­nónigos, conservó en todo el estado de espirUu y el género de vida de un

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monje. Uevando siempre un cilicio sobre la piel. martiflCando su cuerpocon un aylUlO Inintenwnpfdo. avaro para st mismo. pródigo con los po­bres. observaba asiduamente las vigilias y las oraciones.

Este hombre lleno de Dios concibió para la iglesia cuya guarda sele habla confiado el proyecto de reconstruirla de arriba abajo más vastay más alta. Bajo la inspiración del Espiritu Scmto, Indicó a los albañilesel sitio en que habla que echar los cimientos de esta obra incomparable.que él mismo cortdt4o. como lo habladeseado. hasta su terminaclón.....

Orleáns

gulenes ven multiplicarse entonces las obras de construcción ysurgir de la tierra edíficíos más vastos, más elevados, más espléndidos.no reconocen en semejante floración uno de los efectos del primer pro­greso de la economía rural. de una holgura que poco a poco penetra elcuerpo del Occidente. ni tampoco de la multiplicación de las limosnas.Todavía hablan de mllagro:

En esta época, el obispo de esta ciudad era el venerable Amoldo.hombre tan noble por su estepe como por su ciencia y muy rico por lasrentas de sus bienes defamUía. Ante el desastre que castigaba a su sedey la desolación de los pueblos cuya guarda rente, tomó el partido mássensato: hizo grandes preporattuce y se abocó de inmediato a la tareade reedificar de arriba a abqJo las instalaciones de logran Iglesia, que an­taño fuera consagrada en honor de la cruz de Cristo. Mientras él Y lo­dos los suyos Impulsaban activamente el trabajo comenzado. a fin determinarlo lo antes posible de manera magnVka. fue favorecido por unest1nw1o divíno manifiesto. Un dla en que los albañiles. para elegiremplazamiento de los cimientos de la basUica. sondeaban la.firmeza delsuelo. descubrieron un gran peso de oro. ID jr.agaron dertamente sufi­ciente]X1rU renovar toda la obra de la basiUca. aunque fuese grande. ro­muran este oro descubierto por azar y lo llevaron entero al obispo. Estedio gracias a Dios todopoderoso por el presente que le hada. lo tomó Ylo conflh a los guardtanes de la obra, ordenándoles que lo gastaran (n.te­

gramente en la construcción de la Iglesia. se dice que este oro se debla ala previsión de san Evurcfo. antiguo prelado de la misma sede. quien lohabrta enterrado ah! previendo esta reconstrucción. La fdea se le ha­brfa octtTTido a este santo hombre sobre todo porque, en la época en queél mismo reedificaba esa Iglesia, más beUa de lo que habla sldo anterior­mente, habria hallado en ese mismo lugar Wl presente divino. prepara­do ]X1rU él. Es as! que no sólo los edificios de la iglesia sino también, porconsej o del obispo. las otras iglesias que se deterioraban en esta mismaciudad, las basUtcas, dedicadas a la m.ernona de diferentes santos. fue­ron reedificadas más beUas que las antiguas y en eUas se rtndló culto aDios mejor que en cualquier otra parte: la dudad misma pronto se her­moseó con casas; y el pueblo. pwi.ft.cado al fin de su COlTUpCión con la

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ayuda de la demencia divina. se repuso con tanta más rapidez cuantoque habla recibido sabiamente sus miserias como el castigo de susfalt as. 7

N. Cosecha de reliquias

¿Pero, acaso, el signo más clamoroso de la nueva alianza no fue.sucediendo inmediatamente a l muenarío. el descubrimiento de nuevasreliquias? El Occidente estaba poco provisto; las que posela parecían dedudosa cal idad. También en este terreno se eenüa Ind igente. mientrasque en los paí se s de la cristiandad oriental pululaban los restos sagra­dos. He aquí qu e Dios se dignaba sacar a su pueblo, por fin purificado,de esta indigencia y suministrar le, en mayor abundancia, armas tannecesarias en la lucha contra los demonios. De hecho, los peregrinosque, cada vez en mayor número, visi taban las igles ias bizantinas y lasque continuaban prosperando bajo la auto ridad de los prtnctpes mu su l­manes, traían a veces de su vte]e fragme ntos de cuerpos santos; otroseran fabricados por falsificadores ; por último, con toda naturalidad, lasexcavaciones preparatorias de las reconstrucciones de Iglesias ponlana l descubierto sarcófagos desconocidos. Pero para Raoul Glaber y paratodos los monjes de su tiempo, estas relíquías parecían resucitar de latierra, como muy pronto iban a hacerlo. a la llamada de las trompetas.todos los difuntos de la humanidad. En la nueva primavera del mundo,a tribulan esta eclosión a la infuslón de la grada dtvína .

DEL DESCUBRIMIENIO DE SANTAS RELIQUIAS POR DOQUIER

El mundo entero, como hemos d icho. vestta ahorn de blanco porla J'E'JlOl)("ción de las basUtcas ti ocunió después, es dec tr, el cerc ee añodesde el mUenmio de la encamadón del saluador, que dlLJerSOS indiciospermitieron descubrir, en fugarPs donde habían permanecido ocultaslargo tiempo, numerosas reUquias de santos. Como si hubieran espera­do el momento de cierta 9loriDsa resurrección, a una señal de Dios fue­ron entregadas a la contemplación de los fieles y vertieron en su esp[rf­tu W1 poderoso alivio. Es conocido que estos descubrtmfentos comenza­ron primero en una ciudad de las Callas, Seos, en la Iglesla del bienaven­turado mártir Esteban.. El arzobispo de la ciudad era entonces LterrLYéste descubrió aUt. cosa asombrosa, ins ignias de los rl10s antiguos: en­tre varios objetos que se ha llaban escondidos, halló, se dice, unpedazodel báculo de Moisés. Ante el anWlCio de esta cese. acudieron presta­mente no sólo los fieles de los palses de Gaita. sino Incluso de casi todaltalía !J de las regiones de ultramar; ti nofue roro ver enfermos rolver deaUl curados por la tntera>slón de los senrcs.e

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8. El auge

Del desarrollo que comienza enton ces a ínfundírse en el cue rpode la crts tla ndad occidental. los escritores casi no hablan. Los autores ­de crónicas a htston as no sin tieron que los hombres se hacían mas nu­merosos a su alrededor. mejor alimentados. De las calamidades que re­latan. a lgunas traducian quizá una inestabilidad propia de la adolescen­cia y las -tensiones de un primer auge: no supieron. no quisieron discer­nir en ellas este origen . Tampoco tomaron conciencia de las transforma ­clon es que experimentaba la sociedad de su tiempo; de la irrupción delas fonnas feudales sólo percibieron los tumultos y desórdenes a queJos antiguos marros. al disgregarse. daban paso; Yeste esquema dema ­siado s imple de los (TeS "órdenes" cuya expresión cont ribuyeron a fijar.No cesaban de exaltar, como sus predecesores de una más a lta EdadMedia. al buen emperador. al buen rey y. manteniendo vivas tales repre­sentacionee mentales . consolidaban inconscientemente las bases deun fut u ro renacimiento de la autortdad monárquica. Apenas si advirtie­ron que. en el orden de las realidades temporales, el mu ndo cambiaba asu alrededor. ¿Cambiaba realmen te? Es legitimo preguntarse si el movi­mien to de la evolución política, económica y social no era, en verdad, enestos decenios. menos perceptible y por consiguiente menos vivo que loque nosotros, histortadores, es tamos tentados de imaginario, al consi­derar fenómenos que no aparecen de manera verdaderamente clara enlos documentos anter10res al llnal del siglo xi. La pregunta merece serplanteada. Pero tambIén hay derecho a creer que nues tros testigos noeran fieles observadores de lo cotidiano y de 10camal. No miraban lascosas terrenas. Dir1gian 8 u mirada más aniba.

AsI pues, los slntomas de crecimiento que eligen mostrar concier­nen todos-a lo sagrado, a las actitudes religiosas. Es decir, a sus ojos,las únícas modificaciones que tenían Importancia para el de stino delhombre. los ímicos cambios, en cualquier caso, susceptibles de introdu­cirse, para torcerla, en la corriente de la historia. tal como ellos la conce­bían, aspirada entera por la ínmínencte de la Parusla, Pues para ellos, eldesarrollo de las fuerzas productivas o la transferencia de los poderesde mando no eran. por decirlo así. más que epüenómenos. en cualquiercaso su perestructura s. Para ellos, no lo olvidemos, las verdaderas es- \tructurae de la h lsorta eran espirituales. Sin embargo, las innovacionesque toman en cuenta -y que se establecen todas desde las perspectivasde la eecatcíogía- bastan para alímentar su esperanza. un senurmentode confianza en el 1rTeslsUble progreso del mundo. Estos hombres deDios crelan en el hombre.

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1. Propagación de la fe

Misioneros

Siente n , en pr1mer lugar. el auge de la cristiandad como una dlla ­tact ón. como una conquista a expensas del oescretmiento (¿a caso el finde los tiempos. que se avecina, no debe estar precedido por la reu niónde todas las naciones alrededor de la cmz?). En su época. donde la fecontinúa propagándose es en el Nort e y en el Este. sobre las avenidasabiertas por los evangeltzadores cerolíngios. El héroe de la mlstón cris­tiana es entonces san Adalberto. amigo del emperador del mtlenarío.

(Otbn II1Ilenia con ~l a dos prelados muy venerables, san Adalber·to, arzobispo de la ciudad de Praga. emplazada en la provincia de Bohe­mio y san Brttnon. obfspo de la ciudad de Augsbwyo en la provincia deBaofera. primo del emperador. San Adalberto era de pequeña estatura.san Bruno de alta estatura.. Ahora bien. san AdaIberto. durante una es ­tancia en la corte del emperador. machaba solo por la negra noche albosque. cargaba madera sobre sus propbs hombros y . descalm. la lleva ­ba a su morada a espaldas de todos: Y lleJldía esta madera para procu­rarse alimentos. Al cabo de largos días . el emperador lo supo y. como re.ola al prelado por Wl: santo hombre. un día en que charlaba con él romodecostumbre.led!Joensondebroma:

"Un obispo de vuestra especie deberla marcharse a evangallzar alos pueblos eslaoos".

Entonces el obispo. besando los pies del emperador. dgo que 1'0"nla manos a la obra y el emperador no consigu~apartarlo de este desig­nio: el prelado le pidió que nombrara en su lugar en la ciudad de Praga aotro arzobispo que ~ mismo Iba a elegir, el emperador consintió en ellogustoso. En cuanto a l!l tms preparar todo lo que hacia Jaita. se mar·chó. descalzo. a la provincia de Polonia. donde nadie habla oiclo pronun­dar rod...lviael nombredeCrlsto: y sepuso apredfcarel Evangelio.

El obispo Brunon, siguiendo su ejemplo. pidió al emperador quehiciera consagraren su lugar y en la misma sede. a un obispo de su elec­ción Hamado Ulrlco. Hecho esto, ganó con humUdad la p rovincia de Hun­grfa . la que llaman Hungrta Blanca par oposición a la otra, la HungrtaNegra. asl llamada porque sus gentes tienen la tez oscuro como los ne­gros.

San Ad alberto convirtió a la Je de Cristo a cua tro provfnclas m ésprtslorteras de los antiguos errores : Polonia. Eslavonia, la de Varsovia y

1Cracovia, Tras establecerlas 5Ó/feiamente en la Je. se d irigió a la provinocia de los pfncenatos para pred icarles el8eñor. Es te pueblo estabaJeroz­mente apegado a sus ldolos: ocho dias hacia del arribo de Adalberta.quien habla comenzado a cnuncrcres el reino de Cristo. cuando. al no­veno dla. hallándolo prostemado en sus oraciones, ellos lo atravesaronron sus flechas de hierro e hicieron de él un mártir de Cristo. Después

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le cataron la cabeza. a~aron su cuerpo en un gran lago; en cuanto ala cabeza. la ortoiaron a las bes tias de un campo. Pero un ángel delseñor la tomó y la llevójunto a l cuerpo sobre la orilla opuesta del lago: elsanto despojo quedó alll intacto y s in descomponerse hasta el dia enque unos mercaderes pasaron par aUi en barco. Levantaron el tesoro sa­grado y fueron ha sta Eslavonla. Al s aberlo. el rey de los eslavones. Ua­madO Boleslav. que había sido bautizado par el propio Adalberto, les hi­zo ri.cos presentes. recibió de ellos con gran pompa ei cuerpo y la cabezay edificó en honor del santo un gran santuario; este mártir de Cristo sepuso a operar l'lUJChos milagros. La pasión de san Adalberto habla teni.­do lugar el vigésimo cuarto d la de abril que es la octava de las ca lendas<fuma"",

En cuanto a san Bruno. conví rtió a laJe la provincia de Hungria yotra que Haman Rusia. Ba utizó al rey de Hungría, llamado Gouz Y cam­bió su nombre en el bautismo por el de Esteban. El emperador Otón lorecibió de las fuentes bautismales el día de la natividad del protomártirEsteban y le dejó la Ubre disposición de su reino. dándole licencia paral/f'var en todo sitio la santa lanza. como el emperador mismo tiene cos­tumbre de hacerlo; le dio claros de la cruz del 5eñDr y le ooncedi:ó la lan ­za de san Mauridopara que sesirviera de ella comopropia.

Este rey hizo bautlzar a su hijo por san BJU1lO y le dio el mismonombre que él habla recibido. Esteban. A este Esteban. el emperadorotón le dio en matrimonio a la hermana de Erui.que. quien después fueempe","",.

Entre tanto. san Bnulo marchó con los plncenatos, se puso apredicarles a Cristo y .fw! martirizado por ellos como lo habla sido sanAdalberto_ Estos pincenatos, poseiclos de un fi.uvr diabólico. le extra­jeron todas las entrai'las del vientre por un pequeño agtyero que leabrieron en el cos tado. e hi.cieron as l de éi un heroico mártir de Cristo.Los rusos rescataron su cuerpo muy querido y construyeron en su hiJ'nor un sanlUarío en Rusia donde se hizo notar por clamorosos mi­logros.

Fbco después. un obispo griego utno a Rusia. convirtió a la otra mi­tad de esta provinda. que aún estaba entregada a la idolatria. e naoadoptar a los habitantes el porte de la barba larga y otras costumbresgriegas.l

La evangelizaci6n, la cruz y la simb6lica cósmica

Con todo, los obstáculos que enc uen tra la evangeliza ción en lasregiones del Mediodía plantean un problema.

He aqui un tema dig no de rejlex!6rt: si lo que comunicamos sobrelas ccnoerstones de pueblos infieles a la ley de Cristo se vio producirse

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ron suma frecuencia en las regiones del AquIlón Y del Ocddente, encambio no se oye hablar de nada serrullante en ninguna de las comar­cas orientales y meridionales del mundo. De esto el verdadero presagiofue la posidón de la CJ1J.Z del senor. cuando el salvador colgaba sujeto aella. sn el Caloorio: mientras que a espaldas del Crucificado estaban elOriente y sus pueblos sanguinarios. ante sus ojos se extendla el oc­cfdente. pronto a ser trumdado por la luz de laJe; y asimismo, fue su de­recha todqxxierosa. tendida por el ofirio de perdón. la que el Septen­tJilJn redbl6. dulcificado por suJe en la santa palabrd; mientras que suizquierda estaba reservada al Mediodta. bwbt.yeante de pueblos bárba­ros. SU1 embaryo. aun cuando hayamos eoocado brevemente este santopresagio. elfo no deja menos intado ese con.solador arUcuJo de nuestraJe católica según el cual, en todo lugar Y en toda nadón sin excepdórt.quienquiera que. regenerado por el agua santa. aro que el Padre todo­pocleroso. ron su hijo Jesucristo. reunidos por el Esplritu santo. son elWtico Y verdadero DIos. será. pcx poco que sufe le Inspire una conductarecta. acogido por el &ñDr; y. si persevera. vilJirá bienaventurado enuna uida eterna. Y compete s6lo a Dios conocer las razones que tomanal género humano más o menos apto para logrcu su salvadón .según. lasdiJerentes partes del mundo; pero nuestro propósito es símp/emente re­cordar que. si las rornarros más dLstantes de esas dos partes del mun­do. el Norte Y el O<ddente. fueron visitadas fXN el Evangelio del seruxCrtsto. quien ecM entre sus pueblos sólidos ftmdamentos de la santaje, en cambio. en las otros dos. el Oriente y el Mediodla. hizo menos ce­mino y dej6 a los pueblos cautioos por más Imgo tiempo de sus error-esbIubaros.

Pero para que nadie en esta materia profiera una calumniasacrtlega contra las disposldones previsoms de rwestro buen Creador.hay que escrutar con precaución el texto sagrado de las Escrituras:este texto propomona sin nlngWUl duda una representación del mun­do terrestre en la cual la bondad. asf como laJustida del Creador. estánlndiscutiblemente demostradas. por aquellos que se han salvado comopara aquellos que sucumben. Pues asf como al primer padre de loshombres. el autor de todo bien dio primero la libertad de lograr o no susalvad6n. as1. vuelto Redentor. ofrece su saloodón a todos los hombresen general, pero para que cada WlO de ellos se haga cargo espontánea­mente de ella. Pero las misteriosas disposiciones de este Dios paraquíen siempre todo /oque existe está presente a la vez y a quien nada es­capa. hacen ver en todos los lugares. a través de todas las edades deltiempo. que él es el Topoderoso. único bueno y uerfdlco. tanto por lasobras de su demencia como por las sancfones vengadoras que le dictasuJustlcta. Pues muy lejos de que su bondad esencialJalte nunca a laobra de su clemencia, El no cesa por-et contrario de reunir al mayor nú­mero posible de los hijos del inflel Adán en el seno del RjJco de su dtuLni'dad. Y cuando esto se cwnple cada dia en el mundo. ¿de qué seria laprueba stnode la bondad siempre activa del Todopoderoso, cambiante.pero tnmutable. lnmu1able alIDCluecambtante?2

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II. La Guerra Santa

Al menos. si hacia el este y el sur los predicadores de Cristo cho­can con barreras demasiado fuertes . comienza a des pun tar el día enque los guerreros de Occidente Irán a forzar estas resistencias por la es­pada. En la mutación del Año Mil. el espíritu de cruzada madura. Lapaz Y luego la tregua de Dios. limitaban poro a poco el ejercícío de las ar­mas en el seno del pueblo cristiano; en 1054. se proclamó en el conciliode Narbona: ~Que ntngun cristiano mate a otro cnenano. pues quienmata a un cristiano derrama sin ninguna duda la sangre de Crtsto".Ahora bien. los caballeros hablan recibk:lo de Dios mísmo la vocación decombatir. .¿Dónde Iban a asestar sus golpes? Contra los Infieles. Va ha ­ciéndose claro que. en el movimiento de purtftcactón donde la inminen­cia del fin de los tiempos acaba de comprometer a la cristtandad de Occi­dente. sólo la guerra santa es lícita. Al pueblo de Dios que avanza haciala TIerra prometida. le Importa haber aplacado todas sus dtscordías in­testinas; debe andar en paz. Pero a su cabeza, el cuerpo de sus guerre­ros abre su marcha: él dispersa con su valentía a los sectar10s del Ma­ligno. Al otro dia del mílenarto. la caballería de Occidente resiste a lasbandas de bribones que salen de los países sarracenos; ella los persi­gue; ella los vence y. en tales éxitos. salva su alma.

Defensa de Nubana

En esta época. los moros de Córdoba. pasando por el mar Gálloo.abordaron una noche. de lmpJ'Ot)(so. con una j/Dta numerosa. ante Na­bana: y. al despuntar el dia. rodearon annas en mano toda la dudad;por lo que ellos mismos nos contaron después en cautividad. su sortile­gio les habla prometido que el asunto acabarfa bien Y que tomarian teor­bona. Pero los cristianos. a toda prisa. comulgaron con el cuerpo y lasangre de Dios que recibieron de sus sacerdotes y. preparados para l"TJOo

rír, corrieron sobre los sarracenos; se lleooron la victoria. mataron aunos. retuvieron cautivas a los otros asl como sus naves y toda clase debotines; vendleron. a sus prisioneros o los redJ.geron a servidumbre yenularon en presente a san Mardal de Umoges veinte moros de una ta­lla gigantesca. El abate Godo.fredo conservó a dos como esclavos y dis­tribuyó los otros a los señores extranjeros que de d iversos pctses ha­blan venido a Urrwges. E l lenguaJe de estos hombres no era en absolutoel de los sarracenos; daban roces como perros jóvenes y pareclan la­drar. 3

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, t

Ofensivas en España

DE UJS COMBATES DE WS SARRACENas CONIRALOS CmSTIANOS DE AFRICA

Hacia los mismos tiempos. la perfidia de los sarracenos para conel pueblo cristiano recobró en Ajiica len rigor. poro elaber. España per­tenece al AfticaJ un llUEVO vigor; perseguían a todos cuantos hallabanen la tieTTa y en el mar, los desollaban oüos. los masacraban; y hacla yamucho tiempo que las matanzas mutuas causaban es tragos y que lasruinas se acumulaban de un lado como del otro, cuando finalmente losdos partidos se pusieron de acuerdo en que sus Ejércitos librasen com­bate cuanto antes. El enemigo, prestando una confianza presuntuosaen el furioso salvaj ismo de su multitud inmensa, se veía de antemanovencedor; los nuestros, aunq ue de número muy pequeño. invocaban laayuda de Dios todopoderoso y esperaban jirmemenle que la interce­sión de su madre Maria, del bienaventurado Pedro, principe de los após­toles y de todos los sa ntos, les valdrta la vic toria. Y depositaban sobre ro.do su confianza en el voto que hablan contraído en el momento de e nta­blar el combate: si la poderosa mano del SefuJr les acordaba vencer alpueblo Infiel. todo lo que le estuviera dado tomar a estas gentes, en oro,en plata y en erres adornos, debla ser Igualmente enviado a Cl~y, alprinctpe de los após toles Pedro. Como antes~s~untado'.hacta yatiempo que numerosos religiosos de esta requm. quienes hablan toma­do el hábito en este monasterio, supieron atraer al santo lugar el amorde toda la región. ¿Qué másfaltaba? El combate se inicló;.fue laryo y en­carnizado. Los cris tianos no habian sufrido pérdida alguna y ya se mos­traban como los vencedores cuando, par último, tan grande.fue el páni­co que se apoderó del ej ército de los sarracenos que, pareciendo olvtdar­se de luchar, internan emprender laJuga; pero en vano; se enredan ensus propias manos o, mejor dicho, es el poder de Dios el que los clava enel sitio; y entonces el t'jército de los cristianos, irresistible ahora graciasa la ayuda divina, se libra sobre ellos a tal ccmrcertc que, de su mul~w:innumerable, apenas lutOS pocos pudieron salvarse, Motget, su pnna­pe, cuyo nombre es una corrupción del de Moisés, mwió, se dice, en es­te combate. Una vez reunido el botín, los cristianos retiraron de éste unenorme peso en talentos de plata. no olvidando el voto que hablan he­CM a Dios. Es en eJecto costumbre de los sarracenos ir al combate orna­dos con muchas planchas de plata o de oro; en este caso, ta l costwnbrebenefició a la p iadosa liberalidad de los nuestros. Estos enviaron sin tar­danza todo este botín. como lo hablan prometido, al monasterio deCluny. El venerable abate del lugar, Odilón, mandó hacer con él un magonVIco baldaquino por encima del altar de san Pedro. En cuanto a lo quequedó, ordenó. con una liberal medida muy famosa. distribuirlo. comoconvenía. a los pobres, hasta el último denario. Asi pues, la turbulenciade los sarracenos, refrenada, se calmó pt7W1 tiempO. 4

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El relato pronto adquiere el tono de la canelones d e gesta:Después los nonnandos, bajo la conducctón de Roger. marcha­

ron a exterminar a los paganos de España, mataron incontables sarra­cenos y les tomaron muchas ctudades y castillos. En cuanto llegó, Ro­ger capturó a algunos sarracenos; elegía W10 cada dia y. en presencia delos otros . lo cortaba en pedazos como a un cerdo, lo mandaba para comi­da de éstos cocido en un caldero y.fingla ir a otra casa a comer la mitadrestante con sus compañeros. Habiéndolo visto asi todos, dejaba evadir­se, por unafingida negligencia, al más ingeruro. afin de quefuera a con­tar estos horrores a los sarracenos. Muertos de miedo ante esta idea,los sarracenos de la cercana España y su rey. Muse!, piden la paz a Er­mestnda, condesa de Barcelona. y se comprometen a pagar un tributoan ual. Esta condesa era viuda y habla casado a su hga con Roger. Con­cluida la paz con estos enemigos, Rogerfue a llevar la guerra al interiorde Espa ña; un d la. acompañado tan sólD por cuarenta cnsecnos. caeen una emboscada tendida por quinientos sarracenos de primera; perod i6 en el combate a su hermano natlUat cargó en tres oportunidades .ab atió a más de den enemigos. reconquistó sus posidon.es con los su­yos y los sarracenos ya no se atrevieron a perseguirloen sufuga.

f...] El rey de Navarra, Sancho, con el concurso de los gascones,cortdt40 un ejército contra los sarracenos, devastó España y retomócargado de botln Y de gIorl.a. Ese mismo año (1027) , el rey de GaliciaAl­Jonso asoló las tierras de los sarracenos. En momentos en que una du­dad de España iba a rendfrsele. cuando ya habla depuesto él las armasy daba a los crtsucncs. que hervian de fmpacIenda bajo las muraUas. laorden de cesar el combate , unajlecha lanzada desde lo alto de los mu­ros por estos mismos enemigos a los que deseaba perdonar. lo hirió demuerte: y sus tropas tuvieron que volver sobre sus pasos no sin grandolor, Uorando a suprlndpe.5

III. Dios se encarna

Sin embargo, los prelu dios de la cruzada manillestan ellos mis ­mos un vuelco en la actitud cuyo asiento es tá en el foco de la concienciarelígíosa y al que se pu ede considerar como uno de los hechos esencia­les de la historia mental de la Edad Media . ya que por él se modificó porsiglos enteros la tonalidad del crist ianismo. En el tiempo del míleneno.el propio Olas comienza a cambiar de cara. Bajo la omnípotencta íncog­noscible del Padre, la humanidad del Hijo parece ganar cada vez máspresencia y proximidad. La cruz, el Evangelio, J esús viviente por fin seapoderan, uno tras el otro, de las almas devotas.

Así, en los ritos de la iglesia . el lugar de la consagración eucaríetí­ca tendió, en esta época misma. a ensancharse. Lo cual no dejó de suscí-

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tar problemas: es, en eíec to. en relación con la s igni ficación mistica deestos ritos. como se desarrollaron a la vez las más agudas de las tnquíe­tudes heréticas, los primeros esfu erzos de re flexió n díaléct tca y, muypronto, alrededor de Béranger de Tours. las primeras controvers ias enteología.

ProdIgios eucaristlcos

Para Raoul Glaber, las especies eucarlstlcas pertenecen todavíaal universo de la magia: romo las re liqu ias, como las pe rsonas de los re­yes . ellas introducen en la coUdlaneldad de la vida una parcela de lo sa ­grado; ellas se rodean de milagros y prodigios: benéficas o meíeñces.según se las use, traen ccneígo la benevolencia o la cólera del Todopo­deroso.

El misterio de la Eucarfslla no es po: cíerto transparente másque pa ra un pequeño nltmero; es incomprensible para casi todos losmortales, y lo mtsmo tocl.as las otras cosas que pertenecen a la fe y nocaen bajo la mirada de los ojos. Esto sobre tcx:lo mereceque se esté sobre­aviso: tiene uno ptX IJtlJiflcante la preparación del cuerpo Y de la sangredel 5eñor Jesucristo, y se cree al abrigo de todo daño Y de lodo peligrode calda. Pero st el cuerpo y la sangre del Sel tor son abandonados y des­truidos por la negl~ de quienes los manipulan, no queda a éstDs,salvo una pronta penitencta. más que un Juicio que los condene. ElSeña ha dicho: -A quel que come ml carne y bebe mi sangre posee la vi­da eterna y yo lo resucitaré". No se debe creer por esto que ningún anI­mal, aparte del hombre. deba participar en la resurrecd6n de la carne; etncluso sólo un verdadero.ftei puede redblr la Eucartstla como ins­trumento de su sal l.ll1d6n. Hubo en nuestro tiempo lDl tndtmduo vestidoCXlrt el MbUo de los~s, que comparedó en justt:fa por no sé quécrtmen: druante la inslnJcd6n, tuvo la audacia de conswnlr este don dela Eucar1st1a, el cáliz de la sangre de Clisto. Acto segu.ldo, se IJÍD saltrporla mUad de su vientre. tnmaculada. la parte del santo sacrtjido que ha­bla conswnlldo y que dertamente ofreció ron ello una e l.lkiente pruebade la cuJpabaidad de aquel que la habla recibidoind~;además.de inmediato ronfesó el crfmen del que hasta entonces se habla defendi­do, e hizo conveniente penitencia. En el condado de Chalan conocimospersonas que. ante la pnmmidad de un desastre, hablan visto el panconsagrado transformarse en verdadera carne. En Dl}on, hacia la mis­ma tpoca. una persona que aportaba la Eucarlstla a un enfermo, la dE;jócaer de sus manos; vanos.fueron todos sus esfuerzos por recuperarla.Al cabo de un año cumpUdo, se la descubrlb al borde del camino público,al aire libre , aUl. donde habla caldo. tan blanca e irunaculada como si hu­biese caldo en ese Instante. Porfin. en 4Jon, en el monasterio de la ReBarbe. habiéndose apoderado algWlO, hay que creer. indebidamente dela cajUa, o píxide, en la que se conservaba la Eucaristla segCat el uso, és-

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ta se soltó por s i misma de sus manos y se mantuvo largo rato en elain?

En cuanto al chrysmaf. que algrmos Uaman el caporal (pañodonde se deposita la hosUa en el altar), en muchas ocasiones probó suvútud saludable con tal de que se m::urriese a el ron una fe entero. A me­nudo. e1evado.frente a loS incendios. los obligó ya sea a extinguirse. yasea a retroceder, ya sea a volverse para otro lado. Muchas veces curó losmiembros doloridos de los enfermos al t iempo que. impuesto a los afie­brados, los ooMa a la vida . En el monasterb de Moutiers-saint~,

en tiempos del venerable abate Cuillermo (de Volplano/. la desgracia qui­so que un fncendlo d evastara los alrecfecfores del ceuenro. Lo<s herma·nos de este lugar tomaren el chrysmal y lo alzaron a la pw1ta de su as­ta ante laS llamas del tncend~ de slnJestros resplandores. Ada seguidoe/fuego se replegó sobre sí mismo y no pudo extenderse más allá de loque ya habla ganado. El banderin del Señor. entre tanto, arrancado desu asta por los soplos del aire, voló sobre una extensión de unas dos mi­llas y alcanzó un pueblo llamado lluauche donde vino a posarse sobreuna casa; lo persiguieron hasta ahí y lo trajeron de vuelta al monasteriocon mucho miramiento. Ahora bien, el dla de Pascua del mismo año, enla iglesia adyacente a l monasterio y dedicada a san Pablo, el cáliz llenode la sangre vlv!flcan.te escapó de las manos de un sacerdote y cayó al pi­so. Pero no bien lo supo el mencionado abate, este hombre lleno de sabl·durla ordenó a tres de sus mtX!Ies hacer penUenda por estafaUa: temiaque por desgracfa la torpeza de ese estúp ido sacerdote arrastrara conéste a los suyos en castigo vengador; lo que no habr1a cUjado de produ­cirse sút la previsl6rt de este hombre avisado, como lo probó el suceso.Heroos conrado lo que precede para tncltar a creer fumemente que, enlos lugares donde este don sagrado Y vlvyicanle sufre un acci:lente debi­do a la negl lgencia. e l azote de la venganza dwina cae de inmediato; aslcomo, en cambio. los lugares donde se lo trata CXlrt miramientos, se ve­ron colmados Q;lf'I: todos los bienes.

Clunyy la misa

Sin embargo, una de las innovaciones capitales de las costum­bres cluniacenses fue, hacia el Afto Mil, íncttar a los monjes a hacersesacerdotes, asociar más estrechamente a las mortíñcectonee y las re ­pu lsas inherentes a la vocación monástica las funciones eacrtñcíel esdel sace rdocio y ordenar la vida de los hermanes en tomo de la celebra­ción eucartsüca. Asi se vieron reforzadas la s potencias reden toras delmonasterio: la comunidad no recogía las gracias simplemente por susoraciones y por sus privaciones; ella participaba en la confección delcuerpo y de la sangre de Cristo: ella trabajaba para aumentaren el rnun­do visible la parte de lo sagrado. Y esta obra saludable estaba estrecha­mente ligada en Clu ny , a la liturgia de los muertos. Fue al asumir las

149

fundones eucarisUca.s cuando los monasterios. en los umbrales del s i­glo XI . lograron instalarse en el corazón de la devoción popular y sacardecíd sdaventaja a las catedrales.

En cuanto a la celebración de este misterio magn!fico. hny ya In·numerables pruebas de los beneficios que aporta a las a lmas de jos fle­les d ifuntos; no obstante. a hora deseo hacer conocer LUla entre tantasotras de tcxla especie. En la cxm.arcas más distantes del A.frlca vivla W1

ant.ICOI"e'ta. de quien se deda que habla pasado lJelnte años retirado sinver a ntngCut hombre. lht pobre muchachito. ciudadano de MarseUa.W1Q de esas personas que reaA'Ien el pals sin cansarsejamás de apnm·der ni de lJef' lugares nuevos. acertó a pasar por ahL Oyendo hablar deeste anacoreta. afrontó la soledad de esa región oonsumida por el ardordel sol Y se obstinó laryo tiempo en el intento de descubrirlo. AI.Jb1aL elso lUarfo vio a l homb re que lo buscaba y le grit6 que fuera hacia él. Ycuando el otro se acercó, se puso a preguntarle quién era, de dónde ve­nta, par que se hallaba en ese lugar. Sin hacerse rogar. el hombre le res­pondió que era su ardiente deseo de verlo el que lo habla traido hastaaqul y que no deseaba nfngLUla olTa cosa. El hDrnbn?, ru.di"tto por la cien­cfade Dk:ls. dyo enrones:

WMe entero de que llegas de GaUa; pero. te lo ruego. dime. ¿has vfs-toa/guna vezel monasteriodeelwty que seencuentm enesepals7'

HLo he visto. responde el otro;y Ioconczcol't1ll!J bien".EntDncesélled!fo:"Has de saber que ese monasterio no tfene Igual en el mwu::lo ro­

mano. sobre todo para l iberar a las almas que han caldo en el poder deldemonio. Se Inmola en ese lugar tan.frecuentemente el sacrlfK:1o vlv!ft­cante, que casi no pasa dio sin que. por tal oonducto. no se arranquenvarias almas a lapotencia de loomal~ c1erJnnbsW.

En este monasterio. en efecto. y nosotros mismos hemos sidotestigos de eUo. LUla costumbre hecha posible por el gran número desus rnor!fes querla que se celebraran misas sin interTUpcíón desde laprimera hora de l dia hasta la hora del reposo; y los monjes portian enello tan ta dignidad. tanta Piedad. tanta veneración, que se hubiese creí­do ee- más bien ángeles que hombres.6

El rey. defensor de CrIsto

Ungido por el Señor. Crtstóforo. atento a Imitar los gestos de Je­sús en la ceremonias del tiempo pascual. el buen rey. cuyo ejemplomuestra Helgaud en Roberto el PIadoso. Interviene él mismo. puestoque es sagrado. en las discusiones que suscita en esta época el misteriode la Eucarlstia:

Cierto obispo no terda una sana conaopd6n del 5eMr Y buscabapor ciertas razones una prueba de la presenda real del cuerpo de Nues­tro Sef>or Jesucristo. Este ~. """"""ado de bondad. quOO6 indigna­do Y le dtrt16 una carta est conaoblda: "Como tlenes renombre de den-

150

da sin que la luz de la sabidwia briI1e en t i. me pregtUlto ron asombrocómo has podido. mediante LUla facultad. Injus tamente ejercida y me­diante el odio horrendo que a limentas contra los servidores de Dbs in­tentar poner en tela deJu icio el cuerpo y la sangre del Señor, Ypor qué.mientras que el sacerdote. al conf erirlos, dice: "Que el cuerpo de Nues­tro Señor J esucristo sea la saloocón de tu alma y de tu cuerpo". tú, conboca temeraria Y manchada, dices: "Recibelo. si eres digno de él". mien­tras que no hay nadie que lo sea. ¿f\:r que atribuyes a la d ivinidad lasdebUldades del cuerpo Y unes a la naturaleza dl vtna las imperfeccionesdel doIa humano?

El soberano se constituye asi en guardián del cuerpo y de la san­gre de Crts to y en ordenador de las lrturgías . donde se ve reaparecer elsimbolismo del hábito blanco.

Este servidor de Dios, acurrucado en el seno de nuestra madre laIgles ia. se constituyó en val iente protector del cuerpo y de la sangre delSeñor. est como de los vasos que la contienen. El ordenaba absoluta­mente todo. hasta la punta de la uñas. a tal punto que Dios parecta serCJlXJ9idD no con las galas de la gloria de otro sino en la gloria misma desu propia nuyestad. El aportaba tcxla su deooclón, ponla su constantecuidado en que fuese por un ministro de CCJmZÓfl PWOY lJeslfdo de blan­co como se inmolase Dios por la faltas de l mundo entero. LDsojIJ:bs delculto hacia" sus de lic ias y. sobre la tierra. él v iv!a ya en los cielos. Volca­ba su satfsf accfón en las reliquias de los santos , que hacfa ves tlTde oroy de p la ta. en los atuendos blancos. en los ornamentos sacerdotales. enlas cruces preciosas. los cálices de oro jlnD. los tncensarlos donde ardeun incienso selecto. SÚlJiendo las IX1JUlas de plata a las abluciones del s a­<=lote.'

IV. Lacruz

El prelado quien Increpó Roberto el PIadoso (era s in duda el arzo­btspo de Sena, Uerrt). ¿habla sido ganado el rntsmo por la doctrtna delos "meníqueos" que el rey mand6 que mar en Orleáne? Estos. en efecto.se Int errogaban con más ans iedad que nadie sobre las vtrtudes de la Eu­cartsña. Como ya hemos visto. en es ta mIsma epoca otros herejes rom­pían los crucifijos. Pues la cruz. para ellos. era el símbolo de todas las ín­novaciones y de la nueva inqu ie tud . Y. de hecho. en elAño Mil. la prime­ra Irrupción de la humanidad de Dios en las representaciones religio­sas no cesaba de prolongar el papel desempe ñado por la cruz en las cere­monlasyentre los ritos.

Las cruces de que habla Raou l Glaber son todavía a la vez los em­blemas de la vlctorla cósmica del Dios Salvador y objetos mágicos porlos qu e las advertencias del mas allá se manifiestan:

¡51

IEl año de la Encamación novecientos ochenta y ocho se prodi-Yoen la ciudad de Orleáns. Gaita, un prodigio tan memorable como aterra­dor. Erlste en esta cludad un monasterio fundado en honor del pr1ncl­pe de los Apóstoles. en el cual se sabe que prúnitloomente WU1 COfTW'

nidad de vtryenes oonsagradas aseguraba el servido de Dbs todopo­deroso y que desde entonces es conocido ron el nombre de Salnt-AerTe­fe-PueUler. En medio de este monasterio estaba plantado el estandartevenerable de la cruz. que o.freda la imagen del Salvadorpat::ledendo porla salooct6n de los hombres los tormentos de la muerte; ahora bien. delos qJos de esta tmagen, durante varios d1as SÚl tntern.lpd6n. numero­sos testigos vieron brotar un rto de Iógrimas; este espectóculo~so prolJOCÓ naturalmente un gran concurso de pueblo. Mucfv:Js entretanto. mtrando con más detenimiento. vieron aqul el presagio. enviadopor DIos. de cierta calamidad pronta a abat1rse sobre la dudad. Comoen efecto se nos muestra a este mismo Saloadcr. instruido por su p~senda de la tnmJnente rutila de Jeru.salht. l1crando sobre esta cfudad.cst es dertamente la amenaza que pesa sobre Orleóns de tul desastrepróxlmo el que le armncaba fas lbgrtmas verft:fas por su imagen visible.se prodt.Yo poco t1empO cJespués en la misma ciudad tul hecho Inauditoen el que se vio el mismo presagio. Una rocne en que los guardianes dsla gran iglesia. es dectrde la eatedmlldedfcada a la santa CruzI. acaba­ban romo de costumbre de Ieoontarse y de abrir las puertas del santo lu·gar a quienes acudlan a matttnes. de pronto apareció un lobo que entróen la iglesia. asió ron su hocico la cuerda de la campana. la sacudió Ysepuso a sonar. Quienes aln se hallaban, estupefactos. lanzaron por .finfuertes grUos y. stn armas. lo ant?1aron asijiJera de la iglesia. Al año si­guiente. todas las habttadones de la dudad Y los ed(/icbs de las iglesiasfueron p resas de Wl terrible incendio. Y nadie dudó de que este aconted·miento desastrosohabla sido anunciado a la vezpor los dos prodigios.8

Pero. en hs escrítce de Ademar de c habannes. la cruz edquíereotra eígníñcectó n. El mismo vio una noche su Imagen en el cielo. carga­da del sufrtmlento de Dios. Cuenta que el conde Gulllenno de Angule­ma. en su agonía, besaba una y otra vez la madera de la Cruz. Este se­ñor había vu elto del Santo sepulcro. ¿Trala de TIerra Santa una devo­cl6n más profunda para con las lnstgntas de la Past6n?

len 1017J. Gut. vizconde de Urnoges. y su hermano el obispo Au­doutn. hablan regresado stn d!ficultad de Jerusalht. Entonces el sepul­cro de san Clbardo empezó a hccerse notar por milagros de una fre­cuenctc [ns6l fta. Fbucher. abate de Charoux, tuvo al mismo tiempo quesus rnorlJes una vfsfón que locorunfnaba sin duda posible a Uevar la san­ta madera de la CruzJunto a la twnba del bienaventurado Cibardo. AsIse hizo en medio de una retalfón solemne y. baj o la d trecclbn del abatede Angulema Renaut, la santa madera fue transportada a la basUlcaSan Cfbardo el dkl de laflesta del santo. primero del mes deJuJ.Io: y cuan­do se terminó de ejecutar la orden Impartida por la clemencia divina, losmonjes de Charoux se despidieron de sus hermanos de Angulema Y seretlTaron honorablementecon la santa madera.

152

T

Está probado que esa madera proviene de la 0'11Z del Señor. eltriarca de Jerusalén la envió a Carfornagno y el emperador la~~en esa misma basUlca que hablajundado Roger. conde de r i .............hcnordelsalvadof".9 ...,., .~"s. en

Mientras que en Saínt-Benott-sur-Lotre y en Saínt-Marcíal-de­Umoges. los relígíosce Juzgaban adecuado Insertar en la Iíturgía de lasemana santa, dlrtgtdo a la concurrencia laica. el esbozo de una repre­sentación y de un diálogo que han sido ortgen del teatro europeo y quehac~ visible para todos el drama de la Pasión. mientras que los cadavez mas numerosos jóvenes caballeros. corredores de aventuras. mar­chaban a exhibir ante los Infieles la insignia trlunfal de la Cruz. a la ho­ra en que el emperador Otón III mandaba abrir la tumba de cenomag­no y retiraba de ella la cruz de oro del difunto para adornarse con ella élmismo y en que. proliferante. la leyenda carolingia se entremezclabacon las primeras expresiones del espirttu de cruzada. la cristiandad deCkcide~te. obsesIonada con la JerusaJen de sus sueños. descubria laJerusalén terrestre y con ella aJesús viviente.

Juan. sobrino de GuJllermo de Volptano. su díecípulo. y por estocompañero de Raoul Oteber. antes de ser abate de Fécamp en 1028 10­troduce en su Confesión teol6glcaesta medItación sobre Cristo:

Elfue circtmddadopara separamos de los vlicios de la carne -pre­sentado en el templo para condudmos al Podre puros y santiflCCJdos­bawtzadopcre tcoemcs de nuestros crtmenes - pobre JKUC1 hacemos rt:ros y débil para hacemosJuertes- tentado para protegernos de los ere­ques dfab6licos -eapttuado para libramos del poder del Enemigo- uen­elido para rescatamos por su sangre -despojado para vestimos con elmanto de la Inmortalfdad- bwfado para sustraemos a los sarcasmosdemoniacos -roronado de esptna para arrancamos a los abrqos de lamaldidón orlgtnal- humillado para exaUamos -elevado en la cruz paraatraemos hacia él- regado con hJel y con vinagre para Introducimos enlas tierras de la alegria stnfln -sac:riflcado como cordero sin mancha so­bre el altar de la cruzpara lavar los pecados def rmmdo. 10

Este pensamiento no es ractonal: marcha según las vías de la exé­gesis y de las meditaciones claustrales. al h1lode las enelogíee. de la aso­cíacíones de palabras. en busca de correspondencias y resonancias ver­bales . Lo Importante es que se apega a la pasl6n de Jesús. Inaugurandoen el Año Mil su andadura hacia el Santo sepulcro. la crtstlandad de Oc­cidente creta avanzar. detrás de Cristo. hacia el Retno. En realidad . co­menzaba la conquista del mundovtsible.

Como la herejía, como el Impulso que conduce a la cruzada. comolos primeros ejercicios de la razón frente al míeterío. e l vuelco de la vtdaIntertor ha cia los s lmbolos evangelícoe traduce de hecho este prtmerpu nto de partida. Emana este del mismo sacudtmíento que estimula en ­tonces la s primeras indagaciones de los constructores romanos. quereve la las estructuras de la sociedad nueva. esos tres "órdenes" e806

tres "es tados" entre los cuales los hombres de Europa debían luego j uz­garse repartidos durante casi todo el nuevo rnJIenarto. Fue prec íeamen -

153

te en ese Instante. a la espe-ra del fin del mundo. cuando se opero la con­versión radical de los valores del crlstianismo. La humanidad está aúnprosternada ante un Dios terrible. mágico y vengador que la domina yla aplasta. Pero comienza a foJjarse la Imagen de un Dios h ech o hom­bre. que se le parece más Y al que pronto se atreverá a mirar de frente.Ella se Interna en el gran camino liberador que desemboca primero enla catedral gótica. en la teología de Tomás de Aquino. en Francisco deAs ís. que prosigue luego hacia todas las formas de humanismo. ha datodos los progresos cíenññcos. pollUcos y sociales, para aportar final­me nte. bien mirado. los valores que actualmente do minan nuestra cul­tura.

En la hlstorla de las a ctttudee mentales. donde he s ttu ado cas i to­das mis observaciones y en función de la cual fueren elegidos y díspues­tos todos estos textos. ¿qué sígntñca en verdad el Año Mil de la Encar­nación y de la Redenc jón? El anuncio de un giro capital. el paso de u narelígíón rltual y ut úrgice - la de Carlomagno y aun la de Cluny- a u nareligión de acci ón y que se encama. la de los peregrinos de Roma. deSantiago y del Santo Sepu lcro. y pronto la de los cruzados. En el senode los terrores y de las fantasías. una prtmígenía percepción de lo quees la dignidad del hombre. Aqul. en medio de esta noche. en esta Indi~

gencía trágica y en este ealvejíemo, comienzan. por siglos enteros. lasvtctorlas del pensamiento de Europa.

154

CRONOLOGIA

Hechos políticos HechOll culturales

981 Consagración de la segundaaba.'Ia de Cluny

983 Advenimiento de Otón III985 Bautismo del rey de los

Húngaros987 EIer:ci6nde Hugo

capero. Victoria de AlManzuren España

989 Primeras Institucionesde paz en ~I conctliodeCharroux

990 Construcción del porche deSaínt-Oermaín-des-Prés

991 Gran Invasión danesa enInglaterra

994 DonJon de Langeats996 Roberto el Piadoso único Comienzo de la construcción de

rey de Francia la ígleeía de Roman-m óüer.997 Al Manzur saquea Comíenzo de la construcción

Santlagode Compostela de la iglesia de San Martin deTolmo

998 Evangelar10de otón III~ichenau)

999 Otón 11I establece sucapital en RomaOerfberto asume ~I

papado bajoel no mbre deSi1W:s~ lI

l OO! El papa corona a Estebanrey de Hungría

1002 En rique II rey deAlemania

1005 Muert e de lermítaño ita lianosanNUo

1006 ccmíenzo de la construccíón delnartex deToumus

155

Hechos políticos

1007

1009 Los crtsüanos de Españaentran en Córdoba. Elcalifa Hakim destruye elSanto Sepulcro

1O11 Ataque sarraceno a Pisa1012

1014 Coronación tmpertal deEnrique 11

10 19 Knut rey de Inglatena yde Dinamarca

102110221024 Insurrección del pueblo

de Pavía

1026

1027 Coronación tmpertal deConradoll

1031 Enrique I untco rey deFrancia

1032 El reino de Borgoña esanexionado allmper10

1033

1039

156

Hechos culturales

Gu illermo de Volplanoemprende la construccíón dela rotonda de San Benignode Dijon

Nave abovedada de San Martlndel Canígó

San RomuaJdo funda la ordende los camaldulenses

Dtntel esculpido de Salnt-Oenís­des-Fontaines

Hoguera de herejes en Orleáns

Peregrinación de Knut a Roma.Comienzo de:la construccióndel porche de Sa1nt-Benott­sur-Loíre

Dedicatoria de Santa Maria deRIpoll

Consagración de San Miguel deHildes heim

Congregación de los canónigosde San Ru fo

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lores. págs. 79·133-6 Ed1d6n en los Morwmenta GennarUae historra, tomo DI de los Scrtp­

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menrdethistoV"e,Parts.1897.8 Los M/rades de sa1nt Benoit. écrlts por Adrevald. Almoin. André. Ra·

soul1bft.aúl!' el Hugues de Salnte-Maure. moUles de F1ewy fueron edítados en1858 por la Sodéte de rhistotre de Franee. Este texto es crttlcado por A. -Jidter.L1UstolYJgruphie la SaInt-&rvft-.sur-l.l:J(re er les mfrades de .safnt Beroit. Pa­rl'J.1965.

9 Edki'Jn en la Cdl,ow=fbt de teJdes pcur servir a tMude et la tensdgne'­ment de l'hJsroue, Paris. 1897.

10 Edk16n en los Classlques de t1úsrolre de~ (lU~ áge, voL 12y 17 .

II Ed1d6n en la~ des te.Ues pour servfr la térude et la tensefgne-mentde thisrove. París, 1896.

12 Raoul Oiabr:T. H~t,I, l.13 Id.. U*i. U, 1.14 Ademar deChabannes. Chron*lIWS, m, 41y54.

1. El eentido de la hbtoria

1 AdemardeChaba:nrles, Chmn., 111. 31,2 Uber Apologetfcus. ed itado por Migne, Patmlvgle latine, tomo

CXXXIX. vol. 46 1.3 Raoul Glaber, l1lst.. I, 26.4 Id., fbtL. IV, 1.5 Id., fb/d., 1, 26 .6 a , tbtd., l. 25.

2. Los mecanismos mentales

1 Rkher,Hlst , IV, 42-45.2 Jd., tbtd.. IV, 50 .

157

3 Oertberto, Leures, 44 Y 130.4 Rlcher. HIst.. 45,46-47. 49·54.5 Raoul Glaber. Illst.. 11. 23 .6 Id... e-a.m. 28-30.7 Id...ibKl. .V.l()"l1.

3. Lo risible y 10 invisible

1 Raoul G1aber. Hfst. . I. 2·3 .2 Adalberón. edkión Hüekel, págs. 148-1 56.3 Raoul Glaber. Hfst.lI. 9.4 Helgaud. 11 y 12.5 Ademar de Chabannes. Chron.. 111. 43.6 Id.. eer.m. 56 y 49.7 RaouIGlaber, H ist.. I, 4 .8 Id.. /bid.. IV. 3.9 Mirades de saintFoy, I, 13.

10 Ibld., 1, 19 .11 Ibid., l. 4 .12 Ibid.,I.3y7.13 Mirades de SalntBenolt. 111. 13.

4 . Loa prodigiosdel milenario

1 RaoulGIaber.HIst..IJI . 3.2 Ademar de Chabannes. Chron.. UJ. 58.3 Raoul Glaber. H Ist. , rv.s.4 /odemarde Chabannes. Chron.. m .62.5 Raoul G1aber, HIst.. lI. 2. V. 1y ll. 7.6 Ademarde Chabannes. Chron..lII, 3 S.7 Raoul G1aber. Hfst., IV, 4 -5. II. 7,11,11.8 Ademar de Chabannes. Chron.. 49 y 59.9 RaoulGlaber. HIst..m, sym. 7_ID Ademar de Chabannes, Chron.. m , 46-47.

5. Interpretación

1 RaoulG1aber,HIst.,V. J.

6. La purificación

1 RaoulGlaber.Hfst. ,III,5.2 Ademar de Chebannea, Chron., lII, 52y 35.3 RaoulGlaber.Hlst,lII.8.4 Ademar deChabannes, Chron.. llI,66.5 Helgaud, 17,22, 23,21,27, 29.6 Cartular10de la Abadia de San Victor de ManleUa. ed itado por B. Gué-

158

rard en la CoUectton des Cattu.Ialres de Fronoe, tomo VlIl. París, 1857, volumen1. págs. 99-100.

7RaoulGlaber.Ilist.,1V.5.8 Publicado por Ch. Pñster, Erudes sur le regne de Robert le Rewc. Pa -

riso 1885. págs. U -LXI.9 Raoul Glaber.IIlst.. v.L10 n; 1bId.. 1lI. l .II Ademar de Chabannes. auon...III. 68.12 RaoulGlaber. Hfst. . IV.6.

7. Nueva alianza

.1 Raoul GIaber, "1st..IV, 5.z tocher. Hlst, m,24-25y31-33.3 Racul Glaber, 1I1st. J.4.4 Cartularto de la Abadia de San Victorde Marsella. ed itado porB. Gué­

rard, en la Col1ection des Cartulaires de F'rar1re, tomo VIII. París. 18 57, vol. l.págs . 18·22.

5 Raoul Glaber, HIst..lII, S.6 Rícher, HIst.. 111, 23 -23 .7 RaoulGlaber. Hist., I1I, a yu, 5.8 Id., fbfd. . 111. 5.

8. EJauge

1 ÁdemardeChabannes. Chron. . m. 31.2 RaoulGlaber.Hist . I.5.3 Ademar de Chabannes. Chron.. . 111. 52.4 RaoulGlaber.Hist..IV. 7 .5 Ademar de Chabannes. Chron.. IV, 55 Y69.6 Rao ul GIaberJ l fst.. V. 1.7 Helgaud.6y7.8 Rao ul GIaber. Htst. . n.5.9 Ademar de Chabannes. Chron.. IIJ. 40.

10 J . Leclere y J .-P. Bonne8 "Un maitre de la vk: splr1tluel1e au Xlcstecle, creen de Fécamp·. en Erudes de théoIog6e el: c!hIstDUe de la splriluaUté. Pa ­riso 1946. ConCesión teo16gtca.ll. 13.

159

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E. Pognon. en LI\n Mi11e (Paris , 194?), dio de Adalberón, Ademar deChahannes, Helgaud y Raoul Glaber, una trnducct6n muy ú til de la que me heservido mucho.

2 . Breve orientaci6n de lectura:

Sobreel MoMU:FocIllon (H.I,LI\nMU, París, 1952.L'an. ml1Ie, París, (1947), Introducción por Pognon (E.).Bloch (M.1. La sodété Jéodale. f'Evolut1on de l'Humarúté', 34 y 34 bís] , Paris,

1939-1940.Para encuadrar laépo¡;a en la historia del Occidente~:López (R), Nalssancedel'Europe{"Destlndu mondej, París, 1962.Le Golf ~.), La dvlllsatfofl de l'O::cldent médléval ¡Les grandes clvilisationsj,

Pañs, I964.Duby (G.) Y Mandrou (R), Hlstoire de la dvalsattofl~, Paris (1958), tomo

I.

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Esta obra se terminó de imprimir en el mesde marzo de 1989 en los talleres de

Compañia Editorial Elect rocomp , S.A.Calzo de Tlalpan 1702Coi. Country Club .

México, D.F.

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'''' .. " vera del mundo. ' . ' ." ;.:" ' . '."/ '" . ~ ..", , " .. .. , : .:',.- "," ~ : ,:,;~ ", , '.. , " ,,' . ~-- ',

', '.'.. .. :... " Georges Duby..Nacío el.7 de octubre .. ·< -;>'.:.. ';..)de'-;1919 'en' París. 'Miembri>' catedrático " "" .· . "'., -delInstituto de Letras. Doctor en Letras." .- ..",. o:. Profesor de historia medieval en la Fa· ; ': .':o:.:.;>·i:ultlld de.Letras de Besaneon eri1950 y . , .' r.: ;...• , .·¡en la dé Aix-Marseilledesde'Iüñ'l. Pro' : :< .::..: >·' fe.soi; en, el Colegie.de Francia:(cátedra".<: :'.' '.<.'de historia de las sociedades medievales) " '.~'...' "'/'A eSde '.1970,' .·. 'o. '.' '~.• :-.:: <' c.: :.• ..;. ,'C: -:: ." ' .•. ':" -; Miembro asociado de las:•Real-Acade- . '"'>-:: .'.·.:· IIÍ.ia deBélgica, Academia Medieval Nor; ,' ,o:.. ' - teamerícaria•.AcademiaBritánica, Acá"'.'· '-• :",:' .demia Nacional de Linc éi- y ' Sociedad -,':,.: . ': 0' Filosófíca.Norteamérícana. 'Premios:de .,·; 'i:

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