Etica profesional de el profesor
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ETICA PROFESIONAL DE EL PROFESOR
Profesor: Julio César Hernández Hernández.
31 DE DICIEMBRE DE 2016 INSTITUTO NACIONAL DE SAN RAFAEL
Final avenida dos de febrero, Barrio El Centro, San Rafael.
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Profesor Julio César Hernández Hernández
ETICA PROFESIONAL DE EL PROFESOR
El presente trabajo, es un esfuerzo por incrementar el profesionalismo del profesor; saber hacer, saber ser, saber actuar, ser competente en nuestra labor. El presente trabajo, no pretende dar catedra de la temática, sino más bien, ayudar a mejorar nuestra labor docente. Este documento se encuentra editado desde 1986, se ha editado de nuevo para corregir errores y actualizar el documento en este año 2016, se encuentra
en 4 videos en YouTube, en la cuenta de su servidor: juliohernandez53.
I. EL CURRICULO ACULTO. Muchos de los pedagogos contemporáneos, reconocen la incidencia que el currículo oculto tiene dentro de los procesos educativos. Se llama currículo oculto a todas las condiciones que los estudiantes y las estudiantes perciben del ambiente en el cual se desarrollan las actividades educativas. Los estudiantes y las estudiantes permanentemente están percibiendo aspectos del aula, de los docentes, de la institución y demás ambientes que influyen sobre su aprendizaje. Es evidente que la actitud para el aprendizaje de los estudiantes y las estudiantes no es la misma en un ambiente limpio, organizado, adecuado para las actividades educativas, que, en un aula desaseada, en la que existen estudiantes con sus sillas mirando hacia todos lados (incluso hacia la pared trasera), etc. De igual manera, los estudiantes y las estudiantes perciben cuando el docente o la docente hacen su trabajo con agrado, con gusto, con convencimiento de su actividad, o si lo hacen como una obligación, como algo que tienen que cumplir. En primer caso los estudiantes y las estudiantes se pueden contagiar fácilmente del gusto por el saber, por el aprendizaje. En el segundo caso, de igual forma, es natural que aparezca apatía, desinterés, desgano, lo cual perturba el ambiente de enseñanza y aprendizaje. Perciben también los estudiantes y las estudiantes si los docentes o las docentes prepararon adecuadamente el trabajo que van a desarrollar. Si la preparación no ha sido adecuada, además de los problemas que se puedan
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Profesor Julio César Hernández Hernández
presentar para el desarrollo de las actividades, es seguro que se afectará también la actitud de los estudiantes y las estudiantes hacia lo que se vaya a trabajar. El docente y la docente deben tener muy en cuenta que a los estudiantes y las estudiantes les están llegando una gran cantidad de mensajes, de parte del ambiente en el cual se encuentran. Algunos de estos mensajes son preparados por los docentes o las docentes, y otros aparecen directamente del ambiente escolar (sus compañeros, los padres de familia, la dirección, etc.). Todos ellos afectan la valoración que el estudiante o la estudiante hacen de su entorno e influyen notablemente en sus procesos de aprendizaje. Lo anterior significa que los docentes y las docentes debemos de ser conscientes de que un buen ambiente en el aula favorece los procesos educativos. Si se llega a un aula sucia, vale más gastar un poco de tiempo en organizarla, que permanecer en estos ambientes que dificultan la enseñanza. De igual manera, debemos preocuparnos por la posición de los estudiantes y las estudiantes en el aula, de tal forma que todos y todas queden adecuadamente ubicados. No es el mejor ambiente: un aula en el cual unos pocos o unas pocas estudiantes están al frente desarrollando atención, mientras que el resto se encuentra en otras actividades, o con su silla mirando hacia cualquier lado.
II. INTRODUCCION. Todas las profesiones tienen su ética específica, en verdad toda acción humana, de consecuencia social, comprende una ética, esto es, comprende normas de comportamiento, consignando lo que es licito y lo que no lo es. La ética profesional es el compromiso que adquiere el hombre a respetar a sus semejantes, en el trato de su profesión que ejerce. La ética profesional comprende un compromiso de comportamiento derivado de la propia acción del trabajo, de sus consecuencias, junto a los directamente interesados y a la sociedad en general. Ella constituye lo que espera de la conducta de un profesional. Es como una expectativa de comportamiento sobre cuya base se establecen las relaciones entre la
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clientela y el profesional. Constituye, así mismo, una necesidad y una garantía para que exista un clima de confianza en las relaciones humanas y laborales del profesional. Si lo antedicho, es válido para todas las profesiones, lo es más aún para el profesor, que actúa con el elemento humano más importante para las familias, puesto que se trata de sus hijos, y el más preciado para la sociedad, ya que representa su posibilidad de renovación. En el caso de la ética profesional del profesor, se manifiesta todavía con mayor complejidad, por que éste tiene compromiso con el estado social actual, puesto que se tiende a la conservación de las tradiciones y del orden social. De él depende en gran parte, la estabilidad y la marcha paulatina hacia las nuevas formas sociales. Al estimular los cambios de actitudes y de normas sociales, el profesor debe tener cuidado de verificar si no está traicionando los principios fundamentales de la sociedad a la cual sirve y si los ideales de renovación no se contradicen con la línea lógica de evolución de esa misma sociedad. Es preciso no olvidar que la ética del profesor expresa, por, sobre todo, profundo respeto a la formación de nuevas generaciones, herederas de un presente estructurado sobre la base de un pasado cultural que no puede ser omitido sin grave perjuicio para la colectividad. La ética profesional del docente puede ser apreciada para un análisis más ordenado, a través de las siguientes relaciones:
1. RELACIONES DEL PROFESOR CON LA SOCIEDAD.
El éxito del profesor depende, en gran parte, del apoyo que le preste el medio social, esta a su vez va a depender del grado de confianza que el profesor le inspire; confianza esta, derivada de su conducta como profesional y como ciudadano. El profesor, en cierto modo, es un ciudadano señalado, puesto que es el blanco de la observación constante en lo
CON LA SOCIEDAD
CON EL CENTRO ESCOLAR
CON LOS ESTUDIANTES
CON LOS COLEGAS
CONSIGO MISMO
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que atañe a su comportamiento total. Sus acciones públicas y privadas tienen repercusión social, pues va a reflejarse en la confianza que la sociedad deposita en él. En este sentido hay una singular analogía entre el profesor y el o sacerdote; ambos son permanentemente criticados y de amos se exige una conducta ejemplar. Toda la vida del profesor pertenece a la sociedad, lo que otros profesionales pueden llevar impunemente, no lo es permitida al profesor, que está sometido a la observación y la crítica permanente de todos sus actos. Sus opiniones, concepciones y convicciones son tenidas en consideración y discutidas principalmente si chocan con las establecidas por la colectividad a la cual sirve, pudiendo ser vehículos de conflictos familiares y también sociales. Decimos familiares, en el sentido de las actitudes que padres e hijos pueden asumir con relación a la posición ideológica del profesor que, fatalmente tendrá repercusión en el alma del educando. Lo mismo pude decirse acerca de los conflictos sociales, cuando la posición del profesor deciente con la que sostiene las clases dirigentes o representativas de una colectividad. El profesor es el representante de la familia y de la sociedad en lo que atañe a la educación de las generaciones de niños y adolescentes. Representa a la familia porque ésta le otorga poderes para continuar ampliándolo, el ciclo educativo de sus hijos, iniciando en el hogar y que por razones de índole socioeconómico-culturales, no puede seguir ejerciendo el profesor es el continuador directo de los padres en lo que hace a la acción educativa de los hijos. Tiene pues, compromisos morales para con la familia, en el sentido de educarlos, convirtiéndolos en colaboradores conscientes y eficientes en el plano de la vida hogareña. Por todo esto, el profesor no puede desconocer a la familia el alumno en sus aspectos afectivo, social y cultural. Es el representante de la sociedad en la educación de las nuevas generaciones ya que esta le confía seres muy jóvenes al fin que los prepare técnica e ideológicamente para que atienda las necesidades y aspiraciones
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de la comunidad. El profesor no puede traicionar dichas exigencias e ideales. En lo que añade a su comportamiento social este debe caracterizarse por la sobriedad, comedimiento y equilibrio, en todos los sectores. Ciertos vicios y debilidades tan divulgados en nuestros días, deben quedar al margen de la vida del profesor. Este debe tener sumo cuidado en lo que concierne a la afectividad en sus relaciones, pues tanto la familia como la sociedad exigen equilibrio en este aspecto. Tiene, así mismo mucha importancia su presentación personal, que no deba llegar al refinamiento de “coquetería”, pero no puede caer en el descuido tal que lo lleve a presentarse inadecuadamente. Por último y de un modo general, el profesor debe comportarse en su vida profesional, pública y privada de manera que inspire el máximo de confianza tanto en el seno de la familia como en la sociedad.
2.RELACIONES DEL DOCENTE CON LA ESCUELA. El profesor tiene obligaciones morales para con la escuela donde ejerce sus compromisos con la dirección del establecimiento y con la propia escuela. Así debe esforzarse por mantener buenas relaciones con la dirección, en el sentido de una leal cooperación, y al margen de cualquier forma de adulación. El trabajo de una escuela fracasará si no se cuenta con una estrecha colaboración entre la dirección y el cuerpo docente, de modo que los esfuerzos de una y otros deben confluir con un mismo objetivo; la educación del alumno. Es indispensable, pues que haya coordinación y entendimiento entre el profesor y la dirección, de modo que la acción de la escuela influya sobre el alumno en un solo sentido. Las conversaciones reservadas, los cambios de ideas con la dirección y los debates que surjan de las reuniones de profesores, no deben de ser objeto de divulgación pública, ni entre el cuerpo de los alumnos. No es ético hacer “política” entre los alumnos, comentando desfavorablemente las cuestiones pendientes de profesor con la dirección o las decisiones y medidas adoptadas por esta. Esta actitud transmite intranquilidad al ambiente escolar.
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Las diferencias entre el profesor y la dirección deben ser tratadas directamente, de modo franco, sin inmiscuir a los alumnos en ellas. Es importante para el prestigio de la institución, que el profesor evite comentarios que vayan en detrimento de la escuela. Si se da el caso fuese necesario formular críticas, es aconsejable que las mismas se efectúen directamente a la dirección o en reunión de profesores, siempre de una manera leal y franca a fin de que sea hallada una solución positiva para los posibles males. Es bueno no olvidar que los comentarios públicos en forma desfavorable contribuyen a establecer una atmósfera de desconfianza y descrédito para la escuela, lo que debe ser evitado a cualquier precio, pues en última instancia eso va a repercutir negativamente en la formación del educando.
3.RELACIONES DEL DOCENTE CON LOS ESTUDIANTES 1. El profesor debe cultivar una actitud de justicia y
trato igualitario para con sus estudiantes, con
relación y consideración, independientemente de las
condiciones sociales y económicas de los mismo. El
profesor debe, sin embargo, dispensar el mismo
trato a todos por igual. Para ser verdaderamente
equitativo, debe tratarlos conforme a sus diferencias
individuales, tomando en consideración la
inteligencia, la timidez, el temperamento, la formación, las aspiraciones, etc.
Nada desalienta más a los alumnos que la comprobación de que el profesor
tiene preferencias por uno u otro compañero.
2. Cuando un profesor quiere amonestar a un alumno, debe hacerlo franca y
lealmente, sin invocar nunca razones de defectos físicos, definiciones de
inteligencia, raza o nacionalidad, estos aspectos que no pueden ser invocados,
pues están más allá de la voluntad y de las posibilidades de los alumnos. La
amonestación debe reflejar lo que dependa de la propia acción del alumno.
3. El profesor no puede revelar en clase aspectos de la vida particular de la
familia del alumno, así como confidencias que haya escuchado o faltas de este
último le haya confesado. Esto sería una traición a la confianza del alumno. El
profesor debe ayudarlo a vencer problemas de índole personal, a fin de hacer
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factible su recuperación y no hacerlos públicos, ya que nunca hay valedores
para ello.
4. Muchos profesores deseosos de saber todo para “controlar” mejor los
alumnos, no titubean en aproximarse a ciertos alumnos “maleables”, para
convertirlos en delatores de sus compañeros. Estos confidentes pasan así a
informar minuciosamente al profesor, acerca de los actos, apreciaciones,
opiniones y conversaciones de sus colegas. Esta actitud es condenable; el
profesor no tiene derecho a favorecer el espíritu de delación, comportamiento
que inferior iza al delator y pone en peligro la solidaridad que debe existir en
toda comunidad educativa.
5. Hay profesores que son verdaderos especialistas en recurrir a todos los
pretextos para no dictar sus clases. Están siempre dispuestos a hablar
cualquier cosa con tal de escapar del tema prescrito para ese día. Cualquier
incidente baladí pasa a convertirse, en sus comentarios, en el tema central de
sus interminables charlas.
6. Una conducta que debe ser evitada por el profesor, es la de comentar las
pruebas de los alumnos, en público. Tampoco es ético ridiculizar a los alumnos
teniendo a la vista sus pruebas con los errores señalados. El Profesor debe
aceptar los errores de los alumnos, analizarlos, a fin de poder corregirlos
convenientemente. La ironía y la ridiculización nada resuelven. Por el
contrario, inquietan, inferiorizan, cuando no aniquilan a los alumnos.
7. Es común informarse que tal o cual profesor o tal o cual profesora enamoran
a los alumnos. El hecho de éste enamoramiento entre profesores y alumnos
es simplemente deplorable. Constituye un abuso de confianza.
8. Las expresiones excesivamente vulgares no deben expresarse en ningún
momento por el profesor, a no ser en el instante oportuno sin estridencias
innecesarias. El profesor afuera de modelo tiene que ser un ejemplo para sus
alumnos y para el medio social en general, no solo expresándose
correctamente, si no, además, evitando los modismos, lingüísticos vulgares.
9. Acerca de la expresión verbal debe consignarse, asimismo, que el profesor
no debe utilizar palabras o frases de doble sentido y que den lugar a juicios
maliciosos por parte de los alumnos/as. El mismo toda vez que susciten casos
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de ambigüedad, no debe dejarse ganar por la malicia. Por el contrario, debe
tomarlas en su sentido más puro y no darse por enterado frente a la clase, de
la segunda intención de lo expresado esta actitud debe concentrarse sin
ostentación, pero con modestia y firmeza.
10. En su función de docentes, el profesor debe abstenerse de asumir
posiciones político-partidarias. En lo que atañe a los partidos políticos, su
neutralidad en la clase debe ser absoluta. Esto debe hacerse así porque puede
haber alumnos, cuyos padres pertenezcan a partidos políticos y las palabras
del profesor pueden aludir a favor o en contra de ésta o aquella agrupación
política, creando un ambiente de inseguridad o desconfianza entre los
alumnos/as.
11.El profesor debe procurar el cumplimiento de lo que prometió a sus
alumnos. El no cumplimiento de lo prometido origina un estado de malestar y
decepción. Lo que deriva en un ambiente muy desfavorable para las buenas
relaciones en la clase. El profesor debe evitar, a cualquier precio, mentir a sus
alumnos o inventar un argumento para causar mejor impresión y que sus
opiniones sean aceptadas. Nada acredita más al profesor que la verdad.
12. El profesor debe evitar la actitud de hacer que siempre prevalezca su
opinión. Es frecuente encontrar profesores que justifican sus actos y
decisiones con una relación a sus alumnos diciendo categóricamente: “Esto es
así porque yo quiero que sea así…”
La escuela es, antes que nada, un local donde se encamina al individuo para
que haga uso de la razón. Siendo así una obligación del profesor en que todas
sus exigencias estén acompañadas de justificación y explicaciones lógicas, que
tengan sentido. Permitiendo el debate acerca de la mismas antes de
establecerlas de manera definitiva.
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4. RELACIONES DEL DOCENTE CON SUS COLEGAS.
Hay normas de comportamiento que los
profesores deben observar, con relación a
sus colegas, para que cada vez más haya
entendimiento entre ellos y, asimismo, para
que mejore la interacción e integración con
los alumnos. Veamos algunos tópicos
significativos de las relaciones del profesor
con sus colegas.
1.Existe la tendencia por parte de cada profesor, a supervalorar su materia.
Hasta aquí no hay nada de malo, en cuanto esta actitud no conduzca a
menospreciar las otras asignaturas, lo que disgustaría a sus colegas.
Pero se trata de obstaculizar, una actitud que debe ser combatida, puesto que
todas las disciplinas son medios para alcanzar los objetivos de la escuela. El
profesor debe hacer de su asignatura un medio y no un fin. Es preciso resaltar
también que ninguno quiere ser disminuido, principalmente en estas
circunstancias, en que todas las disciplinas son medios y no fines en sí, por lo
cual tiene el mismo valor.
2.Es condenable la actitud de ridiculizar a los colegas, sea por un motivo o por
otro. Nunca deben hacerse referencias que desaíren a los colegas, sobre todo
en el transcurso de la clase. Los incidentes con los demás profesores no deben
ser criticados negativamente junto a los alumnos.
3.Las decisiones tomadas por los colegas no deben ser comentadas en clase a
no ser para reforzarlas.
Cuando surja ese tipo de comentarios, el profesor debe esclarecer a los
alumnos en sentido favorable a esas decisiones. Pero, de un modo general, le
corresponde evitar comentarios al respecto.
4.El profesor debe estar siempre dispuesto a destacar los méritos de sus
colegas, sus iniciativas, su competencia, y su dedicación a la enseñanza, actitud
que favorecerá la tarea educativa de aquellos.
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5.Cualquiera que sea el tema que aborde en sus clases, el profesor debe
aprovechar las oportunidades para referirse a otras disciplinas, en acción
globalizadora de conocimientos. Esta posición tiene la ventaja de introducir al
alumno en la concepción de la unidad de los conocimientos a la vez que le
posibilita la comprensión de la utilidad de las otras materias y la valoración de
los respectivos profesores.
6.Es un deber del profesor evitar la información de corrientes de alumnos
adversos a los colegas o de insuflar reacciones contra las decisiones de éstos.
Cuando tuviese lugar algún entredicho entre profesores relacionados con
asuntos de la escuela, lo más conveniente es una conversación en privado
entre ellos, a fin de aclarar cualquier tipo de dudas. Según la índole de éstas
disputas, la mejor solución es una reunión con el cuerpo docente, donde los
asuntos controvertidos puedan debatirse de una manera amplia y sincera.
7.El profesor no debe hacer comentarios desfavorables a los colegas fuera de
la escuela. Es necesario evitar esa forma de referirse a los demás profesores a
través de medias palabras, dando a entender que todo lo que anda mal en la
escuela se debe a ellos.
5. RELACIONES DEL DOCENTE CONSIGO MISMO.
Por último, es importante considerar los
problemas de conducta que implica las relaciones
del profesor consigo mismo. No se trata de
relaciones meramente subjetivas, ya que, de
acuerdo con las mismas, los resultados objetivos se
manifiestan negativos o positivamente.
Es dudable pensar que los otros tipos de
relaciones dependen, fundamentalmente, de la
manera como el profesor se encara y se trata, asimismo.
1.El profesor debe creer en la educación. Aunque parezca paradójico, hay
muchos profesores que no confían en la educación.
Hay profesores, directores, asesores que matriculan a sus hijos, en otra
escuela, y en el peor de los casos en escuelas privadas, la mayoría de
empleados del MINED tienen sus hijos en colegios privados.
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Muchos en la escuela como órgano educador y pasan, consecuentemente, a
considerar su actividad como una forma de ganarse la vida. El profesor que no
cree en la educación es, en sí mismo, una contradicción. Cuando esto ocurre,
lo mejor será que cambie de profesión.
2.En estrecha relación con el punto anterior, está el profesor que no cree en
su asignatura, con un sentimiento íntimo y secreto de la inferioridad de su
disciplina, con relación a otras. Así, sus lecciones son automáticas y carentes
de entusiasmo. En ambos aspectos de descreimiento en la educación y en su
materia existe un peligro para la formación del estudiante, pues este a su vez,
deja de creer en el profesor, al no sentir en él, la convicción y el calor necesario
para educar.
3.Por lo antes dicho, constituye un deber del profesor el convencimiento de su
papel y de su importancia. En la formación del estudiante. Siendo el profesor
un elemento de contacto directo e inmediato con el alumno, debe
convencerse de su responsabilidad como agente que influya en las
mentalidades que se están formando y aun mas, que es el quien, en su calidad
profesional esta trabajando con lo más delicado y valioso que hay en la
naturaleza, el estudiante.
4. El profesor debe tener cuidado de planificar sus trabajos. Constituye un
deber la elaboración del plan de grado o de la asignatura que va a dictar, el
plan tiene, por objetivo llevar al profesor, a que seleccione dentro de los
contenidos programáticos, lo que más conviene enseñar a sus alumnos, de
modo que lo fundamental no sea sustituido por lo accesorio o secundario. Otro
planeamiento al cual está obligado el profesor, es el de cada una de sus clases.
El plan de clase conduce al docente a reflexionar acerca de lo que va hacer en
el salón de clases, esto es, garantizar que no va a entrar en el aula a improvisar
alrededor de tal o cual tema.
5.Todo planeamiento didáctico es un signo de respeto hacia el alumno;
constituye una prueba de que el profesor está aprovechando el tiempo que el
alumno pasa en la escuela, de modo que pueda aprovecharlo de la mejor
manera con el máximo de eficiencia.
6.La responsabilidad profesional del profesor. Debe conducirlo a querer
perfeccionarse constantemente. Este perfeccionamiento debe ser atendido en
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Profesor Julio César Hernández Hernández
un sentido amplio y no solamente con un criterio simplista de actualización del
profesor, pues perfeccionarse desde el punto de vista técnico, profesional y
social. Técnicamente procurando actualizar los conocimientos sobre su
disciplina; Profesionalmente, informándose de los progresos de la didáctica y
socialmente proponiéndose a través de su asignatura, formar cada vez
mejores ciudadanos.
7.El profesor, debe cuidarse mucho, de sus estudiantes, padres de familia,
colegas, si tiene algún vicio como: jugar a las cartas o juegos prohibidos, hacer
uso de bebidas alcohólicas, o estupefacientes, cualquier pasatiempo que riña
con la legalidad.
8.El profesor, deberá cuidar su presentación personal, todos los días debe
bañarse, cambiarse ropa, perfumarse, lavarse los dientes, peinarse; ya ha
surgido comentario, en donde los estudiantes, se quejan de que cual o tal
profesor, tiene un aliento desagradable.
III. NORMAS GENERALES DE ORIENTACION DOCENTE
Damos a continuación algunas normas generales que deben orientar a la
acción docente del profesor, como educador, independientemente de la
asignatura a su cargo.
1. PLANIFICAR EL TRABAJO DOCENTE.
2. MANTENER BUENAS RELACIONES CON LOS COLEGAS.
3. ORIENTAR LOS ESTUDIOS.
El profesor debe preocuparse
en saber dónde, que, como
pueden estudiar los alumnos lo
que está siendo objeto de su
enseñanza. El profesor tiene el
deber de orientar y no
desorientar al estudiante, como
puede observarse en algunos momentos de la clase. Podrá
parecer insólita esta observación, pero resulta tan chocante el
comportamiento de muchos profesores, en este punto, que es
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Profesor Julio César Hernández Hernández
necesario formular la presente advertencia de que no es licito
desorientar al estudiante.
Hay muchos profesores que entran en el aula ostentando
superioridad y autosuficiencia, que no se dignan a mirar a los
estudiantes como seres jóvenes que necesitan comprensión y
orientación. Por el contrario, los encaran como si fuesen
adultos y hasta como enemigos. Sin la mínima consideración
que debe tenerse hacia las limitaciones del que va a la escuela
para aprender y en ese clima lamentablemente, los trabajos
escolares transcurren en un ambiente de sálvese quien pueda.
4. INDICAR QUE HACER.
El profesor no debe olvidarse de proveer, para todas las
lecciones, que es lo que el estudiante debe hacer para
aprender. Esta previsión es de suma importancia.
5. DAR INFORMES PRECISOS.
Es necesario que el profesor suministre y aclare todas “las
reglas del juego” para que las normas se comprendan bien por
los estudiantes, antes de serles exigidas en la práctica escolar.
Los primeros días de clase, al comienzo del año lectivo,
deberían ser reservados para esclarecer al estudiante en
cuanto a las líneas generales de los trabajos escolares, lo que
se establece debe ser cumplido. En caso contrario, se creará
confusión en la mente del estudiante. De ahí, que todos los
trabajos deban estar precedidos de informes precisos en
cuanto a su realización, plazos de entrega, corrección, criterios
a evaluar, ponderaciones cuantitativas, correcciones, etc.
6. RESPETAR AL ESTUDIANTE.
El profesor debe ver en sus estudiantes, personas en
formación que requieren de su ayuda para realizarse, este
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Profesor Julio César Hernández Hernández
debe ver a los estudiantes como personas y no considerarlos
meros individuos o números distribuidos en la clase.
7. RECONOCER LOS ESFUERZOS.
Es necesario que el docente, reconozca, tanto los fracasos de
sus alumnos, como sus éxitos. No deber elogiarse tan solo los
buenos resultados, sino también los fracasos obtenidos.
No hay duda que uno de los factores de éxito en la vida es la
persistencia y capacidad del esfuerzo de los estudiantes.
8. RECONOCER LAS PARTICIPACIONES.
El docente debería de interesarse más por las actividades de
los estudiantes en la vida de la escuela, de suerte que pueda
propiciar e intensificar la participación de los mismos. Es
indispensable aprovechar al máximo, las sugestiones, ideas y
contribuciones en general de los estudiantes, ya sea con
referencias a la asignatura de su curso o a las demás
actividades escolares.
Las actividades integradoras constituyen un excelente recurso
para conseguir la participación del estudiante; cuanta más
participación de los alumnos, más útiles y responsables se
sienten.
9. PROPICIAR UNA MEJOR RELACION.
Factor de éxito en los trabajos escolares, es sin duda, la buena
relación entre estudiantes-estudiantes; estudiante-docente.
10. CAPTAR LA CONFIANZA DEL ESTUDIANTE.
La confianza que los estudiantes pueden depositar en sus
profesores, es un factor decisivo para el éxito del proceso
educativo, este proviene de dos fuentes distintas: primero, de
la capacidad profesional, a través de la eficiente preparación
didáctica y constante perfeccionamiento en la cultura
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Profesor Julio César Hernández Hernández
especializada y la cultura general; segundo, por su espíritu de
justicia, de coherencia, de seriedad y firmeza comprensiva.
11. ESTAR ATENTO AL ESTADO DE SALUD DE LOS
ESTUDIANTES.
El profesor debe estar atento al estado físico de sus
estudiantes, ya que muchos fracasos escolares tienen sus
causales en eso; así como también, el comportamiento
indisciplinado del estudiante, se deba a ese factor.
12. DIALOGAR CON LOS ESTUDIANTES.
El profesor debe estar siempre dispuesto a dialogar con sus
estudiantes, en sus éxitos, en sus fracasos, en sus faltas.
No es perder el tiempo de la clase, tomarse cinco minutos para
platicar con los estudiantes.
13. PRESTAR ATENCION A LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES.
Es indispensable tener presente que los alumnos difieren unos
de otros, en muchos aspectos, de ahí, que no pueden ser
tratados igualmente, para que todos alcancen los objetivos de
la educación. Es útil no olvidar que los estudiantes requieren
un trato igualitario, pero teniendo en cuenta sus
desigualdades.
14. APROXIMACION AL ESTUDIANTE.
El profesor debería aproximarse siempre que sea posible, a
sus estudiantes, ya que esa es la base de una buena
comunicación entre ellos, como ya fue visto anteriormente.
Pero el presente ítem, se refiere más que nada, a una buena
aproximación individual. El profesor ha de aprovechar todas las
oportunidades para aproximarse individualmente a sus
educandos, con el objeto de interpretar mejor sus realidades
existenciales, en sus estudios, sus aspiraciones, sus vidas
intimas, sus éxitos y sus dificultades. De este modo los
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Profesor Julio César Hernández Hernández
estudiantes sentirán que se les considera y estima; el profesor,
en los momentos oportunos, podrá suministrarles una
orientación más eficiente.
15. NO SOBRECARGAR DE TRABAJOS.
No se debe exigir de nadie más de lo que pueda dar, el profesor
debe conducir al educando a trabajar y a producir según sus
posibilidades y a su ritmo normal de acción, para que haya real
aprovechamiento de los estudios. La sobrecarga de
obligaciones crea naturalmente, aserción (afirmación de algo
que no es) a las tareas que se efectúan o que deben ser
efectuadas.
16. DAR TAREAS SEGÚN LAS POSIBILIDADES DE CADA UNO.
17. INCULCAR SENTIMIENTOS DE COLECTIVIDAD.
El educando debe sentirse miembro de cada comunidad con la
cual y para la cual trabaja; y el éxito de todos, depende, en
parte de su colaboración.
18. ELIMINAR EL MIEDO COMO FUERZA MOTIVADORA.
El miedo genera inseguridad, inhibiendo o volviendo agresivo
al estudiante y violando siempre su índole humana.
No es buena norma, la de echar mano de amenazas y castigos
para conseguir que el estudiante haga lo que debe hacer.
19. AYUDAR A ENFRENTAR Y RESOLVER LAS DIFICULTADES.
20. ELIMINAR PRIVILEGIOS.
a) Con los miembros del CDE.
b) Con los hijos de los miembros del CDE.
c) Con los hijos de maestros en general.
d) Con los hijos de personas pudientes de la comunidad.
e) Con los estudiantes que hacen favores al maestro o la
institución.
21. PROCURAR ADAPTARSE AL ESTUDIANTE.
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Profesor Julio César Hernández Hernández
22. EVITAR DAR NOTAS A LOS ESTUDIANTES.
Una práctica inhibitoria en las escuelas es la nota, notas para
todo. La nota, si alguna vez funciona como estímulo en la
mayoría de los casos, funciona como factor de inhibición,
principalmente de la forma como es dada.
23. COCINAR LAS NOTAS.
Esta práctica, muy deplorable, pues el profesor, arregla las
notas para que un estudiante no repruebe alguna asignatura o
para que su sección no aparezca con muchos reprobados, de
esta manera quiere esconder la deficiencia en sus clases. Esto
es un arma de dos filos, la lectura que se tiene es la siguiente:
primero: si no hay reprobados se piensa “que los pasó a todos”
Segundo: si hay muchos reprobados “usted como maestro, no
sirve”, entonces, seamos realistas, demos todo en la clase.
24. NO OLVIDAR LAS DIFICULTADES DE TODA PRESENTACION
DE UN TEMA NUEVO.
25. LAS DIFICULTADES DEBEN SER GRADUADAS.
No debe olvidarse que la materia debe ser presentada en
forma gradual y con arreglo a un orden creciente de
dificultades.
26. LA COMPRENSION DEBE ESTAR PRESENTE.
El profesor debe enterarse al dictar su clase e indicar ejercicios,
tareas o cualquier otro tipo de trabajos, si el estudiante va
comprendiendo lo que él explica. Una actividad sin
comprensión de lo que se está haciendo, o sin una imagen
previa de los objetivos que se pretenden alcanzar, carece de
sentido, es más: cansa, desorienta, irrita, e indispone para el
trabajo serio y honesto.
27. PARTIR DE UNA EXPERIENCIA DE VIDA o SABERES
PREVIOS.
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28. LLEVAR A LA REFLEXION.
29. DAR CLARIDAD A LOS OBJETIVOS.
30. FIJAR EN CADA CLASE LO FUNDAMENTAL DEL TEMA.
31. PRESTAR LA MAYOR ATENCION A LOS ERRORES.
32. NO MATAR LA IMAGINACION.
33. FORMAR HABITOS SALUDABLES.
34. DAR SENTIDO PRACTICO A LOS TRABAJOS.
35. ATRIBUIR RESPONSABILIDADES.
36. NO SEPARAR LA ESCUELA DE LA COMUNIDAD.
37. INDIVIDUALIZAR LA ENSEÑANZA.
38. INVESTIGAR LAS CAUSAS DEL COMPORTAMIENTO
ANOMALO.