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1 Especialización Superior en Educación rural TRABAJO FINAL Pablo Giordano y Viviana Corleto EL BOLSÓN

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Especialización Superior en

Educación rural

TRABAJO FINAL

Pablo Giordano y Viviana Corleto

EL BOLSÓN

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INDICE

PRESENTACIÓN................................................................................Página 3

PARTE 1: ........................................................................................... Página 5

Sobre el lugar en el que trabajamos: la Pampa de Mallín

Ahogado... un contexto conocido.

Para poder mirar al otro, empezamos por nos-otros: ¿Quién sos

vos, quién soy yo?

Sobre el grupo de alumnos/as: los chicos y chicas de cuarto

grado... los protagonistas.

- Un trabajo en paralelo: el taller de juegos teatrales.

Vamos a caminar: Arrancamos... con los pies descalzos.

Intentando construir el objeto de estudio. Toma 1: ―Urbales y

Ruranos‖.

Intentando construir el objeto de estudio. Toma 2: ―Somos

diversos... ¿Y qué?

El objeto de estudio construido: Sí... ¿Prometo?

Anticipaciones de sentido: Primeros acercamientos al tema.

Objetivos y propósitos: Un horizonte.

PARTE 2: ..........................................................................................Página 26

Nos posicionamos: ¿Desde dónde nos paramos para mirar?

1- Algo de lo que sabemos poco y practicamos mucho: los

ritos... ¿escolares?

2- La Promesa de la Bandera desde la mirada de la

Antropología Social.

3- La experiencia propia: El recuerdo de nuestra Promesa a la

Bandera.

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4- Nos posicionamos acerca de... ¿Quién es el otro?

5- ¿A qué concepción de cultura adherimos?

El marco metodológico: herramientas para trabajar.

PARTE 3: ..........................................................................................Página 42

Avanzamos en la Investigación, entonces... ¡Acción!

Rastreo de representaciones y sentidos. Hilando más fino.

- Charla con una alumna de séptimo grado.

¿Qué cosas nos representan? Una Bandera para la Pampa de

Mallín.

Nuevos sentidos y significados: ¿Qué nos respondieron las

familias y los maestros?

Nos falta decidir si prometemos o no. Elegimos en libertad.

Desde lo cotidiano... ¿A qué nos comprometemos?

PARTE 4: ....................................................................................... Página 55

Conclusiones

BIBLIOGRAFÍA ..............................................................................Página 60

ANEXO…..........................................................................................Página 62

El Bolsón, 2007

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...―Quizás es la pregunta por la justicia la que está faltando en el debate

sobre la diversidad en la educación. Se trata de un interrogante político

y ético que atraviesa al conjunto de la organización escolar y al

curriculum, y no se resuelve en el espacio de “la educación por los

pobres” sino que exige replantear el horizonte de igualdad ciudadana

que estamos proponiendo a las nuevas generaciones, e involucra al

sistema en su conjunto. No despreciar al diferente, al diverso, significa

confiar en que puede ser educado antes que dé pruebas de ello.

Significa apostar a que el conocimiento y la experiencia escolar lo

pondrán en contacto con otros mundos que modificarán el propio y al

hacerlo, enriquecerán también el mundo en común.” (Inés Dussel)

Presentación

Y el camino se presenta

como una Y griega,

La virtud y el error...

No sabemos cuál es cuál,

Pero nos lanzamos...

Por el que tiene algunas piedras.

El presente es el informe final del proyecto de Investigación Acción

llevado adelante por Viviana Corleto y Pablo Giordano1, en el marco de la

Carrera de Especialización Superior en Educación Rural.

1 Viviana Corleto: Docente con experiencia en escuelas rurales de las provincias de Chubut

(Gualjaina), Buenos Aires (Mar del Plata) y Río Negro (El Bolsón). Cursó sus estudios en el Instituto

Superior de Formación Docente N° 19 de Mar del Plata.

Pablo Giordano: Docente con experiencia en escuelas rurales de El Bolsón desde 1992. Cursó sus

estudios en el IFDC de El Bolsón

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Dicho proyecto fue realizado en la escuela N° 118 ―Río de los Sauces‖

del paraje Pampa de Mallín Ahogado, El Bolsón, provincia de Río Negro,

durante el año 2006.

El objetivo de este informe es presentar y compartir con nuestros

compañeros, maestros rurales y urbanos, esta primera experiencia como

docentes investigadores.

Intentamos con esta propuesta de Investigación Acción2 observar,

revisar y cuestionar algunas prácticas escolares que ponen en tensión y

contradicen el proyecto de escuela democrática que deseamos.

El texto del informe está organizado en cuatro partes:

La primera parte presenta el contexto, los actores que

intervinieron/intervenimos y el tema (La promesa de la Bandera: Una

práctica escolar para revisar). También el recorrido realizado en la

construcción del problema y los propósitos y objetivos que nos

planteamos.

La segunda parte contiene los aportes teóricos que incorporamos en

función del problema de investigación, el marco metodológico (I.A.) y las

estrategias que fuimos utilizando para la recolección y análisis de la

información.

La tercera parte contiene el relato de la experiencia vivida con los/as

alumnos/as de 4º grado de la escuela, nuestros compañeros de trabajo,

los padres del grupo, y nosotros mismos. Intentamos que refleje cómo

―enfocamos‖ nuestra observación, de qué manera realizamos los

registros y qué actividades y experiencias programamos y coordinamos,

a modo de intervención, buscando favorecer en el grupo la reflexión

sobre la significatividad de la Bandera, el proceso de construcción de

identidades, brindando la posibilidad de pensar, hablar, discutir,

preguntar, cuestionar y construir (o no) nuevos significados.

2 Investigación Ación: a partir de ahora llamaremos I.A.

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En la cuarta parte les presentamos nuestras conclusiones e ideas de

cómo continuar.

Por último, encontrarán en el Anexo las entrevistas realizadas; el registro

escrito de otras experiencias que se parecen a éstas y trabajos de los

chicos realizados en el transcurso del año. Además, encontrarán la

bibliografía que consultamos y que orientó y atraviesa el presente informe.

Parte 1

Sobre el lugar en el que trabajamos:

La Pampa de Mallín Ahogado... un contexto conocido3.

―La Pampa de Mallín Ahogado tiene características físico naturales

propias y posibilidades de producción diferentes respecto de otros sectores

de Mallín como Costa de Río Azul y Villa Rural. Por otro lado, el paraje

denominado Pampa de Mallín tiene diversidad geográfica ya que está

representado por diferentes paisajes en los que varían la altura, el relieve y

el clima (Mallín Alto, Rinconada de Inalef, Cerro Saturnino, El Pueblito y

Mallín del Medio). La Pampa de Mallín Ahogado se ubica a 22 kilómetros al

noroeste de El Bolsón, centro urbano más próximo, y a ella se accede por el

circuito de Mallín Ahogado, que es un camino rural con conexión a la ex ruta

provincial 258 (actualmente ruta Nacional Nº 40).

En el sector denominado El Pueblito, ubicado sobre la zona de pampa

propiamente dicha, se encuentran La Escuela N° 118, el Destacamento

Policial, el Centro de Salud, una Capilla, la Cooperativa La Mosqueta, dos

3 Uno de los trabajos más movilizantes de los diferentes trayectos del Postítulo de Educación Rural

fue el que desarrollamos junto a tres compañeras de la escuela – Iris Abarzúa, Jacqueline Fasano y

Valentina Mulhall – y al que llamamos “Una mirada sobre la situación de exclusión y pobreza en la

comunidad de Pampa de Mallín Ahogado”. En dicho trabajo buscamos integrar los conocimientos

adquiridos en el marco del Seminario 1 del Campo 3 y relacionarlos con el contexto rural del paraje en

que se encuentra la Escuela N° 118. Esto nos permitió construir una “caracterización” de la

organización del espacio rural denominado Pampa de Mallín Ahogado y hoy nos parece provechoso

remitirnos a la misma ya que es una buena manera de acercar, a quienes lean el presente informe, “una

mirada del contexto” que incluye la descripción del paisaje, la localización geográfica del paraje,

actividades económicas de la zona y el contexto histórico en que se creó la escuela N° 118.

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despensas y, actualmente se está gestionando la construcción de un

Destacamento de Bomberos Voluntarios.

El terreno es una gran planicie bordeada de cerros que al oeste

presentan glaciares y nieves permanentes (Hielo Azul, Perito Moreno, y

otros pertenecientes al Cordón Andino-Patagónico). Al este, enfrentando al

Cordón Andino se ubica el Cordón Serrucho. La altitud es de 450 metros

sobre el nivel del mar en el sector más bajo, o sea la pampa.

La Pampa de Mallín es atravesada por el Arroyo del Medio que

desagua en el Río Quemquentreu, por lo que pertenece a la cuenca de Lago

Puelo.

Mallín Alto cuenta con vertientes naturales y terrenos sin drenaje lo que

provoca que en época invernal se produzcan anegaciones, pero en las

zonas más bajas el acceso al agua es dispar, habiendo lugares con

dificultades para acceder a este valioso recurso.

En el pasado la zona contaba con un extendido bosque nativo de

cohihues, ñires, cipreses, maitenes, que ha sufrido con el paso del tiempo un

rápido proceso de deforestación por tala y rozado para la venta de madera y

obtención de terreno para ganado vacuno y ovino. Gran parte de los

pobladores se dedicaban a la cría de ganado para subsistencia.

Antiguamente las parcelas eran amplias (de varias hectáreas) y no

estaban alambradas. En la actualidad se visualiza un acelerado proceso de

parcelamiento debido a la conveniencia económica que significa la venta de

tierras en contraposición a la producción de la misma.

En el año 1930 fue creada la Escuela N° 103 en el sector de Costa de

Río Azul que absorbía la demanda de servicio educativo de todo Mallín

Ahogado y Barrio Luján. Como el radio era muy extenso y largas las

distancias, los vecinos gestionaron la creación de la Escuela N° 118 que fue

construida sobre un terreno donado por la familia Gallardo a orillas del

Arroyo del Medio, en una fecha estimada entre 1932 y 1934. Allí funcionó la

escuela hasta el año 1971 en que se construye el nuevo edificio en otro

terreno, a 500 metros del anterior y pasa a depender del Consejo Provincial

de Educación.

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Para poder mirar al otro, empezamos por nos – otros:

¿Quién sos vos, quién soy yo?

Para comenzar el recorrido, necesitamos hacer las presentaciones de

rigor. Y después de mucho pensar en qué iba a escribir cada uno de sí

mismo, concluimos en que resultaría más rico e interesante poder

mostrarnos desde la mirada del compañero.

Aquí vamos entonces...

Les presento a Pablo

Pablo es ante todo, para mí, un compañero, un amigo.

Trabajamos juntos en la escuela primaria N° 118 de Pampa de Mallín

Ahogado hace más de tres años y desde un principio nos ―identificamos‖,

compartiendo maneras de ser, hacer y pensar pero, por sobre todo,

compartiendo sueños sobre nuestro trabajo, dudas, reflexiones y replanteos

relacionados con nuestra profesión y nuestra práctica.

Ese fue sin duda el motivo por el que nos elegimos a la hora de armar

un grupo de trabajo y estudio en el marco del Postítulo de Educación Rural.

Y entonces, hace dos años que además del espacio que compartimos

en la escuela, construimos nuevos espacios que nos permitieron conocernos

mejor. Por eso es que sé que Pablo nació el 24 de enero de 1971 en la

Capital Federal. Pasó sus primeros años en Mercedes, provincia de Buenos

Aires, hasta que tenía dieciséis años y se trasladó junto a su familia a vivir a

Lago Puelo, provincia de Chubut (sin anestesia, como él mismo dice).

Terminó el bachiller en El Bolsón y también ahí se recibió de maestro, en el

año 1991.

Entre los años 1992 y 1994 trabajó como maestro en la localidad de

Maitén (provincia de Chubut) y allí tuvo su primer encuentro con la tarea

docente en espacios rurales. Toda su experiencia posterior como maestro

transcurrió en escuelas rurales de El Bolsón y tan sólo en una oportunidad

trabajó en una escuela urbana.

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Además, Pablo fue el primer docente del anexo de la escuela primaria

N° 139 en la Rinconada Nahuelpán (también de El Bolsón), de la que era

personal único. Realizó ahí un trabajo intenso con la comunidad que hoy

cuenta con una escuela propia. Siempre relata situaciones y anécdotas ricas

e interesantes de esa vivencia que, creo, marcó fuertemente su trayectoria

laboral, direccionándola definitivamente hacia los sectores rurales.

Pablo es payaso, clown, excelente orador. El mejor relator de cuentos

según los chicos. Es padre y marido, es hijo y hermano. Es amigo y

compañero. Y es maestro, comprometido y laburador.

Viviana

Les presento a Viviana

Todo un desafío describir a la compañera y amiga que motorizó mi

transcurrir en ―el postítulo‖.

Viviana proviene de una familia de laburantes de la ciudad de Mar del

Plata. Tiene tres hermanas, y una de ellas, su gemela, también comparte el

desafío de ser maestra en la ―no tan feliz Perla del Atlántico‖

En 1985 se recibió de docente y se vino a trabajar a la Patagonia con

una amiga. Gualjaina, un pueblo chico del centro – oeste de Chubut la

recibió en 1986 con mucho más que un grado para atender. Allí ella se

descubrió participando de decisiones del pueblo, generando proyectos y

haciendo amigos y amigas que todavía hoy la recuerdan y le reclaman su

presencia.

En 1989 los caminos la llevaron de vuelta a sus pagos. Y en la ciudad

donde conviven los lujos del verano, con un puerto que alimenta a su gente

con sobras (pero los alimenta) y villas miserias donde argentinos, bolivianos

y paraguayos tratan de llegar al próximo día, Vivi encontró escuelas y

jardines de infantes donde sembrar cuentos y cuentas, caricias y pruebas,

boletines y visitas a las casas. La maestra supo cual era su vocación y

destino, pero también supo que extrañaba el Sur, con humo de leña y nieve

en los patios de una escuela.

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Así fue como en el año 2000 se volvió y encontró en El Bolsón su

lugar, nuevos amigos y amigas, escuelas rurales y hasta ganas de seguir

estudiando.

En Viviana el ―otro‖, siempre es un ―nosotros‖, ella sabe escuchar,

sabe decir y sobre todo hace lo que el corazón le mande, aunque pique,

moleste el cansancio o la voluntad se escurra.

Somos muchos los que la queremos como compañera, somos

muchos los que la disfrutamos como amiga, y son muchos y muchas niñas y

niños los que la conocieron, valoraron y no quisieron dejar de tenerla como

maestra.

Pablo

Sobre el grupo de alumnos/as:

Los chicos y chicas de 4°grado... los protagonistas.

El grupo de alumnos de cuarto grado con el que trabajamos durante el

período 2006 está compuesto por doce alumnos/as. Al momento de

planificar la/s acción/es a desarrollar tuvimos en cuenta las características

relevantes del mismo en función del problema a investigar:

Conformación heterogénea en cuanto a las edades e intereses:

existencia de un alto porcentaje de alumnos con historia de repitencia en

su trayectoria escolar.

Actitud dependiente hacia el docente. Falta de autoconfianza en sus

propias posibilidades.

Nivel de participación bajo: la mayoría de los chicos y las chicas

presentaba dificultades para expresarse en grupo, sobre todo el grupo de

mujeres.

Estas características resultaron un desafío paralelo: fomentar el ejercicio

de la participación a través de actividades/acciones que posibiliten el

desarrollo de conductas progresivamente autónomas y les permitan, a su

vez, ocupar un rol protagónico en el escenario escolar cotidiano.

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Un trabajo en paralelo:

El taller de juegos teatrales.

Ante la necesidad de desarrollar un proyecto que permitiera a los

chicos trabajar más con el cuerpo y jugar, que fuera poco a poco provocando

al interior del grupo dinámicas de trabajo más activas y participativas, surgió

la idea de armar un taller de ―juegos teatrales‖. Decidimos intentarlo;

queríamos volver a poner al ―juego‖ como protagonista en el aula, dándole

un rol socializador, comunicador y, sobre todo, ―alegrador‖ (inventando un

término que explica, desde el efecto, la función más importante del juego)

El grupo se entusiasmó y confirmó nuestra idea acerca de la

importancia del juego como posibilitador de múltiples aprendizajes y

favorecedor de otras dinámicas, otros des - órdenes que des - cubren

características escondidas para los ojos del maestro quien limita el espacio

del juego sólo al tiempo del recreo. A partir de un par de encuentros pudimos

organizar un horario fijo (los lunes después de clase, aprovechando que

teníamos una extensión horaria por la EGB 3 y otro recorrido de colectivo

más tarde). Para esto solicitamos autorización en la escuela y a los padres,

que en su mayoría apoyaron el proyecto.

Los primeros encuentros fueron de ejercitación de ritmos, de

movimiento, de exploración de gestos y posturas físicas. Después

aparecieron las ganas de contar historias y, con ellas, las improvisaciones. A

esa altura, ya metidos en el proyecto de investigación, reconocimos que la

desinhibición que se estaba logrando favorecía el nivel de participación al

momento de opinar, de defender sus ideas y sus puntos de vista con

argumentaciones. Fue por eso que el taller se transformó en un espacio,

además, para el ejercicio y fortalecimiento de la actitud frente a los otros

(compañeros, maestros, padres, público, etc.). De las improvisaciones nació

un sketch que representamos en un acto escolar. Se trató de una

experiencia positiva de la que surgió la propuesta para que presentemos

algo mas ―gordito‖ en el acto de fin de año. Durante los encuentros

posteriores leímos varias historias, después elegimos entre todos una de

ellas y ensayamos mucho para preparar una obra que, por sobre todas las

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cosas, debía permitir la participación de todos y todas, ya sea como actores,

ayudantes, escenógrafo (la idea era que cada uno/a ocupara el rol que

elegía, en el que se sentía cómodo/a). Y en diciembre cuarto grado

representó la historia elegida con éxito ante la comunidad.

Es importante destacar que, sin que nos lo propusiéramos, el taller se

convirtió, además, en un espacio rico en situaciones y momentos en los que

pudimos ―ver otros gestos y escuchar otras palabras‖; obtener ―datos‖ que

nos permitieron hacer análisis más ricos en relación, sobre todo, al lugar que

los chicos y la comunidad le dan a la ―diferencia‖ y al ―otro.‖

Vamos a caminar:

Arrancamos... Con los pies descalzos4.

Comenzamos a ―encontrarnos‖ para trabajar las tardes de los martes y

jueves desde hace dos años atrás a esta parte. Se abrió así para nosotros

un espacio nuevo que fuimos llenando de lecturas, charlas, reflexiones,

relatos e intercambios de experiencias propias y ajenas. Y muchos, pero

muchos mates amargos. A los dos, encarar el Postítulo de Educación Rural propuesto por el

Instituto Superior de Formación y Capacitación Docente Continua de El

Bolsón nos resultó un desafío. Teníamos muchas expectativas. Estábamos

entusiasmados, sentíamos ganas de:

Compartir lo que los espacios y tiempos de la rutina escolar no nos

permiten: una mirada reflexiva sobre las prácticas escolares.

Conocer nuevas metodologías.

Disponer de algunas herramientas para saber qué mirar, cómo, desde

dónde...

4

Imagen con la pretendimos ilustrar nuestra decisión de permitirnos un nuevo recorrido, despojados

de “zapatos” que orientan nuestros pasos en una única dirección.

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Discutir los por qué y para qué relacionados con nuestra tarea de educar.

Resignificar nuestra labor cotidiana.

Encontrar respuestas, y hacernos nuevas preguntas.

Desde que empezamos a ―buscar‖ el tema problema para desarrollar el

trabajo final, lo que nos impulsó, lo que siempre estuvo presente hasta

convertirse en un eje vertebral de todo el trabajo, fue atrevernos a imaginar,

a pensar, a soñar una escuela distinta y mejor.

Si, muy lindo dirán. Pero ¿Cómo empezar?

Coincidimos en un diagnóstico ligero: ―La escuela es un lugar donde hay

mucho que transformar y mucho que sostener, mucho que desterrar y

mucho que construir...”

Dicho así suena fácil. El tema es que ese diagnóstico que nos movilizó,

también nos enfrentó a grandes dudas, posicionándonos en lugares menos

seguros. Empezamos a preguntarnos todo, y sobre todo, a cuestionarnos y

cuestionar:

¿Qué cosas son las que hay que sostener y por qué?

¿Cuáles hay que transformar? ¿Por qué?

¿Qué cosas son las que sí o sí pensamos que hay que desterrar y por qué?

¿Qué es necesario construir? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quiénes?

Dar respuesta a este último interrogante con un ―nosotros‖ nos llevó a

―mirarnos‖ nuevamente, a asumir una ―posición‖ desde el rol que ocupamos.

Y en este sentido, la idea de trascender el espacio áulico y los emergentes

cotidianos asumiendo un rol cercano al del ―docente investigador‖ nos

permitió animarnos a pensar en la posibilidad de ―investigar‖ para concretar

―acciones‖ que nos permitan re-pensar y transformar problemas de la

cotidianeidad escolar y de nuestra práctica docente.

―Práctica docente... amén de constituirse desde la práctica

pedagógica... implica, además, un conjunto de actividades,

interacciones, relaciones que configuran el campo laboral del sujeto

maestro o profesor en determinadas condiciones institucionales y

sociohistóricas. En el caso de la escuela primaria, la práctica docente

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puede implicar actividades que van desde las ―planificaciones‖ del

trabajo áulico a las actividades de asistencias alimenticias, de salud,

legales-colaboración con la documentación de alumnos

indocumentados... los diagnósticos y la elaboración de diferentes

―proyectos innovadores‖ necesarios para alguna ―incentivación‖

financiera para la institución...

Ese conjunto de actividades se imbrica con el entramado de

significaciones socioculturales que van configurando los procesos

constitutivos de las identidades docentes... La práctica docente se va

disociando-enajenando de la especificidad de su quehacer: la práctica

pedagógica...

Las condiciones de trabajo docente, las actividades burocráticas

y externas a lo pedagógico, la estructuración jerárquica que caracteriza

las relaciones institucionales... son algunos de los límites que lo

diluyen como sujeto ―intelectual‖... que lo ―alejan‖ del trabajo reflexivo

y crítico del conocimiento. (Achilli, Elena. 2000)

La cita anterior representa una síntesis del sentir de muchos docentes

que trabajamos en sectores donde la escuela sigue siendo el único referente

del Estado que ―contiene‖, ―escucha‖, ―atiende‖ las necesidades, urgencias y

demandas de los grupos sociales del lugar en que está inmersa.

Necesidades, urgencias y demandas relacionadas básicamente con la

situación de exclusión y pobreza que, en el caso particular de nuestra

escuela, atraviesan los pobladores del espacio rural.

Intentando construir el objeto de estudio.

Toma 1: ―Urbales y Ruranos‖5

5 Forma en que comenzamos a denominar al binomio “Urbanos y Rurales” y que surgió

espontáneamente cuando discutíamos acerca de la “racialización” implícita en nuestras primeras ideas

sobre el tema. (ver cita de Briones Claudia, pág. 17 del presente informe )

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Tarde de invierno del 2005. En ese entonces integrábamos el grupo

de trabajo con una compañera de laburo, Jacqueline Fasano, que en ese

momento estaba a cargo de los grupos de 5to. y 6to. grado en la escuela.

Los tres sentíamos gran inquietud al tener que elegir ―un tema para

investigar‖ entre todos los que emergían cotidianamente en nuestra escuela.

Entonces Jaqui comentó su preocupación ante el aumento creciente

de la matricula de niños provenientes del pueblo en su grado, (cuatro de sus

quince alumnos/as en total) que portaban conductas, ―modos de relación y

comunicación muy urbanos‖ y que la hacían anticipar futuros conflictos. Este

aumento era también una realidad en la matrícula institucional.

Esta situación llamó la atención de los tres, que estábamos en ese

momento muy movilizados por el trabajo que habíamos desarrollado en el

marco del postítulo (Una mirada sobre la situación de exclusión y pobreza en

la comunidad de Pampa de Mallín Ahogado), en el que diagnosticábamos

una crisis del modelo de vida rural del paraje Pampa de Mallín.

Además, estabamos realizando análisis profundos de conceptos como

―identidad‖, ―cultura‖, ―diversidad‖ que interpelaban nuestro trabajo como

maestros a partir de lecturas en torno de las Teorías de la Reproducción.

Después de mucha charla, discusión y relatos de anécdotas,

construimos el problema a investigar: “La pérdida de la cultura rural por

idealización y aspiración del modelo urbano”. Chan chan !!!

Comenzamos a desmenuzar esta afirmación para encontrarle sentido

a cada una de sus partes6.

Lo que surgió fue:

Pérdida:

¿De que cosas?

6 Para esto, realizamos un recorrido similar al que Rosana Guber desarrolla en su libro “El salvaje

metropolitano”, a partir de un ejemplo concreto de análisis, sobre el proceso que se realiza en la

construcción del objeto. Allí va formulando /se preguntas, de manera tal que se comprenda dicho

proceso. Presenta las siguientes instancias: la elección del tema, su problematización, la

sistematización y la especificación, dando cuenta de que la elección de cada término no es inocente,

por lo que se hace necesario explicitar las intenciones y reconocer los supuestos previamente a la

formulación del problema.

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¿Por qué?

¿A quien perjudica – ¿quiénes pierden?

¿A quién beneficia – ¿quiénes ganan?

¿Qué origina la perdida y cómo nos damos cuenta?

¿Cuáles son las consecuencias?

¿Cuál es el concepto de pérdida que estamos utilizando?

¿Desde qué ojos miramos?

Cultura Rural:

¿Qué entendemos por cultura?

¿Cuál es la ―cultura rural?‖

¿De qué elementos está compuesta la cultura rural?

¿Existe una cultura rural? ¿Cómo se manifiesta? ¿Es estática? ¿Es

flexible?

Idealización y Aspiración

¿Qué entendemos por idealizar o aspirar?

¿En qué acciones lo observamos?

¿Es algo malo? ¿Por qué?

¿Todos los chicos del sector rural idealizan y aspiran el modelo urbano?

Modelo urbano

¿Cuál es el modelo urbano?

¿Quién lo define?

¿Por qué pensar que es malo?

¿Existe un modelo urbano en nuestra zona?

¿Qué modelo representamos y reproducimos los maestros?

Analizando los sentidos de nuestras palabras nos repreguntamos:

¿Por qué pérdida y no modificación, alteración o cambio de la cultura

rural?

¿Por qué cultura rural y no costumbres, hábitos, tradiciones,

maneras de vivir rurales?

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¿Por qué idealización y aspiración del modelo urbano y no

intercambio e interrelación con el modelo urbano?

¿Por qué modelo urbano y no cultura, costumbres, hábitos,

tradiciones o maneras de vivir urbanas?

A esta altura el tema se transformó y entendimos que era necesario

investigar a la escuela como ámbito donde se encuentra la diversidad, y

analizar si el contexto escolar se constituye o no en un contexto de

igualdad. Es decir, analizar si los factores de diversidad (género, edad,

origen, costumbres, etc.) provocan desigualdad.

―...Veo el concepto de racialización como metatérmino útil para

circunscribir analíticamente aquellas formas sociales de marcación de

alteridad que niegan la posibilidad de ósmosis a través de las fronteras

sociales, es decir, que descartan la opción de que la diferencia/marca

se diluya/disuelva ya por miscegenación, ya por homogenización

cultural en la comunidad política envolvente que también se racializa

por contraste. Por el contrario, veo al concepto de etnicización como

metatérmino útil para circunscribir analíticamente aquellas formas

sociales de marcación de alteridad que, basándose en ―divisiones en la

cultura‖ en vez de en la naturaleza prevén o promueven la posibilidad

general de pase u ósmosis entre categorizaciones sociales que se

consideran de distinto grado de inclusividad.‖ (Briones, Claudia. 1996)

La lectura de este material nos hizo reflexionar acerca de la manera en

que, al definir el problema, construíamos grupos identitarios desde una

perspectiva racial, recortando al grupo urbano del rural sin posibilidades de

intercambio, como dos cosas separadas que no admiten mezcla.

Por otro lado, debíamos revisar nuestros supuestos acerca del

liderazgo y/o sojuzgamiento de un grupo sobre otro.

También era necesario descubrir cuál era el capital cultural o

simbólico que estaba en juego (aquella producción social en donde los

sujetos depositan su interés). E ir identificando los diferentes intereses de los

actores involucrados (alumnos del paraje, alumnos provenientes de barrios

de El Bolsón, personal docente y no docente de la escuela N° 118, familias

de la comunidad y el Estado con sus políticas educativas, socio –

económicas).

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Intentando construir el objeto de estudio

Toma 2: Somos diversos... ¿Y qué?7

... “Será importante desarrollar nuevas sensibilidades y disposiciones

para volver a instalar la igualdad y la justicia en el centro del debate

educativo, renovando el compromiso ético y político con una sociedad

más democrática y más justa, y también más plural, que valore el

aporte original de cada uno.”(Inés Dussel)

Mediados de 2005.

En este punto del proceso grupal y personal, encaramos un trabajo de

microetnografía (en el marco del seminario 2 del Campo III del cursado del

1° año de la carrera).

Nuestras preguntas fueron otras:

¿La escuela es un ámbito o espacio donde se encuentra la diversidad?

¿La diversidad se encuentra en todos los espacios?

¿Qué es lo que nos genera el problema? ¿Qué problemas genera este

encuentro?

¿Quiénes se ―encuentran‖ en la escuela? ¿Quiénes portan la diversidad?

¿Urbanos y Rurales?

¿Hay una identidad rural y una identidad urbana?

¿Corre peligro la identidad rural?

¿Lo Urbano ―contamina‖ a lo rural? ¿Lo modifica? ¿Lo anula?

¿Ya se encontraron en la escuela grupos diversos? ¿Que ocurrió?

¿La situación es igual hoy que ayer? ¿En qué radica la diferencia?

¿Todos entendemos lo mismo por Diversidad?

¿Todos vemos la diversidad? ¿Cómo? ¿De qué manera? ¿Como un

problema u como una posibilidad?

7 Esta expresión tiene origen en la forma en que particularmente se expresan los niños de nuestra

escuela cuando intentan diferenciarse de otro/os. ¿Y qué? es, en este caso, igual a decir

(provocativamente) ¿Y cuál es el problema?

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¿El contexto en el que se produce el encuentro de la diversidad es un

contexto de igualdad? (económica, de poder, social...)

¿Nosotros estamos formados para aceptar y trabajar ―en y con‖ la

diversidad (como personas, como educadores)

¿Quién es ―el otro‖ en la escuela?

¿Cómo se construye/ construimos la identidad del ―otro‖ ?

¿Cuáles son los factores, las causas, que provocan ―diferencias‖, que las

acentúan o diluyen?

En el rastreo del tema a partir del cual desarrollaríamos la

microetnografía, lo que apareció y se impuso con más fuerza, (lo que nos

hacía más ruido en la cabeza), fue el tema de la diversidad en el ámbito de

la escuela 118.

Nuestra intención estuvo puesta en despejar ―diversidad de desigualdad‖,

(entendiendo esta última como el producto de la falta de equidad), para

evitar la reproducción de desigualdades sociales.

La experiencia propia y la de otros compañeros nos habla acerca de que

diversas ―prácticas discriminatorias‖ que operan al exterior de las escuelas

traspasan sus fronteras: las que se dan entre distintas generaciones (niños-

adultos), las de género, las que tienen origen en diferentes tradiciones

culturales (estilos de vida, por ejemplo). La escuela se convierte así en un

espacio reproductor de las diferencias que existen fuera de ella y, a la vez,

produce otras/nuevas diferencias: por dificultades de aprendizaje, por la

búsqueda de patrones ideales, por estilos de trabajo diferentes, por

procedencia familiar.

El modelo homogeneizante considera a la ―igualdad‖ como ―negación de

la diferencia‖. Y nosotros, que fuimos formados en ese modelo, intentamos

reflexionar acerca del mismo de manera de ir desterrando cualquier discurso

y/o práctica escolar que suponga la búsqueda de ―uniformidad‖.

Para significar nuestras observaciones y profundizar en el análisis

revisamos la historia del conflicto que presenta/tó la diversidad en la

comunidad de la escuela Nº 118 a través de la recuperación de situaciones

vividas en los años ―80.

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Un conflicto que hizo historia

Parte del folcklore de la escuela Nº 118, que subyace aun hoy en las

relaciones entre los miembros de esa comunidad educativa, son los

conflictos que se generaron en los años ochenta entre el grupo docente y

algunas familias de los alumnos.

Fernando Iglesias, maestro en aquella época, nos comentó (en una

entrevista que le realizamos como parte del trabajo de campo) que

básicamente el ―choque‖ se dio entre dos paradigmas educativos: el que

proponía la alfabetización en lecto-escritura y operaciones matemáticas

dentro de un establecimiento ordenado a la manera tradicional, con tiempos,

roles y espacios muy definidos (paradigma de la escuela ―tipo‖ o ―ideal‖) y el

que sostenían con sus prácticas los maestros de aquel entonces, en el que

estaban incluidos Fernando y Nené Pareras, su compañera que tenía a

cargo la dirección de la escuela8. Ellos (según relatos del propio Fernando

Iglesias) proponían un cambio de rutinas y de expectativas; lo ―gestáltico‖

era lo que regía la jornada con los alumnos y alumnas que, en ese contexto,

eran considerados seres humanos pequeños, niños y niñas en formación y

transformación de su cuerpo y su conciencia personal y social; descubriendo

el mundo a través de la observación, la experimentación y la creación

artística.

Los ―cambios‖ que se intentaron incorporar se encontraron con una

creciente resistencia de la comunidad a apropiarse de maneras e ideologías

diferentes. Esto provocó que un grupo de padres, autoridades municipales y

del Consejo Provincial de Educación comenzara a cuestionar a los maestros,

tildando sus prácticas de promiscuas, desordenadas y propensas al

libertinaje.

Es necesario analizar el contexto histórico - social de aquellos tiempos en

el paraje de Mallín Ahogado y del pueblo de El Bolsón: desde diferentes

grandes ciudades llegaban a la zona jóvenes urbanos de clase media y alta,

con formación superior en su mayoría, los jipis9, que proponían ―alternativas‖

8 Ver en Anexo la nota “Educando con el río”.

9 Término utilizado en reemplazo de “hipiee” por la comunidad de Mallín.

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en todos los ámbitos sociales en los que participaban. Asimilando tradiciones

locales y paisanas como el trueque y la ―minga‖ (trabajo comunitario y

voluntario), estos hombres y mujeres de pelo largo proponían un nuevo

orden social basado en el ser humano y su relación con la naturaleza, en

una época política en la que solo se defendían y proponían las ideas

sociales que erigían las instituciones como la iglesia, los partidos políticos

tradicionales y una burguesía atravesada por el Proceso de Reorganización

Nacional. Esto, además, se enfrentaba con una organización social local

donde el desarrollo y progreso eran los justificativos de ciertas acciones y

actitudes de grupos políticos y económicos que no soportaban alteraciones

del status quo.

El conflicto se ―resolvió‖ por la retirada de ―una de las partes‖ del

escenario de la lucha. Los docentes se fueron yendo y su metodología fue,

poco a poco, reemplazada por ―la tradición y el orden‖.

Hoy, aquellos alumnos son los padres de nuestros actuales alumnos.

Pocos se animan a contar sus vivencias en el río con los maestros, nadie

cuenta lo que dibujaron y cantaron, pero sí repiten las anécdotas que

―deben ser contadas‖ burlona y críticamente hacia un modelo de escuela que

podría haber sido un puente entre maneras de comprender y vivir nuestro

mundo.

Nosotros interpretamos que ―el conflicto‖ fue producto, entre otras cosas,

de la falta de comunicación, ya que ésta hubiera posibilitado un ―hacer

juntos‖. Por un lado, la propuesta docente (una perspectiva pedagógica

alternativa al modelo homogeneizador), tan diferente a la conocida por la

comunidad, generó miedos y posterior resistencia. Por otro lado, los

prejuicios que tenía la comunidad hacia ―lo nuevo‖, ―lo distinto‖ acrecentó el

rechazo, al que se sumó el ―oportunismo‖ de quienes prefieren ―tener todo

bajo control‖. En definitiva, un ―choque‖ de intereses en torno a la escuela en

el que, creemos, ambas posiciones fueron rígidas, obstaculizando la

posibilidad de una construcción compartida.

Los relatos que escuchamos, las anécdotas, nos permitieron

comprender la tensión de aquellos años, originada por una lucha de

intereses muy fuerte que marcó profundamente las relaciones entre la

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escuela y la comunidad ya que, como dijimos anteriormente, en la actualidad

los chicos repiten las estigmatizaciones aprendidas.

Entonces, para comprender el sistema de relaciones en el contexto

escolar identificamos distintos actores y analizamos sus posiciones dentro

del campo.

Emprendimos un trabajo complejo que requirió de la búsqueda de

información y análisis de la misma en documentos, a través de

observaciones cotidianas, charlas informales y entrevistas. Como cita Elisa

Cragnolino: ―Apelamos a diferentes medios, tratamos de conocer qué

nos dicen, desde dónde hablan los distintos actores, para poder crear

condiciones de una estereoscopía por superposición de imágenes

producidas a partir de diferentes puntos de vista y con ello multiplicar

las informaciones y reforzar las posibilidades de comparación y de

objetivación‖. (Combessle, 1996).

Volvimos a encontrarnos reformulando preguntas, construyendo nuevos

interrogantes. Nos reconocimos como parte de la diversidad, analizamos

nuestras contradicciones y nos despegamos poco a poco de los primeros

preconceptos. Seguimos buscando respuestas a preguntas más amplias: Si

la diversidad en sí misma no genera desigualdad, ¿cuáles son los factores

que hacen que así sea? ¿Estamos todos dispuestos a brindar igualdad de

oportunidades? ¿Qué escuela tenemos? ¿Qué escuela queremos? ¿Qué

modelo de escuela sostenemos? ¿Cuál es nuestro papel dentro de esa

escuela?

Y en diciembre de 2005 concluíamos la microetnografía citando a Alicia

Delvalle de Rendo y Viviana Vega con palabras de su libro ―Una escuela en

y para la diversidad‖: ―...esa escuela no es más que la que hacemos

nosotros cada día, así como ella nos hace a nosotros. Esa misma

escuela que se rige por lo establecido y por las normas, pero que

también depende de la manera de interpretar, internalizar y valorar las

normas. En todo entramado institucional se juegan ambivalencias,

ambigüedades, atracciones y rechazos, certezas e incertidumbres,

vinculadas con el poder. El poder es estructural del sistema educativo

y de cada institución y surge de la diferenciación de tareas. Si las

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relaciones de poder conservan un movimiento centralizado, vertical, el

correlato es, necesariamente, la conducta dependiente de sus actores.

Su contracara es la autonomía, única posibilidad de existencia para una

escuela en y para la diversidad.‖

Estas palabras se transformaron, sin que en ese momento lo

supiéramos, en el motor del presente trabajo de Investigación – Acción. En

ellas aparece presente una nueva categoría, ―el poder‖, y su vinculación con

las instituciones educativas.

―El sistema educativo define al aula como un lugar de poder del

docente, de modo tal que esto significará para el alumno impotencia y

sometimiento (...) En este sistema, por las formas que reviste y por las

estructuras que se interiorizan, se aprende a aprender de modo tal que

las relaciones humanas se definen en términos de dominador –

dominado, disociándose mente- cuerpo, pensamiento y realidad, teoría

y practica, trabajo manual e intelectual, tarea y placer. En este mundo

jerárquico se aprende a naturalizar el poder, la arbitrariedad, la

pasividad, la dependencia.‖ (Quiroga, Ana. 1994)

Adherir a ―una escuela en y para la diversidad‖ implicó que

volviéramos a revisar desde un nuevo eje (el poder) el sistema de

relaciones institucionales del que formamos parte. Fue, de alguna manera,

como si, en medio de un juego, nos ―devolvieran la pelota‖. Porque, como

dice la cita, la escuela... no es otra que la que ―hacemos nosotros‖ cada día.

El objeto de estudio construido:

Sí... ¿prometo?

Todo lo que fuimos relatando hasta este punto es ―la historia de la

construcción del problema‖, que incluye el proceso de problematización,

nuestros primeros interrogantes y las relaciones que fuimos estableciendo.

Reconocemos que este trabajo nos posicionó de otra manera como

docentes, nos desafió a tener una mirada más atenta, amplia y crítica

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respecto de nuestras propias prácticas y nos demandó competencias

orientadas hacia la producción de conocimiento sobre las mismas.

La I. A. se constituyó en la herramienta teórico - metodológica que

nos posibilitó observar e indagar, inquirir y explorar las prácticas docentes en

las que estamos involucrados, transitando por distintas etapas bien

diferenciadas: la observación de los problemas de la práctica, la formulación

de un problema de investigación y la evaluación del estado del problema

luego de la intervención:

―...Toda investigación, pero en especial la investigación acción,

es una secuenciación de diagnósticos que intentan explicar la realidad

y reorientar las acciones para lograr su cambio.

La I.A. propone tres niveles diferentes de diagnóstico:

Diagnóstico 1: ―...Primer acercamiento intuitivo al problema,

aproximativo, no científico, nos advierte de la existencia de un

problema... quizás constituya una valiosa primera instancia en la

recolección de datos. Justamente, es sobre las representaciones

sociales de la realidad que la investigación focalizará su atención

para buscar otras miradas, otras formas de comprensión de la

misma.‖

Diagnóstico 2: ―...Está guiado por la formulación teórico -

metodológica de un problema de investigación... El diagnóstico

intuitivo es reemplazado por la construcción de un marco teórico

explicativo del problema y de la recolección sistemática de datos de

la realidad estudiada. Se inicia cuando se formula el problema. En

este segundo nivel de diagnóstico trabajamos con lo invisible que

tiene lo visible, con lo que está oculto... permitirá la prescripción de

una o varias acciones posibles para la investigación a realizar, a

modo de plan de mejora de la realidad relevada.

Diagnóstico 3: ―...Evaluación del estado del problema luego de la

I.A. efectuada.‖ (Sagastizábal M.A. y Perlo C., 2004)

El proceso de problematización nos permitió, al momento de formular

el problema, concentrar en ―una nueva pregunta‖ las inquietudes que nos

surgieron, como ya dijimos, de la observación de nuestras prácticas: ¿Qué

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valores, ideas, representaciones y significados sociales sustentan prácticas

escolares generadoras de desigualdad en un contexto de diversidad?

A partir de esa pregunta, a la que llegamos atravesados fuertemente

por la teoría, pero movilizados aún más por lo interesante de poder enfocar

nuestra mirada concretamente en ―una práctica escolar‖, elegimos para mirar

y revisar la “Promesa a la Bandera”, en un intento por descubrir qué

sentido de igualdad promueve esa práctica. Íbamos a mirar, a través de la

misma, la ―desigualdad‖ que suponíamos provoca. Esta idea de desigualdad

estaba sostenida desde la homogenización característica del sistema

educativo en torno al concepto de nacionalidad.

Fue de esta manera como llegamos a construir el objeto de estudio,

circunscribiéndolo a la comunidad de cuarto grado de la escuela Nº 118

como unidad de información10

¿Qué sentidos tiene, en la comunidad de 4° grado de la

Escuela Nro. 118, la práctica ritual de

la Promesa a la Bandera?

Anticipaciones de sentido:

Primeros acercamientos al tema.

El trabajo de campo fue muy valioso desde un comienzo y nos permitió

enunciar nuestras primeras ideas y reflexiones acerca del tema o, por decirlo

de otra forma, ―nuestras primeras hipótesis‖ acerca del objeto de estudio:

La promesa de la Bandera es un rito escolar cargado de significado.

El rito escolar mencionado carece de significatividad para la comunidad

escolar de 4° grado.

10

Cuarto grado se constituyó en el grupo al que aplicaríamos instrumentos para la recolección de

datos como “unidades de información” de las “unidades de análisis” estudiadas. En este caso, la

unidad de análisis es “la práctica ritual de la Promesa a la Bandera”. – categorías planteadas por

Sagastizábal. M.A y Perlo, C. L, en “La investigación-acción como estrategia de cambio en las

organizaciones” Capítulo 4.

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En la escuela, como fuera de ella, hay factores de diversidad que

generan desigualdad.

Hay prácticas escolares y valores sociales que cargan con

jerarquizaciones generadoras de desigualdad.

En la escuela operan mecanismos de reproducción social que

―reproducen representaciones acerca de la diferencia y que provocan y/o

acentúan la desigualdad en términos de inequidad‖.

Objetivos y propósitos:

Un horizonte.

Tuvimos que organizar nuestras ideas nuevamente: había llegado el

momento de plantearnos cuál/es eran nuestros objetivos y propósitos.

También este fue un momento de ―recorte‖, ya que puestos a ―querer‖,

―queríamos mucho‖. Después de mucha charla, mate mediante siempre,

redactamos el que empezamos a llamar entre nosotros ―el horizonte‖ del

trabajo de Investigación Acción.

¿Por qué?

Sólo conociendo los valores, ideas y representaciones que sustentan

las prácticas escolares propias y de nuestros compañeros puede

construirse un proyecto común.

Es necesario ―hacer visible‖ el conflicto que presenta la diversidad en

nuestra escuela.

¿Para qué?

Para, a futuro, generar un proyecto común que nos identifique y

sostenga las transformaciones necesarias en la institución.

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Para deconstruir prácticas y valores cargados de violencia sémica y

simbólica, y construir nuevas prácticas y valores basados en la

equidad.

Parte 2

Nos posicionamos:

¿Desde dónde nos paramos para mirar?

Comenzamos por revisar la ―Promesa de la Bandera‖, relacionándola

con diferentes categorías conceptuales que empezaban a vislumbrarse

como las más ricas e interesantes, aquellas que nos aportaban teoría y

desde las que (por sobre todo) queríamos mirar y/o posicionarnos para

abordar el trabajo.

Esta fue una de las etapas más difíciles porque, contra todo

pronóstico, ante un tema que parecía reducido, acotado y al que habíamos

llegado luego de infinidad de ―recortes‖, nos encontramos con una amplia

variedad de material, muy interesante, y al que no podíamos dejar de lado a

la hora de intentar un análisis profundo. Por otro lado, en el camino se iban

entrecruzando nuestras propias historias escolares, anécdotas, recuerdos de

hechos y hasta de sensaciones vividas.

Algo de lo que sabemos poco y practicamos mucho:

Los ritos... ¿escolares?

―Los ritos (prácticas regladas, cargadas de densidad simbólica

que habilitan un pasaje) han sido históricamente considerados como

núcleos de inscripción de la subjetividad.‖

―...los ritos institucionales (de colectividades religiosas o de

instituciones seculares) se configuran en una relación

intergeneracional marcada en un eje de diferencias estructurales en el

marco del Estado Nación, el eje de las generaciones se organiza en

torno al núcleo paterno - filial y responde al orden burgués del

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parentesco: transmisión sucesiva del patrimonio, del saber, de la

experiencia. Estos ritos de pasaje suponen la herencia y su posibilidad

de transmisión, la existencia de un tiempo lineal, sucesivo y regular en

el que transcurre dicha transmisión generacional; producen filiación

simbólica duradera; marcan pertenencias y habilitan la transferencia

de lo heredado hacia otras situaciones.

En tiempos regulares, la diferencia generacional marca

distinciones en torno de lugares fijos (padre – hijo; tío – sobrino;

abuelo – nieto; maestro – alumno) construidos sobre el principio de

autoridad y de saber: sabe el que ha vivido una experiencia y el que ha

recibido la herencia acumulada. En la medida en que el futuro es

anticipable, lo que se pueda trasmitir como saber y experiencia a las

siguientes generaciones tiene un valor altamente simbólico.

Correlativamente y por eso, el acto de la transmisión de la

herencia ubica, subjetivamente a los dos términos involucrados en la

operación de transmisión: adultos, mayores, sabios, maestros, versus

jóvenes, promesa de futuro, alumnos.

Los ritos de escolarización, el pasaje de un grado a otro, el

examen, el saludo a la bandera, se inscriben en una trama de

transmisión intergeneracional, cuya figura principal (el docente) es un

adulto portador de autoridad simbólica. A su vez, los efectos

pedagógicos sobre el sujeto son duraderos y transferibles. La

transmisión educativa... lo filia a una trama simbólica que lo habilita

para orientarse en el mundo.‖ (Duschatzky, Silvia. 2003)

Si de algo a nadie le cabe duda es que la escuela es un espacio en el

que ―lo ritual‖ aparece de manera cotidiana. Chicos y adultos repetimos

diariamente prácticas que lo demuestran pero, ¿las cuestionamos alguna

vez?.

El análisis de estos ritos, muy instituidos, se nos pasa de largo en el

apuro por ―enseñar‖ contenidos y olvidamos que esas prácticas también

―enseñan‖ y también ―se aprenden‖ (el tema es qué enseñan y qué es lo que

de ellas se aprende).

Entonces, convivimos con estos ritos como con el escritorio, o el

mapa, o el pizarrón: son parte de la escuela. Y aunque para algunos parecen

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más importantes que para otros, siempre hay cosas ―más importantes y/o

urgentes‖ sobre las que conversar, discutir, debatir.

La promesa de la Bandera.

Desde la visión de la antropología social

Otra de las miradas sobre el tema – problema que aportó al desarrollo de

la I.A. y que nos permitió revisar y analizar la práctica de los ritos escolares

desde otra óptica fue la de la antropología social. A partir de la lectura de un

material publicado en el marco del VI Congreso argentino de Antropología

Social desarrollado en la ciudad de Mar del Plata en el año 2000

establecimos diferentes relaciones. Para ello, seleccionamos de dicho

documento diversos párrafos cuyo análisis nos sirve como explicitación

teórica que aporta a la mirada del problema:

1. Relación Violencia – Ritos Escolares

―...Mientras que la vida es generalmente representada como un

proceso que va del nacimiento a la muerte, los rituales, como sostiene

Maurice Bloch (1992), invierten este proceso constituyendo una

representación que va de la muerte a la vida... La violencia es

concebida, no sólo como un elemento constitutivo del sacrificio, sino

de cualquier práctica ritual. La violencia aparece como el producto del

intento de crear un trascendental, una idealidad (Balibar, 1996), un

sentido para la vida humana, sea este religioso, político, o de cualquier

otro tipo.

Los rituales tendrían así un doble efecto. Por una parte alimentan

las fuerzas sociales que animan a la comunidad, construyendo una

representación de la misma y por otro lado a través del ritual el

individuo ―se confirma así mismo y a las cosas que le son próximas‖

(Hubert y Mauss, 1970: 248)...

Esta violencia tiene dos lados, uno interno, la persona y otro

externo, la performance, creando así, a partir del mismo acto un self /

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―yo –imagen‖/ ‖yo – ideal‖ y una comunidad / ‖nosotros – imagen‖/

―nosotros – ideal‖ (Elías, 1997)

A lo largo de nuestra trayectoria escolar, tanto en el rol de alumnos como

en el de docentes, los dos recordamos experiencias ―fuertes‖ en actos

escolares, cargados de solemnidad, casi siempre vinculados a fechas

patrias. Esos ―actos‖ representan para nosotros prácticas en las que se

aparecen con más fuerza discursos universales que constituyen identidades

hegemónicas. Y aunque en la actualidad algunas cosas han ido cambiando,

ambos creemos que los actos escolares conservan todavía muchos

―ingredientes‖ , ―concepciones‖ que conllevan practicas adulto-centristas y de

autoritarismo.

--¡Alumnos!, formen por favor. En filas, cada uno con su grado.--

--¡Alumnos! Pórtense bien y formen derechos. Silencio.--

Nos preguntamos: ¿Éramos mejores alumnos cuando formábamos en

fila, ordenados por estatura?

¿Cuántas y qué tipo de amenazas soportamos para no movernos al

compás del Himno Nacional?

¿A qué se pide respeto cuando se obliga a alguien que se quite el

sombrero o la gorra en el momento de izar la Bandera?

Creemos que los actos escolares, en general, suelen estar viciados de

ceremonial y que la violencia se pasea entre las filas de alumnos.

La escuela 118, en la que trabajamos, es un espacio donde se vienen

modificando desde hace ya bastantes años los actos escolares: sin perder el

eje de lo que convoca, los alumnos fueron logrando mayor protagonismo a

través de la participación en la construcción de los mismos. Sin embargo, tal

vez haya aquí también un rasgo de violencia ya que, en relación con los

cambios y modificaciones, se trató siempre de decisiones que

tomaron/tomamos los docentes. Y, aunque existen cuestiones de fondo que

no hemos alcanzado a discutir, el hecho de animarnos a introducir cambios

habla de una revisión hacia atrás y de un deseo de mejorar las prácticas.

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2. Relación Ritos Escolares – Sacrificio (por la Patria)

―Dar la vida, la propia vida, como ofrenda sacrificial, es algo que

debe aprenderse. Para que esta acción sacrificial tenga sentido, o sea

posible ser pensada, como una acción con sentido, es preciso

construir tanto la patria como sus muertos ejemplares. El amor por la

Patria... fue muchas veces pensado como algo que podía y debía ser

enseñando, siendo la escuela primaria una de las principales

depositarias de esta misión nacionalizante.

...Ver a los actos como performances nos lleva a considerar como

el aprendizaje se realiza a través del cuerpo y su escenificación. Como

performance de una forma particular de narrativa histórica que cuenta

un acontecimiento al mismo tiempo que procura construir modelos que

permitan encontrar un icono...

La historia contada sería así incorporada por los escolares al hacer

suyos esos iconos.

Esta apropiación, bajo la forma de sacrificio, se produce en varios

actos escolares 11, pero con mayor fuerza en los actos destinados a

celebrar el Día de la Bandera, este día tiene en la escuela primaria una

significación especial. Los alumnos y alumnas de 4to. grado se

―prometen‖ a la insignia patria. Es el momento de la oficialización del

contrato establecido entre el niño y la (su) Nación. Esta ceremonia es

realizada el 20 de junio, feriado nacional, mediante el cual se recuerda

la muerte del Gral. Manuel Belgrano, ocurrida en 1820, creador oficial

de la insignia patria12. Este mismo día los soldados argentinos Juran

defender a la Patria con sus vidas, ―jurándose‖ a la Bandera Nacional.‖

(Blázquez, Gustavo, 2000)

11

Acto Escolar: es una categoría nativa que aparece utilizada en las reglamentaciones oficiales.

Ceremonia escolar que generalmente está vinculada a las efemérides. 12

Este feriado fue instituido por la Ley Nacional 12361 del año 1938. En este año se instituyeron

también el Día del Himno, el Día de la Escarapela y se declaró fiesta nacional al día 17 de agosto,

aniversario de la muerte del gral. José de San Martín. De este modo, a fines de la década del 30, las

cuatro fechas patrias más importantes en la liturgia escolar... ya habían ingresado al calendario oficial.

(Blázquez, Gustavo, 2000)

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3. Relación Iglesia - Escuela

―... Los valores de la esfera religiosa sostienen a los de la esfera

cívica y viceversa... esta articulación entre esfera religiosa debe ser

pensada no sólo a nivel de las representaciones sino también a nivel de

las prácticas. Así debemos reflexionar sobre la contemporaneidad

entre la Promesa a la Bandera y la Primera Comunión, rito de pasaje

católico que los niños, cuyos padres profesan esa religión, realizan por

la misma época13.

Anderson señala ―si la imaginería nacionalista se preocupa tanto

por ellas (la muerte y la inmortalidad), esto sugiere una fuerte afinidad

con imaginerías religiosas‖ (1993:27), afinidad que (re)comienza en la

escuela y en esta promesa. Recordemos que promesa es según el

diccionario de la Real Academia Española un ―ofrecimiento hecho a la

Divinidad‖.

Nuestra tarea de investigar se va complejizando a medida que

explicitamos y problematizamos nuestras propias representaciones14 sobre

los sentidos de los actos escolares. Representaciones que son producto de

la experiencia vivida, de lo adquirido.

En los años 80´ se veía, en casi todas las iglesias y capillas, a los niños

y niñas vestidos con impecables guardapolvos blancos, en algunos casos

también con guantes blancos llevando un misal nacarado y un rosario. Los

varones llevaban un moño a modo de brazalete y las niñas iban calzadas

con zapatos también blancos. Detalle más, detalle menos, todos habían

reemplazado (tal vez con excusas de tintes económicos y populistas) los

13

... La década del treinta puede ser identificada como una época de crisis del consenso social, con un

sentimiento generalizado del fin de la era liberal, puesta de manifiesto por el surgimiento de diversos

grupos nacionalistas de ultra derecha o de tendencia populista, así como de un redefinición de las

relaciones entre Iglesia y Estado. Estas nuevas relaciones se patentizan, por ejemplo, en la idea de

“espiritualizar la escuela”, intentándose producir una reforma moral basada en un ideal nacionalista de

corte Hispanista y católico. Esta catoliquización de la educación produce ciertas modificaciones

rituales como por ejemplo la autorización de los festejos de la Navidad en la escuela pública, también

a partir de 1938. (Blázquez, Gustavo. 2000) 14

“Las representaciones son creencias , convicciones, teorías implícitas y supuestos desde los cuales

vemos y entendemos la realidad, a partir de los cuales formulamos juicios de valor y frente a los

cuales actuamos. Detrás de toda acción humana hay un sistema de representaciones. (Siede, Isabelino,

2005)

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ajuares de comunión que cosían y bordaban madres, tías y abuelas, por un

guardapolvo de ACROCEL nuevo.

Se mezclaban símbolos de espacios sociales que jurídicamente no se

tocaban (la escuela debe ser laica) y, desde la esfera oficial se promovía

que en las escuelas públicas hubiera imágenes religiosas como, por

ejemplo, La Virgen de Luján y crucifijos en las aulas.

Alumnos y alumnas de escuelas públicas o privadas participamos de

ceremonias y actos en los que se escuchaban discursos donde la religión y

los dogmas cívicos se mezclaban para uniformar, como cuando nos

poníamos el guardapolvo.

4. Relación Acto Escolar - Violencia Sémica

―...la presentación del ―acto‖ y la introducción de los diferentes

símbolos construyen a las acciones por venir en acciones con un

sentido ritual. Para ello se ejerce una primera violencia consistente en

la expulsión de todo signo que no sea apropiado, junto con un

exhaustivo procedimiento de vigilancia que permita la estructuración

de un sistema en el cual los signos sean lo menos polisémicos posible.

Esta ―violencia sémica... es conducida a través de instrumentos, como

la palabra y la imagen...

Estas acciones rituales... procuran arrancar a los sujetos de su

cotidianeidad –el aula/la lección--, la cual en cierto sentido pierde su

valor, comunicándolos con un mundo extra-cotidiano --el mundo de

los muertos /héroes, el mundo del ochocientos con sus danzas y

vestimentas, el mundo de las orillas del Paraná--.

El ejercicio de la ―violencia sémica‖ inicial tiene por efecto

producir una separación –temporal, espacial y/o ontológica—entre la

comunidad y lo sagrado, que permite materializar la existencia de

ambos mundos.

Este proceso se da igualmente al interior de cada uno de los

sujetos que participan en el ritual, pero especialmente en los iniciandos

que (como demostraremos) son la víctima sacrificial... las fórmulas

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rituales exigen a cada individuo el sometimiento a la regla, un control

de sus impulsos y pasiones.

Morir por la Patria... por la Patria se entrega el cuerpo, como en la

guerra. Por la Patria se entrega el alma, como en el comportamiento

abnegado. La Nación, de acuerdo con la circunstancia, reclamará de

sus ciudadanos una u otra forma sacrificial. Una reclamando la

violencia física guerrera, la otra reclamando la obediencia espiritual

pacifica o violencia simbólica, como la llamaría Bourdieu (1980). La

―violencia sémica‖ no es ni física ni simbólica. Es performática: hace

cuando dice. Dice de forma teatral... presenta una obra en la cual se

hace al decirse (indicialmente). La relación mimética entre el decir y el

hacer es el fundamento del poder mágico de la ―violencia sémica‖.

Nos detenemos aquí en la organización de los actos escolares:

patrimonio de los /las ―docentes de turno‖ que ―nos repartimos‖ los mismos,

como si así se garantizaran la democratización, los modos más diversos, las

alternativas más participativas y la posibilidad de reflexión sobre cada fecha

en particular. Lo más común es que siempre esperamos que ―le toque a

otro‖, pero, si a pesar de todo tuvimos la suerte de ―salir beneficiados con la

organización de un acto escolar‖, podemos recurrir al libro histórico de la

escuela o a alguna revista para ―encontrar el discurso‖ que nos

proporcionará las palabras justas, precisas, adecuadas. Generalmente,

respetaremos el protocolo a la hora de dirigirnos a los presentes

(autoridades educativas, maestros y maestras, personal de la escuela,

señores padres, alumnos y alumnas y público presente), imponiendo ya una

categorización-jerarquización que pretende ser educativa pero que es poco

cercana al mundo en el que viven los principales protagonistas de la

escuela: los chicos y chicas.

Actualmente es muy común que los actos se armen siguiendo las

sugerencias de la revista ―Maestrísima‖. Y entonces la escuela se adornará

con Cabildos o Casas de Tucumán sonrientes y los chicos representarán

diferentes obras enfundados en coloridos disfraces de San Martín, Belgrano

(o cualquier otro héroe de la historia nacional), confeccionados con bandejas

de rotisería y cartones de Tetrabrick. Todo esto poco tiene que ver con

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resignificados y relecturas de los procesos sociales históricos que se

recuerdan o conmemoran en los actos escolares. Ese cotillón refrito, estos

discursos difíciles de ser comprendidos por la mayoría de los alumnos son

un ejemplo de la violencia a la que alude la antropología social. Y para

completar el ―combo‖, correremos a salvar al abanderado que no tiene un

guardapolvo blanco y saldremos a buscarle uno. Y es que el ritual debe

permanecer sea como sea, cueste lo que cueste.

Nos posicionamos acerca de

¿Quién es el otro?

―Concebida la Educación como el modo privilegiado con el cual

cada sociedad implementa la producción de subjetividad, es

insoslayable que el lugar del otro humano no sea simplemente

accesorio para la transmisión de información, sino el caldero mismo

donde se generan las premisas que definen los modos de instituirla...

Tanto padres como educadores transmiten, de múltiples maneras, su

forma de concebir el modelo en el cual ellos mismos están incluidos, y

en esta transmisión fermenta algo mucho más importante que la

impartición de los útiles necesarios para ―hacer‖ en el proceso de

inclusión al cual el niño está destinado. Los grandes proyectos

educativos nacionales acompañaron formas de establecimiento de

condiciones de constitución del Estado, y fueron el modo privilegiado

de su vehiculización. Y la pregunta que cabe es en qué punto estamos

actualmente, sabiendo que nuestras acciones se desenvuelven en el

marco de una sociedad que ha socavado el valor del semejante y ha

propiciado que el otro sea solo un medio para la acción; esa misma

sociedad que se vuelca inevitablemente al cultivo de que aquello

llamado ―desempeño‖ de habilidades y la adquisición de información

pasen a predominar como valor sobre las condiciones morales o los

aspectos subjetivantes de los seres humanos que la constituyen. Una

sociedad que atenta permanentemente contra nuestra propia

subjetivación, vaciando de sentido nuestras propias acciones

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cotidianas que, en sí mismas, no pueden proyectarse más que en la

esperanza de que otras generaciones logren superar los impasses a los

cuales parecemos condenados‖.(Bleichmar, Silvia, 2005).

Adherimos a lo que plantea la autora: En la Educación se perfilan

modos de ―concebir‖, de ―entender‖ al otro no solo en su valor presente sino

en el proyecto al cual se lo destina. Esta idea utilitaria, esta imagen del otro

como parte, engranaje de un cuerpo social al que debe pertenecer y

aportar, deja muy afuera la posibilidad de una subjetividad diferente,

construida desde otros paradigmas histórico -sociales y culturales.

―Ser otro‖ en nuestro país fue y continúa siendo una alteración de cara

al proyecto nacional fundacional que planteó el ―ser argentino‖ como única

opción cívica posible. Así, nuestros paisanos, mapuches, inmigrantes, fueron

forzados a no ser más el ―otro distinto‖ para ser parte (parecida y obediente)

del mandato argentinizante.

La propia identidad y el reconocimiento de la identidad del otro nos

fortalecen y complementan. Todos somos ―otros y otras‖, con diferentes

modos de ser hacer y pensar la Vida, llena de otras vidas.

Una anécdota sobre el tema

En el año 1978 cursé séptimo grado en la Escuela Primaria Piloto Nº

26 de la localidad de Mar del Plata. Había llegado a esa escuela a terminar

la primaria ya que acabábamos de mudarnos con mi familia a ese barrio con

mucha población descendiente de inmigrantes italianos (era un barrio

próximo al puerto de la ciudad). Me costó mucho adaptarme a nuevos

compañeros, docentes y, sobre todo, a las ―nuevas normas‖. Se trataba de

una escuela grande en la que había más ―disciplina‖, y en la que ―las

autoridades‖ cobraron otro valor para mí. Abundaban las reglas a cumplir.

Cuando llegó el momento de elegir al ―abanderado/a‖ que debía

entregar la Bandera Nacional a un alumno de sexto grado en el acto de fin

de año, las tres maestras que teníamos eligieron a una de mis compañeras

por sus cualidades de ―buena‖ alumna (las mejores calificaciones, asistencia,

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conducta). Lo que las maestras desconocían es que esta alumna era Testigo

de Jehová y que, quienes practican esta religión, no creen en ―los símbolos‖

y consideran que es un pecado adorar símbolos de cualquier tipo. Esto

motivó que la ―elegida‖ rechazó ser abanderada, por lo que se desencadenó

un gran revuelo. Recuerdo que la directora se presentó en el aula a darnos

una charla sobre patriotismo y deberes y obligaciones a las que no se puede

renunciar. Ya anteriormente la maestra de matemática había hecho lo

mismo.

Los alumnos hablábamos del tema en voz baja. Casi todos

pensábamos que lo que decían los maestros era lo correcto. Sin embargo,

nuestra compañera estaba pasando un mal momento y eso nos confundía.

Los padres de la alumna fueron citados y, sin que ninguno supiera que

había pasado en dicha reunión, días después se eligió otro abanderado

(otro ―buen‖ alumno).

Llegó el día del Acto. Todos los egresados estábamos presentes,

ansiosos por recibir el diploma. La alumna Testigo de Jehová era la única

ausente. Se nos explicó a los más curiosos, a los que lamentamos que ella

no estuviera allí, que como no podía rechazar la bandera, se le había pedido

que ese día se ausentara a la escuela. De esa manera se resolvió el

conflicto.

No puedo siquiera imaginar lo que debió haber sentido mi ex

compañera. Se la privó de mucho más que de compartir el acto de egreso

con sus compañeros. Se la ‖borró‖, se la ―desapareció‖ por diferente. La

escuela no aceptó un ―otro‖ diferente y eso tuvo un precio demasiado alto

para una niña de tan solo doce años.

Viviana

¿A qué concepción de cultura adherimos?

―Puede añadirse la tendencia a anclar la cultura a las

costumbres, el lenguaje, las ceremonias, las creencias, las

vestimentas, etc. Distintivas de diversos grupos humanos (perfilando

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una visión que podríamos denominar folklórica) y que implica la

reificación de la identidad en un conjunto de pautas culturales y bienes

materiales y simbólicos‖.

A su vez, la identificación inmediata entre identidad y cultura

(concebida en el sentido anteriormente descrito), conduce a una

abstracción reificante ya no de la cultura sino de los grupos humanos.

La cultura aparece así como una entidad autónoma,

independiente de los procesos de producción y reproducción material

y simbólica de los hombres concretos; los sujetos son, en definitiva,

portadores de una cultura que les es ajena, pero que constituye su

esencia, marcando por lo tanto una diferencia también esencializada‖.

(Díaz, Raúl y Alonso, Graciela. 2004)

La idea de ―cultura‖ asociada a algo estático, la que está representada

en los objetos y costumbres tradicionales de los pueblos, fue la que

aprendimos durante muchas generaciones y que estuvo impregnada en los

planes educativos del modelo hegemónico. Aun en la actualidad aparece la

idea de ―la cultura como producto‖ en los discursos escolares.

La contracara es la concepción a la que hoy adherimos y que tiene

que ver con la idea de ―cultura como construcción‖, flexible y dinámica. Una

concepción que plantea a la cultura en permanente movimiento, ligada a los

procesos y sujeta a los cambios.

El marco metodológico:

Herramientas para trabajar

En el contexto de estudio del Campo II15 del Postítulo en Educación Rural

y durante el segundo año de estudio, encontramos las herramientas para

articular con la práctica docente la relación entre docencia e investigación,

continuando así con el proceso iniciado en el año anterior.

15

Campo 2: “Estudio del medio rural. Investigación y reflexión".

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La Investigación Acción fue útil para nuestra experiencia. Rescatamos de

ella las siguientes características:

El objetivo está centrado en conocer y comprender un aspecto de la

realidad, contextualizado, para obrar... Tanto la realidad que estudiamos

como la acción consecuente se constituyen en una situación delimitada,

en un caso concreto, único e irrepetible.

La actividad de investigar... constituye una observación ordenada de la

realidad, orientada a su comprensión y explicación.

Desde la docencia se investiga la propia episteme y la propia práctica.

La investigación educativa se inscribe en el campo de la investigación

aplicada. Una investigación educativa que no pretenda la transformación

de la práctica escolar no tendría razón de ser.

El proceso de investigación es principalmente inductivo, de inmersión en

la realidad para poder conocerla, en consecuencia preguntar sobre ese

vivir y comprenderlo privilegia el trabajo de campo. (Sagastizábal M.A y

Perlo C. 2004).

Es decir, reconocernos como docentes investigadores nos permitió

ampliar el rol cotidiano. El marco metodológico de I.A. le dio sentido a la

tarea de investigar por ofrecernos la posibilidad de modificar o cambiar

―nuestras‖ prácticas docentes.

―Nosotros‖ no íbamos a sustituir ni cambiar la Promesa a la Bandera,

mucho menos a desterrarla. La ACCIÓN consistió en ―revisar‖ los sentidos

de la misma para CONSTRUIR individual o grupalmente nuevos sentidos y,

a partir de ellos, preparar una ―muestra‖ del trabajo de cada uno y/o del de

todos. La premisa fue siempre el ―respeto por lo que piensa y decide cada

uno‖.

Las estrategias de búsqueda de información que utilizamos en función

del problema construido y del proyecto de intervención elegido fueron las

siguientes:

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Cuestionario: Construido con preguntas abiertas que permitieran la

explicitación de representaciones sociales. Nos aportó datos útiles para

el diagnóstico y para futuras reflexiones.

Entrevista no estructurada: Permitió una mayor expresión individual y

espontaneidad, como así también, el abordaje de cuestiones no

previstas.

Observación participante: Nos permitió resignificar acontecimientos

observados casualmente.

Método biográfico. Episodios de vida: (los propios) relevamiento de

vivencias significativas en nuestra vida, representativas de la

problemática estudiada. Nos permitió la reflexión y exposición no sólo de

vivencias, sino también de sentimientos, valores, expectativas,

recuerdos.

La experiencia propia:

El recuerdo de ―nuestra‖ promesa a la Bandera

Experiencia de promesa a la Bandera de Pablo:

(Uno respeta a lo que se quiere)

En el año 1980 estaba cursando 4º grado en la escuela Normal Justo

José de Urquiza de la ciudad de Mercedes (provincia de Buenos Aires).

Para esta época esta ciudad era (o debía serlo) un ejemplo para todo

el país en lo que se refiere a ―paz y orden‖. Esta localidad bonaerense es la

ciudad natal del militar genocida, Jorge Rafael Videla. Él, junto con el

obispado, la Unidad 5 penitenciaria, el Regimiento 6 de Infantería, la escuela

de suboficiales de Gendarmería Nacional y la sede de los tribunales

nacionales adictos, dictaban las reglas y las formas de relación y convivencia

entre todos los que vivíamos ahí.

En ese ―todos‖ estaban incluidos los chicos, y así fue como viví con

nueve años una ―milicada‖ educación. Hasta recuerdo haber tenido que

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escuchar al almirante Rojas (el Rojas de la terrible revolución Libertadora)

dando una charla a todos los alumnos sobre valores patrios y cívicos.

Mientras él caminaba entre nosotros, que estábamos parados en el salón de

actos, recuerdo ver por las ventanas soldados armados y en posición de

guardia, custodiando ¿a quién?, ¿a nosotros, los chicos?

Traigo a colación este recuerdo porque la Promesa a la Bandera

estuvo enmarcada en este ambiente, y todos los ensayos previos, la

preparación de mi guardapolvo, pantalón gris, camisa blanca, corbata y

brazalete, tenían más que ver con una idea de uniforme que con un acto de

encuentro con el símbolo patrio que nos identifica y nos debería unir.

--―Si, prometo!!!‖-- dije y no recuerdo más que un nudo en la panza y

frío en la nuca, atención y tensión muscular para levantar el brazo lo

suficientemente alto y firme, en un saludo fascista hacia la enseña patria.

Un aplauso estruendoso y las caras de las maestras emocionadas, la

regente (autoridad escolar de primaria recordada como ―la detergente‖) con

una sonrisa de satisfacción por el éxito del acto.

La patria recibía a sus nuevos hijos, asustados con dolor de panza,

con odiosas cantidades de ―gomina‖ en el pelo en el caso de los varones y

las chicas con terribles colas de caballo en el pelo que parecía que les iban a

estirar la cara para atrás.

Nunca supimos que Belgrano usaba los colores de la corona española

para hacer su bandera, todavía no la habían salpicado en Malvinas de barro

y sangre de muchachos de esa ciudad y de todo el país.

―Los Colores Patrios‖ a los nueve años son los de tu casa, el barrio y

los amigos, tu cuadro de fútbol, los de la chica que te gusta. Y, aunque me

encantaba jugar a los soldaditos, nada tienen que ver con armas de guerra.

Muchos años después, después de enojarme en público con los

militares y sus aliados civiles y la historia que nos querían vender, pude

mirar a la bandera con el cariño que me contagiaron mi abuelo y mi mamá

(con su romance idílico con el ―Santo de la Espada‖).

Cuando vine a vivir a la Patagonia conocí mejor al interior, su gente y

su historia, y la bandera tenía otros sentidos, también estereotipados pero

más posibles de ser compartidos.

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Y desde que soy maestro siento la bandera más cerca y solo trato de

seguir ―contagiando‖ este afecto por la tela de los colores de cielo, que se iza

en todas las escuelas de nuestro país a la mañana; y en esa punta de mástil

se juntan todos lo ojitos marrones, celestes, verdes, mas jóvenes o más

viejitos, mirando como sube hasta arriba y se mezclan los celestes y los

blancos.

Experiencia de la promesa a la Bandera de Viviana:

La verdad es que encontrar ese acontecimiento en mi propia historia

me implicó todo un ejercicio de memoria. Y digo esto porque, aunque tengo

muchísimos recuerdos de mi infancia y de mi etapa escolar primaria, la

promesa a la Bandera había quedado escondida, muy guardada en un

rincón al que tuve que volver ayudada por los recuerdos de mi hermana

gemela, que a diferencia mía tenía muy presente aquel momento.

Parece ser que, como corresponde, prometimos a los diez años

cuando cursábamos el cuarto grado. Hablar de esto con mi hermana me

confirmó lo que yo pensaba, aquella ceremonia no había sido trascendental

a nivel familiar. En mi casa toda la energía y la expectativa estaba puesta

por aquellos años en la Primera Comunión de ‖las gemelas‖ (eso sí que lo

recuerdo, un momento emotivo y que sirvió para reunir al familión de

distintas partes alrededor de una mesa gigante en un campo de Miramar

donde vivían mis abuelos en ese momento).

De la promesa sólo aparecen imágenes del ―cotillón‖: las colas en el

pelo o las trenzas enlazadas con cintas celestes y blancas en las nenas, los

moños y lazos alrededor del cuello de los nenes y toda la escuela firme y en

silencio a la espera del Sí Prometo.

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Parte 3

Avanzamos en la Investigación, entonces...

¡ACCIÓN!

Tomé el cargo de maestra suplente de cuarto grado de la escuela N°

118 de Pampa de Mallín a principios del mes de febrero de 200616. Ese

grupo había estado a mi cargo en tercer grado durante todo el año 2005.

En oportunidad en que los docentes decidíamos quiénes se harían

cargo durante el año de organizar las efemérides, una docente de la

escuela17, me comunicó que a fin de febrero... ¡los alumnos de cuarto

grado debían realizar la tradicional Promesa a la Bandera! 18

¡Yo nunca había estado en esa situación en toda mi carrera docente!

Ante mi cara de sorpresa, dicha maestra me comentó sobre una experiencia

que había llevado adelante en oportunidad en que estuvo a cargo de un

cuarto grado. El relato provocó mi interés, es decir, resultó un desafío

interesante en el contexto de reflexiones profundas en el que estaba inmersa

a partir de mis lecturas y trabajos del postítulo (para ese entonces ya tenía

cursado y aprobado el primer año).

Pero hasta el momento esa era sólo una inquietud mía. ¿Qué pasaba

al interior del grupo de cuarto grado? Yo tenía el supuesto de que la

Promesa de la Bandera estaba vacía de significatividad para mis alumnos,

pero debía sistematizar información para averiguar qué ocurría. 19

Unos días después llegué al aula y planteé a los chicos que debíamos

realizar la Promesa a la Bandera.

16

Esta parte del trabajo está narrada en primera persona del singular por Viviana Corleto, docente a

cargo del grupo de cuarto grado. Las acciones y la reflexión sobre las mismas son parte del trabajo

grupal realizado con Pablo durante los encuentros semanales de estudio. 17

Gabriela Wuthrich, docente titular de la escuela Nro. 118 18

En el mes de junio, para el Día de la Bandera, la escuela está en receso invernal por pertenecer al

período febrero - diciembre, por lo que el acto del Día de la Bandera se realiza en el mes de febrero,

precisamente en el aniversario del primer izamiento de la Bandera Nacional a orillas del Río Paraná. 19

En esta instancia debí solicitar autorización a la directora de la escuela, Marcela A. Gómez, para

desarrollar un proyecto de revisión del acto de promesa a la Bandera, lo cual requería de más tiempo

(estábamos a sólo quince días de la fecha que estipula el calendario escolar), y por la tanto, la

postergación de dicho acto.

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El desconocimiento respecto al acto en sí mismo me llamó la atención,

sobre todo porque casi todos tienen hermanos mayores en la escuela que en

años anteriores prometieron.

“¿Qué? No sé qué es eso de prometer” (J. R, alumno de 12 años)

“Y yo tampoco sé” (F. B, alumno de 9 años)

“No sé que es la Promesa” (C. G, alumna de 11 años)

“Yo nunca vi...” (D. H, alumno de 10 años)

Solo dos de un total de doce alumnos manifestaron un conocimiento

sobre el acto de promesa a la Bandera, como yo suponía, por haber

participado, por haber estado presentes en alguna oportunidad:

“Mi hermano sí hizo “eso”...” (R. R, alumna de 11 años)

“Sí, mi hermano también me parece que lo hizo” (J. I, alumno de 9 años)

Después, leí el texto tradicional con el que se toma dicha promesa,

que generalmente es leído por el/la director/a de las escuelas:

―Alumnos: la Bandera blanca y celeste –Dios sea loado- no ha sido

jamás atada al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra. Alumnos:

esa Bandera gloriosa representa la patria de los argentinos. ¿Prometéis

rendirle vuestro más sincero y respetuoso homenaje; quererla con

amor intenso y formarle desde la aurora de la vida un culto fervoroso e

imborrable en vuestros corazones; preparaos desde la escuela para

practicar a su tiempo con toda la pureza y honestidad las nobles

virtudes inherentes a la ciudadanía; estudiar con sus huellas luminosas

y a fin también de honrar a la Bandera y de que no se amortigüe jamás

en vuestras almas el delicado y generoso sentimiento de amor a la

Patria? En una palabra, ¿prometéis hacer todo lo que esté en la medida

de vuestras fuerzas para que la Bandera Argentina flamee por siempre

sobre nuestras murallas y fortalezas, a lo alto de los mástiles de

nuestras naves y a la cabeza de nuestras legiones y para que el honor

sea su aliento, la gloria su aureola, la justicia su empresa?‖

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Cuando terminé de hacerlo conversamos sobre el contenido. Las

miradas de los chicos comenzaban a hablar. Aquello no parecía interesarles.

Les pedí entonces que me digan cuáles eran las palabras que más

recordaban de lo que acababa de leer.

Apareció lo siguiente:

“Habla de la Patria” (A. P, alumno de 9 años)

“Dice de respetar la Bandera y esas cosas” (J.R, alumno de 12 años)

“Se trata de la Nación Argentina” (M. V, alumno de 11 años)

“Sí, que la Bandera es de la Patria” (J.I, alumno de 9 años)

“No sé qué, de que hay que cuidarla a la Bandera de la Patria creo que dice”

(A.Q, alumno de 10 años)

“A la orden jefa” (dijo, mientras hacía una veña militar parándose rígido, F.B,

alumno de 9 años)

-¿Y eso? - pregunté a F.B. La respuesta no se hizo esperar:

-“¿Y qué?, si nos trata de soldados”-,

dijo, y se puso a mirar su carpeta dando el tema por terminado, mientras

sus compañeros reían.

El tema estaba planteado, las respuestas venían a confirmar mis

supuestos sobre el desconocimiento que existiría en el grupo y me

sorprendió mucho la relación que estableció F.B. entre el texto y lo militar.

Un elemento sorpresa, algo que debía tener en cuenta. Me pareció que

para esa jornada el tema ya estaba agotado, por lo que preferí continuar

más adelante.

Rastreo de representaciones y sentidos.

Hilando más fino.

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Otro día, mientras el grupo terminaba de acomodar sus útiles luego del

desayuno, y aprovechando que uno de los chicos comentó que un alumno

de grados superiores lo molestaba haciéndole morisquetas en el momento

de izar la Bandera, le pregunté acerca de lo que pensaba en relación con

lo que había relatado. Lo que me interesaba averiguar era qué de esa

situación lo molestaba tanto y provocaba una necesidad que advertí era la

de ―cubrirse‖, de decir ―esto no es mi culpa‖. La respuesta fue:

- ―Está mal porque me hace reír a mí, y después me retan.‖

-¿Y por qué pensás que te retan?-, repregunté.

-―Y, si no hay que reírse con la bandera‖-, contestó en tono imperativo.

Invité entonces a todo el grupo a participar haciéndoles un abanico de

preguntas para despertar el interés: ¿Qué es la Bandera?, ¿Qué sabemos

de ella?, ¿Dónde la encontramos, en qué lugares?, ¿Por qué creemos que

está en esos lugares?

Estas son algunas de las respuestas que registré:

“La Bandera es de nosotros y la ponen acá en la escuela y la tenemos que

cuidar” (R. R, alumna de 11 años)

“La Bandera es del país y la hizo San Martín “(D. H, alumno de 10 años)

“Siempre a todos los países les ponen una Bandera de colores. Todos los

países tienen una y la nuestra es celeste con blanco y la tenemos acá en la

escuela “(A.Q, alumno de 10 años)

“Acá enfrente en el puesto de los milicos también tienen la Bandera, y

cuando son las fiestas la gente la entra de a caballo y después la suben”

(J.R, alumnos de 12 años)

“También está en la plaza del pueblo (refiriéndose a la Plaza Pagano en el

centro de El Bolsón) y en la policía y en otras escuelas “(F.C, alumna de 11

años)

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“Y la ponen en la cancha de fútbol, en el Mundial y también en las casas

para que ganemos el Mundial” (M.V, alumno de 11 años)

Hay muchas banderas diferentes y cada uno tiene la suya, como los chilenos

que tienen otra Bandera diferente” (A.P, alumno de 9 años)

“Allá en el pueblo hay un quiosco que vende unas banderas chiquitas para el

mundial. Las camisetas de los jugadores son celestes y blancas como la

Bandera” (C.G, alumna de 11 años)

“A mí me van a comprar la camiseta con la Bandera de Argentina. Acá en la

escuela hay otra –refiriéndose a la Bandera de Ceremonias- que es más

grande y la ponen en un palo y tiene el sol más brillante” (J.I, alumno de 9

años)

“La Bandera la ponen en todos los lugares que trabajan las gentes” (A.P,

alumno de 9 años)

“No, en todos no la ponen ché. En las escuelas nomás. Para qué la van a

poner si no hay chicos” (A.Q, alumno de 10 años)

―A veces la usaba San Martín‖ (D. H, alumno de 10 años)

Aproveché el alto nivel de participación que se había generado para

proponerles que entre todos sigamos investigando sobre ―el tema‖, ya que

teníamos que ―decidir‖ si prometíamos o no (Las condiciones institucionales

para preguntarnos ésto estaban dadas). Y les consulté sobre a quiénes

podríamos preguntarle más sobre la promesa. Las respuestas que anoté en

el pizarrón fueron las siguientes:

- A los hermanos más grandes.

- A los papás y mamás.

- A los abuelos.

- A los otros maestros.

- A Marcela (la directora).

- Al presidente (fue la propuesta de J.I que hizo reir a sus compañeros).

Luego les propuse que discrimináramos qué era lo que íbamos a

preguntarle a cada uno. Armamos el siguiente cuadro entre todos:

¿A quién le vamos a preguntar? ¿Qué vamos a preguntar?

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-A los hermanos mayores -Si hicieron la Promesa y

cómo es

-A los maestros y a las familias -¿Qué piensan que es la

Patria, la

Nación y la Bandera?

-Al Presidente -Nada, porque está muy

lejos.

Teníamos que resolver de qué manera íbamos a hacerlo. Decidieron

invitar a nuestro salón a los hermanos mayores y mandar las preguntas a las

familias y a los maestros por escrito. Construimos los cuestionarios20 y, en el

caso de los maestros, cada uno se hizo responsable de llevarle las

preguntas a un/a maestro/a de la escuela.

Charla con una alumna de séptimo grado

Resultó muy difícil obtener información entre los chicos más grandes.

Se excusaban diciendo que no se acordaban de haber prometido, algunos

decían que ni siquiera lo habían hecho21. Una ex alumna, M.R, hermana de

una de las nenas del grupo de cuarto, se acercó a conversar con los chicos.

Registramos lo siguiente:

- “Hice la Promesa cuando tenía 10 años. Iba a cuarto grado”.

- “Está muy bien que los chicos hagan eso porque es importante que

respeten la a la Bandera”.

- “Cuando nos preguntaban teníamos que decir: Sí prometo”.

- “Mi hermana A.R no la hizo. No sé por qué. Capaz que la maestra no

quiso”.

20

Constan en el Anexo. 21

En los últimos años en la escuela Nro. 118 la promesa a la Bandera no se realizó de manera

sostenida: algunos años se hizo y otros no.

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- “Es muy importante que en la escuela se aprendan las cosas de la Patria,

está bien que aprendan las cosas de la historia. Y Belgrano creó la

Bandera y los chicos tienen que respetarla”.

Estuve tentada en muchas oportunidades de repreguntar, de intervenir,

pero aquel era un momento que planearon y estaban llevando adelante los

alumnos de cuarto grado.

Durante la charla M.R mencionó varias veces su opinión acerca de que

―hacer la promesa a la Bandera‖ es algo que ―está bien‖. Lo que nunca

apareció en el diálogo es el ―por qué‖.

―Capaz que la maestra no quiso‖ fue sin duda la expresión que me

sorprendió más. Y no gratamente, porque fue una clara muestra del ―poder‖

que los chicos asumen que tenemos.

Creo que en tiempos de cambio, en la búsqueda de alternativas al

modelo que hegemoniza, muchas veces convertimos a la escuela en un

espacio neurótico, olvidando que quienes están en medio son los chicos.

¿Qué cosas nos representan?

Una Bandera para la Pampa de Mallín

En una oportunidad uno de los chicos comentó:

-“Mi papá dijo que hay muchas banderas. En algunas fiestas él usa la

Bandera de los mapuches”. (A.P)

- “Yo la vi, es esa que tiene muchos colores”- agregó F.B

Conversamos al respecto. Casi todo el grupo sabía de la existencia de

la bandera mapuche. Era una bandera que la mayoría había visto en alguna

ocasión.

- ―Sí, y es importante como la bandera argentina. Eso dice mi abuelo”.

(A.P)

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- “Anda siempre el indio (....). con esa bandera, ¿viste? Él la usa

siempre, y otra gente”. (J:I)

- “Es la bandera de los mapuches”. (J.R).

- “Esa bandera es la de antes, de hace mucho tiempo que la usan los de

acá”.

- “Sí. Cuando hacen el Camaruco la llevan”. (A.Q)

- “Allá en Norquincó también la tienen”. (J.R.).

- “Y en Maitén también”. (D.H).

Acordamos que al otro día A.P traería una descripción de esa bandera y

yo les ofrecí traer fotos y/o dibujos de diferentes banderas mapuches para

ver sus características. Si alguno encontraba ―otras banderas‖ también

debería traerlas para que las veamos entre todos.

Al otro día A.P trajo anotados los colores de la bandera mapuche que

usan su abuelo y su papá y nos contó que eran ―los colores de la tierra‖. Una

nena, C.G., trajo una lámina con las Banderas de América y yo les mostré

dibujos de banderas mapuches (de diferentes grupos, regiones). Se

mostraron muy entusiasmados y quisieron dibujar ―las que más les

gustaban‖. Mientras dibujaban, hacían comentarios respecto de los dibujos,

de los colores, de los nombres de las mismas y/o de los lugares a los que

pertenecían.

También trajimos al aula una bandera que los chicos de tercer ciclo

habían hecho el año anterior para llevar al viaje de egresados. La misma era

el resultado de una ―construcción grupal ― de los alumnos de séptimo grado.

Después pregunté: Mallín... ¿tiene bandera?

- “No” – contestaron en forma unánime.

- ¿Y cómo sería una bandera de la Pampa de Mallín?

Las respuestas no se hicieron esperar:

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- “Con muchos colores”. (M.V)

- “Con dibujos de caballos.” (J.R)

- “Tiene que tener montañas, y los animales” –(M.R)

- Con las letras del nombre. Tiene que decir Pampa de Mallín, como la de

la agrupación gaucha” (A.Q)

- “No, las banderas no van con el nombre” (J.I)

- “Sí, algunas sí tienen el nombre. Yo dibujé una ayer que tenía las letras”

(F.C)

- “Tiene que ser como la bandera argentina, con colores nomás.” (F.B)

Les propuse entonces que cada uno dibujara y pintara ―una Bandera

para la Pampa de Mallín‖, para que después pudiéramos encontrar entre

todos qué colores, dibujos y/o letras estaban presentes en todas ellas.

Así podríamos construir grupalmente una Bandera que represente al

lugar en el que viven.

Esta actividad22 les permitió desarrollar la creatividad y el resultado

fue una producción de banderas hermosas23, en las que estaba

impregnada la Pampa de Mallín en cada color, en cada trazo.

Días después volvimos a conversar sobre ―las cosas que nos

representan‖ y eligieron un pedacito de cada bandera para armar una

común. La que había hecho M.R (una de las nenas) les pareció a todos

que era la que más representaba al lugar, así que esa fue la base desde

la que partimos para la construcción grupal de la Bandera de la Pampa

de Mallín.

Nuevos sentidos y significados:

¿Qué nos respondieron las familias y los maestros?

Una vez que las familias y los maestros nos entregaron las respuestas a

los cuestionarios construidos por los chicos respecto al significado de Patria,

22

Fue desarrollada en la primer instancia (individual) con la profesora de Plástica, utilizando variedad

de materiales. 23

Ver fotografías en el Anexo.

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Nación y Bandera, realizamos la lectura de las mismas. Como iban

apareciendo palabras, frases que no entendían (sobre todo en las

respuestas de los maestros), dividí el pizarrón en dos partes y fuimos, a

medida que leíamos, anotando de un lado ―lo que sí entendemos‖ y del otro

―lo que no entendemos‖.

Entre las palabras que no entendían, aparecieron: símbolo24, identidad,

cultura. Además, en algunas respuestas apareció la idea de Bandera

asociada a ―conquista y dominación‖. En algunos casos hasta había

ejemplos. Este punto les resultó muy interesante y hacían preguntas. ―La

idea de que la Bandera a veces era usada para cosas malas‖ (como la

guerra) surgió de un comentario de uno de los chicos:

- “Yo el otro día vi con los grandes25 la película de la Malvinas, y la

Bandera se usó para la guerra. Eso está mal.” (A,Q)

La respuesta de una de las maestras provocó interés sobre la Campaña

del Desierto, por lo que improvisadamente desarrollé el tema y les ofrecí

material para que se lleven a sus casas y lean.

Con respecto a la palabra ―identidad‖ la única referencia que tenían era la

que mencionó una de las nenas:

- ―Los documentos son de eso, de la identidad‖ (C.G)

A partir de esto, realizamos un a serie de trabajos con el libro ―¿Qué son

los documentos?26. Los mismos nos permitieron reflexionar y compartir esas

reflexiones acerca de qué es la identidad. En un marco de trabajo

participativo, cada uno ―hablo de sí mismo‖ y de su ―identidad‖ que, como

dijo uno de los chicos, ―es mucho más que el documento‖:

- ―Pero el documento no es la identidad, es sólo el nombre nomás. Y la

fecha que naciste, y el lugar” ( D.H)

24

J.R, uno de los chicos concluyó después de la lectura: -“pa los maestros la Bandera es puro

símbolo”-. 25

Refiriéndose a los alumnos de tercer ciclo de la escuela. 26

“Libros del Quirquincho”, autora: Laura Roldán; ilustraciones: Sergio Kern.

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Cuando intenté que relacionáramos lo que habíamos charlado sobre la

identidad con ―la Bandera‖, la mayoría opinó que todos teníamos la identidad

de argentinos, por haber nacido en el mismo país. Y que por eso teníamos la

misma Bandera. Uno de los chicos, el mayor del grupo, concluyó:

- ―La Bandera es como el documento de la Argentina, pero no es toda la

Argentina” (J.R)

Nos acercamos así al concepto de ―símbolo‖.

La idea de que la Bandera ―nos representa‖ como habitantes de un

mismo país empezó a cobrar fuerza. Un país con ―historia‖, habitado por

personas con identidades diferentes.

Días después les propuse que cada uno hiciera una especie de ―carta de

presentación‖, en la que debía no sólo presentarse sino expresar su

pensamiento acerca del país y la Bandera, y ―un sueño para el futuro‖ en

relación con ellos mismos y el país en el que viven.

Esta experiencia fue maravillosa. Los chicos se presentaron de diversas

maneras, expresando en el papel sus ideas, sentimientos y deseos.27

Luego, hubo una instancia en la que, aquellos que quisieron, compartieron

su producción con los demás.

Nos falta decidir: ¿Prometemos o no?

Elegimos en libertad.

Para trabajar con el grupo el tema de la ―libertad‖ para elegir, llevé al

aula una ―Carta de Lectores publicada en el Diario Río Negro‖ en la que un

alumno egresado de una escuela media de la localidad de Allen comentaba

haber sido discriminado por las autoridades de su escuela. En esa nota el

alumno relataba que en oportunidad de ser elegido abanderado, él había

solicitado autorización a las autoridades de la escuela para entrar portando

27

Estas producciones constan en el Anexo.

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tambien la Bandera Mapuche, que sentía lo representaba. Esta posibilidad

había sido desestimada por la dirección del establecimiento, sin mediar

explicaciones de los motivos, por lo que el alumno decidió rechazar el

ofrecimiento de ser abanderado. Finalmente, la carta llamaba a la reflexión a

toda la sociedad sobre un hecho autoritario, injusto y discriminatorio.

Posteriormente a la lectura del artículo, lo comentamos entre todos.

Algunas de las opiniones que registré fueron:

- “Está mal. Porque si el chico es mapuche tiene su Bandera de los

mapuches”(J.I)

- “Sí, pero igual es argentino. Igual podía entrar con las dos” (D.H)

- No, porque él quería entrar con su Bandera. Y tenía que ser él el

abanderado, porque lo habían elegido. (A.Q)

- “La directora hizo mal, porque el chico es libre”. (A.V)

- “Los papás del chico tendrían que haber ido a enojarse con la directora y

que su hijo fuera el abanderado igual” (M.V)

La mayoría de las opiniones fueron parecidas. Los chicos coincidían en

que se había producido un hecho injusto. Reflexionamos acerca de la

postura rígida de las autoridades de la escuela. Hablamos acerca de la

―libertad de elegir‖. Y pregunté:

- Ustedes, ¿quieren Prometer la Bandera?

El silencio generalizado fue la respuesta. Les propuse que averigüemos

que significa la palabra ―promesa‖. Además, les recordé el trabajo que a

principios de año les había mostrado y que habían hecho los alumnos de

Gaby en reemplazo de la promesa: un ―compromiso‖. También buscamos el

significado de esa palabra.

Lo que encontramos en el diccionario fue:

Promesa: Der. Ofrecimiento solemne, sin fórmula religiosa, pero

equivalente al juramento, de cumplir bien los deberes de un cargo o

función que va a ejercerse.

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Compromiso: (Del lat. compromissum). m. Obligación contraída. ||

Palabra dada.

Pablo estuvo presente en esa clase y conversó con el grupo sobre la

diferencia entre ―prometer‖ y ―comprometerse‖. Buscamos ejemplos de

diferentes situaciones y concluimos en que:

Al decir ―me comprometo‖ estoy diciendo ―voy a hacer todo lo posible

para cumplir‖.

Al decir ―prometo‖ hago una especie de juramento.

Para continuar reflexionando acerca del ―derecho a elegir‖, trabajamos

con el libro ―Los derechos de todos‖28. Esto posibilitó el debate y la

participación de todos a través de la opinión.

Desde lo cotidiano...

¿A qué nos comprometemos?

Finalmente, el grupo decidió ―construir entre todos‖ un compromiso.

Nos quedaba reflexionar acerca de cuales eran las cosas cotidianas a las

que estaban dispuestos a comprometerse.

El texto de compromiso construido grupalmente fue el siguiente:

(INTRODUCCIÓN DE LA MAESTRA)

La Bandera nacional fue creada para ser usada durante la lucha por la

independencia. Simbolizaba el sueño de muchos hombres y mujeres de fundar una

nueva nación, libre para decidir su futuro.

Desde hace mucho tiempo los chicos o chicas de cuarto grado hacen una

promesa a la bandera o, mejor dicho, a lo que ella representa.

28

“Libros del Quirquincho”, Entender y Participar, Nro. 3.

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Durante todo este año los chicos y chicas de cuarto grado de esta escuela

trabajamos para no hacer una promesa vacía. Fueron indagando y buscando los

significados y sentidos de la Patria, de Nación, de Bandera. Conversamos sobre la

identidad y la cultura, y especialmente sobre el respeto a las distintas identidades y a

las múltiples culturas. Intentamos encontrar juntos un sentido al acto de prometer.

Y como de promesas vacías estamos cansados, decidimos que es un buen

momento para “comprometernos” con las pequeñas cosas cotidianas que pueden

permitirnos construir una Argentina mejor. Comprometernos con acciones concretas

que pueden ir haciendo realidad el país que soñamos juntos durante todo este año.

Chicas y chicos de cuarto grado:

¿Se comprometen a... (DESDE ACÁ LO QUE CONSTRUYÓ EL GRUPO DE

CHICOS)

Trabajar con responsabilidad por el futuro de ustedes y sus familias.

Cuidar siempre el bosque, el río y el agua.

Ser solidarios con la gente.

Respetar a las personas mayores.

Tener actitudes responsables en la casa y en la escuela.

No discriminar a nadie.

Parte 4

El balance de la experiencia.

Las conclusiones.

“Escuela... en esta etapa de formación el niño aprende maneras

de comportarse en el aula o en el recreo, formas de trato entre

compañeros y con los adultos, modos de vincularse con las

instituciones, la actitud frente a los símbolos nacionales, etc., que tanto

antes como ahora REPRESENTAN SIGNIFICACIONES QUE SE

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REFIEREN AL ORDEN SOCIAL, CULTURAL Y POLÍTICO DEL QUE

PARTICIPA”.( Amuchástegui, Martha. 2005)

Esta instancia, que podría interpretarse como un ―cierre‖, no es más

que una explicitación del balance que realizamos de la experiencia. Y tiene

más que ver con una ―apertura‖.

Animarnos a incursionar en el camino de la investigación aplicada, es

decir, a desarrollar una investigación que nos permitiera intervenir, modificar

nuestra/s práctica/s, resultó un desafío interesante y ―abrió‖ un camino

diferente para el desempeño de nuestra función como docentes. Un camino

que va de la mano del pensamiento crítico, que habilita ―el pensar‖, ―el poner

en cuestión‖, ―el modificar‖ discursos y prácticas escolares cargados de

hegemonía.

―Tradicionalmente la escuela transmitió mediante ―rituales”29

normas de comportamiento (en particular las que se relacionan con el

orden social) en las que están presentes diferentes significaciones‖.

(Amuchástegui, Marta, 2005)

Y aunque la escuela ya no es la misma y, básicamente, el contexto

socio-histórico no es el mismo, insistimos en ―repetir‖ esos rituales, sin

advertir que sostener el ejercicio de los mismos, cuando los sentidos son

otros (o no existen en algunos casos), impide que podamos construir

nuevas prácticas.

―La continuidad de esas prácticas (que se mantiene

rutinariamente sin incorporar los cambios culturales de la sociedad),

afecta no sólo a la transmisión de normas de comportamiento, sino al

marco de significación necesario para la construcción del vínculo

pedagógico y, por consiguiente, el desarrollo de otras prácticas

―educativas‖.

―...Actualmente hay una fractura que ha desarticulado aquellas

significaciones constitutivas del orden simbólico tradicional, y que

provoca dificultades para la construcción de los sentidos que se

29

“Entiendo por ritual, una conducta ritual prescripta en ocasiones no dominadas por la rutina

tecnológica y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas” (Victor Turner. 1980)

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representaban en esas prácticas (obediencia, rol protagónico del

docente)‖. (Amuchástegui, Martha. 2005)

En la actualidad la escuela es/pretende ser un espacio

democratizado, en el que el fomento de la creatividad, la autonomía, la

participación y el pensamiento crítico conviven con ―rituales‖ a los que, a lo

sumo, se le incorporan ―algunas modificaciones‖ que no alcanzan a

otorgarles nuevos sentidos.

―...la búsqueda de creatividad y pensamiento crítico en los niños

(democratización de los vínculos sociales, el reconocimiento de los

derechos del niño, la no-discriminación) como también las formas de

socialización y aprendizaje acordes con ellas... plantea a los adultos,

responsables de la incorporación de los niños a ese mundo que les

reconoce derechos, el reconocimiento de responsabilidades y

objetivos de formación. Quizás es en este cruce de cambios donde la

sociedad actual no logra simbolizar, dar nuevos sentidos a los

derechos y obligaciones de los niños, en un vínculo de autoridad

responsable.‖ (Amuchástegui, Martha. 2005)

Entonces,―... hoy en día... se realizan ceremonias, (similares a los

rituales del pasado) en los que participan del escenario los mismos

emblemas y se trata de reproducir un comportamiento semejante a los

tradicionales, esas prácticas y representaciones no logran constituirse

en “rituales”.

La práctica ritual de la ―Promesa a la Bandera‖ es ―poder‖. Poder del

que se ejerce/ejercemos desde el sistema educativo, a través de múltiples

discursos y prácticas escolares.

Para el ritual hay una ―forma‖, un ―ordenamiento previsto‖ donde cada

uno ―ocupa su lugar‖. Al prometer la Bandera, al alumno le toca escuchar,

atento, bien parado... y luego prometer. Y todo esto suele reforzarse con ―el

cotillón‖ de ocasión. Ese día, cuarto grado viste de celeste y blanco para que

quede claro ―que todos somos argentinos y leales a la misma Bandera, a

una misma Patria, que todos somos iguales‖.

Insistimos, la práctica ritual de la Promesa a la Bandera es ―poder‖.

Poder en manos de una Educación que no admite diferencias/diferentes; que

iguala; que uniforma, que subordina.

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La contracara es comenzar a deconstruir esas prácticas y discursos

heredados de otros contextos socio-históricos y comenzar a habitar el

espacio escolar de otros/nuevos sentidos, construidos en base a el

reconocimiento de la diferencia ―como hecho formativo productivo‖.

―...Una pedagogía de las diferencias, pensada desde un cruce de

límites descolonizantes , en que la sociedad anfitriona y hegemónica,

deberá recomponer sus coordenadas de identidad, cultura y Nación...‖

―Hablar entonces de una pedagogía crítica es situarse con base a

interrogantes acerca de qué sujetos, tanto educandos como

educadores, se constituyen desde los conocimientos y narrativas que

trasmitimos y desde las formas en que lo hacemos; cómo posibilitamos

a partir de esto la emergencia de las diferencias como hecho formativo

productivo; cómo las interrogamos para hacerlas presentes en la

cotidianeidad del salón de clases y de la institución escolar.‖ (Díaz

Raúl. 2001)

Lo construido con los/as alumnos/as de cuarto grado de la escuela

Nro. 118 fue el resultado de un trabajo crítico y reflexivo.

Queda pendiente trascender el nivel del aula hacia una dimensión

institucional... Abrir el diálogo, plantear que ―la producción de conocimientos

por parte de quienes participamos en la organización escolar‖ contribuirá a

flexibilizar su estructura rígida, constituyéndose en una alternativa

indispensable para el cambio. Sabemos que toda situación o proceso de

cambio provoca en aquellos que se ven afectados diferentes actitudes,

sentimientos y posturas. Ante este proceso algunos sienten y manifiestan

expresamente rechazo, otros aceptación y, un tercer grupo, indiferencia.

Creemos que tanto aquellos que rechazan como los que se mantienen

indiferentes se convierten en agentes obstaculizadores, en tanto que la

aceptación del cambio es posibilitador del mismo. Y dentro del grupo de

aquellos que ―aceptan‖ el cambio se dan diferentes niveles de colaboración:

algunos simplemente participarán, otros adoptarán actitudes más

comprometidas.

El desafío será entonces:

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Pensar y cuestionar lo que hacemos en la escuela, gran espacio de

formación y transformación social, para que nuestras prácticas escolares

tengan sentido pedagógico, para que sean parte real de una propuesta

cultural abierta... Mucho más que simples ―rituales‖.

Buscar en nuestro hacer cotidiano nuevos temas a discutir entre

compañeros docentes, con los padres y alumnos, para construir nuevos y

diversos significados.

Revisar lo que ―pensamos‖, ―decimos‖ y ―hacemos‖ para favorecer al

arribo de encuentros fértiles entre nosotros/as y los otros/as en la búsqueda

de respuestas y/ o soluciones a situaciones que se dan al interior de cada

escuela.

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61

BIBLIOGRAFIA

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Bleichmar, Silvia, (Psicoanalista). ―Modos de conocer al otro‖, artículo

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Díaz, Raúl y Alonso, Graciela. ―Construcción de espacios interculturales‖.

Miño y Dávila editores, 2004)

Díaz, Raúl. ―Trabajo docente y diferencia cultural. Lecturas

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Duschatzky, Silvia; clase Nro. 12 Curso de Posgrado Curriculum y

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Dussel, Inés; (Artículo sin año de publicación) Coordinadora del área

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- Madison. Profesora de la Escuela de Educación de la Universidad de

San Andrés.

Guber, Rosana,: ―El salvaje metropolitano‖, Editorial Paidós, 2004.

Quiroga, Ana: ―Enfoques y perspectivas en psicología social. Desarrollos

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proceso del conocimiento (modelos internos o matrices de aprendizaje)‖,

Ediciones Cinco, Bs.As.1994

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FLACSO. 2005.

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Anexo

Uso de la Bandera

Nota del Diario Río Negro sobre acto de la Bandera

Entrevistas a docentes de la Escuela Nº 118 de ―Pampa de Mallín

Ahogado‖

Cuestionarios a familias y maestros.

Nota de la Revista Uno Mismo: Educando con el Río (fotocopia sin

fecha de edición)

Imágenes de Banderas Mapuche utilizadas por los alumnos en el

trabajo sobre el tema.

Martes 24 de junio de 2003

Una madre generó una fuerte polémica en una escuela de Neuquén

Se negó a que su hija participara de un acto por razones morales, pero la

conmemoración igual se llevó a cabo

NEUQUEN (AN).- La música de la banda del Ejército finalmente retumbó entre

las paredes de la escuela 125 ayer por la mañana Pese a la fuerte oposición

que manifestó la madre de una alumna que debía prometer la bandera, los

músicos del Batallón de Ingenieros 161 estuvieron presentes durante la

ceremonia que se hizo ayer y en la que estuvo ausente esta alumna, sobrina de

una persona desaparecida en la última dictadura militar Margarita Tocco,

directora del establecimiento, explicó que "los padres por mayoría decidieron la

presencia de la banda".

El debate surgió la semana pasada cuando desde la escuela se informó a los

padres que los músicos del Batallón de Ingenieros 161 de esta capital estarían

presentes en el acto de promesa de la bandera que hacen anualmente los

alumnos de cuarto grado, en el turno de la mañana.

Zunilda Luisa Chávez, madre de una alumna de cuarto grado y familiar de una

persona desaparecida, se manifestó en contra de que los guardapolvos blancos

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se mezclaran con los uniformes verde oliva en el salón del colegio. E instó a la

directora del colegio a cancelar la presencia de los uniformados.

"No le voy a permitir a mi hija que livianamente comparta un acto junto a una

institución que se niega a hacer público el destino de tantos ciudadanos

arrebatados de sus familias", indicó Zunilda Chávez, quien ejerce la docencia en

otra escuela de esta ciudad.

Enfatizó en la carta que le envió a la directora que "mi hija de 9 años va a

permanecer en su casa sin poder formalizar su promesa a una bandera que fue

mancillada por personas que, en nombre del Ejército y con su pertinaz

protección, cometieron y aún cometen delitos de lesa humanidad".

También criticó la decisión de modificar la fecha de la promesa -fue postergada

para el día de ayer- con el objetivo de lograr la presencia de la banda militar, en

lugar de hacerse el 20 de junio como ocurrió en las demás escuelas de la

provincia.

La directora del colegio indicó a "Río Negro" que "la banda vino, como lo hace

todos los años, porque son los padrinos de la escuela" También destacó que su

presencia fue "aprobada por los padres durante una reunión previa que se

realizó al acto y en la que la mayoría estuvo de acuerdo".

"El tema fue tratado por los padres y se llegó a la conclusión de que no se

deben mezclar las cosas", afirmó Tocco.

Por otra parte, dijo desconocer si los chicos abordaron el tema de la existencia

de un centro de detención clandestino durante la última dictadura militar, en el

lugar de desde donde salió la banda de músicos para llegar a la escuela. "Ese

es un tema que se conversa en cada uno de los hogares. Se deja a criterio de

cada padre", deslizó.

Respecto a la ausencia de la hija de Zunilda Chávez en la ceremonia, por la

presencia de la banda militar, indicó que "las maestras trataron el tema de la

alumna en las aulas y se lo explicaron a sus compañeros".

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Entrevista a un docente de la escuela 118 de ``Pampa de Mallín Ahogado´´

Esta entrevista no presenta la forma usual de ``preguntas y respuestas´´, porque el entrevistado se mostraba reticente a que se registraran sus respuestas y además sucedieron interrupciones en el momento de la entrevista que la modificaron su registro, pero que estimularon la discusión sobre el tema y consideramos que las opiniones y relato de experiencias personales son muy interesantes para nuestra investigación. Sala de maestros. Viviana Corleto y otro docente: A partir de un encuentro ocasional con un compañero docente durante una hora libre, charlamos sobre el tema del izamiento de una bandera del establecimiento ``Lago Escondido´´ en una plaza del Bolsón en el mismo mástil que la bandera argentina. Él plantea el tema del nacionalismo, aprovechando el interés sobre el tema le propongo ser entrevistado sobre ``La promesa de la Bandera´´. Acepta Viviana: --¿Qué pensás de la ``omesa de la Bandera´´ que se realiza en 4º grado? Docente:-- Ahora se acuerdan de eso. Nunca me puse a pensar seriamente en eso, en la trascendencia. Por un lado me parece bien que de alguna forma se revaloren los simbolos patrios y eso del sentir nacional tambien. Estamos muy ``apatridas´´. Vos fijate que los chicos no saben la letra del Himno , no saben cantarlo. Ahora en la cancha hacen OOH OH porque nadie sabe la letra. Si les mostraras un escudo ni sabenque significa el gorro frigio. Viviana: ¿Qué recordás de tu propia historia en relación con la ``Promesa de la Bandera´´? (Antes de responder la segunda pregunta entró a la sala de maestros otra docente de la escuela, que se sumó a la conversación sobre la bandera, pero dejo en claro que ella tiene otra postura y que no quería discutir más. Esto cohibió al compañero entrevistado, manifestó sentirse observado y prefirió continuar respondiendo de manera escrita.) Docente: ``Antes se ledaba un poco más de importancia, nos preparabamos para ese día, ibamos hechos unas ``pinturitas´´(expilica luego: Ir bien vestidos y estar bien parados)´´ Viviana: ¿Vos sabías de que se trataba? Docente:`` Los días anteriores nos hablaban del tema. Tal vez debería dejarse esa promesa de lealtad para chicos mayores, que puedan comprender mejor lo están haciendo. No es igual el texto de la promesa que el de la Jura de la Bandera. En la Jura luego de una arenga del jefe se repite la formula: ``Soldados, jurais a la Patria constantemente su bandera y defenderla hasta perder la vida...´´ (En este momento el docente se paró e hizo la venia como cuando juró, poniendose en la postura marcial de firme, Este docente antes de serlo, estudió en una escuela militar y es ahí donde le tocó jurar la bandera, pero no lo pudo hacer en la Plaza de armas, con todo el ceremonial, por estar en guardia. Juró en un galpón, eran solo 20 compañeros y eso lo disgustó mucho. Siente que no hizo la jura como debe ser) Viviana: ¿Qué pensás acerca de que en la escuela se replantee el tema, que se revise el significado? Docente: ``Ojalá se replantee en cuanto a la edad de los promesantes, y si lo siguen haciendo que la hagan con la solemnidad del caso o no lo hagan´´ Viviana: ¿ Conocés el texto de la promesa? Docente: -- Yo no conózco el texto de la promesa. Se que es más largo que el texto de la jura. Nunca hice prometer a mis alumnos.—

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Entrevista a Jaqui Fasano Viviana: A ver Jaqui, para vos la promesa a la bandera que significa, o yo te digo `` la promesa de la bandera ´´... Jaqui: Ya no se, ya no significa nada V: Ya J: Si porque, yo fui creciendo de lo que era, entender lo que es la historia. Y me parece que prometer a la bandera era parte de una época que vivíamos,... eso y no me parece que se tenga que hacer...... V: Y en cuanto a tus vivencias, vos prometiste la bandera en la escuela J: Si, y me sentí muy mal porque la tuve que hacer cuando tenía diez años porque me agarro justo papera a los nueve, entonces yo me sentía grandullona, como que estaba pasada en edad, que era la vieja que estaba con los que les correspondía a los de cuarto (grado) Sentí vergüenza. V: ¿Por qué en la escuela esa era obligatoria? J: Si era. V: ¿Qué escuela era? J: En la veintitrés de Allen V: Es decir que, el que no la podía realizar.... J: Lo tenías que hacer si o si, porque quedaba registrado en algún lugar V: ¿Y que pesaba para vos? Digamos, vos no pudiste entender en ese momento ¿o si? Lo que era prometer la bandera J: No, porque en esos momentos yo tenía en la cabeza que era jurar, Después cuando me hice docente me di cuenta que ¿pero que juran si no son soldados? Es una promesa, es mas el discurso ese tan solemne que nos daba la directora... Yo no entendí un carajo. V: No entendiste nada. ¿Y tus hijas prometieron? J: Fijate vos que una sola..., dos, la mayor en cuarto grado. Yo estaba en Allen, ella si con toda la solemnidad de aquellos años, Yo no fui así, yo tenía que hacer (con el brazo en alto) tipo Hitler V: ¿Levantar la mano? J: Tipo Hitler ... Si prometo!! Y bien peinaditos y con el coso acá en el brazo V: El brazalete J: Si y ella dijo : Si prometo. Y no entendía nada y casi se desmaya por el miedo, y se me descompuso la nena, porque no se cuanto rato estuvieron ahí paradas, hacía frío...

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Entrevista a Enriqueta Escuela N°118 "Río de los Sauces". Pampa de Mallín Ahogado. Jueves 9 de noviembre, 11:20 hs. Coincido en la sala de maestros (en oportunidad de que nuestros alumnos estuvieran en horas especiales) con otra docente a quién hace un tiempo ya le había comentado mi interés por entrevistarla. Viendo que estábamos tranquilas comencé a entrevistarla con el uso de un grabador para registrar lo conversado. La tecnología no está de mi lado generalmente, esto vino a confirmarse ya que el grabador nunca pudo comenzar a funcionar. Después de reírnos un rato por todas las dificultades que siempre se interpusieron para que esa entrevista no se realice, decidí entrevistar igual a mi compañera y registrar lo más que pudiera por escrito. A esa altura había llegado a la sala de maestros un docente a quién yo le había realizado la entrevista días anteriores y pidió quedarse presente con el compromiso de no intervenir. La docente que estaba a punto de ser entrevistada estuvo de acuerdo y este hecho le quitó cierta formalidad a lo que estaba por ocurrir. V: ¿Qué opinás acerca del acto de Promesa a la Bandera? E: El acto en sí mismo me parece que es vacío. Por lo menos en lo que yo he visto me parece que no tiene sentido para los chicos. Después de eso se supone que los chicos deberían ser atentos a la Bandera por haber jurado y eso, pero no pasa. Se ve que no les llegó ni ahí. V: ¿Recordás tu propia promesa? ¿La hiciste? E: Uy! Sí (se ríe), en las riberas del Paraná (hace gestos para reforzar la idea de "hace mucho tiempo"). No, tanto no... Los actos cuando yo era chica más que solemnes eran significativos. Mirá que yo iba a una escuela de barrio no más! Pero nos hacíamos el disfraz y todos queríamos participar de los actos. El acto era participativo y por lo tanto significativo. Recuerdo que nos formaron y nos tomaron la promesa. El protocolo era más o menos igual. A mí me quedó grabado ese acto y lo que significa la Bandera, por eso me rayo cuando los pibes... (no termina la idea). A mí me quedó como algo instintivo, me ponen la Bandera y no te cuadrás porque no sos milico, pero te ponés... Eso estoy segura que me quedó de la escuela. Que yo cante el Himno y me ponga firme no quiere decir que yo sea pro militar... En este punto el docente que estaba presente escuchando la conversación atentamente intervino: G: Yo no digo más nada porque en esta escuela se hace todo patas para arriba. Me extraña, pero gratamente, que vos digas eso, que pienses así, yo no sabía (dijo, dirigiéndose a la docente entrevistada) E: (continuándo) Esto es un complejo que tenemos como sociedad. Se produjo desvalorización de los símbolos patrios porque hubo una sublimación en el momento de los milicos. La pusieron allá arriba mientras hacían macanas. Eso es lo que pasó. V: ¿Y tus hijos hicieron la Promesa? E: Mis hijos prometieron hace muy poco. Ellos por ahí por mi influencia se paran y están atentos. Incluso las que van a la secundaria me plantearon la ausencia del momento de saludo a la Bandera a la mañana en el CEM 30. V: ¿Y vos como docente, hiciste prometer a algún grupo? E: Hace años que no tengo cuarto grado. V: ¿Y cuál es tu opinión respecto a que este año en la escuela se esté haciendo una revisión de ese acto, que nos lo estemos replanteando? E: No hay que abandonarlo. Los chicos no tienen los mismos complejos que nosotros, ellos no han pasado iguales situaciones políticas, por ejemplo lo de la represión. El otro día hablamos de esa época (de la última dictadura militar) en el aula y para ellos eso era en Estados Unidos. En la zona hay una ignorancia total por el aislamiento. Si yo no pongo los símbolos patrios no se van a enterar. Acá hay un aislamiento total en esa historia, y la única que puede instruir es la escuela. Pero está bien que se replantée. Hay que volver a lo anterior. A mi me plantean por qué si no es 25 de mayo ando con la escarapela puesta. Ojo, algunos maestros también me lo han dicho: ché boluda, te equivocaste, tenés la escarapela puesta. Yo les contesto que soy argentina todo el año. Ellos andan todos con el gorrito y la ropa extranjeros. Bueno, yo soy argentina. Cuando E terminó de hablar le di las gracias por haber aceptado la entrevista, a esa altura G se animó a intervenir nuevamente, y yo continué registrando: G: En la escuela no nos ponemos de acuerdo, siempre hay que hacer lo que ellos te dicen. Acá decís algo, cualquier cosa y ya te están puteando y tratando de milico. Por eso yo ya no digo más nada. Es una falta de respeto que los chicos estén con las gorras puestas, parados así nomás cuando izamos la Bandera. E: Bueno, tenés razón, pero... Y nosotros los maestros? Ellos quiebran las reglas, la formalidad. ¿Y nosotros? ¿Cuántos de nosotros usamos guardapolvo blanco, o guardapolvo aunque sea? Vos mirás la ronda y te cuesta identificar quién es quién: quién es maestro, quién es alumno y quién es portero... G: Sí, ahí tenés razón, no lo había pensado.

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CITAS TEXTUALES DE LAS RESPUESTA QUE NOS DIERON MAESTROS DE LA

ESCUELA RESPECTO A QUÉ SIGNIFICAN “PATRIA”, “NACIÓN” Y “BANDERA”.

PATRIA

Para mí es el terruño, es el sentir, es la querencia... es ese pedacito de tierra en el

mundo que tiene un lugar en el corazón de las personas (docente de segundo ciclo).

Es el lugar donde uno vive, lucha, defiende sus derechos y también cumple con las

normas y los deberes de los habitantes de un determinado lugar (docente de primer

ciclo).

Es mi casa, el lugar donde me puedo expresar y vivir. Donde se deberían cumplir

mis derechos de ciudadana y en donde yo debo cumplir con mis responsabilidades

de argentina (maestra secretaria).

Es el lugar y las personas con las que se comparten costumbres, historias buenas y

malas, es un sentimiento de pertenencia. Hay tradiciones compartidas, formas de

hablar, comidas, formas de vestirse (docente de segundo ciclo).

Es el lugar donde vivimos con su historia, con sentimientos, costumbres, modos que

unen a todas las personas que vivimos en el mismo país. Por la Patria es que surgen

en los pueblos sentimientos y actitudes nobles que llegan a hacer grandes cosas.

Respetar (y recordar) la historia de nuestra patria, para comprender el presente nos

hace valor a nuestra Patria como una construcción de nuestra gente (directora).

Es el lugar donde nacemos (docente anexo escuela especial).

Cada una de nuestras ideas es una pequeña patria, que conforma un compromiso,

una nación... (docente de primer ciclo).

Es el lugar que se elige con el corazón para vivir.... donde sentimos que

pertenecemos (docente de segundo ciclo).

NACIÓN

Grupo de personas con una cultura en común que aspira a gobernarse por sí mismo

(docente anexo escuela especial).

Está formada por el pueblo argentino (nacido, naturalizado o por opción) que

comparte un territorio, un pasado histórico y un futuro común (docente de segundo

ciclo).

La Nación tiene que ver con el lugar donde se nace, pero también con la Patria y el

territorio. Yo nací en otro país, pero adopté como Patria la Nación Argentina. Aquí

crecí, me eduqué, trabajo y me identifico (docente de primer ciclo).

Es algo que “nace” cuando un grupo social que quiere organizarse en un territorio

definido con un sentimiento de Patria implementa reglas para una mejor

convivencia y para dejarle a sus hijos una buena herencia, no sólo material sino

también sentimental, espiritual. (docente de segundo ciclo).

Para mí es un grupo de personas que poseen creencias y costumbres comunes y que

no necesariamente coincide con un país. Ejemplo: la Nación Mapuche va más allá

de los límites territoriales (maestra secretaria).

Es el país con su organización: modo de gobierno, organización de las provincias, el

Poder Ejecutivo, etc. (directora).

Es la forma en que se organiza un pueblo (docente de segundo ciclo).

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Cuestionario para las familias Familia: Estamos estudiando sobre la bandera y queremos saber qué piensan ustedes sobre: ¿Qué es la Bandera, la Patria y la Nación? Muchas gracias. Los chicos y chicas de 4º grado

Cuestionario a los maestros Los chicos de 4º grado necesitamos que nos ayuden a responder unas preguntas .Por eso, les preparamos ―tarea para la casa‖, para que hagan en el fin de semana. ¿Qué significa, para ustedes, La Bandera? ¿Qué es la Patria? ¿Qué es la Nación? El lunes pasaremos a buscar sus respuestas. Gracias