Extractos de "el pedagogo"

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EXTRACTOS DE "EL PEDAGOGO" (LIBRO I) I . LO QUE PROMETE EL PEDAGOGO. Hemos construido para ustedes, hijos míos, una base de verdad: para el templo sagrado del gran Dios, es el fundamento sólido del conocimiento, una bella exhortación, un deseo de la vida eterna que se obtiene por la obediencia conforme al Logos, y este deseo ha echado raíces en el campo de la inteligencia. Hay en el ser humano tres cosas: las costumbres, las acciones y las pasiones. El Logos que convierte ("protréptico") se ha encargado de las costumbres: guía de la religión, él subyace al edificio de la fe como la quilla a un navío. Por él, somos colmados de alegría, dejamos nuestras antiguas creencias y nos rejuvenecemos en vistas de la salvación; unimos nuestras voces a la del Profeta que canta cuánto "Dios es bueno para Israel, para aquellos cuyo corazón es recto”. Un Logos dirige también todas nuestras acciones, es el Logos consejero; y un Logos sana nuestras pasiones, es el Logos apaciguador; pero siempre es único en todas sus funciones, el mismo Logos que arranca al

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EXTRACTOS DE "EL PEDAGOGO" (LIBRO I)

 

I . LO QUE PROMETE EL PEDAGOGO.Hemos construido para ustedes, hijos míos, una base de verdad: para el templo sagrado del gran Dios, es el fundamento sólido del conocimiento, una bella exhortación, un deseo de la vida eterna que se obtiene por la obediencia conforme al Logos, y este deseo ha echado raíces en el campo de la inteligencia.

Hay en el ser humano tres cosas: las costumbres, las acciones y las pasiones. El Logos que convierte ("protréptico") se ha encargado de las costumbres: guía de la religión, él subyace al edificio de la fe como la quilla a un navío. Por él, somos colmados de alegría, dejamos nuestras antiguas creencias y nos rejuvenecemos en vistas de la salvación; unimos nuestras voces a la del Profeta que canta cuánto "Dios es bueno para Israel, para aquellos cuyo corazón es recto”.

Un Logos dirige también todas nuestras acciones, es el Logos consejero; y un Logos sana nuestras pasiones, es el Logos apaciguador; pero siempre es único en todas sus funciones, el mismo Logos que arranca al hombre de sus hábitos naturales y ligados al cosmos y que lo conduce como un pedagogo a la salvación sin par de, la fe en Dios.

Ahora bien, el guía celestial, el Logos, recibía el nombre de "protréptico" mientras nos invitaba a la salvación -este-nombre se da especialmente al Logos encargado de estimularnos, tomando el todo su nombre de la parte; Pero es el conjunto de la religión que es "protréptica", ya que ella hace nacer

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en la inteligencia que está naturalmente dispuesta a ello el deseo de la vida para ahora y para el porvenir.

4. Pero por el momento es como curador y consejero a la vez que, sucediéndose a si mismo, él exhorta al que primero ha convertido, y "sobre todo, promete la curación de las pasiones que hay en nosotros. Le daremos sólo el nombre de Pedagogo; que le va bien: el pedagogo en efecto se ocupa de la educación y no de la instrucción; su finalidad es volver mejor al alma, no enseñarla;  él introduce a la vida virtuosa, no a la vida de ciencia. Sin duda el mismo Logos es igualmente el maestro encargado de enseñar, pero esto no es para ahora...

El Pedagogo, que se ocupa de la vida práctica, nos ha primero exhortado a establecer en nosotros una vida moral buena; y ahora invita al cumplimiento de los deberes: sanciona los preceptos infrangibles y muestra a los hombres los ejemplos falsos de quienes los han precedido. Ahora bien, uno y otro método son muy eficaces; uno conduce a la obediencia, es el género de la exhortación; al otro, que se trasmite bajo forma de ejemplos, es doble... consiste por una parte en hacernos imitar el bien, optando por él, por otra parte en hacernos rechazar el lado malo del ejemplo, excluyéndolo. Y es de allí que viene la curación de las pasiones: el Pedagogo fortifica alas almas con ejemplos animadores; como por medio de dulces remedios, con ayuda de sus preceptos llenos de bondad, dirige dulcemente a los enfermos hacia el conocimiento perfecto de la verdad. Ahora bien, la salud y el conocimiento no son cosas idénticas; este se adquiere a fuerza de estudio, aquella por la curación.

Un enfermo no puede emprender el estudio de un punto cualquiera de la doctrina antes de estar en

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perfecta salud: cada prescripción no es siempre dada de la misma manera a.'los que estudian y a los que son enfermos; a los primeros se le da para conocimiento; a los otros para curación. Lo mismo que para los enfermos del cuerpo, se necesita el médico, para aquellos cuya alma es débil se necesita un pedagogo para que cure nuestras pasiones: a continuación iremos al maestro que nos guiará, preparando nuestra alma para que se vuelva pura para acoger el conocimiento, y haciéndola capaz de recibir la revelación del Logos.

Ahora bien, ansioso por conducirnos a la perfección por la marcha ascendente de la salvación, el Logos, que en todo es amigo de los hombres, crea un bello programa bien hecho: para darnos una educación eficaz: primero crea un bello programa bien hecho para darnos una educación eficaz: primero nos convierte; enseguida nos educa coco un pedagogo; finalmente nos enseña.

II. NUESTROS PECADOS NECESITAN LA DIRECCIÓN DEL PEDAGOGONuestro Pedagogo, hijos míos., se parece a Dios su Padre, de quien es hijo: es sin pecado, sin reproche, sin pasiones en su alma, Dios sin mancha bajo el aspecto de hombre, servidor de la voluntad del Padre, Logos Dios, aquél que está en el Padre, el sentado a la derecha del Padre, Dios también por su aspecto.

Para nosotros es la imagen sin tacha: con todas nuestras fuerzas es necesario volver nuestra alma parecida a él. Pero él está totalmente libre de pasiones humanas y, por eso, porque es el único sin pecado, es el único juez. Nosotros pues, en lo que podemos, esforcémonos en pecar lo menos posible, porque nada es más urgente que separarnos de las

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pasiones y las enfermedades y evitar, inmediatamente, las recaídas en las faltas habituales.

Lo mejor, seguramente, es no cometer ninguna falta, de ninguna manera; y esto, decimos, pertenece a Dios; pero en segundo lugar, se trata de no tomar parte deliberadamente en ninguna falta, lo que es propio del sabio; en tercer lugar se trata de no caer en un gran número de faltas involuntarias; es lo propio de quienes reciben una buena (noble) educación; por último se trata de no quedar mucho tiempo en el pecado: porque es algo saludable, para los que son invitados a arrepentirse, retomar el combate.

Me parece que el Pedagogo ha hablado muy bien por intermedio de Moisés: "Si alguien muere cerca de él de muerte súbita, su cabeza consagrada enseguida se encuentra manchada y será rapada”. Lo que designa por "muerte súbita" es la falta involuntaria: y su mancha, dice, ensucia el alma; es por eso que sugiere el remedio que consiste en rapar enseguida la cabeza: recomienda cortar los cabellos de la ignorancia que oscurecen la inteligencia; apenas desembarazada de la materia sucia, que es el real, la inteligencia que mora en el cerebro podrá volverse hacia el arrepentimiento.

Después de algunas frases agrega: "Los días precedentes eran sin razón''. Este término designa, evidentemente las faltas cometidas sin el acuerdo de la razón. Ha denominado a la falta involuntaria "muerte súbita", y llama al pecado un acto "sin razón": he ahí por qué el Logos-Pedagogo ha recibido como encargo el dirigirnos, para impedir la faltas "sin razón”.

Examinemos ahora la expresión escriturística "por causa de esto, he aquí lo que dice el Señor". Se ve

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netamente, por la frase que sigue, cuál es la falta anterior, de acuerdo al justo juicio que es enunciado. Se puede hacer la misma observación cuando los profetas dicen: Si tú no hubieras pecado no habrías recibido tal amenaza... Tal es, en efecto, la razón de ser de la profecía: la obediencia y la desobediencia; por una seremos salvados; por la otra seremos educados.

He aquí pues al Logos, nuestro Pedagogo, que por sus consejos cura las pasiones contra natura de nuestra alma. En sentido propio, se llama medicina al cuidado de las enfermedades del cuerpo; es un arte que enseña la sabiduría humana. Pero el Logos del Padre es el único médico de las enfermedades morales del hombre; él es el sanador y el mago sagrado que libra al alma enferma. "Salva a tu servidor-Tú eres mi Dios-", está escrito, "porque él se confía en ti; piedad de mí Señor porque hacia tí gritaré todo el día".

La medicina, según Demócrito, "cura las enfermedades del cuerpo, pero es la sabiduría la que libra al alma de sus pasiones'". Nuestro buen Pedagogo, que es la Sabiduría y el Logos del Padre, y que ha creado al hombre, cuida de su creatura toda entera: cuida a la vez el cuerpo y el alma, él que es médico de la humanidad, capaz de curar todo. 3. E1 Salvador dice a quien está acostado: "levántate, toma tu camilla en la que está extendido y regresa a tu casa"; y enseguida el hombre sin fuerzas encuentra de nuevo su fuerza. Y dice al hombre muerto: "Lázaro, sal'; y el muerto sale de la tumba, tal cómo era antes de morir, ejercitándose así en la resurrección.

Ciertamente él cura también el alma en sí misma, por sus preceptos y por sus gracias; por los consejos puede ser que tome tiempo; pero por las

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gracias, él es lo suficientemente rico para decir a nosotros pecadores: "Tus pecados te son perdonados".

Y nosotros, por un acto tan rápido como el pensamiento, nos hemos convertido en niños pequeños, recibimos de su poder organizador el rango mejor y más seguro. Primeramente este poder se ocupa del mundo y del cielo, de las rotaciones del sol y del curso de los otros astros, y eso en función del hombre; después se ocupa del hombre mismo, en torno al cual se despliega todo este celo.

Considerando que el hombre es la obra suprema, ese poder ha puesto su alma bajo la dirección de la inteligencia y de la templanza, mientras que adornaba su cuerpo con beldad y ambigua: al cuerpo y al alma infundía, en lo que se refiere a las actividades humanas, lo que constituye su rectitud interior y esta belleza que pertenece a su propia organización.

III. EL PEDAGOGO AMA AL HOMBRE.El Señor viene en nuestra ayuda en todo es nuestro bienhechor, a la vez como hombre y como Dios. Como Dios perdona nuestros pecados; como hombre, hace como pedagogo nuestra educación para que dejemos de pecar. Es completamente natural que el hombre, sea amado por Dios, ya que él es su creatura. Las otras partes de su creación Dios las ha hecho solamente por una orden; al hombre por el contrario, lo ha formado con sus propias manos y le insufló algo particular.

Esta creatura pues, que Dios mismo ha creado y que hizo a su propia imagen, o la creó porque ella misma era un objeto digno de elección, o la formó porque era digna de elección en vistas a otra cosa.

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Si el hombre es por sí mismo un objeto digno de elección, Dios, que es bueno, amó a este ser bueno; el encanto que atrae el amor se encuentra en el interior mismo del hombre, y es precisamente lo que se ha llamado el "soplo" de Dios. Pero si el hombre ha sido digno de elección en vista de otras cosas, Dios no tenía otro motivo para crearlo fuera de este: sin el hombre no era posible que el Creador se revelara bueno y, por otra parte, (sin las otras creaturas) no era posible que el hombre llegara al conocimiento de Dios; porque Dios ciertamente habría creado aquello en vista de lo cual hombre existe, si el hombre no hubiera existido. Esta fuerza que Dios mantenía escondida, su querer, la ha llevado a plenitud por su poder de crear al exterior; recibió del hombre lo que él había, creado, el hombre; lo que tenía, lo vio; y llegó a ser lo que quiso; porque no hay nada que Dios no pueda hacer.

El hombre pues, que Dios ha creado, es por si mismo un objeto digno de elección; ahora bien, lo que es en sí mismo digno de elección es naturalmente apropiado a aquel para quien existe, y por sí mismo objeto de elección... Ya que el hombre, cómo lo hemos mostrado, es digno de ser amado, se sigue que es amado por Dios.

¿Cómo no es amado, en efecto, aquel por el cual el Hijo único descendió del seno del Padre, Logos, razón de nuestra fe? Razón de nuestra fe el Señor lo es de manera excelente, él que proclama y afirma: "El Padre mismo os ama porque me habéis amado", y en otra parte: "Tú lo has amado como me has amado a mí".

¿Qué quiere entonces el Pedagogo y qué promete? Por sus actos y sus palabras él nos prescribe lo qué hay que hacer y nos prohíbe lo contrario, está claro

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ahora. En cuanto al otro tipo de sus palabras, el que consiste en enseñar, es un género evidentemente despojado, espiritual y de una gran precisión: tiene que ver con la contemplación. Por ahora lo dejemos de lado.

Es conveniente que demos un amor de reciprocidad al que por amor nos guía hacia la mejor vida; que vivamos según las prescripciones de su voluntad, no solamente cumpliendo lo que ordena o absteniéndonos de lo que prohíbe, sino igualmente huyendo, de determinados ejemplos e imitando lo más posible los otros; así cumpliremos, por semejanza, las obras del Pedagogo y se cumplirá plenamente la frase: "Según la imagen y la semejanza".

Comprometidos en esta vida como en una profunda noche, tenemos necesidad de un conductor infalible y preciso. Ahora bien, el mejor guía no es el ciego, que según la Escritura lleva a otros ciegos al precipicio; es el Logos, cuya mirada penetrante llega hasta el fondo de los corazones...

Amemos pues los preceptos del Señor traduciéndolos en actos: el Logos, encarnándose, ha manifestado claramente que la misma virtud tiene que ver a la vez con la vida práctica y la contemplación. Sí, tomemos al Logos por ley; reconozcamos que sus consejos y sus preceptos son caminos más cortos y rápidos hacia la eternidad: porque sus órdenes están llenas de fuerza persuasiva y no de temor.

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EXTRACTOS DE "EL PEDAGOGO” (LIBRO II )

DISTINCIONES NECESARIAS SOBRE LA PROCREACIÓNCuál es el momento oportuno de las relaciones íntimas es lo que nos queda por examinar, solamente para la gente casada: su objetivo es el de procrear y su fin tener lindos niños, así como el motivo que hace al cultivador arrojar la semilla es la preocupación por su alimentación, y su intención final, en el cultivo, es la de recoger frutos.

Muy superior es el cultivador que siembra un campo dotado de alma. En efecto, uno es cultivador porque trata de obtener alimento temporal, el otro porque se preocupa de hacer perdurar el universo: uno planta por sí mismo, el otro por causa de Dios, porque El ha dicho: "Multiplíquense”, y es necesario obedecerlo; y el hombre es imagen de Dios porque, siendo hombre, colabora en el nacimiento del hombre.

No cualquier tierra está dispuesta para recibir las semillas, y si fuera cualquier tierra, no sería en todo caso por el mismo cultivador, no hay que sembrar en las piedras, ni malgastar la semilla: se trata de una substancia que está en el principio del nacimiento y que posee reunidas en ella las ideas de la naturaleza; ahora bien, esas ideas, que son conformes a la naturaleza, ciertamente es una impiedad deshonrarlas en lugares contrarios a la naturaleza.

También el mismo Moisés, de una manera muy ciara, y no más velada, sino a cara descubierta, ha pronunciado estas prohibiciones: "Nada de prostitución, nada de adulterio, nada de

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pederastia". Esta medida del Logos es necesario que la observemos con todas nuestras fuerzas, no hay que violar la ley de ninguna manera, no hay que endulzar estos mandamientos; a los malos deseos se le ha dado el nombre de hybris (sé refiere al celo violento: ndt), y al caballo del deseo Platón lo ha llamado hybristés porque había leído (en la Escritura): "Ustedes se han convertido a mis ojos en caballos alzados". Ahora bien, el castigo reservado para esto lo darán a conocer los ángeles que fueron a Sodoma...

En suma, ¿hay que casarse o abstenerse totalmente del casamiento? Es un problema a estudiar, y lo hemos tratado en nuestro escrito "Sobre la continencia". Pero si ha sido necesario examinar la pregunta ¿hay que casarse?, ¿cómo puede sernos recomendado sin ninguna reserva usar, como lo hacemos para el alimento, de las relaciones sexuales en todo tiempo como una cosa necesaria?

Lo que es seguro, es que se puede constatar que luego de esas relaciones los nervios, como las cadenas de un tejedor, son relajados y enseguida rotos por la tensión inseparable de la vida en común...

Fue muy digno aquel a quien se le preguntaba cómo se encontraba en los placeres del amor y que respondió: "Silencio sobre eso, amigo. En verdad es con inmensa alegría que yo les he escapado, como se escapa de un señor furioso y salvaje".

Sin embargo el matrimonio debe ser una cosa aceptada y de una vez por todas colocado en su lugar: el Señor quiere que la humanidad se multiplique, pero no dice: condúzcanse como libertinos; y no deseó que nos entregáramos a los placeres sensuales como si hubiéramos nacido para la cópula. Que el Pedagogo nos llena de confusión

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cuando nos grita por boca de Ezequiel: "Estén circuncidados de su prostitución". Aún los animales provistos de razón tienen un tiempo bien establecido para la fecundación.

Pero unirse sin buscar la procreación de los hijos es ultrajar a la naturaleza: debemos por el contrario, colocarnos en la escuela de esta naturaleza y observar los sabios preceptos de su pedagogía para el tiempo oportuno de la unión, quiero decir lo que ella ha fijado para la vejez y para la juventud: a esta, ella no permite aún el casamiento, a aquella no lo permite más; pero de todos modos, ella no autoriza a casarse en cualquier tiempo. El casamiento es el deseo de la procreación y no la evacuación desordenada del esperma, evacuación que es contraria tanto a la ley como a la razón.

Toda nuestra vida puede desarrollarse observando las leyes de la naturaleza, si dominamos nuestros deseos desde el principio y si no matamos, con medíos de un arte perverso, la descendencia humana nacida según los designios de la divina providencia; porque esas mujeres, que para esconder su inconducta utilizan drogas abortivas que expulsan una materia absolutamente muerta, hacer abortar, al mismo tiempo que al feto, sus sentimientos humanos.

Sin embargo, los que tienen el permiso de casarse, tienen necesidad de un pedagogo: (él les enseña) a no cumplir los ritos misteriosos de la naturaleza durante el día, y a no unirse, por ejemplo, a la salida de la Iglesia o del ágora, desde la aurora, como un gallo, a la hora misma de la oración, de la lectura y de las obras útiles que hay que hacer durante el día; sino que es de tarde, después de la comida y de la acción de gracias por los bienes de que se ha gozado, que conviene ir a reposar.

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La naturaleza no ofrece continuamente la ocasión de cumplir la unión conyugal... En todo caso no hay que entregarse a la licencia en la noche con el pretexto de que se está a oscuras, sino que hay que conservar en el alma sentimientos de reserva como una luz para la razón; porque no nos diferenciamos de Penélope, si durante el día confeccionamos una doctrina de castidad y de noche la deshacemos... Si en efecto debemos ejercitarnos en un cierto control, como es verdad, hay que mostrarlo sobre todo a la propia esposa, evitando las uniones inconvenientes; y hay que dar en la propia casa la prueba segura de que se es casto con los vecinos.

En verdad, si se busca escapar a las observaciones por lo que se hace, quiere decir que se tiene conciencia de cometer una falta; y todo hombre que comete una falta, es también injusto: no sobre todo hacia el prójimo, si él es adúltero, sino hacia sí mismo, porque tiene sobre la conciencia un adulterio; de todas maneras, se vuelve peor y más miserable. Aquel, en efecto, que comete una falta, en tanto que comete la falta, se vuelve peor y más menospreciable de lo que era; y de todas maneras hay en él algo más fuera del placer vergonzoso: el desorden moral. Por eso el fornicador está huerto para Dios y abandonado por el Logos y por el Espíritu; es un cadáver. Porque el que es santo, como es natural, rechaza el ser manchado.

Siempre ha sido permitido al puro estar en contacto con el puro; por lo que no hay que despojarnos del pudor cuando nos despojamos del vestido, ya que jamás es permitido al justo despojarse de la castidad. En efecto he aquí que este cuerpo corruptible revestirá la incorruptibilidad, cuando el deseo insaciable que desemboca en la caída, estando sometido a una pedagogía de continencia,

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habrá perdido todo su gusto por la corrupción y dejado al hombre acceder a una castidad eterna...

No hay pues que vivir más a la manera de los mortales cuando uno se santifica para Dios, ni tampoco, como lo dice Pablo, hacer de los miembros de Cristo miembros de una prostituta, ni del templo de Dios el templo de las pasiones vergonzosas.

Recuérdense de los ochenta mil hombres que fueron rechazados a causa de su fornicación: el tratamiento infligido a los fornicadores es, como ya lo he dicho, un "ejemplo" que alecciona a nuestros deseos sensuales. Y el Pedagogo nos da esta advertencia muy clara: "No te dejes arrastrar por tus deseos sensuales y defiéndete contra tus concupiscencias.

''El vino y las mujeres harán desviarse a los hombres sensatos; y el que se une a las prostitutas se volverá más impuro, los gusanos y las larvas lo recibirán en herencia y será destruido, para que se ofrezca un ejemplo más elocuente"; y la Escritura dice aún porque ella no se cansa de ser útil: "El que hace frente y resiste al placer, ese corona su vida'".

No se tiene pues el derecho de abandonarse a la voluptuosidad ni de quedarse estúpidamente esperando los deseos sensuales, ni tampoco de dejarse impresionar sin medida por los deseos contrarios e la razón, ni, en fin, de desear la polución. Hay permiso para sembrar, para uno que está casado, como para un cultivador, solamente en el momento en que la semilla puede ser recibida con oportunidad.

2. Para el resto del tiempo hay una excelente medicina para la incontinencia, y es el ser

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razonable; y también se es ayudado evitando la saciedad, que infla los deseos sensuales.