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ESTRÉS LABORAL
Dr. Antonio Cano Vindel
Presidente de la SEAS
LA NATURALEZA DEL ESTRÉS
Dr. Antonio Cano Vindel
Presidente de la SEAS
¿QUÉ ES EL ESTRÉS?
El término estrés proviene de la física y la arquitectura y se refiere a la
fuerza que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo. En la
Psicología, estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los
cuáles nos encontramos con situaciones que implican demandas fuertes
para el individuo, que pueden agotar sus recursos de afrontamiento.
La definición del término estrés ha sido muy controvertida desde el
momento en que se importó para la psicología por parte del fisiólogo
canadiense Selye (1956). El estrés ha sido entendido:
• como reacción o respuesta del individuo (cambios fisiológicos,
reacciones emocionales, cambios conductuales, etc.)
• como estímulo (capaz de provocar una reacción de estrés)
• como interacción entre las características del estímulo y los
recursos del individuo.
En la actualidad, este último planteamiento, se acepta como el más
completo. Así pues, se considera que el estrés se produce como
consecuencia de un desequilibrio entre las demandas del ambiente
(estresores internos o externos) y los recursos disponibles del sujeto. De
tal modo, los elementos a considerar en la interacción potencialmente
estresante son: variables situacionales (por ejemplo, del ámbito laboral),
variables individuales del sujeto que se enfrenta a la situación y
consecuencias del estrés.
El estrés puede ser definido como el proceso que se inicia ante un conjunto de
demandas ambientales que recibe el individuo, a las cuáles debe dar una
respuesta adecuada, poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento. Cuando
la demanda del ambiente (laboral, social, etc.) es excesiva frente a los recursos de
afrontamiento que se poseen, se van a desarrollar una serie de reacciones
adaptativas, de movilización de recursos, que implican activación fisiológica.
Esta reacción de estrés incluye una serie de reacciones emocionales negativas
(desagradables), de las cuáles las más importantes son: la ansiedad, la ira y la
depresión.
Ansiedad y estrés
Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos, entendiendo en
ambos casos un mismo tipo de reacción emocional, caracterizada por alta
activación fisiológica. Sin embargo, existen tradiciones diferentes a la hora de
estudiar ambos fenómenos. El estrés es un proceso más amplio de adaptación al
medio. La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza.
Digamos que dentro del proceso de cambios que implica el estrés, la ansiedad es
la reacción emocional más frecuente. Muchos estímulos o situaciones pueden
provocar en el individuo la necesidad de movilizar recursos para dar respuesta a
las demanda de dicho estímulo, o para volver al estado inicial de equilibrio en el
que se encontraba inicialmente. Al estímulo le llamamos estresor, o situación
estresante.
Distintos enfoques en el estudio del estrés
Vamos a ver brevemente algunas cuestiones fundamentales que se estudian
bajo el rótulo "estrés". Ello nos permitirá entender distintos puntos de vista a la
hora de estudiar el estrés.
1. El estrés como estímulo.
El estrés ha sido estudiado como el estímulo o la situación que provoca un
proceso de adaptación en el individuo. En distintos momentos se han investigado
distintos tipos de estímulos estresores.
1.1. El estrés como estímulo. Los grandes acontecimientos.
Los acontecimientos vitales, catastróficos, incontrolables,
impredictibles, como muerte de un ser querido, separación, enfermedad
o accidente, despido, ruina económica, etc., son el tipo de situaciones
estresantes que fueron más estudiadas en los años sesenta y setenta.
Como puede verse, se trata de situaciones de origen externo al propio
individuo y no se atiende a la interpretación o valoración subjetiva que
pueda hacer el sujeto de las mismas. Serían situaciones extraordinarias y
traumáticas, o sucesos vitales importantes, que en sí mismos producirían
cambios fundamentales en la vida de una persona y exigirían un reajuste.
En esta línea se han llevado a cabo investigaciones sobre las relaciones
entre cantidad de estrés y salud (por ejemplo, cuántos estresores han
sufrido las personas que enferman) .
1.2. El estrés como estímulo. Los pequeños contratiempos.
En los años ochenta se han estudiado también los acontecimientos
vitales menores (daily hassles), o pequeños contratiempos que pueden
surgir cada día (en el trabajo, las relaciones sociales, etc.) como
estímulos estresores.
1.3. El estrés como estímulo. Los estímulos permanentes.
Así mismo, se han incluido los estresores menores que permanecen
estables en el medio ambiente, con una menor intensidad pero mayor
duración, como el ruido, hacinamiento, polución, etc.
2. El estrés como respuesta.
Previa a esta concepción del estrés como estímulo, en los años
cincuenta se había investigado la respuesta fisiológica no específica de
un organismo ante situaciones estresantes, a la que se denominó
Síndrome de Adaptación General y que incluía tres fases: alarma,
resistencia y agotamiento. Selye consideraba que cualquier estímulo
podía convertirse en estresor siempre que provocase en el organismo la
respuesta inespecífica de reajuste o reequilibrio homeostático, pero no
incluía los estímulos psicológicos como agentes estresores. Hoy en día
sabemos que los estímulos emocionales pueden provocar reacciones de
estrés muy potentes.
3. El estrés como interacción
En tercer y último lugar, el estrés no sólo ha sido estudiado como
estímulo y como respuesta sino que también se ha estudiado como
interacción entre las característ icas de la situación y los
recursos del individuo. Desde esta perspectiva, se considera más
importante la valoración que hace el individuo de la situación estresora
que las características objetivas de dicha situación. El modelo más
conocido es el modelo de la valoración de Lazarus (Lazarus y Folkman,
1986), que propone una serie de procesos cognitivos de valoración de la
situación y valoración de los recursos del propio individuo para hacer
frente a las consecuencias negativas de la situación. El estrés surgiría
como consecuencia de la puesta en marcha de estos procesos de
valoración cognitiva. Si el sujeto interpreta la situación como peligrosa, o
amenazante, y considera que sus recursos son escasos para hacer
frente a estas consecuencias negativas, surgirá una reacción de estrés,
en la que se pondrán en marcha los recursos de afrontamiento para
intentar eliminar o paliar las consecuencias no deseardas.
Según el modelo de Lazarus el proceso cognitivo de valoración de la
situación supone una estimación de las posibles consecuencias
negativas que pueden desencadenarse para el individuo. Si el resultado
de esta valoración concluye que las consecuencias pueden ser un peligro
para sus intereses, entonces valorará su capacidad de afrontamiento
frente a este peligro potencial. Si las consecuencias son muy
amenazantes y los recursos escasos, surgirá una reacción de estrés. La
reacción de estrés será mayor que si la amenaza no fuera tan grande y
los cursos de afrontamiento fuesen superiores. Una vez que ha surgido la
reacción de estrés el individuo seguirá realizando revaluaciones
posteriores de las consecuencias de la situación y de sus recursos de
afrontamiento, especialmente si hay algún cambio que pueda alterar el
resultado de sus valoraciones. Estas revaluaciones son continuas y
pueden modificar la intensidad de la reacción, disminuyéndola o
aumentándola.
Toda persona hace constantes esfuerzos cognitivos y conductuales
para manejar adecuadamente las situaciones que se le presentan, por lo
tanto no todo el estrés tiene consecuencias negativas. Sólo cuando la
situación desborda la capacidad de control del sujeto se producen
consecuencias negativas. Este resultado negativo se denomina distrés, a
diferencia del estrés posit ivo, o euestrés, que puede ser un buen
dinamizador de la actividad conductual (laboral, por ejemplo).
Estrés laboral
Desde la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales, en 1995, se ha dado un impulso a los aspectos relacionados
con la Salud Laboral, entre los factores desencadenantes de distintos
problemas de salud, deterioro de las relaciones interpersonales,
absentismo y disminución de la productividad, se encuentra el estrés.
La Comisión Europea, a través de la Fundación Europea para la
Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo (1999) ha realizado un
estudio sobre el estrés laboral en el que concluye que el 28% de los
trabajadores europeos padece estrés y el 20% burnout (se sienten
"quemados" en su trabajo), siendo los sectores más afectados los
trabajos manuales especializados, el transporte, la restauración y la
metalurgia.
Los altos costes personales y sociales generados por el estrés laboral, han dado
lugar a que organizaciones internacionales como la Unión Europea y la OMS
insistan cada vez más en la importancia que tienen la prevención y el control del
estrés en el ámbito laboral.
SÍNTOMAS QUE PUEDE PROVOCAR EL ESTRÉS LABORAL
El estrés supone una reacción compleja a nivel biológico, psicológico y
social. La mayor parte de los cambios biológicos que se producen en el
organismo cuando está sometido a una reacción de estrés no son
perceptibles para el ser humano y se precisan procedimientos
diagnósticos para determinar el nivel de la reacción. Sin embargo, a nivel
psicológico muchos síntomas producidos por el estrés pueden ser
fácilmente identificados por la persona que está sufriendo dichos
cambios. La reacción más frecuente cuando nos encontramos sometidos
a una reacción de estrés es la ansiedad.
Los síntomas de ansiedad más frecuentes son:
1. A nivel cognit ivo-subjetivo:
• preocupación,
• temor,
• inseguridad,
• dificultad para decidir,
• miedo,
• pensamientos negativos sobre uno mismo
• pensamientos negativos sobre nuestra actuación ante los otros,
• temor a que se den cuenta de nuestras dificultades,
• temor a la pérdida del control,
• dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.
2. A nivel f isiológico:
• sudoración,
• tensión muscular,
• palpitaciones,
• taquicardia,
• temblor,
• molestias en el estómago,
• otras molestias gástricas,
• dificultades respiratorias,
• sequedad de boca,
• dificultades para tragar,
• dolores de cabeza,
• mareo,
• náuseas,
• molestias en el estómago,
• tiritar, etc.
3. A nivel motor u observable:
• evitación de situaciones temidas,
• fumar, comer o beber en exceso,
• intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse, etc.),
• ir de un lado para otro sin una finalidad concreta,
• tartamudear,
• llorar,
• quedarse paralizado, etc.
El estrés, además de producir ansiedad, puede producir enfado o ira,
irritabilidad, tristeza-depresión, y otras reacciones emocionales, que
también podemos reconocer.
Pero además de estas reacciones emocionales podemos identificar
claramente otros síntomas producidos por el estrés, como son el
agotamiento físico, la falta de rendimiento, etc.
Finalmente, si el estrés es muy intenso y se prolonga en el tiempo, puede
llegar a producir enfermedades físicas y desórdenes mentales, en
definitiva problemas de salud.
CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS
LABORAL
Inicialmente el estrés puede dinamizar la actividad del individuo
provocando un proceso de incremento de recursos (atención, memoria,
activación fisiológica, rendimiento, etc.) que hace aumentar la
productividad. Sin embargo, cuando este proceso de activación es muy
intenso o dura mucho tiempo, los recursos se agotan y llega el
cansancio, así como la pérdida de rendimiento.
Para realizar tareas complejas, o para aumentar la velocidad en tareas
simples, se necesita un cierto grado de activación. Sin embargo, un
exceso de activación dificulta la realización de dichas actividades.
Las consecuencias negativas del estrés son múltiples, pero a
grandes rasgos, cabe señalar su influencia negativa sobre la salud, así
como sobre el deterioro cognitivo y el rendimiento.
El estrés puede influir negativamente sobre la salud por varias vías,
como son:
1) por los cambios de hábitos relacionados con la salud,
2) por las alteraciones producidas en los sistemas fisiológicos
(como el sistema nervioso autónomo y el sistema inmune) y
3) por los cambios cognitivos (pensamientos) que pueden
afectar a la conducta, las emociones y la salud.
• En primer lugar, el estrés modifica los hábitos relacionados con
salud, de manera que con las prisas, la falta de tiempo, la tensión,
etc., aumentan las conductas no saludables, tales como fumar,
beber, o comer en exceso, y se reducen las conductas saludables,
como hacer ejercicio físico, guardar una dieta, dormir
suficientemente, conductas preventivas de higiene, etc. Estos
cambios de hábitos pueden afectar negativamente a la salud y, por
supuesto, pueden desarrollarse una serie de adicciones, con
consecuencias muy negativas para el individuo en las principales
áreas de su vida, como son la familia, las relaciones sociales, el
trabajo, la salud, etc. Veamos algunos datos:
o (1) en algunas profesiones altamente estresantes hay tasas
más altas de tabaquismo, alcoholismo y otras adicciones;
o (2) esto también es cierto en trabajadores desempleados,
frente a lo que tienen trabajo;
o (3) las personas con obesidad presentan niveles de ansiedad
más altos que las personas que no presentan obesidad;
o (4) los trastornos de alimentación (anorexia y bulimia)
también están muy ligados con ansiedad;
o (5) muchas personas con fobia social tienen problemas con
el alcohol.
A su vez, el desarrollo de hábitos perniciosos para salud, como es
el caso de las adicciones, hace aumentar el estrés. Los programas
de intervención para la reducción del peso, o los programas de
intervención en adicciones, o el tratamiento de los trastornos de
alimentación, etc., deben incluir técnicas de reducción de ansiedad
y manejo del estrés, pues cuando así se hace mejoran su eficacia.
• En segundo lugar, el estrés puede producir una alta activación
fisiológica que, mantenida en el tiempo, puede ocasionar
disfunciones psicofisiológicas o psicosomáticas, tales como dolores
de cabeza tensionales, problemas cardiovasculares, problemas
digestivos, problemas sexuales, etc. (Labrador y Crespo, 1993); a
su vez, el estrés puede producir cambios en otros sistemas, en
especial puede producir una inmunodepresión que hace aumentar
el riesgo de infecciones (como la gripe) y puede aumentar la
probabilidad de desarrollar enfermedades inmunológicas, como el
cáncer (Cano Vindel y Miguel Tobal, 1994). Veamos datos:
o (1) los pacientes hipertensos presentan niveles de ansiedad
e ira más altos que las personas con presión arterial normal;
o (2) las personas que sufren arritmias, cefaleas, asma,
trastornos de piel, disfunciones sexuales, trastornos
digestivos, contracturas musculares, etc., por lo general
presentan altos niveles de ansiedad;
o (3) los estudiantes en época de exámenes (su principal
periodo de estrés) son más vulnerables a la gripe o a
enfermedades infecciosas de tipo pulmonar, siendo más
vulnerables las personas con alta ansiedad a los exámenes.
Los programas de entrenamiento en reducción de ansiedad
mejoran el bienestar psicológico en todos estos casos, pero
también disminuyen la activación fisiológica y mejoran los síntomas
físicos de estas enfermedades (reducción de la presión arterial,
disminución de la taquicardia en las arritmias, eliminación del dolor
en las cefaleas, etc.
• En tercer lugar, el estrés puede desbordar al individuo de
manera que comience a desarrollar una serie de sesgos o errores
cognitivos en la interpretación de su activación fisiológica, o de su
conducta, o de sus pensamientos, o de algunas situaciones, que a
su vez le lleven a adquirir una serie de temores irracionales, fobias,
etc., que de por sí son un problema de salud (los llamados
trastornos de ansiedad), pero que a su vez pueden seguir
deteriorando la salud en otras formas. Por ejemplo, una persona
sometida a estrés prolongado puede llegar a desarrollar ataques de
pánico, o crisis de ansiedad, que son fuertes reacciones de
ansiedad, que el individuo no puede controlar, con fuertes
descargas autonómicas, temor a un ataque al corazón, etc.
Durante esta crisis el individuo interpreta erróneamente su
activación fisiológica y piensa que le faltará el aire (cuando
realmente está hiperventilando), o que morirá de un ataque al
corazón, o que se mareará y caerá al suelo, o que se volverá loco,
etc. Posteriormente, estos ataques de pánico suelen complicarse
con una agorafobia (evitación de ciertas situaciones que producen
ansiedad), con una dependencia de los ansiolíticos, a veces con
reacciones de depresión por no poder resolver su problema, etc.
(Peurifoy, 1993; Cano Vindel, 2002). Estos trastornos de ansiedad
son mucho más frecuentes en mujeres que en varones (de 2 a 3
veces más frecuentes), pero por lo general una crisis de ansiedad
coincide con un periodo de mucho de estrés que se ha prolongado
un cierto tiempo. Entre un 1,5% y un 3,5% de la población sufre
trastornos de pánico con o sin agorafobia. La edad de aparición se
encuentra entre los 17 y los 35 años, justo en su edad más productiva.
El estrés también puede ocasionar una serie de perturbaciones sobre
los procesos cognit ivos superiores (atención, percepción, memoria,
toma de decisiones, juicios, etc.) y un deterioro del rendimiento en
contextos académicos o laborales (Cano Vindel y Miguel Tobal, 1996),
laborales (Cano Vindel y Miguel Tobal, 1995), etc. Así, por ejemplo, los
estudiantes con alta ansiedad de evaluación presentan una disminución
del rendimiento, mientras que los programas de entrenamiento en
reducción de ansiedad a los exámenes no sólo reducen ésta, sino que
mejoran el rendimiento académico, aumentando la nota media.
El estudio de cómo el estrés provoca interferencias sobre los llamados
procesos cognitivos superiores y sobre el rendimiento se ha llevado a
cabo fundamentalmente desde una perspectiva cognitivo-emocional y,
sin duda, la emoción con la que más se ha trabajado a la hora de
estudiar esta influencia negativa sobre los procesos cognitivos ha sido la
ansiedad.
EPIDEMIOLOGÍA Y COSTES DEL ESTRÉS LABORALSegún un estudio de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de
Vida y Trabajo (1999) el 28% de los trabajadores europeos padece estrés:
• el 20% padece burnout
• más de la mitad de los 147 millones de trabajadores afirman que trabajan a
altas velocidades y con plazos ajustados
• más de un tercio no pueden ejercer ninguna influencia en la ordenación de
las tareas
• más de un cuarto no puede decidir sobre su ritmo de trabajo
• un 45% afirma realizar tareas monótonas
• para un 44% no hay posibilidad de rotación
• el 50% realiza tareas cortas repetitivas
• se piensa que estos «estresores» relacionados con el trabajo han
contribuido a importantes manifestaciones de enfermedad:
o un 13% de los trabajadores se quejan de dolores de cabeza
o un 17% de dolores musculares
o un 20% de fatiga
o un 28% de «estrés»
o un 30% de dolor de espalda
o muchos otros, de enfermedades que pueden poner en peligro la vida
• Una estimación moderada de los costes que origina el estrés relacionado
con el trabajo apunta a unos 20 000 millones de euros anuales
Como puede verse en este resumen, no se han considerado otros
costes que suele acarrear el estrés como es el caso de los desórdenes
mentales, principalmente los trastornos de ansiedad. Más de un 15% de
personas (según los estudios más recientes, esta cifra podría alcanzar
incluso el 25%) a lo largo de su vida sufrirán algún trastorno de ansiedad,
como por ejemplo ataques de pánico y agorafobia, que lo padecen entre
un 1'5 y un 3'5% de personas. El estrés laboral puede ser un factor de
vulnerabilidad para llegar a sufrir este tipo de trastornos, aunque no es el
único.
Las personas estresadas acuden generalmente en primera instancia al
médico. Sus quejas más habituales suelen ser ansiedad, dolor y
depresión. Pues bien, en el año 2001, si tenemos en cuenta los datos
"sólo" de la receta médica oficial, en España se consumieron casi 35
millones de envases de fármacos de tipo ansiolítico o tranquilizante. Casi
un envase por habitante.
En cuanto a los depresivos, de los tipos que hoy en día más se
consumen, en el mismo año se recetaron oficialmente más de 14
millones de envases.
De las personas que acuden al médico de atención primaria, el 21% de
los pacientes consume ansiolíticos y/o antidepresivos.
De todas estas cifras sobre abuso de fármacos lógicamente no
podemos hacer responsable al estrés laboral. Sin embargo, el estrés
laboral también es responsable de una parte de este problema.
FACTORES PSICOSOCIALES
QUE INCIDEN EN EL ESTRÉS
LABORALEl estrés hoy en día se considera como un proceso interactivo en el que influyen los aspectos de la situación (demandas) y las características del sujeto (recursos). Si las demandas de la situación superan a los recursos del individuo, tenderá a producirse una situación de estrés en la que el individuo intentará generar más recursos para atender las demandas de la situación.
Los factores psicosociales que inciden en el estrés laboral tienen que ver con las demandas de la situación (o contexto laboral) y con las características del individuo.
(Tomado de: Merín Reig, Cano Vindel y Miguel Tobal, 1995, p. 118)
La importancia que las características contextuales (entorno de trabajo) tienen para determinar la respuesta del individuo está en función del grado de precisión o ambigüedad que dicho contexto presente. Es decir, cuando una situación tiene mucha "fuerza", las variables personales son poco importantes porque el comportamiento está muy pautado. Por el contrario, si la situación no es clara, se presta a la interpretación del sujeto. En este caso, las características del individuo son más determinantes de su conducta.
¿Existen profesiones más estresantes que otras? Obviamente, sí. La naturaleza de cada trabajo exige una mayor o menor cantidad de recursos a los trabajadores, independientemente de sus diferencias individuales. Unos trabajos exigen prisa, inmediatez, otros exigen precisión, exactitud, otros exigen un gran esfuerzo físico, otros un gran esfuerzo mental, otros acarrean una gran responsabilidad, pues las consecuencias de un error pueden ser vitales, etc.
En el ámbito laboral, los estresores que se presentan influyen de forma importante en el sujeto. Como se muestra en la tabla 2 (Casalnueva y Di Martino, 1994), existen profesiones con niveles de estrés más altos que otros. En esta tabla, elaborada por el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Manchester, se evalúa el grado de estrés de las distintas profesiones de 0 a 10.
Tabla 2. Nivel de estrés en determinadas profesiones (Casalnueva y Di Martino, 1994)
Mineros
Policías
Trabajadores de la construcción
Pilotos de líneas aéreas
Periodistas
Dentistas
Médicos
Enfermeros
Conductores de ambulancia
Músicos
Profesores
Directores de personal
8.3
7.7
7.5
7.5
7.5
7.3
6.8
6.5
6.3
6.3
6.2
6.0
La consecuencia inmediata que se puede extraer de la tabla anterior es que existen situaciones laborales objetivas, con mucha fuerza contextual que son potencialmente más estresantes que otras. Al menos, así son valoradas por las muestras de los distintos colectivos de trabajadores que han sido seleccionados en este estudio (Merín Reig, Cano Vindel y Miguel Tobal, 1995, p. 118).
Ahora bien, además de tener en cuenta la profesión, el contexto
laboral, debemos tener en cuenta las diferencias individuales. Así, dos
personas en un mismo puesto de trabajo pueden responder de manera
muy diferente. Por ejemplo, uno puede estresarse y otro no.
Cualquier situación o condición que presiona al individuo en su
actividad laboral puede provocar la reacción de estrés. E incluso, en
ocasiones, aunque la situación objetivamente no sea muy estresante (por
ejemplo, puede que sea agobiante para un individuo, pero que no lo sea
para otro), si un individuo interpreta dicha situación como un peligro, o
como una amenaza potencial, surgirá la reacción de estrés. Por lo tanto,
aunque hagamos un listado exhaustivo de factores que pueden
desencadenar estrés, dicho listado será siempre incompleto. No obstante
los siguientes factores han sido recogidos en un amplio informe sobre el
estrés laboral de la Comisión Europea (2000):
• Exceso y falta de trabajo
• Tiempo inadecuado para completar el trabajo de modo satisfactorio para
nosotros y para los demás
• Ausencia de una descripción clara del trabajo, o de la cadena de mando
• Falta de reconocimiento o recompensa por un buen rendimiento laboral
• No tener oportunidad de exponer las quejas
• Responsabilidades múltiples, pero poca autoridad o capacidad de tomar
decisiones
• Superiores, colegas o subordinados que no cooperan ni nos apoyan
• Falta de control o de satisfacción del trabajador por el producto terminado
fruto de su trabajo
• Inseguridad en el empleo, poca estabilidad de la posición
• Verse expuesto a prejuicios en función de la edad, el sexo, la raza, el
origen étnico o la religión
• Exposición a la violencia, a amenazas o a intimidaciones
• Condiciones de trabajo físico desagradables o peligrosas
• No tener oportunidad de servirse eficazmente del talento o las capacidades
personales
• Posibilidad de que un pequeño error o una inatención momentáneos tengan
consecuencias serias o incluso desastrosas
• Cualquier combinación de los factores anteriores
Referencias
Merín-Reig, J., Cano-Vindel, A., & Miguel-Tobal, J. J. (1995). El estrés laboral: bases teóricas y marco de intervención / Occupational stress: theoretical back-ground and intervention framework. Ansiedad y Estrés, 1 (2-3), 113-130.
Casalnueva, B., Di Martino V.(1994): Por la Prevención del Estrés en el Trabajo. Las Estrategias de la OIT. Salud y Trabajo, 102, 17-23.
Comisión Europea (2000). Guía sobre el estrés relacionado con el trabajo. ¿La «sal de la vida» o el «beso de la muerte»? Luxemburgo: Autor. Disponible en:http://www.europa.eu.int/comm/employment_social/health_safety/publicat/stress_es.pdf
EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DEL
ESTRÉS LABORAL
Extracto tomado del artículo "El estrés laboral: bases
teóricas y marco de intervención". Merín, Cano-Vindel y
Miguel-Tobal (1995). Ansiedad y Estrés, 1, 113-130.
Los instrumentos utilizados para evaluar el estrés en las
organizaciones están englobados en alguna de las siguientes tres
categorías (Kompier, 1993; Kompier y Levi, 1994):
* Listados ("Checklists").
* Datos administrativos.
* Cuestionarios.
Los listados son los instrumentos más útiles para evaluar aspectos
concretos de una pequeña compañía. En muchas ocasiones se diseñan
"ad-hoc" para evaluar el contexto organizacional. La dificultad que
presentan estos instrumentos es la falta de baremación y por tanto
contrastación con otras muestras.
Los datos administrativos, permiten completar la evaluación del
estado de salud de la organización o de los individuos que la forman.
Muchas consecuencias negativas del estrés se pueden recoger a partir
de bajas laborales, absentismo, baja puntualidad, quejas somáticas,
rotación, índice de accidentes, etc... Se deben considerar estos datos
para garantizar que los programas de intervención reportan beneficios
económicos al reducir su tasa de aparición.
Existe una gran profusión de cuestionarios empleados para evaluar
el estrés laboral. En una revisión bibliográfica sobre los artículos
recogidos en la base de datos "PsycInfo" durante el período 1988-1994,
el 19% de los mismos se referían a inventarios, cuestionarios, escalas,
etc...
En la Tabla 5 se presentan algunos de los instrumentos
confeccionados para evaluar distintos aspectos del estrés ocupacional.
La mayoría de ellos, han sido realizados para poblaciones no españolas,
por consiguiente, es preciso tenerlo en cuenta si se aplican en nuestro.
Antes de concluir este apartado sobre la evaluación del estrés,
consideramos necesario mencionar el proyecto “Estresa” (Brengelmann,
1987) que dio lugar al desarrollo de un instrumento válido para la
evaluación del estrés y la ansiedad a nivel internacional. Inicialmente se
establecieron cinco subescalas, a saber, desencadenantes del estrés,
reacciones comportamentales al estrés, reacciones somáticas paralelas,
estrategias equivocadas para el dominio del estrés y estrategias positivas
para el dominio del estrés. Este es uno de los pocos instrumentos que ha
sido validado en múltiples muestras y adaptado a varios países.
Después de muchos años de desarrollo del proyecto, los datos
parecen ser satisfactorios. Además la unificación de criterios a nivel
internacional sobre qué es el estrés y cómo se evalúa puede servir para
clarificar y profundizar en el campo de estudio.
El Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA,
Miguel Tobal y Cano Vindel, 1986, 1988, 1994, 2002), permite evaluar los
tres sistemas de respuesta de ansiedad (cognitivo, fisiológico y motor) en
cuatro diferentes tipos de situaciones (ansiedad en situaciones de
evaluación, ansiedad interpersonal, ansiedad ante situaciones fóbicas y
ansiedad ante situaciones de la vida cotidiana). Estos cuatro tipos de
situaciones agrupan a 22 situaciones concretas, entre las cuales algunas
se refieren a situaciones en el lugar de trabajo. Sin embargo, se trata de
un inventario de uso más general que el puramente laboral. A su vez,
evalúa sólo ansiedad y no otras reacciones que surgen ante el estrés
laboral, tales como la ira.
Se están realizando los trabajos de adaptación a nuestro país del
Job Stress Survey (J.S.S.) de Spielberger. En este mismo volumen
[Ansiedad y Estrés, volumen 1, número 2-3] aparece un trabajo de Mª
Jesús González con la versión española de este inventario.
Tabla 5. Instrumentos de medida del estrés laboral
INSTRUMENTOVariables
ContextualesVariables
IndividualesConsecuencias del
estrés laboral
SCOPE(Brengelmann, 1986).
− Desencadenantes del estrés
− Estrategias equivocadas
− Estrategias positivas
− Reacciones comportamentales
− Reacciones somáticas
Occupational Stress Inventory(Cooper et al., 1988).
− Fuentes de estrés.
− Locus de Control.
− Interpretación de los eventos estresantes.
− Satisfacción Laboral
− Salud Mental
− Respuestas de estrés.
Maslach Burnout Inventory. (Maslach & Jackson, 1986).[i]
− Cansancio Emocional
− Despersonalización
− Falta de realización personal
Work Stress Inventory Scale.(Moos et al., 1974).
− Estructura social del puesto de trabajo
Ways of Coping(Folkman y Lazarus, 1980, 1985).[ii]
− Estrategias de afrontamiento
COPE Inventory(Carver et al. 1989).
− Estrategias de afrontamiento
Inventario de Valoración y Afrontamiento (IVA)(Cano Vindel y Miguel-Tobal, 1992)
− Valoración (3 tipos) de situación laboral estresante
− Estrategias de afronta-miento (6 tipos)
Cuestionario de Satisfacción Laboral. (Meliá y Peiró, 1989).
− Supervisión
− Ambiente físico
− Prestaciones recibidas
Cuestionario sobre el estrés en el lugar de trabajo.(Kompier y Levi, 1995)[iii]
− Exigencias del trabajo.
− Condiciones de empleo
− Apoyo del supervisor y de los compañeros
− Facultades de decisión
− Utilización de las capacitaciones.
Escala de Apercepción del Estrés.(Fernández Seara, 1992).
− Escala general de estrés
− Acontecimientos vitales
− Estrés en ancianos
− Estrés sociolaboral
− Estrés en la conducción
Además de estos cuestionarios presentados se pueden encontrar
otros que permiten evaluar diversas variables, que hemos clasificado en:
variables contextuales (estresores), factores individuales y
consecuencias del estrés laboral. El lector interesado puede recurrir para
su consulta a Labrador (1992).
La evaluación del estrés laboral es un tema complejo, como
puede verse, por las distintas facetas que abarca. Uno de los resultados
del proyecto ESTRESA ha sido el cuestionario, traducido al español,
"Reacciones y Dominio ante el Estrés", que cuenta con 30 páginas de
preguntas de autoevaluación. Resulta claramente dificultoso aplicar este
instrumento, por otro lado, de difícil acceso.
Una forma recomendable de simplificar esta complejidad es
comenzar haciendo una evaluación del nivel de ansiedad de los
individuos. Es seguro que una de las consecuencias más importantes del
estrés será la ansiedad. Una forma muy exhaustiva de evaluar la
ansiedad puede llevarse a cabo utilizando el Inventario de Situaciones y
Respuestas de Ansiedad (ISRA). Si queremos evaluar otras
consecuencias del estrés sobre el individuo, podemos añadir otros
instrumentos de evaluación que nos permitan medir la ira, la depresión,
el síndrome de burnout (estar quemado), etc., pero sin duda el efecto
más importante del estrés es la ansiedad.
Enlaces relacionados con este tema:
Notas Técnicas de Prevención del I.N.S.H.T.
Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA)
Unidad de Investigación de Psicometría (Universidad de Valencia)
TEA Ediciones
Referencias:
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CASOS
Consultas seleccionadas
Trastornos de Ansiedad
• Ataques de pánico o crisis de ansiedad
• Agorafobia
• Fobia social
• Fobia específica
• Ansiedad generalizada
• Trastorno obsesivo compulsivo
• Trastorno de estrés postraumático
• Trastorno de ansiedad inducido por sustancias
Estrés
• Mucha responsabilidad que lleva a: cansancio, irritabilidad, malhumor,
apatía, insomnio
• Trabajo con mucha responsabilidad que produce insomnio y agotamiento
• Exceso de actividad que termina en bloqueo
• Exceso de presión (prisas, atascos, quejas del público, etc.) que terminan
con mareos, hipertensión, taquicardias, etc.
• Deseo vehemente de ser madre que provoca infertilidad
Desórdenes psicofisiológicos
• Arritmia funcional y sus consecuencias (evitación de situaciones y
ejercicio físico)
• Taquicardias paroxísticas supraventriculares (TPSV)
• Sudoración excesiva, que puede desencadenar una fobia social
• Rubor excesivo, que puede desencadenar una fobia social
• Disfunciones sexuales que cursan con altos niveles de ansiedad
Otros problemas en los que la ansiedad juega un papel importante o está presente
• Trastorno del estado de ánimo: Depresión
• Tartamudez
• Ansiedad de evaluación (en los exámenes)
• Ansiedad de evaluación (al hablar en público)
• Trastornos de la alimentación
Apatía Trastorno de la afectividad que se caracteriza por la impasibilidad de ánimo, estado de indiferencia frente a las personas, el medio o los acontecimientos, que trae consigo una alteración en la capacidad de expresión afectiva por parte del individuo frente a toda una serie de estímulos externos e internos
Disminución de la expresión afectiva
Una emoción intensa, una desgracia súbita e inesperada, sumen a muchas personas en un estado de shock o estupor afectivo, dando, en ocasiones, la apariencia de tranquilidad. Los grandes cataclismos, terremotos, bombardeos, producen en ciertas personas indiferencia afectiva, apatía y estupor.
Indiferencia afectiva
Es una falta de reacción afectiva a las percepciones y vivencias. La inhibición afectiva subjetiva es un estado patológico donde el enfermo se siente imposibilitado de experimentar alegría o dolor, de sentir cariño hacia sus familiares: le parece sentirse vacío, como si estuviese muerto. En el estupor afectivo el trastorno es mucho más profundo: no se reacciona a ningún estímulo afectivo. Para Battegay y otros,(3) "un aspecto diferente
ofrecen los trastornos afectivos en las psicosis esquizofrénicas; en efecto, siendo en ellas más fuertes las alteraciones del pensamiento y las formaciones delirantes, los trastornos afectivos son más duraderos y, en consecuencia, suponen más bien un vacío, una pérdida de dinamismo y una nivelación del área emocional. La disonancia que con frecuencia se advierte entre los contenidos del pensamiento y los afectos concomitantes se designa como paratimia. También los estados de agitación extrema (explosión afectiva) son más propios del campo de estas psicosis, así como los estados de estupor, catatónicos o autistas, frecuentes en ellas, reflejan siempre también alteraciones de la afectividad".
Apatía
Consiste en la falta de interés generalizada, caracterizada por una deficiencia tímico-dinámica. Por ejemplo personas insensibles, apáticas, flemáticas, esquizofrénicos, etcétera.
“Tengo 35 años, trabajo hace 10 años de administrativo, estoy casado, dos hijos. Todo eso está bien. No hay mayores problemas. Sin embargo desde hace más o menos un año, no tengo interés por nada. Lo que hago lo realizo automáticamente. A veces quiero entusiasmarme con algún hobbie, guitarra por ejemplo, pero las ganas me duran un mes o un par de semanas y dejo; al tiempo empiezo otra cosa y es lo mismo. No es que me falte voluntad, no tengo ganas”
Recordamos que es importante diferenciar la apatía (falta de interés, de apego afectivo a una iniciativa: ‘poder, pero no querer’) de la hipobulia (deficiencia en la voluntad, en ejecutar una iniciativa, ‘querer pero no poder’). Por ejemplo en la Esquizofrenia es frecuente la apatía. El esquizofrénico no realiza acciones pragmáticas no por falta de voluntad (es decir, no le falta capacidad de ejecución) sino por falta de interés. Si el terapeuta persuade lo suficiente, muchos esquizofrénicos, ejecutan tareas diseñadas por otros. En los depresivos es frecuente la hipobulia, quieren hacer pero no pueden:
“Se que debo arreglar mi casa, limpiar las cosas, preparar la comida, algo un gran esfuerzo mental para empujarme a hacerlas, pero no puedo, y me quedo tirada en la cama. Eso me da mucha culpa, me hace sentir una inútil”
A veces está afectada la memora de las habilidades, la que nos permite hacer las cosas ejecutando una rutina de acciones preprogramadas:
“Las cosas que antes hacía automáticamente, planchar por ejemplo, ahora debo pensar cada paso, como si estuviera aprendiendo por primera vez”