Eventos de Anegamientos en El Sector Urbano Barrios Bajos, Valdivia, Chile, 1985-2012
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Universidad Austral de Chile Facultad de Filosofa y Humanidades
Instituto de Ciencias Ambientales & Evolutivas Escuela de Historia y Ciencias Sociales
Profesor Patrocinante:
Mg. Carlos F. Rojas Hoppe.
Eventos de anegamientos en el sector urbano Barrios Bajos,
Valdivia, Chile, 1985-2012.
Seminario para optar al ttulo de:
Profesor de Historia y Ciencias Sociales
y a los grados de Licenciado en
Educacin Bachiller en Humanidades y Ciencias Sociales.
CLAUDIO ALEJANDRO ACUA FUENTEALBA
VALDIVIA CHILE 2015
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ndice
1. Introduccin.............................................................................................................4
1.1. DESCRIPCIN DE LA PROBLEMTICA....4
1.2. HIPTESIS DE LA INVESTIGACIN..5
1.3. OBJETIVO DE LA INVESTIGACIN6
2. Marco terico.7
2.1. REFLEXIONES TERICAS SOBRE EL DESASTRE NATURAL...7
2.2. DESASTRES NATURALES EN EL PLANO SOCIAL.....10
2.3. CONSECUENCIAS DE LA EXPANSIN URBANA SOBRE EL ESPACIO FSICO..16
2.4. DESASTRES NATURALES DE TIPO
HIDROMETEOROLGICO A NIVEL NACIONAL Y LOCAL.20
3. Material y mtodo...24
3.1. REA DE ESTUDIO.....24
3.1.1. CIUDAD DE VALDIVIA.......24
3.1.2. SECTOR URBANO BARRIOS BAJOS...29
3.2. TRAYECTORIA DEL MEJORAMIENTO DE LA
EVACUACIN DE AGUAS LLUVIAS EN LOS BARRIOS BAJOS, 1985-2012.....32
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3
3.3. PROCEDIMIENTOS METODOLGICOS..........35
3.3.1. ETAPAS DE LA INVESTIGACIN...35
3.3.2. CRITERIOS METODOLGICOS...37
4. Presentacin y discusin de resultados....44
4.1. ANLISIS GENERAL DE PRECIPITACIONES, 1960-2012.44
4.1.1. PRECIPITACIONES ANUALES.......................................................44
4.1.2. PRECIPITACIONES BIESTACIONALES....46
4.1.3. PRECIPITACIONES MENSUALES...51
4.2. ANLISIS DE EVENTOS DE ANEGAMIENTOS, 1985-2012...54
4.2.1. DIMENSIN TEMPORAL DE LOS EVENTOS.54
4.2.2. PRECIPITACIONES RELACIONADAS CON LOS EVENTOS.63
4.2.3. EVENTOS DE ANEGAMIENTOS
Y PERODOS DE MAREA DE SICIGIA.65
4.2.4. VERIFICACIN DE HIPTESIS..67
5. Conclusiones de la investigacin.70
5.1. SNTESIS DE LOS RESULTADOS DE LA INVESTIGACIN70
5.2. REFLEXIONES FINALES.71
6. Referencias bibliogrficas.....77
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1. Introduccin
os desastres naturales, verdaderamente, no son naturales; ms bien, es el
ser humano quien se asienta en lugares que son potencialmente
peligrosos para su propia existencia. La naturaleza slo contina su propia
dinmica (Ferrando, 2004; Musset, 1995; Lavell, 1993).
1.1. DESCRIPCIN DE LA PROBLEMTICA
Partiendo de la premisa anterior, esta investigacin aborda una problemtica
histrica que ha afectado por dcadas a los habitantes de un sector de la ciudad de
Valdivia, los llamados Barrios Bajos. Se trata de la reiterada ocurrencia de acumulaciones
de agua de lluvia en distintos puntos crticos de dicho sector durante los meses de mayor
precipitacin sobre la ciudad, particularmente en das de lluvias intensas. Vas de trnsito
peatonal y vehicular, plazuelas, canchas, pampas, as como campamentos y el interior de
viviendas han sido los receptores de anegamientos que han contribuido a establecer una
determinada forma de vida para los vecinos de estos lugares.
Se trata de una cotidianeidad marcada profundamente por el dao, y por ello es
que el fenmeno se constituye en desastre. En este sentido, los efectos menos relevantes
se relacionan con la dificultad del trnsito por el sector. Al otro extremo, se pona en
riesgo continuo y prolongado la salud de familias enteras ante condiciones de altsima y
constante humedad y suciedad, o, en varias oportunidades, de condiciones
descaradamente insalubres, cuando los anegamientos eran producto de una mezcla de
aguas lluvias y aguas servidas. A esto hay que agregar el deterioro o la prdida de bienes
L
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5
materiales de diverso rango de valor monetario y emocional, por efecto de la humedad,
el barro y las aguas propiamente tales.
ste desastre natural no inicia por una intencionalidad de la naturaleza. Son las
personas las que deciden establecerse en entornos con dinmicas que presentan
dificultades para el asentamiento. Los Barrios Bajos se desarrollan por la gradual
expansin urbana sobre una zona geogrficamente deprimida post terremoto de 1960
y aledaa a la rivera de un ro. Es un lugar donde las precipitaciones intensas y
prolongadas son habituales e inciden en las crecidas de un curso de agua que, adems
de tener una dinmica de crecida propia de los ros, es un estuario y sufre modificaciones
de altura por mareas. Por otra parte, como sector de baja altura respecto al resto de la
ciudad, se convierte en punto de encuentro de aguas lluvias provenientes de otros
sectores urbanos situados a mayor altitud.
Como problemtica histrica, el fenmeno incide en distintos mbitos de la vida
humana y puede ser analizado desde diversas perspectivas. Aqu slo se estudia una
parte de su mbito fsico relacionada con la generacin de anegamientos y su interaccin
con precipitaciones y mareas. El propsito es servir como un aporte, pequeo pero
necesario, para una aproximacin al estudio del riesgo de anegamientos en toda el rea
urbana de Valdivia.
1.2. HIPTESIS DE LA INVESTIGACIN
Desde sus comienzos, el barrio se vio enfrentado a los anegamientos, y es natural
pensar que este problema se fue intensificando a medida que el sector y toda la ciudad
se fueron densificando. Por esto es que existe tambin una parte de su historia que desde
los inicios del problema qued relacionada a la bsqueda del control de los factores que
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en conjunto lo ocasionaban. Se trata de la construccin de diversas obras para contener,
encauzar y drenar las aguas lluvias.
Luego de dcadas de estudios e implementacin parcial de soluciones, fue el ex
Presidente Ricardo Lagos quien, el 8 de octubre de 2004, coloc la primera piedra de
primero de los colectores de aguas lluvias que se haban integrado como un sistema
dentro del Plan Maestro de Aguas Lluvias, que abordaba la problemtica de manera
definitiva. Desde el ao 2006, en que ya se encuentra operativo el primer colector, las
noticias sobre los anegamientos daban cuenta de testimonios de vecinos que aseguraban
notar claros cambios positivos en la ocurrencia de los eventos, y en la duracin de estos.
Hasta el ao 2012, lmite de este estudio, ya se haban construido ntegra o
parcialmente los otros cuatro colectores restantes. Con base en estos antecedentes, se
plante la hiptesis de que los nuevos colectores, que conformaban junto a las antiguas
vas un sistema de evacuacin de aguas lluvias, han contribuido a la disminucin de los
eventos de anegamientos en el sector urbano Barrios Bajos.
1.3. OBJETIVO DE LA INVESTIGACIN
Analizar las fechas de ocurrencia de los eventos de anegamientos, las
precipitaciones asociadas y los perodos de marea en que estos acontecieron, en el sector
urbano Barrios Bajos de la ciudad de Valdivia, entre los aos 1985 y 2012. El propsito es
caracterizar la dinmica del fenmeno durante el perodo y verificar si ha declinado hacia
el final del mismo, y si tal disminucin se relaciona con la implementacin del nuevo
sistema colector de aguas lluvias.
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2. Marco terico
2.1. REFLEXIONES TERICAS SOBRE EL DESASTRE NATURAL
El desastre natural es un fenmeno con el cual mujeres y hombres han vivido
durante toda su historia, y, por tanto, ha sido un importante objeto de estudio. De esta
forma, el fenmeno ha sido teorizado para una mejor comprensin de ste. Un desastre
natural, en una definicin lo ms amplia posible, es un evento que ocurre en cierto
momento y lugar ocasionando daos para algn asentamiento humano (Cardona, 1993;
Lavell, op. cit.). Por su parte, se puede entender el riesgo natural como la probabilidad
de que suceda un desastre natural en algn lugar y perodo de tiempo (Pea, Tavares &
Mardones, 1993). Existen dos factores que conforman el riesgo, el cual puede llegar a
concretarse en un desastre natural: la amenaza, es decir, un evento, propio de la
naturaleza, que en algn momento y lugar puede acontecer; y la vulnerabilidad, que
expresa los elementos con los que la sociedad asentada cuenta para afrontar, de forma
ms o menos eficiente, el evento latente (Romero & Maskrey, 1993; Mrquez, 2008). Lo
anterior se ha sintetizado por medio de un mapa conceptual (Figura 1).
En estos trminos, el desastre natural se entiende como la concrecin de un
evento latente, el cual sucede cuando ciertas variables confluyen para que exista una alta
probabilidad de dao para el asentamiento humano. La redundancia del uso de ciertos
trminos, repetidos entre los conceptos mencionados anteriormente, sirve para presentar
de mejor manera la idea de que el fenmeno del desastre natural puede ser entendido
en dos planos temporales: por un lado, una vez ocurrido; y por el otro, antes de que se
manifieste como tal. Ante la reflexin anterior, cabe hacer la siguiente consideracin:
estableciendo que el desastre es un problema para el habitar humano, es necesario
buscar soluciones. Si hablamos de dos tiempos para entender el desastre, podramos
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tambin hacerlo para contrarrestarlo, es decir, de manera reactiva o de forma preventiva.
Lgicamente, reaccionar una vez que ha ocurrido slo sirve para proseguir el habitar;
volver al estado anterior al desastre. Es la segunda alternativa, prevenir, la que sienta
verdaderas bases de mayor durabilidad para afrontarlo.
Figura 1. Teorizacin de la gnesis de un desastre natural
Fuente: Elaboracin del autor.
Por lo tanto, la variable que el ser humano puede manipular para hacerle frente
no es la amenaza; pues es gobernada por la naturaleza misma, en general, escapa al
control del hombre y, por lo tanto, no se puede inhibir; sino la vulnerabilidad. Cualquier
medida que busque contrarrestar el desastre significa, en el fondo, disminuir la
vulnerabilidad; o sea, mejorar los elementos que tiene la sociedad para que partes de su
estructura de asentamiento no colapsen. Si esto ocurre, entonces se concreta el desastre.
En el caso contrario, ya no hablamos de desastre, sino de una condicin de riesgo.
Cualquier medida efectuada para mejorar las condiciones de vulnerabilidad en
ningn caso servira para eliminar la amenaza y, por ende, la ocurrencia de un desastre
AMENAZA NATURAL
juntos
conforman RIESGO
se
concreta en
DESASTRE
NATURAL
VULNERABILIDAD
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natural; en otras palabras, solamente se conseguira lograr reducir el nivel de riesgo, mas
nunca eliminarlo (Mrquez, op. cit.). Tericamente, la reduccin del riesgo puede llegar
hasta niveles muy bajos. Y el riesgo incluso podra permanecer en esos niveles por algn
tiempo y, gracias a la experiencia adquirida, reducir los costos debido a prdidas
producto de los eventos acaecidos; pero ello no significara haber eliminado la
probabilidad del desastre (Gonzlez, 1987), slo dara cuenta de que, en aquella situacin,
las condiciones de vulnerabilidad an estn acordes al nivel de amenaza. Pero si el nivel
de amenaza aumentara en algn momento, y, para empeorar la situacin, se aadiera el
factor de que la infraestructura en la que se sustenta la baja vulnerabilidad se deteriora,
entonces la condicin de riesgo comenzara a aumentar, y con ello las probabilidades de
su materializacin en un desastre natural. En fin, los asentamientos humanos, por diversas
razones, pueden ser blanco de un desastre natural, siempre.
El anlisis de los anegamientos, en primera instancia, como problemtica de
desastre natural, y en concordancia a las reflexiones expuestas hasta este punto, conduce
a precisar los conceptos de amenaza y vulnerabilidad. Pero antes de esto, es necesario
definir el tipo de fenmeno en que se centra esta investigacin.
De acuerdo a Ferrando (2006), un anegamiento [] se define como la
acumulacin temporal de aguas lluvias en una determinada porcin de territorio. De
esta amplia definicin, cabe sealar ya una distincin conceptual hecha por el mismo
autor y citada por otros: distinto es un anegamiento de una inundacin, la cual no se
centra en la acumulacin de aguas de lluvia, sino en las aguas de cauces hdricos, que
debido a desbordes de diverso origen se vierten sobre terrenos aledaos (Ferrando, op.
cit.). Los anegamientos son fenmenos propios del interior de las ciudades y su origen se
halla en la interaccin de dos grandes variables entre las que se produce una situacin
de desequilibrio: la cantidad de agua lluvia precipitada en un cierto lapso de tiempo y la
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capacidad que tenga el suelo para evacuar esas aguas, ya sea de forma horizontal como
vertical (Ferrando, op. cit.; Mrquez, op. cit.).
La amenaza, desglosada de este fenmeno, en los trminos ya explicados, y para
este caso de estudio, est constituida no por el anegamiento, sino por un evento propio
de la naturaleza: la precipitacin intensa. Esta afirmacin adquiere sentido siguiendo la
idea de que las manifestaciones del medio ambiente no son desastres en s mismos; se
transforman en desastres cuando son conjugados con la variable que presentan en su
conjunto las condiciones de un asentamiento humano para afrontar tal manifestacin:
esta variable es la vulnerabilidad. La vulnerabilidad, entonces, abarca desde las
condiciones materiales, fsicas, artificiales, cuya funcin es controlar los efectos sobre el
asentamiento que pueda tener la manifestacin del medio ambiente, hasta los niveles
socioeconmico, cultural, educacional, psicolgico y hasta religioso, que explican los
diferentes tipos de respuesta de la sociedad ante la ocurrencia de un desastre (Lavell, op.
cit.).
2.2. DESASTRES NATURALES EN EL PLANO SOCIAL
Se ha explicado que los llamados desastres naturales son catstrofes en la medida
que ocasionan daos y una importante alteracin a la vida cotidiana de las personas
asentadas en un territorio. El alcance social de los desastres naturales y es que no
existiran estudios acerca de nada si no tuvieran un alcance social; es por tal razn que
se estudia el mundo debiera ser la razn fundamental por la que se realicen
investigaciones acadmicas en esta temtica. Sin embargo, se sabe que las reas del
conocimiento estn ms veces separadas y delimitadas que integradas, y, debido a esto,
los fundamentos previos al desarrollo de cada tipo de estudio muchas veces no
trascienden el campo disciplinar, o, siendo menos severo, no se explicitan. Por lo tanto,
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en este punto, sera conveniente dar a conocer algunas reflexiones que, si bien van ms
all del tema especfico de este estudio y de los anlisis de datos, corresponden a bases
tericas, esenciales, y en las que, en gran parte, se fundamenta el propsito de esta
investigacin. Precisamente, estas bases tratan acerca de las implicaciones sociales de los
llamados desastres naturales.
Los diversos estudios realizados por distintas disciplinas ligadas a las ciencias
naturales, sociales, humanistas, de la ingeniera, as como de estudios transdisciplinares,
se iniciaron ligados a las llamadas ciencias naturales, las cuales colocaban el nfasis en el
conocimiento de las amenazas. Posteriormente, se incorporaron las disciplinas
ingenieriles, quienes, junto a especialistas de las ciencias naturales, se comenzaron a
preocupar de la vulnerabilidad fsica, es decir, de la capacidad de soporte de los
elementos expuestos a amenazas. En los estudios de desastres, quienes se han
incorporado ltimamente son las ciencias sociales que han puesto el nfasis en las causas
sociales de la vulnerabilidad (Cardona, op. cit.).
Dentro de este ltimo campo, parece de importancia sealar, sin el nimo de
profundizar pero claramente de explicitar, que el fenmeno del desastre natural, siendo
antiguo en la historia humana, es, en el contexto de la modernidad, un fenmeno que se
ha desarrollado y que ha sido ms recurrente a raz del desarrollo del capitalismo, y la
incidencia de esto en el desarrollo de polticas de asentamiento y crecimiento urbano que
favorecen el progreso tecnolgico por medio del desarrollo industrial y empresarial
(Mrquez, op. cit.). Son los segmentos sociales de menores recursos los que no tienen
opciones a la hora de elegir los lugares de asentamiento, puesto que en la planificacin
urbana los suelos han adquirido el carcter de bienes, y por tanto, estn sujetos a que les
sean asignados valores que se traducen en costos monetarios que sectorizan el
asentamiento; los sectores ms baratos son los que se encuentran en lugares donde las
condiciones de riesgo son ms altas que en aquellos sectores ms caros, donde el riesgo
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es mucho menor. Y mientras los segmentos sociales que pueden pagar ms y,
consiguientemente, elegir el lugar dnde habitar, van mejorando sus calidad de vida,
ocurre lo contrario con los segmentos econmicamente, y luego socialmente, ms
deprimidos.
En general, la poblacin con menores recursos se asienta en lugares expuestos a
amenazas sin fiscalizacin ni intervencin por parte de las autoridades de turno, o eligen
un lugar de asentamiento de acuerdo a sus posibilidades econmicas, lo que los conduce
nuevamente a zonas donde el suelo es ms barato porque el lugar tambin es ms
riesgoso. A modo de ejemplo de lo que ha ocurrido y que contina sucediendo en la
actualidad, en un estudio realizado hacia el ltimo tercio de la dcada de 1980, respecto
a la ocurrencia de inundaciones, se analiza la problemtica sobre la recurrencia de estos
eventos y lo que ha significado para los grupos de personas que las sufran, las cuales se
haban asentado en un lugar ribereo del ro Biobo, especficamente en la localidad de
Hualqui (sureste de Concepcin) y, al momento de la investigacin, ya no era viable la
opcin de su erradicacin, puesto que se haba establecido una red de servicios bsicos,
en un asentamiento que se define en el estudio como un poblamiento semiconsolidado
(Morales, 1987). De esto se infiere una omisin en la labor restrictiva sobre los usos
residenciales del suelo que las autoridades practicaron hacia esa poca; adems, cabe
agregar que este estudio se realiz por la Secretara Regional Ministerial de Vivienda y
Urbanismo de la Regin del Biobo del perodo.
En fin, se podra establecer un patrn de asentamiento capitalista, el cual asegura,
o, de forma menos tajante, promueve, sobre todo, el mantenimiento de las condiciones
no favorables en la calidad de vida y, por consiguiente, de las condiciones sociales de
aquellos bajos sectores sociales; esto es, de las brechas que son inherentes al modelo
capitalista de concentracin de bienes. As, esto viene a ser otra arista del anlisis del
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modelo capitalista, dentro de un marco terico que podra bien llamarse como teora del
riesgo y del desastre natural, a nivel social.
De hecho, hablando en trminos socioeconmicos, se ha verificado en distintos
estudios sobre la temtica que, verdaderamente, la poblacin que habita los sectores
afectados por desastres naturales, presenta, en su mayora, condiciones que dan cuenta
de un alto grado de necesidad. Volviendo al caso de Hualqui, en el mismo estudio se
evidencia que la mayor parte de la poblacin afectada por las inundaciones presenta, en
una clasificacin propia de la investigacin, condiciones socioeconmicas del tipo medio-
bajo, y el resto, de tipo bajo (Morales, op. cit.). En otro estudio, publicado en la misma
fecha de la investigacin citada en el ejemplo anterior, un anlisis efectuado para la
ciudad de Talca revela que la misma situacin de baja condicin socioeconmica era la
que presentaba la mayora de las personas afectadas por inundaciones, y que estaban
asentados en las cercanas de los cauces que se desbordaban (Gonzlez, op. cit.). Para
ejemplificar con un estudio ms reciente, en la ciudad de Osorno, el sector ms afectado
por inundaciones y anegamientos, histricamente, ha sido Francke Norte. El lugar colinda
con la ribera del ro Rahue, y presenta, en su mayor parte, altas necesidades en trminos
socioeconmicos. Se concluy, adems, que eran los hogares con mayores ndices de
carencias los que se vean ms afectados por los anegamientos. Poniendo an ms
nfasis en la idea, la zona de alcance de un posible desborde del ro iba a abarcar, en
gran medida, a las viviendas ms necesitadas (Mrquez, op. cit.).
Esto ocurre porque el segmento pobre de la poblacin presenta altas
vulnerabilidades de distinto tipo. Asimismo, en general, no slo habita los lugares ms
peligrosos, debido a la alta exposicin a amenazas; adems, carece de estructuras fsicas
que soporten eficientemente los eventuales desastres (Romero & Vidal, 2012). Existe as
una directa proporcionalidad entre la vulnerabilidad socioeconmica y el grado de
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exposicin a riesgos; los altos riesgos estn relacionados con altos ndices de necesidad,
mientras que el riesgo disminuye a medida que decrecen las condiciones de carencia.
En trminos generales, no slo es claro que la pobreza, y, con ella, la alta
vulnerabilidad, potencia o facilita la materializacin del riesgo, o sea, la ocurrencia de
desastres; de modo inverso, tambin es patente que los desastres naturales incrementan
la pobreza (Ferrando, 2004). Para el caso de Osorno, por ejemplo, la reiteracin, y la
constancia en la concrecin, de las condiciones de riesgo, han llevado, de forma
tautolgica, a un subdesarrollo urbano de ciertos sectores afectados; por otra parte,
adems, tal repeticin hace que los eventos sean asimilados como normales, comunes, y
parte rutinaria de la vida cotidiana de las personas perjudicadas (Mrquez, op. cit.).
De esta manera, las actuales polticas de asentamiento no slo son uno de los
tantos elementos que amplan las brechas entre la poblacin a nivel socioeconmico,
manteniendo a personas de escasos recursos en una situacin constante de necesidad;
tambin la brecha se ampla en un sentido cultural, en trminos de todo lo que asimila
una persona, una familia, una poblacin, y todo un segmento social, desde el diario vivir
y sus significados, y cmo estos van, paulatinamente, ao tras ao y generacin tras
generacin, conformando una comprensin del mundo, y sobre todo, de la posicin que
cree tener cada protagonista en ste. Encontrarse cada ao con una lluvia intensa que
anega calles; prepararse un tiempo antes frente a la amenaza, asumiendo un desastre
potencial como parte natural de la vida; afrontar el desastre y cambiar por das, semanas,
meses las rutinas mientras las calles estn intransitables; secar pisos en comedores, baos,
dormitorios y acomodarse a vivir por un perodo de la forma menos mala posible;
aprender a convivir con el desastre y ensear lo aprendido a los hijos, a tomar decisiones
y crear mtodos de sobrevivencia, por ejemplo, cuando, muchas veces, los
anegamientos, a pesar de tener un origen pluvial, se producen, adems, por el colapso
de colectores de aguas servidas, y, si ya se cuidaba la salud, se debe triplicar el esfuerzo;
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en fin, todo esto conlleva a tener una actitud determinada frente a la vida misma, frente
a otros que sufren lo mismo, y a diferenciarse de quienes no lo viven.
Adems de lo anterior, las personas van manteniendo su condicin de vulnerables
en trminos de conciencia social y de desarrollo cultural. Es decir, cada desastre no slo
es un obstculo para algn tipo de mejoramiento de las condiciones de pobreza; es, al
mismo tiempo, una traba para que la conciencia de s mismo se eduque hacia una mejor
consideracin personal y colectiva; si bien, se va consolidando, seguramente, una actitud
de esfuerzo y trabajo; es cierto que al sumar la condicin de pobreza material ya no
queda tiempo para preocuparse de otras necesidades que nutren al ser humano:
simplemente se trata de sobrevivir. Sobrevivir, en otras palabras, viene a significar
conservar y volver al estado de calidad de vida que ya era bajo que se tena previo al
desastre.
Es lgico pensar que quienes sufren un desastre, continan sus vidas pensando y
preparndose frente a la repeticin del mismo un ao ms tarde. Por ejemplo, en la
comuna de San Bernardo, en la Regin Metropolitana, los habitantes que haban sufrido
eventos de inundacin recurrentes posean una actitud de resignacin ante un fenmeno
que crean se repetira en los aos subsiguientes, y tal determinacin estaba asociada,
mayoritariamente, al nmero y a la intensidad de las experiencias vividas (Rovira &
Latorre, 1986).
En la otra cara de la moneda, quienes no sufren estos problemas, ni con este nivel
de recurrencia, no cambian su estado, no retroceden, y slo pueden mantenerlo o
mejorarlo; es el tiempo que no se ocupa en secar, limpiar, reforzar techos, preocuparse
y pensar en soluciones, el que se puede invertir en leer, cultivarse, distraerse, respetarse.
Y es que no slo se ensea a la descendencia a sobrevivir, sino tambin a considerarse
de una determinada manera, y a tener expectativas, o no, de distintos grados de
superacin.
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Es un hecho que los desastres naturales pudieran concebirse como formas
transversales de impacto a la estructura de asentamiento de la sociedad, en la medida
que son grupos sociales con distintos niveles de recursos econmicos quienes los sufren,
pues, la sociedad est segmentada y hay otros estratos socioeconmicos adems del ms
vulnerable, el cual, por cierto, no posee la exclusividad de afrontar los desastres; estos
afectan a todos. No obstante lo anterior, no impactan a todos por igual: el poseer un
cierto nivel de recursos, ya sean de tipo econmico, educativo, o cualquier otro, implica
tener un cierto grado de vulnerabilidad, que es inversamente proporcional al nivel de
recursos (Romero & Vidal, op. cit.).
Esto origina distintos niveles de respuesta frente al desastre, en el sentido de la
capacidad para volver al estado previo al evento; y de lo que significa para uno y otro
segmento social la prdida de recursos ocasionados por el desastre ya enseaba Jess
que los ricos, a pesar de haber ofrendado mucho dinero, haban dado menos que la
mujer pobre, que slo entreg dos monedas, pero tal cantidad era todo lo que tena1; en
el mismo sentido, no es lo mismo que un vagabundo pierda una moneda que le ocurriera
lo mismo al dueo de un banco.
2.3. CONSECUENCIAS DE LA EXPANSIN URBANA SOBRE EL ESPACIO FSICO
La relacin entre pobrezaalta vulnerabilidad con el fuerte impacto de los
desastres naturales, es una situacin que se prev continuar agravndose en los pases
subdesarrollados. Mientras las grandes ciudades de pases en desarrollo tardan entre 12
y 15 aos para duplicar su tamao, la poblacin pobre que habita en ellas lo hace en 7
aos (Ferrando, op. cit.); en otras palabras, por ejemplo, aproximadamente en 14 aos,
cuando una ciudad sea el doble de grande, la poblacin pobre que la habita lo ser el
1 Referencia bblica en Marcos 12:41-44 y en Lucas 21:1-4 (versin revisin Reina-Valera 1960).
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cudruple. As, se puede pensar que una de las razones que ayuda a comprender el
origen de la promocin de la expansin de una ciudad es el crecimiento de la poblacin
que la habita, especialmente la poblacin pobre.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la expansin urbana del Gran Concepcin,
ha ido abarcando espacios que presentan condiciones desfavorables de habitabilidad y
con exposicin a amenazas naturales, tales como inundaciones, anegamientos y
tsunamis; adems, del total de la poblacin comunal pobre (estrato E)2, un 86% est
asentado en lugares expuestos a algunas de las amenazas antes mencionadas; del total
de estrato ABC1, slo el 18% (Romero & Vidal, op. cit.). Al parecer, como se sigan
expandiendo las ciudades siguiendo las actuales polticas de asentamiento, siempre habr
un rea importante habitada por personas en condiciones de alta vulnerabilidad, que,
probablemente, estarn ocupando las zonas ms riesgosas y las construcciones menos
robustas.
A esto se suman, con respecto a la amenaza, las afirmaciones de expertos sobre
cambio climtico, pronosticando para el siglo XXI un incremento en la frecuencia, en la
duracin y en la intensidad de las condiciones extremas de tipo hidrometeorolgico, y
con ello, un aumento en la probabilidad de la ocurrencia de sequas, incendios forestales,
tormentas, inundaciones, aludes, avalanchas (Ferrando, op. cit.).
Adems, las consecuencias negativas que conlleva la expansin urbana en el
aumento de las condiciones de riesgo, por los cambios en el sistema natural, el deterioro
de las estructuras artificiales de contencin y por la aparicin de nuevos focos de riesgo;
todo lo anterior conlleva a pensar que la situacin slo puede ir empeorando debido al
aumento sostenido de la vulnerabilidad. En fin, por un lado, la amenaza se intensifica; y
2 Segn clasificacin de la poblacin en estratos socioeconmicos realizada por los autores, siguiendo
metodologa propuesta por Adimark. La poblacin fue dividida en 5 grupos, desde el mayor al de menor
nivel socioeconmico: ABC1, C2, C3, D y E.
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por el otro, la vulnerabilidad, que es la variable a intervenir y que debiera disminuir,
tambin aumenta: escenario propicio para los desastres.
La vulnerabilidad aumenta porque lo hace el segmento pobre de la poblacin, el
cual demandar ms espacio, y esto significar la modificacin y el deterioro de las
condiciones de los asentamientos debido a la expansin urbana.
sta urbanizacin se expresa, por ejemplo, por medio de la intervencin en cauces
fluviales en la forma de rellenos, cambios en su direccin y forma, o simplemente la
eliminacin de los mismos; adems de disminuir las reas de cobertura vegetal, y, con
esto, de la capacidad de infiltracin del suelo ante las aguas lluvias (Romero & Vidal, op.
cit.).
Por ejemplo, en la ciudad de Santiago, su expansin ha eliminado algunos cauces
que servan como vas de salida de aguas provenientes de la precordillera, adems del
reemplazo de reas de infiltracin por otras de impermeabilizacin (Ferrando, 2006). En
el caso del Gran Concepcin, la situacin es similar a la anterior; producto de la expansin
de la conurbacin Concepcin-Talcahuano, el aumento de zonas urbanas ha ocupado
otras que eran, por ejemplo, lechos de inundacin fluvial, lo que ha significado
modificaciones drsticas en las redes hidrogrficas, y, con ello, en el normal flujo del ro,
provocando un aumento en los eventos de inundacin y de anegamiento (Romero &
Vidal, op. cit.). En Valdivia, se ha reconocido la presencia de paleocanales y bordes de
paleolagunas sobre las llanuras fluviales, pero la ubicacin de su emplazamiento no es
tan clara debido a rellenos artificiales que datan de diversa poca. Los rellenos artificiales
tambin se han efectuado con el fin de emparejar y prolongar los bordes de la terraza
de acumulacin fluvial, la que es muy irregular en sectores interiores donde se encuentran
emplazados ciertos barrios. Pero el aumento en la superficie de la terraza mediante
rellenos significa, al mismo tiempo, restarle superficie a los humedales y llanuras de
inundacin locales, que son extensos en estos barrios. A veces, estos rellenos artificiales
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funcionan como tabiques insertos en las llanuras fluviales locales, cuando se hacen sobre
caminos en la forma de terraplenes sobre estas llanuras, las que alojan adems
humedales. (Rojas, 2004).
La intervencin en el entorno fsico producto de la urbanizacin tambin es
notoria en cuanto a dificultar la infiltracin que, en pocas palabras, es el proceso de
absorcin de agua en el suelo. La infiltracin se da de forma natural en el suelo no
intervenido, y contribuyen a esto todos los tipos de orificios que en el suelo existen por
diversas razones: espacios entre partculas de suelo, grietas naturales consecuencia de
sequas, tneles excavados por animales, cavidades que fueron alguna vez ocupadas por
races de plantas, entre otras ms.
A esto hay que aadir el papel de las plantas que se encuentran sobre el suelo;
esta cobertura vegetal absorbe parte del agua precipitada (interceptacin), y tambin
ocasiona que esa agua lluvia precipite con una menor fuerza e intensidad, preservando
las cavidades del suelo. Cuando la lluvia cae muy deprisa no logra penetrar el suelo y
comienza a escurrir sobre ste, siguiendo, hacia abajo, la direccin de la pendiente
(Strahler & Strahler, 1994; Romero & Vsquez, 2005). A pesar de la importante funcin
anterior, la expansin urbana, adems de compactar el suelo, va transformando las
coberturas vegetales, muchas veces modificando la disposicin nativa de tres estratos
(arbreo, arbustivo, herbceo) al reforestar las reas (quedando solamente el estrato
arbreo), o, simplemente, eliminando las coberturas vegetacionales y reemplazndolas
por coberturas de cemento, desfavoreciendo de esta manera el proceso de infiltracin
(Ferrando, op. cit.).
La cobertura impermeable que se construye sobre los suelos, adems, afecta el
proceso natural de evapotranspiracin. A travs de ste, ocurren dos mecanismos por el
cual el agua, una vez estuvo contenida en el suelo, se evapora hacia la atmsfera. El
primero se trata de la evaporacin del agua directamente hacia la atmsfera, que ocurre
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primeramente en la superficie del suelo y, gradualmente, continuando hacia el interior de
ste. Favorece a esta evaporacin el ingreso y salida del aire por el suelo, por medio de
sus porosidades. El segundo mecanismo es la transpiracin. Consiste en la absorcin que
hacen las plantas del agua contenida en el suelo. Esta agua sube por la planta, y, al llegar
a las hojas de la misma, se evapora hacia la atmsfera (Strahler & Strahler, op. cit.; Romero
& Vsquez, op. cit.).
Es obvio entonces lo que significa, para estos procesos, la implantacin de un
cubierta de alta impermeabilidad sobre el suelo, y la remocin conjunta de una cobertura
vegetacional; difcilmente el agua se infiltrara en el suelo, y, mucho menos, el agua se
evaporara, a travs de una cobertura compacta e impermeable como es, por ejemplo,
un material de cemento; y todava menos si no hay ningn tipo de planta que colabore
en las etapas de interceptacin o de transpiracin.
En fin, la expansin urbana no slo modifica los cauces, sino adems reduce las
reas verdes que actan de manera natural como puntos de alta infiltracin de las aguas
lluvias, reemplazndolas por zonas de construcciones y de caminos compactados o
asfaltados que actan de manera inversa: como focos que cambian de manera negativa
la permeabilidad del suelo, es decir, que obstaculizan la penetracin del agua en las
cavidades del ste (Ferrando, op. cit.).
2.4. DESASTRES NATURALES DE TIPO HIDROMETEOROLGICO A NIVEL
NACIONAL Y LOCAL
Existe, asimismo, ms informacin relevante sobre la ocurrencia y los daos
provocados por los desastres naturales que tambin sirve para fundamentar la
importancia del estudio de estos fenmenos, y que viene a complementar la entrega de
datos y reflexiones ya expuestos.
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Los desastres naturales de origen hidrometeorolgico son los tipos de eventos
catastrficos que ocurren en mayor cantidad y que causan las mayores prdidas
econmicas. Adems, son los principales causantes de vctimas en todo el mundo; esto
es lo afirmado, por ejemplo, para el perodo entre los aos 1992 y 2001, cuando fueron
la causa de ms de 620.000 vctimas fatales, y del perjuicio de ms de 2.000.000.000 de
personas (Rojas, op. cit.).
De hecho, en Chile, respecto a los efectos de las inundaciones, histricamente
(1574-2012) han provocado daos a la vivienda; esto se da en un 66% de casos
importantes registrados y analizados. Este alto porcentaje, adems, est relacionado con
asentamientos situados en las zonas aledaas a los cauces fluviales. En un recorrido
latitudinal de los daos de las inundaciones en Chile, se aprecia que en el extremo norte
del pas las crecidas afectan las escasas viviendas, los caminos, y los emplazamientos
agrcolas y mineros. En la zona central, hay destruccin de viviendas y de estructura vial.
En el extremo sur, adems de daarse caminos, se ve afectada la actividad ganadera en
su conjunto. Todo esto ha significado importantsimas prdidas econmicas, as como del
perjuicio a la calidad de vida para las personas (Rojas, Mardones, Arum & Aguayo, 2014).
Los estudios de riesgos de tipo hidrometeorolgico para el sur de Chile son
escasos, en comparacin a los realizados para la zona central (Rojas & Mardones, 2003).
Entre algunos de los desastres ms graves y frecuentes de tipo
hidrometeorolgico ocurridos en la Regin de los Ros, cabe mencionar los aluviones y
las crecidas fluviales durante los meses de invierno, que han ocasionado la inutilizacin
de caminos y, por consiguiente, el aislamiento de ciertos poblados, como sucedi en la
provincia de Valdivia durante el invierno del ao 2000. Tambin, debido a precipitaciones
intensas y prolongadas, el desborde de ros, principalmente el Valdivia y el Bueno, lo que
ha afectado a los asentamientos prximos. Asimismo, las inundaciones por aumento del
espejo de agua de lagos, sobre pueblos asentados en sus riberas, debido a agudas
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precipitaciones invernales, como ha ocurrido en el lago Panguipulli (Rojas & Mardones,
op. cit.).
Las intensas precipitaciones son de importancia tanto para la generacin de
inundaciones como de anegamientos. Una de las principales causas de las inundaciones
en el Gran Concepcin es la intensidad diaria y la distribucin espacial de las lluvias; se
estima que los eventos de inundacin estn ligados a umbrales de intensidad sobre los
140mm, medidos en un perodo de tres das consecutivos de lluvias. Esto mismo se ha
medido para los eventos de anegamiento (Romero & Vidal, op. cit.). Se ha concluido,
para el perodo que hay entre 1965 y 1992, que la generacin de anegamientos
importantes en la comuna de Talcahuano estaba relacionada a precipitaciones diarias
que superaban los 80 mm de lluvia, y los 140 mm cuando se trataba de tres das previos
con lluvias consecutivas (Pea, Tavares & Mardones, op. cit.).
En el caso de la ciudad de Osorno, los desastres naturales son eventos peridicos
y, por lo tanto, tienen gran impacto e importancia para el asentamiento; de 116 casos de
desastres registrados durante la segunda mitad del siglo XX (1950-1999), 88 corresponden
a inundaciones por lluvia; y 37 eventos del mismo tipo slo en los primeros aos del siglo
presente (2001-2007). Y respecto a la espacialidad del fenmeno, estos eventos se
concentran en zonas deprimidas y colindantes con los ros. Como ejemplificacin de la
poca planificacin de las autoridades en el emplazamiento de nuevos focos de
urbanizacin, cabe sealar que uno de los sectores ms afectados se encuentra junto al
ro Rahue, y slo est separado de l por una barrera de tierra, artificial, de 2,5 m de
altura. La construccin de este muro, al finalizar la dcada de 1990, tuvo como objetivo
contener el desborde del ro y, de esta forma, proteger las viviendas y a sus familias de
las aguas del Rahue. Pero lo que solucion un problema origin otro nuevo: la
acumulacin de aguas lluvias que generan anegamientos, producto de que dicha barrera,
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si bien impidi que las aguas del ro se salieran de su cauce, tambin comenz a dificultar
la evacuacin de las aguas lluvias hacia el ro (Mrquez, op. cit.).
En la trayectoria histrica de los desastres naturales de la ciudad de Valdivia, desde
su fundacin, los eventos ms recurrentes han sido los terremotos, las inundaciones y los
anegamientos (Rojas, op. cit.; Rojas & Mardones, op. cit.).
Los sectores ms afectados por anegamientos, en la ciudad de Valdivia, son
aquellos que se encuentran a menos de 2 m por sobre el nivel de las aguas del ro, y
corresponden a llanuras de inundacin. Esto se deriva, en parte, de la subsidencia del
terreno, en aproximadamente 1,8 m, como consecuencia del terremoto sucedido en la
ciudad en 1960. Como estos terrenos son planicies de inundacin, se da una combinacin
de gran cantidad de agua superficial, con una alta humedad del suelo y la elevacin del
nivel fretico, por lo que es casi imposible la infiltracin natural del agua en el suelo.
Algunos barrios de Valdivia han sufrido histricamente anegamientos y permanencia del
agua estancada, con regularidad cada invierno, debido tambin a la confluencia de
factores como precipitaciones intensas y prolongadas, el colapso del sistema de
evacuacin de aguas lluvias y crecidas del ro (Rojas, op. cit.; Rojas & Mardones, op. cit.).
Uno de los sectores de esta ciudad afectados histricamente por problemas de
anegamientos ha sido Barrios Bajos. A veces, los anegamientos ocurridos en este lugar
han combinado sus efectos con los de inundaciones por desbordes del ro (Rojas &
Mardones, op. cit.).
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3. Material y Mtodo
3.1. REA DE ESTUDIO
3.1.1. CIUDAD DE VALDIVIA, CHILE
El rea de estudio se emplaza dentro de la ciudad de Valdivia, capital de la
comuna y la provincia homnimas, pertenecientes a la Regin de Los Ros, Chile. La
ciudad se ubica a 39 49 latitud S y 73 14 longitud W (Figura 2). Segn cifras calculadas
para el 30 de junio de 2015 por el Instituto Nacional de Estadsticas, la comuna de Valdivia
presenta una poblacin estimada en 167.421 habitantes (INE Regin de Los Ros, 2015).
Emplazada a orillas del ro Calle-Calle/Valdivia, la ciudad de Valdivia se sita en
un rea que posee un clima templado lluvioso con influencia mediterrnea (Rojas &
Mardones, op. cit.). El promedio de las precipitaciones anuales durante los ltimos 50
aos (especficamente entre 1960 y 2012), ha sido de 2.298,1 mm, oscilando entre un
mnimo de 1.393,6 (ao 1997) y un mximo de 3.140,2 (ao 2002). Se registran
precipitaciones durante todos los meses del ao. La mayor cantidad de lluvia cae entre
los meses de mayo y julio, perodo en que precipita aproximadamente el 62% del total
anual. El mes menos lluvioso ha sido febrero, en el que las lluvias, en promedio, superan
los 59 mm. En el otro extremo, la mayor cantidad de lluvias precipita durante junio, con
un promedio de ms de 389 mm; no obstante, se han registrado montos mensuales
notablemente ms altos, como los 650,1 mm en mayo del ao 1981; los 778,3 mm en julio
de 1978; 786,5 mm en julio de 1969; o los 934,8 mm en junio del ao 2000.
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Figura 2. Ubicacin de la ciudad de Valdivia en el contexto nacional y local
Fuente: Rojas (2010).
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El ro Calle-Calle/Valdivia, as como sus tributarios, posee un rgimen de carcter
pluvial, con regulacin de los lagos situados en su cuenca alta. El tramo inferior del ro,
donde se emplaza la ciudad de Valdivia, corresponde a un estuario, de mezcla parcial y
con un rango de tipo micromareal. La influencia de las mareas en la altura del ro es
ejercida hasta 50 km hacia el interior, desde la desembocadura del mismo situada en la
baha de Corral. All, la amplitud media de las mareas es de 0,8 m, con una fluctuacin
entre 1,48 m (mareas de sicigia) y 0,53 m (mareas de cuadratura), si bien esta amplitud
disminuye hacia aguas arriba. Ya sea a causa de las mareas y/o debido a las crecidas del
ro, cada cierto tiempo se producen inundaciones en algunas reas ribereas de la ciudad
cuya altura es inferior a los 2 m sobre el nivel del Calle-Calle/Valdivia (Rojas & Mardones,
op. cit.).
La ciudad de Valdivia se emplaza a una altura que flucta entre 0 y 15 m sobre el
nivel del ro, pero en algunos sectores alcanza hasta 20 m. Gran parte del sitio de
emplazamiento de la ciudad, la que se ha desarrollado a una altura promedio de 9 m
sobre el nivel del ro, corresponde a terrazas de acumulacin fluvial (Rojas, 2010), siendo
el elemento predominante respecto a la geomorfologa del asentamiento urbano, el que
tambin presenta, adems de las terrazas mencionadas, paleocauces, llanuras de
inundacin fluvial, as como humedales y rellenos artificiales (Figura 3) (Rojas, 2004, 2010).
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Figura 3. Unidades geomorfolgicas en la ciudad de Valdivia: sector cntrico y sector
nororiental de la isla Teja.
Fuente: Rojas (2004).
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Las terrazas de acumulacin fluvial presentan una amplitud que flucta entre 6 y
20 m sobre la cota normal de los ros. La transicin entre estas alturas ocurre de forma
gradual, sin presencia de cortes bruscos. Respecto a su composicin, estn formadas por
un material de arenisca, combinada con otros de origen volcnico, y que se conoce con
el nombre comn de cancagua. Las terrazas se encuentran delimitadas y separadas de
las dems unidades geomorfolgicas, situadas a menor altura, por medio de escarpes,
los cuales tienen un contacto directo y discontinuo con el ro slo en secciones muy
localizadas. As, en su mayor parte, no sufren de la accin presente del principal curso de
agua de la ciudad, ni se ven afectadas directamente por los desbordes del mismo (Rojas,
op. cit.).
Los sectores de la ciudad ubicados a alturas inferiores a los 5 m corresponden a
la llanura de inundacin del ro. Se trata de reas sujetas naturalmente al desborde del
ro. Aqu, tanto la alta humedad del suelo como el nivel fretico cercano a la superficie
contribuyen a disminuir importantemente la capacidad de infiltracin del agua en el suelo,
y durante los meses ms lluviosos del ao estos sectores han sido, a menudo, afectados
por anegamientos iniciados a raz de intensas precipitaciones (Varela, 1976; Rojas, op.
cit.). Los sectores bajos ribereos han experimentado, histricamente, no slo
anegamientos, sino tambin inundaciones por desbordes del ro, y, en algunas
oportunidades, ambos eventos de forma simultnea (Rojas, op. cit.).
En cuanto a otras unidades geomorfolgicas de importancia para la ciudad, cabe
mencionar los humedales y los rellenos artificiales. Los humedales constituyen parte del
paisaje caracterstico de la ciudad. Hacia el ao 2002, se determin su superficie en 800
hectreas dentro de los lmites de la ciudad, y Rojas (2004) los clasifica en dos grandes
grupos: riparianos, que estn ubicados en las riberas de los ros y tienen un carcter
fluvio-pluvial; y de sitios anegadizos, situados en valles interiores insertos en la terraza de
acumulacin fluvial, de carcter pluvial.
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Respecto a los rellenos artificiales, la superficie que ocupaban estos sectores, hacia
el ao 2007, era mayor al 5% del rea urbana de la ciudad de Valdivia (Rojas, 2010), y
corresponden, principalmente, a terrazas de relleno antrpico, en los casos en que su
realizacin tuvo por finalidad prolongar la terraza de acumulacin fluvial, adems de
rectificar o emparejar los bordes de la misma; y a una llanura de acumulacin antrpica,
cuando no slo se intervino cerca del borde de la terraza, sino tambin en una gran parte
de su seccin hacia el interior de la ciudad, especficamente la localizada en el sector
cntrico de la urbe, proceso que se inici a mediados del siglo XIX con el fin de elevar su
cota. Este relleno se hizo empleando limo, arena, ripio, maderas, basura orgnica y otros
escombros. De forma particular, el relleno artificial efectuado en la Avenida Costanera
junto a la ribera del ro, post terremoto 1960, se realiz empleando esquistos micceos y
restos de edificios destruidos por el cataclismo (Rojas, 2004).
La realizacin de los rellenos en los bordes de la terraza no slo prolong aqulla,
sino redujo, al mismo tiempo, superficies de humedales (Rojas, op. cit.). Esto es
importante ya que los humedales funcionan como importantes reas receptoras y
contenedoras de aguas pluviales, y por lo tanto, como coadyuvadores en la disminucin
del escurrimiento superficial que deriva en anegamientos en los sectores ubicados en las
cotas ms bajas de la ciudad.
3.1.2. SECTOR URBANO BARRIOS BAJOS, VALDIVIA
El sector urbano Barrios Bajos se ubica al sur del centro histrico de la ciudad de
Valdivia (Figura 4) y es uno de sus barrios histricos. Presenta un uso del suelo
predominantemente residencial. Por otra parte, la poblacin que la habita corresponde,
mayoritariamente, a sectores socioeconmicos bajos (Contreras, 2009).
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Dentro del rea urbana de la ciudad, en trminos geomorfolgicos, el sector
urbano Barrios Bajos se emplaza sobre terrenos que corresponden a lechos de
inundacin, con una altura inferior a 5 m, y con un promedio de 2 m de altura.
Histricamente, los lmites del sector han sido calle Cochrane, por el norte; calle Bueras,
por el sur; el lado occidental de calle Anbal Pinto, el este; y la ribera oriental del ro
Valdivia, por el oeste (Varela, op. cit.). A efectos de este trabajo se ha incorporado al
anlisis las calles Yerbas Buenas, Beneficencia y Bertolotto (Figura 5), por ser cercanas al
sector Barrios Bajos histrico, situarse a alturas inferiores a 5 m, y ser recurrentemente
afectadas por anegamientos. Adems, dentro del Plan Maestro de Aguas Lluvias, el
proyecto de construccin de cinco colectores que pretende dar solucin definitiva al
problema de los anegamientos en los Barrios Bajos, considera como puntos crticos
tambin a dichas calles.
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Figura 4. Sector urbano Barrios Bajos en el contexto de la ciudad de Valdivia
Fuente: Plan Maestro de Aguas Lluvias 2012/Modificacin del autor.
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Figura 5. Sector urbano Barrios Bajos y calles importantes
Fuente: Plan Maestro de Aguas Lluvias 2012/Modificacin del autor.
3.2. TRAYECTORIA DEL MEJORAMIENTO DE LA EVACUACIN DE AGUAS
LLUVIAS EN LOS BARRIOS BAJOS, 1985-2012
En relacin con la hiptesis planteada en el objetivo de esta investigacin, se
revisaron exhaustivamente las noticias en las que se haca alusin a cualquier aspecto
relacionado con la problemtica de los anegamientos en los Barrios Bajos, especialmente
con la gradual construccin, mejoramiento e implementacin de vas de encauzamiento
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y evacuacin de aguas lluvias. De esta lectura, fue posible establecer algunos hitos que
sirvieron para dividir el perodo de estudio en funcin de este proceso de construccin e
implementacin. El punto de referencia para establecerlos fue el mejoramiento realizado
en calle Clemente Escobar, debido a la importancia de los cauces que all se sucedieron
y su impacto en una parte importante del sector, lo que por lo menos se expresaba en
las distintas noticias.
En una primera etapa, entre los aos 1985 y 1995, existe en todo el sector una
serie de vas por donde se desplazan las aguas lluvia y, generalmente, se evacan
directamente hacia el ro. Entre los conductos se mencionan, principalmente, canales a
tajo abierto, colectores y alcantarillas. En relacin con esto, cabe sealar que durante esta
fase la evacuacin de las aguas lluvias se realiza, en general, de forma combinada junto
a las aguas servidas. En fin, se trata de un conjunto de conductos, de diversa ndole, que
cumplen una funcin localizada, pero no integrada. Por otro lado, gran parte de las calles
del sector se encuentran sin asfaltar, aunque comienzan los primeros levantamientos y
pavimentaciones de aceras. Adems, en estos aos ya se realizan obras localizadas de
construccin y mejoramiento de cauces, como se hizo, por ejemplo, en tramos de calles
Goycolea y Dr. Labb. De forma particular, en calle Clemente Escobar existe un canal a
tajo abierto. En esta primera parte del perodo, es comn la obstruccin de cauces por
efecto de las hojas de otoo, lo que agudizaba una situacin que ya era difcil. En fin, es
una etapa que viene de un estado anterior que no ha cambiado mucho, con leves
mejoras para solucionar problemas puntuales de cada ao.
Una segunda etapa se establece desde 1996, ao en que se ha reemplazado el
canal a tajo abierto de Clemente Escobar por un colector de aguas lluvias, hasta 2005. En
esta parte la caracterstica ms importante es que se trata de una etapa de mejoramiento,
en la cual se ejecutan obras tanto de colectores de aguas lluvias como de aguas servidas.
Pero en la medida que se trabaja para mejorar, se va provocando, transitoriamente, una
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continua obstruccin de los colectores y otros cauces existentes debido a la tierra y al
barro producto de las obras. El mejoramiento no slo construye nuevos colectores, sino
tambin repara antiguos, tanto como para los de aguas lluvias como para los de aguas
servidas. Adems, el mejoramiento que se est llevando a cabo en Clemente Escobar y
otras calles ya tiene una mentalidad integradora. Se realizan los primeros estudios serios
de ingeniera. Se plantea que la finalizacin de las obras de colectores de aguas servidas
servir para separar su transporte del de aguas lluvias. Se trata de una primera etapa de
transicin entre la anterior y una futura en que debiera funcionar un sistema integral para
la evacuacin de las aguas.
La tercera y ltima fase comienza en 2006, con el inicio de un proyecto de
construccin de cinco colectores que pretenden dar solucin definitiva a los Barrios Bajos,
y estando pensados de manera integral, siendo parte de un Plan Maestro de Aguas
Lluvias que pretende abordar los problemas de anegamientos en los puntos ms
conflictivos de la ciudad. Las aguas son evacuadas a una laguna de alivio ubicada en el
sector Miraflores, desde la cual llega al ro mediante un sistema de compuertas. De estos
cinco colectores, ya se encuentra construido el ubicado en Clemente Escobar, donde se
ampli y mejor el ya existente. Los vecinos comienzan a dar testimonios sobre la menor
duracin de los anegamientos en las calles gracias al nuevo colector. En el transcurso de
estos ltimos aos, tambin se construye un colector en Philippi, y tambin se entuba el
estero Catrico. Mientras que en calle Philippi se finaliza y se implementa el colector, en el
Catrico las obras se paralizan por alrededor de dos aos. Hacia el ao 2011, las obras de
este ltimo se encuentran avanzadas en un 40%. Tambin comienzan a promoverse por
los vecinos y el municipio propagandas de limpieza de barrio para el cuidado de los
nuevos colectores. Sera, en fin, una segunda etapa de transicin, puesto que hasta el
ltimo ao del perodo de estudio an no se ha concluido el proyecto de solucin
definitiva frente a los anegamientos invernales.
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3.3. PROCEDIMIENTOS METODOLGICOS
3.3.1. ETAPAS DE LA INVESTIGACIN
Lo primero que se realiz consisti en la lectura de artculos cientficos
especializados relacionados con la temtica de desastres naturales. El objetivo era
conocer los estudios que existen al respecto de la temtica de la investigacin y sus
principales lineamientos conceptuales, as como metodolgicos, relacionados con el
estudio de desastres naturales, en los planos terico y prctico, y a escala nacional y local,
examinando anlisis de casos. El fin de esta revisin fue establecer, ms o menos, un
estado actual acerca de este tipo de estudios y, de esta manera, tener una base terica y
metodolgica validada que sirva como argumento de respaldo para planificar y llevar a
cabo la investigacin.
Son tres las fuentes de informacin que fueron esenciales para llevar a cabo el
anlisis de los eventos de anegamientos. La primera de estas fuentes, y la ms importante,
fue el Diario Austral, de Valdivia, peridico local de emisin diaria, probablemente el
nico registro fechado de los anegamientos importantes que se han generado en la
ciudad, y, sobre todo, en el sector Barrios Bajos que histricamente ha sido afectado por
el fenmeno. Por lo tanto, primeramente, se hizo una revisin de esta fuente, abarcando
los das que transcurren desde el inicio del mes de abril hasta el final del mes de agosto,
es decir, los meses ms lluviosos en la ciudad mayo a julio, y aadiendo en cada
extremo un mes adicional abril y agosto; esto ltimo para prever la ocurrencia de algn
evento de anegamiento que pudiera haber fuera del rango estadstico comn de perodo
de lluvias intensas en la ciudad y ser de importancia para el estudio. El empleo de esta
fuente implic la revisin de 4.7403 ejemplares. De aqu se obtuvieron las fechas de
3 La revisin debera haber contabilizado exactamente 5.124 tomos diarios, pero la cifra final resulta de los
ejemplares faltantes en el archivo de la Biblioteca Municipal de Valdivia, donde se encuentran guardados.
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ocurrencia, as como las descripciones de cada uno de los eventos de anegamiento, y
cualquier otra informacin que se intua sera til para posteriormente complementar si
la cantidad, calidad y continuidad de tales descripciones haca posible que la inclusin de
dicha informacin se efectuara de manera rigurosa y provechosa, el anlisis del
fenmeno de la acumulacin de las aguas lluvias.
Posteriormente, estas descripciones fueron relacionadas con informacin exacta y
oficial sobre precipitaciones y mareas en Valdivia. Para lograr esto fue necesario trabajar
con otras dos fuentes de informacin.
En el caso de las lluvias, se revis el registro de precipitaciones, que existe
producto de la medicin de stas que se ha realizado en las estaciones meteorolgicas
pertenecientes a la Universidad Austral de Chile, entre el ao 1960 y el ao 2012. Hay que
precisar que los registros hasta el 31 de enero del ao 2011 corresponden a los
pesquisados en la estacin Teja, ubicada en la isla del mismo nombre, con pluvimetro
convencional. Para el resto del ao 2011 los datos fueron registrados en la estacin Santa
Rosa, ubicada en el fundo de nombre anlogo, mediante pluvimetro digital. El registro
de precipitaciones del ao 2012 se hizo en la estacin Miraflores, ubicada en el campus
universitario homnimo4. De la observacin de este registro, se obtuvo la cantidad oficial
de mm de lluvia cada para las fechas de los eventos de anegamientos obtenidos de la
revisin anterior hecha en el peridico.
Por ltimo, para analizar la importancia de las mareas de sicigia, se revis la
informacin que existe en http://astropixels.com/ephemeris/phasescat/phasescat.html,
en donde es posible revisar la informacin correspondientes a las fases lunares para un
perodo que comprende 6.000 aos.
4 Informacin sobre los registros de las estaciones meteorolgicas pertenecientes a la UACh, de acuerdo
al profesor Robert Brmmer, del Instituto de Ciencias Ambientales & Evolutivas de la misma universidad.
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Los datos obtenidos de cada una de estas fuentes fueron ordenados y tabulados
para un posterior anlisis.
3.3.2. CRITERIOS METODOLGICOS
Para presentar de la mejor manera posible los resultados y la discusin respectiva
es imprescindible hacer ciertas precisiones. stas se relacionan, en parte, con algunos
rasgos de dos de las fuentes usadas en el anlisis: fundamentalmente las noticias sobre
anegamientos y los datos de precipitaciones. Las particularidades de cada una aportaron
a la definicin de los criterios que subyaceran al anlisis de los datos. Con esto, al mismo
tiempo, quedan explicitados los trminos en los cuales debe ser entendido el objeto de
estudio.
Se ha constatado que aproximadamente el 62% de las precipitaciones anuales
promedio corresponde a las lluvias acaecidas durante los meses de mayo, junio, julio y
agosto. Como primer criterio, en este anlisis se ha revisado los eventos de anegamientos
ocurridos durante estos meses, a los que se ha aadido abril y septiembre. De este modo,
el perodo de estudio, que comprende desde el ao 1985 hasta el ao 2012, abarca 28
aos, y cada uno de estos implica 6 meses, los cuales, entre 1960 y 2012, han aportado el
76,1% del promedio de precipitaciones anuales.
Es importante sealar que las noticias revisadas mencionan, en general, tres tipos
de espacio en los que se producen anegamientos recurrentemente: vas de trnsito
vehicular y peatonal, correspondientes a calles y aceras; terrenos abiertos y de cierta
planitud, referentes a pampas, plazas y canchas; y el interior de casas, especficamente a
nivel del suelo. Este estudio analiza los anegamientos acaecidos slo en calles, puesto
que se trata del espacio ms recurrente, a travs de estas vas escurre el agua de lluvia, y
se emplazan por la totalidad del sector de estudio, al cual, adems, delimitan. Esto
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constituye un segundo criterio. Como excepcin, slo un lugar, Plazuela Pastene, no
corresponde a este tipo de territorio, pero es uno de los puntos ms conflictivos y
recurrentes; adems, es aledao y se encuentra al mismo nivel de altura de otras calles
del sector de estudio.
Un tercer criterio apunta a que los eventos de anegamientos se hayan considerado
a una escala sectorial y no como sucesos de anegamiento particulares, aislados y
localizados a una zona concreta. Por lo tanto, en este anlisis un evento de anegamientos
es la ocurrencia de cualquier suceso de acumulacin de agua de lluvia en alguna
localizacin del sector, pudiendo tratarse de una extensa zona continua cubierta de agua,
de varios anegamientos bien delimitados, o de un rea muy acotada y puntual. Esta
determinacin resulta de la irregularidad en el detalle de las descripciones que presentan
las noticias sobre los eventos, las cuales algunas veces contienen descripciones muy
detalladas, pero otras veces la informacin es somera. Adems, al ser una fuente
periodstica y no cientfica, carece de sistematicidad para otros parmetros de medicin
que hubieran sido importantes, como, por ejemplo, los datos horarios exactos de inicio-
trmino o duracin de los anegamientos, que no existen en ninguna de las noticias
revisadas. A causa de esto, no es factible efectuar un seguimiento histrico a cabalidad
de la totalidad de las calles, secciones de calles, u otros puntos sensibles afectados. Por
otro lado, tambin hay que pensar que, independientemente del nivel de detalle de las
descripciones, se debe desconfiar de la cobertura, en trminos periodsticos, de la
totalidad de los anegamientos ocurridos; es decir, se presupone que la informacin alude,
primordialmente, a los anegamientos ms interesantes desde el punto de vista noticioso,
y, por lo tanto, puede dejar fuera otros. Por todo lo anterior, se analizan los anegamientos
considerndolos como un conjunto, en el que el sector Barrios Bajos acta como
elemento homogeneizador, en tanto terreno geogrficamente deprimido.
-
39
Derivado de la mencionada falta de informacin sobre el inicio, el trmino y la
duracin de los anegamientos, un cuarto criterio es que se considera un evento de
anegamientos al conjunto de sucesos particulares que ocurren durante un da, y en
cualquier momento de ste. Porque una idea es considerar los anegamientos como un
conjunto, pero otro aspecto importante, y que es indeterminable, es cuntos eventos se
generan en un da. Por ejemplo, las calles pueden sufrir anegamientos, luego escurrir sin
dificultad una vez que las lluvias acabaron, y debido a que vuelve a precipitar durante el
da las calles nuevamente se aneguen; en otra situacin, mientras algunas calles pueden
haber escurrido rpidamente una vez amainaron las lluvias, otros lugares pueden
continuar anegados durante unas horas, e inclusive continuar hasta el da subsiguiente.
As, ante condiciones sujetas a una diversidad de combinaciones, se opta por establecer
que cada evento, cuando se registre su ocurrencia, se corresponda con un da. En fin, un
evento de anegamientos corresponde al conjunto de sucesos de anegamiento que
ocurren durante un da; en otras palabras, referirse a un evento de anegamientos es
equivalente a referirse a un da de anegamientos.
El siguiente criterio tiene relacin con las lluvias asociadas a cada evento de
anegamiento, lo que enlaza con la segunda fuente sealada: el registro de datos de
precipitaciones. Para explicarlo de buena manera, habra que comenzar reconociendo y
diferenciando dos tipos de da: el da natural y el da de registro. El primero es el da
comn que comienza a las 00:00 horas y en el cual acontecen las lluvias, mientras que el
segundo corresponde a un da de medicin de esas precipitaciones. Y en este caso, como
la medicin ha sido sistemticamente realizada en 3 horas concretas del da: a las 08:00,
a las 14:00 y a las 19:00 horas; cada da nuevo de registro comienza a las 08:00 horas. De
esta manera, no existe una sincrona plena entre ambos tipos de da, pues entre estos se
produce un desfase de 8 horas. Por lo tanto, un da de registro contiene slo 16 horas de
precipitaciones del da natural en que aconteci el evento, ms 8 horas de precipitaciones
del da natural subsiguiente. Esta relacin se ha graficado en la Figura 6.
-
40
DR (24H)
08:00 16:00 00:00 08:00
DN (16H) DN SUBSIGUIENTE (8H)
Figura 6. Relacin entre da de registro (DR) y da natural (DN)
Fuente: Elaboracin del autor.
Sin embargo, ya se ha sealado que las descripciones de anegamiento no
precisan, de forma regular, el momento del da en que ocurren los eventos. El problema
surgido de esto es que como los anegamientos pueden acontecer durante la madrugada,
la revisin y el anlisis de lluvias asociadas no pueden conformarse solamente con el da
de registro respectivo, pues ste excluye las precipitaciones de las primeras 8 horas del
da natural. Este desfase de 8 horas entre ambos tipos de da tuvo que ser solucionado
de una manera en que el da natural en que haya ocurrido un evento pudiese ser revisado
completamente en el registro. Para hacer esto, entonces, se determin un quinto criterio:
asociar a un da de anegamientos las lluvias correspondientes a su da de registro, pero
aadiendo, adems, el da de registro inmediatamente anterior. Con esto se incluyen las
8 horas que faltaban en una primera instancia (Figura 7).
-
41
DR (PREVIO) (24H) DR (24H)
08:00 16:00 00:00 08:00 16:00 00:00 08:00
DN (PREVIO) (16H) DN (24H) DN (SUBSIGUIENTE) (8H)
Figura 7. Relacin final entre da de registro (DR) y da natural (DN), para cada evento
de anegamiento
Fuente: Elaboracin del autor.
En resumen, cada evento de anegamiento queda asociado a una cantidad de
lluvia diaria. sta corresponde a 24 horas de precipitacin del mismo da en que ocurri
el anegamiento, ms 16 horas de precipitacin del da natural previo a dicho evento y 8
horas ms del da natural subsiguiente; en total, 48 horas de lluvia contenidas en dos das
de registro de precipitaciones.
Aunque lo siguiente no se deriva de las peculiaridades de las fuentes de datos,
tambin se determin, como sexto criterio, que a cada evento de anegamiento, adems
de las 48 horas de precipitaciones vinculadas directamente a ste, se le relacionaran
tambin las lluvias de 1 da anterior de registro. stas se incluyen como una cifra aparte,
y tienen importancia en tanto dan cuenta de una saturacin previa del suelo.
Cabe sealar que el da, como unidad temporal de anlisis, no solamente estaba
sujeto a ser dividido en distintos momentos (maana, medio da, tarde, noche), sino
tambin a ser prolongado hacia un da posterior. Es decir, los sucesos de anegamiento
-
42
no solamente podan iniciar y terminar en un mismo da, sino que incluso poda iniciar en
uno y continuar el subsiguiente, como ya se ha mencionado. En este sentido, tambin es
factible pensar que si los anegamientos podan abarcar ms de un da, la unidad temporal
correspondiera tambin a un lapso mayor a 24 horas, para as no excluir de un evento
los sucesos particulares que hubiesen trascendido el da en que se generaron. Teniendo
en cuenta que lo que se pretende conocer son las caractersticas asociadas al origen de
los eventos de anegamientos, no a la continuacin de estos o de parte de estos, se
estableci un sptimo criterio: un evento de anegamientos sera no slo el conjunto de
sucesos de anegamientos particulares ocurridos en el sector de estudio, durante un da,
sino tambin aqul que no fuera precedido inmediatamente por un evento-da de
anegamientos previo. Al mantener el da como unidad temporal de anlisis, la
prolongacin de un evento hacia un da posterior implicara considerarlo como otro
evento, distinto, pero como estara antecedido de un evento previo, no podra ser
tomado en cuenta. Este criterio se justifica por el hecho de que los atributos de cualquier
evento inmediatamente posterior se remontaran de igual manera al evento inicial, en el
cual se encontraran sus antecedentes. Por otro lado, teniendo en cuenta los criterios
sobre precipitaciones asociadas, se evita el excesivo solapamiento de datos entre cada
uno de los eventos, especialmente en circunstancias de noticias sobre anegamientos
registrados durante una serie de das continuos. Por ltimo, y lo ms importante, se
asegura que las calles, al momento de la ocurrencia de los eventos, no presentaron
acumulaciones de agua. En fin, se tuvo especial cuidado en discernir los acontecimientos
que concernan a eventos originales de aqullos derivados de, o relacionados
estrechamente con, eventos anteriores.
Finalmente, un ltimo criterio es que se toma en cuenta la dinmica de mareas en
las fases de luna nueva y luna llena (mareas de sicigia o vivas) como un factor con
posibilidades de incidencia en la formacin de anegamientos. stas tienen incidencia en
las crecidas del ro, debido a que el Calle-Calle/Valdivia, en su tramo inferior, es un
-
43
estuario. Es tal la relacin entre mareas y crecidas del ro que el 80% de las inundaciones
histricas en la ciudad de Valdivia (1899-2002) ocurri en perodo de marea de sicigia
(Rojas & Mardones, op. cit.). De esta manera, con mareas vivas, se presentara otra
dificultad para la evacuacin de las aguas lluvias hacia el ro (Rojas, op. cit.). Para el anlisis
de este factor, se ha considerado al perodo de mareas vivas aadindole un da previo
y otro posterior, de acuerdo al criterio aplicado por Rojas & Mardones (op. cit.) en la
determinacin de la misma variable en relacin a los eventos histricos de inundacin en
la ciudad de Valdivia.
-
44
4. Presentacin y discusin de resultados
4.1. ANLISIS GENERAL DE PRECIPITACIONES, 1960-2012
Anteriormente, se ha explicado que el anegamiento es el tipo de desastre natural
que es objeto de este estudio. Y se precis que la amenaza, por tanto, estaba constituida
por las precipitaciones intensas.
Por esta razn, las precipitaciones constituyen una parte fundamental de la
investigacin. El anlisis del fenmeno requiere considerar las precipitaciones que estn
implicadas en la generacin de los anegamientos. Siguiendo esta idea, aqu se presentan
resultados derivados de un anlisis general de las precipitaciones acaecidas entre los aos
1960 y 20125, que sirven como un contexto donde situar el anlisis de los eventos de
anegamiento, as como las conclusiones que resulten de ste.
4.1.1. PRECIPITACIONES ANUALES
Segn Rojas & Mardones (2003), de una revisin del monto anual de
precipitaciones en Valdivia, desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XXI,
se deduce una tendencia a la disminucin. Esto se ha corroborado para el perodo que
comprende desde el ao 1960 hasta el ao 2012. Cabe sealar que, para este ltimo
perodo de poco ms de medio siglo, esta tendencia, si bien es a la baja, no es tan
5 Se ha excluido del anlisis general de precipitaciones los aos 1972 y 2011, debido a que el registro de las
precipitaciones que ha hecho la estacin meteorolgica Teja, de la UACh que ha sido la fuente principal
de informacin para este anlisis presenta importantes vacos en ambos aos. Especficamente, la falta de
datos se manifiesta de esta forma: desde el 01 de agosto hasta el 03 de septiembre de 1972 y desde el 11
de octubre hasta el 31 de diciembre de 2011, no hay datos.
-
45
pronunciada. Esto quiere decir que la tendencia a la disminucin no es tan considerable
como para afirmar, de forma categrica, que anualmente llueve cada vez menos en
Valdivia. De hecho, el promedio anual de lluvias de este perodo es de 2.298,1 mm,
presentando una desviacin estndar de 389,0 mm, lo que representa una variabilidad
de slo un 16,9% respecto al promedio (Figura 8).
MONTOS ANUALES DE PRECIPITACIN EN VALDIVIA, 1960-2012
Figura 8. Promedio, rango y fluctuacin de precipitaciones anuales en Valdivia
(1960-2012)
Fuente: Elaboracin del autor.
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
2.200
2.400
2.600
2.800
3.000
3.200
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
2012
mm
AOS
PRECIPITACION ANUAL Y TRAYECTORIA PROMEDIO PRECIPITACIONES
RANGO PROMEDIO DE PRECIPITACIONES TENDENCIA PRECIPITACIN ANUAL
-
46
A partir de las cifras de promedio y desviacin estndar, se puede establecer una
amplitud normal de precipitaciones anuales en Valdivia, entre 1960 y 2012. Dicho rango
promedio flucta entre 1.909,1 mm y 2.687,1 mm. Los montos que rebasan estos lmites
podran considerarse como precipitaciones que salen de la normalidad. As, durante el
perodo, aos de precipitacin abundante han sido: 1961 (2.711,8 mm), 1965 (2.712,5 mm),
1969 (2.936,9 mm), 1980 (2.739,9 mm), 1993 (2.835,1 mm), 2000 (2.713,3 mm), 2002
(3.140,2 mm; monto anual de lluvia mayor del perodo), 2005 (2.787,3 mm) y 2006
(2.946,6 mm); mientras que aos escasos fueron: 1962 (1.752,3 mm), 1974 (1.896,6 mm),
1983 (1.896,1 mm), 1988 (1.438,8 mm), 1989 (1.768,9 mm), 1996 (1.573,4 mm), 1998 (1.393,6
mm; monto anual de lluvia menor del perodo) y 2007 (1.732,3 mm).
Aunque la media anual de precipitaciones tiene una dispersin que no representa,
en general, una gran variabilidad, con base en los datos de los aos extremos antes
mencionados es posible notar que los montos anuales estn sujetos a variar
importantemente de un ao a otro (Figura 8). Esta ltima conclusin ya haba sido
expuesta para el perodo 1960-1976 (Reyes, 1981), lo que indica que el comportamiento
o trayectoria anual de las precipitaciones se ha mantenido.
4.1.2. PRECIPITACIONES BIESTACIONALES
Si la media de precipitaciones anuales vara, en promedio, un 16,9%, la situacin
no es muy diferente al revisar los montos por estaciones. En efecto, al dividir el ao en
dos partes, una que comprende desde el mes de septiembre hasta el mes de febrero
(Primavera-Verano) y otra que va desde marzo hasta agosto (Otoo-Invierno); se
constata que la media correspondiente al conjunto Primavera-Verano es de 649,7 mm,
con una desviacin estndar de 168,1 mm que representan una variabilidad de un 25,9%;
-
47
mientras que para Otoo-Invierno, el promedio es de 1.648,4 mm, con una desviacin
estndar de 310,0 mm y una variabilidad de un 18,8% (Figura 9).
PROMEDIOS Y RANGOS DE PRECIPITACIONES BIESTACIONALES EN VALDIVIA, 1960-2012
Figura 9. Comparativa de promedios, rangos y homogeneidad de precipitaciones
Primavera-Verano y Otoo-Invierno en Valdivia (1960-2012)
Fuente: Elaboracin del autor.
Como se puede observar, el promedio de precipitaciones Primavera-Verano
presenta un mayor porcentaje de variabilidad que la media correspondiente a Otoo-
Invierno. Es decir, el promedio correspondiente al primer conjunto es menos
representativo que el promedio del segundo grupo; el primero es menos homogneo,
481,6 1.338,42.298,1 649,7 1.648,4817,8 1.958,4
25,9%18,8%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
0
250
500
750
1.000
1.250
1.500
1.750
2.000
2.250
2.500
Anual Primavera-Verano Otoo-Invierno
PO
RC
EN
TA
JE
mm
SECCIN DEL AO
LMITE MNIMO RANGO PROMEDIO PRECIPITACIONES PROMEDIO DE PRECIPITACIONES (MM)
LMITE MXIMO RANGO PROMEDIO PRECIPITACIONES COEFICIENTE DE VARIABILIDAD (%)
-
48
pues, en proporcin al mismo, presenta cifras ms dispersas. Sin embargo, la variabilidad
sigue siendo relativamente menor y, tal como ocurre con los montos anuales, ya se ha
explicitado que, en general, la cantidad de lluvia que precipita durante Primavera-Verano
y Otoo-Invierno no ha variado grandemente entre 1960 y 2012. Es oportuno mencionar
tambin que, tal como a nivel anual, los montos biestacionales pueden estar sujetos a
variaciones importantes de un ao a otro (Figura 10).
MONTOS BIESTACIONALES DE PRECIPITACIN EN VALDIVIA, 1960-2012
Figura 10. Promedio, rango y fluctuacin de precipitaciones biestacionales por ao,
Primavera-Verano (PV) y Otoo-Invierno (OI), en Valdivia (1960-2012)
Fuente: Elaboracin del autor.
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
2.200
2.400
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
2012
mm
AOS
PRECIPITACIN PV PRECIPITACIN OI PROMEDIO PRECIPITACIONES PV
PROMEDIO PRECIPITACIONES OI RANGO PROMEDIO DE PRECIP. PV RANGO PROMEDIO DE PRECIP. OI
-
49
En cuanto a la participacin promedio de cada grupo de estacin en las
precipitaciones anuales, las lluvias de Primavera-Verano constituyen el 28,3%, mientras
que en Otoo-Invierno precipita el 71,7% (Figura 11).
PORCENTAJE DE PRECIPITACIONES BIESTACIONALES EN VALDIVIA, 1960-2012
Figura 11. Proporcin porcentual entre el promedio de precipitaciones de
Primavera-Verano (PV) y de Otoo-Invierno (OI) (1960-2012)
Fuente: Elaboracin del autor.
En general, esta proporcin, como ha sido manifestado, es estable, salvo algunos
casos en los que el balance ha cambiado. Se trata de 14 casos en los que las proporciones
de precipitaciones han variado ms marcadamente. Esto se puede verificar revisando los
datos de la Tabla 1, en la que, adems, han sido destacados los casos mencionados con
negrita y cursiva.
28,3%
71,7%
PRIMAVERA-VERANO
OTOO-INVIERNO
-
50
Tabla 1. Promedios anuales y porcentajes de precipitaciones de
Primavera-Verano (PV) y Otoo-Invierno (OI), Valdivia (1960-2012)
AO Precip.
anual
%
precip.
PV
%
precip.
OI
AO Precip.
anual
%
precip.
PV
%
precip.
OI
AO Precip.
anual
%
precip.
PV
%
precip.
OI
1960 1.964,0 24,7% 75,3% 1978 2.611,8 30,2% 69,8% 1995 2.082,1 17,5% 82,5%
1961 2.711,8 26,5% 73,5% 1979 2.345,4 31,5% 68,5% 1996 1.573,4 26,4% 73,6%
1962 1.752,3 30,5% 69,5% 1980 2.739,9 21,2% 78,8% 1997 2.619,2 30,6% 69,4%
1963 2.529,9 31,9% 68,1% 1981 2.380,0 25,0% 75,0% 1998 1.393,6 20,4% 79,6%
1964 1.967,7 35,1% 64,9% 1982 2.550,3 29,0% 71,0% 1999 2.080,0 26,9% 73,1%
1965 2.712,5 31,1% 68,9% 1983 1.896,1 28,9% 71,1% 2000 2.713,3 29,3% 70,7%
1966 2.491,7 21,1% 78,9% 1984 2.337,9 31,2% 68,8% 2001 2.245,7 20,0% 80,0%
1967 2.620,5 28,7% 71,3% 1985 2.237,2 25,9% 74,1% 2002 3.140,2 40,3% 59,7%
1968 2.112,7 43,5% 56,5% 1986 2.450,9 28,8% 71,2% 2003 2.305,0 36,5% 63,5%
1969 2.936,9 25,5% 74,5% 1987 2.079,2 27,3% 72,7% 2004 2.463,0 28,2% 71,8%
1970 2.270,1 25,3% 74,7% 1988 1.438,8 28,6% 71,4% 2005 2.787,3 21,0% 79,0%
1971 2.540,3 28,7% 71,3% 1989 1.768,9 30,7% 69,3% 2006 2.946,6 29,5% 70,5%
1973 2.055,1 24,5% 75,5% 1990 2.183,4 29,6% 70,4% 2007 1.732,3 31,1% 68,9%
1974 1.896,6 25,1% 74,9% 1991 2.141,8 36,4% 63,6% 2008 2.423,8 14,8% 85,2%
1975 2.488,5 25,0% 75,0% 1992 2.278,5 32,2% 67,8% 2009 2.387,7 29,3% 70,7%
1976 2.128,2 29,7% 70,3% 1993 2.835,1 20,3% 79,7% 2010 2.056,8 29,4% 70,6%
1977 2.625,6 29,2% 70,8% 1994 2.261,8 29,7% 70,3% 2012 1.911,7 39,0% 61,0%
Fuente: Elaboracin del autor.
Estos casos, como se ha afirmado, son expresin de una mayor fluctuacin entre
el aumento y la disminucin de los porcentajes de precipitacin Primavera-Verano y
Otoo-Invierno respecto a los porcentajes promedio del perodo 1960-2012. De los 14
casos mencionados, 10 de ellos se encuentran, aproximadamente, en los ltimos 20 aos,
especficamente, entre 1991 y 2012. En 4 de estos 10 casos, han sido las estaciones
Primavera-Verano en donde el porcentaje de precipitaciones ha aumentado su
proporcin respecto al total anual; mientras que en 6 de los 10 casos, el aumento
porcentual ha sido en Otoo-Invierno. Por ltimo, en estas ltimas dos dcadas, los 4
casos en los que el porcentaje de precipitaciones Otoo-Invierno est por debajo de su
-
51
participacin histrica, han acontecido entre 1991 y 2012, ocurriendo, en promedio, cada
7 aos; mientras que los 6 casos con porcentaje de lluvias Otoo-Invierno superiores a
su participacin histrica, han sucedido entre 1993 y 2008 y, en promedio, han ocurrido
cada 3 aos.
Se puede afirmar que, en Valdivia, la proporcin de lluvias por estaciones, si bien
no ha variado importantemente en poco ms de medio siglo (1960-2012), en los ltimos
20 aos ha presentado mayores fluctuaciones, especficamente desde 1991. Y entre este
ao y 2012, los casos en que Otoo-Invierno ha aumentado claramente su participacin
en las precipitaciones anuales, tienen una recurrencia de ms del doble que la de aquellos
casos en los cuales las mismas estaciones presentan una clara disminucin porcentual,
comparada con su participacin histrica en el perodo 1960-2012.
4.1.3. PRECIPITACIONES MENSUALES
En sntesis, para el perodo 1960-2012, se ha afirmado que tanto los promedios
anuales como biestacionales son, en general, homogneos respecto a sus montos por
ao correspondientes. Al analizar los montos a nivel mensual, empero, la situacin es
diferente; los promedios para cada uno de los meses presentan variaciones notoriamente
ms pronunciadas que los promedios de precipitacin anual y biestacional (Tabla 2).
-
52
Tabla 2. Promedios mensuales de precipitaciones, desviacin estndar,
y coeficientes de variabilidad, Valdivia (1960-2012)
MES
Promedio de
precipitaciones
(mm)
Desviacin
estndar
Coeficiente
de
variabilidad
MES
Promedio de
precipitaciones
(mm)
Desviacin
estndar
Coeficiente
de
variabilidad
ENE 61,9 45,4 73,4% JUL 376,7 147,8 39,2%
FEB 59,2 51,8 87,6% AGO 316,7 109,3 34,5%
MAR 80,6 48,7 60,4% SEP 180,3 71,0 39,4%
ABR 157,8 98,7 62,6% OCT 147,9 84,7 57,3%
MAY 327,1 157,0 48,0% NOV 105,4 68,4 64,9%
JUN 389,5 140,0 36,0% DIC 95,0 75,8 79,8%
Fuente: Elaboracin del autor
Al revisar los datos de la tabla anterior, es posible notar el alto grado de variacin
de las precipitaciones mensuales comparado con los coeficientes de variabilidad de los
promedios biestacional y anual. El promedio del perodo 1960-2012 del mes de agosto
es el que presenta la menor variabilidad entre todos los promedios mensuales, siendo de
un 34,