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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ENFERMERÍA
Capacidad funcional del adulto mayor que acude
al Hospital de Día de Geriatría
TESIS PARA OPTAR AL TÍTULO PROFESIONAL
DE LICENCIADO EN ENFERMERÍA
Presentada por
Castro Benito, Jilberto Ricardo
Asesor
MG. JACK ROBERTO SILVA FHON
Lima-Perú
2013
2
DEDICATORIA
A Dios, por su fortaleza divina
que guía mis pasos y me cuida,
brindándome salud y vida para
seguir en el camino de mi profesión.
A mis padres, que ya son adultos
mayores, que me acompañan y que
en todo momento me han brindado su
apoyo incondicional.
3
AGRADECIMIENTOS
Agradezco y reconozco al magíster
Jack Roberto Silva Fhon, por guiarme
y brindarme sus valiosos conocimientos
y aportes para la realización de esta tesis.
4
JURADO
Presidenta: Mg. Mistral Carhuapoma Acosta.
Secretaria: Lic. Elena Zuñiga Chura.
Vocal: Dra. Sherin Krederdt Araujo.
5
ÍNDICE
Pág.
I. El problema 10
1.1. Planteamiento del problema 10
1.2. Formulación del problema 14
1.3. Justificación 14
1.4. Objetivos 15
II. Marco teórico 16
2.1. Antecedentes 16
2.2. Base teórica 22
2.2.1. Envejecimiento poblacional 22
2.3. Terminología básica 36
2.4. Variables 36
2.5. Operacionalización de variables 37
III. Diseño metodológico 39
3.1. Tipo de investigación 39
3.2. Población y muestra 39
3.2.2. Criterios de inclusión 39
3.3. Técnicas y muestras de recolección de datos 40
3.3.1. Perfil demográfico 40
3.3.2. Índice de Barthel (ABVD) 40
3.3.3. Escala de Lawton y Brody (AIVD) 40
6
3.4. Procesamiento de datos y análisis estadísticos 41
3.5. Aspectos éticos 41
IV. Resultados y discusión 42
4.1. Resultados 42
4.2. Discusión 47
V. Conclusiones y recomendaciones 53
5.1. Conclusiones 53
5.2. Recomendaciones 54
Referencias bibliográficas 55
Anexos 61
7
ÍNDICE DE TABLAS
Pág.
Tabla 1 42
Tabla 2 43
Tabla 3 44
Tabla 4 45
Tabla 5 46
8
RESUMEN
Objetivo: Determinar el nivel de capacidad funcional del adulto mayor que
acude al Hospital de Día del Hospital Guillermo Almenara Irigoyen.
Metodología: Estudio cuantitativo, descriptivo de corte trasversal en
156 adultos mayores de 60 años entre julio y diciembre de 2012,
utilizando los instrumentos de índice de Barthel y la escala de Lawton y Brody.
Resultados: Predominó el sexo femenino. La edad fluctuó entre 61 y 95 años.
En aquellos con alto porcentaje entre los 80 años o más, prevaleció el
estado civil casado; en la escolaridad, el nivel primario; con relación a
las ABVD, el 50,7 % presentó dependencia leve con mayor predominio del sexo
femenino; el 98,1% de los adultos mayores necesitan ayuda para comer
y desplazarse; el 38,5 % necesita poca ayuda para subir y bajar escaleras
y el 19,9 % es independiente para tomar baños. Para las AIVD, 11,5 %
presenta una dependencia máxima, con predominio del sexo femenino en
todos los niveles; e l 59,6 % necesita ayuda para realizar compras y e l 51,9 %
la requiere en la preparación de los alimentos. El 87,8 % utiliza por mismo
el teléfono.
Conclusión: La mayoría de los adultos mayores son del sexo femenino;
la edad que más predominó fue de 80 años o más; hubo prevalencia de
casados y del nivel primario. En la evaluación de la ABVD, más de la mitad
presentó un tipo de dependencia (leve, moderada, grave o total); y en las AIVD
se observó que 3/4 de los entrevistados eran dependientes (leve, moderada
grave o máxima).
Palabras claves: adulto mayor, capacidad funcional, Hospital de Día,
enfermería.
9
SUMMARY
Objective: Determinate the level of functional capacity of the elderly who come to
the Day Hospital Guillermo Almenara Irigoyen Hospital.
Methodology: A cross-sectional descriptive quantitative in 156 adults aged 60
years and over between July and December 2012 using instruments Barthel
Index and the Lawton and Brody Scale.
Results: Predominance females, age ranged from 61 – 95 predominance among
those 80 years and more, the married status prevailed and the primary school
level, in relation to BADL 50.7% had mild dependence predominance of sex
female, 98.1% of seniors need help to eat and move, the 38.5% needed help
walking up and down stairs and 19.9% is independent to take bath. For 11.5%
IADL has maximum dependence predominance in all levels of the female sex,
59.6% need help for shopping and 51.9% in the preparation of food and 87.8% use
the phone alone.
Conclusion: The majority of older adults are female, the most predominance
age was 80 years and over; higher predominance of marriage and at the primary
level. In the assessment of BADL over half presented a kind of dependence (mild,
moderate, severe and total) and IADL was observed that three quarters of
respondents were dependent (mild, moderate, severe and maximum).
Keyword: Elderly, Functional capacity; Day Hospital, Nursing
10
I. EL PROBLEMA
1.1. Planteamiento del problema
Durante el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que
afectan tanto el aspecto biológico como el psicológico de la persona; además,
aparece una importante transformación en el papel social1.
Los cambios que se ponen de manifiesto más evidentes durante
el envejecimiento son los físicos, que, en realidad, son una continuación de
la declinación que comienza desde que se alcanza la madurez física,
aproximadamente a los 18 o 22 años. Es imposible distinguir qué cambios son
verdaderamente un resultado del envejecimiento y cuáles derivan de
la enfermedad crónica o de distintos factores ambientales y genéticos1.
En este aspecto, las diferencias individuales son tan notables que hacen difícil
la extracción de diferentes conclusiones; es esa la razón por la que se
considera al adulto mayor como vulnerable, debido a que su organismo tarda más
tiempo en recuperarse de cualquier proceso que afecte su normalidad, pero, al
mismo tiempo, la mayoría de las personas de edad avanzada desarrollan una
serie de mecanismos de adaptación y de estrategias que compensan
las carencias, permitiéndoles llevar su vida diaria con relativa autonomía1.
Durante el proceso de envejecimiento se evidencia la disminución de
la fuerza física; así, cuando una persona es joven suele realizar pocas compras a
lo largo del mes, ya que no tiene problemas en cargar con cualquier peso; por
el contrario, una persona mayor realiza en ese mismo tiempo varias compras
pequeñas, ya que de ese modo le resulta más fácil transportar el peso, pues su
fuerza ha disminuido1.
11
Se entiende como proceso de envejecimiento de una población al aumento
de la proporción de personas de edad avanzada con respecto del total de
los individuos. Las personas mayores de 65 años en países desarrollados
y las mayores de 60 años en países en desarrollo2.
Este fenómeno es un hecho evidente en los países centroeuropeos, que
alcanzan ya índices de 17% . En España, en 1999, fue de 6,8 %, estimándose en
2010 un aumento a 17,8 %. Es uno de los países europeos que ha envejecido
más rápidamente a lo largo del siglo XX. En 1900 había 967 754 personas
mayores de 65 años; dicha cifra se incrementó hasta 6 740 000 en 1999, y se
estima que llegará a los 12 millones de personas en 2050, lo que supondrá
aproximadamente el 30 % de la población total. La esperanza de vida se ha
elevado paralelamente, situándose hoy aproximadamente e n 80 años para
el sexo femenino, originándose un verdadero envejecimiento, incrementándose
así cada vez más la proporción del grupo de edad más avanzada con
al conjunto de la población envejecida2.
En el Perú se considera como adulto mayor a todas aquellas personas que
tengan 60 años o más. Tienen derechos e igualdad de oportunidades a una vida
digna, y deben recibir el apoyo familiar y social necesario para garantizarles una
vida saludable, necesaria y útil3.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) dio a conocer que, en
2012, la población integrada por las personas mayores de 60 años ascendió a
2 millones 712 mil, y representó el 9,0 % de la población total, estimándose
que para 2021 dicho grupo poblacional sería de 3 millones 727 mil, y representará
el 11,2 %4.
Es necesario indicar que los grupos de edad de 80 o más años crecen en
5 %, y los de 75 a 79 años, en 3,8 %. Ese es uno de los cambios más
relevantes que ha experimentado la población con el incremento de los años que
en promedio vive la gente4.
Las especiales características del paciente geriátrico hacen necesaria
la aplicación de un sistema especial, como la valoración geriátrica integral (VGI),
que surge como respuesta a la alta prevalencia en el adulto mayor de
necesidades y d e problemas no diagnosticados, disfunciones y dependencias
12
reversibles no reconocidas, que se escapan a la valoración clínica tradicional,
que es la anamnesis y la exploración física. El VGI es un proceso diagnóstico
dinámico y estructurado que permite detectar y cuantificar problemas,
necesidades y capacidades del adulto mayor en las esferas clínica, funcional,
mental y social, para elaborar, basada en ellos, una estrategia interdisciplinaria
de intervención, tratamiento y seguimiento a largo plazo, con el fin de optimizar
los recursos y de lograr el mayor grado de independencia y, en definitiva, de
mejorar la calidad de vida5.
El VGI es considerado como la piedra angular en el día a día de la práctica
geriátrica, y es l a herramienta principal de trabajo, y, como tal, su finalidad es,
entre otras, facilitar el abordaje al paciente adulto mayor y, en concreto,
al paciente geriátrico. Dentro de las actividades está mejorar el estado funcional
del paciente geriátrico y, con ello, mejorar la calidad de vida, conocer los recursos
del paciente y su entorno sociofamiliar y evitar dentro de lo que sea posible su
dependencia5.
Los cambios normales a causa del envejecimiento y los problemas de
salud de los adultos mayores a menudo se manifiestan como declinaciones en
el estado funcional; estos problemas de salud, condicionantes de deterioro
funcional en los adultos mayores, de no ser tratados, pueden conducir a
situaciones de incapacidad severa, como inmovilidad, inestabilidad o deterioro
intelectual; y ponen al individuo en riesgo de iatrogenia. Una de las mejores
maneras de evaluar el estado de salud de los adultos mayores es mediante
la evaluación funcional, la cual provee los datos objetivos que pueden indicar
la futura declinación o mejoría en el estado de salud, y que permite al personal
de salud intervenir de forma apropiada6.
El proceso de envejecimiento implica las alteraciones en aspectos sociales,
familiares, psicológicos y fisiológicos, las cuales influyen sustancialmente en
la vida; estas transformaciones están relacionadas entre sí en algunas
personas, y pueden significar el deterioro funcional y, por ende, la dependencia
para la realización de las actividades de la vida diaria7.
13
La capacidad funcional (o funcionalidad según Gómez y Cursio) es considerada
como la facultad presente en una persona para realizar las actividades de la vida
diaria sin necesidad de supervisión, dirección o asistencia; es decir, la capacidad
de ejecutar tareas y d e desempeñar roles sociales en la cotidianidad, dentro
de un amplio rango de complejidad7.
Se conoce con bastante evidencia que el sentirse en control de la situación, la
autoestima y la autosuficiencia son factores importantes para mantener la salud
en los adultos mayores. El sentirse en control y la autonomía en la toma de
decisiones tienen una correlación alta con el bienestar del adulto mayor y su
funcionamiento en actividades del vivir diario8.
En el servicio de Hospital de Día de Geriatría del Hospital Guillermo Almenara
Irigoyen de Essalud se encuentran familiares cuidadores y personal de
enfermería. Al interactuar con algunos pacientes y familiares, se presentaron los
siguientes testimonios:
“[…] espero a mi hija para que me ayude a levantarme de la cama y poder
asearme, no quiero molestar”. (Paciente 1).
“[…] yo puedo realizar mis cosas solo, solo quiero que me ayuden a colocarme
a la silla de ruedas y nada más, lo demás lo hago yo, no se preocupe”.
(Paciente 2).
“[…] nos turnamos a cuidar a mi papá, porque él necesita ayuda para realizar
sus necesidades básicas”. (Cuidador 1).
“[…] muchas veces mi papá refiere que no necesita ayuda para comer; sin
embargo, cuando lo dejamos solo comiendo y al regresar a verlo la mayoría de
comida está en el piso; nosotros lo ayudamos a ingerir sus alimentos aunque se
moleste por ello”. (Familiar 2).
Según las respuestas emitidas, muchas veces no se sabe cómo se debe
considerar al adulto mayor con relación a su capacidad funcional ( si se
encuentra limitada o no); a veces la sobreprotección de los familiares hace
dependiente al adulto mayor.
14
1.2. Formulación del problema
¿Cuál es el nivel de capacidad funcional que tiene el adulto mayor que acude
al Hospital de Día de Geriatría del Hospital Guillermo Almenara Irigoyen entre
los meses de julio y diciembre de 2012?
1.3. Justificación
El envejecimiento implica varios cambios en el adulto mayor, los cuales
afectarán diversas de su cuerpo, en especial el deterioro funcional que lo hace
sentir dependiente de sus familiares o de sus cuidadores, que muchas veces
vulnera su autoestima, al sentir que ya no pueden valerse por sí mismas. El simple
hecho de comer, de ir al baño, de vestirse, de marcar el teléfono o de ir de
compras, que muy fácilmente lo hacían cuando estaban jóvenes, ahora no
está a su alcance. También existen adultos mayores que tienen la fuerza mental
de hacerlo; sin embargo, al final no lo realizan.
Es por ello que este estudio será importante, ya que identificará
la funcionabilidad del adulto mayor según el perfil demográfico de las personas
que acuden al Hospital de Día, y mejorará la capacidad en las diferentes
terapias que se realizan, interactuando con el equipo multidisciplinario.
Los resultados de este estudio servirán para que los profesionales de salud en
enfermería mejoren los procesos y optimizen el dominio de las técnicas de
valoración geriátrica integral y su utilización, para así poder intervenir y lograr
la autonomía del adulto mayor. A su vez, se brindará educación a los familiares
y a l o s cuidadores para que el adulto mayor mantenga un estado funcional
adecuado de acuerdo con su etapa y con sus condiciones, y mejore su calidad de
vida.
15
1.4. Objetivos
1.4.1. Objetivo general
Determinar el nivel de capacidad funcional del adulto mayor que acude
al Hospital de Día del Hospital Guillermo Almenara Irigoyen.
1.4.2. Objetivos específicos
● Identificar el perfil demográfico del adulto mayor que acude al Hospital de Día
de Geriatría.
● Evaluar la capacidad funcional del adulto mayor con relación a las actividades
básicas de la vida diaria.
● Evaluar la capacidad funcional del adulto mayor con relación a las actividades
instrumentales de la vida diaria.
16
II. MARCO TEÓRICO
2.1. Antecedentes
Internacionales
Álvarez K., Delgado A., Naranjo J., Pérez M. y Valdés A. (2012). Evaluación
funcional del adulto mayor en la comunidad a 120 adultos mayores
pertenecientes al consultorio médico N.o 219 del Policlínico Universitario "Turcios
Lima", entre julio a diciembre de 2009. El estudio tuvo el objetivo de precisar el
estado funcional del adulto mayor. Para la recogida de información se utilizó el
análisis de la situación de salud del sector. Se aplicaron cuestionarios, siempre
bajo la voluntariedad y la aceptación de las personas para participar en
la investigación. Se basó en la escala geriátrica de evaluación funcional, creada en
el Centro Iberoamericano de la Tercera Edad y adoptada por el Programa
Nacional de Salud de Cuba; así como en el índice de actividades básicas de
la vida diaria de Katz y en la escala de actividades instrumentadas de la vida
diaria de Lawton-Brody. Se encontró una población en envejecimiento demográfico
en la que predominaban las edades de 60 a 69 años. Todas las alteraciones
aumentaron con la edad, y predominaron los ancianos independientes, activos
y satisfechos con la vida. Se concluyó que la población investigada presentaba
un envejecimiento demográfico: el sexo femenino y las edades de 60 a 69
años se presentaron en mayoría. Las mayores alteraciones en la esfera
biomédica se encontraron en la visión, en la psicológica en los trastornos de
la memoria y, en lo social, en la situación económica deficiente. Todas
las deficiencias aumentaron con la edad. En el estado funcional integral
17
predominaron los ancianos independientes, activos y satisfechos con la vida que
llevaban, fundamentalmente en el sexo masculino. Los resultados fueron los
siguientes: en cuanto a la relación entre sexo y nivel de autocuidado, existe un
nivel de autocuidado inadecuado en 57 hombres y en 64 mujeres, que representan
el 62,6 % y e l 61,5 %, respectivamente. No se observaron diferencias entre
el nivel de autocuidados entre hombres y mujeres, con una p > 0,05. En
cuanto a la relación de asociación entre edad y nivel de autocuidado, se observó
que existe un nivel inadecuado de autocuidado en 52 adultos mayores entre 60
y 69 años para el 54,7 % de ese grupo, mientras entre los 70 y 79 años y los de
80 años y más existe un déficit de autocuidado en el 61,8 % y e n el
77,7 %, respectivamente. Se observa en la tabla 2 que el déficit parcial y total
en el grupo de los mayores de 80 años tiene una mayor proporción que en
los otros grupos estudiados, alcanzando una frecuencia de 24,4 %, con
diferencias significativas, dadas por una p < 0,05. La asociación entre percepción
del estado de salud y e l nivel de autocuidado evidencia que el 63,1 % de
los adultos mayores estudiados se perciben aparentemente sanos, de
los cuales 77, que representan el 39,5 %, tienen déficit de autocuidado
cognoscitivo-perceptivo, mientras que, de los 72 (36,9 %) que se sienten
enfermos o que perciben algún riesgo para su salud, solo en 14 de ellos (7,2 %)
existe déficit cognoscitivo-perceptivo, obteniéndose una diferencia significativa entre
estas dos variables analizadas, con una p < 0,05. En la relación entre grado
funcional y nivel de autocuidado, se observa que, de los 165 (84 %) adultos
mayores que se mantienen independientes, 91 de ellos (46,7 %) presentan un
déficit de autocuidado cognoscitivo-perceptivo, existiendo 30 (15,4 %) con algún
grado de dependencia, ya sea total o parcial11.
Pérez M. y Santiago C. (2010). Capacidad funcional del adulto mayor de una
institución de primer nivel de atención. La investigación tuvo como objetivo
identificar la capacidad funcional del adulto mayor de una institución de primer
nivel de Cosoleacaque (Veracruz). La población estudiada fue de 130 adultos
mayores elegidos por muestra aleatoria simple. Se aplicó el test de índice de
Katz, que valora la capacidad funcional de las actividades básicas de la vida diaria.
Los resultados muestran una media de edad de 69,9 años. El sexo masculino
18
predominó con el 57,7 %: con escolaridad analfabeta, 51,5 %; casados,
55,6 %; de ocupación ama de casa, 59,2 %; sin presentar alguna patología,
36,2 %. Los adultos mayores muestran independencia en 96,2 %. El 1,5 %
presenta incapacidad moderada, y el 2,3 % tiene incapacidad severa. Se encontró
que la media de edad es de 69,9 años. El sexo masculino es el más
representativo; en cuanto a ocupación, la mayoría se dedica a labores
del hogar y tiene como escolaridad el nivel de primaria. La patología que
prevalece es la hipertensión arterial sistémica. Con relación a la capacidad
funcional del adulto mayor, motivo de estudio, se encontró una ausencia de
incapacidad alta. Cabe destacar que el 1,5 % de la población mostró una
incapacidad moderada, y que el 2,3 % presentó incapacidad severa, dato
significativo, ya que la población está en riesgo de presentar incapacidad en
actividades de la vida diaria9.
Giraldo C. y Franco G. (2008). Capacidad funcional y salud: orientaciones para
cuidar al adulto mayor. La investigación tuvo como objetivo valorar la salud
y la capacidad funcional de ancianos con dependencia funcional para
el autocuidado, como elementos para orientar el cuidado de enfermería
y el cuidado familiar en casa en 40 personas de 65 o más años con
dependencia funcional, cuidados por familiar, muestreo por conveniencia.
Valoración de la capacidad funcional con el índice de Katz y con la escala de
Lawton y Brody. Entre los hallazgos, se encontró que la población estaba entre 67
y 98 años, con edad promedio de 84,08 años (82,5 % mujeres). Entre los sistemas
orgánicos más afectados estuvieron el cardiovascular, el osteomuscular
y el neurológico, comprometidos en entre el 27,5 % y el 47,5 % de los ancianos.
Se identificaron dos comportamientos: los hombres y las personas de edad
más avanzada tenían mayores grados de dependencia en las actividades
básicas e instrumentales. No se determinó asociación estadística por el tamaño
muestral. Las actividades básicas estaban afectadas en el 67,5 %, y el 55 % de
los ancianos requería ayuda. Las actividades instrumentales estuvieron
comprometidas: entre el 75 % y el 95 % de los ancianos eran totalmente
dependientes. Se concluyó que se ha de considerar la valoración de la capacidad
funcional articulada al estado de salud integral de los ancianos, para orientar su
19
cuidado y apoyar a los cuidadores familiares. Esto, además, previene
dependencias de cuidado innecesarias, que estarían en contra de
las aspiraciones del adulto mayor como individuo autónomo e independiente. Es
tarea de profesionales en enfermería capacitar a cuidadores familiares sobre
valoración de la capacidad funcional10.
Nacionales
Romero K . (2011). Relación entre la capacidad funcional y la autoestima de
los adultos mayores asistentes al Centro de Salud San Juan de Miraflores.
El objetivo fue determinar la relación entre la capacidad funcional y la autoestima
de los adultos mayores asistentes al Centro de Salud San Juan de Miraflores en
46 adultos mayores. Se utilizaron como instrumentos la escala de Lawton
y Brody y la escala de autoestima de Rosemberg. La técnica fue
la entrevista-encuesta, previo consentimiento de los adultos mayores.
Los resultados respecto de la capacidad funcional de los adultos mayores
asistentes al Centro de Salud San Juan de Miraflores fue la siguiente: del 100 %
de adultos mayores, el 76,1 % presentan independencia total; ninguno de ellos es
dependiente totalmente, pero el 23,9 % tiene dependencia en al menos un ítem
presentado en la encuesta. Respecto de la autoestima de los adultos mayores
asistentes al Centro de Salud San Juan de Miraflores, del 100 %, el 21,7 %
muestra autoestima alta; el 34,8 %, autoestima media; y el 43,5 %, baja
autoestima. Además, toda la población con baja autoestima es de sexo masculino.
Respecto de la relación entre la capacidad funcional y la autoestima de
los adultos mayores, se puede apreciar que predomina la independencia total con
baja autoestima, así como de la independencia total con un alta autoestima
e independencia total con la autoestima media12.
Zavaleta L. (2011). Actividades funcionales básicas en el adulto mayor del
Centro de Atención Residencial Geronto-Geriátrico Ignacia Rodulfo Vda. de
Canevaro de Lima, abril de 2011. La investigación tuvo como objetivo determinar
las actividades funcionales básicas del adulto mayor. Se realizó una entrevista
personal al adulto mayor y al cuidador, empleando una ficha de evaluación
20
funcional básica del adulto mayor diseñada por la Organización Panamericana de
la Salud (OPS) como índice de katz modificado. Se hizo un censo poblacional en
los pabellones sociales, con la exclusión de 88 adultos mayores con menos de
60 años, discapacidad física crónica o que padezcan de deterioro cognitivo. Se
entrevistó a 232 adultos mayores, de los cuales el 55,17 % es de sexo
masculino. La edad promedio de los adultos mayores es de 80,5 años. El 65 %
son independientes. El nivel de actividad funcional, según grupo de edad, dio
como resultado un mayor porcentaje de independientes, con 47,02 % en el grupo
de 71-80 años; asistidos, con 64,06 % en el grupo de 81-90 años; son
independientes, con 47,09 % en el grupo de más de 90 años. En el grupo de
edad de 60 a 70 años no hay dependientes. La mayor actividad funcional básica
afectada el baño, con 30,11 %; y la menos afectada, la alimentación, con 10,35 %.
Se concluyó, en función del trabajo efectuado, que, en el nivel de estado
funcional básico de la población adulta mayor, mientras más edad, mayor e s
el deterioro de las actividades funcionales básicas. La prevención de
la discapacidad funcional del adulto mayor se inicia evaluando sus actividades
funcionales básicas con el índice de Katz modificado13.
Maita A. (2008). Riesgos de accidentes en el adulto mayor que realiza
actividades de rutina, usuarios de los servicios de C.S. Conde de la Vega Baja.
Lima-2008. La investigación tuvo como objetivo determinar los riesgos de
accidentes en el adulto mayor que realiza actividades de rutina. Se observó a
los usuarios de los servicios del Centro de Salud Conde de la Vega Baja.
La muestra estuvo conformada por 63 adultos mayores. El instrumento para
la recolección de datos fue el formulario, y como técnica se usó la entrevista.
Previamente, se aplicaron dos instrumentos validados internacionalmente para
seleccionar la muestra: el índice de Katz y la escala de Lawton y Brody, con
los que se evaluó la capacidad funcional para realizar actividades básicas (ABVD)
e instrumentales (AIVD) de la vida diaria. Los resultados mostraron que el riesgo
de experimentar accidentes, sobre todo domésticos, se encuentra presente en
54 adultos mayores (85,80 %). Respecto del riesgo según tipo de accidente,
de 63 (100 %), 42 (66,5 %) presentaron riesgo a caídas; 25 (39,7 %), a
quemaduras; y 23 (35,8 %), a intoxicaciones. En la evaluación de la capacidad
21
funcional para realizar actividades básicas de la vida diaria (ABVD), según
el índice de Katz, 38 (63,31 %) son independientes en el índice A,
y 25 (39,68 %) lo son en el índice B. Asimismo, según la Escala de Lawton
y Brody, se tiene que 40 (63,45 %) son independientes con puntaje de 8,
y 23 (36,5 %) con puntaje de 7, ya que la mayor parte de este grupo eran varones
y no realizaban en la práctica una de las actividades de la escala, como preparar
los alimentos. Las conclusiones del estudio son que la mayoría de los adultos
mayores usuarios del Centro de Salud Conde de la Vega tienen riesgos a
accidentes “presente”; un mínimo porcentaje es “ausente”. En cuanto a
los riesgos de accidentes según tipo, en el adulto mayor que realiza actividades
de rutina, la mayoría presenta riesgo de experimentar accidentes tales como
caídas, seguidas de quemaduras e intoxicaciones. Asimismo, los factores
extrínsecos (condiciones de la vivienda, actividades de rutina) predisponen a
presentar accidentes domésticos en el adulto mayor. Respecto del grado de
independencia en la realización de las actividades básicas de la vida diaria
(ABVD) según el índice de Katz en el adulto mayor que realiza actividades de
rutina, se encuentró que la mayoría son independientes en el índice A. Un
porcentaje considerable (87) es independiente en el índice B, ya que presenta
problemas de incontinencia vesical parcial o total. Acerca del grado de
independencia en la realización de las actividades instrumentales de la vida
diaria (AIVD), según la escala de Lawton y Brody en el adulto mayor que realiza
actividades de rutina, la mayoría de adultos mayores es independientes, con un
puntaje de 8; un porcentaje considerable es independientes, con un puntaje de 7.
Ellos son autovalentes14.
22
2.2. Base teórica
2.2.1. Envejecimiento poblacional
Los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) correspondiente
al trimestre abril-mayo-junio de 2012 indicaron que el 39 % de los hogares del
país tienen entre sus residentes habituales a personas de 60 o más años de edad.
Por grupos de edad, el 33,7 % de hogares están integrados por alguna persona
de 60 a 79 años de edad, y el 8,3 % por alguna persona de 80 o más años de
edad. Sin embargo, el 61 % de los hogares no cuentan con personas adultas
mayores entre los miembros del hogar15.
Al comparar el trimestre similar de 2011, se observa que la proporción
del total de la población adulta mayor aumentó en 0,3 %; por grupos de edad,
entre los dos trimestres analizados se presenta un incremento de 0,3% en
el grupo de 60 a 79 años; mientras que la proporción de 80 o más años de
edad se mantuvo en similar proporción15.
En el siglo XXI, el envejecimiento se convertirá en un fenómeno en
los países desarrollados; a medida que avance el nuevo siglo, la sociedad
deberá ofrecer un marco adecuado para personas cada vez más longevas, sin
olvidar, al mismo tiempo, que es preciso garantizar la viabilidad social
y económica en un mundo en proceso de envejecimiento. Es un hecho
conocido que la autonomía funcional es fundamental para el autocuidado, para
la independencia en la comunidad y para conservar una interacción social
satisfactoria con el entorno. Su pérdida se ha asociado con mayor probabilidad
de muerte, institucionalización y utilización de servicios sanitarios. A medida que
aumenta la edad, también lo hace el riesgo de pérdida de la autonomía, lo que
conlleva a una dependencia de otras personas para realizar las actividades de
la vida diaria15.
23
El proceso de envejecimiento
Durante el proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios que
afectan tanto el aspecto biológico como el psicológico de la persona; además, se
produce una importante transformación en el papel social que hasta entonces ha
desarrollado esa persona. Sin duda, los primeros cambios que se ponen de
manifiesto durante el envejecimiento son los físicos, que, en realidad, son una
continuación de la declinación que comienza desde que se alcanza la madurez
física, aproximadamente a los 18 o a los 22 años. A esa edad finaliza la etapa de
crecimiento y empieza la involución física. Pero no todos los cambios se
producen en la misma época y con el mismo ritmo. Todavía no es posible
distinguir qué cambios son verdaderamente un resultado del envejecimiento
y cuáles derivan de la enfermedad o de distintos factores ambientales y genéticos1.
Los cambios sobre el organismo causados por el envejecimiento pueden
expresarse de dos maneras. En primer lugar, el envejecimiento normal o primario,
referido a los cambios derivados del propio paso del tiempo. Su característica
universal es el criterio principal. En segundo lugar, el envejecimiento patológico
o secundario, caracterizado por la presencia de una enfermedad o de una
discapacidad, además de los cambios propios del envejecimiento. Desde
el punto de vista funcional, se puede clasificar en tres grupos a las personas
adultas mayores: autovalente, frágil y postrado o terminal.
Persona adulta mayor autovalente. Es aquella persona mayor capaz de realizar
las actividades básicas de la vida diaria. Es decir, aquellas actividades esenciales
para el autocuidado, como desplazarse, vestirse, comer, asearse, bañarse
y controlar la continencia; asimismo, realizar actividades instrumentales de
la vida diaria como cocinar, limpiar, comprar o planchar, usar el teléfono,
manejar la medicación y el dinero, realizar tareas o trabajos fuera de casa o salir
de la ciudad. Se considera que el 65 % de los adultos mayores que viven en
la comunidad tienen esta condición.
24
Persona adulta mayor frágil. Es la persona con disminución del estado de
reserva fisiológica y con un aumento de la susceptibilidad a la discapacidad. Se
considera que el 30 % de los adultos mayores que viven en la comunidad tienen
esta condición.
Persona adulta mayor dependiente o postrada. Se define así a la persona que
tiene una pérdida sustancial del estado de reserva fisiológica asociada a una
restricción o ausencia física o funcional que limita o impide el desempeño de
las actividades de la vida diaria16.
Cambios biológicos relacionados con la edad
Sistemas sensoriales
A. Visión
● Disminuye el tamaño de la pupila.
● Menor transparencia y mayor espesor del cristalino, lo que provoca que
llegue menor cantidad de luz a la retina y empeore la visión lejana.
● Disminuye la agudeza visual y la capacidad para discriminar colores.
B. Audición
● Menor agudeza para las frecuencias altas (tonos agudos), lo que deteriora
la capacidad para discriminar palabras y comprender conversaciones
normales. Esta es la causa de que una persona mayor tenga más problemas
en oír las voces femeninas, ya que suelen ser más agudas.
25
C. Gusto y olfato
● Disminuye la sensibilidad para discriminar los sabores salados, dulces
y ácidos, debido al deterioro de las papilas gustativas.
● Pérdida de capacidad para discriminar los olores de los alimentos.
La combinación de esos dos factores es una de las causas por la que
la mayoría de los usuarios se quejan de las comidas servidas en
las instituciones de atención sociosanitaria.
D. Tacto
La piel es el órgano relacionado con la capacidad sensorial; los cambios que
se producen en la piel pueden observarse a simple vista: aparición de arrugas,
manchas, flaccidez, sequedad.
Todos esos cambios se producen como consecuencia de transformaciones
internas, como la disminución en la producción de colágeno y la pérdida de grasa
subcutánea y de masa muscular. Pero también pueden ser originados por
deficiencias en la alimentación, por posibles enfermedades o por una excesiva
exposición al sol sin la suficiente hidratación aplicada por vía tópica (cremas).
En general, para hacerse oír mejor por una persona mayor, es preferible
emplear un tono de voz más grave que elevar la intensidad del mismo.
Sistemas orgánicos
A. Estructura muscular
Se produce una importante pérdida de masa muscular y atrofia de las fibras
musculares, que disminuyen en peso, número y diámetro; consecuentemente,
estos cambios traen consigo el deterioro de la fuerza muscular.
26
B. Sistema esquelético
La masa esquelética disminuye, los huesos se tornan más porosos (menos
densidad del hueso) y quebradizos. Debido al proceso de desmineralización,
los huesos también se vuelven más frágiles y, por lo tanto, más vulnerables a
la fractura. Estos cambios afectan en mayor medida a las mujeres, debido a
la mayor pérdida de calcio, factores genéticos, factores hormonales
(menopausia), inactividad física, consumo de tabaco y alcohol y malos hábitos de
alimentación, entre otros.
C. Articulaciones
Se tornan menos eficientes, al reducirse la flexibilidad. Se produce mayor
rigidez articular, debido a la degeneración de los cartílagos, los tendones
y los ligamentos, que son las tres estructuras que componen las articulaciones,
ocasionando dolor.
D. Sistema cardiovascular
El corazón. Aumento del ventrículo izquierdo, mayor cantidad de grasa acumulada
envolvente, alteraciones del colágeno, que provocan un endurecimiento de
las fibras musculares y una pérdida de la capacidad de contracción, entre otros
cambios.
Los vasos sanguíneos. Se estrechan y pierden elasticidad. Al aumentar de
grosor y acumular lípidos en las arterias (arterioesclerosis), el estrechamiento
y la pérdida de elasticidad dificultan el paso de la sangre. Las válvulas cardiacas se
vuelven más gruesas y menos flexibles, es decir, necesitan más tiempo para
cerrarse. Todos estos cambios conducen a un aporte menor de sangre
oxigenada, y esto, a su vez, se convierte en una causa importante por la que
disminuye la fuerza y la resistencia física general.
27
E. Sistema respiratorio
Su rendimiento queda mermado debido a diversos factores, entre los que se
encuentran la atrofia y el debilitamiento de los músculos intercostales,
los cambios esqueléticos (caja torácica y columna) y el deterioro del tejido
pulmonar (bronquios). Todo ello produce una disminución del contenido de
oxígeno en sangre, que se reduce entre un 10 o un 15 %. La aparición de una
enfermedad respiratoria, el enfisema, es común en personas de edad avanzada.
F. Sistema excretor
El riñón tiene una menor capacidad para eliminar los productos de desecho.
Por esta razón, se hace necesario para el organismo aumentar la frecuencia
miccional. El deterioro del sistema excretor también hace frecuentes
los episodios de incontinencia.
G. Sistema digestivo
En general, todos los cambios se traducen en una digestión dificultosa y en
la reducción del metabolismo de ciertos nutrientes en el estómago y en
el intestino delgado.
Pérdida de piezas dentales, que originan un problema considerable en
la digestión de los alimentos, para la cual es importante una buena masticación.
Disminución de los movimientos esofágicos (contracción/relajación), cuya
función es facilitar la deglución; reducción de la capacidad para secretar enzimas
digestivas, lo que también dificulta la digestión; atrofia de la mucosa
gastrointestinal, por lo que la absorción de nutrientes es menor.
Disminución del tono muscular y el peristaltismo del intestino, que producen
menor masa y frecuencia en la eliminación de sólidos y, por lo tanto, estreñimiento.
Vesícula e hígado en las personas mayores se produce una mayor incidencia de
cálculos biliares y un menor tamaño y eficiencia del hígado1.
28
Envejecimiento saludable
El desarrollo humano se conceptúa como un continuo devenir permanente.
Esto implica en cada persona la necesidad de adaptarse a situaciones nuevas a
lo largo de la vida; alcanzar un envejecimiento saludable constituye uno de
los más grandes retos del ser humano. La OPS define el estado de salud de
los que envejecen no en términos de déficit, sino del mantenimiento de
la capacidad funcional. Precisamente, considerar el número y l a calidad de
los años que una persona de edad avanzada puede vivir sin discapacidad ha
llevado al desarrollo de la expectativa de vida autónoma. Así, el envejecer en
forma saludable está dirigido a adaptarse a los cambios biopsicosociales,
conservando la funcionalidad y la satisfacción personal, en cuya adaptación
el propio interesado ha de jugar un papel activo16.
Valoración geriátrica integral (VGI)
Las especiales características del paciente geriátrico, en el que confluyen
los aspectos intrínsecos del envejecimiento fisiológico y la especial forma de
presentación de la enfermedad, hacen necesaria la aplicación de un sistema
especial de valoración. La VGI surge, además, como respuesta a la alta
prevalencia en el adulto mayor de necesidades y problemas no diagnosticados,
de disfunciones y dependencias reversibles no reconocidas, que se escapan a
la valoración clínica tradicional (anamnesis y exploración física).
Es un proceso de diagnóstico dinámico y estructurado que permite detectar
y cuantificar problemas, necesidades y capacidades del adulto mayor en
las esferas clínica, funcional, mental y social, para elaborar basada en ellos
una estrategia interdisciplinar de intervención, tratamiento y seguimiento a largo
plazo, con el fin de optimizar los recursos y de lograr el mayor grado de
independencia y, en definitiva, de calidad de vida.
29
Por paciente geriátrico se entiende aquel que cumple tres o más de
los siguientes criterios:
Edad superior a 60 años.
Presencia de pluripatología relevante.
El proceso o enfermedad principal posee carácter incapacitante.
Existencia de patología mental acompañante o predominante.
Problemática social relacionado con su estado de salud.
Los objetivos que se plantea la VGI son los mencionados a continuación:
● Mejorar la exactitud diagnóstica en base a un diagnóstico cuádruple (clínico,
funcional, mental y social).
● Descubrir problemas tratables no diagnosticados previamente.
● Establecer un tratamiento cuádruple adecuado y racional para las necesidades
del anciano.
● Mejorar el estado funcional y cognitivo.
● Mejorar la calidad de vida.
● Conocer los recursos del paciente y su entorno sociofamiliar.
● Situar al paciente en el nivel médico y social más adecuado para sus
necesidades, y evitar, siempre que sea posible, la dependencia, para, con ello,
reducir el número de ingresos hospitalarios y de institucionalizaciones.
● Disminuir la mortalidad.
Incluye cuatro esferas: clínica, mental, social y funcional, que, como si de
piezas de un rompecabezas se trataran, configuran, una vez enlazadas,
la imagen real del adulto mayor. Así, constituiría un fracaso tratar de forma
ambulatoria una infección urinaria en el adulto mayor si no se valora previamente
que las situaciones mental, funcional y social permiten un buen cumplimiento
terapéutico.
30
Los principales medios que incluyen una correcta valoración son
la anamnesis, la exploración física y una serie de instrumentos más
específicos, denominados escalas de valoración, que facilitan la detección
y e l seguimiento de problemas, así como la comunicación entre los diferentes
profesionales que atienden al adulto mayor5.
Según cómo la persona envejece, sus funciones y relaciones sociales se
alteran; a esto se suman los problemas de dependencia que pueden estar
presentes y que modifican la visión del adulto mayor, por lo que requiere de ayuda
y apoyo para realizar sus actividades de la vida diaria5.
Capacidad funcional en el adulto mayor
La capacidad funcional o funcionalidad, en geriatría, se considera como
"la facultad presente en una persona para realizar las actividades de la vida diaria
sin necesidad de supervisión, dirección o asistencia; es decir, la capacidad de
ejecutar tareas y desempeñar roles sociales en la cotidianidad, dentro de un
amplio rango de complejidad"7. Mantener la calidad de vida para las personas
mayores es la consideración principal, especialmente para aquellos cuya capacidad
funcional ya no puede recuperarse. Existen muchas intervenciones específicas
que pueden ayudar a las personas mayores a mejorar su capacidad funcional y,
de este modo, también su calidad de vida.
Un enfoque de curso de vida hacia el envejecimiento saludable y activo está
basado, por lo tanto, en comportamientos individuales, así como en las políticas
que influyen en esos comportamientos y que determinan el entorno en el cual
viven las personas6. La evaluación de la capacidad funcional en el adulto mayor
se puede ubicar en tres puntos importantes: las esferas física, cognitiva y
social. La esfera física se refiere a la pérdida de la capacidad de realizar
diferentes acciones de la vida diaria. Incluye la valoración de visión, audición,
marcha, continencia y estado nutricional, ya que el deterioro de estas áreas
afecta marcadamente la funcionalidad de los adultos mayores, y aumenta su
vulnerabilidad y dependencia; además, puede ser el inicio de declive funcional
progresivo9.
31
La evaluación cognitiva es especialmente importante en los adultos mayores,
ya que estos se ven asediados por una enfermedad crónica e irreversible:
la demencia. El deterioro cognitivo afecta la independencia del individuo y sus
actividades de la vida diaria (AVD), aumentando el riesgo de sufrir un síndrome
confusional agudo y de incrementar el uso de sistemas de salud
y la morbimortalidad9.
La evaluación de la esfera emocional y social tiene como objeto identificar
problemas como depresión, alcoholismo y red familiar y social pobre. El hecho de
ser adulto mayor no justifica la presencia de síntomas depresivos. Estos
problemas no solo son prevalentes, sino que afectan la funcionalidad del adulto
mayor y repercuten en las áreas física y cognitiva9.
Valoración de la esfera funcional
La valoración funcional es el proceso dirigido a recoger información sobre
la capacidad del anciano para realizar su actividad habitual y mantener su
independencia en el medio en el que se encuentra.
Las actividades de la vida diaria se clasifican en básicas (ABVD),
instrumentales (AIVD) y avanzadas (AAVD). En las ABVD se incluyen aquellas
tareas que la persona debe realizar diariamente para su autocuidado (aseo,
vestido, alimentación). Las AIVD hacen referencia a aquellas tareas en las que
la persona interacciona con el medio para mantener su independencia (cocinar,
comprar, uso del teléfono); y las AAVD incluyen aquellas que permiten
al individuo su colaboración en actividades sociales o recreativas, trabajo, viajes
y ejercicio físico intenso.
Conforme avanza el grado de deterioro funcional, aumentan el riesgo de
mortalidad, el número de ingresos hospitalarios y la estancia media, las visitas
médicas, el consumo de fármacos, el riesgo de institucionalización y la necesidad
de recursos sociales. En el momento de explorar la esfera funcional se hace
imprescindible interrogar acerca de la dependencia o independencia a la hora de
comer, vestirse, realizar el aseo personal, el necesitar pañales, sondas
o colectores por incontinencia de esfínteres, sin olvidar conocer aspectos
32
relacionados con la capacidad para la deambulación con o sin ayuda (humana
o técnica, en la cual se incluyen bastones, muletas, andadores, silla de ruedas),
la habilidad para las transferencias y los antecedentes de caídas5.
Los cambios normales a causa del envejecimiento y los problemas de
salud de los adultos mayores a menudo se manifiestan como declinaciones en
el estado funcional. Estos problemas de salud son condicionantes de deterioro
funcional, y, de no ser tratados, pueden conducir a situaciones de incapacidad
severa (inmovilidad, inestabilidad, deterioro intelectual) y poner al individuo en
riesgo de iatrogenia. Una de las mejores maneras de evaluar el estado de
salud de los adultos mayores es mediante la evaluación funcional, la cual
provee los datos objetivos que pueden indicar la futura declinación o mejoría en
el estado de salud, y que permite al personal de salud intervenir de forma
apropiada6. Las escalas más utilizadas para evaluar las AVD son las siguientes:
● Índice de actividades de la vida diaria (Katz).
● Índice de Barthel.
● Escala de incapacidad física de la Cruz Roja.
● Escala Plutchik.
● Escala de Lawton y Brody (es la más utilizada para evaluar las AIVD).
Escala de Lawton y Brody
Instrumento publicado en 1969 y construido específicamente para su uso con
población de adultos mayores. Recoge información sobre ocho ítems:
● Usar el teléfono.
● Ir de compras.
● Preparar la comida.
● Realizar tareas del hogar.
● Lavar la ropa.
● Utilizar transportes.
● Controlar la medicación.
● Manejar el dinero.
33
La puntuación es máxima dependencia: 0-1 punto; dependencia grave: 2-3
puntos; dependencia moderada: 4-5 puntos; dependencia leve: 6-7 puntos;
independencia total: 8 puntos.
Índice de Barthel
Publicado en 1965 por Mahoney y Barthel, es el instrumento recomendado por
la Sociedad Británica de Geriatría para evaluar las ABVD en el adulto mayor. Es
la escala más internacionalmente conocida para la valoración funcional de
pacientes con enfermedad cerebrovascular aguda. Su aplicación es fundamental
en unidades de rehabilitación y en unidades de media estancia (UME). Evalúa
10 actividades, dando más importancia que el índice de Katz a las puntuaciones
de los ítems relacionados con el control de esfínteres y la movilidad.
Estas actividades son las siguientes:
● Alimentación.
● Transferencias (traslado cama-sillón).
● Aseo personal.
● Uso del retrete.
● Baño.
● Desplazarse.
● Subir/bajar escalones.
● Vestido.
● Continencia fecal.
● Continencia urinaria.
34
Se puntúa de 0 a 100, lo que le confiere mayor facilidad para el uso
estadístico de los datos. Para una mejor interpretación, sus resultados se han
agrupado en cuatro categorías:
● Dependencia total, puntuación menor de 20.
● Dependencia grave, puntuación de 20 a 35.
● Dependencia moderada, puntuación de 40 a 55.
● Dependencia leve, puntuación igual o mayor de 60.
● Independiente, 100 puntos.
Presenta gran valor predictivo sobre mortalidad, ingreso hospitalario, duración
de estancia en unidades de rehabilitación y ubicación al alta de pacientes con
accidente cerebrovascular5.
Actividades básicas de la vida diaria
Las ABVD son tareas básicas que se necesita llevar a cabo con el fin de
sobrevivir. Incluyen comer, bañarse, ir al baño, transferencia y aseo personal6.
Actividades instrumentales de la vida diaria
Estas incluyen una gama de actividades que se consideran más complejas en
comparación con las ABVD. Permiten abordar al adulto mayor en su capacidad
de interactuar con el medioambiente y con la comunidad. Es fácilmente evidente
que los elementos de las herramientas de evaluación AIVD se orientan más a
los adultos mayores que viven en la comunidad6.
Los enfermeros suelen llevar a cabo una valoración funcional con el fin de
identificar la capacidad de un adulto mayor para realizar el autocuidado,
e l automantenimiento y actividades físicas y de enfermería para un plan
adecuado de intervenciones.
35
Uno de los enfoques es hacer preguntas sobre la capacidad, otro enfoque es
observar a través de la capacidad en la realización de tareas. Sin embargo,
aunque se tiende a hablar de "capacidad", las herramientas de observación tienden
a "discapacidad".
Discapacidad se refiere al impacto de la salud, los problemas presentes en
la capacidad de un individuo para realizar tareas, funciones y actividades, y es a
menudo medida con preguntas sobre el desempeño de las ABVD (como comer
y vestirse) y las AIVD (tales como la preparación de alimentos y los pasatiempos).
La base de la comprensión de capacidad, incapacidad física, función,
actividades de la vida diaria y cualquier factor proviene del trabajo iniciado por
la OMS hace más de 25 años17.
Las habilidades funcionales van disminuyendo a medida que avanza
la edad, principalmente con la aparición de diversas enfermedades crónicas,
deterioro cognitivo y cambios psicosociales, que impiden o limitan la realización de
diversas actividades cotidianas, como vestirse, bañarse y utilizar los servicios
sociosanitarios18.
Con relación al sexo, las mujeres presentan un mayor porcentaje de
disminución de la funcionalidad. Esto puede suceder por el mayor grado de
soledad manifestado en el sector femenino19. También existe la posibilidad de que
este aislamiento social ocasione una mayor dependencia con el entorno social20.
En este siglo XXI es evidente el envejecimiento de la población
y el incremento notorio de la esperanza de vida, que es mayor para las mujeres
que para los hombres10.
La importancia de la valoración funcional del adulto mayor es necesaria.
porque el deterioro de la capacidad funcional constituye un factor de riesgo para
numerosos eventos adversos, como las caídas y la institucionalización6.
36
2.3. Terminología básica
Adulto mayor. Aquella persona con 60 años o más que vive en países en vías de
desarrollo; y de 65 años o más si vive en países desarrollados.
Cuidador. Es en ocasiones el recurso por el cual se proveen cuidados
específicos, muchas veces especializados, a los enfermos crónicos. En ellos se
deposita o descansa el compromiso de preservar la vida de otro.
Capacidad funcional. Es la facultad presente en una persona para realizar
las actividades de la vida diaria sin necesidad de supervisión, dirección
o asistencia; es decir, la capacidad de ejecutar tareas y d e desempeñar roles
sociales en la cotidianidad. Está estrechamente ligado al concepto de autonomía,
la cual se define como el grado en que hombres y mujeres pueden funcionar
como desean hacerlo. Esto implica tomar las propias decisiones, asumir
las propias responsabilidades y, por tanto, reorientar las propias acciones.
Actividades básicas de la vida diaria (ABVD). Son aquellas tareas que
la persona debe realizar diariamente para su autocuidado (aseo, vestido,
alimentación, entre otras).
Actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD). Son aquellas tareas en
las que la persona interacciona con el medio para mantener su independencia
(cocinar, comprar, uso del teléfono, entre otras).
2.4 Variable
Capacidad funcional.
37
2.5. Operacionalización de variables
38
39
III. DISEÑO METODOLÓGICO
3.1. Tipo y nivel de investigación
El presente estudio, según Hernández21, fue cuantitativo, descriptivo de corte
transversal.
3.2. Población y muestra
La población estuvo conformada por los adultos mayores con 60 años o más, de
ambos sexos, atendidos y evaluados entre los meses de julio y diciembre
de 2012, con una muestra de 156 adultos mayores, en el Hospital de Día de
Geriatría del Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen.
3.2.2. Criterios de inclusión
● Adulto mayor de 60 años o más.
● De ambos sexos.
● Adultos mayores que se encuentren registrados con historia clínica en
el Hospital de día Geriátrico del Hospital Guillermo Almenara.
● Atendidos entre los meses de julio y diciembre de 2012.
40
3.3. Técnicas e instrumentos de recolección de datos
Para la recolección de los datos se utilizó la hoja de valoración de enfermería
de la historia clínica, el perfil demográfico, las ABVD a través de aplicación
del índice de Barthel y las AIVD a través de la escala de Lawton y Brody de
los adultos mayores de 60 años o más, con la autorización del jefe del servicio.
Entre los instrumentos usados en la evaluación del adulto mayor estuvieron
los siguientes:
3.3.1. Perfil demográfico. Instrumento para caracterizar al adulto mayor
recogiendo informaciones de sexo, edad, tiempo que frecuentó la institución y
estado civil.
3.3.2. Índice de Barthel (ABVD). Diseñado por Mahoney y Barthel22 para medir
la evolución de sujetos con procesos neuromusculoesqueléticos, validado para
el español por Cid23, con buena reproductibilidad inter- e intraobservador, con
coeficientes de correlación de 0,88 y de 0,98.
El índice valora la capacidad de la persona. Su puntuación oscila de
0 (completamente dependiente) a 100 puntos (completamente independiente),
y las categorías de respuesta están entre dos y cuatro alternativas, con
intervalos de cinco puntos en función del tiempo empleado en su realización
y la necesidad de ayuda para llevarla a cabo23.
3.3.3. Escala de Lawton y Brody (AIVD). Desarrollada en el Philadelphia
Geriatric Center (1969) para la evaluación de autonomía física y AIVD,
traducida al español por Olazarán24, presentando un coeficiente de
reproductividad inter- e intraobservador alto, de 0,94.
Evalúa la capacidad mediante ítems. A cada ítem se le asigna un valor de
1 (independiente) o de 0 (dependiente). La puntuación final es de 0 como
dependencia total y de 8 puntos con independencia total24.
41
3.4. Procesamiento de datos y análisis estadístico
Se creó un banco de datos en el programa Microsoft Excel® Allí se realizó una
doble digitación de los datos para obtener la validación entre la tabulaciones, y así,
posteriormente, importar los datos al programa System Package for Social
Sciences (SPSS) versión 19.0. Para el análisis de los datos se utilizó
la estadística descriptiva, medidas de tendencia central y de dispersión, además
de la prueba de correlación, con un nivel de significancia adoptado del 0,05
3.5. Aspectos éticos
La realización de esta tesis se obtuvo a través del consentimiento de
la enfermera jefa del servicio para la revisión de las historias clínicas
y la aplicación de los instrumentos, respetando la identidad del paciente que
acude al Hospital de Día de Geriatría del Hospital Nacional Guillermo Almenara
Irigoyen.
42
IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
4.1 Resultados
Tabla 1. Perfil demográfico del adulto mayor que acude al Hospital de
Día de Geriatría del Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen. Lima,
2013
En la tabla 1 se observa que prevaleció el sexo femenino, con 64,5 %. La edad
fluctuó entre 61 y 95 años, con alto porcentaje de 80 años y más, con 38,5 %; en
el estado civil se observa un mayor porcentaje de casados, con 48,7 %, y en
la escolaridad, el nivel primario obtuvo 37,2 %.
43
Tabla 2. Capacidad funcional de las actividades básicas de la vida diaria
del adulto mayor que acude al Hospital de Día de Geriatría del Hospital
Nacional Guillermo Almenara Irigoyen. Lima, 2013
En la tabla 2 se observa que la puntuación promedio de las ABVD fue de
84,4 puntos. El 50,7 % presenta dependencia leve, y se muestra mayor
porcentaje del sexo femenino.
44
Tabla 3. Distribución de las actividades básicas de la vida diaria del adulto
mayor que acude al Hospital de Día de Geriatría del Hospital Nacional
Guillermo Almenara Irigoyen. Lima, 2013
Se puede observar que el 98,1 % de los adultos mayores necesitan ayuda
para comer y desplazarse. El 45,5 % necesita poca ayuda para subir y bajar
escaleras; y el 19,9 % es independiente para tomar baño.
45
Tabla 4. Capacidad funcional de las actividades instrumentales de la vida
diaria del adulto mayor que acude al Hospital de Día de Geriatría del
Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen. Lima, 2013
Se observa que la puntuación promedio fue de cinco puntos. El 11,5 %
presenta una dependencia máxima. Se muestra mayor porcentaje, en todos los
niveles, del sexo femenino.
46
Tabla 5. Distribución de las actividades instrumentales de la vida diaria
del adulto mayor que acude al Hospital de Día de Geriatría del Hospital
Nacional Guillermo Almenara Irigoyen. Lima, 2013
Se observa que el 59,6 % necesita ayuda para realizar compras; el 51,9 %,
en la preparación de alimentos. El 87,8 % utiliza por sí mismo el teléfono;
y el 75,6 % participa en el cuidado de casa.
47
4.2 Discusión
La población adulta mayor se está incrementando en todo el mundo. En el Perú
se incrementará en más de 700 mil personas adultas mayores, con todas sus
consecuencias sociales, económicas y de salud. En cuanto a esto último, existen
programas de prevención de enfermedades crónicas y degenerativas, las cuales
afectan la calidad de vida de la persona adulta mayor y evitan el envejecimiento
saludable28.
En el presente estudio se evidenció que hubo un mayor porcentaje del sexo
femenino con relación al masculino. Datos similares se encontraron en estudios
internacionales y nacionales, como los de Giraldo C. y Franco G.10, Álvarez
et al11, Maita A.14, Ocampo25, Farfan26, y Porras35. Con esto se concluye que la
mujer tiene una mayor esperanza de vida que el hombre. Una de las probables
explicaciones se debe a la menor susceptibilidad a las enfermedades
cardiovasculares de las mujeres antes de la menopausia, y a las influencias
culturales, como la mayor exposición de los hombres a riesgo laborales28. Según
el INEI, en 2012 la población adulta mayor se estimó en dos millones 711 mil 722
personas de 60 o más años de edad, de los cuales un millón 444 mil 842
(53,3 %) eran mujeres y un millón 266 mil 930 (46,7 %) eran hombres27,30.
En el presente estudio, las edades fluctuaron entre 61 y 95 años, y destacaron
aquellos de 80 años a más. Esto coincidió con el estudio de Giraldo C.
y Franco G.10, y con el de Porras35. Datos de la Enaho del INEI de abril a junio
de 2012 revelan que la población de 60 a más años de edad representa el 9,2 %
del total de la población. De ellos, 7,8 % son personas adultas entre 60 y 79 años
de edad; y 1,5 % tienen 80 o más años de edad29.
Esto significa que la población de adultos mayores está aumentando
rápidamente, tanto en términos absolutos como en relación a la población más
joven, lo que se denomina envejecimiento de la población. Este rápido avance
del envejecimiento se atribuye principalmente a factores demográficos asociados
a la caída de la tasa de fecundidad, al descenso generalizado de la mortalidad,
con el consiguiente aumento de la esperanza de vida, que se define como
el promedio de años de vida para un grupo de personas nacidas en el mismo
48
año; también es una medida general de la calidad de vida en un país y resume
la tasa de mortalidad para todas las edades44. La expectativa de vida en el mundo
varía según el país y los factores sociales que ocurran en este. En 2012, esta
expectativa varió mundialmente, y se mostró como edad mínima la de 49 años en
países como Suazilandia, Sudáfrica, Guinea-Bissau y Chad, en el continente
africano. En Mónaco, Europa, la edad máxima es de 90 años44. En América del Sur
la expectativa de vida mínima es de 67,9 años (en Bolivia), y la máxima es de
78,1 años (en Chile). Con relación al Perú, esta expectativa es de 72,7 años44.
En cuanto al estado civil, se observa un mayor porcentaje de adultos mayores
casados, con un 48,7 %, lo que coincide con Pérez M. y Santiago C.9, que
encontraron que el 54,6 % eran casados. Además, el INEI revela que el 60,8 %
de la población con 60 o más años de edad son casados, y que el 23,6 % son
viudos o viudas29.
El porcentaje de los adultos mayores casados es alto, debido a que en
décadas pasadas se valoraba más el matrimonio y se ejercía una influencia de
las creencias tradicionales de tener consolidado un hogar formando un buen
núcleo familiar, además de contribuir con las buenas costumbres familiares; es
necesario indicar que actualmente se pueden ver parejas longevas, debido a
la mejora en el acceso a los servicios de salud y de la expectativa de vida.
En el nivel educativo se obtuvo un mayor porcentaje de aquellos que
estudiaron solo la primaria, con 37,2 %; y un menor porcentaje (7,7 %) de
analfabetismo, lo que coincide con el INEI, que, en su encuesta trimestral, revela
que en Lima Metropolitana hay un 12,2 % de adultos mayores analfabetos, y un
45,3 % de adultos mayores que han estudiado algún año de educación primaria.
El 21,1 % no ha alcanzado ningún nivel de educación41. Estos datos difieren de
los estudios de Pérez M. y Santiago C.9, en los que predominó el analfabetismo
y el nivel primario incompleto ( 30 %). Solo hubo 1,5 % con secundaria completa9.
En el Perú, en décadas pasadas, no se tenía un adecuado acceso a
la educación; muchos de los jóvenes, por la propia necesidad familiar, desistían de
estudiar e iban a trabajar para ayudar en el sustento de los hermanos. Esto se
observa en el estudio de Fhon et al58 en Brasil, en el cual prevaleció que
los adultos mayores estudiaban como máximo cuatro años, lo que equivalía en
49
la época al nivel primario. Mantener la calidad de vida para las personas
mayores es una consideración principal, especialmente para aquellos cuya
capacidad funcional no puede recuperarse. Existen muchas intervenciones
específicas que pueden ayudar a las personas mayores a mejorar su capacidad
funcional y, de este modo, potenciar la calidad de vida, para lograr un
envejecimiento saludable6.
Se observó que el 50,7 % presentó una dependencia leve al realizar las ABVD,
con mayor predominio del sexo femenino, Caceda y Galindo38 y González39
encontraron datos similares, con una dependencia leve de 56,6 %, mayor en
el sexo femenino. En el estudio de Giraldo C. y Franco G.10 se encontró, mediante
la evaluación de las ABVD con el Índice de Katz, que el sexo femenino obtiene
una dependencia severa del 40 %, y dependencia moderada de 17,5 %, que
prevalece en el sexo femenino.
Los resultados revelan también que el sexo femenino tuvo una dependencia
leve, con 76,6 %; resultado similar al encontrado por Lázaro et al.36. El 34,3 % de
las mujeres presentan una leve dependencia para realizar algunas de las ABVD.
Mientras que los de sexo masculino presentan una dependencia moderada, con
un 77,8 % con relación al sexo femenino, que muestra 22,2 %. Con dependencia
grave, el 66,7 % de sexo masculino y el 33,3 % del sexo femenino. Dependencia
total, 66,7 % del sexo femenino y 33,9 % del sexo masculino.
Cabe resaltar que ambos sexos tiene algún tipo de dependencia, ya sea leve,
moderada, grave o total al realizar las ABVD, lo que significa que la población
en estudio es generalmente dependiente, que no puede valerse por sí misma
y que constituye una carga para su familia.
Como se observa, hay un mayor predominio en la disminución de
la capacidad funcional en la mujer; esto se explica porque la esperanza de vida de
la mujer está aumentando. La mujer adulta mayor presenta mayor daño funcional
que el hombre; esto podría deberse a mayor supervivencia en el sexo
femenino, que vive más debido a que busca ayuda médica para tratar sus
dolencias, presentar una mayor prevalencia de condiciones incapacitantes no
fatales, y a la no exposición a riesgos que pongan en peligro su vida, lo que no
ocurre con el hombre39. También puede deberse a que en el presente estudio
50
hubo mayor prevalencia del sexo femenino con relación al masculino, sin
olvidar que la esperanza de vida de la mujer va en aumento. Estos hallazgos
corresponden con la literatura revisada, que describe los cambios en
la población al inicio del siglo XXI en el mundo. Es evidente el envejecimiento de
la población y el incremento notorio de la esperanza de vida, que es un poco
mayor para las mujeres10.
Entre las ABVD en las que el adulto mayor necesita más ayuda está comer,
desplazarse y recibir ayuda personal, con porcentajes mayores al 90 %. Además,
la tarea en la que menos necesitan ayuda es la de subir y bajar escaleras.
González39 encontró que entre las ABVD que más necesitaron ayuda fueron
subir y bajar escaleras, con un 24,7 %. Este porcentaje es menor a
lo encontrado. Varela37 revela que el 44,5 % necesita ayuda para bañarse,
y q u e e l 21,5 % la requiere para su alimentación. El resultado de Zavaleta13
fue parecido: el 30,11 % necesitan ayuda para bañarse; y el 10,35 %, para
alimentarse. Del mismo modo, Pérez M. y Santiago C.9 encontraron que e l 3,8 %
necesita ayuda para bañarse. De la Fuente32 encontró que e l 44,2 % presenta
dependencia para lavarse, mientras que Giraldo C . y Franco G.10 revelaron que
el 67,5 % requiere ayuda para vestirse, y el 62,5 % para bañarse.
Romero31 menciona que el 23,9 % de adultos mayores presentan algún tipo
de dependencia en al menos un ítem de las ABVD. Esto se debe a los cambios
normales que se dan a causa del envejecimiento, y a los problemas de salud que
a menudo se manifiestan como declinaciones en el estado funcional6.
Es por ello que las habilidades funcionales van disminuyendo a medida que
avanza la edad, principalmente con la aparición de diversas enfermedades
crónicas, deterioro cognitivo y cambios psicosociales, que impiden o limitan
la realización de diversas actividades cotidianas18
Con relación a las AIVD, se encontró que solo el 19,2 % son
independientes. Más del 80 % de los entrevistados presenta un nivel de
dependencia; además, se observa que esta dependencia es mayor en el sexo
femenino. Datos encontrados por Caceda y Galindo38 muestran que el nivel de
independencia fue mayor, con 42 %. Asimismo, en el estudio de Fhon et al.47 se
encontró que el 64,4 % de los entrevistados son independientes, y que el sexo
51
femenino es más dependiente con relación al masculino en todos los niveles
de dependencia. De igual forma, en el estudio realizado en Hodige en el Hospital
Rebagliati34 se encontró que los adultos mayores del sexo femenino presentan
una dependencia total de 33,3 %, seguida de una dependencia parcial de 26,6 %;
sin embargo, difiere en relación al sexo, ya que la mayor dependencia total
y parcial fue en el sexo masculino.
Hay mayor dependencia para realizar las AIVD con relación a las ABVD,
porque las actividades instrumentales requieren de mayor complejidad de
organización neuropsicológica que las actividades básicas, por lo que la pérdida de
la independencia en las actividades instrumentales tiende a ocurrir antes que
la pérdida de independencia en las actividades básicas. Es por ello que se
manifiesta en los porcentajes de las tablas de las ABVD y de las AIVD, ya que
hay una diferencia porcentual en los adultos mayores del sexo masculino: a
los varones les es más complicado realizar algunas actividades instrumentales;
por lo tanto, son más dependientes. Las actividades instrumentales se utilizan
más en la investigación que las actividades básicas, ya que son más complejas
que estas últimas y requieren una amplia interacción con el medioambiente,
lo que las convierte en un excelente indicador de competencia funcional y de
independencia. Por lo tanto, se espera que las limitaciones en las actividades
instrumentales influyan en el bienestar subjetivo de los adultos mayores46.
Entre las AIVD que presentaron mayor dependencia estuvieron realizar compras
y preparar las alimentos (algo más de la mitad de los entrevistados). Entre
las actividades menos dependientes estuvieron el uso del teléfono y el cuidado
de la casa. Romero43 encontró que las actividades con mayor dependencia fueron
realizar compras y, en menor proporción, preparación de alimentos. Esto fue similar
al presente estudio.
González31 encontró que entre las actividades instrumentales más
dependientes estuvieron realizar compras, con 40,7 %, y preparar las comidas, con
38 %. Lara et al.40 encontraron que los adultos mayores presentaban mayor
dificultad para el consumo de fármacos, con 15 %; ir de compras, con 12 %;
y uso de medio de transporte, con 11 %.
52
Con relación a las AIVD, se puede observar que comprar y preparar alimentos
coinciden; esto puede deberse a que, por ser actividades que presentan riesgos
al adulto mayor (comprar conlleva el peligro de salir a la calle y d e q u e pueda
ocurrir algún tipo de accidente, como caer, perder dinero o no recordar
el camino de retorno a casa; asimismo, preparar los alimentos en casa obliga a
tener contacto con elementos punzocortantes y con fuego), lo hacen
dependiente, debido a la sobreprotección del cuidador.
Es muy fácil caer en una actitud “protectora” cuando se cuida de otra persona,
especialmente si se trata de un miembro de la familia. Es necesario comprender
que, a no ser que la persona esté pasando por un trastorno cognoscitivo,
como daño cerebral debido a un accidente cerebrovascular, demencia u otro
problema de salud, esta todavía toma decisiones sobre su vida. A veces,
la persona podría tomar decisiones que el cuidador no tomaría; así, es difícil para
el cuidador no caer en la sobreprotección.
Dos de las necesidades humanas más importantes son el respeto y la dignidad.
Estas necesidades no cambian cuando la persona se enferma o queda
discapacitada; de hecho, podría incluso acentuarse más. Existen muchas cosas
que se pueden hacer para asegurar que la persona bajo cuidado reciba respeto
y dignidad, derechos básicos de todo ser humano45.
Se puede decir que para tener una vejez exitosa son necesarios tres
componentes principales: baja probabilidad de padecer enfermedad
y discapacidad, elevada capacidad funcional física y cognitiva y mantenimiento de
una vida activa en la sociedad. Por ello, la vejez exitosa es mucho más que
la simple ausencia de enfermedades, aunque ello sea muy importante, y más
que el simple mantenimiento de la capacidad funcional. Ambos son componentes
importantes de la vejez exitosa, pero es su combinación, con el mantenimiento
de una vida activa en la sociedad, lo que confiere el concepto completo de vejez
saludable o exitosa2.
53
V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1. Conclusiones
● Se encontró que la mayoría de los adultos mayores entrevistados son del sexo
femenino. La edad que más porcentaje tuvo fue la de 80 años o más. Hubo un
mayor porcentaje de casados. El nivel primario predominó con relación a
los demás niveles.
● En la evaluación de la capacidad funcional de las ABVD se observó que más de
la mitad presenta un tipo de dependencia (leve, moderada, grave o total). Se
observó mayor porcentaje en el sexo femenino. Además, entre las actividades
en las que se necesitaba más ayuda estuvieron comer, desplazarse y asearse.
● En la evaluación de las AIVD se observó que 3/4 de los evaluados presentaban
dependencia (leve, moderada grave o máxima), con una mayor predominio
del sexo femenino. Las actividades con más dependencia fueron realizar
compras, preparar alimentos y lavar ropa.
54
5.2. Recomendaciones
● Mejorar la autonomía del adulto mayor a través de la concientización por
el personal de enfermería hacia el cuidador, por medio de su participación en
programas destinados a estimular la autonomía y a evitar la sobreprotección,
para que este pueda desenvolverse dentro de sus capacidades físicas
y mentales.
● Desarrollar programas de prevención de la enfermedad y d e promoción de
la salud, en busca de alcanzar un envejecimiento saludable y activo de
la población adulta mayor.
● Realizar estudios longitudinales, con el fin de hacer un seguimiento a los
adultos mayores.
55
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ANEXOS
Anexo A. Perfil demográfico
Edad
Sexo:
Estado civil:
Grado de instrucción:
62
Anexo B. Índice de Barthel. Actividades básicas de la vida diaria (ABVD)
63
64
65
Anexo C. Escala de Lawton y Brody. Actividades instrumentales de la vida
diaria (AIDV)
66
67