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Fomento de las motivaciones de la conducta y formación de la autoconciencia infantil en la edad preescolar 1. CONTENIDO DE LAS MOTIVACIONES DE LA CONDUCTA DEL PREESCOLAR. FORMACION DE UN SISTEMADE MOTIVACIONES x, ,Las motivaciones de la conducta del niño cambian sustancialmente a lo largo at la edad ,preescolar. El preescolar más pequeño actúa, la mayoría de las veces, al igual que en la infancia temprana, impul- sado por los sentimientos y deseos que ex- perimenta en cada momento dado y no se' da cuenta de las motivaciones que le han inducido a realizar esa acción. El. preesco- lar mayor es mucho más consciente er. su compórtamiento, y expone en muchos ca- sos perfectamente los motivos de su con- ducta en cada circunstancia concreta. Un mismo comportamiento de niños de distinta edad puede obedecer a estímulos totalmente distintos. Un niño de tres años . que echa migas a las gallinas lo hace para verlas congregarse y picar; un niño de seis años considera que presta ayuda a su madre. , Al mismo tiempo, algunas motivaciones son típicas de la edad preescolar en gene- ral e influyen de manera especial en.,.el comportamiento del niño. En primer lu- gar son las motivaciones relacionadas con el inter/s del niño por el mundo de los idul!Qs. Este deseo de parecerse al adulto es el que anima al niño en el juego de roles. ~on frecuencia este deseo si.tYe"p,l.f~ lograr que el niño se comporte corre.cta- lpente en una situación cotidiana. ¿ua~dO" (' se quiere acostumbrar al niño a ser inde- pendiente se le dice: «Ya eres mayor y los mayores se visten solos.» Un fuerte argu- mento, que puede obligar al niño a con- tener, las lágrimas, es: «Los mayores no lloran. » ,Otro grupo importante de motivaciones que determinan el comportamiento del niño son las lúdicas, relacionadas con su interés por el juego. Esas motivaciones, que dependen del juego, también se de- ben al deseo de actuar como el adulto. Más allá de los límites del juego estaS motivaciones marcan toda la conducta del niño y dan un carácter especial a la infan- cia preescolar. El niño es capaz de conver- tir cualquier cosa en juego. Con frecuen- cia, cuando parece que 'realiza un trabajo serio o está enfrascado en el estudio, en . realidad el niño ha creado en su mente una situación imaginaria y está jugando. A,.; ún grupo de niños se les propuso que , eliminaran lo que sobraba de estas cuatro cosas: un hombre,,' un león, un caballo y un carro. Los niños consideraron gue so- braba el león y explicaron su elecCIónasí: «El hombre puede aparejar el caballo al carro e irse. ¿Para qué necesita el león? El león es capaz de comerlo a él y al caballo; es mejor ep-viarloal zoológico.:. Una motivación de gran importancia ~fl " 147

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Fomento de las motivacionesde la conducta y formaciónde la autoconciencia infantilen la edad preescolar

1. CONTENIDO DE LAS MOTIVACIONES DE LA CONDUCTA DEL PREESCOLAR.FORMACION DE UN SISTEMADE MOTIVACIONES

x,

,Las motivaciones de la conducta delniño cambian sustancialmente a lo largoat la edad ,preescolar. El preescolar máspequeño actúa, la mayoría de las veces, aligual que en la infancia temprana, impul-sado por los sentimientos y deseos que ex-perimenta en cada momento dado y no se'da cuenta de las motivaciones que le haninducido a realizar esa acción. El.preesco-lar mayor es mucho más consciente er. sucompórtamiento, y expone en muchos ca-sos perfectamente los motivos de su con-ducta en cada circunstancia concreta.

Un mismo comportamiento de niños dedistinta edad puede obedecer a estímulostotalmente distintos. Un niño de tres años

. que echa migas a las gallinas lo hace paraverlas congregarse y picar; un niño de seisaños considera que presta ayuda a sumadre., Al mismo tiempo, algunas motivacionesson típicas de la edad preescolar en gene-ral e influyen de manera especial en.,.elcomportamiento del niño. En primer lu-gar son las motivaciones relacionadas conel inter/s del niño por el mundo de losidul!Qs. Este deseo de parecerse al adultoes el que anima al niño en el juego deroles. ~on frecuencia este deseo si.tYe"p,l.f~lograr que el niño se comporte corre.cta-lpente en una situación cotidiana. ¿ua~dO"

('se quiere acostumbrar al niño a ser inde-pendiente se le dice: «Ya eres mayor y losmayores se visten solos.» Un fuerte argu-mento, que puede obligar al niño a con-tener, las lágrimas, es: «Los mayores nolloran.»

,Otro grupo importante de motivacionesque determinan el comportamiento delniño son las lúdicas, relacionadas con suinterés por el juego. Esas motivaciones,que dependen del juego, también se de-ben al deseo de actuar como el adulto.Más allá de los límites del juego estaSmotivaciones marcan toda la conducta delniño y dan un carácter especial a la infan-cia preescolar. El niño es capaz de conver-tir cualquier cosa en juego. Con frecuen-cia, cuando parece que 'realiza un trabajoserio o está enfrascado en el estudio, en .realidad el niño ha creado en su menteuna situación imaginaria y está jugando.A,.;ún grupo de niños se les propuso que

, eliminaran lo que sobraba de estas cuatrocosas: un hombre,,' un león, un caballo yun carro. Los niños consideraron gue so-braba el león y explicaron su elecCIónasí:«El hombre puede aparejar el caballo alcarro e irse. ¿Para qué necesita el león? Elleón es capaz de comerlo a él y al caballo;es mejor ep-viarloal zoológico.:.

Una motivación de gran importancia ~fl

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la conducta del preescolar es el manteni-miento de las relaciones positivas con losadultos y con otros niños. El niño necesitaque el adulto le trate bien. Uno de losmotivos principales de su conducta es eldeseo de recibir una caricia o un el6giodel adulto. Muchas acciones de los niñosobedecen a eSe deseo. El afán de mante-ner relaciones positivas con. el adulto obli~ga al niño a acatar las reglas de compor-tamiento establecidas por ese adulto.

A medida que extiende sus contactoscon los de su edad, al niño le importacada vez más la opinión que sus compa-ñeros tienen de él. El niño de tres añosque ingresa en un jardín de infancia pue-de pasarse los primeros meses comportán-

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El niño se autoafirma y se adjudicafuerza y valentía,., --e~~-

dose como si a su alrededor no hubieraotros niños. Si quiere sentarse puede qui-tar la silla a otro niño; pero con el tiempo.la situación cambia, las activid.¡¡.descomu-nes y la formación de la socieaad infantilhace de la opinión positiva y de las simpa-tías que le profesan sus coetáneos una mo-tivación eficaz de la conducta del niño.Sobre todo el niño procura ganarse lassimpatías de aquellos niños que le agra-dan y que gozan de popularidad en elgrupo.

El)la edad preescolar se desarrollan lasmotivaciones del amor propio y de la au-toafirmaczon. Estos sentimientos surgen enel límite entre la infancia temprana y laedad preescolar, cuando el niño se- ve

como un ser apar.'t.ede los demás y tomaal adulto como modelo de compona-miento.

Una manifestación del deseo del niñopor autoafirmarse es su afán de ser prota-gonistaprincipal en el juego. Es curioso: alos niños no les gusta interoretar el rol deniños; les agrada mucho más interpretar alos mayores, que despienan respeto y tie-nen autoridad. Los preescolares de edadmenor y mediana revelan ese deseo deautoafirmación adjudicándose todas lascualidades pQsitivasque conocen: se consi-deran valientes y fuenes, y no les pre-ocupa que estas características no se co~rresponden con la realidad. Al niño queJepreguntan si es fuene, responderá que sí,

.¡i\)

y dir{que es capaz de levantar a un ele-fante.

. Este deseo de autoafirmarse puede, encienas condiciones, ser origen de caprichosy de obstinación. -~~~-

c".~,-~n',-;-- -- --"'-~

6.0.3. Shura, muy mimada por los padres,les atosiga con sus caprichos. Su madre escribe:«No sabemos cómo complacerla. Si le satisfacesen una cosa, te exige otra; a la hora de lacomida noqu'iere comer, o se le antoja algoimposible de conseguir. ¿Estará enferma?»

7.0.8. A la hora del paseo, Mis\1a, sin nin-guna razón, se niega a vestirse-eyno hay formade poner fin a su capricho. Cuando más insis-ten, peor. Misha se tira al suelo y grita.

6.0.10. Mania se vuelve caprichosa porcualquier tontería. Se enfada con todo el mun-

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do y se pasa el día entero sin hablar. (Facili.tado por E. A. Arkin.)

Estos caprichos del preescolar recuerdanmucho el negativismo. en la crisis de lostres años. Los caprichos se deben en oca-siones a una mala educación en ese pe-ríodo, que ha fijado las formas negativasde las relaciones mutuas. No obstante, lanaturaleza psicológica de los caprichos esdistinta a la conducta del período crítico,cuya causa se debe a que el niño intentahacer valer su independencia. Por otraparte, el capricho es una forma de llamarla atención, de «imponerse. al adulto. Ge-neralmente, son caprichosos los niños dé-biles, carentes de iniciativa, que en susrelaciones con otros niños de su edad noven más formas de autoafirmarse que ésta.

En la edad preescolar se forman nuevostipos de motivaciones debidos a una ma-yor complejidad de las actividades delniño. Este es el carácter de las motivacio:nes cognitivas y competitivas.

El niño de tres o cuatro años no cesa depreguntar al adulto: qué es esto, cómo es,para qué, etc. Más tarde su pregunta pre-

. ferente es: ¿por qué? Los niños no sólo4'reguntan; también buscan por sí misniosla respuesta a lo que desconocen. Esoexplica el afán del niño de «destripar. losjuguetes para saber qué tienen dentro.

Con frecuencia se ve en estos hechos lacuriosidad característicaldel preescolar porsaber. En realidad, las preguntas del niñono siempre son muestras de üñ Interés~~g.noscitivo.Con la mayor parte de suspreguntas el preescolar de edad menor ymediana pretende únicamente acaparar laatención del a~ulto, entrar en contactocon él, compartir lo que él siente. Por eso~~frecuente que el niño corte la explica-ción del adulto para hace,rle nuevas pre-guntas. Sólo paulatinamente, influenciadopor los adultos, que le ~ducan y le trans-miten conocimientos, el niño se interesa

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más y más por lo que le rodea y sientemayor deseo de conocer.

El niño de edad preescolar menor escu-cha las explicaciones del adulto si precisaunos datos determinados para jugar, .dibu-jar o para otra actividad práctica. Los in-tentos del niño de hallar las causas dealgún fenómeno, así como sus «experi-mentos., generalmente también están re-lacionados con dificultades surgidas en susactividades prácticas. Sólo en la edad pre-escolar el mayor interés del niño por elconocimiento comienza a motivar sus ac-ciones y a determinar su conducta.

El niño de tres o cuatro años no compa-ra sus logros con los de sus iguales: no seexpresa su afán de autOafirmarse y de ob-tener el elogio del adulto con el deseo dehacer algo mejor que los demás; él, sim-plemente, se atribuye a sí mismo cualida- .des positivas o realiza acciones que eladulto valora positivamente. Se propusoun juego a escolares de edad menor expli-cándoles que el vencedor recibiría una es-trella. LQsniños prefirieron realizar todaslas acciones en conjunto y no uno despuésdel otro (como exigían las bases del jue-go), ayudándose mutuamente para dar--la...respuesta correcta. Después cada uno deellos exigió la estrella, independientemen-te de los resultados logrados.

Las actividades con~untas con los coetá-neos, principalmente el juego, regido porunas reglas, despiertan en el niño el deseo

!' de autoafirmarse y, en base a ello, el afáli( de g:war, de ser el prÍlIl.ero. Casi todos los

juegqs de mesa a disposición de los,prees-colares de edad mediana y mayor y lamayor parte de los juegos deportivos soncompetitivos. Algunos juegos están áni-mados por estas motivaciones: «¿Quién esmás hábil?, «¿Quién es más rápido?,«¿Quién llegará primero?,etc. Los prees-colares mayores despliegan su afán compe-titivo incluso en actividades que no tienencarácter de competición. A los niños lesgusta comparar continuamente sus éxitos,

son dados a la jactancia y les duele muchoel fracaso. "

En el desarrollo de las motivaciones defa conducta desempeñan un papellmpor-cante las razones étic~s, que a lo largo dela edad preescolar váñ cambiando y trans-formándose a medida que el niño asimilalas normas morales y aprende a valorar suspropias acciones. Inicialmente el niño ob-serva las reglas de con~ucta únicamentepara mantener con los adultos unas rela-ciones positivas. ~I elogig,oYla caricia queel niño obtiene por el buen comporta-miento producen en él sentimientos agra-dables; así, poco a poco, el cumplimientode las reglas se conviert~ para él en algopositivo y obligado. Los preescolares demenor edad se comportan de acuerdo a lasnormas éticas sólo con los adultos o losniños pO,r los que sienten simpatía. Elniño comparte los juguetes y los carameloscon aquellos con quienes simpatiza. Elpreescolar de mayor edad extiende su \0(1-ducta ética a un amplio círculo de, perso-nas, con los que no mantiene un contactodirecto. Es porque comprende el auténticosignificado de las reglas éticas y sabe quedebe aplicadas obligatoriamente en suscontactos con cualquiera. Si preguntan alniño de cuatro años por qué no hayque pelearse con el compañero, él respon-derá: «No hay que pelearse porque le pue-des dar en un ojo.» Es decit, el niño tomaen consideración las consecuencias negati-

v~ de su acción, pero no califica de ne-gativa su propia acción. Al final del perío-do preescolar las respuestas suelen serotras: «No hay que pelearse con el compa-ñer;o porque está mal abusar de éL.

I;k~~ motivac.iones étic~de laconducta cada':vera-dqmere'n~r-'ta~ñe~;eraeseode-s~~"""'~1 preescOIaCaemeñór¿dad ya es capaz de realizar unatarea no difícil para satisfacción de otraspersonas: puede hacer una banderita para

regalar a otros niños, o un pañuelo para lamadre; en este caso el niño tiene quesaber muy bien a quién está destinado elregalo y tiene que sentir simpatía haciaesa persona. Para que el preescolar de me-nor edad lleve a término la bandera queestá haciendo, el educador, derrochandoimaginación, les cuenta que los niños aquienes van destinadas las banderas sonpequeños y sentirán mucha alegría cuandolas reciban. El niño realizará un trabajopo'r iniciativa propia más tarde, cuandotenga cuatro o cinco años. A esa edad yacomprende la razón de su trabajo, que esla de ser útil a los que le rodean. Cuandoa un preescolar de menor edad le pregun-tan por qué cumple un encargo del adul-to, responderá: «Porque me gusta. o «por-que me lo mandó mama.. El preescolarmayor, a esa misma pregunta, responderá:."«Mamá y mi abuela viven solas y les esdifícil. o «quiero o mamá y por eso leayudo». Los niños de las distintas edadespreescolares también tienen un comporta-miento distinto en el juego, en el que eléxito de su equipo depende de cada unode ellos. El preescolar menor, y en parteel mediano, se preocupa únicamente de supropio éxito; otra parte de los de edad ¡¡.

mediana y los mayores actúan para lograr .el éxito de todo el equipo.

Cuando se trata de ayudar a otros, elpreescolar de mayor edad da muestras decumplir las normas éticas de manera cons-ciente.

En un jardín de infancia, los niiios se pre-paraban para el paseo. Un niño' de seis aiiosayudaba a una pequeiia a abrochar el abrigo y,a ponerse los guantes. Un adulto le preguntó:«¿Es tu hermana? El niño le observó asombra-do y le respondió: «No es mi hermana, espequeiiita y hay que ,-yudar a los pequeiiitos..(Observado por I. R. Kliuchariova.)

En la edad preescolar las motivacionesdel comportamiento cambian en conteni-

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do; al mismo- tiempo surgen nuevos tiposde motivaciones. Entre las distintas moti-vaciones se establece una jerarquía, unasubordinación: - unas adquieren para elniño más importancia que otras.

El preescolar menor no tiene una líneade conducta precisa, definida. El niño queacaba de dar un caramelo a un compañe-ro, inmediatamente después puede arre-batarle un juguete. Otro, que (Ilostró mu-cho empeño en ayudar a su madre a lim-piar la casa, a los pocos minutos se niegarotUndamente a ponerse el pantalón. Ellose debe a que a esa edad las distintas mo-tivaciones se suceden sin una jerarquía: elniño se rige cada vez por una motivacióndistinta según la sitUación.

La jerarquización de las motivllfiones esla nueva adquisición más importante en laevolución de la personalidad del preesco-lar, confiriendo una línea determinada atoda la conducta. A medida que esa líneaprogresa, se hace posible pasar de la valo-ración de determinada actitudes del niñoa.-valorar su conducta en conjunto comobuena o mala. Si las motivaciones princi-pales de la conducta del niño son de tiposocial -obedecen a normas éticas--, él enla mayoría de las circunstancias actuaráimpulsado por esas motivaciones y normasy se resisti¡á a las actitUdes que se oponena ellas. Por el contrario, cuando en el niño

son más fuertes las motivaciones encami-nadas a recibir una satisfacción persvnal ya demostrar su superioridad verdadera oimaginaria sobre los demás, pUéde dar lu-gar a graves violaciones de las reglas decomportamiento. En este caso se requierenmedidas educativas correctoras de la perso-nalidad que inicia un desarrollo no desea-ble. Por supuesto, una vez ha surgido lajerarquía de motivaciones, el niño no tie-ne pórqué regirse en todos los casos porlas mismas motivaciones, como tampocoocurre con el adulto.

La conducta de toda persona obedece auna infinidáClde motivaciones muy varIa-das. Ahora bien, mediante la jerarqulz:l-ción estas motivaciones distintas dejan deser equivalentes y se alinean en un sistema. .

Desde ahora el niño es capaz de renunciara un juego interesante para realizar untrabajo tal vez más aburrido, pero que eladulto aprueba. Cuando el niPo fracasa enalguna empresa que él considha impor-tante, la satisfacción que pueda obtenerpor «otro conducto. no le serViráde con-suelo. A un niño que no logró resolver un

. problema,. le dijeron. que se había com-portado bien y le dieron un caramelo,como a todos los demás. Recibió el cara-melo sin ninguna alegría y se negó a co-merlo: después del fracaso le habría sabi-do «amargo».

2.AUTOCONCIENCIA y AUTOVAlO~CION DEL NIÑO PREESCOLAR

Hemos visto que uno de los aspectosdel desarrollo de las motivaciones de laconducta en la edad preescolar es que elniño toma mayor conciencia de ellas. El.,niño es cada vez más consciente de losmotivos que determinan su conducta y de

--las consecuencias de ella. Esto se debe aque en el preescolar se está desarrollandola autoconciencia; es decir, el niño ad-quiere conciencia de sí, comprende qué

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representa él, qué cualidades tiene, cómose comportan hacia él los que le rodean ya qué se debe ese comportamiento.- Jaautoconciencia se manifiesta sobre todo enla autovaloración, es decir, en cómo elniño valora sus logros y sus fracasos, suscualidades y sus posibilidades.

El principal requisito para el desarrollode la autoconciencia es que el niño ad-quiera concienci~ de su diferenciación..de

las demáLpersonaS; lo cual tiene lugar alfinalizar la edad temprana. Pero al entraren la edad 'preescolar, el niño únicamentetiene conciencia de que existe: apenas seconoce y apenas sabe nada de sus cuali-dades. En su afán de ser como el adulto,el preescolar de menor edad no toina enconsideración sus posibilidades reales; enocasiones ni siquiera sabe qué es eso. Estose manifiesta con claridad durante la crisisde los tres años.

El preescolar de menor edad tiene unaopinión de sí mismo que no es justa nifundamentada. Simplemente se atribuyetodas las cualidades positivas que el adultoaprueba, aunque con frecuencia ni siquie-ra sabe en qué consisten esas cualidades.A un niño que insistía en que era cuida-doso, cdando le preguntaban qué signifi-caba eso respondió: «Que no tengo mie-do.» Otros niños que se ufanaban de sercuidadosos, a esa misma pregunta respon-dieron que no sabían su significado.

Para enjuiciarse correctamente a sí mis-mo, el niño pnmero tendrá que aprendera enjuiciar a los demás, a los que él puedeobservar desde fuera. Pero ya sabemos queesto le llevará tiempo aprendedo. En esteperíodo el niño, al enjuiciar a otros niños,se limita a repetir las opiniones oídas a losadultos. Lo mismo ocurre en 10 que serefiere a la autovaloración «<Soy buenoporque mi mamá 10 di<;e»). .

Inicialmente el niño valo..t las accionesy cualidades de los demás, de acuerdo asus relaciones con ellos. Eso se manifiestaen particular cuando valora el .comporta-miento de los personajes de los cuentos.Cualquier acción del personaje «bueno»,positivo, el niño la da por buena y la del«mal» personaje por mala. Paulatinamenteel niño aprende a valorar la acción de lospersonajes independientemente de su ac-titud en general hacia ellos; aprende a in-

terpretar cada situación concreta, a valorarel significado de cada acción. El niño aca-ba de escuchar el cuento «El palacio» (*),y responde a las preguntas: «¿Hizo bien omal el oso?» «Hizo mal» - «¿Por qué

~ hizo mal?»«Porque aplastó el palacio»-«¿A ti te gusta el oso o no?» «Me gusta.Me gustan los osos».

A medida que asimila las normas y re-glas de conducta, el niño las utiliza paraenjuiciar a las demás personas, aunque lesigue siendo difícil aplicadas a sí mismo.Las emociones que impulsan al niño a rea-lizar una acción le impiden medir el sen-tido verdadero de la acción}' juzgarla de'manera imparcial. Sólo logrará valorarsecuando aprenda a confrontar sus actitudescon las de los demás. El niño aprende acompararse con los demás sólo cuando lIe-gaala edad preescolar mayor y en baSe aello/llegará a autovalorarse correctamente.

~J-preescolar mayor juzga con bastanteaéierto sus buenas y malas cualidades; alnacédo tiene en cuenta la opinión que deél tienen los que le rodean. ~!Q.-.es",deenorme importancia para el ulterior des-arrollo de la personalidad del niño, puesle permitirá asimilar, de manera conscienI'te, las normas de conducta, y seguic losejemplos wsitivos. Al mismo tiempo, elniño puede explotar en interés propio laactitud del adulto fren'te a sus. ct'ialidadeso actitudes. El niño de esa edad, por reglageneral, comprende perfectamente cuándoes obstinado y cuándo viola las normas delcomportamiento, y se manifiesta obstina-do con aquellos adultos que le hacen con-cesiones. En las relaciones con su madre,el niño puede interpretar el papel de ni-ño, es decir, subrayar aquellas cualidadesinfantiles de su comportamiento que lehacen máfi gracia a ella, y así lograr deter-minadas recompensas.

. En este cuento ruso, en un palacio se van instalando distintos animales. hasta que llega el torpe oso, quedeStruye el palacio. (N. del T.)

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