Variaciones sobre el amor

– por Andrés Trapiello –

El amor y la muerte son las dos únicas cosas que los

seres humanos nos hemos tomado en serio siempre, y

las dos más importantes que habrán de sucedernos.

Son también los dos únicos temas que existen de

verdad en la literatura desde el principio de los

tiempos. Junto al asunto peliagudo del tiempo, tan

relacionado con el amor y la muerte, como el puente

que los une, no hay otros a los que el ser humano haya

prestado tanta atención.

Cuando el amor era un poliedro sin fin

– por Marta Fernández –

Fueron Virginia Woolf y su esposo Leonard quienes

descubrieron el secreto que guardaban aquellas

praderas en el sur de Inglaterra. Decía el doctor

Johnson que quien está aburrido de Londres está

aburrido de la vida. Y eso le sucedía a Virginia. Pero

algo tenía East Sussex que la hizo resucitar de su

dolor. En enero de 1912 los Woolf dieron con una villa

en Asheham que parecía una casa encantada. Los

fantasmas debían de ser muy amigables porque los

Bloomsbury abandonaron todo para pasar el verano en

aquella mansión con tanto carácter. Allí fueron felices

Virginia, su hermana Vanessa, sus esposos, sus hijos,

sus amantes y sus amigos. Fue el prólogo perfecto

para Charleston House y su explosión de amor. Y de

promiscuidad.

El duro deseo de durar – por Juan José M. Jambrina –

Tal vez sea Eva Illouz quien más ha estudiado el «amor romántico». Y lo ha hecho revisando la influencia recíproca entre el capitalismo y las emociones, tan estrecha que han acabado por fundirse. Sugiere que el amor romántico, con sus rasgos de imprevisibilidad, altruismo y desinterés, es para muchas personas la mejor manera de luchar contra el frío y descarnado mundo capitalista: la utopía romántica sería la última barricada contra las frías aguas del capitalismo.

Entrevista

Miquel Iceta

– por Enric González –

Miquel Iceta se afilió al Partido Socialista en cuanto cumplió dieciocho años. Ahora es el primer secretario de los socialistas catalanes y su reputación personal es bastante mejor que la de su partido. Alcanzó una cierta notoriedad por su tendencia a bailar en los actos electorales, cosa que resultaría atroz en otros pero a él, sensato y optimista, le encaja.

Hay muchos Faulkner

– por Juan Tallón – William Faulkner trabajó durante tres meses en la fábrica de armas Winchester. Así es la clase de trabajos que tienen que acometer los autores. Hasta ese punto aman la literatura. Un escritor, después de todo, no puede ser solo un escritor. Hasta alcanzar esa condición, a menudo peregrina por otros empleos, incluso otras vocaciones. Hay muchos Faulkner en uno.

El amor que no osa decir su nombre

– por José Antonio Montano –

Para Oscar Wilde «el amor que no osa decir su nombre» era el homosexual. Hoy en día es el amor, sencillamente. Homosexual o heterosexual: el amor en sí. Se habla mucho de él, en abstracto. Pero no se consiente (resulta embarazoso) en su manifestación más cruda: la del amor que es a la vez único y no correspondido. Amar a un ser singular que no te ama.

Me duele una mujer en todo el cuerpo

– por Manuel de Lorenzo –

Todos sus biógrafos coinciden en que Borges era un tipo enamoradizo, y por eso llama la atención la ausencia de temática amorosa en su obra. La de un hombre que en una de sus últimas declaraciones públicas admitía sin tapujos la más perdurable de sus circunstancias: «Yo creo que siempre estuve enamorado; parece ridículo que a mi edad yo diga eso, pero la verdad es que el amor me acompaña».

288 páginas · 5 entrevistas · 15 €

Diseccionamos el amor con la ayuda de Marta Fernández, Enric González, Juan Tallón, Vicente Verdú, Gabriel Albiac, Jenn Díaz, Rubén Amón o Andrés Trapiello, entre otras firmas habituales de Jot Down, y la compañía de cinco entrevistados de excepción: Miquel Iceta, Audie Norris, Paul Steiger, Daniel Sánchez Arévalo y Pedro Álvarez de Miranda. Ya disponible en la Jot Down Store y en la red de librerías Jot Down.

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Sumario de contenidos Jot Down #14

Especial amor

Los amantes rivales – por Agata Sala –

Pablo Picasso o Auguste Rodin minimizaron el talento

de sus amantes por miedo a que su trabajo pudiera

verse ensombrecido; Frida Kahlo y Diego Rivera se

amaron locamente en una relación plagada de

infidelidades; y Édouard Manet y Berthe Morisot

prefirieron vivir en secreto sus más de quince años de

romance. La relación entre parejas de artistas no

siempre ha sido un camino de rosas.

La casa de tócame Rohe

– por Octavio Domosti S. –

Mies van der Rohe y Edith Farnsworth se conocieron durante un evento social en 1945. Ella —soltera— era una nefróloga de éxito con una vasta cultura y él —divorciado—, un arquitecto famoso que se dedicaba a la docencia. En algún momento salió a colación el deseo de Edith de construir una casa para retirarse. Había adquirido un amplio terreno en una zona arbolada a menos de cien kilómetros de Chicago, su lugar de trabajo y residencia habitual. Y dentro de la cabeza de Mies se puso a girar una luz roja mientras sonaba una estridente sirena.

El artefacto del amor

– por Vicente Verdú –

La relación amorosa, pese a su mística, siempre ha

respondido a las leyes del intercambio. Lo mismo que

las otras cosas, incluida la religión. Uno entrega esto

para recibir lo otro. Uno paga un precio (en represión,

en riesgo, en devoción) a cambio de recibir un bien que

compense el precio pagado.

El cerebro enamorado

– por José Ramón Alonso –

Sabemos que el amor es un proceso biológico. Nuestro

cerebro busca amor, compañía, sexo y orgasmos. Está

codificado en nuestros genes, en nuestras rutas

metabólicas y en nuestras neuronas. Una vida amorosa

y sexual satisfactoria es fundamental para la salud y,

al contrario, la pérdida de la persona amada aumenta

significativamente el riesgo de morir.

Cuernos patrióticos – por Fernando Olalquiaga –

Ahí lo tenemos, delante de nuestros ojos desde el

mismo día en que nacimos. La patria. No hay lugar para

la eventualidad, salvo en el hecho de haber nacido en

un país o en otro. Pero si ya vivimos en una sociedad

laxa en la que el adulterio no está penado con nada

más que con la ruina, ¿por qué nos iba a generar

remordimientos ponerle los cuernos a la patria y

cometer traición, incluso alta traición?

Historia universal de la enajenación romántica

– por Diego Cuevas –

La Torre Siuyumbiké es la construcción más notable que se erige en el Kremlin de Kazán, tanto por la osadía de realmente no esforzarse demasiado en el propio asunto de erigirse como por constituir los cimientos de una de las leyendas románticas más hermosas de la historia.

Novelas de segunda

– por Jenn Díaz –

A quienes crean que cuando hablamos de amor hablamos solo de romanticismo les sorprenderá encontrar en esta lista a Marguerite Duras, Joyce Carol Oates, David Grossman, Julio Cortázar o Natalia Ginzburg. Todos escribieron sobre las distintas formas de amar. Son libros de segunda para una gran mayoría también en el mundo de la cultura, que siempre ha menospreciado el amor. No se apure: cualquiera de ellas admite la cubierta forrada con periódico para poder leerla en el metro.

Dos por el precio de uno – por Carlos Zúmer –

En la campaña para las elecciones de 1992 Bill Clinton

bromeaba con un lema alternativo: «Buy one, get one

free». Porque Bill y Hillary son una franquicia que no

tiene sentido por separado. Quedó claro en 1998, con el

estallido del caso Lewinsky. La decisión de Hillary de

no divorciarse disparó su popularidad (más allá del

60 %, un dato que no recuperó hasta ser secretaria de

Estado) al tiempo que taponó la hemorragia política y

salvó, en cierto modo, la marca Clinton. La resolución

de Hillary se demostraría como una inversión de futuro

para sus objetivos políticos particulares.

Usted también puede ser un caballero medieval

y conquistar a una dama

– por Javier Bilbao – Lejos de ser el más extraño pensamiento que jamás dio

loco en el mundo —como incomprensiblemente se ha

sostenido en alguna ocasión—, convertirse en un

caballero andante no solo nos abrirá a una vida repleta

de pendencias, batallas, desafíos, requiebros,

tormentas y disparates imposibles, todo lo cual suena

muy prometedor, sino que además le volverá i-rre-sis-

ti-bles ante el sexo femenino.

Amar y morir en el intento

– por Rubén Amón –

Amar y morir en el intento. Esa es la historia de la

ópera. Es el desenlace de Radamés y Aida en el

sepulcro egipcio. El horizonte de Andrea Chénier y

Maddalena en el éxtasis del amor inmaterial. Convocan

a la muerte porque va a liberarlos. Es la «esperanza»

de Don Carlo y Elisabetta en el cadalso del último acto,

incendiados ambos con la antorcha del gran inquisidor:

«Y ahí arriba, nos veremos en un mundo mejor; del

porvenir eterno, para nosotros suena ya la hora», se

dicen mientras Verdi custodia la desdicha.

El amor con electrodos: Tolstói estaba equivocado

– por Bárbara Ayuso – Llevamos cinco mil años coleccionando fracasos entrecomillados. Del «amamos a las personas en la medida que nos resultan extrañas» de Baudelaire al «En el amor hay siempre algo de locura, pero también hay siempre en la locura algo de razón» de Nietzsche. Fracasos universales: como especie, ni sabemos — ¿acaso podemos?— acotar y definir el amor, haciendo de su descripción el genuino Santo Grial.

Escritor con gato

– por Rubén Díaz Caviedes –

En algún momento del futuro, cuando ya solo seamos una veta de latas y bolsas de plástico entre los estratos del subsuelo, alguien descubrirá nuestra fosa común de gatos, y hasta quizá disponga de una piedra de Rosetta con la que descifrar su nombre: «internet». Y dirá lo que nosotros decimos de los antiguos egipcios cuando descubrimos las suyas: que rendíamos culto a los felinos como si fueran una divinidad. Pero a esta falsedad, como a todas, contribuyen principalmente los escritores. Ellos inventaron el retrato con gato y lo hicieron un siglo y medio antes de que existiera internet.

El querer y sus metáforas

– por Bernardo Ortín Pérez –

La fuerza más arcaica del clan reside en la lealtad. El amor es una evolución en este proceso. Todo sistema tiende al sostenimiento y a la estabilidad. En consecuencia, la defensa del grupo es la prioridad. El mensaje más revitalizante que puede recibir cada miembro de una cultura es: «Tú eres uno de nosotros».

Entrevista

Audie Norris

– por Rafa González –

Si vienes al mundo con seis dedos en cada mano, aunque dos de ellos sean apéndices que un médico te extirpa de pequeño, el destino tiene algo preparado para ti. Si encima eres negro, naces en Mississippi el mismo año de las revueltas por los derechos civiles y tu hermano mayor es bueno metiendo el balón en el aro, está claro que lo tuyo es pelearte en una cancha de baloncesto.

El trono y el taburete

– por Estefanía S. Vasconcellos –

La aristocracia conocía bien a Wallis Simpson, pero los medios británicos callaron hasta que la cosa fue insostenible. El rey abdicó en diciembre de 1936. No había ley divina ni humana que la aceptase como reina.

El amor es un rape

– por Cristian Campos –

La Venus de las pieles, La heredera, Buffalo '66... Las doce siguientes no son las mejores películas de amor de la historia del cine sino las doce más románticas. Que no es lo mismo y que ni siquiera se le parece.

Brevísima historia del amanecer – por Ignacio Peyró –

Siempre hemos buscado lecturas morales del

amanecer y del crepúsculo: sin ir más lejos, la propia

marca comercial de seguros Ocaso se erige como

poco sutil recordatorio de la fugacidad de las cosas

y, en consecuencia, de la conveniencia de suscribir

una póliza. A buen seguro, tal apropiación mercantil

del sol poniente no hubiera dejado de parecerle

adecuada a Evelyn Waugh. Tras describir con

demorada pluma los fastos del atardecer sobre el

Etna, concluyó que «nunca he visto, ni en el arte ni

en la naturaleza, un espectáculo más repulsivo».

Entrevista

Daniel Sánchez Arévalo

– por Bárbara Ayuso –

Su debut en el cine con AzulOscuroCasiNegro le valió

un Goya. Ahora es el flamante finalista del Premio

Planeta con La isla de Alice, su primera novela, en la

que cuenta la historia de una norteamericana que

pierde a su marido repentinamente y descubre que

tenía un gran secreto.

Tablas en el café de Rick – por Emilio de Gorgot –

La idea de que Rick fuese presentado al público de

Casablanca como jugador de ajedrez antes que ninguna

otra cosa fue idea del propio Humphrey Bogart, que era

un ajedrecista de nivel más que respetable. Según

parece, la carta que aparece junto a él en la famosa

secuencia de la película es de verdad una partida por

correspondencia que el actor estaba jugando mientras

tenía lugar el rodaje.

El nacimiento del narcotráfico en Galicia: una historia de amor

– por Rafa Cabeleira –

El dinero solo trae desgracias, como dice con

frecuencia quien no tiene el suficiente o, por el

contrario, quien acumula demasiado. Quizás ha llegado

la hora de advertir a sus detractores que más

desgracias trae el amor, y sin embargo no tiene tan

mala fama. Galicia es un excelente ejemplo de tal

afirmación, asolada desde hace décadas por una plaga

de proporciones bíblicas todavía por extirpar y

denominada narcotráfico que, como podrán comprobar

en estas líneas, se inició del modo más impredecible y

cándido posible: gracias a una sencilla, salvaje y

terriblemente inoportuna historia de amor.

Juntos cambiaron el mundo

– por Pedro Torrijos – Por separado eran un arquitecto sin licenciar y una pintora abstracta. Eran dos malabaristas pedaleando en monociclo —un espectáculo digno de verse, sin duda—. Pero cuando las dos ruedas se unieron, Charles y Ray Eames construyeron una motocicleta propulsada por un motor imparable y mercurial.

Formas de esperar a la muerte en un hotel

– por Lupe de la Vallina –

Los huéspedes de este lujoso hotel-balneario suizo desfilan por sus pasillos como si el tiempo no existiera. Desnudos, enfermos y aislados, pero plácidos. Durante el día se relajan en las piscinas y siguen una apretada agenda de masajes de barro; tonifican los músculos y visitan al médico a diario. Durante la noche se entretienen gracias a una amplia oferta de espectáculos decadentes. ¿Les suena? Las vacaciones que describe Youth, la última película de Paolo Sorrentino, se parecen demasiado a la vejez.

Entrevista

Paul Steiger

– por Íñigo Domínguez –

Es un maestro de periodismo, tras una exitosa carrera en Los Angeles Times y el Wall Street Journal, pero sobre todo es ahora cuando es motivo de admiración y envidia. En vez de jubilarse en 2008 fundó ProPublica, un medio digital que se financia gracias a mecenas millonarios, también con donaciones de los lectores, y por tanto no tiene la presión del negocio, ni las prisas. Obviamente no es un modelo fácil de seguir, pero ahí está. Y ha sido el primer medio digital en ganar un Pulitzer.

El hombre de las flores y el cuchillo

– por Guillermo Ortiz –

Parche llegó a Hamburgo con una idea pero sin un plan. Cuadra con su personalidad difusa. Es un psicópata, sí, pero no es un psicópata de película sino un psicópata de pijama y salchichas. Localiza el hotel de Monica Seles y se pasea por el vestíbulo , incluso llegan a cruzar miradas. Se acerca a verla entrenar, con una gorra y unas gafas de sol, disfraz de espía de Mortadelo. Piensa en pedirle un autógrafo o comprar unas flores y regalárselas. Aprovechar esa cercanía para sacar el cuchillo y clavárselo.

con ilustraciones de

Pablo Amargo Luci Gutiérrez

Pep Montserrat Elisa Arguilé

Santiago Sequeiros

y fotografía de

Guadalupe de la Vallina Alberto Gamazo

Por el amor de la autómata

– por Gabriel Albiac –

Enfrentarse al discurso de la máquina es retornar sobre un viejo proyecto freudiano: la explicitación de la trama fantasmal —y, en el fondo, narcisista— que rige todo deseo.

Entrevista

Pedro Álvarez de Miranda

– por Yolanda Gándara –

Pedro Álvarez de Miranda, filólogo experto en lexicología y lexicografía, es catedrático de Lengua Española y académico de la RAE desde 2011. Ha dirigido la vigésimo tercera edición del Diccionario de la lengua española y ejerce de divulgador de la lengua española con un poso de humor y una claridad expositiva que le definen.

Mamá me quiere – por Iker Zabala –

En 1939 Hitchcock era el orgullo de cualquier madre: convertido en un director de enorme éxito, concluía la gloriosa etapa británica de su filmografía con un billete a Hollywood. Y Emma Jane Hitchcock y su hijo se separaron para que Alfred, el hijo ejemplar, dedicara los siguientes cuarenta años a crear historias con falsos culpables, psicoanálisis, sexo, voyeurismo, MacGuffins, avionetas, duchas... y madres.

Eva, ¿qué viste en Adolf?

– por Álvaro Corazón Rural –

Se cuenta que, cuando se desató la «Hitlerpasión», las muchachas se tiraban al paso de los coches de la comitiva del Führer con la esperanza de ser heridas y que él las socorriera; que en actos públicos le arrojaban corsés; que había mozas que se tatuaban la esvástica en el monte de Venus; y que se contaban por miles las cartas de amor que recibió. Incluso no era extraño que a su apartamento acudieran jóvenes desnudas solo cubiertas con el chaquetón de algún uniforme con la intención de entregarle su virginidad.

«Si se llevan a Trigger, lo dejo»

– por E. J. Rodríguez –

Willie Nelson y Trigger están a punto de cumplir cuarenta y ocho años juntos. El más legendario forajido del country estadounidense, a sus pletóricos ochenta y tres, tiene dicho que no volverá a pisar un escenario si Trigger muere antes que él. Y no bromea.

Los afectos disidentes

– por Pablo Giraldo – En cuestiones amatorias, de las metamorfosis de Paul Grappe y Einar Wegener aprendimos que en el siglo XX cualquier gesto discrepante, cualquier muestra de insumisión, se pagaba con la vida. Aunque fuera en el seno de ese abismo secreto entre dos personas popularmente conocido como matrimonio.

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