FUERZAS ARMADAS Y MOVIMIENTO INDÍGENA: LA VISIÓN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDÍGENA A...

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MAESTRÍA EN CIENCIAS POLÍTICAS CON MENCIÓN EN POLÍTICAS COMPARADAS DE LOS PAÍSES ANDINOS. FLACSO–ECUADOR FUERZAS ARMADAS Y MOVIMIENTO INDÍGENA: LA VISIÓN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDÍGENA A LA CRISIS Por: Fidel Falconí Quito, Agosto de 1991

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Tesis de Grado de Maestria en Ciencias

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MAESTRA EN CIENCIAS POLTICAS CON MENCIN EN POLTICAS COMPARADAS DE LOS PASES ANDINOS. FLACSOECUADOR

FUERZAS ARMADAS Y MOVIMIENTO INDGENA: LA VISIN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDGENA A LA CRISIS

Por: Fidel Falcon

Quito, Agosto de 1991

RECONOCIMIENTOSEste trabajo no hubiera sido posible sin el concurso de muchas personas. Agradezco muy especialmente a Amparo MenndezCarrin, amiga y fuente de apoyo durante toda la maestra, por su paciencia y meticulosidad en la revisin de las diferentes versiones. Igualmente, quiero expresar mi gratitud, a Bertha Garca, por sus valiosas sugerencias acadmicas y su preocupacin permanente en el avance del trabajo.

He de destacar tambin que debe mucho a los cursos recibidos en FLACSO. Agradezco a todos los profesores y compaeros de Maestra.

Finalmente, debo agradecer a todas las personas no citadas en el texto, civiles, religiosas y militares, que facilitaron mi trabajo de campo, concedindome entrevistas y proporcionndome documentos.

NDICE

3I.INTRODUCCIN

10II.PERSPECTIVAS DE ANLISIS DE LA VISIN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDGENA A LA CRISIS

15III.LA VISIN DE LAS FUERZAS ARMADAS SOBRE EL ESTADONACION

15A.El proyecto blancomestizo de constitucin del EstadoNacin

16B.El proyecto modernizador y desarrollista de las Fuerzas Armadas en los 70's

18IV.LA PROBLEMTICA INDGENA EN EL PROCESO POLTICO NACIONAL

19A.La respuesta indgena a la crisis y su irrupcin en la escena poltica

21B.El proceso de radicalizacin del movimiento indgena

211.Las interpretaciones radicales

242.La radicalizacin de los planteamientos y estrategias de lucha de las organizaciones indgenas

253.Efectos del proceso de radicalizacin

28C.El inters de las Fuerzas Armadas en la problemtica indgena

30V.LA VISIN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDGENA A LA CRISIS

32A.La visin "integracionista"

36B.La visin "subversiva/separatista"

37C.La participacin de las Fuerzas Armadas en la problemtica indgena

41VI.VISIONES INDGENAS SOBRE LA PRESENCIA MILITAR EN LAS COMUNIDADES DE CHIMBORAZO

44VII.OTRAS VISIONES: LA IGLESIA Y LAS CMARAS DE AGRICULTURA Y DE LA PRODUCCIN

44A.La Iglesia

46B.Las Cmaras de Agricultura y de la Produccin

48VIII.CONCLUSIONES

52IX.ANEXOS

52A.Acerca de la metodologa

53B.Los entrevistados

531.Militares

532.Indgenas

533.Miembros de la Iglesia de Riobamba

54C.Programas que la Brigada Galpagos est ejecutando en la provincia de Chimborazo y Guaranda

55X.BIBLIOGRAFA

I. INTRODUCCIN

Para las organizaciones indgenas del Ecuador, el 10 de Agosto de 1988 se abra la expectativa de un Gobierno favorable a sus reivindicaciones. En efecto, el inicio del gobierno de Rodrigo Borja (19881992), del Partido Izquierda Democrtica (ID), versin ecuatoriana de la Social Democracia, signific la apertura de espacios de dilogo y negociacin entre el gobierno y las instituciones estatales con la dirigencia indgena, para la bsqueda de soluciones "concertadas" a sus demandas.

Rodrigo Borja, a fin de enfrentar las crecientes expectativas de las organizaciones indgenas, en un marco de una aguda crisis econmica, a pocos das de su ascenso al poder otorga la personera jurdica a la "Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador" (CONAIE) y crea una instancia de dilogo y negociacin exclusiva y directa con su dirigencia, la "Comisin Presidencial de Asuntos Indgenas".

Las propuestas y demandas indgenas son muy diversas, reflejando la enorme heterogeneidad de los sectores indgenas y sus necesidades: se pide la declaracin del Ecuador como Estado plurinacional; la entrega y legalizacin de tierras a las nacionalidades; una resolucin inmediata y favorable a los indgenas en sus conflictos de tierras con los terratenientes, as como la profundizacin de la Reforma Agraria; se solicita, adems, una mayor participacin indgena en los proyectos estatales orientados a estos sectores; la dotacin de infraestructura bsica para las comunidades; una poltica de precios que incentive la actividad agropecuaria y artesanal de los sectores indgenas, etc., etc.

El proceso de dilogo y negociacin se dara de una forma lenta y compleja, ya que mltiples demandas indgenas implican la confrontacin de intereses contrapuestos, de distintos grupos de inters como las Fuerzas Armadas, los terratenientes, las empresas petroleras, etc. La dirigencia indgena, impaciente por la lentitud de las negociaciones e insatisfecha con los logros alcanzados, desarrollara una serie de estrategias a fin de presionar al gobierno: se organizan marchas al Congreso, se realizan ocupaciones simblicas del Tribunal de Garantas Constitucionales, de las oficinas del Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria (IERAC), etc.

Dentro de este conjunto de estrategias, la ms importante fue la convocatoria de la CONAIE al "levantamiento indgena", en junio de 1990. El levantamiento se dara con una inusitada amplitud, fuerza y alcance, lo que sacudi y sorprendi a la opinin pblica, incluida la propia dirigencia indgena a nivel nacional. El levantamiento encumbr al primer plano del debate poltico nacional la problemtica indgena y fortaleci y legitim a la CONAIE y sus demandas, frente al gobierno y a la opinin pblica. Luego del levantamiento, la CONAIE se reafirma como la organizacin que representa y defiende los intereses indgenas frente al Estado, como la organizacin potencialmente mediadora entre las demandas de las comunidades indgenas y las instituciones estatales, y la que tendra que elaborar proyectos y negociar directamente con el gobierno.

Con una CONAIE fortalecida y legitimada despus del levantamiento, pareca que la dinmica de dilogo y negociacin con el gobierno iba a tomar un rumbo favorable a las reivindicaciones y demandas democratizadoras de los indgenas. Contrariamente a lo esperado, el dilogo se vuelve cada vez ms conflictivo y en varias ocasiones se interrumpen las negociaciones entre gobierno y dirigencia indgena. Despus del levantamiento, el proceso poltico se va complejizando progresivamente: a. algunos dirigentes indgenas se radicalizan en sus planteamientos y estrategias; b. se sobrevalora la fuerza de sus organizaciones y la capacidad de respuesta del gobierno; c. se da una creciente polarizacin de la opinin pblica sobre la problemtica indgena, lo que coarta la posibilidad de generar consensos ms amplios alrededor de los planteamientos indgenas; d. se da una creciente deslegitimacin de las propuestas indgenas y de sus organizaciones; e. las Fuerzas Armadas logran una mayor protagonismo, respecto al problema indgena, en la escena poltica, sobre todo a travs de la Brigada Galpagos que empieza a proveer de ciertos servicios a las comunidades indgenas de Chimborazo y Bolvar, en las reas de salud, transporte, educacin, construccin de infraestructura, asistencia tcnica, etc.

Estos hechos podran de manifiesto dos cosas: a) los lmites y posibilidades reales del reformismo impulsado por la Izquierda Democrtica; b) la precariedad de las instancias propiamente polticas del rgimen civil para procesar el conflicto y las demandas indgenas.

El protagonismo asumido por las Fuerzas Armadas frente a la problemtica indgena, como institucin mediadora y proveedora de servicios, significa la informalizacin de los canales de representacin y mediacin de las demandas indgenas. Canales informales "poco proclives a inscribirse en reglas de juego y procedimientos propios de la institucionalidad democrtica misma. " (MENNDEZCARRION: 1989a: 128)

El inters puesto por las Fuerzas Armadas en la problemtica indgena ha sido objeto de crticas por parte de la dirigencia indgena de la CONAIE, la Iglesia progresista de Riobamba y de los partidos de Izquierda, quines han hablado de un proceso de "militarizacin". En cambio, por parte de las Cmaras de Agricultura y de la Produccin, as como de la prensa, se apoya a las Fuerzas Armadas en sus acciones al interior de las comunidades. Se ha generado as una polmica sobre su participacin en la problemtica indgena. En este sentido, el propsito de este trabajo es contribuir, desde un anlisis acadmico, al conocimiento de la naturaleza y dinmica de las prcticas de las Fuerzas Armadas con relacin a la problemtica indgena, enfocndolas como un subsistema del estado inserto en la dinmica econmica, social y poltica del contexto societal ms amplio.

Abordar el tema "La visin de las Fuerzas Armadas sobre el problema indgena en el Ecuador" es tarea compleja. No existen an muchos trabajos previos que aborden esta problemtica. El acceso a la documentacin e informacin sobre las actividades militares es especialmente difcil. Adems, por la actualidad del debate en cuestin, gran parte de esa informacin es de naturaleza reservada. Por lo tanto, este trabajo tiene un carcter preliminar.

Precisamente, dentro del debate en las ciencias polticas sobre la consolidacin de los regmenes civiles y de la democracia como "proyecto de configuracin pendiente" (MENNDEZCARRION, 1988), una de las dimensiones centrales en el anlisis de los procesos polticos son las relaciones cvicomilitares en el contexto del posretorno. La literatura existente sobre los procesos de transicin democrtica en Amrica Latina enfatiza que el apoyo de las Fuerzas Armadas a los regmenes civiles ha obedecido ms a factores coyunturales, que a cambios profundos (que pudieran indicar una mayor democratizacin) en las relaciones cvicomilitares. Salvo casos excepcionales como Argentina, una de las herencias de las dictaduras a los actuales regmenes civiles, parece ser el reforzado poder y prerrogativas de las Fuerzas Armadas para incidir en el proceso poltico. Esto se refleja, segn los casos, con mayor o menor protagonismo, en su capacidad de influenciar las prcticas, dinmicas, propuestas y clculos de los otros actores del sistema poltico.

Si tomamos como punto de partida el problema de la democracia como proyecto por construir, desde la perspectiva del "qu hacer" es ineludible comenzar a confrontar la siguiente pregunta general: En el actual contexto de relaciones cvicomilitares, qu posibilidades existen para que las propuestas democratizadoras de los grupos indgenas sean viables? En otras palabras y de una manera ms amplia: Dada la ndole y naturaleza autoritaria de las relaciones cvicomilitares en Ecuador, es posible que se den procesos importantes de "produccin de democracia" (MENNDEZCARRION, 1988, 1989b) desde lo indgena, sin que se generen, paralelamente, espacios de democratizacin de las relaciones entre las Fuerzas Armadas y el resto de instituciones del Estado, as como de las relaciones entre las Fuerzas Armadas y las organizaciones de la sociedad civil y poltica?

Al respecto puede sugerirse que mientras existan visiones "mesinicas" en el seno de las Fuerzas Armadas sobre la sociedad ecuatoriana; si persisten tendencias a asumir un rol poltico tutelar frente a los regmenes civiles; mientras perduren las "asimetras ideolgicas" respecto de la sociedad civil y la profesionalizacin militar se entienda como privativa de una "poltica militar" sin referencia civil, ser muy difcil que se den cambios significativos en aras de la democratizacin del pas.

En todo caso, examinar la visin y el rol poltico de las Fuerzas Armadas respecto a la problemtica indgena, es pertinente como contribucin desde el mbito de la reflexin, a repensar la naturaleza de las relaciones entre rgimen civil, dirigencia indgena y Fuerzas Armadas. Ejercicio necesario y eventualmente relevante a la accin y al dilogo entre actores polticos de vocacin democrtica.

A lo largo del trabajo se argumenta que si bien existe una asimetra respecto a las interpretaciones desde la sociedad civil, al interior de las Fuerzas Armadas no hay una visin monoltica sobre la problemtica indgena, identificndose dos visiones distintas: la "separatista" y la "integracionista". Esta clasificacin es til para mostrar que al interior de las Fuerzas Armadas existe un espacio de debate, precario, pero que existe, no necesariamente impermeable a las polmicas externas. Si bien las asimetras entre las "representaciones" de las Fuerzas Armadas y de la sociedad civil fijan los lmites de la controversia posible, de lo permitido y de lo inobjetable; este trabajo asume como premisa que si se piensa en la posibilidad de generar espacios de democratizacin de las relaciones cvicomilitares es necesario buscar los espacios de encuentro, aunque estos sean de configuracin compleja; es necesario generar polmica sobre los temas y puntos de vista coincidentes o ms o menos convergentes entre las Fuerzas Armadas y los actores de vocacin democrtica, como un paso necesario para que se de un dilogo y, por qu no, posibles acuerdos. De all la importancia de la constatacin de este estudio, que las polticas de la institucin militar, orientadas a enfrentar la problemtica indgena, no se caracterizan por estar informadas por una sola visin, sino que reflejan diversidad interna, siempre, desde luego, dentro del estricto margen de la defensa de un EstadoNacin, definido como unitario. Esto implicara, adems, que las Fuerzas Armadas no tienen, an, un "proyecto institucional" plenamente constituido sobre dicha problemtica.

En este sentido, al analizar la dinmica y naturaleza de los vnculos entre las Fuerzas Armadas y el problema indgena y sus posibles implicaciones para el proceso poltico ecuatoriano, el presente trabajo muestra (a) el carcter "perturbador" que las Fuerzas Armadas pueden jugar sobre determinados procesos de potenciacin de espacios democratizadores, bloqueando ciertas demandas indgenas a nivel de Gobierno y generando dinmicas de desmovilizacin y deslegitimacin del movimiento indgena a nivel de las comunidades. (b) el papel de la dirigencia indgena en s misma, en cuanto a problemas de desmovilizacin y deslegitimacin del movimiento indgena y sus organizaciones. Y ello, bsicamente, por dos factores relacionados entre s: en primer lugar, por la visin instrumentalista sobre las Fuerzas Armadas en el seno de la dirigencia indgena, que las desconoce como un interlocutor necesario, lo que bloquea la posibilidad de pensar una "poltica militar" desde lo indgena; en segundo lugar, por la creciente radicalizacin de sus propuestas y estrategias de lucha, lo que impide la creacin de consensos ms amplios, incluso dentro de los mismos sectores indgenas.

* * *

El presente trabajo, consta de ocho secciones.

En la primera seccin ("Perspectivas de anlisis de la visin de las Fuerzas Armadas sobre la problemtica indgena"), se define tericamente lo que se va a entender por relaciones cvicomilitares, y se presentan los enfoques desde los cules se busca explicar las interpretaciones de los militares sobre la problemtica indgena, as como las acciones concretas que dicha visin informa. De esta discusin se concluye que, para dar cuenta de la dinmica y naturaleza de las relaciones entre las Fuerzas Armadas y el problema indgena, es necesario combinar varios enfoques.

En la segunda seccin ("La visin de las Fuerzas Armadas sobre el EstadoNacin"), se examinan las concepciones que al interior de las Fuerzas Armadas predominan acerca del "ser" y "deber ser" de un estado unitario, integrado en lo cultural, en lo poltico, en lo econmico y en lo territorial; concepcin que pondra lmites a las visiones posibles en su interior sobre la problemtica indgena. En segundo lugar, se analiza brevemente, el que fue uno de los intentos ms profundos en nuestro pas de integracin y modernizacin econmica, social y poltica: el rgimen militar de Rodrguez Lara (19721976), a efectos de evidenciar el rol protagnico que las Fuerzas Armadas han desempeado en la construccin del proyecto blancomestizo de constitucin de un Estadonacin unitario.

En la tercera seccin ("La problemtica indgena en el proceso poltico nacional", se plantea, en primer lugar, que la activacin y protagonismo poltico del movimiento indgena es la expresin (aparentemente paradjica) de una doble dinmica: reflejara el carcter inconcluso del proyecto blancomestizo de constitucin de un Estado Nacin Unitario y, al mismo tiempo, no se podra explicar sin las acumulaciones histricas de las organizaciones indgenas, que fueron posibles gracias a que dicho proyecto fue ms exitoso que el de los otros pases andinos, (bsicamente Bolivia y Per), proceso en el que las Fuerzas Armadas, sobre todo en los 70's, tuvieron un papel protagnico. En segundo lugar, se analizara las posibles causas del protagonismo poltico del movimiento indgena, dentro de la coyuntura del gobierno de la Izquierda Democrtica (19881992). En tercer lugar, se examina el proceso de radicalizacin de las propuestas del movimiento indgena, as como sus estrategias de accin. Con respecto a este punto se problematizan las interpretaciones que algunos autores plantean sobre el movimiento indgena y sus reivindicaciones, como portadoras de un "nuevo proyecto societal", de un "nuevo orden". En cuarto lugar, se plantean algunas hiptesis acerca de las posibles consecuencias que dicho proceso de radicalizacin ha tenido en el dilogo con el gobierno y en las relaciones con otros actores, bsicamente con las Fuerzas Armadas y la opinin pblica en general. En quinto lugar, se sugieren posibles factores explicativos de la participacin activa de las Fuerzas Armadas sobre la problemtica indgena, vinculando su visin del Estadonacin y su misin de defensa de ste, con la dinmica de radicalizacin de las propuestas indgenas. Es sntesis, esta seccin procura contextualizar tanto el problema indgena como la respuesta de las Fuerzas Armadas.

En las secciones cuatro, cinco y seis se plantean y analizan las visiones de los actores centrales de este trabajo, as tambin como las visiones de la Iglesia Progresista de Riobamba y de las Cmaras de Agricultura y de la Produccin. Ello a efectos de tener un primer acercamiento a la dinmica y naturaleza de las relaciones entre Fuerzas Armadas, movimiento indgena y los actores involucrados, con respecto a la problemtica indgena.

En el cuarto, ("La visin de las Fuerzas Armadas sobre el problema indgena"), se intenta reconstruir las visiones de las Fuerzas Armadas sobre el problema indgena, y mostrar que si bien existe una asimetra respecto a las interpretaciones hechas desde la sociedad civil, al interior de las Fuerzas Armadas no hay una visin monoltica. Al respecto se identificarn dos visiones distintas, pero que tienen un marco comn de referencia en la "utopa" de constitucin de un EstadoNacin unitario: una visin "integracionista" y una "subversivo/separatista". Adems, se describen brevemente algunas acciones desarrolladas por las Fuerzas Armadas.

En el quinto, ("Visiones indgenas sobre la presencia militar en las comunidades Chimborazo"), se busca reconstruir las interpretaciones que dirigentes de la CONAIE, as como de lderes y miembros indgenas de las comunidades de Chimborazo, tienen de la presencia militar en dichas comunidades. Se escogi Chimborazo por varias razones: (a) es la provincia de mayor poblacin indgena, (b) donde hay el mayor nmero de conflictos de tierras, (c) donde el levantamiento se dio con ms fuerza, y (d) donde participan activamente las Fuerzas Armadas y la Iglesia Progresista.

En el sexto, "Otras visiones: la Iglesia y las Cmaras de Agricultura y de la Produccin), se busca reconstruir las opiniones que miembros de la Iglesia de Riobamba (asumida en el contexto de la Iglesia ecuatoriana, como una posicin "progresista"), y de las Cmaras de Agricultura y de la Produccin tienen sobre la injerencia militar en las comunidades de Chimborazo. Se busca as confrontar dos posiciones contrapuestas, unas a favor y otras en contra, sobre la intervencin de las Fuerzas Armadas en las comunidades indgenas.

En la ltimo seccin ("Conclusiones"), se recapitula el contenido del trabajo y se proponen tentativamente posibles implicaciones de la dinmica y naturaleza de las relaciones entre las Fuerzas Armadas y la problemtica indgena, sobre el proceso poltico del pas en general y, ms especficamente, para la dinmica del movimiento indgena. Se proponen, adems, de manera preliminar, los escenarios posibles de confrontacin/dilogo entre los actores involucrados: Gobierno, Fuerzas Armadas, Iglesia y dirigencia indgena; y se aventuran algunas perspectivas acerca del "qu hacer". Adems, se abren algunas interrogantes para posteriores investigaciones.

II. PERSPECTIVAS DE ANLISIS DE LA VISIN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDGENA A LA CRISIS

A lo largo del trabajo se asume la definicin de relaciones cvico militares dada por Samuel Fitch (1988), segn la cual, "los elementos fundamentales que definen modelos especficos de relaciones cvicomilitares, son las relaciones entre las fuerzas armadas y el estado y entre las fuerzas armadas y el resto de la sociedad. " (Ibd, 281282)

Para el tema que nos ocupa, "La visin de las Fuerzas Armadas sobre la problemtica indgena", dado que el objetivo es contribuir al conocimiento de la naturaleza y dinmica de las prcticas de las Fuerzas Armadas con relacin a la problemtica indgena, se procura, en primer lugar, ver cules son las posibles relaciones entre los militares y las otras fuerzas sociales involucradas en la problemtica indgena: la dirigencia indgena, la iglesia progresista de Riobamba y los terratenientes. Adems, se realiza un acercamiento preliminar a las relaciones polticas entre las autoridades militares y civiles, a fin de dar cuenta de los mecanismos especficos que utilizan los militares para ejercer influencia sobre los funcionarios civiles.

Las relaciones cvicomilitares han sido analizadas desde distintas perspectivas. Dada la complejidad del tema que se aborda en este trabajo, tales perspectivas no son excluyentes entre s, por lo que se buscar articular varios enfoques, a fin de tomar en cuenta las dimensiones pertinentes en la comprensin de la naturaleza y dinmica de la relacin entre las Fuerzas Armadas y la problemtica indgena.

Siguiendo a Bustamante (1986, 1989), las principales perspectivas pueden clasificarse en las siguientes: la organizacin/sicosocial, la instrumentalista, la corporativista, la idealista/estatal, la profesionalista, la teleolgicafuncionalista y la realista/estratgica

Cada uno de estos enfoques informan sobre algn aspecto de las prcticas polticas de las Fuerzas Armadas, y tienen ms o menos poder explicativo segn los procesos concretos que ha vivido cada institucin al interior de sus pases, y segn cmo se construyan y apliquen los enfoques. De ah la necesidad de un anlisis que tome en cuenta aportes provenientes de enfoques distintos. La mayor o menor relevancia de uno u otro enfoque, tiene que ver tambin con el tipo de "problemtica" que se est analizando, con la coherencia interna y, desde luego, con cmo el investigador asume las premisas y conceptos.

El "enfoque instrumentalista" plantea que "la conducta poltica de las Fuerzas Armadas se debe entender como producto de la accin de grupos civiles que utilizan a los militares a fin de imponer a la sociedad sus propios intereses" (BUSTAMANTE, 1989: 2). Utilizando exclusivamente este enfoque, la intervencin de las Fuerzas Armadas en las comunidades indgenas se explicara como producto de la accin de los terratenientes y/o del imperialismo norteamericano, que utilizan a las Fuerzas Armadas para imponer sus intereses. Esta visin sobre los militares y la naturaleza de su visin acerca de la sociedad y la poltica es muy difundida en nuestro medio, y la utilizan la izquierda marxista, la Iglesia Progresista y la dirigencia indgena. Se desconoce, desde esta perspectiva, la autonoma de las Fuerzas Armadas y se niega la posibilidad de analizarlas como un actor poltico. La utilidad de esta perspectiva radica en la necesidad de no olvidar las relaciones entre las Fuerzas Armadas y otros grupos sociales, y de no descuidar la influencia del contexto internacional en las dinmicas polticas internas; pero dichas relaciones no son lineales, de mera subordinacin, sino que son complejas y con mltiples mediaciones.

Segn el "enfoque corporatista", se plantea que los militares actuaran movidos por sus propios intereses en cuanto grupo social. No seran agentes de otros grupos, sino otro sector ms que compite en las disputas polticas por obtener recursos y estatus. En este sentido, "la actuacin militar sera fruto de necesidades y preferencias que surgen de manera relativamente autnoma al interior de la propia corporacin militar. " (Ibd, 3). Utilizando exclusivamente este enfoque, la injerencia militar en las comunidades indgenas se explicara por la necesidad de defender sus intereses institucionales y de cuerpo/estamento frente a las pretensiones indgenas. Por lo tanto, los puntos de coincidencia entre las Fuerzas Armadas y los terratenientes, por ejemplo, sobre temas como el EstadoNacin, la Reforma Agraria, etc., se explicaran a partir de la identificacin de las Fuerzas Armadas con los intereses de otros actores, en este caso los terrateniente. El problema de este enfoque es que se puede inferir a priori, que la forma en que se manejan las empresas militares y los objetivos que se persiguen son "idnticos" a los de los propietarios civiles. Al respecto se sostiene en este trabajo, que las Fuerzas Armadas s defienden intereses corporativos, institucionales, estamentales; pero al ser una institucin estatal, altamente burocratizada y profesionalizada, tienen "intereses" y "formas" propias de accin, diferenciables de los del mundo civil, aunque se puedan establecer similitudes.

Desde el enfoque del "profesionalismo militar", la accin poltica de las Fuerzas Armadas se explicara por su necesidad de crear condiciones polticas de desarrollo tcnicoprofesional. En este sentido, "las Fuerzas Armadas intentaran hacer extensivos a su contexto civil los valores burocrticos y racionalinstrumentales que las caracterizaran, y su objetivo fundamental sera el de promover un ordenamiento institucional que les permita encerrarse en su especificidad de grupo de especialistas profesionales, sin temer el efecto de las disfunciones provenientes del mundo civil. " (Ibd, 45). Si se adopta este enfoque, la participacin de las Fuerzas Armadas en la problemtica se explicara por la necesidad institucional de mantener la autonoma institucional y el prestigio social. As tenemos que se evita formar parte de acciones policiales de represin a los indgenas y, en su lugar, se desarrollan proyectos de asistencia a las comunidades. Por lo tanto, sus objetivos fundamentales seran evitar que las demandas sentidas de los indgenas sean manipuladas por lderes populistas o extremistas, y tratar de que no se den presiones por parte del gobierno, de grupos sociales o polticos, a fin de que repriman a las comunidades. Este enfoque enfatizara, adems, sobre los posibles peligros que el excesivo involucramiento militar en la problemtica indgena tendra para el profesionalismo, en la medida en que ciertos altos oficiales puedan ver dicha participacin como causante de politizacin y/o ideologizacin de las Fuerzas Armadas, y/o de desatencin de su tareas prioritarias.

El enfoque "teleolgicofuncionalista" plantea que la accin poltica de las Fuerzas Armadas se explica por los requisitos e imperativos funcionales que satisface, ya sea en funcin de un "telos" histrico (la modernizacin capitalista, el desarrollo, etc.), sea en funcin del sostenimiento de un equilibrio sistmico predeterminado. (Ibd, 56) Desde esta perspectiva, las acciones de las Fuerzas Armadas en las comunidades no requeriran de explicaciones motivacionales, ya que la institucin sera portadora de una racionalidad social objetiva que se impone a todos sus miembros. En este sentido, las Fuerzas Armadas seran guardianas del statu quo, del "orden" creado en el momento en que tuvieron origen. Dicho orden sera el de la revolucin liberal, de fines del siglo XIX e inicios del XX. Las Fuerzas Armadas estaran defendiendo, por lo tanto, las premisas del proyecto liberal de constitucin de un Estado nacional unitario, de ah que la naturaleza de sus acciones estn orientadas a "integrar" a las comunidades al mercado capitalista y a la sociedad blancomestiza.

Dentro de este enfoque podra incluirse las explicaciones de ciertos investigadores que analizan el problema indgena en referencia al Estado como un todo unitario e indiferenciable, sin abordar a las Fuerzas Armadas como un actor poltico internamente diferenciado y con ciertos niveles de autonoma. En todo caso, la pertinencia de este enfoque radica en evidenciar las lmites estructurales de la visin y accin de las Fuerzas Armadas sobre temas como "orden social", Estado Nacional Unitario, territorialidad, etc.

Desde el punto de vista del "realismo estratgico", se plantea que "la actuacin de las Fuerzas Armadas se explicara, al menos en parte, por lo imperativos y desafos que el sistema internacional plantea a la seguridad nacional"; es decir, "la poltica interna de los militares sera el resultado de las necesidades estratgicas percibidas y de la necesidad de adecuar al Estado para hacer frente a las amenazas u oportunidades en el mbito internacional. " (Ibd, 6) En el caso especfico de la visin de las Fuerzas Armadas sobre la problemtica indgena, se basara en el objetivo estratgica de enfrentar la amenaza peruana. La "seguridad nacional" est ntimamente relacionada al problema de la territorialidad, la construccin de un frente interno y la integracin del EstadoNacin, desde la perspectiva de las Fuerzas Armadas. Las Fuerzas Armadas veran a las comunidades indgenas como masas ingobernables, poco integradas al Estado nacin, lo cual traba la posibilidad de construir un frente interno unitario. Adems, si uno de los objetivos de las Fuerzas Armadas es tener bajo su control todo el espacio nacional, sobre todo las reas de frontera, definidas como reas de seguridad, ciertas demandas de algunas organizaciones indgenas del Oriente, reconocimiento de su territorialidad, de su autonoma y de que las Fuerzas Armadas no ingresen a sus territorios, se oponen a dicho objetivo institucional. De ah que no sea extrao que las Fuerzas Armadas interpreten dichas peticiones como separatistas, atentatorias a la integridad nacional.

El enfoque "sicosocial/organizacional", plantea que "la conducta militar es fruto de los procesos de socializacin internos y de los estilos de interaccin microsocial entre sus integrantes. Estos daran como resultado valores, actitudes y motivaciones especficos que determinaran una forma peculiar de enfrentarse a la poltica y a la vida extracastrense. " (Ibd, 67). Esta perspectiva no es muy til para explicar la intervencin de las Fuerzas Armadas en la problemtica indgena. Pero s lo es para penetrar en la formas especficas que dichas acciones adquieren. Los procesos de socializacin internos, mediante los cuales se transmiten a los militares los valores, actitudes y motivaciones propias de la institucin, orientaran sus formas de enfrentar la problemtica indgena. El carcter altamente burocratizado de su gestin, la reivindicacin de su apoliticismo, la vocacin tecnocrtica de sus tareas, la disciplina y puntualidad con la que cumplen sus programas y la dotacin de servicios a las comunidades, seran caractersticas de su forma de actuar.

Segn el enfoque "idealista/estatal":

la conducta poltica de los militares estara motivada por orientaciones valricas centradas en una tica de servicio a la razn de Estado. Su meta organizacional central sera la defensa, preservacin y desarrollo del moderno EstadoNacin. El problema explicativo consistira en determinar cmo este imperativo "altruista" es interpretado, dotado de contenidos concretos y operacionalizado por la oficialidad. Las Fuerzas Armadas, en tanto cuerpo, seran un destacamento especializado de la estructura estatal ms que un grupo socioeconmico profesional entre otros. Sus intereses slo podran entenderse en relacin a los de un Estado visto como actor racional unitario, en un mundo poblado por otras entidades anlogas y potencialmente hostiles. (BUSTAMANTE, 1989: 4; BUSTAMANTE, 1986: 19)

En la medida en que lo que est siendo cuestionado por algunas propuestas de la dirigencia indgena es el EstadoNacin definido como unitario, y en tanto el levantamiento de junio de 1990 alter la paz interna y dramatiz la presencia del problema indgena en el escenario poltico, es pertinente este enfoque. Ello, porque permite enfocar la forma de ver el problema indgena de las Fuerzas Armadas, contraponiendo su "autoconciencia" sobre sus roles polticos como aparato del Estado y su misin como parte de la institucionalidad estatal/universal, con la dinmica de progresiva radicalizacin que han adquirido las demandas y formas de lucha de las organizaciones indgenas. En este sentido, para dar cuenta de las visiones y prcticas polticas de las Fuerzas Armadas, habra que tomar en cuenta el "proyecto ticopoltico que las motiva y que ellas adoptan como suyo, intentando imputrselo al Estado, y a travs de ste a la nacin. " (BUSTAMANTE, 1986: 19) Por lo tanto, las visiones de las Fuerzas Armadas y sus relaciones con la problemtica indgena, debera verse "como resultado de las luchas societales y culturales en torno a la definicin del contenido sustantivo de aquel inters del cual la Fuerzas Armadas seran "guardianes" a la manera de una casta sacerdotal. " (Ibd, 19)

De hecho, los intereses del Estado y de la Nacin, de los cuales las Fuerzas Armadas se autodefinen encarnadoras y defensoras, y a los que les imputa un carcter inmutable y trascendente, influyen en la definicin de su "misin" y del su "rol poltico". Pero dicho inters no est predeterminado, ni tiene un carcter permanente, aunque as lo asuman las Fuerzas Armadas, sino que "en cada circunstancia histrica, el contenido sustantivo del supremo inters del estado es objeto de una reelaboracin y una lucha culturaldiscursiva, en la cual se constituyen en tanto tales. " (Ibd: 19)

No se trata de desconocer el carcter asimtrico, en cuanto a la representacin de las visiones del mundo de la sociedad civil en el interior de las Fuerzas Armadas, que se expresa en los contenidos ms conservadores de las visiones militares; ni de negar el carcter autoritario y antidemocrtico de un actor, como las Fuerzas Armadas, que plantea los intereses del Estado y de la nacin como "naturales", "eternos", "trascendentes", al margen y ms all de cualquier voluntad mayoritaria integrada, expresada y canalizada democrticamente. En todo caso, se plantea que este enfoque es de enorme utilidad para dar cuenta del carcter no monoltico de las visiones de los militares sobre el EstadoNacin y la problemtica indgena, ya que habra, tanto al interior de Fuerzas Armadas como entre sta y la sociedad, una competencia discursiva por el sentido de las diferentes problemticas, entre ellas "el inters nacional", "el sentido de la celebracin de los 500 aos de la Conquista Espaola", etc., pero dentro del marco de su "misin" de defensa, preservacin y desarrollo del EstadoNacin.

Esto nos permite enfocar a las Fuerzas Armadas como un actor no completamente cerrado a la influencia interpelatoria de los discursos que emanan del mbito civil, los cuales deben tomar en cuenta "la nocin genrica de la misin trascendental de los militares frente al estado", como "un molde sin el cual ningn discurso colectivo puede aspirar ni a constituir a las Fuerzas Armadas, ni a motivar su accin poltica. " (BUSTAMANTE, 1986: 19) Esta es una forma de ver a los militares que no ha sido contemplada por la dirigencia indgena. Encerrada en prejuicios "instrumentalista" sobre los militares, no lo reconocen como un actor poltico con el que se pueda dialogar y mucho menos influenciar, descuidndose la necesidad de que se genere un debate sobre las relaciones cvicomilitares, as como la posibilidad de pensar en "polticas militares" desde las organizaciones de la sociedad civil y poltica.

En base a lo argumentado anteriormente, se podra afirmar que es necesario utilizar una combinacin de las diversas perspectivas, a fin de dar mejor cuenta de la naturaleza y dinmica de la relacin entre las Fuerzas Armadas y la problemtica indgena, tomando como teln de fondo y eje articulador entre los distintos enfoques el idealista/estatal.

III. LA VISIN DE LAS FUERZAS ARMADAS SOBRE EL ESTADONACION

A. El proyecto blancomestizo de constitucin del EstadoNacin

Los objetivos del "proyecto" blancomestizo de constitucin del EstadoNacin, que surgira a inicios del siglo XX, del que los militares son propulsores centrales, en la medida en que han participado activamente en la modernizacin econmica, social y poltica del Ecuador, seran los siguientes:

Primero. Para garantizar la unidad territorial del Ecuador, las Fuerzas Armadas debern estar capacitadas para defender militarmente las fronteras delimitadas geogrficamente. Segundo. Abogar, dentro del territorio ecuatoriano, porque el Estado sea la nica y exclusiva fuente de todos lo poderes y prerrogativas del Gobierno, centralizando y monopolizando el poder. Tercero. Universalizar y homogeneizar el uso del idioma espaol dentro del Estadonacin ecuatoriano, difundindolo por medio del sistema de educacin nacional; y es en el que se efectan las transacciones comerciales y el manejo burocrtico. Cuarto. Dotar al Ecuador de un sistema legal unificado. Quinto. Constituir al Estado ecuatoriano como el que organiza, controla y monopoliza el uso de la fuerza para hacer cumplir las leyes al interior y prevenir agresiones externas.

Estas caractersticas se relacionan mutuamente y se refieren a instituciones y procesos polticos resultantes de dos procesos paralelos: la unificacin territorial y la centralizacin de poder. Esto implica que todas las actividades sociales de alocacin de poder deberan ser centralizadas por el Estado. Esto se expresa jurdicamente en el artculo primero de la Constitucin de la Repblica del Ecuador, que ve al Estado como "persona", y en el simbolismo poltico en los rituales de glorificacin de "la patria" y de "la nacin", llegndose a no diferenciar Patria, Estado y Nacin.

Por otro lado, la centralizacin del poder se constituye en un problema de voluntad poltica desde el Estado, que exige como requisito que se constituya la "la nacionalidad" ecuatoriana. Para ello, el Estado, desde el inicio de la poca republicana, ha negado jurdicamente la existencia de una poblacin indgena y ha declarado la existencia de una sola nacionalidad y de una sola cultura. Segn Galo Ramn (1991)

"Los criollos que construyeron el estado nacional en 1830 no ignoraban ni la diversidad de la sociedad ecuatoriana, menos an el enorme peso de los indios que casi triplicaban a los mestizos y blanqueados: de un total de 411. 181 personas, el 27% fueron censados como blancos, el 65% como indios, el 7% como libres de varios colores, homologables como mestizos, y el 1. 2 % como esclavos. "

Que no se diferencie el "deber ser" de la realidad concreta de nuestro pas, negando en el plano legal su diversidad y heterogeneidad, es en s mismo otra problemtica de investigacin.

Al respecto, Ramn plantea que la propuesta de los intelectuales criollos, de comienzos del siglo XIX, busc convertir un conglomerado multitnico en una sociedad efectivamente nacional, a travs de cinco elementos: la ciudadanizacin, la cristianizacin, la escolarizacin, la enseanza del espaol y la unificacin del vestido. Este proyecto habra fracasado, "por la oposicin de hacendados y por los poderes locales. " (RAMN, 1991)

Frente al fracaso de este primer proyecto, a inicios del siglo XX empez a consolidarse "la idea de la unidad nacional basada en el mestizaje, en una sola religin, una lengua, un territorio, de un slo poder representado en el Estado, con su respectivo cuerpo de leyes y organizacin poltica" (RAMN, 1991). Se redefinira as el proyecto criollo de 1830, en funcin de la alianza entre criollos y mestizos. El punto de ruptura sera la revolucin liberal de 1895, que signific la llegada de la burguesa comercial al poder, la apertura del espacio poltico a los mestizos y el inicio de la profesionalizacin de las Fuerzas Armadas, con la creacin de la Escuela Militar. (BUSTAMANTE, 1989). Se iniciara as, un lento proceso de modernizacin de la sociedad ecuatoriana, que tendra su punto ms alto durante el rgimen militar del Rodrguez Lara (19721976). Por lo tanto, podramos afirmar que se ha dado a lo largo de nuestra historia republicana, una dinmica integracionista, generada desde el Estado, que ha buscado resolver la contradiccin entre la "utopa" de un EstadoNacin unitario por construir y la sociedad ecuatoriana real: social, econmica y tnicamente compleja, heterognea y fragmentada.

B. El proyecto modernizador y desarrollista de las Fuerzas Armadas en los 70's

Se podran ubicar los aos 60's, como aquellos en que se intensifica significativamente el proyecto de "integracin" nacional desde el Estado. Los cambios ms importantes se daran a partir de los 70's y, sobre todo, en el perodo 19721976, bajo el rgimen de Rodrguez Lara. (BUSTAMANTE, 1988a; GARCA, 1987; ARGONES, 1986)

El rgimen militar de Rodrguez Lara tena que enfrentar como desafos bsicos: en primer lugar, una sociedad donde la permanencia de ciertas relaciones sociales y etnoculturales, unida a la dbil integracin de regiones, etnias y clases, imposibilitaba la ciudadanizacin de la poblacin y bloqueaba la constitucin de la nacin. En segundo lugar, el caudillismo, populismo, clientelismo y familismo que dominaban las prcticas polticas de los lderes y partidos polticos, que amenazaban el proceso de profesionalizacin y la autonoma de las Fuerzas Armadas. (BUSTAMANTE, 1988a)

A partir de 1972, por lo tanto, las Fuerzas Armadas buscaran modernizar la sociedad y el Estado: se eliminaran formas tradicionales de servidumbre; se aplicara la Reforma Agraria, lo que democratiz de alguna manera el rgimen de propiedad de la tierra; se emprenderan polticas de desarrollo rural integral, que movilizaron importantes fondos estatales hacia el campo, etc.; se ampliara y fortalecera al Estado; se introducira en el sistema poltico reformas democratizadoras, como la ampliacin de la participacin poltica en las elecciones, etc. (BUSTAMANTE, 1988a; GARCA, 1987; ARGONES, 1986)

Se trat, por lo tanto, de un esfuerzo por generar "verdaderos estados nacionales con sus respectivas burocracias formales, aparatos industriales y autonomas econmicosociales, [] de crear las bases del sndrome del estado moderno, del estado en relacin "hegeliana" con una sociedad civil articulada en torno a las formas subjetivas de la ciudadana" (BUSTAMANTE, 1988: 1415). Esto implic un proceso de ingeniera poltica y de creacin de nuevos grupos sociales y actores polticos, capaces de relacionarse con el estado de cierta forma particular, generando el tipo de sociedad civil que sea capaz de funcionar como tal en el marco del nuevo estadonacin unitario. Fue un intento, por lo tanto, de modernizacin de la sociedad, del Estado y del sistema poltico. Se buscaba la ciudadanizacin de la sociedad y el protagonismo de los partidos modernos como integradores, procesadores y representantes de las demandas de la sociedad. En este sentido, se logr fortalecer el poder del Estado, y el poder militar dentro de l, y crear las condiciones para el surgimiento de modernos partidos ideolgicos, como la Izquierda Democrtica (ID) o la Democracia Popular (DP). (BUSTAMANTE, 1988a; GARCA, 1987; ARGONES, 1986)

De lo expuesto se desprende que la "imagen objetivo" o del "deber ser" dominante en la institucin sobre el EstadoNacin, sera la construccin de un estado unitario, integrado en lo cultural, en lo poltico, en lo econmico y en lo territorial. Y su meta organizacional central sera la construccin, desarrollo, defensa y preservacin de esta forma de EstadoNacin. Por lo tanto, sera a partir de esta visin del Estadonacin, que las Fuerzas Armadas interpretaran las propuestas y dinmicas del movimiento indgena, y en base a la cual elaboraran sus estrategias de respuesta a dicha problemtica. Totalmente ajeno a esta visin, estara la idea de la diversidad como base para la construccin de una forma diferente de convivencia societal, democrtica y legitimadora de las diferencias. (MENNDEZCARRIN, 1991)

IV. LA PROBLEMTICA INDGENA EN EL PROCESO POLTICO NACIONAL

Para algunos acadmicos, la activacin y protagonismo poltico del movimiento indgena evidenciara el fracaso del proyecto "integracionista" blancomestizo de construccin del EstadoNacin (RAMN, 1991), a pesar de los logros alcanzados. Para otros, hay que relativizar el supuesto fracaso de dicho proyecto, y lo que habra que explicar son los usos polticos de la reivindicacin tnica, entendido lo tnico como un nuevo "ropaje ideolgico" (BONILLA, 1991).

En esta seccin se sostiene que la problemtica indgena sera expresin de una doble dinmica: por un lado, reflejara el carcter trunco no el fracaso, del proyecto de constitucin de un Estadonacin, estrechamente ligado a la crisis del proyecto desarrollista. Por otro, el desarrollo y consolidacin logrado por las organizaciones indgenas se sustentara en las acumulaciones histricas que fueron posibles gracias a no a pesar de los logros del proyecto blancomestizo de constitucin de un EstadoNacin unitario, al menos si los comparamos con otros pases andinos, como Bolivia y Per.

Los sectores indgenas desarrollaron y fortalecieron sus organizaciones, se dio un proceso de reconstitucin tnica, pasaron a ser destinatarios de activos discursos interpelatorios por parte de los partidos polticos, etc. Es decir, desde la dcada de los 60, los grupos indgenas del Ecuador, aunque de manera diferencial, han vivido un procesos de revalorizacin de sus derechos civiles y polticos. En este proceso han jugado un papel protagnico la Iglesia Progresista, los partidos de izquierda y el mismo Estado, que a travs de leyes, decretos, reglamentos, documentos de planificacin, proyectos y prcticas estatales, ha generado dinmicas integracionistas de los sectores indgenas a la sociedad nacional. (ROSERO, 1990a: 15)

Es decir, la activacin y la fuerza de la problemtica indgena en los 90's se constituye sobre la base de profundos cambios a nivel econmico, social y poltico a favor de los indgenas. En este sentido, la respuesta indgena se inscribe dentro de un contexto de crisis econmica, que hace que aparezcan de manera ms clara las contradicciones del modelo de desarrollo adoptado. La prdida de dinamismo de nuestra economa, la creciente inflacin, el decrecimiento de la demanda de mano de obra indgena, bsicamente por la crisis de la empresa de la construccin, etc., implicaran una descenso del nivel de vida real de la poblacin, que contrasta con la apertura de espacios para el fortalecimiento de las organizaciones.

A. La respuesta indgena a la crisis y su irrupcin en la escena poltica

Tomando en cuenta lo expuesto en el apartado anterior, aqu se argumentar que la irrupcin de la problemtica indgena es el resultado de la interrelacin dinmica de varios factores, los ms importantes entre ellos: a. el agravamiento de la crisis econmica; b. el proceso de internacionalizacin del problema indgena; c. el levantamiento de junio de 1990, que se da en una coyuntura de un rgimen civil, con un gobierno que abre un espacio de negociacin con los indgenas, lo que creara enormes expectativas, al margen de que funcionen o no; d. tambin adquieren protagonismo porque su actuacin contrasta con la desmovilizacin poltica del resto de la poblacin.

Si en 1982, con el inicio de la crisis econmica en el Ecuador, fueron el movimiento obrero y las organizaciones populares lideradas por el Frente Unitario de Trabajadores, las que adquirieron coyunturalmente un rol protagnico, agregando el conjunto de demandas de la sociedad en protesta por las medidas de austeridad, en junio de 1990 surgen los indgenas como el actor social que cumplira un papel interpelatorio frente al gobierno, mientras el movimiento obrero adoptaba una estrategia defensiva. Tanto obreros como indgenas, aunque de una forma diferencial, padecen los efectos de la inflacin, de la disminucin de la demanda de la mano de obra, de la reduccin de su nivel de vida real, etc., pero dan respuestas diferentes a los efectos de la crisis y a la administracin que de sta hace el gobierno, lo que nos remite a la necesidad de tomar en cuenta varios factores de incidencia. Entre ellos, el ambiente poltico internacional, ya que la causa indgena se ha internacionalizado, as como sus actores, los mismos que dispone de un escenario poltico de accin mucho ms amplio. En segundo lugar, est la propuesta del gobierno Espaol para la celebracin de los "500 aos", lo que ha motivado a nivel latinoamericano un amplio debate, que pone en primer plano la reflexin del pasado, presente y futuro de las relaciones intertnicas en nuestros pases. Desde el lado de los indgenas, frente a planteamientos de "encuentro entre dos mundos", los indios hablan de "resistencia". En el caso especfico de nuestro pas, esta "celebracin" tambin ha motivado mltiples respuestas por parte de las organizaciones indgenas. Por ejemplo:

las organizaciones indias han lanzado una amplia y organizada campaa para discutir con indios y mestizos la significacin de los 500 aos de resistencia indgena. En cada provincia han comenzado a aparecer comits de campaa, que organizan todo tipo de eventos polticos, culturales y significativas movilizaciones, que van creando un ambiente de expectativa, agitacin y adhesin. Por su parte, las Federaciones nacionales y regionales, trabajan en programas reivindicativos, polticos y culturales, para ponerlos en juego en la nueva Coyuntura (RAMN, 1988: 11).

El tema la "celebracin de los 500 aos" ha marcado de forma tan significativa la coyuntura, que tambin al interior de las Fuerzas Armadas se han generado interpretaciones al respecto, pudindose evidenciar planteamientos coincidentes con los de la CONAIE, as tenemos, por ejemplo:

No han existido 500 aos de convivencia [] la colonizacin fue un genocidio y una esclavitud. [] Fueron diezmados por la guerras, las enfermedades que trajeron los blancos y para las que los indgenas no tenan anticuerpos; las mitas, los obrajes, las encomiendas. Se barri con su cultura y sus dioses. No queda ninguno de sus templos. Se utiliz a sus mujeres.

Por su trabajo se pag con el huasipungo [] no se puede llamar convivencia de la que debera esperarse conciudadana y solidaridad. (ARMENDRIZ, 1990: 2728)

El segundo punto a mencionar, referente al mbito internacional, es el rol jugado por los organismos internacionales como la ONU, la OIT, las ONG's internacionales, las instituciones de defensa de derechos humanos, los grupos ecologistas, la iglesia, etc., etc., que apoyan econmica, ideolgica y organizativamente a las organizaciones indgenas, y presionan a los estados nacionales, para que cambien su actitud respecto a sus etnias locales.

Como dice Rodolfo Stavenhagen, refirindose a la coyuntura actual en Amrica Latina:

se considera un gran avance que los pueblos indgenas hayan llegado a ser en aos recientes objeto de actividades tendientes al establecimiento de normas internacionales. Esto es reflejo del reconocimiento de la comunidad internacional hacia los pueblos indgenas como objeto y posiblemente como sujetos de derecho internacional y no solamente como un asunto interno o domstico que los Estados pueden manejar a su antojo". (STAVENHAGEN, 1990: 47)

Al interior de la ONU, la OIT y en las ONGs, se da, en efecto, un dinmico debate sobre la problemtica indgena, con activa participacin de representantes de pases y de los indgenas. Est por aprobarse la Declaracin Universal sobre Derechos Indgenas de la ONU, y por firmarse nuevos convenios de la OIT. Es decir, hay nuevos actores que intervienen en la problemtica indgena, cuya presin puede tener efectos decisivos en la resolucin de los conflictos, sobre todo por parte de aquellas organizaciones que vinculan reivindicaciones ecolgicas con reivindicaciones de territorialidad tnica.

No slo la coyuntura internacional fue favorable a la consolidacin de la "posicin indgena", sino tambin la coyuntura poltica nacional. Con el Gobierno de la Izquierda Democrtica (ID) (19881992) se abre un espacio de negociacin con los indgenas, sobre la base de un discurso poltico propicio a sus reivindicaciones. Durante su campaa electoral Rodrigo Borja "prometi volver los ojos a la tierra, y dar la mano amiga y la ayuda a los campesinos, se comprometi a aplicar la Ley de Reforma Agraria y promover el desarrollo del pas, en un marco de respeto al carcter plurinacional de la sociedad ecuatoriana. " (ROSERO, 1990, 35)

Una vez en el ejercicio del gobierno, la ID continu con este tipo de discurso. Por ejemplo el seis de mayo de 1989, ante los mandatarios del Pacto Amaznico, Rodrigo Borja dijo que una alternativa de desarrollo debe partir de un:

anlisis certero, antropolgico y socialmente hablando, de que todos nuestros pases son multiculturales y multinacionales, que todos ellos fueron construidos sobre un mosaico de culturas distintas y que estamos obligados a respetar la intangibilidad de estas expresiones culturales. (Citado en: CONAIE, 1990: 6)

Otro ejemplo se encuentra en el Plan Nacional de Desarrollo Econmico y Social (19891992), donde se hace notar que uno de los grandes problemas que haba que superar, era la "falta de fortalecimiento de la identidad nacional y el reconocimiento del carcter multinacional y pluricultural del Ecuador". (Citado en: CONAIE, 1990: 6)

En este sentido, la CONAIE manifiesta que el gobierno expresa, o canaliza, lo sustancial de sus propuestas. De ah que afirme que:

al respecto, debemos concluir, en concordancia con el pronunciamiento de las Fuerzas Armadas, que es el seor Presidente de la Repblica nuestro principal asesor e intrprete y, por cierto, el mximo subversivo dentro de la temtica que nos ocupa. " (CONAIE, 1990: 6)

Pero no slo a nivel discursivo el Gobierno de la ID fue favorable a las demandas indgenas. Tambin hay que considerar que desde el inicio de su gestin se crearon otras instancias de dilogo y participacin indgena. Fue este gobierno el que concedi la personera jurdica a la CONAIE. Adems, cre una Comisin de Asuntos Indgenas como una instancia de dilogo con la CONAIE. La muestra ms significativa de esta apertura fue el Sistema Nacional de Educacin Indgena Intercultural Bilinge, creado el 9 de noviembre de 1988, y la Direccin Nacional de Educacin Indgena, bajo la direccin de un miembro de la CONAIE.

Las propuestas y demandas indgenas son muy diversas, reflejando la enorme heterogeneidad de los sectores indgenas y sus necesidades. En todo caso, de todos los puntos, las demandas ms sentidas y comunes, por lo tanto, con ms poder de convocatoria fueron las que tienen que ver con la inflacin y con la lucha por la tierra. Pero la crisis y sus efectos sobre las comunidades indgenas no agotaran la explicacin de las posibles causas del levantamiento.

B. El proceso de radicalizacin del movimiento indgena

1. Las interpretaciones radicales

Algunos autores tales como Ramn (1991) y Rosero (1991), entre otros, con el propsito de "superar" visiones automatistas que vinculan directamente crisis con activacin poltica, buscan interpretar "desde la visin indgena" el levantamiento como parte de un proceso de ms largo plazo, que tendra que ver con el avance de un "proyecto poltico alternativo".

Existen varios problemas en este tipo de interpretaciones sobre el movimiento indgena. Una de ellas es que analizan al "movimiento indgena" y sus reivindicaciones en relacin y oposicin al Estado, considerndolo como un todo homogneo de instituciones indiferenciables, sin tomar en cuenta el rol de las Fuerzas Armadas como actor poltico con niveles de considerable autonoma en su accionar, que mantiene relaciones asimtricas con respecto a las otras instituciones del Estado, as como con relacin a la sociedad civil y poltica. No se menciona, por ejemplo, el papel protagnico que las Fuerzas Armadas pueden asumir cuando se trata de temas que la institucin considera dentro del campo de la defensa del inters y de la seguridad nacional, as como de la integridad territorial y el orden social.

Como ilustracin del tipo de interpretacin al que nos referimos en los prrafos anteriores, tomar los planteamientos de Galo Ramn, quien explica la dinmica actual del movimiento indgena, como:

un resurgimiento indio, un momento conflictivo de construccin de un proyecto que salta de una conciencia tnica a la formulacin de una propuesta Nacional, regional y comunal de los indios, que nos plantea desmontar los actuales estados nacionales porque no reflejan lo plurinacional de nuestras sociedades y constituyen la institucionalizacin genocida de una versin dominante blancomestiza, occidental y burguesa. A cambio, nos plantean un Proyecto innovador, casi inslito: construir un Estado Plurinacional democrtico y justo, que subvierta el orden capitalista y genocida, para instaurar una sociedad humana inspirada en las mejores tradiciones de nuestras diversas nacionalidades. " (RAMN, 1988: 9)

Afirmaciones como la anterior son problemticas. Son aseveraciones ms cercanas a los deseos del autor que a propuestas de reflexin acadmicas slidamente fundamentadas. El levantamiento de junio de 1990 forma parte de las legtimas protestas indgenas, pero "ni la subjetividad ni los sueos o deseos de los acadmicos pueden ser efectivamente suficientes para convertir estas protestas en el elemento catalizador que impulse el establecimiento de un "nuevo orden". (BONILLA, 1991)

No existen los elementos necesarios para hablar de una propuesta india unitaria, ni tampoco que haya un "proyecto" indio constituido. Lo que existira ms bien, es un conjunto de propuestas y demandas democratizadoras, de constitucin de ciudadana, que eventualmente podran formar parte de un proyecto poltico, que implique otra forma de relacin entre la Sociedad y el Estado, y en el que los indgenas formen parte de una fuerza social ms amplia, dentro de la cual, su papel ms o menos protagnico, no puede definirse a priori, sino que se definir en la dinmica misma del proceso poltico.

El propio autor en referencia plantea que existen al interior del movimiento indgena, por lo menos dos distintas visiones de su propio "proyecto": a) un Proyecto nacional indio; y b) un Proyecto regional de reconstitucin tnica. (RAMN: 1988, 17) Para el tema que nos ocupa, slo realizaremos un acercamiento al debate del "proyecto nacional indio.

Siguiendo al mismo autor, los actores del proyecto nacional indio seran los intelectuales indgenas, que constituyen la dirigencia de organizaciones indias nacionales, como la CONAIE, CONFENIAE y el ECUARUNARI; actores que tendran una visin ms de conjunto de la realidad nacional y que han sido los interlocutores ms inmediatos y activos de los partidos polticos, el Estado y la Sociedad nacional dominante. Su propuesta de fondo consistira en reivindicar el derecho a la autodeterminacin, a una territorialidad reconocida y autnoma, a una mayor representacin en el Sistema poltico; para lo cual es necesario que previamente se declare al Ecuador un Estado plurinacional (RAMN, 1988) Segn esta propuesta, se tratara de un proyecto poltico que buscara la constitucin de formas autogestionarias de organizacin de los pueblos indios, libres de las ataduras del poder estatal. (RAMN, 1988; 1991) En este punto son pertinentes las crticas de Heraclio Bonilla, que relativiza la potencialidad de tal propuesta poltica, ya que afirmaciones de esta envergadura slo pueden ser aceptables, segn l:

con la condicin de que se nos informe cmo y con quines; porque si hay algo que la exitosa experiencia catalana nos ensea, ya que la CATALUA es el nico caso en el cul las reivindicaciones tnicas alcanzaron una satisfaccin completa. Es que ese tipo reivindicaciones solo pueden ser satisfechas con la emergencia de una clase con una enorme capacidad econmica y con la vocacin poltica suficiente como para orquestar el consenso. (BONILLA: 1991)

En todo caso, los planteamientos que afirman que los indgenas son portadores de un "proyecto poltico alternativo", con potencialidad de "desmontar los actuales estados nacionales", hay que evaluarlos en sus efectos polticos, ya que diversos actores como las Fuerzas Armadas, el gobierno, los terratenientes, la mayor parte de la prensa nacional, etc., han interpretado dichas propuesta como intentos separatistas, subversivos y extremistas, y han desarrollado acciones basados en esa visin.

2. La radicalizacin de los planteamientos y estrategias de lucha de las organizaciones indgenas

En base a la indagacin en que este trabajo se sustenta, es posible argumentar que las interpretaciones del gobierno, las Fuerzas Armadas y la opinin pblica en general sobre las propuestas indgenas, como "politizadas", de "extremismo indianista" (ORTZ, 1991), de "separatistas", etc., aventuradas o no, con razn o sin ella, se sustentan en las declaraciones y prcticas de la dirigencia indgena. Al interior de la dirigencia indgena existen posiciones radicales, separatistas, al parecer minoritarias, pero que han tomado paulatinamente protagonismo dentro de la CONAIE, orientando sus planteamientos y estrategias. Es decir, la dirigencia indgena de la CONAIE, tambin es responsable de la deslegitimacin del movimiento indgena y sus organizaciones, bsicamente por el creciente planteamiento de propuestas y estrategias de lucha que dan lugar a visiones como las mencionadas, lo que impide la creacin de consensos ms amplios, incluso respecto a los mismos sectores indgenas. Sin pretender cuestionar la legitimidad de dichos planteamientos, el punto es que los efectos de los mismos, presentes en discursos y estrategias de lucha, deben ser asumidos por el movimiento indgena como factores que pueden trabar las posibilidades de generacin de consensos en torno a la legitimidad de sus propuestas.

El documento que posiblemente ms influenci en la ruptura del dilogo entre el gobierno y la dirigencia indgena, que corrobor las "sospechas" de las Fuerzas Armadas sobre el carcter separatista del movimiento indgena, que polariz la opinin pblica en contra de los planteamientos de la dirigencia indgena, y el que ms ha sido manipulado por las Cmaras de Agricultura y Ganadera y de la Produccin, a fin de desvirtuar las legtimas demandas del movimiento indgena: de tierras, asistencia tcnica, mejores condiciones de vida, etc., fue el presentado al Presidente Borja por la Organizacin de Pueblos Indgenas de Pastaza (OPIP), el 22 de Agosto de 1990. Este documento, llamado "Acuerdo sobre el derecho territorial de los pueblos Quichua, Shiwiar y Achuar de la provincia de Pastaza a suscribirse con el Estado ecuatoriano", bsicamente propone: a. un acuerdo de territorialidad con el Estado, segn los lmites descritos por el documento para los territorios (superficie, subsuelo y espacio areo) Quichua, Shiwiar y Achuar; b. reformas legales, a fin de que se acaten acuerdos internacionales; c. la derogatoria de la ley de colonizacin; d. libre ejercicio de sus cultos; e. suspensin de las concesiones de explotacin de recursos, sobre todo petroleros; f. que se impida la accin de las Fuerzas Armadas en los territorios indgenas; g. la autodeterminacin, la autonoma y el autogobierno de los pueblos indios en sus territorios; h. la supresin de las leyes ecuatorianas en su territorio y la vigencia de su derecho tradicional; i. la modificacin y supresin del rgimen poltico administrativo vigente, etc.

En lo que se refiere a la radicalizacin de las estrategias, no se trata slo de un levantamiento que paraliz varias provincias de la Sierra Cotopaxi, Tungurahua, Bolvar y Chimborazo, Imbabura, Pichincha y Loja y que la fuerza pblica fue incapaz de contener. Durante este levantamiento se cort el paso en varios lugares de la carretera Panamericana y otras vas, se detuvieron camiones, incautando sus productos, se tomaron como rehenes a varios miembros de la Polica y del Ejrcito, se invadi a una decena de haciendas, se saquearon algunos mercados. Tambin hay que mencionar varios otras medidas de hecho, como secuestros de funcionarios gubernamentales por parte de ciertas comunidades, a fin de exigir la firma de convenios, amenazas de no sufragar en el 92, de apoderarse "por la fuerza" de las tierras de la Iglesia y del Ejrcito, de declarar que "Ni una hacienda para el 92", de llamar a las comunidades indgenas a no participar en los censos nacionales de poblacin y vivienda. (ORTZ, 1991: 153, 159) Por otro lado, est la dinmica del dilogo con el gobierno, ya que la dirigencia indgena, ha recurrido permanentemente a la amenaza de recurrir a nuevas medidas de hecho si no se satisfacen sus demandas.

3. Efectos del proceso de radicalizacin

Es posible pensar que ciertos problemas conceptuales de las interpretaciones sobre lo indgena, analizadas anteriormente, han tenido consecuencias negativas en la dinmica poltica de las relaciones entre el movimiento indgena y el Gobierno, as como con las Fuerzas Armadas. Hay que tomar en cuenta que dichas interpretaciones estn informando a la dirigencia indgena en sus acciones y forman parte de su discurso; por otro, dichos discursos, el de los analistas simpatizantes y el de la dirigencia indgena nacional, fueron y son objeto de procesamiento por parte de las Fuerzas Armadas, del Gobierno y de la opinin pblica en general. Las percepciones de algunos analistas, que se caracterizan por un gran optimismo sobre las potencialidades del movimiento indgena, interpretando sus mltiples y heterogneos planteamientos como "proyectos" portadores de un "nuevo orden", que desestiman la fortaleza y los logros del proyecto integracionista criollo de constituir un Estado Unitario, y que no toman en cuenta el rol protagnico jugado por las Fuerzas Armadas en este proceso, habran dado lugar a un sobredimensionamiento del poder del movimiento indgena en la confrontacin de intereses entre ste y el gobierno, las Fuerzas Armadas, los terratenientes, etc.

Pero la sobrevaloracin del poder de la CONAIE se dio, asimismo, en el seno de la propia dirigencia indgena. Esto se evidencia en el estancamiento del dilogo entre gobierno y dirigencia indgena, as como en la creciente polarizacin de la opinin pblica a nivel nacional, y en la deslegitimacin y desmovilizacin de la CONAIE.

No se ha tomado en cuenta que las organizaciones indgenas no tienen los recursos para enfrentar una poltica de confrontacin de poder a poder: dada su debilidad organizativa, la diferencia relativa de poderes, la heterogeneidad de los sectores e intereses que buscan representar, el difcil acceso a los medios de comunicacin, las relaciones con el Estado, etc. Ello no fue tomado en cuenta por la dirigencia indgena, que fracasara en sus intentos de desvirtuar los ataques contra ellos, a pesar de haber echando marcha atrs en muchos de sus planteamientos, adems de la prdida de legitimidad de sus reivindicaciones, dado que la mayor parte de la prensa se ha parcializado contra ellos. En este sentido, la dirigencia indgena estara perdiendo la "madre de las batallas", la de la opinin pblica, lo que les quita poder de construir consensos, incluso en los mismos sectores indgenas, y lograr apoyos en sectores ms amplios. Se podra plantear, incluso, que el xito de su poder de convocatoria a otro levantamiento dependera ms a factores coyunturales, que a una real articulacin organizacional entre dirigencia a nivel nacional y comunidades indgenas. Como deca un sacerdote: "el indgena no se casa con nadie", y la CONAIE no es la excepcin.

Desde el punto de vista del gobierno nacional, los lderes de la CONAIE se han politizado, son extremistas en sus planteamientos, y habran desnaturalizado las legtimas reivindicaciones de los indios. Se estara creando, desde tal perspectiva, una gran escisin entre la dirigencia indgena de la CONAIE, como organizacin nacional, y las comunidades indgenas, llegndose a afirmar que dicha organizacin ya no representa los intereses de los indgenas. (ORTZ, 1991) Desde este apreciacin, el gobierno estara desconociendo a la CONAIE como un interlocutor poltico representativo y legtimo.

El que la dirigencia de la CONAIE no haya elaborado una estrategia que tome en cuenta el mbito de las acciones posibles, lo cual implica tomar en cuenta la resistencias de los actuales detentadores del poder al cumplimiento de sus demandas, explicara por qu se dio una dinmica de dilogo condenada al fracaso. La dirigencia adopt una estrategia incremental, que no admita retroceso posible en el cumplimiento de las demandas; realiz peticiones que deban ser cumplidas por el gobierno de forma inmediata, bajo amenazas de nuevas medidas de hecho. No se habran priorizado las demandas, diferenciando las tericamente deseables de las fcticamente posibles; adems, no se habra evaluado las demandas factibles a corto plazo y las que podran darse a largo plazo.

Frente a esta dinmica indgena, el gobierno de Rodrigo Borja slo pudo satisfacer las demandas que no comportaban una oposicin muy fuerte por parte de otros actores polticos. Es el caso de las reivindicaciones educativas, sobre las cules la nica oposicin visible fue la ejercida al interior de Ministerio de Educacin. Ya en el campo de "territorios" tnicos, existen intereses contrapuestos y difciles de articular: las Fuerzas Armadas ven a la Amazonia desde la perspectiva de la seguridad nacional y se oponen a perder control sobre una rea considerada estratgica; agroindustriales de la Amazonia tambin tienen inters en seguir invirtiendo en dicha zona; el Estado mismo, a travs de PETROECUADOR, no puede dejar de extraer petrleo; los grupos ecologistas tambin presionan al Estado por la proteccin de estas reas; estn los intereses de los colonos, etc. Es por lo tanto un tema conflictivo y de una difcil solucin satisfactoria para las partes interesadas; y esta conflictividad se agudiza con planteamientos como los de la OPIP, que polarizan el debate. Otro de los efectos de la radicalizacin de los planteamientos y estrategias indgenas, habra sido la prdida de iniciativa por parte del Gobierno Nacional: al inicio del perodo de gobierno de la Izquierda Democrtica (8892), se dieron importantes medidas respecto a la satisfaccin de demandas indgenas, llegndose incluso a entregar en calidad de donacin 256. 960 hectreas al pueblo Shuar, por sobre la oposicin de las Fuerzas Armadas, que consider dicho acto como un tcito apoyo gubernamental a la subversin y a las pretensiones separatistas del movimiento indgena (Fuerzas Armadas, 1989: 2). En la consecucin de estas reivindicaciones es clave tomar en cuenta que la ID es un partido "modernizante y relativamente orgnico" y que cont, en esta primera fase, "a nivel de parlamento y de gobiernos provinciales, seccionales y cantonales, con una clara mayora. " (MENNDEZCARRION, 1989a)

A partir del levantamiento, en cambio, el protagonismo en el tratamiento de la problemtica indgena lo han asumido las Fuerzas Armadas, sobre todo en la provincia de Chimborazo. En esta prdida del protagonismo del gobierno no slo influy la radicalizacin del movimiento indgena, sino el mismo desgaste que la administracin de la crisis caus al gobierno, as como la prdida del control del parlamento y de otras instituciones. El dilogo y las negociaciones, entre el gobierno y la dirigencia indgena, haban sido llevados a un punto en que ciertas propuestas reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado, de los territorios y autonomas indgenas, etc. planteaban conflictos con las Fuerzas Armadas, que estaban ms all de las posibilidades reales de resolucin, dado el desbalance de los recursos de poder entre los actores.

Tambin se puede hipotetizar que el proceso de radicalizacin habra influenciado en el debate interno de las Fuerzas Armadas: las posiciones ms moderadas y favorables a las reivindicaciones indgenas ("integracionistas"), habran perdido legitimidad y fuerza en la oficialidad; en cambio, los planteamientos ms duros (visin "subversivaseparatista", se habran fortalecido.

Desde una visin de las Fuerzas Armadas que las vea como un monoltico brazo armado de la oligarqua o del imperialismo, se hace muy difcil pensar una estrategia respecto a ellas que no sea la confrontacin de poder a poder, mucho ms si se argumenta que la satisfaccin de las demandas indgenas pasan por la creacin de "otro orden", distinto del cual las Fuerzas Armadas seran su "guardin" y, por lo tanto, un enemigo a derrotar en ltima instancia. De esta forma, se ha conducido el dilogo entre movimiento indgena y gobierno hacia una creciente polarizacin, que, obviamente, ha perjudicado al movimiento indgena y sus organizaciones. En este proceso de polarizacin han incidido no slo el gobierno, la prensa, los representantes de las Cmaras de Agricultores y de la Produccin, etc., sino tambin los indgenas y los intrpretes de dicho movimiento. Esto refleja el carcter autoritario de la cultura poltica de los actores, que perciben a la poltica como un juego "suma cero", en el que si uno gana el otro pierde, lo que impide la incorporacin del conflicto y del disenso al proceso de convivencia societal democrtica. Pero el problema de la cultura autoritaria hay que vincularlo tambin a la imposibilidad del rgimen civil, de las normas e instituciones democrticas, de producir los bienes socialmente deseados: desarrollo econmico, reformas sociales, estabilidad institucional, seguridad ciudadana, etc., que desvaloriza la democracia formal, sus reglas e instituciones. (FRANCO: 1989)

Hay que recalcar, en todo caso, que la dinmica de negociacin entre gobierno y dirigencia indgena es muy compleja. Uno de los aspectos ms difciles de evaluar en sus consecuencias polticas son, precisamente, las estrategias de lucha; un ejemplo paradigmtico lo encontramos en el levantamiento de junio de 1990 y sus efectos no esperados por la dirigencia. El xito del levantamiento legitim y elev al primer plano del debate nacional las demandas indgenas, reactiv el dilogo con el Gobierno, fortaleci a la CONAIE, pero, al mismo tiempo, precipit la presencia de las Fuerzas Armadas en las comunidades indgenas.

C. El inters de las Fuerzas Armadas en la problemtica indgena

Para entender el inters de las Fuerzas Armadas en la problemtica indgena hay que vincular dos procesos. Por un lado est la dinmica interna del movimiento indgena, que se ha caracterizado por una tendencia creciente a la radicalizacin de sus planteamientos (crear estados paralelos) y de sus formas de lucha (levantamientos, secuestros, etc.). Por otro est la dinmica institucional de las Fuerzas Armadas, como actor poltico, que lee la problemtica indgena desde su "misin", como institucin estatal, de defensa de la paz interna y de la integridad y seguridad del EstadoNacin. Por lo tanto, si la dinmica del movimiento aparece como una real o potencial amenaza para la "paz interna", as como para la "integridad" del EstadoNacin, las Fuerzas Armadas ven como su obligacin responder a estos retos, de ah que participen activamente sobre los procesos polticos referentes a esta problemtica.

La participacin de las Fuerzas Armadas sobre la problemtica indgena se desarroll antes del levantamiento, a nivel de dilogo con el gobierno, y no tena un carcter pblico. Slo a partir del levantamiento indgena de julio de 1990, las Fuerzas Armadas adquieren una mayor protagonismo en la escena poltica nacional. Ah constatan la inusitada amplitud, fuerza y alcance de dicha accin colectiva, que sacudi y sorprendi a la opinin pblica, incluida la propia dirigencia indgena a nivel nacional. Esta renovada y fortalecida presencia del actor indgena pone en el primer plano del debate poltico nacional una serie de planteamientos y demandas, dentro de las cules las ms problemticas son las que cuestionan la actual forma unitaria del estado nacin, y solicitan el reconocimiento de los territorios y autonomas indgenas. La visibilidad que adquiri por ello la problemtica indgena motiv mltiples reflexiones, desde los ms variados sectores sociales, incluidos los militares, acerca del sentido, orientacin, sus causas y alcances del movimiento.

El levantamiento de junio de 1990 reactualizara al interior de las Fuerzas Armadas la problemtica de la gobernabilidad. Se hara patente, por ejemplo, la imposibilidad de constituir un "frente interno" con miras a enfrentar una posible amenaza externa, ya que las comunidades indgenas los miran con desconfianza y temor. Adems, se desvirta la idea de una nacin unitaria, de la cual las Fuerzas Armadas se definen como representantes y garantes de su inters y seguridad. Dentro de la dinmica del levantamiento, la manifestacin ms clara de la ingobernabilidad seran la incapacidad que la Fuerza Pblica tuvo para contener el levantamiento sin recurrir a la violencia; as como el rechazo muchas veces agresivo por parte de muchas comunidades al ingreso de las Fuerzas Armadas y de la Polica. Esta "ingobernabilidad" se sustentara en:

la existencia de regiones tnicas, vigencia comunal y el faccionalismo indio, que fueron y seguirn siendo prcticas muy enraizadas en lo indgena, que permitieron mantener las identidades locales y los hicieron ingobernables a toda dominacin estatalista. [] esa es la acumulacin histrica que moviliza a los indgenas regionalmente, [y que permitir] mantener en el proceso de construccin del nuevo Estado plurinacional, un permanente cuestionamiento del actual Estado nacional. (RAMN: 1988, 17)

En vista de que la problemtica indgena es percibida por las Fuerzas Armadas como desafos a la paz interna y a la unidad e integridad nacional, desarrollaron respuestas en dos frentes bsicos. Por un lado, manifestaron al gobierno nacional su desacuerdo en que se reforme el artculo primero de la Constitucin y a que se declare al Ecuador un Estado plurinacional, multitnico y pluricultural, y a que se reconozcan los territorios y autonomas de los pueblos indios, por ser atentatorios a la integridad nacional. Por otro lado, a partir de junio de 1990, las Fuerzas Armadas han abierto un frente de accin en las comunidades indgenas de Chimborazo y Guaranda, proveyndolas de diferentes servicios, con miras a evitar que nuevamente se de un levantamiento a nivel nacional, e incluso regional o provincial, es decir, generando dinmicas de desmovilizacin y deslegitimacin del movimiento indgena a nivel de las comunidades.

V. LA VISIN DE LOS MILITARES SOBRE LA RESPUESTA INDGENA A LA CRISIS

En esta seccin se intenta "reconstruir" la visin de las Fuerzas Armadas sobre la problemtica indgena.

En base a las entrevistas realizadas y a la revisin de la bibliografa escrita por militares sobre el tema, se identificaron dos visiones distintas: "separatista" e "integracionista". Dichas clasificaciones no pretenden contener la diversidad de posiciones al interior de las fuerzas armadas. Buscan ms bien indicar la pluralidad de opciones posibles a su interior. La utilidad de esta clasificacin es que permite mostrar que al interior de las Fuerzas Armadas existe un espacio de debate; precario, pero que existe, el mismo que no sera impermeable a las polmicas externas.

Anteriormente se haba planteado las asimetras en cuanto a las representaciones de las Fuerzas Armadas y de la sociedad civil, que fija los lmites del controversia posible, de lo permitido y de lo inobjetable. Pero si se piensa en la posibilidad de generar espacios de democratizacin de las relaciones cvicomilitares, es necesario buscar los puntos de encuentro, aunque estos sean precarias; es necesario generar polmica sobre los temas y puntos de vista coincidentes o ms o menos convergentes entre las Fuerzas Armadas y los actores de vocacin democrtica, como un paso necesario para el dilogo, la aceptacin de los disensos como legtimos, y la bsqueda de consensos no negatorios de la legitimidad de la visin "del otro".

Respecto a la asimetra ideolgica entre Fuerzas Armadas y sociedad, esta consistira en una subrepresentacin de las percepciones de la sociedad al interior de las Fuerzas Armadas. En el caso de la problemtica indgena, se hipotetiza que a su interior existiran dos tendencias identificables, pero no existira una que acepte los planteamientos indgenas radicales. Ningn militar aceptara las propuestas de la Organizacin de Pueblos Indgenas de Pastaza (OPIP), ya que no son legtimamente admisibles por las Fuerzas Armadas, por atentar contra la "idea objetivo" de constitucin de un Estadonacin Unitario. Por otro lado, resulta muy difcil, en base a la informacin disponible, tratar de identificar cules seran las caractersticas, por rangos y cargos, de los oficiales que asumen una u otra visin como orientadora de sus prcticas. El anlisis de la informacin disponible permite plantear que las polticas de la institucin militar, orientadas a enfrentar la problemtica indgena, no se caracterizan por estar informadas por una sola visin, sino que reflejaran una relativa diversidad interna, pero siempre dentro del estricto margen de la defensa de un EstadoNacin, definido como unitario. Esto reflejara, adems, que las Fuerzas Armadas an no tienen un proyecto institucional constituido sobre dicha problemtica.

A. La visin "integracionista"

La visin integracionista tiene las siguientes caractersticas:

a. La separacin de las demandas de la dirigencia poltica "extremista" de las necesidades "reales" de los indgenas comunes, quienes no tendran "un nivel cultural que le permita proyectarse en otro sentido. " (Entrevista No. 2) Por ejemplo se dice que:

hay intromisin de elementos extraos a los indgenas. Si nos ponemos a pensar en una simple cosa: si yo tengo hambre qu pido, comida, cmo voy a estar pensando en algo que es un concepto moderno como es la ecologa; entonces hay cosas que no estn dentro del problema y se ve una clara intromisin. Se pide en los peridicos la autonoma administrativa, la territorialidad, las tierras, etc., etc. Pero si se analizan, hay hasta incongruencias en los pedidos: una percepcin clara de que no son ellos los que hacen. Obviamente hay gentes muy capases entre ellos; pero si se analizan todas las contestaciones de ellos, todas las publicaciones de ellos: no es de ellos. (Entrevista No. 2)

Pienso que es un manejo, porque ellos defienden a su comunidad, defienden su raza, pero no se pueden manifestar en el sentido de que hay otras sectas, de que hay otras razas. Ellos defienden su raza, pero no han manifestado que son antagonistas a la raza mestiza, a los blancos. Entiendo que ah hay otros intereses. (Entrevista No. 1)

b. La identificacin positiva del trabajo de la Iglesia progresista de Riobamba, a la cual se la diferencia de los grupos "extremistas". Se argumenta que "la influencia de la iglesia catlica, no debe confundirse ni entregarse superficialmente a tales ideologas extraas. " (ARMENDRIZ, 1990: 27). El ejemplo de esto se encontrara en el trabajo de Monseor Proao, ya que:

el trabajo de toda su vida, y del grupo de sacerdotes y misioneros civiles, ha contribuido poderosamente a que el indigenado, sobre todo en la provincia del Chimborazo, tome conciencia de su real situacin y busque caminos no violentos de vivir con la dignidad de personas humanas. [] Estos frutos son positivos. (ARMENDARIZ, 1990: 27)

c. El sealamiento de la marginacin y la pobreza en la que han vivido los indgenas durante 500 aos como causa del problema indgena, agravado por la crisis. Los indgenas querran integrarse en igualdad de condiciones al acceso a los bienes sociales. Al respecto se plantea:

Nuestro pas, que cuenta con una substancial poblacin de raza indgena, este ltimo ao se ha sentido sacudido por un fuerte y a veces violento movimiento indgena, que presenta un conjunto de propuestas encaminadas a cambiar su situacin, mejorar sus condiciones de vida e incorporarlo a la sociedad con todos sus beneficios.

Tal vez pecando de optimistas podemos decir que los caminos para la integracin cultural se abren, que los abismos que separaban al indio del mestizo tienden a disminuir. Una observacin objetiva de los grupos indgenas en el Ecuador, nos mostrar todava miseria, discriminacin y marginamiento en ciertos sectores, pero el indio tiene hoy la voluntad de superar la marginacin y, habiendo un cambio de actitud en este sentido, se ha recorrido buena parte del camino Un indio con tierra, con asistencia tcnica, con hbitos de higiene, alimentacin adecuada, servicios de salud y de educacin, con derechos y deberes como todo ecuatoriano, cambiar de figura e infiltrado de un nuevo espritu se transformar en un nuevo valioso, pionero de un nuevo Ecuador y una nueva Amrica. (BALLADARES, 1991: 74 y 77)

ellos tratan de trabajar, de acercarse a la sociedad blancomestiza. Ellos lo han manifestado muy claramente; hay agrupaciones que tratan de aprender el idioma espaol, el castellano, con el propsito de acercarse a la sociedad, que ya prcticamente se ha desarrollado y es una civilizacin mayor. Entonces, ellos hasta cierto punto se ven relegados con su idioma antiguo y tratan de acercarse.

ellos tratan de solucionar sus problemas, de buscar un desarrollo socioeconmico. En este sector del pas lo que han buscado es trabajar, y as lo han manifestado. (Entrevista No. 1)

d. El postulado de que la subversin y manipulacin poltica slo constituyen un peligro de no solucionarse los problemas concretos de los indgenas. En este sentido, se desestima la fuerza de la izquierda. Al respecto se plantea que:

el indigenado est en un proceso de total revolucin, revolucin que no es autntica de su idiosincrasia, sino que es el fruto de la influencia de extraas ideologas Cabe distanciarse diametralmente de este planteamiento. Existe, s, un rencor, una fermentacin de 500 aos de injusticias, explotacin y marginacin. Pero los indgenas no tratan de explotarlo en contra del resto de la sociedad. Reclaman a la sociedad a la que pertenecen y de la que son marginados. El justo reclamo no va en contra de alguien, a menos de que se persista en la injusticia. (ARMENDARIZ, 1990: 2728)

no los tomemos como amenaza. Lgicamente, no concuerdan con la unidad nacional, pero una amenaza en s no; son criterios diversos, herencias que ellos tienen, en fin, defienden su raza; pero una amenaza en s no creo, pero que resquebrajan la unidad nacional, es obvio. (Entrevista No. 1)

e. La opinin de que la funcin de las Fuerzas Armadas no sera reprimir, sino optar por una gestin desarrollista, que busque aliviar los problemas ms acuciantes de dicha poblacin, la inflacin, la falta de tierra, la salud, etc., produciendo un efecto demostrativo para los polticos y las otras instituciones del Estado:

entonces, hay que elegir, entre seguir reprimindolas y alinearse en el bando de aquellos contra los que obrar la explosin; o liderar y encauzar el desfogue de aquellas fuerzas sociales que pueden volverse incontrolables.

Optamos por lo segundo: en lugar de reprimir, hay que encauzar. Reconocer todo el enorme bloque de trabajo y servicios que se deben a los dueos originales de la tierra en que vivimos y poner aqu una meta nacional que inspire y concentre la energa de la patria. Ellos tambin son la patria; logremos que trabajen por ella, despus de que reconozcamos y hagamos los primeros pagos de, sta s, enorme deuda social.

"No reflejemos nuestros problemas y categoras de pensamiento en la realidad indgena. Su lucha no es ideolgica. Es mucho ms profunda, compleja y grave. Su tratamiento no es el control de los Partidos y Movimientos comprometidos en el cambio radical del pensamiento indgena. Ni una poltica de captacin ideolgica dirigida slo a los dirigentes indgenas, sino a todos quienes integran este conglomerado humano. No es asunto de pensamiento, ni de captacin ideolgica. (ARMENDARIZ, 1990: 28)

Podra argumentarse, as, que al interior de las Fuerzas Armadas existen planteamientos acordes con lo que podra llamarse una suerte de estrategia de "contencin" de los movimientos y organizaciones orientados por ideologas radicales. No se tratara de enfrentar directamente a la CONAIE, de reprimirla por la fuerza, de desaparecer a sus lderes, en fin, de controlarla militarmente. Se tratara ms bien de quitarle su base social y desconectarla de la dirigencia a nivel comunal. El trabajo de la represin es asunto de la polica. Las Fuerzas Armadas estaran para otros menesteres ms "loables", que garanticen que su prestigio en la sociedad no se vea afectado. As podra interpretarse la orientacin seguida por la Brigada Galpagos en el desarrollo de sus mltiples programas. (Ver Anexo No. C). As tenemos, por ejemplo, que se plantea que:

para que se eviten todo este tipo de problemas tienen que solucionarse las necesidades del grupo humano que estn exponindolas. Mientras no se las solucionen, el grupo humano estar descontento, y en cualquier momento podr actuar con propia conviccin o actuar a travs de otras personas, pero siempre en la bsqueda de esas necesidades que les va a proporcionar el bienestar.

No es una solucin militar la que se tiene que dar. Los gobiernos tiene que mirar cules son las verdaderas necesidades de los sectores ms aislados, entonces s se puede solucionar los reclamos y pedidos de las comunidades hagan. El humano manifiesta sus necesidades, y si no le atienden llega un momento en que tiene que reclamar de alguna manera. Y si sus reclamos no