TRABAJO DE FIN DE POSTGRADO

Humanización y atención espiritual en sociedades plurales

Espiritualidad “In situ”

Anhelos espirituales en las personas sin hogar

Trabajo final de Postgrado presentado por

Josep Maria Mohamed Merzok

Tutor del trabajo

Enric Benavent

Mes y Año

Septiembre 2018

ÍNDICE

1.- Introducción .................................................................................... pág. 1

1.1.- Acerca de nuestra sociedad ................................................ pág. 1

1.2.- El cuidado de la dimensión espiritual .................................. pág. 4

1.3.- Acompañar a la persona: el cultivo de la autoestima .......... pág. 7

2.- Justificación .................................................................................... pág. 10

3.- Marco teórico .................................................................................. pág. 10

3.1.- Personas sin hogar ............................................................. pág. 10

3.2.- Personas sin hogar en Barcelona ....................................... pág. 11

3.3.- Housing First: Un nuevo modelo de intervención ................ pág. 12

3.4.- Necesidades espirituales en personas sin hogar ................ pág. 14

3.4.1.- Necesidad de amar y ser amado ............................. pág. 15

3.4.2.- Necesidad de que la vida tenga un sentido ............. pág. 15

3.4.3.- Necesidad de ser escuchado .................................. pág. 17

3.4.4.- Necesidad de reconciliación .................................... pág. 17

3.4.5.- Necesidad de pertenencia ....................................... pág. 18

3.4.6.- Necesidad de esperanza ......................................... pág. 18

3.4.7.- Necesidad de libertad .............................................. pág. 19

3.4.8.- Necesidad de expresar vivencias religiosas ............ pág. 20

3.5.- Anhelos: más allá de las necesidades ................................ pág. 20

3.6.- Elementos clave en el acercamiento y acompañamiento ... pág. 24

3.6.1.- La Escucha activa ................................................... pág. 25

3.6.2.- Ser hospitalario: acoger y ser acogido .................... pág. 26

4.- Objetivos ........................................................................................ pág. 28

4.1.- Objetivo general .................................................................. pág. 28

4.2.- Objetivos específicos .......................................................... pág. 28

5.- Metodología .................................................................................... pág. 28

5.1.- La observación interna o participante ................................. pág. 29

5.2.- Entrevista individual abierta y semidirigida ......................... pág. 30

5.3.- Universo de investigación ................................................... pág. 32

5.4.- Número de entrevistas previstas y temporalidad ................ pág. 32

5.5.- Registro de observación ..................................................... pág. 33

6.- Conclusión ...................................................................................... pág. 34

7.- Bibliografía ..................................................................................... pág. 36

Agradecimientos

Las personas, de una manera u otra, estamos unidas por lazos invisibles.

En primer lugar, deseo expresar un profundo agradecimiento a mi pareja. Él es la

persona más importante en mi vida. Todos queremos alcanzar la felicidad, la

soñamos, la anhelamos, deseamos sentirla y tenerla presente. Esa es la razón por la

que el ser humano la está buscando constantemente. A mí me apareció, se presentó

en mi vida en forma de persona con nombres y apellidos. Gracias, Jordi, por darle

color a mi vida y llenarla de más vida, gracias por tanto amor y respeto. Gracias

porque durante este tiempo me has regalado tus silencios y tus palabras de ánimo,

porque has ido creando las mejores condiciones para que pudiera leer, escribir,

meditar, descansar y hacer realidad lo que hace un tiempo sólo era un sueño.

También me siento muy agradecido a su familia, porque desde el primer día me

acogieron como a uno más de la familia.

Gracias a mis padres porque me enseñaron cosas como estas: que se puede

mantener una actitud alegre delante de una adversidad; qué es el perdón con

palabras y con acciones el que nos hace libres; que no hay pretextos en la vida sino

gratitud ante la vida; que es necesario aceptar los errores y las limitaciones; que

para ser fuerte no es necesario cargar peso porque con levantar el nuestro, cada vez

que caemos es suficiente; que todo aquello que una persona anhela está al otro lado

del miedo; que cuando muera nadie morirá por mí y por eso soy yo quién debo

decidir cómo vivir; que los problemas nunca acaban, pero las soluciones tampoco y

que cuando una dificultad toca a mi puerta debo abrirla, pero no para ofrecerle una

silla con el deseo de que se quede, sino hacerle frente; que las respuestas a mis

preguntas llegarán a su debido tiempo o tal vez las preguntas innecesarias

desaparezcan; que mejores que yo hay muchos y peores también pero no habrá

nadie como yo porque todos somos tan desiguales y diferentes y que no podemos

gustar a todo el mundo. Algo de todo esto que ellos me enseñaron forma parte de

este trabajo y forma parte de mi tarea cotidiana de acompañar a personas.

Gracias a mis amigos y amigas por el amor y el apoyo incondicional que me brindan:

Noe y Sergio, Cami y Luis, Braian, David, Joan, Ricardo, Enric y Joan, Judtih y

Pepe, Kino, Leo, Judith, Rosa, Yeni, Cristian y Lola, Mossen Francesc, pero de

manera muy especial a Luis porque es una persona esencial en mi vida. A él debo

muchas cosas que configuran hoy mi ser.

Gracias a mis compañeros y compañeras de trabajo con quienes comparto mi día a

día. Gracias por todas las cosas que aprendo de ellos y de ellas, porque me

enseñan nuevas y diferentes formas de mirar y de hacer. Gracias a Edu por

facilitarme los medios para realizar este postgrado.

Gracias a Cristina, porque fue la persona que despertó en mí de manera casual o

causal, la inquietud por conocer y profundizar en la dimensión espiritual que todos

tenemos. Gracias a Carme que me guió hasta Roser que ha sido la persona que ha

iluminado mi camino durante la elaboración de este proyecto. Gracias por haberme

ofrecido su mano cada vez que la he necesitado, por haberme animado

constantemente y por haber confiado y creído en mí.

Gracias a mis compañeros y compañeras de clase por haberme enriquecido con sus

experiencias y aportaciones en los foros y en las clases. Darles las gracias también

por la calidez y el cariño con el que me han recibido siempre y que me ha permitido,

estando a su lado, sentirme como en casa.

Deseo dar las gracias a Enric Benavent por haberme acompañado y porque ha sido

un descubrimiento para mí, por su generosidad, su humanidad, su cercanía y por su

pasión a la hora de transmitir.

Gracias a Mercè, a Gracia y a Anna. Ellas forman un buen equipo y nos han ido

ofreciendo, su inquietud, su ilusión y su sabiduría. Gracias al equipo docente que ha

impartido las clases de este Postgrado ofreciéndonos su conocimientos y

experiencias.

Gracias a Sant Joan de Déu, ServeisSocials, por haberme dado la oportunidad de

realizar este Postgrado que me ha permitido acoger nuevos retos a la vez que

descubrir la importancia de ofrecer a las personas que acompañamos una atención

espiritual que responda a los deseos más profundos de búsqueda de sentido.

Especialmente, gracias al equipo directivo que en todo momento han mostrado su

interés y apoyo. Sé que ellos representan a nuestra familia hospitalaria San Juan de

Dios.

Resumen

Este Trabajo Final pretende evidenciar la importancia que tiene para los

profesionales que trabajamos en el ámbito social la atención integral a la persona

que comporta el acompañamiento de su dimensión espiritual.

Se recogen algunas de las necesidades y anhelos espirituales que expresan las

personas sin hogar a las que acompañamos siguiendo el modelo de Housing First.

Se presenta la forma de acercarse a las personas para acompañarlas

espiritualmente.

A partir de aquí se hace una propuesta de trabajo de campo a través del cual se

recogerían datos para un análisis de esas necesidades y anhelos expresados por las

personas participantes que permitieran una categorización de la información

obtenida a partir del marco teórico.

Abstract

This Final Work aims to highlight how important the integral attention is to the person

who works in the accompaniment of their spiritual dimension for professionals

working in the social field.

Some of the spiritual needs and desires expressed by the homeless people that we

accompany following the Housing First model are gathered. ESTO ESTÁ MUY BIEN

It presents the way to approach people to accompany them spiritually.

From here a proposal of field work is made through which data would be collected for

an analysis of those needs and desires expressed by the participants that would

allow a categorization of the information obtained from the theoretical framework.

“Eres el camino y eres la meta;

no hay distancia entre tú y la meta.

Eres el buscador y eres lo buscado;

no hay distancia entre la búsqueda y lo encontrado.

Eres el adorador y eres lo adorado.

Eres el discípulo y eres el maestro.

Eres los medios y eres el fin.

Éste es el gran camino.”

(OSHO, El libro de la nada ).

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1. INTRODUCCIÓN

1.1. Acerca de nuestra sociedad

“Vivimos en un mundo donde la boda importa más que el amor, el físico

más que el intelecto y el funeral más que el muerto. Vivimos en la cultura

del envase, que desprecia el contenido” (Eduardo Galeno)

Si hay algo que podemos notar a día de hoy, en pleno siglo XXI, es que estamos en

una época en la que la importancia del individuo como ser único es máxima.

Estamos ante un individuo consumista, que parece no tener ninguna clase de

problema a la hora de estar solo y que, con un buen acceso a internet, parece

tenerlo todo resuelto. Vivimos en una sociedad que históricamente ha sido

consumista y en la que, en la mayoría de los casos, con dinero se consigue un

objeto de propiedad individual y que normalmente supone una posterior destrucción

tras su utilización, aún cuando podría ser aprovechado.

Desde hace años, se ha producido esta necesidad de consumismo, si bien de

manera diferenciada según el momento de la historia y el tipo de sociedad, puesto

que desde la prehistoria se nos ha educado para producir y consumir. Aun así,

nuestra sociedad se diferencia de las anteriores por el énfasis tan grande que se

hace al consumismo.

Con las diversas revoluciones industriales se consiguió un aumento en la

productividad, acompañado de un descenso de empleo, cosa que provocó un

cambio en el tipo de profesiones y en la generación de nuevas necesidades de

consumo, un consumismo cada vez más voraz.

Las necesidades actuales de consumo impuestas por las empresas han de ser

inmediatas, puesto que caducan con el tiempo al ir generándose otras nuevas.

Actualmente interesa generar una impaciencia al consumidor para adquirir un nuevo

producto cuanto antes, sin pensar. La espera de obtención de un objeto muchas

veces conlleva una falta de interés por él. En este sentido, la idea de la adquisición

de la novedad genera un entusiasmo que hace aumentar la necesidad de

consumismo. (Bauman, 2000)

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Por todo ello, para aumentar la capacidad de consumo, las empresas no deben dar

descanso al consumidor, ofreciéndoles constantemente nuevos productos y

generando así nuevas necesidades al comprador. Todo esto se incrementa con la

idea que la sociedad actual impone al individuo, según la cual, el éxito en la vida y el

hecho de ocupar un lugar en la sociedad se consigue con la adquisición de todo lo

nuevo que el mercado ofrece.

Si en la antigüedad el ideal de la sociedad humana era el de ser productor para

después consumir, en la sociedad actual impera el de ser consumidor para después

poder convertirse en cualquier otra cosa.

La sociedad actual nos genera unas necesidades constantes que nos hacen ser

ante todo consumistas. Las empresas, con la gran ayuda de la publicidad, nos

generan constantes necesidades, que cambian constantemente y que inducen a la

compra compulsiva, y por ende a un consumismo desmesurado y constante,

muchas veces sin necesidades reales para ello. El éxito personal actual se obtiene

con la posesión de la novedad. Una novedad en constante regeneración, obliga a un

consumismo voraz y constante.

En el I Congreso de Solidaridad organizado por Sant Joan de Déu, Joan Melé,

conocido economista y creador de la Banca Ética, exponía en su conferencia, que el

ritmo frenético que nos hemos impuesto las persones para lograr más bienestar

material, conviertiendo nuestra sociedad en consumo, nos produce un vacío

espiritual porque no cuidamos esa profundidad que nos constituye como seres

humanos. Es curioso que la vida cuanto más vacía más pesa. El hombre cuando

siente ese vacío existencial, trata de llenarlo con todo tipo de adicciones y parches.

La sociedad es como un parque de atracciones diseñado para mantenernos

entretenidos en busca de placeres instantáneos a través del entretenimiento,

consumismo, el materialismo, internet, etc. Nos estamos escapando de nosotros

mismos porque no estamos en contacto con nuestro ser, con nuestra esencia que

nos permite reconectar con esa dimensión espiritual. La espiritualidad ayuda a

reconectar con la vida, es vivir en contacto con tu yo más profundo e íntimo que es

sinónimo de vivir presente y consciente, porque es aquí cuando se puede empezar a

ver la vida con otros ojos. La espiritualidad no es lo que haces sino desde donde lo

haces y por qué lo haces. Ese “desde donde lo haces” solo lo sabe cada uno.

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Pero la Espiritualidad y el crecimiento personal están tomando gran relevancia en

nuestra sociedad, ¿por qué? Para cuidar nuestra salud espiritual tenemos que saber

lo que nos nutre y darnos tiempo para ello. Las cosas esenciales son de orden

diario: el comer, el dormir, la higiene. Pero también ha de ser diario el tiempo de

nutrirse interiormente si queremos tener salud.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es un estado de completo

bienestar físico mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o

enfermedades.

La concepción que se tiene actualmente del concepto de salud, provoca que todos

nos podamos considerar como enfermos y muchos requiramos tratamientos médicos

para evitar esa "enfermedad". En los países desarrollados, la obsesión por una salud

perfecta se ha convertido en el factor patógeno predominante, convirtiendo en un

problema sanitario situaciones que realmente no lo son, medicalizando a muchas

personas sanas, confundiendo sufrimiento con enfermedad.

Se entiende la enfermedad como la falta de salud y este concepto es el que está

cambiando, influenciado por las nuevas tecnologías y por la presión comercial que

ejercen las industrias farmacéuticas. Hay remedio para casi todo, generando una

necesidad de medicación por cosas que se aceptaban como normales en el ser

humano (Pérez, 2011). Hay muchas " no enfermedades" que no requieren

tratamientos médicos, sino autoaceptación, puesto que son situaciones propias de la

condición humana, como puede ser la calvicie, la vejez, las arrugas, etc. Pero en

una sociedad basada en el consumo, se da un excesivo culto por la imagen

personal, favoreciendo la aparición de la no-enfermedad, la sensación de estar

enfermos y de la medicación para conseguir los cánones actuales de belleza.

Considero que una parte de la belleza depende del paisaje y la otra mitad de la

persona que mira. Creo que no hay que correr detrás de las mariposas para poder

observar su belleza, hay que cuidar de tu jardín para que ellas vengan a ti.

Por otro lado, hay personas que acuden al médico y salen más contentas del trato

recibido si el profesional les prescribe alguna cosa y se les reconocen que sufren

alguna enfermedad. La sensación de bienestar del paciente aumenta cuando recibe

un tratamiento que no siempre es necesario. Si los profesionales pudieran dedicar

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más tiempo a sus pacientes para poder explicarles el origen de sus supuestas

dolencias, quizás la necesidad de medicinas sería diferente.

Vivir conlleva momentos de infelicidad, de angustia, de sufrimiento etc, pero

¿deberíamos tratar con medicamentos dichos momentos?

Sin embargo, si profundizamos un poco más en el propio concepto del ser humano,

se puede ver que un hombre o una mujer necesitan mucho más que un acceso

digital al mundo o mucho más que medicaciones que los mantengan estables o

tranquilos. Todavía, por muy tecnológica que sea la sociedad, el ser humano

necesita tener contacto con otras personas. Es por ello que las relaciones sociales y,

más concretamente, el amor, juegan un papel clave. Quizás no podamos hacer

grandes cosas, pero sí pequeñas cosas con gran amor.

“Algunos piensan que el dolor sólo se combate con la medicina, sin embargo,

hay dolores que se curan con el amor” (Madre Teresa de Calcuta)

La necesidad de compartir sentimientos, vivencias o malos y buenos momentos es

algo que no se puede dejar de lado en el día a día del ser humano. Quizá por ello,

desde el pasado de los tiempos, hasta el día de hoy siempre se trata de buscar

atajos y caminos alternativos para que ese amor que tanto se anhela llame a la

puerta. Quizás no existan caminos equivocados, sino que se trata de giros

inesperados que todos nos vamos encontrando de una forma u otra en la vida.

1.2. El cuidado de la dimensión espiritual

Considero importante acercarnos al cuidado de la dimensión espiritual de la persona

como una herramienta que nos permitirá experimentar estados de bienestar tanto

físico, mental y emocional. Ello nos ayudará a vivir más sanos y felices.

Los seres humanos, para subsistir debemos cubrir ciertas necesidades como son las

fisiológicas, de seguridad, sociales, de estima y autorrealización, estéticas,

cognitives, de autotrascendencia, espirituales, etc. El ser humano, desde su

experiencia de ser inacabado, siempre está en búsqueda. Podemos considerar que

las necesidades espirituales son inherentes al ser humano, emergen del interior de

la persona y se manifiestan de manera transversal en cada cultura.Toda persona es

un ser espiritual, tiene en su interior la capacidad de anhelar la integración de su ser

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con una realidad más amplia que la de sí mismo llámese universo, experiencia de

totalidad, humanidad, Dios personal, lucha por la justicia o lo que fuere y, a la par, la

posibilidad de encontrar el camino para esa integración, un camino que siempre es

único e irrepetible, pues la dimensión espiritual no aparece en abstracto, sino vivida

en personas concretas. La espiritualidad viene a ser la aspiración profunda e intima

del ser humano, el anhelo de una visión de la vida y la realidad que integre, conecte,

trascienda y de sentido a la existencia.

La espiritualidad es la capacidad que tiene el ser humano de buscar o de darle un

sentido a la vida. La espiritualidad es innata. Todo ser humano nace capacitado para

ser espiritual igual que todo ser humano, desde el instante de su concepción, viene

programado para cumplir un propósito biológico que lo capacita para garantizar su

supervivencia. Cuando se presentan crisis espirituales, por lo general lo que está en

juego es el sentido mismo de la vida humana. La espiritualidad es una dimensión

humana tan básica y fundamental como la corporeidad, la afectividad o la

sociabilidad. Su olvido puede suponer una amputación grave de la persona y tomar

conciencia de ello nos puede llevar a sentir más profundamente la sed de

interioridad, de profundidad, de silencio y de plenitud. No se puede soportar

demasiado tiempo esa anemia, esa falta de espiritualidad ya que no puede ser

satisfecho con ningún objeto. El camino espiritual no es otra cosa que reconocer

quiénes somos y vivirnos conectados a ello. Implica estar abierto, descubrir, explorar

e ir más allá. Impedirnos hacer esto es confinarnos a una cárcel que nos limita

crecer.

Personas a las que acompaño como Integrador Social me han expresado de

diferente manera como cuando se han encontrado en situaciones sin salida aparente

han buscado satisfacer esta necesidad a través de lo material, de actividades en las

que han sentido romperse su propia dignidad. El hambre es un impulso fuerte del

cuerpo que en determinado momento de aguda necesidad buscará la satisfacción

por medios saludables si puede, o por medios insalubres si no puede. Comer no es

gula, dormir no es pereza y tener actividad sexual no es lujuria. Pero estos impulsos

naturales se podrían volver peligrosos si satisfacerlos nos hace daño o hacemos

daño a los demás. La necesidad de encontrar un sentido a la vida es primordial para

la persona y si no se encuentra el camino se buscarán formas para cubrir esta

necesidad que pueden perjudicar gravemente a la persona como pueden ser las

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drogas, el alcohol, el sexo y el juego. Nuestra calidad como seres humanos, nuestra

paz interior y con nuestro entorno, la propia aceptación de nuestro ser y nuestra

felicidad, dependerá en parte de cómo decidamos satisfacer ese anhelo íntimo de

sentido. Sólo será necesario reconocerlo, aceptarlo y buscar su satisfacción a través

de los medios más adecuados posibles.

El ser humano está llamado a realizarse, a construir su personalidad, formar su

manera de ser y adquirir una serie de valores. Ello es posible mediante el desarrollo

de sus capacidades físicas, intelectuales, afectivas y espirituales.

Para conseguir esta realización, la persona ha de estar abierta a la trascendencia

porque el anhelo de trascendencia está presente en todos los seres humanos. Las

personas nos planteamos a lo largo de la vida preguntas sobre el sentido de la vida

e interrogantes sobre el por qué de nuestra existencia, pero también pasamos

temporadas sin acordarnos de ellas. Siempre llega un momento en la vida de toda

persona que surgen de nuevo estas preguntas ¿De dónde vengo? ¿Qué sentido

tiene mi vida? A veces surgen en momentos de inflexión vital, como pueden ser los

cambios, momentos de mayor vulnerabilidad, el enamoramiento, la enfermedad, la

muerte de los próximos...Algunas personas, ante estos interrogantes, buscan la

respuesta, otras no saben cómo buscarla y otras ni se lo plantean.

Ante estos interrogantes: ¿qué es lo que quiero? ¿con qué disfruto? ¿qué me llena,

qué me mueve, qué me motiva? es preciso vislumbrar una meta lo más clara

possible que nos permita desarrollar nuestro propósito de vida. ¿Cómo podríamos

buscar algo sin saber que es lo que buscamos? ¿Cómo saber si ya hemos

encontrado nuestro camino? Es por eso que debemos seguir la voz de nuestro

interior, porque ahí reside la verdad de nosotros mismos. Una herramienta o

elemento que puede ser clave en este proceso para encontrar nuestro propósito o

misión es el de conocernos a nosotros mismos, porque si no nos conocemos a

nosotros mismos, difícilmente sabremos qué es lo que queremos. Por lo general,

quien no se conoce crea inseguridades que al final, le llevarán a actuar y decidir

como los demás quieren y no como lo que él desea. (Dyer, 1976)

Nadie mejor que nosotros sabemos a dónde vamos y qué queremos. La experiencia

para profesionales que acompañamos a personas sin hogar nos dice que a veces es

preciso que alguien se sitúe al otro lado del “precipicio” para afrontar las preguntas

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esenciales, que la presencia de otro ser humano puede estabilizar y ofrecer la calma

necesaria para entrar en los interrogantes esenciales del sentido de nuestra vida.

1.3. Acompañar a la persona: el cultivo de la autoestima

Llegar a conocer el sentido de la vida del otro, su propósito, sea cual sea, desde su

perspectiva que muchas veces es tan distinta a la nuestra es muy importante. Cada

persona hace estos sondeos a su manera y es preciso que los contemple y los rumie

a su ritmo, para que vaya ponderando qué es lo que mejor se ajusta a sus

pretensiones y dejando atrás lo que en ese momento no necesita. Este proceso de

incorporación y depuración va a estar cargado de novedades, sorpresas,

decepciones, extrañezas y complacencias. No deja de ser una oportunidad para que

la persona realice un proceso iniciático imprescindible que irá perfilando su

estructura interior. Los retos e ideales que se vayan despertando alimentarán su

“hambre” de ser. Es muy importante que la persona los pueda identificar y descubra

el valor que tienen para él mismo y para su relación con los demás. A veces pienso

que el ser humano sufre más por lo que se imagina que por lo que realmente

sucede.

Monseñor Joan Josep Omella, en el I Congreso de Solidaridad de Sant Joan de Déu

en Barcelona, decía que hoy tenemos de todo pero sigue habiendo tristesa porque

no tenemos un sentido en la vida. Apela por la búsqueda de ese sentido que nos

ayudará a caminar.

Y ¿Cuál es es el sentido de la vida, de tu vida? ¿Cómo podemos saberlo?

“Ignoranti, quemportum petat, nullussuusventus est- Ningún viento es

favorable para el que no sabe a que puerto va” ( Lucio Anneo Séneca)

Descubrir nuestro propósito de vida nos puede permitir construir un proyecto de vida.

Aunque propósito y proyecto de vida sean dos cosas diferentes, una va ligada a la

otra. El proyecto de vida es consecuencia del descubrimiento del sentido de la vida.

Por otro lado, descubrir el por qué de tu vida puede quedar en suposiciones, en

manos de la suerte, en lo que los demás digan o esperan de ti. En este sentido es

necesario acompañar a reflexionar para descubrir elementos que nos ayuden y

permitan proyectar nuestro propósito de vida, para ello habrá que tener en cuenta la

autoestima y la imagen que tenemos de nosotros mismos, de nuestros principios y

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valores como persona y comunidad (Kuppers, 2012). La autoestima es una de las

realidades esenciales de nuestra vida. La manera en que nos experimentamos en

nuestra infancia, juventud y vida adulta influye en la conciencia que tenemos de

nosotros mismos. En ese camino de desarrollo es de vital importancia estar atentos

de nuestra autoestima, alimentándola, regulándola y mejorándola puesto que parte

de nuestros propósitos de vida son el crecimiento personal, familiar y social.

“Nuestra sonrisa es nuestro logo, nuestra personalidad es nuestra tarjeta de

presentación y cómo se sienten los demás después de una experiencia con

nosotros es nuestra marca registrada.” (Jay Danzie)

Una de las principales características distintivas del ser humano es la capacidad de

emitir juicios de valor, es decir, valorar positiva o negativamente a las personas,

situación o elemento de nuestro entorno. Formamos una opinión de todo, desde algo

decorativo hasta una persona amiga. También tenemos una opinión de nosotros

mismos. Esta valoración subjetiva de nuestra persona, la autoestima, influye en

todos los aspectos de nuestra vida, porque determina lo que nos vemos o no

capaces de hacer o hasta donde somos capaces de llegar. La autoestima, por tanto,

va a ser un factor determinante en nuestra personalidad, nuestro comportamiento,

nuestras relaciones familiares, sociales, laborales, etc. Es por eso que acompañar a

trabajar la autoestima a las personas que atendemos será uno de los elementos

clave para su proceso de recuperación.

La percepción que una persona tiene de sí misma influye irremediablemente en su

psicología. La autopercepción no es más que la manera en que percibimos nuestras

propias emociones, personalidad o deseos, y conocerla en profundidad ayuda a

formar una opinión de nosotros mismos, y a trabajar para que ésta sea positiva. La

autopercepción positiva está relacionada también con la autoestima.

Pensar en positivo ayuda, desde luego. A este respecto, puede resultar muy útil

tener presentes las buenas experiencias, en aquello que la persona ha pasado de

forma exitosa. Pensar en ellas es una forma de decir “yo puedo”, de mantener la

motivación y la confianza en uno mismo. El lenguaje que se emplee con uno mismo

también puede resultar muy positivo o demoledor. Nos describimos con más

asiduidad de lo que pensamos, por ejemplo, cuando compartimos alguna

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experiencia con alguien. Es necesario no castigarse verbalmente demasiado,

emplear términos más amistosos como “¡qué despistado!” en lugar de que “¡qué

idiota!”. Podría ayudar el hacer una descripción de uno mismo, fruto de reflexión.

Debemos estar también dispuestos a que nos piropeen, sin buscarlo a toda costa,

pero tampoco evitándolo. A todo el mundo le gusta oír “qué bien te queda ese

jersey” o “buen trabajo”, claro que en muchos casos se trata también de

reciprocidad. Si nunca reconocemos a los demás, no esperemos que sea igual, al

contrario.

Si bien la autoestima es la imagen y la valoración que uno tiene de si mismo, las

demás personas también influyen sobre la formación de la autoestima de cada uno.

Hay que rodearse de personas que reten nuestros límites, no de personas que

limiten nuestros retos. Afortunadamente siempre existe otro día, otros sueños, otras

risas, otras personas y otras cosas.

Para ayudar a otros a elevar su autoestima, hemos de hacer que el otro vea sus

logros y virtudes. Una persona con baja autoestima probablemente pensará que

todo le sale mal y que solo tiene defectos. El hecho de que otra persona le remarque

y muestre sus logros puede ayudarle a entender que también consigue logros y tiene

virtudes, lo cuál también le ayudaría a elevar su autoestima.

Conviene alentarle y ayudarle a que crezca y mejore. El aliento de los demás le

ayudará a sentirse mejor y elevar su propia autoestima. Considero que los

problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco. Es de mucha ayuda,

cuando las personas creen que no pueden, recordar juntos las veces en que sí han

podido.

Es importante hacer notar a la persona que tiene un problema con su autoestima y

que debe trabajar para elevarla. Hay que ser cuidadoso con la forma como se le

dice, pero es importante hacérselo ver. Si se le plantea bien y con el suficiente tacto,

puede percibirlo como una muestra de afecto y preocupación por él y por su

bienestar. El problema no es el problema, sino la actitud hacia el problema.

“Un día despertarás y descubrirás que no tienes más tiempo para hacer lo

que anhelabas. El momento es ahora. Actúa”. (Paulo Cohelo)

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2. JUSTIFICACIÓN

Acompañar a personas que en un momento determinado de sus vidas han perdido

su hogar, aquél que era su lugar de refugio, el espacio de donde salir cada día y a

donde regresar, ha abierto inquietudes en mi vida. ¿Cómo acompañar ese dolor?

¿Cómo estar al lado en esos momentos?

Formar parte del proyecto piloto de Primer la Llar a través del cual algunas de estas

personas tienen la oportunidad de tener, después de mucho tiempo de vivir en

situación de calle, una casa, también me abre inquietudes. ¿Cómo estar al lado de

“esa casa que vuelve reconstruirse o empieza a construirse de nuevo” que es cada

una de las personas a las que acompañamos? ¿Cuáles son ahora sus necesidades?

Han ido apareciendo, junto a las que podemos considerar principales como pueden

ser tener cubiertas sus necesidades básicas, vincularse al territorio, el conocimiento

de todos los recursos que estan a su alcance, otra serie de necesidades a las que

llamamos espirituales y que guardan relación con el deseo de ser reconocido como

persona, de ser escuchado, de que la vida tenga sentido, de reconciliación junto con

el anhelo de recuperar una familia, incluso de formarla, el anhelo de paz interior

¿Cómo detectar estas necesidades y anhelos? ¿Cómo reconocer la importancia que

tienen dentro de su proceso?

Por eso, todo lo que me ayude a reflexionar a mí mismo, todo el conocimiento y la

experiencia de profesionales que acompañan a personas que sufren en momentos

de mucha fragilidad me parece importante para seguir desarrollando mi trabajo

profesional.

Profundizar en este tema para poder aportar nuevas pinceladas respecto a ellos ha

motivado la realización de este trabajo.

3. MARCO TEÓRICO

3.1. Personas sin hogar

Según la Federación Europea de Asociaciones Nacionales que trabajan con

Personas Sin Hogar ( FEANTSA 2008), las personas en situación de sin hogar son

todas aquellas que no pueden acceder o conservar un alojamiento adecuado,

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adaptado a su situación personal, permanente, y que proporcione un marco estable

de convivencia, ya sea por razones económicas u otras barreras sociales, o bien

porque presenta dificultades personales para llevar una vida autónoma. La

característica principal que define a las personas sin hogar o personas en situación

de exclusión social es la falta de redes sociales y de vínculos de proximidad en su

ámbito geográfico habitual, la soledad, la falta de autoestima, la incomprensión por

parte de la sociedad y la invisibilidad que sufren. En el abordaje de las personas sin

hogar es importante partir de la idea de proceso, ya que en ningún caso se puede

entender el fenómeno sin hogar como un estado, como una realidad en la que los

individuos se instalan de forma inamovible. Por eso, lo más adecuado es hablar de

personas en situación de sin hogar. En esta situación se han producido una serie de

rupturas: con los lazos familiares y personales, con los lazos laborales y opciones de

independencia económica, con los lazos sociales.

3.2. Personas sin hogar en Barcelona

El Recuento 2017 de personas sin hogar en Barcelona visualiza 1.026 personas

durmiendo en la calle y 1.954 alojadas en equipamientos. Se confirma la tendencia

al alza en el número de personas que duermen en la calle y en el de personas

atendidas en recursos residenciales (Recompte, 2017)

Me parece interesante poder aportar datos sobre el último recuento porque los datos

hablan por sí solos de una realidad que, aunque socialmente parezca querer

invisibilizarse está presente y no puede dejarnos insensibles.

“Cada vez son más las personas y entidades que desean contribuir para sensibilizar

y visibilizar sobre la situación de sin hogar. Un total de 998 personas voluntarias han

participado entre las 21.30 y las 2.00 horas en el Recuento 2017 organizado por las

34 entidades que integran la Red de Atención a Personas Sin Hogar (XAPSLL),

incluido el Ayuntamiento de Barcelona. La actividad se ha desarrollado gracias al

trabajo de los 287 grupos que se han dividido por toda la ciudad a partir de los 13

puntos de encuentro que se habían fijado previamente, y ha contado con la

participación activa de varias personas voluntarias que han vivido en la calle. Es la

quinta vez que se hace una actividad de este tipo, con los objetivos de sensibilizar la

ciudadanía sobre la problemática del sinhogarismo, dar a conocer la tarea de las

12

entidades de la XAPSLL, contabilizar el alcance del fenómeno en una noche

concreta y detectar nuevos espacios de pernocta en la ciudad.

En total se han contabilizado 1.026 personas durmiendo a la vía pública, 1.954 en

equipamientos municipales o de las diversas entidades sociales y 415 en

asentamientos irregulares. Las personas que se contabilizaron durante el recuento

del año pasado fueron 941 durmiendo en la calle, 1.907 en recursos residenciales de

la XAPSLL y 383 en asentamientos.

El aumento del número de personas que se ven abocadas a dormir en la calle se ha

ido repitiendo durante los últimos años. De hecho, es un fenómeno similar a otras

grandes ciudades europeas, en un contexto de incremento y enquistamiento de la

pobreza, fruto de la crisis económica. Aún así, el esfuerzo que han hecho las

entidades sociales y el Ayuntamiento de Barcelona no tiene precedentes, aunque

resulta insuficiente. Desde el año 2008 hasta la actualidad, el número de personas

que duermen en la calle detectadas por los sucesivos recuentos ha pasado de 658 a

1.026, un incremento del 56%; pero en paralelo hay que destacar que el número de

personas que duermen en recursos residenciales ha aumentado más: de 1.190 a

1.954, un incremento del 64%.”

3.3. Housing Firts: Un nuevo modelo de intervención en la atención a

personas sin hogar

“¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?

- Eso depende mucho del punto a donde quieras ir - contestó el Gato.

- Me da casi igual a dónde - dijo Alicia.

- Entonces no importa qué camino sigas - dijo el Gato”

(Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas)

Primer la Llar es un proyecto municipal de carácter piloto para implementar un nuevo

modelo de intervención, Housing First, con las personas en situación sin hogar en la

ciudad de Barcelona.Tiene como objetivo ofrecer a las personas que estaban en una

situación de exclusión residencial extrema el acceso directo a una vivienda con un

acompañamiento socioeducativo. Se trata de un proyecto centrado en la persona en

donde el acompañamiento no está temporalizado, sino que es la misma persona la

que marca cuándo y cómo quiere ser acompañada (20 Barcelona Societat).

13

La vivienda que se ofrece acaba siendo su propio domicilio y es una vivienda de

carácter estable (Uribe 2017). El sentimiento de “estar en su propia casa” predispone

a las personas participantes de este Programa a hacer un giro en su voluntad de

cambio. Barcelona opta poner en marcha este proyecto con 50 pisos destinados a

personas solas de ese colectivo más excluído que llevan más de 2 años viviendo en

la calle y que presentan una enfermedad mental y/o drogodependencia. San Juan de

Dios-Servicios Sociales de Barcelona, institución de la que formo parte como

profesional, gestiona 25 de estos 50 pisos.

El perfil de las personas participantes en este programa, ya sea en el grupo

experimental como en el grupo de control cumplen una serie de criterios en el

momento de unirse al programa que define la población objeto:

Ser mayores de 18 años.

Estar en situación de calle en el momento de entrar en el programa

Tener una larga trayectoria de sin hogar

Tener ingresos económicos regulares, o la posibilidad de conseguirlos una

vez dentro del programa.

Tener uno o más de los siguientes factores de exclusión añadidos a su

situación de sin hogar: problemas de salud mental, problemas de abuso de

sustancias y/o alguna discapacidad.

El equipo técnico de atención directa de este Programa es interdisciplinar y lo

formamos un responsable, dos trabajadoras sociales, un educador, dos integradores

sociales y dos figuras peer (personas que estuvieron en situación de calle y han

realizado un proceso de recuperación). Existe a su vez un grupo de profesionales

especializados en salud mental ESMESS con el que nos coordinamos.

El acompañamiento en este programa es completamente centrado en la persona y

en el camino que la persona va eligiendo recorrer. Cuando dispone de un lugar

seguro donde refugiarse de la intemperie, donde volver cada día de manera

permanente y segura, podemos contemplar cómo emergen otra serie de

necesidades y anhelos. Ayudar a descubrirlos, buscar junto a la persona los caminos

que le ayuden a descubrir estas necesidades y anhelos, a satisfacerlos, a que

puedan ser punto de partida que permita mantener un rumbo, es para los

profesionales una apasionante, al igual que difícil tarea.

14

3.4. Necesidades espirituales en personas sin hogar

Con el deseo de estructurar la atención espiritual a las personas que se atienden en

los programas sociales de San Juan de Dios en Barcelona nos propusimos describir

aquellas necesidades espirituales que las personas atendidas expresan de forma

espontánea en sus entrevistas de seguimiento de su plan de trabajo o en los

diferentes ámbitos tanto formales como informales de relación con los profesionales.

En un primer momento será preciso acudir a los autores que exploran las

necesidades espirituales manifestadas en las personas en diferentes momentos de

sus vidas. Cabe señalar que, tal y como comenta Enric Benavent en su libro

Espiritualidad y Educación Social (Benavent. 2013) el análisis de estas necesidades

se ha situado y desarrollado durante mucho tiempo junto a las personas enfermas y

muy especialmente en la última etapa de sus vidas. Pero como también nos dice él,

la espiritualidad, como tantos otros aspectos de la vida, se experimenta y se expresa

de diferentes formas a lo largo del ciclo vital.

Este trabajo pretende abordar las necesidades espirituales que aparecen en un

momento de la vida en el que la persona afronta pérdidas muy importantes junto a la

de perder el hogar y en el que puede tener la posibilidad de dar un paso hacia

adelante. Y no hace referencia a un paso que le permita rehacer su vida sino más

bien a un paso de comprensión, de aceptación, de asimilación y de encaje para

reorientar el camino. Y tan sólo como posibilidad, como propuesta, no como

realización. Porque sabemos bien, y por experiencia que no siempre se puede o se

quiere rehacer, reconstruir, reparar, rectificar, recolocar…y tantos “re” que quizás,

desde nuestra perspectiva desearíamos que fueran posibles.

En este momento, como señalaba anteriormente, junto a la recuperación de lo

básico para sobrevivir, aparecen una serie de necesidades espirituales que

podríamos decir que se asemejan de alguna manera a las que aparecen cuando la

persona siente que su vida se está acabando. Se trata también de situaciones límite

en las que con frecuencia se produce una toma de conciencia de nuestra propia

limitación y vulnerabilidad como seres humanos. Hablamos de situaciones

especiales donde son muchas las pérdidas que concurren, como es el caso de la

situación de sin hogar o el de la enfermedad en situación terminal. Hay un factor

15

común que es la vulnerabilidad y el sufrimiento. Es por eso que se descubren en las

personas en esos momentos necesidades similares y es por eso que se tendrán

presentes tras un análisis previo que ha permitido seleccionar y poner orden a las

que los compañeros profesionales que acompañamos a personas sin hogar hemos

considerado destacable.

De entre algunas de las listas de necesidades espirituales que abordan autores

como Torralba, Anna Ramió, Bermejo, Alba Payàs se recogen necesidades que

aparecen más frecuentemente en nuestra praxis profesional y que se destacan a

continuación:

3.4.1. Necesidad de amar y ser amado

Es esta la necesidad espiritual que podría considerarse central en la vida de las

personas. Se podría decir que es la necesidad que abraza al resto de las

necesidades. Significa amar a la persona con toda su diferencia, acogerle y

aceptarle tal cual es, con sus cualidades y defectos, sin reproches, permitiéndole

expresar con libertad y sin tapujos sus preocupaciones, sus miedos, sus

necesidades, sus esperanzas. La persona necesita amar y ser amada, necesita no

sólo recibir sino también darse, tener una relación positiva con su entorno, con las

personas con las que comparte techo y con los que le acompañan. Es esta una

llamada a descubrir y vivir con conciencia el propio lenguaje de amor que tiene el

cuerpo; que una mirada, una sonrisa, un saludo cercano, la aproximación es básica

y esencial para la vida del otro.

Todos esperamos ser amados y aceptados y también esperamos expresar el amor

de nuestros corazones a los demás. Esperamos poder significar algo para los

demás, esperamos que al “volver a casa”, alguien nos espere, alguien quiera saber

de nosotros. Esperamos que nuestra vida contribuya en algo a los demás.

Esperamos incluso que nuestro sufrimiento sirva para ennoblecernos al hacer uso

de nuestros recursos de fuerza y valor que nos ayudan a atravesar con dignidad los

momentos de sufrimiento.

3.4.2. Necesidad de que la vida tenga sentido

Víctor Frankl en su libro “El hombre en busca de sentido”, expone el sentido de la

vida como aquello que la vida espera de cada persona, la responsabilidad de

16

encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea,

cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante

particular o admitir y abrazar la singularidad que diferencia a cada individuo.

Nosotros debemos encontrar ese sentido, sin olvidarnos nunca de que, como él

explica, es la propia vida quien nos ha encontrado antes y espera algo de nosotros.

Es increíble que sea en un campo de concentración, donde se convive día a día con

la muerte, el mismo sitio en el que alguien no sólo encuentre sentido a su vida, sino

que se esfuerce porque los demás también lo encuentren. El sentido que él le

encontró a su vida es lo que le salvó y le ayudó a seguir viviendo en aquellas

condiciones (Frankl 1979). Víctor afirma que el hombre no solo puede encontrar un

sentido a su vida sino también al sufrimiento, cuando este se convierte en un destino

y resulta imposible modificarlo. Señala que el sentido de la vida difiere de un hombre

a otro, de un día para otro, de una hora a la siguiente. Así pues, lo que importa no es

el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de

cada individuo en un momento dado. Para Frankl, el deseo de volver a reencontarse

con su mujer, el amor que sentia por ella, le permitió hacer frente a la situación que

estaba viviendo.

Exite una fuerza que brota desde el interior más profundo de la persona y es la

necesidad de dar sentido a la vida. Vivir con dignidad para sentirse protagonista de

la propia historia, dando valor y comprometiéndose con lo que uno considera

valioso, es lo más carracterístico de la peculiar forma de ser que tiene el ser

humano. (Revista Educación Social, 2014)

Cuando las personas se encuentran en situación de sin hogar se despierta la

necesidad de encontrar significado y propósito a una existencia que se ha ido

desmontando y que coloca a la persona frente a lo esencial.

Francesc Torralba afirma que “el ser humano siente la necesidad de dar sentido a su

vida, a su existencia. No tiene bastante con estar, o con subsistir, o con permanecer

en el ser, sino que, además de ser, desea permanecer en el ser con sentido”

(Torralba 2008). Y cuando son tantas las razones que pueden haber llevado a la

persona a perder el “norte”, a perder tantas cosas -incluso el lugar que antes le

había cobijado-, la necesidad de encontrar sentido a todo lo que ha ido

aconteciendo, a la existencia y al devenir emergerá con más fuerza que nunca.

17

3.4.3. Necesidad de ser escuchado, de ser reconocido como persona, del

reconocimiento de la propia identidad.

Encontrarse en una situación en la que la única solución para no dormir en la calle

es acudir a los Servicios Sociales, pone a prueba la integridad del yo, que empieza a

no conocerse ya en el espejo y busca en la mirada del otro el poder ser reconocido.

Nos podemos encontrar ante una crisis en que la persona descubre una nueva

imagen de sí misma afectada por las disversas pérdidas que ha ido acumulando:

físicas, psíquicas, relacionales. En ocasiones la despersonalización de las

estructuras y la tecnificación de los recursos y procesos pueden dejar de favorecer el

reconocimiento de la identidad. Las personas que se encuentran en situación de

sinhogarismo expresan en muchas ocasiones la necesidad de que a la persona se le

considere con dignidad, que pueda ser mirada con estima y sin condiciones. Existe

una sensación de aislamiento, de soledad y de inutilidad que reclama sentirse

llamado por su nombre y tratado como una persona con toda su valía integral, con

todos sus derechos y deberes, con todas sus cualidades y potencialidades.

3.4.4. Necesidad de reconciliación

A menudo las personas, después de calmarse, recomponer su estado general,

reequilibrar poco a poco su salud general, van analizando la vida pasada, hecho que

puede generar muchas culpabilidades. Esta emergencia de culpabilidad, si no es

bien elaborada puede ser generadora de un gran malestar a todos los niveles. La

culpa puede aparecer en el contexto de varios orígenes: uno puede estar en relación

con el deseo de encontrar explicación al mal en sí: ¿por qué me ha pasado todo esto

a mí? Otro puede guardar relación con la percepción de infidelidad respecto a las

opciones fundamentales tomadas con anterioridad por la persona y otra podría venir

con el profundo sentimiento de soledad y el recuerdo de todas las personas que se

“han ido quedando o dejando en el camino”.

Cada ser humano lleva consigo gestos de odio, de ruptura, de repliegue sobre sí

mismo. En situaciones como la que viven las personas sin hogar son muchas las

personas que expresan que estos gestos brotan de forma viva en su memoria. Se

trata de la sensación de haber hecho mal a otro. Es positivo en la medida de lo

posible releer de una manera reconciliadora la propia vida. Para seguir adelante o en

18

algunos casos volver a empezar es preciso vencer el resentimiento, resolver de

algún modo los asuntos que han quedado pendientes, satisfacer la necesidad de

reconciliación con uno mismo, con los demás en la medida de los posible e incluso

con su Dios cuando se es creyente.

3.4.5. Necesidad de pertenencia, de vinculación, de formación de una

familia

Todos necesitamos ser reconocidos y respetados por lo que somos, a pesar de

nuestras imperfecciones y limitaciones. Un aspecto esencial del hecho de ser

humano es la necesidad de relacionarnos con los demás. Todas las personas

necesitan tener a otras personas con quien comentar o discutir las dificultades y las

esperanzas que va encontrando en su camino. (Benavent, 2013)

Junto a un proceso de dignificación de la persona aparece la necesidad de la

recuperación de vínculos anteriores y las nuevas vinculaciones que se van dando

despiertan en las personas la necesidad de recuperar la familia perdida por el

camino o a la que se ha querido mantener al margen de la propia situación, en

ocasiones, incluso la necesidad de formar una nueva familia, desde esa necesidad

de continuidad y de proyeccción que existe en el ser humano.

En muchas ocasiones no será posible que esto ocurra, pero quizás sí se pueda dar

una toma de conciencia de que formamos parte de una humanidad común y que

esta pertenencia es más importante que cualquier otra (Planella, 2014)

3.4.6. Necesidad de esperanza

La esperanza suele nacer de las experiencias positivas que se tienen en la vida,

aunque sea en medio del sufrimiento. Se trata de aquellas experiencias teñidas de

solidaridad, de acercamiento, de afecto. No se trata de la simple proyección en el

futuro de un ideal frustrado en el presente sino de la experiencia de que en el futuro

se podrían consolidar las experiencias presentes gratificantes.

Podemos decir que la esperanza, esa capacidad de proyectarnos hacia el futuro con

ilusión y confianza, es uno de los rasgos más característicos de la humanidad. En

situaciones difíciles, la necesidad de aferrarse a una esperanza puede ser

equiparable al miedo a sentirse defraudado.

19

En la situación en la que se encuentran las personas, ante la aceptación de tantas

pérdidas, quizás se trate más bien de “ensanchar la esperanza”, como dice Pilar

Barreto y así algunas de las personas experimentan esa posibilidad viviendo el aquí

y el ahora, conectando con el tiempo presente, sin inventar un futuro o llenarse de

falsas ilusiones.

Podemos decir que nadie somos la esperanza pero que toda persona podemos ser,

los unos para los otros, un eco de la esperanza y repetir junto a las personas a las

que acompañamos ese “vamos yendo mejor”.

3.4.7. Necesidad de libertad

Imaginemos una sencilla actividad que nos podría ayudar a acercarnos a esta

necesidad. Podría consistir en decir a una persona: coge una hoja en blanco y

escribe lo primero que te venga a la cabeza. Una pequeña frase. Vuelve a leerla,

añade algo que falte, quita algo que sobre. Repite el proceso hasta que sientas que

te identificas plenamente con esa frase. No te preocupes si no obtienes el resultado

deseado después de unos cuantos intentos. Sé perseverante y no olvides revisarlo

cada cierto tiempo. Nada es permanente, todo cambia. Por supuesto, debes hacerte

estas preguntas sin pensar en lo que los demás quieren o esperan de ti. Se trata de

que vivas tu vida, no la que otros quieren que vivas (Dyer 1976). Que vivas tu vida,

ahí está la clave. Esta es una necesidad expresada de muy diversas formas por las

personas a las que atendemos diariamente. Es por eso que es esencial escuchar

con extrema atención para que los planes de acompañamiento sean realizados por

la misma persona, que sea ella quien proponga los objetivos a conseguir, que trace

su propia ruta. Escuhamos en nuestras conversaciones con las personas que

participan en nuestros programas cómo nos describen “caminos equivocados”, así

los nombran en muchas ocasiones que eligieron con anterioridad. Cada día puede

ser una nueva oportunidad para elegir con plena libertad hacia donde nos queremos

dirigir, aunque sean muy pocos los recursos, pero percibiendo la nueva oportunidad

que representa una pequeña luz en medio de caminos tan oscuros.

20

3.4.8. Necesidad de expresar sentimientos y vivencias religiosas

Esta necesidad aparece en todas las culturas. Muchas personas,

independientemente de su orientación religiosa, tienen necesidad de expresar sus

sentimientos religiosos cuando se encuentran en momentos de intenso sufrimiento y

desprotección. Sin adentrarnos en las diferencias que se dan en las distintas

religiones, evidenciamos elementos que son comunes. En el caso de las personas a

las que acompañamos descubrimos que muchas de ellas expresan la necesidad de

volver a experiencias creyentes que vivieron en su infancia junto a las personas que

fueron referentes para ellos; en otros casos pronuncian la pregunta: ¿por qué tengo

que pasar por todo esto? ¿Cómo es que Dios no me escucha?; en otros aparece la

necesidad de volver a las comunidades de referencia donde vivieron su fe en otros

momentos; para otros es el apoyo en una fe que le pide abandonar con adicciones o

caminos que la persona siente que le desvían de camino que Dios quiere para él.

3.5. Anhelos: más allá de las necesidades

“Los anhelos son los presentimientos de facultades que residen en nosotros,

los signos precursores del que algún día estaremos en condiciones de llevar a

cabo” (Johann Wolfgang Von Goethe)

Me atrevo a llamar, de forma entrañable maestros cercanos actuales en

espiritualidad a personas como Esquirol, Román y Benavent que, desde su

pensamiento y experiencia nos van orientando en este camino de acompañamiento

a personas en situación de vulnerabilidad y de fragilidad. Son ellos los que han ido

apuntando y a la vez acuñando la palabra anhelo en referencia a la dimensión

espiritual de la persona. En su último libro Esquirol (2017) hace constantes

referencias a este concepto de anhelo.

Hasta ahora se ha pretendido hacer una aproximación a las necesidades espirituales

que vamos encontrando en las personas a las que atendemos y que también

encontramos descritas por los autores mencionados en el anterior apartado.

Etimológicamente hablando necesidad hace referencia a la carencia de todo aquello

que es menester para la conservación de la vida. Destaca, por lo tanto, la carencia,

se trata de lo que no se tiene y hace falta. Si buscamos los sinónimos de necesidad

nos encontramos con palabras como imprescindible, forzosa, inevitable.

21

En cambio, la palabra anhelo nos lleva a otro campo. Etimologicamente hablando

viene del latín, concretamente del verbo “anhelare” que puede traducirse como

respirar con dificultad. Ahondando en los sinónimos nos encontramos con las

palabras ansia, afán, deseo, avidez…Son palabras que en ellas mismas contienen

acción, como que la persona no puede permanecer en la espera, precisa ponerse en

marcha, darle fuerza al respirar para superar la dificultad de hacerlo…ya no se

encuentra en un lugar de satisfacción de necesidades sino en un lugar de ver la

forma de “respirar mejor”, transitando quizás por lugares donde no exista “tanta

contaminación”, lugares “más humanos” en los que se pueda divisar un horizonte de

sentido.

Los deseos o anhelos suelen ser vagos y difusos, poco tangibles. Trabajar en

identificar las cosas que anhelamos es importante, porque nos sirven para identificar

nuestra misión y nuestro propósito. Es recomendable hacer por escrito una lista de

las cosas que siempre hemos deseado, dedicando tiempo a identificar los deseos

sinceros o deseos profundos, diferenciándolos de los que son circunstanciales y

pasajeros. Es complicado y lleva tiempo, requiere auto conocimiento, pero trabajar

en este sentido nos ayuda a identificar el tipo de vida que nos gustaría llevar, los

valores y el sentido a dar a nuestra vida.

Una vez que hayamos dedicado tiempo a identificar nuestros deseos, el tipo de vida

que nos gustaría llevar, nuestra “misión”, hemos de fijar objetivos que nos

conduzcan a conseguir esos deseos. Y posteriormente, hemos de desglosar esos

objetivos genéricos e intangibles, en metas específicas, tangibles y medibles, y esas

metas estarán formadas de acciones o tareas, con fechas concretas y con una

planificación que nos conduzcan a cumplirlas.

Reconocer cuáles son, tanto nuestras necesidades como nuestros anhelos, es clave

en la toma de decisiones. Conectar con nuestras emociones y visualizarlas lleva a

cabo nuestras metas, ayudándonos a reconocer nuestros verdaderos deseos y a

elegirlos de acuerdo con nosotros mismos. Cuando elegimos lo que realmente

queremos, nos sentimos satisfechos con nosotros mismos, aunque corramos el

riesgo de perder la aprobación de los demás.

Así estamos utilizando nuestro derecho a elegir por nosotros mismos y no por lo que

la gente pueda esperar de nosotros.

22

El miedo a decepcionar a los demás o a perder su estima nos lleva, muchas veces,

a escoger buscando la aprobación ajena en vez de actuar conforme a nuestros

propios deseos, defendiendo así nuestros derechos.

¿Esta elección me aporta fuerza vital? ¿Me acercará esto al futuro que espero?

¿Reforzará mi autoestima? Cuando nos hacemos estas preguntas, antes de tomar

una decisión y las respuestas son “no, no y no”, pero decidimos hacerlo de todos

modos, al menos, tendremos claro que estamos saboteando nuestro futuro. Luego,

en lugar de ser víctima de nuestras circunstancias, podemos responsabilizarnos de

ellas.

Debemos elegir de forma consciente y no dejarnos llevar sin más por automatismos

o por miedo a decepcionar a los demás, siendo esto también una forma de asumir la

responsabilidad de las circunstancias y, por tanto, de atrevernos a tomar la rienda de

nuestra propia vida.

A veces saber lo que realmente queremos no es fácil de descubrir. Por eso es

importante trabajar sobre ello. Encontrar el verdadero deseo no es tan fácil como

creemos. Sabemos más lo que no nos gusta que aquello que nos proporcionaría

paz, dilatándolo, posponiéndolo en el tiempo.

Y el aplazamiento del deseo propio por mucho tiempo genera desgano, tristeza,

reproche y desasosiego. En algún momento tendremos que decidir y hacer

consciente nuestra elección. El deseo es el que nos impulsa a llegar a una meta:

encontrar una pareja, un trabajo, hacer ese curso que siempre dilatamos,

conectarnos con disfrutar el presente, perdonarnos, reconciliar-nos, etc.

Asignarnos metas, fijarnos objetivos, albergar propósitos… Los seres humanos nos

dedicamos con frecuencia a estas tareas. Sin ir más lejos, el 1 de enero de cada año

suele haber, como mínimo, algún pequeño propósito que, en general, tiene que ver

con remediar algo que no nos satisface o con conseguir algo que deseamos, aunque

no quede por escrito o no llegue a materializarse jamás.

El contenido de las metas, los propósitos, los deseos, los anhelos, etc., en el

presente, no es más que una formulación. Pero la importancia de hacerlo se

manifiesta en el presente. Una meta no es sólo algo que se desea alcanzar en el

futuro, sino que también es una brújula para navegar por el presente.

23

Así pues, la importancia de las metas es doble: nos ofrecen un lugar hacia el que

navegar, un lugar al que llegar en el futuro y eso hace que podamos establecer un

rumbo en la navegación, es decir, dota de sentido a nuestras acciones presentes.

Ponerse metas sirve para asignar sentido a nuestras acciones de hoy, nos ayuda a

aceptar mejor las circunstancias actuales, nos da la fuerza y la orientación que se

necesitan para cambiarlas cuando no son satisfactorias. Con una meta futura,

podemos organizar mejor nuestra vida presente, encaminándola hacia ella.

La primera dificultad reside en identificar cuáles son nuestros verdaderos anhelos. Si

lo hacemos, evitaremos malgastar nuestros esfuerzos en conseguir objetos o metas

no deseados.

Contemplar junto a las necesidades espirituales los anhelos que mueven a las

personas, invita al desarrollo de sus posibilidades. El enfoque se encuentra en la

persona desde sus fortalezas, potencialidades, habilidades y capacidades.

(Benavent, 2013)

De entre todos los anhelos que en nuestros encuentros nos han transmitido las

personas a las que atendemos desearíamos destacar, de una forma especial el

anhelo de cobijo, refugio, intimidad.

Nos dice Esquirol (2017) que la existencia humana se inicia en la casa humana, que

es el otro. Por eso la acogida es la condición de la existencia y es imprescindible

notar la ternura y el cuidado de la acogida porque los brazos de la madre son la

primera cuna, la suavidad, la paz y la seguridad. Cuando esto no se ha dado es

posible la existencia, pero se vive en contínuo anhelo de que esa acogida se realice,

aunque sea en otro momento, de otra manera. Porque la acogida esencial es la que

procede el prójimo. El otro es la casa primordial. En nuestra entidad las formas

deberían ser esenciales. Nuestro primer ofrecimiento debería ser la calma,

acompañado del amparo, cuyo profundo significado es el de proteger parando, o

deteniendo algo. La casa es la expresión más emblemática del amparar para

proteger. La casa nos salva.

Según la Fundación Arrels, citado por Benavent (2014): “El hogar es mucho más que

el techo que nos cobija. Encontramos en él el afecto, la comprensión, la

tolerancia...el perdón. De techos hay muchos, pero nos hace falta el que acoge

24

nuestra intimidad, nuestros amigos. Cuando nos vamos de casa llevamos la

experiencia de lo que hemos vivido, del amor que hemos dado y recibido”.

La casa es un espacio donde concluir el día, descansar y que nos ofrece la

posibilidad de levantarse al dia siguiente para poder continuar con la vida cotidiana

porque ello ayudará a desarrollar una identidad personal. La casa es un lugar, no a

donde se va, sino a donde se regresa. El hecho de que seamos cosncientes y que

tengamos la seguridad de que siempre al acabar el día regresaremos a casa es

determinante para nuestra estabilidad emocional y salud en general porque la

vivienda nos da protección y nos nutre. Su ausencia nos provoca inseguridad,

miedos, frustación y nos avoca a una vulnerabilidad. No tener ese lugar de

referencia nos lanza a la intemperie.

Recordar las caras y los gestos de muchos participantes en el programa piloto de

Primer la Llar al recibir las llaves de su casa, lo ratifica. Como dice Esquirol nos

salva de la inmensidad, del universo en el que fácilmente nos hemos perdido. La

casa nos presenta un camino hacia la intimidad. Poder descubrir la casa como

centro y volver a ella “es un camino hacia la intimidad, hacia el misterio, hacia el

secreto, hacia el tesoro, hacia el descanso y hacia el alimento” (Esquirol, 2015)

Descubrir, conocer y atender, en el sentido genuino de prestar atención a la

intimidad reencontrada que significa para los participantes en este programa implica

percibir que cada vez que llamamos a la puerta de sus casas y ellos nos ofrecen

entrar lo hacemos al espacio de intimidad al que se ha vuelto. Nada más y nada

menos. Sólo del respeto de esa realidad puede nacer la auténtica acogida, que es

la profunda experiencia de la hospitalidad.

3.6. Algunos elementos clave en el acercamiento y acompañamiento a la

persona

Existe una propuesta de acompañamiento, el modelo desarrollado por Henry Nowen

y conocido como “Sanador Herido” que creo aporta el elemento clave para crear ese

clima que consideramos necesario para acompañar a las personas en su

circunstancia de gran vulnerabilidad. Según este modelo (Nowen, 1996) tanto el

participante en el programa como los profesionales se encuentran en una condición

de simetria desde la perspectiva espiritual. El acompañante sabe de sus

25

capacidades y recursos, pero también de sus heridas y por eso no las proyecta en el

otro; más bien le sirve para reconocer su propia fragilidad, lo que le va a hacer

mucho más tolerante y comprensivo con lo que la persona le pueda mostrar.

Además, cree profundamente en los recursos del otro sin negar por ello sus

dificultades. En este sentido, todo el proceso de acompañamiento intenta conectar

tanto con las necesidades como son los satisfactorios (potenciales o reales) y las

posibilidades.

3.6.1. La escucha activa

“Nos han sido dadas dos orejas, pero sólo una boca, para que podamos oír

más y hablar menos” (Zenón de Elea)

Nos cuesta escucharnos y escuchar porque vivimos extrovertidos. Pensamos que

todo vendrá de fuera y corremos y corremos tras ello sin darnos tiempo de recibir lo

que estamos buscando y que ya está ahí pero no lo percibimos. En este contexto

nos damos cuenta de que el silencio no es la ausencia de ruido sino de ego. El ruido

del ego es el murmullo continuo de lo que hay que conseguir o que defender. El

silencio, en cambio, es el acallamiento de ese murmullo que da lugar a un estado de

apertura que te permitirá recibir. Entonces aparece la paz y reside en aceptarlo todo

y aceptarse del todo.

La escucha activa es clave en el acompañamiento. Podemos decir que la escucha

es una de las formas más eficaces del respeto. La escucha es una de las “caricias

positivas” más apreciadas por las personas. Cuando uno se siente escuchado, tiene

la cálida percepción de tener valor a los ojos del interlocutor. Así se pude acceder al

otro y a su vivencia de aquello que le preocupa e inquieta. Para escuchar

activamente hay que hacer antes un silencio interior. Escuchar correctamente es una

actitud eminentemente activa porque requiere estar muy presente e invertir todas las

energías para ofrecer a la otra persona la mejor presencia.

¿Qué significa escuchar activamente?

Escuchar significa mucho más que oír, es querer oir y prestar particular atención

porque significa querer comprender. Escuchar activamente es entender lo que el

otro está diciendo y la voluntad es fundamental en el acto de escuchar. Escuchar es

una habilidad básica de la empatía, es centrarse en el otro callando nuestros

26

pensamientos intrapsíquicos, prejuicios, sentimientos. Escuchar es acoger las

expresiones de la vida del otro con respeto y modestia para hospedarlo dentro de

nosotros. Sentirse escuchado deja la sensación de vivir en otro.

¿Cómo se escucha activamente?

Con toda la persona, con la mirada, con el gesto, con el silencio, con monosílabos y

evitando las distracciones, estando alerta a nuestra comunicación no verbal, a

nuestro paralenguaje. Hay que atender a la totalidad del mensaje que se recibe, es

decir, prestar atención no sólo a lo que se dice (el contenido) sino también al “cómo

se dice”, fijándose en los elementos no verbales y paraverbales, mirarle, dedicarle

tiempo, hacerle ver que tenemos en cuenta sus opiniones. Escuchar activamente

conduce a participar, a preguntar, a aclarar y a integrarse. Se escucha activamente

prestando atención, concentrando toda la atención en el otro. Esto no solo nos

permitirá recordar la conversación, sino que también ayudará al otro a sentirse más

cómodo brindándote información más personal. Es más probable que profundicemos

en una conversación si percibimos que la otra persona nos está escuchando.

¿Por qué la escucha sana?

Porque crea un clima positivo para la comunicación, logrando que ésta sea más

efectiva. Ayuda a lograr el sentido exacto del mensaje del otro, reduciendo los

malentendidos. Demostramos que tenemos consideración su punto de vista,

acrecentando su autoestima. Esto provoca que nos continúe facilitando información

importante. Hablar supone un drenaje emotivo, reduce la angustia y encuentra en el

quien escucha un hospedaje. Cuando una persona se encuentra en una situación de

crisis emocional, solo con el hecho de compartir aquello que le causa sufrimiento y

poder desahogarse con alguien que le respeta y no le juzga, efectivamente se “des-

ahoga” y experimenta una gran liberación interior, porque las penas, compartidas,

„pesan‟ menos. Si la escucha ha sido realmente activa, de manera que la persona

escuchada se ha sentido acogida, la persona escuchada puede reformularse su

situación y repensarse las posibles decisiones que deba tomar en su vida.

3.6.2. Ser hospitalario doble dirección: el acoger y el ser acogido.

Es necesario que la persona que acompaña tenga algunas actitudes que son

necesarias para crear el clima, ese entorno donde las personas puedan ser ellas

27

mismas e ir desarrollando su proyecto de vida. Se presentan a continuación, a modo

de resumen, algunas que nos presenta el documento de la SECPAL y que considero

válidas no sólo para el acompañamiento al final de la vida sino también en estos

momentos de mayor vulnerabilidad para las personas.

Hospitalidad: el que acoge acompañando necesita sentirse cómodo en su

propia “casa”, debe encontrarse bien consigo mismo, sin miedo y con una

cierta paz espiritual. Es necesario que haya experimentado una vez y otra lo

que nos dice Esquirol: “la casa es la concavidad del cobijo, de la misma

manera que el cuenco formado con las manos lo es del don…con el cuenco

se da y se ofrece; con el techo se guarda y se ampara. Se da en casa y se

sale de casa para dar” (Esquirol, 2015). Junto a la persona que se acompaña

es preciso crear un clima libre, sereno y sin temores para que pueda, si lo

desea, exponer sus heridas, como condición para poder él mismo irlas

curando y cerrando si es así cómo lo desea. Por eso el profesional necesita

hacer un trabajo previo consigo mismo, con su propia experiencia espiritual.

Decisión y apuesta por crear el vínculo de confianza con un determinado

deseo de continuidad y permanencia. En el acompañamiento nos situamos

ante la realidad del otro y es importante no huir, quedarse junto a esta

realidad y hacerlo con fidelidad, aunque el paciente opte porque sea otra

persona quien le acompañe en este ámbito de mayor intimidad.

Capacidad de sostener en el dolor mientras la persona que lo desea va

recomponiendo las partes de su vida que desea y puede. La gran capacidad

de estar ahí, mientras se van dando los silencios, los llantos, esos recuerdos

que tanto daño hacen y que pueden aflorar a veces como pobilidad de

rehacer o de soltar definitivamente para que puedan aparecer cosas nuevas.

Ser responsable en compartir su quehacer y su sentir para poder supervisarlo

porque evidentemente el profesional se siente tocado.

En Espiritualidad y Educación social, el autor nos recuerda las fases que Cal Rogers

(1996) describe al hablar del proceso por el que pasa una persona para recuperar su

conciencia íntima: momento de dificultad para dialogar consigo mismo, momento de

necesidad de contar las cosas, etapa de empezar a hablar de sí mismo en relación a

tiempos anteriores, de tener mayor flexibilidad para hablar, etapa de expresar

sentimientos de forma más fluida, otra de expresar los propios sentimientos ya

28

incorporados en uno mismo, momento de descubrir que las creencias no son un

obstáculo para interiorizar y expresar sentimientos.

Enric Benavent comenta cómo las personas que viven en la calle pasan por cada

una de estas fases, cada uno a su ritmo. “Acompañar, en este caso, querrá decir

estar muy atento al momento que vive cada persona en relación con su proceso de

reconstrucción interior” (Benavent, 2013)

4. Objetivos

Esta propuesta de investigación pretende sentar las bases para el diseño de un

proyecto en el que se identifiquen las necesidades y los anhelos de las personas sin

hogar que participan en el Proyecto piloto de Housing First en Barcelona, con el

deseo de que los profesionales puedan acompañar mejor esta dimensión. Sus

objetivos son:

4.1. Objetivo general

Comprender los anhelos que expresan las personas que acompañamos en el

programa Housing First.

4.2. Objetivos específicos

4.2.1. Delimitar las necesidades y anhelos espirituales que expresan las

personas que atendemos en Housing First.

4.2.2. Detectar situaciones en las que los anhelos espirituales se hacen

presentes.

4.2.3. Categorizar, a partir del marco teórico, la información obtenida de la

observación.

5. Metodología

Esta aportación pretende sentar las bases para el diseño de un proyecto en el que

se identifiquen las necesidades y los anhelos de las personas sin hogar que

participan en el Proyecto piloto de Housing First en Barcelona, con el deseo de que

los profesionales puedan acompañar mejor esta dimensión.

29

Para realizar este estudio se proponen la observación participante y la entrevista

abierta como procedimientos del método científico que se pretenden desarrollar en

esta propuesta.

5.1. La observación interna o participante

La observación podrá ser considerada como técnica científica en la medida en que:

-Sirva para una finalidad claramente definida, como es en nuestro caso poder

detectar los anhelos espirituales que las personas sin hogar pertenecientes a

nuestro programa expresan.

-Esté planificada sistemáticamente en sus diferentes fases y aspectos, que es lo que

a continuación se pretenderá reflejar de una forma esquemática

-Se relacione con propuestas y teorías sociales, con planteamientos científicos y

explicaciones profundas, lo cual queda reflejado en el marco teórico

-Que sea sometida a controles de veracidad, objetividad, fiabilidad y precisión;

aspectos muy importantes a considerar en el desarrollo del proyecto.

En la observación participante, en este caso se trata de unos observadores

(integradores sociales, trabajadoras sociales, peers y educador social) que

participan en los procesos sociales del grupo participante en el programa y que

asumirán en distintos momentos el rol de observadores. El hecho de que la visita

sea la habitual impidirá el hecho de que la presencia del observador pudiera

modificar algo en la escena.

Como metodología se elige la observación participante o interna en la que el

observador comparte la vida de la comunidad o del grupo observado, participa en

sus procesos sociales por el hecho de acompañar a nivel profesional a las personas

participantes en el Programa de Primer La Llar, asumiendo un rol social que ya está

definido. De esta manera es más fácil poder llegar a realizar las percepciones de las

personas, así como la significación de los comportamientos observados.

En primer lugar, es necesario haber resuelto dos cuestiones:

30

-que el rol sea elegido en relación con los intereses explícitos de la búsqueda. En

nuestro caso se trata de que el observador sea el profesional.

-que este papel permita al observador actuar por su cuenta sin tener que consumir

demasiadas energías en el trabajo y en el tiempo. En este proyecto la observación

participante formará parte de las visitas que se hacen a los participantes del

programa y se incluirá en todo su proceso.

Se entiende que en el caso de esta investigación resulta más fácil no perder de vista

el marco teórico de referencia porque se trata de un estudio más profundo de

aspectos que ya se vienen considerando de forma informal en los encuentros y

seguimiento de los participantes. El hecho de no tratarse de una persona ajena al

escenario sino de una persona que forma parte del acompañamiento de la persona,

pero que en los días en que se decida oportuno desarrollará el rol de observador,

facilitará la observación participante.

Se elige hacer una observación focalizada que implica la voluntad de delimitar el

ámbito relacionado con los anhelos espirituales, definidos en el marco teórico y que

expresan el grupo de personas, objeto de este estudio.

Junto a la observación participante, esta investigación tomará la entrevista personal

como aspecto metodológico que le permitirá recoger la información que necesita

para conocer algunos anhelos espirituales que expresan las personas que durante

largo tiempo han vivido en situación de sinhogarismo.

5.2. Entrevista individual abierta y semidirigida

Se puede afirmar que la entrevista, que inicialmente era considerada como una

técnica integrada en el trabajo de campo en antropología, con el tiempo ha ido

ganando fuerza de forma que se ha ido utilizando en otras disciplinas, en

combinación con las observaciones etnográficas, aportando resultados muy

satisfactorios. Esta combinación nos permitirá poder contrastar el relato de los

informantes con sus propios comportamientos y con los propios procesos que el

equipo del Programa de Primer La Llar va siguiendo y compartiendo en las

reuniones de casos a partir del registro de cada encuentro. Esto permitirá ahondar

en las motivaciones de las actuaciones que se observan.

31

Las entrevistas individuales son encuentros entre la persona que realiza la entrevista

y la que le informa, y en la interacción entre ambas se busca que el entrevistado

traslade al entrevistador a su mundo y le permita comprender sus propios

significados. Se hacen entrevistas individuales cuando nos interesa conocer el

discurso individual para entender los significados que la persona utiliza en su vida

cotidiana para dar sentido al mundo, puesto que sus acciones dependerán de estos

significados.

La entrevista se basa en la utilización de una fuente, la oral, que presenta una serie

de aspectos que son originales y específicos no sólo por sus posibilidades temáticas

sino también en cuanto a sus características metodológicas (Thompson, 1988), que

cabe tener presentes:

-es una fuente ilimitada en la que cada entrevistado puede proporcionar una gran

cantidad de información sobre aspectos muy diversos y el entrevistador puede volver

a preguntar, a ampliar el testimonio, a pedir aclaraciones.

-se trata de una fuente de gran densidad porque opera en muchos planos históricos

y sociales; el entrevistado no puede separar las dimensiones de su experiencia vital

como pueden ser el trabajo, la familia, las emociones, los acontecimientos

singulares, tec.

-el entrevistador actua como creador de su propia fuente: la relación del

entrevistador con el entrevistado condicionará el resultado de la entrevista a la vez

que es el propio investigador el que establece la contextualización necesaria para el

entrevistado.

-se trata de una fuente comparativa ya que obliga a contrastar los testimonios entre

ellos y con las informaciones obtenidas a través de otros procedimientos.

En el caso de las entrevistas abiertas se trata de entrevistas muy similares a una

conversación y los temas que surgen no están previstos con anterioridad ya que el

entrevistador sugerirá algunas cuestiones y después escuchará con atención a la

persona entrevistada. De esta manera la persona no se siente de ninguna manera

interrogada y hablará de aquello que cree que es más interesante.

32

En el caso de las entrevistas semidirigidas o semiestructuradas las entrevistas no

son totalmente abiertas, pero no siguen un cuestionario cerrado, sino que el

entrevistador dispone de un listado de temas o interrogantes que le servirán de

guión para la orientación de la entrevista. No se pretende abordar todos los temas, ni

seguir un orden. De esta forma la persona entrevistada seguirá libremente el orden

que desee y el papel del entrevistador es el centrar la conversación cuando se

desvie de los objetivos previstos o bien cuando el entrevistado no exprese de forma

espontánea las cuestiones previstas.

Escogemos la modalidad de entrevistas en profundidad tanto para las entrevistas

abiertas como para las semidirigidas ya que nos proponemos mantener diversas

sesiones de trabajo con un mismo entrevistado y el propósito es el de profundizar

sobre diversas cuestiones, centradas en determinados temas, en nuestro caso se

trata del abordaje de los anhelos espirituales que expresan las personas

pertenecientes al Programa Primer la Llar a las que acompañamos.

5.3. Universo de investigación

Es importante que en el inicio tengamos una idea aproximada del número de

entrevistas que pretendemos realizar, aunque entendemos que sólo después de las

que se mantengan en el inicio podremos fijar el número exacto de las personas

entrevistadas, que se irá concretando en el trascurso de la investigación.

En esta investigación se propone entrevistar a una muestra de las personas

participantes del programa de Primer la Llar que en estos momentos gestiona San

Juan de Dios, ServeisSocials. Se trata de un grupo de 10 personas seleccionadas

que conformarán la muestra y que serán elegidas siguiendo el criterio de mayor

vinculación con los profesionales, que hayan expresado en alguna ocasión alguna

de las necesidades espirituales descritas y a los que les sea más fácil expresar

sentimientos. El perfil de las personas que forman la muestra lo encontramos

descrito con anterioridad en el apartado 3.3.

5.4. Número de entrevistas previstas y temporalidad

La duración de esta investigación teniendo en cuenta la fase de observación y la de

entrevistas, se estima en 8 meses: 2 para la observación, 3 para las entrevistas y 3

para la elaboración del informe final.

33

La propuesta es que la investigación la pueda llevar a cabo los mismos

profesionales que realizan el acompañamiento y que han establecido el vínculo y

que sean dos personas del equipo y que tanto en la observación como en las

entrevistas haya dos profesionales con el participante.

5.5. Registro de la observación

Se registrarán las observaciones que se realicen en cada una de las visitas a través

de los siguientes instrumentos de recogida de datos:

El diario de campo, considerada como una pieza básica en el trabajo

etnográfico donde se apuntan tanto los hechos observado sobre el terreno

como las mismas impresiones personals que recibe el investigador en el

curso del proceso de recogida de datos. También será preciso registrar la

propia conducta en el campo. Es importante tener en cuenta que las palabras

y las acciones de las personas que pertenecen al Programa de Llars

referentes a los anhelos espirituales que puedan expresar sólo pueden ser

comprendidas si se las examina en el contexto en que se pronuncian o

realizan.

Así se registrará, en cuanto al proceso del mismo trabajo:

-Lo que se ha hecho cada día

-A quién se ha visto

-El contenido de las conversaciones informales mantenidas

En cuanto a la descripción de los acontecimientos ocurridos en el escenario:

-Los hechos cotidianos

-Los hechos más excepcionales que se relacionan con los anhelos que

la persona expresa

-Las anécdotas que pueden estar relacionadas con el tema

Puede resultar interesante registrar el resultado de estas observaciones en el

margen del diario de campo.

Respecto a las impresiones personales:

34

-Aspetos como los interrogantes planteados o las intuiciones que se

han tenido

-Sentimientos, estados de ánimo del mismo investigador.

El diario de campo es personal y se aconseja llevarlo siempre encima para ir

apuntando todo lo que puede ser significatifo. Es muy importante la rutina de escribir

cada día cuando la memoria está fresca. El diario ayuda a revisar el punto en el que

nos encontramos en el trabajo y permite el seguimiento.

Las notas de campo

Será preciso poder redactar estas notas de manera completa, precisa y

detallada. Se tomarán notas después de cada observación. Las notas de

campo deberán redactarse de la manera más completa y amplia posible

teniendo presente que todo lo que no se registra, se pierde. Esto requiere una

gran disciplina. Es precisa una gran capacidad de concentración y de

retención para poder disponer de unas notas amplias.

En las notas de campo debe aparecer:

-Espacio observado

-Las personas

-Los acontecimientos

-Las conversaciones mantenidas.

Se ha intentado describir lo que sería una primera fase para el desarrollo de la

investigación. En una segunda fase, previa a la realización de la investigación, sería

preciso describir cómo se realizaría el análisis de los datos, así como la elaboración

de las preguntas para seguir las entrevistas, el cronograma y el presupuesto.

6. Conclusión

La experiencia cotidiana en el acompañamiento a personas sin hogar presenta a

todos los profesionales retos y perspectiva nuevas que nos ayudan a vivir despiertos

y abiertos a la novedad de cada ser humano. No es fácil detectar las necesidades

profundas de cada corazón, no es fácil comprenderlas a veces, no es fácil invitarles

35

a ser hábiles “costureros” de tantas piezas de tela rotas. Pero sí que es apasionante.

Cada día salgo a la calle a visitar a una de estas personas. Voy al “santuario” de su

nuevo hogar y pido “ser acogido” en él. Y en esa mutua acogida aparecen dolores

del corazón, antiguos y nuevos; surgen deseos que estuvieron siempre y que

emergen ahora. Y también aparecen pequeñas luces, como la luz de Belén que

apareció para aquellos pastores que estaban en la noche de los tiempos.

Se ha escrito muchísimo sobre el acompañamiento espiritual en los procesos de

final de vida, pero es poco lo escrito sobre cómo acompañar a las personas durante

la vida en momentos de gran vulnerabilidad, en las grandes pérdidas, que en el

fondo están en profunda conexión con la gran pérdida final de nuestras vidas. Pero

cuando no hay otras referencias bibliográficas, quizás sea necesaria la referencia

vivencial a la que apunta esta reflexión y esta propuesta de investigación. Quizás

así, de forma sencilla se pueda aportar algún elemento o alguna idea para que poco

a poco los profesionales del sector social vayamos integrando el acompañamiento

de la dimensión espiritual de la persona en nuestras intervenciones.

La propia experiencia personal me ha enseñado que cuando asumimos el

sufrimiento como una posible experiencia de aprendizaje y no como un lastre con el

que estamos dispuestos a vivir, entonces podremos tener una experiencia realmente

enriquecedora una vez que volvemos a ver nuestro propio interior de la forma más

franca posible, aunque duela. No podemos controlar las circunstancias, pero sí

podemos elegir la actitud para enfrentar las mismas.

Bucear en mi propio interior para encontrarme con esa dimensión de mí mismo que

es espiritual, que me trasciende y me sitúa abierto a los demás, me ha llevado a

meditar, a reflexionar en el silencio y en calma mis propias acciones, a dar gracias

por lo que tengo, a descubrir esa parte de misterio y de Dios que está en todo lo que

me acontece, a sorprenderme y disfrutar por la belleza de la naturaleza y la vida en

sí, a darme un espacio de gozo en la soledad.

Y en mi interior también he comprendido que mis momentos de enojo, tristeza,

vulnerabilidad, fragilidad y sufrimiento me ayudan en muchos momentos a valorar la

felicidad, la salud, la paz. Creo que, sin la integración de la luz y la oscuridad en

nuestras vidas, no es posible caminar en la verdad y eso es esencial para todos.

36

Esto es lo que puedo ofrecer a las personas a las que acompaño. Este ser que “es

como tú”, que comprende porque conoce y que quiere compartir un tramo del

camino contigo, si tú quieres.

Quisiera incluir en esta conclusión algún aspecto del aprendizaje en este postgrado:

cada uno de nosotros esta viviendo una etapa diferente y que por lo tanto hay que

respetar la forma de vida de cada uno. Somos seres diferentes con anhelos y

necesidades espirituales diferentes, y aunque para muchos de nosotros la

espiritualidad queda relegada entre las últimas de nuestras actividades del día, mes

o año, todos y cada uno de nosotros, a su debido tiempo, podremos valorar el ser

más espirituales, más humanos.

Otro apunte: que releer libros que orientaron nuestro camino en otros momentos,

apuntes que nos dieron pistas para seguir caminando a la luz de nuevas

experiencias nos regala nuevos mensajes para seguir sorprendiéndonos y

avanzando con esperanza.

“Para quién busca, siempre habrá una estrella como la de Belén que ilumine

el camino” (Leonardo Boff)

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