Fabulosos Cuentos

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FABULOSOS CUENTOS

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Libro para la clase de Comunicacion Grafica

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FABULOSOS CUENTOS

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Vanesa Vélez ArangoAna Cristina Lozano Zambrano

María Clara Muñoz RiosAna María Arboleda

http://cuentosenluna.com/dumbo/

http://personales.mundivia.es/llera/cuentos/cenicienta.htm

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturainfantil/cuentosclasicos/lasirenita.asp

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TABLA DE CONTENIDOS

DuMbo ................................................................ 4LA CeniCientA ................................................... 8LA SiRenitA .......................................................12

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DUmBOera primavera y el largo tren del circo, lleno de maravillosos animales, payasos y artistas, corría alegremente por la pradera que alumbraba la luna.

tiraba del tren, Caser Jr., una potente locomotora.

Las mamás cantaban canciones de cuna para dormir a sus cachorri-tos. La señora Jumbo era la más feliz. estaba orgullosa de su elefan-tito recién nacido. Las elefantas solteronas vecinas veían encantadas al hermoso bebé.

De pronto el elefantito estornudó. ¡Achij! ¡Qué sorpresa!” Dos grandes orejas se le desenvolvieron. eran enormes para un elefantito. “Parece un payaso”. Dijo burlona una elefanta.

“¿Jumbo?”, dijo otra, “Debería llamarse Dumbo”. en el circo “Dumbo” le dicen a los tontos.

el pequeño, al ver sus orejas, se puso a llorar. es que, realmente, eran enormes. Pero su cariñosa mamá la acostó en su trompa y lo arruyó tiernamente.

Por la mañana, el tren se detuvo en un pueblo. Los animales y los ar-tistas salieron a desfilar por la calle principal.

La gente aplaudía el gran desfile, pero los aplausos se volvían burlas

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cuando veían al elefantito de las grandes orejas.

Cuando el desfile terminó, mamá Jumbo trató de consolar a su hijito, pero unos muchachos malos vinieron a burlarse de él. uno de ellos, tirando de una de las orejas, gritó: “Parecen velas de barco”. Furiosa, mamá Jumbo tomó el agua de un balde y dio un buen baño al malvado chico. el público se espantó. “¡un elefante rabioso!”, gritaban mientras corrían buscando las salidas.

el jefe del circo ordenó que encerraran a mamá Jumbo en el vagón cárcel. Dumbito quedó afuera, llorando solito.

Al día siguiente, el jefe hizo que vistieran a Dumbo de payaso, para que tomara parte en un número de payasadas. Dumbo debería saltar de una casa de cartón en llamas y caer en una red de bomberos.

el público reía como nunca, pero Dumbo se sentía humillado.

el animal más pequeño del circo era el ratoncito timoteo.

“no me gusta lo que hacen con este pobre elefantito”, gritó enojado. “Yo voy a eyudar a Dumbo”.wwvoy a hacer la estrella del circo”.

“Si, señor. Vas a volar muy alto, Dumbito”

Al oír aquellas palabras, Dumbo agitó sus grandes orejas como alas. timoteo se queró perplejo al ver aquello.

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“oye”, dijo sonriendo, “eso de volar no es mala idea; te enseñaré a volar”.

esa misma noche, en los terrenos que rodeaban el circo, y con el maestro timoteo, Dumbo tomó su primera lección de vuelo. Corrió, saltó y agitó sus orejas, pero no pudo despegar.

timoteo se acomodaba siempre para dormir dentro del sombrero de Dumbo. “Pronto volarás”, dijo bostezando.

Dumbo sonrió y se que- dó dormido. entonces soñó que volaba me- jor que los pájaros.

Por la mañana, timoteo se des-pertó y vio cua- tro cuervos pa-rados en una rama junto a él, “¿Dón- de estoy?”, preguntó, fro- tándose los ojos. “estás en lo alto de un árbol”, contestaron los cuervos. Y era cierto. Él y Dumbo estaban en las ramas de un ár- bol. “el elefan-tito y tú volaron hasta aquí”, dije-ron los cuervos.

Para entonces Dumbo se había despertado, y sólo de pensar que pudo ha- ber volado, le dio un mareo. Perdió el equilibrio, y después de rebotar en las ramas… ¡al agua! Él y timoteo cayeon en un charco junto al tronco.

“Serás famoso”, le decía el ratoncito aún empapado. “Podrás volar, ya lo verás”.

Pero cuando Dumbo intentó volar de nuevo, no pudo.

uno de los cuervos dijo a timoteo en secreto: “Hay que hacerle creer que puede volar”, y con un guiño dio a timoteo una pluma, diciendo: “Dile que si lleva esta pluma mágica volará”.

el truco dio resultado. en cuanto Dumbo tomó la pluma y agitó las orejas, levantó el vuelo.

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“¡bravo!”, gritó timoteo. “¡Qué sorpresa van a llevarse los de la función de esta tarde!”.

Dumbo sacudió las orejas, y ante la sorpresa de todos, se elevó por los aires y voló en círculos, por encima del público que aplaudía delirante.

Y Dumbo se hizo tan famoso, que tuvieron que ponerle al circo: “Gran Circo de Dumbo Volador”. Mamá Jumbo salió de la cárcel y le hicieron un vagón especial muy elegante, y en él viajaban con ella Dumbo y timoteo con toda comodidad.

FIN

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LA CENICIENTAHubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Ceni-

cienta.un día el Rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.- tú Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. te quedarás en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos.Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus her-

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manastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.- ¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina. - no te preocupes -exclamó el Hada-. tu también podrás ir al baile, pero con una condición, que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Y tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa joven.La llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración. Al entrar en la sala de baile, el Rey quedó tan prendado de su belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la reconocieron y se pre-guntaban quién sería aquella joven.en medio de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio

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las doce.- ¡oh, Dios mío! ¡tengo que irme! -exclamó-.Como una exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata perdiendo en su huída un zapato, que el Rey recogió asombrado.Para encontrar a la bella joven, el Rey ideó un plan. Se casaría con

aquella que pudiera calzarse el zapato. envió a sus heraldos a recorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no había ni una a quien le fuera bien el zapatito.Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le estaba perfecto.

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Y así sucedió que el Príncipe se casó con la joven y vivieron muy feli-ces.

FIN

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LA SIRENITA

en el fondo del mar había un castillo. Allí vivía un rey que tenía seis hijas, todas ellas sirenas de gran belle-za. La más bella de todas era la pequeña; su piel era tan suave y de-licada como un péta-lo de rosa, sus ojos eran azu-les como el mar.Como todas las sire-nas, no tenía piernas; su cuerpo acababa en una gran cola de pez. Poseía la más bella voz que nunca se había oido.

todos los días las si-renas jugaban en las grandes habitaciones de palacio. Cuando las ventanas estaban abiertas, los peces entraban y salían li-bremente. eran tan mansos que nadaban hasta donde estaban

ellas, comían de sus propias manos y se dejaban acariciar y hacer cosquillas. nada los gustaba más a las sirenas que escuchar las historias

que los explicaba su abuela sobre el mun-do que existía más allá del mar. Pedían que les hablase so-bre árboles, pájaros, ciudades y personas que utilizaban piernas para caminar. -Cuando cada una de

uste-des cum-pla 15 años -de-cía la abue-la-, podrá nadar has-ta la super-ficie del mar y,

reclinada sobre algu-na roca, ver los bar-cos que pasan. Por fin llegó el día en que la sirenita cum-plió sus 15 años, sa-ludó a todos y nadó

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con ligereza ascendiendo hasta la superficie. Cuando alzó la cabeza sobre el agua, el sol estaba poniéndose, las nubes se veían de color rosa, el mar estaba calmado y empezaba a brillar el sol. Se quedó deslumbrada mirando las aves que pasaban y las estrellas que iban apareciendo. Gozó con la brisa que rozaba su rostro y acari-ciaba su pelo. en la lejanía, vio una nave. nadando se acercó a ella, se sentó sobre una roca y observó atenta a los marineros que iban y venían alzando las velas. -¡Qué fuertes y viriles son!- pensaba la sirenita. Se sentía feliz. Pero más se emocionó aún cuando apareció en cubierta un elegante y jo-ven príncipe. Se había hecho muy tarde ya, pero no podía apartar sus ojos del bar-co ni del bello príncipe. De repente el cielo se cubrió de nubes, el viento sopló cada vez más fuerte, los truenos estallaron en estrépito y el mar provocó inmensas olas que sacudieron violentamente el barco hasta hundirlo. La sirenita nadó precipitadamente para salvar el príncipe. Sostuvo su cabeza sobre las olas, dejando que la corriente les llevase hasta la costa. Arrastrándose pudo dejarlo sobre la arena de la playa. Le acarició y le besó con mucha ternura. Se quedó a su lado cuidándolo, cantan-do para él las más bellas canciones durante toda la noche.Cuando salió el sol, vio que el príncipe despertaba. entonces, volvió al fondo del mar. Volvió a su mundo acuático con el corazón enamorado de un príncipe terrestre. explicó a su abuela lo que había sucedido.Ahora solo deseo -le dijo-

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volver al mundo exterior para poderlo ver.Lo amo. De-

seo vivir con él en la tierra!

-¿Pero qué dices, chiquita? -la interrumpió la abuela muy irritada- tu vida, tu mundo, so-mos nosotros. ¡ni se te ocurra tal tonteria!. La sirenita, entonces, decidió ir a ver a la bruja del mar. Pese a la repugnancia que

le producía, sabía que solo ella la po-dría ayudar. nadó hacia las profun-

didades pasando por aguas arremolinadas, cruzó

por entre las piedras y algas enroscadas como verdes serpien-tes, y finalmente en-contró el cubil de la bruja, rodeada de pe-ces con ojos punzan-tes, tiburones y ser-pientes. Allá la bruja le dio un brebaje que le permitiría cambiar su cola por unas pier-nas, para poder salir en la superficie. La sirenita tomó el brebaje y nadó hasta la superficie. Mientras

subía sintió un horri-ble dolor en su cola de pez. Cuando llegó a la costa tenía dos bonitas piernas. Qui-so cantar de felicidad, pero la bruja le había robado, de pasada, su bella voz. Se recli-nó en la arena recor-dando a su amado y se durmió. Cuando despertó, a su lado estaba su príncipe, más bello y radiante que nunca. -Gracias! - exclamó

- Me has salvado la vida, he venido a esta playa todos los días a buscarte. Y hoy, al fin, ¡he tenido la suerte de encontrarte! ella le miró con los ojos mucho abiertos y le sonrió. -Sin embargo, ¿quien eres?- pre-guntó el príncipe, afli-gido.La sirenita negó con la cabeza. el príncipe entonces la cogió de la mano y la llevó al palacio. -te diré Aurora- le

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dijo. La sirenita co-noció bailes, realizó paseos por las mon-tañas y cabalgó por los prados. - Aurora -la gritó un día el príncipe- te pre-sento a Úrsula, prin-cesa de un país leja-no. Se quedará con nosotros de visita. La sirenita, mientras sa-ludaba a Úrsula, ad-virtió algo extraño en sus ojos. un brillantez de maldad se refleja-ba en ellos. transcurrían los días y el prín-cipe se acer-caba más y más a Úrsu-la, dejando sola a la po-bre sirenita, que no dejaba de pensar donde había visto aquellos ojos. -La sirenita sonrió a sus hermanas y en-tró en el salón donde todos, reunidos, es-

peraban la ceremonia de la boda. Se lanzó a los brazos del prín-cipe y besó sus labios con todo el amor de su alma. en aquel mismo momento se rompió el maléfi-co embrujamiento. Convertida otra vez en bruja, se lanzó al mar.Y todos escucha-ron de los labios de la sirenita la verdad de la historia.

¡Como pude hacerte tanto

mal! dijo el príncipe conmovido, y añadió dulcemente: -Pido que me perdones y aceptes, si es que aún me quieres, que

te proteja y te brinde mi amor para siem-pre. ¿Deseas ser mi esposa? Las sirenas nadaron hasta la superficie para cantar al uníso-no. Los peces alzaron la cabeza por encima las olas haciendo bri-llar sus escamas do-radas. incluso el gran rey de los mares su-bió para ver a su hija. La sirenita, habiendo ya recuperado la voz, cantó con sus herma-nas, llenando de gozo el corazón del prínci-

pe.

FIN

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DUmBOes la historia de un elefante que nacio con las orejas muy grandes, es ridiculizado por este defecto, aunque descubre que puede volar usán-dolas como alas. Su único amigo es el ratón timoteo.

busca trabajo en un circo y realiza varias actuaciones y después de una de estas, Dumbo se convierte en una sensación en los medios, y timoteo se convierte en su manager, y a Dumbo y a la señora Jumbo se les da un vehículo particular en el tren de circo.

LA CENICIENTAen un Reino muy lejano, hace mucho tiempo, Cenicienta vive feliz-mente con su madre y padre hasta que muere su madre. el padre de Cenicienta se casa nuevamente con una mujer fría y cruel que tiene dos hijas. Al morir el padre, la madrastra la convierte en la sirvienta de su propia casa. Por otra parte, al otro lado de la ciudad, el Rey decide que su hijo, el Príncipe debe encontrar una novia. De esa manera, el Rey invita a todas las solteras del Reino a un baile de gala. Cenicienta no tiene un vestido apropiado para una gala, pero sus amigos los rato-nes, y los pájaros ponen manos a la obra para confeccionarle uno; un vestido que las malvadas hermanastras destrozan inmediatamente la misma noche del baile.

SIRENITAMariel, una sirenita que soñaba con tener piernas y vivir en la superfi-cie. un día la bruja del mar, le propone convertirla en humana por tres días a cambio de su melodioso canto.A partir de allí, se genera una serie de situaciones y enredos a través de los cuales La Sirenita debe conquistar el amor de un apuesto príncipe antes del plazo fijado o, de lo contrario, estar a merced de la malvada bruja. en esta aventura La Sirenita es acompañada por sus fieles amigos: un cangrejo, un pece-cito y una gaviota.