Estructuralismo en Economía

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Co mercio Exteri o r, vol. 40, núm. 3, Méxi co , marzo de 1990, pp. 236-244 El estructuralismo en economta Algunas reflexiones Roberto Martínez Le Clainche * L as concepciones estructurallstas E n los textos incluidos en el recuadro se aprecia, entre otras cosas , que ya desde mediados del siglo pasado se recono- da la naturaleza comp leja de los fenómenos económicos. Asimismo, que a partir de ento nces y hasta el presente se han se- ñalado a la ciencia económica diversas deficiencias: desde las re- lativas a una excesiva s implificación de la realidad que pretende explicar, hasta la om isión en sus explicaciones de muy variados aspectos que se han calificado hasta el presente como "extrae- conó micos". Cabría pensar que las crític as de que ha sido objeto la econo- mía podrían aplicarse en mayor o menor medida a tod,as las cien- ci as sociales, agregando, además, que en ocasiones éstas dan la impresión de tener como objeto de estudio realid ades distintas, c uando no existe más que una realidad. La complicación surge Doctor en derecho y economi sta . Embajador de Méx ico, represen- tante ante los organismos internacionales con sede en Gi nebra, 1978- 1979, y ante la ALALC y la ALADI, 1979-1983. Profesor titular de la Es - cuela Nacional de Economía, UNAM, hasta 1970. Nos sorprendemos de los absurdos qu e podemos admitir temporalmente cuando reflexionamos mucho tiempo s olo s; sob re todo en el campo económico (asf co mo en las otras ciencias morales). en donde frecuentemente no tenemos ocasión de verificar nuestras ideas con una prueba conduyente en el orden del razonamiento o de la experiencia. j. M. Keynes 1 de que los fenómenos sociales que se dan en esta rea li dad única son de naturaleza complej a, por lo que constituyen verdaderas unitas multiplex, cuyos componentes son en ocasion es diffcil es de discernir. Así, una explicación cabal de ellos desborda los lí- mites de competencia de una di sc iplina ais lada. Esto ha cond i- cionado que, a partir de los años sese nta, hayan surgido invest i- gaciones de car ác ter interdisciplinario. Ahora bien, la perspectiva estructurali sta que se emplea en diversas disciplin as implica, en- tre otras cosas, el re conocimiento del carácter comp lejo de los fenómenos sociales, por una parte, y la necesidad de la colabo- ración interdi sc iplinari a para mejor explicac ión, por otra. Dentro de la economí a, por lo menos hasta el prese nte, no se ha emp leado tal óptica, a cuya comprensión nos iremos ace r- cando a lo largo del presente traba jo . Sin embargo, la noción de estructura adoptada en economía por diversos auto res, les ha per- mitido hacer aportes positivos a la formulación de la ciencia eco- nómi ca . En atención a que el conocimiento de dicho término re- su lta indispensab le para apreciar tal es aportes, a continuación se presentan algun as definicio nes . l . Prefacio a la pr i mera edición inglesa de la Teoría general de la ocu- pación, el interés y el dinero (1936). -

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Articulo sobre la aplicación de los métodos estructuralistas en la disciplina económica.

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  • Comercio Exterior, vol. 40, nm. 3, Mxico, marzo de 1990, pp . 236-244

    El estructuralismo ~ en economta

    Algunas reflexiones Roberto Martnez Le Clainche *

    Las concepciones estructurallstas

    E n los textos incluidos en el recuadro se aprecia, entre otras cosas, que ya desde mediados del siglo pasado se recono-da la naturaleza compleja de los fenmenos econmicos.

    Asimismo, que a partir de entonces y hasta el presente se han se-alado a la ciencia econmica diversas deficiencias: desde las re-lat ivas a una excesiva simplificacin de la realidad que pretende explicar, hasta la omisin en sus explicac iones de muy variados aspectos que se han calificado hasta el presente como "extrae-conmicos".

    Cabra pensar que las crticas de que ha sido objeto la econo-ma podran aplicarse en mayor o menor medida a tod,as las cien-cias sociales, agregando, adems, que en ocasiones stas dan la impresin de tener como objeto de estudio realidades distintas, cuando no existe ms que una realidad. La complicacin surge

    Doctor en derecho y economista . Embajador de Mxico, represen-tante ante los organ ismos internacionales con sede en Ginebra, 1978-1979, y ante la ALALC y la ALADI , 1979-1983. Profesor titular de la Es-cuela Nacional de Economa, UNAM, hasta 1970.

    Nos sorprendemos de los absurdos que podemos admitir temporalmente cuando reflexionamos mucho tiempo solos; sobre

    todo en el campo econmico (asf como en las otras cienc ias morales). en donde frecuentemente no tenemos ocasin de

    verifi car nuestras ideas con una prueba conduyente en el orden del razonamiento o de la experiencia.

    j .M. Keynes 1

    de que los fenmenos socia les que se dan en esta rea lidad nica son de naturaleza compleja, por lo que constituyen verdaderas unitas multiplex, cuyos componentes son en ocasiones diffc iles de discernir. As, una explicacin cabal de ellos desborda los l-mites de competencia de una disciplina aislada. Esto ha cond i-cionado que, a partir de los aos sesenta, hayan surgido investi-gaciones de carcter interdisciplinario . Ahora bien, la perspectiva estructurali sta que se emplea en diversas discip linas implica, en-tre otras cosas, el reconocimiento del carcter complejo de los fenmenos sociales, por una parte, y la necesidad de la colabo-racin interdisc iplinaria para ~u mejor explicac in, por otra.

    Dentro de la economa, por lo menos hasta el presente, no se ha empleado tal ptica, a cuya comprensin nos iremos acer-cando a lo largo del presente trabajo. Sin embargo, la nocin de estructura adoptada en economa por diversos autores, les ha per-mitido hacer aportes positivos a la formu lacin de la ciencia eco-nmica. En atencin a que el conocimiento de dicho trm ino re-su lta indispensable para aprec iar tales aportes, a continuacin se presentan algunas definiciones.

    l . Prefacio a la pr imera edicin inglesa de la Teora general de la ocu-pacin, el inters y el dinero (1936).

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    La complejidad de los fenmenos econmicos

    E n su Introduccin a la sociologa, A. Cuvillier hace una cita tomada de la obra de Guillermo Roscher titulada Compendio de un curso de economa polftica segn el

    mtodo histrico, publicada en 1843: " Para comprender cien-tficamente un solo aspecto de la vida social hay que conocer-los todos, y es importante, sobre todo, fijar la atencin en el idioma, la religin, el arte, la ciencia, el derecho, el Estado y la economa." (Editorial Amrica, Mxico, 3a. ed., 1943, p. 21 .)

    Ms adelante, el propio Cuvill ier, refirindose a Augusto Comte, afirma: " Hay en Comte [ . . . ] una idea muy importan-te, sobre la que insistiremos, y que no es otra que la de que ' los fenmenos sociales son profundamente conexos' y que, en consecuencia, 'su estudio real jams podr estar separado racionalmente; de lo que resulta la obligacin permanente de considerar, siempre por manera simultnea, los diversos as-pectos sociales'" (ibid., p. 35).

    El intercambio de ideas que Comte mantuvo con John Stuart Mili podra explicar que ste escribiera en 1848 en el prefacio de sus Principios de economa poltica : "Para fines prcticos, la economa poltica est siempre entrelazada con muchas otras ramas de la filosofa social. Excepto en cuestiones de mero de-talle, quiz no existan cuestiones prcticas, incluso entre las que ms se aproximan al carcter de puramente econmicas, que se puedan solucionar slo sobre premisas econmicas" (Fondo de Cultura Econmica, Mxico-Buenos Aires, 2a. ed. , 1951). Tal vez como derivacin de lo anterior, el propio Stuart Mili afirm: " Es poco probable que un hombre sea un buen economista si no es ms que eso."

    Por cuanto hace a la economa, siempre ha reconocido sus vnculos con la historia, la geografa, la demografa y poste-riormente con las matemticas (por medio de la estadstica y en forma directa de la econometra). Consciente de esos vn-culos, Bertrand Nogaro, sin embargo, separa el mtodo de la economa poltica del de otras ciencias (con excepcin del de la historia), como puede leerse en el siguiente pasaje de su obra La mthode de l'conomie politique:

    "No podemos, en efecto, consagrar un amplio estudio al mtodo de la economa poltica sin recurrir a nociones toma-das de diversas disciplinas. Importa, sin embargo, hacer aqu una distincin esencial. No se trata, en efecto, de referirnos a ciencias ms o menos conexas por su objeto: el estudio de los fenmenos econmicos supone, evidentemente, cierto co-nocimiento del medio fsico y demogrfico, de los procedimien-tos tcnicos, de las instituciones jurdicas y de muchas otras circunstancias que interesan en la vida social. Sin embargo, el mtodo de la economa poltica no se inspira ni en el mto-do jurdico, ni en los mtodos de la geografa, la demografa o la tecnologa ... " (Librairie Gnrale de Droit et de Jurispru-dence, Pars, 2a. ed., revisada y aumentada, 1950, pp. 37-38.) En este pasaje, Bertrand Nogaro intercala la siguiente nota al pie de la pgina 38: " (1) Ren Maunier, en una obrita titulada L'conomie politique et la sociologie (Pars, 1910), tiene una curiosa exposicin de las relaciones existentes entre el objeto

    de la economa poltica y el de otras ciencias sociales: dere-cho, ciencias de las costumbres, lingstica, esttica, ciencia de las religiones, tecnologa. Habra que agregar a esta en nu-meracin, por lo menos, la demografa".

    Por otra parte, las relaciones de la economa con la psico-loga tambin se han reconocido prcticamente desde siem-pre, por cuanto el hombre es el principal actor de los fenme-nos econmicos y, adems, porque diversos conceptos bsicos en la ciencia econmica revelaron un carcter psicolgico: "va-lor", "utilidad", "necesidad", etc. La importancia de la psicolo-ga para la economa la expresa Lionel Robbins en su Ensayo sobre la naturaleza y significacin de la ciencia econmica, en los siguientes trminos:

    " Pero aun restringiendo el objeto de la Economa a la ex-plicacin de cosas observables, como los precios, descubri-mos que, en realidad, es imposible explicarlos a menos que invoquemos elementos de naturaleza subjetiva o psicolgica. Tan pronto como se formulan especficamente, resulta bien claro que los procesos ms elementales de la determinacin de los precios deben depender nter afia de lo que la gente piensa que ocurrir con los precios[ . . . ]. Es preciso concluir entonces que habremos de incluir elementos psicolgicos si queremos realizar nuestra tarea como economistas: dar una explicacin suficiente de todas las cuestiones que cada defini-cin del objeto de nuestra ciencia cubre necesariamente. No podemos dejarlas fuera si queremos que nuestra explicacin resulte adecuada ... " (Fondo de Cultura Econmica, Mxico-Buenos Aires, 1951 , pp. 125-126.)

    Una omisin que, entre otras, se ha reprochado a la eco-noma, es la de no tomar en cuenta el progreso tcnico. Al respecto Jean Fourasti es particularmente enftico:

    " No hay un hombre, por simple que sea su vida, por aisla-do que est en su pueblo, que no sepa esto: el progreso tcn i-co es el factor dominante de nuestro tiempo; domina la histo -ria poltica, econmica y social de la humanidad de hoy.

    " Tomando en cuenta esto, un hombre no iniciado pensa-ra que el progreso tcnico debe ocupar en la ciencia econ-mica el mismo lugar que en la historia econmica; es decir, que debe ser el leitmotiv de las descripciones, el factor pre-ponderante de las explicaciones, la clave de la doctrina; que debemos, en una palabra, encontrarlo en todas partes en la ciencia econmica como lo encontramos en los hechos."

    Y, ms adelante, Fourasti concluye:

    " Ahora bien, nada de esto es verdad. Estudiemos uno de esos gruesos tratados clsicos que gustan a los franceses -por ejemplo, los recientes tratados de G. Pirou y M. By, de L. Bau-din, de Jean Marchal- o las ms escasas y cortas sntesis de los anglosajones -por ejemplo, el Samuelson- y slo encon-traremos raras referencias al progreso tcnico, aparte del ca-ptulo ritual sobre la revolucin industrial, captulo puramen-te descriptivo y sin ningn nexo racional con los otros. La Teorfa general de Keynes, que es para la mayor parte de los econo-

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    mistas la base de la ciencia econmica contempornea, ex-cluye prcticamente el progreso tcnico de su universo de pen-samiento." ("Progreso tcnico y ciencia econmica", en Investigacin Econmica, Escuela Nacional de Economa, UNAM, vol. XVIII, Mxico, 1958, p. 366.)

    Por otra parte, aunq'ue el nexo de la economa con la pol-tica ha sido reconocido, como lo testimonia por lo menos desde principios del siglo XVII la denominacin de "economa pol-tica" que diera Antaine de Montchretien a tal disciplina, no ha tenido hasta ahora repercusiones sensibles en la elabora-cin de la ciencia econmica, a pesar de que los vnculos en-tre ambas disciplinas se han reforzado a travs del tiempo, con la creciente intervencin del Estado en la economa. En rela-cin con este punto, G . Katona y A. Lauterbach formulan la siguiente observacin:

    " Aliado de las contribuciones que la psicologa puede apor-tarles, los economistas, en su deseo de comprender los pro-cesos econmicos verdaderos, deberan consultar diversas dis-ciplinas conexas qwe forman parte de las ciencias sociales. La sociologa y la psicologa social han explorado ampliamente el campo de las normas sociales y la dinmica de los grupos, sin que sus comprobaciones hayan sido todava aplicadas de manera apreciable en el campo econmico; para mencionar un ejemplo importante, el efecto de las presiones polticas so-bre las decisiones econmicas no puede ser comprendido si no se utilizan estas investigaciones." (En P.L. Reynaud, La Psychologie conomique. Observations (1) , Librairie Marcel Ri-viere et Cie, Pars, 1954, p. 160.)

    Cabe mencionar que desde mediados del siglo pasado fue-

    A pesar de que la palabra " est ructura" se caracteriza por su muy rica poli semi a, resu lta extrao que no figure, entre otros, ni en el Breve diccionario etimolgico de la lengua castellana de Joan Corom inas, 2 ni er.1 el gran Diccionario crtico etimolgico caste-llano e hispnico , del mismo autor, con la colaborac in de J .A. Pascal , 3 y, en fin, ni en la Gran Enciclopedia del Mu ndo, en 23 tomos, elaborad os bajo los auspicios de don Ramn Menndez Pidal. 4

    El diccionari,o de la Rea l Academia Espaola consigna las si gu.ientes acepciones para dicha pa labra :

    "Estructura. f. Distribucin y orden de las partes de un edifi-cio. 2. Distribucin de las partes del cuerpo o de otra cosa. 3. fig. Distribuc in y orden con que est compuesta una obra de ingenio, como poema, historia, etctera. "

    El Diccionario de uso del espaol, de Mara Moliner, asienta por su parte:

    " Estructura. 1. ' Disposicin' . Manera general, a veces especi-ficada con un adjetivo, de estar colocadas las partes de una cosa:

    2. Ed itorial Gredas, 3a. ed. , mejorada y revisada, 1976. 3. La Edi torial G redos lo public en seis tomos, a partir de 1980. 4. Colaboraron de manera especial en esta obra 23 premios Nobel.

    . La public la Casa IJurvan, S.A. , de Ediciones Bilbao, a parti r de 1979.

    el es tructuralismo en economa

    ron cobrando importancia las crticas que se formulaban con-tra la llamada Escuela Clsica, las cuales aportaban precisio-nes a la visin de la realidad que dicha Escuela haba simplificado en exceso. Al respecto, ya en el Sistema nacional de economa poltica, que Federico List public en 1841 , se lee:

    " Adam Smith y su escuela han hecho una hiptesis cos-mopolita. Han supuesto a todos los hombres del presente reu-nidos en una gran comunidad, de donde la guerra estara des-terrada. En tal hiptesis, en efecto, la humanidad estara compuesta por individuos aislados; slo contaran los intere-ses individuales de stos y no podra justificarse oponer nin-gn obstculo a su libertad econmica . Pero entre el hombre y la humanidad, la historia puso a las naciones;; es lo que la Escue~a olvida. Cada hombre forma parte de una nacin y su prosperidad individual depende al ms alto punto del poder poltico de sta."

    El final de este prrafo enva a una nota al pie de la pgina que por su inters transcribimos:

    " El ejemplo de Holanda, el de Blgica, de las ciudades han-seticas y de las repblicas italianas, [todos] demuestran que la actividad de los particulares es incapaz de mantener el co-mercio, la industria y la riqueza de los estados o de pases en-teros, si las circunstancias pblicas no son ya favorables y que los individuos obtienen la mayor parte de sus fuerzas produc-tivas de la organizacin pblica del poder nacional. " (Sistema nacional, p. 141 , citado en Charles Gide y Charles Rist, His-toire des doctrines conomiques, Librairie de Recueil Si rey, Pa-rs, 7a . ed ., 1947, p. 300.) O

    'estructura de un edi fic io [de un tejido, de un organismo, de un cuerpo qumico, de un poema]' . 2. 'Armadura. Armazn. Esq ue-leto'. Conjunto de piezas que sostiene y da fuerza a algo; por ejem-plo, a un edificio o a un barco : 'edificio ele estructu ra metl ica'. "

    Como complemento a estas acepciones, cabe sea lar que la palabra estructura proviene del latn structura y sta del verbo strere, que significa " construir" .

    Si n embargo, estas definiciones no se han empleado en las cien-cias socia les, donde la pa labra est ructura cobr acepc iones tan diversas que, al plantearse la neces idad de elaborar el Dicciona-rio terminolgico de las ciencias sociales, patrocinado por la UNES-CO, hubo de organizarse un coloquio en Pars, en 1959, con el fin exclusivo de precisar su significado. En l participaron 20 es-pecialistas cuyas intervenciones, adicionadas con observaciones de otros diez ms, se pu blicaron en una obra que en espaol lle-va el ttulo de Sentidos y usos del trmino estructura en las cien-cias del hombre. 5 A pesar de este esfuerzo, no fue posible llegar a una definicin nica, aunque qued claro que para algunas cien-cias el trm ino no admite ambigedad (biologa, matemticas, ar-quitectura, lingstica, antropologa) , lo cual no es hasta ahora el caso para la economa.

    5. R. Bastide y otros, Paids, Coleccin [de] Psicologa Social y Socio-loga, Buenos Aires, 1968.

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    En sta se acepta generalmente que fue Karl Marx quien tuvo el mrit de haber sido el primero en emplear la palabra estruc-tura (en 1859) y de haberle atribuido un significado tcnico pre-ci so, en el conocido pasaje de su Contribucin a la crtica de la economa polftica:

    " En la producc in social de su ex istencia, los hombres entran en relac iones determinadas, necesari as, independientes de su vo-luntad, relac iones de produccin que corresponden a un grado de desarrollo determinado de sus fuerzas productivas material es. El conjunto de estas relac iones de producc in constituye la es-tructura econmica de la sociedad, la base concreta sobre la cual se eleva la superestructura jurdica y polti ca a la cual correspon-den form as de conciencia social determinada."6

    A pesar de los mritos que diversos autores le reconocen a esta definicin, no se ha utili zado en estudios estructuralistas. Por otro lado, un concepto de estructura que susc itara un marcado inte-rs en los estudios de la coyuntura econmica, y que a la postre dar 'l base para otras interpretac iones, las cuales nos acerca rn a la que se emplea en el estructuralismo, es la que apareci en la obra Estructura y ritmo de la economa mundial, de Ernst W a-geman, quien fu era director del Instituto de Coyuntura de Berl n. Su ya es la siguiente fo rmulac in:

    "Cada economa nac ional ti ene su constitucin especfica, su ca rcter peculiar, su ntimo sistema. lntgrase ste con elemen-tos o datos naturales, geogrficos, etnogrficos, psico lgicos, po-lticos, jurdicos y tcnicos, factores todos ellos que son muy di-versos segn las comarcas y los perodos de evolucin. Podemos denominarl os tambin elementos estructurales, y abarcarlos to-dos bajo el concepto de 'estructura', expresin sta que durante los ltimos aos ha ido afirm ndose ms y ms en esta acepcin. '.' 7

    El propio W ageman utiliza r este concepto para exp lica r cmo la misma medida tendr efectos diferentes, segn la estructura de las economas en qu e se aplique. En efecto, segn ex plica : " las reacc iones coyunturales, conforme a las condiciones estructura-les que encuentren, d ifieren mucho no s lo en intensidad sino por su ritmo general , su duracin y su direcc in" .8 Otra idea que formul a W ageman es la siguiente: " La estructura concierne a los rganos, la coyuntura a las funciones de la econ oma; conviene des ignar princ ipa lmente por estructura a lo que es ms perm a-nente [ . .. ] y por coyuntura a lo que se transforma." 9

    Johan Akerm an utiliza r esta ltima idea en sus artculos " L' analyse estructure! le des va riations conomiques" y "Cycle et structure" .10 Algunos pasajes de este autor compendian en cier-to modo su concepcin sobre la estructura:

    6. Una exp li cac in ms amplia del uso de la pa labra estructura en las c iencias soc iales se encuentra en Roberto M artnez Le Clainche, M xico: elementos para el estudio estructural de su economa, Institu to de Inves-tigaciones Econm icas, UNAM, Mx ico, 1972, pp. 29 y ss.

    7. Edito ri al Labor, S.A ., Barcelona-Madrid-Buenos Aires, 1933, p. 13. 8. La stratgie conomique, Pars, 1938, p. 175, citado por Andr M ar-

    chal, M ethode scientifique et science economique, ditions M. TH. G-nin, Li brairie de Mdicis, Pars, 1955, tomo 11 , p. 197.

    9. Cit. po r Andr Marchal, op. cit., p. 175. 1 O. El primero se public en 1948 en el Bulletin de l ' lnstitut de Re-

    cherches conomiques et Sociaux de I'Universit de Louva in ; el segun-do en la Revue conomique, de enero de 1952 .

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    " Por estructura es necesario entender el cuadro de los movi-mientos econmicos, la contextura que a corto plazo aparece como invariable y form a un contraste con las fluctuac iones eco-nmicas. Podemos distinguir, adems, estructuras tcnicas, pol-ticas, instituc ionales, psicolgicas o intelectu ales, en la medida en que deseamos prec isa r la composicin relativamente estable del aparato de produccin, de la demanda global o de los grupos sociales. Esta nocin de estructura es, adems, traducible en tr-minos estadsticos y es posible denotar cada uno de sus compo-nentes mediante un ndice: la estructura de la producc in, por la parte de los bienes de consumo y de inversin (o de la agricul -tura y de la industria) en la produccin nacional; la estructura mo-netaria, indicando en ella la relacin que ex iste entre los diferen-tes medios de pago; la estructura de los ingresos por medio del al fa de Pareto, etctera." 11

    Sin embargo, el propio Akerman seala que la estructura slo aparece como estable en relacin con los ciclos, puesto que tam-bin ella evoluciona aunque, por supuesto, ms lentamente. Con-sidera que, despus de 150 aos, hay al parecer ocho fuerzas que impulsan su evolucin: 7) Los cambios tcnicos; 2) el crecimien-to de la poblac in; 3) la evoluc in de las ideas; 4) los cambios polticos; 5) el desarro llo del crdito; 6) la concentrac in econ-mica; 7) la evo lucin de las relaciones entre los sectores indus-tri al y agrcola, y 8) las variac iones en la distribucin del ingreso nac iona1. 12

    Jan Tinbergen presenta una concepcin que en c ierto modo comprende las anteriores y adiciona algunos elementos propios en su artculo " De quelques problemes poss par le concept de structure conomique" .13 En l se lee:

    '"Estructura econmica', esas dos palabras se utilizan mu cho desde hace una veintena de aos. Encubren nociones muy di -smbo las, frecuentemente difciles de di stinguir .

    "En su acepcin primera y ms extendida se refi eren a un con-junto de caractersticas inmediatamente observables, tales como las relac iones numricas existentes entre produccin agrcola y produccin industrial, etc., y, ms particularmente, los valores pro-medi o asentados sobre un perodo de alguna amplitud, con side-rad os como representativos de una tendencia profunda de la eco-noma. Esta concepcin de la estructura se ha afinado algunas veces: comprende datos concerni entes a un mayor nmero de industri as y ofrece a partir de ah elementos de conocimiento so-bre el modelo que regula el sentido de la c irculacin de los bie-nes y de los servic ios. Se consideran entonces elementos cualita-tivos, independientemente de los cuantitativos, nicos tomados en cuenta antes .

    " En un tratamiento ulterior, el adjetivo 'estructural' se utili z en el sentido de lento; califica de esta manera un movimiento o un desarrollo. Este uso est desde entonces muy extendido en la investi gacin sobre los c iclos.

    11 . Diversos autores, Fluctuations conomiques, vo l. l. Analyses des thories. }ohan Akerman , por Marce l Capet, d itions Domat M ontchres-tien, Pars, 1954, pp . 61-62.

    12. /b id., p. 62. 13. Se public en la Revue d 'conomie Politique, en 1952.

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    "Otra extensin del concepto de estructura fue introd ucida por un anlisis ms profundo: implica la considerac in de carac-terst icas no inmediatamente observables, concernientes a la ma-nera segn la cual la economa reacc iona a ciertos cam bios. En trm inos economtricos, son coefic ientes; las medidas cuantita-tivas que hemos sealado arriba son, de hecho, reductibl es a ta-les coeficientes. En algunos casos esos coefic ientes son ' inmedia-tamente mensurables' , por ejemplo, en ciertos modelos simples de Leontief. No se trata evidentemente s lo de coeficientes de reacc in tcnica, sino tambin de coefic ientes de reacc in psi-colgica e inst itucional.

    " El conjunto de estos coefic ientes ofrece una doble inform a-c in: da una imagen arquitectnica de la economa, por una par-te; determin a las vas de sus reacciones a ciertas va riaciones, por otra . . .'' 14

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    dos, pero no dispersos, el gobierno es libre, fu erte y estable, y la crtica despiadada del otro partido lo instruye e impide sus abu-sos (sistema britnico) [ ... ] Ahora bien, debilidad e inestabilidad polticas no pueden ser indiferentes al economista, po r cuanto la experi encia muestra que ellas se oponen al crec imiento eco-nmico [ ... ] El sentimiento de in seguridad que engendran desa-lienta las inversiones a largo plazo y favorece la huida decapita-les al extranjero."21

    Aunque el tratamiento que M archal dedica a las estructuras sociales es amplio, podra resumirse en sus propios trminos: "es-tn caracterizadas por la existencia de grupos sociales, por su n-mero y su poder, su actividad, principalmente por la importancia de las clases sociales" .22

    Finalmente, M archal caracteri za las estructuras psicolgicas o mentales en los trmin os siguientes:

    "Se trata, antes que nada, del 'mvil dominante' en cada so-c iedad: bsqueda del beneficio, del progreso, del bienestar, de la seguridad, del prestigio al que pueden unirse mviles parti cu-lares como: preocupacin por la eficacia; gusto por el trabajo bien hecho; placer por el juego y el riesgo; sentido deportivo de la com-petencia; sentido del servicio soc ial; sentido esttico, etctera .. .

    " Desde este punto de vista, los pueblos difieren profundamente unos de otros. Tienen -o pueden tener- una concepc in de la vida que les es propia. sta depende de las aptitudes tcnicas o intelectual es de los di ferentes pueblos [ . . . ) de su manera particu-lar de ver las cosas [ . .. ) de sus parti cularid ades de orden moral o sentimental; dicho de otro modo, de su temperamento." 23

    Un ltimo aspecto que interesa destaca r del tratami ento de M archal sobre la estructura es el que denomina "plastic idad" . Es dec ir, la medida en que las estructuras son suscepti bles de mo-difica rse. Ren Clmens esboza este aspecto en su artculo " Pro-legomenes d'une thorie de la structure conomique", lo que tal vez justifique que, para expli ca rlo, M archa! se sirva de una fi gura que aparece en dicho artculo. La misma est compuesta de siete crculos concntricos . En el del centro est la "estructura econ-mica" , const ituida por los fenmenos econmicos (moneda, in-greso, prec ios y costo); en el crculo siguiente, la "estructura de las actividades econmicas" (produccin, cambio, consumo y ahorro) ; en el tercero, las "estructuras po ltico-jurdicas" y la "es-tructura tcnica"; en el cuarto, la "estructura psicolgica y so-cio lgica"; en el quinto, la "estructura demogrfi ca" ; en el sexto la " loca li zac in" de los fenmenos que se estn considerando y, en el sptimo y ltimo, " la naturaleza" .

    M archa! destaca que las estructuras co rrespondientes a la na-turaleza y a la loca li zac in no pueden modif ica rse,. no son " pls-ti cas"; la estructura demogrfi ca es un poco plsti ca; la psicol-gica y socio lgica es ms plsti ca que la anterior ... Seguiran, con un mayor grado de plasti cidad, la estructura tcnica y la co-rrespondiente a los fenmenos poltico-jurdicos, as como la de las actividades econmicas y la de los fenmenos econmicos. 24

    21. /bid ., pp. 180-184. 22. /bid ., p. 184. 23. /bid., pp . 187- 188. 24. /bid., pp. 214-216. Vase tambin Roberto Martfnez Le Clainche,

    Op. cit., pp. 34 y SS .

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    Para concluir con esta parte de la exposicin, diremos que Ray-mond Barre dedica un captulo del primer tomo de su conomie politiquea " La structure de 1' conomie nati onale". En l, en fo r-ma por dems breve, resume prcticamente la concepcin de A n-dr M archa! incluyendo dos elementos adic ionales.

    El primero de ellos es que a las estructuras que no son econ-micas (es decir, las demogrfi cas, las sociales, las in sti tuc ionales y las menta les) las denomina "estructuras de enmarcamiento". Segn su propia expresin, consti tuyen "el ambiente de la acti v i-dad econmica; su estudio -agrega- depende ms parti cul ar-mente de otras d isc iplinas, pero el economista no puede ignorar-las en modo alguno" .25

    El segundo elemento es que Raymond Barre, a di fe rencia de otros auto res, menciona, adems de la defini cin de Fran

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    cia . A pesar de lo anterior, se puede afirmar que las diversas con-cepciones de la estructura adoptadas en economa han orientado ciertos trabajos que han significado aportes positivos en los siguien-tes campos: en los estudios de coyuntura; en la explicacin de la propagacin de los ciclos econmicos; en la cuantificacin de los componentes de una economa o de sus sectores; en la ela-boracin de los modelos matemticos y en poner de relieve lo sui gneris que es una ecl9noma nacional .

    Al prop io tiempo se advierte en los autores que se ocupan del tema una afirmacin cada vez ms enft ica: la necesidad ineludi-b le que tiene la ciencia econmica actual de dar cuenta de as-pectos que hasta hace poco se haban ven ido considerado como " extraeconmicos" y, por tanto, ajenos a las preocupaciones de los economistas, es decir, los psicolgicos, los polticos, los insti-tuc ionales, las innovaciones tecnolgicas, etctera. 29

    Asimismo, independientemente del inters que susc iian los tra-bajos de que se ha dado cuenta, se observa en ellos cierta incon-gru encia . En efecto, es casi una regla que los autores de quienes nos hemos ocupado comiencen por definir la "estructura eco-nm ica" y a poco apliquen abusivamente el calificat ivo "estruc-tural" a todo lo que tiene que ver, directa o indirectamente, con esa estructura que definieron e incluso a lo que no tiene que ver con ella. Tal es el caso de las "estructuras extraeconmicas" o "estructuras de enmarcamiento", lo cual no deja de provocar al-guna confusin , pues en mltiples ocasiones se requerira de de-finic iones adicionales, por no ser aplicable la utilizada en el pun-to de partida.

    Por otra parte, dada la complejidad del tema, de tiempo en tiempo surgen en algunos autores, ms que afirmaciones, refle-xiones de ca rcter conjetural. Tal vez quien mejor ilustre esto sea Ren Clmens:

    " .Una teora de la estructura econmica impone una teora de la estructura bajo muchos otros aspectos. Y la primera viene a integrarse -en una teora general de las estructuras socia les, que no es ya de orden especficamente econmico . O bien, el estu-dio de las diversas estructuras del medio humano puede aspira r nicamente a esclarecer sus relaciones con la estructura econ-mica (con todo el peligro que implica esta disociacin) y consti-tuye una parte integrante de la teora econmica. Sin embargo, tambin es preciso dilucidar la influencia de la estructura econ-mica sobre las otras estructuras .

    " Nos vemos inevitablemente conducidos a examinar de nue-

    29. Esta actitud marca un gra n contraste con la asumida por joseph A. Schumpeter, quien en su obra Teora del desenvolvimiento econmi-co, cuya primera edicin data de 1911 , afirma: " Cuando logramos hallar una relacin causal definida entre dos fenmenos nuestro pr

  • comercio exterior, marzo de 1990

    es una relacin de enlace, distinta tanto de la adicin como de la fusin . Lo que caracteriza a los miembros de la tota lidad lla-mada estructura es, por tanto, su no independencia, su articu la-cin en la forma total, su interaccin, su compenetracin funcio-nal y su solidaridad ... " 32

    Si adoptramos en economa la acepc in transcrita, surgira de inmediato la necesidad de determinar cul sera "e l conjun to de elementos so lidari os entre s", aque l en donde dicha ciencia encontra ra los fenmenos que son su objeto de estudio. Al res-pecto, se podra tomar como conjunto el mbito humano tota l, por cuanto dentro de l todos los elementos de que consta se in-terinfluyen y son "so lidarios entre s", au n cuando sea n de dife-rente natura leza. En esas cond ic iones, todas las disciplinas con-taran como punto de part ida con la misma estructura, la cual contiene todos los fenmenos existentes.

    Sin embargo, hasta aqu parecera que lo nico que se ha he-cho al adoptar la acepc in transcrita es cambiar la denominacin del med io humano, llamndolo ahora "est ructura". Un poco como han hecho los autores que cons ideramos, cuando deno-minan al med io fs ico de un pas su "est ru ctu ra fsica"; a su po-blac in, su "estructura demogrfica"; a sus inst ituciones jurdi -cas, su "est ru ctu ra jurdica", etc. No obstante, en nuestro caso, al adopta r la acepc in ql!e nos ocupa estaramos aceptando tam-bin que todos los fenmenos que ocurren en la estructura "son interdepend ientes entre ellos"; que puede hab larse de "no inde-pendencia re lat iva de unos con respecto a otros y de compene-trac in de todos entre s", lo cua l no quedaba expresamente for-mulado en las ot ras acepc iones de la estru ctura. En estas cond iciones, todos los estudios sobre los fenmenos de orden so-cial que se dan en la estructu ra rebasarn por necesidad el mbi-to que tradic iona lmente se ha reconocido como propio a cada una de las disciplinas ex istentes.

    Otra cuest in que se plantea al aceptar la definicin c itada es la referente a la delimitacin de la estructura en el espac io. Al respecto Andr Marcha ! es suficientemente exp lcito:

    " La estructura de la cual se trata aqu [se refiere a la defini-c in de Franc;:ois Perroux] es la estructura de un grupo soc ial, prin -c ipa lmente de una nacin, siendo la nacin, todava hoy, el con-junto ms coheren te, el ms caracterst ico del universo econm ico. Nada impide - inc lu so es indispensable- analizar la estructu ra de conjuntos econm icos mucho ms pequeos que la nacin - la empresa, por ejemplo, o aun la regin o la loca lidad- o mucho ms grandes, ta les como los agrupam ientos (confederaciones o federaciones) de nac iones, el agrupamiento europeo princ ipalmente o, de una manera ms general, las 'eco-nom as cont inentales' y las 'economas imperi ales' [ . .. ] Las es-tructuras nacionales deben ser, pues, antes que cualesqu iera otras, el objeto de atencin de los econom istas ... " 33

    Por su p~rte, Ren Clmens expresa:

    " La nacin const ituira prcticamente un rea cuya estructu ra reviste una importancia part icular: const ituye un todo ms com-pleto que las reas limitadas porque es el rea cuya relativa u ni -

    32. Ed itorial At lante, S.A., Mxico, 1941 , pp. 169 y ss . 33. And r Marcha \, Mthode 'scientifique et science conomique, op.

    cit ., p. 174.

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    dad, desde el punto de vista que nos ocupa, obedece a la influen-cia de decisiones de un m ismo gobierno." 34

    Raymond Barre co inc ide con los autores anteriores cuando afirma:

    "E l an lisis de la estructura es particu larmente importante en el marco de la nac in . . . " 35

    Resu lta oportuno transcrib ir otras partes de la definicin de Jos Ferrater Mora:

    " Utili zada ya desde hace mucho t iempo [ ... ], la nocin de estructura ha cobrado cada vez mayor importancia desde qu e d i-ve rsas tota lidades -colect ividades humanas, complejos psqui-cos, formas de objetos, etc.- han sido exam inadas desde el pun-to de vista de su estru ctura total y no simplemente mediante an li sis separado y ad icin de cada uno de los componentes por recomposic in sintt ica. Si puede hab larse ya de un mtodo es-tructural ista y de u'na concepcin estructurali sta, ello es debido, en primer luga r, al abandono del primado ejerc ido desde el Re-nac imiento por los mtodos de anli sis, de composicin y des-composic in, mtodos que, por ot ro lado, no son un mero acce-so a la realidad sino que se hallan fundados en una determinada concepc in de esta real idad. A esta concepc in especficamente moderna se ha llamado, no sin razn, atom ismo. A la concep-c in contraria, que se abre paso desde hace alg n tiempo y que se manifiesta en todos los aspectos de la vida humana como base fundamental de una nueva cosmov isin se ha llamado, empero, estructura lismo, organicismo, tota lismo [ ... ]

    " La noc in de estructura, forma o configurac in ha adquirido su mayor auge y predomin io en la psicologa y, de un modo ge-nera l, en todas las cienc ias del espri tu . Bien que se hal len atis-bos e intuic iones estructurali stas en un gran nmero de psiclo-gos del pasado siglo, la psicologa de la forma o de la est ru ctura ha nacido forma lmente como tal en las investigaciones de Kurt Koffka (nac. 1886), Max Wertheimer (nac. 1880) y Wolfgang Kohler (nac. 1887), que rea li zaron su trabajo al hi lo de una crtica del asoc iac ion ismo atomista [ ... ] En estrecha relac in con estas ave-riguaciones, Husserl ha desarro llado su teora de los todos y las partes [ . .. ] Desde el punto de vista prop iamente psicolgico, las est ru cturas han sido invest igadas no s lo en su esencia y en sus formas [ .. . ] sino tamb in en lo que conc ierne a sus leyes y a sus relac iones mutuas. El resu ltado de estas investigaciones ha sido, por lo pronto, la ap licacin de la nocin de est ru ctura a la tota li -dad de la v ida psquica, as como, segn ha intentado Koh ler, al mundo fsico. Tanto en uno como en otro caso la tota lidad con-dic iona siempre el comportamiento de los miembros, de ta l suerte que s lo la primera puede exp lica r los segundos y no, como ocu-rre en el mtodo atomista, a la inversa ... "36 .

    Por la importancia que reviste este ltimo punto, y antes de cons iderar su proyecc in a la economa, se transcribe un texto de E. Lvinas sobre lo que significa para l la comprensin de la tota lidad:

    "Ruptura con los hb itos del entendimiento.cartesiano que va de lo simple a lo complejo, sin tomar en consideracin la luz que la tota lidad proyecta sobre la comprensin de lo simple; concep-

    34. Ren Clmens, op. cit. , p. 981. 35. Raymond Barre, op. cit., p. 220. 36. Jos Ferrater Mora, op. cit. , pp. 169 y ss.

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    cin en que la totalidad es el fin de sus partes, como lo quera Aristteles, pero tambin concepcin en donde, en un movimien-to incesante de vaivn, la totalidad hace va ler la parte .. . " 37

    En este complemento de la definicin de estructura hay un nue-vo elemento que puede representar un mayor acercamiento ha-cia la comprensin cabal de los fenmenos econmicos: al cap-tar la estructura como un todo, con sus caractersticas plenas, se entiende mejor cada una de sus "partes" .

    Hoy casi todos los pases tienen los elementos para obtener de ellos mismos una imagen como un todo. En efecto, conocen su superficie territorial; sus principales recursos naturales; su po-blacin; sus instituciones jurdicas, polticas y socia les; la forma en que se ejerce el poder en su mbito; la o las religiones que practican, etc. Por supuesto, el grado de tal conocimiento estar en funcin del desarrollo que hayan alcanzado las disciplinas que se ocupan de esos diversos aspectos.

    Caracterizar a la nacin como un todo podr resultar una ta-rea menos compleja si hay algn aspecto predominante cuya in-fluencia pese en forma decisiva sobre los dems. Tal vez el ejem-plo ms sencillo de una totalidad que trasmite sus caractersticas

    . a las partes sea el de un pas en guerra. Pinsese tambin en el peso que en todos los ordenes de la vida, incluso la cotidiana, tiene la religin en los pases islmicos, en donde los jefes de go-bierno estn tomando la religin bajo su tutela . O bien, en un pas que derive la mayor proporcin de sus ingresos de la expor-tacin de uno o de pocos productos, por lo que sus condiciones de vida dependern de los precios que alcancen esos bienes en los mercados internacionales. Asimismo, un pas somet ido a una dictadura, en el cual" s lo cuentan los deseos y las fantasas del dictador y de su grwpo de allegados, tendr un elemento clave para explicarse muchas de las cosas que acontecen en l. La in-fluencia que sobre las autoridades de un pas puedan ejercer las actividades vincu ladas con el narcotrfico repercutir necesaria-mente en las caractersticas de la vida nacional y permitir com-prender situaciones que de otro modo no se entenderan . Los ejemplos anteriores muestran que de ninguna manera resulta ocio-so conocer las caractersticas del todo para entender mejor sus partes. Tambin, que tener presente dicho conocimiento al for-mular la ciencia econmica puede resultar a todas luces saluda-ble y til.

    Dadas las implicaciones de la definicin de estructura que re-sulta de la teorfa de la Gestalt para la formulacin de la ciencia econmica, que dan al enfoque estructural una gran amplitud, ste no podra permitirse excluir forma alguna de investigac in ni cualquier metodologa que le auxilie en el logro de sus prop-sitos. Asimismo, en atencin a su propia naturaleza, ese enfoque desborda los lmites de toda disciplina tomada en lo particular, lo que condicionar necesariamente la coordinacin interdisci-plinaria en la investigacin futura.38 "

    Cabe subrayar, de igual modo, que adoptar la ptica estructu-ralista repercutir necesariamente en aspectos de orden prcti-co, contribuyendo as, entre otras cosas, a que la poltica econ-

    3 7. "Totalit et totalisation", en Encyclopaedia Universalis, vol. 16, p. 193 c.

    38. Al respecto, estdiense las conclusiones de Le struduralisme, de jean Piaget, en la Coleccin "Que sais-je?", nm. 1311 , Presses Univer-sitaires de France, Pars, 3a. ed ., actualizada, 1968.

    el estructuralismo en economa

    mica que se formule sea ms congruente con la reali~ad . En efecto, la estructura de un pas contiene pocos elementos no suscepti-bles de modificacin; dicho en otros trminos, "carentes o esca-sos de plasticidad" (su superfic ie territorial, su ubicacin, su po-blacin y la religin). La accin del hombre puede modificar la mayora de sus componentes, en determinado sentido. Cuanto mejor se conozca la realidad sobre la cual se desea actuar, tanto ms ser posible lograr el xito pleno.

    Resumen y conclusiones

    7) Desde hace siglo y medio se ha reconocido que los fen-menos que son objeto de estudio de la ciencia econmica con-tienen elementos de naturaleza extraeconmic . Por tanto, si di-cha ciencia quiere dar cuenta caba l de ellos deber recurrir a otras disciplinas.

    2) Mltiples factores, entre otros los aspectos psicolgicos, las innovaciones tecnolgicas y las decisiones polticas, son de gran importancia para la economa . Sin embargo, hasta el presente no se han considerado de manera adecuada en la formulacin de la ciencia econmica .

    3) En atencin a lo consignado en los puntos anteriores, la cien-cia econmica ha trabajado hasta ahora sobre una realidad exce-sivamente simplificada, lo que le ha valido crticas desde sus inicios.

    4) La economa se ha servido de diversas concepciones de es-tructura que le han permitido avanzar, pero no ha adoptado an la pt ica estructuralista, que le permitira superar las crticas de que ha sido objeto.

    5) El tratamiento que diversos autores, sobre todo franceses, han dado al concepto de estructura se basa en una definicin que no conduce al estructu rali smo, al cua l slo se llegar si se adopta la definicin que surge de la teora de la Gesta /t.

    6) Esta ltima implica lo siguiente: a] identi ficar el " conjunto de elementos solidarios entre s", el cual constituye la estructu ra propiamente dicha; b] delimitar sta por cuanto al mbito espa-cial que cubre; c]lograr su caracterizacin considerndola como un todo, por cuanto es ste quien condiciona el comportamien-to de sus partes y, por ltimo, d] incluir en la expl icac in de los fenmenos econm icos los aspectos extraeconmicos que infl u-yan en ellos.

    Entre las mltiples conclusiones que se pueden desprender del presente trabajo, cabra subrayar las dos sigu ientes:

    7) La adopcin de la ptica estructuralista para formular la cien-cia econm ica permitira a sta atender particularmente a las cr-ticas de que ha sido objeto desde sus inicios por no dar cuenta, en los fenmenos que estudia, de los aspectos que califica como "extraeconmicos" .

    2) El requerimiento que impone la ptica estructuralista de ca-racterizar a la estructura " como un todo" har posible un mejor conocimiento de la realidad econmica, lo que a su vez permiti-r construir una ciencia econmica ms completa y elaborar una poltica econmica ms eficaz . O

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