Garnsey Peter, El Imperio romano, economía, sociedad y cultura.pdf

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  • EL IMPERIO ROMANO

    CRTICA/ARQUEOLOGA

    Directora: M.a EUGENIA AUBET

    PETER GARNSEY y RICHARD SALLER

    EL IMPERIO ROMANO

    Economa, sociedad y cultura

    Traduccin castellana de JORDI BELTRAN

    EDITORIAL CRTICA

    BARCELONA

  • Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escritade los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidasen las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra porcualquier medio o procedimiento, comprendidos lareprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin deejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Ttulo original:

    THE ROMAN EMPIRE. ECONOMY, SOCIETY ANDCULTURE Gerald Duckworth & Co. Ltd., Londres

    Cubierta: Enre Satu

    1987: Peter Garnsey y Richard Sailer

    1991 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica:

    Editorial Crtica, S. A., Arag, 385, 08013 Barcelona ISBN:84-7423-484-0 Depsito legal: B. 40.872-1990

    Impreso en Espaa

    1991. - HUROPE, S. A., Recaredo, 2, 08005 Barcelona

    A la memoria de Moses Finley

  • INTRODUCCINABREVIATURAS

    2. GOBIERNO SIN BUROCRACIA3. UNA ECONOMIASUBDESARROLLADA4. LA TIERRA5. EL ABASTECIMIENTO DELIMPERIO ROMANO6. LA JERARQUA SOCIAL7. LA FAMILIA8. LAS RELACIONES SOCIALES9. LA RELIGIN10. LA CULTURA

    CONCLUSINLeveau, Ph., La ville antique, ville deconsommaEMPERADORES ROMANOS

    NDICE ALFABTICOINDICE

  • INTRODUCCIN

    En su apogeo, durante el periodo del principado(27 a.C.-235 d.C., aproximadamente), el imperioromano abarcaba grandes extensiones detres continentes: Europa, frica y Asia. Abarcabatambin un nmero incontable de culturas,lenguas, climas y dietas alimentarias. Haba enl nmadas y agricultores sedentarios, tribusprimitivas y ciudadanos cultos, bandidosy filsofos platnicos. Cmo era gobernado?Qu fuerzas de cohesin lo mantenan unido?Cul fue el resultado de la confrontacin deinstituciones imperiales y locales, de costumbresy valores en el marco provincial? De qu modola sociedad y la cultura de la capital del imperiose adaptaron a las influencias extranjeras(especialmente griegas y orientales) y a losrequisitos de los emperadores? Qu cambiosrepresent para los romanos, los italianos y loshabitantes de las provincias, que la monarquasustituyera a la oligarqua?

  • Esta no es una historia convencional del imperioromano. La estructura es temtica en vez decronolgica, y los temas estndar de la historiade Roma (la poltica y la constitucin, laadministracin central y los militares) noconstituyen el centro de atencin, sino queaparecen integrados en un estudio del conjuntode la sociedad de Roma. La sociedad de Roma,tal como nosotros usamos el trmino, abarca lavida y los puntos de vista polticos, sociales,econmicos, religiosos y culturales de loshabitantes del imperio romano.

    El estudio del imperialismo romano y de latransformacin de la sociedad y la culturaimperiales empieza apropiadamente en lametrpoli, pero la dificultad reside en describir yanalizar la romanizacin y en identificarsus lmites en el contexto provincial. El temaexige un tratamiento en gran escala. Nuestrolibro tiene un alcance limitado, pues es unaintroduccin general a los temas principales.

  • No disponemos de ningn anlisis sinttico demuchos de los temas que se tratan en la presenteobra. La historia cultural, en particular, seve fragmentada por la especializacin de losintereses de quienes la cultivan. Economa ysociedad no es terreno inexplorado, gran partede lo que decimos al respecto es un resumen deldebate en curso, adems de una respuesta almismo. Tambin estudiamos aspectos pococonocidos. La familia y la unidad domstica, lasrelaciones personales y las consecuenciasmateriales que la dominacin romana tuvo paralas poblaciones sometidas, no han sido, hastaahora, objeto de ningn anlisis sistemtico. Porotro lado, no pretendemos que la presente seauna obra exhaustiva. El libro es idiosin-crticoen el sentido de que tanto en la seleccin detemas como en la de documentos han influidonuestros propios intereses y campos decompetencia. La empresa habr valido la pena sihemos conseguido ampliar los lmitesconvencionales de la historia de Roma al mismotiempo que hacemos pensar y estimulamos la

  • imaginacin.

    El presente libro no hubiera podido redactarsesin tener en cuenta la obra reciente de grannmero de estudiosos. Destacaremos dos autorespro-lficos e influyentes: Fergus Millar, cuyalabor abarca una amplia variedad de temas yperiodos histricos y reviste importanciasingular; y Moses Finley, inspirador, maestro yconsejero de los jvenes, a cuyo recuerdova dedicado el libro. Partes importantes de laobra fueron ledas y mejoradas en un borradoranterior por Keith Hopkins, Dominic Rathbone yDick Whittaker, adems de Moses Finley yFergus Millar. Entre otras personas que nos hanaconsejado, se cuentan Graeme Clarke, IanDuQuesnay, Janet Fairweather, Richard Gordon,Richard Hunter, Henry Hurst, Janet Huskin-son,Simon Price, Joyce Reynolds, Andr Tchernia,Andrew Wallace-Hadrill y Gregory Woolf.

    P. G. R. S.

  • ABREVIATURAS

    La mayora de las abreviaturas corresponden a LAnnePhilologique. Adems, puede que algunos lectores estnpoco familiarizados con las que se indican a continuacin.

    AE

    Acta Ant.BAR CIG GIL

    EMC/CV

    IG

    LAnne pigraphique

    Acta Antiqua AcademiaeScientiarum Hungaricae

    British Archaeological Reports

    Corpus Inscriptionum Graecarum

    Corpus Inscriptionum Latinarum

    Echos du Monde Classique.Classical News and Views

    Inscriptiones Graecae

    Inscriptiones Graecae in

  • IGBulg.

    ILAlg.

    ILS

    P&P

    PIR

    RHDFE

    RIB

    SEG

    SHA

    SylP

    TAM

    zss

    Bulgaria repertae

    Inscriptiones Latines de lAlgrie

    Inscriptiones Latinae Selectae

    Past and Present

    Prosopographia Imperii Romani

    Revue Historique de DroitFrangais et tranger

    The Roman Inscriptions ofBritain

    Supplementum EpigraphicumGraecum

    Scriptores Historiae Augustae

    Sylloge InscriptionumGraecarum, 3.a edicin

  • Tituli Asiae Minoris

    Zeitschrift der Savigny-Stiftungfr Rechtsgeschichte (RomanistischeAbteiiung)

  • PRIMERA PARTE

  • 1. UN IMPERIO MEDITERRNEO

    EL MARCO

    Las gentes de la poca explicaban la ascensin deRoma diciendo que se deba al carcter moral, lasinstituciones polticas, el talento militar y la buenasuerte del pueblo romano.1 Autores de la era deAugusto (31 a.C.-14 d.C.) aducan tambin elentorno fsico de Roma e Italia. Tito Livio,el historiador nacido en Padua, hizo referencia a laposicin central que Roma ocupaba en Italia, a suro navegable y al hecho de que el mar noquedaba lejos (5.54.4), a la vez que Estrabn, elhistoriador y gegrafo oriundo de Amasia, cercade la costa meridional del mar Negro, afirm queItalia se hallaba ubicada en el corazn del mundohabitado:

    Adems, dado que se halla en un puntosituado entre, por un lado, las razas msgrandes y, por el otro, Grecia y la mayorparte de Libia, no slo es naturalmente

  • apropiada para la hegemona, ya que, por elvalor de sus gentes y por su extensin,supera a los pases que la rodean, sino que,adems, le es fcil aprovechar los serviciosde los mismos por estar cerca de ellos (286).

    Plinio el Viejo, que escribi a mediados del sigloi de nuestra era, alab la productividad de lapennsula italiana como Varrn hiciera un sigloantes (Varrn, 1.2; Plinio, HN, 37.201-2, 3.39-42).

    A ojos de Estrabn, estas ventajas naturales no sedaban exclusivamente en Italia, sino quepertenecan al conjunto de la regin mediterrnea:

    Nuestro mar interior tiene una gran ventajaen todos estos aspectos [ventaja sobre elmar exterior]; y, por ende, con l deboempezar mi descripcin. Y mucho mayor enextensin aqu que all es la parte conocida,y la parte templada y la parte habitada porciudades y naciones biengobernadas. Asimismo, deseamos saber de

  • las partes del mundo donde la tradicinsita 1 ms hechos de accin, constitucionespolticas, artes y todas las otras cosas quecontribuyen a la sabidura prctica; y estosson los lugares que se encuentran bajogobierno, o, mejor dicho, bajo buen gobierno(122).

    De hecho, para Estrabn, lo que posea lascualidades sealadas era menos el Mediterrneoentero que la parte europea del mismo: Peroempezar por Europa, porque es la que haaportado ms cosas buenas de su propia reserva alos otros continentes; porque toda ella es habitableexcepto una pequea regin que est deshabitadadebido al fro (126). El mensaje de Estrabnconcuerda con la ideologa poltica de la era deAugusto, que haca hincapi en la unidad culturalde Grecia y Roma.

    Al afirmar la superioridad de la civilizacinmediterrnea o de la Europa meridional, Estrabnno recurre al determinismo del entorno. En este

  • aspecto, se aparta de su fuente principal,Posidonio, y de una serie de autores que seremontan al cuerpo de escritos hipocrticos delsiglo v a.C.2 Mientras que su contemporneoVitrubio habla del temperamento equilibrado delos pueblos italianos, situados en la media exactadentro del espacio de todo el mundo (6.1.10), loque interesa a Estrabn son losdetalles diversificados que llenan nuestro mapageogrfico, incluyendo las posiciones favorablesde ciudades y pennsulas y la textura accidentadade los litorales (120 ss.). En el caso de Italia,seala la longitud de la pennsula, la extensin delos Apeninos en gran parte de su longitud y lasvariaciones climticas que no dejan de estarrelacionadas con ello y son garanta deuna variedad y una gama exhaustiva de alimentos.

    Nos encontramos ante Estrabn en su faceta msperspicaz. Las variaciones regionales del climason un rasgo dominante del paisaje de Italia y delnorte del Mediterrneo en su conjunto, las cualesexperimentan muchas desviaciones del tipo

  • mediterrneo puro.3 Quiere decir esto que,dadas las buenas comunicaciones y dado eldesarrollo de las relaciones de intercambio que seinstauran con facilidad en el marco delMediterrneo, los individuos, las familias y lascomunidades podan sobrevivir a todas lascatstrofes naturales, excepcin hecha de laspeores. No debemos esperar de cualquier fuenteantigua que produzca una crnica equilibrada delas condiciones de vida en el Mediterrneo. Nadanos dice Estrabn acerca de los inconvenientesendmicos del clima italiano y mediterrneo. Entreellos estn la mala distribucin de las lluvias, queimpide el crecimiento de los tubrculos en verano;la poca fiabilidad de las lluvias otoales, querompen la sequa, lo cual obstaculiza la siembra yla germinacin; la variabilidad de laslluvias durante el periodo de crecimiento de laplanta; el bajo nivel de lluvias en ciertas regiones(por ejemplo, en el norte del Mediterrneo, laApulia, gran parte de Sicilia y el sureste deGrecia), que coincide con un ndice muy alto devariabilidad. Asimismo, Estrabn oculta el hecho

  • de que la Italia de la era de Augusto y deprincipios del imperio no era y no poda serautosufi-ciente desde el punto de vista econmico,dada la forma en que estaba distribuida lapoblacin (y, quiz, tambin el nivel absoluto dela misma). No existen datos demogrficos de laAntigedad que sean dignos de confianza, perocabe que Roma y las ciudades de Italiacontuvieran alrededor del 30 por 100 de lapoblacin de la pennsula, lo que equivale a unosdos millones de personas, la mitad de ellasconcentradas en la capital.4 La tarea de alimentar atantos consumidores no productivos no estaba alalcance de la economa agrcola subdesarrolladade Italia en el periodo romano. Porsupuesto, desde dos siglos antes del comienzo delprincipado, Roma vena intensificando continua einexorablemente su dominio de las fuentes deabastecimiento externas en el Mediterrneo. AAugusto le correspondi la tarea de extender lostentculos de Roma mucho ms all de la cuencadel Mediterrneo y, sobre todo, en la esferaeuropea.

  • El imperio romano, en su apogeo, a principios delsiglo m d.C., comprenda no slo las pennsulas,islas y costas del Mediterrneo, as como grandesextensiones del interior (hasta el borde del Sharay hasta el ro Tigris), sino tambin zonas deEuropa situadas tan al norte como el surde Escocia, el Rin y el Danubio (adems de unaparte del sur de Alemania al otro lado del Rin y laDacia al otro lado del Danubio central). Bajoel principado, los avances ms extensos sehicieron en Europa durante el reinado del primeremperador, Augusto. Sus generales empujaron lafrontera septentrional desde los Alpes hasta elDanubio y finalmente pacificaron la pennsulaibrica.5

    Augusto consigui mucho menos de lo que sepropona. Al parecer, acariciaba la grandiosaambicin de avanzar ms all del Rin hastaalcanzar el mar de China, esto es, el ocano enOriente. Un mapa del mundo que comenz Agripa,su hombre de confianza, y que fue terminado bajola direccin del emperador, que lo expuso en un

  • prtico de Roma, indicaba que esta distancia nosuperaba tres veces y media la anchura de laGalia, del este al oeste.6 Es probable que unaexpedicin a China cruzando el Elba, en el caso dehaberse intentado alguna vez, hubiese sido an msdesastrosa que la que Elio Galo, el prefecto deAugusto en Egipto, llev a cabo hacia el interiorde Arabia, toda vez que compartan una ignoranciaprofunda de la geografa (Estrabn, 780-782;Plinio, HN, 6.159-162). De.hecho, el esfuerzomilitar se atasc entre el Rin y el Elba; losgermanos, que en todo caso ya eran unosadversarios formidables, pudieron sacar partidode la ignorancia del terreno por parte de losromanos.

    Ms all del motivo de la pura conquista,consideraciones estratgicas y a veces econmicasdesempearon algn papel en la configuracin delas campaas de los emperadores que semostraron activos en el terreno militar.7 En el casode Augusto, estos motivos ayudan a explicar, porun lado, la conquista de las tribus hasta entonces

  • indmitas de Cantabria y Asturias, en el interior dela pennsula ibrica, con el objeto de explotar losrecursos minerales de las montaas y mejorar laseguridad de las llanuras costeras y los vallesfluviales; y, por el otro lado, el hecho de que no sehiciera campaa en Britania, a la que seconsideraba pobre en recursos y norepresentaba una gran amenaza para la Galia(Estrabn, 115-116). La anexin de Britania en elao 43 d.C. sirvi para distraer la atencin de lasdificultades polticas de la accesin y los primerosaos de Claudio; no se debi a que los sabios deRoma hubiesen cambiado de parecer en lo tocanteal valor del pas. El convencimiento de queBritania no tena ningn valor para Romasigui existiendo (Apiano, BC, pref. 5).

    En otras partes, la frontera oriental era el principalteatro de guerra. Persia ejerca una atraccin fatalen los emperadores con mayores ambicionesmilitares, como hiciera antes con una sucesin deemuladores de Alejandro Magno en los ltimosdecenios de la repblica, especialmente

  • Craso, Csar y Antonio. Trajano (96-117 d.C),despus de sus dos guerras en la Dada y la anexinfinal de la misma, llev a cabo una campaavigorosa al este del ufrates, cuyo resultado fue lafundacin de las efmeras provincias de Armenia,Parta y Asiria (Adiabena, ms all del Tigris). Sumotivacin, segn el historiador Din Casio(68.17.1), era el deseo de gloria. La expedicinque Lucio Vero llev a cabo en 167 d.C.,internndose mucho en el territorio de los partos,fue de castigo ms que de anexin, peroSeptimio Severo fund las provincias deMesopotamia y Osroene ms all del ufrates afinales del decenio de 190. Din Casio,contemporneo suyo, no estaba convencido de lapermanencia de estas conquistas:

    Severo ... tena la costumbre de decir quehaba conquistado un extenso territoriocomplementario y haba hecho de l unbaluarte para Siria. Mas los hechos mismosmuestran que es una fuente de guerrascontinuas para nosotros, as como de

  • grandes gastos. Pues proporciona muy pocasrentas y lleva aparejado mucho gasto; y,habiendo extendido nuestras fronteras hastalos vecinos de los medos y los partos,constantemente, por decirlo as, nosvemos en guerra para defenderlas (75.3.2-3).

    Las palabras de Din resultaron profticas, ya queal cabo de pocos aos el ltimo de los Severos,Alejandro, march hacia el este e inaugurun ciclo aparentemente inacabable deconfrontaciones armadas con los agresivosSasnidas, que haban surgido poco antes de lascenizas de la dinasta parta y estaban decididos arestaurar el antiguo imperio persa con todasu gloria de antao. Persia/Partia era un casoaparte. La mayora de los emperadores, fuera cualfuese la naturaleza de sus declaraciones oficiales,valoraba la consolidacin y la estabilidad ms quela expansin y la inseguridad concomitante. Frutode esta preferencia fueron los limes, sistemaestratgico basado en fronteras lineales, con sus

  • rasgos caractersticos consistentes en fuertesregulares, murallas, empalizadas, vallas ycarreteras.

    El imperio romano, pues, se extendi mucho msall del mundo mediterrneo. Sin embargo, durantetodo el periodo del principado, aproximadamentedesde 27 a.C. hasta 235 d.C., el eje poltico y labase cultural del imperio se encontraban en elMediterrneo.

    Roma, Italia y la elite poltica

    En tiempos de Augusto, Roma era la sede deemperadores, la corte y la administracin, ascomo la residencia de cerca de un milln depersonas. Roma era, esencialmente, una ciudadparsita, una ciudad que se alimentaba delpotencial humano y la riqueza de Italia y de lasnumerosas provincias que constituan el imperioromano. El crecimiento espectacular de laciudad capital en los dos siglos que precedieron aAugusto, en el curso d los cuales es posible que

  • su poblacin se quintuplicara, se logr mediantelos altos niveles de inmigracin de campesinosindigentes de Italia y esclavos de las provincias.Bajo el principado, la afluencia de personas cuyoorigen era principalmente la provincia continu ytuvo que continuar a un ritmo significativo, peroms bajo, para que la poblacin se estabilizara enel nivel de la era de Augusto. Una vez ms, lascostosas distribuciones de grano, los programas deobras pblicas y las diversiones de la ciudad deRoma se financiaron con impuestos imperiales yrentas de propiedades pblicas arrancadas delterritorio de otros estados.

    Estas rentas se reciban en gran parte de lasprovincias. Italia no era una provincia y estabaexenta del impuesto directo sobre la propiedad ylas personas. Esta situacin privilegiada durhasta finalizar el siglo m, momento en queDiocleciano introdujo una administracin pblicaen Italia y cre impuestos a la propiedad y decapitacin.

  • No obstante, el estatuto especial de Italia se viosocavado poco a poco, durante el principado, porla entrada de las clases altas provinciales enel senado y en el segundo rango de la aristocraciaromana.8 A comienzos del siglo m, los italianos yahaban perdido su mayora absoluta en ambosrdenes. Asimismo, los provincianos ya habansustituido a los italianos como emperadores alempezar el siglo i. Trajano, Adriano y MarcoAurelio eran de origen hispano; la familia deAntonino Po proceda de la Galia; y la dinasta delos Severos tena sus races en la aristocracialocal de Leptis Magna, en la costa de Libia. Sinembargo, los italianos ocuparon ms puestosimportantes de los que les correspondan durantetodo el periodo que nos ocupa. Por otro lado,fueron las regiones mediterrneas, y nolas provincias del norte, las que compartieron ladireccin del imperio con Italia.

    Slo de forma lenta y a regaadientes abri la eliteromana e italiana sus filas a los provincianos, a lavez que sigui siendo muy selectiva en los campos

  • donde les permita estar representados. Hasta laspostrimeras del siglo i, nicamente entraron en elsenado provincianos occidentales de habla latina;a partir de entonces, se permiti la entrada deindividuos de habla griega, principalmente de lasregiones costeras y ribereas de Grecia y el AsiaMenor, pero la mayora de los senadores eran deOccidente, en especial de las regionesmediterrneas de la pennsula ibrica, Francia ylas provincias del norte de frica.

    Claudio, emperador progresista pero excntrico,alent a los lderes con ambiciones polticas delos eduos de Autun, que eran tradicionalmentela ms leal de las tribus de las Tres Galias (laparte de la Galia que Julio Csar conquist en eldecenio de 50 a.C., a diferencia de la provinciaglica que se form a partir de la Provenza y delvalle del Rdano en el decenio de 120 a.C.).Claudio decret que los eduos y sus compatriotascumplan los requisitos para ser senadoresromanos e impuso su punto de vista alpropio senado. Si as lo deseamos, podemos

  • atribuir a Claudio un concepto de la unidad delmundo romano, un mundo en el que los vencidos,fuera cual fuese su raza, se beneficiaban tantocomo los vencedores de la paz romana. De hecho,no es fcil extraer esta visin del discurso que seconserva en parte en la llamada tablilla de Lyony, tambin, en forma resumida, en Tcito (7X5,212; Tcito, Ann., 11.24-5.1), discurso que essumamente hipottico y simpticamente pedante.Ciertamente, los conceptos de Claudio eran muchoms avanzados que los de la mayora de lossenadores, quienes, a juzgar por el discursomismo, estaban poco dispuestos a aceptar ensus filas a quienes no fueran italianos. Pero suintervencin surti muy poco efecto en lacomposicin del orden senatorial. Aparte de JulioVindice, quien, en su calidad de gobernador de laGalia Lugdunense, se rebel contra Nern en 68d.C., y, quiz, su padre, no se sabe de ningnsenador procedente de las Tres Galias durante laera julio-claudia (de Augusto a Nern).

    Se sabe que en este mismo periodo unos cuantos

  • jefes galos, hombres tales como C. Julio Vctor(que proclamaba su origen celta eninscripciones: hijo de Congonnetodunus, nieto deAcedomopas), sirvieron en su propia provincia, olos alrededores de la misma, en calidad deoficiales del ejrcito con rango ecuestre. Desde elpunto de vista romano, se trataba de un premiolimitado a la lealtad. Tpicamente, los hombres deesta clase haban ocupado en las provincias elpuesto de sumos sacerdotes del culto imperial.9 Esevidente que su empleo en puestos de autoridad enel ejrcito se consideraba como una jugadarelativamente segura. Tambin deba de parecerlgico utilizar a galos en calidad de lderes, ascomo de soldados rasos, en losregimientos auxiliares integrados por nativos.Con todo, los galos no mandaban las tropas deprimer rango; las legiones. Tampoco pasaban losoficiales del ejrcito a desempear cargosadministrativos del imperio: el funcionariode finanzas (procurador) galo C. Julio AlpinoClasiciano constituye una rareza en el periodojulio-claudio. La afirmacin de que hasta el ao

  • 69 d.C. la admisin de nobles galos en la claseadministrativa romana tuvo lugar con normalidadno est justificada.10 11

    En los cien aos siguientes, ni la Galia ni lasprovincias septentrionales en su conjuntoadelantaron nada.11 Se conoce un simple puadode senadores y militares ecuestres (y estos ltimosno hicieron toda su carrera al servicio delimperio) en comparacin con la lista en continuoaumento de senadores provinciales, funcionariosresponsables de las finanzas y oficiales delejrcito procedentes de las provinciasmediterrneas.

    Es difcil encajar en esta pauta la carrera de un talMarco Valerio Maximiano, de la villa yugoslavade Ptuj, la colonia trajana de Poetovio en laprovincia de la Alta Panonia.12 Nada sabemos desu educacin, pero cabe suponer que poco influyen su rpido ascenso al rango ecuestre y luego alsenatorial, en virtud del nombramiento especialpor parte del emperador Marco Aurelio. Lo que

  • inclin a Marco Aurelio en favor delcitado individuo fue el haberse distinguido comosoldado y lder de hombres en una serie demisiones militares especiales. En el reinado deMarco Aurelio (161-180 d.C.), el mundo romanotuvo ocasin de presenciar un anticipo de lo quelas tribus del otro lado de la frontera septentrionaleran capaces de hacer si se unan unas a otras. Unacoalicin de tribus germnicas cruz el Rin ypenetr hasta el norte de Italia. El hecho puso enevidencia la endeblez de la lnea'de defensa y, sinduda, la debilidad del alto mando.Maximiano (que no era galo ni britano, sinodanubiano) fue tal vez una rara avis, pues seconocen pocos casos como el suyo.13 No tenemosmotivos para creer que formaba parte de laestrategia de Marco Aurelio dar el rango desenador a militares de primera procedentes de lasprovincias fronterizas, al objeto de podernombrarlos para puestos de mando en el ejrcitosin romper con la tradicin, que dispona que talespuestos fuesen para senadores.

  • Suele atribuirse a Septimio Severo la medida msradical de nombrar a prefectos ecuestres para quemandaran sus legiones recin creadas,empezando con ello una tendencia que culmin conla virtual exclusin de senadores de los puestos demando del ejrcito antes de finalizar el siglo m.Tambin se cree que cambi la pauta de ascensose hizo que al soldado raso le resultara ms fcilascender a oficial. Al igual que en el caso deMarco Aurelio, hay que tener cuidado en noexagerar la escala de las innovaciones de SeptimioSevero, ni siquiera el carcter innovador de susmedidas.14 Ningn cambio decisivo precedi a lacada de la dinasta de los Severos en 235. En elsiglo siguiente, la direccin del imperio romanofue depositada firmemente en manos de militaresprocedentes de las provincias balcnicas. En elperiodo que nos interesa, sin embargo, nada turbla dominacin de la clase gobernantemediterrnea.

    Las causas son mltiples y a veces intangibles. Laslealtades locales eran un factor destacado.

  • Actuaban dentro de la esfera mediterrneatambin. Sera absurdo tachar de fracasados a losnumerosos polticos locales que no siguieronninguna carrera pblica fuera de sus ciudades yprovincias: entre ellos se cuentan hombres tandistinguidos como Din de Prusa en el AsiaMenor, Plutarco de Queronea en Grecia y Apuleyode Madaura en frica.15 Sera subvalorar la fuerzadel patriotismo local y la buena disposicin dehombres destacados a satisfacer sus ambiciones ensu pas. A estas consideraciones podemos aadir,con grados variables de aplicabilidad, la distanciade Roma, la insuficiencia de los recursoseconmicos y, entre los mejor informados, elconocimiento de las incertidumbres y los peligrosdel juego poltico en la capital. Pero tambinrevisten gran importancia consideraciones socialesy culturales, especialmente en las provincias delnorte: la debilidad relativa de la urbanizacin y delos valores asociados con ella y, por ende, elmantenimiento de estructuras y modos de vidatradicionales. Estos factores actuaban en ambasdirecciones, es decir, rechazaban a quienes

  • pretendan hacer carrera en el imperio ydesanimaban a quienes en principio cumplan losrequisitos para ello.

    Las fuentes no nos presentan ni la sofocacin delas ambiciones en su lugar de origen ni su rechazopor parte de los emperadores y susconsejeros. Pero la literatura de la poca, que fuecreada por los portavoces de la elite poltica ycultural del imperio, revela actitudes que ayudan aexplicar la ausencia de hombres del norte en losaltos cargos, as como la orientacin mediterrneadel imperio durante la totalidad del periodo quenos ocupa.

    LA CIVILIZACIN Y SUS LMITES

    Dos de los objetivos estratgicos de Augusto, laconquista del norte y la reconciliacin del mundogriego con Roma, presentan un marcado contraste,Menos de dos generaciones antes, el dominio delMediterrneo oriental por los romanos habasobrevivido a duras penas a la rebelin de

  • Mitrdates VI del Ponto y sus aliados de hablagriega. La temible venganza que se tomaron losromanos y la sucesin de guerras civiles quedesencadenaron en suelo griego poco hicieron pormitigar la hostilidad que la dominacin romanadespertaba en los griegos. No obstante, esteperiodo de crisis de las relaciones entre griegos yromanos tambin fue testigo de dosfenmenos relacionados y positivos: los romanosilustrados reconocieron de forma progresiva lasuperioridad de la cultura griega, a la vez quefamilias aristocrticas de Roma y Grecia forjabanvnculos de inters mutuo. El objetivo y el logrode Augusto consistieron en fomentar ladependencia mutua de romanos y griegos y, de estamanera, afianzar el imperio y ampliar su base.En esta tarea le ayudaron hombres de letras de laspartes del imperio donde se hablaba griego. Entrelos que se trasladaron a Roma, quien llama laatencin es Dionisio de Halicarnaso, con sumensaje en el sentido de que los romanos eran enrealidad griegos por su origen y su cultura. Sinembargo, la visin ms redondeada de la unidad

  • del mundo grecorromano y la exploracin mscompleta de sus lmites culturales las aportaEstrabn, hombre del Ponto cuyos antepasadoshaban sido partidarios activos de Mitrdates.16

    La distincin entre lo civilizado y lo no civilizadoes un motivo que se repite en Estrabn. Estadistincin abarca, en primer lugar, la divisinentre llanura y montaa. La civilizacin era unfenmeno urbano que se centraba en la polis, lapoblacin con gobierno autnomo o ciudad-estado;y la vida urbana con la que Estrabn estabafamiliarizado, en la Europa meridional y en elAsia Menor, se hallaba concentrada en unaestrecha franja costera cercada por cordillerasimpresionantes y amedrentadoras. (En el sur yel sureste era el desierto el encargado de limitar lapenetracin de la civilizacin urbana.) Estrabnpinta una Europa que es un continente donde lallanura y la montaa coexisten, y los habitantes dela llanura conservan un papel dominante con laayuda de las autoridades polticas:

  • La totalidad de ella est diversificada con llanurasy montaas, de tal modo que en toda su extensinel elemento agrcola y civilizado mora al lado delelemento belicoso; pero de los dos elementos elque ama la paz es ms numeroso y, por lo tanto,ejerce control sobre todo el cuerpo; y tambinlas naciones destacadas primero los griegos yms adelante los macedonios y los romanos hanarraigado y contribuido (127).

    En otras partes, se nos cuenta cmo los romanoscontribuyeron no slo domando a los hombressalvajes de las montaas, sino tambinhacindoles bajar a los valles y transformndolesen agricultores sedentarios. As, cuando losromanos extendieron su avance hacia el interior dela pennsula ibrica durante el reinado de Augusto,se consider smbolo de su triunfo el hecho de quelas tribus vencidas abandonasen sus refugios en lascumbres de las montaas y formaran comunidadesde agricultores en las llanuras,preferiblemente dentro del territorio y el controljurdico y fiscal de un centro urbano. Al parecer,

  • la estrategia dio resultado entre los turdetanos dela Btica, la provincia del sur de Hispania (151), ytuvo menos xito entre los lusitanos y las tribus delnorte, quienes despus de la conquista seguanviviendo de la leche de las cabras, coman panelaborado con bellotas durante dos tercios delao, beban cerveza en lugar de vino, usabanmantequilla en vez de aceite y comerciaban pormedio del trueque (154). Estrabn saba que seintercambiaban mercancas entre la montaa y lallanura; que, por ejemplo, los ligures traan aGnova (Genua) rebaos, pellejos, miel y madera,y se llevaban aceite de oliva y vino (sus bebidaspreferidas eran la leche y un brebaje elaboradocon cebada). Pero estaba convencido de que lospueblos de las montaas sostenan estas relacionesde intercambio obligados por la pobreza de supropio territorio y que su instinto natural eradedicarse al pillaje (202). Durante toda laAntigedad, las montaas conservaron entre laelite urbana culta su reputacin de guarida debandoleros, brbaros y salvajes, as humanoscomo animales.

  • Aparte de la montaa y, en el sur, el desierto,cuyos habitantes nmadas son impulsados por lapobreza y por la mala calidad del suelo o el climaa recurrir a su modo de vida ... siendo ms amenudo comedores de races que comedores decarne, y utilizando leche y queso a modo dealimento (833, cf. 839), el norte de Europadistante del Mediterrneo era condenado porincivilizado. El comentario de Diodoro Sculoacerca de los celtas de la Galia es tpico:

    Dado que la templanza del clima esdestruida por el fro excesivo, la tierra noproduce vino ni aceite y, a consecuencia deello, los galos que se ven privados de estosfrutos elaboran una bebida con cebada queellos llaman zythos o cerveza, y tambinbeben el agua con la que limpian suspanales. Los galos son sumamenteaficionados al consumo de vino y se llenandel vino que los mercaderes traen a su pas,bebindolo sin mezclarlo, y como toman

  • esta bebida sin moderacin a consecuenciadel anhelo de la misma, cuandoestn borrachos se sumen en el letargo o enun estado de locura. Porconsiguiente, muchos de los comerciantesitalianos, impulsados por el amor al dineroque les caracteriza, creen que el amor alvino que sienten estos galos es un regalo delcielo para ellos (5.26.2-3).17

    Diodoro escriba poco antes del gran periodo deexpansin bajo Augusto. Estrabn vivi el citadoperiodo: En el momento presente los romanosllevan a cabo una guerra contra los germanos,partiendo de las regiones clticas ... y ya hanglorificado a la patria con algunos triunfos sobreellos (287). Las palabras de Estrabn dan aentender que la misin de Roma en el norte eraesencialmente de conquista en vez de tener porobjeto propagar la civilizacin grecorromana.18 Enotro pasaje, se reconoce tcitamente el efecto quesurti Roma en la forma de vivir de los brbaros

  • conquistados:

    Los romanos tambin se apoderaron de muchasnaciones que eran de naturaleza salvaje debido alas regiones en que vivan, porque talesregiones eran o bien rocosas o carecan de puertoso eran fras o por alguna otra razn eran pocoapropiadas para que habitaran en ellas sereshumanos en cualquier nmero. As, no slopusieron en mutua comunicacin a pueblos quehaban permanecido aislados, sino que, adems,ensearon a los ms salvajes a vivir bajo algunaforma de gobierno (127).

    El gobierno romano abordaba las cosas de unmodo esencialmente pragmtico y sus objetivosculturales eran limitados. Los pueblosfronterizos tenan que ser domados, neutralizados yexplotados. La revelacin de una forma superiorde vida a los brbaros conquistados formaba partede esta poltica, pero constitua un medio dirigidoa un fin y no un fin en s mismo.

  • Los prejuicios culturales de Estrabn aparecenaliados con la ignorancia. Saba que la expansinde Roma (ms que la investigacin laboriosa delos gegrafos) haba incrementado de manerasignificativa el conocimiento que del norte tenanlos hombres (14; 117-118),19 pero l mismo noutiliz estas fuentes nuevas de informacin. As, alcomentar la geografa glica, Estrabn parece msinteresado en humillar a Piteas, el gegrafomarsells del siglo iv a.C., que en aprender deCsar. Huelga decir que hay que tener cuidado,cuando se evalan los gegrafos de la Antigedad,en evitar los juicios anacrnicos. Los antiguosvivan con slo un conocimiento parcial incluso dela parte del mundo con la que estabanfamiliarizados. Los clculos de la longitud y laanchura del Mediterrneo, as como de lasdistancias dentro de l, presentaban grandesvariaciones, a la vez que Plinio calcul mal lalongitud de Italia, su patria, y se equivoc en unas400 millas, romanas (HN, 3.43). En la Antigedad,la distancia se meda por el tiempo que se tardabaen viajar, que distaba mucho de ser constante,

  • especialmente en el mar. As pues, a nadie hubierasorprendido, y mucho menos escandalizado, laaparente falta de inters de Estrabn en lo que serefiere a adquirir y transmitir informacin exacta,de lo cual tenemos un ejemplo en el pasajesiguiente:

    Ahora un pas est bien definido cuando es posibledefinirlo por los ros o las montaas o el mar; ytambin por una tribu o unas tribus, por un tamaode tales o cuales proporciones y por una formacuando ello sea posible. Pero en todos los casos,en lugar de una definicin geomtrica, bastacon una definicin sencilla y delineadaaproximadamente. As, en lo que concierne altamao de un pas, es suficiente si se indican sulongitud y su anchura mayores; y en lo que serefiere a la forma, si se equipara un pas a una delas figuras geomtricas (Sicilia, por ejemplo, a untringulo) o a una de las otras figuras conocidas(por ejemplo, Iberia a una piel de buey, elPeloponeso a una hoja de pltano) (83).

  • El ejrcito romano impuso un poco de ordentrazando o midiendo en millas romanas, o en unequivalente local, un sistema arterial de carreterasy acumulando un conjunto de informacionesrazonablemente fidedignas sobre localidadesdeterminadas. Pero fuera del terreno militar, laconfusin reinaba y era tolerada.

    En el caso de Estrabn, la ignorancia, que lamayora de los hombres compartan, de lageografa bsica de la Europa no mediterrnea sevea agravada por la falta de inters, queindudablemente era fruto de sus prejuiciosculturales. Estrabn acompa a su jefe, elprefecto de Egipto Elio Galo, en su viaje deexploracin Nilo abajo, pero no penetr en elnorte (ni en el oeste) de Italia.

    Para ver la apreciacin del imperio por unprovinciano en la edad de oro de su desarrollo, esdecir, la mitad del siglo n d.C., se acostumbraa recurrir a Elio Aristides, el sofista y retrico deAdrianpolis, situada en el interior del Asia

  • Menor, a la altura de Prgamo. Fue Aristides quiensalud el cumplimiento del sueo de Claudio, estoes, el sueo del orbis Romanus, de Roma como lacommunis patria del mundo:

    Habis hecho que la palabra romana pertenezcano a una ciudad, sino que sea el nombre de unaespecie de raza comn, y sta no una separadade todas las razas, sino un equilibrio para todaslas que quedan. Ahora no divids las razas engriegos y brbaros ... habis dividido a la gente enromanos y no romanos. Pese a ello, ningunaenvidia recorre vuestro imperio. Porque vosotrosmismos fuisteis los primeros en no escatimar nada,toda vez que lo pusisteis todo a disposicin detodos en comn y concedisteis a los queestn capacitados no ser sbditos sino gobernantesa su vez (26.63,65).

    El aspecto ms convincente de la oracin deAristides titulada A Roma es su firmehelenocentrismo. A ojos del mundo griego y deAristides, su representante, el gran logro de Roma

  • fue fomentar un renacimiento de la cultura urbana yla civilizacin helnicas:

    Ahora, todas las ciudades griegas florecen bajovosotros, y las ofrendas en ellas, las artes, todossus embellecimientos os traen honor, como unadorno en un suburbio (26.94).

    Os preocupis continuamente por los griegoscomo si fueran vuestros padres adoptivos,protegindoles, y, por as decirlo,resucitndoles, dando libertad yautogobierno a los mejores de ellos (26.96).

    La unidad del mundo bajo Roma, simbolizada porla propagacin de la ciudadana romana, era unaconsideracin secundaria. Aristides alabade forma insincera la distincin entre romanos y noromanos, y recae fcilmente en la tradicionaldivisin del mundo entre griegos y brbaros. Laciudadana romana se conceda a escasas personasen el Oriente griego, incluso entre las clases altasde las provincias. En la provincia de

  • Licia/Panfilia, situada en el suroeste del AsiaMenor, menos de la mitad de losaproximadamente cien individuos que ostentabanel cargo de sumo sacerdote provincial, elms elevado de los cargos locales, eranciudadanos romanos antes del comienzo del sigloii d.C. Caracalla, el hijo mayor de SeptimioSevero, cambi todo esto concediendo laciudadana de golpe a casi todos los habitanteslibres del imperio mediante un edicto del ao 212d.C. Mientras tanto, Elio Aristides prcticamentehaca caso omiso del mundo no mediterrneo. Suexistencia aparece reconocida slo por una brevealusin a la guerra en la frontera y el constanterecordatorio de la divisin cultural entre griegos ybrbaros, cuya educacin a manos de los romanosse compara con el adiestramiento de caballos(26.70, 96).18

    Las opiniones de Din Casio de Nicea, en elnoroeste del Asia Menor (no lejos de la Amasia deEstrabn, cerca de la costa sur del mar Negro,e incluso ms cerca de la ciudad interior de

  • Adrianpolis, lugar de nacimiento de Aristides),revisten especial importancia.19 Din Casio erasenador, miembro de la clase gobernante romana;vivi justo al finalizar el periodo que nos interesay, por consiguiente, cabra esperar que reflejarados siglos de transformacin social en las regionesfronterizas. Podramos sealar, de paso, suignorancia total de la geografa de Britania,escenario de una guerra que Septimio Severo libren 208-211 (76.12.5; cf. 39.50.2), y suetnografa, que es curiosamente selectiva y estdedicada en su totalidad a los turbulentos ypintorescos caledonios y macatae, contra loscuales iba dirigido el esfuerzo militar. Slo sededica el reconocimiento ms somero a laprovincia de Britania, que no era hostil, sinoincluso amistosa, desde la cual lanz Severo suexpedicin (76.12.1-13.4). Pero lo que mereceestudiarse con mayor atencin es el tratamiento delos panonios por parte de Din Casio. Este habaprestado servicios en calidad de legado de laprovincia danubiana de la Alta Panonia y, por lotanto, como l mismo insiste, saba de qu

  • escriba (49.36.4). El ejrcito danubiano constituala mayor concentracin de tropas fronterizas delimperio: unas diez legiones, ms regimientosauxiliares. En tiempos de inestabilidad, esteejrcito era una potente fuerza poltica. En el ao193, Septimio Severo desempeaba el cargo degobernador de la Alta Panonia y subi al poderaupado por las legiones danubianas. Antes deque transcurriera mucho tiempo, el ejrcito, quereclutaba sus efectivos en la regin, ascendera ahombres oriundos de ella que haban empezadoen calidad de soldados rasos. Maximino, elgigantesco y heroico soldado de la provincia de laMesia Inferior que sustituy al ltimo de losSeveros, Alejandro Severo, no fue ms que elprimero de una serie de emperadores balcnicoscuya culminacin fue el gran reformistaconservador Diocleciano.

    Din Casio no tiene nada que decir acerca delconsulado (hacia el ao 187) o los comienzos dela carrera de Maximiano, el soldado de Ptuj, ode sus consecuencias para el futuro, aunque

  • muestra inters por los progresos irregulares de untal Elio Triciano. Si la crnica que de su carrerahace Din Casio es completa, este soldado rasodel ejrcito panonio fue sucesivamente guardia dellegado de Panonia, prefecto de una de las nuevaslegiones partas (bajo Caracalla, 198-217 d.C.),prefecto de la legin destinada en el monte Albano(bajo el efmero emperador Macrino, 217-218d.C.), senador por adlectio especial y gobernadorde la Panonia Inferior antes de que el emperadorHeliogbalo (218-222) ordenara su muerte. DinCasio le califica de advenedizo y da a entenderque su ascenso haba suscitado crticas. Pero algose dice a su favor: muri porque haba molestado alos hombres de la legin del Albano con sudisciplina estricta.20 Al cabo de unos diezaos, soldados exlegionarios pedan la cabeza deotro exgobernador de una provincia panoniaprecisamente por la misma razn (se emplean lasmismas palabras). El hombre en cuestin setrataba del propio Din Casio, despus deprestar servicio en calidad de cnsul por segundavez en el ao 229 d.C., abandon Roma e Italia

  • para siempre y se instal en su provincianatal siguiendo el consejo de un emperador,Alejandro Severo, que poda concederle honores,pero no protegerle (80.4.2 ss.). La amenazaproceda de los soldados de la guardia pretoriana,que en otro tiempo eran hombres procedentes deItalia, Hispania, Macedonia y Nrica, hombresde apariencia bastante respetable y hbitossencillos, pero que, desde la entrada triunfal deSeptimio Severo en la ciudad en el ao 193 erandanubianos de apariencia de lo ms salvaje,habla de lo ms aterradora y de lo ms groseros enla conversacin (75.2.4-5). Mientras se cuidabauna pierna mala, as como su dignidad, en Bitinia,Din Casio emiti esta considerada opinin quelos panonios como raza le merecan:

    Los panonios viven cerca de Dalmacia a lo largo de la orilla delDanubio desde Nrica hasta Mesia y entre todos los hombres son losque peor viven. Tanto su suelo como su clima son malos; no cultivanaceitunas y no producen vino excepto en muy pequea medida y decalidad muy deficiente, toda vez que el clima es mayormentedursimo. No slo comen cebada y mijo, sino que beben lquidoselaborados con estas cosas. Por no tener nada que haga que una

  • vida civilizada valga la pena, son extremadamente feroces ysanguinarios (49.36.4).21

    De los autores procedentes del Mediterrneooccidental, Tcito (que tal vez naci en la antiguaprovincia glica de la Narbonense) es la fuentems importante de informacin relativa a laGermania, la Galia y Britania.22 No obstante,dentro de su esfera de inters, Tcito era muyselectivo. Los adversarios de Roma ejercanmucha fascinacin en l, especialmente losgermanos, cuyas costumbres e instituciones trataampliamente en una monografa. Tena buen ojopara los lderes heroicos y experimentaba unextrao placer atribuyendo a los enemigos mspeligrosos de Roma, ya se tratara de Arminio elGermano, Civilis el Galo o Boadicea la Britana,virtudes que l, Tcito, crea que los romanoscomo pueblo haban olvidado: en particular, elamor a la libertad. No obstante, una vez losenemigos se convertan en sbditos, Tcito dejabade interesarse por ellos. Los germanosinconquistados y, tal vez, inconquistables, fueron

  • objeto de un tratamiento monogrfico; los galosconquistados, no.

    En un pasaje muy conocido pero nico (Agr., 19-21), Tcito describe en lneas generales la polticaromanizante que Agrcola, su suegro, segua en laprovincia de Britania, en la que fue gobernador en78-84 d.C. Agrcola consideraba que su misinconsista en hacer que los jefes de lastribus britnicas y sus hijos llevaran una vidaurbana, recibieran una educacin romana yadoptasen costumbres romanas. El motivo esclaro: hacer que una nacin de guerreros seconvirtiese en sbdita pacfica. El pasaje censuraa la aristocracia tribal britnica y dice de ella quela forman gentes sin comunidades ni culturaasentadas, a las que es fcil mover a la guerra.Una vez introducidos en la vida urbana, seencandilaron con sus atractivos ms bajos y,sumidos en su inocencia o su ignorancia,imaginaron que haban encontrado la civilizacin.Al contrario, haban abandonado .la libertad porla esclavitud bajo la artera supervisin de las

  • autoridades romanas.

    El mismo pasaje reconoce oblicuamente que unproceso idntico haba tenido lugar en la Galia. Sedice que Agrcola crea que la inteligencia naturalde los britanos compensaba el adiestramiento delos galos. Un detalle fortuito de los Anales deTcito, en la parte correspondiente al ao 21 d.C.,viene a la memoria: hijos de jefes glicos quereciban una educacin romana en Autun(Augustodunum) fueron tomados como rehenespor los rebeldes C. Julio Floro y C. JulioSacrviro (3.41.3). El suceso nos revela algoacerca de los lmites de la romanizacin. La causade la libertad glica se apunt aqu una victoriasimblica ante la esclavitud de la romanizacin.Los rebeldes eran jefes tribales, beneficiarios deRoma (llevaban los nombres de Csar), que, es desuponer, haban tenido ocasin de conocer unaversin del sistema educativo provincial de losromanos. Refirindose a algunos enemigos mspeligrosos de Roma, se escribi que posean noslo conocimiento de la disciplina romana, sino

  • tambin de la lengua romana, muchos temantambin cierta medida de cultura literaria y elejercicio de la inteligencia no era infrecuente entreellos. Esta valoracin de los rebeldes panoniosdel ao 6 d.C. por parte de Veleyo Patrculo(2.110.4), historiador de la poca al que no seconcede la importancia que merece, ha intrigadoa los comentaristas modernos, pero Tcito hubieracaptado lo que quera decir (y hubiese pasado poralto la exageracin).23

    Los rebeldes de 21 d.C. fueron dominados conrelativa rapidez. Pero los romanos debieron depreguntarse si la balanza se inclinarapermanentemente en contra de la libertad de losgalos. Las dudas se veran confirmadas por losacontecimientos del periodo 68-70, cuando,primero, Julio Vindice y, despus, Julio Civilenarbolaron la bandera de la rebelin. El primeroera un gobernador provincial. En la crnica deTcito, el general romano Petilio Cereal, que msadelante vencera a Julio Civil, declar ante lostrevirenses y los lingones reunidos que se haba

  • tendido un puente sobre el abismo que separaba alos romanos de los galos. Haba galos quemandaban legiones, conquistadores y conquistadoseran socios en el imperio. Afirmaciones huecas.Hubieran convencido o atrado a pocos romanos.

    El proceso de pacificacin en las provinciasbritnica y glica no termin en vida de Tcito(falleci en el decenio de 120). Ms parecida aItalia que a una provincia fue el veredicto dePlinio el Viejo refirindose a la Narbonense, laantigua provincia glica, que en esencia era el surde Francia (HN, 3.31). La incertidumbre relativaal origen del propio Tcito (naci en el sur deFrancia o en el norte de Italia?) es simblica. Casidos siglos de ocupacin y pacificacin, decolonizacin e inmigracin, de edificar sobre lassemejanzas climticas con Italia, as como sobre laproximidad fsica de la misma, haban producidouna notable similitud de las instituciones yla cultura. Pero el resto de la Galia y Britaniaseguan esencialmente iguales. Su estructura bsicaera tribal en vez de urbana. Mas sin una

  • urbanizacin a fondo no haba ninguna perspectivade sociedad integrada constituida por elementosgriegos, romanos y clticos.

    No obstante, qu cabe decir de los hombre deIliria, la gran masa central de los Balcanes?Tenemos que esperar un siglo y medio paratener una apreciacin de los hombres que salvaronal imperio romano en el siglo ni. El africanoAurelio Vctor, gobernador de Panonia a mediadosdel siglo iv, escribi: Su patria era Iliria; y,aunque la cultura liberal poco les preocupaba,pero estaban habituados a las penalidades de lagranja y el campamento, demostraron ser losmejores para el Estado (Caes., 39.26). Losrebeldes ilustrados de Veleyo se habanconvertido en los hroes incultos de Vctor.24

    Cabra imaginar, en resumen, que la perspectivade los comentaristas y observadores cambiara amedia que iba adquirindose y diseminndoseinformacin sobre el norte, y a medida que seadverta el efecto de Roma en los pueblos

  • septentrionales. De hecho, es imposible detectaren la literatura una suavizacin de la actitud o unarespuesta positiva al cambio cultural y poltico enla zona comprendida entre el noroeste de la Galiay Britania y el Bajo Danubio. De Estrabn a DinCasio, del principio al final del periodo que nosinteresa, la elite cultural del imperio traz unalnea firme entre lo que vea como el ncleomediterrneo del imperio y su periferiabarbrica. En particular, la conquista del norte noprodujo, a su modo de ver, una unidad cultural msamplia. Roma ensanch su base gubernamental ycultural, pero no hasta el extremo de asimilar elnorte.

    1

    Estrabn, 286; cf. Varrn, 1.2. Sobre Italia, tambin Plinio,HN, 37.201-202; 3.39-42. Brunt, 1978, pp. 164 ss., rene lostextos, principalmente de Livio, Cicern y Polibio,sobre factores causales no geogrficos.

    2

  • Thomson, 1948, pp. 106 ss.

    3

    Vanse Walker, 1965, primera parte; Braudel, 1975, vol. 1,primera parte, pp. 1-4. Con referencia especial a laAntigedad, Semple, 1932; Cary, 1949.

    4

    Segn un clculo de Hopkins, 1978a, pp. 68-69, el 32 por100 de los seis millones de habitantes de Italia residan enciudades.

    5

    Vase CAH, X, cap. 9,12; XI, cap. 4,6, para crnicasestndar de conquista y creacin de fronteras. TambinLuttwak, 1976; G. B. D. Jones, 1978.

    6

    Klotz, 1931; Dilke, 1985, cap. 3.

    7

  • El motivo de conquista (universal) lo recalcan Brunt, JRS, 53(1963), pp 170-176, Wells, 1972. Sobre la toma de decisionesimperiales en asuntos estratgicos, vase Millar, 1982.

    8

    Vanse Sherwin-White, 1973, pp. 259 ss., con bibliografa;Sailer, 1982, cap. 5.

    9

    Victor, CIL, XIII, pp. 1.042-1.045, 1.037; cf. AE (1888), pp.51, 170. Consltese Devijver, 1976-1980, vol. 3, GeographicaA, pp. 1.143 ss.; C, pp. 1.153 ss., etc.

    10

    Sherwin-White, 1967, p. 55. Clasiciano, Tcito, Ann., 14.38.

    11

    Pflaum, 1950, pp. 183 ss., 186, 190 ss.; Devijver, nota 9;Millar, 1964, pp. 184 ss.; Sasel, 1982, Burnand, 1982, yaportaciones de A. R. Birley y W. Eck en el mismovolumen; Alfldy, 1978; Drinkwater, 1979, y, para untratamiento ms completo, Drinkwater, 1983.

  • 12

    AE (1956), p. 124, con Pflaum, 1960, nm. 181 bis + ad.;Mcsy, supl. PW, s. v. Pannonia, IX.2.713-4.

    13

    En el curso de los siguientes sesenta aos es difcilencontrar senadores danubianos, Syme, 1971, p. 180. Cf. lameterica ascensin y sbita cada de Aelio Triciano enla siguiente generacin, PIR1, A 271.

    14

    Campbell, 1984, pp. 408-409, con bibliografa.

    15

    A. H. M. Jones, 1974, cap. 5; C. P. Jones, 1971; DEscurac,1974.

    16

    Bowersock, 1965; Crawford, 1978.

    17

  • Cf. Estrabn, 155, 186, 197, sobre los celtas del norte de laGalia. Cicern, pro Font., 27-36, critic a los galos, perotambin censur a todos los provincianos. Vase Brunt,

    18

    Vase el comentario de J. H. Oliver sobre la Oration 26,The ruling power, Trans. Amer. Phil. Soc., 43 (1953). Paralos griegos y los brbaros, Or., 26.96, 100; cf. 35.20.36 (autory fecha inciertos). Quiz se da a entender que a losromanos.haba qiie interpretarles como griegos honorarios.Para una evocacin explcita de este tema, vase Dionisiode Halicarnaso, 1.89.1-2. Para los sacerdotes licios, vaseMagie, 1950, Ap. II E, pp: 1.609-1.612. Alrededor del 25-30por 100 de los sacerdotes asiticos (archiereis y asiarcas) sonextranjeros o aurelios.

    19

    Para Din Casio, Miller, 1964. Syme, 1971, caps. 11-12, esexcelente cuando habla de Maximino y sus sucesores y de laimportancia estratgica de los Balcanes.

    20

    Din Casio, 78.13.3-4; 79.4.3. Referencias completas en

  • PIR1, A 271.

    21

    Cf. Herodiano, 2.9.11; 4.7.3; 7.1.1 ss.

    22

    Syme, 1958, esp. pp. 453 ss.; Sherwin-White, 1967, cap. 2;Thomson, 1948, pp. 242 ss.

    23

    Vase Mcsy, 1983.

    24

    Den Boer, 1972, por ej. pp. 87 ss.; Bird, 1984, caps. 5-6.

  • 2. GOBIERNO SIN BUROCRACIA

    INTRODUCCIN

    Los romanos controlaban un imperio muy extenso,sean cuales sean las pautas histricas que se usenpara medirlo. Sin embargo, no crearonuna administracin imperial que hiciera juego conlas dimensiones del imperio. Un aparatofuncionarial rudimentario era suficiente para ungobierno al que slo preocupaban los aspectosesenciales. Los objetivos bsicos delgobierno eran dos: mantener la ley y el orden yrecaudar impuestos. Los impuestos eran necesariospara pagar los salarios, sufragar los gastosmilitares y proporcionar espectculos, construiredificios y repartir alimentos o dinero en efectivoen la capital. Para cumplir estos objetivos tanlimitados, los primeros emperadores tomaron elsistema republicano de administracin senatorial ylo ampliaron, creando ms puestos para senadores,pero, adems, empleando por primera vez, enpuestos de responsabilidad pblica, a funcionarios

  • no electivos, a hombres del orden ecuestre o de lapequea aristocracia y, de modo mscontrovertido, a esclavos y libertos de su propiaunidad domstica.1

    La expansin del nmero de puestos y ladiversificacin del origen social de losfuncionarios no entraan en s mismas un sistemaadministrativo ms racionalizado o burocrtico.Las funciones del gobierno continuaron siendoesencialmente las mismas. Los emperadores nollevaron a cabo grandes reformas sociales nieconmicas, y no mostraron inters porinmiscuirse mucho en la vida de sus sbditos. Porende, no se registr ningn incrementoespectacular del nmero de funcionariosnombrados por las autoridades centrales. Elimperio romano sigui estando subgobernado, enespecial si se compara con el imperio chino, que,proporcionalmente, quiz multiplicaba por veinteel nmero de funcionarios del romano.1 2 Mientrastanto, el recurso al mecenazgo, en lugar de a laaplicacin de procedimientos y reglas oficiales,

  • determinaba la admisin y el ascenso deadministradores que no eran profesionales ninunca lo seran.

    Por otro lado, se daba una gran continuidad en lasprcticas administrativas. Los limitados objetivoseconmicos del gobierno se alcanzaban sinnecesidad de recurrir al dirigismo econmico. ElEstado no pretenda controlar la produccin y ladistribucin de artculos. No haba fbricasestatales, ni flotas mercantes del Estado, y si bienlas tierras propiedad del emperador aumentaronininterrumpidamente debido a la confiscacin detierras ajenas, los legados o, sencillamente, elabandono, los recursos que necesitaba el Estadono procedan principalmente de las propiedadesimperiales, sino de los impuestos que pagaba lapoblacin de las provincias.

    Haca falta una poltica fiscal, aunque no eranecesario que fuese complicada. La naturaleza delsistema tributario que se cre en los primerostiempos del imperio refleja los fines restringidos

  • que deba servir: no era un sistema normalizado,su supervisin era insuficiente y experimentpocos cambios.3 As, la diversidad deprocedimientos locales que caracterizaraal sistema fiscal de la repblica de tal modoque, por ejemplo, el principal impuesto directo(tributum) lo pagaban los hispanos en forma desuma global mientras los sicilianos lo sufragabanpor medio de cuotas de productos agrcolas(diezmo) no desapareci bajo el principado.Cuando ello era posible, los romanos continuaronlas prcticas establecidas porgobernantes anteriores en tal o cual campo, ya setratara de cartagineses, Selucidas o Ptolomeos.Los emperadores instituyeron censos provincialesregulares, eliminaron gradualmente el sistemarepublicano consistente en conceder a compaasprivadas el contrato para la recaudacin deimpuestos directos (y, ms adelante, indirectos) y,en general, recaudaron impuestos con ms eficaciaque cualquiera de los gobiernos republicanos queles precedieron, adems de recaudarlos en unimperio mucho ms extenso. Pero estas

  • innovaciones no formaban parte de ningunacampaa en pos de uniformidad administrativacomo la que hubiera podido poner en marcha algngobierno burocrtico.

    Si la poltica fiscal del gobierno era slorudimentaria, no est claro que el gobierno tuvieraalguna poltica monetaria regular.4 Alencontrarse ante algn apuro econmico o,sencillamente, ante la necesidad apremiante dems dinero, las autoridades centrales tendan aechar mano de otra solucin: adulterar la moneda.Es difcil aceptar la idea de que emperadoresy funcionarios, con los ojos puestos en las ventajasa corto plazo de la adulteracin, se dieran cuentade las consecuencias a largo plazo. De sucomprensin emprica de los conceptoseconmicos y el funcionamiento de la economaslo cabe decir que era limitada.

    ADMINISTRACIN CENTRAL Y PROVINCIAL

    Haba alrededor de cuarenta provincias en el

  • imperio romano, las cuales eran gobernadas por unreducido nmero de funcionarios nombrados porlas autoridades centrales. El procnsul de fricatena a su cargo un territorio extenssimo quecomprenda gran parte de lo que hoy da son Libia,Tunicia y el este de Argelia, a la vez que su colegaen la provincia de Asia gobernaba la costaoccidental de Turqua ms una importanteextensin de tierras del interior. A cadafuncionario se le asignaba un solomagistrado senatorial subalterno (cuestor), que eraresponsable de las finanzas. El funcionario llevabaconsigo un grupo de consejeros formado poramigos o protegidos (incluyendo, en calidad deposibles sustitutos, uno o mslegados senatoriales), as como un pequeocomplemento de colaboradores formado porfuncionarios de menor rango (libertos o esclavos).

    Durante la repblica, el gobierno lo ejercanprocnsules, exmagistrados de categora superior(pretores o cnsules) que el senado nombrabaechando suertes. Augusto asumi personalmente la

  • responsabilidad de las provincias donde eranecesaria una presencia militar continua y laconfiaba a funcionarios nombrados por l, los msimportantes de los cuales tenan tambin categorasenatorial (legati Augusti).

    La organizacin del personal era algo diferente enlas provincias que se hallaban bajo el control delemperador, pero el nmero de personas noera mayor. En las provincias principales,exceptuando Egipto, el emperador nombraba a unlegado, para que gobernase en su lugar, de entrelos expretores y excnsules, a la vez que laresponsabilidad de las finanzas recaa en unprocurador en vez de en un cuestor, en un ecuestreen lugar de en un senador. Otro grupo deprovincias era gobernado por ecuestres,asimismo responsables directamente ante elemperador. La principal de estas provincias eraEgipto, que se encontraba bajo el control de unprefecto y de funcionarios ecuestres de rangoinferior y que constitua la nica provincia conlegiones que era gobernada de modo regular por

  • un ecuestre.5 Las dems provincias ecuestres eranlo bastante pequeas como para que las gobernaseun procurador, que vea pleitos judiciales, dirigalos asuntos financieros y mandaba unidadesauxiliares del ejrcito, si haba alguna asignada ala provincia.

    El nmero de funcionarios de rango senatorial conempleo en las provincias no sufri ningn cambiosignificativo en el periodo que estamosestudiando. En las postrimeras del siglo i ycomienzos del n, se habla por primera vez defuncionarios con responsabilidades judiciales,pero es claro que no se trataba de un fenmeno quese diera en todo el imperio ni que fuesepermanente. Se sabe que dos juristas ocuparon elpuesto de iuridicus en Britania durante los ltimosdecenios del siglo i, y, al parecer, un hombre sincalificaciones, el futuro emperador SeptimioSevero, fue iuridicus en una de las provinciashispanas hacia el ao 177 d.C. Se dice queAdriano nombr a cuatro iudices de rangoconsular para Italia. En reinados posteriores, a

  • estos se les rebautiz o fueron sustituidos poriuridici. Era tradicional que Italia, queoficialmente no era una provincia, fuesecontrolada por los cnsules y el senado, pero, afinales del siglo n, la jurisdiccin en Italia, aligual que en Roma, ya se hallaba en manos deotros funcionarios que tenan una relacin msestrecha con el emperador. El prefecto urbano dela ciudad de Roma, que era un senador decategora superior, tena jurisdiccin hastael centsimo poste militar, y, ms all de este, elprefecto pretoriano, funcionario ecuestre de altorango. Los iuridici encajaban en el sistema encalidad de magistrados judiciales subordinados; suaparicin en Italia es una de varias seales de queesta iba perdiendo su estatuto especial y poco apoco se iba alineando con las provincias delimperio.6 7

    A partir del mismo periodo, las postrimeras delsiglo i a.C., en algunas ciudades empiezan anombrarse curatores o curadores (curatores reipublicad) con responsabilidades financieras.

  • Tambin en este caso es probable que loscuradores fueran empleados slo en medidalimitada, y el puesto distaba mucho de serpropiedad exclusiva de los senadores.1

    Fue en la administracin ecuestre donde tuvieronlugar los mayores cambios, no slo el crecimiento,sino tambin la unificacin de elementos disparesen una sola jerarqua. En el imperio, en general,una innovacin fue el nombramiento de ecuestrespara que gobernasen Egipto y varias provincias depoca importancia. En estas, dichos funcionariosostentaban al principio un ttulo militar, el deprefecto, y sus obligaciones tambineran predominantemente militares. Sunombramiento y su misin son testimonio de quelos emperadores estaban decididos a meter encintura, dentro de su imperio, a pueblos que hastael momento no haban sido sojuzgados(por ejemplo, en los Alpes, el centro de Cerdea oJudea). A partir del reinado de Claudio, el ttulode prefecto fue sustituido por el de procurador,que era un ttulo civil, con el objeto de que

  • reflejara el xito (que a veces, como en Judea, erams aparente que real) del proceso de pacificacinen las regiones de que se tratara. En segundo lugar,los emperadores nombraban a ecuestres (y, enocasiones, a libertos) con el ttulo de procuradorde Augusto en calidad de agentes financieros, cuyatarea consista en vigilar laspropiedades imperiales. En tercer lugar, en lasprovincias aparecen procuradores que ejercenfunciones fiscales: recaudan los derechos deaduana, el impuesto sucesorio y otros impuestosindirectos. Los funcionarios encuadrados en estasdos ltimas categoras eran en potencia influyentesy, a veces, eran el contrapeso de los funcionariossenatoriales, pero no puede decirse de ellos queincrementaran la carga administrativa que pesabasobre las ciudades.

    Finalmente, conviene recalcar la funcin militardel orden ecuestre. Cada ao haba unos 360puestos a disposicin de oficiales superiorescon rango ecuestre: prefecturas de cohortes,tribunados militares y prefecturas de alae

  • (unidades de caballera). La progresin por estaserie de cargos, que ya reciban el nombre demilitae ecuestres cuando el reinado deTiberio (Veleyo Patrculo, 2.111), el sucesor deAugusto, era un prerrequisito para ocupar puestosen la administracin civil. La carrera (y, debido alos ndices de mortalidad, la vida) de muchosecuestres no llegaba ms all. El servicio militardebe verse como la base de la carrera ecuestre.8

    Los acontecimientos habidos en Roma y en la corteimperial afectaron tanto la carrera ecuestre comola senatorial. Los emperadores dieron a la ciudadde Roma su primera administracin continua. Alfinalizar el reinado de Augusto, exista ya uncuerpo de polica, un departamento debomberos y una oficina para el suministro degrano. Estas prefecturas fueron para un senador decategora superior y dos ecuestres (praefectusvigilum, prae-fectus annona). Otro ecuestredestacado recibi el nombramiento de prefectopretoriano, comandante de las tropas de elite queformaban la guardia personal del emperador, la

  • guardia pretoriana. Debido a su proximidadal emperador y que mandaban tropas en lascercanas de la capital, el poder del prefectopretoriano era considerable: para evitar queabusara del mismo, era frecuente que senombrasen dos prefectos.9

    La estructura de la administracin financieracentral ha dado pie a debates, muchos de loscuales nacieron de los diversos significadosposibles de la palabra fiscus. La tesoreraprincipal, el aerarum, que reciba los impuestosprovinciales, se hallaba encabezada por un par deprefectos que el emperador escoga entre las filasde expretores. Se nombraronfuncionarios parecidos para la tesorera militar(aerarum militar) que Augusto crepara proporcionar subsidios a los soldados que sejubilaban. Sin embargo, gran parte de laresponsabilidad fiscal no recaa en estos hombres,sino en los libertos del emperador y luego, a partirde mediados del siglo i, en un procurador ecuestrede alto rango (a rationibus), quien, ayudado por

  • libertos y esclavos imperiales, llevaba lacontabilidad de los ingresos y los gastos delimperio.10 11 Que esta contabilidad la llevaranesclavos y libertos del emperador no significa queno hubiera una divisin entre las finanzas pblicasy las de la unidad domstica imperial.11 Peropuede ser que al final la distincin entre los dostipos no revistiese gran importancia prctica, yaque el emperador subvencionaba las tesoreraspblicas con su propia riqueza privada, queaumentaba sin interrupcin, y tena facultades parasacar fondos de las tesoreras pblicas ydestinarlos a la administracin de sus provincias.

    Quedan por considerar los diversos papeles que elemperador, sus consejeros y sus colaboradorespersonales desempeaban en la administracin.12El emperador era, en esencia, responsable de lasdecisiones que afectaran las normas de actuacin yel nombramiento de funcionarios imperiales,pero, antes de tomar sus decisiones, escuchaba losconsejos de quienes le rodeaban. El buenemperador, a ojos de la aristocracia, era el que

  • buscaba a sus asesores en el consejo (consiliumprincipis), grupo formado por destacados amigossenatoriales y ecuestres.

    Este consejo tambin asesoraba al emperador en eldesempeo de sus obligaciones jurdicas encalidad de juez, tanto en apelaciones comode primera instancia, y de legislador.13 Algunosemperadores, en especial Claudio (pero tambinNern y Cmodo), despertaron las iras de laaristocracia dejndose influir por libertos yesclavos imperiales o por sus esposas. En el casode los libertos y los esclavos, su poder era frutonatural del acceso al emperador que adquirieron alayudarle a cumplir sus funciones habituales, talescomo recibir informes de funcionariosprovinciales, escribir las respuestas y atender alas peticiones de favores o justicia que hacan lasciudades o los sbditos individuales. Con todo, elemperador tambin se ocupaba personalmente demuchas cartas y peticiones.

    Los elementos esenciales de este sistema

  • administrativo ya podemos verlos enfuncionamiento durante el reinado de Augusto: elempleo de senadores por el emperador en nuevospuestos administrativos, con lo que redondea lacarrera senatorial y hace que el control imperialsobre la misma sea ms estrecho;14 el empleo deecuestres y libertos para puestos no electivosde funcionarios y agentes, los cuales dependen delemperador; el uso de la unidad domsticaimperial, en realidad, los sirvientes domsticosdel emperador, a modo de personal de apoyo. Enreinados posteriores, se puso ms orden en lossectores no senatoriales de la administracin. Aprincipios del siglo ii, los puestos administrativosde los procuradores (que a la sazn eran unos 60)ya haban sido divididos en tres categoras segnel salario que cobrara la persona que ocupaba elpuesto. Ahora poda considerarse que exista unaestructura profesional comparable a la de lossenadores, con las grandes prefecturas en el lugarms elevado y los procuradores de rangoms inferior en el otro extremo.15 De modoparecido, cabe discernir una jerarqua de puestos

  • claramente definida en la misma unidad domsticaimperial (familia Caesaris). Un esclavo queformara parte del personal administrativo podaalbergar la esperanza de ser manumitido yascendido al cargo de escribano (tabularius) y,finalmente, convertido ya en liberto, alcanzaruna procuradura.16 Los libertos y esclavosimperiales seguan siendo el personal de apoyopermanente del sistema administrativo.

    Para comprender de qu manera funcionaba estaorganizacin administrativa, as como dnderesida el poder, es importante conocer de quforma se nombraba a los funcionarios. En esencia,el emperador haca todos los nombramientos quehemos mencionado excepto los de procnsul y losde cuestor, pero todava hay que preguntarse cmotomaba sus decisiones. Es esta una preguntaimportante, porque permite ver claramente hastaqu punto la administracin se volvi burocrticabajo el principado. Muchos estudiosos hanafirmado que, durante los siglos n y a comienzosdel m, las reglas burocrticas gobernaban los

  • nombramientos y los ascensos hasta el punto deque el proceso se hizo casi automtico y alemperador le qued poca discrecin.17 En efecto,en las carreras senatoriales, se adviertenciertas pautas: a los expretores que ejercan cargosde importancia al servicio del emperador se lessola ascender al consulado, cosa que no se hacacon sus contemporneos en el senado; adems, elemperador prefera utilizar a hombres sinantepasados consulares para que gobernasen susprovincias en calidad de legados. Estaregularidad, sin embargo, no quiere decir quelos ascensos fueran automticos: la variedad en elnmero y el orden de cargos ostentados, as comoel nmero menguante de puestos disponibles encada sucesivo nivel de ascenso, induce a pensarque los emperadores deban de hacer uso de sudiscrecin al nombrar senadores y ecuestres. Porotro lado, nuestras fuentes literarias de los siglos iy u no hablan de reglas, sino de factorespersonales, por ejemplo el patronazgo, comoelementos decisivos en los nombramientosefectuados por el emperador.18

  • En lo tocante a los ascensos, y en otros aspectos,la administracin central del principado representaun avance de la organizacin burocrtica respectode la repblica, pero no hay que exagerar lamedida de tal avance.

    En sus niveles ms altos, la administracincontinuaba siendo propia de aficionados.Senadores y ecuestres pasaban slo una parte desu vida laboral en el cargo, no reciban ningunapreparacin especial para cumplir susobligaciones y durante su carrera no adquiranninguna especializacin.19 Si habaprofesionales administrativos, eran los libertosy los esclavos del emperador. Adems, su nmerocontinu siendo lo suficientemente reducido (unos350 funcionarios de elite en Roma, Italia y lasprovincias en el periodo de los Severos) comopara que no hiciera falta crear una jerarqua deresponsabilidad: en su mayor parte, cadafuncionario senatorial o ecuestre respondadirectamente ante el emperador.

  • LAS CIUDADES

    El secreto del gobierno sin burocracia era elsistema romano de ciudades que se gobernaban as mismas y podan cubrir las necesidades delimperio. El periodo del principado fue testigo deuna multiplicacin y una expansin notables de lasunidades urbanas autnomas, especialmente enlas partes del imperio donde antes haba pocasciudades. Detrs de este fenmeno, se encontrabael pragmatismo romano ms que el idealismocultural griego. Era caracterstico de los griegosopinar que una civilizacin superior slo podaalcanzarse dentro del marco de la polis. Losromanos no estaban tan convencidos de ello, nisiquiera lo estuvieron cuando la culturagriega influy en ellos. Ninguna de las palabraslatinas que significan ciudad (civitas,municipium, colonia, res publica) tiene lapotencia ideolgica de la polis, al mismo tiempoque de la literatura latina es fcil sacar laimpresin de que se crea que la ciudad era elsemillero de la inmoralidad en vez de sede de la

  • civilizacin.20 Como organizadores de un imperio,lo que ms valoraban los romanos era la funcinadministrativa de la ciudad, sin que ello leshiciese perder de vista su papel potencial comocentro de romanizacin en zonas recinconquistadas y no pacificadas del todo. Dentro deun momento investigaremos los mecanismos pormedio de los cuales ejecutaban las ciudades sustareas administrativas. Antes de ello, es necesarioexplorar, por un lado, los diversos estatutos de lasciudades y, por el otro, los rasgos comunes quedistinguan a las ciudades de las incontablescomunidades subordinadas que haba en elimperio.

    Los estatutos de las ciudades

    Los diferentes estatutos y privilegios de lasciudades fueron una herencia del periodo de larepblica. La colonia y el municipium eran formasde organizacin normales en Occidente, pero rarasen Oriente, especialmente el municipium. Lacolonia era, en esencia, una extensin de Roma.

  • Era una comunidad de ciudadanos romanosfundada con arreglo a una forma normalizada deconstitucin cuyo modelo era la de Roma. Fuerade Italia, las colonias tendan a ser asentamientosde soldados retirados, pero cuando dejaron decrearse colonias de exsoldados, en los primerostiempos del imperio, colonia pas a ser un ttulohonorfico que se reciba por concesin especial yvinculaba una ciudad, en su ttulo, a un emperador,pero sin que comportara privilegios sustantivos.21

    En teora, un municipium posea mayor libertadque una colonia, porque contaba con sus propiasleyes y sus propios magistrados. Esto se refleja enla reaccin sorprendida de Adriano, elemperador de principios del siglo ii, cuando elpueblo de Itlica (ciudad del sur de Hispaniadonde naciera el emperador) le solicita que ellugar sea ascendido de municipium a colonia(A. Gelio, NA, 16.13.4-5). Estas ambiciones noeran privativas de Itlica: por lo menos 120ciudades italianas, ms de una cuarta partedel total, se haban convertido de municipio en

  • colonias antes de que finalizase el siglo ni.22Adriano daba muestras de una pedanteraperversa. El autor de miscelneas Aulio Gelio,que tom nota de los comentarios que hizoAdriano en una alocucin dirigida al senadoromano, no muestra una percepcin inusitadacuando comenta que las dos categoras de ciudaderan virtualmente indistinguibles, pero que lacolonia posea un estatuto superior. Lo esencial esque los municipio crecieron y se propagaron en laItalia republicana y fueron exportados a ultramardurante el imperio, en circunstancias histricasmuy diferentes. Por decirlo de un modo sencillo,Italia consigui de Roma el estatuto municipal afuerza de una sangrienta guerra civil (la llamadaGuerra Social, guerra contra los aliados, de 91-89 a.C.), pero a las provincias occidentales les fueimpuesto como forma normal de constitucinromana con el propsito de consolidar el poder deRoma. Por este motivo, en los municipio italianos,todos los habitantes libres posean la ciudadanaromana, pero, por regla general, en las ciudadescorrespondientes del extranjero se conceda slo a

  • los provincianos que ms requisitos llenaban pararecibirla: en algunas comunidades, magistrados yexmagistrados; en otras, consejeros locales(algunos de los cuales no haban ejercido ningunamagistratura).

    Aparte de las oportunidades de progresar quebrindaban a individuos preeminentes, estasciudades aforadas, ya fuesen colonias omunicipio, no gozaban de ningn privilegiomaterial especial, a menos que se las alinease contodas las ciudades italianas mediante la concesinde derechos italianos (ius Italicum), quecomportaban la exencin del impuestoterritorial. Septimio Severo recompens de estamanera a su ciudad natal de Leptis Magna,Cartago, a tica, en frica, y a las que leapoyaron en la guerra civil, Tiro, Heliopolis yLaodicea en Siria (entre otras), pero otrosemperadores fueron mucho menos generosos(Digesto, 50.15.1).

    Las constituciones de las restantes ciudades del

  • imperio eran tan diversas como las propiasciudades. Los tipos de organizacin iban desde lapolis griega, con su compleja y veneradaconstitucin, hasta las capitales tribales de laGalia y Britania, que tendan a imitar las prcticasconstitucionales romanas. De ciudades existanvarias categoras privilegiadas. Lasciudades federadas (civitates foederata) debansu nombre a que haban firmado tratados con Romaen los que se reconocan sus derechos. Lasciudades libres (civitates libera) se hallabantericamente exentas de injerencias por parte delgobernador provincial. Las ciudades libres einmunes (civitates liberae et immunes) posean elprivilegio complementario de la inmunidado exencin de impuestos. Las ciudades conexencin fiscal fueron siempre muy raras, a la vezque el nmero de ciudades libres disminuydurante los ltimos tiempos de la repblica y loscomienzos del imperio. Slo unas pocas ciudadesoccidentales gozaban de estatuto libre o federadoen cualquier momento dado. La causa de ello eraque, en Occidente, fuera de las zonas donde la

  • influencia etrusca, griega y fenicia era muy fuerte,el crecimiento de las ciudades fue un fenmenotardo, y en gran medida no espontneo, quecoincidi con la propagacin del podero deRoma. La mayora de las ciudades provinciales deOccidente eran o bien de reciente creacin ocrecieron en (o cerca del) lugar donde antes habacomunidades de menor importancia. As, la tpicaciudad occidental, en principio, estuvo siempresujeta a injerencias externas. En cambio, enOriente, los romanos tuvieron que concertar unmodus vivendi con numerosas ciudades-estadosque tenan gloriosas y largas tradiciones desoberana. Sin embargo, en Oriente, losprivilegios se concedan slo de forma selectiva.Eran, tpicamente, una manera de recompensar losservicios conspicuos prestados al bando vencedordurante las guerras civiles que generales romanosorganizaron en el Mediterrno oriental en eltranscurso del siglo i a.C. As, por ejemplo;Afrodisias fue premiada con la libertad y lainmunidad por Octavio (Augusto) en 39 a.C. por suleal apoyo a la causa juliana despus de la muerte

  • de Csar.23

    Ciudades y pueblos

    Las ciudades, a pesar de la diversidad de sustradiciones y caracteres, tenan algo en comn quelas distingua de las comunidades de gradoinferior. Una ciudad era esencialmente unacomunidad urbana dotada de autogobierno, con unaconstitucin regular que se centraba en un consejoy unos magistrados, y con un territorio ruralsituado bajo su jurisdiccin y su control. Esta esuna definicin poltico-administrativa que cuadracon la actitud del gobierno central, aunque no conla de los representantes de la elite de habla griegao helenocntrica, cuya definicin incluirainstituciones culturales, actividades recreativas yedificios pblicos, ya fueranpuramente decorativos o utilitarios. No obstante,cuando encontramos a las autoridades romanastomando decisiones acerca del estatuto dedeterminada comunidad, las consideracionesprcticas aparecen en primer plano, en especial la

  • posibilidad de que la comunidad sea viable entrminos econmicos y demogrficos. Lainteraccin de los requisitos protocolarios ymateriales puede seguirse en los documentos.

    En una inscripcin de Orcisto, poblacin situadaen las fronteras de Galacia, en la parte cental delAsia Menor, aparecen los ciudadanos pidindoleal emperador Constantino un ascenso de pueblo aciudad (ILS, 6099). Orcisto ya haba sido ciudadantes de ser pueblo, y como prueba de ellosus habitantes adujeron que en otro tiempo elegamagistrados anuales, tena un consejo y todo uncomplemento de ciudadanos corrientes, adems detener todava baos, estatuas y acueductos.Tambin se juzg oportuno informar a Constantinode que Orcisto era una comunidad cristiana. Perolo ms importantes era demostrarle que tener unaciudad en aquel lugar era valioso desde el puntode vista prctico. El emperador fue informado deque haba agua en abundancia y de que lacomunidad se encontraba en el punto donde secruzaban cuatro carreteras. La distancia a que se

  • encuentran las ciudades vecinas se indica conexactitud, tal vez con el propsito de demostrarque en la regin haba espacio para otra ciudadcon un territorio de extensin razonable. Orcistoera una dependencia de una de las ciudadesvecinas, la de Nacolea, cuya dominacinconsideraba opresiva. Era costumbre queuna ciudad exigiera aportaciones econmicas,servicios y mano de obra a las comunidades queestaban bajo su control.24 Tal como escribiEstrabn refirindose a Nimes (Nemausus), en laGalia: Tiene sometidos a su autoridadveinticuatro pueblos que son excepcionales porsuministrar hombres fuertes, ganado como el suyopropio y por contribuir a sus gastos(186). Entrevemos aqu lo que hacan las ciudadespara proporcionarle ingresos al gobierno imperial.

    Una segunda inscripcin de Galacia se refiere a lapoblacin de Timando, que solicit a unemperador (no sabemos cul) el estatuto de ciudad(ILS, 6090). No tenemos la peticin propiamentedicha, sino una carta imperial dirigida a un

  • funcionario. En ella, se afirma explcitamente quelos habitantes de Timando estaban seguros depoder aportar un nmero suficiente de consejeroslocales que decidieran el asunto a su favor.

    En una tercera inscripcin, que data de 158 d.C.,vemos a Antonino Po cruzando correspondenciacon una ciudad recin fundada en el valledel Estrimn, en Macedonia (IGBulg., IV, 2263).La ciudad obtuvo permiso para fortalecer su baseeconmica de dos maneras: exigiendo un impuestode capitacin a los ciudadanos libres de suterritorio y ampliando su consejo local o boul deochenta hombres, todos los cuales tenan que pagaruna cuota de entrada. La existencia de un consejoformado por ochenta hombres razonablementericos induce a pensar que exista tambin unabase de poblacin relativamente importante, locual resulta extrao en un remoto pueblo de laTracia. Es de suponer que Antonino Pocomplementara la poblacin existente conhombres, tanto ricos como pobres, de losasentamientos cercanos, creando as una

  • comunidad que, en lo referente a poblacin yrecursos, estaba mejor dotada que cualquiera delas que haba antes. Nueve pueblos aportaronresidentes a Pizo, en el sector tracio de la viaEgnatia, a raz de su creacin por SeptimioSevero y Caracalla en el ao 202 d.C. (IGBulg.,111/2 1690). En circunstancias bastante diferentes,Augusto haba llevado aqueos a Patrs y etolios aNicpolis (Pausanias, 7.18.7-8, 10.38.4). Desdelos primeros tiempos, la fundacin de ciudadespor los romanos present un aspectomarcadamente coactivo.

    Esto no quiere decir que comunidades tales comolas fundadas en Macedonia y en la Traciaresultaran invariablemente un xito. No seconoce ninguna inscripcin procedente del lugarde la ciudad de Estrimn despus del ao 238 d.C.Puede ser que poco despus de esa fecha nuestraannima ciudad volviera a su anterior condicinde pueblo annimo. As ocurri en el caso dealgunas ciudades de las zonas rurales deprovincias, como por ejemplo, la Mesia Superior

  • y Dalmacia.25 Cabe que tales comunidadesno adquiriesen jams la forma externa de ciudadeso que nunca se convirtieran en centros deadministracin o de actividad social, lo que sinduda se deba en parte a que los consejeros quetenan que ser los soportes principales de lasciudades recin fundadas preferan vivir en suspueblos o en sus fincas. Tenan el nombre y elestatuto de ciudades, pero, por lo dems, eranindistinguibles de los pueblos independientes quepredominaban donde la vida ciudadana estabasubdesarrollada, por ejemplo en el interior deSiria o en el centro del Asia Menor.26

    Vemos, pues, que consideraciones sociales yculturales influan en el xito o el fracaso de unaciudad. Pero las inscripciones hacen pensarque, cuando tomaba una decisin acerca delestatuto de una comunidad, el emperador tena muyen cuenta su base econmica y demogrfica.

    Sin embargo, estos criterios no se aplicaron entodo el imperio ni en todos los periodos. En el

  • importante territorio de Trveris, en laGalia, haba pueblos que eran mayores que lasciudades pequeas de Italia o Brita-nia.27 Demodo parecido, varias ciudades griegasconservaron sus estatutos porque contaron con elapoyo de ligas, o porque.su fama de antaolas salv de la degradacin.28 Tebas, en la Beocia,fue una de las segundas y, a juicio de Estrabn, nisiquiera llegaba a ser un pueblo significativo:estaba poco poblada, sus edificios eran viejos o seencontraban en ruinas, su economa era dbil y sucultura se hallaba en decadencia (402). Queoficialmente era una ciudad lo indica la crnicadel propio Estrabn, que contiene referenciasdispersas a asentamientos y rasgos geogrficos desu territorio. Cuando Pausanias la vio, a mediadosdel siglo n, Tebas tena unos cuantos centenares dehabitantes que se haban retirado a la Cadmea,pero segua siendo una ciudad (8.33.2). El mismoautor saba que Panopeo, en la Fci-da, era unaciudad, pero era dudoso que mereciese el ttulo detal. Tena un territorio y magistrados, o al menospersonajes que representaban a la ciudad en la

  • asamblea fcense; por otro lado, careca deoficinas de magistrados, de gimnasio, de gora, defuentes y de viviendas respetables (10.4.1 ss).

    La divisin poltica entre la ciudad y el pueblo, enEgipto, destacaba por su discordancia con lasrealidades econmicas y culturales. Lascapitales de los distritos administrativos onomos tardaron en tenerinstituciones municipales, cierto grado deautogobierno y alguna jurisdiccin sobresus territorios. Todas estas cosas las recibieron deSeptimio Severo a comienzos del siglo ni.Alejandra, uno de los mayores centros depoblacin de todo el imperio, no tuvo un consejolocal hasta esa poca. La nicaexplicacin posible es poltica y fiscal. Alejandratena psimos antecedentes debido a los disturbiosciviles protagonizados por las poblaciones juda ygriega. Asimismo, los romanos haban heredado delos Ptolomeos una estructura burocrticacomplicada y opresiva que slo exista en Egipto yque perpetuaron debido a los enormes recursos

  • agrcolas de la provincia. El gobierno municipal ocuasimunicipal no lleg a Egipto hasta que losSeveros se percataron de que para ellosrepresentaba una ventaja repartir ms las cargas dela administracin entre los miembros acomodadosde la poblacin sometida.29

    El autogobierno de las ciudades tambin tard enllegar al corazn del frica Proconsular, la otraregin del imperio que produca un gran excedentede grano, antes del periodo de los Severos.30 Laexplicacin principal de ello es la escala de losintereses y la presencia imperial en la zona,que inclua el valle de Medjerda, detrs deCartago, donde haba extensas propiedades delimperio. En esta regin, las autoridades deCartago y de los dominios se encargaban de granparte de la administracin y del control, funcionesque, tradicionalmente, correspondan a talescomunidades. Cuando, al final, se conceda elestatuto de ciudad, la extensin de lasfincas imperiales, el nmero de comunidades y laproximidad entre ellas hacan que las nuevas

  • ciudades tuviesen territorios exiguos y, por ende,pocas oportunidades de crecer.

    Cabe que otros factores, y especialmente lainfluencia de que gozaban en Roma los poderososexpatriados de condicin senatorial o ecuestre,tuvieran algo que ver con el aplazamiento de lafragmentacin del inmenso territorio de Cartago o,para el caso, del de Cirta, su equivalente enla Numidia. Sin embargo, el patronazgo podaperjudicar los intereses de las grandes ciudades.Cuatro comunidades situadas en el vasto territoriode Cartago, Avitta, Bibba, Bisica, Thuburbo Maiusy Abthugni, pasaron a ser municipia durante elreinado de Adriano, con lo que dejaron atrs amuchas otras de igual importancia, que, en lamayora de los casos, no fueron ascendidas hastael periodo de los Severos o ms tarde. Podemossuponer que Adriano obr bajo la influencia de lassplicas de los protectores de estas comunidad