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ESTUDIOS REGIONALES Nº 48 (1997), PP 217-219 ESTUDIOS DE HISTORIOGRAFÍA REGIONAL. Actas de las Jornadas en homenaje a Agustín Millares Torres (Las Palmas de Gran Canaria, 1826-1896), organizadas por el Servicio Insular de Cultura del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (25, 26 y 27 de marzo de 1996). Las Palmas: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, 1996, 324 pp. Que la historia regional ha ex- perimentado un enorme despegue en España desde hace más de dos décadas es un hecho no discuti- do. En cambio, aún se oyen voces que anatemizan o, cuando menos, restan significancia al estudio territorializado del acontecer huma- no en espacios más constreñidos de los que centran las grandes his- torias generales de Estados o na- ciones. Este libro es una muestra del despegue antedicho, pero con- tiene además, de manera implíci- ta, una constatación de la madu- rez de los estudios sobre histo- riografía regional. Esta madurez conlleva el buen juicio y la pruden- cia para afirmar con sensatez, ante todo, la imposible categorización estática del fenómeno regional. Desde esta premisa imprescindible se está en condiciones para poder soslayar críticas extemporáneas y avanzar en la profundización del conocimiento de la historia regio- nal, que presupone de suyo la in- terconexión con historias de enfo- que más amplio. Partiendo de estos presupues- tos, las nueve ponencias aquí re- unidas se reparten distintos asun- tos en torno a la cuestión. J.A. Lacomba dedica la suya a hacer un repaso de la historio grafía re- gional en España desde sus oríge- nes a la plenitud que vive esta ver- tiente investigadora. Asimismo, efectúa un rápido reconocimiento de las ventajas de la historia regio- nal, tanto en la metodología del análisis como en la aplicación de sus resultados. Al tiempo, redunda en las razones múltiples que expli- can la propagación de estos estu- dios: aspiraciones de comunidades regionales; «necesidades» surgi- das del proceso autonómico; pro- ceso de afianzamiento de la histo- ria de España... Sus líneas no ocul- tan la queja por el retraso histo- riográfico y la mala copia de mo- delos exteriores, pero tampoco su optimismo por el camino ya des- brozado. Tanto Lacomba como I. Olá- barri Gortázar coinciden en seña- lar que el núcleo de la histo ria re- gional es el espacio geográfico y su relación dialéctica con el grupo humano en él instalado. Olábarri subraya esta imbricación que con- duce, de manera irremisible, a la multiplicación de concepciones de

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ESTUDIOS REGIONALES Nº 48 (1997), PP 217-219

ESTUDIOS DEHISTORIOGRAFÍAREGIONAL.Actas de las Jornadas enhomenaje a Agustín MillaresTorres (Las Palmas de GranCanaria, 1826-1896), organizadaspor el Servicio Insular de Culturadel Excmo. Cabildo Insular deGran Canaria y la Universidad deLas Palmas de Gran Canaria (25,26 y 27 de marzo de 1996).Las Palmas: Real SociedadEconómica de Amigos del Paísde Las Palmas, 1996, 324 pp.

Que la historia regional ha ex-perimentado un enorme despegueen España desde hace más de dosdécadas es un hecho no discuti-do. En cambio, aún se oyen vocesque anatemizan o, cuando menos,restan signif icancia al estudioterritorializado del acontecer huma-no en espacios más constreñidosde los que centran las grandes his-torias generales de Estados o na-ciones. Este libro es una muestradel despegue antedicho, pero con-tiene además, de manera implíci-ta, una constatación de la madu-rez de los estudios sobre histo-riografía regional. Esta madurezconlleva el buen juicio y la pruden-cia para afirmar con sensatez, antetodo, la imposible categorizaciónestática del fenómeno regional.Desde esta premisa imprescindiblese está en condiciones para podersoslayar críticas extemporáneas y

avanzar en la profundización delconocimiento de la historia regio-nal, que presupone de suyo la in-terconexión con historias de enfo-que más amplio.

Partiendo de estos presupues-tos, las nueve ponencias aquí re-unidas se reparten distintos asun-tos en torno a la cuestión. J.A.Lacomba dedica la suya a hacerun repaso de la historio grafía re-gional en España desde sus oríge-nes a la plenitud que vive esta ver-t iente investigadora. Asimismo,efectúa un rápido reconocimientode las ventajas de la historia regio-nal, tanto en la metodología delanálisis como en la aplicación desus resultados. Al tiempo, redundaen las razones múltiples que expli-can la propagación de estos estu-dios: aspiraciones de comunidadesregionales; «necesidades» surgi-das del proceso autonómico; pro-ceso de afianzamiento de la histo-ria de España... Sus líneas no ocul-tan la queja por el retraso histo-riográfico y la mala copia de mo-delos exteriores, pero tampoco suoptimismo por el camino ya des-brozado.

Tanto Lacomba como I. Olá-barri Gortázar coinciden en seña-lar que el núcleo de la histo ria re-gional es el espacio geográfico ysu relación dialéctica con el grupohumano en él instalado. Olábarrisubraya esta imbricación que con-duce, de manera irremisible, a lamultiplicación de concepciones de

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lo «regional» según el devenir con-creto de cada «país» o «Estado»(todos los términos bordean la im-precisión o caen en ella). El con-traste abrumador y documentadoentre las diversas asignaciones delconcepto impide a Olábarri llegara una conclusión inamovible sobreel quehacer de la historia regional.Pero, reconociendo las diferenciasprácticas, este autor ensalza elvalor del propio método histórico,con sus técnicas y presupuestoscríticos, como salvaguarda de lahistoria regional bien entendida.

Los aspectos generales loscierra una ponencia de J. P. Fusien la que diserta sobre los nacionalismos en España. Síntesisclarificadora y precisa de la evolu-ción de los nacionalismos peri-féricos, así como la del español, enella reitera cómo el localismo do-minó la vida española hasta bienentrado el siglo XX. Sabido es quela historia regional colinda con lahistoria nacional, a veces coinci-diendo o solapándose, por lo quela carga política de la historiografíaregional se torna en ocasiones,como hemos sugerido más arriba,en arma arrojadiza para quienes leponen objeciones. Se echa en fal-ta que Fusi aborde de lleno en estadiatriba. Lacomba, por su parte,zanja la cuestión aceptando connaturalidad esta conexión de la his-toria regional con los nacio nalis-mos, esto es, que la «vía históri-ca» derive en ocasiones en reivin-

dicación de la identidad propia deun territorio. Pero sostiene que,aunque la dimensión de un «ima-ginario histórico» (que puede ali-mentar el nacionalismo exacerba-do) siempre es consustancial a lahistoria regional, la manipulación oinstrumentalización de la historia noes patrimonio exclusivo de los na-cionalismos, y añade que «el po-der –quien tenga en verdad el po-der– juega un papel decisivo».

El grueso de las páginas dellibro se nutre de otros trabajos ane-jos a la matriz de las Jornadas. Así,S. de Luxán Meléndez y J. J.Laforet Hernández ofrecen dosperspectivas del ho menajeado,Agustín Millares Torres, con motivodel centenario de su muerte. Qui-zás lo más destacable de este pro-motor de la historiografía regionaldel archipiélago canario sean susmúltiples actividades (periodista,historiador, notario...), su adscrip-ción a un programa reformista enlo económico y cultural (que loemparentó con la R.S.E.A.P. de LasPalmas), y su interés por promocio-nar a las islas profundizando en suhistoria regional. Un interés com-partido por ilustres antecedentesen el siglo XVIII (D. Castro Alfínaborda la figura de uno de ellos,Viera y Clavijo), y que ha continua-do insuflando vigor al trabajo denumerosos especialistas (V. Morales Lezcano hace mención delas líneas de trabajo fundamenta-les, entre ellas la que rastrea en el

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papel jugado por Canarias en losconflictos internacionales).

La ponencia de E. FernándezClemente aporta un verdadero alu-vión de bibliografía apare cida des-de 1975 sobre historia regional ara-gonesa. Por su parte, A. MoralesMoya da un repaso a la histo-riografía que ha abordado el papelde Castilla en España, desde laconocida carencia de señas deidentidad cultural o de un hechodiferencial integrador en la comu-nidad autónoma de Castilla y León.

El desarrollo de los medios decomunicación modernos, al menosen Europa, ha provocado una me-nor importancia en términos eco-nómico-sociales de algunas «regio-nes históricas». Sin duda el fenó-meno de la globalización pertrechaa quienes ven con suspicacia lapropagación de estudios históricosregionales. Pero el afianzamientode la historia local o la micro-historia, su despliegue científico, yhasta su dominio en algunas par-celas del saber, ha dejado inermesa quienes atentaban ab initio con-tra esta especialización histórica.

En cuanto a los fenómenos deglobalización, puede que con ellosel imaginario histórico tienda a launiformización; lo que no está tanclaro es que lo local no tenga re-servado un valor propio y de sin-gular –o radical– relevancia en laconstrucción de la realidad presen-te. Además, cualquier autonomíaconstruida desde la cultura, des-de el pasado y desde el futuro co-mún, fortalece sus estudios regio-nales, que permiten la integraciónde la historia local y matiza o ex-plica mejor la nacional. Hay queevitar, como dice Lacomba, cual-quier clase de «campanarismos»,usar técnicas y métodos científicos,planificar objetivos y coordinar ta-reas. Desde la madurez de quie-nes abogan por el destierro delombliguismo y del ensimismamien-to en la práctica de la historia re-gional, este libro no deja de ser ungolpe de badajo para llamar laatención hacia un campo incom-prendido por unos y abonado porel persistente trabajo de otros.

J. Francisco GUTIÉRREZ LOZANO

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RECENSIONES220ESTUDIOS REGIONALES Nº 48 (1997), PP 220-221

MANUAL DE SISTEMAFINANCIERO ESPAÑOL.L.Rodriguez Sáiz,J.A.Parejo, Á.Cuervo yA.Calvo. Ed. ArielEconomía. Barcelona.1996. 570 págs.

El Sistema Financiero Españolse encuentra inmerso, desde haceya varios años, en un proceso evo-lutivo en el que, ante el reto de laUnión Económica y Monetaria, evi-dencia una situación cláramentefavorable: las entidades financierasespañolas se caracterizan ya porla universalización de sus líneas denegocios y por su cada vez mayorcompetitividad; los mercados finan-cieros españoles por sus crecien-tes niveles de desarrollo tecnoló-gico y de volúmenes de operacio-nes, así como por su integraciónen los mercados internacionales.

En este contexto, podemosafirmar que nos encontramos anteun libro cuya finalidad principal esla realización de un análisis actua-lizado del sistema financiero espa-ñol –aportando datos recientes–con referencias incluso a sus pers-pectivas futuras.

El estudio se centra en los treselementos principales del sistemafinanciero español: las institucioneso intermediarios financieros, losmercados monetarios y de capita-les, y los medios, referidos estos

últimos no solo a los activos finan-cieros sino a las medidas de polí-tica monetaria dirigida a la conse-cución de una senda de estabili-dad para el crecimiento económi-co y el control de la inflación.

La obra consta de 15 capítu-los o temas. Tras un primer capítu-lo introductorio, el capítulo segun-do se centra en la evolución, es-tructura y reforma de nuestro sis-tema financiero, dibujando un en-torno en el que se han solapadosustanciales cambios, con avancestecnológicos, reorientaciones en lapolítica monetaria y en las regula-ciones oficiales, así como un ma-yor juego de las fuerzas del mer-cado.

El análisis de los flujos finan-cieros que se producen en el sis-tema se estudia en el tema terce-ro, abarcando tanto la financiacióndel sector público como la del sec-tor privado.

El capítulo cuarto situa al lec-tor ante las claves de la nueva po-lítica monetaria, explicando la re-lación que existe entre los cambiosen el marco legal y los cambiosoperativos, de diseño y ejecuciónde la política monetaria, mientrasque en el capítulo siguiente se ana-lizan los diferentes niveles del con-trol monetarios en España, comple-tándose este estudio con el de lalección siguiente, que se centra enla situación de los distintos merca-dos monetarios existentes en nues-tro país.

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Los capítulos 7 al 10 se dedi-can a las entidades de crédito es-pañolas, analizando el nuevo mar-co de competencia de las mismasante las mutaciones de todo tipoacarecidas en su ámbito de com-petencia, y reflexionando sobre susperspectivas de futuro.

Por último, los temas 11 al 15tratan del mercado de valores y dela financiación internacional, des-tacando, entre otras cuestiones, losimportantes procesos de moderni-zación normativa, tecnológica y deintegración de la Bolsa española,gracias a los cuales se estima queestá en condiciones de afrontar eldesafío de su pertenencia a Euro-pa y a la comunidad financiera in-ternacional.

Si bien es cierto que este li-bro se ha realizado para los estu-diantes de Ciencias Económicas yEmpresariales, con la intención deque constituya un auténtico manualde texto, tambien es verdad que elmanual puede ser utilizado por

cualquier profano en la materia queeste interesado en encontrar unavisión general, amplia y actualiza-da del sistema financiero español.Además, la obra incluye una biblio-grafía completa, con fuentes re-cientes, para cualquiera que deseeprofundizar en la materia.

En definitiva, nos encontramosante un trabajo serio, que ofrece uninmejorable punto de partida parael desarrollo y puesta en marchade nuevos trabajos que permitanampliar y mejorar los conocimien-tos de un sistema financiero que,desde mediados de los setenta seha visto inmerso en un largo e inin-terrumpido proceso de liberaliza-ción, desregulación y moderniza-ción. Resulta, por tanto una obrade referencia obligada, no solopara conocer el pasado, sino paraentender el presente, y reflexionarsobre el futuro del sistema finan-ciero español.

José AGUILAR GÓMEZ

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RECENSIONES222ESTUDIOS REGIONALES Nº 48 (1997), PP 222-227

CITIES IN A WORLDECONOMY. SASKIASASSEN. Sociology fornew century. Pine ForgePress, 1994.

El proceso de aparente inma-terialización de la actividad econó-mica, apoyado en las nuevas tec-nologías de la información, pare-cen poder prescindir del espaciopara su realización. Es más, en al-gún momento, se ha llegado a au-gurar el fin de las ciudades. Sinembargo, aquél toma cuerpo enespacios concretos, a través deformas concretas de organización,afecta a trabajadores concretos yse materializa en procesos de pro-ducción concretos. Saskia Sassen,autora The Global City, persigue eneste nuevo trabajo recuperar e in-corporar las condiciones materia-les en el análisis con el objetivo deavanzar en la comprensión de nue-vos conceptos que permitan enten-der el papel que las ciudades des-empeñan en el marco de una eco-nomía globalizada.

Uno de los puntos de partidade este ensayo es considerar queen cada período histórico la eco-nomía mundial se ha construidosobre una combinación distinta deáreas geográficas, industrias yacuerdos institucionales. Puesbien, aspectos presentes en elnuevo marco institucional como sonla dispersión, la flexibilización, la

tercerización y la desregulaciónlejos de debilitar el papel de lasciudades en el proceso de acumu-lación, contra lo que pudiera pen-sarse, lo ha fortalecido. Y es pre-cisamente, en la fase actual de laeconomía mundial, la combinaciónde la dispersión globalizada de lasactividades económicas y la inte-gración global de las funciones dedirección y control de estas activi-dades lo que ha contribuido al rolestratégico jugado por las princi-pales ciudades, que la autora de-nomina ciudades globales.

Quizás uno de los aspectosmás drámaticos de los procesos deglobalización económica haya sidoel impacto negativo sobre los sec-tores industriales anteriormentedominantes en el escenario econó-mico mundial en beneficio de nue-vos sectores en crecimiento comoson: el financiero y los serviciosavanzados a las empresas, secto-res con una enorme capacidad degenerar beneficios –con un impor-tante soporte en la actividad espe-culativa–, muy superior a los sec-tores industriales tradicionales. Yes justamente esta capacidad laque hace peligrar la supervivenciade estos sectores que, por otrolado, resultan vitales a la economíaurbana y a las necesidades de susresidentes. Todo ello, provoca im-portantes desequilibrios territoria-les, en los que las ciudades se vana ver involucradas de forma parti-cular, junto a distorsiones en dos

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significativos mercados: inmobilia-rio y de trabajo.

Llegados a este punto convie-ne preguntarse si todas las ciuda-des correrán la misma suerte, esdecir, si el escenario competitivoque se abre brinda las mismasoportunidades a todos los conten-dientes. En este sentido, la autoraaprecia, a través del estudio reali-zado en ciudades pertenecientestanto a países denominados en víade desarrollo como en los denomi-nados desarrollos, tendencias dife-rentes. Así, en los primeros se con-solida el crecimiento de mega-ciudades y las llamadas primacy1,así como el surgimiento de nuevospolos de crecimiento resultado dela internacionalización de la pro-ducción y del desarrollo del turis-mo. Mientras en los segundos vana ser las principales ciudades lasque van a concentrar la más signi-ficativa participación de los princi-pales sectores económicos. En losaños 70 algunas de las principa-les ciudades de los países “alta-mente desarrollados” perdieron po-blación y actividad económica,muchos anunciaron el declinar irre-versible de esas ciudades, perodesde entonces, y sobre todo apartir de los 80, se ha operado unresurgimiento apoyado en buenamedida en la intersección de dostendencias principales: (I) el cam-

bio a los servicios, más particular-mente el ascenso del sector finan-ciero y el de los servicios especia-lizados, y (II) el incremento de laactividad económica transnacional;estas dos tendencias se unen y ali-mentan entre sí. De este modo,mientras que la fuerte inclinacióna la aglomeración de las activida-des referidas en las principales ciu-dades del centro del sistema res-ponden a las necesidades de lo-calización o las preferencias de lasempresas, el crecimiento urbanosufrido en las ciudades de los paí-ses subdesarrollados vienen provo-cados por el crecimiento de la po-blación, especialmente por la inmi-gración.

Un aspecto importante queparece contradecir una proposiciónclave en la literatura tradicional re-lativo a los sistemas urbanos es elhecho de que a pesar de que lasciudades han estado, y aún estánprofundamente ancladas, en laseconomías de su región, aquellasque están situadas en lugares es-tratégicos, por ejemplo las ciuda-des globales, de la economía mun-dial tienden, en parte, a desvin-cularse de su región y buscar unaidentificación con aquellas otrasque atienden a las mismas funcio-nes (Londres; por ejemplo, puedetener mayores vínculos con NuevaYork o Tokio que con Manchester,

1. Son las pertenecientes a un sistema urbano donde una ciudad, generalmente la capitalnacional, concentra una parte desproporcionada de población y actividad económica.

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dadas las funciones que las ante-riores desempeñan en la economíamundial). Se habla, en este senti-do, de la existencia de una articu-lación creciente a nivel trans-nacional entre distintas ciudadesestableciendo una jerarquía que vaa determinar cuáles van a estar si-tuadas en el centro del sistema ycuáles en la periferia. Lo cual comodecíamos choca con la idea deque los sistemas urbanos impulsanla integración de las economíasnacionales y regionales.

Dentro de una concepción es-trecha de los nuevos sectores pro-ductivos se interpretan estos máscomo outputs, que como comple-jos procesos de producción, ob-viando algunas de las característi-cas de localización de las indus-trias de servicios y el hecho de laexistencia de un complejo de ser-vicios a la producción que poseecaracterísticas de producción y lo-calización específicas. Pues bien,este complejo de servicios a la pro-ducción, en mayor medida que lasbases de operaciones de las gran-des empresas, necesita estar loca-lizado en las principales ciudades,pues es demandante de infraes-tructuras y servicios que difícilmen-te pueden hallarse fuera de las ciu-dades que representan el corazóndel sistema.

Una de las razones que llevaa la autora a fijarse en la centra-lidad y su correlato espacial es re-cuperar un tipo particular de ubi-cación –las ciudades– en la pro-

ducción de procesos globales parapoder introducir interrogantes rela-tivos al orden social asociado conalgunas de las trasformacionesoperadas en el desarrollo de di-chos procesos.

¿Cuál es el impacto del ascen-so de los servicios y las finanzasen la amplia estructura económicay social de las principales ciuda-des? ¿Cuáles las consecuenciasde la nueva economía urbana so-bre la distribución del excedente?.Recientes investigaciones parecenmostrar un fuerte incremento de lasdesigualdades tanto espacialescomo socio–económicas en lasprincipales ciudades del mundo“desarrollado”,a diferencia de latendencia al equilibrio preexisten-te cuando la industria constituía elprincipal sector de la economía.Esto que puede ser interpretadocomo un incremento meramentecuantitativo en el grado de des-igualdad, no asociado a nuevasformas sociales o realineamientode las diferentes clases, puedetambién entenderse como una re-estructuración social y económicay la emergencia de nuevas for-mas sociales: el crecimiento deuna economía informal en las prin-cipales ciudades de los países al-tamente desarrollados; zonas resi-denciales y comerciales de secto-res de altos ingresos; y un fuerteaumento de los homeless en lospaíses de mayor poder económico.

Así pues, como argumenta laautora, el desarrollo de las ciuda-

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des no puede ser entendido deforma aislada a los cambios ope-rados en las grandes organizacio-nes de las economías avanzadas.La combinación de fuerzas técni-cas, políticas y económicas quehan contribuido al declive de laproducción en masa provoca undeclinar en el marco institucionaldeterminante de la relación labo-ral. De este modo, el grupo de lasindustrias de servicios que consti-tuyen el eje de la economía en los80 y en los 90 está caracterizadopor los altos beneficios y la disper-sión ocupacional, debilitamientosindical, y un aumento de empleoaltamente desprotegido junto a unnúmero importante de empleo dealtos ingresos. Este nuevo marcoinstitucional que acaba con la pro-ducción en masa favorece la refor-ma de la esfera del consumo, con-sumo de masas, y la reproducciónsocial, que va a tener un efecto defeedback sobre la organizacióneconómica y el excedente. Mien-tras que el sistema de producciónfordista y consumo de masas con-tribuyó a la reproducción de la cla-se media, el actual sistema gene-ra grandes divergencias en las ren-tas, precarización del mercado detrabajo, y la reestructuración delconsumo. Un consumo ajustado alas distintas necesidades de lanueva estratificación social.

La resultante de este conjuntode elementos es una tendencia alincremento de la polarización

económica. Aunque no se estépostulando la desaparición de laclase media, segmento aún degran importancia en los países “de-sarrollados”, lo que pretendeSaskia Sassen es indicar que a di-ferencia de la tendencia a lahomogeneización del período pre-cedente se está viviendo, hoy, unasegmentación de la clase media enla que una parte de ésta se enri-quece y otra, más importante quela primera, se empobrece, aumen-tando, al mismo tiempo las dificul-tades para acceder a esta catego-ría de los sectores más depa-uperados de la sociedad.

Una polarización en la quetambién se van a ver inmersas lasciudades. Ello puede sugerir unarecomposición o una transforma-ción –como postula alguna línea deargumentación teórica de la geo-grafía del centro y la periferia, con-cebida en el pasado en términosde dualidad países “desarrollados”y países “subdesarrollados” y quehoy en día puede trasladarse alinterior de los países denominadosdesarrollados e incluso al interiorlas principales ciudades de estospaíses. Se vive pues, un procesode periferización en las zonas cen-trales: los barrios deprimidos (innercities) son visibles no sólo en Es-tados Unidos y las grandes ciuda-des europeas, sino también en To-kio. Periferización que tiene su re-flejo también en términos de mer-cado de trabajo, cuya reestructu-

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ración indica, en algunos aspectos,más una periferización que unasegmentación.

Las ciudades, por tanto, vana emerger como lugares estratégi-cos en las que van a desarrollar lasfunciones comando, los mercadosglobales, así como la producciónde los servicios avanzados a lasempresas; junto presenciaráncomo tras este conjunto de activi-dades propias de los sectores al-tamente avanzados se generanempleos de muy baja calificacióny bajos salarios, muchos de ellosrealizados por mujeres e inm-igrantes en una cantidad significa-tiva y que nunca aparecen refleja-dos en esas actividades líderes enla nueva economía global. Cuandohablamos de tecnologías de la in-formación, servicios financieros dealto nivel, o servicios especializa-dos siempre estamos pensandoque en su desempeño estáninvolucradas sólo un tipo de per-sonas determinadas: los trabajado-res altamente cualificados, exper-tos, etcétera, olvidando la existen-cia de todo un colectivo de traba-jadores cuya retribución y califica-ción es muchísimo más baja peroque son imprescindibles para eldesempeño de las actividades re-feridas: administrativos, personalde limpieza, trabajos de manteni-miento,... Este enfoque más amplionos permite ver el conjunto y lavariedad de economías que estánimplicadas en la llamada economíaglobal de la información.

Las ciudades pues, se consti-tuyen también como centro de ladiversidad, que va a dar cobijotanto a las grandes corporacionesy sus industrias altamente avanza-das al tiempo que va a albergarjunto a todo ese espectro de tra-bajadores al que antes se ha he-cho alusión, a todo un contingentede personas excluidas e inmi-grantes reclaman también un espa-cio en estas ciudades. Esta pre-sencia conjunta es además resal-tada en el enfoque elegido por laautora por el hecho de dejar cons-tancia de la distancia que separaa ambos extremos. Un poder fuer-temente centralizado, con unaenorme capacidad de control, deproducción y obtención de benefi-cios a nivel global y la margi-nalidad “los otros” que a pesar desu debilidad económica y su esca-so poder político representa unaparte muy significativa de la pobla-ción en estas ciudades y que exi-gen cada vez un reconocimientode su presencia. Si las ciudadesfuesen irrelevantes para los proce-sos de globalización económicasimplemente las habrían abando-nado y de este modo sortearíanestos problemas. En realidad estoes lo que muchos políticos argu-mentan y que permite a las gran-des firmas obtener grandes conce-ciones de las administraciones depaíses o regiones concretas, queno quieren verse privados de lapresencia de sus instalaciones.

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En definitiva, nos encontramosante un trabajo que no hace másque dejar constancia de algo quepudiera ya parecer evidente y estono es otra cosa que el grado decomplejidad que se esconde traslos procesos de globalización a losque se ve sometida la economíamundial, un trabajo que persiguehurgar en los entresijos de detrásdel escenario y que da mayor re-levancia a los sujetos de distinta

forma implicados. Un material, ne-cesario, para quienes deseenaproximarse al estudio de las ciu-dades como un fenómeno particu-lar –como dice la autora– en lascuales los procesos locales tienenlugar y tras la definición de nue-vos conceptos comprender la in-tersección de lo local y lo globalen el mundo de hoy, y en el de ma-ñana.

Antonio CANO

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RECENSIONES228ESTUDIOS REGIONALES Nº 48 (1997), PP 228-232

LA MANCOMUNITAT DECATALUNYA IL'AUTONOMÍA.A. Balcells, E. Pujoly J. Sabater. Barcelona.Proa. 1996.

Estamos ante un libro, exce-lente por muchos conceptos, que,al analizar la historia de la Manco-munidad de Cataluña, enfoca estainstitución, de un lado, como unelemento decisivo en la progresi-va toma de conciencia de los ca-talanes de su identidad como pue-blo, y, de otro, como una instanciafundamental en el proceso de Ca-taluña hacia la autonomía.

1. El proyecto de Mancomunida-des como instrumento de refor-ma del régimen local.

La tramitación en Cortes delProyecto de Ley de Régimen Lo-cal, de 1907, incluía normas sobremancomunidades provinciales. Lacrisis del gobierno Maura de 1909impidió que el proyecto se convir-tiera en Ley. Pero la idea fue aco-gida, en 1912, por los diputados ysenadores catalanes, que presen-

taron un proyecto de Mancomuni-dad provincial, que dio lugar a unadura confrontación política en lasCortes. El tema salió entonces a lacalle y en Andalucía ocasionó uninteresante debate, en el que par-ticiparon políticos y periódicos,sobre la conveniencia o no de unaMancomunidad andaluza1.

El Proyecto de Mancomuni-dad, elevado a las Cortes, fueaprobado por R.D. de 18 de di-ciembre de 1913. En la exposiciónde motivos se señalaba: “En tornode estas aspiraciones se habíancongregado, dentro y fuera de Ca-taluña, núcleos poderosos de opi-nión, que de mil modos pugnabanpor acreditar su fe en estas solu-ciones, inclinando el ánimo delgobierno para que se resolviera aimplantarlas”. En su parte dispo-sitiva, se concedía a las provinciaslimítrofes, con características his-tóricas y culturales comunes, laposibilidad de constituir Mancomu-nidades, con personalidad jurídicapropia, así como con una serie decompetencias administrativas, queprovenían de las provincias que semancomunaban, y no del Estado,que se limitaba a reconocer laMancomunidad, pero sin conceder-le competencias2.

1. Véase para el debate sobre la Mancomunidad en Andalucía, J. A. Lacomba, Regionalis-mo y autonomía en la Andalucía contemporánea (1835-1936). Granada. Caja General deAhorros. 1988, pp. 81-84, en donde se señala la bibliografía y las fuentes para el estu-dio del tema.

2. Sobre estas cuestiones, A. Rubiales, La Región: historia y actualidad. Sevilla. InstitutoGarcía Oviedo. 1973, pp. 135 y sigs.; A. Balcells, E. Pujol y J. Sabater, La Mancomunitat

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2. Cataluña y la Mancomunidad.Cataluña se acogió a este

Decreto, y el 26 de marzo de 1914se aprobaba el Estatuto de su Man-comunidad. En él se preveían tresórganos: un Presidente, una Asam-blea de deliberante, formada porla reunión de los diputados provin-ciales de las Diputaciones manco-munadas (especie de embrión deun legislativo) y un Consejo perma-nente (a manera de ejecutivo),constituido por el Presidente de laAsamblea y ocho vocales elegidospor esta3. Serían competencia dela Mancomunidad “todos los servi-cios y todas las funciones que lalegislación provincial vigente per-mite establecer y ejercitar a lasDiputaciones provinciales” (art. 2ºdel Estatuto). Se trataba, pues, deuna Mancomunidad de Diputacio-nes. No obstante, como señalan losautores: “Pese a su modestia, laMancomunidad era de hecho unacto de autonomía” (p. 71).

Cataluña fue el único ámbitodel país en el que se desarrolló laMancomunidad. Y este desplieguees el que se estudia, de maneraexhaustiva y precisa, en el exce-lente libro que comentamos. Searticula este en cuatro grandes

partes, que conforman un frisocompleto y complejo sobre la for-mación y el desenvolvimiento de laMancomunidad catalana.

Aborda la primera parte “lagestación de la Mancomunidad”.Arrancando con los antecedentesdel siglo XIX, se estudian los pro-blemas de la división territorial delpaís, el papel de las diputacionesprovinciales, el centralismo resta-uracionista y la emergencia del re-gionalismo catalán, con las Basesde Manresa (1892) como “la prime-ra formulación articulada de lasaspiraciones autonomistas delcatalanismo político” (p. 35). Sepasa luego al análisis del plantea-miento del proyecto de Mancomu-nidad regional, por el Gobierno,entre 1904 y 1909, como parte deuna reforma de la administraciónlocal española. Y se cierra con lacampaña catalana, entre 1911 y1913, para conseguir la Mancomu-nidad: la aprobación de las Basespor las Diputaciones, en 1911, y eldebate en las Cortes, en 1912-1913. Toda esta problemática lainsertan los autores en la compli-cada dialéctica política españoladel momento. “Mientras liberales yconservadores utilizaban en Madrid

de catalunya i l’autonomia. Barcelona. Proa. 1996, pp. 55-72. Ver en este mismo libro elR.D. de 18 de diciembre de 1913 y el Estatuto de la Mancomunidad de Cataluña, pp.524-533. Los pasajes del libro que se reproducen en castellano en esta reseña sontraducción propia del catalán.

3. La Mancomunidad tuvo tres Presidentes: E. Prat de la Riba (hasta su muerte en 1917), J.Puig i Cadafalch (hasta 1923, con la llegada de la Dictadura) y A. Sala i Argemí (en1924, ya en la Dictadura).

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el proyecto mancomunal para susluchas intestinas, en Cataluña –conla sola excepción de los lerrou-xistas, cada vez más aislados ydivididos–, derechas e izquierdas,dinásticos y antidinásticos, monár-quicos y republicanos, estaban dis-puestos a colaborar en la campa-ña mancomunal con la Liga Regio-nalista como cabecera” (p. 72).

La segunda parte analiza “ladinámica política”. Estudian aquí eldesenvolvimiento político de laMancomunidad de Cataluña, des-de su constitución, en 1914, hastasu liquidación en la Dictadura dePrimo de Rivera, al promulgarse elEstatuto Provincial de 1925. La his-toria de estos años es, en realidad,el análisis del despliegue delcatalanismo, de sus diferentesposicionamientos y de sus vicisitu-des. El objetivo de la autonomía esla meta buscada. En este contextose desplegará la confrontación en-tre el catalanismo conservador, quecontrola la Mancomunidad, y losplanteamientos catalanistas másradicales. En el momento de su li-quidación (1925), para los nacio-nalistas catalanes “no era única-mente la Mancomunidad desnatu-ralizada, que no presentaba ningúninterés, la que desaparecía, sinotambién la Mancomunidad anterioral golpe de septiembre de 1923.Aquel organismo, que en 1914 con-taba con el sostén unánime deCataluña, se había justificado porser una vía hacia otra cosa, que

para unos era la autonomía políti-ca y para otros una verdadera des-centralización administrativa. Estoshabían sido, en definitiva, los dosproyectos enfrentados en enero de1919. Ni uno ni otro se habían con-seguido en el transcurso de másde diez años” (p. 248).

La tercera parte se refiere a “laestructura de la Mancomunidad”.Se abordan aquí las eleccionesprovinciales, con la consolidación(elecciones de 1915 y 1917), as-censo regionalista (elecciones de1919 y 1921) y crisis regionalista(elecciones de 1923), en medio dela crisis general del país. “En estecontexto, es fácil de comprenderque los comicios no despierten nin-guna expectación: si las generalesinteresan bien poco, menos aún lasprovinciales” (p. 286). Analizan lue-go los autores los órganos de laMancomunidad y su evolución: laAsamblea y los Consejos perma-nentes. “Antes de la interrupciónque representó la Dictadura, duran-te los nueve años que la corpora-ción regional tuvo una base repre-sentativa contrastada electoral-mente, la Mancomunidad se carac-terizó (…) por su estabilidad políti-ca interna. (…). Quizás esta esta-bilidad se debió, en parte, a lamodestia del campo de competen-cias de una institución que no te-nía otras que las administrativasprovinciales, pero también fue unmérito de la propia clase políticacatalana en unos tiempos de gran

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inestabilidad general” (pp. 314 y315).

Por último, la cuarta parte, seenfrenta, con todo detalle, a “laobra de la Mancomunidad”. Cuida-dosamente se van ocupando losautores de los diferentes aspectosque esta atendió: finanzas, comu-nicaciones y obras públicas, bene-ficencia y sanidad, política agraria,política social, política cultural, ins-trucción pública y defensa del de-recho civil catalán. Mediante lasactuaciones en estos campos sebuscaba la integración del conjun-to de Cataluña. “Aunque la Man-comunidad no consiguió el auto-gobierno, la nueva entidad supra-provincial podía plantear una co-ordinación global que la fragmen-tación provincial había hecho im-posible y que perjudicaba a laspartes menos desarrolladas deCataluña” (p. 322).

Aunque los autores no propo-nen unas conclusiones, la lecturadel libro permite comprender elimportante papel que la Mancomu-nidad desempeñó en una fasecrucial de la historia de Cataluña yde España: de un lado, propician-do el arraigo entre los catalanes deun sentimiento de identidad y deun proyecto para Cataluña; de otro,impulsando tareas y esfuerzosorientados a la modernización eco-nómica y social de la realidad ca-talana; finalmente, posibilitando elafianzamiento del catalanismo po-lítico. Por ello, cuando se llegó a

1930, caída la Dictadura, habíanpasado demasiadas cosas “paraque se pudiese continuar pensan-do que una descentralización ad-ministrativa podía conducir a unaautonomía política digna de estenombre, sin un cambio constitucio-nal. Y una transformación del Es-tado español parecía exigir un in-eludible cambio de régimen, máso menos traumático” (p. 497).

3. Unas reflexiones finales.El libro de A. Balcells, E. Pujol

y J. Sabater que comentamos esun análisis minucioso y preciso dela historia de la Mancomunidad y,al mismo tiempo, del proceso ca-talán hacia la autonomía en el pri-mer cuarto del siglo XX. Como se-ñala A. Balcells, la Mancomunidadfue el producto “de una estrategiagradualista del catalanismo”, queoptó por utilizar las Diputacionesprovinciales “para restablecer launidad administrativa del Principa-do” como soporte necesario “en elproceso de construcción nacionalcatalana”. “La Mancomunidad fueun compromiso de solidaridad in-terna entre las comarcas de Cata-luña, en virtud del cual se podíantrasvasar recursos e inversionespúblicas desde Barcelona a laszonas menos desarrolladas delPrincipado” (p. 14).

Estamos, pues, ante una obradecisiva sobre la Mancomunidad ytambién para el conocimiento deldesenvolvimiento del catalanismo y

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de la lucha de Cataluña para al-canzar la autonomía. Es ya un tra-bajo de referencia necesaria paraquien quiera acercarse al estudiode estos temas. Prácticamente ex-haustiva en la descripción de losavatares y problemas de la Man-comunidad, se apoya en una bi-bliografía muy completa y en elmanejo de la documentación fun-damental, parte de la cual se re-úne en el interesante Apéndice quecierra el libro. Aunque este no ofre-ce formalmente unas Conclusiones,valen como tales las palabrasintroductorias de A. Balcells (pp.13-16), que son realmente un ba-lance conclusivo del mismo. Por elgran interés del estudio, sería con-veniente una pronta traducción alcastellano para facilitar su difusiónentre los historiadores.

En suma, la Mancomunidad sepresenta históricamente como unaespecie de institución pre-autonó-mica, “como el inicio del auto-gobierno con dosis desiguales deilusión y de realidad”. Por todo ello,puede afirmar A. Balcells –y esquizás la conclusión fundamentalque el libro quiere hacer patente–que “sin quitar importancia a laobra de la Mancomunidad en telé-fonos, carreteras, hospitales, es-cuelas técnicas, servicios a la agri-cultura y conocimiento del patrimo-nio natural, histórico y cultural deCataluña, fue aún más importantesu decisiva contribución al desa-rrollo de los sentimientos de unidady de identidad de los catalanes”.

Juan Antonio LACOMBA

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RECENSIONES 233ESTUDIOS REGIONALES Nº 48 (1997), PP 233-242

“PRENSA Y TRANSICIÓNDEMOCRÁTICA:EXPERIENCIASRECIENTES EN EUROPAY AMÉRICA LATINA”(Ed. Vervuert, Frankfurte Iberoamericana,Madrid, 1994) compiladapor Carlos H. Filgueira yDieter Nohlen

Plantea desde el punto de vis-ta de la política comparada, el pa-pel de la prensa en siete procesosrecientes de transición hacia lademocracia, lo que los autores ca-lifican como períodos de “excep-ción” en Iberoamérica, a saber:España, Portugal, Argentina, Chile,Brasil, Paraguay y Uruguay. Cen-trando su atención, como se men-ciona en la introducción a la obraen las relaciones entre la prensa yel sistema político en procesos detransformación (Pp 10).

Para ello, en la mencionadaintroducción, se elabora un marcogeneral y teórico en donde se vana encuadrar las distintas aportacio-nes de los investigadores que par-ticipan en este libro. D. Nohlen yC.H. Filgueira, en “La prensa enlos procesos de transición en Eu-ropa y América Latina” proporcio-nan las bases a partir de las cua-les poder comprender el fenóme-no que se pretende analizar. Ha-

ciendo un llamamiento hacia lanecesidad de considerar en elmomento de realizar un análisissobre este tema tres dimensiones:la referida al concepto de autono-mía, la referida al problema de laneutralidad y la del “acceso”. Lascuales dan como corolario el con-cepto de “sistema de prensa”.

A continuación, exponen cuales la situación social, política, etc.de los diferentes países objetos delanálisis, diferenciando por una par-te a España, Portugal y Paraguay,los cuales son considerados paísesautoritarios de larga data (Pp 16),que tuvieron que llevar a cabo unatarea fundacional, y que aunquemantienen ciertas singularidades,guardan similitud en cuanto a losretos que tuvieron que enfrentar. Elotro grupo estaría formado por lospaíses latinoamericanos del ConoSur, pero diferenciando a su vez,entre Chile y Uruguay por un ladoy Argentina y Brasil por otro. Yaque los dos primeros se caracteri-zan por haber tenido en el pasadodemocracias estables y haber al-canzado una institucionalizaciónplena del sistema político, hechoque dio más facilidades al proce-so de restauración del orden de-mocrático. Lo cual, no ocurrió enel caso de los otros países men-cionados.

Desde este punto, establecenlas variables a tener en cuentapara ver las diferencias en cuantoa los tipos de apertura experimen-

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tados y el rol de la prensa en elmismo. Se centrará en este puntoen el plano de las instituciones yen el de las libertades públicas yel ejercicio del derecho de expre-sión, de reunión y de asociación.Será, además, el punto de inicio dela elaboración de un modelo deestudio que tendrá en cuenta lademocratización de la información,su función de referente; las accio-nes y propuestas aperturistas con-cretas; la función de consolidaciónde la trama política y su contribu-ción a la formación de partidospolíticos.

El primer capítulo de la obra,“Los parlamentos de papel en elcaso español” está elaborado porel profesor Montabes, el cual co-mienza su exposición haciendo re-ferencia al marco legal en el quese desarrolla el juego comunicati-vo de la prensa en los últimos cienaños en España. Siendo con la le-gislación de 1966 con la que laprensa comienza a tener una pro-gresiva y auténtica presencia enlos procesos políticos y recíproca-mente éstos comenzarán a tener suhueco dentro de la comunicaciónpolítica (Pp 45). Aunque sea conla Constitución del 78 cuando nosencontramos con las garantías ne-cesarias para el ejercicio efectivode la libertad de expresión y el re-conocimiento de los medios decomunicación de titularidad públi-ca para permitir el acceso a losmismos a la sociedad civil.

Se plantea el profesor Monta-bes la delimitación del espaciotemporal que vendrá a marcar elcomienzo de la transición, pues esprecisamente en este cuando ma-yor significación tiene el papel dela presa por las opciones que pre-senta. Siendo para el caso concre-to que aquí se analiza, cuandoaparece la Ley de Prensa e Im-prenta de 1966 ya referida, por laposibilidad que ofrecía de superarla censura. Debatiendose en todomomento la información entre loposible y lo aceptable y/o desea-ble, como ocurría en otros camposde actividad. Dando todo ello, lu-gar a una relación dialéctica entrelos medios de comunicación y loscentros de decisión política, espe-cialmente remarcando su papel decontrol.

Como las primeras eleccionesdemocráticas no se producen has-ta el 15 de junio de 1977, hasta esafecha, a la prensa le toca el papelde ser el centro de discusión, for-mulación de las demandas de losdiversos sectores y de la consoli-dación de los liderazgos. Asentán-dose entonces la denominación de“Parlamentos de Papel”, siendo sufunción principal informar del fun-cionamiento y la marcha del go-bierno. Apareciendo en ese mo-mento las publicaciones que ma-yor peso tendrían en el ámbito po-lítico como “Cuadernos para el Diá-logo”, “Cambio 16”, “Triunfo”, “Po-sible”, “Opinión” o “Guadiana”.

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Posteriormente aparecerían “ElPaís” y “Avui”. Produciendose almismo tiempo un intento por elgobierno de control de los mismos,que viene a ratificar la importanciae incidencia en el proceso de tran-sición que estaban teniendo.

Su caída tras la transición, vie-ne a reflejar que su papel era másreal y activo en cuanto a sus fun-ciones latentes que en cuanto asus funciones manifiestas. Siendoun elemento eficaz de adaptacióne integración a los fines democrá-ticos (Pp 58). Su verdadero papelfue llevar a cabo funciones de ar-ticulación políticas que en otrascircunstancias se hubieran realiza-do por los partidos políticos. Ter-minando su exposición haciendouna referencia a las vinculacioneseconómicas y políticas de los me-dios impresos con los principalesgrupos sociales y fuerzas políticasde la transición, mencionando a:“ABC”, ligado al sector conserva-dor español; “AVUI”, expresión delnacionalismo catalán; “Cadena dePrensa del Movimiento”, apoyandoa las líneas oficialistas; “Diario 16”,manteniendo una posición ambiguacon respecto al gobierno; “El País”,que se relacionó con los sectoresprogresista de la sociedad espa-ñola e “Informaciones”.

El siguiente país analizado esPortugal, “el escenario simbólicodel caso portugués” en un artículode los profesores Montabes yTrenzado. País en el cual la lucha

por el control de los medios de co-municación durante la transición seconvirtió en uno de los aconteci-mientos políticos más relevantes.Ello debido a su capacidad paramovilizar a las masas; a la capaci-dad que se la atribuyó en cuantoa la posibilidad de influir en el com-portamiento político de su públicoy por su carácter de escenario sim-bólico. Siendo necesario, tal ycomo realizan los autores, exponercual fue su papel durante el régi-men de Salazar y Caetano paracomprenderlo.

En ese período el rasgo mássobresaliente es que fue conside-rada como un enemigo potencial,por lo que se estableció un fuerteelemento de censura. La libertadde expresión, se transformó en unautopía. Convirtiéndose Portugal enel país occidental con menor índi-ce de consumo de prensa percápita. Al tiempo que se dictabauna Ley de Prensa que dejó algúnresquicio a la libertad en 1971 ysurgiendo algunas publicacionesde oposición y de tintes indepen-dientes.

La llegada de la revolución,simplemente cambió el “color” dequienes dirigirían y controlarían ala prensa y a los medios de comu-nicación en general. Situación quefue de mayor virulencia hasta la leyde Prensa, anterior a la Constitu-ción de 1976, en donde aparecenalgunas líneas progresistas. Ade-más, en esos momentos, sólo dos

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periódicos diarios, “la República” y“O primeiro de Janeiro” no eranestatales y del mismo modo, sólouna revista, “Expresso”. Siendo elEstado el que controlaba la mayo-ría de las publicaciones y sobretodo las de mayor difusión. Situa-ción que duró hasta 1976, dondese produjo una pérdida de lecto-res y una crisis profunda que llevóa una reorientación de todos ellosy a una nueva Ley de Prensa yareferida, reafirmada y consolidadacon la Constitución. No existiendouna prensa de masas y dirigiéndo-se especialmente a un público ur-bano y de clase media.

Desde entonces, se da la pa-radoja de que se produce un des-censo del consumo de periódicosy una escasa influencia en la con-figuración de la opinión pública.Por ello, las posturas políticas quese han adoptado en las líneas edi-toriales apenas han tenido influen-cia en los resultados electorales.Aunque se puede afirmar que enlos años finales de la dictadura yen los conflictivos de la transicióna la democracia, ejerce una funciónde contrabalance del poder y deun cierto grado de democratización(Pp 37)

La obra continúa con los paí-ses Latinoamericanos, siendo elprimero de ellos Uruguay, único alque se le dedican dos capítulos “Prensa y cultura política en Uru-guay” y “El rol de la prensa en elproceso de cambio del régimen de

Uruguay”. Carlos H. Filgueirahace la primera reflexión, dondeplantea establecer un marco preli-minar entre prensa y cultura políti-ca en Uruguay( Pp 80), el cual co-mienzo con la afirmación de quela prensa en dicho país no ha sidoneutral y que en los últimos añosha perdido peso en relación conotros medios. Para ello, expone al-gunas de las referencias teóricasmás importantes en la comunica-ción de masas. Posteriormentedescribe la prensa en Uruguaydesde su formación hasta el golpede Estado de 1973 y termina dan-do a conocer algunas de las ten-dencias actuales de la prensa enel país y su relación con el siste-ma político.

Todo ello, porque consideraque no se puede analizar la políti-ca sin tener en cuenta la comuni-cación y, por tanto, tampoco sinrelacionarlo con la llamada “cultu-ra política”. Siendo uno de los prin-cipales problemas, la formación dela cultura política y la función delaprendizaje de la misma, por laposibilidad que se le abre a lamanipulación. Y el segundo, cómose analiza el objeto de estudio:como “agente” o como “producto”.

Como indica el autor, el pro-ceso de alfabetización realizadopor José Pedro Varela en Uruguay,es la explicación más plausiblesobre la expansión de la prensa enel país. A lo que hay que añadir laconformación primaria de los par-

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tidos políticos o facciones. Sin ol-vidar en ningún momento la influen-cia religiosa, en particular del cato-licismo, y del elemento migratorio.

Los primeros ejemplos clarosde prensa de masas, aunque confuerte tendencia partidista, son losperiódicos “El Día” que aparececon gran auge en 1889 y “La Re-pública”, “La Época” y “El Nacio-nal” creados en 1895 desde las fi-las nacionalistas. En 1918, apare-cería “El País” y posteriormente al-gunos otros en relación con el frac-cionamiento de partidos políticos ycon la prensa de izquierda. Antesdel golpe de Estado de 1973, enel continente Americano sólo Esta-dos Unidos superaba a Uruguay encuanto a prensa escrita, más la in-formación imparcial y neutral siem-pre estaba en un segundo plano.

Lo realmente importante fue-ron las funciones que llevaron acabo, a saber: como factor prose-litista; como arena de disputa intere intra partidaria; como canal deconformación de la carrera políti-ca; como expresión pública delpluralismo democrático y como ele-mento de socialización de élitesdirigentes. Las cuales fueron espe-cialmente significativas en tres pe-ríodos: durante la constitución te-rritorial y unificación del Estado-nación bajo una sola autoridad le-gítima; el momento fundacional delproceso de consolidación institu-cional y en el período de posgue-rra, la teoría del desarrollo y laCEPAL (Pp 97).

Lo determinante es el balan-ce entre información y opinión. Yen el caso uruguayo, por lo que seexpone en este capítulo, este ca-riz determinó en alguna medida eltriunfo del golpe de estado. Pues-to que no pudo favorecer a la for-mación de un sistema de “checksand balances”. Todo quedó en si-lencio con la dictadura y la aper-tura democrática fue muy lenta enlo que se refiere a la prensa, es-tando en proceso de recomposi-ción, produciéndose al mismo tiem-po modificaciones tanto de ámbitocualitativo como cuantitativo. Enestrecha relación con los cambiosen la estratificación social y en laspautas culturales del país. Siendoun elemento fundamental la crisisde los partidos políticos.

El siguiente autor que trata eltema de Uruguay es Renate Arndt,el cual se centra sobre todo en elpapel que tuvo la prensa en el pro-ceso del cambio de régimen, sien-do su objetivo final determinar si elpapel que tuvieron durante la tran-sición, se corresponde con el quese le asigna en un contexto demo-crático.

Durante dicho período, el go-bierno autoritario impuso diversosmecanismos de control y de regu-lación a la prensa. Institucio-nalizaron la censura y realizaron unfuerte control de los anuncios. EnUruguay de 1973 a 1985, se pue-den diferenciar tres períodos: has-ta 1975 donde se trata de crear un

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nuevo marco para la prensa, de1975 a 1980 donde se creó la Di-rección Nacional de RelacionesPúblicas, en donde se entra en unaetapa de desinformación total; y de1980 a 1985 donde se comenzó aver un proceso de apertura, que sevio solapado con la aparición en1983 de la “censura previa”.

Fueron sobre todo los sema-narios los que adquirieron mayorimportancia, los cuales contabancon cierta independencia para ele-gir sus temas; tenían una altaprofesionalidad; existía libertad deautores y cargos; contaban con unnúmero muy alto de publicacionesy no contaban con subvencionesdel sector público. Aunque esto noquiere decir que se le dejara totallibertad por parte de la dictadura,ya que durante ese período se su-primieron, clausuraron y obstaculi-zaron la actividad de muchos me-dios periodísticos. Relatando demanera breve la misma y la de al-gunos semanarios.

En todos los casos, el éxitoalcanzado se debió al apoyo ma-sivo de la población. Estando en-tre las funciones que vinieron adesarrollar las siguientes: forma-ción de la opinión pública; movili-zación de la población; fortaleci-miento de las fuerzas proclives ala democracia; reclutamiento y for-mación de élites... sobre todo sele permitió a la población contarcon información y datos para po-der tener una conciencia política

que les llevaría a demandar la de-mocracia. En última instancia crea-ron lo que el profesor Montabes yarefirió para el caso de España: un“Parlamento de Papel”. Desarro-llándose por los periodistas, paraevitar la censura y las sanciones,un código especial de lenguajes ysímbolos que todos sabían inter-pretar, incluidos los militares. Lle-gando a constituir un “grupo depresión” y al mismo tiempo, unadversario político para los milita-res. La llegada de la democraciatrajo la crisis de la prensa. Estan-do en estrecha relación con la si-tuación económica del país y de lacompetencia de los medios audio-visuales, entre otros factores.

El siguiente capítulo “Desven-turas y consuelos de la democra-cia letrada: el caso de Argentina”está realizado por Oscar Landi.Dicho autor comienza con la si-guiente afirmación: la prensa ar-gentina no cumplió ningún rol sig-nificativo en la gestación del pro-ceso de apertura y liberalizaciónpolítica que dejó atrás al gobiernosurgido del golpe de estado de1976. Sí intervino para que el co-lapso de la dictadura... tuviera undesemboque electoral que reins-talara las reglas constitucionalesde gobierno (Pp 135). Lo cual sedebe a la particularidad de la in-dustria de prensa y al tipo de tran-sición que se dio en Argentina: elcolapso del régimen militar.

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Función determinante fue lade reinformación de la sociedaddesde mediados de 1982 hastaoctubre de 1983. Creandose así unnuevo espacio público, que leprestó a su vez, un gran prota-gonismo a la prensa en la relacióncon la nueva política. Encontrandoen el tema de los derechos huma-nos, un campo muy importantepara influir en el discurso electoraly que conformó la memoria colec-tiva sobre lo ocurrido durante ladictadura y uno de los elementoscentrales de la búsqueda de la le-gitimidad de la democracia. El aná-lisis de la prensa en Argentina, nose puede realizar deslindándolo dela evolución de los otros medios decomunicación, ya que no sólo com-piten entre ellos, sino que tambiénse legitiman mutuamente.

El período que se abre en1989 se caracteriza por una vueltaal capitalismo, por la pérdida decentralidad de las FFAA y el sindi-calismo, la crisis de los líderes po-líticos y de los partidos, la acen-tuación del presidencialismo, etc.Siendo especialmente significativoel papel que adquiere la visibilidadde los procedimientos judiciales ysu estrecha relación con la coloni-zación de la imagen televisiva. Fa-voreciendo que amplias temáticassean incluidas en las demandas dejusticia, se critique al poder judi-cial en el país e incluso se debatasobre los límites del mismo. Permi-tiendo al mismo tiempo, un desa-

rrollo mayor del control de los po-deres. El trabajo se ve completa-do con un anexo sobre la prensaescrita, basado en una investiga-ción realizada en 1988. Mencio-nándose también, que en los últi-mos años se ha producido unacaída de la lectura de prensa, locual está en relación con la situa-ción económica del país. Lo que asu vez ha producido una recompo-sición y una especialización depúblicos.

La exposición continúa con lareferencia a Chile por GuillermoSunkel, “La prensa en la transiciónchilena” siendo el objetivo de suexposición: analizar el papel de laprensa en un momento de incerti-dumbre, sujeto a contingenciasimprevistas y donde no siempre losresultados coinciden con lo espe-rado. Intentando al mismo tiempoprofundizar en cómo la transiciónafecta a la prensa. Siendo el prin-cipal elemento muestral de estasituación, la crisis que azota a di-cho medio de comunicación.

Con referencia estrictamente ala transición chilena, esta se iniciacon la dinámica plebiscitaria y seprolonga durante la primera fasedel gobierno democrático. Sin ajus-tarse a ninguno de los “tipos idea-les” generalmente utilizados en losanálisis. Caracterizándose, ade-más, por un marcado carácterelitista, con una práctica negocia-dora permanente. Es más, el autorsubraya cómo la transición se ini-

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cia en el momento en que comien-za a existir libertad de expresión ypluralidad de emisores, lo cual enChile se da en la década de los80, a través de radios y revistas.

Extrae cuatro ideas:• Que durante el proceso de

transición a la democracia laprensa reproduce la agendade las élites políticas perono siempre en sintonía conlas preocupaciones de laopinión pública. Especial-mente aquella que se defi-ne como “independiente” otambién denominada “pren-sa seria” y diferenciando en-tre medios “oficialistas” ymedios “opositores”. Siendouno de los temas estrellas,como en otros países quepasaron por situaciones pa-recidas, el de los derechoshumanos.

• A diferencia de la prensaoficialista que apostó porla continuidad del régimenautoritario, la de oposiciónpromovió el cambio políti-co. Siendo en el momentoanterior a la transición lle-vado a cabo por las revis-tas opositoras, como baluar-tes de la lucha por la liber-tad de expresión y comocampos de comunicaciónde los diversos actores po-líticos. Así como de difu-sores de los valores de lacultura política.

• Pasados los procesos demovilización electoral laprensa ha sido funcional alesquema de la transición,con comportamientos dis-funcionales acotados a cier-tos temas y momentos.

• A partir del primer año degobierno, la prensa entra enun proceso de cambio, rea-lizando intentos de resinto-nización con los públicosmasivos. Lo que no siemprese ha conseguido.

Una breve referencia a Para-guay es realizada por CarlosMartini en “Prensa y FFAA: haciauna mayor transparencia informa-tiva en el Paraguay de la transi-ción”, el cual se centra en el trata-miento que la prensa dio a la ini-ciativa cívico-militar realizada porlas FFAA en 1991 en el citado país.Lo cual, fue un hito desde que enfebrero de 1989 se diera por finali-zado el régimen militar del generalAlfredo Strossner. Con el comien-zo de la transición, se ha produci-do también el resurgimiento de laopinión pública y la creación de laciudadanía. Y especialmente signi-ficativa es la aparición de una con-ciencia crítica que fue la que co-menzó a discutir la propuesta re-ferida de las FFAA.

Este diálogo fue interrumpidounilateralmente por las propiasFFAA que lo habían propiciado. Locual vino a ratificar los recelos quese mostraban al comienzo de las

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reuniones. Existiendo entre la pren-sa cada vez más, libertad y trans-parencia, incluso en los temas quese refieren a los militares, aunquesin eliminar las presiones y el jue-go de intereses. Convirtiendose,como afirma el autor, en caja deresonancia del país real (Pp 195).

He dejado para el último lugar,el artículo referido a “ Notas sobreel papel da impresa na transiçaobrasileira”realizado por AndréSinger. En este país es en el quese produce el período más prolon-gado de apertura democrática,siendo uno de los elementos quelo desencadenó, la temprana for-mación de partidos políticos. Ellofavoreció la libertad de expresióny por ende de prensa. Correspon-diendo el medio de comunicaciónaquí analizado con lo que se hacatalogado como “prensa grande”autónoma, moderna, de corte libe-ral y de mercado. Siendo determi-nante su papel en cuanto parteactiva en la democratización delpaís, ya que establecen alianzacon los sectores militares aper-turistas y se involucran directamen-te en la campañas realizadas porlas “Diretas-Já”.

Pero sin olvidar, que en todomomento, actuaron de acuerdo ala defensa de sus propios intere-ses y no tanto de los valores de-mocráticos “versus” la dictaduraexistente en el país. Aunque asu-miendo al mismo tiempo, tal ycomo hemos vistos en otros casos

a lo largo de toda la obra, la reali-zación de determinadas funcionesque en situaciones catalogadascomo normales, residirían en otrasinstituciones.

De lo expuesto, considero quela intención de los autores era in-teresante, pero en mi opinión, laprimera parte del trabajo es reite-rativa con referencia a lo expuestoa lo largo de toda la investigación.Existe una continua referencia altema de la transición y a las dife-rentes aportaciones teóricas sobreel mismo, así como al papel quetiene la prensa, cuando se podríahaber suprimido con un primer ca-pítulo teórico global y que no vol-viera a incidir en las característi-cas propias de cada uno de lospaíses. Puesto que de ese mododa la impresión de que el modelode análisis se hace a posteriori oincluso la elección de los casos deestudio, para poder acomodarlo almismo. Siendo una de las críticas,que por citar otro estudio clásico,se le achacaba a la obra deAlmond y Verba “La cultura cívica”.

De cualquier modo, parececlaro concluir que aunque el papelde la prensa es determinante entodo proceso de salida de un pe-ríodo dictatorial, es difícil extrapo-lar de los diversos ejemplo, solu-ciones globales. Es decir, siempredependerá de las circunstanciassociales, políticas, económicas...propias de cada una de las situa-ciones analizadas. Y por tanto, las

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generalizaciones en estos casosson bastantes complicadas. Locual no quiere decir, que deba ex-cluir la política comparada para elanálisis y el estudio de estos te-mas, pero siempre guardando mu-chas reservas sobre la misma. Ysiendo interesante, los anexos queaparecen en algunos de los capí-tulos, como en el presentado por

el Profesor Montabes sobre cadauno de los medios escritos de ma-yor relevancia en el país y susligazones con determinados círcu-los políticos, económicos... permi-tiéndonos un conocimiento másdetallado de la realidad del mo-mento analizado.

Belén BLÁZQUEZ