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Evolución de los sistemas de cubierta sobre la construcción abovedada en la arquitectura religiosa de la Comunidad valenciana, entre los siglos XIV y XVIII A partir del momento de la conquista de Valencia por Jaime 1 en 1238, y la creación del Reino de Valencia, éste se incorpora al mundo occidental, dentro del con- texto de la corona de Aragón, y por consiguiente den- tro de su influjo. Se crea una sociedad en la que pre- dominan las clases no aristocráticas, lo cual origina un espíritu democrático que favorece el desarrollo económico, convirtiéndose en un importante centro agrícola y artesano. Este predominio de la burguesía, imprimirá un carácter particular a la construcción va- lenciana, que en cada generación buscará su propio modo de expresión, al que irá superponiéndo a lo ya existente. En frase de un autor valenciano del XIXt es una sociedad con «una aspiración moral constante, sucesivamente modificada en su expresión artística». El primer tipo de cubrición que vamos a analizar es el de las iglesias de arcos diafragmáticos. Constan de una sola nave de planta rectangular, y con el pres- biterio también en rectangulo, lo que es una clara re- ferencia a una planta «basilicai». Son naves con cu- bierta de madera a dos aguas, apeadas en arcos perpiaños transversales, mostrando un aspecto exte- rior en su trasdós de forma angular, con las inclina- ciones correspondientes a los faIdones de cubierta, y con una imagen interior en su intradós con la misma forma angular, suavizada en su eje transversal (cum- brera) por un falso almizate. Podemos encontrar una importante decoración en toda la estructura leñosa (tablas, pares, correas) in- cluso en las ménsulas o canecillos de piedra. Las obras de fábrica se ajustan a los materiales disponi- Fernando Benavent Avila Julián Magro Moro bles en la zona. normalmente fábricas de silleria en arcos y esquinas, aunque puede encontrarse tabién el ladrillo. El resto de la fábrica se realiza en tapial o mampostería, siendo muy habitual que los contra- fuertes se realicen de silleria. Las obras de carpinteria de armar se realizan con madera de coníferas, eon correas y pares. Posible- mente como consecuencia de intervenciones poste- riores, podemos encontramos correas y cabirones de madera, con tablero de ladrillo, siendo siempre el material final de cubrición, la teja árabe asentada con mortero de cal (figura 1). Torres Balbás2 relaciona este tipo de edificios con las «navalia» romanas, con destino mercantil e in- dustrial, y señala su utilización en los monasterios cistercienses de Fossanova, Viterbo y otros. Parece sin embargo más clara su derivación, apun- tada por Choisy,J de los arcos de mamposteria colo- cados a modo de cortafuegos en las basílicas paleo- cristianas. Sea cual fuere el origen y relación entre estas primeras formas de construcción religiosa en la Comunidad Valenciana y las palocristianas, lo cierto es que el «tipus» se extiende hacia el sur, llegando incluso a Murcia. Los ejemplos fueron muy numero- sos, pero unas han desaparecido y otras han recibido añadidos y modificaciones posteriores, que las hacen dificilmente rcconocibles Si abundante es el tipo de iglesia de arcos diafrag- máticos con armadura, muchísimo más numerosas son las de una sola nave, con bóveda de crucería y capillas entre los contrafuertes. Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

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Evolución de los sistemas de cubierta sobre la construcciónabovedada en la arquitectura religiosa de la Comunidad

valenciana, entre los siglos XIV y XVIII

A partir del momento de la conquista de Valencia porJaime 1 en 1238, y la creación del Reino de Valencia,éste se incorpora al mundo occidental, dentro del con-texto de la corona de Aragón, y por consiguiente den-tro de su influjo. Se crea una sociedad en la que pre-dominan las clases no aristocráticas, lo cual origina

un espíritu democrático que favorece el desarrolloeconómico, convirtiéndose en un importante centroagrícola y artesano. Este predominio de la burguesía,imprimirá un carácter particular a la construcción va-lenciana, que en cada generación buscará su propiomodo de expresión, al que irá superponiéndo a lo yaexistente. En frase de un autor valenciano del XIXt esuna sociedad con «una aspiración moral constante,sucesivamente modificada en su expresión artística».

El primer tipo de cubrición que vamos a analizares el de las iglesias de arcos diafragmáticos. Constande una sola nave de planta rectangular, y con el pres-biterio también en rectangulo, lo que es una clara re-ferencia a una planta «basilicai». Son naves con cu-bierta de madera a dos aguas, apeadas en arcosperpiaños transversales, mostrando un aspecto exte-

rior en su trasdós de forma angular, con las inclina-ciones correspondientes a los faIdones de cubierta, ycon una imagen interior en su intradós con la mismaforma angular, suavizada en su eje transversal (cum-brera) por un falso almizate.

Podemos encontrar una importante decoración entoda la estructura leñosa (tablas, pares, correas) in-cluso en las ménsulas o canecillos de piedra. Las

obras de fábrica se ajustan a los materiales disponi-

Fernando Benavent AvilaJulián Magro Moro

bles en la zona. normalmente fábricas de silleria enarcos y esquinas, aunque puede encontrarse tabién elladrillo. El resto de la fábrica se realiza en tapial omampostería, siendo muy habitual que los contra-

fuertes se realicen de silleria.Las obras de carpinteria de armar se realizan con

madera de coníferas, eon correas y pares. Posible-

mente como consecuencia de intervenciones poste-riores, podemos encontramos correas y cabirones demadera, con tablero de ladrillo, siendo siempre el

material final de cubrición, la teja árabe asentada conmortero de cal (figura 1).

Torres Balbás2 relaciona este tipo de edificios conlas «navalia» romanas, con destino mercantil e in-dustrial, y señala su utilización en los monasterios

cistercienses de Fossanova, Viterbo y otros.Parece sin embargo más clara su derivación, apun-

tada por Choisy,J de los arcos de mamposteria colo-cados a modo de cortafuegos en las basílicas paleo-cristianas. Sea cual fuere el origen y relación entreestas primeras formas de construcción religiosa en laComunidad Valenciana y las palocristianas, lo ciertoes que el «tipus» se extiende hacia el sur, llegandoincluso a Murcia. Los ejemplos fueron muy numero-sos, pero unas han desaparecido y otras han recibido

añadidos y modificaciones posteriores, que las hacendificilmente rcconocibles

Si abundante es el tipo de iglesia de arcos diafrag-máticos con armadura, muchísimo más numerosasson las de una sola nave, con bóveda de crucería y

capillas entre los contrafuertes.

Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

86 F. Benavent, J. Magro

Figura 1

La solución consta esencialmcnte en la repeticiónde tramos rectangulares, cubiertos con bóveda dccrucería muy sencilla, generalmente cuatripartita.Los esfuerzos son absorbidos por 10s contrafuertesdispuestos en las cuatro esquinas del rectángulo. Elcsquema de fuerzas queda muy claramente definido,y el espacio resultante sigue tenicndo resonancias ba-

silicales, aunque la espacialidad queda modificadapor la repetición de ritmos de las tramadas. La planta

es alargada, no existe transepto y la cubrición delpresbiterio adopta un esquema radial, siempre dentro

de la línea de máxima sencillez.En la búsqueda de los antecedentes del «ti pus»,

hay numerosos autores que buscan una relación

Oriente-arquitectura gótica,4 pcrfectamente explica-ble sobre todo por la relación templarios-cistercien-ses, y su relación preponderante sobre el origen delgótico. Sin embargo, cabe pensar en un origen a par-

tir de la estructura de arcos perpiaños, al tratar desustituir la madera por bóveda dc crucería.

Aunque haya sido así, no conocemos ningun in-

tento previo o balbuceo, y el tipo analizado, apareceperfecto en nuestra Comunidad. La cubierta de estas

iglesias, presenta una novedad, y es la desaparición

de la estructura leñosa. En efecto, la cubrición no serealiza a dos aguas, sino mediante cubierta plana.U na vez cerradas las bóvedas, se recrecían los murosperimetrales, creando un espacio cerrado alrededor

del extradós de las bóvedas. A continuación se pro-cedia a rcllenar las enjutas con vasijas y cacharros dealfarero mezcladas con mortero de cal. La dimensión

de las vasijas era variable a edida que se hacía másgrande el seno. También con capas de mortero se re-

alizaban en la parte superior las correspondientespendientcs, ¡ogradas las cuales, se recubría la super-

ficie con rasilla y mortero, quedando así terminada laterraza. La solución, característica del gótico españolmediterráneo, causó la admiración de los estudiososdel siglo XIX,5 que reconocieron sus valores de in-combustibi1idad, pero supusieron que sustituía a unacubierta previa de estructura leñosa, llegando en al-gún caso a proponer su restitución.6

Hay que decir, que en la actualidad, no se con-

serva ninguna de estas cubiertas originales, pues se-gún consta7 por documentos el mantenimiento de las

mismas era dificil, y siempre aparecían grietas y hu-medades. con lo cual, y a partir del siglo XVI, fueronsustituidas por cubiertas de teja, con las característi-

cas que señalaremos en su momento. Sin embargo,en algunos casos, aunque desgraciadamente no en to-dos, intervenciones actuales han devuelto su aspectoprimitivo a las terrazas (figura 2).

El Renacimiento trae consigo el uso de la bóvedade cañón seguido, y el de la cúpula sobre tambor. Enla Comunidad, nos encontraremos, por una parteobras dc nueva planta, y por otra la adaptación deedificos ya existentes a las nuevas tendencias. Las

Figura 2

Cubierta sobre construcción abovedada en la Comunidad valenciana 87

iglesias vienen sometidas a una nonnativa muy rí-gida después del concilio de Trento, y en esa norma-

tiva se explica muy claramento las precauciones quehay que tener a] construir.

Conservamos un documento,S en e] que se adaptana la Archidiócesis de Valencia las normas de] Conci-lio, y más concretamente ]a «lnstructionum fabricae

et suppellectitis ecclesiasticae» de S. Carlos Borro-mea (1577). En dicho documento, se manda que: «la

cubierta de los Templos sea bóveda firme, conve-niente y correspondiente a la fábrica de] Temp]o».Con respecto a] tejado, y posiblemente teniendo encuenta ]a experiencia de las cubiertas planas a queantes hicimos referenciase dice que: «Las dichas bó-vedas se han de cubrir con tejado entero, que cubratodo e] edificio; porque las cubiertas padecen mucho,y se penetran las aguas, y ]0 interior de] Temp]o en

poco tiempo está gastado y negro». Posiblemente por

la poca experiencia en cubiertas a dos aguas, se se-ña]a ]a necesidad de que e] tejado vuele ]0 suficiente:

«Este tejado ha de salir tan a fuera sobre las paredesdel templo, que haya un rafe muy cumplido, por lahermosura del edificio y defensa de las paredes yventanas».

Es curioso sin embargo, que se siga preconizandouna solución en ]a que la madera intervenga poco,aunque también se acepte ]a estructura de madera:

«No ha de ser este tejado de tejavana, sino sobre ta-biques de ladrillo que formen callejones, como sepractica en muchas partes, o sobre adera suficiente atener e] peso del tejado. El tejado será perpetuo, silas tejas se asentaren con cal, o con mortero, bienperfiladas».

Cuando se use la madera, se tendrá quc tcner encuenta: «Si el tejado estuviere sobre madera, dejenseen el espacio que ha de haber entre é] y la bóvedaventanillas, o a ]0 menos troneras a trechos, y corres-pondientes unas a otras, para que corran los aires,porque sino, la madera de] techo se pudrirá muy en

breve, y vendrá todo el tejado en ruina, y ]a causaría

a ]a bóveda» (figura 3).En ]0 referente a la forma de la Ig]esia, se indica la

de cruz latina, pero se señala la conveniencia de cú-pula en el crucero «Sobre el crucero, habiendo posi-

bilidad, haya linterna o cimborio proporcionado a lafábrica». Esta cúpula, que se realiza sobre tambor, ysuele ser de dos hojas, se recubrirá con teja vidriadade color azul fuerte, siendo éste un elemento caracte-

rístico de las cúpulas de la Comunidad.

Figura 3

Junto a las obras de nueva planta, se produce en

estos años, sobre todo a partir del Barroco un recu-brimiento de la tipo logia ya citada de iglesias denave única, cubiertas con bóveda de crucería, y concapillas entre contrafuertes. Algún autor,9 ha seña-

lado la continuidad espacia] entre esta tipo]ogía, y ]aresultante de ]a Contrarreforma, la iglesia de tipo <<je-suítico». Si observamos con detenimiento, veremosque en todos los casos e] revestimiento señala los

mismos ejes y ritmos que tenía e] edificio original,marcando los apoyos y manteniendo e] ritmo de losfajones. Quizás e] éxito se deba a ]a perfecta relación

forma-función que se da en el tipo, o, a que crea unespacio igualitario muy en consonancia con e] sen-

tido de ]a sociedad valenciana.El revestimiento y ocultación de los elementos

verticales es general, pero las bóvedas, en unos casossiguen siendo las de crucería, con las nervaduras re-bajadas, y en otros se recurre a una solución laminar

de bóveda tabicada, realizada generalmente con tansólo un doble tablero de ladrillo, son un espesor totalque ronda los diez centímetros. La solución demues-

tra además un evidente conocimiento de la fonna detrabajar e] sistema de bóveda. Cada dos metros apro-ximadamente, se forja un anillo de refuerzo medianteun arco tabicado sobre e] trasdós de ]a misma bó-veda; en estas zonas el espesor total de] tablero no

sobrepasa los quincc centímetros. Además se sueledotar de unos puntales de arriostramiento que vandesde los riñones de la bóveda hasta los arcos cruce-ros de la estructura gótica. Suele quedar un espacioentre las dos bóvedas por donde se puede circular,

aunque con dificultades.

88 F. Benavent, J. Magro

Lo que ocurre en todos los casos de revestimiento,es la sustitución de la cubierta de tetTaza por cubiertade doble vertiente de teja. Para hacerlo, se sobreele-van paredes sobre la terraza, y sc desarrolla una es-tructura de tabiquilIos, prácticamente sin interven-ción de la madera. Manuel Fomés y Gurrea,lO recoge,al final del periodo, la «fórmula» para este tipo deformación de cubiertas. Dice: «Para formar las ver-tientes sobre los trasdós de las bóvedas, se hacen ca-llejonadas de tabiques de tres palmos de anchos, cu-biertos con bovedillas o baldosas grandes, y sobreestas las superficies o planos inclinados en que seasientan las tejas. A esto se reduce la práctica; peroconviene saber el modo de aligerar el peso que pro-ducen tantos tabiques, que suben desde el principio

de los senos o arranques de las bóvedas donde ci-mentan, hasta formar las vertientes. El método de ali-gerar se reduce a formar arcos en los mismos tabi-ques, que estriben sobre las paredes y trasdós de las

bóvedas, por cuyo medio se puede suprimir una ter-

cera parte de su peso y trabajo.»En la práctica hemos encontrado numerosas solu-

ciones que intentan conseguir la mayor efectividad aeste tipo de cubierta, desde la colocación de anillosde reparto, colocados sobre el trasdós a modo de ci-mentación de los tabiques, evitando asi efectos desección sobre la bóveda, hasta la construcción de lostabiques no en línea recta, sino en forma sinuosa,para evitar el efecto de pandeo (figuras 4 y 5).

Posiblemente la Comunidad Valenciana no sea laúnica donde se de este tipo de soluciones, pero si quehay que decir que es en la que se dan en un porcen-taje infinitamente superior al resto del país. No debe

ser ajena a ello por una parte la tradición mediterrá-

Figura 4

Figura 5

nea de uso de los materiales cerámicos en la cons-trucción y la experiencia en la construcción de bóve-das tabicadas, arraigadas hasta hace muy pocos añosen la arquitectura tradicional, y por otra las dificulta-des de mantenimiento de las estructuras de madera,por las condiciones climáticas, los ataques de xilófa-

gos y el peligro de incendios.

En un curioso librito, publicado en 1776, por D.Joaquin de Sotomayor, estractando y añadiendo a

uno del conde de Espie sobre Modo de hacer incom-bustibles los edificios, sin aumentar el coste de su

construcción, encontramos por una parte la defensaencendida de esta solución, a cargo de Sotomayor,que invoca a su favor razones de todo tipo, pasando

de la seguridad a la ecología, y por otra parte el es-cepticismo de Ventura Rodriguez, que en la «Cen-sura» previa a la obra, se muestra disconforme conlas pretendidas ventajas.

Cubierta sobre construcción abovedada en la Comunidad valenciana 89

La práctica constructiva del siglo XIX, sobre todoen las restauraciones llevadas a cabo en la segundamitad, abandona la idea de cubrición con tabiquilloscerámicas y retorna la de cubiertas de estructura demadera, con resultados en la mayor parte de los ca-sos negativos, pues en las intervenciones realizadasactualmente, suele estar más deteriorada la actuacióndel siglo XIX que la original.

Evidentemente, no hay que echar las culpas a losactuantes del XIX, sino que las causas del deterioro delas cubiertas, son muy variadas y difíciles de sintetizaren pocas líneas. Aparte las causas exógenas al edifi-cio, muy variadas y que van desde terremotos a incen-dios o saqueos, podríamos hablar de defectos de cons-trucción, bien por insuficiente protección de lostableros de madera, por mala ejecución de la cubiertaplana, o por mala ejecución de los tabiques cerámicas,según los casos. O bien hablar de patologías encade-nadas, basadas principalmente en fallos de cimenta-ción en las obras de fábrica, o en la perforación de loscontrafuertes y otras intervenciones en el edificio quedebilitan la capacidad portante de la estructura.

La falta de mantenimiento, las incorrectas repara-

ciones ejecutadas a lo largo de la historia del edifi-cio, o las transformaciones del conjunto, son otrosfactores de riesgo que pueden afectarJo gravemente.

NOTAS

1. Llorente Falcó, T., España, sus monumentos y Artes.

Valencia 1886.

2. Torres Balbas, M., «Naves cubiertas con armaduras de

madera sobre arcos perpiaños a partir del siglo XIII».

Archivo de arte español, Enero-marzo 1960.

3. Choisy, A., Historia de la Arquitectura B. Aires. 1970.

4. Choisy, A., op. cit.

5. Bassegoda Nonell, J., La cerámica popular en la arqui-

tectura gótica. Barcelona 1983.

6. Bassegoda Nonell, J., op. cit.

7. Magro Moro, J., La catedral de Valencia. análisis histó-

rico y valoración crítica. Valencia 1985.

8. Benlloch Po veda Ced.) Manual de constructores. Valen-

cia 1995.

9. Marqués de Lozoya, Historia del Arte Español. Madrid

1931.

10. Fornés y Gurrea, El Arte de edificar. Madrid 1847.