Exposición itinerante "Grandes maestros guanajuatenses" tríptico

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Tríptico de exposición itinerante "grandes maestros guanajuatenses" en Estados Unidos

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El paisaje, el retrato, la naturaleza muerta y el grabado en las obras de Diego Rivera, Hermenegildo Bustos, José Chávez Morado, Feliciano Peña, José Julio Rodríguez, Jesús Gallardo, Luis García Guerrero y Olga Costa constituyen algunas de las expre-

siones magistrales del arte mexicano del siglo XX, y en especial, de la plástica producida por artistas originarios o avecindados en el estado de Guanajuato, México.

La presente exposición recupera importantes visiones testimoniales del paisaje mexicano, las tradiciones y el entorno íntimo de los autores que la integran. A través de la reproducción de obras emblemáticas de estos artistas que forman parte de los acer-vos del Museo del Pueblo de Guanajuato, Museo Casa Diego Rivera, y Museo de Arte Olga Costa y José Chávez Morado, se da testimonio del imaginario y los ideales estéti-cos que las nutrieron, las cuales van desde la contemplación y el recuerdo entrañable del paisaje guanajuatense en las pinturas de Feliciano Peña, hasta el incesante ánimo de experimentación presente en toda la obra de Diego Rivera.

Si pudiéramos recurrir a un denominador común en esta pequeña muestra de los artistas de Guanajuato, ésta sería una palpable maestría en el dominio de la técnica, así como una mira-da auténtica para captar y plasmar su realidad y los ideales que la nutrieron.

Considerado como uno de los más importantes pintores de la historia del arte en México y uno de sus principales muralistas, nació en la ciudad de Guanajuato en 1886. Estudió en varios países de Europa, donde se interesó por el arte de vanguardia. Junto con otros destacados artistas mexicanos del momento (Siqueiros y Orozco), fundó el sindicato de pintores, del que surgiría el movimiento muralista mexicano, de profunda raíz indigenista. Durante la década de los años 20 recibió numerosos encargos del gobierno de México para realizar grandes compo-siciones murales en las que Rivera abandonó las corrientes artísticas del momento para crear un estilo nacional que reflejara la historia del pueblo mexicano, En la década de 1930 se estable-ció en Estados Unidos, donde realizó diversas exposiciones y pintó grandes murales en las ciu-dades de San Francisco, Detroit y Nueva York. De 1936 a 1940 Rivera se dedicó especialmente a la pintura de paisajes y retratos. Murió en la ciudad de México en 1957.

Extraordinario artista guanajuatense conocido como el «Pintor del alma de un pueblo», Hermenegildo Bustos destaca y sorprende por su formación autodidacta, cuya ausencia de academia no mermó en ningún sentido la enorme calidad de su trabajo plástico. Nacido en Purísima de Bustos, desde temprana edad dio extraordinarias muestras de su talento como retratista sorprendiendo por la calidad de su detalle y la evidente destreza de su pincel, pero sobre todo por la poderosa carga psicológica que caracteriza a sus espléndidos retratos.

Hija de Ana y Jacob Kostakowsky, Olga nació en Leipzig, Alemania, en 1913. Llegó a la ciu-dad de México a la edad de 12 años. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, junto con Carlos Mérida, después de conocer a Diego Rivera, Frida Kahlo y Rufino Tamayo. En 1974 recibe el Premio Nacional de las Artes y en 1985 la UNAM le otorga el Doctorado Honoris Causa. En 1935 se casó con José Chávez Morado, al final de su vida vivieron en el estado de Guanajuato por varios años y donaron una vasta colección de arte prehispánico, colonial y popular. Durante este periodo ella regresó a sus actividades pictóricas, produciendo pequeños trabajos en gua-che y óleos. A su regreso a la ciudad de México, tomó parte en la fundación de la Galería Espiral. En 1945 presentó su primera exposición individual en la Galería de Arte Mexicano y en 1946 viajó a Japón, donde quedó impresionada con el arte oriental, cuya técnica y estilo incorporó a su pintura. Murió en la ciudad de Guanajuato en 1993. De su obra ella misma dijo: “Mi obra es producto de la observación, goce y elaboración de la realidad y también de mi imaginación. Aborrezco ponerle etiquetas”.

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Pintor, grabador y muralista nacido en 1909 en Silao, Gto. En 1925 viajó a Estados Unidos, donde trabajó como bracero, lavador de platos y trabajador agrícola en California. Durante su estancia en Estados Unidos, realizó estudios de dibujo y pintura en la Chouinard School of Arts, en Los Ángeles, California, estudios que posteriormente continuó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en México donde estudió grabado con Francisco Díaz de León. A partir de entonces inicia una carrera que lo lleva a incursionar en prácticamente todos los ámbitos de las artes plásticas: pintura de caballete y mural, dibujo y grabado y relieves escultóricos. Durante la década de 1950 realizó importantes obras monumentales, como los murales en la torre de Ciencias de Ciudad Universitaria, en el complejo arquitectónico de la Secretaría de Comunica-ciones y Transportes, en el Centro Médico Nacional y en el edificio de los Laboratorios CIBA, todos ellos en la ciudad de México. En Guanajuato pintó el cubo de la escalera de honor en la Alhóndiga de Granaditas. En él coexistió la vocación de creador artístico con la de promotor cultural y educador. Dirigió la sección de Enseñanza Plástica del INBA y fundó y dirigió el Taller de Integración Plástica y la Escuela de Diseño y Artesanías del mismo instituto.

Artista nacido en la ciudad de Silao, Guanajuato en 1915. A la edad de once años se muda a la ciudad de México donde ingresa a la Escuela de pintura al aire libre de Tlalpan y tiene como maestros a Francisco Díaz de León y Tamiji Kitagawa. Posteriormente gana una beca para con-tinuar sus estudios de artes plásticas al mismo tiempo que se inicia como profesor de dibujo en escuelas primarias. Su labor como educador de las artes fue una constante en toda su vida dentro de las más destacadas instituciones de la época. Respecto a su pintura podemos decir que su producción está permeada por su incuestionable vocación por el paisaje, los cuales nos hablan de un dominio total de la técnica y el material. Ya sea al óleo, gouache o temple, sus trabajos denotan un ejercicio depurado de color y forma que llevan al espectador a contemplar escenas que superan lo realista y permiten adentrarse en la esencia de la luz sobre los lugares recreados en sus obras. En palabras de la poetisa Pita Amor, Feliciano Peña fue un “pintor del paisaje quieto y del paisaje violento y el cielo turbulento y del peñascal inquieto”.

Pintor oriundo de la ciudad de Guanajuato, donde nace en 1921. A pesar de que realiza es-tudios en Derecho, nunca ejerció su profesión, sino que se muda a la ciudad de México donde se vuelve asiduo alumno de las escuelas de pintura y escultura, sin embargo decide ser autodi-dácta y se encierra en su estudio para experimentar con excelentes resultados. A partir de 1955 y hasta fines de los sesenta su obra se posiciona en la capital y son elogiadas sus exposiciones en las galerías más prestigiadas. En 1972 el Museo de Arte Moderno organiza una exposición titulada “Luis García Guerrero y su obra retrospectiva, 1956-1972” con excelentes resultados. El encanto pictórico de la obra de Luis García Guerrero, radica en su excelente oficio y el discreto erotismo que denotan sus personajes. En sus retratos denota cierto grado cubista, muestra de su travesía entre una etapa abstracta y la figuración. Toda su producción denota una continui-dad y una armonía manifiestas donde “las cosas se desnudan ensimismándose” en palabras de Luis Cardoza y Aragón.

En el grabado, la simplicidad de los puntos y las líneas sobre las planchas de madera o metal dan forma a los mundos que la imaginación y la disciplina transforman en arte. Este lenguaje artístico suele ser parco en el manejo del color, sin embargo, en las manos de José Julio Rodríguez el blanco y negro característicos de la generalidad de los grabados recobran la expresividad que los poetas logran en el haikú: después de un trabajo paciente por encontrar la esencia de las cosas, los puntos y las líneas la descubren con toda su trascendencia. De la amplia producción de este grabador oriundo de San Miguel de Allende, destacan por su vigo-roso y fino trazo los retratos donde capta la mirada y el alma de aquellos a quien retrata, y en sus desnudos los claroscuros nos invitan a contemplar el eterno misterio de lo femenino. Por ser una obra destinada a dar realce a los textos y la varia invención de otros autores, posee la humildad de quien no tiene nada que demostrar porque de él es la luz y los silencios.

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2011-2012