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INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS CONTENIDOS UNIDAD 1: EL LENGUAJE Y EL TEXTO. Funciones del lenguaje. Lenguaje natural y lenguaje técnico. Distinción entre tipos de lenguaje: informativo, expresivo, imperativo. Tipos de textos: científico, periodístico, literario. Partes de un texto: Introducción, desarrollo, conclusiones. El paratexto. Distintos tipos de formato de texto. Identificación del autor, título y datos de edición. Citas bibliográficas. La bibliografía. El texto académico: tesis, paper, ponencia. UNIDAD 2: LA LECTURA DE TEXTOS UNIVERSITARIOS. La secuencia explicativa. El argumento como eje de la explicación. Razonamientos y argumentación: tipos de razonamiento. Ubicación del argumento en un texto. La justificación de una argumentación: datos, pruebas, fuentes. Identificación de distintos argumentos en un texto. El subrayado y el resumen de un texto. Las fichas de lectura. UNIDAD 3: LA REDACCIÓN DE TEXTOS UNIVERSITARIOS. Problemas habituales de redacción. El parcial universitario. El resumen. La reseña académica. El informe de lectura. La monografía. El ensayo. Bibliografía obligatoria para el examen de IEU Los textos de lectura obligatoria para el examen son los siguientes: Copi, Irving M. (2009). Introducción a la lógica. Buenos Aires: Eudeba. (Capítulos 1 y 2). Para distinción entre tipos de lenguaje, concepto de lógica, razonamiento, verdad y validez, razonamientos inductivos y deductivos. Cagliani, Martín. (2012). Modelo para armar: La evolución humana, paso a paso (y parte a parte). Buenos Aires: Siglo XXI. (Capítulos 3-6). Para lecto- comprensión. Gould, Stephen Jay. (2006). “Sombreros anchos y mentes estrechas”. EN: Gould, Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 159-166). Para lecto-comprensión. Gould, Stephen Jay. (2006). “¿Eran tontos los dinosaurios?” EN: Gould, Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 287-295). Para lecto- comprensión. Nogueira, Sylvia. (2010). Manual de lectura y escritura universitarias: Prácticas de taller. Buenos Aires: Biblos. (Capítulos 2-5 y 7). Para argumentación y tipos de texto. Los textos están disponibles en la fotocopiadora de la Escuela de Ciencia y Tecnología. Universidad Nacional de General San Martín Escuela de Ciencia y Tecnología Campus Miguelete Martín de Irigoyen 3100 San Martín-Buenos Aires - Argentina www.unsam.edu.ar [email protected] EXAMEN DE ADMISIÓN - JULIO 2013

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EXAMEN DE ADMISIÓN - DICIEMBRE 2012/ FEBRERO 2013

INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS

CONTENIDOS

UNIDAD 1: EL LENGUAJE Y EL TEXTO.

Funciones del lenguaje. Lenguaje natural y lenguaje técnico. Distinción entre tipos de

lenguaje: informativo, expresivo, imperativo. Tipos de textos: científico, periodístico,

literario. Partes de un texto: Introducción, desarrollo, conclusiones. El paratexto.

Distintos tipos de formato de texto. Identificación del autor, título y datos de edición.

Citas bibliográficas. La bibliografía. El texto académico: tesis, paper, ponencia.

UNIDAD 2: LA LECTURA DE TEXTOS UNIVERSITARIOS.

La secuencia explicativa. El argumento como eje de la explicación. Razonamientos y

argumentación: tipos de razonamiento. Ubicación del argumento en un texto. La

justificación de una argumentación: datos, pruebas, fuentes. Identificación de distintos

argumentos en un texto. El subrayado y el resumen de un texto. Las fichas de lectura.

UNIDAD 3: LA REDACCIÓN DE TEXTOS UNIVERSITARIOS.

Problemas habituales de redacción. El parcial universitario. El resumen. La reseña

académica. El informe de lectura. La monografía. El ensayo.

Bibliografía obligatoria para el examen de IEU

Los textos de lectura obligatoria para el examen son los siguientes:

Copi, Irving M. (2009). Introducción a la lógica. Buenos Aires: Eudeba. (Capítulos

1 y 2). Para distinción entre tipos de lenguaje, concepto de lógica, razonamiento,

verdad y validez, razonamientos inductivos y deductivos.

Cagliani, Martín. (2012). Modelo para armar: La evolución humana, paso a paso

(y parte a parte). Buenos Aires: Siglo XXI. (Capítulos 3-6). Para lecto-

comprensión.

Gould, Stephen Jay. (2006). “Sombreros anchos y mentes estrechas”. EN: Gould,

Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 159-166). Para

lecto-comprensión.

Gould, Stephen Jay. (2006). “¿Eran tontos los dinosaurios?” EN: Gould, Stephen

Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 287-295). Para lecto-

comprensión.

Nogueira, Sylvia. (2010). Manual de lectura y escritura universitarias: Prácticas

de taller. Buenos Aires: Biblos. (Capítulos 2-5 y 7). Para argumentación y tipos de

texto.

Los textos están disponibles en la fotocopiadora de la Escuela de Ciencia y Tecnología.

Universidad Nacional de General San Martín Escuela de Ciencia y Tecnología Campus Miguelete Martín de Irigoyen 3100 San Martín-Buenos Aires - Argentina www.unsam.edu.ar [email protected]

EXAMEN DE ADMISIÓN - JULIO 2013

GUÍA PARA EL EXAMEN DE ADMISIÓN

INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS

TURNO DICIEMBRE 2012/ FEBRERO 2013

En el examen de Introducción a los Estudios Universitarios (IEU) de la Escuela

de Ciencia y Tecnología se evalúan habilidades de lectura y comprensión de

textos, y de expresión escrita, aptitudes consideradas imprescindibles para el

desempeño en el nivel universitario. Entre estas habilidades se encuentran la

identificación de las funciones del lenguaje, la estructura y tipos de

razonamientos, el reconocimiento de los razonamientos válidos e inválidos, la

capacidad de redacción y la habilidad para distinguir argumentos en un texto.

Esta guía tiene por objeto facilitar el estudio de los temas comprendidos en el

examen. Debe leerse acompañada del programa de la materia, de los

materiales de lectura indicados en la bibliografía que figura al final de este

documento y del modelo de examen de IEU.

La guía tiene la siguiente estructura: en primer lugar, se describe cada uno de

los puntos de los que consta el examen, agregando sugerencias para el estudio

de los mismos; en segundo lugar, se presentan una serie de recomendaciones

para la lectura de los textos de la bibliografía obligatoria para preparar el

examen; en tercer lugar, se formulan sugerencias para el momento del

examen, es decir, algunos consejos para evitar los errores más frecuentes; en

cuarto lugar, se informa la puntuación y los criterios de evaluación de cada

uno de los ítems del examen; finalmente, se indica la bibliografía obligatoria

para el examen.

1) El examen de IEU

El examen consta de cinco ítems, todos ellos relacionados con la lectura, y

comprensión de textos científicos. Los temas relevantes a ser evaluados son:

a) los usos (funciones) del lenguaje científico; b) estructura y tipos de

razonamientos; c) validez de los razonamientos y d) capacidad de lecto-

comprensión y redacción, cada uno de los cuales remite a un tema específico

tratado en la bibliografía obligatoria. En este punto de la guía hacemos una

presentación de cada uno de los temas. La forma en que se evalúan dichos

temas en el examen se describirá en el punto 4 de esta guía.

a) Funciones del lenguaje

El primer ejercicio del examen está referido al tema de las funciones del

lenguaje, es decir, los usos diversos del lenguaje. Aquí es importante saber

distinguir entre la función informativa, la expresiva y la directiva.

Los textos científicos utilizan el lenguaje en su función informativa. Las

proposiciones, esto es, las oraciones que informan acerca del mundo,

emplean el lenguaje en su función informativa, y se puede establecer por

medios empíricos si dichas proposiciones son verdaderas o falsas. De ahí la

importancia del reconocimiento de la función informativa del lenguaje.

Ejemplos de proposiciones verdaderas:

‘Las amebas son seres unicelulares’

‘El fútbol es un deporte en el que juegan 22 jugadores divididos en dos equipos de 11’

‘La Revolución de Mayo se produjo el 25 de mayo de 1810’

‘Raúl Alfonsín fue presidente de la Argentina entre 1983 y 1989’

Ejemplos de proposiciones falsas:

‘Los canguros son dinosaurios’

‘El punto de ebullición del agua al nivel del mar es de 20ºC’

‘Jorge Luis Borges escribió la novela Los siete locos’

‘Los guaraníes son un pueblo originario que habitó el territorio de América del Norte’

El aspirante debe estar en condiciones de leer una oración y establecer cuál es

la función del lenguaje que cumple la misma. La bibliografía obligatoria para

este punto es: Copi, Irving M. (2009). Introducción a la lógica. Buenos Aires:

Eudeba. (Capítulo 2: Los usos del lenguaje).

b) Razonamiento: Estructura y tipos.

El segundo ejercicio del examen se refiere al razonamiento. Los

razonamientos son fundamentales al momento de elaborar una argumentación,

esto es, al formular la justificación de nuestros actos, de una afirmación sobre

el mundo, de una concepción política, etc. Sin argumentación y, por ende, sin

razonamientos, es imposible formular nuestro conocimiento sobre el mundo.

Los razonamientos son estructuras formadas por proposiciones, de modo tal

que algunas de ellas, denominadas premisas, sirven de base o de fundamento

para otra proposición, llamada conclusión.

Es posible distinguir entre distintos tipos de razonamiento, a partir de la

manera en que se enlazan las premisas y la conclusión. Dicho de otro modo, la

forma del razonamiento, la relación entre premisas y conclusión determina que

podamos hablar de tipos diferentes de razonamiento:

los razonamientos deductivos se caracterizan porque en ellos la

conclusión se desprende necesariamente de las premisas.

los razonamientos inductivos se distinguen porque en ellos la

conclusión es más o menos probable, pero no puede decirse que se

derive necesariamente de las premisas.

Para que se comprenda mejor lo expresado en el párrafo anterior, formulamos

a continuación un ejemplo de razonamiento deductivo y otro de razonamiento

inductivo.

Ejemplo de Razonamiento deductivo:

Todos los hombres son mortales. Sócrates es hombre. En consecuencia, Sócrates

es mortal.

„Todos los hombres son mortales‟ y „Sócrates es hombre‟ constituyen las premisas.

„Sócrates es mortal‟ es la conclusión del razonamiento.

Ejemplo de Razonamiento inductivo:

El cuervo 1 es negro. El cuervo 2 es negro. El cuervo 3 es negro. El cuervo n es

negro. Por lo tanto, todos los cuervos son negros.

En este caso, las premisas son „El cuervo 1 es negro‟, „el cuervo 2 es negro‟, „el cuervo

3 es negro‟. La expresión „el cuervo n es negro hace referencia a que puede tratarse de

una enumeración muy larga de casos particulares. Finalmente, „todos los cuervos son

negros‟ es la conclusión del razonamiento.

Para los fines de este examen, el aspirante tiene que estar en condiciones de

poder identificar los razonamientos en un texto, así como también establecer

cuáles son las premisas y la conclusión en cada caso. Además, es preciso que

distinga entre razonamientos deductivos e inductivos. La bibliografía

obligatoria es: Copi, Irving M. (2009). Introducción a la lógica. Buenos Aires:

Eudeba. (Capítulo 1: Introducción, pp. 3-34).

c) Razonamiento: Validez.

El tercer ejercicio del examen remite a la cuestión de la validez de los

razonamientos.

La verdad (o falsedad) es una propiedad de las proposiciones, no de los

razonamientos. Como el establecimiento de la verdad de una proposición

depende de algún tipo de procedimiento empírico (observación,

experimentación, comparación, etc.), los razonamientos no son ni verdaderos

ni falsos. Así, un razonamiento puede contener proposiciones verdaderas o

falsas, pero de él no puede decirse que sea verdadero o falso.

Los razonamientos son válidos o inválidos, y esta propiedad depende de

la forma (de la estructura) del razonamiento, no de la verdad o falsedad de las

proposiciones que lo componen. La validez no se establece por alguna forma

de experiencia empírica, sino que se determina a partir del análisis de la

manera en que se enlazan premisas y conclusión.

Los razonamientos válidos son aquellos que conservan la verdad de las

premisas en la conclusión. De allí su relevancia para la argumentación

científica, porque permiten ordenar adecuadamente las proposiciones

obtenidas a partir de los distintos procedimientos de investigación.

Para que se entienda mejor lo planteado hasta aquí respecto a la validez de los

razonamientos, van a continuación algunos ejemplos.

Razonamiento válido:

1) Todos los felinos son mamíferos. El león es un felino. De modo que el león es un

mamífero.

Es un caso de razonamiento válido, con premisas y conclusión verdaderas.

2) Todos los seres que vuelan son aves. Los murciélagos vuelan. De ello se infiere

que los murciélagos son aves.

Es un razonamiento válido, con premisas y conclusión falsas.

Razonamiento inválido:

Si Trezeguet hace un gol, entonces River le gana a Boca. River le ganó a Boca. Por lo

tanto, Trezeguet hizo un gol.

Es un razonamiento inválido (la estructura se conoce como falacia de afirmación

del consecuente). Aun cuando las premisas fueran verdaderas, la forma del

razonamiento es falsa, pues no garantiza la conservación de la verdad de las

premisas en la conclusión.

En el examen de IEU se requiere que el aspirante tenga en claro la noción de

validez, y su diferencia con el concepto de verdad. La bibliografía obligatoria

es: Copi, Irving M. (2009). Introducción a la lógica. Buenos Aires: Eudeba.

(Capítulo 1: Introducción, pp. 34-37).

d) Lecto-comprensión

Los ejercicios cuatro y cinco del examen sirven para evaluar las habilidades de

lecto-comprensión de los alumnos.

En el punto cuatro se evalúa la comprensión de textos a partir de

proposiciones extraídas de la bibliografía obligatoria.

En el punto cinco se considera, además de la comprensión lectora, la capacidad

de redacción. La bibliografía obligatoria para este punto es: Cagliani, Martín.

(2012). Modelo para armar: La evolución humana, paso a paso (y parte a

parte). Buenos Aires: Siglo XXI. (Capítulos 3-6).

Gould, Stephen Jay. (2006). “Sombreros anchos y mentes estrechas”. EN:

Gould, Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 159-

166).

Gould, Stephen Jay. (2006). “¿Eran tontos los dinosaurios?” EN: Gould,

Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 287-295).

2) Recomendaciones para la lectura de la bibliografía para el examen

La bibliografía obligatoria indicada al final de la guía desarrolla los

requerimientos mínimos para resolver los ejercicios del examen de IEU. Su

lectura es, en sí misma, un ejercicio de lecto-comprensión. Para un mejor

aprovechamiento de los textos, es preciso tener en cuenta las siguientes

recomendaciones.

En primer término, no basta una sola lectura de cada uno de los textos.

Dominar un texto es como aprender alguna actividad, la práctica es

imprescindible, y sin ella no es posible dominar plenamente esa actividad. En

el caso de los textos, la práctica consiste en realizar varias lecturas de los

mismos.

Un camino posible consiste en realizar una primera lectura del texto (por

ejemplo, un capítulo), para tener una visión general del mismo, de su sentido

y estructura. Luego, corresponde hacer una segunda lectura, subrayando las

ideas principales y resaltando la definición de los conceptos que aparecen en el

texto. Por ejemplo, la definición de la función directiva del lenguaje en la

página 50 del libro de Copi. Finalmente, en una tercera lectura, en la que se

presta atención a los pasajes subrayados, puede elaborarse un resumen del

mismo, el cual será utilizado para el estudio del tema.

La realización de resúmenes de los textos sirve como práctica de la redacción.

Es importante que los resúmenes sean claros y precisos, pues ello permite que

el alumno comprenda el contenido del texto. Una buena manera de testear la

claridad de lo escrito consiste en leer el resumen a otra persona y pedirle que

explique lo que ha comprendido. Este ejercicio fuerza al alumno a ser más

preciso en la redacción y a desarrollar la claridad en la exposición, porque de

ese modo el resumen puede ser comprendido por otra persona. Redactar un

párrafo de manera clara y comprensible no es algo que se aprenda en un día,

sino que se adquiere con la práctica.

En segundo lugar, existen tres tipos de textos en la bibliografía obligatoria.

Copi proporciona los conocimientos imprescindibles para resolver los tres

primeros ítems del examen. La lectura de Copi exige, por tanto, no sólo la

formulación de un resumen, sino también la identificación de las definiciones

de los conceptos abordados, prestando especial atención a los temas

evaluados en el examen, tal como fueron explicados más arriba.

Nogueira aporta un marco conceptual e indicaciones para la lectura de los

textos, que incluyen una revisión de los distintos elementos que se encuentran

en un texto.

Cagliani y Gould constituyen el material que servirá para los puntos de lecto-

comprensión del examen. Al encarar su lectura es conveniente adoptar un

procedimiento semejante al del texto de Copi. Además de los resúmenes y la

identificación de los conceptos, es preciso trabajar la ubicación de los

argumentos y las pruebas ofrecidas para cada uno de ellos. Una buena práctica

es practicar la lectura tomando en cuenta las cuestiones que aparecen en el

modelo de examen para el texto de Boido.

3) Sugerencias para el examen de IEU

Ante todo, lo primero es leer atentamente las consignas. Muchos errores en los

parciales obedecen a una comprensión inadecuada de lo que se pide en cada

punto del examen, antes que a falta de estudio. El contexto de un examen, los

nervios y la presión colaboran para dificultar la comprensión de las consignas.

Por lo tanto, resulta conveniente tomarse el tiempo necesario para leer lo que

pide cada punto.

En los puntos en los que debe elaborar una respuesta, es conveniente tomarse

un tiempo para pensar que va a escribir antes de comenzar a redactar. Es una

forma de aclarar las ideas y evitar el pánico ante la hoja en blanco. Luego, una

vez escritas las respuestas, resulta útil hacer una segunda lectura de todo el

parcial, pues de ese modo pueden detectarse errores que pasan desapercibidos

al redactar cada ítem.

En lo posible, trate de responder con letra clara y legible, pues eso facilita la

corrección y evita los errores de interpretación por parte de los profesores.

Por último, a modo de práctica, puede resultar de utilidad que emprenda la

resolución del modelo de examen que se encuentra entre los materiales

proporcionados por la Escuela. En el punto 5, redacte las respuestas y haga el

ejercicio de leérselas a otra persona, para determinar si sus respuestas

resultan comprensibles para un tercero. Esto sirve para ir afinando la precisión

en la expresión escrita.

4) Puntaje correspondiente a cada ítem del examen

Los ítems del parcial van a ser calificados en base a los siguientes puntajes

(vea el modelo de parcial que se encuentra entre los materiales para el

examen):

El punto 1, referido a las funciones del lenguaje, tiene un puntaje máximo de

1 punto. Cada uno de los ítems en que se divide este punto tiene un puntaje

de 0,10. Aquí, la respuesta correcta recibe en cada ítem 0,10, mientras que la

respuesta incorrecta queda en cero. Sirve para evaluar la comprensión de la

distinción entre distintos tipos de lenguaje.

El punto 2, dedicado a los razonamientos, tiene un puntaje máximo de 1

punto. Cada uno de los ítems de este punto tiene un puntaje de 0,20. La forma

de calificar es la siguiente: si el aspirante reconoce premisas, conclusiones y

formula correctamente el tipo de razonamiento, recibe la totalidad del puntaje

para cada ítem. Si, en cambio, reconoce sólo premisas o conclusiones o, por el

contrario, identifica correctamente el razonamiento pero no puede distinguir

las premisas y las conclusiones, recibe la mitad del puntaje para cada ítem

(0,10).

El punto 3, en que se evalúa la cuestión de la validez en los razonamientos,

tiene un puntaje máximo de 1 punto. Cada uno de los ítems tiene un puntaje

de 0,25. En este punto del examen se evalúa la comprensión de la noción de

validez. La respuesta correcta recibe la totalidad del puntaje correspondiente a

cada ítem, la respuesta incorrecta queda en cero.

El punto 4, en que se trata lecto-comprensión a través de una serie de

proposiciones tomadas de la bibliografía, tiene un puntaje máximo de 2

puntos. Cada uno de los ítems tiene un puntaje de 0,20. Respecto a la forma

de evaluar este punto, cabe hacer la siguiente aclaración. La respuesta

correcta recibe la totalidad del puntaje de cada ítem sin necesidad de que el

aspirante formule ninguna aclaración. En el caso de las proposiciones falsas,

para recibir el puntaje correspondiente al ítem, tiene que justificar los motivos

por los que considera que son falsas. De no hacer esto, no recibe puntaje por

la respuesta, aunque ésta sea correcta. Por ejemplo, la proposición

correspondiente al punto 1 del modelo de examen es falsa. ¿Cómo justificar

que es falsa? Diciendo que la lógica no se ocupa de las reglas gramaticales

para redactar un texto, sino de la distinción entre razonamientos correctos o

incorrectos (válidos o inválidos) a partir del estudio de la forma que poseen los

razonamientos. La justificación pasa, por tanto, por corregir la proposición

falsa, transformándola en verdadera. Otro ejemplo, la proposición 6 del modelo

de examen también es falsa. En este caso, el aspirante tiene que decir que es

falsa y afirmar que lo es porque los razonamientos no son verdaderos o falsos

(esto cabe para las proposiciones), sino válidos o inválidos.

El punto 5, también dedicado a la lecto-comprensión, tiene un puntaje

máximo de 5 puntos. En esta parte del examen se hace hincapié en la

redacción de una respuesta precisa y coherente, que se sostenga en el texto

leído. Cada uno de los ítems tiene un puntaje de 1 punto. En este punto,

dedicado a la lecto-comprensión, la evaluación tendrá en cuenta la coherencia

de las respuestas, la capacidad para redactar afirmaciones que no sean

telegráficas y para justificarlas. En todo momento, el aspirante debe ceñirse, al

momento de responder, al texto que se está analizando.

El ítem 1 está referido al tema del texto, aquí se evaluará la capacidad de

síntesis, esto es, la formulación de una respuesta que no exceda los 5

renglones. El ítem 2 está dedicado a la identificación de los argumentos. Para

recibir el puntaje total es preciso que el aspirante sea capaz de nombrar cada

uno de los argumentos y establecer correctamente quien los enuncia. Si la

respuesta es parcialmente correcta, o sea, si identificó sólo uno de los

argumentos, recibirá una parte del puntaje correspondiente. En el ítem 3 tiene

que aclarar porqué considera que el argumento elegido aporta una

fundamentación propia de la investigación científica. En el ítem 4 se da el

mismo caso, se trata de identificar el argumento e indicar el motivo por el que

considera que no es científico. En el ítem 5 se pide que precise el tema de

confrontación entre Galileo y la Iglesia. Como en todos los otros casos, no

basta con enunciarlo, sino también describirlo.

5) Bibliografía obligatoria para el examen de IEU

Los textos de lectura obligatoria para el examen son los siguientes:

Cagliani, Martín. (2012). Modelo para armar: La evolución humana, paso a

paso (y parte a parte). Buenos Aires: Siglo XXI. (Capítulos 3-6). Para lecto-

comprensión.

Copi, Irving M. (2009). Introducción a la lógica. Buenos Aires: Eudeba.

(Capítulos 1 y 2). Para distinción entre tipos de lenguaje, concepto de lógica,

razonamiento, verdad y validez, razonamientos inductivos y deductivos.

Gould, Stephen Jay. (2006). “Sombreros anchos y mentes estrechas”. EN:

Gould, Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 159-

166). Para lecto-comprensión.

Gould, Stephen Jay. (2006). “¿Eran tontos los dinosaurios?” EN: Gould,

Stephen Jay. (2006). El pulgar del panda. Barcelona: Crítica. (pp. 287-295).

Para lecto-comprensión.

Nogueira, Sylvia. (2010). Manual de lectura y escritura universitarias: Prácticas

de taller. Buenos Aires: Biblos. (Capítulos 2-5 y 7). Para argumentación y tipos

de texto.

INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS EXAMEN DE INGRESO – AÑO ACADÉMICO 2013

Datos personales:

Apellido y nombre:

DNI:

Carrera:

Correo electrónico:

I. Determine qué función/es del lenguaje se está utilizando en los siguientes

fragmentos indicando con una (I) si se trata de Informativo; con una (E) si se

trata de Expresivo; o con una (D) si se trata de Directivo.

1) “Julieta pensó que era mejor no decirle la verdad porque sufriría demasiado”.

2) “¡Qué mentiroso! ¡Qué caradura! ¿Dijo que nadie le avisó? Si yo se lo dije

personalmente.”

3) “El colesterol total, cuando supera ciertos valores, es un factor de riesgo cardíaco”

4) “¡Tienen que anotarse ya mismo! Les recuerdo que el plazo vence esta tarde”.

5) “La reactivación de este ferrocarril es fundamental, ya que el costo del transporte

de larga distancia es tres veces menor al realizado por camiones”.

6) “La visión es el sentido fundamental para el ser humano. Gran parte del cerebro se

dedica exclusivamente a analizar la información que recabamos mediante la vista.”

7) “Es conveniente que vayan preparando sus mochilas, así están listos para subir al

micro.”

8) “Estos días azules y este sol de la infancia.”

9) “Todos los paleontólogos saben que el registro fósil contiene bien poco en cuanto a

formas de transición; las transiciones entre los grandes grupos son característicamente

abruptas.”

10) “No presentaré este libro: léase y júzguese. Y si, como es normal, se encuentran

elementos dignos de crítica, que se expliciten y que se mejores.”

II) Establezca si cada uno de los siguientes ejemplos es un razonamiento. De

ser razonamiento marque la/s premisa/s y la conclusión y distinga qué tipo

de razonamiento es cada uno:

1) Todas las obras de Platón tienen una estructura dialogada: leí República, Teetetos y

Las leyes y las tres contenían esta estructura.

2) Los posibles destinos de Javier eran Japón o Pakistán. Javier no tiene pasaporte y

es imposible ingresar a Japón sin este documento; en consecuencia, Javier viajó a

Pakistán.

3) El hombre no es enteramente libre porque, a pesar de poseer la facultad de la

razón, está sujeto a sus necesidades naturales.

4) Puesto que el hombre es esencialmente racional, la constante reaparición de la

metafísica en la historia del conocimiento humano debe tener su explicación en la

estructura misma de la razón.

5) Mi preparación para el examen de IEU ha sido deficiente, no leí ninguno de los

materiales. Estoy pensando seriamente en no presentarme.

INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOSAño Académico 2013

III) Responda con un SI o un NO las siguientes preguntas sobre los

razonamientos

1) ¿Si la premisa de un razonamiento deductivo válido es falsa entonces su conclusión

debe ser necesariamente falsa?

2) ¿Puede haber razonamientos deductivos válidos con premisas verdaderas y

conclusión falsa?

3) ¿Puede haber razonamientos deductivos válidos con premisas y conclusión falsas?

4) Si un razonamiento deductivo es inválido y sus premisas son falsas, ¿Su conclusión

será necesariamente falsa?

IV) Lea las siguientes proposiciones e indique si son V o F.

Justifique en el caso de responder F:

1) La lógica se dedica al estudio de los métodos y principios para redactar un texto

acorde a las reglas gramaticales.

2) El problema central de la lógica consiste en la distinción entre el razonamiento

correcto y el incorrecto.

3) Las proposiciones, las preguntas, las exclamaciones y las órdenes son verdaderas o

falsas.

4) Un razonamiento inductivo no pretende que sus premisas ofrezcan fundamentos

concluyentes para la verdad de su conclusión, sino solamente que ofrezcan algún

fundamento para ella.

5) El razonamiento deductivo se caracteriza porque su conclusión se desprende de sus

premisas con absoluta necesidad, necesidad que no es cuestión de grado ni depende

de manera alguna de cualquier otra cosa.

6) Los razonamientos deductivos pueden ser verdaderos o falsos.

7) La función informativa del lenguaje consiste en describir de manera fidedigna los

sentimientos y las sensaciones de las personas.

8) Las preguntas no forman parte de la función directiva del lenguaje.

9) El lenguaje se usa de modo directivo cuando está dirigido a establecer la verdad o

falsedad de las proposiciones.

10) Para que esté presente un razonamiento, de una de las proposiciones afirmadas

debe sostenerse que se desprende de otras proposiciones que se afirman como

verdaderas, las cuales son presentadas como fundamentos o razones para creer en la

conclusión.

V) A partir de la lectura del texto de Guillermo Boido, “Galileo y la Iglesia”:

1) Indique cuál es el tema tratado en el texto.

2) ¿Cuántos argumentos (distintas posiciones) encuentra en el texto y quién enuncia

cada uno de ellos?

3) ¿Cuál de los argumentos aporta fundamentaciones propias de la investigación

científica?

4) ¿Cuál de los argumentos cree usted que es una fundamentación NO científica?

5) ¿Cuál es el tema por el que confrontan la Iglesia y Copérnico?

Galileo y la Iglesia Guillermo Boido

 

Galileo  era  un  hombre  áspero  y  franco,  amante  de  la  polémica  y  la  abierta confrontación de  las  ideas. A diferencia de su contemporáneo Kepler, pensaba que  la  ciencia  no  puede  ser  concebida  como  una  tarea  solitaria  de  espíritus selectos o una mera especulación desvinculada de posibles aplicaciones técnicas; entrevió,  con  lucidez,  la  estrecha  simbiosis  entre  ciencia  y  sociedad que  iba  a caracterizar  a  los  tiempos modernos.  Comprometió,  por  tanto,  todo  su  genio intelectual,  su  asombrosa  vitalidad  y  su  talento  publicitario  en  la  empresa  de persuadir  al  poder  político  secular  y  a  la  Iglesia  de  que  promoviese  la  libre investigación  científica.  Destinó  el  sarcasmo  y  el  ejercicio  de  la  refutación brillante al mundo de las universidades, en las que se invocaba sin mayor crítica a la autoridad de Aristóteles. Ello le acarreó enemigos irreconciliables, que con el tiempo habrían de precipitar su tragedia.  

La nueva burguesía en ascenso le brindó su apoyo, y por ello estuvo al servicio de la corte toscana durante largas décadas. Su conflicto con la Iglesia se originó al intentar mostrar al mundo eclesiástico la necesidad de conciliar el dogma con la ciencia, la Escritura con los resultados de la investigación. El científico quiso salvar la autonomía de la actividad científica ante el autoritarismo teológico; el honesto creyente (pues Galileo lo era) quiso impedir que su Iglesia cometiese el error de asimilar los fundamentos del pensamiento cristiano a su expresión temporal e histórica. No lo logró. Por el   contrario, tal intento fue castigado finalmente con la prisión y la deshonra.  

A  principios  del  siglo  XVII,  la  más  importante  controversia  científica  y  filosófica  estaba  referida  a  la propuesta heliocéntrica de Nicolás Copérnico, formulada por el gran astrónomo polaco en 1543, año de su muerte,  en  su  libro  “Sobre  la  revolución de  las  esferas  celestes”. A  contramano de  la opinión de origen aristotélico prevaleciente en las universidades y adoptada por la Iglesia, Copérnico concebía al Sol situado en el centro del universo, a la vez que otorgaba a la móvil Tierra el papel de “un planeta más”. Galileo adhirió a esta postura en privado a  fines del siglo XVI y esperó su oportunidad para hacerla pública. En  los últimos meses  de  1609  comenzó  a  realizar  sus  célebres  observaciones  telescópicas,  las  cuales,  a  su  entender, refutaban  la posición de Aristóteles o bien  corroboraban  la de Copérnico.  Sumado ello  a  investigaciones mecánicas  realizadas  por  él que quitaban  entidad  a  ciertos  argumentos  en  contra de  la movilidad  de  la Tierra, y convencido ahora de que disponía de evidencias suficientes en favor del copernicanismo, a partir de 1611 logró que la polémica se instalase con vigor en los medios académicos y eclesiásticos. Subsistía, sin embargo un  escollo difícil de  sortear:  la discrepancia  entre  las  afirmaciones  copernicanas  acerca de una Tierra móvil y las referencias a la quietud de la misma que es posible hallar en algunos pasajes de la Biblia. Galileo, entonces, decidió incursionar en la teología.  

En cartas divulgadas entre 1613 y 1615, Galileo sostuvo la tesis de que el científico que renuncia al lenguaje bíblico, destinado al “vulgo iletrado”, no renuncia a la Biblia y a su autoridad; se limita a traducir la verdad revelada al lenguaje matemático en el que Dios escribió el “libro de la naturaleza”. La teología es la reina de las ciencias en virtud de la excelsitud de los temas de los que se ocupa, y en modo alguno puede rebajarse a analizar el conocimiento que ofrecen “ciencias menores” como  la geometría,  la mecánica o  la astronomía. Las  fuentes de  la verdad  son  los  textos  sagrados y  las  conclusiones  científicas, pero, dado que ambos  se corresponden con una verdad única, la existencia de presuntas contradicciones en la expresión de la misma requiere  interpretar  juiciosamente el verdadero sentido de  la palabra bíblica. Debe por tanto prohibirse  la “usurpación” de ésta, porque la metodología científica podría luego probar lo contrario y se habría forzado entonces la verdad a partir de los textos de la Escritura.  

Pero  la  propuesta  fue  rechazada.  El  brillante  teólogo  papal  Roberto  Bellarmino  no  objetaba  el  empleo instrumental del copernicanismo, es decir, entendido como una “ficción útil” para el cálculo astronómico. 

Tratar así el contenido del libro de Copérnico, escribió a un sacerdote partidario de Galileo, “es hablar con buen sentido y sin correr riesgo alguno”. En cambio le resultaba temerario que alguien pudiera afirmar que en  realidad  la  Tierra  gira  alrededor de un  Sol  inmóvil, pues, por  ejemplo,  el  Josué  bíblico ordena  (en  el episodio de  la batalla de Gabaón) detenerse al Sol y no a  la Tierra. Quedaba claro que, para Bellarmino, ningún descubrimiento científico, entendido como afirmación acerca de la realidad física, debía contradecir el  contenido  literal  de  la  Escritura.  En  1616,  en  sesión  secreta,  los  expertos  del  Santo Oficio  declararon inadmisible  la opinión copernicana, pero de hecho, oficialmente, nunca se  informó públicamente que ella configurase  herejía  alguna,  lo  cual  hubiese  requerido  de  un  pronunciamiento  papal  (en  rigor,  el copernicanismo  nunca  fue  proclamado  herético).  Se  prohibió  el  libro  de  Copérnico  y  se  destinó  una admonición privada a Galileo, por intermedio del propio Bellarmino, exhortándolo a abandonar la censurada opinión.  

No se conoce con exactitud lo ocurrido con Galileo en 1616, y existe sobre el episodio abundante literatura polémica. La mayoría de  los historiadores coincide en que Galileo aceptó  la  intimación de no defender ni sostener  el  copernicanismo,  pero  no  se  comprometió  a  dejar  de  enseñarlo  y  discutirlo  al  modo instrumentalista, como lo permitía Bellarmino. Sin embargo, se conserva un escrito, semejante al borrador de un acta y no firmada por Galileo ni por Bellarmino, en la que se da cuenta de la imposición formal de un mandato absoluto: la prohibición de “sostener, enseñar o convertir en objeto de demostración, de cualquier modo”  el  sistema  copernicano.  Se  trata,  casi  con  certeza,  de  un  documento  fraguado  en  1616  sin  el conocimiento de Bellarmino, y destinado a agravar la situación de Galileo en caso de un hipotético proceso futuro. Ello fue lo que, efectivamente, ocurrió.  

Luego  de  algunos  años  de  prudente  silencio, Galileo  volvió  a  la  carga.  En  1623  fue ungido  Papa,  con  el nombre de Urbano VIII, el cardenal Maffeo Barberini, con quien Galileo había mantenido hasta entonces una relación amistosa. Parecía haberse  inaugurado una nueva etapa de diálogo entre  la ciencia y  la fe, pues el nuevo pontífice decía amar  las ciencias y  las artes, y se declaraba admirador de Galileo. Pero sólo  fue un espejismo.  Galileo,  con  cierta  ingenuidad,  creyó  poder  convencer  a  un  público  masivo  mínimamente ilustrado de sus puntos de vista y escribió una obra maestra de la literatura polémica: los “Diálogos acerca de  los máximos sistemas del mundo” (1632). La censura eclesiástica, sin mayor conocimiento de  lo que se afirmaba  en  el  texto,  no  opuso  reparos,  y  el  libro  fue  publicado.  Allí  se  desencadenó  la  tormenta.  Los adversarios de Galileo, y en particular algunos influyentes miembros de la Compañía de Jesús, pusieron en evidencia que Galileo  sostenía  la  realidad del movimiento  terrestre,  violando  así  la prohibición de 1616. Entonces se decidió procesarlo.  

Los motivos del proceso han sido vinculados con la historia política de la Iglesia: en el marco de la llamada Guerra de los Treinta Años entre católicos y protestantes, el papado afrontaba una dura crisis, originada en el apoyo que Urbano VIII prestaba a la conciliadora Francia, partidaria de acabar con la guerra, en oposición a  los países  católicos más  intransigentes  (España  y el  Imperio Habsburgo). En ese momento  los ejércitos protestantes  parecían  inclinar  la  guerra  en  su  favor:  las  tropas  del  fanático  luterano Gustavo  Adolfo  de Suecia acampaban al pie de los Alpes, dispuestos a invadir Italia y tomar Roma, donde moraba Urbano VIII, el  Anticristo.  El  cardenal  español  Borgia  acusaba  al  Papa  de  “transar  con  herejes”  y  carecer  del  “celo apostólico” de sus antecesores.  Influyentes antagonistas de Galileo, por su parte, alimentaron en Urbano VIII el rencor por quien fuera alguna vez su amigo señalando que había sido objeto de burla. Por tanto, el Papa habría decidido el proceso y  la condena del mayor científico europeo a modo de un golpe de efecto destinado a restablecer su prestigio y autoridad, lo cual ocurrió en 1633.  

Los  inquisidores  exhibieron  ante Galileo  el  documento  de  1616  y,  al  cabo  de  una  serie  de maniobras  y argucias  destinadas  a  atemorizar  a  un  anciano  enfermo,  se  lo  acusó  de  dos  cargos:  perjurio  (por  haber difundido la doctrina copernicana por medio de un libro) y mala fe (por no haber mencionado a los censores la  existencia  de  aquél  pretendido  mandato  absoluto).  Puesto  que  Galileo  ignoraba  la  existencia  del documento, negó infructuosamente los cargos. Finalmente, agobiado, aceptó retractarse:  

[...] con corazón sincero y no fingida fe abjuro, maldigo y aborrezco  los susodichos errores y herejías, y en general cualquier otro error, herejía y secta contraria a la Santa Iglesia; y juro que en el futuro no diré nunca más ni afirmaré, por escrito o de palabra cosas por las cuales se pueda tener de mí semejante sospecha, y 

que si conozco a algún herético o a alguno que sea sospechoso de herejía lo denunciaré a este Santo Oficio, o al Inquisidor u Ordinario del lugar donde me halle.  

Es difícil no conmoverse ante este texto, en el cual un hombre moralmente aniquilado es obligado a maldecir  la causa a  la que había ofrecido toda su vida, por obra de  lo que el propio Galileo llamaría luego “una conjura de la ignorancia, madre de la malignidad y de la envidia”. Pero no menos  conmovedor  resulta  comprobar que en  sus  restantes ocho años de vida, en  la villa donde permaneció recluido por orden del Santo Oficio hasta su muerte, pudo recuperar su estatura de gigante intelectual y escribir su obra maestra, las 

“Consideraciones acerca de dos nuevas ciencias”, piedra basal de la física moderna y de la nueva cosmología que se estaba gestando por entonces. 

No  fue sino hasta 1822 en que el Santo Oficio decretó que, a partir de ese momento, no se debía negar autorización  para  la  publicación  de  obras  que  tratasen  acerca  de  la movilidad  de  la  Tierra.  La  encíclica Providentisimus Deus, de fines del siglo XIX, que regula  las relaciones de creencia entre el catolicismo y  la ciencia,  recogió  parte  de  las  argumentaciones  en  favor  de  la  libre  investigación  que  Galileo  había presentado, infructuosamente, a principios del siglo XVII. El extinto papa Juan Pablo II le concedió en 1979 el mérito de haber  formulado “normas  importantes de carácter epistemológico que  resultan  indispensables para poner de acuerdo  la  Sagrada Escritura  y  la  ciencia”. Mas esta  reivindicación  tardía, acompañada de inatingentes  consideraciones  sobre  el  proceder  científico  de  Galileo,  no  puede  acallar  los  ecos  de  la humillante  abjuración  que  éste  debió  pronunciar  en  Roma  en  1633,  arrodillado,  ni  el  confinamiento domiciliario al que sólo puso término su muerte.  

Para muchos  creyentes  y  dignatarios  católicos  partidarios  de Galileo  que  confiaban  en  erigir  una  nueva Iglesia sin antagonismos entre la ciencia y la Escritura, el desenlace del proceso resultó un desatino y a la vez un  escollo  difícil  de  superar.  En  los  siglos  XVIII  y  XIX  se  daba  por  supuesto  que  cada  logro  científico representaba  una  victoria  en  la  declarada  “batalla”  entre  el  conocimiento  y  el  dogma  cristiano.  Sólo posteriormente  se  admitió  mayoritariamente  que  la  práctica  de  la  investigación  científica  no  significa renunciar  a  las  creencias  religiosas  y  que  la  religión  pertenece  al  dominio  de  lo  personal  y  no  puede cuestionar la autonomía de la ciencia. (Afirmación esta última que, al parecer, el actual papa Benedicto XVI no comparte…). Pero, acerca del tema, remitimos a un artículo publicado en esta misma revista: “Ciencia y religión: ¿confrontación o armonía?”, Exactamente, a. 6, n. 15, diciembre de 1999.      

 

Guillermo Boido, Revista Exactamente, Año 15, Nº 42, Junio 2009.