Estudio cáncer nucleares

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Después de cuatro años de estudios y deliberaciones, ya hay un veredicto: las plantas radiactivas de nuestro país no son culpables de las muertes por cáncer en las comarcas que las rodean, o no hay pruebas de ello. Es la conclusión del estudio más completo que se ha hecho en el campo de la salud en entornos nucleares en nuestro país, el primero que relaciona los datos de enfermedades con las emisiones de las instalaciones, y ha sido realizado por el Instituto de Salud Carlos III y el Consejo de Seguridad Nuclear. Analiza la incidencia en más de mil municipios cercanos o alejados de focos radiactivos, con una población de ocho millones de personas, y desde la puesta en marcha de las plantas hasta el año 2003. «No hay motivo de preocupación», es la sentencia del director del Carlos III, José Jerónimo Navas. ¿Sentencia firme? arias son las novedades que aporta el estudio presentado la pasada sema- na por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), sobre otros realiza- dos anteriormente o los efectuados en otros países. En primer lugar, que Texto: Concha Balenzategui. Fotografías: David Utrilla (Archivo EL DECANO). Infografías: CSN Salud 8 / EL DECANO DE GUADALAJARA 11 DE JUNIO DE 2010 no se limita a consignar los casos de cáncer o de diferentes tipos de tumores y comparar entre sí unas zonas y otras, más o menos cercanas a las plantas nucleares, sino que pone en relación es- tos datos con las dosis de radiación emitidas. Y en segundo lugar, la magnitud de la muestra, nunca hasta ahora tan grande en población. Efectivamente, se han estudiado todos los mu- nicipios ubicados en un radio de 30 kilómetros alrededor de cada instalación. Se han tenido en cuenta no sólo las centrales de producción de V Las nucleares, absu El estudio del CSN y el Instituto Carlos III, el más amplio realiz hasta ahora, no encuentra relación entre el cáncer y las planta energía nuclear, sino todas las instalaciones radiactivas del país, independientemente de que estén en funcionamiento, en parada definitiva o en proceso de desmantelamiento. Es decir, además de las plantas de Trillo, Zorita, Almaraz, Ascó, Cofrentes, Garoña y Vandellós, se estu- dia la fábrica de combustible de Juzbado, el depósito de residuos de El Cabril, la fábrica de uranio de Andújar, la fábrica de concentrados de Saelices el Chico y la planta Lobo-G. Por cada uno de estos lugares se han seleccionado además un número similar de municipios ubi- cados a una distancia de entre 50 y 100 kiló- metros, que se consideran no afectados por su funcionamiento, como referencia para compa- rar la mortalidad por cáncer de un grupo y otro de localidades. También se han estudiado dos áreas sin instalaciones nucleares, para conocer el impacto de distintos niveles de radiación natu- ral (procedente de elementos presentes en la tierra desde su formación): una en Valencia, con niveles muy bajos, y otra en Galicia, con niveles más altos, debido a la composición granítica del suelo. Son en total alrededor de un millar de municipios, una población de más de ocho mi- llones de personas. En el caso de la Alcarria, son 60 localidades del área de la José Cabrera, y 62 del área de Trillo, teniendo en cuenta los radios de 30 kilómetros que en algunos puntos exce- de de los límites provinciales y que en una parte son coincidentes. En cuanto a la temporalidad, los datos refleja- dos en el estudio van desde el inicio de la opera- ción de cada instalación hasta el año 2003. Como V Las nucleares, absu

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Después de cuatro años de estudiosy deliberaciones, ya hay unveredicto: las plantas radiactivas denuestro país no son culpables de lasmuertes por cáncer en las comarcasque las rodean, o no hay pruebas deello. Es la conclusión del estudiomás completo que se ha hecho en elcampo de la salud en entornosnucleares en nuestro país, el primeroque relaciona los datos deenfermedades con las emisiones delas instalaciones, y ha sidorealizado por el Instituto de SaludCarlos III y el Consejo de SeguridadNuclear. Analiza la incidencia en másde mil municipios cercanos oalejados de focos radiactivos, conuna población de ocho millones depersonas, y desde la puesta enmarcha de las plantas hasta el año2003. «No hay motivo depreocupación», es la sentencia deldirector del Carlos III, José JerónimoNavas. ¿Sentencia firme?

arias son las novedades que aporta elestudio presentado la pasada sema-na por el Consejo de SeguridadNuclear (CSN), sobre otros realiza-dos anteriormente o los efectuadosen otros países. En primer lugar, que

Texto: Concha Balenzategui. Fotografías: DavidUtrilla (Archivo EL DECANO). Infografías: CSN

◆◆◆◆◆ Salud

8 / EL DECANO DE GUADALAJARA 11 DE JUNIO DE 2010

no se limita a consignar los casos de cáncer o dediferentes tipos de tumores y comparar entre síunas zonas y otras, más o menos cercanas a lasplantas nucleares, sino que pone en relación es-tos datos con las dosis de radiación emitidas. Yen segundo lugar, la magnitud de la muestra,nunca hasta ahora tan grande en población.

Efectivamente, se han estudiado todos los mu-nicipios ubicados en un radio de 30 kilómetrosalrededor de cada instalación. Se han tenido encuenta no sólo las centrales de producción de

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Las nucleares, absu

El estudio del CSN y el Instituto Carlos III, el más amplio realizhasta ahora, no encuentra relación entre el cáncer y las planta

energía nuclear, sino todas las instalacionesradiactivas del país, independientemente de queestén en funcionamiento, en parada definitivao en proceso de desmantelamiento. Es decir,además de las plantas de Trillo, Zorita, Almaraz,Ascó, Cofrentes, Garoña y Vandellós, se estu-dia la fábrica de combustible de Juzbado, eldepósito de residuos de El Cabril, la fábrica deuranio de Andújar, la fábrica de concentradosde Saelices el Chico y la planta Lobo-G. Porcada uno de estos lugares se han seleccionadoademás un número similar de municipios ubi-cados a una distancia de entre 50 y 100 kiló-metros, que se consideran no afectados por sufuncionamiento, como referencia para compa-rar la mortalidad por cáncer de un grupo y otrode localidades. También se han estudiado dos

áreas sin instalaciones nucleares, para conocer elimpacto de distintos niveles de radiación natu-ral (procedente de elementos presentes en latierra desde su formación): una en Valencia, conniveles muy bajos, y otra en Galicia, con nivelesmás altos, debido a la composición granítica delsuelo. Son en total alrededor de un millar demunicipios, una población de más de ocho mi-llones de personas. En el caso de la Alcarria, son60 localidades del área de la José Cabrera, y 62del área de Trillo, teniendo en cuenta los radiosde 30 kilómetros que en algunos puntos exce-de de los límites provinciales y que en una parteson coincidentes.

En cuanto a la temporalidad, los datos refleja-dos en el estudio van desde el inicio de la opera-ción de cada instalación hasta el año 2003. Como

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Algunos antecedentes● En 1999, el Instituto de Salud Carlos III deMadrid realizó un estudio, publicado en larevista «Cancer Epidemiology, Biomarkers &Prevention», dirigido por Gonzalo López Aben-te. El estudio trababa de establecer relaciónentre la proximidad de instalaciones nuclea-res y enfermedades como el linfoma, la leuce-mia y el mieloma. Se estudiaron los casos demuerte registrados entre 1975 y 1993 de es-tas tres patologías comparando los registra-dos en lugares en un radio de 30 kilómetrosde las instalaciones nucleares en comparacióncon otras situadas entre 50 y 100 kilómetros.Se detectó una tasa de mieloma múltiple ma-yor de lo normal en el entorno de Zorita.

● En julio de 2001, se publicó un nuevo estu-dio de la Unidad de Epidemiología del Cáncerdel Centro Nacional de Epidemiología del Ins-tituto de Salud Carlos III, en al revista «Envi-ronmental Health Perspectives». Trataba so-bre la mortalidad por tumores en el entornode las plantas nucleares (además de las cen-trales de producción, instalaciones como ElCabril, Andújar...) desde 1975 hasta 1993.Analizó más de 12.000 muertes por cáncer en283 municipios situados en un radio de 30kilómetros alrededor de estas instalaciones,comparando con 275 poblaciones que dista-ban entre 50 y 100 kilómetros de las plantas.Fue coordinado por Gonzalo López-Abente, aligual que el último estudio ahora presentado.

● En septiembre de 2002, un estudio realiza-do por la Universidad de Alcalá de Henares yel Hospital Universitario de Guadalajara, sepublicó en la revista «Occupational & Environ-mental Medicine». Una de las conclusiones fueque la incidencia de cáncer era más alta (1’71veces más) entre la población residente amenos de 10 kilómetros de la central de Trilloque los que viven entre 20 y 30 kilómetros. Enel entorno de la central de Zorita no se encon-tró relación significativa. El estudio fue coordi-nado por Agustín Silva Mato, profesor titularde Medicina Preventiva y Salud Pública, Bio-estadística y Epidemiología de la Universidadde Alcalá, y en él participaban los doctoresViana (que realizó la tesis doctoral sobre estetema), J. Cobos, médico en el hospital Univer-sitario de Guadalajara y director de la tesis, yFernández Sanmartín. Estudiaron los casos depacientes con cáncer y controles realizados enel Hospital de Guadalajara entre 1988 y 1999,teniendo en cuenta la residencia de los enfer-mos y comparando los datos de un radio de10, 20 o 30 kilómetros de cada una de lascentrales. El estudio se realizó con todos lostipos de tumores, y también teniendo en cuentapor separado los de tipo inducible (que sepueden achacar a radiaciones) y los que no loson. Los resultados fueron que en las áreasalrededor de Trillo se incrementaba la exis-tencia de tumores en general, y más aún losde tipo radioinducible en el periodo de 1997a 1999. El riesgo crecía linealmente con laproximidad en ambas plantas, de forma signi-ficativa en la de Trillo, pero no en la de Zorita.La conclusión es que «hay una asociación en-tre la proximidad de la residencia en Trillo y elriesgo de cáncer, aunque las limitaciones delestudio deberían ser tenidas en cuenta al in-terpretar una posible relación causal». Dichode otro modo, no se puede demostrar unarelación de causa-efecto, porque no se poníanen relación con los datos de radiación. ◗

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plio realizado en Españalas plantas radiactivas

diciembre de 2005, que instaba al Gobierno ahacer un estudio epidemiológico para analizarlos posibles efectos de todas las instalacionesnucleares en sus entornos próximos. Debía in-cluir la información necesaria del CSN para va-lorar la exposición a radiaciones de la pobla-ción, tanto de origen artificial como de origennatural. El mandato de las Cortes pretendía sal-vaguardar la independencia y transparencia delestudio, y planteó la creación de un ComitéConsultivo, en el que han participado expertosindependientes, asociaciones ecologistas, mu-nicipios nucleares, consejerías de Sanidad de lascomunidades autónomas, empresas propieta-rias de las instalaciones, junto los representan-tes del Instituto de Salud Carlos III y del CSN.Se constituyó en septiembre de 2006 y ha man-tenido seis reuniones a lo largo de estos años.

Hay que recordar que el convenio entre elCSN y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)se firmó en abril de 2006 para comenzar lostrabajos, que se han extendido hasta finales de2009. Los resultados se entregaron al Congresoel pasado mayo, y el 31 de ese mes se presenta-ron públicamente en el Carlos III.

Se ha editado un folleto para divulgar el estu-dio entre la población, en el que curiosamentese explica más extensamente en qué ha consisti-do el trabajo, los datos y las poblaciones que sehan analizado, que las conclusiones, que se des-pachan sucintamente. Finalmente, se presenta-rá a la comunidad científica internacional conla publicación en revistas especializadas y la ex-posición en foros en los que participa el CSN.

El motivo principal de todo este trabajo no esotro que la persistente demanda de informa-ción, cuando no las voces alarmantes sobre lasalud, tanto por parte de organizacionesecologistas, como de ayuntamientos y vecinosde los entornos, especialmente tras la interpre-tación de las conclusiones de algunos trabajosanteriores. Estos estudios, algunos también rea-lizados por el Instituto de Salud Carlos III, hanobtenido en el pasado conclusiones diversas.Hasta ahora tenían en cuenta dos aspectos, losdatos sanitarios de la población y la distancia ala central nuclear, a diferencia del recién presen-tado, que añade un tercer parámetro: las dosisde radiación emitidas por las centrales. «Los pro-pios estudios lo primero que decían es esto, tenga-mos en cuenta que estos resultados no son conclu-yentes por la limitación de esta variable que se haestudiado, que ha sido la distancia. Decían queaunque encontraban algunas asociaciones pun-tuales, no las podía asociar al funcionamiento dela instalación», recuerda el técnico del CSN.

Dosis bajas y «hallazgos puntuales»Con todas estas premisas, el estudio llega a tres

conclusiones generales. Para empezar, que lasdosis de radiación acumulada «que habría reci-bido la población como consecuencia del funcio-namiento de las instalaciones son muy reducidas».

ha puntualizado Juan Carlos Lentijo, directortécnico de Protección Radiológica del CSN, hanusado los datos obtenidos por este organismo,creado en 1980, y los que antiguamente regis-tró la Junta de Energía Nuclear sobre centralescomo Zorita, que funciona desde 1968, «lo quenos ha costado más trabajo. A partir de que se creael Consejo y unos años después, esos datos están enun formato y en un entorno informático que nosha sido muy fácil usar, y en el otro caso ha habidoque hacer un esfuerzo por transformar los datos aun entorno que fuera sencillo».

Ante la preocupación, investigaciónEl estudio se ha realizado por mandato del

Congreso de los Diputados, concretamente unaProposición no de ley aprobada por el pleno en

Vías de exposción de la población a los efluentesgaseosos y líquidos de las instalaciones

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Satisfacción y peros● La Asociación de Municipios Afectados por Cen-trales Nucleares considera que este estudio res-ponde a una demanda histórica de sus pueblos,«pues era una incertidumbre constante que crea-ban algunos», en palabras de Gabriel Ruiz, alcal-de de Almonacid de Zorita e integrante del Comi-té Consultivo, en representación de la AMAC. Si elcomunicado oficial de esta asociación felicita a losautores del trabajo, que califica como «un ejem-plo de rigor y transparencia, y sus resultados sonesclarecedores», Ruiz abunda: «Es un estudio conuna base sólida, fiable y amplia que despeja cual-quier duda al respecto (...) Un estudio necesarioque arrojará luz sobre este tema, no solo a nivelnacional». A la vista de los resultados, añade esteresponsable municipal, queda claro que no haymotivo de preocupación. Ruiz destaca la transpa-rencia y participación en su desarrollo a través delcomité consultivo, «en el que hemos sido informa-dos y hemos participado todas los representantesque tienen que ver con el tema o los que hansolicitado participar, tanto si estaban a favor, comoen contra de este tipo de instalaciones».

● Ecologistas en Acción también ha felicitado alos autores por la magnitud del trabajo -«es pro-bablemente el estudio más extenso realizado has-ta la fecha», apuntan- y por su calidad. Aplaudenla idea de crear un comité de seguimiento con laparticipación de organizaciones ecologistas, ayun-tamientos afectados y expertos independientes. Ala vista de los resultados, según EA, se muestraque «no hay incidencias estadísticamente signifi-cativas entre las emisiones radiactivas de las ins-talaciones nucleares, cuando funcionan con nor-malidad, y la mortalidad por cáncer», algo que,prosiguen, es lógico «dadas las bajas dosis ra-diactivas artificiales recibidas por las poblaciones».No obstante, apuntan que se trata de un estudiode mortalidad y no de incidencia, que no se hanconsiderado de forma separada poblaciones vul-nerables, como niños, y que «las conclusiones delestudio hay que tomarlas dentro de las limitacio-nes de la epidemiología y las del propio estudio».En todo caso, subrayan sus posiciones antinuclea-res, y aseguran que el principal problema de lascentrales nucleares no son las emisiones radiacti-vas normales: «Los problemas de seguridad delas plantas y los residuos radiactivos son motivossuficientes para abandonar esta energía».

● Greenpeace ha sido más crítica con el estudio,que se ha presentado a la prensa antes de que susresultados definitivos fueran conocidos por el co-mité de seguimiento, lo que creen relacionadocon la próxima decisión del emplazamiento parael Almacén Temporal de Residuos. Carlos Bravo,portavoz de la organización en temas nucleares,ha manifestado que se trata «del estudio más com-pleto, más importante que existe hasta ahora enEspaña. Pero eso no quiere decir que se acabó,que no hay duda; creo que hay que seguir inves-tigando». Algunas objeciones ya las expusieronen las reuniones del comité de seguimiento. Porejemplo que deberían medirse los casos declara-dos, no sólo los que tienen resultado de muerte,«porque afortunadamente la gente también secura de cáncer, y cada vez más», o sobrevive du-rante más tiempo. Por otro lado, que las dosis deradiación son estimativas y no reales, y planteandudas sobre las décadas más antiguas, dado queel CSN se creó años después de que funcionaranZorita, Garoña o la mina de Andújar. Greenpeaceno pone en duda los cálculos y datos aportadospor el Instituto Carlos III -«no tienen tacha», ad-mite Bravo- pero asegura que «es un estudio más,aporta datos en una dirección que ojalá sea esa,pero no se acaba la discusión científica, como hanlanzado con triunfalismo los responsables del CSN.Llevamos 50 años estudiando el tabaquismo y nose han dejado de estudiar sus efectos». ◗

Por consiguiente, los datos «no sugieren» que laexposición de los vecinos a las emisiones de lasplantas pueda relacionarse con una mayor mor-talidad por cáncer, al menos con «los conocimien-tos actuales en radiobiología y epidemiología».

En segundo lugar, no ha quedado demostra-do un incremento de la mortalidad por diferen-tes tipos de cáncer asociados con las dosis deradiación. No obstante, es cierto que en algunade las instalaciones, y en algún tipo de cánceren concreto, sí que se han detectado lo que enepidemiología se llama «relaciones dosis respues-ta», es decir, «resultados que muestran incremen-tos estadísticamente significativos del riesgo rela-tivo de mortalidad por los diferentes cánceres conla mayor exposición a radiación», reza el infor-me. Sin embargo, una vez estudiados, la mayo-ría de estos «hechos puntuales» no han podidoser atribuidos a la exposición de la población alfuncionamiento de las centrales. No se conside-ran consistentes porque son «hallazgos aislados»que se refieren a alguna instalación y no se repi-ten en el resto, se insiste en que las dosis estima-das en el entorno son muy bajas, y que «estosresultados puntuales podrían atribuirse a otras for-mas de exposición ambiental, debidas a diferen-cias en los hábitos de vida, a la presencia de otrasindustrias y actividades o al propio azar», asegu-ra el estudio. Hay que tener cuenta, como ex-plica el responsable de Protección Radiológicadel CSN, que dado el número de comparacio-nes efectuadas, el propio azar provoca que sur-jan datos aislados positivos (incremento de untipo de tumor en la cercanía a una central, porejemplo), pero también otras negativas: «Algúncáncer es menor en la zona de estudio (30 kilóme-tros) que en la zona de referencia (de 50 a 100kilómetros), lo cual nos llevaría a la estúpida con-clusión de que las radiaciones son protectoras fren-te al cáncer, y sabemos que no».

En todo caso, y para tranquilidad de los alca-rreños, Lentijo ha asegurado que ninguno deestos «hallazgos puntuales» se han dado en los

radios de 30 kilómetros de la central deAlmonacid de Zorita ni de la de Trillo. Ni ras-tro, al menos en este estudio, del incremento delos casos de mieloma múltiple que detectó unestudio del Instituto Carlos III en el año 99, yque no se pudo atribuir a la operación de lacentral. En el trabajo actual, prosigue el expertodel CSN, «se estudian con detalle todos los tipos decánceres en el ámbito de influencia de cada insta-lación, se analizan con las medias nacionales, des-pués se cruzan con las dosis, se comparan con lasmedias de tasas de mortalidad en las zonas de refe-rencia, y con eso hay unas observaciones puntua-les, pero que se pueden descartar».

La tercera conclusión se refiere al estudio reali-zado sobre la radiación de origen natural, la prin-cipal fuente de exposición del ser humano a laradiación ionizante, procedente de elementospresentes en la Tierra desde su formación y delespacio exterior. También se concluye que no sehan detectado incrementos de mortalidad porcáncer debido a esta ella, que hay que recordarse analizó específicamente en un área de la Co-munidad Valenciana y en otra de Galicia.

Dosis estimadas y mortalidadPara valorar el estudio, hay que tener en cuen-

ta en todo caso algunas limitaciones del métodoempleado. Por ejemplo, en la parte de epide-miología, que los datos para mediar la salud dela población son los de muertes por cáncer, es-pecificando las diferentes patologías. Era máscomplejo incluir en el estudio cifras de tumoresdetectados, porque no eran similares y por tan-to comparables los datos que podría aportar cadacomunidad autónoma en este sentido.

Por otro lado, uno de los aspectos que más seha discutido, tanto por parte de los expertosque han realizado el estudio -incluso han eleva-do consultas a organismos internacionales-,como en el Comité Consultivo, es el que con-cierne a los datos aportados por el CSN paravalorar la exposición de la población a las radia-

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Ninguno de los hallazgos puntuales deincremento de muertes por cáncer se handetectado en la comarca de la central de

Trillo (en la imagen) ni en la de Zorita

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ciones, precisamente la novedad de este estu-dio. Hay que tener en cuenta que no se puedenmedir las dosis que reciben los ciudadanos queviven cerca de las nucleares, salvo que portarandosímetros como los que utilizan los trabajado-res de las plantas. Sí que se hacen controles ruti-narios del impacto de cada central analizandomuestras de cultivos, agua, aire, plantas... quehabitualmente son negativos. En definitiva, quetampoco se podían aplicar estos datos, en la in-mensa mayoría de los casos equivalentes a cero.

El método que se ha usado por tanto es aplicarun modelo de dispersión atmosférica (que tieneen cuenta todas las vías de exposición de unciudadano medio que vive en el municipio, queconsume agua del río, los peces que pesca, laslechugas que nacen en el entorno...) al dato pre-ciso de lo que emite cada instalación. «Con esemodelo sacamos un dato que es una ficción, peroque es representativo de las condiciones de exposi-ción a las que estaría sometido ese individuo»,precisa Lentijo. Habitualmente, estos cálculosque hace el CSN llegan a la conclusión de que elindividuo, aunque se sometiera a la máxima ex-posición, estaría muy por debajo de los límitesde radiación permitidos. Para este estudio, sinembargo, «lo que queríamos era conocer, de laforma más realista posible, qué dosis podían serrepresentativas de un ciudadano medio que vivaen cada uno de estos municipios, por eso hemostenido que afinar la metodología considerandovarias referencias internacionales. Lo que hemoshecho ha sido reconstruir el historial de exposicióncon datos reales de efluentes y con datos que tene-mos de las condiciones meteorológicas que ha habi-do cada año, los caudales de los ríos, etcétera».

En definitiva, que se han usado datos estima-dos, pero lo más reales posible. «Todos los estudiostienen limitaciones», admite Lentijo, pero te-niendo en cuenta que se incluyen por primeravez las estimaciones de las emanaciones, «desdeese punto de vista, el nuevo estudio mejora muchoo limita menos que los estudios anteriores». ◗

Zonas incluidas en elestudio. Los círculos

delimitan los entornos deradio de 30, 50 y 100

kilómetros alrededor de lasinstalaciones.

El estudio no detecta datos relevantes en loscasos de mieloma múltiple en la comarca deZorita, que apareció en un informe anterior