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rlo o
de Monty Roberts
L
os perros han desempeado un papel importante en mi vida. Mi
mujer, Pat, mis hijos y yo hemos tenido varios con el correr de los
aos que fueron tiernos compaeros e importantes miembros de nues-
tra familia. Sin embargo, ha sido otra maravillosa criatura la que ha
dominado mi carrera profesional. Me he pasado la vida desarrollando
-ya menudo defendiendo- el mtodo que he descubierro para comu-
nicarme con los caballos.
En todo este tiempo me ha resultado evidente el enorme inters que
tiene el mundo de los perros por mis ideas. En todas las partes del
mundo a las que voy, en mis demostraciones hay siempre cuatro veces
ms propietarios y adiestradores de perros que domadores de caballos.
Casi sin excepcin, tienen comentarios firmes y positivos que hacer
sobre mi mtodo.
Si pudiera volver a empezar, disfrutara del reto de adaptar mis ideas
y trasladarlas al mundo del perro. Pero tal y como estn las cosas, tengo
ms que suficiente para mantenerme ocupado desarrollando mi propia
disciplina y compartindola con otras personas. Mortunadamente, en
los ltimos aos, he sabido de una adiestradora canina de gran talento
que, inspirada en mi mtodo, ya ha emprendido esta tarea.
Me sent profundamente emocionado cuando me enter del trabajo
quejan Fennell ha venido haciendo en Inglaterra. He tenido la fortu-
na de conocerla all y me ha contado muchas cosas que me recuerdan
mis propias primeras experiencias. Como a m, ajan le parece profun-
damente injusta la forma en que el hombre ha maltratado a veces a un
animal que afirma llamar su amigo . Ella tambin cree apasionada-
mente que la violencia no tiene lugar en nuestra relacin con los ani-
males. Asimismo, suea, como yo, con un mundo en el que todas las
especies puedan vivir en paz.
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..
Saber escuchar al perro
Igual que me sucedi a m, Jan ha tardado en armarse del coraje
necesario para contar su historia. Yo fui dando largas al asunto duran-
te aos antes de escribir mi primer libro, El hombre que escuchaa los
caballos Jan ha sido igual de cuidadosa para esperr a publicar sus
ideas. Ahora siente la confianza que le da su experiencia y est prepa-
rada para compartir su extraordinario trabajo. con un pblico ms
amplio.
En esta empresa, les deseo a ella y a sus ideas lo mejor. Estoy segu-
ro de que habr quienes la critiquen. Si la experiencia me ha enseado
algo, es que la naturaleza humana tiene una capacidad casi ilimitada
para la negatividad. Cada uno de nosotros debera tener presente que,
por cada grano de negativo dentro de la comunidad humana, hay una
montaa de positivo esperndonos entre los animales. Sin embargo,
tambin debemos mencionar que por cada persona negativa, hay lite-
ralmente cientos que tienen sed de una mejor forma de tratar con los
mejores amigos del hombre.
Me enorgullece pensar que aferrndome a mis creencias he ayudado
a hacer del mundo un mejor lugar para el caballo y espero que tambin
para las personas. Confo en que este libro pueda lograr lo mismo para
otra criatura muy especial: el perro.
Monty Roberts
1
El hombre que escucha a los caballos
Ed. Tutor, Madrid, 2002 .
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ntrodu in
C
reo firmemente en la importancia de aprender de los errores que
cometemos en la vida. Y con razn, porque yo misma he cometi-
do ms de la cuenta, tanto en mis relaciones con personas como con
perros. De todas las lecciones que stos me han enseado, ninguna fue
tan dolorosa como la que recib en el invierno de 1972. Me parece
oportuno empezar contndoles la tragedia de Purdey. Por razones que
pronto resultarn evidentes, su historia es inseparable de la ma propia.
Era la poca en que me haba casado y estaba criando a mis dos hijos
pequeos, mi hija, Ellie, nacida aquel febrero, y Tony, que entonces
tena dos aos y medio. Vivamos como una familia en Londres, pero
acabbamos de decidir trasladamos al campo, exactamente a una aldea
de Lincolnshire, un condado en pleno centro de Inglaterra. Como tan-
tas personas que se sienten atradas por la vida rural, todos nosotros
estbamos deseando dar largos paseos por el campo y decidimos que
nos gustara la compaa de un perro para llevado con nosotros. En vez
de comprarnos un cachorro que acabe de nacer, pensamos en acoger a
un perro ya crecido. Nos gustaba la idea de ofrecer un hogar a un ani-
mal que hubiera recibido un trato injusto, as que all que nos fuimos
todos a la
RSPCN
y vimos a esta monada de perrita, un cruce de
Border collie y Whippet, blanca y negra, que tena ya seis meses. Nos
la llevamos a casa, y decidimos llamada Purdey.
No era el primer perro de mi vida. se haba sido Shane, un magn-
fico Border collie tricolor que me haba regalado mi padre cuando era
una adolescente de 13 aos que creca en Fulham, al oeste de Londres.
Siempre me haban encantado los perros y de nia me haba inventado
una perrita imaginaria llamada Lady. Recuerdo a mi abuela siguindo-
me cariosamente la corriente y hablndole a mi amiga de ficcin con-
2
Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals, la Sociedad Protectora de Animales
britnica, lit. Real Sociedad para la Prevencin de la Crueldad a los Animales . N. d. T
II
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aber escuchar al perro
migo. Creo que entonces ya vea a los perros igual que ahora como
modelos de amor incondicional y absoluta lealtad cualidades que son
difciles de encontrar en los seres humanos. La llegada de Shane a
nuestra familia slo haba confirmado mis sentimientos.
Adiestr a Shane con mi padre segn la tcnica que pap haba
empleado l mismo de joven para educar a sus perros. Pap era un
hombre bondadoso pero tambin estaba decidido a que el perro hicie-
ra lo que se le ordenara. Si Shane haca algo mal reciba un cachete
en la nariz o un azote en las nalgas. Pero yo tambin reciba un azote en
el trasero y pensaba que estaba bien especialmente porque Shane era
una criatura extremadamente inteligente y pareca comprender lo que
. queramos. Todava puedo recordar el orgullo que yo senta alllevarlo
a los parques de Putney Heath y Wimbledon Common en el autobs
nmerp 74. Shane se sentaba a mi lado sin correa comportndose
impecablemente todo el tiempo. Era un perro extraordinario.
Si algo funciona seguimos hacindolo; como suele decirse no se
remienda lo que no est roto. As que cuando cogimos a Purdey deci-
d aplicad e el mismo mtodo que haba empleado con Shane ense-
ndole la diferencia entre lo que estaba bien y lo que no con una mez-
cla de amor afecto y fuerza cuando era necesario.
Al principio este mtodo pareca funcionar tambin con Purdey. Se
comportaba bien y congeni fcilmente con la familia en Londres.
Los problemas empezaron cuando finalmente nos trasladamos a Lin-
colnshire aquel septiembre. Nuestro nuevo hogar no podra haber
ofrecido mayor contraste con el ruidoso y superpoblado Londres.
Vivamos en un pueblecito aislado. No haba farolas los autobuses slo
pasaban dos veces por semana y haba que caminar seis kilmetros y
medio hasta la tienda ms prxima. Recuerdo que cuando era muy
pequea me llevaron por primera vez al mar. Al vedo hu de l des-
pavorida corriendo colina arriba. Mi expresin de nia de tres aos fue
muy muy
gande
y si ella hubiera podido hablar estoy segura de que
es lo que hubiera dicho Purdey sobre su nuevo hogar. Todo pareca
muy muy grande .
A poco de llegar Purdey empez a comportarse de un modo que en
aquel momento cre extrao y no poco preocupante. Se iba corriendo
al campo y desapareca durante horas; luego regresaba habindoselo
pasado obviamente en grande en algn sitio. Tambin estaba hiperacti-
va y pareca que la mnima cosa o el ruido ms insignificante la ponan
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Introduccin
en tensin. Me segua absolutamente adondequiera que yo fuera lo
que resultaba molesto porque mis dos hijos eran pequeos. No me
gustaba nada que vagara as por el campo. Todos tenemos la responsa
bilidad de asegurar que nuestros perros no pongan en peligro ni moles
ten a otras personas. Pero decid que me haba hecho cargo de aquella
perra e iba a seguir con ella. Le deba una ayuda para que se asentara y
tena confianza en que lo conseguira. Los acontecimientos sin embar
go pronto me sobrepasaron.
El primer indicio que percib de que algo iba mal fue cuando un
granjero de la zona vino a verme. Me dijo en trminos inequvocos
que si no mantena a aquella perra bajo control tendra que pegarle un
tiro l mismo. Me qued anonadada desde luego pero tambin enten
d las razones de aquel hombre porque tena ganado y Purdey eviden
temente corra tras los animales y les acosaba. As que la metimos en el
enorme jardn de ms de 60 metros que tenamos pasamos una cuer
da por su collar y la atamos a la de tender la ropa para que no pudiera
alejarse. Pero aun as se escapaba en cuanto poda.
Las cosas empeoraron una fra maana de invierno justo antes de
Navidad. Yo haba bajado con los nios y estaba siguiendo nuestra
habitual rutina para comenzar el da. Purdey corra por todos lados fre
nticamente que era lo que siempre haca a primera hora de la maa
na. Recuerdo que Ellie estaba gateando en el suelo mientras Tony
jugaba a ayudarme clasificando una pila de ropa que yo tena en la sala
de estar. Al entrar en la cocina que daba directamente a la sala de estar
para recoger sus desayunos o un fuerte estrpito. Nunca olvidar lo
que vi cuando me di la vuelta. La perra haba saltado sobre Tony y le
haba empujado a travs de uno de los vidrios de una puerta corredera
de cristal. Haba vidrios rotos por todas partes. Desde ese momento
fue como si todo sucediera a cmara lenta. Recuerdo a Tony mirndo
me con aquella expresin atnita helada mientras Dr sangremanaba a
chorros de su carita. Recuerdo que corr hasta Tony le cog en brazos
y agarr un paal afelpado limpio de una pila de ropa. Mis das como
voluntaria en St John Ambulance3 me haban enseado a comprobar
en este tipo de accidentes si haba fragmentos de cristales en las heri
3 La mayor institucin benfica de primeros auxilios transporte y atencin humanitaria del
Reino Unido. Tambin est presente en otros pases. Entre sus diversas actividades forma soco
rristas. Cuenta en la actualidad con ms de 47.000 voluntarios la mitad de los cuales son jvenes
menores de 18 aos. N. d. T
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das. Cuando me qued convencida de que no haba ninguno, empec a
presionar el paal sobre su cara, aplicando tanta presin como poda
para detener el flujo de sangre. Luego me lo cargu en brazos y me
dirig hacia Ellie que estaba milagrosamente sentada y quieta en medio
de aquel mar de vidrios rotos. La recog con el brazo que tena libre y
me sent all de rodillas pidiendo ayuda. Mientras tanto Purdey corre-
teaba alrededor como una loca, ladrando y saltando en el aire como si
estuviera jugando a un juego formidable.
Era la pesadilla que ninguna madre desea tener. Cuando despus de
un cierto tiempo lleg la ayuda, los amigos y la familia fueron unni-
, mes. Las heridas de Tony eran espantosas y le quedaran marcas de por
vida. Esta perra es mala, una fiera , decan. Pero yo todava me senta
responsable de Purdey, y estaba decidida a dar a la perra otra oportu-
nidad. Continu metindose en problemas de vez en cuando, pero cpor
lo menos durante un par de meses, todo se mantuvo relativamente en
calma.
y entonces, una soleada maana de invierno, justo antes del primer
cumpleaos de Ellie en febrero, me encontraba en otra parte de la casa
mientras Ellie estaba en el suelo jugando con sus juguetes, bajo la vigi-
lancia de mi madre. En cuanto o el chillido de mi madre, me di cuen-
ta de que algo haba sucedido. Cuando llegu a la sala de estar, mi
madre slo acert a gritar: La perra la ha mordido, Ellie no ha hecho
nada y la perra la ha mordido. La perra se ha vuelto loca . No quera
creerlo. Pero cuando vi que Ellie tena un pequeo corte bastante feo
encima del ojo derecho, no me qued otra opcin. La cabeza me daba
vueltas. Por qu haba pasado esto? Qu haba hecho Ellie? Dnde
me haba equivocado en el adiestramiento? Pero yo saba q~e ya haba
pasado el momento de hacerse preguntas.
En cuanto se enter de la noticia, mi padre vino a verme. De nia le
haba odo hablar de uno de sus perros favoritos, un cruce de perro pas-
tor y Olde English bulldogge llamado Gyp, y de cmo se haba vuelto
loco . Mi abuela haba estado intentando que se quitara de un sof y l
la haba intentado morder. Segn la manera de pensar de mi abuelo, si
un perro poda revolverse contra la mano que le daba de comer es que
estaba condenado, as que a Gyp se le sacrific. Mi padre no tena que
explicrmelo con ms detalle. Hija, ya sabes lo que tienes que hacer:
cuando se les va la cabeza, se les va , dijo con tristeza. No pierdas
,tiempo, hazlo cuanto antes. Aquella noche mi marido volvi del tra-
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bajo. Dnde est la perra? me pregunt. Ha muerto le dije. La
haba llevado al veterinario aquella tarde y la haba hecho sacrificar.
Durante mucho tiempo una parte de m estaba convencida de que
haba hecho lo correcto con Purdey; pero al mismo tiempo siempre
cre que le haba fallado que era culpa ma no suya. Incluso en el
momento de sacrificarla senta que estaba abandonndola. Tard casi
veinte aos en confirmar mis sospechas. Lo que ahora s es que todo
el comportamiento de Purdey estaba causado por mi incapacidad para
comprender a aquella perra para comunicarme con ella para mostrar-
le lo que yo quera verdaderamente. Para decirlo con la mayor claridad:
era una perra un miembro de la familia canina no de la humana pero
yo estaba usando con ella un lenguaje humano.
< Durante los ltimos diez aos he aprendido a escuchar y a com-
prender el lenguaje de los perros. A medida que ha ido creciendo esa
comprensin he podido comunicarme con ellos y ayudarles -a ellos y
a sus dueos- a superar sus problemas. En muchas ocasiones mi inter-
vencin ha evitado que un perro fuera sacrificado a causa de su com-
portamiento aparentemente incorregible. El gozo que he sentido cada
vez que he salvado la vida de un perro de esta manera ha sido inmen-
so. Mentira si no admitiese que est tambin teido del remordimien- .
to de no haber aprendido estos principios a tiempo para salvar a
Purdey.
El objetivo de este libro es comunicar los conocimientos que he
adquirido. Explicar cmo llegu al mtodo que empleo actualmente.
Seguir despus esbozando cmo puede usted aprender este lenguaje
por s mismo. Igual que el aprendizaje de cualquier lengua tiene que
tomarse en serio. Si lo aprende con desgana o sin poner en ello tod~ el
alma slo conseguir confundirse a s mismo y al perro con el que est
intentando comunicarse. Si lo aprende bien puedo asegurarle que su
animal le recompensar con su cooperacin su lealtad y su amor. .
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ptulo
llenguaje perdido
El
perro esun len en su propio hogar. Provervio persa
L
a humanidad ha perdido muchos secretos en el curso de su histo-ria. Entre ellos se encuentra la verdadera naturaleza de nuestra
relacin con el perro. Como muchos millones de personas de todo el
mundo siempre he sentido que existe una especial afinidad entre nues-
tras dos especies. Va ms all de la mera admiracin por las capacida-
des atlticas del perro su inteligencia y su belleza. Hay en ello un
vnculo intangible algo especial que nos conecta y que probablemente
ha existido desde los ms remotos comienzos.
Durante casi toda mi vida esta sensacin se fundaba en poco ms
que el instinto un acto de fe si se quiere. Hoy sin embargo la rela-
cin del ser humano con el perro es el tema de un creciente conjunto
de datos cientficos fascinantes. Tales pruebas indican que el perro no
es slo el mejor amigo del hombre sino tambin el ms antiguo.
Segn las investigaciones ms actualizadas que he ledo las historias
de las dos especies se entrelazaron desde hace mucho tiempo: 100.000
aos a. C. Fue entonces cuando el hombre moderno el Homo sapiens
apareci a partir de sus antepasados los neandertales en frica y en el
Oriente
Prximo.
Fue tambin por esta poca cuando el perro
Canis
jamiliaris empez a evolucionar a partir de su antepasado el 1000
Canis lupus.Hayal parecer pocas dudas de que los dos acontecimien-
tos estuvieron relacionados y de que el vnculo se estableci en los pri-
meros intentos del hombre por domesticado. Por supuesto nuestros
antepasados fueron incorporando otros animales a sus comunidades;
los ms destacados: la vaca la oveja el cerdo y la cabra. Pero el perro
no fue slo la primera sino con gran diferencia la adicin ms
exito-
sa a nuestra familia extendida. .
Hay pruebas convincentes que sugieren que nuestros antepasados
valoraron a sus perros por encima de casi todo lo que formaba parte de
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ber escuch r l perro
su vida. Una de las cosas ms conmovedoras que he visto en aos
recientes fue un documental sobre los descubrimientos llevados a cabo
en el antiguo yacimiento natufiense de Ein Mallah en el norte de
Israel. All, en aquel paisaje reseco y sin vida, los huesos de un perro
joven de una antigedad de 12.000 aos fueron encontrados descan-
sando bajo la mano izquierda de un esqueleto humano de la misma
poca. Los dos haban sido enterrados juntos. Da la impresin de que,
evidentemente, el hombre haba querido que su perro compartiese con
l su ltima morada. Descubrimientos similares, que se remontan al
ao 8500 a. C. han sido realizados en Amrica, en el yacimiento de
Koster, en Illinois Estados Unidos).
La sensacin de qe el hombre y el perro compartieron una singu-
lar intimidad viene confirmado por el trabajo llevado a cabo por soci-
logos en ciertas comunidades de Per y Paraguay. En ellas, incluso
actualmente, cuando un cachorro se queda hurfano es habitual que
una de las mujeres se ocupe de su crianza. La mujer cuida y alimenta al
perro hasta que est preparado para valerse por s mismo. Nadie sabe
con certeza a cuntos aos se remonta esta tradicin. Slo podemos
aventurar la intensidad de la relacin que los antepasados de estos pue-
blos debieron de tener con sus perros.
Sin duda, nos quedan muchos ms hallazgos por descubrir, muchas
ms ideas reveladoras que llegar a comprender. Pero incluso con los
conocimientos de que disponemos actualmente, no debera sorpren-
demos que la empata entre las dos especies fuera tan intensa. De hecho,
ms bien al contrario: las enormes similitudes entre los dos animales
los convertiran en compaeros naturales.
La profusin de estudios que han sido realizados en este campo nos
dice que tanto el antiguo lobo como el hombre de la Edad de Piedra
compartieron los mismos instintos impulsores y la misma organizacin
social. En pocas palabras, ambos era depredadores y vivan en grupos.
o manadas con una estructura muy marcada. Una de las mayores simi-
litudes que compartan era su inherente egosmo. La respuesta de un
perro ante cualquier situacin -como la de un ser humano- es qu
gano yo con ello? . En este caso, es fcil ver que la relacin que desa-
rrollaron supuso para ambas especies un enorme beneficio mutuo.
A medida que el lobo menos receloso, ms confiado, se asentaba en
su nuevo medio junto al hombre, descubri que tena acceso a tcnicas
y herramientas de caza ms sofisticadas, como, por ejemplo, trampas y
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Saber escuchar al perro
Lentamente el lobo evolucion convirtindose en un perro capaz de
perseguir y capturar presas en aquel clima extremado y, lo que era ms
importante, a hacerla siguiendo las rdenes del hombre. Este perro
-conocido por diversos nombres: Saluki, Lebrel o Galgo persa,
Cazador de gacelas- sigue actualmente sin alteraciones y bien podra
ser el primer ejemplo de perro de pura raza. No fue ciertamente el lti-
mo. En el antiguo Egipto, el Perro de los faraones fue criado para la
caza. En Rusia, el Borzoi o galgo ruso fue criado para la caza de osos.
En Polinesia y Amrica Central, las comunidades desarrollaron inclu-
so razas de perros especficamente para la alimentacin.
El proceso ha continuado a travs de las pocas, ayudado por la
buena disposicin del perro a recibir nuestra impronta. Aqu en
Inglaterra, por ejemplo, la cultura cazadora de la aristocracia terrate-
niente produjo una serie de perros hechos a medida para desempear
tareas especficas. En una hacienda rural decimonnica, una jaura tpi-
ca inclua un Springer spaniel para levantar spring)o sacar a la caza de
su refugio, un Pointer o un Setter para localizar y sealar o hacer la
muestra pointo set) de las aves, y un Retriever, para cobrar 1 etrieve)as
piezas muertas o heridas y llevrselas al perrero.
En otras partes, diversas razas mantuvieron el vnculo histrico
entre el hombre y el perro incluso ms estrechamente. En ningn lugar
queda mejor ejemplificado que en el desarrollo de perros gua para los
ciegos. Fue al final de la Primera Guerra Mundial, en una enorme casa
de reposo en el campo, cerca de Potsdam Alemania , cuando un mdi-
co que trabajaba con heridos de guerra not slo por casualidad que,
cuando los pacientes que haban perdido la vista se dirigan hacia un
tramo de escaleras, su Pastor alemn les cortaba el paso. El doctor
intuy que el perro les estaba apartando del peligro. Empez a adies-
trar a sus perros especficamente para usar esa capacidad natural de
, pastoreo con el fin de ayudar a seres humanos que ya no podan ver. El
perro lazarillo se desarroll a partir de all. Puede ser nuestra reversin
ms directa a aquella comunidad ms primitiva. Ah estaba un perro
poniendo a disposicin del hombre un sentido que haba perdido.
Desafortunadamente, es un raro ejemplo de cooperacin en el mundo
moderno.
En aos ms recientes nuestra relacin ha cambiado, desde mi punto
de vista, a menudo en detrimento del perro. Nuestros ex-compaeros
para la supervivencia se han convertido en una mezcla de acompaan-
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l lengu je perdido
tes y accesorios. La evolucin de los perros llamados falderos lo ilustra
perfectamente. Estas razas fueron probablemente iniciadas en los tem-
plos budistas en las altas montaas del Himalaya. All, los monjes cria-
ron los robustos Spaniels tibetanos de modo que fueran hacindose
cada vez ms pequeos. Y luego los usaron como si fueran bolsas de
agua caliente, ensendoles a saltar sobre su regazo y a quedarse bajo
sus tnicaspara defendersedel fro.
.
En poca de Carlos TI de Inglaterra 1660-1685), la idea haba lle-
gado hasta este pas, donde el English toy spaniel Spaniel enano
ingls) evolucion cruzando ejemplares de Setter cada vez ms peque-
os. Con el tiempo, estos minsculos perros de caza fueron mimados
por sus pudientes amos y cruzados con razas de perros enanos trados
de Oriente. La historia de la raza todava es apreciable hoy da en los
caractersticos rasgos de la cara achatada del King Charles spaniel
Spaniel rey Carlos). ste fue, en mi opinin, un momento transcen-
dental de la historia de la relacin del hombre con el perro. Para el
perro nada haba cambiado, pero para su ex-compaero, la relacin era
enteramente nueva. El perro haba dejado de tener una funcin ms
all de la meramente decorativa. Era un preludio de lo que se avecinaba.
Hoy da, son escassimos los ejemplos de la antigua relacin que
hombre y perro disfrutaron. Nos vienen enseguida a la mente los pe-
rros de trabajo, como los de caza, polica o granja, aparte de los perros
gua que ya he mencionado. No obstante, son las rarsimas excepcio-
nes. En general, hoy tenemos una cultura y una sociedad en la cual
no se ha concedido consideracin al lugar del perro. La antigua leal-
tad ha sido olvidada. Nuestra confianza ha llegado a dar asco y con
ello la comprensin instintiva que compartieron las dos especies se ha
perdido.
De nuevo, es fcil ver por qu ha habido un fallo en las comunica-
ciones: las pequeas comunidades en las cuales comenz nuestra his-
toria han sido reemplazadas por una sociedad enorme y homognea,
una aldea global. Nuestras vidas en las grandes ciudades nos han
hecho annimos, y no reconocemos a la gente que nos rodea. Si nos
hemos divorciado de,las necesidades de nuestros prjimos humanos,
con los perros hemos perdido completamente el contacto. Como noso-
tros hemos aprendido a abordar todo lo que te1).emosque afrontar en
nuestra sociedad, simplemente hemos supuesto que nuestros perros
han hecho lo mismo:; La verdad es que no. Hoy, el concepto que el
. l.
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. ::-~~7
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hombre tiene del papel del perro y la idea que el perro tiene de su posi
cin estn completamente enfrentadas. Pretendemos que esta sola es
pecie se atenga a nuestras normas de comportamiento que viva segn
reglas que nunca impondramos a otro animal; una oveja o una vaca
pongamos por caso. Hasta a los gatos se les permite que se rasquen
solos. Slo a los perros se les dice que no pueden hacer lo que quieran.
Es irnico y en mi opinin trgico que del milln y medio de
especies conocidas de este planeta la nica dotada de suficiente inteli
gencia para apreciar la belleza de otros seres no sepa respetar a los
perros por lo que son. En consecuencia el excepcional entendimiento
que existi entre nosotros y nuestros antiguos mejores amigos casi ha
desaparecido. No es de extraar que haya actualmente ms problemas
con los perros que nunca.
Por supuesto que hay mucha gente que vive perfectamente feliz con
sus perros. El antiguo vnculo sobrevive puro en alguna parte de nues
tro interior. Ningn otro animal evoca el mismo conjunto de emocio
nes o sirve de base para relaciones de tanta ternura. Pero sigue siendo
un hecho que la gente actual que vive en armona con sus perros ha lle
gado a esta situacin por un accidente feliz ms que a travs del cono
cimiento. Nuestra conciencia del lenguaje instintivo sin palabras que
compartimos con nuestros perros se ha perdido.
Durante la ltima dcada he intentado superar esta divisin resta
blecer aquel vnculo que exista entre hombre y perro. Mi bsqueda de
este medio de comunicacin perdido ha sido larga y a veces frustrante.
. Pero al final ha sido la empresa ms gratificante y emocionante que
haya emprendido jams.
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ptulo
na vida rodeada de perros
A
hora me cuesta imaginario pero hubo una poca en la qutfno
poda afrontar la perspectiva de volver a establecer un lazo -de
amistad con otro perro. En el espantoso perodo que sigui a la muer-
te de Purdey me senta profundamente desilusionada. En un momen-
to dado incluso creo que llegu a salir con la tpica frase: Jams
volver a tener otro perro en esta casa . Pero la realidad era que mi
afecto por los perros era demasiado profundo. Y al ao poco ms o
menos de la muerte de Purdey un pequeo perro de caza estaba
curando las cicatrices que me haba dejado mi trgica prdida.
A pesar de nuestro temprano revs mi familia y yo nos habamos
adaptado bien a la vida de campo. Fue el inters de mi marido por la
caza lo que volvi a traer perros a nuestro hogar. Un da del otoo de
1973 regres de una partida de caza al salto lamentando carecer de un
buen perro. Haba visto un conejo herido escabullndose en el bos-
que adonde ira a morir. Si tuviera un perro eso no habra pasado
dijo con una mirada que dejaba pocas dudas sobre lo que estaba pen-
sando.
As fue como aquel septiembre el da de su cumpleaos lleg a la
casa su primera perra de caza una Springer spaniel a la que llamamos
Kelpie. Le encant la perrita tanto como a m. Iba a ser el comienzo de
mi duradera predileccin por esta maravillosa raza. .
Como supongo era de esperar estbamos aterrorizados por la idea
de repetir la experiencia de Purdey e inmediatamente compr uno de
los habituales manuales sobre adiestramiento de perros de caza. Tengo
que confesar que nuestros primeros esfuerzos para moldearIa no fue-
ron precisamente un xito clamoroso; ms bien al contrario.
Queramos adiestrar a Kelpie para cobrar piezas tarea poco natural
para un perro de muestra especializado en levantar la caza.
Atenindonos rgidamente al libro la iniciamos arrojndole objetos
para que los recogiera y nos los devolviera. El libro insista en la impor-
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tancia de comenzar con algo muy ligero. La idea era ensear a la perra
a que mordiera suavemente los objetos que cobrara.
Decidimos usar uno de los antiguos baberos de Ellie, al que hicimos un
nudo. Una maana sacamos a Kelpie al aire libre, lanzamos el babero y
esperamos que nos lo trajera. Nos emocion mucho cuando ella dio un
brinco y fue a recoger el babero, pero nuestras expresiones pronto cam-
biaron cuando pas corriendo por nuestro lado y se meti en casa.
Recuerdo a mi marido dirigindome una mirada perpleja: Y ahora, qu
dice el libro que tenemos que hacer? , pregunt. En aquel momento creo
que todos nos partimos de risa. Cometimos un montn de errores con
Kelpie, pero tambin nos divertimos mucho. Siempre que hoy seme sube
a la cabeza mi talento o me siento demasiado segura sobre la capacidad
que tengo de controlar a los perros, me acuerdo de aquel momento.
Pero Kelpie era, al fin y al cabo, la perra de mi marido. Yoestaba tan
encantada con ella y con lo bien que haba encajado en nuestra vida que
poco despus decid tener mi propia perra. Me haba enamorado sin
remedio de la raza Spaniel y compr una cachorrita de nueve semanas,
una Springer spaniel con linaje de campeones. La llam Lady, por la
perra imaginaria que haba tenido de nia.
Estaba menos interesada en la caza que en la crianza de perros y en
las exposiciones caninas. Lady fue quien me inici en ese fascinante
mundo. A mediados de la dcada de 1970, vlajaba con ella a exposicio-
nes por todo el pas. Era una perra encantadora y tena mucho xito
con los jueces adondequiera que bamos. En 1976, Lady se haba clasi-
ficado para la exposicin canina ms prestigiosa, la de Cruft s, en
Londres. El da que viajamos hasta el famoso centro de exposiciones
Olympia fue un momento que me llen de orgullo.
Encontr el mundo de las exposiciones caninas gratificante y extra-
ordinariamente divertido. Ante todo, era una gran red social, una
forma de conocer gente que comparta los mismos gustos. Dos de los
mejores amigos que hice fueron Bert y Gwen Green, una pareja bien
conocida en el mundillo, cuya lnea de perros, con el afijo Springfayre,
era enormemente popular. Bert y Gwen conocan mi inters por ini-
ciarme en la cra de perros. Fueron ellos quienes me regalaron a
Donna, una perra de tres aos, que era la abuela de Lady. Donna tena
todo lo necesario para ser una buena perra de base y me ayud a empe-
zar mi propia lnea de cra. Pronto me haba dado mi primera camada,
y me qued uno de los siete perros, al que llam Chrissy.
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n vid rode d de perros
Chrissy era un ejemplar de exposicin que se convirti en un perro
de caza de mucho xito. Gan uno de los certmenes en la categora de
cachorros a la edad de ocho meses y se clasific tambin para Cruft s.
El momento lgido de mi vida con l sucedi en octubre de 1977,
cuando le llev al Show Spaniels Field Day amada de Campo para
Spaniels de Exposicin), una prestigiosa muestra de perros de caza que
se hubiesen clasificado para Cruft s. El concurso juzgaba los perros slo
por sus capacidades de trabajo. Como suele decirse, no caba en m
cuando Chrissy gan el premio como Mejor Springer de la Jornada.
Recuerdo vivamente el momento en que el juez me entreg la escara-
pela de ganador. Bienvenida a la elite , me dijo. Despus de aquello
sent verdaderamente que haba llegado a ser alguien en el mundo del
perro.
Animada por este xito, segu mejorando mi lnea de cra gracias a
dos perras de buena raza y creo que gan una reputacin bastante con-
siderable. Durante esta poca, siguieron aadindose nuevos ejempla-
res a la coleccin de perros de la familia. Trgicamente, Donna muri
de un tumor en 1979, con slo ocho aos de edad, pero en el perodo
post~rior tambin compr para mi hija una Cocker spaniel llamada
Susie, y cri perros con su hija Sandy.
Sin embargo, fue Khan, uno de los English springer spaniels que yo
haba criado, quien me proporcion mi mayor xito, al ganar en su
categora en muchos concursos y el premio Best of Breed (el mejor de
su raza). Era un perro maravilloso de hermosos rasgos, en especial el
tipo de rostro clido pero masculino que siempre estaban buscando los
jueces. En 1983 se clasific para Cruft s, emulando la hazaa de seis de
mis anteriores perros. Me dio un enorme placer que ganase en su cate-
gora. Tambin en este caso me llena de orgullo recordar el momento
en que recib el diploma de ganador.
Como ya he explicado, conoc a personas maravillosas y afables que
me ensearon mucho. Pero la ms sabia de todas ellas fue sin duda Bert
. Green. Recuerdo que sola decirme: Dudo que le hagas ningn bien
a la raza; pero no le hagas ningn dao . Con esta frase quera decir
que tenamos la responsabilidad de mantenemos fieles a los principios
de la fraternidad de criadores de perros.
Para m, criar perros conllevaba su propia serie de responsabilidades,
en especial porque casi todos los pocos perros que cri iban encon-
trando acomodo, con todas las precauciones debidas, en hogares de
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ber escuch r l perro
diversas familias. Era responsabilidad ma asegurar que estos perros
tuvieran temperamentos que convirtieran su posesin en un placer. As
que inevitablemente me haba pasado mucho tiempo adiestrndolos
trabajando en lo que todo el mundo sola llamar clases de obediencia .
Fue aqu donde el malestar que yo haba sentido durante tanto tiem-
po sobre nuestra actitud hacia los perros realmente aflar. El recuerdo
de Purdey era una nube constante en el fondo de mi alma. Estaba
siempre preguntndome lo que haba hecho mal cuestiondome si de
alguna manera la haba adiestrado incorrectamente.
Mi creciente malestar se vio alimentado por la desconfianza que sen-
ta acerca de los tradicionales mtodos de adiestramiento por imposi-
cin. En mis tcnicas de adiestramiento no haba entonces nada radical
ni revolucionario. Al contrario en la mayora de los sentidos era tan
conservadora como todos los dems adiestradores. Pasaba por la ruti-
na de adiestrar al perro a sentarse y a quedarse quieto empujndolelas
nalgas hacia el suelo a que se pusiera a mi lado con un tirn del collar
de ahogo y a seguirme. E inculcaba estas formas de disciplina median-
te los mtodos consagrados par la tradicin.
Sin embargo a medida que pasaba cada vez ms tiempo adiestrando
perros empez a tomar forma una molesta duda sobre lo que estaba
haciendo. Era como si una voz en el fondo de mi alma estuviera dicin. .
dome constantemente: ests obligando al perro. a hacer esto; pero el
perro no quiere hacerlo. En realidad yo haba detestado siempre la
palabra obediencia . Tena la misma connotacin que domar en el
mundo del caballo. Simplemente pona de relieve la realidad de la si-
tuacin que lo que estaba empleando era un tipo de imposicin una
forma de contrariar la voluntad del animal. En mi opinin es como la
palabra obedecers en los votos de matrimonio. Por qu no usar
trminos como colaborars trabajars junto a cooperars ?
Obedecer me resulta demasiado emotivo. Pero qu poda hacer al
respecto? No haba libros sobre cmo obrar de otro modo. Y quin
era yo para poner las cosas en duda? No haba ms vuelta de hoja; ten-
as que tener a tu perro bajo control no podas permitir que fuera
corriendo por ah completamente descontrolado. Es responsabilidad
nuestra como lo es con nuestros hijos hacerles socialmente responsa-
bles. No tena una verdadera alternativa.
No obstante fue en esta poca cuando empec con mis tentativas
para que el proceso de adiestramiento resultara ms benvolo cuando
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fuera posible. Con esta idea en mente comenc a introducir sutiles
cambios en mi tcnica. El primero no supona nada ms complicado
que un simple cambio de lenguaje. Como ya he explicado estaba
empleando los mtodos tradicionales de imposicin incluyendo ellla-
mado collar de ahogo. En mi opinin el nombre estaba mal puesto.
Usado correctamente el collar. no deba nunca ahogar al perro sino
tan slo controlado. Segn lo entenda yo no tena sentido empleado
para dar tirones del perro hacia atrs. As que intent suavizar la ter-
minologa para conseguir suavizar la actitud de las personas.
Como parte del adiestramiento enseaba a la gente a emplear la
correa para hacer un ruido ligero un chasquido que el perro recono-
ciera como seal anticipatoria antes de adelantarse a su dueo. Cuando
oa la correa reaccionaba para evitar el ahogo. As que para m y mis
alumnos eran collares de control ms que de ahogo. Fue un cambio
menor pero la diferencia de nfasis era fundamentaL
Intent hacer lo mismo en el adiestramiento de las pautas junto al
amo. N o aprobaba el mtodo que empleaba la mayora de la gente que
supona coger la correa y derribar al perro. Crea que era un error. Mi
forma original de conseguir que se echase era hacer que el perro se sen-
tara y luego inclinade suavemente hacia un lado retirndole la pierna
ms cercana al adiestrador. Siempre que poda buscaba un mtodo ms
suave dentro de los parmetros tradicionales del trabajo.
Mientras lo haca tuve mucho xito enseando a otras personas a
trabajar con sus perros. Pero los cambios que yo estaba consiguiendo
suavizando el enfoque eran muy pequeos. La filosofa central segua
siendo la misma.. Estaba obligando al perro a hacerlo. Siempre senta
que estaba imponiendo mi voluntad al perro en vez de conseguir que
hiciera por propia voluntad lo que yo quera. E intua que el perro no
saba por qu lo estaba haciendo. Las ideas que cambiaron todo esto
comenzaron a tomar forma a finales de la dcada de 1980.
En aquella poca mi vida haba cambiado considerablemente. Me
haba divorciado y mis hijos haban crecido y estaban camino de la
universidad. Yomisma haba estudiado psicologa y conductismo como
parte de una licenciatura en literatura y ciencias sociales en la
Universidad de Humberside. Tuve que dejar las exposiciones caninas a
causa del divorcio. Justo cuando la gente estaba empezando a respetar ...
me y yo a tener xito todo me fue arrebatado de repente: fue muy frus-
trante. De mala gana tuve que desprenderme de algunos de mis perros.
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ber escuch r l perro
Mientras tanto mantuve un grupo de seis ejemplares. En la poca en
que nos trasladamos a una nueva casa en el norte del condado de
Lincolnshire en 1984 me faltaba el tiempo necesario que requiere el
exigente mundo del perro de competicin. Yoestaba trabajando dema-
siado para mantener a mis hijos como para poder permitirme el lujo de
competir o criar a tiempo completo. Aparte de mis propios perros mi
contacto con ese mundo qued reducido al trabajo que haca en un
refugio para animales que haba cerca de casa el Jay Gee Animal
Sanctuary y a escribir una pgina dedicada a las mascotas para un
peridico local.
Mi pasin por los perros sigui siendo tan grande como siempre. La
nica diferencia entonces era que tena que encauzarse en otra direc-
cin. Mi inters por la psicologa y el conductismo haba continuado
desde la universidad. El conductismo en particUlar se haba convertido
ya entonces en parte de la corriente dominante. Haba ledo a Pavlov y
a Freud a B. F. Skinner y a todos los expertos reconocidos en este
campo y para ser sincera encontr mucho con lo que poda estar de
acuerdo. La idea por ejemplo de que cuando un perro te salta encima
est intentando establecer una jerarqua y se te est subiendo enci-
ma para ponerte en tu sitio. O la idea de que un perro se abre paso para
ponerse por delante cuando te diriges a una puerta porque est com-
probando que no hay moros en la costa protegiendo la guarida y cree
ser el lder.
Tambin comprend y acept la idea de lo que se llamaba ansiedad
por separacin . El punto de vista de los conductistas era que un perro
destroza los muebles a mordiscos o destruye la casa porque est sepa-
rado de su dueo y esa separacin le causa un enorme estrs. Todas
estas cosas tenan pleno sentido y me fueron de gran ayuda. Pero en mi
opinin faltaba algo. Lo que yo segua preguntndome era: por qu?
De dnde sacaba el perro esa informacin? En aquella poca yo me
preguntaba si no estara loca por llegar siguiera a plantearme cosas
como stas pero por qu un perro es tan dependiente de su amo que
le resUlta estresante estar separado de l? Entonces no lo saba pero
estaba considerando la situacin desde el punto de vista equivocado.
No creo exagerado decir que mi actitud hacia los perros -y mi vida-
cambi una tarde de 1990. En aquella poca tambin trabajaba con
caballos. El ao anterior una amiga l11a Wendy Broughton cuya
yegua China que antriormente haba sido de carreras la haba estado
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montando yo desde haca bastante tiempo, me haba.preguntado si
estaba interesada en ir a ver a un vaquero norteamericano llamado
Monty Roberts. Le haoa trado la Reina para demostrar sus innova-
doras tcnicas con los caballos. Wendy le haba visto dar una exhibicin
en la que haba conseguido que un caballo que nunca haba sido ensi-
llado aceptase la silla, la brida y el jinete en menos de treinta minutos.
Era, al menos a primera vista, muy impresionante, pero ella segua
siendo escptica. Debe de haber trabajado antes con el caballo , pen-
saba. Estaba convencida de que haba sido pura chiripa.
Sin embargo, en 1990, Wendy tuvo la oportunidad de cambiar de
opinin. Haba contestado a un anuncio que Monty Roberts haba
insertado en la revista orse ound Estaba organizando otra exhibi-
cin pblica y peda caballos de dos aos que no hubieran sido ni ensi-
llados ni montados nunca. l haba aceptado la oferta de Wendy para
aplicar su mtodo a Ginger Rogers, su yegua zaina pura sangre. En
realidad para Wendy era ms un reto que una oferta. Ginger Rogers
era una yegua extraordinariamente obstinada. En secreto, estbamos
convencidas de que Monty Roberts estaba a punto de encontrar la
horma de su zapato.
Mientras una tarde soleada de verano viajaba al refugio para anima-
les Wood Green cerca de St Ives (condado de Cambridgeshire), inten-
t mantener la mente abierta, en gran parte po~que tengo inmenso
respeto por el conocimiento que la Reina posee sobre los animales, en
especial sobre sus caballos y perros. Yopensaba que, si ella crea en este
tipo, tendra que merecer la pena vede actuar.
Supongo que cuando se oye la palabra vaquero , inmediatamente
se evocan imgenes de John Wayne, personajes de leyenda con som-
breros tejanos y zahones de cuero, escupiendo y maldiciendo a su paso
por la vida. La figura que apareci ante el reducido pblico aquel da
no poda hallarse ms lejos de aquel clich. Vestido con una gorra de
yquey, una pulcra camisa azul marino y pantalones beige, pareca ms
un caballero rural. Y nada aparentaba en l ser ostentoso ni chilln. De
hecho era muy callado y modesto. Pero haba indudablemente algo
carismticoe inslito en l. Enseguida descubrira hasta qu punto.
ramos unas cincuenta personas sentadas alrededor del corral circu-
lar que se haba montado en la zona ecuestre. Monty Roberts empez
haciendo algunos comentarios sobre su mtodo y lo que estaba a punto
de mostrar. Sin embargo, los primeros augurios no fueron buenos.
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ber escuch r l perro
Monty no saba que Ginger Rogers se encontraba detrs de l. Mien-
tras hablaba ella empez a cabecear lentamente casi sarcsticamente
como si asintiera a lo que estaba diciendo. Todo el mundo se parta de
rIsa.
Por supuesto cuando Monty se dio la vuelta Ginger se detuvo. Pero
en cuanto se volvi para dar la cara al pblico ella volvi a comenzar.
Wendy y yo nos dirigimos una mirada de complicidad. Estoy segura de
que las dos estbamos pensando lo mismo: se est enfrentando con ms
de lo que puede soportar. Mientras Monty recoga una cincha y
comenzaba con los prolegmenos de su nmero nos sentamos espe-
rando que se armara la marimorena.
Precisamente veintitrs minutos
y
medio ms tarde estbamos listas
para tragamos nuestras palabras. Ese fue el tiempo que tard Monty
no slo en tranquilizar a Ginger sino tambin en que aceptase un jine-
te y en que controlase con facilidad a una yegua que sabamos con total
certeza que no haba sido nunca ni ensillada ni montada en su vida.
Wendy y yo nos sentamos all en un atnito silencio. Cualquiera que
nos viera aquel da habra visto la incredulidad reflejada en nuestras
caras.Nos quedamosenun estadode
s o k
durantemucho tiempo des-
pus. Hablamos sobre ello durante das y das. Wendy que haba
hablado con Monty despus de su maravillosa demostracin incluso
construy una rplica del corral circular de marca registrada de Monty
Roberts y empez a aplicar sus consejos.
Para m tambin era como si se hubiera encendido una luz. Haba
muchas cosas que me haban calado muy hondo. La tcnica de Monty
como sabe hoy todo el mundo consiste en conectar - unirse como l
dice- con el caballo. El tiempo que pasa en el corral circular lo emplea
estableciendo una compenetracin con el caballo comunicndose de
hecho en el propio lenguaje del animal. Su mtodo se basa en el traba-
jo de una vida con los caballos y an ms importante en observados
en su ambiente natural. Lo ms impresionante de todo es que en su
mtodo no hay lugar para el dolor ni el miedo. Cree que si no pones al
animal de tu parte cualquier cosa que hagas ser como una violacin
que estars imponiendo tu voluntad a un ser reacio a aceptada. Y el
hecho de que l estuviera logrando hacer las cosas de modo distinto lo
mostraba claramente la manera en que se ganaba la confianza del caba-
llo. Daba mucha importancia por ejemplo al hecho de que pudiera
tocar al caballo en su rea ms vulnerable las ijadas. Aquel da mien-
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Una vida rodeada de perros
tras le vea trabajando al unsono con el caballo, mirando y escuchan-
do lo que el animal le estaba indicando, pens: Ha dado con ello .
Haba conectado con el caballo hasta tal extremo que ste le dejaba
hacer lo que quisiera. Y no haba en ello ninguna imposicin, ni vio-
lencia, ni presin: el caballo estaba hacindolo por voluntad propia.
Pens: Cmo demonios puedo hacer esto con los perros? . Estaba
convencida de que deba ser posible dado que lqS perros son como
nosotros cazadores-cobradores con quienes tenemos una conexin
mucho mayor histricamente. La pregunta del milln era: MO
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ptulo
scuchar y aprender
M
e doy cuenta ahora de que la suerte me estaba sonriendo en esta
poca. Si no hubiera empezado a ampliar mi propio grupo de
perros estoy segura de que nunca habra visto lo que vi. En aquel
momento mi manada se haba reducido a un cuarteto de perros: Khan
Susie y Sandy y una Beagle que haba recogido llamada Kim. Eran
una pandilla divertida una maravillosa mezcla de caracteres. Sin
embargo en aquel entonces yo estaba entrando en otra nueva fase de
mi vida. No tena ataduras los nios haban crecido y acababa de per
der a mis padres. Libre de pensar sobre lo que quera hacer decid dar
la bienvenida a mi hogar a una preciosa cahorrita negra de Pastor ale
mn llamada Sasha.
Siempre me haba gustado la idea de poseer un Pastor alemn a
pesar de ser una raza que ha tenido mala prensa. La gente los ve como
perros polica animales agresivos que estn siempre atacando a la
gente; por supuesto nada ms lejos de la verdad. Estereotipamos a los
perros exactamente de la misma manera que encasillamos a las perso
nas. Todos los Pastores alemanes son agresivos; todos los Spaniels son
estpidos o a todos los Beagles les gusta vagabundear: quin no ha
odo cosas de este estilo? Pero ~s igual de ignorante que decir que
todos los franceses llevan boina o que todos los mejicanos van por ah
con sombrero charro: son tonteras. Mi renuencia a tener un Pastor
alemn no tena nada que ver con esto. Sencillamente no me conside
raba suficientemente experta como para trabajar con este tipo de perro.
Haba odo hablar mucho de su inmensa inteligencia sobre cmo te
nas que estimular su cerebro darles algo en lo que pensar. Siempre me
haba parecido que no tena el tiempo la paciencia ni desde luego los
conocimientos para encargarme de uno de ellos. Pero en aquel mo
mento quiz s.
La llegada de Sasha a mi hogar marc un hito realmente decisivo.
Despus de ver a Monty Roberts en accin yo saba que tena que
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scuch r y prender
seguir su ejemplo y observar muy atentamente lo que hacan mis
perros. Tema que dejar de pensar que yo saba lo que les convena y
empezar a observarlos con atencin. En cuanto empec a hacerla los
resultados no tardaron mucho en presentarse. Sasha era una perra
joven e increblemente activa. Mis dems perros reaccionaron a esta
exuberante nueva presencia de maneras diferentes. La Beagle Kim
simplemente la ignoraba. Khan en cambio estaba muy satisfecho
jugando con la recin llegada. No le importaba en absoluto que Sasha
le siguiera a todas partes pegada a l da y noche. Fue Sandy la Cocker
spaniel de mi hijo Tony quien tuvo los problemas.
Desde el momento en que Sasha lleg a la casa Sandy dej bien
claro que detestaba a esta recin llegada. Sandy en honor a la verdad
estaba envejeciendo ya tena doce aos y simplemente no quera que
esta cachorrilla le estuviera brincando alrededor. Al principio intent
ignorarla apartando la cabeza lo que a veces no era fcil porque Sasha
con sus diez semanas era ya ms grande que Sandy. Cuando esto no
funcionaba empezaba a gruir por lo bajo y a ensearle los dientes cur
vando el labio para que Sasha retrocediera.
Mientras me sentaba y ponderaba lo que estaba sucediendo all me
di cuenta de que era algo que haba visto antes en otra perra ma una
de mis Springer spaniels originales Donna o La Duquesa como se la
conoca. Como este sobrenombre sugiere haba en Donna algo propio
de la realeza. Cuando paseaba por la casa todo el mundo tena que
apartarse de su camino. Recuerdo que en una ocasin mi madre lleg
y se sent en el silln que Donna utilizaba. Donna haba estado echa
da all enroscada tan feliz. En cuanto mi madre se sent a su lado se
alz levant la vista indignada y la empuj fuera del borde. Mi madre
acab en el suelo. Cuando se levant y volvi a sentarse sucedi lo
mismo. Donna volvi a echarla. En aquel momento por supuesto nos
hizo muchsima gracia.
Mientras miraba a Sasha y a Sandy me di cuenta de que estaba suce
diendo de nuevo algo similar delante de m. Lo haba visto en el pasa
do sin darme cuenta de lo que estaba viendo; pero ahora era como si lo
estuviera presenciando por primera vez. Era evidente lo que estaba
sucediendo: San~y como Donn~ estaba intentando demostrar quin
era la jefa; estaba relacionado de algn modo con la posicin jerrquica.
Lo siguiente que not fue la intenssima representacin que mis
perros realizaban siempre que se encontraban. Si por ejemplo llevaba
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ber escuch r l perro
a Sasha al veterinario para ponede una inyeccin cada vez que ella vol
va a casa inmediatamente ejecutaba esta representacin. Yo no saba
cmo llamado en aquella poca pero ahora dira que era un saludo
ritualizado. Lama mucho las caras de los dems perros con las orejas
recogidas hacia atrs: siempre suceda lo mismo.
Al principio no consegua aclararme. En el caso de Sasha no saba si
atribuido a exuberancia juvenil al hecho de ser nueva en el grupo o a
alguna costumbre que ella haba aprendido antes de llegar a mi casa.
Mortunadamente la inspiracin que Sasha me proporcionaba no que
daba limitada a sus acciones. En su aspecto me recordaba mucho a un
lobo. Haba ledo algo sobre manadas de lobos en el pasado; pero ella
me hizo examinado ms atentamente.
Saqu algunos vdeos sobre lobos dingos y perros salvajes y qued
impresionada cuando vi inmediatamente este mismo tipo de compor
tamiento. Me fascin ver que situacin tras situacin ellos tambin
realizaban este mismo saludo ritualizado. Estaba segura de que era algo
que tena que ver con la posicin social. Esa intuicin fue consolidn
dose a medida que investigaba ms sobre la dinmica de la manada de
lobos una comunidad en la que todo gira en torno a los lderes o pare
ja Alfa.
Analizar la pareja Alfa con mayor detenimiento ms adelante. Por
ahora explicar simplemente que los dos lobos AlEason los ms fuer
tes sanos inteligentes y experimentados de la manada. Su posicin
social se mantiene por el hecho de que son los nicos miembros de la
manada que se reproducen asegurando as que slo sobrevivan los
genes ms saludables. El punto clave aqu es que la pareja Alfa domina
y dicta cada aspecto de la vida de la manada. El resto de la manada
acepta el gobierno de la pareja Alfa y se someten a ellos sin cuestionar
nada. Por debajo de la pareja lder cada subordinado se conforma con
conocer su propia posicin y funcin vital dentro de esta jerarqua.
Viendo documentales de lobos era obvio que los saludos rituales
que estaba contemplando estaban todos relacionados con los lobos que
eran al parecer la pareja Alfa. Los lobos que parecan ser los que man
daban no laman las caras de los dems lobos; todos los dems les lam
an a ellos la cara. Estos lametones eran tambin de naturaleza muy
concreta: eran casi frenticos y se centraban en la cara. Haba otros
indicios tambin en el lenguaje corporal. Los Alfas tenan un mayor
nivel de confianza una superior altivez y mantenan un porte distinto;
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lo ms notable era que llevaban la cola mucho ms alta que los dems.
Los subordinados tambin emitan sus seales. Algunos simplemente
colocaban el cuerpo por debajo de sus lderes. Otros, se supone que los
subordinados ms jvenes y de menor rango, ni siquiera se adelantaban
tanto, simplemente se quedaban atrs. Era como si slo ciertos lobos
tuvieran derecho a lamer al lder, y otros no.
De nuevo, enseguida me di cuenta de que ya lo haba visto antes. La
Duquesa, mi perra Donna, se comportaba exactamente de la misma
forma autoritaria. Pero fue cuando volv a estudiar a mi manada cuan-
do las semejanzas se hicieron realmente obvias. Inmediatamente empe-
c a ver de nuevo lo mismo. Observ que era como si hubiera reyes,
caballeros y siervos. Estaba claro que los perros de menor nivel eran
colocados en su sitio por quienes estaban por encima de ellos, exacta-
mente igual que dentro de la manada de lobos. Nunca haba estableci-
do esta relacin. De repente, me di cuenta de que los perros eran
iguales. Represent para m un gran avance.
Tambin fue Sasha quien me propc )rcion la prueba ms poderosa.
Ya estaba claro para m, por ejemplo, que ella haba adquirido una posi-
cin ms alta dentro de la manada. Haba aumentado de tamao y de
confianza lo suficiente para ignorar las protestas de Sandy. Al mismo
tiempo, Sandy se haba vuelto ms resignada con la situacin. Apartaba
la cabeza, agachaba el porte y bajaba la cola.
El cambio de poder era ms evidente a la hora de jugar. Cuando yo
lanzaba la pelota o el juguete que estuviramos usando, le tocaba a
Sasha cobrado. Los dems lo perseguan y brincaban alrededor de l
cuando caa al suelo, pero no haba discusin sobre a quin correspon-
da el papel de recoger la pelota. Y si otro perro se acercaba a ella una
vez que la haba recogido, Sasha le echaba una miradita, y todo su len-
guaje corporal gritaba: Es ma, as que retrocede .
En comparacin, el lenguaje corporal de Sandy era sumiso; a medi-
da que esta interaccin continuaba, su cuerpo se agachaba cada vez
ms. De hecho, Sandy haba abandonado la lucha y permitido que
Sasha se impusiera como jefa de la manada. La perra ms joven haba
dado, si se quiere, un golpe de Estado incruento.
Por supuesto, mis perros no estaban exhibiendo siempre este fasci-
nante comportamiento. Haba veses en que estaban felices uno en
compaa de otro. Empec a comprender que esta jerarqua se refor-
zaba slo en momentos especiales. As que el siguiente paso era averi-
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guar exactamente cundo tena lugar esta comunicacin. Not que esto
suceda conmigo siempre que llegaba a casa. Pero observando a los
perros ms atentamente vi que el mismo tipo de comportamiento se
repeta conmigo siempre que otra persona se presentaba en la puerta
de la calle. Cuando entraba el visitante los perros se congregaban a mi
alrededor. Se ponan muy excitados corran a la puerta correteaban
frenticamente alrededor de los visitantes. Todo el tiempo que hacan
esto estaban interaccionando relacionndose repitiendo este com
portamiento ritualizado. Vi que lo mismo volva a suceder cuando saca
ba las correas y nos preparbamos para dar un paseo. Todos ellos se
excitaban y agitaban dando saltos y volviendo a interaccionar entre
ellos mientras nos preparbamos para salir de casa.
Una vez ms estudi la manada de lobos y una vez ms volv a obser
var lo mismo. En el caso de los lobos este comportamiento ocurra
mientras la manada se preparaba para salir de caza. Correteaban por
todos lados y competan para ocupar determinada posicin; pero al
final era la pareja Alfa la que mantena erguida la cabeza y alta la posi
cin de la cola. Y eran siempre ellos quienes guiaban a la manada en
busca de la presa.
Me di cuenta de que los lobos estaban volviendo a establecer quin
era all el jefe. El lder recordaba a los dems que su papel era guiarles
y el de ellos seguirle. sta era la jerarqua y tenan que atenerse a ella
para sobrevivir. Mi manada estaba haciendo evidentemente lo mismo.
Pero lo que en realidad me interesaba en aquel momento era el hecho
de que me incluyeran a m. Por la forma en que mis perros reacciona
ban a mi alrededor estaba claro que yo formaba de algn modo parte
de este proceso. Y de todos mis perros ninguno se inclinaba tanto a
implicarme en el proceso como Sasha.
Si salamos de casa Sasha se pona siempre delante de m. Se me
atravesaba cerrndome el paso. Aunque poda atrasarla con la correa
siempre quera ir delante. Pareca creer que era natural que ella fuera
la primera. Igualmente si haba un ruido fuerte u ocurra algn acon
tecimiento inesperado mientras estbamos de paseo la aparicin de un
perro delante de nosotros por ejemplo ella se colocaba delante de m
en una postura muy protectora. Tambin ladraba con mayor furia que
los dems cuando se vea a alguen pasar junto a la casa o cuando el car
tero o el lechero se acercaban a la puerta. Y; a diferencia de los dems
no pareca haber modo de que se calmase en estas situaciones.
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scuch r y prender
Si soy sincera al respecto estaba en parte preocupada por este com-
portamiento. Me recordaba un poco a Purdey que tambin tena este
hbito de corretear delante de m. Durante cierto tiempo una parte de
m tema que pudiera fallarle nuevamente a mi perra. Pero afortunada-
mente esta vez percib lo que estaba sucediendo. De nuevo los recuer-
dos de Donna me dieron una primera pista. Record cmo se haba
comportado aos antes cuando haba acogido temporalmente a Shaun
un nio pequeo. Siempre que l se echaba en una manta que yo le
pona en el suelo Donna se echaba junto a l ponindole la pata enci-
ma de una de sus piernecitas. Si l se la quitaba dando una patadita ella
la volva a poner. Estaba actuando claramente como protectora suya
vigilndolo en todo momento. Entonces me di cuenta de que igual
que Donna haba sentido que el nio era responsabilidad suya de
algn modo Sasha tambin deba estar sintiendo que ella tena un papel
que desempear cuidando de m. Por qu si no me daba un trato tan
particular cuando entraba por la puerta o cuando reciba visitas? Por
qu si no se volva tan hiperactiva cuando la sacaba de paseo?
Ahora me doy cuenta de que muchos de mis errores se deban al
condicionamiento que tenemos como seres humanos. Como casi todos
los dems habitantes humanos de este planeta yo haba dado por
supuesto que el mundo giraba en torno a nuestra especie y que las
dems especies de alguna manera encajaban en nuestro gran plan.
Haba dado por supuesto que siendo yo el ama de los perros tena que
ser tambin su lder. Ahora por vez primera empezaba a preguntarme
si era as verdaderamente. Empezaba a preguntarme si Sasha estaba
intentando cuidar de m.
Toda la informacin que reciba de mis perros era reveladora. Pero
ste fue para m el conocimiento ms sensacional de todos. Me oblig
a volver a evaluar por completo mi forma de pensar. Y fue entonces
cuando empec a caer en la cuenta. Pens: Espera un momento y si
yo estuviera estudiando esta situacin desde el lado equivocado? Y si
estuviera imponiendo a esta situacin un marco ms bien arrogante
presuntuoso -y tpicamente humano-? Ysi en cambio trato de ima-
ginrmelo desde el punto de vista del perro y ste en vez de pensar
que depende de nosotros piensa exactamente lo contrario que es res-
. ponsable de nosotros? Y si cree ser el lder de una manada en la cual
nosotros somos tambin subordinados? Ysi cree que su tarea consis-
te en protegernos en mantener nuestro bienestar en vez de ser al
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ber escuch r l perro
revs? . Pensando as, muchas cosas encajaron de repente. Record la
ansiedad por separacin. En vez de un perro preocupado dicindose
Dnde est mam o pap)? , tenamos a un perro intranquilo que se
deca Dnde estn estos malditos nios? . Si usted tuviera un hijo de
dos aos y se diera cuenta de que no sabe dnde est, no se volvera
loco de preocupacin? Los perros no estaban destruyendo la casa por
aburrimiento: era por puro pnico. Cuando su perro le salta encima
cuando entra en casa, no es porque quiera jugar con usted, sino porque
est dndole la bienvenida a su vuelta a la manada de la que l se con-
sidera el jefe.
En muchos sentidos me senta como una tonta. Haba cometido el
error que las personas cometemos tan a menudo en nuestro trato con
los animales. Haba dado por supuesto que mis perros no tenan su
propio lenguaje. Cmo iban a tenerlo? Vivan con nosotros... Haba
supuesto que ellos comprendan que estaban viviendo conmigo en una
casa. No se me haba ocurrido pensar que las reglas por las que se esta-
ban rigiendo les haban sido dictadas cuando eran salvajes. En pocas
palabras, les haba impuesto restricciones humanas: haba permitido
que la confianza diera asco. No puedo decir que la idea se me ocurrie-
ra como un destello cegador, ninguna manzana cay de ningn rbol,
ni rasg el cielo rayo alguno, pero desde aquel momento cambi toda
mi forma de pensar.
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ptulo
omar el mando
E
n pocos meses haba conseguido aclararme ms de lo que hubiera
credo posible. Tomndome el tiempo necesario para ver a mis
perros relacionarse entre ellos escuchando lo que me estaban diciendo
haba adquirido algunos conocimientos convincentes. Comportamientos
que yo haba visto en el mundo salvajelos repetan a diario mis perros en
mi propio hogar. Haba empezado a ver cmo imponan a otros su
voluntad cmo mostraban supremaca cmo manifestaban predominio.
y no haba gritos ni azotes porque los perros ni gritan ni golpean.
A partir de la observacin de mis perros haba conseguido estable-
cer tres claras ocasiones en las que interaccionaban entre s: en
momentos de peligro aparente cuando iban de paseo y cuando se vol-
van a reunir. En cada uno de estos momentos observ que ciertos
perros eran puestos en su sitio que el lder afirmaba su autoridad y los
subordinados la aceptaban. Lo que {querasaber entonces era: cmo
podra yo dar un paso ms?
En mi opinin el aspecto ms inspirador del trabajo de Monty
Roberts era la forma en que era capaz de reproducir el comportamien-
to de un caballo aunque l fuera un ser humano. Saba que tena que
intentar seguir su ejemplo e imitar el comportamiento de mis perros.
Quera ver en qu medida cambiara la situacin si yo tomaba el mando
del modo en que un lder lo hara en la naturaleza. Adems y esto era
crucial quera descubrir si era algo que convena hacer. Habra algn
efecto colateral? Cmo repercutira en el bienestar y en la calidad de
vida de los perros? Teniendo esto presente saba que el reto ms
importante era desarrollar una forma para llevar a los perros a tomar
decisiones por su propio libre albedro. Como dice Monty yo quera
una situacin en la que si hubiera una reunin yo seda elegida presi-
denta. Era una tarea desalentadora.
Saba de antemano que dos elementos eran de suma importancia.
Pronto los llam las dos Ces . Tena que ser coherente y tambin
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Saber escuchar al perro
tena que mantener la calma. Durante generaciones se nos ha ensea-
do a inculcar obediencia a nuestros perros 1adrndo1es las rdenes.
Todos hemos usado palabras como sitz aus platz ven. Yomisma las he
usado. Los perros las reconocen bien pero no porque comprendan el
significado de las palabras. Simplemente aprenden a establecer asocia-
ciones con los sonidos si se emplean reiteradamente. En mi opinin su
eficacia prueba slo el valor de la coherencia al dar informacin a tu
perro. En todos los dems sentidos hablar a voz en grito es una forma
infalible de crear un perro neurtico.
Mientras me preparaba para dar el siguiente paso 10 que suceda a
mi alrededor reforzaba esta sensacin. En el parque al que sola llevar
a mis perros a hacer ejercicio recuerdo a un hombre que llevaba all a
su Dobermann con el mismo fin. Cualquier perro que se acercara al
Dobermann era recibido por los gritos del amo que blanda al mismo
tiempo su bastn. Casi en cuanto empezaba a hacerla su perro empe-
zaba tambin a gruir y a querer morder. Not que en cambio la
gente que estaba relajada y contenta con sus perros tenda a estar a
cargo de animales que permanecan relajados y contentos mientras
jugaban. Esto me llev a pensar en la naturaleza del 1iderazgo que
deba proporcionar y enseguida me di cuenta de que la calma pareca
ser un requisito fundamental por todo tipo de razones.
Tanto en el mundo humano como en el de los perros la forma ms
elevada de liderazgo es la de tipo silencioso inspirador. Pinsese en los
grandes personajes de la historia: Gandhi Toro Sentado Mande1a...
todos ellos hombres enormemente carismticos pero tranquilos.
Aquel famoso verso del poema Si... de Kip1ing siempre se me viene
a la cabeza cuando pienso en las cualidades del lder:
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida...
Cuando te 10piensas resulta evidente. Un lder que parezca trastor-
nado o nervioso es un lder que no inspira confianza un lder en el que
es ms difcil creer. Desde luego es un principio que se reconoce en las
manadas de lobos: en ellas los lobos Alfa exhiben una serenidad que
raya a veces en el desdn.
Yo saba que si iba a empezar a comunicarme en e11enguaje de mis
perros y an ms importante si iba a ser elegida lder tena que empe-
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ber escuch r l perro
Debo confesar que al principio era algo forzado. Estaba cortando
con una actitud arraigada que me haca querer interaccionar con los
perros siempre que poda. No estoy segura de cunto tiempo podra
haberlo mantenido si no hubiera obtenido resultados casi inmediatos.
El impacto fue evidente uno o dos das despus de comenzar este
nuevo rgimen. Para mi asombro en poqusimo tiempo dejaron de sal-
tarme encima y de empujarme. A medida que repeta el procedimien-
to cada vez que me reuna con ellos se volvieron ms y ms
respetuosos. Segn fue avanzando la semana empezaron a apartarse y
a dejarme entrar sin molestarme.
Estoy segura de que su aceptacin se increment por el hecho de
que hubo inmediatos beneficios para ellos. Dejndome el espacio cor-
poral que yo necesitaba apreciaron un marcado cambio en el ambien-
te durante las ocasiones en que yo estaba con ellos: estaba encantada de
verles. Los perros aprendieron que cuando quera estar con ellos era
tiempo de calidad. El conductismo me haba enseado que se debe
ignorar el comportamiento indeseable y excesivo pero al mismo tiem-
po no se debe dejar de alabar el positivo as que reforc esto desha-
cindome en atenciones pero con serenidad cuando venan a m. En
poco tiempo los perros slo se me acercaban cuando se lo peda y no
cost mucho tiempo: sucedi en menos de una semana.
El primer paso de prueba se haba demostrado tan eficaz que saba
que haba dado con algo importante. Pero enseguida me di cuenta de que
una sola cosa no iba a transmitirles el mensaje. Decid abordar los mo-
mentos de peligro aparente y especficamente la llegada de extraos a
la manada. Igual que otros perros los mos solan ladrar incesante-
mente cuando alguien llamaba a la puerta. Cuando haca pasar al visi-
tante inmediatamente quedaba rodeado de perros subindosele por
todos lados y armando un escndalo terrible. Yo gritaba: Quietos
silencio . Pero ahora me daba cuenta de que en vez de aplacarlos esta-
ba exacerbando la situacin. De nuevo pens en Kipling; saba que
tena que guardar en mi puesto la cabeza tranquila mantenerme en
calma y ser coherente.
Esta vez decid decir a la gente que ignorase a los perros cuando
entrara por la puerta. A los perros que continuaban saltando a las visi-
tas me los llevaba a otra habitacin.Por supuesto algunas personas
pensaron que yo estaba loca. Para ellos lo ms natural del mundo era
saludar al perro especialmente si era muy bonito. Mis amigos y mi
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familia haban estado acostumbrados claro est a hacer mimos a
Sasha Khan Sandy y Kim. Pero estaba decidida a tener la oportuni-
dad de verificar mis teoras e insist en que hicieran lo que yo les peda.
Los primeros signos fueron suficientes para convencerme de seguir
con ello. Nuevamente en pocos das las cosas empezaron a calmarse.
Pronto los perros se conformaban con ladrar en vez de correr hasta las
visitas subrseles y arremolinarse a su alrededor. Una vez ms los
perros captaron lo que se les estaba pidiendo casi enseguida. Por su-
puesto no me poda creer que fuera tan sencillo; en parte lo atribua
al hecho de que tanto Sandy como Khan estuvieran envejeciendo.
Estaba segura de que era significativo el hecho de que el perro que me
daba mayores muestras de respuesta fuera Sasha la ms joven de la
manada y adems una Pastora alemana. Nunca pens: Tengo razn
tiene que haber motivos para que esto est funcionando . Me estaba
cuestionando cosas todo el santo da. Sin embargo a pesar de todo esto
no puedo negar que era una sensacin fantstica. Estaban transforma-
dos parecan ms contentos ms tranquilos y vedo era un placer.
Lo siguiente que quera abordar eran las salidas de paseo. La hora de
paseo era entonces con toda sinceridad bastante catica. Siempre que
salamos los perros correteaban a mi alrededor tirando de la correa.
En muchos sentidos la situacin resuma a la perfeccin el error nefas-
to en el adiestramiento tradicional. Creo que les haba inculcado
muchos buenos hbitos mediante el. adiestramiento de obediencia
pero si soy sincera conmigo misma cuando salamos o eran como
robots o hacan su santa voluntad: o todo o nada. No quera eso y me
pareca que deba de haber una forma de conseguir un modo de coo-
peracin una situacin en la que pudiera hacedes acatar las normas
cuando quisiera y en la que ellos pudieran disfrutar de la libertad de
correr adonde quisieran cuando fuera posible. Saba que la mejor
forma de control era el autocontrol. Pero cmo inculcado?
En vez de ponedes la correa y dejades dar saltos por todos lados
como locos pens que volvera a calmar la situacin por completo.
Como ahora haca cada vez ms me detuve a pensar en la analoga con
la manada de lobos. Observ cmo la pareja Alfa permita a sus subor-
dinados corretear a su alrededor durante un breve perodo pero que
con el tiempo todos se calmaban y ellos podan guiar la cacera de
manera ordenada. As que la primera vez que reun a los perros para
dar un paseo no intent impedir que se excitaran: todo lo contrario.
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Pensando nuevamente en los principios de la manada de lobos me di
cuenta de que los perros tienen que excitarse porque para ellos ste es
el preludio de una cacera y su cuerpo tiene que estar bombeando adre-
nalina. Lo que estaba intentando hacer era no luchar contra su instin-
to sino seguirlo.
Pero la diferencia esta vez era que despus de ponerles la correa no
haca nada slo me quedaba all esperando impasiblemente en calma
y en silencio antes de salir por la puerta. De nuevo el sereno lideraz-
go que estaba yo mostrando daba resultado y los perros se tranquili-
zaban por compl~to. Luego descubr que durante el paseo tena que
seguir mostrndoles mis credenciales como lder. Antes como a tantos
otros propietarios los perros me arrastraban por la calle experiencia
que nunca me result especialmente agradable. Sin embargo descu-
br que si cuando empezaba el obligado tirn yo me esperaba los
resultados eran sorprendentes. Los perros enseguida se daban cuenta
de que no haba que apagar un incendio que no haca falta correr y
una tras otra todas sus correas se iban aflojando a medida que dejaban
de tirar y se volvan a mirarme. Era la primera vez que lo hacan y me
dio el nimo que necesitaba para continuar de este tenor. Haba sido
una lucha de voluntades y les haba convencido.
Entonces empec a preguntarme si el mismo procedimiento funcio-
nara cuando estuvieran sueltos sin correa. Antes mis perros se dis-
persaban a los cuatro vientos y luego demostraban tener odo
selectivo : acudan a mi llamada perfectamente bien en ciertas ocasio-
nes pero si estaban distrados con un conejo o con otro perro mis fti-
les intentos de congregarlos resonaban por los campos. En ocasiones
he visto a perros volver pasado el rato slo para ser golpeados por su
frustrado amo. Siempre pens que sta era una seal confusa para el
perro: no le hara a usted dudar de volver si supiera que iba a recibir
una paliza? Cualquiera que haya intentado coger a su perro para
ponerle la correa sabr que a veces el perro puede traerle al retortero
que espera que el amo se acerque y luego vuelve a echar a correr.
De nuevo la observacin de la manada de lobos me dio la solucin
para el problema del odo selectivo. Sabiendo que el lobo Alfa condu-
ce a la manada en la cacera consider la situacin desde el punto de
vista del perro. Si se crea que era el Alfa supondra que estaba condu-
ciendo la cacera. En tal caso la tarea del amo como subordinado no
sera llamar al perro para que volviera sino seguirle como miembro
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que era de la manada. Animada por la respuesta positiva que haba
obtenido trabajando con las correas, decid mostrar a mis perros que yo
conduca la cacera tambin sin correas.
No me entusiasmaba la idea de comprobar esta teora en campo
abierto, pero afortunadamente tena suficiente espacio en mi jardn para
empezar. Llamndoles a mi lado y recompensndoles por hacerla inme-
diatamente, eliminaba la confusin que se produce cuando los amos cas-
tigan a sus perros por tardar en acudir. De nuevo, los perros aprendieron
enseguida, todos excepto Kim, la Beagle. Una de las veces segua sin
responder a la llamada, prefiriendo olisquear por el jardn. Frustrada,
me di la vuelta y me dirig a la puerta de la casa, decidida a dejarla all
fuera. Cuando llegu a la puerta, mir atrs y vi a Kim corriendo a todo
correr para entrar. Qu descubrimiento A partir de entonces, si Kim
no vena cuando se lo peda, me daba la vuelta y me encaminaba a la
casa; despus de lo cual, ella me segua. Los perros son, por naturaleza,
animales de manada, y si se les da la opcin de irse solos o volver a la
manada, eligen siempre la manada.
Era un gran adelanto. Era como si mantuviera sujetos a los perros
con correas invisibles. La diferencia era pasmosa: de nuevo, al cabo de
una semana, ms o menos, seguan disfrutando de su libertad, pero
ahora lo hacan sin alejarse nunca demasiado de m. Y cuando quera
congregar de nuevo la manada para volver a casa~aceptaban al instan-
te las mnimas instrucciones que les daba. Debo admitir que no caba
en m.
No quisiera dar la impresin de que todo esto sucedi fcilmente, de
que todo encaj al instante: no fue as, puedo asegurrselo. Al intentar
desarrollar mis ideas, algunas cosas simplemente no funcionaban. En
es'pecial, descubr que cualquier intento de combinar mis nuevas prc-
ticas con elementos del antiguo adiestramiento de obediencia hacan
ms mal que bien. Cuando pens en incorporar objetos como discos,
clickersy orejeras, me di cuenta de que esto era simplemente confuso .
y si a m me pareca confuso, qu les parecera a mis perros?
Me doy cuenta ahora de que estaba actuando como solemos hacer
los seres humanos: estaba complicando en exceso las cosas. Pensaba
una y otra vez: Tiene que haber algo ms, no puede ser tan sencillo ,
y buscaba continuamente otras cosas. Pero lentamente iba cayendo en
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ber escuch r l perro
la cuenta de que de algn modo era realmente as de simple. Si me con-
centraba slo en la forma de ser y obrar del perro en vez de en la forma
de ser y obrar de las personas iba a tener mucho ms xito; era as de
evidente: cundo se ve a un perro usando collares o correas o
clickers
con otro perro? A partir de entonces decid que iba a intentar hacer
todo esto sin recurrir a ningn medio humano artificial.
Ya haba estado aplicando los principios con gran xito durante dos
o tres meses pero una parte de m todava segua convencida de que
an me faltaba algo para tner una visin completa. Mis propios perros
me estaban suministrando informacin a diario y a medida que lo
hacan yo poda ir refinando con pequeos detalles las tcnicas que
estaba desarrollando: e n realidad a veces era cuestin de ensayo y
error. Pero el siguiente gran avance no vino a travs de los perros que
entonces tena. Una vez ms fueron mis recuerdos de La Duquesa
Donna los que me inspiraron.
Siempre he credo en la conveniencia de dar a mis perros huesos de
caa una vez a la semana. Cuando Donna viva el momento de poner
los huesos en el suelo marcaba el inicio del mismo pequeo ritual. A su
manera siempre autoritaria Donna entraba caminando en silencio y
los dems se apartaban inmediatamente. Entonces Donna olisqueaba
despacio los huesos hasta elegir los que quera y luego se los llevaba.
Slo entonces los dems cogan aquellos que deseaban. Me daba cuen-
ta de que era el mismo principio de liderazgo con el que yo ahora esta-
ba tan familiarizada. El que no haca nada aparentemente se llevaba
todo lo que quera. Y me hizo pensar en emplear la hora de la comi-
da para volver a establecer la estructura de liderazgo. No se trataba de
una idea enteramente nueva. La importancia de comer delante del
perro era algo que haba ledo mientras estudiaba a los conductistas.
Los perros lo reconocan como una simple forma de mostrar que eres
el lder. De nuevo esto tena sentido para m al haber observado otros
animales en especial leones y -otra vez ms- lobos: siempre es el Alfa
quien se alimenta primero en las especies que comen en grupo.
Pero aunque estaba de acuerdo con la idea de los conductistas
disenta con el mtodo que se derivaba de ella. El enfoque conductista
consista en imponer una jerarqua durante la comida de la noche.
Siguiendo este sistema la persona acababa su comida a la vista del
perro antes de dejade comerse despus la suya propia. Era un procedi-
miento que produca sin duda resultados pero haba muchos aspectos
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TOmar el mando
que no me gustaban Aparte de otras consideraciones la gente da de
comer a sus perros a diferentes horas del da y de la noche. En los refu
gios por ejemplo a los perros se les alimenta por la maana. Tambin
pensaba que el mtodo era demasiado prolongado. De nuevo pens en
los perros salvajes y no me imaginaba que la manada esperase hasta la
noche. Desde el punto de vista de la comida los perros prefieren apro
vechar la oportunidad ms que slo atiborrarse. Cazarn una liebre o
un pjaro cualquier presa que les permita aguantar y no se estarn
todo el da haraganeando: lo prioritario de la jornada es conseguir
comida.
Adems de todo esto pareca algo desconsiderado. Me puse en el
lugar del perro y pens que si llevas todo el da sin alimento y enton
ces la persona se sienta a comer antes de que por fin consigas recibir tu
racin pasars mucha hambre. Es posible que esto ponga a los perros
en su sitio pero no es muy amable. Saba que la hora de la comida tena
grandes posibilidades como medio de reforzar las seles de liderazgo
pero no iba a comerme el desayuno o la cena enteros delante de ellos
as que tuve que pensar en algo distinto para comunicar la informacin.
Tuve que idear un nuevo mtodo.
Estaba empezando a darme cuenta de que la informacin rpida
instintiva era la ms til probablemente porque un perro no tiene
ninguna idea de futuro. Yo haba obs~rvado que a veces el mnimo
gesto es capaz de transmitir una enorme cantidad de informacin. La
idea se me ocurri cierto da. Aquella no