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    Revista Latinoamericana de Metodologa de la Investigacin Social.N2. Ao 1. Oct. 2011 - Marzo 2012. Argentina. ISSN: 1853-6190. Pp. 59-70.

    El trabajo de campo como proceso. La "etnografacolaborativa" como perspectiva analticaThe fieldwork as process. "Collaborative ethnography" as analytical approach

    Leticia Katzer y Agustn Samprn

    Resumen.El presente artculo contiene una serie de reflexiones elaboradas al poner en dilogo

    experiencias de campo en el marco de investigaciones individuales; una, conindgenas adscriptos como Huarpes, en el noreste de la provincia de Mendoza; la otra,con indgenas adscriptos como Qom. stas reflexiones intentan contribuir adesnaturalizar y visibilizar la complejidad de los contextos de interaccin,considerando que abarcan distintas dimensiones y aspectos tales como posicin delos interlocutores en la estructura social, expectativas individuales, experiencias yrelaciones previas de los sujetos, y recursos materiales y simblicos enintermediacin, enfatizando as el carcter situacional y dinmico de esas relacionesde interlocucin.A la luz de los actuales debates de la crtica cultural y en un intento por contribuir a losestudios de la Etnografa Colaborativa, el objetivo de este artculo es exponer ydescribir comparativamente lo que entendemos como performances de campo,

    situando como objeto de anlisis la experiencia etnogrfica en s misma. Entendiendoel trabajo etnogrfico como proceso y texto, identificamos tres grandes nudos crticos,reunidos en tres escenas etnogrficas, que analizamos como una red multisituada demediaciones e interrelaciones.

    Palabras claves: indgenas; compromiso; etnografa colaborativa; escena etnogrfica.Abstract.This paper contains a series of reflections elaborated when putting in dialogue fieldexperiences in two differentiated research contexts: one of them, with Huarpe peoplein Northeast Mendoza, and the other with Qom people. These reflections try tocontribute to denaturalize and make visible the complexity of interaction contexts,

    considering that they embrace different dimensions and aspects such as thespeakers' position in the social structure, individual expectations, experiences andprevious relationships of the subjects, and material and symbolic resources inintermediation, emphasizing therefore the situational and dynamic character of thoseinterlocution relationships.

    In the light of the current debates of the cultural critique and in an effort to contributeto the studies of the Collaborative Ethnography, the aim of this article is to show andcomparatively describe what we understand as field performances, the object ofanalysis being the ethnographic experience itself. Understanding the ethnographicwork as process and text, we identify three big critical knots assembled in threeethnographic scenes, which we analyze as a multi-sited network of mediations and

    interrelationships.Keywords: indigenous people; commitment; collaborative ethnography; ethnographicscene.

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    IntroduccinEn dilogo con la lnea de pensamiento que entiende a la Etnografa como un estilo de

    produccin de conocimiento social (Lassiter, 2005; Marcus, 2008) y que indaga sobre lascondiciones de produccin, circulacin y recepcin de las etnografas, en el siguiente artculopresentamos un conjunto de reflexiones elaboradas a partir de analizar comparativamenteexperiencias etnogrficas protagonizadas en el transcurso del desarrollo de nuestras tesisdoctorales.39

    A la luz de los actuales debates de la crtica cultural, el objetivo de este artculo es exponer ydescribir comparativamente lo que entendemos como performances de campo, situando comoobjeto de anlisis la experiencia etnogrfica en s misma. Dada la coyuntura, en la que las obrasetnogrficas an no estn finalizadas en su totalidad, nos limitaremos a analizar slo las

    condiciones performticas de produccin, dejando las de circulacin y recepcin para indagacionesfuturas. Para dicho anlisis, seleccionamos como soporte emprico, nuestras notas de campo yregistro fotogrfico correspondientes al lapso 2005-2010. En la medida en que las condiciones deproduccin etnogrfica renen mediaciones e interrelaciones cuyas propiedades varan a lo largodel proceso, identificamos tres grandes escenas: 1) la presentacin (personal y de la investigacin);2) la seleccin de interlocutores y construccin del vnculo; 3) la consolidacin de relacionescolaborativas. Concibiendo las etnografas como actos de poder (Katzer, 2009a) es posibleidentificar un entramado poltico intersocietario en el que se alternan como constitutivo del procesocolaborativo, relaciones de conflicto, poder y negociacin.

    La etnografa colaborativa como enfoque: writing culture y Multi-sited ethnograph yMientras que los enfoques etnogrficos clsicos omitieron en el anlisis la propia situacin

    social en la que se inscriban los antroplogos en el trabajo de campo, en la dcada del 80 y 90,con la emergencia de la crtica de Writing Culture (Clifford y Marcus, 1986) y de la Multi-sitedEthnography(Marcus, 1995)40, los estudios dieron un giro. A partir de aqu los esfuerzos se volcarona la descripcin y anlisis de la Etnografa como un gnero distintivo de escritura, a laproblematizacin de las formas de dominacin, desigualdad y poder en las situaciones etnogrficas.As, en esta lnea, las tradicionales relaciones de investigacin etnogrfica pasan a ser concebidascomo colaboracin y la narraciones del trabajo de campo y de la escena del encuentro etnogrficopasan a ser consideradas como "textualmente obligatorias" (Marcus, 2008). En esta crisismetodolgica se sita el origen de lo que se ha denominado "entramado barroco"41

    La definicin del trabajo de campo como "situacin" resalta su especificidad poltica, quedeviene de la puesta en escena de intereses y estrategias diversas y con frecuencia contrastantesdentro de la red de relaciones que delimita. Implica entender a los actores partcipes de la

    (Marcus, 2008),entendindolo como la diseminacin conceptual de la etnografa, como la evocacin de la etnografaen s misma, que deja de ser una mera descripcin analtica y se transforma en una performance de

    mediaciones, perspectivas y relaciones politizadas de colaboracin tejidas en una red multi-situadade sujetos reflexivos. Es decir, ms que una herramienta, la etnografa as definida es un estilonarrativo de produccin de conocimiento que se configura procesualmente.

    39 Los sujetos etnogrficos son: indgenas huarpes de la provincia de Mendoza y qom de la ciudad de La Plata,provincia de Buenos Aires.40 Es necesario reconocer en la base de estos enfoques la propuesta de anlisis de los 60-70 acerca de lasformas desiguales de contacto entre la sociedad occidental con las sociedades no occidentales (Gluckman,

    [1958] 1987; Balandier, 1963; Asad, 1973). Gluckman (1987) propuso la categora de situacin social, parareferirse a las configuraciones interactivas conflictivas y cooperativas a la vez entre diversos grupos yelementos culturales.41 En el original: "the messiness of the baroque".

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    interaccin como inmersos en relaciones de fuerza y de sentido, cuyas acciones, creencias yexpectativas se articulan.

    En este sentido, el concepto de situacin (Pacheco de Oliveira, 1999; 2006) se presentacomo un instrumento eficiente para el anlisis de las complejas interrelaciones generadas en eltrabajo de campo. Esta categora permite analizar las relaciones entre los interlocutores en elcontexto de produccin de conocimiento como relaciones simultneamente balanceadas y

    mutables, con alteraciones y ajustes. La interdependencia as definida no remite entonces a unareciprocidad balanceada, una condicin de simetra entre los actores partcipes, como tampocoimplica considerar que los actores as relacionados tengan el mismo peso para determinar lascaractersticas y los rumbos de la interaccin en todos los contextos.

    El reconocimiento del contexto histrico-social constituye un punto de partida para examinarlos condicionamientos que intervienen en el proceso de trabajo de campo (Pacheco de Oliveira,1999; 2006). La posicin de los interlocutores en la estructura social, las expectativas individuales,experiencias y relaciones previas de los sujetos, y recursos simblicos y materiales constituyenintermediaciones que definen las propiedades de las relaciones y por ende los alcances delconocimiento producido (Katzer y Morales, 2009). Ya sea que se trate de una diferencia cultural,poltica o cualquier otro ncleo de adscripcin identitaria, en la situacin de contacto destaca la

    diversidad de los interlocutores y los (pre)dispone de una u otra manera para la comunicacin.Al encuentro entre el etngrafo y la gente indgena preexiste, coexiste y prevalece un

    contexto histrico global marcado por la dominacin del blanco sobre los no blancos, que encuadralas relaciones establecidas. Si bien, tal reconocimiento no implica un determinismo, no puede serdesconocido como parte del marco en el que estn insertas las interacciones y desdearse suconsideracin dejndolo fuera del anlisis de las intermediaciones entre los actores y sus alcancesen el conocimiento producido. As como esta realidad histrica no puede ser ignorada por el analistasocial, no lo es para ninguno de los interlocutores del etngrafo en situacin de campo, ms all delos niveles de problematizacin y/o naturalizacin por parte de cada uno.

    En la necesidad de problematizar las diversas modalidades de contacto entre los etngrafosy los interlocutores, de analizar las complejidades y ambigedades del proceso de lectura y escritura

    etnogrfica, la nocin de colaboracin ha ido adquiriendo relevancia terica, al punto de convertirseen un enfoque metodolgico preciso (Lassiter, 2005). Entendido el vnculo etnogrfico comocolaborativo, el "informante" pasa a ser concebido como consultor (Lassiter, 2005), co-teorizador(Rapapport y Ramos Pacho, 2005) y socio epistmico (Marcus, 2008), reconociendo en dichascategorizaciones, la agentividad de su labor conceptual, de interpretacin e incluso, de escritura.

    Analizar las relaciones entre los interlocutores en el contexto de produccin de conocimientoa travs de estos conceptos permite superar los abordajes oposicionales que idealizan y polarizanlos marcos normativos y cognitivos de los sujetos en interaccin el "saber acadmico" y el "saberde los sujetos investigados" o suponen que se trata de un puro poder consensual, resultado de unacuerdo entre las perspectivas de los diferentes actores, omitiendo o minimizando la significacinde concepciones divergentes.

    Todo proceso de investigacin es colaborativo por definicin, dado que hay un intercambiode ideas e informaciones. La especificidad de la "Etnografa Colaborativa" como enfoque tericoreside segn Lassiter (2005) en que sita el compromiso tico y moral y la colaboracin con lossujetos de estudio, como principios explcitos y gua para la investigacin. Segn su propuesta, lainvestigacin as definida se desarrolla en base a un cdigo: responsabilidad respecto de losconsultores con los cuales se trabaja como preocupacin primaria; establecimiento de un vnculocon la comunidad de estudio que posibilite la continuidad y que no se reduzca a un mero mediopara la construccin de la obra; acceso a las entrevistas y productos del estudio por parte de todoslos participantes del proyecto; comunicacin de intenciones, planes y metas del proyecto; apertura alas experiencias y perspectivas de los "consultores", aun cuando difieran; responsabilidad hacia lacomunidad en estudio, academia y disciplina para la finalizacin de la publicacin etnogrfica(Lassiter, 2005: 83). Es decir, la particularidad de esta lnea es entender en trminos colaborativos

    tanto la estructura de la investigacin como la problemtica abordada; implica una forma estilsticaespecfica de interpretar los datos y escribir los resultados de la investigacin (es un gnero literario)

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    as como un planteamiento sobre el uso de los resultados, que articulados, resultan en unaconstruccin dialgica de la cultura.

    Es decir, la etnografa as concebida es reflexiva, se halla articulada a la vida privada en unaespecie de inter-subjetividad, consolidndose a travs de la experiencia propia y la de losinterlocutores. Como proceso-prctica y texto, el cdigo tico refiere por tanto a ambas dimensiones;en tanto patrn de legitimidad de las relaciones establecidas, como de los textos resultantes.

    Respecto al primero, se citan los siguientes tems: elaboracin inicial de las necesidades y objetivosde la comunidad estudiada; consentimiento del informante como condicin necesaria; prohibicinde prcticas engaosas; garanta de la privacidad y de la confidencialidad respecto a losinterlocutores; posicionamiento del antroplogo como mediador, es decir, utilizacin de susconocimientos y tcnicas para proponer debates y problematizar ciertas cuestiones que afecten a lacomunidad; responsabilidad de presentar de manera minuciosa los resultados parciales y finales dela investigacin. Respecto a la produccin textual: generacin de oportunidades para la revisin delos textos, re-trabajarlos si fuera necesario, y relanzamiento de discusiones sobre los temas yatrabajados; lectura/representacin, co-interpretacin y edicin compartida; re-escritura a partir delas consultas realizadas con la gente, y por ende generacin de resultados negociados a vecesincluso en la redaccin; uso por la comunidad de los textos producidos en colaboracin.

    En esta direccin reflexiva y en un intento por contribuir a los estudios de la EtnografaColaborativa, pretendemos describir y analizar escenarios etnogrficosque demuestren el potencialpara-etnogrfico de las redes sociales configuradas en el trabajo de campo.

    Textualizando el proceso etnogrficoEl trabajo de campo como proceso histrico no es lineal sino ms bien un entramado de

    heterogneas escenas y escenarios que se reconfigura coyunturalmente. Las formas en quecoyunturalmente se articulan las relaciones con otros actores, condicionan y van reconfigurando larelacin entre etngrafo y etnografiados, y atravesando la investigacin. El trabajo etnogrfico esirreductible a espacios, actores y relaciones homogenizados, ms bien es una explosin dealteridades.

    La presencia y modo de articulacin de las divergencias y tensiones inherentes a losprocesos de construccin de acuerdos en contextos de produccin de datos etnogrficos configurandiversas situaciones comunicacionales en que se articulan tanto las posiciones, expectativas,recursos materiales y simblicos como las experiencias y relaciones previas de los actores partcipesde la interaccin.

    Los modos en que nuestros interlocutores nos perciben e identifican como agentesacadmicos aparecen necesariamente marcados por los modos en que se han vinculado y por ende,los modos en que han representado la institucin acadmica. Su reelaboracin simblica de loshistricos posicionamientos unilaterales y autoritarios de la institucin cientfica halla susrepercusiones actuales en respuestas que van desde el ocultamiento lo cual se traduce en norecibir a los investigadores, pasando por la negacin explcita a otorgar informacin hasta la

    rigurosa demanda de explicitacin de los objetivos, posibles resultados de los estudios ymecanismos de financiacin de la investigacin.

    Mostrndose cada vez ms preocupados por examinar la agentividad de los investigadorescientficos, los indgenas, ponen de relieve tres aspectos fundamentales: las formas autoritarias deintervencin cientfica; la escasa o nula consulta y comunicacin acerca de los objetivos, medios ymontos de financiacin y posibles resultados de la investigacin; y la escasa o nula circulacin delos avances de la investigacin y de los resultados finales de la misma.

    Mediante un proceso de reflexin y rememoracin de las condiciones de produccinetnogrfica como de interpretacin de las notas de campo recabadas, hemos identificado tresgrandes nudos crticos, que reunimos en tres escenas etnogrficas:

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    Escena 1 : Presentacin de la Investigacin

    Fragmentos de la Etnografa de Rusconi (1962): el otro como "tipo espcimen".Abril 2006. Fotos: Leticia Katzer

    La primera performance etnogrfica contiene a la presentacin y categorizacinintersubjetiva. Ante el conocimiento de la relativizacin social, estatal y acadmica de su legitimidadidentitaria (Tamango, 2001; Katzer, 2009) nuestros interlocutores se autocategorizan como "indios"haciendo circular de manera enftica significantes tnicos: naturaleza, acervo histrico indio,propiedad comunal, capital artesanal, creando un escenario de condensacin simblica.

    En tanto primer encuentro, los cuerpos y rostros expresan distanciamiento y susceptibilidad.

    Dicho distanciamiento no slo reside en el mutuo desconocimiento sino tambin, y creemos,fundamentalmente, en que somos ante su mirada, representantes de una institucin, o mejor dicho,de una relacin social academia-indgena construida como relacin de poder. Al contacto entre eletngrafo y los actores indgenas, preexiste, coexiste y prevalece un contexto histrico globalmarcado por la dominacin del blanco sobre los no blancos (Katzer y Morales, 2009). Desde eseespacio simbolizado, se ponen en escena problemticas locales, intereses, desconfianzas comoexpectativas:

    Llegu al barrio y sin saludarme, el "cacique" me dijo: "Estamos cansados de los libros,de los videos, de los antroplogos Cunta plata vas a ganar? Hay algn sueldo paralos jvenes del barrio? Nosotros vemos que todos los que vienen de la Universidadllegan en bicicleta y se van en auto. Nosotros siempre seguimos mal. Yo me preguntoQue blanco se va ganar un monumento en nuestro barrio por ayudarnos? Ac hay

    muchos problemas con nuestros hijos, entran en la droga, en la delincuencia, hayhermanos que no tienen para comer, no hay un trabajo digno. Ac en nuestracomunidad la preocupacin principal son los jvenes que nacieron en esta gran ciudad() A m me gustara acompaarte en una especie de reconstruccin de nuestra cultura,es lo fundamental digo yo, para no olvidar de dnde venimos y quines somos, viajar anuestro Chaco, pero hacerlo bien, contar todo, todo, todo, hablar con los caciques, conlos pioGonq, todo. () Pero nosotros definimos que nuestros jvenes son la prioridad ysi vas a trabajar ac tens que trabajar con ellos". (Samprn, notas de campo, Abril de2007)

    Organic un encuentro que consisti en presentar a los alumnos y padres un videoelaborado por jvenes qom de La Plata. El video actu como disparador, abrindose un

    espacio de debate en torno a dos cuestiones centrales: el reforzamiento cultural y laobtencin de la titularidad de la propiedad comunal de la tierra, mostrndoseinteresados a su vez en saber cmo se dio este proceso en los qom y en qu contexto

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    poltico. Seguido de ello les comuniqu mi propsito de documentar y de acompaarestos procesos a lo que respondieron positivamente. Las articulaciones entre identidad,organizacin poltica y territorio sealadas por interlocutores huarpes, aparecieron comoejes de indagacin. (Katzer, nota de campo, marzo de 2005)

    En estos primeros encuentros con Lago y Juana, estaba ms pendiente de cmo mevean, me preguntaba qu pensaran sobre lo que yo quera hacer ah. Desde el principio

    hubo una mirada crtica sobre la universidad, o sobre los universitarios, por ende, mesent obligada a diferenciarme de la institucin acadmica, a manifestar que losantroplogos tienen muchas formas de trabajar, que no todos trabajamos de la mismaforma. En otro momento, otro interlocutor me indag: "Yo quisiera saber en qu consistetu estudio, cul es el inters econmico" (HG); comentando que "vinieron gente de launiversidad, que queran hacer un proyecto. Me llamaron para que vaya al CRICYT, medijeron que para el proyecto haba 90.000 pesos, despus nos dijeron que no, que eran45.000, que el resto era para gastos de investigacin () al final le dijimos que no, queno nos interesaba, pero el proyecto ya estaba presentado y ya estaba la plata" (ST); "vienen, nos hacen unas preguntas, hacen sus publicaciones y no vienen ms" o a qu"vienen a plantear proyectos que a nosotros no nos interesan o nos causanproblemas"(HG). (Katzer, notas de campo, agosto de 2006)

    En determinadas situaciones, la asociacin directa con la institucin estatal me trajodificultades en la comunicacin, marcndose con mayor pronunciacin la desconfianzay desembocando a veces en la negacin al encuentro, tal como me ha ocurrido conalgunos puesteros: mi llegada a su residencia en una movilidad proveniente de laadministracin estatal produjo una conducta de distanciamiento. Tiempo despus, alsocializar esta situacin con otro interlocutor Huarpe ste sugiri que "no conviene ir enlas camionetas de la municipalidad porque te asocian directamente con los polticos"(MA). (Katzer, notas de campo, agosto de 2006)

    Estas notas dan cuenta de que la llegada al campo no inaugura una relacin en lastrayectorias de relaciones indgenas. En trminos de Pacheco de Oliveira (2006) la relacin colonialprecede a la llegada al campo. Nuestro lugar en el campo de este modo se encuentra

    preestablecido, pensado por el grupo. Es decir, nos categorizan como blancos, agentes estatales,universitarios y antroplogos y marcan de inicio la diferenciacin de clase: en todas sus variantes, yno en pocas oportunidades, el dinero circula como significante.

    Una vez despejados los preconceptos, qu investigar y cmo se convierte en algo a negociarcon el otro. La naturalizada "entrada al campo" de "nativos" dispuestos a colaborar como"informantes" deja de ser un espacio prefijado, estable y por s mismo legtimo, para pasar aentenderse como sucesivas "reuniones" donde la discusin acerca de los objetivos, y posiblesresultados de la investigacin es lo que otorga la efectiva legitimidad al inicio del trabajoetnogrfico. As, una de las funciones de esta "reunin de trabajo inaugural" es renegociar el lugaren el campo establecido por la gente del lugar, y fijar las coordenadas de un compromiso parapensar en trminos de una "preocupacin pblica comn" (Mouffe, 1999). Redireccionar los

    objetivos de la investigacin en funcin de las demandas de los sujetos de estudio, intentandorespetar en parte el objetivo general de la investigacin, redefinir las preguntas de la investigacinen funcin de los dilogos con ellos, nos obliga a redefinir la problemtica sociolgica. Para lograresta coincidencia entre los intereses cientficos y los de los individuos que constituyen la comunidadestudiada, elaboramos inicialmente una evaluacin de las necesidades y objetivos, para tenerlos encuenta en la propia agenda de la investigacin. Se trata de asumir el posicionamiento que implicapriorizar a los consultores y a la comunidad estudiada por encima de la etnografa. Esto es,practicando una etnografa que no solamente implique la lectura, edicin y co-interpretacincompartidas, sino tambin una accin colaborativa.

    Unir demandas implic asimismo escoger una herramienta de trabajo (un medio deindagacin y de anlisis) seleccionada tanto por nosotros en tanto etngrafos como por losetnografiados. Frente a la demanda local de contener y ensear y a la demanda acadmica de

    abordar la problemtica antropolgica de la memoria indgena, la modalidad de taller result ser uninstrumento eficazmente articulador.Un soporte que funcion simultneamente como herramientapedaggica y de contencin de jvenes (desde el punto de vista de los sujetos de estudio) y una

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    herramienta de construccin de datos (inters acadmico). Conjugando ambas solicitudes, el tallerse hall configurado simblicamente como un espacio pedaggico y un trabajo de memoria a la vez.Esta conjuncin transformara en adelante a nuestro trabajo de campo en una prcticaconsensuada, aceptada y apreciada por la gente del lugar.

    Escena 2 : Consolidacin del Vnculo y RecategorizacionesMi rol en el barrio estaba consensuado lo que definimos como "grandes momentos" dela vida de los qom era resumido en cartillas didcticas, las cuales eran previamenteconsultadas con los referentes del barrio y entregadas al finalizar los talleres. La historiaestaba siendo contrastada con la situacin actual, a veces direccionada, o a veces,mejor, a partir de las propuestas de los jvenes. Esas reflexiones eran grabadas envideo para hacer una "pelcula de la historia del barrio". Despus de seis meses y ochotalleres, las cosas fueron cambiando, comenzamos a tener algunas diferencias decriterios en torno a lo poltico con los referentes del barrio, los jvenes no asistan, o noasistan de buena gana a los encuentros. Los talleres finalizaron, pero lasconversaciones mantenidas con ellos fueron abriendo muchsimas inquietudes,preocupaciones, y nuevas acciones, as como mostraban las diferentes formas de ser

    joven indgena en la ciudad, que a veces no coincidan con las formas polticas de serindgena en la ciudad actuadas por los mayores. (Samprn, notas de campo,Septiembre 2008)

    Una vez despejados los pre-esquemas y fijadas las coordenadas para iniciar la etnografa,hay una recategorizacin y reasignacin de roles. En las representaciones indgenas somossimultneamente maestros y universitarios:

    En las representaciones de los nios, y en las localidades donde la escuela tiene unpapel relevante en el nucleamiento indgena, entre "cuerpo blanco" y "maestra" hay unaasociacin significante. En situaciones sumamente diferenciadas en las que he tenidocontacto con nios tales como caminar por las huellas, conversar con personal de laescuela, tomar mate en la ramada con algn residente fui categorizada y nombrada

    por ellos como "seorita" o "maestra". (Katzer, notas de campo, julio 2008)Frases como "ayudame a escribir el proyecto, no entiendo cmo hay que escribirlo" o "vos

    que sos de la ciudad, vos que tens estudio, sabrs ms que yo" resultan ilustrativas. Solicitudes deaval de proyectos y preguntas como sabs algo de las becas?, sabs algo de las tierras?, noscolocan simblicamente como mediadores ante el Estado.

    La construccin del vnculo con los interlocutores en general, y la consolidacin del vnculocon los "consultores claves" son, respecto a etngrafos como etnografiados, mutuamente selectivas.En una coyuntura de movilizacin poltica intensa, o mejor dicho, de diversificacin de las formasorganizativas indgenas, en esa seleccin, influye tanto la posicin en la red de relaciones con otrasagencias (estatal, acadmica, religiosa, ONGs) como el posicionamiento poltico del etngrafo antedichas expresiones polticas y agencias (Katzer y Morales, 2009; Katzer, 2009b). Asimismo, de

    acuerdo a las circunstancias locales y a la predisposicin personal de los consultores, lainstrumentalizacin de medios de anlisis como la entrevista formal y estructurada, la grabacin dedilogos, el uso de cmara fotogrfica y audiovisual, no es legtimo por s mismo sino que essituacionalmente negociable. Hay actores que no aceptan ser grabados y/o fotografiados y/ofilmados; por ende estas acciones deben ser consensuadas a priori.

    Por otra parte, no siempre los contextos oportunos coinciden con los cronogramas pre-definidos. Respetar la predisposicin para el dilogo se convierte en un principio. Las situacionesque ms relatos generaron no fueron precisamente programadas; el otro marca cundo, cmo ycunto decir. As, los contextos en que se compartieron actividades cotidianas, tales como salir acortar lea, darle de comer a los animales, visitar a parientes, asistir a eventos familiares,acompaar a eventos polticos, fueron los ms productivos en trminos de circulacin de narrativas.

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    Escena 3: La Colaboracin. Acuerdos, Desacuerdos, Alianzas, Fracturas.El alejamiento de aquella etnografa entendida como "romanticismo simplista" (Gonalves,

    2008: 59), nos permite elaborar las divergencias, las tensiones, con los sujetos con los quetrabajamos. Es as que esta forma de trabajar, en trminos de Piault "no se reduce a una especie demtodo de participacin efectiva, sino que da cuentas de las paradojas indescifrables de laalteridad, que es justamente la funcin que habra de asumir la Antropologa" (Piault, 2002: 259).

    Construir una etnografa colaborativa implica necesariamente colaborar en la medida de loposible con aquello que nuestros interlocutores nos demandan, ms all de los fines estrictamenteacadmicos. Como cientficos se nos atribuye una autoridad; una autoridad cientfica por la queavalamos proyectos y legitimamos prcticas, las transformamos, junto con los sujetos de estudio, enprcticas pblicamente autorizadas, en trminos de MA (lder huarpe) "si no vas de la mano dealguien, un profesional o un poltico, no te dan bola". La documentacinfotogrfica/audiovisual/cientfica es instrumentalizada polticamente como medio de registro yproducto registrado.

    Con los adscriptos huarpes, interesados centralmente en la legalizacin definitiva de suhistrica "ocupacin" territorial, la investigacin colaborativa se ha basado principalmente enacordar y precisar rigurosamente un concepto que fundamente la asociacin parentesco-territorio

    (Katzer, 2009a; 2009b; 2010a; 2010b; 2010c; Katzer y Morales, 2009). Entre las actividades mssignificativas ligadas a este hecho podemos citar: la elaboracin conjunta de genealogas; la revisin"tcnica" y estilstica y el aval de proyecto educativo presentado y aprobado por la Secretaria deCultura de la provincia de Mendoza; y el debate sobre la pertinencia del uso de categoras como"originarios", "aborgenes" o "indgenas" al momento de elaborar y firmar el documento por el que sere-nucleaba una "comunidad" (en el sentido jurdico).

    La colaboracin es selectiva; es acordada (propuesta y demandada) con ciertos actores y nocon el grupo en su totalidad. En coyunturas crticas, acordar y colaborar con algunos actores implicael distanciamiento de otros:

    Vena construyendo un vnculo con RD, pensando en un trabajo conjunto, y cuando en elprximo viaje me hosped en el museo indgena, cuya encargada tiene diferencias

    polticas con RD y construye alianzas con otros actores y agencias (como por ejemplo,con el Municipio), RD trasform su forma de relacionarse conmigo; pas a estar msdistante () pens tambin que su distancia poda fundarse en el hecho de que yohaba participado en el acto de restitucin de tierras, con el que los indgenas no aliadoscon el ente gubernamental provincial y municipal, no estaban de acuerdo. (Katzer, notade campo, julio 2010)

    "Esa no es nuestra msica, no deberas fomentarla", me dijo una referente del barrio.Mientras era el profesor de historia indgena en el barrio no haba problema, erareconocido por los referentes adultos como un "buen aporte" a la formacin de loschicos. Cuando finalizamos los talleres de memorias con los jvenes, algunos de ellosque participaron me pidieron que les ayude a realizar un video clip. Tengo que

    redireccionar la propuesta a los referentes, renegociar el pacto indicando la importanciade las prcticas artsticas para analizar sus memorias. Creo que es ms interesantetrabajar sobre sus propias propuestas, en sus propios territorios simblicos, reconocersu agencia, su poder, y el poder transformador de sus palabras, y su msica. (Samprn,notas de campo, Febrero 2011)

    Como exponamos en prrafos anteriores, dada la coyuntura de diversificacin de redespolticas y de sistemas de representacin, colocar como central una temtica puede ser desdeadopor ciertos actores. Por ejemplo, en el caso de adscriptos huarpes, el inters por parte de un grupode actores en reforzar el concepto de parentesco como cimiento territorial se opone al inters deotro grupo de fundamentar la territorialidad indgena en la comunalizacin jurdica bajo forma decooperativa y en articulacin con ENDEPA (Katzer, 2009b).

    As colaborar en Antropologa significa no slo estar abierto a las propuestas de los sujetoscon los que trabajamos, sino llevar a serio este principio y modificar nuestros lugares deinvestigacin y accin colaborativa durante el trabajo de campo. Fundamentada en un cdigo tico y

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    moral, esta forma de trabajo nos gua hacia lugares clave de la existencia de estos sujetos. Para elcaso de los jvenes qom urbanos esta "gua de investigacin" nos permiti fijar la atencin enlugares del grupo que ni los antroplogos, ni los referentes del barrio, habamos identificado comoclaves para pensar con los jvenes las realidades contemporneas. Para el caso de los adscriptoshuarpes, nos permiti reconocer y reforzar conjuntamente la diversificacin de un capital social ypoltico previamente desconocido o ignorado por el Estado, la academia, los mismos indgenas y lasociedad toda. Ante semejante compromiso profesional y "tico", la co-interpretacin dinmica ydiscutida, la entrega de copia de registro fotogrfico y el intercambio de resultados parciales a lolargo del proceso no debiera quedar librado a eleccin del investigador, sino convertirse en unaregla acadmica.

    Consideraciones finalesLos modos de relacin con nuestros interlocutores como las representaciones, demandas,

    inquietudes y expectativas registradas en los mbitos etnogrficos abordados, nos hacen coincidiren que el trabajo etnogrfico se configura como una red politizada/negociada de actos y textos,entre etngrafo e interlocutores.

    El posicionamiento situacional nos permite superar los abordajes dicotmicos de la relacininvestigador/investigado y entender a los interlocutores en situacin etnogrfica como activosnarradores con capacidad de establecer acuerdos en condiciones recprocas, como as tambinanalizar las relaciones en el contexto de produccin de conocimiento como simultneamentebalanceadas y mutables, con alteraciones y ajustes. En los contextos de produccin deconocimiento etnogrfico se ponen en juego intereses y estrategias diversas, a veces encontradiccin, pero sobre un marco donde las acciones, creencias y expectativas se articulan en laproduccin de un consenso, de un acuerdo intersubjetivo, determinando o modificando elcomportamiento y participacin.

    Los interlocutores en la situacin etnogrfica traen consigo expectativas, recursosmateriales y simblicos, experiencias y relaciones previas que en conjunto y articuladas condicionany definen los patrones de interaccin establecidos, imprimiendo en stos un dinamismo que abarca

    mecanismos de dominacin, colaboracin y resistencia. A los acuerdos intersubjetivos alcanzadosentre los interlocutores en la situacin de trabajo de campo subyacen una serie de aspectos quehace de ellos estados inestables y provisorios. Un dinamismo que impide pensar el consenso comouna sustancia acabada y definida. En tal sentido, hemos presentado casos y discursos y hemosdescripto situaciones con indgenas Huarpes y Qom donde pretendemos mostrar la persistencia depercepciones, representaciones y valoraciones de la institucin acadmica, que dan cuenta de lacontinuidad de posicionamientos lineales, informacionales y autoritarios que en ocasiones marcanconflictivamente las predisposiciones de los actores al dilogo y las condiciones de construccin deacuerdos.

    Los modos histricos a travs de los cuales los etngrafos han construido la relacin con"sus" respectivos objetos de estudio, en los que el "otro" deba estar a disposicin del cientfico, ya

    sea para ser interrogado, medido o fotografiado, si bien continan estando institucionalizados, hansido desnaturalizados. Hoy no pocos indgenas condicionan explcitamente el grado decomunicacin o de "otorgamiento de informacin" al tipo y calidad de vnculo con el investigador.Todo lo cual est obligando en forma progresiva a revisar interna (respecto a las categorizacionesanalticas instrumentalizadas) y externamente (respecto al tipo de relacin construida con el sujetode estudio) las formas de construccin de las etnografas.

    La accin colaborativa se propone superar aquellos posicionamientos e implica la definicinconjunta tanto de la problemtica antropolgica, del estilo de produccin de la etnografa(interpretacin, lectura y redaccin compartida) como de los medios de construccin de laproblemtica y de anlisis. Implica negociar los medios de anlisis y cruzar en ellos demandasdiferenciadas: una demanda social/local en nuestro caso la contencin pedaggica y latransmisin de saber como medio de legitimacin de las prcticas indgenas y una demandacientfica producir y publicar (circular y tornar pblico) el conocimiento.

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    La investigacin colaborativa es entonces integrativa, satisface demandas de rdenesdiferenciados sociales, polticos, acadmicos y simultneamente, o mejor dicho,consecuentemente, se convierte en un canal de reforzamiento y legitimacin social de prcticasvaloradas por los sujetos de estudio.

    Para terminar, podemos agregar que, ms all de las especificidades coyunturales de lascondiciones performticas de produccin etnogrfica, un eje las atraviesa transversalmente: la

    desigual apropiacin del capital tecnolgico e intelectual hegemnico en las situacionesetnogrficas, no resulta indiferente ante los ojos indgenas con quienes trabajamos; marcan ladesigual posicin en la estructura social. Que la espacialidad sobre la cual sean tejidas lasrelaciones etnogrficas deje de ser la colonialidad, contina siendo un desafo.

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    Autores.Leticia Katzer

    LIAS (UNLP)/CONICET. Argentina

    .

    Lic. en Antropologa.

    E-mail:[email protected]

    Agustn Samprn

    LIAS (UNLP)/INARRA (UERJ)/CONICET. Argentina

    .

    Lic. en Antropologa.

    E-mail:[email protected]

    Citado.KATZER, Leticia y Agustn SAMPRN (2011). "El trabajo de campo como proceso. La 'etnografa

    colaborativa' como perspectiva analtica". Revista Latinoamericana de Metodologa de laInvestigacin Social - ReLMIS. N 2. Ao 1. Oct. 2011 - Marzo 2012. Argentina. Estudios SociolgicosEditora. ISSN: 1853-6190. Pp. 59 - 70. Disponible en:http://www.relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis/article/view/26/21

    Plazos.Recibido: 03 / 08 / 2011. Aceptado: 21 / 09 / 2011.

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis/article/view/26/21http://www.relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis/article/view/26/21http://www.relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis/article/view/26/21mailto:[email protected]:[email protected]