FOLKLORE - Revista de la Universidad de México · Thompson, cuyos Indices de Tipos y Motivos de...

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UNIVERSIDAD DE MEXICO 17 J;Vi//iam Jo/m Tho'llls (Ambrose Merton) Por Fra11ces GILMORE FOLKLORE mientas del congreso, nos fal- tiempo para la vida contem- plativa. El señor Uddin men- cionó el uso de melodías fol- klóricas y textos modernos pa- ra instituir a la gente de Pa- kistan en todas las campañas d·: salubridad y alfabetización. Pero el Dr. Lord, del Depar- tamento de literatura eslávica de Harvard, que había traba- jado mucho con el folklore de Yugoeslavia. nos advirtió el peligro que existe en el uso del folklore como propaganda, porque puede llegar a ser de carácter político y matar la verdadera tradición. A mi me interesaron todos estos problemas del uso del folklore. En Arizona trata- mos de conservar las tradi- ciones, y dar a toda la gente un conocimiento general de ellas, y evitar los peligros ya mencionados. al congreso unos deta- lles sobre nuestro trabajo. Te- nemos en la Universidad de Arizona un Comité de Fol- klore, compuesto de 'profeso- res de las facultades de inglés, español, música, antropología y agricultura, esta última por- que su Departamento de ex- tensión llega a las partes ru- rales del Estado y estimula la colección del folklore entre clubes de jóvenes y otros gru- pos. También hay represen- tantes de la radio difusora de la Uniyersic1ad, y de la bi- blioteca. Al principio de nues- tro trabajo escribimos cartas a los directores de las escuelas secundarias del Estado, sugi- riéndoles que en las clases de historia, música, literatura, sociología etc., recogieran ma- terial folklórico y lo manda- ¡-an al archivo de la Universi- dad. Unas pocas escuelas con- testaI1on, pero ellas hioleron llll trabajo intenso. Por ejem- plo, en Patagonia, Arizona, la Srita. Doris Seibold que da clases de Inglés en la escuela secundaria realiza un proyecto folklórico entre sus estudian- tes. Coleccionan cuentos, can- ciones, dichos, adivinanzas, coplas, recetas, proverbios, en inglés y en español. En las clases de taquimecanografía sacan copias en limpio, con cuidado de no hacer cambios. Durante un año en las clases de inglés y de español escribie- ron cartas a todas las familias de Patagonia y de los puebli- tos circunvecinos, incluyendo algunos del lado Mexicano: pidiendo ayuda en la recolec- ción, y anunciando que los es- tudiantes las visitarían. En seguida el material a llegar a la escuela, eSCrIto a veces en papel de envoltura o en cartones de cajas de zapa- tos. Al fin del año festejaron a todos los que habían ayudado. Trescientas cartas se escribie- ron la mayor parte a los de _J DE SOBRE Nueva España, pero el pareció muy de nuestro siglo,. y su es- posa muy bonita, muy de mo- da), el profesor Saygun nos dió la historia de un cuento, alterado por un llamado fol- klorista de su propio país, modificado más aún cuando tradujo al inglés. Al fin, ni el lector inglés ni el turco tuvieron un cuento relaciona- do con el original. Pero Alan Lomax, de los Estados Uni- dos, quien arregló los pro-o gramas folklóricos de la reel d¡; N. B. C. durante muchos años, habló en defensa de la radio, y ele las diversas mane- ras ele dar popularidad a las canciones, cuentos, dichos, etc., que tienen su propia vida en la tradición oral. Dijo que fué necesario llevar a los estu- chas gente sencilla, cantores de los pueblitos o de las mon- tañas, a cantar en las pelícu- las, en fiestas comerciales y en la radio folklore auténtico, nI) modificaelo. Al fin, después de acostumbrarse a estas co"- sas, el público reconoce lo au- téntico, y lo aprecia. El señor Jasim Uddin, ele Pakistan, habló de los pro- blemas que el tuvo al tratar de llevar cantores de los pue- blos de su tierra a la radiodi- fusora de la ciudad. Sin em- bargo, a pesar. de los proble- ma:.!, el señor Jasim .Uddin estuvo de acuerdo con los que querían la aceptación general del folklore. Agregó que las canciones fiolklóricas son la visión artística de un pueblo. Siempre habló como poeta, y 10 era. Ya había publicado va- rios libros ele versos, algunos en inglés. A veces se nos per- día, había ido a su cuarto a meditar. Nosotros, con la ra- pidez de todos los aconteci- COMENTARIOS CONGRESOS tes que el había llamado a la plataforma, bailó. Había otro profesor de igual apellido, \iValter Anderson de Alemania, de barba blanca, pero sin el aspecto de Santa C1aus, tenía la cara triste; ha- bía sufrido mucho, durante dos guerras; parecía más grande ele lo que era; pero cuando tomó la palabra, lb encontramos una persona de mucha sabiduría. Recuerdo es- pecialmente lo que elijo acerca ele la influencia sufriela por un texto folklórico al ser pu- blicado con modificaciones. Dijo que un libro ele texto podría matar la traelición oral: Por varios años él recogió canciones de niños en las es- cuelas de Estonia, entre las que encontró una acerca de un cocodrilo, muy popular en la parte del norte del país. Un díél el autor de una gramá- tica le pidió una cancioncilla para nueva edición ele su libro. "¿ Conoce usted esta canción ?" le preguntó el Dr. Anderson. " Jo, pero es muy simpáti- ca. Démela", contestó el autor. La publicó, no como era, sino agregando cinco versos suyos, y una melodía compuesta por él. Durante los años siguientes, el Dr. Anderson recibió va- riantes de todas partes de Es- tonia, y siempre con los versos nuevos. Las formas origina- les, que eran muchas. desapa- recieron por completo. Los miembros elel congreso siguieron hablando del peligro que entrañan los libros, los discos y la radio. El Profesor Saygun, de Turquía (cuando oí su apellido lo miré con cui- dado buscando en su cara jo- ven una semejanza con nues- tro historiador venerado de la Ciento ocho años cumplió la ciencia del Folklore el 22 de agosto de este año, de ha- ber adquirido tal categoría mediante el artículo publicado en Londres, en la Revista Atheneum, por William John Thoms, bajo el pseudónimo de Ambrosio Merton. Por este hecho y por ha- berse celebrado en la Ciudad de Sao Paulo, en el Brasil, uno de los Congresos Interna- cionales de Folflore más im- portantes de este siglo, al cual México fué invitado y nues- trel máxima casa de estudios envió representante, se inclu- ye el presente trabajo, a firi d.: que los lectores tengan idea de algunos aspectos de dicha disciplina, vistos desde el lado de adentro por uno de los asis- tentes, mostrando detalles que muchas veces no se consignan el' las Memorias, o bien anéc- dotas que revel'an la cordiali- dad que reina en estas Asam- bleas.-V. T. M. S IEMPRE he notado que en todas partes, las re- uniones de personas de intereses folklóricos son acompañadas por un ambiente de cordialidad y amistad que llama la atención. Por estas ra- zones será siempre interesante hacer unos comentarios sobre tres congresos de Folklore rea- lizados en los Estados Unidos: un congreso internacional, uno nacional y otro regional, los cuales tuvieron este mismo ca- rácter. Trataré en primer lugar del congreso internacional, que se reunió en la Universidad de Indiana, en el verano de 1950. Escogieron este lugar como homenaje al Dr. Stith Thompson, cuyos Indices de Tipos y Motivos de cuentos se usan en todas partes del mundo. Asistieron folkloristas d!; rnuchos países. Los recuer- do con verdadero cariño, no obstante haberlos tratado sólo por dos semanas. Por ejemplo, puedo mencio- nar al Profesor Otto Ander- son de Finlandia, anciano de cabellos y bigote blancos, y mejillas rojas, con el aspecto de Santa Claus sin barba. En una de las muchas sesiones d= la noche, nos cantó unas balaelas de Finlanelia. Intere" saron mucho a los que se pre- ocupan por las teorías del ori- gen de la balada, porque a veces dicen que la balada no tiene nada que ver con el baile, que sería imposible bailar y cantar a la vez. Pero en Fin- landia cantan y bailan sin di- ficultad lo mismo que en Mé- xico. Aquella noche en India- nJ, cantamos sin comprender las palabras finlandesas que teníamos escritas en la mano, pero contentos todos. Y el se- ñor Anderson, nuestro Santa Claus, con unos pocos ayudan-

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UNIVERSIDAD DE MEXICO 17

J;Vi//iam Jo/m Tho'llls (Ambrose Merton)

Por Fra11ces GILMORE

FOLKLORE

mientas del congreso, nos fal­tó tiempo para la vida contem­plativa. El señor Uddin men­cionó el uso de melodías fol­klóricas y textos modernos pa­ra instituir a la gente de Pa­kistan en todas las campañasd·: salubridad y alfabetización.Pero el Dr. Lord, del Depar­tamento de literatura eslávicade Harvard, que había traba­jado mucho con el folklorede Yugoeslavia. nos advirtió elpeligro que existe en el uso delfolklore como propaganda,porque puede llegar a ser decarácter político y matar laverdadera tradición.

A mi me interesaron todosestos problemas del uso delfolklore. En Arizona trata­mos de conservar las tradi­ciones, y dar a toda la genteun conocimiento general deellas, y evitar los peligros yamencionados.

Dí al congreso unos deta­lles sobre nuestro trabajo. Te­nemos en la Universidad deArizona un Comité de Fol­klore, compuesto de 'profeso­res de las facultades de inglés,español, música, antropologíay agricultura, esta última por­que su Departamento de ex­tensión llega a las partes ru­rales del Estado y estimula lacolección del folklore entreclubes de jóvenes y otros gru­pos. También hay represen­tantes de la radio difusora dela Uniyersic1ad, y de la bi­blioteca. Al principio de nues­tro trabajo escribimos cartasa los directores de las escuelassecundarias del Estado, sugi­riéndoles que en las clases dehistoria, música, literatura,sociología etc., recogieran ma­terial folklórico y lo manda­¡-an al archivo de la Universi­dad. Unas pocas escuelas con­testaI1on, pero ellas hioleronllll trabajo intenso. Por ejem­plo, en Patagonia, Arizona, laSrita. Doris Seibold que daclases de Inglés en la escuelasecundaria realiza un proyectofolklórico entre sus estudian­tes. Coleccionan cuentos, can­ciones, dichos, adivinanzas,coplas, recetas, proverbios, eninglés y en español. En lasclases de taquimecanografíasacan copias en limpio, concuidado de no hacer cambios.Durante un año en las clasesde inglés y de español escribie­ron cartas a todas las familiasde Patagonia y de los puebli­tos circunvecinos, incluyendoalgunos del lado Mexicano:pidiendo ayuda en la recolec­ción, y anunciando que los es­tudiantes las visitarían. Enseguida el material emp~zó allegar a la escuela, eSCrIto aveces en papel de envoltura oen cartones de cajas de zapa­tos. Al fin del año festejaron atodos los que habían ayudado.Trescientas cartas se escribie­ron la mayor parte a los de

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DESOBRE

Nueva España, pero el pareciómuy de nuestro siglo,. y su es­posa muy bonita, muy de mo­da), el profesor Saygun nosdió la historia de un cuento,alterado por un llamado fol­klorista de su propio país,modificado más aún cuandos~ tradujo al inglés. Al fin,ni el lector inglés ni el turcotuvieron un cuento relaciona­do con el original. Pero AlanLomax, de los Estados Uni­dos, quien arregló los pro-ogramas folklóricos de la reeld¡; N. B. C. durante muchosaños, habló en defensa de laradio, y ele las diversas mane­ras ele dar popularidad a lascanciones, cuentos, dichos,etc., que tienen su propia vidaen la tradición oral. Dijo quefué necesario llevar a los estu­chas gente sencilla, cantoresde los pueblitos o de las mon­tañas, a cantar en las pelícu­las, en fiestas comerciales yen la radio folklore auténtico,nI) modificaelo. Al fin, despuésde acostumbrarse a estas co"­sas, el público reconoce lo au­téntico, y lo aprecia.

El señor Jasim Uddin, elePakistan, habló de los pro­blemas que el tuvo al tratarde llevar cantores de los pue­blos de su tierra a la radiodi­fusora de la ciudad. Sin em­bargo, a pesar. de los proble­ma:.!, el señor Jasim .Uddinestuvo de acuerdo con los quequerían la aceptación generaldel folklore. Agregó que lascanciones fiolklóricas son lavisión artística de un pueblo.Siempre habló como poeta, y10 era. Ya había publicado va­rios libros ele versos, algunosen inglés. A veces se nos per­día, había ido a su cuarto ameditar. Nosotros, con la ra­pidez de todos los aconteci-

COMENTARIOS

CONGRESOS

tes que el había llamado a laplataforma, bailó.

Había otro profesor de igualapellido, \iValter Anderson deAlemania, de barba blanca,pero sin el aspecto de SantaC1aus, tenía la cara triste; ha­bía sufrido mucho, durantedos guerras; parecía másgrande ele lo que era; perocuando tomó la palabra, lbencontramos una persona demucha sabiduría. Recuerdo es­pecialmente lo que elijo acercaele la influencia sufriela porun texto folklórico al ser pu­blicado con modificaciones.Dijo que un libro ele textopodría matar la traelición oral:Por varios años él recogiócanciones de niños en las es­cuelas de Estonia, entre lasque encontró una acerca de uncocodrilo, muy popular en laparte del norte del país. Undíél el autor de una gramá­tica le pidió una cancioncillapara nueva edición ele su libro."¿ Conoce usted esta canción ?"le preguntó el Dr. Anderson.

" Jo, pero es muy simpáti­ca. Démela", contestó el autor.La publicó, no como era, sinoagregando cinco versos suyos,y una melodía compuesta porél.

Durante los años siguientes,el Dr. Anderson recibió va­riantes de todas partes de Es­tonia, y siempre con los versosnuevos. Las formas origina­les, que eran muchas. desapa­recieron por completo.

Los miembros elel congresosiguieron hablando del peligroque entrañan los libros, losdiscos y la radio. El ProfesorSaygun, de Turquía (cuandooí su apellido lo miré con cui­dado buscando en su cara jo­ven una semejanza con nues­tro historiador venerado de la

Ciento ocho años cumplióla ciencia del Folklore el 22de agosto de este año, de ha­ber adquirido tal categoríamediante el artículo publicadoen Londres, en la RevistaAtheneum, por William JohnThoms, bajo el pseudónimo deAmbrosio Merton.

Por este hecho y por ha­berse celebrado en la Ciudadde Sao Paulo, en el Brasil,uno de los Congresos Interna­cionales de Folflore más im­portantes de este siglo, al cualMéxico fué invitado y nues­trel máxima casa de estudiosenvió representante, se inclu­ye el presente trabajo, a firid.: que los lectores tengan ideade algunos aspectos de dichadisciplina, vistos desde el ladode adentro por uno de los asis­tentes, mostrando detalles quemuchas veces no se consignanel' las Memorias, o bien anéc­dotas que revel'an la cordiali­dad que reina en estas Asam­bleas.-V. T. M.

SIEMPRE he notado que

en todas partes, las re­uniones de personas deintereses folklóricos son

acompañadas por un ambientede cordialidad y amistad quellama la atención. Por estas ra­zones será siempre interesantehacer unos comentarios sobretres congresos de Folklore rea­lizados en los Estados Unidos:un congreso internacional, unonacional y otro regional, loscuales tuvieron este mismo ca­rácter. Trataré en primer lugardel congreso internacional, quese reunió en la Universidadde Indiana, en el verano de1950. Escogieron este lugarcomo homenaje al Dr. StithThompson, cuyos Indices deTipos y Motivos de cuentosse usan en todas partes delmundo. Asistieron folkloristasd!; rnuchos países. Los recuer­do con verdadero cariño, noobstante haberlos tratado sólopor dos semanas.

Por ejemplo, puedo mencio­nar al Profesor Otto Ander­son de Finlandia, anciano decabellos y bigote blancos, ymejillas rojas, con el aspectode Santa Claus sin barba. Enuna de las muchas sesionesd= la noche, nos cantó unasbalaelas de Finlanelia. Intere"saron mucho a los que se pre­ocupan por las teorías del ori­gen de la balada, porque aveces dicen que la balada notiene nada que ver con el baile,que sería imposible bailar ycantar a la vez. Pero en Fin­landia cantan y bailan sin di­ficultad lo mismo que en Mé­xico. Aquella noche en India­nJ, cantamos sin comprenderlas palabras finlandesas queteníamos escritas en la mano,pero contentos todos. Y el se­ñor Anderson, nuestro SantaClaus, con unos pocos ayudan-

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habla catellana, porque elloshabían hecho una abundanterecolección. Doscientas ·cin-·cuenta personas aceptaron lainvitación a la fiesta. En ca­da familia, había alguien que,podía tocar un instrumento uotro, y así se organizó una or­questa sin dificultad; hubo unprograma de canciones y dan­zas. Una viejita, enferma delcorazón, guardó cama por dosdias antes de la fiesta, paraacumular fuerzas para bailarun jarabe con su esposo.Adornaron la sala con estan­dartes que contenían prover­bios coleccionados por los es­tudiantes. A media noche sesirvieron platillos regionales.Toda esta actividad dió porresultado una amistad más es­tI-echa entre los habitantes de

. toda esa región, los de hablainglesa y los de habla castella­na. Ya la Universidad ha pu­blicado dos folletos del fol­klore de Patagonia y piensapublicar más. Y por toda laparte sur del Estado usan can­ciones y cuentos, de su propia·tradición para programas delClub rotario, por ejemp!o, delos Boy Scouts, de la Asocia­ción femenina universitaria,etc.

En otra escuela, la señoritaMargarita Collier, tiene unclub folklórico mexicano; unade las actividades de éste escelebrar Las Posadas cadaaño, como parte de la tradi­ción mexicana en nuestro es­tado que estaba para desapa­recer, pero que ahora sigue demanera muy natural entre losestudiantes mexicanos. Piensanla próxima Navidad realizarestos actos en los hospitales.

También utilizan en esta es­cuela una publicación de laUniversidad Canciones de 11Ú

Padre por Luisa Espinel, hijade uno de los hombres de ne­gocios más prominentes enTucson, y que vino de Altar,Scnora, hace muchos años. LaSrita. Collier me dice que losabuelos de los niños que vie­nen a la escuela escuchan lascanciones y dicen, "Son lascanciones que cantabamoscuando eramos jóvenes. Haceaños que no las oímos."

Estudiantes en la clase defolklore en la Universidad re­gresan a sus casas y coleccio­nan entre sus familiares y susvecinos. La Sra. Susana Ma­drid de Bailón, de Clifton,Arizona. hizo una recolecciónen su pueblo de canciones,cuentos, hechicerías refranesdc., y encontró u;a relaciól~de Los Pastores, la que hacediez años que no se represen­ta. El director dice que losque representan los papeles yano quieren gastar su tiempoen los ensayos.

Así vamos coleccionando y~qUeCiendo el acerbo. Cada

día aumenta el número de es­cuelas, sociedades e individuosque ayudan en el trabajo.

Sin embargo, a pesar de es­te esfuerzo organizado, no esnada en comparación con loque se hace en algunos paísesde Europa. Por ejemplo, unsueco, el Dr. Campebell, a p"­sar de su apellido escocés, esDirector del Archivo folklóri­co de la Universidad de Upsa­la. Este archivo es cosa estu­penda. Estudiantes de todos lospaíses van a Suecia a aprendet­Id catalogación, el sistema decuestionarios, y la forma deayuda de todos los habitantes.Por ejemplo, el Dr. Emerich,Direct01' de la sección folklóri­ca de la Biblioteca del Congre­so de los Estados Unidos fuéa Suecia a estudiar el sistema.También el archivo sueco esmodelo para el de Irlanda, endonde las colecciones se au­mentan de una manera formi­dable, con grabados, y cua­dernos escritos por calectoresde todas partes de la isla, yhasta de la costa de Escocia.El Dr. Suilleabhain. directorde este archivo irlandés, nosdijo que les interesaban mucholos cuentos en galés, y quepensaban dar al archivo deEscocia cuando se establecie­ra, la gran colección que élha reunido. Ultimamente leíque ya se estableció el archivoen Edinburgo, y que miles depáginas de folklore se las hapasado el archivo de Irlanda.El archivo de Suecia influyetambién en Inglaterra:

La señora Danieli, de la So­ciedad Folklórica Inglesa, pro­fesora en King's College enLondres, y editora de la revis­ta inglesa Folklore, me escribeque han mandado alumnos aSuecia a estudiar, y que yatrabajan en Inglaterra con elsistema sueco. Me interesó sa­ber que en Suecia, cuando uncuento o una canción, porejemplo, no llega al archivoen ninguna recolección duran­te noventa años, el período detres generaciones, desde laabuela hasta el nieto, se diceque ya no es folklore vivo.Las fichas que se refieren aesta canción son pasadas alcatálogo del folklore del pasa­do, del folklore histórico, delfolklore muerto.

Hablando del Dr. Campbelly del Dr. O'Suilleabhain, nopuedo resistir la tentación decontar algo que nos causó mu­cha risa. Como acabo de de­cir, el apellido Campbell esescocés. Por parte de mi ma­dre, yo soy de antepasados es­coceses, del clan de los I\fac­Donald. En siglos pasados, du­rante las guerras entre los cla­nes, los MacDonald eran ene­migos de los Campbell. Al pla­ticar un día con el Dr. Camp­bell, le pregunté: ¿ Cómo esque los Campbell llegaron a

Suecia? Me dijo que en el si­glo diez y ocho un gran núme­ro de escoceses había ido a Sue­cia. Y yo seguí, "Mis antepa­sados eran del clan de MacDo­nald ..." El, inmediatamente,en actitud defensiva, levantóel brazo en actitud defensiva.Mientras estábamos riendo, elDr. Suilleabhain nos dijo:

"Hace pocos años que elDr. Campbell vino a Dublin avisitar nuestro archivo. Fui­1110S a la costa de Escocia pa­ra escuchar los cuentos largos-de seis horas o más- en elidioma galés. Y comimos enun pequeño restaurante de unpueblito. Al oí:r e! apellidoCampbell, la mesera le pre­guntó, "¿ Sabe Ud., Dr. queun poquito más allá de aque­llos cerros está la tierra desus antepasados ?" El Dr.Campbell miró los cerros. Fuéun momento muy conmovedorpara él. Luego la mesera si­guió, "¿ Y sabe usted, Dr. quela madre de Poncio Pilato fuéuna Campbell?" Según la le­yenda, parece que e! padre dePoncio Pilato fué un soldadoRomano en la conquista deBretaña, y que llevó a unamuchacha escocesa a Roma yse casó con ella. El Dr. Camp­bell pasó el día muy contentocon esta leyenda, según el Dr.O'Sullivan. Pero al fin, pre­guntó al Dr. O'Suilleabhain,"¿ Quién fué Poncio Pilato?"

Nos reímos mucho y el Dr.Campbell, sonriéndose, no ne­gó, lo que su amigo nos habíacontado.

Podría mencionar otros mu­chos folkloristas, por ejemplo,el Dr. Christiansen, noruego,Director de! Archivo folklóri­co de la Universidad de Oslo,una persona muy agradable,muy culta, que habló de unamanera muy interesante acer­ca de la forma literaria de uncuento. La encontró relaciona­da siempre con un cuentistaprofesional. Cuando apareceen varias partes, una manerade contar, con cierto ritmo otono, un solo relato, siempreresulta que esta forma de ha­blar se remonta a un solocuentista que la ha enseñadoa otros, y éstos a su vez aotros más por un lapso hastade cien años. Pero cuando des­aparece el recuerdo del cuen­tista muere también su ritmoy entonación característicos.

Más interesantes que las se­siones formales fueron las dela terraza a la luz de la luna.Muy a gusto pasamos unas ho­ras encantadoras de música yde cuentos. Varias personashc:bían traído discos a la con­ferencia. Un cantor judío deuna sinagoga de Los Angeles,California, el Sr. Green, ha­bló una noche de la historiade la música judía. El Dr.

UNIVERSIDAD DE MEXICO'

O'Suilleabhain explicó la for­ma de los cuentos largos delidioma galés, y escuchamos undisco para oír el ritmo de ·laspartes repetidas que llamanRuns. El poeta de Pakistandió un programa muy intere­sante sobre la música de ~11

país. Siempre hizo hincapiéen e! aspecto poético y huma­no de la recolección misma.En una ocasión abordó a unaseñora en la calle inquiriendosobre canciones, y ella con 11111­

cho empeño lo puso en con­tacto con los que sabían la~

canciones que él quería, Notóque cuando la llamó "Madre"como era costumbre, todossonrieron. Al fin, le dijeronque era mujer de mala fama,y por eso consideraron muygracioso que le diera ese tra­tamiento. Pero a ella le con­movió mucho. Por eso le ha­bía ayudado, ocultando la ver­dad acerca de su vida. El si­guió llamándola "Madre", co-.mo ignorando la verdad."Tengo muchas madres enPakistan", agregó como. pa­réntesis.

No debo detenerme más enestas memorias, espero haberdado detalles suficientes.

No vaya hablar por muchotiempo acerca de! Congreso dela Sociedad Americana de Fol­klore en Tucson en diciem­bre pasado. Tocó a láUniver­sidad de Arizona el honor deestas sesiones, y al mismotiempo, las de la AsociaciónAmericana de Antropología.Hace muchos años que la So­ciedad Folklórica tiene la cos­tumbre de reunirse, un añocon la Sociedad de LenguasModernas, otro, con la Aso­ciación de Antropología; asíno se olvida ni el énfasis lite­rario ni el antropológico. Demanera semejante el Presiden­te de la Sociedad por dosaños, es antropólogo y paralos dos siguientes es hombrede letras. Así también se cam­bia el editor del ] ournal. Elaño pasado el presidente fuéantropólogo, el Dr. Bascomde Northwestern University.Pronunció su discurso inau­gural después del banquete.Analizó los aspectos antropo­lógicos del folklore, dandoejemplos sacados de sus estu­dios africanos, porque ha pa­sado mucho tiempo en Africa.Recuerdo especialmente quedijo que el proverbio podríaservir para expresar la auto­ridad de la tradición, para ins­truir a la juventud, para darapoyo a alguna acción, y a ve­ces para amenazar aun cuanclouno no piense llevar a efectola amenaza. Después de sudiscurso, que reveló e! nexoentre ·el folklore y la vida demanera que nos animó a tra­bajar, el Dr. Thompson, pen­sativo, dijo - "Para los quevienen después de nosotros les

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LAS COMEDIAS

CHRISTOPHER

FRY

UNIVERSIDAD DE MEXICO

.queda .mucho todavía que ha~

"cer.Durante una mesa redonda

sobre el método de estudiar elcuénto, el pr. Thompson ex­plicó el histórico-geográfico,sus Indices ·,tan extensos demotivos y tipos. También ha­blaron otros' de los métodospsicológico, estético y an­tropológico. En otra sesión s.epresentó un trabajo de inte­rés para México sobre los co­rridos de Pancho Villa. Sepublicó después en e! ArizonaQuarterly una revista litera­ria de la Universidad de aquelEstado. En las sesiones de laSociedad Antropológica tam­bién se leyeron trabajos deinterés folklórico, uno que to­davía no se publica, por unaseñorita alemana, ahora enDenver, Colorado, sobre unaceremonia del pueblo indio deSan Juan, Nuevo México, quetiene todos los aspectos de undrama.

Siempre hay el peligro enestos congresos que se pasetodo el tiempo hablando de!método, sin tratar del folklo­re mismo. Para evitar esto, ytambién para dar a los miem­bros del congreso un conoci­miento del suroeste', hicimosdos cosas. Durante el banque­te hubo un programa breve decanciones en las tres tradicio­nes 1ingüísticas principales denuestro Estado. Un indio Ho­pi cantó con su t~mbor can­ciones de su'pueblo. Un me-

(Viene de la· pág. 15)

-"Una carta para .Ud."_"¿Dónde la hallaste1"~"Boca abajo."

La re.spuesta ajena a la pre­gunta. Y esto es lo que con­vierte una posible comedia enun retrato de la vida misma.Dc· aquí podemos entender susrderencias a la debilidad fe­ménina, a la escritura, etc., queson tan esenciales al cuadro,a la representación de la ver­dad, como esenciales son susotras afirmaciones ya más se­rias acerca de su propio credo.

y Gettner mismo. Es un gu­sano, pero también tiene in­d:vidualidad y la tiene de unmodo encantador. Muy a me­nudo parece preocupado tansólo de su propia existencia;sin embargo, la filosofía deuno de sus parlamentos bienpuede ser lo mejor del sig­nificado de toda la obra:

"Al cabo, nadie jamás ha traic'ia­. (llado a la traicióll;

es simple. la ra::ón: no fuimos(hechos

en la debida proporción a la oca-(sión universal;

pues, como bien lo sabenniíios, poetas, creadores de mitos,lo habitan

xicano, con su guitarra, co­rridos, y un anciano que habíavenido en la inmigración delEste de los Estados Unidos,de la región de los Mormones,cantó unas canciones de losprimeros colonos de este gru­po.

El última día del Congreso.la Srita. Seibold ofreció unacomida campestre en su ran­cho a todos los folkloristas.l.os mismos cantores asistie­ron, y otros muchos del pue­blo de Patagonia.

Comimos afuera, res asadaen fuegos grandes, frijoles,cerveza y café -lo que llama­mos en Arizona "A chuck

:wagon dinner". Dijo un miem­bro del congreso- "Ahora te­.nemos tiempo para mi ramos,el uno al otro." De veras fuéuna tarde de descanso y amis­'tad en un ambiente de fol­klore vivo.

El tercer congreso fué re­,gional y trató la cultura de los·'estados fronterizos: Baja Ca­lifornia, Sonora y Chihuahua;California, Arizona y NuevoMéxico. En resumen, una con­ferencia sobre el Suroeste delos Estados nidos y el or­oeste de México. Tuvo lugaren abril de este año en Occi­dental College, en Los Ange­les. De México asistieron elDr. Edmundo O'Gorman y elprofesor Ramón Xirau. El pri­mero pronunció un discursomuy interesante y filosófico

gigantes, demmlios y ángeles de(tal tamaíio

que la suma total de la generación(hU1l1ana

fácilmente cabría en las palmas de(sus ·man.os.

Por eso mueve a risa el vernosdue'ños de sólo Itn ápice de espíritl!para rogm'; y ni aun eso,s¡"midos como estamosen un torbellitlo de estl'ellas y de

(espacio."

Esto nos muestra la sensi­bilidad y la comprensión quele hicieron desear hacerse unescritor, pero que también leconvirtieron en el más inútilde los seres humanos: "inca­paces de avanzar o de retro­ceder", "del color de un gan­so desplumado". Pero en élexiste la verdad, en algunaforma, y la Condesa lo sabey revela:

"Richard no era 1m bruto, ni un(amante del mal.

Semejaba más bien un ser en/ttre­(cido al pensO-1'

que el bien le rechazaba.

sobre la idea de la libertad enlos varios períodos de la His­toria de México. El profesorXirau tuvo una parte impor­tante en una mesa redonda so­bre la literatura del Noroestede México.

Como una parte de la cul­tura se trató el folklore. Unamesa redonda sobre esta ma­('eria incluyó muchos ejemplosde interés en México: cuen­tos de tesoros, de espantos, demilagros, de minas perdidas,de La llorona, canciones. Des­pués de una comida hablé deluso del folklore en la litera­tura del Su roeste de los Es­tados Unidos. En otra sesiónel DI', VI"oodward del Museodel Suroeste en Los Angelesleyó un trabajo muy detalla­do sobre la historia y el fol­ldore del alacrán de Durango,un trabajo que ya había escu­chado en el seno de la Socie­dad Folklórica de México.Durango, por supuesto, esta­ba un poco fuera de nuestraregión, pero lo curioso de estecongreso fué que siempre es­tábamos diciendo: un pocomás al Sur o un poco más alEste o al arte. rapad ría­mas hablar de la región comocompletamente aislada.

Una señora muy simpática,ya grande, habló de los plati­llos de tiempos pasados en Ca­lifornia. Trajo una canastacon servilleta fina y bordada.y de ella sacó cosas muy sa-

D E

Qui::ás no fuese más que un ins-(trwllento abandonado

vibmndo únicamente con el vientoy rehuyelldo las manosde quien osara ·importunar las

(cuerdas con ttl1a melodía."

Cada uno de los persona­jes tiene plenitud. Se muestraa sí mismo en todos sus de­talles; en el ritmo de sus par­lamentos, en lo que no se dicetanto como en 10 que se afir­ma; en lo que ha ocurridofuera de la escena como loque en ella se presenta. Ca­da cual ocupa su Jugar en unmundo cuadrado con sus esta­ciones, sus climas de pensa­miento y climas físicos tam­bién. El sol de primavera y lafloresta de Que no quemen ala da1'na, la riqueza estival deLa observación de Venus yahora la nieve que cae "bla,{­ca y suave cual mano de obis­peo". La nieve:"cubriendo lo andado, de modo que

(la tierrayacía, perfecta, tras nosotros; y

(como si perpetuamente

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brasas que después dió a losasistentes.

Estos fueron los tres con­gresos folklóricos. He trata­do de indicar a ustedes algodel ambiente de cordialidad,del ambiente humano de estosgrupos de folkloristas ilustres.Uno de los valores principa­les de los congresos fué el es­tímulo que todos recibimos alcomunicarnos con tantos in­vestigadores de otras partesdel mundo, y de otras ramasdel Folklore.

Para algunos, tales congre­sos son un aliciente. na pro­fesora de la U ni versidad deArizona me dijo una vez queelurante dos años que pasó conuna beca en Dublin, visitó elarchivo irlandés. Miró los es­tantes llenos ele un millón,quinientas mil páginas escri­tas, cientos de discos graba­dos, y preguntó al Dr. O'Sui­Ileabhain: -¿ Quién leerá to­do esto? ¿ Quién lo estudiaráy usará? A lo que él contes­tó: -Esto es lo que no sedebe preguntar.

Pero creo que el DI'. O'Sui­Ileabhain podría encontraraliento y una respuesta en laspalabras del Dr. Thompsoncuandq dijo en Tucson:

"Los que vienen después denosotros encontrarán muchoque hacer."

Los congresos nos indicantodos los caminos a seguir, es­tudiando un folklore siempreVIVO.

nos fuese perdonado caminal''',

Todo este detalle es tan par­te de la poesía como cuantoocurre día a día tras nuestrasventanas es parte de nuestraexistencia. Para Fry la co­media no se circunscribe alpúblico y los tres muros deun escenario. Incluye los ele­mentos naturales, todos loscomponentes neutros que ha­cen de la experiencia una dan­za calcic1oscópica. Por tanto,la comedia no es un caricaturani una simplificación; sinouna profundización y una com­prensién. Alguna vez Fry mis­mo dijo, y esto aparece en lacubierta de la edición inglesade la obra (Oxford Univer­sity Prcss) "Hay un ángulo(k experiencia en que la obs­curielaJ destila luz; ya seaacá u más édlá, dentro o fueradel tiempo. Ahí nuestro trá­gico destino se encuentra conun tono perfecto, y va dere­chamente hacia la llave en quela creación le compu60, Lacomedia sirve y procura alcan­zar esta experiencia. Efectiva­mente, dice que por muchoque nos quejemos, nos move­mos en la figura de una dan­za; y al así movernos, traza­mos el esquema del misterio."