Filosofía del absoluto Descartes
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Filosofía del absoluto en René Descartes.
En la filosofía cartesiana encontramos importantes temas de los cuales podemos profundizar
más, en los cuales podemos encontrar: epistemología, metafísica, antropología, filosofía del
absoluto… pero lo que hoy nos interesa es la anteriormente mencionada (Filosofía del
absoluto), por esto nosotros trataremos de abordar «todo el pensamiento cartesiano» a partir de
ésta.
La filosofía del absoluto en Descartes es totalmente diferente a lo que se había dicho en
la tradición de lo que era el absoluto, pues nuestro filósofo considera como algo absoluto, al
hombre mismo. Así nosotros partiremos desde ésta consideración cartesiana, ya que él
inaugura un nuevo paradigma filosófico; partiendo ya no desde Dios sino desde su propia
humanidad.
¿Cómo es que Descartes llega hasta esta consideración? Llega a esto porque él deja por
un lado la filosofía para apostar desde una consideración cientificista o médica. Por esto
consideramos que es de mucha importancia dar un preámbulo de la filosofía cartesiana antes
de entrar en materia del absoluto.
Este nuevo paradigma, es inaugurado desde el principio de los planteamientos
cartesianos, porque al comenzar con el sistema filosófico él se propone dudar de todo lo que se
le ha transmitido desde la tradición, como podemos encontrar en las Meditaciones Metafísicas
encontramos que Descartes se propone empezar por dudar de todo conocimiento, después no
conforme con esto, duda de los sentidos, del sueño, del cuerpo, de las cosas mismas, de Dios,
y con la hipótesis del genio maligno –nos atrevemos a decir que- duda hasta de la razón
misma.1
Y yo mismo ¿no soy algo? Ya he negado que yo tenga sentidos ni cuerpo. Con todo, titubeo, pues ¿qué se sigue de esos? ¿Soy tan dependiente del cuerpo y de los sentidos y que sin ellos no puedo ser? ya estoy persuadido de que nada hay en el mundo ni en el cielo, ni en la tierra ni espíritus ni cuerpos ¿no estoy yo también persuadido de que yo tampoco existo?2
1 René Descartes, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y Respuestas, Madrid, Ediciones Alfaguara, 1977, pp.18-24.2 Ibidem, p.24.
1
Después de todo este proceso que él se plantea, llega a la certeza indudable, la cual es
cogito ergo sum, (del francés je pensé Donc je suis), lo que en español se traduce como pienso
luego soy; con esto está encontrando la certeza del yo, es decir, la certeza de su existencia por
lo cual sabe que es, más no sabe qué es. Por eso el se pregunta ¿Qué soy? ¿Qué es el hombre?3
Y con esta pregunta está inaugurando la antropología en conjunto con la filosofía del absoluto.
En todo el proceso de la filosofía cartesiana, encontramos como principio al cogito,4
pero una vez que nuestro autor se hace consiente o descubre su existencia, indiscutiblemente
se pregunta ¿Qué soy? Puesto que si bien se ha dado cuenta de que existe, sin embargo no
sabe lo qué es.5 Esto es lo que lleva a Descartes a la reflexión más profunda acerca del hom-
bre.
Desde Descartes no podemos decir que el hombre sea un animal racional, puesto él
mismo no afirma esto ya que si lo afirmara tendría qué explicar qué es racional y qué es
animal.6 Para Descartes no hay otra cosa más que sea más cierta para predicarle al hombre,
que la de ser una cosa que piensa.7 La cosa pensante es lo que corresponde al alma. Ya que
según nuestro filósofo gracias a ésta es que todos podemos pensar, imaginar y conocer entre
otras cosas más.
Así pues, la concepción del hombre de nuestro filósofo no es más que la composición
de las dos substancias (res extensa y res cogitans), es decir alma y cuerpo, por esto la res
extensa y la res cogitans son los dos tipos de substancia que Descartes menciona por
substancia en el hombre. El alma es lo que corresponde a la res cogitans, según Descartes, por
esto es la que origina el pensamiento, y por esto toda función del conocer se genera en el alma
y no en otro lado.8 La función del alma no es más que el pensar y conocer, pues para nuestro
filósofo el alma no es lo que da vida al cuerpo humano, ya que cuando el cuerpo muere es “a
causa de que cesa ese calor y que se corrompen los órganos que sirven para mover al cuerpo”. 9
Con esto le resta importancia al alma en tanto principio vital, dándole más importancia a los
3 Cfr. R. Descartes, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y respuestas, p. 24.4 Tenemos como principio al cogito, pero no debemos olvidar que todo esto es gracias a la duda como método cartesiano, porque sin la dudad no se podría llegar a la evidencia más cierta la cual es el cogito.5 Cfr. Idem.6 Cfr. Idem.7 Cfr. Ibidem, p. 26.8 Cfr. René. Descartes, Las Paciones Del Alma, Buenos Aires, Aguilar, 1981, p. 45.9 Idem.
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órganos pues son estos los que hacen que el cuerpo se mueva y tenga vida. Está “fabricada de
y compuesta de huesos, nervios, músculos, venas, sangre y piel, y ello de modo tal que, aun
cuando no hubiera en él espíritu alguno siguiera moviéndose”.10
La res cogitans se puede considerar como la representación que se hace de una cosa,
aunque también se considera a ésta como la capacidad o función cognitiva que se tiene. “No
puedo dejar de creer que las cosa corpóreas, cuyas imágenes forma mi pensamiento y que los
sentidos examinan, son mejor conocidas que esa otra parte, no sé bien cuál, de mí mismo que
no es objeto de la imaginación”.11 Con esto Descartes está afirmando la comunicación de subs-
tancias, ya que él alma es lo que hace la conversión de pensante a extensa y viceversa.
En cuanto a la res extensa, ésta se identifica con el cuerpo humano ya que se puede
creer que “todo el calor y todos los movimientos que hay en nosotros, en tanto no dependen
del pensamiento, sino al cuerpo”.12 Así pues, Descartes está atribuyendo al calor y al
movimiento al cuerpo, ya que sin el cuerpo no habría movimiento y ni calor pues solo
podemos pensar cosas calientes pero no se puede sentir el calor como tal. Pero, el cuerpo es
parte o se identifica con la extensa, ya que es algo material
Lo que se puede predicar a la res extensa es sólo la extensión,13 y lo demás como el
calor, color… es algo secundario, pues no es parte de la esencia de las cosas. Por esto sin la
extensión no podemos tener la noción de substancia inteligente y corporal ya que sin la
extensión no se tiene cuerpo.14
“Queda en nosotros nada que debamos atribuir a nuestra alma, aparte de nuestros
pensamientos”.15 Con esto lo que nos quiere dar a en tender es que solo se puede concebir el
pensamiento a partir del alma y con esto el alma no tiene otra función más que conocer y el
pensar. Otro modo de probar la existencia del alma es a partir de la teoría de las ideas innatas
ya que estas no provienen de nada sensible, sino de que residen en el alma. las ideas innatas no
10 R. Descartes, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y respuestas p. 70.11, Ibidem, p. 27.12 Idem.13 Cfr. Ibidem, p. 28.14 Cfr. René descartes, Los Principios de la Filosofía, Madrid, Alianza, 1995, p. 60.15 R. Descartes, Las Paciones Del Alma, p. 55.
3
necesitan de algo físico para que puedan aparecer en nuestra conciencia. Por esto se la atribuye
como actividad puramente del alma por ser producto de la pura razón.16
El alma tiene funciones que son: “sus acciones las cuales son todas nuestras
voluntades”.17 Se puede considerar así porque nuestras voluntades son los deseos o tendencias
de nuestra alma; es lo que nos mueve a actuar en algo que nuestra alma lo desea. Pero de las
voluntades también tenemos dos tipos, la primera “son las que terminan en el alma misma”,18
esta voluntad se está actuado cuando se ama a Dios o cuando se pone la imaginación en cosas
que no son materiales. Y la otra clasificación de las voluntades es cuando “las acciones
terminan en nuestro cuerpo”,19 es decir, son las cosa que se hacen voluntariamente como el
movernos, el caminar…y todas aquellas cosas que podamos hacer en nuestro cuerpo de
manera voluntaria.
La otra función que tiene el alma son las pasiones. Son “todas las clases de
percepciones o conocimientos que se encuentran en nosotros”.20 Porque cada representación o
conocimiento son elaboraciones de nuestra alma y por eso se dice que pertenecen a ella. Así
pues, el alma es la que se encarga de la elaboración de todo conocimiento e imaginación o
percepción de las cosa que podemos tener contacto con ellas y la que motiva el movimiento
del cuerpo.
“Pues cuando considero atentamente qué es la imaginación, se me muestra como cierta
aplicación de la facultad cognoscitiva al cuerpo íntimamente presente a ésta, por lo tanto
existe”.21 Esta insinuando que el cuerpo y la imaginación están muy unidas, pero para poder
concebir a la imaginación es necesario tener la certeza de que se tiene cuerpo. Pues aunque
podamos conocer por medio del alma, pero si ésta no está unida al cuerpo no es posible que
podamos concebir conocimiento alguno.
16 Las ideas innatas, son productos de la imaginación (producidas de forma racionalmente) del alma, puesto que estas son elaboradas racionalmente, porque no requieren de los sentidos para que puedan existir, es decir, son ideas que son puro producto de la imaginación. Como ejemplo de esto tenemos al espacio, tiempo, Dios alma… ya que desde la tradición cartesiana, estos conceptos no necesitan de sensaciones o precepciones para que sean notadas su existencia.17 R. Descartes, Las Paciones Del Alma, p. 56.18 Idem.19 Idem.20 Idem.21 R. Descartes, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y Respuestas, p. 61.
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Considero que esta capacidad de imaginar que hay en mí en cuanto difiere de la de entender, no se requiere para mi propia esencia, esto es, para la de mi mente; pues aunque careciera de ella, no hay duda de que yo seguiría siendo el mismo que ahora soy; de donde parece seguirse que depende de alguna cosa de alguna cosa diferente a mí. Y fácilmente entiendo que sí existe algún cuerpo al que la mente esté de tal manera unida que se aplique voluntariamente a él como inspeccionándolo, puede ocurrir que yo imagine las cosas corpóreas por medio de él; de manera que de pensar sólo difiere del puro entender en que la mente, cuando entiende, se vuelve de algún modo hacia sí misma y examina alguna idea de las que hay en ella.22
La existencia del cuerpo no depende de la mente o de la capacidad de imaginar. Es
dependiente de la mente, en tanto que para afirmar que algo existe tiene que pasar por cierto
proceso mental, en donde se analizará todo cuidadosamente para no tener errores. El cuerpo es
importante, ya que sin él no se podría concebir la imaginación (y el cuerpo sin la
imaginación). Aunque si no imaginara seguiría existiendo, no sería capaz de notar su
existencia.
No es otra cosa que una estatua o máquina de tierra a la que Dios forma con el propósito de hacerla tan semejante a nosotros como sea posible, de modo que no sólo confiere al exterior de la misma el color y la forma de todos nuestros miembros, sino que también dispone en su interior todas las piezas para lograr que se mueva, coma, respire y en resumen, imite todas las cosas que nos son propias, así como cuantas podemos imaginar que tienen su origen en la materia y sólo dependen de la disposición de los órganos.23
El cuerpo no es otra cosa más que una máquina, que es creada o formada por Dios y
que alberga materia el principio del movimiento. Cuando menciona que Dios lo hizo
semejante a nosotros se nos puede venir en mente de qué clase de cuerpos está hablando, él
está abordando el tema del cuerpo humano, pero cuando se refiere a nosotros se está refiriendo
al alma, ya que para él esta es la que nos identifica.
Como podemos ver, el cuerpo y el alma están completamente en mutua relación. Él
mismo decía que “el acto de imaginar puede realizarse así si existe el cuerpo”.24 Así pues, para
poder imaginar es necesario que se tenga un cuerpo, ya que sin éste no es posible concebir la
imaginación.
No podemos encontrar en Descartes algo, que al decir cuerpo, no se entienda como una
máquina, ya que para él, el cuerpo está compuesto por extremidades que están tan unidas y
siguen un mismo sentido en el satisfacer las necesidades fisiológicas y en el movimiento. Para
22 Ibidem, p. 62.23 René Descartes, Tratado del Hombre, Madrid, Alianza, 1990, p. 22.24 R. Descartes, Meditaciones metafísicas con Objeciones y Respuestas, p. 62.
5
dar validez a lo que ha dicho del cuerpo, Descartes recurre nuevamente al poder de Dios. Ya
que en él es muy común encontrar a Dios como garante que da fundamento al conocimiento y
a la existencia.
Como Dios no es falaz, es completamente evidente por sí, ni por medio de alguna criatura en la que se contenga sólo eminentemente, pero no formalmente, la realidad objetiva de tales ideas. Pues como no me he dado facultad para conocer esto, sino al contrario una gran propensión a creer que esas ideas proceden de las cosas corpóreas, no veo por qué razón podría entender que él no es falaz, si procedieran de algo que no sean las cosas corpóreas. Por lo tanto las cosas corpóreas existen.25
En este caso Dios juega un papel muy importante. Ya que por ser verdadero no hay
motivo para ser engañado pues Dios es quién garantiza el conocimiento, por esto, Descartes
considera que las cosas corpóreas son verdaderamente existentes, a pesar de que hay
posibilidad de que las cosas sean totalmente diferentes o diferentes en algo, a las que existen
realmente.
Descartes se da cuenta o comprueba que está completamente unido al cuerpo, gracias a
que tiene en su espíritu sensaciones de dolor, hambre, sed, entre otras. Si no fuese así, cuando
se lesionase el cuerpo no hubiese motivo por el cual sentir el dolor en el alma. 26 Con esto se
rompe la tradición de la escolástica en lo referente a la concepción del cuerpo y del alma.
Encontramos claramente que la forma de concebir al cuerpo es diferente, en tanto que le resta
dignidad al cuerpo comparándolo con una máquina. Por esto, la concepción del cuerpo ya sin
vida, ya no es vista como algo que debe ser respetado como sagrado, como se creía en el
Medievo. Descartes concibe al cuerpo como una máquina o como un reloj, ya que aunque
tenga vida se mueve por sí mismo, y en tanto al cuerpo muerto es como ese mismo reloj que
cuando ya se descompone deja de marcar la hora y deja el principio que le da movimiento.27
El cuerpo sólo cumple funciones vitales y una vez que se ha corrompido éste deja de
actuar convirtiéndose en una simple máquina descompuesta. Dicha máquina se encuentra
formada por “un corazón, un cerebro, un estomago, músculos, nervios, arterias, venas, y cosas
semejantes”.28 Lo que hace pensar a nuestro filósofo que el cuerpo humano es una máquina, es
que todas sus partes tienen funciones especiales y están muy bien coordinados en el trabajo
25 Ibidem, p. 67.26 Cfr. Ibidem, p. 68.27 Cfr. Ibidem, p. 46.28 Idem.
6
diario, como si alguien los dirigiera. Descartes concluye al decir: “considero la máquina del
cuerpo humano por respecto a sus movimientos habituales”.29 Ha llegado a esto gracias a que
puede ver, sentir y experimentar el movimiento de los miembros del cuerpo, es decir que se
comporta como una máquina o como él mismo lo dice, como un autómata. ¿Por qué considera
el cuerpo como máquina? Él mismo dice: porque está “fabricada de y compuesta de huesos,
nervios, músculos, venas, sangre y piel, y ello de modo tal que, aun cuando no hubiera en él
espíritu alguno siguiera moviéndose”.30 La maquina no necesita de cosa alguna para moverse,
ya que el principio de movimiento está en sí misma y no en otra cosa (por esto no puede
depender del alma para moverse.)
En la muerte, el cuerpo es totalmente diferente a uno vivo, por eso trataremos de
abordar algo sobre lo que nuestro filósofo distingue sobre la muerte y la vida, a partir del
cuerpo. Podemos preguntarnos ¿qué diferencia hay entre la vida y la muerte? Nuestro filósofo
responde: “la muerte no ocurre nunca por ausencia del alma, sino porque algunas de las
principales partes del cuerpo se corrompe”.31 Con esto nos está dando a entender que la muerte
solo se da porque un parte vital del cuerpo es corrompido, es decir, que cuando se deja de
vivir, no es porque -como se creía antes- el alma se separa del cuerpo y esto es lo que provoca
la muerte, más bien el alma se separa cuando el cuerpo muere.
En el proyecto filosófico de Descartes encontramos un problema fundamental, ya que
él mismo hace la separación de las dos substancias (res cogitans y res extensa) como cosas
totalmente distintas. Descartes empieza la separación de las substancias a partir de que él
considera que los pensamientos sólo son productos del alma y al alma le pertenecen.32 Llega a
esta conclusión ya que se encuentra con que hay cuerpos que son inanimados y sin embargo se
mueven de muchas formas o maneras que los miembros del cuerpo o poseen más calor que
nosotros.33 El ejemplo que menciona es la llama, ya que tiene más movimiento y calor que
cualquiera de los miembros del cuerpo humano.
29 Ibidem., p. 71.30 Ibidem, p. 70.31 R. Descartes, Las Pasiones del Alma, p. 46.32 Cfr. Ibidem, p. 45.33 Cfr. Idem.
7
La res cogitans es totalmente diferente la res extensa ya que “es de una naturaleza que
no tiene relación alguna con la extensión ni con las dimensiones o con las propiedades de la
materia de que el cuerpo se compone”.34 El alma es totalmente diferente al cuerpo ya que no
posee dimensión o extensión y por esto la función del alma es completamente diferente a las
del cuerpo.
Las funciones del alma en relación con el cuerpo solo son la imaginación y la voluntad,
ya que como el mismo Descartes argumenta, “todo el calor y todos los movimientos que hay
en nosotros, en tanto no dependen del pensamiento, no pertenecen sino al cuerpo”.35 Por esto
mismo para Descartes es el cuerpo quién da vida o es el que tiene vida y el alma no es el
principio de vida pues ya él mismo lo argumentó diciendo: “el alma se ausenta cuando el
individuo muere, a causa de que cesa ese calor y de que se corrompen los órgano que sirven
para mover el cuerpo”.36 Con esto Descartes está haciendo la separación radical de las dos
substancias. Pero aquí cabe una pregunta ¿si el alma y el cuerpo son dos substancias
totalmente separadas, entonces cómo es posible que se estén unidas en el cuerpo o que por
medio del cuerpo se sean manifiestas sus pasiones?
Para Descartes el alma es independiente del cuerpo y viceversa; sin embargo, “el alma
está verdaderamente unida a todo el cuerpo, y que no se puede propiamente decir que esté en
alguna de sus partes [del cuerpo] con exclusión de las demás”.37 El alma está ciertamente
unida al cuerpo pero esta unión no es en sentido material, ya que si fuera materia
consideramos que al perder un miembro del cuerpo también se perdería alma, Y el alma, en
tanto que no pertenece a algo material, no se puede unir y por esto no está sujeta a una parte
del cuerpo. Es más bien en unión substancial.
Las pasiones son sentidas en el cuerpo, gracias a que son producidas por pequeños
cuerpos a los cuales Descartes llamó espíritus animales.38 A lo que se refiere cuando menciona
estos es: “un viento muy sutil o, más bien, una llama viva y muy pura”. 39 Esta definición es
34 Ibidem, p. 63.35 Ibidem, p. 4536 Idem.37 Ibidem, p. 63.38 Cfr. Ibidem, p. 68.39 R. Descartes, Tratado del Hombre, p. 34.
8
muy importante, para comprender el movimiento y comportamiento de las pasiones en el ser
humano.
¿Cómo se forman los espíritus animales? Pues bien encontramos que para Descartes,
los espíritus se forman en el cerebro, a partir de algunas partes de la sangre, que llegan a
alcanzar a éste, las cuales le sirven para alimentarlo.40 Aunque el alma tiene la unidad en todo
el cuerpo, es preciso mencionar que en el cerebro41 tiene su sede. Y esta cede está en “la más
interior de sus partes, que es una glándula muy pequeña situada en la parte de su sustancia y
de tal modo suspendida sobre un conducto por el cual se comunican los espíritus de sus
cavidades anteriores”.42 Esta pequeña cavidad es la sede del alma y se conecta con el cuerpo a
través de los espíritus43 los cuales tienen su origen en el cerebro (encéfalo), esto se da gracias a
que la sangre que sale del corazón es trasladada directamente al encéfalo y, como es en gran
cantidad que llega la sangre, lo que logra entrar en éste son pequeñas partículas agitadas y
sutiles, que llegan a conformar los espíritus animales.44
Una vez ya formados los espíritus, estos son impulsados a través del cuerpo y dan
origen a las funciones vitales del cuerpo para la subsistencia del ser humano. Así pues, para
nuestro filósofo el cuerpo no es una máquina inmóvil, que no tiene funciones por sí misma,
puesto que para él cada parte del cuerpo tiene funciones vitales especiales. Para nuestro
filósofo, la digestión de los alimentos, se da solamente en el estómago de esta máquina, en el
cual se generan líquidos y estos son transportados rápidamente [a través de la sangre] por las
arterias hasta el corazón y de ésta a todo el cuerpo.45
También se encuentran otras funciones biológicas vitales, en las cuales intervienen
otros órganos, como la circulación de la sangre, en los cuales interviene el corazón y las
40 Idem.41 Lo que según en la filosofía cartesiana es el cerebro, en la ciencia médica contemporánea se le llama encéfalo, hacemos uso de este término para clarificar o para su mejor entendimiento. Para que no haya confusiones en su lectura.42 R. Descartes, Las Paciones Del Alma, p. 64.43 Cabe precisar que al referirse a espíritus no sólo se refiere a la capacidad de comprender o el entendimiento y la mente, sino que también se refiere a lo que sirve de comunicación al cuerpo con el alma, nos atrevemos a decir que esto es equivalente a lo que en la ciencia médica moderna son los impulsos nerviosos, ya que estos son producidos por el encéfalo y son conducidos por los nervios, podemos considerar que Descartes esto era lo que ya intuía (a esto le llama Espíritus animales).44 Cfr. R. Descartes, Las Paciones Del Alma, p.49.45 Cfr. R. Descartes, Tratado del Hombre, p. 24.
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arterias. 46 Así pues, de esta forma es completamente fácil conocer la cavidad en donde se
encuentra o es la sede del alma, ya que según Descartes todas las partes del cerebro, son
dobles de la misma manera que lo son los órganos de nuestros sentidos y esta glándula es
relativamente sencilla.47
En esto encontramos a un Descartes totalmente fuera de lo que se había acostumbrado
a estudiar, porque el Descartes que estamos acostumbrado a estudiar es muy filosófico, y el
que tenemos actualmente es más cientificista. Pareciera que hay un cambio totalmente al pri -
mer Descartes desde el Discurso del Método y de las Meditaciones Metafísicas, pero no es así
ya que nuestro filósofo continúa con su filosofía. Ya que en el Discurso del Método y las Me-
ditaciones Metafísicas, él nos habla de las ideas innatas, adventicias y ficticias, por eso en su
trabajo propiamente filosófico él pone en realce a las ideas innatas, como espacio y tiempo.
Pero posteriormente, puso en realce a las ideas adventicias, cuando él dice que el cuerpo y el
alma están íntimamente unidos porque él alma siente lo que el cuerpo padece.48
Descartes es precursor del conocimiento de las ciencias modernas, puesto que gracias
al considerar al hombre como máquina y restarle dignidad al cuerpo y quitarle la importancia
vital, metafísica y religiosa al alma, las ciencias médicas tendrán su auge posteriormente a él.
46 Cfr. Ibidem, p. 34.47 Ibidem, p. 64.48 Cfr. R. Descartes, Pasiones del Alma, p63.
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Bibliografía.Descartes, René, Las Paciones Del Alma, Buenos Aires, Aguilar, 1981.
---------------------, Los Principios de la Filosofía, Madrid, Alianza, 1995.
--------------------, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y Respuestas, Madrid, Ediciones
Alfaguara, 1977.
---------------------, Tratado del Hombre, Madrid, Alianza, 1990.
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