8/8/2019 Genealogias, Genialogas

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Carta

De Victor Rangel (el yerbas) a Jonatan Carrasco

Guanajuato, Mxico Abril 24,2002

Quiubo pelao:

He estado investigando lo que me pediste acerca del

caballero espaol antepasado tuyo. Aqu en Guanajuato

existen muchas leyendas coloniales. La mayora son puras

pendejadas acerca de romances, duelos y nimas en pena.

Pinches espaoles parece que no tenan otra cosa en que

entretenerse aparte de matar indios y cogerse a las indias

para reponer la poblacin y evangelizarla.

Hay una pintura en la que se representa a un encomendero hijo

de puta sacndole las tripas a un esclavo indgena. Me llama

la atencin su rostro enajenado, su miradala parte animalque todos llevamos dentro.

Hermano: una de las cosas que me ense el chaman (ya te he

hablado de l), es a descubrir el alma de una persona. Fjate

bien en el rostro de alguien y pon atencin a su ojo

izquierdo, ah se refleja su verdadera personalidad y estado

de nimo.

No necesito ver tu rostro, pero te dir que tu personalidad

es bsicamente inquisitiva: cuestionas y ves ms all de lo

que ven los dems y sigues buscando. Eres un guerrero que

marcha en busca de lo inalcanzable.

Ya s lo que ests pensando: A dnde chingados voy con tantorollo?, pero qu quieres?, lo nico que poseo es el don del

habla, y solo estar en silencio en el panten. Y eso quin

sabe? los muertos tambin platican.

Mira, no me queda mucho tiempo. Es estos momentos siento que

la vida se me escapa: el alcohol, abuso de substancias la

depresin. Aunque no debera echarle la culpa a la depresin,

de todos modos uno es cabrn, y para no hacer el cuento

largo, te digo que las descompensaciones (as dice mi hermano

el mdico) que padezco, son irreversibles.

Pon atencin a lo que te voy a contar:

Una noche tormentosa de 1594, dos personas acudieron a la

prisin de Cdiz en Espaa. Uno de ellos, un judo converso

acaudalado de nombre Juan Bautista Mendoza Carrasco. El otro,

un desconocido indigente cuyo nico mrito era el parecido

fsico con uno de los prisioneros a quien i ban a visitar: un

burcrata venido a menos que purgaba una corta condena por

desvo de fondos. Este hombre de extraordinario valor e

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inteligencia haba sido soldado en Lepanto y ocupaba su

tiempo libre en escribir, su nombre: Miguel de Cervantes. Su

amistad con el judo haba hecho que ste urdiera el plan de

liberarlo mediante soborno y dejar en su lugar al indigente

mencionado para quien el encierro estaba bien compensado por

el dinero que su familia recibira. Adems, Cervantes tena

la intencin de regresar a prisin poco antes de cumplirse lacondena.

El plan tuvo xito, y durante 18 meses desparecieron de

Espaa. Se embarcaron hacia las Indias Occidentales y tres

meses despus llegaron a lo que hoy es el puerto de Veracruz,

y de all hacia Guanajuato, una opulenta ciudad cuya riqueza

provena de las minas de oro.

En el trayecto recorrieron algunas regiones de la sierra de

Oaxaca, donde conocieron a una mujer de nombre Mara, una

mestiza chaman de gran sabidura. Hablaron de muchas cosas,

de filosofa y de la armona del universo, todo lo cual les

pareca que no contravena sus creencias cristianas.

Lo que Cervantes escribi mas tarde en el Quijote, referente

a la Cueva de Montesinos, tiene que ver con una experiencia

mstica que tuvieron en Oaxaca consistente en la bsqueda

interna de la armona csmica mediante el consumo de un hogo

alucingeno y el encierro en un hoyo profundo en total

oscuridad del que salen a la luz despus de un tiempo

determinado.

En la novela, el relato se atribuye a Cide Hamete Benengeli o

Berenjena, quien en realidad era el mismo Juan Bautista

Mendoza, el judo converso.

Al llegar a Guanajuato, se establecieron como comerciantes de

vino y abrieron una taberna, cuya provisin de barricas era

las que haban trado en el barco y se hallaban en una bodega

del puerto. Estas servan adems, para ocultar las posesiones

del judo: oro y joyas.

La taberna se convirti en lugar de encuentro de los

acaudalados caballeros espaoles a quienes se entretena con

relatos de un hidalgo que haba perdido el juicio y tena el

extrao delirio de ser l mismo un caballero andante.

La mayor parte de esos relatos eran verdicos, y desde luego,constituyen la base de la novela que sobre sus andanzas

escribi Cervantes, o mejor dicho, estaba escribiendo. Porque

an no estaba completa.

Pero no queran, por su condicin de fugitivo uno y judo

(aunque converso) el otro, llamar demasiado la atencin. Por

otro lado, no era deseable divulgar el argumento de una obra

que aun no se publicaba. Esto sera todo un acontecimiento,

unplato fuerte.

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En cambio, y a sugerencia de Mendoza, Cervantes escribi

algunas piezas ligeras de teatro a las que llam Entremeses

las cuales se representaron en el traspatio de la taberna,

para regocijo de la alta sociedad de G uanajuato de aquella

poca. Hasta la fecha de hoy es tradicin en esta ciudad la

representacin de esas piezas.

Al poco tiempo, y antes de que nadie descubriera su

identidad, ambos desaparecieron. Es decir, Cervantes

evidentemente regres a Espaa, pero de Juan Bautista Mendoza

Carrasco, poco se conoce, salvo algunas pistas que he

investigado.

Hermano: no estoy delirando y creme que en estas

circunstancias no tengo ningn nimo de burlarme, aunque todo

esto parezca fantasa. Y lo es.

Te he pedido que pusieras atencin al relato porque te habrsdado cuenta que la historia es solamente la bifurcacin de un

sendero al que llamaramos realidad. Puedes cambiar todas las

circunstancias y siguen siendo posibilidades alternas e

infinitas de universos paralelos. Pero nos sirve para abrir

la mente.

Lo cierto es que este seor Mendoza, se uni a la expedicin

de Lus Carvajal, un capitn portugus que haba recibido

capitulaciones del rey para colonizar la parte noreste del

pas. El mismo era un judo converso al igual que muchos que

le acompaaban. Te anexo algunos documentos que recab

Jacinto el bibliotecario. En ellos aparece el nombre de JuanBautista Mendoza Carrasco, tu antepasado, como uno de los

primeros pobladores de Cerralvo en Nuevo Len.

Otra cosa: apareci tambin una carta que hace referencia a

un sobrino suyo. Todo ese rollo de duelo de caballeros

andantes parece mas bien algo inventado. Pero mejor jzgalo

t mismo.

Yo me tengo que ir. No s cunto tiempo me queda.

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Carta

Del bachiller Sansn Carrasco a Doa Ana QuijanoUn lugar de La Mancha, Agosto de 1542

Querida seora:

Hubiera querido anunciaros el trmino venturoso desta

empresa en la que con buen nimo y noble causa, he venido

a estos desiertos parajes que han sido testigos de la

estrepitosa cada de este vuestro rendido amante, el

Gallardo de los Espejos, cuya arrogancia fue reducida en

singular lid, por fuerza y destreza del de La Triste

Figura vuestro to, a quien os haba prometido traer de

vuelta a casa.

He fracasado rotundamente en este primer intento.

En mala hora el prfido corcel, indolente qued inmvil al

no poder aguijarle. La pesada y estrafalaria vestimenta

qued trabada en las articulaciones inferiores y con

espanto vi cmo mi adversario avanzaba ligero acortando el

palmo de terreno que mediaba entre los dos, mientras ergua

la larga vara de fresno, que vino a dar de lleno en mi

escudo y luego en el pecho. Por un momento me vi volando

por los aires sin recordar nada ms, ya que negras

tinieblas nublaron mis ojos.

Quiero decir que ca inconsciente, y muerto fuera de no ser

por la misericordia de Dios y los buenos comedimientos de

Sancho nuestro vecino, quien intercedi a mi favor.

No bien hube despertado de aquel trance, cuando vi la

espada del hidalgo blandindola cerca de mi rostro. Y entre

gritos y juramentos me emplazaba a declarar a todo el mundo

su victoria y la inconmensurable belleza de una tal Tobosa

la Dulce, que aturdido como estaba no alcanzaba a

entenderle cabalmente.

Los trminos del duelo sealaban que el vencido acatara la

voluntad del vencedor cualquiera que esta fuera, siempre

que no excediera los usos de la andante caballera, por

cuya aficin y delirio se le secaron los sesos al pobre

hidalgo. Por lo menos eso es lo que afirma el socarrn de

mi to Hamete, quien ha tomado a su cargo las crnicas de

estas andanzas.

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Para m tengo que la razn de su locura, no es otra que el

amorel amor hacia Aldosa Lorenzo, la pastora. Y la

tristeza y despecho de haberla perdido al casarse con otro.

Pero quin soy yo para declarar loco a un hombre?... Es

necedad amar?

Mostrad estas lneas al cura y al barbero, que con eso hade bastar para que toda Espaa y el mundo sepan de la

victoria del bravo manchego, y de la belleza de su seora,

quien con solo la mitad de la vuestra sera digna de todas

las alabanzas.

Con esto doy cumplimiento a mi palabra, empeada no por

juramento a leyes de caballera, sino por mi fe cristiana

que me obliga a ser veraz.

Lo que sigue es para vuestros ojos solamente:

Que no estoy hecho de bronce ni de mrmol, sino que dehombre estoy hecho, da positiva evidencia este molimiento

de huesos que por el momento me tiene postrado en sta

venta de puerto al cuidado de un diestro cirujano.

Pero esto me ha servido para templar mi espritu. Vuestro

recuerdo es para m el ms dulce aliciente. Y aunque al

principio os haba importunado con frvolos requiebros,

ahora estoy convencido de la pureza de mis sentimientos

hacia vos.

No os sintis obligada a corresponderme solo por la promesa

de devolveros a vuestro to. Yo sabr ganarme vuestrocario.

Y no he de cejar en mi empresa, que si antes fui parte para

animar al pobre hidalgo en sus locuras, ahora lo soy para

poner fin a los peligros de sus andanzas y traerlo de

regreso. Va mi vida por precio.

A Dios me encomiendo para dar feliz fin a ste asunto y

volver a ver vuestra sonrisa y hermosos ojos, que para m

son el conjuro de mis tristezas y el gozo de mi alma.

Parto en dos das hacia Barcelona, desde donde escribir

nuevamente para poneros al tanto de lo que suceda.

Siempre vuestro,

Con todo mi amor.

Sansn Carrasco

...desde un lugar de La Mancha

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