Etapa de la plurocracia
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FACULTAD DE SISTEMAS MERCANTILES
CARRERA DE SISTEMAS
TEMA:
“Etapa de la plutocracia placista y de la decadencia liberal. (1912-1944)”
AUTORE:
Diego Chamba
PROFESOR(a):
Ing. Paola Arévalo
Ambato – Ecuador
2012
Plutocracia liberal o placista.
La figura principal de esta etapa es Leónidas Plaza Gutiérrez, que pese a ser general
instaura un régimen civilista, acompañado de intelectuales y profesionales de la clase media
emergente. Pero el eje económico que influye todos esos años lo marca el banquero
guayaquileño Francisco Urbina Jado, hijo del general y ex presidente Urbina. Sin entrar en
demasiados detalles ni analizar por separado los diversos presidentes de este período,
veamos las características fundamentales:
- Se instala lo que se denominó la “bancocracia”, aprovechando la penuria del Estado por
la crisis en las exportaciones cacaoteras y los efectos de la Primera Guerra Mundial, por lo
cual, los pocos bancos existentes ejercían una poderosa influencia en las decisiones
gubernamentales.
- Se da el predominio de los sectores pudientes de la sociedad, como eran los
terratenientes de la sierra y, sobre todo, banqueros y comerciantes de la costa. De ahí el
nombre de plutocracia.
- Con la huelga general de noviembre de 1922 inicia el movimiento sindicalista, aunque
tristemente por la sangrienta represión de las reclamaciones obreras que acabaron con la
vida de centenares de trabajadores en Guayaquil.
Se consolida el fraude electoral, implantado por Alfaro, y práctica común en todos los
gobiernos que se sucedieron. Esto contribuye a una creciente corrupción y desmoralización,
que lleva al conservador Jacinto Jijón y Caamaño a alzarse en armas, siendo derrotado.
Salvador Lara hace una rápida síntesis de este período cuando dice que el liberalismo
cumplió su labor, pues hubo innegables avances económicos gracias al ferrocarril y al
inicio de la explotación petrolera.
Pero todo ello se sustentaba en elecciones amañadas y en las emisiones de billetes de la
banca, aunque en medio de la “aparente tranquilidad” de las distintas sucesiones
presidenciales.
El dominio de Leónidas Plaza acabó con la revolución juliana de 1925, llamada así por el
golpe militar del 9 de julio, en el que joven oficiales de rango medio proclamaron una Junta
Provisional de Gobierno, compuesta de eminentes ciudadanos, de corte liberal pero no
afiliados al viejo partido (Partido Liberal Radical).
La revolución fue un movimiento de rechazo al gobierno de la plutocracia y del fraude
electoral, y supuso el fin del predominio oligárquico del Partido Liberal Radical.
La decadencia liberal o arroyista.
A los seis meses, la Primera Junta es remplazada por una Segunda Junta, y a los tres meses,
el 1 de abril de 1926, el alto mando militar nombra presidente provisional a Isidro Ayora.
La etapa recibe este nombre por ser Carlos Arroyo del Río el mentor y eje del liberalismo
radical de este período, además de presidente entre 1939 y 1944.
Veamos en este largo período las notas fundamentales:
- Dramática inestabilidad y descomposición política: en 20 años se suceden 24
gobernantes con un promedio de mandato de nueve meses de duración cada uno, pues
ninguno logra terminar el mandato. Es un período de “anarquía, cuartelazos, incertidumbre
e imprevisión” en el que late, en el fondo, una pugna entre el pueblo y las oligarquías de
todo signo ideológico y económico.
Esto produce un debilitamiento general del país y su descomposición cívica.
En lo político, sobre todo se da la lucha del Partido Liberal Radical por volver al poder y
mantenerse en él contra la voluntad popular. Mientras tanto, en 1925 el Partido
Conservador se renueva y se funda el Partido Socialista Ecuatoriano, integrado por antiguos
liberales desengañados e influidos por la revolución soviética.
Guerra con el Perú y Protocolo de Río de Janeiro: el 29 de enero de 1942, con parte del
país invadido por Perú y tras varios meses de guerra, se firma el Protocolo de Río de
Janeiro que “cercena gravemente el territorio patrimonial de Ecuador”. Este hecho, junto
con la cesión a EEUU de bases militares en Santa Elena y en una de las islas Galápagos,
“selló la suerte del presidente Arroyo del Río”.
- Económicamente, la crisis causada sobre todo por la ruina de los cacaotales, azotados por
varias plagas, agudiza lo que Salvador Lara denomina el “infradesarrollo”.
- Obra de Isidro Ayora: durante sus tres años y medio como dictador y sus dos como
presidente interino (1926-1931), realiza una de las más fecundas obras gubernamentales,
entre ellas: funda el Banco Central del Ecuador, la Procuraduría General de la Nación y la
Contraloría; dicta leyes de hacienda y moneda; crea las direcciones del Tesoro, Ingresos,
Aduanas y la Superintendencia de Bancos. Destacamos la concesión del voto a la mujer,
convirtiendo al Ecuador en uno de los países pioneros en ello.
Gobierno de Arroyo del Río: jefe del partido liberal en Guayaquil y brillante abogado y
orador, tras ganar las elecciones de 1939, derrotando a Velasco Ibarra, para hacer frente a la
fuerte oposición que todos los partidos le hicieron, alcanzó poderes omnímodos del
Congreso (dominado por su partido) convirtiéndole en un “verdadero dictador
constitucional”. Suprime garantías constitucionales y vuelve a las antiguas prácticas del
Partido Liberal Radical: laicismo, intolerancia religiosa, carné partidista. Su importante
labor educativa y cultural, y su prestigio internacional validado con seis doctorados honoris
causa, se empaña por la pérdida territorial de 1942.
Arroyo convoca elecciones, mientras la mayoría de partidos opositores, de las más dispares
corrientes, unen fuerzas conformando la Acción Democrática Ecuatoriana (ADE) y
proclamando como candidato a Velasco Ibarra, exiliado en Colombia. Pero el clima general
de descontento y agitación social, así como la represión, llegan a tal punto que a pocos días
de las elecciones estalla una sangrienta revolución, desenlace ya típico en nuestra historia,
el 28 de mayo de 1944 en Guayaquil. El 31 de mayo es recibido Velasco Ibarra en baño de
multitudes recibiendo de la ADE poderes supremos.
La revolución guayaquileña de 1944 no solo derroca a Arroyo sino que supone el fin del
predominio del Partido Liberal Radical.