Galgo (2015) - La Apropiación Del Intelecto

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LA APROPIACIÓN DEL INTELECTO 1 LA APROPIACIÓN DEL INTELECTO Segunda Edición Antonio J. Baeza Henríquez, “Galgo”. 2015

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Es muy probable que la gran mayoría de los padecimientos que vienen viviendo los pueblos oprimidos tengan que ver con que no nos hemos apropiado de nuestro intelecto. Hemos sido forzados, ya sea por cañones o por seductores engaños, a ceder la facultad y la propiedad del pensar-nos, dando la oportunidad a otros –que no necesariamente son otros fraternos- para que nos piensen de acuerdo a su mirada y, por cierto, su conveniencia. Dado que venimos dejando que otros nos piensen, hoy sufrimos. Por ello, la Apropiación del Intelecto es el primer paso necesario para liberar-nos. No podemos apropiarnos del producto de nuestro trabajo sin recuperar, antes, nuestra licencia total a pensar-nos. Esto implica optar por no hablar de “conocimiento” como “ente”, sino que de “conocer” en tanto ‘actividad vital continua’, que ocurre sólo una vez en la vida y durante toda ella; también nos lleva a definir el ‘intelecto’ como aquel conocer activo mediante el cual nos observamos, traemos a primer plano la huella de nuestra relación con el mundo y avanzamos con ello hacia el horizonte. Luego, es central definir:Todos somos seres intelectuales, ninguno más que el otro. No hay motivos para justificar que exista una élite intelectual que agrupe a los ‘iluminados’ que “guiarían” el camino a los que "no saben". Sin embargo, para apropiarnos de nuestro intelecto necesitamos tomar conciencia acerca de cuál es el patrón de las sociedades basadas en la des-apropiación: La industria, espacio de des-personalización, de control masivo, de supresión de la diferencia y de instrumentalización del humano mediante el despliegue de la técnica. Ello se refiere a lasfábricas y a los conglomerados comerciales, pero también a tres colosos particularmente confusos en cuanto a su rol: Escuela, Estado, Academia. Los tres nos han prometido ser aporte y guía para la liberación pero, tristemente, cada uno es, implacablemente, industria:La Escuela con su sentido tradicional, normalizante y patologizante; el Estado con su técnica contradictoriamente ineficiente y su espina dorsal opresora; y la Academia con su servilismo frente a los poderes estatales y mercantiles, la legitimación de las elitesintelectuales y la desestimación del intelecto popular. Ante todo esto, los talleres, agrupaciones pequeñas organizadas en torno a la actividad común, basadas en el criterio, larelevancia de la relación personal directa, el uso de la tecnología por parte del humano y la autonomía creativa y productiva, se presentan como la alternativa más cierta de desarrollo práctico de un ejercicio apropiado de nuestro intelecto. No es algo hacia lo que se debacaminar, sino que es un actuar que está junto a nosotros y entre nosotros, posible de emerger en cada momento. La presente propuesta filosófica, planteada por un des-colgado del mundo académico –sin haber avanzado mucho en tales carreras- que se atrevido a publicar susinvestigaciones y producciones de modo independiente, busca ser una voz en el desierto que incentive a otros a hacer lo mismo. No se trata de una iluminación, sino que de unatrevido manifiesto personal que, quizás con demasiada propiedad, cree representar el intelecto de todos quienes sólo firmamos con nuestro nombre o seudónimo.

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  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

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    LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    Segunda Edicin

    Antonio J. Baeza Henrquez, Galgo.

    2015

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

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    Segunda Edicin:

    Baeza Henrquez, A. J., 2015. La Apropiacin del Intelecto. Santiago de

    Chile: Estudio Confera Austral.

    Estudio Confera Austral, 2015.

    La Apropiacin del Intelecto por Antonio J.

    Baeza H. se encuentra bajo una Licencia Creative

    Commons Atribucin-NoComercial-SinDerivadas

    3.0 Unported.

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

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    PRLOGO DEL AUTOR

    Sea esta una propuesta a la humanidad, un sencillo pero atrevido aporte al arte necesario, bello y muchas veces malentendido de la discusin. Se trata de un texto grandilocuente, aunque no avasallador, como el profeta, loco y mstico, cuyo discurso busca conquistar el aire circundante, pero sin derribar a los pjaros en vuelo ni daar a la semilla de cardo que lleva las cartas que jams se leern. Su propsito es exponer, de manera clara, bien precisa aunque sin mayor densidad, los planteamientos que he desarrollado acerca del tema que nos convoca y da ttulo a este encuentro, "La Apropiacin del Intelecto". Este libro no tiene notas al pie ni sigue sistema alguno de referencias. No tiene una seccin de bibliografa al final. Se mencionan algunos otros autores, muy pocos, cuando se vuelve necesario o interesante. No es ni pretende ser un texto acadmico, aunque puede tener cierta utilidad en ese mbito. Ello, siempre y cuando sea revisado en un espacio acadmico que se mire, se critique y aspire a cambios profundos y trascendentales. Quizs pueda considerarse un texto terico, aunque slo desde visiones fuera o ms all de la razn y moral cientfica o acadmica y, no obstante, tampoco es una pretensin ni deseo incluido aqu. S es un manifiesto, claramente. Es un documento poltico, dedicado a poner sobre la mesa un tema de importancia capital para el futuro del vivir humano. Es una serie de tesis que encontraran su defensa en lo argumentativo, en el

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    desmenuzamiento puro de la consistencia entre ideas y, necesariamente, en un espacio compartido. Los artculos cientficos y otros textos acadmicos buscan, en su escritura misma, ponerse a prueba, responder ante la propia interpelacin, entregar evidencias para ello y, a veces e incluso, refutarse. No son pocos los que incluyen un apartado de "discusin". Este libro no cuenta con ello. Esta obra est escrita para ser discutida en vivo, con el fin de que all recin aparezcan evidencias y respaldos a favor, en contra y en amplio, al servicio de los argumentos que combatirn, bailarn o jugarn en el momento en que se encuentren, dando vida al modo de interaccin que nos viene constituyendo como humanidad. "La Apropiacin del Intelecto" es un texto temerario, desinteresado en asegurarse frente a la crtica, esperando a pecho abierto los disparos de agua en la guerrita ldica con los amigos nadando en el lago. Dado que trata de temas tan importantes, su responsabilidad es lograr que las personas hablen de esos temas entre ellas y no ahorrarles una discusin que ha de mantenerse despierta en el espacio de conversacin y no dormida en un libro que se cierra y espera en un estante, una mesa o una caja. Este libro es un tipo radical, algo escueto e incluso un poco pesado al que yo, como autor, deber presentar, interpretar y defender en sus deseadas discusiones. Habr logrado ya su cometido, claramente. Quizs yo estar ms ansioso que l en cuanto a la aceptacin de su mensaje. Esta obra apareci en los paraderos, en hoja cuadriculada y con borrones. Fue tomando forma en el metro,

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    en largos viajes que dejaron de ser tediosos con la escritura. Fue mezclado con antiguos ensayos -algunos incluidos en la primera edicin, posible de encontrar por ah en el inmenso Internet- de lenguajes algo distintos y con otros que jams se escribieron, aunque s existieron con ttulo y todo en el canasto sin fondo de las ideas. Si me viera obligado a exponer la "metodologa de trabajo", slo podra mencionar "pensar" y "escribir". No se ha dado, de hecho. Para esta versin, la definitiva, se quit todo prrafo adicional a la medida justa, procurando entregar la cantidad precisa de palabras e, incluso, quizs un poco menos, como el cocinero que sirve un plato con una minscula falta de saciedad, la cuota residual de apetito que no mata ni tortura, pero inquieta. As se cultiva el deseo en otros, dicen. Es que "La Apropiacin del Intelecto" es un libro muy coqueto, que no busca interesar a mquinas tericas, sino que apela a intelectos vivos.

    Antonio Baeza Henrquez, Galgo 16 de Febrero de 2015

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    La Apropiacin del Intelecto

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    I.

    Esta especie de escrito disperso resultar ser el

    texto introductorio a no slo ste, sino que a todos los

    escritos, la teora y la comprensin de mundo y vivir que

    ir plasmando, de variados modos posibles e imposibles,

    hasta el da en que la muerte no me permita seguir

    redactando textos. Esto se trata de la apropiacin del

    intelecto.

    La apropiacin del intelecto es el primer paso,

    necesario hasta la mdula, para la emancipacin de los

    seres humanos y de todo ser vivo. Luego viene la

    apropiacin de la persona, de la comunidad y del

    conglomerado de comunidades. Nada de lo anterior puede

    lograrse sin que cada uno de nosotros se apropie de su

    intelecto.

    Sin embargo, esta apropiacin solo ocurre al

    interactuar con otros, al vivir con otros, al compartir con

    otros. Es una apropiacin profundamente personal, pero

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    no para privar al otro de lo mo, sino que para entregar al

    otro lo que quiero entregarle sin que nadie me diga cmo

    entregrselo. Se trata de un acto en el que se trae a primer

    plano, en total plenitud, el papel y tintura del sujeto

    intelectual, del sujeto que propone, de quien propone.

    Consiste en el aprendizaje sostenido de un modo en el que

    hacerse-cargo es uno de los elementos fundamentales.

    Pero hacerse-cargo no se entiende slo como

    responsabilizarse, sino que tambin como el hacerse uno

    mismo el trabajo de cargo, vale decir, de traslado o

    acarreo de lo que quiero hacer llegar a otro. Ello pues, al

    igual que en una encomienda, slo quien la enva puede

    sentir y asimilar el valor genuino de lo que se quiere hacer

    llegar a la otra persona. Probablemente slo quien lo enva

    puede cuidar y llevar a cabo el envo de la mejor manera.

    El intelecto es una cuestin de cartas entregadas por el

    mismo remitente.

    II.

    Conviene proponer la diferencia entre conocer e

    intelecto.

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    Conocer tiene que ver fundamentalmente con

    vivir. Se trata de una actividad vital que ocurre,

    continuamente, una sola vez que dura toda la vida, en el

    momento y lugar mismo de cada interaccin del individuo

    con su entorno o mundo. Se trata del acto mediante el cual

    se van definiendo o difuminando las complejas relaciones

    que el individuo sea humano, ameba o gato- viene

    manteniendo, mantiene y mantendr con cada elemento

    que distingue en el entorno o mundo. Y se trata, por cierto,

    de un acto que imprime huellas en el s-mismo, en tanto

    unidad auto-referida y auto-distinguida.

    El intelecto, por su parte, tiene que ver con

    proponer. Pro-poner puede entenderse, al menos para

    este anlisis, de acuerdo a la divisin mencionada. El

    prefijo ~pro suele sugerir adelantamiento, avance,

    distincin en el sentido noble de la palabra-, privilegio,

    algo superior pero no frente a otros sino que a s-mismo.

    Algo que ha avanzado, que viene avanzando pero desde su

    propio estado o tendencia anterior. Poner, por su parte,

    es un humilde y simple verbo que expresa el otorgar

    posicin a algn elemento en alguna superficie o espacio.

    Se diferencia de dejar, en tanto esta ltima palabra tiene

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    un olor a pasividad, olvido u omisin; poner es un acto

    visible y activo, con cierto toque de voluntad y al menos

    una pizca de esfuerzo fsico o mental. Consiste tambin,

    por cierto, en otorgar a algn elemento un lugar que no

    necesariamente le corresponde ni haya estado antes; un

    acto que, al ocurrir, puede contribuir a mantener o

    modificar, siempre activamente, un orden que viene

    operando.

    As pues, pro-poner puede implicar ese otorgar-

    posicin-activamente con una actitud o caracterstica de

    adelantamiento, avanzada o mejora, a partir de la accin

    en s-misma. Dicho de otro modo, el intelecto va

    describiendo la historia en que el otorgar-posicin-

    activamente va mejorando-se y adelantndose desde s

    mismo y, por cierto, mediante s-mismo. El intelecto es

    poner algo en algn lugar, continuamente, cada segundo

    mejor. Y la forma particular en que ese poner va

    mejorando es, precisamente, poniendo. El intelecto tiene

    que ver con proponer.

    Cmo podemos pensar la relacin entre conocer e

    intelecto? Vale decir, en primer lugar, que no es posible, de

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    manera alguna, el intelecto sin conocer. No hay acto

    intelectual en el que no se est conociendo. Probablemente,

    s puede haberlo al revs, una especie de conocer-

    pasivamente en el cual no se pone algo sino que se deja

    algo. La huella en el s-mismo queda, pero no ha sido

    propuesta por el s-mismo. De hecho, la huella es la

    respuesta del propio s-mismo frente a la perturbacin

    pero no ha sido, probablemente, la respuesta propuesta. El

    intelecto describe aquellos momentos en que el conocer

    ocurre de modo activo, de modo pro-yectivo, extendiendo

    lneas delante de s. Describe cuando la misma huella de lo

    que ya vino o lo que viene ocurriendo es puesta y cada vez

    mejorndose en ese poner. Y podemos aqu agregar una

    dimensin al concepto de pro-poner, en tanto es poner

    delante de s-mismo aquello que es propio a la huella de s-

    mismo. Verse a s mismo delante de uno mismo. El

    intelecto es observarse.

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    III.

    Apropiacin es lo contrario a alienacin.

    Mientras lo ltimo podramos entenderlo como una

    especie de despojo o enajenacin, como el retiro, por parte

    de otro, de lo que te corresponde o a lo que t

    correspondes, la apropiacin puede tener que ver con la

    recuperacin o toma, en una actitud activa, de aquello que

    me corresponde y que me fue quitado o privado. Es un

    derecho, a todas luces. En ciertos cdigos penales, aparece

    la figura de la apropiacin indebida. Cabe considerar que

    ello slo tiene sentido en un sistema cultural donde se ha

    determinado quines son los dueos de cada bien, cules

    son los modos legitimados de intercambio de esos bienes

    y, sobre todo, de cmo ha de dividirse segregarse, entre la

    poblacin, la calidad de dueo de los mismos.

    La apropiacin es recuperacin o toma, pero

    tambin es ejercicio. En el caso del intelecto, no es algo que

    se recupera transaccionalmente; no se trata de un bien de

    consumo que yo te quito para tenerlo o que, al

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    intercambiarse, debe dejar de ser de alguien para pasar a

    ser del otro. Se trata de algo que debe practicarse como

    propio continuamente pues, cada vez que se abandona, se

    deja para que otro que no necesariamente ser el otro

    fraterno- se apropie de l sin querer compartirlo. Por

    tanto, la apropiacin del intelecto es una actividad

    continua y eterna, que se da mediante practicar el pro-

    poner, poniendo delante de s mismo lo que ha dejado

    huella en uno mismo, con una actitud de avanzada y

    mejora constante a partir de lo propio. Es por ello mismo

    que es actividad continua y eterna. Y es preciso agregar:

    No hay avance del intelecto sin apropiacin del mismo.

    Quin nos ha privado del ejercicio del intelecto

    como actividad propia? Las universidades, la consultoras,

    los expertos, los relatores de capacitaciones expositivas y

    unidireccionales, los profesionales que sacan al dilogo su

    ttulo o grado acadmico para otorgar peso a su opinin

    sobre ciertos temas, los gobiernos, los crticos literarios

    con tendencia a la evaluacin, los hospitales, los gloriosos

    equipos de investigacin, los especialistas que salen en la

    tele, los profesores que ponen malas notas, los msicos

    que se valorizan a s-mismos y a los dems slo a partir de

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    criterios tcnicos y tecnolgicos y, en general, las

    instituciones que nos explican cmo son las cosas y las

    personas que son invadidas por tal institucin y que,

    tristemente, ya vienen siendo despojadas y despojados de

    la propiedad de su intelecto.

    IV.

    No sera descabellado afirmar que la gran mayora

    de las injusticias que vivimos diariamente tienen lugar

    gracias a que no nos apropiamos de nuestro intelecto.

    Las variadas construcciones de mundo que han

    dado lugar a las sociedades modernas y a esta especie de

    globalizacin inconclusa en que nos vemos envueltas y

    envueltos incluyen la delimitacin y difuminado de un

    considerable nmero de lmites entre sus rganos. Tales

    construcciones son las tablas de la ley donde viene

    grabado quines mandan y quines obedecen, qu es lo

    bueno y qu es lo malo, cul es nuestra tarea en el mundo

    y cul es la de otros. Ahora, estas distinciones se sostiene

    en una basal: La que indica quines saben y quienes no

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    saben y que, por tanto, deben aprender de los primeros. Se

    trata de una diferencia que implica un vaciamiento de

    saber por parte del pueblo, de la cesin de la tutela del

    saber a una clase que luego ser llamada 'cuerpo

    intelectual. Y claramente, este abandono del propio saber,

    esta supresin del yo-se y del yo-propongo, es la que nos

    aparta de la participacin en la configuracin del mundo

    en que vivimos y en el que, a menudo, padecemos, pues

    viene siendo construido a la medida de otros que, al

    parecer, no piensan en nosotros.

    Se suele hablar de la fuente del conocimiento. Es

    una idea muy antigua y tradicional y podra tratarse como

    un elemento particularmente importante en la

    construccin de la que se habla en el prrafo anterior. Al

    hablar de fuente, mencionamos algo que esta situado en.

    Hablamos de algo que, al estar en un lugar al que debemos

    acceder, es, por tanto, un lugar fuera de nosotros, una

    posicin externa y absoluta. Luego, seran solo algunos los

    que tienen la posibilidad de acceder a esa fuente y, en su

    infinita bondad, transmitiran los conocimientos a la

    poblacin; aquella lite, el cuerpo intelectual, que ha

    encontrado la fuente llena de monedas de oro al final del

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    arcoris y que tiene la facultad exclusiva de entender cmo

    deben extraerse las monedas de tal recipiente.

    El conocimiento, en vista de lo anterior, ha sido

    histricamente situado en edificios, instituciones o grupos

    humanos. El Orculo en Grecia, el Monasterio para el

    mundo catlico, la Universidad en la Edad Media y hasta

    nuestros das, las Consultoras en nuestro actual

    neoliberalismo; asimismo, se asocia, atribuye y, por

    tanto, entrega- a los japoneses el dominio de la innovacin

    robtica y electrnica; a los alemanes, los estndares de

    calidad; a los franceses, la teora crtica, etc. Se establecen

    creencias, incluso, acerca del origen de ciertos

    conocimientos, cual hormigueros especializados y, en la

    reiteracin de ello, se funda y legitima la divisin entre

    grupos sabios y grupos ignorantes. Los ltimos son los

    que debern aprender de los primeros, imitar lo que a los

    sabios les ha resultado y, por cierto, no intentar siquiera

    creer que sus creaciones o iniciativas propias estn cerca

    de la altura de los entendidos en el tema.

    No se trata aqu de vapulear la especializacin. De

    hecho, la especializacin es un producto y, a la vez, garante

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    de la cooperacin en los grupos humanos. No es necesario

    que cada persona sepa todo cuanto hay que saber en este

    mundo y realice todos los oficios; eso requiere demasiado

    esfuerzo y aos probablemente ms que lo que el ciclo

    vital del ser humano suele durar- y, en cambio, es mucho

    ms ventajoso repartirse, dividirse y compartir las

    acciones que mantienen el curso de una cultura. La

    especializacin describe, por cierto, ese mismo proceso.

    Nada tiene de malo que existan zapateros, mdicos,

    carpinteros, msicos, choferes o ingenieros; el mdico

    permite que el carpintero se dedique a construir bien y

    tenga buena salud, mientras el carpintero permite que el

    mdico se desarrolle en la curacin y el cuidado del

    cuerpo y viva en una buena construccin. El problema es

    otro: Es la profunda diferencia de valoracin entre la que

    se otorga al mdico y la que se otorga al carpintero, por

    ejemplo. Es la asimetra que ha venido tiendo la

    especializacin sin tener que hacerlo.

    El paradigma de conocimiento como algo situado

    ha sido tierra de hoja para la formacin y fortalecimiento

    de castas, proceso que ha ensuciado y podrido la

    especializacin. Se ha venido rompiendo, desde hace

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    muchos aos, la simetra entre las distintas acciones que

    distintos seres humanos realizan para mantener la

    sostenibilidad de la vida en comunidad. Ello es,

    precisamente, porque se ha llegado a la idea de que

    habra ciertos oficios que luego, para diferenciarlos,

    fueron llamados profesiones- que se acercan ms al

    conocimiento que otros y que, por tanto, son ms valiosos

    pues seran los que ayudaran a repartir el saber por el

    mundo; resulta, luego, que son los mejor remunerados y

    valorados. De hecho, es muy comn escuchar un

    argumento que racionaliza, por excelencia, el gozar de una

    posicin cmoda en la estructura econmica: Me part el

    lomo estudiando 5 aos, mnimo que ahora yo gane ms

    que quien no estudi. Mucha gente se siente mal por

    haber estudiado una carrera profesional y luego ver que

    otra persona, que no estudi, percibe el mismo ingreso,

    gana la misma cantidad de dinero o incluso ms que ella o

    l. Ese malestar surge, precisamente, de los significados

    que envuelven y amoldan la concepcin misma de trabajo;

    o se siente que quien estudi merece ms, o que quien no

    estudi merece menos. Es hasta en el mismo mbito

    emocional en el que se han arraigado aquellas premisas

    que sostienen y dan fundamento racional a la desigualdad.

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    Y es una desigualdad que se argumenta, por cierto, desde

    la idea que mencionamos anteriormente: la divisin entre

    quienes saben ms y quienes saben menos o, lisa y

    llanamente, no saben.

    El sistema de creencias anteriormente expuesto

    tiene consecuencias sustancialmente malignas e

    insensibles. De hecho, es una divisin que produce

    algunos de los peores y ms horribles productos del

    actuar humano; tiene que ver con la desvalorizacin

    asumida por los propios individuos que conforman la clase

    de los que no saben. Durante unos buenos aos, en Chile

    y en varios lugares ms de la regin y otros en el mundo-

    se ha convertido en un clsico el mandato que los padres

    entregan a hijas o hijos cuando les persuaden para que

    tengan estudios superiores: Queremos que estudies para

    que seas ms que nosotros. Yo recib ese sermn de mis

    padres y puedo decir, con toda propiedad, que es que es

    muy doloroso escucharlo. Todo quien mantiene un vnculo

    medianamente carioso o cercano con sus padres sufre al

    escucharles desvalorizados. Se trata de un atentado

    histrico contra la auto-realizacin, elemento supremo de

    la plenitud humana, cuya ausencia genera profundos

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    malestares de frustracin, angustia y pena, asociadas a la

    decepcin que causa mirar hacia atrs y ver una vida sin

    xitos. La definicin de logro que las sociedades y grupos

    dominantes han articulado y promovido mediante sus

    ventanas la prensa y la academia, entre otros- est, en

    primer lugar, extremadamente sesgada en estndares

    precisos y caprichosos en lo fsico, lo laboral y lo

    econmico y, en segundo lugar, directamente relacionada

    con la masiva ausencia de xitos que muchas personas

    perciben al mirar hacia atrs en su propia vida. Es por ello

    que la alienacin del intelecto es, en resumen, uno de los

    grandes responsables del malestar y la tristeza humana.

    Todos los empleos y actividades humanas

    debieran ser vistas, tratadas y, por cierto, remuneradas en

    un nico nivel. Ello, pues no estn unas ms cerca que

    otras del conocimiento. Vemoslo, en cambio, de una

    forma muy distinta: En todas las actividades humanas est

    presente el conocer.

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

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    V.

    El conocer es una actividad continua y vital que

    ocurre una sola vez y durante toda nuestra permanencia

    en la tierra como ser vivo.

    Sera bueno recordar la relacin ya expuesta entre

    conocer e intelecto. Quizs lo primero y ms simple de

    decir es que no hay intelecto sin conocer y que toda

    manifestacin de intelecto ocurre en el conocer. Es

    probable, sin embargo, que s ocurra al revs; vale decir,

    que ocurra conocer sin que ello sea intelecto. Se trata de

    aquellas veces en que el individuo no pone sino que deja

    algo. Pues bien, es esta posibilidad de conocer sin

    intelecto la que, precisamente, es la puerta y condicin de

    posibilidad para la dominacin y sera, tericamente,

    imposible de suprimir. No es posible reducir a cero los

    espacios en que se asume un conocer activo, pues ello

    sera, por ejemplo, renunciar a dormir, a relajarse, a

    embriagarse, a contar y escuchar chistes y, en general, a

    variados momentos y actividades en las que se disminuye

    la disposicin de alerta en el individuo y que, por cierto,

    son necesarios para un vivir sano y pleno. Sin embargo,

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    hay otras reas en las que la ausencia o debilidad de un

    abordaje intelectual activo ha venido permitiendo, desde

    hace bastante tiempo, la perpetuacin de relaciones de

    dominacin y alienacin.

    Es necesario que traigamos a primer plano la

    nocin de reflexin y pensar reflexivo. Se trata de una

    palabra que, tradicionalmente, se ha asociado a lo

    racional o a la idea de pensar framente, sin la

    perturbacin de lo emocional. En la historia de su uso

    hay huellas inscritas en las que es posible ver la tendencia

    extendida y sostenida que se mantuvo por siglos y se

    sigue manteniendo- respecto a la separacin entre razn y

    emocin y el avasallamiento que la primera impone a la

    segunda; vale decir, la emocin ha sido condenada por las

    creencias tradicionales a estar al servicio de la razn y a

    no molestarle en sus asuntos. Para combatir lo anterior,

    es preciso que aqu se exponga una visin distinta de lo

    reflexivo. La escuela psicoteraputica del grupo eQtasis,

    en Santiago de Chile, ha propuesto, en ese sentido, la idea

    de lo reflexivo como aquello que ocurre en la experiencia

    humana cuando se atienden y se relacionan,

    simultneamente, aspectos emocionales, intelectuales y de

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    accin. Se trata de un tringulo en el que se entrelazan y

    ocurren conjuntamente los tres aspectos, dndose las

    siguientes experiencias subjetivas: pensar en lo que siento,

    pensar en lo que hago, sentir que pienso y lo que pienso,

    sentir que hago y lo que hago, hacer lo que pienso y hacer lo

    que siento.

    Lo intelectual es, necesariamente, reflexivo. Luego,

    ningn trazo de vivir puede considerarse genuinamente

    reflexivo si no ocurre alguna de los fenmenos

    anteriormente listados; de lo contrario, se tratara de un

    modo incompleto de madurar una idea o principio, una

    forma algo negligente de abordar los asuntos que se hacen

    presentes en nuestro vivir. Sin embargo, al parecer es

    precisamente ello lo que viene ocurriendo y siendo

    hegemnico en la construccin, por parte de otros, de la

    sociedad en la cual la mayora padecemos. La confusin

    entre lo racional y lo intelectual ha sido clave en los

    cursos que ha tomado lo que se ha llamado progreso;

    suprimiendo el inters por lo emocional en las personas y

    los pueblos, as como por la consecuencia entre discurso y

    accin, se ha puesto lo racional al servicio del desarrollo

    de tecnologas para matar, para reprimir y para controlar

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    26

    el deseo y promover la produccin y el consumo por parte

    de las masas, en desmedro de su calidad de vida y su

    realizacin. Se han planificado ofensivas militares, golpes

    de estado y modelos econmicos en funcin de

    argumentos y criterios fros y muy alejados de una

    comprensin de lo afectivo.

    Sin ir ms all, la mirada positivista dominante an

    en gran parte de la ciencia del siglo XX y actual pretende

    una supresin de lo emocional y todo lo que pueda

    considerarse subjetivo todo es subjetivo; incluso la

    objetividad misma vive de lo subjetivo- del diseo de sus

    investigaciones, considerndole una especie de

    perturbacin o estorbo no deseable y perjudicial para

    sus resultados. Bueno, si bien es necesario reconocer los

    innumerables avances que la ciencia ha desarrollado con

    el fin de mejorar la calidad de vida y otorgar herramientas

    creativas y de apropiacin a las personas el computador

    donde tecleo esto, por ejemplo-, hay que sealar que la

    mayor parte de los recursos destinados a investigacin

    cientfica son orientados, por ejemplo, a la industria de

    armas, la industria farmacutica y, en general, a los

    aspectos de inters de grupos que buscan mantener la

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    27

    concentracin de poder a partir de evitar el surgimiento

    de poder en la asociacin de las personas-, para lo cual

    necesitan estar muy alejados de lo que puedan sentir las

    personas que seran usuarias, destinatarias o, incluso,

    objetos de investigacin. Para ello, el positivismo y lo no-

    reflexivo cabe como anillo al dedo.

    La ciencia, como disciplina de investigacin en

    diversos temas especficos, suele requerir dedicacin,

    rigurosidad, responsabilidad y, por todo lo anterior,

    especializacin. Sin embargo, muchas veces tal idea es

    confundida con una supuesta necesidad de la academia

    tradicional -rgida y segregacionista- y de la jerarqua

    como modo transversal de organizar tanto lo acadmico

    como lo laboral en el rubro. Es all donde cabe recordar

    que s existe la posibilidad de una especializacin con

    simetra, que puede llevarse a cabo avances en

    investigacin y desarrollo sin necesidad de basar la

    organizacin del trabajo en lgicas jerrquicas, verticales

    y, por ello, muy sujetas a los caprichos de los niveles

    superiores. La ciencia es bellsima va mucho ms all del

    estereotipo positivista-; por ello, es preciso purificarla de

    los vicios del llamado progreso y promover un giro de lo

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    28

    cientfico hacia la apropiacin. Una idea puede ser, por

    ejemplo, instalar centros de investigacin y desarrollo a

    nivel comunitario, con el fin de descentralizar y abrir el

    acceso a la formacin y desempeo cientfico. Necesitamos

    espacios para realizar ciencia reflexiva.

    Lo reflexivo, en base a los fenmenos antes

    indicados pensar en lo que siento, pensar en lo que hago,

    sentir que pienso y lo que pienso, sentir que hago y lo que

    hago, hacer lo que pienso y hacer lo que siento- puede

    ampliar la complejidad de su avance en cuanto intelecto

    que al observar-se, va avanzando en su ejercicio mismo- a

    partir de la formulacin de fenmenos reflexivos en otro

    nivel: pensar en lo que siento mientras hago algo, pensar en

    lo que hago cuando siento algo, sentir lo que hago mientras

    pienso, sentir que pienso y lo que pienso respecto a lo que

    hago, hacer algo pensando en lo que siento, hacer algo

    sintiendo que pienso lo que hago y cmo lo hago, y as

    puede seguir amplindose la lista de sucesos. Todo ello

    ocurre cuando el intelecto est operando genuinamente y

    no responde pasivamente al pensar en otros. Ejercitar lo

    reflexivo es posible y simple, pues basta proponrselo

    para ya realizar un primer acto. El llamado es, por tanto, a

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    29

    mantener un modo en el vivir en persona y en

    comunidad- en que se mantenga la apropiacin del

    intelecto.

    VI.

    La disidencia mental. Es posible observar un

    intelecto ilusorio que es atribuido a las personas

    comunes y corrientes, aquellas que no pertenecen ni

    participan en elites intelectuales que concentran la

    licencia oficial para el ejercicio del que podramos llamar

    intelecto genuino y que yo prefiero nombrar

    simplemente como intelecto- pero que, sin embargo,

    ejercen o buscan ejercer un buen pensar. Se trata de un

    sustituto del intelecto, un reemplazo de aquella actividad

    que y miren lo absurdo- s son capaces de hacer y

    brillantes en ello-, pero a la que renuncian por presin de

    la industria de las elites. Este buen pensar se manifiesta

    en el momento en que una u otra persona usa su mente

    para pensar y quizs- actuar de modo que se cumpla lo

    que se espera de ella en referencia a un marco de sentido

    erigido por la industria. Se trata de aquel pensar que es

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    30

    mesurable, que se puede medir, que puede ser evaluado

    mediante la tcnica, ya sea a partir de las calificaciones, los

    grados acadmicos o las puntuaciones en pruebas

    psicomtricas. Aquel pensar que es deducible a partir de la

    constatacin del mtodo usado por cierto investigador

    acadmico, evaluando si su modo tiene validez a partir

    de correlaciones, coeficientes u otro clculo. Es aquel

    pensar que se comparte en palabras y modos que son

    cmodos para la mayora alienada y que son considerados

    correctos segn el mandato moral implcito, huella y

    medio de opresin.

    Hay un modo-en-el-pensar, dentro de muchos

    otros modos, que es funcional a la dominacin. No es slo

    porque se mantenga dentro de un rango de

    planteamientos y formas que no entren en conflicto con el

    mandato explcito o implcito de la lite intelectual, sino

    que, particularmente, porque responde, al ser medido, a

    los requerimientos que han sido definidos como necesarios

    y deseables en un trabajador. La lite valora tanto la

    ausencia de peligro para su posicin como la eficiencia y

    eficacia del trabajador en la labor que realiza dentro de su

    plan. No obstante, un grupo considerable de personas, a

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    31

    partir de distintos motivos, aparece como disidencia en

    cuanto al ejercicio del pensamiento, ya sea por decisin o

    por condicin material o biolgica, si se prefiere. Es

    disidencia en cuanto acta ms que lo que declara no

    le vendra mal aumentar su declarar, en todo caso-,

    volviendo patente, material y categrica su diferencia.

    Hablamos de los locos, por ejemplo. Enfermos mentales

    cuyo pensar es considerado un sntoma de algo que opera

    mal en ellos. Hablamos de las personas Down,

    efectivamente portadoras de un sndrome descrito a partir

    de fallas en distintos sistemas orgnicos cardacos, por

    ejemplo-, relacionado con una diferencia a nivel

    cromosmico, pero que han visto histricamente asociado

    su modo-en-el-pensar a la lgica del sndrome y de lo

    enfermo, as como su modo-en-la-relacin, que presenta a

    las sociedades occidentales una importante variante en la

    proporcin entre la conciencia de lo afectivo y la conciencia

    de lo argumental siendo indisolubles ambos como

    fenmeno pero con cierta alternancia en cuanto a su toma

    de primer plano o enaccin-, todo lo cual es indicado, sin

    embargo, de manera miope, como un dficit intelectual.

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    32

    Se ha extendido demasiado alcanzando a teir el

    sentido comn- la concepcin del pensar y el sentir como

    fenmenos distintos, separados y, lo que es peor, en

    pugna. Es uno de los tantos divorcios que lamenta

    Eduardo Galeano. Se ha hegemonizado un modo-en-el-

    pensar de amplitud reducida y orientacin a resultados

    definidos de acuerdo a varas definidas por una elite. La

    conciencia de lo que se siente puede ser especialmente

    perturbadora para una mente que requiere hacer lo que se

    le viene mandando sutil e histricamente, pues se trata de

    lo que nos permite evaluar lo agradable o desagradable

    que esa operacin mental nos puede parecer. Asimismo, la

    calidad del pensar se suele evaluar a partir del

    desempeo que el ser pensante muestre en el espectro

    reducido de tareas que se le pide y, por su parte, lo que se

    siente significar un descuento en el puntaje que ser

    mayor mientras ms veces se asome.

    VII.

    Las Industrias y los Talleres. Las industrias son

    grandes, majestuosas, ocupan grandes terrenos. Los tapan

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    33

    de concreto, de metal. Tapan, tambin, el cielo con humo.

    Son el cono del avance de una civilizacin. Ya sea si sta

    tiene su propia industria, ya sea si un pas extranjero

    potente viene a ponrsela -interprtese como se quiera.

    Una industria tiene muchos trabajadores. Y unos cuantos

    ejecutivos. Y menos jefes. Mucha gente, pero pocos lazos.

    El trabajador conoce a su supervisor, con suerte a un jefe

    menor, pero nunca a su jefe mayor.

    Los talleres son pequeos, modestos, algo

    informales. No son invasivos. Ocupan lugares pequeos, a

    menudo sin alterar mucho el paisaje que los alberga. En

    ellos trabaja poca gente. Todos se conocen, todos conocen

    al jefe.

    Las industrias producen todo en serie. La

    mecanizacin es la clave. El humano es lento, costoso,

    alega y comete errores. Muchos errores. Las mquinas son

    las que ponen el talento, as como la tcnica disciplina al

    humano y lo convierte en herramienta. La figura clave es

    el obrero. O ms bien, la figura no-clave. Es "lo

    reemplazable", lo que se puede transar. Lo que se puede

    despedir, descuidar o pasar a llevar. Lo central son las

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    34

    mquinas. Y entre ellas, la mquina obrera. Las industrias

    producen de acuerdo a lo que unos pocos deciden en las

    cpulas. Los que trabajan all slo trabajan segn las

    prioridades que otros consideran. La industria es lo menos

    democrtico que hay. Sea en una sociedad capitalista o

    socialista. Una asamblea de 500 personas nunca ser

    democrtica, pues siempre quedar alguien en silencio

    que ser, ms encima, tildado de que "no participa" y todo

    eso.

    En los talleres, las cosas se producen en forma

    irrepetible. La clave no es la mecanizacin, sino que la

    artesana. La figura, en tanto, es el artesano. Los artesanos

    no slo arman, moldean o producen; tambin hacen arte.

    Todo se acuerda en vivo y en directo con quien solicita el

    servicio, segn los criterios de los mismos que se ensucian

    las manos haciendo lo que se ha encargado. Las mquinas

    ahora son las que no son claves. Son ellas las que son

    reemplazables, las que no son nada sin los irremplazables,

    los artesanos. As, cada obra producida en un taller es algo

    nico, una obra de arte. Sin embargo, en el taller no se

    desprecia el aporte de la tecnologa, aunque nunca estar

    sobre el talento humano, sino que al servicio de l.

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    35

    La Industria viene configurndose, desde el siglo

    XVIII, como modo de organizar y dar sentido al trabajo

    colectivo de produccin. Organizar, en tanto define

    funciones, estamentos, relaciones entre ellos y la

    naturaleza de cada uno, todo lo cual, en su operar pleno,

    hace posible la produccin de bienes, servicios o

    significados. Dar sentido, en cuanto se otorga

    comprensibilidad a la organizacin respecto a su utilidad,

    necesidad, suficiencia y obligatoriedad en la cultura.

    Luego, la industria es un cmulo de valores que se vuelven

    regentes en el vivir cotidiano mismo, pues no se limita

    slo a caracterizar la regla en el lugar de trabajo, sino que

    ampla y extrapola tal regla a todos los aspectos en el vivir

    colectivo.

    Dicho lo anterior, cabe sealar que las industrias

    no slo son aquellas con chimeneas y grandes mquinas

    fsicas. Las escuelas son industrias. Las universidades son

    industrias. La comunidad cientfica, incluso, es una

    industria. Las sociedades occidentales transformaron todo

    en industria. Todo es despersonalizado. Todo es

    mecanizado. Las mquinas no slo son las de metal o las

    de fibra ptica. Las teoras son mquinas. Los reglamentos

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    36

    son mquinas. Los prejuicios son mquinas. Y tal como las

    mquinas fsicas, seguirn ah, irremplazables, en su

    puesto esencial, mientras el humano ir siendo ocupado y

    desechado.

    Por qu no hacer esfuerzos para que los talleres

    constituyan una alternativa para las personas? Si las

    escuelas fueran talleres, los profesores y profesoras seran

    maestros, seran una especie de sensei, esos que ensean

    pero no con modelos mecnicos, sino que con lazos

    afectivos, siendo ejemplos, con cuidado, tal como se

    ensea un arte. No ensean a ser seres industriales, sino

    que seres de taller. Nos ensearan a ser artesanos. Y si las

    comunidades comenzaran a crear talleres, a producir,

    iran en un camino mucho ms contundente hacia la

    autonoma y el desarrollo. Incluso, ya no pelearamos por

    quien entra a la universidad, porque los talleres seran la

    gran alternativa, el verdadero lugar para aprender a hacer

    y a ser, sin andar seleccionando alumnos. Simplemente,

    acogiendo y dando el espacio para un intelecto apropiado.

    Las tres falsas promesas: Escuela, Estado,

    Academia. Las tres han prometido ser vehculo o asistente

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    37

    de la emancipacin de los pueblos, erigindose como

    instituciones nobles, fundadas en principios incluso

    humanistas en algn caso, pregonando un juramento de

    fidelidad hacia el desarrollo. En lo declarado, se les ha

    visto incluso en pie de guerra contra el capitalismo mismo,

    desplegando sus distinguidas armas frente a tal dspota

    descarnado especialista en oprimir. Sin embargo, este

    enfrentamiento se ensombrece en la homogeneizacin. Se

    trata de tres colosos que, si bien han protagonizado

    episodios en que han actuado de adalides de la justicia,

    vienen constituyndose, precisamente, como industria.

    Han hecho suya la tcnica, la diferenciacin asimtrica y la

    bsqueda de la uniformidad. Son agentes de justicia slo

    en lo circunstancial, en cuanto esto se refiere a los efectos

    determinados y privativos que cada uno pueda tener,

    derivado de su operar, en alguna parcela limitada. Han

    sido protagonistas, por ejemplo, en hitos de victoria

    relativa frente a determinada amenaza a la justicia social o

    los derechos humanos, pero no han implicado bsqueda ni

    tendencia consistente ni en los propsitos ni los modos.

    No han logrado construir un camino justo hacia la justicia

    ni, mucho menos, un camino apropiado hacia la

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    38

    apropiacin, ideas que recalcan la profunda relevancia del

    ejercicio mismo.

    VII.

    La Escuela como Industria. La industria da

    sentido a la educacin mediante la instauracin de la

    escuela. La escuela es un espacio inicialmente fsico

    pero luego simblico- que ha sido diseado para ejercer la

    educacin conforme al sentido de la industria. Las

    definiciones y tratamientos que suelen aparecer frente a

    los llamados problemas de aprendizaje apuntan al

    moldeamiento y obtencin de cierto marco de

    comportamiento deseado por la institucin y validado en

    la cultura, lo cual se realiza incluso a costa de la

    intervencin en la fisiologa de los individuos.

    En Chile y Latinoamrica y en la mayora del

    mundo- la escuela sigue respondiendo a un diseo clsico

    que viene dndose, incluso, por ms de un siglo.

    Mayoritariamente, las aulas en escuelas y liceos pblicos y

    particulares subvencionados en Chile se organizan de la

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    39

    misma manera: Ms de 20 estudiantes llegando a ms de

    40- sentados en pupitres que miran hacia una pizarra,

    realizando actividades uniformes y atendiendo a la

    ctedra expositiva o directiva de una o un docente que

    lucha por establecer y validar, frente a sus estudiantes,

    una posicin de poder basada en la verticalidad. Es un

    espacio en el cual, a partir de su diseo, se busca que el

    proceso de enseanza-aprendizaje concepto ya

    insuficiente- contribuya a la formacin de individuos

    adecuados a la sociedad mediante un proceso de

    normalizacin.

    A que puede atribuirse la tendencia recin

    expuesta? Sera simplista pensar en una mera

    desactualizacin de las y los docentes individuales, pues

    el estilo normalizante no responde tanto a vocaciones

    personalistas, sino que es funcional a idearios colectivos, a

    modelos de individuo que han sido diseados por y para una

    organizacin de divisin de roles en la sociedad.

    Especficamente, el modelo tradicional y actual de escuela

    proviene, precisamente, de los inicios de la era industrial

    en las sociedades europeas, a fines del siglo XVIII. Frente

    al aumento en el ritmo de produccin y la necesidad de

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    40

    impartir lo que podemos llamar una doctrina del obrero

    urbano, se opta por plasmar en la escuela un modo de

    conducta colectiva y, ms profundamente, un marco de

    sentido en las nuevas generaciones que garantice su buen

    desempeo en el mantenimiento de una produccin y una

    sociedad industrializada. Ello podemos observarlo en

    distintas tradiciones escolares: Por ejemplo, la campana

    o timbre, su versin moderna- que avisa los recreos, la

    vuelta a clases o la salida, similar a la usada en las fbricas

    tradicionales para delimitar los horarios de colacin y de

    trmino de jornada; la divisin por salas; la organizacin

    de cursos por ao de nacimiento y la exigencia de que

    ellos salgan graduados en determinado momento, similar

    a la idea de produccin por lotes y el manejo del

    vencimiento; y ante todo, la bsqueda de la uniformidad en

    el producto del trabajo y la formacin de disciplina de

    obediencia y atencin total a la faena. En la industria

    escolar, se forma tanto productos como trabajadores. En el

    amanecer de una sociedad industrial, es comprensible

    ms all de que se pueda estar en acuerdo o en

    desacuerdo con ello- que las sociedades europeas hayan

    puesto grandes esfuerzos en formar sus generaciones con

    el fin de cristalizar los nuevos ritmos y modos de

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    41

    produccin. Pero Es este diseo de escuela el adecuado

    en una poca en que las sociedades occidentales estn en

    decadencia, el capital industrial ha sucumbido frente al

    capital financiero y los movimientos sociales y polticos de

    resistencia han tomado un considerable grado de

    relevancia y validez frente a la poblacin general?

    Las ciencias humanas, entre las cuales figura la

    psicologa, surgen bajo el mismo contexto histrico de las

    sociedades industriales europeas, aunque ya cuando ellas

    se han estabilizado y se han vuelto hegemnicas, a fines

    del siglo XIX. En particular, la psiquiatra y la psicologa

    surgen como ciencias en una poca en que se logra

    promover la idea del pensamiento cientfico como el

    perfeccionamiento final del conocimiento humano- cuyo

    objeto de estudio sera la conducta humana, los procesos

    mentales y las enfermedades presentes en tal mbito. Eso

    al menos es lo que se declara, oficialmente. Pero cabe

    preguntarse, pensando en los terribles padecimientos que

    el modo industrial provoc en la poblacin general y que

    motivan el nacimiento de estas ciencias de la conducta:

    Qu es ms cmodo para una sociedad: Cuestionarse

    acerca de sus serios efectos colaterales y pensar en cmo

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    42

    avanzar cuidando ahora el bienestar de obreros y familias,

    o atribuir los malestares causados a enfermedades

    individuales en ellos? Precisamente, es as como el

    discurso psicopatolgico la idea de enfermedad mental,

    trastorno, etc.- constituye, bsicamente, un operar de

    control social y de normalizacin, al igual que la escuela.

    Claro, surgen ambos con el fin de ser funcionales a las

    sociedades industriales europeas decimonnicas. Y hoy,

    en Latinoamrica, en el siglo XXI, siguen siendo validadas.

    Tanto la escuela como el discurso psicopatolgico son, en

    su operar, industria.

    Un ejemplo ms que ilustre: El concepto de

    Trastorno por Dficit Atencional con Hiperactividad o su

    par sin hiperactividad es, sin lugar a dudas, un elemento

    que, a partir de una eficaz conjuncin de esfuerzos entre la

    psiquiatra tradicional y la industria escolar, es altamente

    til en apoyar la tarea de normalizacin que viene

    definiendo a la escuela hegemnica en el mundo,

    incluyendo su papel en Chile durante toda su historia

    republicana. Viene, precisamente, a atribuir a condiciones

    neurolgicas y psicolgicas con una base cientfica dbil,

    falaz y, lo que es peor, acrtica, como bien explica Carlos

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    43

    Prez Soto en Una Nueva Antipsiquiatra- en la nia o nio

    individual una conducta de desatencin y, en algunos

    casos, de actividad motora intensa que es poco

    colaboradora en el espacio del aula regular. En tal

    definicin, establece, tcitamente, la ausencia de necesidad

    de cuestionar un diseo escolar, considerando que los

    esfuerzos deben llevar a que el individuo y ms

    especficamente, el cuerpo del individuo- se adapte en

    tanto adaptacin implica sobrevivencia- al sistema de

    enseanza impuesto por el Estado mediante su profesor o

    profesora, quien se ve presionada/o a ello. Tal adaptacin,

    de acuerdo a la gran cantidad de manuales y estudios que

    existen al respecto, sera absolutamente necesaria y se

    debe, por tanto, lograr, aunque sea incluso mediante el

    tratamiento farmacolgico. Si bien estas exigencias figuran

    en las fuentes oficiales, su principal nicho de alojamiento

    es el marco de sentido en el que se vienen moviendo, por

    voluntad o por simple opresin, quienes gestionan, llevan

    a cabo y se hacen responsables del operar en las escuelas.

    Frente a esto, se hace fundamentalmente necesario el

    ejercicio de una contra-psicologa en la escuela, que

    describa y problematice lo que consideraremos cultura

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    44

    escolar y proponga espacios de lucha contra su

    perpetuacin.

    La escuela es un espacio tradicional en la sociedad.

    Este carcter de 'tradicional' tiene tanto el sentido de

    permanencia histrica como el que indica que se trata de

    una institucin de reproduce la tradicin. Asimismo, es

    tradicional en cuanto los elementos hegemnicos de la

    cultura de la sociedad general se observan tambin dentro

    de la escuela y, asimismo, en cuanto mantiene y perpeta

    sus propias prcticas institucionales resguardndose en

    una especie de 'sentido comn'. Como espacio tradicional,

    la escuela es un agente que se vale de la tradicin para

    mantener la tradicin y, asimismo, su tradicin. Evita y

    contiene la crtica en ese ejercicio pleno de la tradicin,

    contrastndola con el sentido comn mencionado y

    presentndola, comnmente, como un elemento que

    puede 'entorpecer' el desarrollo de la labor educativa.

    La escuela realiza su labor, por tanto, como un

    caballo de carreras que, con sus anteojeras, slo ha de

    mirar hacia adelante, no a los lados ni tampoco a s mismo.

    Esto no es extrao entenderlo en un sistema educacional

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    45

    como el chileno, donde, efectivamente, las escuelas son

    arrojadas a una pista desigual a competir, a correr como

    caballos por financiamiento. Esta lgica de carreras, en

    cuanto modo-en-el-pensar, se traslada al nivel de los

    estudiantes, quienes tambin son teidos, frente a los ojos

    de la institucin, por esa misma concepcin. El deber-ser

    de quienes estudian es, para la escuela, correr y llegar con

    un buen tiempo. Esto lleva a los agentes de la escuela -que

    luego sern desglosados uno por uno- a, incluso, ir

    apostando reiterativamente por quienes llegan primero,

    poniendo todas sus esperanzas en ellos y desatendiendo a

    quienes llegan despus. Por eso mismo, es mal visto que,

    en el momento de la carrera misma -las pruebas, las

    evaluaciones-, un estudiante ayude a otro, pues ello le

    llevara, de acuerdo a esta lgica, a desviar la mirada del

    objetivo.

    La escuela es, por tanto, una institucin

    reaccionaria. Contribuye al mantenimiento de pautas de

    relaciones dentro de la sociedad y el principal modo en

    que opera esto es, precisamente, el mantener invariable el

    panorama dentro de la escuela.

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    46

    IX.

    El Estado como Industria. La emergencia y

    establecimiento de los Estados Nacionales en la Europa

    moderna implica la definicin e instalacin de un aparato

    humano colectivo pero no-popular de gestin de los

    asuntos pblicos que conciernen el vivir de grandes

    nmeros de personas e, incluso, comunidades enteras.

    Ms all de la existencia o no de culto a la personalidad de

    determinado gobernante, tal aparato que sostiene la

    dominacin tiene un carcter impersonal tanto en sus

    fundamentos como en su operar mismo. El Estado

    europeo, aquel que mantiene un equilibrio con sus

    similares basado en la influencia limitada sobre ellos pero

    que, al mismo tiempo, despliega una fuerza ilimitada hacia

    adentro, con el horizonte de controlar la totalidad de la

    actividad humana dentro de sus fronteras y topando, no

    obstante, con el derecho como neutralizador de lo que

    podra llegar a ser una dominacin absoluta como los

    describiera Foucault en El Nacimiento de la Biopoltica-, se

    erige como una estructura que es operada por personas

    pero trascendiendo de ellas, adquiriendo, de hecho, una

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    47

    especie de identidad frente al pueblo gobernado. En una

    suerte de materializacin del principio de totalidad, cuya

    frase clebre reza: El todo es ms en rigor, algo distinto-

    que la suma de sus partes, el Estado cobra una especie de

    vida propia que es autnoma respecto a las personas

    que lo hacen funcionar da a da, fenmeno en el cual

    emerge, por cierto, el poder mismo que le caracteriza. Un

    agente del Estado, como puede ser un trabajador social, un

    secretario o una ejecutiva de cierto programa, puede

    sostener y amparar decisiones en su carcter de

    funcionario estatal, incluso cuando, muchas veces y a

    nuestro pesar, como usuarios o, de hecho, como colegas

    que tratamos de mantener cierta consistencia tica en

    nuestra accin-, el criterio que se ocupa para actuar o no-

    actuar no tiene base en la legalidad sino que en caprichos.

    Sin embargo, en trminos materiales, el Estado existe en

    cuanto red de acciones de sus funcionarios y slo as. Es

    curioso, pues las prcticas se refugian slo en una red de

    prcticas y, sin embargo, lo denso de esa trama termina

    por otorgar, en lo fctico, una existencia aparte a un ente

    que, adems, domina.

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    48

    El Estado, constituido a partir de una red de

    prcticas y de la proteccin y perpetuacin recursiva

    entre tal red y cada prctica particular-, adquiere la

    envergadura suficiente para regir la vida en sociedad de

    grandes masas. Despliega su accin mediante la tcnica, la

    definicin de modos-en-el-hacer que es legitimada a

    travs de protocolos indicados por entidades que, a su vez,

    son validados por la tcnica, cerrando un crculo de

    reproduccin suficientemente terco como para sostener al

    Estado mismo. El operar estatal aplica la tcnica para

    cumplir objetivos que, asimismo, son definidos mediante

    ella, la cual es ejercida por los personeros autorizados,

    nuevamente, por ella. La tcnica es el componente que,

    con total dominio, otorga rigidez y evita las fugas de poder

    en una red de prcticas que, a diferencia de la sociedad

    misma, resulta en una institucin. Dicho de otro modo, es

    la tcnica la que permite al Estado, en cuanto red de

    prcticas, imponerse frente a la sociedad, tambin red de

    prcticas. La recursividad que fortalece y perpeta las

    mismas prcticas durante generaciones viene dada,

    precisamente, por la valoracin de la tcnica.

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    49

    El Estado es tcnico y ello es condicin necesaria

    para que pueda ser opresor. Si pierde tal condicin, se

    vuelve sensible a emplazamientos ticos y humanitarios

    respecto a su operar, lo cual le aleja de la posibilidad de

    someter. Precisamente, la consideracin de la orgnica

    tcnica por sobre las implicancias ticas a la hora de

    autorizar, llevar a cabo y evaluar uno u otro programa,

    servicio o accin estatal es lo que funda la des-

    humanizacin del Estado y abre el paso a la accin de

    oprimir. El Estado es industria aqu, en el momento en que

    produce opresin a gran escala. Si se trata de un

    totalitarismo, el Estado es quien pisa, en cuanto anula a

    la poblacin mediante los poderes fuerte y suave. Si se

    trata de un Estado de Bienestar, la opresin se da

    mediante la infantilizacin de la poblacin mediante la

    asuncin, por parte del Estado, de un papel paternalista,

    en cuanto mediante la tcnica el personero autorizado

    define las necesidades de la poblacin general y, por si

    fuera poco, las acciones con las que se enfrentara tales

    necesidades. Si se trata de un Estado funcional al

    neoliberalismo, asume la posicin de quien permite que

    otros pisen, poniendo a disposicin de los grupos

    empresariales todo su potencial opresor, permitiendo un

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    50

    escenario particularmente liso y llano para la realizacin

    de los caprichos y las excentricidades de quienes se

    benefician de un panorama de descarnada libertad

    empresarial.

    Sin embargo, la opresin del Estado no viene

    ocurriendo slo mediante el despliegue de fuerza, sino que

    adems, por cierto, tiene lugar en las consecuencias que

    trae para la poblacin la inconsistencia entre la tcnica y el

    fenmeno. En otras palabras: Cuando los servicios del

    Estado son de mala calidad. Resulta tragicmico observar

    que la aplicacin de la tcnica bajo el pretexto de la

    rigurosidad en todos los niveles del aparato estatal

    desemboca, sin embargo, en numerosas fallas y omisiones

    que son sufridas por la poblacin. La tcnica, de este

    modo, no opera a partir del criterio de las personas, sino

    que slo en referencia a su propio criterio. La estructura

    del Estado, incluso, tiene demasiados agentes destinados a

    la fiscalizacin del adecuado cumplimiento de la tcnica, lo

    que no necesariamente lleva a mejoras de los servicios

    directamente ofrecidos a las personas. En Chile, el Servicio

    Nacional de Menores (SENAME), encargado de decidir

    acerca del destino de las nias, nios y adolescentes con

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    51

    antecedentes de violencia, abuso o infraccin de ley, es

    una entidad que, en apariencia, es extremadamente

    rigurosa, con bases tcnicas estrictas y protocolos de

    asignacin de recursos y de evaluacin algo severos. Sin

    embargo, la poblacin la reconoce, ampliamente, como el

    peor servicio del Estado, especialmente implicado en la

    deshumanizacin de nios que se encuentran recluidos en

    residencias y abandonados a la impunidad de todo

    peligro que all vivan.

    El Estado, sin embargo, no hace las cosas mal. Que

    la gente viva mejor no es el objetivo, as que mal puede

    lamentarse de que ello no ocurra, ms all de las

    apariencias. Simplemente, su funcin no es otorgar mejor

    calidad de vida ms all de las voluntades expresadas por

    uno u otro gobierno- sino que, como ya se dijo, producir

    opresin. Se trata de una institucin garante de un orden,

    el cual logra mantener a partir de la cesin que la

    ciudadana hace del uso de la fuerza. Y tal fuerza, como se

    menciona en el prrafo anterior, no ser usada

    necesariamente para defender al Estado mismo en su

    orgnica o, incluso, en su existencia, sino que para

    proteger el criterio del Estado respecto a determinados

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    52

    intereses. Los grupos que acaparan las licencias para el

    ejercicio del poder, generalmente asociados a intereses

    corporativos incluso en pases de gobierno socialista

    como Cuba, donde el chileno Max Marambio se hizo rico-,

    necesitan de una industria que, para mantener estables las

    condiciones para acumular riqueza, produzca el orden y el

    sometimiento de la poblacin. All, el Estado es lder del

    negocio. En Mxico, los narcos incluso pueden hacerlo

    ellos mismos, adems de inmiscuirse en las

    multinacionales y, por cierto, en el mismo Estado. Y claro,

    al menos en Latinoamrica, por cierto, los procesos

    independentistas que dieron paso a la fundacin de

    Estados fueron guiados por elites ilustradas que hicieron

    gala de pomposos discursos pero, en concreto, disearon

    cuerpos legales y redes de prcticas que les permitieran

    mantener su posicin de privilegio. Lo mismo en Europa,

    donde no hubo revolucin que no precediera, algunas

    dcadas despus, a la instalacin de grupos avanzados

    incluyendo las vanguardias socialistas- a la cabeza de los

    Estados. Por todo ello, estructuralmente, estamos frente a

    una institucin europea diseada con asientos

    preferenciales para quienes han de controlar todo. Y la

    tcnica, nuevamente, aparece como la ley que permite ello.

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    53

    El Estado, como invento europeo, presenta las

    caractersticas anteriores gracias a la impronta ms

    poderosa del Viejo Mundo: El cristianismo. La tcnica es el

    vestigio fundamental del cristianismo, incluso ms que la

    culpa y los smbolos explcitamente religiosos. La tcnica,

    en cuanto implica la instrumentalizacin del humano, su

    conversin en herramienta a partir de mandatos de

    estricta disciplina en el actuar dentro de determinada

    causa, es una derivacin, causada en el quiebre entre la

    religiosidad y el logos insurrecto luego del Renacimiento-

    , de la bblica disposicin del hombre de fe a abandonarse

    y entregar su vida y todo su ser a la realizacin de la

    voluntad de Dios. Este sentido divino de la

    instrumentalizacin del humano entrega respaldos a las

    escuelas, las universidades, los monasterios ya pulidos

    en el arte- y los cuarteles militares para seguir practicando

    o comenzar a practicar la tcnica en el curso de sus

    actividades, uniformando criterios lo que, para nada,

    signific sintetizarlos- y esquemas de accin, llevando a

    cabo procesos de definicin y apego a una norma para el

    ser y el hacer, lo que hemos de comprender como

    normalizacin. De hecho, la asuncin de la tcnica llega a

    ocurrir de manera similar a la conversin misma a

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    54

    determinada religin, en cuanto la persona hace suya la

    creencia y la creencia hace suya a la persona. Esta

    conversin a la tcnica resulta ser til como herramienta de

    subyugacin, dado que entrega un margen importante de

    control sobre las voluntades. Por ello, la fuerte identidad

    nacional no es precisamente la causa del surgimiento del

    Estado Nacional sino que, en cambio, ciertos elementos

    identitarios incipientes fueron abordados aprovechando

    el ascenso progresivo de la tcnica, mediante la tcnica e

    implantando la tcnica, con desarrolladas estrategias

    orientadas a valerse de la pasin de la identidad para

    dominar a quien se identifica, gozando incluso con su

    aprobacin. Con sus soberanas amparadas en el derecho

    divino, los gobernantes europeos en la Edad Moderna

    procuraron que, adems de que se contara con la simpata

    del Papa para usar la religin explcita como medio de

    sometimiento, el mandato cristiano de convertirse en

    instrumento de Dios mediado por el soberano, portavoz

    de la voluntad divina- se materializara en el

    perfeccionamiento tcnico de todo el aparato que hace

    posible el mantenimiento del dominio. La tcnica toma

    vida propia y logra expandirse hacia cada vez ms

    sectores y actividades dentro de las sociedades europeas.

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    55

    Esto llega a un punto en que, gracias a la dictadura de la

    herramienta por sobre el hombre, la fabricacin de

    objetos de vuelve tan rpida y masiva junto con el

    consiguiente aumento en el consumo- lleva a una

    Revolucin Industrial en la que los grandes productores se

    valen de los mismos modos tcnicos que el Estado para

    acaparar la licencia para el ejercicio de poder, esta vez

    incluso transformando las ciudades y el paisaje para

    acomodarlos al nuevo rgimen de produccin. Junto con el

    paisaje, las sociedades europeas se transforman, en su

    plenitud, para poder ser funcionales al modo de

    produccin capitalista en su escala industrial. Europa,

    antes convertida al cristianismo, es ahora convertida a su

    hija, la tcnica. Aquella hija rebelde que sigue el camino

    divergente del logos, armando su propio dominio, aunque

    de los mismos modos que la religin. Los dogmas, la

    valoracin de lo doctrinario, la uniformidad y la tendencia

    a la planificacin de los destinos ajenos forman parte de

    aquel aprendizaje superior, de segundo orden o, en

    palabras de Bateson, "deutero-aprendizaje" que la beb,

    nia y adolescente tcnica fue desarrollando mientras y a

    travs de los eventos de aprendizaje ms circunstanciales

    y especficos. La tcnica se extiende por Europa renegando

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    56

    de sus races, aunque reproduciendo sus modos en los

    niveles ms profundos y, en su caso, con ciertas

    habilidades de auto-evangelizacin que, en todo caso, son

    finitas.

    En todo este ascenso y propagacin implacable de

    la tcnica, el Estado toma solidez como una institucin

    vlida y, luego, necesaria, en tanto es compatible con el

    flamante modo de vida post-revolucin. Su carcter de

    opresor ptimo recae en que comparte, en su red de

    prcticas interna, el modo de configurar relaciones que

    impera en la sociedad a la que ha tenido que adaptarse la

    poblacin. Tal adaptacin ha provocado secuelas nefastas

    en las personas, viviendo ms oprimidas que en cualquier

    otra poca, sin lo que Gabriel Salazar llam "horizontes de

    vagabundeo", debido al avance cartogrfico y de control de

    los territorios que capitalismo y Estado lograron. No hay

    mucho donde escapar, porque en Europa los Estados han

    delimitado sus fronteras entre ellos e, incluso, en otros

    continentes se vern formando parte de una colonia de los

    mismos y, luego, de Estados jvenes tanto o ms brutales.

    Adems, el tiempo est invadido, dedicado en cruel y

    proporcin a la participacin mal remunerada en la

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    57

    produccin, forzando al trabajador al abandono del ocio y

    el descanso. Vivir en la ciudad es permitido slo si es

    soportable el ajuste a sus nuevas reglas, con viviendas

    reducidas al mnimo y pensadas como simple guarda-

    mano-de-obra. Vivir en el campo, por su parte, se volver

    cada vez ms difcil, debido a la concentracin de las

    vacantes de trabajo -y, por tanto, oportunidades de

    subsistencia- en el espacio urbano. El Estado es el aliado

    perfecto del capitalismo para producir todo esto, dado el

    "corazn tcnico" que comparten. Y ello es porque, por

    cierto, la tcnica es una valoracin de una forma de

    proceder por sobre las otras, planteada e impuesta por un

    ser o un conjunto de seres humanos que, en tal condicin,

    tienen intereses particulares, guiarn su criterio a partir

    de ello y considerarn, adems, que los otros seres

    humanos deben obrar de modo similar.

    El Estado no produce slo la represin que posibilita

    la opresin, sino que fabrica, adems, sucesivos

    fortalecimientos en el dominio educativo y moral presente

    en el vivir de la poblacin. En palabras burdas y

    propagandsticas, "mejor educacin" y "comportamiento

    correcto y responsable", conceptos que suelen asociarse

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    58

    en relacin de causalidad. Esto no ocurre orientndose a

    una mejora en la calidad de vida y el buen vivir de la

    poblacin -ms all de que pueda ocurrir ello,

    dependiendo de cmo se le evale y en comparacin a qu

    ideales-, sino que buscando contar con una ciudadana til

    a los proyectos de desarrollo impulsados por las lites,

    tanto en el sentido de la "capacitacin" -"hacer el trabajo

    siempre mejor"- como en el del "buen actuar" y el "buen

    decir". La frmula no es difcil de entender: Fortalecer el

    manejo de cierta informacin y la destreza en ciertas

    actividades en una gran cantidad de personas, con el fin de

    que la produccin econmica del territorio mejore en

    cantidad y calidad y de que la poblacin presente patrones

    de comportamiento que hagan ms fcil la gobernabilidad.

    No se trata, en lo absoluto, de un elemento que ha de

    esconderse en la esfera poltica. En los tiempos en que el

    ilusorio "nacional-desarrollismo" comenz a teir la

    gestin que los gobiernos realizaron del Estado, la

    "educacin" -comprendida como "escolarizacin" y

    "capacitacin"- fue relevada como el principal pilar de un

    programa de desarrollo nacional a largo plazo. El lema de

    Pedro Aguirre Cerda fue, incluso, "Gobernar es educar".

    An en el siglo XXI, tal frase es valorada sentidamente por

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    59

    un amplio espectro poltico en el pas. Sin embargo, su

    sentido es un tanto terrible, pues se refiere, directamente,

    al carcter de aparato del sistema educativo, movido por

    la voluntad de propagacin del dominio de la tcnica hacia

    la poblacin misma con el fin de homologar su operar con

    el del Estado mismo y, por cierto, instruyendo, con mayor

    o menor sutileza, a las personas acerca de la "utilidad",

    "necesidad", "suficiencia" y "obligatoriedad" de los modos

    impuestos o, dicho de otro modo, cristalizando el carcter

    de 'industria' del Estado.

    As, la educacin oficial, en tanto visada y

    retroalimentada por el Estado, es unas de las vas de

    propagacin de la lgica de ste. El vrtigo del poder,

    aquel que lleva a que muchos de quienes ocupan cargos de

    poder, an conociendo los lmites legales y ticos que

    envuelven su posicin, sientan el impulso y el placer de

    violar tales restricciones, dando lugar al abuso, llega a las

    escuelas proviniendo, en gran medida y claramente, desde

    las instituciones del Estado. En una analoga

    microbiolgica, el vrtigo del poder es un viroide que se

    reproduce rpidamente y cuyo hbitat y medio de

    propagacin es el modo en que ocurren las relaciones

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    60

    humanas. Mediante la tcnica, adems, es que se hace

    posible la reproduccin social atribuida clsicamente a la

    escuela, lo cual ocurre en virtud del potencial de auto-

    replicacin de aquella. Si hay un espacio en el que ocurra

    de forma particularmente crtica el vrtigo del poder, se

    es el Estado. En los distintos niveles jerrquicos del coloso

    estatal, incluyendo de modo peculiar a aquel ltima lnea

    que colinda con el vaco que le separa de la poblacin en

    cuanto usuarios de determinado programa o

    departamento, se hace presente la tentacin del agente a

    lanzarse al ejercicio abusivo del poder, ms all de las

    barreras delimitadas por el derecho, aun conocindose

    ellas. Tanto a nivel de los parlamentarios cuando, al

    sentirse dentro de una burbuja inviolable, traspasan los

    modos permitidos por las leyes -incluso siendo ellos

    quienes las crean, perpetan o derogan- en cuanto a su

    actuar o el financiamiento de las campaas que les

    llevaron a ocupar su escao -como ocurre en el "caso

    Penta", en Chile-, como a nivel de burocracia estatal en sus

    distintos escalones, donde suelen operar redes densas de

    trfico de influencias, otorgando privilegios a ciertos

    funcionarios, programas o sectores, mientras se perjudica

    a otros. Y, por cierto, en el dominio de la atencin a

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    61

    usuarios, donde no es raro que a ellos se les maltrate, se

    les ignore o no se considere su bienestar como prioridad.

    Se reproduce el modo de gestin que viene ya

    replicndose desde jerarquas superiores, desembocando

    el ro de abuso en los malos servicios de salud pblica, la

    escuela opresora ya descrita en otro apartado, el maltrato

    a nias y nios en las "Residencias" de SENAME en Chile -

    que son crceles, innegablemente- y, entre ms ejemplos

    posibles de mencionar, las policas en su funcin

    represora, definiendo el Estado en su concepto ms duro:

    El monopolio del uso de la fuerza, clebremente expuesto

    por Max Weber.

    No obstante todo lo anterior, el Estado ha sido

    pensado, sobre todo despus de la Segunda Guerra

    Mundial, como garante de derechos. Las colosales

    devastaciones y los crmenes de carcter progresivamente

    cruel y calculado llevaron -quizs por un advenimiento de

    la tica o por un simple acuerdo de sobrevivencia- a que

    los Estados se organizaran en una asamblea reguladora y

    con legitimidad en cuanto espacio de discusin y decisin,

    firmando convenciones acerca de lo que se llam

    Derechos Humanos, en una suerte de definicin de

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    62

    aquellas garantas universales a toda la Humanidad -desde

    los ojos quiz bienintencionados de una Europa devastada

    y unos Estados Unidos deseosos de influir con la mscara

    del "bueno"- o, dicho de manera ms encarnada, de

    aquello que no se le ha de negar a ningn ser humano ni

    pueblo, por motivo de su humanidad misma. Este

    compromiso, al formar parte de un acuerdo entre Estados,

    se somete al juego de presiones entre ellos y a los

    resultados de los despliegues diplomticos; quien no

    cumple lo que firm, ser sancionado con castigos

    suficientemente perjudiciales para su estabilidad poltica

    o econmica.

    Lo anterior nos lleva a pensar, frecuentemente,

    que "el Estado es bueno porque es garante de derechos".

    Es ah donde pasamos por alto lo reciente de tal carcter.

    En una voluntad de cuidado de la propia especie, en la

    conciencia del peligro de llegar a devastaciones

    apocalpticas y en la conmocin frente a la

    deshumanizacin, esperable en una postguerra, se basa un

    acuerdo entre naciones que es obligado por la carga

    histrica y la circunstancia. El derecho al que suscriben los

    firmantes es un limitante de su accin "hacia adentro" que

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    63

    opera de manera similar a los lmites en cuanto a la

    invasin de la soberana de otros Estados -"hacia afuera"-,

    cindose a una red de presiones. El Estado acepta esto

    por sobrevivencia, no por "recapacitacin", ms all de los

    discursos declarados que puedan registrarse. Sigue siendo

    la misma red de prcticas, industria de opresin. La polica

    sigue deteniendo infundadamente a manifestantes, los

    mapuche siguen sin poder aplicar el Principio de

    Autodeterminacin, el adulto-centrismo imperante en

    escuelas y otras instituciones sigue ignorando activamente

    el carcter de 'sujeto de derecho' de nias y nios, la

    educacin en Chile sigue considerada como bien

    individual y cuya calidad es obtenida a partir de un pago

    suficiente. El Estado sabe que hay una frontera que no

    puede traspasar, pero no dudar de jugar en el cerco, al

    lmite de los acuerdos suscritos, con el fin de mantenerse

    fiel, con la tcnica como sangre, a la 'razn de Estado'. Un

    perro maoso no pierde la voluntad de morder cuando se

    le pone la cadena.

    X.

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    64

    La Academia como Industria. Se trata,

    probablemente, de la manifestacin ms explcita del

    acaparamiento de la licencia para ejercer el intelecto, dado

    que all, en la Academia, convergen tanto los

    investigadores e intelectuales -propiamente llamados

    "acadmicos"- que cuentan con una certificacin valorada

    oficialmente como, sobre todo, los modos en que se

    investiga y se llega a determinadas conclusiones. Es un

    lugar que se declara 'residencia' del saber, alegando y

    haciendo privada la legitimidad que el espacio dentro de sus

    propias paredes -materiales y simblicas- tiene y "debe

    tener" respecto a la accin misma de plantear explicaciones,

    conclusiones y modos de actuar. Se ha llegado a considerar,

    incluso, en el silencio ruidoso de lo tcito, que un

    planteamiento respecto a determinado tema slo tendr

    validez en cuanto se acerque a los modos de la Academia y

    sea aceptado por ella. Y ser "aceptado por la Academia" no

    es sino ser aceptado por una red de personas -y no tanto

    una red de prcticas, como en el caso del Estado- quienes,

    habiendo pasado el proceso de postulacin a la aceptacin

    anteriormente -generalmente, dedicados a agradar al

    acadmico que les dar la entrada a tal espacio,

    servilmente, pasando las penas del infierno si fuese

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    65

    necesario-, adoptan luego el papel de jueces reguladores

    del acceso a lo que opera, prcticamente, como un club

    secreto o una logia. No es extrao que la masonera

    maneje importantes nichos acadmicos como, por

    ejemplo, la Universidad de Chile, ya sea porque los modos

    de la Academia se acoplen muy bien a los suyos o, incluso,

    porque la masonera misma haya contribuido a formar

    Academia durante varios siglos.

    Es muy comn escuchar que "la Academia produce

    conocimiento". Se asume, de manera inmediata, su

    carcter de industria, aunque el producto ha de discutirse,

    pues no podemos estar seguros de que, en primer lugar,

    sea "conocimiento" lo que se produce y, en segundo lugar,

    que el "conocimiento" pueda ser "producido". La imagen

    de la 'fuente del conocimiento', descrita al inicio del libro,

    es una ilusin clave en la des-apropiacin, promotora de la

    idea de que el "conocimiento" -que se distingue de

    "conocer" al ser expresado como objeto y no como accin-

    puede hallarse 'situado'. De hecho, lo que la Academia

    llama "conocimiento" es, precisamente, un conjunto de

    objetos que s son producidos a escala industrial y con

    obtusos "controles de calidad". Esos objetos son los

    estudios, sean artculos, papers, ponencias o libros que

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    66

    cobran existencia a partir de la utilidad que el

    conglomerado institucional -Estado, mercado, Academia y

    otros- puede evaluar y obtener de ellos. Lo que se

    financiar y/o patrocinar -porque no se necesita slo

    fondos de dinero, sino que la aprobacin de las personas

    de la Academia- para poder ser estudiado no nace,

    necesariamente, de la curiosidad pura de quien investiga;

    de hecho, es aquella curiosidad la que se ve obligada a

    acoplarse a las opciones disponibles a ser financiadas y/o

    patrocinadas. La Academia produce estudios, pero a

    encargo del conglomerado institucional. Por eso es tan

    comn ver grandiosas facultades de economa, de

    ingeniera y de derecho, as como lujosas y taquilleras

    consultoras privadas dedicadas a tales temas. Les siguen

    salud -un lucrativo negocio- y el sector silvoagropecuario,

    con educacin algo ms abajo. Las inversiones en filosofa,

    humanidades o arte, bajsimas aunque existentes,

    parecieran ser el pretexto que permite negar,

    infructuosamente, tal encargo.

    No resulta tan sorprendente afirmar que la

    Academia es una industria altamente jerarquizada, incluso

    llegando a volver cotidiano el uso de los grados

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    67

    acadmicos cual ttulos de nobleza. Lo especialmente

    crtico es el modo de valoracin y distincin que este

    sistema propone a las sociedades, pues promueve un

    hbito sostenido de asignar valores asimtricos a las

    personas de acuerdo a su certificacin educacional. Su

    acaparamiento de la licencia para ejercer el intelecto, con

    la consecuente des-apropiacin en la poblacin, ha llegado

    a tal nivel de penetracin y violacin del sentido comn

    que se ha vuelto tradicional que las mismas personas

    fuera de la Academia, en el vivir diario, miran bien al

    "profesional" y mucho mejor al "magster" o al "doctor",

    mientras ya desprecian un poco al "tcnico", ms al que

    "lleg slo" a terminar la educacin secundaria y,

    finalmente, sienten lstima por quien "no termin el

    colegio", erigido como "deber bsico" de un ser

    "civilizado". Muchos suelen, adems, ubicar su caso

    personal en esta escala y asignarse valor de acuerdo a ello.

    Se trata de un autntico "fascismo academicista", usado

    muchas veces para ofender a otros humanos o grupos. Es

    un conjunto de ladrillos disponibles para armar una pared

    de prejuicios que, al provenir de la nodriza Academia, se

    vuelven incuestionables.

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    68

    El carcter de industria de la Academia es tan

    categrico que, incluso, se llega a validar y justificar

    acciones y modos que corrompen el amor al saber

    declarado. Escritores fantasmas que, inexplicablemente,

    publican 100 artculos cientficos en un ao -

    frecuentemente relacionados con laboratorios

    farmacuticos u otras reas de extremo poder econmico-

    u oscuras mafias y rencillas que suelen darse dentro de las

    facultades de universidades pblicas. Una constante

    guerra por la notoriedad y un apego soberbio a las propias

    ideas como defensa ansiosa de un ego enaltecido por la

    posicin alcanzada dentro de la vorgine jerarquizada. Lo

    curioso es que, sobre todo desde los espacios acadmicos

    dedicados a las humanidades y las ciencias sociales, se

    despachan altas crticas a la nube de aspectos que

    describen y rigen lo empresarial y corporativo.

    Ms all de lo que se corrompe, es preciso abordar

    aquello que s es reconocido y jams cuestionado. No es

    del inters de este libro proponer una reparacin de la

    Academia, dado que los aspectos crticos no corresponden

    a lo que se ha desviado del espritu acadmico -ms

    all de que s es necesario mencionarlo como fenmeno

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    69

    propio de lo industrial- sino que a los principios,

    fundamentos y prcticas capitales. La Academia, en s

    misma, nace a partir de la distincin, seleccin, separacin y

    asuncin de una elite intelectual. En lo respectivo a la

    apropiacin del intelecto, es la entidad que la combate de

    manera ms directa y explcita, aunque sin la

    minuciosidad de la Escuela ni el peso del Estado. El

    distintivo de opresin de la Academia es, en particular, la

    pretensin de verdad. Por ello, lo que nos oprime no son

    sus heridas, sino que su sangre misma. La tcnica tiene

    tambin un papel central aqu, aunque la

    instrumentalizacin es de carcter ms cclico que en el

    Estado, donde se da de manera vertical. En la Academia, la

    persona se vuelve herramienta de nadie en particular,

    asumiendo ello, ms bien, como requisito para ser

    considerado parte y miembro digno. S, hay encargo del

    conglomerado industrial, pero el acadmico no se vuelve

    herramienta directa de quien contrata los servicios

    acadmicos. Su mtodo responde a la necesidad de ser

    validado en el espacio interno de la Academia. Si

    extrapolamos esto a una red, observaremos una trama de

    validaciones y desprecios cuya ley de referencia es la

    tcnica y que responden a una espiral donde la Academia

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    70

    se esfuerza por convencerse a s misma sobre s misma por

    medio de la uniformidad de mtodos y la valoracin

    asimtrica entre distintas certificaciones. Es una burbuja

    que, sin embargo, contagia a las sociedades su amor por la

    consideracin desigual de las personas y las ideas.

    XI.

    Hacia el Taller: Educando-nos. La apropiacin del

    intelecto es un problema colectivo y poltico a ser

    abordado.

    Es preciso subrayar que lo poltico ha de

    entenderse de manera mucho ms amplia que lo que dicta

    la creencia comn, responsable de un masivo rechazo a la

    palabra. No se trata de pelear puestos en el congreso, ni de

    unirse a partidos polticos ni, mucho menos, postular a

    manejar un gobierno. Todo ello es parte de una acepcin

    banal de poltica. Lo poltico es abordar colectivamente

    la resolucin de asuntos de inters colectivo. Tiene lugar

    en un pas, en la relacin entre pases, as como en una

    ciudad. Pero tiene tambin lugar en un hogar, en un curso

  • LA APROPIACIN DEL INTELECTO

    71

    de escuela, entre bandas musicales, en un barrio e, incluso,

    en las relaciones amorosas.

    La alienacin en las personas, incluyendo

    claramente la alienacin del intelecto, tiene lugar a partir

    de sucesos y tendencias histricas que han propiciado la

    emergencia de ciertos conjuntos de creencias y prcticas.

    En el caso de la poltica, claramente los imaginarios

    populares de rechazo a la palabra y la idea estn asociadas

    a una cesin del derecho a decidir sobre lo colectivo; las

    nociones tradicionales acerca de lo poltico que vienen

    rondando en nuestro vivir cotidiano tienen que ver con la

    alienacin del intelecto, con la creencia generalizada de

    que seran quienes ocupan los puestos de mando los que

    saben lo que hay que hacer con todos. Y es as como,

    bsicamente, se entrega gran parte del control de la vida a

    una institucin que se funda retricamente en el pueblo

    pero que, en su prctica, slo opera a partir de intereses

    de cpulas.

    Un camino hacia la apropiacin debe ser un

    camino social y poltico. Como se dijo anteriormente, debe

    partir en la emancipacin del individuo, en quien residen

    importantes bastiones de la dominacin, los cuales

    funcionan como polica interna, llevndonos a auto-

  • ANTONIO BAEZA HENRIQUEZ, GALGO

    72

    castigarnos y a censurarnos por leyes no genuinas. Sin

    embargo, la emancipacin del individuo y la emancipacin

    colectiva se necesitan mutuamente. El proceso en que esa

    ayuda mutua ocurre es, precisamente, en el ejercicio

    genuino de lo poltico. Ello implica, entre otras cosas:

    Recuperar la creencia del derecho a ejercer lo poltico;

    limpiar lo poltico de deseos de lucro, de fama o de tirana;

    comprender lo poltico como algo que no depende de los

    partidos polticos; dejar de otorgar autoridad moral a las

    cpulas polticas respecto a la